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Cuidado del pie diabetico

Jamás camine descalzo. El daño de los nervios disminuye la sensación, así puede ocurrir que
usted no sienta piedritas u objetos pequeños atrapados en su pie. Esto puede llevar a una
infección masiva. Usar siempre zapatos o pantuflas reduce este riesgo.

Lave sus pies todos los días con un jabón suave y agua tibia. Primero pruebe la temperatura
del agua con su mano. No ponga sus pies en remojo. Cuando los seca, dé golpecitos suaves en
cada pie con una toalla en vez frotarlos vigorosamente. Sea cuidadoso con el secado entre los
dedos de sus pies.

Use loción para mantener la piel de sus pies suave y humedecida. Esto previene las grietas que
se hacen por piel seca y reduce el riesgo de infección. No se ponga loción entre los dedos.

Corte las uñas del pie sin darles forma curva. Evite cortar las esquinas. Use una lima o un
cartón de esmeril para uñas. Si detecta una uña encarnada, vea a su médico. La buena
atención médica es importante en la prevención de infecciones.

No use soluciones antisépticas, medicamentos de venta libre, almohadillas de calor ni


instrumentos afilados en sus pies. No ponga sus pies sobre los radiadores ni frente a la estufa.

No deje que sus pies se enfríen. Use calcetines flojos en la cama. No se moje los pies en la
nieve ni en la lluvia. Use calcetines y zapatos abrigados en invierno.

NO fume. Fumar daña los vasos sanguíneos y reduce la capacidad del cuerpo de transportar
oxígeno. En combinación con la diabetes, ello aumenta significativamente su riesgo de una
amputación (no solo de los pies, sino que también puede incluir las manos).

https://orthoinfo.aaos.org/es/treatment/cuidado-del-pie-diabetico-care-of-the-diabetic-foot

Cuidado del pie diabético (Care of the Diabetic Foot)


Orthoinfo enero 2013

Las infecciones del pie constituyen la infección de partes blandas más frecuente en el diabético
y pueden llevar a osteomielitis, amputación o a la muerte5. El espectro de infecciones va
desde la celulitis localizada a infecciones profundas con fasceítis necrozante y/u osteomielitis.
La presencia de inflamación local, supuración o crepitación indica infección, pero su ausencia
no la descarta y puede observarse osteomielitis bajo una úlcera no inflamatoria. Por otra parte
la existencia de signos inflamatorios en un pie no ulcerado puede corresponder a una
artropatía de Charcot. Síntomas sistémicos como fiebre o calofríos, al igual que leucocitosis,
sólo se presentan en un tercio de los casos de infección2. La hiperglicemia en cambio es
común.

La neuropatía predispone a la infección al permitir puertas de entrada como úlceras plantares.


En ausencia de úlceras, el 60% de las infecciones comienza en los espacios interdigitales,
seguido de la región periungueal en 30% y el restante 10% en otras zonas3. La infección se
extiende a planos profundos con celulitis, fasceítis y/u osteomielitis.
La hipoxia secundaria a la insuficiencia vascular es otro importante factor que favorece la
aparición de infección, contribuyendo los trastornos metabólicos de la diabetes a la hipoxia
tisular. Durante la hiperglicemia se produce una desviación del metabolismo hacia la vía del
sorbitol, lo que reduce la utilización mitocondrial del piruvato y lleva a una pseudohipoxia3. La
glicosilación proteica que se produce en la diabetes descompensada parece también contribuir
a la hipoxia tisular6. La hipoxia es, por tanto, multifactorial dependiendo no sólo de la
extensión del compromiso vascular sino también del adecuado control metabólico que influye
en la utilización periférica de oxígeno.

La respuesta inmune inespecífica está disminuida en estos pacientes, observándose menor


actividad leucocitaria en aspectos tales como adherencia, migración, quimiotaxis y actividad
bactericida, en especial en presencia de acidosis1.

Neuropatía, hipoxia y deficiencias inespecíficas del sistema inmune, probablemente en ese


orden de importancia, se combinan para favorecer la aparición y rápida progresión de la
infección en el pie diabético.

Los agentes participantes en la infección del pie diabético varían según se trate de una
infección superficial o profunda. Las infecciones superficiales agudas (úlcera no complicada,
celulitis) adquiridas en la comunidad y sin tratamiento antibacteriano previo son, en su
mayoría, monomicrobianas, aislándose principalmente Staphylococcus aureus y Streptococcus
spp. Este tipo de infección no siempre requiere uso de antimicrobianos. Cuando se requiere, el
tratamiento antiinfeccioso debe cubrir los agentes mencionados y la toma de cultivos no es
indispensable, especialmente si sólo se pueden obtener cultivos de superficie, cuyo valor
predictivo del agente causal es escaso7-12.

Las infecciones profundas y/o crónicas son polimicrobianas en más de 50% de los casos, con
participación promedio de 2 a 3 agentes. En ellas siempre debe intentarse un diagnóstico
bacteriológico preciso, mediante la obtención y procesamiento adecuados de muestras para
cultivo. A las cocáceas Gram positivas de las infecciones superficiales, se agregan bacilos Gram
negativos y anaerobios9.

En pacientes hospitalizados y/o con tratamiento antimicrobiano previo, se agregan otras


bacterias de mayor resistencia a antibacterianos tales como S. aureus meticilina-resistente,
Enterococcus spp (especialmente con uso previo de cefalosporinas) y bacilos Gram negativos
no fermentadores (Pseudomonas spp. y Acinetobacter baumannii)7-10.

Se discute el rol patógeno de Staphylococcus coagulasa negativa, Corynebacterium spp,


Candida spp y Enterococcus spp, cuando se presentan en asociación con otros
microorganismos patógenos. Su importancia etiológica es mayor cuando se aislan como
agentes únicos o predominantes en una muestra profunda2,9,12.
El término pie diabético se aplica a una variedad de condiciones patológicas en el pie de estos
pacientes que en la mayoría de los casos se asocia a la presencia de una úlcera (ruptura de la
barrera cutánea), frecuentemente plantar. La herida se produce como consecuencia de la
interacción, con diferentes grados de importancia, de factores neuropáticos, vasculares e
infecciosos. Celulitis, fasceítis, abscesos, gangrena u osteomielitis pueden acompañar a la
úlcera. También, en la minoría de los casos, puede presentarse necrosis isquémica y/o
infecciones de tipo celulitis u osteomielitis, sin mediar una úlcera.

Es destacable que estas condiciones, con frecuencia se asocian a mínimo dolor y, en la mayoría
de los casos no producen fiebre, calofríos o manifestaciones sépticas sistémicas. Por lo tanto la
ausencia de estos síntomas y signos no debe hacer minimizar la severidad del problema1.

La alteración de los mecanismos de reparación en el diabético puede llevar a un retraso


marcado en el proceso de cicatrización con tendencia a la cronicidad de las heridas. Cualquier
herida cuyo proceso de cicatrización no se ajuste a los parámetros normales debe ser
considerada crónica, lo que se asocia a un peor pronóstico, sobre todo si se mantiene abierta
por 4 semanas o más4.

La importancia relativa de los diferentes agentes patógenos se describe en la Tabla 1, que


compara los porcentajes de aislamiento de diferentes bacterias en dos estudios extranjeros y
uno nacional efectuados entre 1990 y 1998. El promedio de aislamientos es de 2,1 a 2,8
bacterias por muestra. Las cocáceas Gram positivas aerobias representan alrededor de 50% de
los aislamientos y se encuentran presentes en más de 60% de los casos, mientras que
enterobacterias y anaerobios se aislan aproximadamente en 20% de los casos. Entre las
cocáceas Gram positivas predomina S. aureus, en las enterobacterias Klebsiella spp y Proteus
spp y entre los Gram negativos no fermentadores, Pseudomonas aeruginosa sobre A.
baumannii. La frecuencia relativa de aislamiento de estos agentes depende de la
epidemiología local. Los anaerobios representan un porcentaje variable de los aislamientos en
los diferentes estudios, probablemente por problemas de obtención y procesamiento de las
muestras; sin embargo, se observa que las cocáceas Gram positivas, en particular
Peptostreptococcus spp, son las de mayor importancia.

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182001000300008 Revista
chilena de infectología
versión impresa ISSN 0716-1018
Rev. chil. infectol. v.18 n.3 Santiago 2001
http://dx.doi.org/10.4067/S0716-10182001000300008
Tratamiento de la infección en el pie diabético
TREATMENT OF INFECTION IN THE DIABETIC FOOT
SOCIEDAD CHILENA DE INFECTOLOGÍA
* Integrantes del consenso: Carlos Beltrán B., Alejandra Fernández V., TM M. Soledad Giglio
M., Leandro Biagini A., Ricardo Morales I., Jorge Pérez G. y E.U. Isabel Aburto T.
La miel es un producto natural elaborado por las abejas a partir del néctar de las flores. Se
compone mayoritariamente de hidratos de carbono, sobre todo sacarosa y glucosa; además
contiene proteínas, lípidos, fósforo, magnesio, calcio, hierro, sodio, potasio, ácido ascórbico,
tiamina, riboflavina, ácido nicotínico y piridoxina. Asimismo puede tener restos de polen,
enzimas y otras sustancias vegetales.

Las abejas añaden además al néctar de las flores una enzima llamada glucosa oxidasa. Cuando
la miel es aplicada sobre una herida esta enzima produce a nivel local una liberación lenta de
peróxido de hidrógeno, responsable de no dañar los tejidos adyacentes y finos y favorecer la
cicatrización. La presencia del peróxido de hidrógeno también hace que la miel posea
propiedades antioxidantes previniendo la formación de radicales libres, lo que le confiere
características antiinflamatorias, también se le atribuye un cierto estímulo de la inmunidad a
nivel local.

La miel reduce la infección, estimula en los tejidos tratados la angiogénesis (formación de


vasos), granulación y epitelización, reduciendo el edema y exudado, así como el mal olor que
presentan algunas heridas. Contiene azúcares energéticos, vitaminas, minerales, enzimas
activas, aminoácidos, ácidos orgánicos, sustancias antibióticas (inhibina, ácido fórmico), polen,
acetilcolina y agua.

Las propiedades antisépticas y cicatrizantes de la miel evitan las infecciones y aceleran la


curación de la piel dañada. Por otra parte la miel proporciona muchos nutrientes que
usualmente se ven disminuidos en el tejido debido a la deficiente circulación que se produce a
nivel local, proporcionando a las células vitaminas, aminoácidos y minerales. La miel tiene a si
mismo cierto poder desbridante del tejido necrosado. Además crea un medio con bajo
contenido de agua (alta osmolaridad), dado que el plasma y la linfa migran fuera del tejido
permitiendo crear en la herida un ambiente húmedo que favorece la formación de tejido de
granulación e inhiben el crecimiento bacteriano.
¿En qué personas podemos aplicar la miel? Diversos estudios han demostrado que la miel
puede ser utilizada en cualquier persona, sin importar la edad, excepto en menores de 12
meses, debido a que pueden desarrollar botulismo.
¿Qué tipo de heridas podemos curar con miel? Algunos de los usos terapéuticos que se le da a
la miel es la curación de ciertas heridas como:
Úlceras por presión y pie diabético: en úlceras en las que hay bacterias presentes y mal olor la
miel utiliza su efecto desodorizante (ya que las bacterias usan glucosa en lugar de aminoácidos
para su metabolismo y producen ácido láctico en vez de sustancias malolientes (amonio,
aminas y compuestos azufrado) y su propiedad antimicrobiana por su alto contenido en
peróxido de hidrógeno permitiendo la desaparición temprana de la bacteria presente en la
herida. Además elimina el exceso de exudado y favorece la formación del tejido de
granulación, indispensable para la cicatrización de la úlcera. Si la herida presenta tejido
necrótico la miel utiliza su poder desbridante para eliminar el tejido muerto, aunque en
ocasiones requiere la ayuda de desbridamiento quirúrgico.

Podemos decir que la miel es un producto natural que ha demostrado ser beneficioso para la
curación de heridas independientemente de su localización. A pesar de que este método no
está totalmente implantado, por falta de ensayos clínicos, en los casos en los que ha sido
utilizada se ha observado la mejoría y rapidez de cicatrización, lo que hace de la miel un
producto eficaz, económico y fácil de aplicar en la curación de heridas.
https://www.enfermeriadeciudadreal.com/beneficios-de-la-miel-en-la-cura-de-heridas-
210.htm enfermeria de cuidad real

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