AVISO PARA MUSICOS Y ARTISTAS
Andrés Lorente, musico de la Iglesia Magistral de Alcalé de Henares,
exhorta en la Epistola recomendatoria que precede a su tratado E/ por
qué de la musica -publicado en Alcala de Henares en 1672- a no ocultar
y retener para si los conocimientos que en los distintos campos del saber
cada uno posee. Recogemos aqui sus palabras por el interés y la
actualidad de sus observaciones:
“Nuestra Espafia tiene y goza al presente de muchos y muy
particulares sujetos, esclarecidos ingenios y doctos, asi en las
composiciones de musica como en todo género de instrumentos.
Mas, jay dolor!, que es tanta la codicia, sed, avaricia y envidia de
algunos hombres, que les pesa si el otro sabe algtin primor (en
cualquiera de los artes) y mucho mas si ve que lo comunica a otros,
queriendo los tales no sdlo irse a la otra vida con lo que Dios Nuestro
Sefior por su divina misericordia y clemencia fue servido de darles, sin
quererlo comunicar en esta, sino también que los demas se vayan con la
ciencia, sin que la comuniquen a otros. De a donde procede que
habiendo (como he dicho) tan sutiles ingenios, tan delicados juicios, y tan
esclarecidos entendimientos, estén las Artes casi muertas. Por cierto,
s6l0 el vicio desenfrenado de la avaricia y la codicia de algunos Maestros
y la poca fidelidad que a Dios tienen (por decirlo como cristiano) es la
causa de esto.
Piensan los tales Maestros que por’comunicar los primores que
saben a sus discipulos les ha de faltar a ellos la ciencia. Sepan, pues,
que las Ciencias cuanto mas se comunican tanto mas se aumentan. Son
como la fuente, que no se seca por mucho agua que saquen de ella.
Fuente es el entendimiento humano y mana ciencias. No temais que se
agote y seque por comunicar los arroyos y raudales que de él salen.
Antes si no se deja correr en servicio de Dios (ensefiando al prdjimo)
podra ser que los manantiales rompan por otra parte (0 se sequen)
olvidando lo que se sabe con la primera enfermedad.
Dice San Agustin: Cualquiera cosa que el hombre posee por
comunicarla no le falta; no comunicandola, con injusto titulo la posee.
Dara Dios ciencia a los que la poseen comunicandola a otros. Los panes.
con que Cristo nuestro Redentor sustenté a aquella muchedumbre de
gente en las campafias antes que los comunicase eran una vez cinco y
otra siete; después que los comunicé quedaron los pobres sustentados (y
hartos) y sobraron doce canastos de pan la una vez y la otra siete
espuertas. El que multiplicé los panes comunicados aumentara la ciencia
de los Maestros que ensefiaren con Caridad lo que saben; y les
ensefhara mas en un instante de tiempo que ellos ensefiaran a sus
discipulos en todo un afio. Y no cumplen con Dios los Maestros quepagados de su trabajo encubren a sus discipulos los primores de la
Musica. Lo mismo decimos de aquellos que ejercen (por estipendio) las
demas Artes, los unos tardamente comunicandolos y los otros no
trabajando, segtin la obligacién de justicia que a ello les obliga. Si el
siervo malo (como lo dice el Evangelista San Mateo) fue castigado de su
Sefior porque graciosamente no comunicé el talento que él a si habia
recibido, el que pagandoselo bien lo absconde ¢piensa carecer de pena?
No quisiera que en esta culpa fueran comprehendidos algunos que
dan Leccién de Organo, Arpa, Guitarra y otros Instrumentos, que porque
no les falte el miserable estipendio que llevan cada mes, por semejante
ocupacién (o porque reconocen ser sus discipulos de ingenios relevantes,
pareciéndoles han de quitarles en breve tiempo sus conveniencias)
procuran dar largas a la ensefianza, no instruyéndolos y ensefiandolos
con el orden directo que pide su obligacién. Por cuyo defecto se pasan
los meses y aun los afios sin adelantarse en la sabiduria, estandose
siempre como inméviles en el miserable ser de la ignorancia.
Lo que causa gran dolor es que en nuestros tiempos han muerto
grandes Maestros, que es cierto han sabido muchos primores en la
Musica y especiales secretos en ella, y por no haberlos comunicado a
sus discipulos en un instante se acab6é su sabiduria, juntamente con la
persona.
Reprehende a los tales Maestros el Apdstol diciendo: La Ciencia
€leva y ensoberbece al hombre, mas la Caridad edifica. Al que tuviere
Caridad Dios le dara Ciencia... mas el que tuviere Ciencia sin Caridad no
aprovechara en la Ciencia que parece tener. La Ciencia no es causa de
la Caridad, sino la Caridad produce la Ciencia.
Viendo, pues, que en Espafia (y fuera de ella) hay tan altos y tan
remontados entendimientos, tantos hombres habiles y tan deseosos de
saber la Musica con fundamento y algunos que la podian ensefar, tan
dignos de reprehensién. Por no ser yo uno de ellos, he querido
dedicarme (a instancia de insignes Maestros) por espacio de algunos
afios a este nuevo e inmenso trabajo, poniendo en cuatro Artes (con
orden directo) con fundamentos sélidos (no superficialmente) todo
género de Musica, para que se ejerciten y aprovechen en ella el pequefio,
el mediano, el mas crecido y el grande Musico...
Tengo por cierto que el que leyere con atencion y buena voluntad
este Libro sacara mucho provecho de él, por lo breve y claro que trata las
materias, por lo mucho y particular que en él se contiene, no deseando
se me den a mi las gracias de lo copioso y bien tratado que en si
encierra, sino sélo a Dios Omnipotente, qui vivit et regnat in saecula
saeculorum.