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Anualmente la demanda de carne es de 98% sobre la población mundial, cifra que aumenta con el transcurso del tiempo

lo cual está suponiendo una sobreexplotación y carga medioambientales (fauna, flora, suelo y salud humana) a causa de
los procesos que se deben llevar a cabo para la cría del ganado vacuno y su posterior comercialización en forma de
carne.

Durante las últimas décadas, el consumo de carne ha experimentado un aumento muy acelerado, generando una
situación alarmante en el planeta, debido a que esto contribuye a su progresiva degradación. En la actualidad los países
que son grandes productores son: Australia, EEUU, Japón, Argentina, Brasil, quienes han tenido que extremar los niveles
de producción ante semejante exigencia. Los consumidores, ubicados en el extremo opuesto están encabezados por
Australia con 93 kilos por habitante, le sigue Estados Unidos, con 91.1 kilos, y muy de cerca se encuentran: Israel,
Argentina y Uruguay, con consumos que van de los 83 a los 90 kilos por persona.

Las realidades a las que nos enfrentamos son cada vez más críticas, ya que más del 40% de la cosecha mundial anual
acaba siendo consumida en los establos; cereales, agua, insumos agrícolas son empleados para el alimento de estos
animales, mientras millones de niños están muriendo a diario de hambre en el mundo, adicionándole los 1020 millones de
personas que pasan hambre. No cabe duda que la carne hace parte de una dieta equilibrada debido al valioso aporte de
nutrientes, proteínas, vitaminas, minerales y micronutrientes, fundamentales para el desarrollo humano, a pesar que un
reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la carne procesada es “cancerígena para los
humanos”. Se debe tener en cuenta que el consumo privilegiado de carne solo lo pueden lograr los países desarrollados,
quienes tienen la capacidad de subsidiar sus precios de producción, pues los países en vías de desarrollo les resulta
cada vez más difícil su producción y consumo

Como hacerle entender a los grandes consumidores de carne que se precisa un cambio en los hábitos alimenticios, que
se debe maximizar la explotación de la tierra haciendo que de ella se saquen más productos que pueden alimentar un
mayor número de personas, si el poder económico privilegia a unos pocos. Mientras siga ascendiendo el consumo de
carne en todo el mundo, mientras sigan creciendo las cifras de habitantes en el planeta, mientras y no se generen
cambios en los estilos de vida y hábitos de consumo’ (pág 1) no se puede esperar mucho. En países como Estados
Unidos aún se pretenden que se siga generando la comercialización de carne: INAC 2016 desde 1991 Estados Unidos
marcha adelante en investigaciones que llevan a mejorar el grado de satisfacción de los consumidores’ (pag 1).

No solo se está invirtiendo en mejorar la calidad de carne, adicionalmente se busca aumentar las ganancias por medio de
exportaciones como es el caso de Uruguay (quinto país con mayor consumo de carne). INAC 2017 cuyas exportaciones
cárnicas ascendieron en un 16% desde Enero a Junio, totalizando 953 millones de dólares. La razón por la cual se tiene
esta situación respecto a la comercialización de carne se debe a que esta constituye una parte irremplazable en la ración
diaria de la mayoría de platos en los diferentes países haciendo difícil cambiar este hábito, siendo elegida esta proteína
por valor nutricional, pero en gran medida, por su sabor y por la costumbre en su consumo.

En conclusión, las cifras son muy significativas sobre el desmedido aumento en el consumo de carne a nivel mundial,
sobrepasando el 45% de incremento, consumo este que se distribuye de manera desigual, solo basta mirar, por ejemplo
la cifra de consumo en la India, que no alcanza los 5 kg, mientras que en Estados Unidos sobrepasa los 75 kg, solo en
medio siglo el consumo se ha triplicado y hasta cuadruplicado. Cada vez se vuelve más imperiosa la necesidad de reducir
el consumo de carne debido al cambio climático que estamos experimentando. Cerca del 75% de la superficie agraria se
dedica a la alimentación y crianza de animales, muchos bosques forestales están siendo devastados, como en la
Amazonía o en Argentina, donde los desiertos verdes son los más prioritarios. La industria ganadera solo le interesa los
beneficios económicos y para nada el proteger el medio ambiente o la salud. La arraigada costumbre de incluir carne en
el plato diario es un hábito difícil de modificar en la población, por el contrario, las estadísticas están evidenciando un
aumento en la demanda de carne, sin que los gobiernos estén haciendo mucho por evitar esta catástrofe que ya se
puede ver y vivir en nuestro maltratado planeta.

Hoy tenemos en nuestras manos la decisión de dar el primer paso para crear conciencia sobre nuestra salud y la propia
salud del planeta revisando y promoviendo el consumo racional de carne, el tiempo probablemente ya terminó.

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