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LOS SEVEROS

WmWum
HISTORIA
^MVNDO
A ntîgvo

ROMA
Director de /a obra:

Julio M angas M anjarrés


(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)

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Pedro Arjona

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Los Berrocales del Jarama
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ISBN: 84-7600-617-9 (Tomo Ll)
Impreso en GREFOL, S.A.
Pol. II - La Fuensanta
Móstoles (Madrid)
Printed in Spain
Indice

Págs.

Introducción ................................................................................................. 7
I. La guerra civil (193-196): hacia una nueva época ................................... 8
1. El agotamiento de la dinastíaantoniniana ......................................... 8
2. Pertinax: la precaria soluciónde compromiso .................................. 9
3. Didio Juliano ......................................................................................... 10
4. La rebelión de los jefes militares ........................................................ 11
5. La guerra civil en Oriente ................................................................... 12
6. Batalla de Lugdunum: fin de la guerra ............................................ 14
7. Las secuelas de la guerra ..................................................................... 14

II. Los emperadores .......................................................................................... 16


1. El reinado de Septimio Severo ............................................................ 16
2. Caracala (211-217).................................................................................... 18
3. Marco Opelio Macrino .......................................................................... 20
4. Heliogábalo .............................................................................................. 22
5. Severo Alejandro (222-235) .................. ................................................ 24

III. La época de los Severos: continuismo y transformación ....................... 28


1. El régimen político ................................................................................ 28
2. Septimio Severo y los senadores ......................................................... 29
3. El senado y su disminución de competencias ................................... 30
4. Las reformas en la administración ...................................................... 31
5. La prefectura del pretorio y el auge de los ecuestres .................... 32
6. El papel del ejército ............................................................................... 35

IV. Evolución de la vida económica y social ................................................. 37


1. Depreciación de la moneda y consecuencias económicas ............... 37
2. Economía agrícola y problemas sociales ............................................ 39
. 3. La constitutio antoniniana .................................................................... 40
4. Las ciudades y sus problemas .............................................................. 41

V. Religión y cultura ................................ ...................................................... 43


1. Las nuevas tendencias religiosas ........................................................... 43
a) El culto imperial ............................................................................... 43
b) La exaltación religiosa de los emperadores Severos ..................... 43
c) Sacralización monárquica y problemashistóricos ........................ 44
d) Politeísmo y cultos orientales ......................................................... 45
e) Cristianismo y estado romano durantelos Severos .................... 46
f) Sincretismo y tolerancia frente a tendenciasrefractarias ............ 48
2. La vida cultural ...................................................................................... 50
a) La literatura pagana ........................................................................ 50
b) El círculo cultural de Julia Domna ............................................. 51
c) La apología cristiana ........................................................................ 51
d) El derecho ........................................................................................... 52
e) La unidad del orbis romanus ......................................................... 53

Documentación sumaria y bibliográfica.................................................... 55


Los Severos

Introducción

Denominamos época severiana o Rom ano, y la gran crisis del S. III. En


dinastía de los Severos, por el funda­ el cuadro adjunto ofrecemos el pano­
dor Lucio Septimio Severo, el período ram a general de la periodización y de
de la historia de Roma comprendido la sucesión de dinastías, como primera
entre el año 193 y el 235 d.C.; son convención para empezar a entender­
algo más de 40 años (los 4 primeros de nos y desde la conciencia de que lo
guerra civil) que, considerados global­ sustantivo de la Historia (el hacer y el
mente, configuran una etapa puente vivir de las gentes) posee sus propios
entre la dinastía antoniana (97-192), ritmos, no siempre sincrónicos con los
tenida por la de mayor auge del Imperio eventos de la cúspide de los estados.

Esquema histórico-dinástico de la época severiana

192 31 die. muerte de Cómodo

abril GUERRA CIVIL

SEV. Aug.-CARACALA Cós.

Aug.-GETA Cés.

GETA Augg.

212 CARACALA Aug. 27 feb.

217 11 abril
MACRINO
218 _— 16 mayo —
fl jliniO --------------- 2 5 * ^ HELIOGABALO

10 jul. HELIOGABALO Aug.-SEV. ALEJ. Cés.


11 marzo

SEVERO ALEJANDRO

19 marzo

MAXIMINO TRACIO
ANARQUIA MILITAR
l^feb. GORDIANOS I y II

marz. BALBIENO y PUPIENO

GORDIANO III
A ka ! H istoria deI M undo Antiguo

I. La guerra civil (193-196):


hacia una nueva época

1. El agotamiento el momento de inflexión en el 180; pero


detengámonos un poco y no asumamos
de la dinastía antoniniana sin crítica tal perspectiva. La historio­
El ascenso al trono de Septimio Severo grafía romana, cuya matriz inspiradora
se inició en el marco de una guerra son los ambientes senatoriales, inter­
civil y su consolidación definitiva como preta en clave ideológica prosenatorial
único amo de Roma fue el resultado la ruptura durante Cómodo del anterior
favorable de la misma. Cabe preguntar consenso senado-emperador; define la
si la guerra del 193 y la nueva legalidad crisis sólo por relación a los intereses
dinástica constituyeron un punto de in­ de los senadores, cuando los elementos
flexión histórica. Desde luego los his­ críticos emergen a la vida política y
toriadores antiguos, aunque conside­ provocan en la cúspide tensiones jurí-
raban crítica la época en general, no dico-institucionales; una consideración
situaban el arranque de la crisis en el objetiva muestra que aquellos hacía
estallido de la guerra, sino en el año tiempo que habían irrumpido en el
180 cuando Cómodo (180-192) sucedió Imperio.
a su padre Marco Aurelio (161-180); En efecto; las causas de la guerra civil
en esa perspectiva coinciden Dion Ca­ del 193 al 196 remiten en gran medida
sio, Herodiano y la Historia Augusta. al profundo malestar de amplias capas
Herodiano quiso resaltar el significado sociales originado al menos desde
del momento comenzando sus Historias Marco Aurelio. Las guerras exteriores
precisamente cuando Marco Aurelio de este monarca habían provocado
perdía el último hálito de vida y Dion graves desequilibrios internos y la
Casio añade que con él concluía para maquinaria estatal, puesta a punto por
Roma una edad de oro y se pasaba a sus predecesores, se mostró insuficiente
otra de hierro y herrum bre; el senador frente a ellos. Los bárbaros no dejaron
Dion descalificaba al gobierno de de presionar en las fronteras, hubo
Cómodo por tiránico y calamitoso y momentos en que lograron romper el
veía la guerra civil subsiguiente, en frente y saquear ricos territorios, como
tanto que suprema degradación de la los moros en la Bética y los marcoma-
ley y del orden tradicionales, como nos en el norte de Italia; hubo que
la natural prolongación del corrupto guerrear sin descanso durante todo el
régimen. reinado. Los enormes recursos desvia­
Así las cosas, y esta es la imagen le­ dos hacia el frente agotaban a las pro­
gada a la posteridad, habría que situar vincias, la pesada burocracia se dete­
Los Severos 9

rioraba por ineficiencias y corruptelas propio aislamiento político. La inestabi­


y los problemas internos tuvieron que lidad del gobierno se hizo total; en la
esperar porque las fronteras reclamaban cancillería imperial, en el ejército, en
la permanente presencia del emperador. la administración provincial y financiera
El azote de la peste asoló varias pro­ los elementos desestabilizadores blo­
vincias y la rebelión de Avidio Cassio queaban la ejecución de las órdenes
en Oriente trajo perjuicios añadidos a imperiales. Las energías del emperador
un reinado de por sí difícil; considerado se consumieron en un intento restaura­
objetivamente, estuvo lejos de ser la dor permanentemente frustrado; resul­
edad de oro que, según Dion Casio, tado: posposición de soluciones, agra­
desapareció con la vida de Marco vamiento de los problemas, debilitamiento
Aurelio. de las instituciones, disfuncionalidades
Cómodo recibió una pesada herencia. mayores del sistema burocrático y, sobre
Pacificó las fronteras, regresó a Roma todo, desgarro en la sociedad, en el
y retomó los abortados planes refor­ ejército y en la élite rectora. Las fuentes,
madores del padre; Adriano constituía por ser anticomodianas, han distorsio­
su más querido modelo, porque tam ­ nado tanto la realidad que la han hecho
bién él cerró las guerras de Trajano y casi irreconocible, pero sólo desde la
tornó su atención a la situación interior; perspectiva expuesta puede explicarse
pero Cóm odo (19 años al subir al tro­ racionalmente el asesinato final del
no) no poseía ni la edad ni la persona­ monarca y la contienda que siguió poco
lidad de Adriano; éste pudo superar con después.
éxito la oposición política a sus re­ No nos satisface la tradición literaria
formas y las conjuras contra su persona; al atribuir la sola responsabilidad al
no así Cómodo. El 182 se descubrió la amoral gobierno de Cómodo o a la lo­
primera conjuración, en la que estaban cura de las cohortes pretorianas (la
implicados muchos miembros de la casa guardia del emperador). El conflicto que
imperial, así como la mayor parte de estalló el 193 porta el sello de una ver­
los consejeros de M. Aurelio; con ello dadera guerra civil, en la que todas las
se probaban las resistencias del sistema provincias estuvieron implicadas; no fue
a todo proyecto reformístico, al sa­ el golpe cuartelero de tres generales,
neamiento de la adm inistración, a que cuyas ambiciones encontradas se diri­
la acción política abordará decidida­ mieron en el campo del honor, mientras
mente la solución de los apremiantes las poblaciones del Imperio seguían sus
problemas de las capas medias e infe­ vidas ajenas al ruido de las armas. A
riores de las provincias; también eran consecuencia de la guerra un nuevo
resistencias a perder protagonismo po­ dinasta, L. Septimio Severo, se instaló
lítico, porque el proyecto de paz de en el trono de Roma; entonces diseñó
Cómodo reclamaba otros agentes que su propio plan reform ador sin dema­
los experimentados consejeros militares siados miramientos a la oposición de
de su padre. unos u otros grupos sociales; nadie
El 182 no se logró silenciar la oposi­ hubiera podido prever los nuevos
ción ni acabar con su fuerza; en adelante rumbos de la historia de Roma.
ésta no atacaría directamente al mo­
narca, sino a sus colaboradores próxi­
mos, tejiendo en torno a ellos una 2. Pertinax: la precaria
complicada tram a de intrigas; Cómodo
cayó en la tram pa y no los supo prote­
solución de compromiso
ger, dio crédito a las insidias, los susti­
tuyó o condenó precipitadamente y se El año 192 la lucha soterrada es ya
enajenó con ello el apoyo de sectores enfrentamiento a muerte contra Có­
cada vez más amplios provocando su modo en un conflicto que ha devenido
10 A ka ! H istoria deI M undo Antiguo

irresoluble. A fines de ese año la debi­ segundos term inaron por obtener ma­
lidad del régimen es extrema; entonces yores ventajas; era lógico; en realidad
la oposición senatorial vio llegado al Pertinax les estaba hipotecando porque
momento de actuar. En la última noche su legitimidad dependía más del senado
del 192 el atleta Narciso estranguló al que de los pretorianos o de la plebe;
soberano, previamente debilitado por no ocurría lo mismo con el predecesor,
una dosis de veneno. Al alba del primer quien le recibía sobre todo de la he­
día del 193 Roma despertó con la no­ rencia antoniniana y por eso podía ac­
ticia de que un nuevo monarca ocupaba tuar con independencia del senado.
el trono: Publio Helvio Pertinax. Primero accedió a decretar la condena
Los magnicidas temían la reacción de del recuerdo de Cómodo (damnatio
la plebe y de las cohortes pretorianas. memoriae) y luego prometió actuar se­
Dijeron que el emperador había falle­ gún los modos antoninianos, reclamó
cido de muerte natural y se apresuraron junto a sí a senadores antes marginados
a ofrecer el trono a Pertinax; no creemos y abolió los juicios de lesa majestad,
aceptable la tesis moderna que lo ve aceptó el retorno de los exiliados y
implicado en la conjura (A. Birley, quiso relegar a quienes habían entrado
1969). Había que contar con los preto- al senado por decisión directa (adlectio)
rianos, que encarnaban en la capital la en favor de los que pasaron por
voluntad del partido comodiano; se magistratura.
negoció febrilmente durante la noche del Entre los pretorianos y la plebe ro­
asesinato y el consenso en torno a Per­ m ana, sabedores pronto del asesinato
tinax no fue difícil. Era la personalidad de Cómodo, fue creciendo la intran­
que todos aceptaban; la plebe y los quilidad y el nerviosismo cuando vieron
pretorianos porque, como leal colabo­ frustradas las espectativas depositadas
rador de Cómodo en los últimos años, en Pertinax. El prefecto del pretorio,
veían en él al continuador político del Leto, debió encabezar el descontento
desaparecido monarca; el ejército por y sus relaciones con el emperador co­
su enorme prestigio militar; finalmente m enzaron a agriarse. A primeros de
el partido anticom odiano (mandos marzo del 193 los pretorianos se amo­
provinciales y aristocrácia senatorial) tinaron, se ejecutó a los cabecillas y se
porque su avanzada edad (65 años) no llegó a la ruptura abierta. El 28 del
le permitiría la vitalidad suficiente para mismo mes moría el viejo Pertinax a
imponer decisiones personales. En suma: manos de unos cientos de soldados
Pertinax fue el emperador del com­ exaltados; había reinado 87 días.
promiso entre sectores enfrentados, igual
que 100 años atrás lo fuera el anciano
Nerva tras el asesinato de Domiciano;
no puede aceptarse la versión d e ja s 3. Didio Juliano
fuentes, que hacen de Pertinax el puro
representante de la reacción senatorial; A continuación las fuentes narran un
no es cierto. episodio que, de ser cierto, habría sido
Como em perador de transición, las uno de los más vergonzantes de la his­
medidas de su breve reinado tuvieron toria de Roma; numerosos pretendien­
carácter contradictorio; comodianos y tes se precipitaron sobre la verja del
anticomodianos presionaban sobre el campam ento pretoriano porque los
trono; para satisfacer a los primeros soldados subastaban allí públicamente
confirmó las concesiones de Cómodo, el trono y el Imperio. El agraciado fue
se preocupó de los suministros a la Didio Juliano, un personaje pintado
capital y prom ulgó una ley que am­ como ambicioso y sin escrúpulos; nadie
pliaba las posibilidades de expropiación pudo igualar los 25.000 sestercios/
de tierras incultas (agri deserti). Los hombre de su puja última.
Los Severos 11

Hay que albergar serias dudas del sí a los gobernadores y legiones de las
relato; en realidad Juliano era entonces provincias danubianas y en seguida se
el consular de m ayor edad en Roma puso en marcha hacia Roma; la rapidez
(salvo Claudio Pompeyano, yerno de de su decisión es explicable si todo es­
Marco Aurelio y retirado de la vida taba preparado de antem ano en previ­
política) y había desarrollado una ca­ sión de acontecimientos. Del mismo
rrera paralela a la de Pertinax, con modo las tropas de Britania habían
quien le unían muy buenas relaciones. aclamado a Clodio Albino; era gober­
Ni los pretorianos actuaron de modo nador de la isla, tenía a su mando una
tan egoísta, ni Didio era tan ciego y poderosa fuerza legionaria y abundan­
ambicioso como dicen los textos. En tes tropas auxiliares; enterado Severo,
su elección debieron darse criterios ra­ le ofreció el título de César y la condi­
cionalmente explicables, cuya natura­ ción de heredero si algo le ocurría;
leza se nos escapa por completo. Desde Albino aceptó y permaneció quieto en
luego su ascenso fue un golpe de estado Britania. Al tiempo que las anteriores
frente a los progresos de la reacción tuvo lugar una tercera rebelión en el
senatorial al final de Pertinax. Lo pre­ frente oriental; las tropas allá estacio­
cario de la situación derivaba de que nadas se habían pronunciado por el
estas batallas tenían lugar entre los legado de Siria Pescenio Niger; agru­
agentes políticos de la capital (senadores paba bajo su m ando 10 legiones y
contra pretorianos y a la inversa), como contaba con amplios apoyos en las
si creyeran que los sucesos de aquí provincias orientales; resurgían ahora
implicaban a las provincias, como si muchas de las exigencias de éstas
ignoraran que en éstas existían agentes cuando habían apoyado la fracasada
más poderosos y decisivos. Los acon­ rebelión de Avidio Casio 18 años atrás.
tecimientos inmediatos desenmascara­ Este era el panoram a del Imperio en
ron la ficción, porque ni los senadores abril del 193: un em perador de cir­
de Roma era toda la élite política, ni cunstancias en Roma y tres generales
los pretorianos la totalidad del ejército. rebeldes apoyados en numerosas tropas
Los gobernadores provinciales, los dispuestas a entrar en combate. La
jefes legionarios y las tropas de frontera guerra civil era un hecho consumado.
estaban a la espectativa de lo que ocu­ Septimio Severo había neutralizado al
rría; en sus manos estaban los auténti­ flanco occidental con su oferta a Albino;
cos resortes de fuerza desde que hacía sin amenazas por ese lado avanzó sobre
125 años crearon en la persona de Roma, donde entró triunfante tras ca­
Vespasiano el prim er em perador fuera pitular las cohortes pretorianas aterradas
de Roma; muchos debieron estar im­ ante las aguerridas tropas de frontera
plicados en la conjura contra Cómodo, que aquel traía consigo; los mismos que
bajo Pertinax mantuvieron sus posi­ pusieron en el trono a Didio Juliano
ciones, pero tenían ojos y oídos en la acabaron ahora con su vida para con­
capital y fueron sabiendo que las solu­ graciarse con el nuevo hombre fuerte.
ciones allí ensayadas no podrían pros­ Severo estuvo poco tiempo en la ca­
perar. pital; el suficiente para controlar la
situación y para hacerse, mediante el re­
curso a sus leales, con la prefectura de
4. La rebelión de los jefes la Urbe y con diversos departamentos
militares de la cancillería imperial de gran im­
portancia económica; introdujo a par­
El 9 de abril, a sólo 12 días del asesi­ tidarios suyos en el senado y se aseguró
nato de Pertinax, se rebelaba Septimio el consulado (junto a Albino) para el
Severo en Panonia; fue proclamado 194; desarmó y licenció a las cohortes
emperador por las tropas, aunó tras de pretorianas sustituyéndolas por tropas
12 A ka ! Historia deI M undo Antiguo

leales; reclutó 3 nuevas legiones (I, II y y Nicea, logró el control de todo el Asia
III Párticas), hizo que el senado le vo­ Menor. Niger se hizo fuerte en Isos,
tara los plenos títulos de la dignidad junto a las angosturas que daban paso
imperial y que decidiera la divinización a Siria; ahí tuvo lugar el choque deci­
de Pertinax; añadió el nombre de éste sivo a fines de abril del 194, en el
al suyo propio, prometió respetar los mismo lugar en el que 500 años antes
privilegios senatoriales tradicionales y Alejandro Magno derrotara al persa
llevar sus relaciones con el senado según Darío. Niger fue muerto y su cabeza
los modos anteriores a Cómodo; eran expuesta ante los muros de Bizancio;
tácticas para atraer partidarios a su todo el Oriente cayó en manos de
causa, en principio con menos apoyos Severo.
entre la aristocracia que la de sus Dado que Albino capitaneaba un
rivales. partido fuerte en el Occidente, el ven­
cedor de Niger consideró necesario
perdonar la vida a los jefes derrotados;
5. La guerra civil sin embargo, necesitado de dinero como
en Oriente estaba, decretó la confiscación de sus
propiedades e impuso pesadas multas a
Menos de 30 días habían transcurrido las ciudades; les exigía el cuádruplo de
desde la entrada de Severo en Roma, lo que habían aportado a la causa de su
cuando en julio del 193 partía con sus rival. Distribuyó castigos y premios se­
tropas contra Niger. Había llegado la gún el comportamiento de cada uno en
hora de las armas. El despliegue de la guerra; Antioquía, cuartel general del
Septimio Severo fue empujando al ene­ enemigo, fue privada de su rango de
migo hacia oriente; primero lo desalojó capital y reducida a simple aldea de­
de Tracia, aunque Bizancio resistiría pendiendo de Laodicea, la cual había
largo asedio; luego, ya pasado el He- desertado pronto; con una parte de Siria
lesponto y tras dos encuentros en Cícico hizo una nueva provincia, premiando a

7Λ'■

Restos de la Dom us Severiana de Roma


Los Severos 13

Fragmento de un fresco
(finales del siglo II d. C.)
Antiquarium , Roma

Tiro con la capitalidad, con el ius Itali­ las ciudades, para los puestos provin­
cum y con exenciones tributarias por ciales y para los sacerdocios oficiales.
haberse mantenido leal. El resto del 194 En la primavera del 195 Septimio
estuvo Severo ocupado en tomar el Severo cruzó el Eúfrates contra las
control del Oriente y en reorganizar los tropas de Niger en fuga y contra los
territorios romanos. Las élites ciudada­ pueblos que le habían ayudado. Con
nas y provinciales vivieron entonces cierta rapidez salió victorioso de tres
traumáticos momentos por el ajuste de encuentros, no sin graves pérdidas, y
cuentas; se prodigaron las destituciones pudo asegurar la frontera oriental. De
en numerosos cargos y emergieron la victoria obtuvo buenos dividendos
nuevas personas para los gobiernos de políticos: recibió de los soldados nuevas
14 A k a l Historia dei M undo Antiguo

aclamaciones como imperator, se le su cuartel general; había fracasado en


otorgaron los títulos de Adiabénico y obtener el pleno apoyo de las unidades
de Arábico, consolidó su posición di­ del Rhin y en Hispania la legión VII
nástica proclamándose hijo de Marco Gémina había tom ado partido por Se­
Aurelio, cuya onomástica —M. Aurelio vero. Sin embargo, contaba con abun­
A ntonino— trasladó al hijo mayor, dantes fuerzas de Britania y con otras
ahora de 7 años. Tales pasos tenían reclutadas durante los años anteriores
calculadas consecuencias: le legitimaban en Galia y Britania; obtuvo fuertes
como continuador dinástico de los apoyos de las provincias occidentales y
monarcas del S. II; daba a entender que de la misma Italia; buen número de
seguiría su trayectoria política y así senadores y de caballeros integraban su
frenaba el flujo de senadores que se partido.
estaba uniendo a Albino, porque éste En los últimos meses del 196 se des­
no m ostraba una actitud tan militar y arrolló la ofensiva final; Dion Casio
soldadesca; finalmente, avanzaba los habla de 150.000 hombres implicados
primeros pasos en sus previsiones su­ en ella; probablem ente del total co­
cesorias en favor de la familia. De he­ rrespondían a Clodio Albino 40/50.000;
cho todo ello significaba la ruptura era evidente la superioridad de Septimio
abierta con Clodio Albino. Severo y además el grueso de sus tropas
Estando Severo en M esopotamia le estaba mejor entrenado y más curtido
llegó la noticia de la toma de Bizancio, por la campaña oriental que las de
rendida al fin por hambre tras dos años Albino. El encuentro decisivo tuvo lu­
de asedio; ordenó derribar sus murallas, gar a fines del 196 o a principios del
decretó la pérdida de la libertad y la 197 junto a Lugdunum; las tropas de
redujo a la condición de aldea depen­ Severo se impusieron por completo,
diendo de su vecina Perinto. A princi­ tom aron la ciudad, la saquearon y la
pios del 196 retornó a Roma. Era amo incendiaron. Albino se suicidó, luego
de Oriente, de Egipto, del N orte de su cabeza fue cortada y enviada a
Africa y del D anubio y podía encarar Roma sobre una pértiga; era un claro
la liquidación de Albino; fue Severo aviso a los partidarios del derrotado,
quien provocó la ruptura de hostilida­ de los amargos tiempos que se ave­
des; cuando logró que el senado le de­ cinaban.
clarara enemigo público (hostis publi­
cus), la guerra civil embocaba la recta
final. 7. Las secuelas
de la guerra
6. Batalla de Lugdunum: Las secuelas de la campaña en Occi­
fin de la guerra dente fueron mayores que las habidas
cuando la derrota de Niger, porque
Severo empezó ya en el 195 su des­ ahora ya no tenía Severo rival alguno
pliegue político y m ilitar contra el con fuerza arm ada. Las decisiones
último rival; reclutó nuevas tropas en inmediatas que adoptó tras Lugdunum
Italia y desplazó hacia G erm ania y respondían a doble objetivo: represión
G alia diversas unidades del frente de los enemigos y toma de control sobre
oriental y también de Dacia y Mesia; los territorios que acababan de caer en
diversos cuerpos de ejército fueron con­ sus manos.
vergiendo progresiva y calculadamen­ Igual que había ocurrido en el 194
te contra el enemigo en el corazón de en Oriente, también ahora en Occi­
la Galia. dente puso en marcha Severo el meca­
Albino había pasado de Britania al nismo premio-castigo; designó nuevos
continente e hizo de Lugdunum (Lyon) gobernadores y cargos; la legio VII
Los Severos 15

Gemina Felix de Hispania recibió el había alabado tam bién la figura de


título de Pía; las derrotadas legiones de Cómodo, tan odiado por los senadores;
Britania fueron devueltas a la isla bajo enseguida repuso su memoria, decretó
mandos seguros y acompañadas de tro­ su divinización y se tituló su hermano;
pas leales con la misión de restaurar la contra lo prom etido el 193, daba a en­
frontera norte, asaltada en el interme­ tender que seguiría muchas de sus líneas
dio por los Caledones; para evitar que de gobierno, al tiempo que se apropiaba
la concentración de tropas en Britania de los enormes bienes raíces de la fa­
estuviera bajo un único gobernador, se milia antoniniana. Luego Severo con­
dividió en dos la provincia, al igual que denó a muerte a 39 de los senadores
antes hizo con Siria. encausados y a cierto número de caba­
Todo ello eran medidas lógicas y es- lleros; sus muchísimas propiedades
perables; más graves fueron las repre­ pasaron por confiscación a manos del
salias contra los derrotados; Severo vencedor, bien de modo directo, bien
deseaba el aniquilamiento de toda fuerza como producto de su venta en subasta;
opositoria para construir luego el sólido algunos de tales cambios de propiedad
edificio de su legitimidad dinástica. En pueden rastrearse documentalmente en
Roma se esperaba con ansiedad y temor torno a Roma y en ciertas explotaciones
la llegada del vencedor, precedido como oleícolas de la Bética. Esa fue la razón
había sido por la cabeza del enemigo. por la que la res privata (propiedades
Dice Dion Casio, entonces senador en del em perador en tanto que individuo
la capital, que Severo sacó toda la cólera y particular) agigantó su volumen in-
acumulada durante la guerra. Para ventarial y su interés económico, obli­
cuando alcanzó la Urbe, ya habían sido gando a Severo a reorganizar su ad­
encarcelados más de 60 senadores y ministración con nuevas procúratelas.
buen número de caballeros; se seguían Por tanto, la victoria en la guerra
procesos contra ellos. El discurso que civil le convirtió, a través de la filiación
pronunció ante el senado fue demoledor dinástica y de las confiscaciones, en el
y terrible, porque sabía que nadie podía primer propietario fundiario del Im­
oponerle resistencia efectiva; alabó la perio, en m ayor medida aún que lo
severidad de Sila, de M ario y de Au­ habían sido los monarcas anteriores.
gusto y censuró la benignidad de Cé­ Los bienes del patrimonium (propie­
sar y de Pompeyo por la que se bus­ dades de la corona en tanto que tal) y
caron la ruina; eran referencias al pa­ de la res privata eran uno de los so­
sado de claro significado para los pre­ portes materiales del poder imperial; en
sentes; daba a entender que toda este sentido, Severo salió bien conso­
veleidad de oposición sería castigada lidado de la contienda. El ejército era
duramente, que él era el dueño de la otro de esos soportes; por tal lado no
situación, que exigía colaboración sin tuvo problemas porque la inmensa
reservas a su plan político y sanción a mayoría de las unidades estaban de su
su plan dinástico. En efecto: el discurso parte; las tropas le habían alzado al
obtuvo los resultados buscados, porque trono y por ello Severo les otorgaría
la aristocracia política superviviente en adelante importantes ventajas.
aceptó el estado de cosas surgido de la Quedaba la élite política, la aristocracia
guerra civil y colaboró en lo sucesivo senatorial y ecuestre; tras el discurso
con el vencedor, sin que tengamos no­ en el senado, tras las proscripciones y
ticia alguna de fricciones en todo al ajusticiamientos, a la vista de las sólida
reinado. posición fáctica del nuevo monarca,
De momento las amenazas permi­ nadie se atrevió a m ostrar la más leve
tieron a Severo abordar medidas duras, disconformidad. En resumen: la dinas­
para las cuales necesitaba un senado tía surgida de la guerra civil poseía
callado y obediente. En el discurso bases muy firmes y seguras.
16 A ka ! Historia deI M undo Antiguo

II. Los emperadores

1. El reinado de Septimio así por la continuidad dinástica dentro


de la familia Septimia. Severo adoptó el
Severo título de Pártico Máximo y nombró
César a su hijo menor (Geta). Organizó
la nueva provincia M esopotamia, dejó
a) La campaña pártica allí las legiones I y III Párticas y para
(197-199) su mando designó a caballeros en lugar
de senadores. Las operaciones militares
La estancia de Severo en Roma el 197 continuaron todavía hasta principios
fue tan breve como la del 193; pronto del 199, siendo particularmente cono­
partió para el Oriente con el fin de ini­ cidos los dos frustrados asaltos a Hatra.
ciar la segunda campaña pártica; lle­
vaba consigo a su mujer Julia Dom na,
a los dos hijos y le acom pañaba el pre­
fecto del pretorio Plautiano. Las tro­ b) Inspección y reorganización
pas habían sido agrupadas previamen­ del Oriente (199-201)
te en Siria; al frente de ellas cruzó
Severo el Eúfrates, al tiempo que el Después emprendió viaje a Egipto. En
monarca parto retrasaba la defensa Pelusium sacrificó al espíritu de Pom-
hasta la capital Ctesifonte. Allí llegó el peyo, ascendió el Nilo y visitó los
ejército rom ano, que tomó la ciudad al grandes monumentos, por entonces
asalto el 28 de enero del 198, justa­ sentidos ya tan lejanos y enigmáticos
mente cuando se cumplían cien años como en tiempos recientes; de regreso
de la subida de T rajano al trono, el a Alejandría visitó la tumba de Ale­
gran conquistador del reino parto. Se­ jandro Magno. Su viaje poseía ante
vero entregó la ciudad a los soldados todo intereses organizativos; aquí ha­
para su saqueo, muchos habitantes bían existido hacía poco trastornos
fueron pasados a cuchillo y otros sociales, la zona había apoyado a Niger
200.000 fueron hechos prisioneros. y la situación requería de la atención
Nuevas ventajas políticas se derivaron imperial; además, como granero de
de la victoria; las tropas le aclam aron Roma, Egipto era una pieza clave en
imperator por 1Ia vez y-saludaron a su los intereses económicos del emperador.
hijo Antonino (el futuro Caracala) con Severo inspeccionó los campos, los
el título de Augusto; se pronunciaban graneros, los mecanismos de control y
Los Severos 17

administración, los recursos y los tri­ de un nuevo siglo, la afirmación reli­


butos y reordenó el aparato adminis­ gioso-festiva de la grandeza y peren­
trativo del territorio. Otorgó a Ale­ nidad de Roma, asociada ahora a la
jandría estatuto de libertad, similar al dinastía en el trono. Se aprovecharon
de cualquier otra ciudad griega; per­ las celebraciones del nuevo siglo para
mitió que los egipcios pudieran entrar las ceremonias de la boda de Anto­
en el senado rom ano; el primero de nino (el hijo mayor de Severo) con
ellos, Elio Coerano, por lo singular del Plautila, la hija del prefecto del preto­
caso, fue recordado por su nombre en rio Plautiano; la continuidad dinástica
las obras de historia. Diversas disposi­ se garantizaba así hasta la tercera
ciones de Severo durante el 199 y el generación. D u ran te los rituales y
200 en Egipto se nos han conservado celebraciones de los juegos seculares la
en papiros. aristoracia tuvo ocasión de lucir ho­
A principios del 201 pasó a Siria; nores y distinciones, movilizándose
después del 194 habían pasado 6 años, solidariamente con la familia imperial;
era tiempo de levantar castigos por el la plebe recibió generosas donaciones
apoyo antaño a Niger y de restaurar de dinero, de trigo y de aceite, así como
viejos privilegios para ganar el consenso espectáculos circenses; para el 205 se
general hacia su régimen; por eso per­ designaron como cónsules a los dos
donó y repuso en su rango a Antioquía. hijos de Severo, A ntonino y Geta, con
Luego pasó a Europa y visitó las pro­ lo que el nuevo siglo se anunciaba
vincias danubianas, donde también con la gloria de la descendencia de
desplegó gran actividad organizadora, Severo. Pax Romana y Pax Severiana
sobre todo, en lo que concierne a obras habían llegado a fundirse en un mis­
públicas y a sistemas defensivos del mo sentimiento.
frente del Danubio. Sin embargo, bajo los brillantes tonos
del momento no dejaron de existir
problemas; el prefecto Plautiano, por
c) Los tiempos de la paz ahora en la cúspide de su poder a in­
severiana (202-207) fluencia, era objeto de una tenaz intriga
m ontada por sus enemigos políticos,
El retorno de la corte a Roma el 202 sobre todo senatoriales. Había agigan­
constituyó una gran celebración feste­ tado su papel hasta ser auténtico válido
jada por todos los grupos sociales. de Severo; hacia el 202/4 imponía sus
También se detuvo poco tiempo en la decisiones en el consejo imperial (con­
Urbe; pronto se puso de nuevo en ca­ silium principis) y su monopolio sobre
mino, ahora de viaje de paz al Africa, los secretos del monarca levantaba celos
donde Severo visitó su ciudad natal, entre los restantes miembros del consi­
Lcptis Magna, a la que colmó de privi­ lium. Fuerte debió ser la corriente de
legios y a la que embelleció de m onu­ odio contra él, porque se logró su des­
mentos en generoso acto de everge- gaste político prim ero, su caída en
tismo; el viaje fue celebrado por las desgracia después y finalmente en enero
ciudades africanas como un extraor­ del 205 su desaparición y la de sus
dinario acontecimiento y todos apro­ más directos colaboradores. La reac­
vecharon la ocasión para reforzar los ción de Severo retom ando en persona
ya de por sí estrechos lazos que les las riendas del gobierno fue vista con
unían con la familia reinante. En junio buenos ojos por el senado y la tran­
del 203 la corte había regresado a Italia quilidad volvió a las aguas de la vida
y el 204 se celebraron con toda pompa política. D urante el 205 y el 206 el
los juegos seculares, con toda su car­ monarca quedó en Roma; es un período
ga simbólica como renovación de la para el que las fuentes ofrecen escasa
edad de oro. Era la magna celebración información.
A ka ! Historia deI M undo Antiguo
18

d) Expedición británica ha legado Dion Casio, quien como


y muerte de Severo (199-201) consejero suyo llegó a conocerle bien.
Dice que su persona despertaba admi­
El 207 llegaron noticias inquietantes ración y respeto, afecto y oposición; era
de Britania; los pueblos norteños de la pequeño de estatura pero fuerte, poseía
isla se habían rebelado y saqueaban mente aguda y vigorosa, siempre an­
territorio rom ano; los legados impe­ helaba conocer más de lo que se le en­
riales reclamaban refuerzos o la pre­ señaba y era hombre de pocas palabras
sencia misma del em perador. Severo pero de muchas ideas. No olvidaba a
había alcanzado ya los 60 años cuando los amigos pero era duro con los ene­
decidió acudir al teatro de operaciones; migos; era diligente en lo que quería
reunió un notable ejército expedicio­ hacer pero negligente en lo que se decía
nario, tomó consigo grandes sumas de de él; su jornada diaria, densa y activa,
dinero y partió para la isla ya avanzado la iniciaba siendo aún de noche y en él
al 207. destacaba su meticulosidad en el trabajo
Durante el 208 y el 209 repuso la si­ y su constante e incansable actividad.
tuación anterior, reafirmó las posiciones
romanas hasta el muro antoniniano e,
incluso, realizó una expedición de cas­ 2. Caracala (211-217)
tigo contra los Caledones en el extremo
norte de la isla; el ejército avanzaba con
enormes esfuerzos y penalidades a causa a) Desgaste del sistema
del terreno, del clima y de la hostilidad severiano
de los nativos; Severo estaba enfermo
y apenas podía moverse; tenía que ser Los hermanos Marco Aurelio Anto­
portado en litera y, sin embargo, acom­ nino y Marco Septimio Geta sucedie­
pañó al ejército hasta el rincón más ron a Severo; la enemistad entre am ­
septentrional. De nuevo el 210 había que bos se trocó en odio a muerte desde la
salir a campaña, pero tuvo que perma­ desaparición del padre; pese a los
necer postrado en Eburacum (York) y esfuerzos pacificadores de la madre
fue su hijo Antonino quien dirigió las Julia Domna, a principios del 212 Geta
operaciones penetrando de nuevo en moría asesinado por orden del herma­
Escocia. no; siguió un baño de sangre entre sus
La expeditio falicissima Britannica, así partidarios y colaboradores. Fue un
denominada oficialmente, acabó con la grave golpe para la solidez dinástica y
vida de Severo el 4 de febrero del 211; para el equilibrio de todo el sistema
había desaparecido una de las grandes m ontado por Severo.
figuras de la historia de Roma. Dion Antonino es más conocido por el
Casio nos ha transmitido dos frases del apodo Caracala, impuesto por los sol­
monarca que supuestamente pronunció dados en Britania por la prenda de tipo
en el lecho de muerte; sean o no ciertas, céltico que gustaba vestir. Tras la des­
reflejan la imagen que de él tuvieron aparición del hermano acudió a las
los contemporáneos. Había enviado a cohortes pretorianas; las palabras que
Roma a por la urna que contendría sus allí pronunció (el lugar servía de caja
cenizas y al recibirla comentó: «tú de resonancia para todo el ejército) eran
contendrás al hombre a quien el mundo reveladoras de lo que sería su gobierno:
no pudo contener»; poco después, ya «lo que más anhelo es vivir con voso­
a punto de morir, transmitió a sus hijos tros y si no es posible, al menos quiero
el siguiente consejo: «permaneced m orir con vosotros»; el joven empera­
unidos, enriqueced a 'lo s soldados y dor convertido en rudo vir militaris no
despreocupaos de todo lo demás». hacía sino dejar patente el debilita­
Un magnífico retrato de Severo nos miento de su posición.
Los Severos 19

b) Política belicista taria y de ahí el tenebroso retrato que


y reapertura del frente se nos ha legado de Caracala en la his­
parto (199-201) toriografía; elevó al doble (del 5 al 10%)
los impuetos sobre herencias y m anu­
Caracala no podía permanecer mucho misiones y exigió con frecuencia al
tiempo en Roma; el 213 lo vemos en el aurum coronarium (aportaciones ex­
D anubio ocupado en reforzar la fron­ traordinarias de particulares y ciuda­
tera y al año siguiente emprendió des). La gran novedad de su política
camino al Oriente, donde la dinastía m onetaria fue la creación del Antoni-
parta se desangraba en querellas suce­ niano el 215, nueva m oneda pensada
sorias. D urante el 214 y el siguiente se para resolver la situación financiera del
dedicó a movilizar tropas y recursos estado. Da la sensación de que el mo­
para la campaña pártica, viajó por Asia narca se desinteresó por los asuntos
M enor y Siria y el 215 llegó a Alejan­ internos, delegando su gestión en el
dría, donde ahogó en sangre un motín consilium principis, institución en la que
surgido en la ciudad. la madre Julia D om na y los grandes
El aparato de propaganda imperial juristas del momento jugaron un papel
quiso exaltar idealizadamente el clima destacado; seguramente procede de la
belicista sobre la base de la identifica­ actividad del consilium, más que del
ción de Caracala con Alejandro Magno; propio em perador, la idea de la exten­
tanto Dion Casio como Herodiano sión universal de la ciudadanía romana
explican la expedición oriental por el el 212 y la aproximación administrativa
proyecto de Caracala de casarse con de Italia al sistema provincial mediante
una princesa parta; es difícil saber si la creación de los correctores; de ambos
ello es cierto; desde luego los motivos aspectos se hablará más adelante.
pudieron ser más complejos, desde el El año 216 se rom pieron finalmente
afán megalómano del emperador hasta las hostilidades contra los partos y la
los intereses económicos en los inter­ campaña se cerró sin particulares éxitos;
cambios con Oriente; el matrimonio en abril del 217, cuando ya empezaban
pudo ser la disculpa para invadir Partía. los primeros movimientos para la si­
Otra cosa es que la sociedad imperial, guiente, Caracala fue asesinado por
siempre en precario equilibrio, pudiera orden del prefecto del pretorio M.
soportar mucho tiempo los enormes Opelio Macrino; éste había interceptado
costos de la política expansiva; quizá una orden imperial en la que se dispo­
fueran los estratos más acaudalados los nía su propia muerte. El hijo mayor
que recibieron la mayor presión tribu­ de Severo, que aún no había cumplido

NOMBRE OFICIAL DE LOS EMPERADORES

Imp. Caesar Publius Helvius Pertinax Augustus 193


Imp. Caesar M arcus D idius Severus J u lian us A ugustus 193
Imp. Caesar Lucius S eptim ius Severus Pertinax A ugustus 193-211
Imp. Caesar M arcus A u re liu s A ntoninu s A ugustus
(Caracalla) 198-217
Imp. Caesar Publius S eptim ius Geta A ugustus 209-212
Imp. Caesar M arcus O pellius M acrinus A ugustus 217-218
Imp. Caesar M arcus A u re liu s A ntoninu s A ugustus
(Elagabalus) 218-222
Imp. Caesar M arcus A u re liu s Severus A lexander A ugustus 222-235
20 A ka! H istoria de! M undo Antiguo

30 años, no dejaba heredero ni había


adoptado sucesor; con él desaparecía
el único descendiente del fundador de
la dinastía, quien no pudo ni imaginar
que tal agotam iento tendría lugar sólo
6 años después de su muerte.

. Eboracum
3. Marco Opelio Macrino Deva
BRITANNIA Rhenus fl.
a) El primer emperador Lo nd inu m *
ecuestre ^olon¡¡
GERMÁN IA
Las noticias llegadas de primera línea BELGICA GERtyA
en el frente anunciaban el pronto ata­ LUGDUNENSIS
que del rey Artabano contra la frontera
rom ana; por esa razón el 11 de abril
del 217, cuatro días después de la Lugdunum ., .·
muerte de Caracala, el ejército expedi­
cionario elevaba al trono a Macrino; AQ UITANIA \
........... ALPES
por primera vez en la historia de Roma NARBONENSIS. Arin
*Legio
era emperador un caballero sin haber
sido antes senador.
TARRACONENSIS
Su posición era precaria; le faltaban CORSICA
los elementos tradicionales de legiti­ LU SITANIA ‘ Tarraco
midad y tenía ante sí una situación mi­
litar amenazante; tras su prim era pro­ SARDINIA'
clama a las tropas, añadió a su onomás­ e Itálica
tica el nombre de Severo y adoptó los BAETICA ►Carthago Nova
diversos títulos de la dignidad imperial;
dirigió una carta al senado en la que
contaba lo acaecido y solicitaba su re­
conocimiento; en ella manifestaba la
voluntad de desarrollar una política
como la de M arco Aurelio, Pertinax y
Severo, porque así podía ganar apoyos
en el senado por odio a Caracala, pese
a que su origen humilde y no aristo­
crático levantaba recelos en la curia.
Macrino tenía en su contra, además, el
grave obstáculo de la respetable figura
de Julia Domna; tan pronto como ésta
comenzó desde Antioquía a aglutinar
Fronteras
un núcleo de oposición, se le impuso
tan estrecha guardia que a la ilustre Límites provinciales
Augusta sólo le quedó el recurso de
perecer por hambre.
La posición de Macrino era dema­
siado débil para enfrentarse con éxito EI Imperio romano
a los amenazantes problemas del mo­ en época de Septim io Severo
mento; al mes de su elevación al trono (según A. Birley, 1971)
Los Severos 21

MARCOMANI

^ P' QUADI
COSTOBOCI
y¡ndoboná.“ O afR utum <
Í)ACIA
A α \ Aquí mcum<
^Qv ρδμ μ π Κιιδ <
PANNONIA _
>ia^ O ^ ! NFERI _ S arm ^e g e tu se u ^o ^
• Artaxata
S iri m iu m . . · ' . H i s t e <<
Singidunum
DALMATIA Serdica Philippopolis BITHYNIA Y PONTUS ^ ARMENIA
T H R A C IA B iza n tiu m C h a lce d o n .. —
p e r|n tus * ’ .‘ ^ c o m e d i a C A P P A D O C IA N js^ is
♦Roma
<o MACEDONIA
M A n c n n M .A C yzicu s rA1 A T IA E d e ssa . M E S O P O T A M IA
•Capua
Brundisium Pergamun . ASIA ’ Carrhge PARTII
Tarsus«Jssos ·.· H
itra * ctesiphon
EPIRUS .A th e n a e ° Smyrna CILICIA «Antiochia
h rates fl.
Corinthus ® E phesusLYCIA Y Laodicea. SYRIA Seleucia
PAMPHILIA
Sicilia ACHAIA
CYPRUS 0 · ffalmyra
hago
Tyrus* Emese
CRETA
drumetum SYRIA
PALAESTINA
• Petra
•Cyrene Pelusium
Alexandria .
»Leptis Magna ARABIA
Memphis ·
CYRENAICA
AFRICA
AEGYPTUS

Philae
24 A ka ! H istoria deI M undo Antiguo

tura de gobierno, una pantomima. de Caracala; el senado saludó con


Entonces la vieja Julia Mesa buscó simpatía a este nuevo régimen, que en
apoyo en la oposición e intentó retomar buena medida puede ser considerado
el control. Tenía otro nieto, Gesio Ba- como de reacción senatorial.
siano Alexiano, hijo de su segunda hija Dada la edad del emperador, se creó
Julia Mamea; en junio del 221 logró un consejo de regencia compuesto por
que fuera adoptado por Heliogábalo senadores; actuó coordinado con el
como heredero a título de César. Una consejo del m onarca (consilium princi­
vez garantizada la solución dinástica a pis), más amplio y de reclutamiento
su favor, Julia Mesa multiplicó los heterogéneo entre individuos de diver­
movimientos en apoyo del nuevo César sos estratos y territorios del Imperio.
e intrigó contra la corte de Heliogábalo; Fueron convocados a las tareas públicas
el 12 de marzo del 222 m oría éste ase­ los juristas más prestigiados del mo­
sinado por los pretorianos y con él mento: Paulo, Modestino y, sobre todo,
también la madre y numerosos corte­ el gran Ulpiano; la elevación de éste a
sanos. Inmediatamente Alexiano, no la prefectura del pretorio aparece como
mayor de 14 años, fue elevado al tro ­ símbolo de que el gobierno orientaría
no bajo el nombre oficial de M. Aure­ sus preocupaciones por una recupera­
lio Severo Alejandro. ción de la función jurídico-legal del es­
tado. Es curioso; los miembros de
ambos consejos se habían formado,
5. Severo Alejandro sobre todo, en tiempos de Severo y de
(222-235) Caracala.
Los cuatro primeros años del reinado
Julia Mesa intentó no caer en los erro­ merecen un enjuiciamiento positivo por
res del pasado; sabía que la institucio­ sus logros estabilizadores; no se resol­
nal concentración de poder en la fi­ vieron los graves problemas socio­
gura del em perador no era suficiente, económicos, pero se atendió a las cues­
por sí misma, para garantizar la esta­ tiones más candentes y se frenó al
bilidad dinástica; era necesario que el proceso de caos y de descomposición
m onarca y su núcleo central de go­ general que am enazaba al Imperio
bierno no quedara aislado de la socie­ Romano. Los juristas en la cancillería
dad, como había ocurrido durante He­ imperial, el consejo de regencia y el del
liogábalo; había que abrir fluidos monarca, la mirada atenta e inteligente
canales de comunicación con los sec­ de Julia Mesa lograron controlar la
tores sociales e integrarlos en la vida situación.
pública.

b) La inflexión del régimen


a) El gran proyecto
estabilizador En una fecha indeterminada (quizá
entre el 224-226) Ulpiano murió asesi­
Desde los primeros nom bram ientos de nado por los pretorianos. El año 226
cargos se mostró la seriedad y el m urió Julia Mesa; también constituyó
alcance del régimen iniciado el 222. una grave pérdida, al tiempo que marcó
Ahora pasaron a puestos de primera el punto de inflexión del régimen; desde
significación egregias figuras margi­ entonces faltaron dos de las personas
nadas durante el reinado anterior y más cualificadas que lo habían soste­
poseedoras de amplia experiencia polí­ nido. Mamea pasó a primer plano en
tica y adm inistrativa. Fue el caso del la función de consejera, pero no supo
historiador Dion Casio, cónsul el 205 estar a la altura de la veterana Mesa,
y consejero de Pertinax, de Severo y sobre todo cuando a los problemas in-
Los Severos 25

Representación del Sol


(detalle del Mosaico de los Planetas
de Itálica)
26 A ka ! H istoria dei M undo Antiguo

ternos se sumó la intranquilidad en las muchas partes del Imperio se hallaban


fronteras; desde el 224 el reino parto en total trastorno; ahora se veía que la
se debatía en luchas sucesorias, pero el estabilidad de los primeros años, lo­
226 fue coronado Artajerjes, quien grada con enormes esfuerzos, tenía
bajo la propaganda de refundar el bases precarias; los fenómenos pro­
imperio de los persas encubría desig­ fundos de descomposición ganaron te­
nios expansionistas. rreno y se extendieron los golpes de
La mayor parte de las reformas del piratería, de bandolerismo, de indisci­
reinado se desarrollaron antes del 226, plina militar, al tiempo que se avanzaba
pues desdee entonces los esfuerzos se en la inestabilidad social generalizada.
centraron en resolver expedientes de En cuanto a los problemas exteriores,
urgencia. Los senadores que apoyaban el mayor de todos se daba en la frontera
el régimen aperas podían contener las oriental; el 230 Artajerjes invadió la
fuerzas centrífugas y desestabilizadoras. provincia M esopotamia y amenazaba
Los primeros problem as partieron de Armenia, Capadocia y, sobre todo, la
la corte misma y se puede decir que provincia rom ana de Siria; fracasaron
provocaron el estallido de los demás; los intentos de arreglo pacífico y se
la propia Mamea se enzarzó en feroz decretó la movilización; el 231 la corte
querella contra la joven mujer que el se trasladó al Oriente; nuevos intentos
emperador había desposado el 225; eran negociadores tuvieron lugar en Anti-
los celos por el monopolio de la tutela oquía, pero fracasaron y el 232 Severo
sobre el monarca; ganó Mamea, pero Alejandro penetraba en Mesopotamia;
tuvo que reprimir una sedición de los Artajerjes tuvo que retroceder y se res­
pretorianos, tuvo que ajusticiar al tituyó la situación anterior.
consuegro y mandar al exilio a la nuera; El desguarnecimiento de ciertas po­
comenzaba el suicidio político del ré­ siciones en el Rhin y en el Danubio
gimen, pese a la pomposa titulatura que para atender al frente persa fue apro­
entonces logró Mamea: mater Augusti vechado por los germanos, quienes
et castrorum et senatus et patriae et cruzaron los ríos y saquearon la pro­
universi generis humani: «Madre del vincia de Retia; la corte en campaña
Emperador, del ejército, del senado, de renunció a prolongar las acciones mi­
la patria y de todo el género humano»; litares en Oriente, se cerró un tratado
la inmoderación del título es en sí de paz y se procedió al traslado de
prueba de la debilidad misma de su contingentes a Europa. Severo Ale­
portadora. jandro pasó por Roma el 233, pero el
234 dejó de nuevo la capital y alcanzó
la frontera del Rhin.
c) En los prolegómenos En la expedición oriental debieron
de la anarquía militar surgir problemas con los soldados.
Según Herodiano, el cuerpo de ejército
En el ejército comenzaron los intentos que com andaba personalmente el mo­
de sedición y los amotinamientos; el 228 narca no se movió de Palmira, lo que
se registra una rebelión de los preto­ fue causa del aislamiento del cuerpo
rianos y el 228 en Panonia Dion Casio meridional y de su terrible descalabro
fracasó en su intento de imponer dis­ ante el enemigo; ello trajo como con­
ciplina a las tropas y estuvo a punto secuencia el odio de parte del ejército
de perder la vida. Por entonces se re­ contra la persona del monarca; en los
belaron también las tropas de Meso­ meses posteriores las unidades que in­
potamia y diversas unidades de Siria y tervinieron en Oriente y se reintegraron
Egipto; varios usurpadoras surgieron en a sus lugares de origen en Europa de­
Oriente, por el m om ento de vida efí­ bieron extender la animadversión con­
mera. Al iniciarse la década del 230 tra él, acusándole de entreguismo.
Los Severos 27

fue cuajando sin dificultad. El 21 de El 234 Severo Alejandro establece el


marzo del 235 moría el emperador, cuartel general en Numancia. Igual que
entonces apenas de 27 años, a manos cuando la campaña oriental, también
de sus propios soldados; desaparecía el ahora evitó la guerra abierta tanto
último monarca que gobernó desde la cuanto pudo; intentó la negociación,
herencia política de Septimio Severo y accediendo a cesiones y a dar dinero a
con él también la última oportunidad los bárbaros. Era inevitable la sensación
de contener las fuerzas desestabiliza- de pusilanimidad y debilidad; la tropa
doras. Maximino el Tracio fue el suce­ comenzó a alterarse, particularmente
sor por aclamación de los soldados; los cuerpos formados por las más re­
durante sus tres años de reinado los cientes levas, sobre las cuales pronto
problemas se agigantaron hasta niveles ganó ascendiente al tracio Maximino,
críticos. A su muerte tuvo lugar el es­ rudo y aguerrido com andante de los
tallido de la A narquía Militar; era la reclutas panonios.
puesta en escena de la pieza trágica Los soldados protestaban por la
ensayada en todos sus detalles desde inactividad y preferían para sí las sumas
finales de Caracala. prometidas a los bárbaros; la conjura

GENS SEPTIMIA FAM. SACERDOTAL


(Leptis Magna) (Emesa)

Continuidad y discontinuidad
dinástica durante los Severos
(banda izquierda-derecha: sucesión de emperadores.
Banda arriba-abajo: fin de la descendencia
directa de Septimio Severo)
28 A k a i Historia deI M undo A ntiguo

III. La época de los Severos: continuismo


y transformación

1. El régimen político men fundado por el padre, fue recurso


de circunstancias para compensar su
precaria posición política tras el asesi­
La dinastía de los Severos es conocida nato del hermano.
por buena parte de la historiografía El estado severiano fue tan civil y
actual como la «monarquía militar»; tan m ilitar a la vez como lo había sido
la expresión supone que la definen so­ el imperial desde Augusto hasta Có­
bre todo lo burocrático y lo militarista, modo. No olvidemos que buena parte
por contraposición al acentuado tono de los grandes juristas de Roma vivie­
civil de los monarcas antoninianos y ron y trabajaron bajo los Severos; su
al carácter moderado y benefactor de sola presencia equilibra suficientemente
su administración; a nuestro entender a favor de lo civil el tono militar del
ambas concepciones desfiguran por régimen. Se ha mencionado también el
igual la realidad. Cierto que Septimio carácter burocrático de la dinastía; es
Severo era un experimentado general, verdad que la presencia del estado se
pero no más que tantos otros em pera­ hizo ahora más eficaz e intensa en todos
dores o aristócratas, porque era esa una los rincones del imperio, pero la am­
cualidad que se exigía a todo noble por pliación del aparato administrativo
su condición de tal; cierto también que por la creación de nuevas procúratelas
subió al trono por un golpe militar, era la simple continuidad de una tra­
pero tampoco era el prim ero en la ex­ yectoria inaugurada por los monarcas
periencia (piénsese en el propio Augusto del S. II.
y en Vespasiano); sus campañas mili­ Hoy ya nadie acepta la tésis, tan en
tares no fueron mayores que las de un vigor hasta no hace muchos años, de
Trajano y su reinado contó con perío­ la afranitas (africanidad) de Septimio
dos de paz que no tuvo el de Marco Severo; según ello su personalidad es­
Aurelio; a los soldados otorgó im por­ taría impregnada de elementos propios
tantes ventajas, como veremos, pero del trasfondo «púnico» norteafricano
estuvieron guiadas por la moderación y su régimen habría sido sustentado por
y por límites precisos. Caracala sería un supuesto partido africano. Es irre­
el único em perador susceptible de ser levante la cuestión del lejano origen de
definido por sus comportamientos os­ la gens Septimia, lo importante es que
tentosamente soldadescos; pero reinó Severo y sus predecesores conocidos
cinco años de los 42 de la' dinastía y su pertenecen a la aristocracia mejor ins­
proceder, posibilitado más por el sis­ truida, de pleno cuño romano y en
tema imperial mismo que por el régi­ perfecta sintonía ideológica y de inte­
Los Severos 29

reses con la de cualquier otra parte del grabado el sello de su personalista


Imperio. Por lo que respecta a su ré­ concepción del estado, es por lo que
gimen, también es pura invención ha­ su persona y obra reciben enjuicia­
blar de una política nacional específi­ mientos controvertidos tanto en la his­
camente africana, por la sencilla razón toriografía antigua como en la mo­
de que tampoco las provincias africanas derna. Hasta el final de la guerra civil
alimentaban un específico sentimiento un grupo de senadores seguía aferrán­
nacional. La prom oción al senado de dose a las pautas y esquemas de época
norteafricanos, que había comenzado antoniniana, pero tal posición era es­
mucho antes del 193, no se debió al casamente realista. Hacía falta otra más
ascenso de Severo al trono, sino el auge posibilista; los problemas eran gigan­
económico que por ahora vive la re­ tescos y el sistema rom ano como uni­
gión; la prueba la tenemos en la eleva­ dad amenazaba quiebra; sólo un poder
ción de la misma familia Septimia. enérgico era capaz de reemprender la
reconstrucción y eso es lo que hizo
Severo; por ello en su discurso al se­
nado del 197, mediante el recurso al
2. Septimio Severo miedo, estaba exigiendo a toda la aris­
y los senadores tocracia política apiñam iento bajo él,
trabajo y colaboración sin veleidades
Precisamente porque el proyecto res­ conspiratorias o de oposición; los se­
taurador de Septimio Severo llevó bien nadores pudieron ejercer plena libertad
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Arco de Septimio Severo en Roma


(año 203)
30 A ka ! H istoria dei M undo Antiguo

de discusión en los órganos consultivos 3. El senado


y rectores del estado, como el mismo
Dion Casio reconoce.
y su disminución
Después de los trabajos de Barbieri de comptencias
y de Alfóldy, entre otros, ya no puede
mantenerse la tesis de la enemistad sis­ Lo que sí varió considerablemente
temática de Severo hacia los senadores respecto al S. II fue el equilibrio de
y hacia el senado. Las condenas a poder entre las diversas instituciones
muerte de senadores del 197, ya lo ha­ (trono, senado y prefectura del pretorio
bíamos visto, fueron limitadas y estu­ principalmente); durante la época se-
vieron motivadas por razones puntuales veriana redefinen sus funciones en una
en el contexto de una guerra civil recién confrontación con perfiles cambiantes
concluida mediante victoria militar. muy complejos. La alteración del viejo
Severo no quiso la enemistad del se­ equilibrio se debió menos al original
nado, se apoyó en él y en sus hombres diseño de Severo que a la presión que,
más activos; no podía ser de otro modo, ya desde el S. II, ejercían sobre el ho­
porque ambos seguían necesitándose; rizonte político-institucional las muta­
sólo que el juego de relaciones de poder ciones sociales y económ icas del
navegaría por otros derroteros que en Imperio.
el S. II; también los problemas de En la composición del senado se
Roma y los desequilibrios internos es­ aprecian variaciones: disminuye la
taban ahora más acentuados que en­ presencia de individuos procedentes de
tonces. las provincias occidentales y aumentan
En lo que respecta a la entrada al los africanos y, sobre todo, los de las
senado de nuevos miembros, Severo provincias orientales (Halfmann). La
mostró una política abierta y realista; presencia de estos últimos no se pro­
frente a la tesis tradicional (Lam- ducía por una actitud filantrópica de
brechts), sabemos hoy que los nuevos los emperadores, era pura necesidad
senadores de origen africano fueron política; los vastísim os territorios
menos que los de origen itálico u orientales estaban deficientemente re­
oriental; Severo recurrió con frecuencia presentados durante los Siglos I y II;
(aunque tam poco más que otros mo­ se buscaba el equilibrio, la integración
narcas anteriores) a la designación di­ y la aceptación del dominio romano
recta de nuevos senadores (adíectio) sin mediante la selectiva incorporación de
pasar por m ag istratura, pero en la las élites más influyentes a los rangos
selección de los hom brees prim aron elevados del estado romano.
siempre los altos estratos de la sociedad Pero quizá el paso más im portante
provincial más romanizada. Sólo los que afectó al senado fue la disminución
caprichos de Heliogábalo debieron traer de competencias en los ámbitos que el
a personas inadecuadas, pero fueron ordenam iento augústeo le había reser­
depuradas al principio de Severo Ale­ vado; cuando contemplamos la acción
jandro. La concesión del rango sena­ de gobierno en las provincias senato­
torial a ecuestres estuvo regida por las riales, da la sensación de que el se­
necesidades del estado en la medida nado sólo intervenía en la elección de
en que éste precisaba a los más desta­ los procónsules (gobernadores) y de los
cados en mérito y capacidad de todas cuestores (administradores del aera­
las provincias. Bajo el gobierno de Se­ rium)', incluso esto es pura apariencia
vero los miembros del senado tuvieron porque de facto el emperador se inter­
todavía abiertas todas las vías tradi­ fiere en la elección de los magistrados
cionales para la participación en el es­ y en el control indirecto de los recursos;
tado y para conseguir magistraturas y en realidad no vemos que en sentido
honores. propio el senado administre sus pro-
Los Severos 31

LU

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P R 0 C U R A T 5
sexagenarias centenarias ducenarias tricenarias
emperadores 60.000 100.000 200.000 300.000 TOTAL
sest./año sest./año sest./año sest./año
Domiciano 13 22 29 — 64
Trajano 21 29 34 — 84
Adriano 35 35 34 — 104
Antonino Pío 35 37 35 — 107
Marco Aurelio 42 49 33 1 125
Cómodo 49 49 36 1 135
Sept. Severo 71 56 36 10 173
Filipo el Arabe 77 58 36 11 182

vincias. Las interferencias imperiales bilizador de Severo Alejandro; cuando


fueron creciendo a medida que avan­ éste cayó, también arrastró consigo el
zaba el principado y la línea divisoria último girón de prestigio y la última
entre las dos jurisdicciones se fue bo­ posibilidad de intervención eficaz en el
rrando progresivamente. estado de la augusta curia romana.
Las senatoriales se definían como las
«pacificadas» y, por tanto, no necesi­
tadas de tropas; durante la m onarquía 4. Las reformas
severiana este principio se vino abajo, de la administración
pues las amenazas ya no procedían solo
de fuera, sino tam bién de dentro; in­ En el sentido de las tendencias arriba
quietud social, bandidaje, indisciplina indicadas hay que ver las diversas re­
m ilitar y guerras civiles exigían la pre­ formas administrativas del período.
sencia de tropas en casi todas las pro­ Severo dio importantes pasos para ra­
vincias; el peligro se interioriza, pero cionalizar la administración territorial;
el sistema augústeo mantuvo al senado dividió en dos unidades menores cada
en total impotencia porque le excluía una de las provincias de Britania y Siria
del control de las armas. (aunque en ello hubo también motivos
Por estos motivos el intervencionismo derivados de la guerra civil) y separó
imperial en las provincias senatoriales del Africa proconsular la zona militar
se acrecentó bajo los emperadores Se­ de Numidia, convirtiéndola en provin­
veros. La lógica política de un poder cia gobernada por el legado de la legión
fuerte y centralizado exigía una sola allí estacionada; Caracala creó una
jerarquización administrativa, eficacia nueva, tom ando la parte occidental de
estatal y protección militar, hecho que la Tarraconense, a la que denominó
llevaba a la pérdida irremisible del Nova Provincia Citarior Antoniniana, si
papel político del senado. Pero como bien la medida tuvo vida efímera.
todo ello era un proceso lento, esa Aspecto significativo es la degrada­
pérdida no fue absoluta por el mo­ ción de los viejos privilegios de Italia.
mento; el senado siguió teniendo no­ En principio carecía de constitución
table im portancia, al menos continuó como provincia y, por tanto, no la
como fuente de legitimidad para insta­ mandaba un gobernador, sino el senado
larse en el trono, para títulos y privi­ rom ano; sus municipios y colonias
legios imperiales, etc. De sus filas salió disfrutaban de amplia autonom ía, era
la mayoría de los mejores colaboradores zona no tributaria, no tenía que alber­
de Severo y de Caracala y, también, gar ejércitos y carecía de levas obliga­
los que apoyaron el gran intento esta­ torias porque no estaba sometida al
32 A ka ! Historia de! M undo Antiguo

imperium militiae. D urante Marco Au­ el gobierno de Severo Alejandro en su


relio los territorios septentrionales tu ­ primera etapa; la estabilidad inicial del
vieron que poner en pie de guerra dos reinado se debe a la profundidad de
legiones para resistir al peligro mar- miras de este grupo de hombres y a su
comano y también las tres nuevas preciso conocimiento de los problemas.
legiones de Severo fueron formadas El programa nunca pudo ser puesto en
con toda probabilidad con itálicos. marcha en toda la línea, aunque sí al­
Un intento de reglamentar el inter­ gunos de sus puntos. Fue la última
vencionismo imperial a efectos adm i­ aportación de altura de los hombres del
nistrativos fue la división de Italia en senado a la obra de Roma.
cuatro regiones bajo Adriano; en origen Es suficiente prueba de su interés el
el iuridicus puesto al frente de cada una, hecho de que la mayor parte de las
de rango senatorial, era sólo el inter­ propuestas coinciden con las reformas
mediario entre los magistrados muni­ que Diocleciano llevó a cabo sólo dos
cipales y los de Roma; Antonino Pío generaciones después; ello quiere decir
los suprimió, pero se reinstauraron de­ que las medidas de éste no eran ensayos
finitivamente con Marco Aurelio; con ex novo, sino la definitiva instituciona-
el tiempo llegaron a actuar como lización de tendencias ya desarrolladas
auténticos gobernadores de provincia antes. Por ejemplo, la reducción de
rebasando sus primitivas funciones Italia a status de provincia normal es
judiciales y asumiendo importantes algo que se proponía en el programa
competencias; Caracala dio un paso recogido por Dion Casio; también la
más al hacer depender a Italia de la desaparición de la distinción entre
política imperial mediante el nom ­ provincias senatoriales e imperiales, el
bramiento de correctores', ¿cuáles eran fraccionamiento de las más grandes en
los aspectos que habían de modificar?; distritos menores, la separación entre
podemos suponer que, entre otros mando civil y m ilitar, la creación de
cambios, se quería integrar buena parte un funcionariado asalariado desde el
de Italia en la estructura de la annona último soldado hasta el gobernador, la
militar (contribución en dinero y en abolición de las amonedaciones locales,
productos a las necesidades del ejército) la universalización del tributo, y la
como cualquier otra provincia. En la centralización financiera a través del
época de los últimos Severos los iuridici fisco, a más de otras medidas.
y los correctores Italias diferían de los Eran propuestas de reforma que
gobernadores provinciales sólo en el pretendían salir al paso de los pro­
nombre, pero no en la naturaleza de blemas, dando sanción formal a ten­
sus funciones; resultado: el gobierno del dencias ya claramente perceptibles des­
senado sobre Italia había ido quedando de fines del S. II; eran técnicamente
reducido a Roma y a sus 100 millas correctas e históricamente adecuadas,
alrededor; la Italia convertida de iure como el tiempo habría de corroborar
bajo Diocleciano en tierra provincial, enseguida.
lo es ya de facto bajo los últimos
Severos.
Las reformas administrativas debían 5. La prefectura
ser tan necesarias que, incluso, fueron
promovidas por los senadores más del pretorio y el auge
conscientes. Es el caso de las propuestas de los ecuestres
reformadoras que Dion Casio pone en
boca de Mecenas (ficticiamente al 29 En la cúspide jerárquica de los caba­
a.C., pero se refiere a su propio tiem­ lleros se hallaba la prefectura del pre­
po), que deben responder al programa torio, la jefatura de la guardia perso­
del grupo senatorial que colaboró con nal del em perador (cohortes pretoria-
Los Severos 33

Foro romano. Arco de Septimio Severo


34 Aka! Historia dei M undo Antiguo

ñas); normalmente había dos prefec­ tenía que delegar y, precisamente como
tos, uno de los cuales era senior y instancia delegada, la prefectura del
destacado en rango, pero hubo mo­ pretorio acrecentó su papel rompiendo
mentos en que la prefectura estuvo el viejo equilibrio de época antoniniana.
ejercida por uno sólo. En la época que Dado que los prefectos del pretorio
narramos la prefectura había alcan­ eran ecuestres, a través de la prefectura
zado tal añadido de funciones y com­ se fue gestando el progresivo ascenso
petencias, que en nada recordaba a las de los caballeros en el estado; sobre la
de su humilde origen bajo Augusto prefectura presionaban las bases socia­
cuando era la simple jefatura de la les del orden ecuestre, encarnando
guardia imperial. Peremne (182-185) aquella los intereses de las capas medias
había sido el primero de los grandes de las provincias, cuyas exigencias se
prefectos y quizá, también, el forjador planteaban ahora con más fuerza que
del acrecentado papel del cargo. Según antes. A partir de los Severos los caba­
Howe, la prefectura se convirtió en lleros amenazaban con igualar en re­
época severiana en representante de la levancia política a los senadores; se
autoridad imperial; el prefecto del pre­ debía a la complejificación de la buro­
torio era de facto un vice-emperador; cracia y a que se les permitió el acceso
llegó a tener m ando sobre todos los a puestos de mando antes reservados a
ejércitos, como representante del mo­ senadores. El primer caso importante
narca adm inistraba los altos tribunales en la progresión ecuestre lo dio Adriano
de apelación, dom inaba con su opi­ cuando recambió a los libertos impe­
nión en el consejo imperial y en oca­ riales por caballeros en numerosos
siones llegó a tener capacidad legisla­ puestos de la central imperial; con An­
dora. Quizá el momento de mayor tonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo
encumbramiento se dio entre el 202 y no cesó la tendencia, pero con Septimio
el 205 cuando Plautiano fue prefecto Severo los caballeros recibieron un
sin colega. impulso sin precedentes. Creó nuevos
De ahí la sorda lucha de los senado­ cargos y procúratelas; por ejemplo, la
res por lograr que el consejo imperial administración del patrimonium se di­
(consilium principis) recuperara su papel vidió en regiones, al cargo de cada cual
rector de época antoniniana. Dos ins­ puso a un caballero; la misma m ulti­
tituciones, consilium y prefectura del plicación se produjo al sectorializar por
pretorio, disputan por capitalizar las áreas el cargo de praefectus vehiculorum.
cuestiones clave del estado: legislación, Los datos que siguen (pág. 35), elabora­
elección de magistrados y cargos, ad­ dos por Pllaum muestran en síntesis la
ministración superior de justicia, asun­ progresión de las procúratelas ecuestres.
tos militares y de guerra y, en general, La nueva provincia Mesopotamia
las principales instancias ejecutivas. creada por Severo el 198/9 fue puesta
Estas funciones tradicionalmente ha­ bajo el mando del ecuestre C. Julio
bían recaído en el consilium principis, Pacatiano y no bajo un senatorial como
que desde Adriano se mostró como el era la tradición. La novedad quizá más
principal órgano rector y en el que amenazante para los privilegios inhe­
dom inaban los miembros senatoriales. rentes a los senadores fue la práctica
En época de los monarcas severianos inaugurada también por Severo de
el senado asistía impotente a la pérdida sustituir temporalmente a gobernadores
de funciones y el m onarca emergía senatoriales por procuradores ecuestres
como absoluta fuente de poder, al financieros; el ejemplo fue secundado
tiempo que se iba olvidando la primi­ por los sucesores y el sistema debió
tiva concepción m agistratural del prin- m ostrar eficacia, cuando en época de
cips para reafirmar la del dominus. Galieno vemos que los gobernadores
Cuando más poder acumulaba, más ecuestres «provisionales» se convirtie­
Los Severos 35

ron en definitivos. Tam bién en el el 193, hasta entonces reclutadas ma-


mando legionario se dieron importantes yoritariamente entre itálicos y verdadera
novedades; Severo rompió con la tra­ cantera de oficiales. La apreciación de
dición cuando puso al mando de las Dion Casio no debe ser correcta; puede
tres nuevas legiones párticas a otros ser que las primeras cohortes renovadas
tantos ecuestres. Desde su reinado se por Severo estuvieran integradas por
im plantó la costumbre de situar a ca­ provinciales, pero al poco tiempo los
balleros al frente de cuerpos de.ejército pretorianos de origen itálico eran de
expedicionario, como ocurrió con el nuevo mayoría; el bandolerismo itálico,
liberto Teócrito bajo Caracala el 215 por ahora endémico, obedecía a otras
contra Armenia. causas, tales como la gran propiedad
senatorial, el empobrecimiento de las
poblaciones por las guerras exteriores
6. El papel del ejército e interiores, etc.; es lógico que el sena­
dor Dion haya dado otra explicación.
La historiografía actual atribuye al En época de los Severos el ejército
ejército de la época un destacado papel. aumentó los efectivos; era una tenden­
Septimio Severo fue el autor de im­ cia ya iniciada al menos desde Marco
portantes reformas militares, que en Aurelio y venía forzada por la amena­
principio no afectaron a los grandes za del frente germano y por la apertura
supuestos táctico-estratégicos de la de­ del frente parto. Severo reclutó tres
fensa del imperio; en este orden de co­ nuevas legiones (I, II y III Párticas),
sas mantuvo el ejército defensivo esta­ de las que la primera y la última le
cionado a lo largo de las fronteras, tal acom pañaron al Oriente el 197 y que­
cual había diseñado Augusto y perfec­ daron estacionadas en la provincia
cionado los monarcas anteriores. Mesopotamia recién creada; la segunda
Se había achacado a Severo la pér­ fue estacionada en Alba cerca de Roma.
dida de la preeminencia de Italia en el También se produjo un paralelo au­
reclutamiento de los mandos (Domas- mento de cuerpos auxiliares (alas y
zewski), pero los recientes trabajos cohortes) y se potenciaron los cuerpos
de Dobson prueban que los oficiales de de tropa (numeri) constituidos por bár­
origen itálico siguen teniendo una im­ baros en dependencia clientelar con
portante representación y que la pre­ Roma; por el momento son cuerpos
sencia de provinciales no es cosa que m inoritarios y el ejército aún está lejos
se inicie ahora. La opinión tradicional de sufrir una barbarización, frente a lo
partía de lo afirmado por Dion Casio, que han pretendido defender viejos
según el cual la juventud de Italia se autores. Sí es verdad que con la exten­
dio al bandolerismo y decayó en su in­ sión universal de la ciudadanía ro­
terés por la milicia a consecuencia de m ana del 212 se borró la diferencia
la disolución de las cohortes pretorianas entre ciudadanos er* las legiones y no

Tabla de salarios militares

C é s a r/ M axim .
D o m icia n o S evero C aracala
A u g u s to T racio

Le g io n a rio s 225 300 600 900 1.8 0 0


A u x ilia re s 1 8 7 ,5 250 500 750 1 .5 0 0

C a ntid ade s in d ica d a s en d e n a rio s /a ñ o .


36 A k a i Historia deI M undo Antiguo

ciudadanos en los cuerpos auxiliares. Consideradas en conjunto, las re­


Los reclutamientos se efectúan cada formas militares de Severo fueron im­
vez más sobre el mismo territorio pró­ portantes, pero estuvieron orientadas
ximo al lugar de despliegue de cada por la moderación y respondían a pro­
unidad; como form a de pago a las fundas exigencias de las tropas y de la
tropas, ante las dificultades financieras base social de la cuál emergían. Aquella
del estado, comienza la tendencia a frase de Severo a sus hijos: «enriqueced
pagar en tierras y también se va ex­ a los soldados y no os preocupéis de
tendiendo la costumbre de que el oficio lo demás», seguramente es invención
pase a los hijos; se acentúa la fijación de la historiografía (Dion Casio), que
del soldado de frontera a su propio te­ quería explicar así la futura evolución
rritorio, de modo que ha llevado a Mac- de la dinastía, sobre todo el com por­
Mullen a decir que desde Septimio Se­ tamiento del ejército bajo Caracala y
vero al ejército se «civiliza» de algún el ambiente de indisciplina reinante en
modo; de otra forma: se desmilitariza los últimos años de Severo Alejandro.
porque se desmoviliza. Los aumentos de sueldo de Severo y
Desde Septimio Severo se mejoró la Caracala parecen a primera vista que
situación material y jurídica del sol­ la máxima citada era cierta, pero cote­
dado; la progresión de salarios militares jados con los niveles de devaluación
queda reflejada en la siguiente tabla de de la moneda apenas rebasan la tasa de
J. Jahn: ajuste; las reformas de Severo no fueron
Además de lo anterior, desde el 198 una calculada opción militarista.
se dio a los soldados una asignación Pese a las alteraciones dinásticas, el
en especie por valor de 400 sestercios estado imperial hasta el 226/228 fun­
a través de la annona militar, antes cionó sobre las bases del derecho tra­
descontados del sueldo y ahora añadi­ dicional; las instituciones, los magis­
dos a lo liquidado en efectivo; con ello trados y cargos no se modificaron, el
se atendían buena parte de las exigen­ reclutamiento de los altos cuadros si­
cias de los soldados. guió las pautas de siempre y las clases
En los aspectos jurídicos Severo superiores continuaron unidas al trono
otorgó a la tropa el derecho a contraer y a sus intereses como antes. De no
matrimonio legal (connubium) durante haber sido así no se entendería que,
su estancia en filas, el de asociarse en durante el período, uno de los prefec­
corporaciones (collegia) y aumentó las tos del pretorio fuera un prestigioso
posibilidades de que alcanzaran el cen- jurista.
turionado; todo ello puede ser valo­ Los problemas sociales y económicos
rado, bien como medidas para hacer irresueltos, la amenaza de las fronteras
más atractivo el reclutamiento, bien y la debilidad del trono por las intrigas
como forma de consolidar su dinastía cortesanas propiciaron la extensión al
sobre el apoyo de los soldados, o bien final de Severo Alejandro de un clima
como ambas cosas a la vez. Herodiano general de sedición y fraccionamiento
informa que otorgó el anillo aúrco a de las tropas, añadido a las dificultades
los soldados, lo que fue interpretado por para pagarles las soldadas debidas por
Domaszewski que los grados de tropa el colapso financiero del estado; es lo
fueron elevados al orden ecuestre; no que la Historia Augusta recoge con la
tuvo tal significado, pues el derecho a expresión insolentia militum. A partir del
portar anillo aúreo fue una simple digni­ 238 bastaría el simple pronunciamiento
ficación social del soldado; hacía tiempo de cualquier sector del ejército o la in­
que llevarlo había dejado de ser privile­ triga palaciega para cambiar de mo­
gio exclusivo de los caballeros; sólo el narca; se desató una etapa negra de
rango superior del centurionado, los pri­ la historia de Roma, el período que
mipilares, fue elevado al orden ecuestre. conocemos como la Anarquía Militar.
Los S eve ro s 3:

IV. Evolución de la vida económica y social

A lo largo de la dinastía de los m onar­ ferentes (M attingly-Sydenham IV);


cas Severos se asiste a un proceso de añadidos a las acuñaciones de sus riva­
degradación de todos los elementos les, resultó ser un período de gran cir­
de la vida económica y social; más arri­ culación del num erario, aunque no
ba habíamos visto que las causas direc­ podemos formular precisiones cuanti­
tas podían remontarse hasta Marco Au­ tativas. En estas emisiones se dio una
relio; la obra política de Septimio Seve­ cierta depreciación de la ley del denario,
ro detuvo las tendencias críticas e incluso pero fue coyuntural por las necesidades
logró notables niveles de recuperación de la guerra y luego Severo la estabilizó
económica; después de él ya no existió y absorbió en los años posteriores; a
mano alguna capaz de oponerse con la larga no hubo repercusiones inflac-
eficacia a los problemas, que lustro a cionarias notables. El incremento de
lustro se agigantaron hasta devenir paga al ejército sólo en parte se tradu­
insolubles al final de la dinastía. ciría en aumento del efectivo que recibía
el soldado, ya que buena parte del
sueldo se le retenía para armamento y
1. Depreciación para otras necesidades del servicio; por
tanto, la mejora económica otorgada
de la moneda y sus a las tropas exigió un limitado aumento
consecuencias económicas de las acuñaciones, lo cual representaba
una pequeña parte del circulante y éste,
Uno de los aspectos más destacados en a su vez, jugaba un papel moderado
la vida económica del S. III es la gran en el conjunto de las relaciones eco­
erosión del valor que sufrió el circu­ nómicas; la moneda en la antigüedad
lante. Frente a lo que se ha venido sos­ sólo canalizaba una parte del trueque
teniendo hasta no hace muchos años de bienes y servicios frente al gran ho­
(Pekáry y otros autores), la gran de­ rizonte del cambio en especie.
preciación del denario y el encareci­ Importante para el juego económico
miento de precios subsiguiente no tu­ fueron las confiscaciones severianas y
vieron lugar bajo Cómodo y Septimio las posteriores de Caracala, lo que sig­
Severo, tal como muestran más fun­ nificó en términos económicos transfe­
dadamente los trabajos de Mazza. rencia a manos imperiales de recursos
H asta los prim eros años del S. III el privados, que en parte sirvieron para
circulante permaneció estable y no hay absorber los mayores salarios de la
pruebas de que se produjera una brusca tropa; por tanto, trasiego de recursos
subida de los precios. desde unos grupos sociales a otros sin
Durante la guerra civil del 193-196 necesidad de aumento del circulante o
Severo emitió 342 tipos monetales di­ de la depreciación de su ley y peso. Hay
38 A ka ! H istoria deI M undo Antiguo

que defender la relativa estabilidad fue obtener más monedas a partir de


m onetaria durante el reinado de Sep­ la misma masa de metal y eso es lo
timio Severo y también durante los que ocurrió desde el 218; se interrum ­
primeros años de Caracala; y es que pió la emisión de Antoninianos y el
buena parte de la discusión actual nuevo denario ya no era la pieza de
sobre las dificultades de las finanzas antes, porque había perdido el 25% del
públicas se ha m ontado sobre concep­ valor; bajó su ley y peso y con ello la
tos monetaristas modernos con olvido paridad con el aúreo de 1/25 a 1/40.
de las formas de intercambio y pago Ahora la devaluación de la plata afectó
en especie; el circulante antiguo no también a la paridad con el bronce, la
tuvo ni el desarrollo, ni el sentido que moneda de la economía cotidiana por
tiene el moderno. excelencia, y en igual medida se altera­
El punto de inflexión monetaria pudo ron las relaciones económicas en la base
iniciarse al final de Caracala y, sin nin­ de la pirámide social. Desde Heliogá­
guna duda, en los reinados de Helio- balo y Severo Alejandro el denario con­
gábalo y de Severo Alejandro; desde tinuó imparable la pérdida de valor; no
entonces se aceleró la depreciación del se pudo frenar ese proceso ni tampoco
denario hasta alcanzar a lo largo del S. abordar los problemas económicos de­
III gigantescos niveles de erosión. El rivados de él; se produjo el conocido
215 Caracala puso en circulación el estallido de los precios durante el S. Ill,
Antoniniano; era una nueva moneda cuyo último momento se vivió con Au­
de plata (46% de ley) tipológicamente reliano entre el 269 y el 274; la restau­
diferente al denario y con doble peso ración vendría luego con Diocleciano.
que él; correlativamente se redujo algo Como visión de conjunto, parece que
el peso del aúreo (el módulo descendió durante Severo y Caracala se m antu­
de 45 a 50 aúreos por libra); se han vieron las grandes líneas macroeconó-
atribuido consecuencias inflaccionarias micas y estructurales del siglo anterior;
al Antoniniano, pero por el momento es a partir de Macrino cuando se inicia
no pudieron ser muchas porque las un rápido proceso de alteraciones. Es
emisiones fueron pequeñas y el 219 prueba de la relativa estabilidad durante
dejó de acuñarse; resurgiría de nuevo la primera mitad de la dinastía la eje­
el 238 bajo Balbino y Pupieno, pero es cución de un gran programa de obras
ya un momento que queda fuera de públicas llevado a cabo por Severo y
nuestro campo de consideración. Al Caracala, sobre todo la reparación o
tiempo que el Antoniniano, continuó construcción de calzadas con sus co­
en circulación el denario y se aumentó rrespondientes mansiones y sistema de
considerablemente la producción de postas; los abundantes miliarios de los
tetradracm as en Siria entre el 214/5 y dos emperadores testimonian tal acti­
el 218 a causa de la guerra pártica. vidad que, por otro lado, tenía íntima
Macrino y Heliogábalo tuvieron relación con la organización de la an­
grandes dificultades para pagar al nona militar, con la obtención de tri­
ejército y para atender a los gastos de butos en especie para el ejército; a tal
la burocracia; se habían acrecentado fin se construyeron numerosos castella
considerablemente, pero durante Severo y stationes en puntos estratégicos junto
y Caracala se pudieron allegar los fon­ a las calzadas. También se prodigaron
dos requeridos porque el sistema admi­ bajo los dos primeros Severos cons­
nistrativo funcionó con eficacia y sin trucciones monumentales de todo tipo,
grandes corrupciones; la inestabilidad tanto en Roma como en las provincias;
política tras Caracala quebró la fluidez recordemos solamente el embelleci­
de los canales económicos del estado y miento de Leptis Magna bajo Severo o
los recursos llegaban con mayor difi­ las grandes termas de Roma y Cartago
cultad a la caja imperial. La solución bajo Caracala.
Los Severos 39

2. Economía agrícola afectar negativamente; es muy probable


y problemas sociales que por entonces empezara el abandono
de las tierras en ciertos puntos, porque
Desde fines del S. II había comenzado el 193, según Herodiano, Pertinax
a extenderse el colonato como solu­ autorizó la ocupación de los campos
ción de recambio en la agricultura a la incultos, tanto privados como impe­
escasez de mano de obra esclava. Los riales en Italia o en las provincias. Po­
colonos de ahora no son como aque­ seemos diversas noticias de reclama­
llos ciudadanos, veteranos o no, que se ciones que colonos imperiales elevaron
enviaban a una fundación colonial al a los monarcas Severos, quienes inten­
final de la República o a principios del taron seguir las grandes líneas de la lex
Imperio y a los que se entregaba un Hadriana retomada por Pertinax; varias
lote de tierras en propiedad y se otor­ de tales reclamaciones fueron acepta­
gaba un estatuto jurídico privilegiado; das, pero la situación en conjunto no
ahora son hombres libres sin propie­ mejoró porque hubiera sido necesaria
dad que tom an en cultivo la ajena, por una reforma a fondo que no se llevó a
la que pagan un tanto fijado en docu­ cabo. Los abusos no tenían fin y lo que
mento contractual; son renteros cuya realmente pretendía la política imperial
situación jurídica quedó protegida por era evitar las deserciones o lograr el
los juristas de época severiana, algunas regreso de los huidos; en ello se jugaban
de cuyas disposiciones han sido reco­ intereses del fisco.
gidas en el Digesto justinianeo. La Un ejemplo de ello son las llamadas
situación real de los colonos era en la de la administración a los habitantes de
práctica muy diferenciada según las Soknopaiu Nesos (Egipto) para que
regiones y según se tratara de tierras restauraran los cultivos, tras su fuga
imperiales o de grandes propietarios cuando la represión a los partidarios de
fundiarios. En cualquier caso fue una Niger; se logró el retorno, pero el 207
fórmula de relación jurídico-económica veinticinco representantes se quejaban
en relación con la producción agraria, ante el estratego del nomos por la grave
que supuso una honda mutación en las situación en que se hallaban; eran ve­
relaciones de trabajo y en el conjunto jados por una familia local para for­
del sistema productivo; si, como se zarles a que abandonaran las tierras
acepta generalmente, el colono libre como habían hecho antes; esa prepo­
sustituye al esclavo en el trabajo de la tente familia, decían, «no paga sus im­
tierra, es evidente que la agricultura en puestos y tributos ni en dinero ni en
los Siglos II (avanzado) y III sufre ten­ especie, ni soporta liturgia alguna», pues
siones críticas en su estructura básica. tiene asustados a los sucesivos secreta­
Es mejor conocida la situación de los rios de la localidad. La reclamación a
colonos que trabajan en arriendo las Severo de algunos colonos de Lidia re­
tierras imperiales; venía regulada por vela una situación similar: «nos vemos
la lex Manciana y perfeccionada por la obligados a huir de las tierras imperiales,
lex Hadriana', estos colonos poseían donde hemos nacido y donde nos hemos
unas condiciones notablemente favo­ criado...». Que no se dio un intento de
rables, porque las obligaciones en que solución estructural de los problemas
incurrían se m antenían en límites mo­ agrarios, lo prueba una vez más la me­
derados; respondían a una política dida de Severo desasentar colonos en
tendente a asegurar en todo el Imperio los confines del Africa; con ello no
una amplia capa de campesinos bien buscaba tanto promover la agricultura
situados. De Marco Aurelio a la guerra en esas regiones como lograr fórmulas
civil la voracidad del fisco por las ne­ estables de defensa del territorio frente
cesidades de la guerra y las corrupcio­ a los nómadas.
nes de los funcionarios les debieron Podrían espigarse más noticias de las
40 A k a l Historia del M undo Antiguo

fuentes, pero no es necesario; el hori­ ción de los precios les obligaba a hipo­
zonte social vinculado a la economía tecarse ante los ricos propietarios;
agraria se hallaba al borde del agota­ empobrecimiento, inseguridad e impo­
miento total por la presión del fisco, sibilidad de satisfacer los préstamos
por la corrupción de los funcionarios obligaba a muchas gentes a caer en
y por la voracidad de los grandes p ro ­ manos de los grandes possessores, a
pietarios. Tales problemas alcanzaron poner bajo su protección personas,
cotas críticas en la segunda m itad de bienes y haciendas y a quedar iure pre­
la dinastía severiana, coincidiendo con cario en relación de dependencia con
su colapso final. Ulpiano advertía que ellos. Tal tendencia estaba ya plena­
el gobierno provincial debía velar para mente im plantada al final de los Seve­
que los potentiores no abusaran de los ros, lo que añadido a la debilidad del
humiliores; enuncia la responsabilidad gobierno imperial, hizo que las pro­
protectora del estado hacia los ciuda­ puestas de Dion Casio sólo cuajaran
danos frente a los más potentes, porque en medidas de Severo Alejandro, cuyos
se estaban generalizando los abusos; es afectos para invertir el curso de las co­
curioso que por esos tiempos el senador sas no fueron perceptibles.
Dion Casio, miembro de la aristocracia Parece claro que los esfuerzos de los
unido a sus intereses agrarios, proponga monarcas severianos, en lo que atañe
una curiosa especie de reforma en el a la agricultura, no se centraron en co­
discurso de Mecenas (52.28.1-4). rregir defectos estructurales, sino en
Aconseja al em perador que saque a garantizar la estabilidad fiscal y la paz
subasta las propiedades imperiales y social. El mismo fin último debía tener
que otorgue créditos a bajo interés para su política de prom ocionar los collegia
adquirirlas y para com prar aperos y profesionales; seguramente los empe­
simientes; se busca restaurar aquella radores tenían interés en las corpora­
capa de propietarios modestos prote­ ciones para mejor canalizar a través de
gida por los monarcas del S. II; es el ellos la fiscalización de la producción
reconocimiento de su papel en la pro­ a modo de instrumentos administrativos
ducción y, por tanto, en la estabilidad intermedios. Ello es cosa clara en los
económica del estado; necesidad fiscal datos que tenemos en el período sobre
por un lado, pero tam bién interés en los collegia de naviculari (armadores de
disminuir el enorme horizonte de ham­ barcos).
bre y de miseria que se extendía por el
Im perio al final de los Severos y que 3. La constitutio
podía ser m anipulado por cualquier
usurpador o estallar incontroladamente. antoniana
Además ampliando la capa de tributa­
rios, las crecientes exigencias dinerarias Uno de los aspectos más llamativos
del estado presionarían menos sobre los del reinado de Caracala fue la concesión
grandes poseedores; no era filantropía universal de la ciudadanía rom ana a
lo que movía a Dion Casio en su pro­ todos los súbditos del Imperio; fue
puesta, era interés de grupo privile­ por un edicto del 212, que conocemos por
giado. un papiro egipcio (Pap. Giessen 40),
Y es que por esta época llegó a ha­ por Dion Casio (77.9.5) y por una re­
cerse insoportable para amplias capas ferencia de Ulpiano en el Digesto
de campesinos propietarios el mante­ (1.5.17). Parece ser que no fue acogida
nimiento autónom o de su propiedad; como algo extraordinario, pues otras
la crisis política disminuía la protección fuentes literarias no mencionan el
efectiva del estado, la corrupción ad­ edicto; en realidad la ciudadanía se
m inistrativa derivaba hacia ellos el había ido generalizando ya por todas
m ayor peso de los tributos y la eleva­ las provincias, lo que había traído ob­
Los Severos 41

viamente la degradación de su fuerza dad del comercio y de la afirmación de


diferenciadora originaria; la vieja cla­ los patriciados locales. Tradicional­
sificación por el derecho entre ciuda­ mente se concibió el período de los
danos y no ciudadanos se formulaba Severos como el comienzo de la crisis
ahora por la oposición entre honestiores de la ciudad en tanto que entidad
y humiliores. Dion Casio menciona la autónom a en el marco de relaciones
medida de Caracala sólo porque es un equilibradas con el estado, tal y como
argumento más que utiliza contra el habían sido en los Siglos I y II; la
monarca, al atribuirle designios fiscales investigación más reciente muestra una
en su avidez de dinero para costear los visión notablemente m atizada de tal
favores a los soldados. punto de vista. Tal crisis de la ciudad
Esto es lo que ha movido a F. Millar no se dio ahora en el norte de África;
a corregir la fecha tradicionalmente el mismo Egipto, refractario por su
aceptada para la prom ulgación de la estructura particular a la vida munici­
constitutio, proponiendo el año 214 pal, vio surgir desde Severo a Alejan­
porque fue a partir de entonces cuando dría como polis libre con instituciones
se hicieron apremiantes las necesidades iguales a cualquier otra ciudad.
de num erario para la campaña pártica Continuidad y auge debió darse
y para el aumento de paga prom etido también en las provincias orientales.
a los soldados. Nosotros no vemos di­ Por el contrario, el panoram a en Italia,
ficultad en m antener la fecha del 212, en Hispania y en G alia puede ser algo
pero entonces las constitutio no fue distinto; en estas regiones el empuje
motivada por intereses fiscales princi­ económico no se equipara al de oriente,
palmente. A nuestro entender detrás de salvo quizá algunas áreas en la Bética
la concesión universal de la ciudadanía o en la Narbonense. Es significativo que
rom ana está la obra y el pensamiento en los territorios del occidente, sobre
de los juristas del consejo imperial; la todo en Italia, desaparecen al final de
vieron como necesidad jurídica para la dinastía de los Severos aquellas
homogeneizar estatutos de individuos fundaciones benéficas impulsadas por
y de comunidades, para eliminar obs­ los monarcas del S. II y conocidas
táculos a la universal acción del estado; como frumentationes, así como otras
era una medida armónica con las ten­ múltiples fundaciones privadas de todo
dencias generales de la época en lo que tipo y carácter que ahora se obscurecen,
concierne a redefinir las relaciones tal vez por la gran erosión del dinero.
súbditos-administración. Era evergatismo basado en la desi­
gualdad económica de las capas socia­
les, pero al fin y al cabo permitía una
4. Las ciudades y sus cierta compensación social a los menes­
problemas terosos.
En esta época aumentó considera­
Severo en sus casi 20 años de gobierno blemente la presión del fisco; fue mejor
había extendido considerablemente la soportada por el empuje eonómico de
condición de municipio o colonia a las ciudades orientales o norteafricanas
muchos núcleos antes no privilegiados; y peor por las del occidente europeo;
Africa y Siria en general fueron las en la nobleza local buscó el estado a
zonas más beneficiadas, en coinciden­ los agentes responsables de que el tri­
cia con su dinamismo económico; cons­ buto se liquidara adecuadamente y los
trucciones monumentales, arcos con­ juristas reglam entaron con minuciosi­
memorativos, grandes obras públicas, dad los munera (obligaciones sobre el
templos y dedicatorias proliferan co­ trabajo —munera personalia—y sobre
mo consecuencia de la densidad de las fortunas —munera patrimoni)\ al­
núcleos privilegiados, de la prosperi­ gunos de los honores que se otorgan a
42 Aka! Historia de! M undo Antiguo

los rectores de las ciudades apenas zación municipal; era tam bién el co­
compensa la responsabilidad en que mienzo de su agonía como expresión
incurren ante el fisco; es el tránsito de de las libertades locales, aunque éstas
los decuriones (el senatus de la ciudad fueran antes en realidad puro form a­
durante el Alto Imperio) a los curiales lismo. El estado severiano todavía
del Bajo, solidarios ante la adm inistra­ protege y cuida a las aristocracias ur­
ción con sus propias haciendas; es el banas, pero concibe a la ciudad como
momento en que los honores y la dig­ instrum ento administrativo al servicio
nificación social derivados de pertenecer de las necesidades más generales del
al gobierno ciudadano quedan reba­ estado, en especial para canalizar la
sados por las obligaciones y empiezan acción fiscal. De ese modo se inicia
a no ser apreciados. ahora una tendencia que adquiere pleno
Decíamos que bajo los Severos se desarrollo en el S. III y total consa­
extendió considerablemente la organi­ gración en el Bajo Imperio.

Interior de la Basílica de Severo


en Leptis Magna
(reconstrucción)
Los Severos
43

V. Religión y cultura

1. Las nuevas tendencias de culto oficial, evidencia la tensión con


la que estos monarcas viven sus rela­
religiosas ciones con los súbditos; cuando esa
tensión se exaspera, como ocurre res­
a) El culto imperial pecto a los cristianos, la religión oficial
muestra las posibilidades y los límites
El culto oficial actuaba como factor de de su convivencia tolerante con otras
referencia unitario, aglutinante, frente religiones.
al politeísmo localista y frente a las
tendencias centrífugas que pudieran
llegar a surgir; a través de él se quería b) La exaltación religiosa
lograr la convergencia religioso-moral de los emperadores Severos
de los súbditos para reforzar la unidad
y universalidad del orbis Romanus. La Para la época que narramos poseemos
gigantesca magnitud del Imperio y sus los mejores documentos literarios so­
también enormes problemas reclama­ bre la consecratio imperial, en particu­
ban fuerzas igualmente gigantescas en lar la de Pertinax y Severo; Dion
apoyo del gobierno y del orden inter­ Casio y Herodiano han narrado mi­
nos; el emperador, como figura dele­ nuciosamente los extraordinarios ri­
gada de los dioses frente a los mortales, tuales y celebraciones que tuvieron lu­
se nos presenta por el culto imperial gar en la deificación de estos empera­
dotado de poderes y cualidades sobre­ dores y que revistieron una solemnidad
humanos. tal que asombró a los contemporáneos.
Ya desde Cómodo y sobre todo En época severiana se multiplicaron las
desde Severo se observa la preocupa­ dedicatorias pro salute imperatoris y
ción por reconfigurar una teología las realizadas al numen Augusti, también
imperial más a tono con las circuns­ se prodigan con mayor frecuencia que
tancias históricas del momento; las antes las representaciones de los em­
poblaciones del Imperio estaban evo­ peradores en compañía de los dioses,
lucionando hacia la aceptación de dio­ para señalar que unos y otros pertene­
ses más personales, alejándose psico­ cen al mismo mundo. En el arco de
lógica y sentimentalmente de las frías Leptis Magna aparece Severo entre
y distantes deidades oficiales; ello podía Victoria y Esculapio, mientras que Julia
resultar peligroso para el sistema de D om na y sus dos hijos están ante
autoridad que era en sí el orden ro­ Roma, Hércules, Liber Pater, Silvano
mano, porque se debilitaban las bases y quizá tam bién Fortuna; en las mo­
religiosas tradicionales del respeto a esa nedas se recurre a esta simbología con
autoridad. La potenciación durante los gran frecuencia: el 194 vemos a Júpiter
Severos de todas las formas posibles en un aúreo entregando a Septimio
44 A k a i Historia deI M undo Antiguo

Severo el globo terráqueo y en un me­ multiplican las dedicatorias en su honor


dallón de Severo Alejandro la esfera por todas las provincias. Desde Sep­
es sostenida a medias por Júpiter y el timio Severo las tradicionales abstrac­
monarca. El fenómeno se acentuó aún ciones divinizadas se refuerzan con el
más a lo largo del S. III, desarrollán­ epíteto aeterna: Pax Aeterna, Felicitas
dose plenamente una teología del poder Aeterna, Victoria Aeterna, etc. Es sa­
imperial cimentada sobre la de Júpiter grado (ires sacra) todo cuanto concierne
y la del culto solar. al emperador: sus expediciones, sus
Otro de los fenómenos característicos órdenes y rescriptos, sus obras públicas,
del momento es la plena conexión que sus construcciones militares, sus pro­
se produce entre astrologia y exaltación piedades y bienes.
de la figura imperial. Severo recibía
audiencia en una sala cuyo techo tenía
pintada su ascendencia conectada a c) Sacralización monárquica
símbolos astrológicos, porque su ad­ y problemas históricos
venimiento estaba predestinado por el
curso de los astros y por la voluntad Por una suprema ironía y sarcasmo
de los dioses; sacralizando de ese modo histórico, tal progresión de la fraseo­
su figura, se convertía en el garante de logía sacralizadora del trono y de la
una ley suprahum ana; en aquella te­ corte corre paralela a la degradación
chumbre aparecía el monarca como el general de la existencia entre las po­
Sol entre los planetas. Siguiendo igual blaciones del Imperio; más se acentuaba
teologización del trono, Caracala se la altisonancia de las palabras cuanto
hizo representar como Cosmocrator en mayor era la inestabilidad del sistema
una composición oficial de Egipto. Los por las desgracias de los tiempos, por
sucesores recurrieron también al arte los abusos de las capas superiores sobre
de la astrologia, hasta el punto de que las inferiores y por las corrupciones de
Severo Alejandro instituyó mathematici la administración. El exacerbado afán
como funcionarios pagados por el era­ por señalar la sacralidad y trascenden­
rio público; éstos podían verificar ob­ cia de los monarcas severianos traduce
jetivamente el destino, así se creía, en realidad la inseguridad objetiva de
porque el orden terrestre (el imperial) su poder y la intranquilidad ante el
reproducía con puntualidad el celeste; mañana. Podemos considerar a la época
y es que con tales tendencias se amal­ de los Severos como el punto de
gamaba en una misma mística lo uni­ arranque de aquella titulatura franca y
versal de lo cósmico con la pretensión sin ambages de Aureliano (270-275) en
de la monarquía universal. una emisión de Sérdida: deus et dominus
Sobre todo desde Caracala se mul­ natus Aurelianus Aug(ustus); predesti­
tiplicaron los retratos imperiales con nación por nacimiento a ser amo por­
atributos y elementos que los asimila­ que se es dios.
ban a deidades, tanto en esculturas En el Alto Imperio las formas de
como en relieves y monedas; tales culto imperial instauradas por Augusto
asimilaciones iconográficas servían para y sucesores fueron acogidas con amplia
ser mostradas públicamente en triunfos, aceptación por los provinciales; la vida
festivales y juegos y en todo tipo de religiosa oficial s? apoyaba en institu­
actos oficiales. Abundan las asimila­ ciones clásicas como las municipali­
ciones en la fraseología oficial y corte­ dades y las colonias, el ejército y el se­
sana; ya desde época antoniniana fue­ nado, los centros provinciales y conven­
ron habituales expresiones como sacra­ tuales, la moneda y la esclavitud, etc.;
tissimus o sanctissimus' para aludir al mientras éstas funcionaron, puede ase­
emperador; ahora la domus imperial gurarse que en cierta medida la reli­
(palacio) deviene domus divina y se giosidad augústea se promocionaba
Los Severos 45

espontáneam ente desde la base de la dioses mayores y menores, nacionales


sociedad; cuando empezaron a declinar, y locales de todas clases, religiones
también lo religioso anexo comenzó a mistéricas, cristianismo y judaismo, mo­
vaciarse de contenido. Esto ocurrió bajo vimientos y sectas, deidades indígenas
los monarcas severianos, quienes se de los viejos pueblos conquistados por
esforzaron afanosamente por lograr Roma y, por encima de tan heterogéneo
nuevas formas religiosas capaces de conglomerado, las diversas formas de
conectar con todos los grupos; en con­ culto imperial.
trapartida, los cultos oficiales comen­ Ahora se acelera la penetración de
zaron a ser algo forzadamente impues­ los cultos de origen oriental por todas
tos desde arriba. las provincias del Imperio; su empuje
ya había sido detectado antes, porque
se presentan como experiencia más viva
d) Politeísmo y cultos orientales y personal que la fría religiosidad oficial
y tradicional. Ya Juvenal había llamado
En época severiana, también antes de la atención sobre su fuerza proselitista,
forma general, el orbe rom ano era un cuando decía gráficam ente que el
hervidero de religiones; el paganismo Orontes desaguaba al Tiber todo su
antiguo aparecía como mundo plural, flujo de orientalismo. La mayor parte
abigarrado y complicado, donde el es­ de la documentación que conocemos
pacio para lo vivencial era abrum ado­ sobre esas religiones se data en torno
ramente mayor que el reservado a la a los tiempos de los emperadores Se­
tradición racional helénica; el hombre veros; no debió ser pequeño el influjo
siente atado su vivir a determinismos de las mujeres sirias en la corte, sobre
supranaturales de toda especie e, in­ todo el de Julia Domna y Julia Mamea.
cluso, al cultivo de viejos autores como Los cultos más conocidos son los de
Platón revive ahora porque sus obras Cibeles y Attis, Isis y Serapis, Atargatis
se leen en clave teosóñca más que como y Mitra. Cibeles se había introducido
cuerpo de racional doctrina filosófica. en Roma a fines del S. III a.C., identi­
En el Imperio Romano conviven, ficándose con la Magna Mater y fue
como en una gran huerta, las más va­ venerada en Italia y Roma, así como
riadas especies religiosas: panteón ro­ en las provincias occidentales. Adora­
mano y helenístico, cultos orientales, dor suyo era Heliogábalo, de ser verdad

Fresco procedente de la casa de los Araldi


(comienzos del siglo III d. C.)
46 A ka! Historia dei M undo Antiguo

la noticia de la Historia Augusta; se tales; la época de los Flavios (último


habría rapado la cabeza y se habría cuarto del S. I d.C.) trajo una conside­
castrado como sus sacerdotes. rable expansión de los adoradores del
Isis y Serapis, pareja divina origina­ dios, que se reclutaban principalmente
ria de Egipto, estaba rodeada de cierto entre militares. Desde que en 1883
tono helenizado ya desde época ptolc- E. Renán publicara su monumental
maica. Domiciano le había levantado obra sobre los orígenes del cristia­
un templo en el Campus Martius el 92 nismo, es famosa y todavía hoy vi­
y Adriano tenía la estatura de Isis en el gente su frase de que «si el cristia­
canopus de su villa en Tibur; según la nismo hubiera detenido su crecimiento
Historia Augusta, Cómodo fue devoto por cualquier enfermedad mortal, el
de la diosa y se rapó la cabeza; Cara- mundo habría sido mitraico». Cómo­
cala le levantó varios y magníficos tem­ do fue iniciado en sus misterios y tras
plos en diversos lugares e instituyó ri­ él ganó nuevos impulsos la expansión
tuales más suntuosos que antes; también del culto por Occidente.
instituyó un templo a Serapis en la El culto oriental que al final mono­
ladera del Quirinal y el culto se exten­ polizaría el espacio social e histórico
dió posibilitado por la aparición de su era el del galileo Jesús, reconocido
imagen en las monedas imperiales. Christós (ungido) por sus adoradores,
Atargatis, conocida más frecuentemen­ a quienes por primera vez se denominó
te en el Occidente como Dea Syria, christianoí en Antioquía durante la
también era conocida en Roma desde primera generación apostólica. En épo­
época republicana; los mercaderes sirios ca de los Severos se consolidan mu­
extendieron luego su culto a todos los chas comunidades cristianas y otras
puntos del Occidente; se vinculaba a nuevas van surgiendo en puntos don­
ideas de fertilidad y, asimilada a Astar- de nunca las había habido. El cristia­
té, también se concebía como diosa del nismo estaba más arraigado en los
amor; vinculada con la astrologia cal­ centros urbanos del Oriente, en el área
dea, fue acogida en los ambientes corte­ de C artago, en Roma y en Italia; más
sanos, en especial en el círculo de Julia al occidente, la geografía cristiana se
Domna, la mujer de Septimio Severo. resolvía aún en débiles manchas; aquí
Por estos mismos momentos se es­ iban surgiendo las primeras y modestas
taba incrementando la presencia de comunidades en los principales centros
orientales en el senado y con ellos lle­ económicos o administrativos, junto a
gaban los cultos del Oriente; entre las las costas o a las vías de comunicación.
acomodadas capas de la sociedad ro­ El fenómeno es todavía un hecho
mana fueron arraigando muchas de las esencialmente urbano. Por ahora em­
reflexiones que de siempre preocuparon pieza a calar de modo firme entre las
a los orientales, como la cuestión de la altas capas sociales, posibilitado por el
otra vida y similares. Los cultos sirios clima general de receptividad hacia los
poseían tras sí una larga experiencia de cultos mistéricos y hacia las religiones
sincretismo, estaban ya notablemente de salvación, de las que aquél no era
adecuados a él y por ello los círculos sino una de ellas.
intelectuales pudieron avanzar hacia el
monoteísmo solar partiendo de sus
teologías. Júpiter Doliqueno y otros e) Cristianismo y estado
dioses Baales, de teología eminente­ romano durante los Severos
mente solar, ganaron terreno en el
Occidente romano al aprparo de tales El tema es una de las cuestiones que
tendencias monoteístas. más ha preocupado a la historiografía
Mitra fue la deidad oriental que más actual; creemos que hoy se ha llegado
arraigo tuvo en las provincias occiden­ a resultados que pueden ser calificados
Los Severos
47
de satisfactorios. A partir de finales del entonces tuvo lugar aquí la muerte de
S. III la tradición cristiana representada las cristianas Perpetua y Felicitas y al­
en Eusebio, en Sulpicio Severo, en gunas otras en Alejandría y Asia; fue
Orosio y en San Jerónim o ha hecho un período de exaltación colectiva cí­
de Septimio Severo un perseguidor. A vico-religiosa de Roma, de sus poderes
finales del S. IV o principios del si­ y autoridades, era el momento en que
guiente la Historia Augusta ( Vita Severi los cristianos refractarios a participar
17.1) dice que Severo en su viaje por en los rituales dedicados a los dioses
Palestina dictó graves penas para protectores de la vida colectiva levan­
quienes se hicieran judíos y cristianos. taban enormes recelos con su absten­
Partiendo de las noticias citadas, la cionismo frente al júbilo general.
investigación tradicional ha defendido El entorno veía su abstención como
la tesis de la actitud persecutoria general crimen social, porque lo religioso y lo
de Severo, de modo específico contra político se fundían en la misma esfera.
el proselitismo y contra la organización En diversos puntos se acrecentaban
catecumenal. La consideración paralela ocasionalmente las tensiones y se en­
de otro tipo de datos muestra que la crespaban los ánimos, sobre todo si al­
noticia de la Historia Augusta no es gún cristiano hacía ostentosa y provo­
concorde con los hechos; iguala ina­ cadora afirmación de identidad religiosa;
ceptablemente a judíos y cristianos, en entonces intervenían las autoridades
las condenas a éstos durante el reinado imperiales para reponer la paz social,
no aparecen solamente neófitos (por ej. reprimiendo a los cristianos y poniéndose
Leónidas, padre de Orígenes) y además de parte de las mayorías no cristianas.
Severo mostró tolerancia hacia los ju ­ Pero la política imperial, en tanto que
díos, levantó monum entos en Galilea tal, nunca fue persecutoria y siguió las
y por el Digesto sabemos que eximió líneas marcadas por Trajano en su fa­
de las prácticas paganas a los judíos moso rescripto, según el cual las auto­
que asumieran cargos públicos. ridades no habrían de desarrollar ac­
Nada similar a lo afirmado por la ciones inquisitoriales contra los cristianos
Historia Augusta hallamos en las fuentes (conquirendi non sunt), sino que se limi­
históricas del momento (Dion Casio y tarían a juzgar los casos en los que me­
Herodiano) y tampoco en las cristianas diara denuncia formal. Era un posición
(Tertuliano, Hipólito de Roma). Los de semitolerancia, porque trasladaba a
testimonios de estos dos últimos sólo los rectores de las comunidades cristianas
mencionan condenas locales a cristianos la responsabilidad de velar por com­
en la primera m itad del reinado de Se­ portamientos discretos de sus fieles en
vero. Es significativo que Hipólito, ri­ el medio social para evitar las denuncias.
gorista y hostil al compromiso con el Esta fue también la línea seguida por
estado, libre al em perador de respon­ Septimio Severo, en perfecta concordan­
sabilidad en tales acciones y culpe a cia con el procedente del S. II; las repre­
los gobernadores y magistrados. D u­ siones de 211 y 213 en África tuvieron el
rante el 204 se llevaron a cabo las mismo carácter local que las anteriores;
grandes celebraciones del nuevo siglo ni con Caracala ni con Heliogábalo se
de Roma (ludi saeculares), como ha­ interrumpió esa tónica hacia los cristia­
bíamos visto más arriba; entonces las nos. Fue la tradición cristiana posterior
prácticas religioso-festivas que magni­ la que hizo persecuciones generales de
ficaban la grandeza y eternidad de las represiones particulares y locales.
Roma se m ultiplicaron por todo el Es curioso constatar que hacia el 211
Imperio. En Africa tal efemérides debió Tertuliano se congratulaba en su De­
alcanzar la máxima intensidad, dada la corona por los años anteriores de tam
íntima vinculación de las ciudades bonam et tam longam pacem, amena­
norteafricanas a Severo; justamente por zada entonces por el acto de im pru­
48 A ka ! Historia deI M undo Antiguo

dencia de un soldado cristiano; el sen­ también los cristianos; no se puede


tido milenarista y el ideal martirial hablar de cristianización de la corte,
exaltado de algunos correligionarios pero sí que lo cristiano circulaba por
podía poner en peligro a los demás. La ésta con igual libertad que otras op­
mayor parte de los cristianos aceptaba ciones. La H istoria Augusta dice que
el gobierno imperial, obedecía a sus Severo Alejandro tenía en su larario
magistrados y cargos, acataba el sistema imágenes de Abraham , de Cristo, de
y su estructura; sólo se abstenía de Orfeo, de Apolonio de Tiana y de los
aquellas prácticas religiosas que cho­ mejores emperadores precedentes; es
caban de plano con la suyas. Su actitud secundario para nosotros si la noticia
se resume en aquella expresión de Pedro merece o no credibilidad, porque de
«honrad al monarca» (I Petr. 2.17); el cualquier modo refleja el clima de to­
príncipe es elegido por Dios, pero los lerancia y sincretismo del momento. El
honores que se le deben a uno y a otro mismo emperador intentó también
son diferentes. Tertuliano decía (Apo- prom over un templo a Cristo en la
log., 30.1): «rogamos al dios eterno por Urbe reconociéndolo como uno de los
el bienestar de los emperadores». Es dioses de Roma; Sesto Julio Africano,
más; podríamos añadir que, si con­ cristiano, fundó en Roma con el apoyo
templamos la figura de los emperadores imperial la biblioteca del Panteón y en
cristianos y bizantinos del S. IV en reconocimiento dedicó sus Kestoi al
adelante, parecería que el cristianismo, monarca; de este reinado es la capilla
al menos el plenamente clericalizado y cristiana de D ura Europos, junto al
jerarquizado, no era incompatible con Tigris, la prim era de la que tenemos
muchos rasgos de suprahumanización noticias levantada por los soldados del
del soberano. frente oriental.
A la vista de las relaciones estado
romano-cristiano desde la perspectiva
arriba indicada, resulta plenamente in­ f) Sincretismo y tolerancia
teligible que entre el 200 y el 220, quizá frente a tendencias refractarias
el 216, se reuniera en Africa un concilio
con asistencia de 71 obispos, que en­ D urante el reinado de Severo Alejan­
carnaban el sector mayoritario y par­ dro el sincretismo alcanzó el más ele­
tidario de una tácita actitud concorda­ vado desarrollo. Desde la corte de se
toria con el estado; por eso se podía prom ocionaba con gran interés la idea
convocar abiertamente la asamblea de elaborada por los filósofos de la esen­
fieles, siempre crecientes en número. El cial unicidad de lo divino y, por tanto,
cristiano Bardesano dedicó a Caracala de la existencia de una suprema divi­
o a Heliogábalo su diálogo sobre el nidad (summus deus), de la cual los
destino y el libre arbitrio; Hipólito de dioses conocidos, incluyendo el cris­
Roma dedicaba su Protrepticum a Se- tiano, eran sus manifestaciones especí­
verina, probablemente la vestal despo­ ficas. Como se dijo antes, se buscaba
sada por Heliogábalo, y su De resu­ la unidad espiritual para reform ar la
rrectione a Julia Mamea; esta última, am enazada unidad política y social,
interesada por el cristianismo durante apoyándose para ello en las fuertes
su estancia en Antioquía, había hecho corrientes psicológicas del momento.
venir desde Alejandría a Orígenes; la Las mentes cristianas más perspicaces
escuela cristiana de la capital egipcia, vieron en el clima sincretista y tolerante
9
com el apologeta informa, era también un peligro para su religión y, por eso,
frecuentada por paganos. no es casualidad que el 235, el mismo
Al amparo del sincretismo de los año de la muerte de Severo Alejandro,
tiempos, parece que entraron en la Orígenes escribiera su exhortación al
corte, junto a otros elementos religiosos, m artirio (De martyrio); retomaba la
Los Severos 49

Relieve marmóreo del arco


de Septimio Severo:
soldados romanos y prisioneros partos
bandera de la confrontación con el también entre los paganos y, de modo
paganismo y con el estado, quería in­ especial, entre la aristocracia senatorial.
suflar en los ánimos posturas refracta­ Esta sigue aferrada, mayoritariamente
rias y diferenciadoras, casi apagadas ya aún en época severiana, a los cultos
ante el clima general; recurso al radi­ tradicionales que habían vehiculado
calismo como autoprotección de iden­ siempre la trabazón de la sociedad con
tidad frente a la gran corriente sincre- los gobernantes y con los órganos del
tista que hubiera anegado en ella al estado. Cuando ataca furibundamente
cristianismo; éste necesitaba cultivar a Cómodo, Caracala o Heliogábalo por
íntimas tensiones hostiles, sublimadas supuestas excentricidades religiosas, no
a través del afán m artirial, para man­ es porque asume una perspectiva laica
tenerse a salvo de la fusión y la sim­ de lo político, sino porque la sacrali-
biosis. Frente al summus deus que zación del poder no se apoya en la re­
promulgaban los filósofos y la corte, ligión tradicional; en ello están en juego
Orígenes se atrincheraba en su unus sus intereses como grupo privilegiado.
deus\ si exigía al mismo tiempo tole­ La afirmación ecuménica de autoridad
rancia del estado, era porque convenía sobre el culto oficial a la idea de Roma
a la supervivencia y al crecimiento, pero Aeterna sugería valores de estabilidad,
no porque fuera cuestión esencial que conservatismo y mantenimiento del
se proyectara hacia el contacto y la estado de cosas anterior, pero había
convivencia entre credos; la unidad del devenido demasiado frío y político en
Imperio Romano, concebido como época severiana, se había vaciado ya
ordenado cosmos dirigido por una po­ de las expectativas positivas que en
tencia suprahum ana, tenía que conse­ principio pudo suscitar, porque ahora
guirse (es la filosofía cristiana de la cundía por doquier la desesperanza de
historia) por la imposición universal de las gentes en la acción protectora y
aquel unus deus. benefactora del estado. Por eso los
Pero las tendencias refractarias no se monarcas Severos, lo mencionábamos
albergaban sólo entre los cristianos; arriba, se esforzaron por recuperar la
50 A ka ! Historia de! M undo Antiguo

comunión psicológica con los súbditos cronografías, epítomes y vulgarizacio­


mediante renovadas formas de culto nes. La figura de historiador más des­
imperial. tacado es Dion Casio con su Historia
Otros dioses, otras soluciones religio­ Romana, compuesta en 80 libros que
sas acuménicas eran peligrosas para la comprendían desde los orígenes le­
aristocracia, porque potencialmente gendarios de Roma hasta el reinado de
sancionaban cambios y transformacio­ Severo Alejandro. Dion fue el Tito
nes; ese es el motivo por el que Dion Livio del oriente griego y bizantino,
Casio en el discurso de Mecenas aconseja había nacido bajo Marco Aurelio y
al emperador, poco antes de que Orí­ murió hacia finales de Severo Alejan­
genes publicara su De martyrio, que dro; era hijo de senador, se inició
expulse a los que introducen cultos ex­ pronto en la vida política y desempeñó
traños en el imperio, pues son elementos los más elevados cargos del estado hasta
disolventes y peligrosos para el trono su segundo consulado el 229; fue testigo
mismo; Dion y Orígenes representan de primer orden para la etapa que
sectores contrapuestos, pero convergen­ hemos narrado, porque conocía bien
tes en cuanto a desconsiderar la tole­ los problemas de su tiempo y participó
rancia como principio y a rechazar las en su solución como consejero de Par-
tendencias sincretistas de los tiempos. El tinax, Severo, Caracala y Severo Ale­
futuro de Roma m ostrará que la tole­ jandro; del relato de estos reinados han
rancia perdería la batalla de la historia; sobrevivido sólo algunos fragmentos,
con los emperadores paganos hasta que se completan con epítomes bizan­
principios del S. IV el cristianismo re­ tinos tardíos.
cibió aún algunos golpes graves, después Contemporáneo de Dion y de carrera
con los emperadores cristianos le tocó similar a él fue Mario Máximo, que
el turno al paganismo en tamaña medida escribió unas Vidas de los emperadores
que acabó por desaparecer. desde Nerva hasta Heliogábalo; quiso
ser el continuador de los Césares de
Suetonio. Su obra se ha perdido y se
2. La vida cultural supone que se ha integrado en las
correpondientes biografías de la Histo­
Las mutaciones de todo tipo que tie­ ria Augusta, probablemente sufriendo
nen lugar en el período de los empera­ hondas transformaciones. Al igual que
dores Severos se reprodujeron de Dion Casio, pertenecía a la aristocracia
modo paralelo en los ámbitos de la senatorial; los testimonios de ambos
cultura y del pensamiento. También en son convergentes porque comportan
este orden de cosas se asiste a la co­ la misma perspectiva histórica y los mis­
existencia tensa de lo viejo que muere mos intereses sociales y políticos.
y de lo nuevo que lucha por crecer; son Un tercer historiador es Herodiano;
momentos, quizá por eso mismo, de nació a fines de Marco Aurelio o co­
gran vitalidad espiritual y especulativa. mienzos de Cóm odo, momento en el
que comienzan sus Historias que al­
a) La literatura pagana canzan hasta Máximo Tracio (235-238);
escribió la obra a mediados del S. III
Es en la historiografía donde las co­ en plena Anarquía Militar, por lo que
rrientes continuístas operan con mayor su visión del acontecer es diferente a
fuerza; puede afirmarse que bajo los la de los dos autores anteriores. Además
Severos se escriben las últimas grandes se diferenciaba de ellos por origen y
obras de historia en el sentido de la ambiente social (seguramente es liberto
antigüedad clásica; después la élite in­ imperial), porque sus fuentes proceden
telectual pagana, salvo algún caso ex­ de relatos orales recogidos entre cargos
cepcional, sólo será capaz de producir medios de la administración y porque
Los Severos 51

el enfoque de su narrativa tiende a el círculo de la Augusta; por encargo


asimilarse al de una novela histórica. de ésta escribió la Vida de Apolonio, el
Otros géneros de prosa siguieron milagrero taum aturgo originario de
cultivándose bajo los Severos, sólo que Tiana (Capadocia), cuyas andanzas se
las viejas formas clásicas luchan por situaban en época de los Flavios; es una
adecuar a ellas los nuevos contenidos hagiografía pagana en la que se entre­
culturales. La mayor parte de los afanes veran teosofía, superstición y connota­
literarios se ponen al servicio de acti­ ciones eruditas. Filóstrato pone en boca
vidades como la filosofía, la religión, de su héroe un discurso sobre Vespa­
el derecho, la matem ática, etc. En siano y sus dos hijos, que no es sino el
cuanto a la lírica, parece sufrir un os­ de él mismo sobre Severo y los suyos;
curecimiento entre fines del S. II y fines la obra sirvió a la propaganda severiana,
del III; nos han llegado algunos frag­ seguramente por influencia de Julia
mentos y nombres propios, insuficientes Domna preocupada por consolidar la
en sí para conocer la vida y la obra de legitimidad del marido y por garantizar
cualquier autor. la estabilidad dinástica de sus hijos
Caracala, y Geta. Otra obra importante
b) El círculo cultural de Julia de Filóstrato es la Vida de los sofistas.
Domna c) La apología cristiana
La corte de Septimio Severo fue im­ Con la penetración del cristianismo en
portante centro de cultura, en gran las capas cultivadas del Imperio co­
medida debido a los esfuerzos de su menzó a sentirse la necesidad de una
esposa Julia Domna; la rica personali­ literatura que vehiculara los contenidos
dad de esta mujer, que procedía de una e ideales de esa religión. Por otro lado,
de las familias más cultivadas del fue decisiva en su consolidación y de­
Oriente (Emesa), ganó notable ascen­ sarrollo la confrontación con los inte­
diente sobre el marido desde el punto lectuales paganos; durante el S. II no
de vista político. Sus inquietudes le lle­ sólo acusaban éstos a los cristianos de
varon a propiciar en torno a la corte irreligiosidad y de cometer criminales
un círculo de intelectuales, integrado por acciones de todo tipo, según los ma­
las más destacadas figuras y en el que cabros bulos propagados en la sociedad,
cuajaron numerosas actividades; no le sino que también polemizaban sobre los
caracterizaba el neoaticismo del S. II, postulados teológicos y sobre el ámbito
sino un helenismo muy impregnado de de las creencias. Los cristianos salieron
las corrientes religiosas arriba descritas; al paso de los ataques, dando origen a
por tanto, era un helenismo de sincre­ una literatura apologética que, en pri­
tismo y, por decirlo de algún modo, más mer lugar, tomó cuerpo en el oriente.
greco-sirio que greco-ático; en su seno En Alejandría había surgido una só­
se ensayaron múltiples vías de simbiosis lida escuela cuyas más destacadas fi­
entre la tradición clásica y las nuevas guras fueron Clemente (+ antes del 215)
espectativas de los tiempos. Había sa­ y Orígenes (+ hacia el 253/4); los dos
bios como el anciano Galeno, poetas y poseían una amplísima formación clá­
eruditos como Sereno Samónico, sofis­ sica en filosofía y literatura y se esfor­
tas y filósofos como Claudio Eliano, zaron por armonizar la religión de Jesús
Opiano, quizá Ateneo el autor del con muchos de los valores del hum a­
Banquete de los Sofistas y también nismo helénico. Clemente conocía bien
Diógenes Laercio que escribió una Vida la im portancia de la paideia griega,
de los filósofos. Probablemente la figura como sistema y como cuerpo de valores
más conocida es Filóstrato de Lemnos, educacionales para afirmar la superio­
a quien debemos los mejores datos sobre ridad del hombre griego, y quiso tam­
Aka! Historia del M undo Antiguo
52

bién dotar al cristianismo de un ins­ bárbaros, está prefigurando la visión de


trum ento similar; el Pedagogo, una de un imperio plenamente cristiano. He­
sus cuatro obras conservadas, pretende redero intelectual de Tertuliano fue
ser una com pleta guía para e l; ideal Cipriano, obispo de Cartago y conde­
de formación y vida cristianas. Orígenes nado por Valeriano el 258.
sucedió a Clemente en la dirección de
la escuela alejandrina, sus esfuerzos se
orientaron sobre todo hacia la exegesis d) El derecho
bíblica, intentando configurar un sis­
tema teológico por la convergencia de El entram ado jurídico de la sociedad y
la tradición cristiana y de la filosofía del estado rom anos se fue enrique­
de su tiempo. Celso había escrito contra ciendo y acumulando saber y experiencia
los cristianos un duro y bien razonado a lo largo de los siglos, pero es en época
alegato, hoy perdido; era peligroso por de los Severos cuando la jurisprudencia
la carga de sus argumentos y Orígenes alcanzó su formulación definitiva; la
respondió en su conocido Contra Celso, expresión máxima de madurez, la ela­
pieza clave para observar el nivel al­ boración más honda del derecho tienen
canzado por la escuela de Alejandría a lugar ahora, a modo de canto de cisne,
fines del S. II y principios del siguiente. en el momento final de lo que se ha dado
En el norte de África se había pro­ en llamar la jurisprudencia clásica. Se
ducido desde mediados del S. II un redefine el concepto de derecho, el
florecimiento de las letras latinas al cuerpo jurídico se arquitectura en los
amparo del auge económico de la re­ denominados institutos, base de la pos­
gión; entre los paganos es Apuleyo la terior codificación, se perfecciona la
figura de mayor talla. En ese clima terminología y el método y se formula
surgieron las figuras de Minucio Félix doctrina sobre cuestiones difíciles, con
y de tertuliano. Minucio Félix era abo­ lo que se dan importantes pasos en la
gado y escribió hacia fines del S. II el construcción dogmática del derecho. Los
diálogo Octavio, donde, sirviéndose de juristas severianos abordan todos estos
la técnica ciceroniana, formuló una frentes sobre la labor acumulada por las
crítica a Roma acusándola de haber generaciones que les precedieron y, tras
alcanzado su hegemonía mediante el las codificaciones bajoimperiales, su le­
robo y la violencia; concluye propo­ gado pasará a la Europa medieval y
niendo al cristianismo como la verda­ moderna, muchos de cuyos elementos
dera alternativa a la vieja cultura. Con básicos subyacen en los ordenamientos
Tertuliano (ca. 150-223) la literatura jurídicos actuales.
apologética en lengua latina logró su La aportación de los juristas seve­
más acabada formulación; era originario rianos a la obra de Roma fue enorme,
de Cartago, y había logrado una ex­ y es un dato muy significativo de la
traordinaria formación clásica que, con fusión habida entre lo oriental griego y
el ardor del converso, puso al servicio lo tradicional latino, el hecho de que
del nuevo credo. Se nos ha conservado los mejores de ellos sean romano-grie­
31 escritos apologéticos, dogmáticos y gos y no romano-latinos, probablemen­
ascéticos. Para él era el Imperio Ro­ te Papiniano era sirio, quien inauguró
mano algo querido por su dios, no po­ esta edad de oro del derecho; también
nía en cuestión su existencia y defendía sirio (de Tiro), aunque una generación
que los cristianos eran los mejores más joven, fue Ulpiano y del Oriente
súbditos; intuía, no obstante, que no procedía Paulo. Los tres pertenecieron
puede haber una perfecta convivencia al consilium principis, a ese restringido
entre cristianos y no cristianos, y por cuerpo que apoyaba al monarca en las
eso, cuando vincula a los primeros a principales decisiones; Papiniano fue
las tareas de defender Roma contra los prefecto del pretorio (205-212), tam ­
Los Severos 53

bién Ulpiano (222-224?) y quizá Paulo. Oponían estado a persona, política a


Otros muchos juristas, de los que nos moral, «medicina del alma» (filosofía)
han llegado pocas noticias, trabajaron a «memoria del pasado» (historia) y
en la prefectura de la Urbe, en la de la Tucídides a Sócrates como modelos
annona y en los diversos departam en­ ilustrados; esta corriente calaba por
tos de la cancillería imperial. todos los niveles sociales y formaba
La aportación de todos ellos a los es­ parte del mismo clima general que
fuerzos restauradores de los Severos fue animaba a la religiosidad mistérica y
fundamental y, a más de contribuir a la de salud arriba aludida. Tal corriente
ciencia del derecho desde su implicación no tuvo cabida en las obras de histo­
política, la enriquecieron con numerosos ria, como es lógico; al contrario, una
escritos: Comentarios, Reglas, Defini­ reacción frente a ella fueron los traba­
ciones, Sentencias, Instituciones, etc. De jos de Mario Máximo y de Dion Casio
la importancia de su trabajo habla elo­ y a la que debe referirse éste cuando
cuentemente lo siguiente: cuando los en el discurso de Mecenas recomienda
compiladores justinianos (S. V.) redac­ al emperador que persiga a magos,
taron el Digesto, tom aron nada menos filósofos e introductores de cultos ex­
que un tercio de la obra de Ulpiano y traños; la Vida de Apolonio (Filóstrato),
un sexto de la de Paulo. pese a su carácter hagiográfico, no
La crítica moderna ha tendido a ca­ puede ser incluida en aquella corriente
lificar a los juristas severianos de sim­ crítica por sus afanes de legitimación
ples burócratas. Es incorrecta la apre­ de la dinastía severiana.
ciación; no ejecutaron ni interpretaron Por la época de los emperadores Se­
mecánicamente la razón de estado, su veros, un sector del cristianismo, cada
cosmos era más complejo; desde los vez de menor fuerza, podía portar to­
puestos administrativos que desempe­ davía elementos disgregadores contra la
ñaron imprimieron a la política la tradición aristocrática clásica; su tradi­
orientación que les sugería su saber y ción judeo-cristiana y apocalíptica pre­
buscaron el arreglo de los conflictos suponía el carácter satánico del Imperio
sociales mediante la teorización y la Romano. Hipólito de Roma encarna esa
aplicación de su técnica. En ellos se corriente, pero por entonces Tertuliano
compaginó equilibradamente el hombre era figura intelectual de mayor talla y
de estado y el hombre de ciencia. reconocimiento; el 197 escribía el Ad
nationes, donde suaviza la oposición
e) La unidad del orbis romanus ideal «naciones»— Roma de Hipólito,
aunque no deje de concebir el cristia­
Frente al esquema de valores aristo­ nismo en divortium ab institutis maio­
cráticos (virtud cívica, estado, jerar­ rum', lo ve como lo que emerge joven y
quía dioses tradicionales, diferencia­ vigoroso frente a la antiquitas (tradi­
ción social y económica, etc.) empezaba ción) clásica, que considera ya pericli­
a oponerse con fuerza una corriente de tada. La idea de la vetustez de Roma
filosofía y pensamiento que, aunque era tema socorrido también entre los
multidireccional en sus elementos com­ autores paganos, incluso senatoriales,
ponentes, se apoyaba en conceptos di­ pero en Tertuliano sirve para justificar
ferentes de libertad y de moral. Por­ la sustitución de un orden por otro,
taba elementos disolventes del orden mientras que en aquéllos sólo signifi­
tradicional; criticaba las obras de his­ caba renovación y restauración. Tertu­
toria porque sólo eran el encomio de liano veía a Sócrates como al primer
la guerra y de los poderosos; así Lu­ precedente de la crisis espiritual pa­
ciano de Samosata (Cómo se debe es­ gana porque se aproximó a la verdad
cribir la historia) durante Marco Aure­ «destruyendo los dioses». ¿Guerra
lio y Máximo de Tiro durante Cómodo. frontal a la antigüedad y a sus tradi­
54 Aka! Historia deI M undo Antiguo

ciones?; no exactamente, sólo contra llegaron a perder del todo las tradi­
algunos de sus valores, o mejor aún ciones locales.
reconducción protagonista por el cris­ Aproxim adam ente, hacia la época
tianismo del tiempo histórico de Ro­ severiana comenzó un renacer, al
ma. En el fondo, en el pensamiento menos aparentem ente, de ciertas for­
tertulianeo, y por extensión el del cris­ mas de cultura indígena. Si las consi­
tianismo, están ya todos los com po­ deramos con objetividad, ajenos a
nentes básicos que en el S. IV gestaron aquella perspectiva milenarista de Hi­
el perfecto maridaje entre cristianismo pólito, vemos que no son defiribles
e Imperio Romano; cristianismo e igle­ como tendencias disgregacionistas en
sias del S. II van dejando paso a lo sí mismas, aunque en m ayor o menor
largo del S. III a Cristiandad e Iglesia grado pudieron afectar al problema de
del IV y siguientes. la unidad interna del Imperio Romano.
En época severiana resurgen ciertos En muchos casos son formas de pro­
aspectos de la tradición griega que su­ testa ante el orden imperial, que no
brayaban la relatividad de los valores atiende a sus demandas y que no les
absolutos e inmutables mediante la protege adecuadamente.
comparación de los usos de pueblos En el gran arco del celtismo residual
diversos. Un ejemplo es el Libro de las que va de Hispania a Panonia, las len­
leyes del sirio Bardesano en época de guas autóctonas habían sobrevivido
Caracala; trabó fuertemente la idea fi­ como lenguas orales en los ámbitos ru­
losófica de libertad (en sentido antide- rales, de tal modo que Ireneo de Lyon
terminístico) con el de «nación»; para tiene que aprender céltico para dirigirse
Bardesano es el cristianismo el que a los fieles. En el norte de Africa no
daría unidad a aquella «libertad» de las había desaparecido el púnico, como
diversas tradiciones nacionales forzadas confirma San Agustín en el S. V. En
a la unión bajo el yugo de Roma; Hi­ Egipto aparece a finales del S. II la
pólito de Roma llevaba esta misma lengua copta derivada de la demótica.
postura básica a sus consecuencias ló­ En Oriente los particularismos tienen
gicas: argum entaba la ruina del Impe­ más desarrollo, alcanzando formas li­
rio, como obra satánica que era, sobre terarias las lenguas vulgares; en Siria y
la exégesis bíblica (Comentarios a Da­ en Osroene el siriaco, derivado del
niel, Anticristo) y tendría lugar por la arameo, se eleva a literatura de la mano
rebelión de los pueblos y de las naciones de Bardesano (154-222), prefiriendo éste
al final de los tiempos, lo que habría acercarse a las gentes en su propia len­
de acaecer el año 500; para él las na­ gua, pese a conocer el griego culto.
ciones son las plebes de las provincias Todos estos movimientos jugaron
oprimidas por los impuestos. un papel limitado; la inmensa mayoría
Las élites, los grupos y la ideología de las capas cultivadas, aparte del cos­
nacional rom ana que en los siglos I y mos educativo y religioso-m oral en
II constituían una poderosa corriente que se desenvolvieran, siguieron inmer­
homogeneizadora, parece que a partir sas en el ecumenismo de la tradición
de ios Severos han perdido mucho de greco-latina, se formaron en el yunque
su viejo papel como símbolo y como de la paideia clásica y legitimaban su
punto de referencia para los pueblos hegemonía social desde la conciencia
sometidos a Roma; el mismo senado de superioridad moral y cultural que
se ha obscurecido enormemente en esta obtenían de esa paideia. La idea de
función iluminadora y polarizadora. unidad esencial del or bis romanus se
Durante largas generaciones muchos había tem plado con tal fuerza a lo
pueblos habían alcanzado notables largo de los siglos anteriores a los
avances en la asimilación a las formas Severos, que sobrevivió incluso a la
rom anas de vida, pero no siempre se ruina del estado imperial del Siglo V.
Los S eve ro s . · 55

Documentación sumaria y bibliográfica

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tradicionales ( Corpus Inscr. Latinarum o con diversos artículos para la historia del
Corpus Inscr. Graecarum) son las seleccio­ mom ento; vol. 11.15, 1976, 632 ss., otros
nes realizadas por H. D essau, Inscr. L ati­ sobre el derecho severiano; vol 11.16, 1978,
nas Selectae, 3 vols., 1962 (3. ed.), y por R. otros sobre paganismo y culto imperial;
Cagnat (y otros), Inscr. Graecae ad Res vol. 11.23, varios sobre cristianismo en
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McMullcn, R.: Soldier and civilian in the vols.
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va­
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di­
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au­
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.

25. J. F ernández N ieto, La guerra 44. C . G onzález R o m án , L a R e­


del Peloponeso. pública Tardía: cesarianos y
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3. C . G . W ag n er, Babilonia. 28. J. F ernández N ieto , V. A lon­ na antigua.
4. J. U rru ela , Egipto durante el so, Las condiciones de las polis 47. J. M angas, Augusto.
Imperio Medio. en el s. IV y su reflejo en los 48. J. M angas, F. J. Lom as, Los
5. P. Sáez, Los hititas. pensadores griegos. Julio-Claudios y la crisis del 68.
6. F. Presedo, Egipto durante el 29. J. F ernández N ieto , E l m un­ 49. F. J. Lom as, Los Flavios.
Imperio N uevo. do griego y F Hipa de Mace­ 50. G. C hic, La dinastía de los
7. J. A lvar, Los Pueblos del M ar donia. Antoninos.
y otros movim ientos de pueblos 30. M . A . R a b a n a l, A lejandro 51. U . Espinosa, Los Severos.
a fines del I I milenio. Magno y sus sucesores. 52. J. F ernández U biña, El Im pe­
8. C . G . W agner, Asiría y su 31. A. L ozano, Las monarquías rio Romano bajo la anarquía
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9. C . G . W agner, Los fenicios. Lágidas. 53. J. M uñiz Coello, Las finanzas
10. J. M . B lázquez, Los hebreos. 32. A. L ozano, Las monarquías públicas del estado romano du­
11. F. Presedo, Egipto: Tercer Pe- helenísticas. II: Los Seleúcidas. rante el A lto Imperio.
nodo Interm edio y Epoca Sal­ 33. A. L ozano, Asia M enor he­ 54. J. M. B lázquez, Agricultura y
ta. lenística. minería romanas durante el
12. F. Presedo, J. M. S erran o , La 34. M . A. R abanal, Las monar­ A lto Imperio.
religión egipcia. quías helenísticas. III: Grecia y 55. J. M. B lázquez, Artesanado y
13. J. A lv ar, Los persas. Macedonia. comercio durante el A lto I m ­
35. A. P iñero, L a civilización he­ perio.
lenística. 56. J. M angas-R . C id, E l paganis­
mo durante el A lto Imperio.
14. J. C . Berm ejo, E l m undo del ROMA 57. J. M. S antero, F. G aseó, El
Egeo en el I I milenio. cristianismo primitivo.
15. A. L ozano, L a Edad Oscura. 36. J. M artín ez-P in n a, El pueblo
58. G . B ravo, Diocleciano y las re­
16. J. C . Berm ejo, E l m ito griego etrusco.
form as administrativas del I m ­
y sus interpretaciones. 37. J. M artín ez-P in n a, L a Rom a perio.
primitiva.
17. A. L ozan o , La colonización 59. F. Bajo, Constantino y sus su­
38. S. M ontero, J. M artín ez-P in ­
gnegtf. cesores. La conversión del I m ­
na, El dualismo patricio-ple­
18. J. J. Sayas, Las ciudades de Jo- perio.
beyo.
nia y el Peloponeso en el perío­ 60. R . Sanz, E l paganismo tardío
39. S. M o n te ro , J. M artínez-P in-
do arcaico. n a, La conquista de Italia y la y Juliano el Apóstata.
19. R . López M elero, E l estado es­ igualdad de los órdenes. 61. R. Teja, La época de los Va-
partano hasta la época clásica. 40. G. Fatás, E l período de las pri- lentinianos y de Teodosio.
20 . R . López M elero, L a fo rm a- meras guerras púnicas. 62. D. Pérez Sánchez, Evolución
ción de la democracia atenien­ 41. F. M arco, La expansión de del Imperio Rom ano de O rien­
se, I. El estado aristocrático. R om a por el Mediterráneo. De te hasta Justiniano.
21 . R . López M elero, La fo rm a­ fines de la segunda guerra Pú­ 63. G . B ravo, E l colonato bajoim-
ción de la democracia atenien­ nica a los Gracos. perial.
se, II. D e Solón a Clístenes. 42. J. F. R odríguez N eila, Los 64. G. B ravo, Revueltas internas y
22. D . Plácido, C ultura y religión Gracos y el comienzo de las penetradones bárbaras en el
en la Grecia arcaica. guerras civiles. Imperio i
23. M . Picazo, Griegos y persas en 43. M .a L. Sánchez León, R evuel­ 65. A. Jim énez de G arnica, La
el Egeo. tas de esclavos en la crisis de la desintegración del Imperio R o­
24 . D . Plácido, L a Pentecontecia. República. mano de Occidente.

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