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HISTORIA DEL ADOBE

El adobe es una de las técnicas de construcción más antiguas y populares del


mundo. Su uso ha sido registrado a más de 10 mil años en las más variadas
zonas y climas del planeta.

Hassan Fathy (1899 – 1989) fue un notable arquitecto egipcio pionero en el


uso de esta tecnología, que es aun hoy considerada apropiada en Egipto.

Él restableció el uso del adobe empleando métodos de diseño y materiales


antiguos. Integro la situación económica rural del país con el amplio
conocimiento de la arquitectura antigua y técnicas de diseños de ciudades.
Entrenó los habitantes locales para construyeren sus propias casas y nos
dejó al mundo su gran legado.

La más antigua ciudad conocida, Çatalhöyük, en Anatolia, del VII milenio


antes de Cristo, tenía las casas construidas con adobes. En el Antiguo Egipto
se empleó frecuentemente el adobe, elaborado con limo del Nilo, en la
construcción de casas, tumbas (mastabas), fortalezas, e incluso palacios,
aunque los egipcios también fueron los primeros en emplear la piedra tallada
para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales.

Muro de adobe sobre basamento de piedra en una antigua casa de la provincia


de Burgos (España).
En Perú existe la ciudad de barro más grande de América: la ciudadela de
Chan Chan (1200-1480) perteneciente a la cultura chimú. Así mismo,
algunas crónicas del siglo XVI2 recogen que los jefes de los tallanos vivían
en palacios construidos con este material.

En España es característico, entre otras de las regiones secas, de Castilla y


León donde se añade paja al barro. Las construcciones de adobe se suelen
remozar con una capa del mismo barro con lo que dan ese aspecto tan curioso
de las casas típicas de Tierra de Campos. También es usual en regiones semi-
desérticas de África, América Central y América del Sur (rancho.)

El término “adobe”, en castellano, aunque con la grafía “adoves”, aparece


por vez primera ya en 1139-1149, en el llamado “Fuero de Pozuelo de
Campos” (hoy Pozuelo de la Orden, en la Provincia de Valladolid).3

En México, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y en el sur y norte


de Chile las casas de adobe son aún patrimonio de muchas familias humildes,
que conservan esta tradición desde tiempos inmemoriales. Mezclar pasto
seco con el barro permite una correcta aglutinación, gran resistencia a la
intemperie y evita que los bloques una vez solidificados tiendan a agrietarse.
Posteriormente los bloques se adhieren entre sí con barro para levantar
muros.

Actualmente algunos arquitectos siguen utilizando muros de adobe en


combinación con cimientos, columnas y losas de hormigón debido a sus
características. En muchas ciudades y pueblos de Centro y Sur de América
la construcción con adobes se mantiene viva aunque amenazada por las
imposiciones del mercado formal o por la mala fama que le han hecho los
sismos y el mal de Chagas. En Uruguay, el adobe es una de las técnicas
tradicionales de construcción que poco a poco fue dejada de lado aunque en
los últimos 20 años se han realizado experiencias tanto en Montevideo como
en el interior del país.

La reactivación de una arquitectura en adobe en gran medida se debe al


ahorro de energía que las edificaciones con este material suelen implicar, en
efecto el adobe resulta un excelente aislante térmico motivo por el cual se
reducen las demandas de energía para refrescar o caldear las viviendas. Por
otra parte, uno de los problemas típicos del adobe es su absorción de la
humedad del suelo por capilaridad, para esto una solución bastante frecuente
es utilizar un cimiento hidrófugo o impermeable de hasta aproximadamente
un metro de altura sobre el nivel del suelo, tal cimiento suele ser de piedras
o, más modernamente, de hormigón.
EL ADOIBE EN EL PERU

EPOCA PREISPANICA

El uso de la tierra en la construcción se inicia en el Perú en el periodo pre


cerámico, al emplearse como argamasa, para unir piedras campestres mas
adelante alrededor del 2000 ac. En el formativo se empleara esta tierra en la
fabricación de adobes, pasiblemente para reemplazar en forma directa a las
piedras. Este elemento innovador evolucionara en cuanto a formas y
dimensiones permitiendo la edificación de múltiples formas arquitectónicas
los diversos tipos de adobes utilizados a lo largo de la historia de nuestra
cultura.
Forma y tamaño dependiendo de su posición en la edificación las más
grandes en la parte baja y las pequeñas en los bordes pero siempre
manteniendo la misma posición: chan chan (Trujillo)

EL INPERIO INCAICO

Frente a la inexistencia de canteras en la costa central del tawantinsuyo


construyo con adobe absorbiendo asi la mano de obra de los territorios
conquistados

Dimenciones 50 x .30 x .15 Sitios : Uquira (Cañete)Tambo Colorado


(Pisco) Puruchuco (Lima) En la sierra el adobe será un material secundario y
se empleará en hastíales (fachada terminada por las dos vertientes de un
tejado) siempre sobre muros de piedra. Dimensiones : .45 x 1.10 x .10 - .30
x .06 x .12Sitios : Racche (Cusco)Pisacc (Cusco)
EL ADOBE EN EL VIRREINATO DEL PERÚ

Los españoles llegados a Perú comenzaron a levantar tempranamente


bóvedas y cúpulas con piedra y ladrillo, según su experiencia constructiva.
Estas estructuras, si bien estáticamente eran estables, poseían un
comportamiento dinámico riesgoso durante los sismos, cuando por el
desacomodo de sus elementos la transmisión de cargas dejaba de
ser sólo a compresión apareciendo tensiones que los materiales no podían
soportar provocando su colapso. En la reconstrucción de los edificios los
arquitectos buscaron mejoras técnicas para garantizar la estabilidad de sus
construcciones, volviendo a utilizar las bóvedas góticas de crucería sin que
dieran buenos resultados. Importante paso en el desarrollo de estructuras
antisísmicas fue la realización del primer nivel de los edificios en adobe;
dejando para los niveles superiores el uso de telares de caña y tierra
(quincha). Como la fuerza de actuación de un sismo es proporcional al peso
de la estructura, la utilización de un material más ligero y sobre todo flexible
permitió edificar en altura sin menoscabar la estabilidad de los muros de
base.
Quedaba aún por solucionar el problema de la cubierta de los templos, ante
las nuevas necesidades espaciales que imponían la edificación de bóvedas.
Sólo después del experimento de Diego Maroto en la iglesia de Santo
Domingo en 1666, al adaptar el sistema de la quincha al diseño de bóvedas
y su posterior mejora en el desarrollo de cúpulas para la reconstrucción de la
iglesia de San Francisco por Manuel de Escobar en 1675, se dio solución a
este problema. Estas bóvedas y cúpulas fueron realizadas con armaduras
formadas por piezas curvas de madera, que unidas a otras similares y
desplazadas la mitad de su longitud definían los arcos, otorgando menos
empujes a los muros que las iniciales bóvedas de piedra y ladrillo.
Incluso este empuje venía contrarrestado con el empleo de un relleno de
adobe en el cuarto inferior de las bóvedas a fin de verticalizar la fuerza
resultante y crear un diafragma parcial en el sentido lateral de la estructura.
Todo el conjunto con su sistema de riostras, uniones, tejido de caña y
cobertura de tierra, definían una retícula curva que aseguraba la transmisión
uniforme de cargas y empujes.

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