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de José María
desencadenado en la indiferencia fue, lo que es. En la historia del Lomas de Zamora andina, y preparó varios libros con
Buenos Aires, 2010
procaz de la destrucción final. Es universo, una lata de Coca-Cola recopilaciones de mitos y cantos
parte de la búsqueda del orden y vacía en un planeta sin humanos es, ancestrales.A pesar de eso, hoy se
del sentido, es decir, de la búsque- parafraseando una hermosa frase le recuerda, sobre todo, por un par
da de Dios. de obras: el breve relato “El sueño
Arguedas
de la novela, la palabra de Dios en
El niño posapocalíptico que medio del más preciosista de los del pongo”, en que un despiadado
posiblemente toma la última mutismos. u gamonal recibe el castigo de lamer,
Coca-Cola no sabe lo que hace, no por toda la eternidad, la mierda
es atenazado por un despiadado con que ha sido embadurnado
sentimiento de culpa, ni es invadi- Jacobo Cardona Echeverri (Co- su siervo indio; y la novela Los
do por la duda de una valorización lombia) ríos profundos, una narración de
económica improbable (hordas Antropólogo y realizador audio- notable acabado literario en que
nefastas con plumas ennegrecidas visual. Juan Carlos Orrego Arismendi Ernesto —un niño blanco criado
por el esmog matando por la entre indios— conoce el drama
Notas
lata sagrada). No hay nostalgia. 1 Cormac McCarthy. La carretera. Bogotá: étnico del Perú serrano desde
Las burbujas que cosquillean en Mondadori, 2008, pp. 22-23. su óptica de escolar, en la que
su nariz no activan la imagen de tanto hay de inocencia como de
Las apuestas perdidas de Occidente
Julián Serna Arango
74 revista UNIVERSIDAD Anthropos revista UNIVERSIDAD 75
DE ANTIOQUIA DE ANTIOQUIA
Barcelona, 2011
inteligente sensibilidad. Cuando, en novela —El zorro de arriba y el zorro revistas, llama la atención —por No obstante, esa pretensión recupere un vivo recuerdo de las que emana el pesimismo basal de
1996, Mario Vargas Llosa dedicó el de abajo—, se refiere a esa etapa de lo injusto de su relegación— “El de plasmación heterogénea no cañadas y quiebras —con sus ríos la novela, sino de la reflexión del
extenso ensayo La utopía arcaica a su vida con un entusiasmo genuino, vengativo” (1934), una historia habría de alcanzar, todavía, un vo- profundos— en que aprendió, al narrador, quien, en su trato con
la obra de Arguedas, dijo que esa y enmarca al patriarca indio Felipe nada convencional en que, con no lumen audible: aunque Icaza había modo indio, una comunión elemen- los presos políticos, comprueba
“hermosa” novela era —palabras Maywa en un recuerdo idílico: “Y poca sublimidad, indio y señor se apuntado en la misma dirección en tal con los hombres y la naturaleza. el desgarramiento insalvable que
más, palabras menos— la más cuando este hombre me acariciaba reconocen como iguales ante la Cholos (1937), los años cuarenta Como en Yawar fiesta, el escenario condena a la sociedad peruana:
entrañable de toda la literatura la cabeza, en la cocina o en el seducción de la misma mujer. iban a estar dominados por un social es variopinto, y ello permite comunistas y apristas —de quienes
de su país. corral de los becerros, no sólo se Después de enfrentar un año indigenismo mucho más político o que el joven escolar se haga pregun- se esperaría la redención de los
Sin tener en cuenta su obliga- calmaban todas mis intranquilida- de presidio político por una mani- plástico, según se mire: considérese tas críticas sobre su identidad; y, más pueblos y clases explotadas— pe-
toria aparición en textos escolares, des sino que me sentía con ánimo festación antifascista, y ya casado tanto la consagración universal de intensamente que en esa novela, la lean como fieras, sin percatarse de
en Colombia poco se conoce de para vencer a cualquier clase de con Celia Bustamante, Arguedas El mundo es ancho y ajeno (1941) cosmovisión andina se reproduce que son presas de una militancia
José María Arguedas (como poco enemigos, ya fueran demonios o publicó su primera novela, Yawar de Ciro Alegría —cuya trama pone por medio de imágenes tan límpidas fanática. Así, al protagonista sólo
se conoce, en general, de la litera- condenados”.1 fiesta (1941). El argumento plantea en primer plano la lucha titánica como perturbadoras, pruebas todas le queda refugiarse en la utopía
tura del vecino Perú, más allá de Después de cursar la secunda- una historia colectiva y cultural: de la idílica comunidad de Rumi ellas del modo profundo como inocua de rememorar imágenes
los libros de Vargas Llosa). Ello no ria en varios planteles de la costa la celebración de una corrida en en defensa de la tierra ancestral, Arguedas logró conocer nociones felices de una vida andina para
sorprende si se tiene en cuenta y la cordillera, Arguedas ingresó el pueblo de Puquio, a propósito asediada por la voracidad de los culturales casi inexpresables. Jus- siempre perdida.
que, a pesar de la nutrida y diversa a la Facultad de Letras de la Uni- de la cual chocan las visiones de gamonales— como el éxito de tamente, es esa calidad de iniciado Mucho menos melancólica es
presencia de enclaves nativos en versidad Nacional Mayor de San mundo e intereses de diversos Hombres de maíz (1949) de Miguel lo que lo aleja de las cromáticas Todas las sangres (1964), la novela
Colombia, en este país no arraigó Marcos, en Lima. Un par de años grupos étnicos. Los indios defien- Ángel Asturias, cuya fuerza se imágenes de un Asturias que funge más extensa de Arguedas y, sin
una tradición de escritura indige- después, empezó a publicar sus den la corrida en nombre de sus nutre de la reelaboración hipe- más como artista que como mi- que quepa duda, la más ideológica;
nista como la que distinguió a las cuentos, el primero de los cuales tradiciones, las que, en ese rito rartística de la cosmovisión maya. tógrafo, así como de las parábolas tanto, que su trama raya en la
letras de Ecuador, Perú y Bolivia. fue “Wambra Kuyay”, incluido en específico, consagran una tran- Además de que su obra narrativa librescas de Carpentier, de quien el parábola mesiánica. La audacia del
Con todo —y sin que haya noticias una edición de 1933 de la revista sacción especial con la naturaleza; era, por entonces, más atemperada, autor de Los ríos profundos dice, en argumento es evidente: el hacenda-
sobre su recepción—, un puñado Signo. Hasta el final de esa década mientras tanto, los mestizos edu- Arguedas vivió un largo paréntesis sus diarios, que “es de esos ilustres do Bruno Aragón de Peralta, desde
de obras de Arguedas han sido escribió una decena de relatos, cados en Lima piden la suspensión como escritor debido, primero, a que aprecian lo indígena americano, las mismas heces de la depravación,
editadas en las últimas décadas pero solo incluyó tres de ellos en de lo que se les antoja como padecimientos psíquicos, y luego a medidamente [...] como un poeta y se yergue para dirigir una revuelta
en este país de la esquina noroc- su único libro de ese periodo: los un festín bárbaro, y los blancos su trabajo frenético en el Instituto un erudito”.3 india contra la explotación minera.
cidental del subcontinente. Algún que conforman la antología Agua. apenas distinguen la oportunidad de Etnología de la Universidad Na- La década de los sesenta —la Para ello invoca la religión católica
eco tenía que producir la voz más Los escoleros. Warma Kuyay (1935). de jolgorio, borrachera y apuestas cional Mayor de San Marcos —al última de la vida del escritor— fue como estímulo moral, distingue
nítida entre las que enunciaron las Dos rasgos de esa colección son que promete la corrida. Al final que trasladó sus ambiciones acadé- acaso la más frenética y crítica de como su mano derecha a un indio
cosas del mundo indígena. de primera importancia: inaugura prevalece la expectativa india micas— y en la Sección de Folklore su existencia: escribió tres novelas iniciado en sindicalismos —De-
la mirada infantil —una perspectiva —una bestia enorme es toreada del Ministerio de Educación. —una de ellas, la más angustiosa metrio Rendón Willka, un caudillo
Vida y libros de la que brota lo mejor de la obra con dinamita, de acuerdo con el Un año después de recibir el de toda su obra y, quizá, de toda nativo tocado por la sabiduría—,
José María Arguedas Altamira- de Arguedas— y se inscribe en los protocolo andino—, pero, según se título de Bachiller en Etnología, la literatura peruana—, compuso entrega sus tierras a los comune-
no nació el 18 de enero de 1911 códigos del pleno indigenismo que adivina, más por la redondez épica el escritor de Andahuaylas volvió un libro de cuentos con la idea ros, siembra su simiente en una
en Andahuaylas, ciudad del depar- por entonces atronaba los Andes. del motivo que por la necesidad de por la senda novelística con la de exorcizar fantasmas perso- mestiza plebeya y amenaza con
tamento de Apurímac. A causa de “Agua”, cuyo tema es la manipula- zanjar alguna disputa panfletaria.A publicación de su obra maestra: Los nales, se doctoró en etnología, batallar contra su propio hermano,
la muerte de su madre y de las ción de la linfa de una acequia por Arguedas le interesaba, sobre todo, ríos profundos (1958). Con magistral rompió su primer matrimonio y el poderoso Fermín Aragón. Tanta
obligaciones de juez itinerante de parte de un hacendado, participa mostrar la complejidad cultural equilibrio, Arguedas reúne los cua- contrajo otro con la chilena Sy- ambición narrativa no hizo otra
su padre, el futuro escritor tuvo de un llamado ideológico que por de la sociedad andina, tal y como dros perennes de la inconformidad bila Arredondo, y, finalmente, tras cosa que despertar desconfianza
que radicarse en la hacienda de entonces era reciente: el que lo expresa en un ensayo que, con del indio explotado y las impresio- varias tentativas de suicidio, acabó en la crítica; de hecho, en su libro
su madrastra, donde padeció un hiciera José Carlos Mariátegui el tiempo, acabó usándose como nes frescas de una historia íntima: descerrajándose dos tiros en su sobre Arguedas, Mario Vargas Llosa
infierno de humillaciones que sólo en 1928, a propósito de que el anexo de la novela en sus ediciones Ernesto, interno en un colegio de oficina de la Universidad Agraria ve en Todas las sangres “la peor
terminó cuando, por su cuenta y problema indígena era, sobre todo, posteriores:“Se habla así de novela Abancay, sabe de huelgas y miseria de La Molina. Los signos de tanta de sus novelas”.4 La prevención
riesgo, se mudó a una aldea india de naturaleza económica. Sólo un indigenista [...] Y no es cierto. Se indígena, al mismo tiempo que se desesperanza ya son visibles en la parece deberse a la presunta in-
en San Juan de Lucanas. Esos días par de años antes de “Agua”, en trata de novelas en las cuales el llena de los valores y sensaciones primera de las novelas del periodo, verosimilitud general de la trama,
habrían de ser los más felices de 1932, Jorge Icaza había dibujado Perú andino aparece con todos más espirituales de ese mundo El Sexto (1961), sórdido relato de en que se antoja excesivo que haya
su existencia, y su recuerdo atra- el mismo orden de cosas en un sus elementos, en su inquietante atávico. El eje de la novela es un una experiencia carcelaria que mu- un gamonal dispuesto a renunciar a
viesa toda su obra narrativa. En cuento de atmósfera agobiante: y confusa realidad humana, de la trompo andino, el zumbayllu, cuyo cho debe a la que, en carne propia, sus fueros y a favor de la masa india.
los diarios que hacen las veces de “Sed”. De los relatos que Arguedas cual el indio es tan sólo uno de los ronroneo es estímulo poderoso vivió Arguedas en su juventud. Sin Con independencia de lo que haya
introducción y glosa de su última dejó olvidados en periódicos y muchos y distintos personajes”.2 para que el niño, criado en la sierra, embargo, no es del escenario hostil de cierto en tal juicio, con él se
A
que, por heterogénea, cualquier so- Colcultura. En 1985, Oveja Negra zález Vigil, y los restantes son del l momento de escribir
ciedad americana es contradictoria publicó Los ríos profundos bajo el propio Arguedas. Mientras tanto, esta novela, el narrador,
(más exactamente: toda sociedad modestísimo formato de la co- el ensayo central de la antología ensayista y crítico de
es, necesariamente, una totalidad lección “Historia de la Literatura dedicada, en la misma colección, arte John Updike (1932-2009)
contradictoria), y que lo indígena Latinoamericana”, lo que, si bien al también peruano César Vallejo, contaba con un oficio represen-
sólo puede alcanzar su expresión es positivo, se atenúa un poco por corre por cuenta de una figura tado en diecinueve novelas, varios
nítida acomodado al lado de lo el hecho de que, un lustro atrás, titular de la poesía colombiana: volúmenes de relatos y ensayos,
que no es indio; en sus palabras, la misma editorial había difundido Fernando Charry Lara. y numerosos artículos de crítica
Arguedas “toma conciencia de la obra completa de Ciro Alegría. Quizá lo único que ocurre es literaria y de arte, dispersos en
que la realidad que ha tratado de El libro más singular de Ar- que, por su magia literaria, Argue- periódicos, catálogos y revistas,
esclarecer no puede ser explicada guedas, entre los editados en Co- das había de ser publicado aún como The New Yorker, de la cual
en sí misma y que, por el contra- lombia, es la antología José María en tierra de infieles, cuyas voces, fue colaborador por décadas.Tenía
rio, debe relacionársela con una Arguedas (1991), publicada en Bo- intimidadas por la culpa de haber setenta años cuando la escribió y
estructura mayor. Subyace, pues, a gotá por el sello artesanal El Búho, reconocido la alteridad cultural su vigor narrativo y capacidades
este empeño una concepción del bajo el cuidado del historiador apenas por el rabillo del ojo, dejan se encontraban intactos, según lo
relato literario como forma de Renán Vega Cantor, profesor de la que hablen por sí mismas las turba- demuestra esta magnífica novela.
conocimiento y una ética rigurosa Universidad Pedagógica Nacional doras plasmaciones del peruano. u Debe señalarse que su dominio del
que persistentemente empujan al de Bogotá. No sólo ocurre que mundo del que se ocupa el relato
narrador a perfeccionar su visión e el editor la provee de una larga —la pintura norteamericana de los
interpretación del mundo”.9 introducción crítica, sino que la Juan Carlos Orrego Arismendi (Co- años treinta, cuarenta y cincuenta
selección de textos la integran un lombia) del siglo XX— era sobresaliente,
In partibus infidelium par de cuentos, así como sendos Profesor del Departamento de
especializado, de primera mano
Antropología de la Universidad de
En Colombia, los críticos y las extractos de Los ríos profundos y como estudioso y comentarista
Antioquia. Recientemente publicó
grandes editoriales apenas se han El Sexto, tres poemas que fueron atento de su proceso. El hombre,
Viaje al Perú.
interesado por la literatura indi- escritos originalmente en quechua, el crítico e historiador de arte, y
genista. El caso que mejor ilustra varios escritos personales y un Notas el narrador van, pues, de la mano
ese desdén es el de una novela que, dossier de cuadros etnográficos y 1 José María Arguedas. El zorro de arriba en este relato, aúnan experiencia
por su estética, estructura y época, reflexiones antropológicas; textos, y el zorro de abajo. Madrid: ALLCA XX, de la vida, conocimiento y maes-
bien puede ser considerada como en buena parte, verdaderamente 1996, p. 16. tría narrativa para elaborar una
la obra colombiana más represen- insospechados. En la misma década, 2 José María Arguedas. “La novela y el
problema de la expresión literaria en el
historia de intensa y convincen-
tativa del indigenismo ortodoxo el diario El Espectador incluyó una Perú”. En: José María Arguedas y Mario te concentración dramática, un
latinoamericano: José Tombé (1942) antología de relatos —Agua y otros Vargas Llosa: La novela / La novela y el dramatismo que es interior, del
de Diego Castrillón Arboleda; cuentos (1996)— en la serie “Perio- problema de la expresión literaria en el Perú. ánima, porque la evocación de los
Busca mi rostro
apareció casi anónimamente bajo libros”, de ámbito latinoamericano. Buenos Aires: América Nueva, 1974, p. 53. hechos y las personas es sólo el
el sello “Antena” de Bogotá, y Hace poco más de un lustro, 3 José María Arguedas. El zorro…, p. 12.
4 Mario Vargas Llosa. La utopía arcaica. José
punto de partida de una estrategia
sólo pudo difundirse masivamente Norma publicó una nueva an- María Arguedas y las ficciones del indigenismo. narrativa que quiere incorporar al
cuando, treinta años después, fue tología de cuentos bajo el título México: Fondo de Cultura Económica, horizonte del lector contemporá-
incluida en la “Colección popu- Diamantes y pedernales. Relatos 1996, p. 254. neo el balance de una trayectoria
viaje a la región de la
lar” de la Biblioteca Colombiana escogidos (2004), listado en la 5 José Luis Rouillon. “El espacio mítico”. artística individual destacada, y
de Cultura de Colcultura. Para En: José María Arguedas. Cuentos olvidados.
colección “Cara y Cruz”. Aunque con ella la de una generación de
Lima: Imágenes y Letras, 1973, p. 105.
entonces, el indigenismo literario es notable el cuidado editorial 6 José María Arguedas. El zorro…, p. 247. la que hizo parte una mujer y
ya estaba, casi, fuera de combate. —a cargo del escritor Iván Her- artista importante de los Estados