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N O V E D A D E S

de playas con mujeres en bikini jóvenes sonrientes en un desca- Efeméride indigenista


que juegan con un enorme balón,
del hielo y el vaso burbujeante,
y la hamburguesa y la sed que
potado sobre una soleada avenida,
el líquido sólo sirve para calmar la
sed. La lata tirada en el suelo de
H ace cien años nació José
María Arguedas, acaso el
más grande entre los escritores
en tiempos modernos calmaba ceniza, el equivalente posmoderno indigenistas de América Latina. Este
el agua con colorantes y un in- del árbol que cae en un bosque peruano pasó algunos años de su
grediente secreto. La Coca-Cola y cuyo sonido nadie escucha, infancia junto a indios lucanas de
enlatada que saca el padre de la no será nunca más el referente la sierra sur de su país, y eso le
agrietada máquina expendedora de una sociedad satisfecha de permitió participar de la cosmovi-
es una señal del paraíso. De las sí misma, es, sencillamente, un sión nativa en un grado que otros
historias que allí eran posibles, del Oopart (Out of place artifact), al escritores ni siquiera imaginaron
sustrato sentimental de una época estilo del martillo encontrado en (o a los que, más bien, apenas
sin la ofuscación producida por el un sedimento del período jurá- les quedó el recurso de imaginar
vil interés económico. Posibilita la sico. La lata de Coca-Cola, cuyo lo que de otro modo les estuvo
evocación de las cosas que estaban esplendor se manifiesta en el uso Laberinto veneciano vedado). De ahí que cuando, por
en su sitio, entraña una añorada codificado de la experiencia, es Marina Gasparini Lagrange los tiempos del boom, el continente
red de relaciones. Secuencias de Editorial Candaya lector dejó de interesarse por
expuesta al vértigo del absurdo
España, 2010
recuerdos concatenados en el en el fin del mundo, y al igual la literatura de tema indio —en
prosaico y diáfano relato publi- que las sillas, la lista de compras, cierto sentido, el último capítulo
citario. las ventanas, los radiadores, los del realismo social—, Arguedas
¿Qué haría usted con la últi- satélites o las palabras de Dante, ya estaba instalado en el sitio más
ma Coca-Cola del mundo? ¿Se revela su genuina naturaleza: polvo alto de ese canon: en sus cuentos y
la tomaría o la guardaría? ¿Si la cósmico.Aunque estas últimas, por novelas, de un equilibrio expresivo
conserva, qué quiere en realidad ejemplo, hubiesen sido ubicadas que se aleja a un mismo tiempo del
conservar? La última Coca-Cola en el pretencioso ordenamiento panfleto de denuncia y del galima-
del mundo es un tesoro tan pre- histórico del hombre occidental tías exotista, había retratado con
ciado como La Gioconda, como un
autógrafo de Jesucristo, como la
camiseta agujereada que llevaba
John Lennon al morir, como el
como parte de la obra cumbre de
la Edad Media. Ese insignificante
cacareo astronómico.
Miles de historias posibles por
Los libros profundos trazos nítidos —sin perjuicio de
un pulido lirismo— tanto los pro-
blemas socioeconómicos como
la complejidad del pensamiento y
diario que escribimos a los siete una fotografía, un lápiz, un reloj, un sentir indios.
años, como la segunda parte de
la Poética de Aristóteles. Esa lata
es un antídoto contra el caos
juguete que permite recrear en su
poseedor un pasado que lo sitúa
en el tiempo, que le dice lo que
La sal de la locura
Fredy Yezzed
A propósito del centenario Arguedas escribió cerca de
veinte cuentos, cinco novelas e in-
contables artículos sobre la cultura

de José María
desencadenado en la indiferencia fue, lo que es. En la historia del Lomas de Zamora andina, y preparó varios libros con
Buenos Aires, 2010
procaz de la destrucción final. Es universo, una lata de Coca-Cola recopilaciones de mitos y cantos
parte de la búsqueda del orden y vacía en un planeta sin humanos es, ancestrales.A pesar de eso, hoy se
del sentido, es decir, de la búsque- parafraseando una hermosa frase le recuerda, sobre todo, por un par
da de Dios. de obras: el breve relato “El sueño

Arguedas
de la novela, la palabra de Dios en
El niño posapocalíptico que medio del más preciosista de los del pongo”, en que un despiadado
posiblemente toma la última mutismos. u gamonal recibe el castigo de lamer,
Coca-Cola no sabe lo que hace, no por toda la eternidad, la mierda
es atenazado por un despiadado con que ha sido embadurnado
sentimiento de culpa, ni es invadi- Jacobo Cardona Echeverri (Co- su siervo indio; y la novela Los
do por la duda de una valorización lombia) ríos profundos, una narración de
económica improbable (hordas Antropólogo y realizador audio- notable acabado literario en que
nefastas con plumas ennegrecidas visual. Juan Carlos Orrego Arismendi Ernesto —un niño blanco criado
por el esmog matando por la entre indios— conoce el drama
Notas
lata sagrada). No hay nostalgia. 1 Cormac McCarthy. La carretera. Bogotá: étnico del Perú serrano desde
Las burbujas que cosquillean en Mondadori, 2008, pp. 22-23. su óptica de escolar, en la que
su nariz no activan la imagen de tanto hay de inocencia como de
Las apuestas perdidas de Occidente
Julián Serna Arango
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DE ANTIOQUIA DE ANTIOQUIA
Barcelona, 2011
inteligente sensibilidad. Cuando, en novela —El zorro de arriba y el zorro revistas, llama la atención —por No obstante, esa pretensión recupere un vivo recuerdo de las que emana el pesimismo basal de
1996, Mario Vargas Llosa dedicó el de abajo—, se refiere a esa etapa de lo injusto de su relegación— “El de plasmación heterogénea no cañadas y quiebras —con sus ríos la novela, sino de la reflexión del
extenso ensayo La utopía arcaica a su vida con un entusiasmo genuino, vengativo” (1934), una historia habría de alcanzar, todavía, un vo- profundos— en que aprendió, al narrador, quien, en su trato con
la obra de Arguedas, dijo que esa y enmarca al patriarca indio Felipe nada convencional en que, con no lumen audible: aunque Icaza había modo indio, una comunión elemen- los presos políticos, comprueba
“hermosa” novela era —palabras Maywa en un recuerdo idílico: “Y poca sublimidad, indio y señor se apuntado en la misma dirección en tal con los hombres y la naturaleza. el desgarramiento insalvable que
más, palabras menos— la más cuando este hombre me acariciaba reconocen como iguales ante la Cholos (1937), los años cuarenta Como en Yawar fiesta, el escenario condena a la sociedad peruana:
entrañable de toda la literatura la cabeza, en la cocina o en el seducción de la misma mujer. iban a estar dominados por un social es variopinto, y ello permite comunistas y apristas —de quienes
de su país. corral de los becerros, no sólo se Después de enfrentar un año indigenismo mucho más político o que el joven escolar se haga pregun- se esperaría la redención de los
Sin tener en cuenta su obliga- calmaban todas mis intranquilida- de presidio político por una mani- plástico, según se mire: considérese tas críticas sobre su identidad; y, más pueblos y clases explotadas— pe-
toria aparición en textos escolares, des sino que me sentía con ánimo festación antifascista, y ya casado tanto la consagración universal de intensamente que en esa novela, la lean como fieras, sin percatarse de
en Colombia poco se conoce de para vencer a cualquier clase de con Celia Bustamante, Arguedas El mundo es ancho y ajeno (1941) cosmovisión andina se reproduce que son presas de una militancia
José María Arguedas (como poco enemigos, ya fueran demonios o publicó su primera novela, Yawar de Ciro Alegría —cuya trama pone por medio de imágenes tan límpidas fanática. Así, al protagonista sólo
se conoce, en general, de la litera- condenados”.1 fiesta (1941). El argumento plantea en primer plano la lucha titánica como perturbadoras, pruebas todas le queda refugiarse en la utopía
tura del vecino Perú, más allá de Después de cursar la secunda- una historia colectiva y cultural: de la idílica comunidad de Rumi ellas del modo profundo como inocua de rememorar imágenes
los libros de Vargas Llosa). Ello no ria en varios planteles de la costa la celebración de una corrida en en defensa de la tierra ancestral, Arguedas logró conocer nociones felices de una vida andina para
sorprende si se tiene en cuenta y la cordillera, Arguedas ingresó el pueblo de Puquio, a propósito asediada por la voracidad de los culturales casi inexpresables. Jus- siempre perdida.
que, a pesar de la nutrida y diversa a la Facultad de Letras de la Uni- de la cual chocan las visiones de gamonales— como el éxito de tamente, es esa calidad de iniciado Mucho menos melancólica es
presencia de enclaves nativos en versidad Nacional Mayor de San mundo e intereses de diversos Hombres de maíz (1949) de Miguel lo que lo aleja de las cromáticas Todas las sangres (1964), la novela
Colombia, en este país no arraigó Marcos, en Lima. Un par de años grupos étnicos. Los indios defien- Ángel Asturias, cuya fuerza se imágenes de un Asturias que funge más extensa de Arguedas y, sin
una tradición de escritura indige- después, empezó a publicar sus den la corrida en nombre de sus nutre de la reelaboración hipe- más como artista que como mi- que quepa duda, la más ideológica;
nista como la que distinguió a las cuentos, el primero de los cuales tradiciones, las que, en ese rito rartística de la cosmovisión maya. tógrafo, así como de las parábolas tanto, que su trama raya en la
letras de Ecuador, Perú y Bolivia. fue “Wambra Kuyay”, incluido en específico, consagran una tran- Además de que su obra narrativa librescas de Carpentier, de quien el parábola mesiánica. La audacia del
Con todo —y sin que haya noticias una edición de 1933 de la revista sacción especial con la naturaleza; era, por entonces, más atemperada, autor de Los ríos profundos dice, en argumento es evidente: el hacenda-
sobre su recepción—, un puñado Signo. Hasta el final de esa década mientras tanto, los mestizos edu- Arguedas vivió un largo paréntesis sus diarios, que “es de esos ilustres do Bruno Aragón de Peralta, desde
de obras de Arguedas han sido escribió una decena de relatos, cados en Lima piden la suspensión como escritor debido, primero, a que aprecian lo indígena americano, las mismas heces de la depravación,
editadas en las últimas décadas pero solo incluyó tres de ellos en de lo que se les antoja como padecimientos psíquicos, y luego a medidamente [...] como un poeta y se yergue para dirigir una revuelta
en este país de la esquina noroc- su único libro de ese periodo: los un festín bárbaro, y los blancos su trabajo frenético en el Instituto un erudito”.3 india contra la explotación minera.
cidental del subcontinente. Algún que conforman la antología Agua. apenas distinguen la oportunidad de Etnología de la Universidad Na- La década de los sesenta —la Para ello invoca la religión católica
eco tenía que producir la voz más Los escoleros. Warma Kuyay (1935). de jolgorio, borrachera y apuestas cional Mayor de San Marcos —al última de la vida del escritor— fue como estímulo moral, distingue
nítida entre las que enunciaron las Dos rasgos de esa colección son que promete la corrida. Al final que trasladó sus ambiciones acadé- acaso la más frenética y crítica de como su mano derecha a un indio
cosas del mundo indígena. de primera importancia: inaugura prevalece la expectativa india micas— y en la Sección de Folklore su existencia: escribió tres novelas iniciado en sindicalismos —De-
la mirada infantil —una perspectiva —una bestia enorme es toreada del Ministerio de Educación. —una de ellas, la más angustiosa metrio Rendón Willka, un caudillo
Vida y libros de la que brota lo mejor de la obra con dinamita, de acuerdo con el Un año después de recibir el de toda su obra y, quizá, de toda nativo tocado por la sabiduría—,
José María Arguedas Altamira- de Arguedas— y se inscribe en los protocolo andino—, pero, según se título de Bachiller en Etnología, la literatura peruana—, compuso entrega sus tierras a los comune-
no nació el 18 de enero de 1911 códigos del pleno indigenismo que adivina, más por la redondez épica el escritor de Andahuaylas volvió un libro de cuentos con la idea ros, siembra su simiente en una
en Andahuaylas, ciudad del depar- por entonces atronaba los Andes. del motivo que por la necesidad de por la senda novelística con la de exorcizar fantasmas perso- mestiza plebeya y amenaza con
tamento de Apurímac. A causa de “Agua”, cuyo tema es la manipula- zanjar alguna disputa panfletaria.A publicación de su obra maestra: Los nales, se doctoró en etnología, batallar contra su propio hermano,
la muerte de su madre y de las ción de la linfa de una acequia por Arguedas le interesaba, sobre todo, ríos profundos (1958). Con magistral rompió su primer matrimonio y el poderoso Fermín Aragón. Tanta
obligaciones de juez itinerante de parte de un hacendado, participa mostrar la complejidad cultural equilibrio, Arguedas reúne los cua- contrajo otro con la chilena Sy- ambición narrativa no hizo otra
su padre, el futuro escritor tuvo de un llamado ideológico que por de la sociedad andina, tal y como dros perennes de la inconformidad bila Arredondo, y, finalmente, tras cosa que despertar desconfianza
que radicarse en la hacienda de entonces era reciente: el que lo expresa en un ensayo que, con del indio explotado y las impresio- varias tentativas de suicidio, acabó en la crítica; de hecho, en su libro
su madrastra, donde padeció un hiciera José Carlos Mariátegui el tiempo, acabó usándose como nes frescas de una historia íntima: descerrajándose dos tiros en su sobre Arguedas, Mario Vargas Llosa
infierno de humillaciones que sólo en 1928, a propósito de que el anexo de la novela en sus ediciones Ernesto, interno en un colegio de oficina de la Universidad Agraria ve en Todas las sangres “la peor
terminó cuando, por su cuenta y problema indígena era, sobre todo, posteriores:“Se habla así de novela Abancay, sabe de huelgas y miseria de La Molina. Los signos de tanta de sus novelas”.4 La prevención
riesgo, se mudó a una aldea india de naturaleza económica. Sólo un indigenista [...] Y no es cierto. Se indígena, al mismo tiempo que se desesperanza ya son visibles en la parece deberse a la presunta in-
en San Juan de Lucanas. Esos días par de años antes de “Agua”, en trata de novelas en las cuales el llena de los valores y sensaciones primera de las novelas del periodo, verosimilitud general de la trama,
habrían de ser los más felices de 1932, Jorge Icaza había dibujado Perú andino aparece con todos más espirituales de ese mundo El Sexto (1961), sórdido relato de en que se antoja excesivo que haya
su existencia, y su recuerdo atra- el mismo orden de cosas en un sus elementos, en su inquietante atávico. El eje de la novela es un una experiencia carcelaria que mu- un gamonal dispuesto a renunciar a
viesa toda su obra narrativa. En cuento de atmósfera agobiante: y confusa realidad humana, de la trompo andino, el zumbayllu, cuyo cho debe a la que, en carne propia, sus fueros y a favor de la masa india.
los diarios que hacen las veces de “Sed”. De los relatos que Arguedas cual el indio es tan sólo uno de los ronroneo es estímulo poderoso vivió Arguedas en su juventud. Sin Con independencia de lo que haya
introducción y glosa de su última dejó olvidados en periódicos y muchos y distintos personajes”.2 para que el niño, criado en la sierra, embargo, no es del escenario hostil de cierto en tal juicio, con él se

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DE ANTIOQUIA DE ANTIOQUIA
anula la oportunidad de entender y el zorro de abajo (publicada 1969, pero apenas pudo morir el partida militar, un cóndor gigante Mario Vargas Llosa extrema el
la historia como la formulación póstumamente en 1971): un ar- 2 de diciembre. desciende a la plaza mientras lo alcance del simulacro lingüístico y
hiperbólica de una articulación gumento heterogéneo, en que acosa una bandada de gavilanes. propone, en La utopía arcaica, que
de fragmentos sociales alrededor conviven episodios de un realismo Un legado antropológico De acuerdo con una leyenda inca, la obra de Arguedas es la de un
de un viejo concepto inca, el ayllu, nauseabundo, imágenes delirantes El aporte de la obra escrita los peores días del imperio del sentimental idealista, defensor de
unidad productiva de trabajo en con personajes de la mitología de José María Arguedas es tan Tawantinsuyu fueron presagiados un proyecto de reivindicación india
comunidad. En otras palabras: poco andina —dos zorros arrancados literario como cultural: su acierto por la irrupción, en medio de una sin asidero —acaso sin justifica-
se ha advertido que la novela es, al antiguo imaginario de Huarochi- artístico entraña el botín antro- solemne fiesta solar, de un cóndor ción— en la historia de los Andes
en cierto sentido, un drama socio- rí— y diálogos rebosantes de tesis pológico de permitir al lector una atacado por varios halcones. peruanos. Con esa convicción,
lógico con un final tocado por la sociales, se alterna con las entradas experiencia convincente de la al- Los esfuerzos de Arguedas para el Nobel de Arequipa moteja de
épica siempre fresca de los mitos. de un diario amargo en que el teridad. Es obvio que, por tratarse convertir el mundo andino en ex- hiperbólicos a los crueles hacen-
A tono con esa lógica, el entorno autor anuncia que va a matarse. de representaciones literarias, los presión literaria y al propio tiempo dados de esas páginas —a él se le
de los personajes aparece imbuido Arguedas, cuyos primeros cuentos mundos indígenas pintados por el conservar intacta y persuasiva su antoja que los de carne y hueso
de esencias tan ancestrales como trascurren en remotas aldeas escritor peruano no corresponden cifra cultural, van mucho más allá son poco menos que heraldos del
atemporales: cantos quechuas, serranas, acabó concibiendo una con puntillosa exactitud a ninguna de zurcir imágenes cotidianas junto progreso—, inventados sólo para
trinos y epifánicas apariciones de novela sobre el puerto de Chim- realidad cultural conocida, pero, en con ensoñaciones mitológicas: hacer más sublime la figura del
aves (todas las aves) acompañan bote, hacia el cual, en virtud de la tanto simulacros de esos órdenes, también pasan por la invención de indio oprimido; incluso denuncia
los clímax de la acción humana, internacionalización de la industria sus personajes y hechos suscitan una voz para los personajes, que, como falaz la drástica pintura
al punto de enmarcarlos como pesquera, se había desplazado un interrogantes y sensaciones reales expresiva en términos literarios, sociológica de Arguedas a pro-
alegorías. grueso caudal de indios y mestizos de choque cultural. Ello se hace al mismo tiempo resulte creíble pósito de la degradación cultural
La equívoca recepción de Todas (no sin acierto, José Luis Rouillon palpable en los símbolos y voces como representación del habla prohijada por la industria minera
las sangres parece haber dejado ha dicho que la obra de Arguedas forjados en la narración. quechua. De hecho —según revela en las comunidades andinas. Sin
en el autor una herida que nunca es “una lenta exploración del Las páginas de Arguedas están en el canónico ensayo “La novela embargo, es pretencioso acusar de
cicatrizó, pues sus últimos años mundo a partir de una quebrada atravesadas por imágenes aluci- y el problema de la expresión miopía a un hombre que, tanto por
como creador están marcados hasta llegar a toda la complejidad nantes, henchidas de la densidad literaria en el Perú” (1950)—, el su experiencia íntima como por su
por una búsqueda a tumbos por del Perú”).5 Pero, acaso por haber enrarecida propia de los símbolos autor tuvo especial conciencia de formación de etnólogo, conocía el
sendas enrarecidas. Buen ejemplo perdido la fe en el alcance de una ancestrales. Sin poner en riesgo la lo que, para ser aceptables tanto mundo indio mejor que cualquier
es el núcleo central de la colección prosa que, aunque clara y repo- verosimilitud de los hechos que social como artísticamente, le otro escritor latinoamericano. A
Amor Mundo y otros cuentos (1967); sada, lograba ser sugestiva en la se cuentan, esas visiones irrumpen exigían los parlamentos de sus per- Arguedas le ocurre, simplemente,
allí, a un lado de los cuentos que medida justa, el asunto de la última para poner en contacto la común sonajes indios: “¿En qué idioma se lo que le ocurriría a cualquier otro
ya habían sido publicados aislada- novela se plantea por medio de realidad del lector y los personajes debía hacer hablar a los indios en escritor que pretendiera llevar
mente o en antologías intermedias una cifra formal desconcertante; con la misteriosa cosmovisión de la literatura? Para el bilingüe, para a versiones escritas los retazos
—como Diamantes y pedernales. una ecuación experimental cuyo pueblos ausentes o ajenos. Ejemplo quien aprendió a hablar en que- del pensamiento o las dicciones
Agua (1954)—, se destaca un grupo despeje, por obra de la impaciencia de ese sortilegio es lo que ocurre chua, resulta imposible de pronto, indígenas: tiene que trocarlas por
de relatos oscuros —“El horno y desespero de un escritor en cuando el zumbayllu rueda en el hacerlos hablar en castellano; en representaciones, en la medida en
viejo”, “La huerta”, “El ayla”, “Don agonía, jamás se realiza. El zorro internado de Abancay: su zumbido cambio quien no los conoce a que esas manifestaciones son, por
Antonio”— en que las estampas de arriba y el zorro de abajo es una hace que Ernesto sienta el aire través de la niñez de la experiencia definición, inexpresables fuera de
de la cosmovisión andina se ar- novela reveladora pero trunca, más filudo y que tenga la impresión de profunda, puede quizá concebirlos su ámbito cultural. El escritor de
ticulan con o son reemplazadas documento de la desesperanza que sus compañeros son abejorros expresándose en castellano. Yo Andahuaylas ya disparaba contra
por sórdidos episodios de una artística e ideológica del autor agitándose entre un polvo dorado; resolví el problema creándoles su sien cuando Jorge Luis Borges,
sexualidad violenta y extravagante. que objeto literario consumado. o lo que acontece en “Orovilca” un lenguaje castellano especial”.7 en “El etnógrafo” (1969), apenas
De acuerdo con varios biógrafos, De esa claudicación es consciente —un cuento de 1954—, cuando, Ese castellano es uno con “suti- lograba dar un eco medianamente
Arguedas habría compuesto esos Arguedas en las últimas hojas de tras una pelea de colegiales, el les desordenamientos” —tal lo universal a esa lección: que los
cuentos por sugerencia de su ana- su diario: “Habrán de dispensar- perdedor huye a una laguna del describe el propio Arguedas— y sueños del indio no se pueden
lista, con quien había conversado me lo que hay de petitorio y de desierto de Ica para ver emerger extrañas ternuras, como lo ilustran reproducir.
de las experiencias traumáticas a pavonearse en este último diario, una corvina dorada, la misma que las últimas palabras en “quechua” Mucho más mesurado que Var-
que lo forzó su hermanastro en si el balazo se da y acierta. Estoy debe llevarlo a cuestas hasta donde de Rendón Willka en Todas las gas Llosa, Antonio Cornejo Polar
los remotos días de San Juan de seguro que es ya la única chispa pueda esconder su vergüenza; sangres, antes de ser fusilado por sospechó que la obra de Arguedas
Lucanas. que puedo encender”.6 El balazo o un pasaje de Todas las sangres un piquete de policías: “Si quieres, era lúcidamente antropológica —y
No menos particular es su acertó a medias: el escritor apretó en que, con motivo del asesinato si te provoca, dame la muertecita, por ello fiel a la realidad— justo
última novela, El zorro de arriba el gatillo el 28 de noviembre de de un artesano a manos de una la pequeña muerte, capitán”.8 por esos ensamblajes de mitos o

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DE ANTIOQUIA DE ANTIOQUIA
delirios indios en cuadros de cre- antología Cuentos peruanos de la de los ensayos es obra del poeta y
dibilidad descriptiva. El crítico supo misma “Colección popular” de académico limeño Roberto Gon- John Updike

A
que, por heterogénea, cualquier so- Colcultura. En 1985, Oveja Negra zález Vigil, y los restantes son del l momento de escribir
ciedad americana es contradictoria publicó Los ríos profundos bajo el propio Arguedas. Mientras tanto, esta novela, el narrador,
(más exactamente: toda sociedad modestísimo formato de la co- el ensayo central de la antología ensayista y crítico de
es, necesariamente, una totalidad lección “Historia de la Literatura dedicada, en la misma colección, arte John Updike (1932-2009)
contradictoria), y que lo indígena Latinoamericana”, lo que, si bien al también peruano César Vallejo, contaba con un oficio represen-
sólo puede alcanzar su expresión es positivo, se atenúa un poco por corre por cuenta de una figura tado en diecinueve novelas, varios
nítida acomodado al lado de lo el hecho de que, un lustro atrás, titular de la poesía colombiana: volúmenes de relatos y ensayos,
que no es indio; en sus palabras, la misma editorial había difundido Fernando Charry Lara. y numerosos artículos de crítica
Arguedas “toma conciencia de la obra completa de Ciro Alegría. Quizá lo único que ocurre es literaria y de arte, dispersos en
que la realidad que ha tratado de El libro más singular de Ar- que, por su magia literaria, Argue- periódicos, catálogos y revistas,
esclarecer no puede ser explicada guedas, entre los editados en Co- das había de ser publicado aún como The New Yorker, de la cual
en sí misma y que, por el contra- lombia, es la antología José María en tierra de infieles, cuyas voces, fue colaborador por décadas.Tenía
rio, debe relacionársela con una Arguedas (1991), publicada en Bo- intimidadas por la culpa de haber setenta años cuando la escribió y
estructura mayor. Subyace, pues, a gotá por el sello artesanal El Búho, reconocido la alteridad cultural su vigor narrativo y capacidades
este empeño una concepción del bajo el cuidado del historiador apenas por el rabillo del ojo, dejan se encontraban intactos, según lo
relato literario como forma de Renán Vega Cantor, profesor de la que hablen por sí mismas las turba- demuestra esta magnífica novela.
conocimiento y una ética rigurosa Universidad Pedagógica Nacional doras plasmaciones del peruano. u Debe señalarse que su dominio del
que persistentemente empujan al de Bogotá. No sólo ocurre que mundo del que se ocupa el relato
narrador a perfeccionar su visión e el editor la provee de una larga —la pintura norteamericana de los
interpretación del mundo”.9 introducción crítica, sino que la Juan Carlos Orrego Arismendi (Co- años treinta, cuarenta y cincuenta
selección de textos la integran un lombia) del siglo XX— era sobresaliente,
In partibus infidelium par de cuentos, así como sendos Profesor del Departamento de
especializado, de primera mano
Antropología de la Universidad de
En Colombia, los críticos y las extractos de Los ríos profundos y como estudioso y comentarista
Antioquia. Recientemente publicó
grandes editoriales apenas se han El Sexto, tres poemas que fueron atento de su proceso. El hombre,
Viaje al Perú.
interesado por la literatura indi- escritos originalmente en quechua, el crítico e historiador de arte, y
genista. El caso que mejor ilustra varios escritos personales y un Notas el narrador van, pues, de la mano
ese desdén es el de una novela que, dossier de cuadros etnográficos y 1 José María Arguedas. El zorro de arriba en este relato, aúnan experiencia
por su estética, estructura y época, reflexiones antropológicas; textos, y el zorro de abajo. Madrid: ALLCA XX, de la vida, conocimiento y maes-
bien puede ser considerada como en buena parte, verdaderamente 1996, p. 16. tría narrativa para elaborar una
la obra colombiana más represen- insospechados. En la misma década, 2 José María Arguedas. “La novela y el
problema de la expresión literaria en el
historia de intensa y convincen-
tativa del indigenismo ortodoxo el diario El Espectador incluyó una Perú”. En: José María Arguedas y Mario te concentración dramática, un
latinoamericano: José Tombé (1942) antología de relatos —Agua y otros Vargas Llosa: La novela / La novela y el dramatismo que es interior, del
de Diego Castrillón Arboleda; cuentos (1996)— en la serie “Perio- problema de la expresión literaria en el Perú. ánima, porque la evocación de los

Busca mi rostro
apareció casi anónimamente bajo libros”, de ámbito latinoamericano. Buenos Aires: América Nueva, 1974, p. 53. hechos y las personas es sólo el
el sello “Antena” de Bogotá, y Hace poco más de un lustro, 3 José María Arguedas. El zorro…, p. 12.
4 Mario Vargas Llosa. La utopía arcaica. José
punto de partida de una estrategia
sólo pudo difundirse masivamente Norma publicó una nueva an- María Arguedas y las ficciones del indigenismo. narrativa que quiere incorporar al
cuando, treinta años después, fue tología de cuentos bajo el título México: Fondo de Cultura Económica, horizonte del lector contemporá-
incluida en la “Colección popu- Diamantes y pedernales. Relatos 1996, p. 254. neo el balance de una trayectoria

viaje a la región de la
lar” de la Biblioteca Colombiana escogidos (2004), listado en la 5 José Luis Rouillon. “El espacio mítico”. artística individual destacada, y
de Cultura de Colcultura. Para En: José María Arguedas. Cuentos olvidados.
colección “Cara y Cruz”. Aunque con ella la de una generación de
Lima: Imágenes y Letras, 1973, p. 105.
entonces, el indigenismo literario es notable el cuidado editorial 6 José María Arguedas. El zorro…, p. 247. la que hizo parte una mujer y
ya estaba, casi, fuera de combate. —a cargo del escritor Iván Her- artista importante de los Estados

memoria más íntima


7 José María Arguedas. “La novela…”, pp.
Lo anterior explica parcial- nández— con que se arropan los 65-66. Unidos: Lee Krasner (Hope Mc
mente por qué, a pesar de su nueve relatos, sus notas de pie de 8 José María Arguedas. Todas las sangres. Coy en la novela), a cuya voz se
Vol. II. Lima: Peisa, 1973, p. 288.
magisterio, en vida de Arguedas no página y un glosario, el tríptico de confía la narración, con los cam-
9 Antonio Cornejo Polar. Literatura y socie-
se publicó ninguna de sus obras en artículos críticos que conforma la dad en el Perú: la novela indigenista / Clorinda
Colombia. De alguna importancia segunda parte del volumen prueba Matto deTurner, novelista. Estudios sobre Aves Jairo Morales Henao
editorial es la inclusión, en 1972, el desinterés nacional por la obra sin nido, Índole y Herencia. Lima: CELACP /
del cuento “Warma kuyay” en la del indigenista de Andahuaylas: uno Latinoamericana Editores, 2005, pp. 65-66.

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