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INTRODUCCIÓN

El ser humano realiza 26,000 respiraciones al día, si es adulto, mientras que un


recién nacido realiza 51,000 respiraciones al día.
El proceso de respiración consiste de un proceso de dos tiempos; inhalación
(entrada de aire, oxígeno) y exhalación (salida de aire, bióxido de carbono).
Este proceso depende en gran manera del trabajo del diafragma. Durante la
inhalación se contraen los músculos que levantan las costillas a la vez que se
contrae el diafragma. En los alvéolos que están dentro de los pulmones, se
produce la fase principal del proceso de respiración, la sangre intercambia
bióxido de carbono por el oxígeno que entra cuando inhalamos.
El Sistema Respiratorio es el sistema responsable de distribuir el oxígeno que
se encuentra en el aire a los diferentes tejidos de nuestro cuerpo y de eliminar
el bióxido de carbono (CO2). Esta función principal de este sistema ocurre de la
siguiente manera:
1. La sangre retira el bióxido de carbono de los tejidos y los lleva a los alvéolos
pulmonares, donde a través de la exhalación se elimina de nuestro cuerpo.
2. A la vez que se elimina el bióxido de carbono, la sangre “recoge” el oxígeno
para ser distribuido en todo nuestro cuerpo.
El primer órgano que recibe oxígeno es el corazón.
El componente de la sangre que es responsable del proceso de respiración es
el glóbulo rojo. El glóbulo rojo actúa como medio de transporte tanto para el
oxígeno (flecha color violeta) como para el bióxido de carbono (flecha color
amarilla). Este contiene la hemoglobina que al combinarse con el oxígeno le da
el color rojo a la sangre.
APARATO RESPIRATORIO

El término respiración, sirve para designar el proceso fisiológico, por el cual


tomamos oxígeno del medio que nos rodea y eliminamos el dióxido de carbono
de la sangre (conocido como respiración externa). Pero también sirve para
designar el proceso de liberación de energía por parte de las células,
procedente de la combustión de moléculas como los hidratos de carbono y las
grasas (respiración interna) Se puede decir que la respiración externa es
imprescindible para que tenga lugar la interna. Además, necesitamos respirar
continuamente ya que nuestras células necesitan el oxígeno y sin él mueren, y
por lo tanto la muerte de nuestras células nos conduce a la nuestra propia.
El Sistema Respiratorio, está formado por dos pulmones, bronquios,
bronquíolos, y alvéolos. Dos movimientos esenciales en el trabajo ventilatorio
son: el movimiento de inspiración, en el que intervienen los músculos
inspiratorios que ascienden el tórax como son los músculos escalenos, pectoral
mayor, pectoral menor, esternocleidomastoideo y los músculos intercostales; y
el otro movimiento es la espiración, función pasiva a través de la relajación de
los inspiradores. Músculo espiratorio por excelencia es el recto del abdomen.
Los músculos intercostales son los responsables de los movimientos costales
inspiratorio y espiratorio. El músculo de más importancia del aparato
respiratorio es el diafragma, responsable de la ventilación y responsable de la
movilización del 80% de las secreciones.
El Sistema Respiratorio se divide en dos grandes grupos:
 Zona Extra torácica, está fuera de la cavidad torácica, es la entrada del
aire por la nariz y los cornetos nasales y el oído medio.
 Zona Intratorácica, formada por la tráquea, dos bronquios principales
(uno para cada pulmón) y dichos bronquios se van dividiendo en
bronquios de menor tamaño, formando el árbol bronquial, a su vez en
bronquíolos y finalmente en alvéolos.
Los pulmones contienen aproximadamente 300 millones de alvéolos, que
desplegados ocuparían una superficie de 70 metros cuadrados, unas 40 veces
la extensión de la piel. Proporciona el oxígeno que el cuerpo necesita y elimina
el dióxido de carbono o gas carbónico que se produce en todas las células. El
sistema respiratorio se encuentra formado por las estructuras que realizan el
intercambio de gases en la atmósfera y la sangre. El oxígeno (O2) es
introducido dentro del cuerpo para su posterior distribución a los tejidos y el
dióxido de carbono (CO2). Producido por el metabolismo celular, es eliminado
al exterior. Además, interviene en la regulación del pH corporal, en la
protección con los agentes patógenos y las sustancias irritantes que son
inhalados y en la vocalización, ya que, al moverse el aire a través de las
cuerdas vocales, produce vibraciones que son utilizadas para hablar, cantar,
gritar.
Los principales conductos y estructuras del tracto respiratorio superior son la
nariz, la cavidad nasal, la boca, la garganta (faringe) y la laringe. El sistema
respiratorio se encuentra recubierto por una membrana mucosa que segrega
moco, el cual atrapa partículas pequeñas como polen o humo. Estructuras
pilosas que se denominan cilios recubren la membrana mucosa y desplazan las
partículas atrapadas en el moco fuera de la nariz. El aire que se inhala se
humedece, se calienta y se limpia mediante el tejido que recubre la cavidad
nasal.
Los principales conductos y estructuras del tracto respiratorio inferior son la
tráquea y, dentro de los pulmones, los bronquios, los bronquiolos y los
alvéolos. En la profundidad del pulmón, cada bronquio se divide en bronquios
secundarios y terciarios, que continúan ramificándose en vías aéreas más
pequeñas que se denominan bronquiolos. Éstos terminan en sacos de aire que
se denominan alvéolos, los cuales, a su vez, se unen en ramilletes para formar
los sacos alveolares. El intercambio gaseoso se produce en la superficie de
cada alveolo mediante una red capilar que transporta la sangre que llega a
través de las venas desde otras partes del organismo.

Ventilación o volumen/minuto
Se define la ventilación pulmonar como el volumen de aire que se mueve entre
el interior de los pulmones y el exterior por unidad de tiempo, siendo esta
unidad normalmente el minuto. Su determinación se realiza mediante el
producto del volumen corriente por la frecuencia respiratoria. Para un individuo
adulto, sano, de unos 70 kg de peso con una frecuencia respiratoria entre 12 y
15 ciclos/minuto y un volumen corriente de 500 a 600 ml, la ventilación sería de
6 a 7 litros/minuto. Aunque el volumen corriente podría tomarse tanto en la
inspiración como en la espiración, se considera habitualmente el del aire
espirado, estrictamente considerado debería ser la media entre el volumen
inspirado y el espirado.
De todo el volumen corriente que se inspira aproximadamente 1/3 no llega a la
superficie de intercambio, sino que sirve para rellenar las vías aéreas o zona de
conducción. Este volumen de unos 150 ml aproximadamente, se denomina
espacio muerto ya que no puede ser usado para el intercambio gaseoso. En
condiciones en que algunos alvéolos reciben aire, pero no están
suficientemente irrigados, se incluye su volumen en región de no intercambio y
se denomina a este volumen espacio muerto fisiológico. En condiciones
normales este valor es muy pequeño, unos 5 ml y no se tiene en consideración.
El volumen de aire que llega hasta la región de intercambio o alveolar sería de
unos 350 ml en un ciclo basal y multiplicado por la frecuencia como
anteriormente, daría lugar a la ventilación alveolar o volumen minuto alveolar
que estaría en 4,2 litros por minuto.
Características de la circulación pulmonar
El circuito se origina en el ventrículo derecho, continua por las arterias
pulmonares que transportan la sangre venosa (con bajo contenido en O2 y alto
en CO2) de todo el cuerpo hasta los capilares pulmonares donde se realizará el
intercambio gaseoso. Después de oxigenada la sangre retorna a la circulación
sistémica a través de las venas pulmonares que transportan sangre arterial
(con bajo contenido en CO2 y alto en O2) hasta la aurícula izquierda.
El principal elemento de este circuito es el enorme árbol capilar que en
contacto con las paredes alveolares proporciona una gran superficie para
realizar el intercambio gaseoso. La sección transversal de todos los capilares
pulmonares es igual a los capilares de la circulación sistémica siendo el flujo
que circula por ellos el mismo que circula por la totalidad de los capilares
sistémicos. Sin embargo, como los capilares pulmonares son más cortos el
tiempo que tarda la sangre en recorrerlos es más corto, alrededor de 1
segundo, mientras que en los sistémicos es de unos 2 segundos.
Presión y resistencia en la circulación pulmonar
Los vasos pulmonares se diferencian de los sistémicos en que son más
delgados, más cortos, de calibre mayor y sus paredes son más distensibles al
disponer de menor cantidad de músculo liso y conservar un alto contenido en
fibras elásticas hasta 1 mm de diámetro.
El circuito menor es un sistema de baja presión, ya que el gradiente que se
establece entre el ventrículo derecho u origen del circuito y la aurícula izquierda
o fin del mismo es de unos 25 mm Hg. A nivel de las arterias la presión media
es de 15±3 mm Hg (presión sistólica 21±5, presión diastólica 9±3 mm Hg). En
los capilares es de 10 y en las venas de 6 mm Hg. La presión de conducción se
establece como la diferencia entre la presión ventricular derecha y la presión
auricular izquierda.
La resistencia vascular en este circuito es baja. Para movilizar 1 litro de sangre
se requieren en el circuito mayor 16 mm Hg, mientras que en el pulmonar son
suficientes 2 mm Hg.
Volumen y flujo sanguíneo en la circulación pulmonar
El circuito pulmonar dispone de un volumen de unos 500 ml, de los cuales unos
75-100 se localizan en los capilares, siendo reemplazada casi en su totalidad
en cada latido cardíaco, ya que el volumen de salida del corazón en reposo es
de unos 70 ml. El flujo es igual al que se desarrolla en la circulación mayor y
corresponde al gasto cardíaco, ó 5 l/minuto.

Variaciones regionales en la ventilación alveolar y en la perfusión


sanguínea pulmonar
Como efecto del peso del propio pulmón, las porciones de la pleura situadas en
la parte más alta tienen valores más negativos de presión pleural, eso hace que
los alvéolos se encuentren más distendidos, y por el contrario en la base el
efecto de la presión del peso del pulmón sobre las pleuras determina que la
presión pleural sea menos negativa o más positiva que en la parte superior.
Los alvéolos en esta región están menos distendidos siendo su radio menor.
En el proceso de la inspiración los alvéolos superiores incrementan muy poco
su volumen, y los inferiores incrementan en mayor escala su volumen haciendo
que la mayor parte del aire que entra en el volumen corriente se desplace hacia
estas regiones y muy poco hacia las superiores. En términos generales, si se
distribuye la altura pulmonar de arriba a abajo en tres zonas, la Zona I o
superior recibe el 25% de la ventilación, la Zona II o media el 35% y la Zona III
o inferior el 40%.
En la perfusión se comprueba el mismo efecto de la gravedad, que hace que
algunos vasos se encuentren más distendidos y reciban un flujo sanguíneo
mayor. La acción de la gravedad y las bajas presiones que existen en el lecho
vascular pulmonar determinan que el flujo sanguíneo sea muy sensible a la
influencia de la gravedad. Los pulmones no presentan en todas sus regiones
valores idénticos de perfusión. En posición erecta, o de pie, la base pulmonar
está más irrigada que los ápices. En posición supina, o tumbado, las bases y
ápices se igualan, sin embargo, el dorso recibe ahora más flujo sanguíneo que
la región ventral.
Relación ventilación-perfusión
Tal como se ha descrito previamente la ventilación y la perfusión no se
distribuyen de manera homogénea y regular por todo el pulmón. Si se
correlacionan ambos parámetros se obtiene un cociente o tasa ventilación
perfusión (VA/Q), en la que las variaciones de perfusión son mayores que las
de ventilación. Esta tasa es inferior a 1 en la base y superior a 1 en el vértice,
teniendo como valor medio 0,85-0,90, siendo una medida de la función
pulmonar. Con el ejercicio y el consiguiente incremento del metabolismo, la
ventilación y la perfusión aumenta, siendo más elevado el incremento de la
primera, por lo que el cociente VA/Q puede aumentar 3 ó 4 veces.

Relaciones Ventilación- Perfusión Consecuencias


La ventilación alveolar lleva oxígeno hacia el pulmón y elimina dióxido de
carbono desde este último, de modo similar, la sangre venosa mixta lleva
dióxido de carbono al pulmón y capta oxígeno alveolar. Así, la PO2 y PCO2
alveolares están determinadas por la relación entre ventilación y perfusión
alveolar. Las alteraciones de la proporción entre ventilación y perfusión,
llamada V˙A/Q˙C para ventilación alveolar/flujo sanguíneo capilar pulmonar (o
sólo V˙/Q˙), darán lugar a cambios de la PO2 y PCO2 alveolares, así como del
aporte de gases a los pulmones o la eliminación de gases desde estos últimos.

En circunstancias normales la ventilación alveolar es de alrededor de 4 a 6


L/min, y el flujo sanguíneo pulmonar (que es igual al gasto cardiaco) tiene un
rango similar, de modo que la V˙/Q˙ para todo el pulmón está dentro del rango
de 0.8 a 1.2. Sin embargo, la ventilación y perfusión deben coincidir en el
ámbito alvéolo-capilar para que ocurra intercambio de gases óptimo, y la V˙/Q˙
para todo el pulmón en realidad sólo tiene interés como una aproximación de la
situación en todas las unidades alvéolo-capilares del pulmón.
Anexo

Tracto respiratorio superior

Tracto respiratorio inferior


OBJETIVOS

Predecir las consecuencias de la desproporción entre ventilación y perfusión.

Explicar las diferencias regionales en la proporción de ventilación y perfusión


del pulmón normal en posición vertical.

Predecir las consecuencias de las diferencias regionales en la ventilación y


perfusión del pulmón normal.

Definir la difusión.

Describir las relaciones entre ventilación y perfusión

Definir la capacidad de difusión y su medición.


Universidad Politécnica y Artística del Paraguay

Facultad de Ciencias de la Salud

Cátedra de Fisiopatología y Patología Medica II

Licenciatura en Nutrición

Tema: Fisiopatología del Sistema Respiratorio

Docente: Dr. César Martínez

Responsable: Laura Melissa Ovelar Orué


C.I.: 5.555.402

Ñemby – Paraguay
CONCLUSIÓN

Lógicamente es necesario que los alveolos ventilados dispongan de una buena


perfusión, así como los alveolos perfundidos dispongan de una buena
ventilación. A esto se le denomina relación ventilación perfusión normal.
Un ejemplo común en nuestro medio sería el siguiente: Tenemos un paciente
con un problema tal que la ventilación del hemitórax izquierdo está
comprometida (importante zona atelectásica, un tumor, etc.), cuando le damos
un cambio postural y le colocamos en decúbito lateral izquierdo detectamos
que el paciente se desadapta al ventilador, que disminuye la saturación de
oxígeno, etc. ¿Qué ha pasado? En un paciente en decúbito lateral, la sangre
venosa que se dirige a los pulmones, a través de la arteria pulmonar no se
distribuye uniformemente. El pulmón que se encuentra por debajo de la silueta
cardiaca va a recibir mas volumen de sangre que el pulmón que se encuentra
por encima del corazón (esto se lo debemos simplemente a la gravedad), así
pues el pulmón izquierdo del paciente en el ejemplo, va a recibir mayor
volumen sanguíneo en el pulmón derecho, por el contrario el pulmón derecho
(que se encontrara mejor ventilado), va a recibir menor aporte sanguíneo, por
lo tanto este paciente no gozara de una buena relación ventilación- perfusión.

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