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CIENCIAS SOCIALES O FUNDAMENTOS PARA UNA CIENCIA SOCIAL

4.1 A PROPOSITO DEL OBJETO. La sociedad, cualquiera que sea, primitiva u occidental
avanzada, es un conjunto de hombres y mujeres que mantienen relaciones entre si para
transformar un medio físico que les asegura su reproducción como grupo humano y como
grupo social. Este es el nivel general del cual debe partir la ciencia. Este es realmente el
objeto de lo que podría llamarse la ciencia de la sociedad. Por lo tanto, la sociedad es una
unidad, una totalidad.
Todo fenómeno social es, al mismo tiempo, un resultado de determinaciones económicas,
políticas e ideológicas que se dan dentro de la unidad.
Sociólogos, antropólogos, historiadores, economistas y psicólogos sostienen esta unidad.
Al separar la sociedad en partes, al segmentarla y al sacrificar la totalidad, por el análisis
detallado de solo una de sus partes, la realidad misma queda deformada, desnaturalizada. La
combinación de todas las partes que da la unidad de la totalidad social se pierde o aparece en
los estudios puramente económicos, o sociológicos o antropológicos.
Esto no quiere decir, por supuesto, que no es necesaria la división del todo en sus partes.
4.2 A PROPOSITO DE LA TEORIA. Si el objeto es uno, la sociedad, lógicamente, la
teoría también debe ser una, que comience en el nivel de la mayor generalidad: todas las
sociedades tienen tales y tales elementos…y luego las diferencias específicas.
La cultura explica muchos elementos de la sociedad a nivel ideológico dentro de la autonomía
relativa de la instancia ideológica, pero es necesario al mismo tiempo explicar la cultura en
su interdependencia con las otras estructuras que constituyen la sociedad. Y se trata de una
explicación en términos teóricos.
Sin embargo, no existe una universalidad de las teorías de las disciplinas sociales actuales.
En la práctica nuestra formación de antropólogos carece de una sólida formación en
economía, en sociología, en historia. Sin embargo, la práctica empírica de las investigaciones
que prima siempre sobre la teoría nos está demostrando la complementariedad de estas
teorías. El trabajo interdisciplinario es hoy un intento de conjugar estas perspectivas.
Estas constataciones no pueden llevarnos a desechar todo lo que se ha hecho hasta hoy. Por
el contrario, es a partir de lo que tenemos hoy que está constituyéndose una teoría general.
Existe una teoría que plantea estos problemas en términos de la sociedad, en términos de
generalidad y unidad total: es el materialismo histórico como teoría marxista de la historia y
su método dialectico.
4.3 A PROPOSITO DEL METODO. Cuando un investigador, antropólogo o sociólogo
esta frente a los campesinos u obreros independientemente de su voluntad existe una barrera
de clase que impide una real comunicación. Es en la investigación misma, en el trabajo de
campo donde aparece visiblemente una de las grandes particularidades y limitaciones del
análisis social. El investigador forma parte de la realidad que estudia. No puede situarse fuera
de ella. Defiende intereses determinados consciente o inconscientemente, porque pertenece
a tal cual o cual clase social. Los intelectuales somos privilegiados en el país y es desde esta
situación de privilegio que nos acercamos a la realidad para estudiarla.
La simple observación de la realidad no puede darnos el conocimiento de la lógica interna
que se oculta debajo de la apariencia. La realidad está en permanente transformación. Es
necesario entonces plantearse este problema para resolverlo de la mejor manera posible.
Creemos que una participación en la transformación de la realidad puede ser un medio eficaz
de superar por lo menos en parte la barrera de clase que nos separa de los campesinos o los
obreros o los migrantes a quienes tratamos de estudiar y entender.
La ciencia está y debe estar al servicio de los hombres. Hoy está casi en su totalidad al
servicio de la clase dominante.
CONCLUSION
Por lo expuesto, creemos que la antropología, como la sociología y otras disciplinas sociales
no es aún una ciencia social. Sus esquemas teóricos, sus prácticas empíricas constituyen una
valiosa contribución a la formación de una ciencia social cuyos primeros pasos son ya
seguros.
La tarea es pues enorme. Su enormidad misma puede hacernos pesimistas, pero la enormidad
de la tarea supone la importancia del trabajo que se necesita para construir la ciencia social.

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