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Gracias ansiedad por disfrazarte de enemiga,

recordándome el poder que radica en mí.

Gracias ansiedad por alejarme de la paz,


ayudándome a encontrarla dentro de mí.

Gracias ansiedad por trastornar mi realidad,


y enseñarme a distinguir la verdad.

Gracias ansiedad por aparecerte en mi vida,


y ayudarme a disfrutarla más.
Dale alas a la ansiedad
por Fabiola Cuevas

2015 / Fabiola Cuevas


Derechos Reservados

Primera edición
Diseñado por Creador
holacreador.com

Agradecemos tu apoyo evitando la reproducción total o parcial de este libro sin la


autorización previa de la autora.
En caso de compartir la información de utilidad para ti en éste libro, agradecemos la
mención de su fuente.
Agradecimientos

Agradezco de corazón a todas las personas que como tú, están pasando
por momentos fuertes o leves de ansiedad, ya que es para todos ustedes a
quien les escribo y son la fuente de mi motivación. Así es que en primer
lugar te agradezco a ti, por tu valentía al vivir lo que estás viviendo y por
tu confianza en adquirir éste libro.

Agradezco a todas las personas con las que he tenido la oportunidad de


platicar dentro y fuera de consulta, ya que es con sus experiencias y
aprendizajes que he ido nutriendo el contenido de ésta guía y mi conocer
sobre la ansiedad.

Agradezco a mi compañero de viaje, Haziel, quien gracias a su don de


crear visualmente mi inspiración, ha hecho posible la transmisión del
mensaje de desansiedad a todas las personas que lo necesitan; por formar
parte de ésta increíble misión y por darme todo su apoyo y motivación
para terminar éste proyecto.

Agradezco a todas las personas que me acompañaron en los momentos


más difíciles cuando tenía ataques de pánico, y que con muchísimo amor
y paciencia me dieron la mano para hacerme saber que no estaba sola,
acompañándome y guiándome en todo momento.

En especial agradezco a mis papas, a mis hermanas, a Tania, Alejandro,


Paulina mi directora de carrera y a mi terapeuta Hilda, por hacerme saber
que era amada y acompañada.

Y agradezco a mi alma, quien junto con el amor Universal, me guía, me


inspira y me acompaña en todo momento.
Prólogo

¿Por qué “Dale alas a la ansiedad”?

Sé como la oruga

¿Cuál es el mensaje que la ansiedad tiene para ti?

¿De dónde nace éste proceso?

Los 5 pasos del proceso

Vamos por capas

¿Qué necesito de ti para lograrlo?


Hazlo diferente

26

Entendiendo a la ansiedad

¿Qué es la ansiedad?
Aclarando un poco las definiciones que lees afuera

30

¿Por qué se genera la ansiedad?

30

¿Qué es el estrés?

¿Cómo diferenciar los peligros reales de los imaginarios?

¿Por qué percibimos como amenaza cosas que en realidad no lo


son?

¿Y por qué te pasa todo esto a ti?

¿Cuál es la parte positiva?

¿Qué pasa en el cuerpo con ansiedad?

¿Cuándo llega la crisis de ansiedad?

Necesitas liberar la tensión

Identifica las causas de tu ansiedad


Identifica el tipo de ansiedad que presentas
¿Qué significa trastorno?

49

Los síntomas son avisos


Evalúa la intensidad y lleva tu registro

51

La ansiedad cambia de intensidad constantemente

54

Quítale tanta atención a los síntomas

54

¿Por qué te sientes separado de ti o de la realidad?

55

¿En qué consiste la cura?

Antes de empezar el proceso


Descubre las ganancias secundarias de la ansiedad

57

Encuentra tu propósito

60

Revísate médicamente

61

Proceso

Escucha lo que sientes


piérdele el miedo

64

¿qué te estás queriendo decir?

64
Primer paso

Primer paso: haz un alto y acepta


¿Por qué necesitas hacer un alto?

66

Después de hacer un alto, necesitas aceptar lo que sientes

66

¿De qué maneras nos resistimos a la ansiedad?

68

Necesitarás confiar que estás a salvo

68

¿Cómo aceptar los síntomas durante un ataque de pánico?

69

Piérdele el miedo a lo que sientes o piensas

69

Déjalo venir

70

Reflexión del Paso 1

haz un alto,

Segundo paso: Recupera el equilibrio


Algunos de los equilibrios que he identificado son:

74

Los desequilibrios están interconectados

83

Recupera el equilibrio emocional

84

Sanando a tu niño interior


85

El autocuidado es fundamental

86

Aumenta tu autoestima

86

¿De qué forma vas en contra tuya?

87

Estás a salvo,

Tercer paso: Ubícate en la realidad


¿Por qué no pensamos correcto?

91

Modelo ABC - DE

92

Círculo vicioso del ABC hacia el pánico

93

¿Cómo saber si tus interpretaciones de la realidad son correctas?

94

¿Por qué los pensamientos mentirosos parecen reales?

105

¿Cómo logramos creer en una realidad que no es cierta?

106

Pensamientos, creencias y esquemas

107

¿De dónde nacen tus creencias equivocadas?

109

Pasamos la vida comprobando creencias equivocadas

110
Tus acciones refuerzan tus creencias

110

¿Qué son las relaciones aleatorias?

111

Creencias equivocadas en la ansiedad

112

¿De dónde tomamos el contenido de los pensamientos negativos?

112

Los pensamientos nos dan mucha información

113

Responde a tus preguntas mentales

114

¿Cómo practicarás éste paso?

115

Puntos para debatir tus pensamientos negativos

116

Después de practicar este paso

116

... y cuando abrí los ojos a la realidad

Cuarto paso

Paso 4: Confía en ti y enfrenta tus miedos


¿Dónde se encuentra tu fuente de poder?

121

¿Qué es lo peor que podría pasar?

122

Los miedos más comunes y sus creencias

122
Enfrenta tus miedos en dos sentidos

125

Convierte tus miedos en retos

126

¿Qué es la exposición progresiva?

127

¿Cómo practicarás éste paso?

127

Yo merezco

Quinto paso

Quinto paso: Se libre


Libertad y responsabilidad

132

¿Qué le puedes agradecer a la ansiedad?

132

La importancia de decir lo que piensas y pedir lo que necesitas

133

La importancia de ser auténtico

134

La codependencia que generamos con la ansiedad

136

Y después de la ansiedad… ¿qué?

Conclusión
Prólogo
Estoy convencida de que las “enfermedades” mentales o los trastornos
emocionales, son consecuencia de un desajuste y desequilibrio interior, el
cual podemos aceptar, asumir y restaurar para transformarlo a nuestro
favor. 


No creo que las personas estén predestinadas al sufrimiento ni el cuerpo
a la enfermedad, sino todo lo contrario, creo que estamos destinados a
vivir con plenitud, salud y dicha real.

La ansiedad es uno de esos “obstáculos” que como sociedad concebimos


para experimentar esa plenitud de la que hablo, y desgraciadamente,
seguirá siendo obstáculo mientras la veamos como tal. Es necesario un
cambio de perspectiva, el cual se acerque más a la realidad sobre la
ansiedad, y nos permita realmente hacerla nuestra aliada para crecer
como personas y dar paso a la evolución interna que se está llevando a
cabo.

Creo que la ansiedad es tan sólo la manifestación de un llamado de


nosotros mismos para nosotros mismos de que es momento de
evolucionar, o quizás, de darnos cuenta que ya estamos evolucionando y
que no podemos frenar el proceso.

Es un llamado para cuidarnos y amarnos genuinamente, para tomar las


riendas de nuestra vida y guiar nuestros pasos hacia donde realmente
queremos ir.

Y sobre todo, es un llamado de nuestro cuerpo, específicamente de


nuestro sistema nervioso, que nos dice que ya no podemos sostener el
vivir alerta, en tensión, con preocupaciones, adelantándonos al futuro con
miedos que quizás no sucedan. Y nuestro cuerpo, al final del día es un
reflejo de nuestros pensamientos, entonces, la ansiedad es un llamado
para modificar la manera en la que estamos interpretando la realidad, la
manera en la que estamos usando nuestra mente.

Estos pensamientos generan emociones las cuales se viven en el cuerpo,


así es que tu cuerpo y tus emociones tan sólo están manifestando en la
ansiedad que algo no está funcionando en nuestro interior, pero no a
nivel físico, el cuerpo tan sólo nos comunica lo que en la mente y en las
emociones está sucediendo.

Me asombra cuántas personas pasan por estados leves y graves de


ansiedad, percibiéndola como una enfermedad de la cual necesitan
deshacerse a través de medicamentos, como si tuvieran algo mal con su
cerebro, siendo personas jóvenes, totalmente sanas y en la plenitud de su
vida... pero con la necesidad de encontrarse con ellas mismas.

Como sociedad, pretendemos quitar los problemas rápido para estar en


óptimas condiciones que nos permitan seguir con nuestro estilo de vida, y
pretendemos hacerlo como si se tratara de una gripa que nos contagiaron
y hay que erradicar, sin detenernos a reflexionar por qué y para qué es
que se desarrolló la ansiedad dentro de nosotros. Pues he de decirte, que
la ansiedad tiene una razón y un motivo de estar en ti.

En ésta guía encontrarás que la ansiedad no es una enfermedad, no te la


contagiaron y no la tienes que combatir desde la lucha o el control; la
ansiedad es una consecuencia, un llamado, una oportunidad para dejarte
llevar por el despertar de consciencia que tú mismo te estás pidiendo
tener, y poder así, transformar tu vida interior y exterior para acceder a
una realidad mucho más amable y realista, la cual te permita disfrutar de
tu existencia aquí en la Tierra, con todo y los altibajos emocionales.

Por supuesto que creo y estoy convencida de que podemos vivir sin
ansiedad elevada, no creo que se trate de que aprendas a vivir con ella o a
sobrellevarla en tu vida, como un adjunto que arrastras con el pie. No, se
trata de que dejes de verla como algo malo y negativo, y la veas como lo
que realmente es: la mejor oportunidad para abrir tu mente a la realidad,
ser tú mismo y desaprender lo que te impide ser feliz.

Tampoco me extraña que seamos tantas personas con ansiedad, pues


como humanidad nos habíamos venido separando de nuestras emociones
y del poder de nuestra sensibilidad, y ahora, de cierta forma, nos hemos
cansado de eso y estamos despertando, pero no tenemos idea de cómo
manejar esas emociones y ese poder interior que nos otorga la
sensibilidad.

Constantemente rectifico y confirmo que las personas que desarrollan


ansiedad son seres humanos con una gran necesidad de amar y compartir
ese amor con los demás, con una incapacidad para manifestar sus enojos
por miedo a ser rechazados o lastimar a los demás, con un gran poder
empático y compasivo, pero mal dirigido hacia la confirmación del
sufrimiento.

Somos personas intuitivas, artistas y emotivas, pero sin la autoestima


suficiente para usar estos poderes a nuestro favor, y además, nos
avergonzamos de quienes somos, escondiéndonos y buscando la
aprobación de los demás, seguramente por haber vivido alguna
experiencia dolorosa que nos llevó a cerrar nuestro corazón poniéndonos
un escudo para evitar el sufrimiento.

La paradoja es que al evitar el sufrimiento, nos lo estamos generando.

Y lo que te quiero transmitir con ésta guía, es que es momento de dejar de


protegerte, es momento de volver a abrir tu corazón, aprender a usar tu
mente y tu sensibilidad a tu favor y transformar tu realidad en la vida que
tú eliges y quieres vivir.

No permitas que nada ni nadie te haga creer que estás limitado o


trastornado de por vida, no creas en las farmacéuticas que te hacen creer
que dependerás de una pastilla por el resto de tus días, por favor, no creas
que tu mente no es capaz de cambiar o que tu cuerpo es tan “tonto” que
no sabe lo que está haciendo. 


Al contrario, tu cuerpo sabe perfectamente lo que está haciendo al
generar ansiedad, tu mente tiene la gran capacidad de transformarse y
regenerarse, tus patrones emocionales tienen toda la oportunidad para
mejorar; tan sólo necesitas sentarte, creer en ti y hacer el trabajo de
desaprender lo que no te permite ser feliz y dejarte ser tú mismo en todos
los sentidos.

Yo sé por experiencia personal que esto es posible, pues yo solía creer que
toda mi vida iba a estar triste o melancólica, que difícilmente dejaría de
ser una persona ansiosa, inclusive, llegue a considerar el suicidarme con
tal de no seguir viviendo con tanto sufrimiento, con miedo a enloquecer o
morir en cualquier momento.

Pero logré transformarme, logré salvarme a mi misma y dejarme ser


quien realmente soy detrás de esas máscaras de depresiva, complicada y
ansiosa. Sí, me costó trabajo, tuve que hacer a un lado mis dudas y
simplemente pasé a la acción, dejé de querer entender y razonar todo y
empecé a actuar de manera diferente, me olvidé de las limitaciones que
creía tener y empecé a descubrir todas mis potencialidades.

Y hoy en día, te puedo decir que disfruto inmensamente mi vida, que no


he vuelto a experimentar un ataque de pánico y que si llega la ansiedad en
grados moderados, no me asusto y por el contrario, le agradezco y
escucho lo que me está queriendo decir: seguramente algo que no me
había dado cuenta y que necesita de mi atención.

Esto mismo es lo que deseo para ti y por lo que escribí ésta guía, para que
puedas liberarte realmente de lo que te hace sentir aprisionado y sin aire
por respirar, que transformes la ansiedad en libertad y puedas volver a
experimentar lo que es estar vivo, en paz y tranquilo.
¿Por qué “Dale alas a la ansiedad”?
El proceso se llama “Dale alas a la ansiedad” porque cuando tienes
ansiedad, es como si te sintieras una oruga en proceso de convertirse en
mariposa; confundida, arrastrándose por los suelos, con ganas de volar,
pero limitada por algo que te duele, que te pesa, te aprieta y no te deja
salir a respirar.

Esto que sientes que te aprieta, es la ansiedad. Y no la vas a poder


eliminar, combatir o controlar, pues estas acciones tan sólo aumentan la
tensión interior, más bien, la necesitas aceptar, escuchar, entender y
saber usar a tu favor para poder transformarla en libertad, y entonces sí,
poder volar de nuevo, o quizás, por primera vez.

Así como la oruga se convierte en mariposa después de un doloroso


proceso, quizás sin saber conscientemente que está atravesando por la
parte más difícil de convertirse en mariposa, de igual forma la ansiedad
que estás sintiendo nada más te está avisando que estás en medio de una
transformación interior de la cual, si te dejas llevar, puedes salir
victorioso hacia la libertad, convirtiéndote en quien realmente eres.

¿Pues qué crees? Si hoy estás sintiendo ansiedad es porque


probablemente ya no estabas siendo tú mismo en esencia, no sé por
cuánto tiempo, quizás desde muy pequeño o desde hace un par de meses,
pero lo que importa es que por alguna razón, estás en proceso de
transformación, y si dejas de luchar contra esta transformación, al final
todo saldrá mucho mejor de lo que esperabas.

Es por esto que darle alas a la ansiedad es darte alas a ti mismo, dejando
salir a tu verdadero ser que ha estado escondido dentro de ti, quizás,
porque lo querías proteger de no salir lastimado o porque ya te habías
olvidado de que estaba ahí.

De cualquier forma, yo espero que al finalizar éste proceso que preparé


para ti, tu esencia pueda salir al mundo libremente, y que los
pensamientos negativos y las sensaciones tan desagradables de la
ansiedad, se conviertan en el motor que te impulse para descubrir una
nueva forma de pensar y de vivir con mucha más plenitud y conciencia de
la que tenías antes.

Sé como la oruga
Te invito a que seas como la oruga, que a pesar de que ella creía que su
mundo y su realidad era estar apretada y sin poder moverse, sigue su
instinto y se sumerge en la sabiduría de la naturaleza, y a pesar del dolor
de la transformación, se deja llevar hasta que de repente, se encuentra
volando libre por las montañas.

Y también te invito a que como la oruga, no quieras eliminar nada de tu


pasado ni de tu persona, sino que al contrario, lo tomes y lo aproveches
todo para reconstruirte ahora. Pues has de saber que la oruga utiliza todo
su cuerpo y todos sus recursos para regenerarse y convertirse en
mariposa; no se lamenta por ser oruga, sino que aprovecha que lo es para
ser algo más.

Será con tus propios recursos, con tu propia esencia y con tu propio poder
personal, con los que saldrás adelante de ésta situación, pero necesitas
confiar que tienes lo necesario dentro de ti y que eres lo suficiente, sí, así
como eres.

Yo tan sólo te guiaré para que descubras eso que existe en tu interior. Las
respuestas son tuyas, quien tomará el camino eres tú, quien en el fondo
sabe lo que necesita para sanar eres tú, quien tiene los ingredientes para
curarse eres tú, yo nada más estoy aquí para proponerte una forma de
revolverlos y crear tu propia receta.

Así es que por favor no te limites ni te veas a ti mismo chiquito o


disfuncional, por más mal que te sientas, en realidad tu tienes toda la
capacidad para sanarte a ti mismo, la cura no te vendrá de fuera sino de
la transformación interior por la que valientemente ya estás atravesando.

¿Cuál es el mensaje que la ansiedad tiene


para ti?
Así es, la ansiedad tiene un mensaje para ti. Este es de los puntos más
importantes que tengo por compartirte, y seguramente ya me has
escuchado hablar de esto hasta el cansancio. Y esto es porque es muy
importante que sepas que la ansiedad llegó a tu vida por algo y para algo,
que has sido tu mismo quien la generó dentro de ti por tu propio bien;
para darte un mensaje en específico.

Una vez que escuches ese mensaje y hagas los cambios necesarios en tu
vida, la ansiedad disminuirá hasta desaparecer, y si alguna vez vuelve a ti,
será como una mariposa que se posa sobre tus hombros de manera
pacífica, para volverte a decir que es momento de hacer un alto en tu vida
y transformarte en algún sentido.
Estoy convencida de que en caso de que no fuera tu parte espiritual la que
organizó todo esto, entonces es tu instinto de supervivencia, pues hasta la
más dolorosa de las enfermedades es generada para avisarnos de un
desequilibrio interior, para que repongamos los daños y sigamos
viviendo. 


Y si tú lo decides, esta “enfermedad” puede ser la mejor oportunidad para
comprender ciertas cosas que te permitirán vivir mucho más feliz de lo
que imaginabas.

Nuestra naturaleza es tan sabia y nuestro instinto de supervivencia es tan


fuerte, que todo lo que nos generamos dentro tiene una ventaja, aunque
de momento la máscara, lo aparente (los síntomas dolorosos y la
confusión) no te permitan creer que es así.

Los tipos de mensajes que nosotros mismos nos hacemos llegar a través
de la ansiedad pueden ser varios, quizás que es momento de recuperar lo
que te apasiona, que necesitas tiempo para ti y cubrir tus necesidades
básicas, tanto físicas como emocionales, o quizás te quiere decir que no
puedes seguir guardando tus emociones y que necesitas aprender a
expresarlas, que necesitas reconocer el poder en tu sensibilidad en lugar
de querer esconderla, o tal vez, te generaste ansiedad para decirte que
necesitas hacer un alto en tu vida y evaluar hacia dónde quieres seguir
caminando.

Pues llega un momento en el que ya no es sano y no funciona seguir con


ciertas estrategias que has aprendido para sobrevivir, como lo es el querer
controlar todo lo que te sucede, el prevenir y anticiparte todo el tiempo
ante posibles peligros, el vivir alerta, preocupado y con perfeccionismo.

No funciona vivir protegiéndote de salir lastimado, no funciona cerrar tu


corazón por desconfianza, no funciona vivir complaciendo a los demás
buscando su aprobación, no funciona abandonarte a ti mismo, no
funciona vivir creyendo que no puedes enfrentarte a la vida, no funciona
dejar de amar, no funciona dejar de amarte.

Y esto, esto es precisamente lo que la ansiedad te está avisando; que es


momento de volver a amarte de verdad.

Pero cualquiera que sea el mensaje que necesites escuchar, algo es


seguro: si hoy tienes ansiedad, puede ser de lo mejor que te ha sucedido
en tu vida si tú así lo quieres y lo decides ahora. Si modificas tu manera
de pensar y de tratarte a ti mismo, podrás encontrar mucho más placer y
plenitud del que creías que existía en ésta experiencia humana.
¿De dónde nace éste proceso?
Nace principalmente de mi experiencia personal al superar los ataques de
pánico y la ansiedad, lo cual logré gracias a que asistí a terapia Gestalt,
mientras que me auto terapeaba haciendo los ejercicios del libro de
“Adiós, ansiedad” de David Burns, agregando ejercicios “inventados” por
mí a partir de lo que había estudiado en la carrera de psicología,
inspirados en terapias de la rama humanista (Gestalt y logoterapia) junto
con el enfoque cognitivo conductual.

Si quieres saber más sobre mi proceso e historia personal, puedes


descargar la Guía gratis de Gracias Ansiedad.

Todo esto, lo he ido mejorando gracias a la experiencia de ayudar a otras


personas en terapia a transformar su ansiedad, además de escuchar las
preguntas y comentarios de todos los miembros de la página
Desansiedad.

Esto me ha permitido tener una visión global y profunda de lo que es en


realidad la ansiedad. Has de saber que ésta visión no es el común
denominador de lo que encontrarás en los profesionales de salud, ya que
mi propuesta es que la ansiedad no es un trastorno incurable ni una
enfermedad, es más, es de lo mejor que te puede pasar si sabes escuchar
su mensaje y transformar tu vida a tu favor.

Y con la idea de transmitir a más personas lo que he aplicado en terapia


obteniendo resultados positivos, es que nace ésta guía.

Los 5 pasos del proceso

He visto demasiadas personas que llevan mucho tiempo haciendo todo


tipo de cosas para superar la ansiedad, y estoy segura que cada una de
esas cosas les ha ayudado para sentirse mejor, sin embargo, creo que algo
ha estado haciendo falta; seguir un orden y un proceso para superarla.

Muchas veces intentamos transformar nuestros pensamientos pero


seguimos con tensión física y emocional, lo cual no nos permite
concentrarnos y nos sigue generando malestar. O trabajamos en
disminuir las tensiones físicas pero sin modificar nuestra manera de
pensar, la cual es la principal responsable de que nos tensemos. O quizás
sí cambiamos nuestros pensamientos y sabemos relajarnos, pero no nos
atrevemos a enfrentar los miedos.
Y tal vez por eso no has logrado salir de la ansiedad, pues como terapeuta
he observado que no puedes cambiar tu manera de pensar si no has
descargado tus emociones previamente, y no puedes enfrentar tus miedos
si no te das cuenta que se fundamentan en pensamientos irracionales, así
como no puedes sentirte libre de hacer lo que quieras en tu vida si no
confías en ti y te sabes merecedor de amor.

Básicamente el proceso por el que te recomiendo pasar es que primero,


antes que nada, te des la oportunidad de vivir la ansiedad, sus
sensaciones, emociones y pensamientos, con menos resistencia y con más
aceptación. Que puedas vivir al 100 lo que sientes sin querer hacer algo al
respecto o controlarlo, sin querer quitarlo rápido. Es simplemente que te
des la oportunidad de vivir lo que en el momento presente estás viviendo
como testigo y no tanto con la prisa de hacer algo al respecto. Este primer
paso es el de “Haz un alto y acepta”, y básicamente consiste en aprender a
hacer altos cuando te sientes mal y aceptar lo que sientes, aunque sea por
un microsegundo.

Necesitas aprender a aceptarla pues es la única forma de terminar con la


guerra interior y poder transformarla en libertad.

Una vez que baja la resistencia a la ansiedad, puedes empezar a recuperar


tu equilibrio. En los momentos de ansiedad esto lo haces respirando a
nivel de diafragma, y a nivel general, es importante que recuperes tu
equilibrio físico, emocional, interpersonal y espiritual. Esto lo lograrás
con técnicas de relajación, desahogando tus emociones, volviendo a
cuidar de ti haciéndote tu prioridad, organizando tus tiempos y tus
esfuerzos para restablecer el desequilibrio que seguramente te generó
ansiedad.

Si al recuperar el equilibrio en tu vida, practicar técnicas de relajación y


aceptar la ansiedad sigues sintiendo ansiedad, entonces es importante
pasar al tercer paso en el que modificamos la manera en la que piensas,
pues probablemente ahí está la causa de tu ansiedad. Al hacer esto,
trabajarás con tus creencias más profundas sobre ti, la vida y los demás,
dándote cuenta quizás que muchas de estas creencias no te funcionan
para ser feliz y te hacen interpretar la realidad de manera distorsionada.

Una de las ideas distorsionadas que tenemos es la que fundamenta tus


miedos, por eso, antes de enfrentarte a tus miedos te recomiendo que
desmientas y debatas los pensamientos en los que están sustentados. De
esta forma, por el lado cognitivo ya tendrás más fuerza para enfrentarte a
ellos. El cual es el cuarto paso. Este paso consiste en aumentar o
recuperar la confianza en ti para exponerte gradualmente a tus miedos,
dándote cuenta con esto que sí puedes confiar en ti.
Finalmente, una vez que modificaste tu manera de pensar, te enfrentaste
a tus miedos y vives una vida con mayor equilibrio emocional, estoy
segura que como consecuencia y de manera natural, se da que te
empiezas a sentir libre, y para conquistar este último paso, es importante
conocer sobre la responsabilidad, aquella que te permitirá hacerte cargo
de ti para poder alcanzar la libertad tanto interna como externa. En
realidad éste paso lo irás viendo a lo largo de la guía con muchos
ejercicios donde vas asumiendo tu parte responsable de todo esto, pero al
final lo podrás dirigir todo hacia la libertad.

Así es como una vez que te encuentras en equilibrio, viviendo en la


realidad y no en las mentiras de tu mente y fortalecido por enfrentar tus
miedos, entonces sí podrás recuperar la libertad interior y tomar de
nuevo las riendas de tu vida, para como lo dice el título, volver a abrir tus
alas y volar.

En resumen, los 5 pasos son:

1. Haz un alto y acepta


2. Recupera el equilibrio
3. Ubícate en la realidad
4. Enfrenta tus miedos
5. Sé libre

Vamos por capas


Para comprender mejor lo que te estoy recomendando, y que puedas
hacerlo en cada momento, es que trabajes por capas. Imagina que fueras
una cebolla, tu primera capa es la de tu cuerpo, después encuentras tus
emociones, más profundo están tus pensamientos y finalmente tu parte
espiritual o trascendental.

Pero para poder empezar a calmar cada una de estas capas, es importante
estar dispuesto a sentir lo que sientes, enfrentar lo que está pasando
contigo, verlo de frente, vivirlo y no querer quitarlo. Pues quizás logras
calmar tu capa física con otros medios, pero ésta capa tan sólo está
reflejando lo que las otras están tratando de decir.

Puedes apoyarte de medios naturales para ayudarle a tu cuerpo a


aprender a estar relajado, pero yo estoy segura que si trabajas a nivel
profundo y si persistes, puedes llegar a modificar la manera automatizada
en la que reacciona tu cuerpo.
Por eso, cada vez que lo necesites, cada vez que te venga la ansiedad,
empieza por este mismo proceso, estos pasos son para aplicar en los
momentos de ansiedad y al mismo tiempo son para sanar de raíz la
ansiedad.

En resumen:

1. primero enfrentas lo que sientes dejándotelo sentir sin resistencia y


sin control
2. relajas al cuerpo con la respiración diafragmática soltando la tensión
al exhalar, liberando la tensión con alguna de las formas que te explico
en los ejercicios del paso 1
3. te desmientes las ideas en tu cabeza que te dicen que estás en peligro
hablando contigo y regresando al presente
4. pasas a la acción si es necesario hacerlo para enfrentarte a un miedo o
hacer algo que estés necesitando hacer para estar mejor
5. recuperas tu sentimiento de libertad interior

¿Qué necesito de ti para lograrlo?


Para poder lograr éste proceso, necesito que actives dentro de ti ciertas
habilidades que son fundamentales. Estas habilidades ya las tienes
dentro, no importa si muy poquito o mucho, no importa si crees que no
las tienes o si son difíciles para ti, solamente considera activarlas.

Estas habilidades o herramientas considero que son fundamentales no


nada más para superar la ansiedad, sino al momento de enfrentarte
prácticamente a cualquier situación de tu vida. Así es que te las platico
para que las escribas en algún lugar visible para tenerlas en cuenta.

Puedes elegir practicar cada una de estas habilidades durante todo un día
y así las vas viviendo en tu interior. Estas son:

• Paciencia
• Apertura
• Constancia
• Valentía
• Autocompasión
• Objetividad
• Auto observación
• Querer ser feliz
Paciencia

Sé que quizás te estés preguntando ¿cómo seré paciente si precisamente


me siento apurado, con la mente cerrada y miedoso? Bueno, para eso te
iré ayudando, pero ten en claro éstas cualidades para que cuando veas
que te gana la prisa, la mente cerrada o las ganas de abandonar el
proceso, recuerdes que te lo estoy pidiendo y quizás te sea más fácil
activar éstas habilidades dentro de ti.

Te pido paciencia porque será paso a paso que irás viendo los resultados,
fortaleciéndote para pasar al siguiente cada vez, hasta llegar al último que
es la libertad, pero no puedes llegar a la libertad si previamente no
pasaste por la transformación interior.

La prisa y la desesperación son uno de los principales activadores y


propulsores de la ansiedad, es precisamente por la baja tolerancia a la
frustración que generamos ansiedad en un inicio.

Por eso, cada vez que te encuentres desesperado o con prisa, queriendo
ver resultados “a la de ya”, recuerda que necesitas activar la paciencia.

Te recomiendo que te asignes un tiempo estimado de trabajo interior


para lograr tu recuperación de la ansiedad, el cual no sea menor de 1 año.

Esto no significa que no te puedas curar en menos de 1 año, claro que sí,
yo lo logré en 3 meses, pero depende mucho de tus recursos personales,
de los estresores reales que existan en tu vida, de tus creencias, de tu
situación familiar, del apoyo que recibas de tu alrededor y de tu
disposición para generar el cambio.

Por eso, mínimo, date 1 año para trabajar en ti y ver mejorías


importantes. Aún así, si dentro de un año te sigues sintiendo mal,
persiste, persiste, persiste, por favor, jamás te des por vencido, puedes ser
feliz en ésta vida, simplemente es cuestión de encontrar lo que tú
necesitas para lograrlo.

Eso sí, no esperes ver resultados si no generas los cambios que en tu


interior sabes que necesitas hacer. Muchas veces me encuentro con
personas que son golpeadas por sus parejas, sobreprotegidos por sus
padres, explotados en su trabajo, pero que por miedo y por
codependencia no se salen de esas situaciones y aún así esperan que
haciendo los ejercicios se curen de la ansiedad.

Obviamente que no se curan, pues la ansiedad les viene a avisar que


necesitan liberarse del sufrimiento, amarse más a sí mismos y vivir la
vida que desean, y hasta que no cambien las situaciones de su vida, la
ansiedad seguirá ahí.

Así es que de antemano te digo que necesitas estar dispuesto a generar


cambios internos y externos, sobre todo internos, los cuales seguramente
afectarán tus situaciones externas, y es por eso que te pido paciencia en
ver éstos cambios.

Apertura

Te pido apertura específicamente para cuando trabajemos con modificar


tus pensamientos negativos, pues quizás por primera vez en tu vida los
cuestionarás y te darás cuenta que no porque tú los pienses, son reales.

Se trata de ver más allá de tu mente y creer en una realidad objetiva y


tangible, en lugar de basarte solamente en tu percepción, la cual, al ser
subjetiva, puede estar equivocada.

Junto con la apertura viene la humildad, ya que si no eres capaz de


aceptar en tu interior e inclusive frente a los demás, que estabas
equivocado, puedes caer en el riesgo de seguir creyendo mentiras,
simplemente por no querer aceptar la verdad. Así es que ten apertura de
mente para ver más allá de lo que tú piensas, y humildad para reconocer
si eso que estabas pensando era equivocado.

Ten apertura también para modificar lo que sea que tengas que
modificar, ya sea tu dieta, tus horarios, tus hábitos o la manera en la que
te relacionas con los demás, y por favor, no creas que porque así
aprendiste a ser o actuar, significa que no puedas cambiar. Tampoco
creas que porque ya intentaste algo y antes no te funcionó, ahora no te
podrá funcionar, y mucho menos creas que porque lo intentas una vez y
no obtuviste el resultado que querías, significa que no avanzaste y que
después no seguirás avanzando.

Constancia

Te pido constancia, pues si hoy estás teniendo ansiedad, significa que


llevabas mucho tiempo en tu pasado repitiendo patrones mentales,
emocionales y conductuales que te han venido haciendo daño, y se
necesita invertir tiempo para poder modificar estos patrones y ver los
resultados.

Imagínate, se dice que se necesita practicar la mitad del tiempo que llevas
con un mal hábito para observar un cambio. Por eso insisto en que
realices todos los ejercicios que te voy proponiendo y que seas constante
en ellos.

Es probable que por tu capacidad intelectual cuestionadora,


constantemente quieras entender lo que vas a hacer, saber qué resultados
tendrás al hacerlo y querer predecir y controlar todo el proceso. Es por
eso, que como un primer ejercicio, te pido que te dejes llevar sin querer
entenderlo todo, y que sea la experiencia misma y los resultados que
obtendrás, los que te den respuestas, pues normalmente éstas llegan
después de que entramos en acción.

Valentía

La valentía es fundamental y requisito indispensable para sanarte de la


ansiedad. A veces queremos superar los miedos sintiéndonos sin miedo,
pero la realidad es que tendrás que buscar la valentía debajo de las
piedras si es necesario, para enfrentar lo que temes.

La valentía se encuentra cuando crees de verdad que puedes enfrentar lo


que tienes enfrente y cuando crees que saldrás victorioso; para ser
valiente, hay que creer en tu propio valor. Aunque de momento no lo
encuentres y creas que tienes todas las de perder, activa la fe ciega y
aviéntate creyendo en ti y en la vida, pues solamente así podrás ser
valiente y darte cuenta de lo fuerte que sí eres.

Autocompasión

Una de las habilidades más importantes en la vida es la autocompasión.


Ésta es una habilidad que puede cambiar tu vida, en verdad te lo digo,
pues si algo nos hace realmente daño, es la manera en la que nos
tratamos a nosotros mismos. Por eso, necesitas empezar a tratarte con
autocompasión, esto significa, con amor propio, comprensión, tolerancia
y respeto por ti mismo. Sobre todo cuando te pida que te enfrentes a tus
miedos, o que intentes algo que te propongo y no te de el resultado que
esperabas.

Antes de juzgarte, criticarte, victimizarte o culparte, te pido que te tengas


autocompasión, y que durante todo el proceso, te trates y te hables a ti
mismo, como lo harías a la persona que más amas en la vida. Los budistas
han conocido el poder de la autocompasión desde hace mucho, ya que
durante la práctica de la meditación es muy común que te encuentras con
pensamientos y rasgos de ti mismo que no te gustan, y es en esos
momentos que al aplicar la autocompasión, eso que no te gusta de ti
mismo pierde peso e influencia sobre ti, digamos, que transformas el
miedo en amor.
Así es que recuerda que no importa lo que encuentres, no importa qué
tanto avances, no importa si el resultado que obtengas es “chiquito o
grande”, lo que importa es la actitud de ti mismo hacia ti mismo en
general, y esa es la que te pido que sea autocompasiva.

Objetividad

La objetividad es un recurso que también te pido que actives a partir de


ahora. Si algo me queda muy claro con la ansiedad, es que perdemos
objetividad y creemos en nuestra percepción subjetiva irracional. Es por
eso que constantemente te pediré que asignes porcentajes, numeración,
ejemplos o hechos que avalen o comprueben tu irracionalidad, para que
así, te puedas dar cuenta realmente si estás en la mentira o en la verdad.

Por otro lado, el buscar ejemplos ya sea personales o de otras personas,


también te podrá ayudar, como por ejemplo, si tu crees que nunca fuiste
amado, busca 3 ejemplos de cuando alguien sí te amó, y con eso, se
termina ese pensamiento negativo que te causa pesar.

El creer más en la realidad que en tus interpretaciones será fundamental,


por eso te recomiendo que a partir de ahora, actives tu mente a estar
pensando en números, hechos y porcentajes.

Otro ejemplo es que si te vas a acostar en la noche pensando “el día fue
horrible”, necesitarás pensar en un momento del día que fue bonito para
ti, y entonces, ya no puedes decir que todo el día fue horrible. O bien, te
puedes preguntar, del 1 al 100, en qué porcentaje fue horrible y en cuál
fue bonito.

Esto te ayudará a disminuir impresionantemente tu malestar emocional,


pero será muy importante que te animes a descubrir la verdad más allá de
tus pensamientos.

Auto observación

Será fundamental que estés dispuesto a observarte a lo largo de este


proceso, conociéndote y descubriendo información valiosa para curarte.
Como por ejemplo, observar en qué momentos del día tensas tu cuerpo,
observar qué juicios o pensamientos emites hacia lo que te sucede y hacia
los demás, observar qué necesidades emocionales percibes que no estás
cubriendo en su momento. En pocas palabras, necesitas observar tu
cuerpo, tu mente y tus emociones.
Pero no lo observarás con la mirada miedosa y juiciosa, sino con la
mirada de un observador imparcial y autocompasivo, quien simplemente
quiere ser consciente de lo que te pasa para poder ayudarte a sanar.

Yo te podría decir que realmente me curé de la ansiedad gracias a que soy


excelente observadora de mis procesos internos, e investigo por qué me
siento de tal forma, llego a hipótesis sobre cómo puedo sentirme mejor y
actúo para comprobarlas, siempre con la fe puesta en lo más alto.

Así es que conviértete en tu propio objeto de investigación con el fin de


ser más libre y feliz.

Querer ser feliz

Sé que esto puede sonar un poco raro, pues, ¿cómo no habrías de querer
ser feliz? ¿quién no querría ser feliz? Desgraciadamente, hay muchas
personas que sin darse cuenta no creen merecer ser felices, o en el fondo
les gusta sentirse mal por las ganancias que obtienen, o bien, se
obsesionan con las mentiras de la mente aún sabiendo que no son verdad.

Cuando de verdad quieres ser feliz, haces el trabajo aunque te cueste


trabajo, te esfuerzas y persistes sin rendirte. Necesito que te cuestiones si
de verdad quieres ser feliz y si crees que puedas serlo, pues llegará un
momento en el que tendrás que ponerle un límite al miedo y transformar
tus pensamientos apostando por la felicidad, aunque eso signifique dejar
de ser de cierta forma complicada y “trastornada”.

Ojalá que sí quieras ser feliz, pues a partir de esto, llevarás la mitad del
camino recorrido.

Hazlo diferente

Lo que sí te puedo decir es que no puedes seguir actuando y pensando de


la misma manera, pues como dijo mi amigo Einstein (si, somos amigos en
mi mente) “locura es esperar obtener un resultado diferente, haciendo las
cosas de la misma manera”.

Y hago énfasis en la parte de “haciendo”, pues solamente cuando pases a


la acción verás los resultados, actuando es que modificas tus redes
neuronales y con esto tus pensamientos y tus emociones. Tómate en
serio que a partir de ahora empezarás a hacer diferente ciertas cosas, lo
cual te ayudará a acercarte más a ti mismo.
Con todo esto dicho, pasemos a conocer más sobre la ansiedad y después
al proceso.
Entendiendo a la ansiedad
¿Qué es la ansiedad?
Ahora quisiera compartirte información teórica sobre la ansiedad, en
realidad, la comprensión de la ansiedad es el 50% necesario para tu
avance, una vez que comprendas por qué tienes ansiedad y cómo
funciona verás que te empezarás a sentir mucho mejor, pues genera
mucho malestar la incertidumbre y la confusión sobre lo que sientes.

Así es que vayamos por un poco más de claridad sobre lo que te está
pasando.

La ansiedad es la activación de un estado psicológico de alerta el cual se


genera al sentir sensaciones extrañas en tu cuerpo, sumergiéndote en un
escenario de miedo e inquietud emocional.

En esta activación están involucrados pensamientos, emociones,


sensaciones y comportamientos específicos que hacen que te sientas en
peligro, cuando en realidad no lo estás.

A diferencia de muchos autores colegas, yo no creo que la ansiedad sea


una emoción básica de supervivencia, quizás lo sea la angustia, el miedo y
el estrés que se sienten durante la ansiedad... pero la ansiedad en sí es
más que una emoción: es el conjunto de angustia, miedo, pensamiento
obsesivo, sensaciones extrañas y comportamientos evitativos que nos
sumergen en un círculo vicioso de miedo del cual a veces puede parecer
imposible salir, pero no lo es.

Dicho en palabras más sencillas, la ansiedad es sentir miedo, inquietud y


angustia, sin saber realmente por qué, sintiendo un hueco o vacío
interior, separándote momentáneamente de la paz y de la realidad y
haciéndote sentir desconectado, extraño, fuera de ti y de este mundo.

Ansiar es querer que algo suceda o que algo deje de suceder, y en este
caso, lo que se ansía es que tu cuerpo deje de sentirse tan extraño y que
no vuelva a sentirse así de extraño. Lo que ansías es sentirte en paz, pero
el simple hecho de ansiarlo es lo que no te permite experimentarla.

Probablemente ansías certeza, claridad y sobre todo, sentirte seguro y a


salvo, y lo ansías porque te sientes en peligro y lo único que quieres es
dejar de sentirte así, pero esto mismo te está mandando el mensaje de
que sentirte en peligro es peligroso, y has de tener la claridad mental de
darte cuenta que no es así. Que no estás en peligro y que no es peligroso
sentir miedo.
La ansiedad es sentir miedo, ya sea de manera oculta o manifiesta, pero
es ese miedo el que no te deja estar en paz y te hace creer que está a punto
de suceder algo malo.

Así es como en realidad a mi me gusta definir a la ansiedad como una


consecuencia de algo que no habías sido consciente hasta ahora. No
habías sido consciente de la cantidad de tensión que estabas acumulando,
y ahora, en lugar de asustarte cuando percibas las sensaciones de esta
liberación de tensión, podrás descubrir en qué área es en la que necesitas
trabajar en ti para requilibrar.

Aclarando un poco las definiciones que lees afuera

En muchas páginas quizás lees que definen a la ansiedad como una


enfermedad, oficialmente no lo es, es un trastorno emocional, y esto
significa que su origen es meramente mental, aunque tenga alteraciones a
nivel físico y emocional.

La ansiedad tampoco es una emoción “natural y adaptativa”, te repito, ese


es el estrés, la ansiedad normalmente nos bloquea o nos debilita para
alcanzar lo que queremos y necesitamos, el estrés nos ayuda a lograrlo, y
quizás, después de mucho tiempo de no satisfacer una necesidad y
generar estrés por esto, es que aparece la ansiedad.

La ansiedad tampoco es algo con lo que tienes que lidiar toda tu vida en el
sentido de que “estarás enfermo por siempre”, puedes restablecer tu
equilibrio y llevar una vida “normal” aunque claro, no la vida normal de
estar explotando a tu cuerpo y en ambientes estresantes, sino una vida
normal equilibrada donde cubres tus necesidades físicas y emocionales.

En palabras mías y de desansiedad, la ansiedad es una maestra, que se


puede convertir en tu amiga si aprendes a descubrir por qué es que
aparece en ti, dándote cuenta que normalmente aparece para ayudarte a
ver algo que no estabas viendo, para poder modificarlo y ser más libre o
pleno.

¿Por qué se genera la ansiedad?

La ansiedad se genera, en su mayoría, por la manera en la que


internamente respondes ante las reacciones extrañas de tu cuerpo,
reacciones que son generadas por un alto nivel de estrés en tu interior.
Al tu asustarte, tensarte o preocuparte por lo que estás sintiendo a nivel
físico, es que entras en el espiral de la ansiedad, generando nuevos
pensamientos de miedo los cuales te llevan a seguir generando
sensaciones de estrés en tu cuerpo.

Digamos que tu cuerpo empieza a generar sensaciones de mucho estrés, y


ante estas sensaciones te asustas, quieres entender y controlar, después
quieres prevenir que no vuelva a suceder y toda esta necesidad de
controlar es la que te hace prevalecer en este estado por mucho tiempo
hasta quizás generar un trastorno.

Las sensaciones que genera tu cuerpo son ocasionadas principalmente


por la acumulación de 3 tipos de tensiones.

• tensión física
• tensión mental
• tensión emocional

Y cuando tu acumulas estas tensiones por mucho tiempo o de manera


muy intensa después de algún evento realmente estresante, llega un
momento en el que el cuerpo necesita hacer algo para restablecer su
equilibrio interno, pues probablemente tú no lo estás haciendo de manera
efectiva o no se lo estás permitiendo hacer; y no le permites a tu cuerpo
restablecer el equilibrio por el estilo de vida y de pensamiento que
tenemos como sociedad.

El asunto aquí es que al cuerpo le es imposible sostener un estado de


estrés constante, y llega un momento en el que los recursos con los que
cuenta para tolerarlo se empiezan a terminar y entonces internamente,
como el trabajo de tu cuerpo es sobrevivir, manda la señal intensificada
de “estás en peligro”, para llegar a un clímax de síntomas de estrés y
forzar que se active el sistema parasimpático que es el encargado de
relajarte.

Digamos que después de mucho tiempo de no relajarte y acumular lava


en tu interior (tensión), tu cuerpo hace que “explote el volcán”, para que
pueda ser liberada la lava y puedas, por fin... descansar y reponer los
recursos internos en tu cuerpo.

Es en ésta explosión, en la que lógicamente al no entender qué es lo que


te está pasando, que empiezas a preocuparte, resistirte, distraerte o
querer controlar lo que está pasando.

Y claro, es normal que te asustes al sentir tu corazón acelerado y un


miedo sin motivo. Es normal que quieras encontrarle un motivo, una
explicación, y ahí es donde equivocadamente piensas “algo malo está
pasando en mí”, y las explicaciones más “lógicas” de ese “algo” que está
pasando a las que llegamos como seres humanos, son las siguientes:

• o estoy a punto de perder el control


• o estoy enloqueciendo
• o estoy a punto de morir
• o no tengo idea pero algo muy malo está pasando

Estás conclusiones a las que llegas aumentan la alerta y el miedo en tu


interior, generando nuevas sensaciones. Además, de que tu atención se
enfoca en encontrar peligros (pues es la respuesta normal de tu cerebro al
tener estrés), y efectivamente encuentras una nueva sensación peligrosa,
la cual también quieres entender, y al no poder hacerlo, sigues con la
espiral del miedo. Básicamente así es como experimentamos nuestro
primer ataque de pánico.

Así es que como verás, para poder entender a la ansiedad hay que
entender cómo funciona el estrés, pues eso es lo que realmente empezó a
generar las sensaciones extrañas en tu cuerpo ante las cuales te asustaste
y ahora tienes ansiedad por quitarlas o que no vuelvan a aparecer.

¿Cómo funciona el estrés en tu cuerpo?

Interpretación de un peligro, el cual genera la emoción sí adaptativa del


miedo, mandando el mensaje a tu cerebro de que active todo el sistema
de “ataca o huye”.

¿En qué momentos se activa ésta llamada de alerta?

Cuando te sientes en peligro por:

• no ver cubiertas tus expectativas “esto es lo que debería de pasar


conmigo, los demás o la vida” o necesidades (sentirte amado, que
perteneces, aceptado, valorado, realizado, que trasciendes).
• por pensar y anticiparte a que no serán cubiertas tus expectativas o
necesidades en un futuro
• en los momentos en los que te frustras por no tener el control de todo lo
que está sucediendo o de la forma de ser de los demás y quisieras sí
tener ese control para sentirte seguro y a salvo

Básicamente tú tienes conceptos en tu mente de lo que tendría que estar


pasando en tu vida y en tu interior para sentirte segura y a salvo. Y
cuando percibes que esta necesidad básica de la vida no se está viendo
cubierta, es que te estresas.
Es por eso que aquí la pregunta es ¿qué crees necesitar para sentirte
seguro y a salvo? Y aquí encontraremos las creencias profundas que
tienes sobre todo lo que “deberías o tendrías” que ser, tener o vivir para
cubrir esta necesidad.

¿Y por qué tanta necesidad de sentirte seguro y a salvo?

Por varias razones:

1. por no haber tenido esta cubierta en tu infancia temprana (crecido en


ambientes estresantes, familiar con enfermedad)
2.por haber absorbido de la sociedad y familia esos requisitos o
“deberías” los cuales te hacen llevar una vida de tensión y exigencias
3. por haber vivido una experiencia donde realmente estuviste en peligro
y se generó un “trauma”, como una pérdida, accidente, desastre natural

Todo esto hace que vivas acumulando la tensión, como te decía a nivel
físico, emocional y mental.

Veamos ahora cómo es que se generan éstas tensiones. Has de saber que
tu cuerpo no está por separado, no tienes por un lado tu cuerpo, por otro
tus emociones y por otro tu mente. En realidad todo está interconectado,
lo que sucede en un área sucede en la otra.

Por otro lado, tus emociones se expresan de manera física, por lo que la
mayoría de tus síntomas físicos o son producto de 2 factores princiaples:
de una mala posición o por apretar realmente alguna parte por mero
estrés
por experimentar emociones que en su momento no identificas ni
canalizas

Ahora, la conexión continúa porque las emociones en realidad son


ocasionadas por tus pensamientos, memorias o reacciones
automatizadas.

Tensión física:
permanecer en una misma posicion por mucho tiempo
al querer protegerte de no salir lastimado aprietas el pecho

¿Cómo salir del círculo vicioso?

Trabajando en todas las áreas involucradas, influyendo así en todas a su


vez. Si modificas tu manera de interpretar la vida dejando de creer en
tantos peligros, si llevas un estilo de vida más tranquilo y pausado
dándole tiempo a tu cuerpo de activar la relajación, si tienes hábitos de
alimentación y de sueño con calidad, si aprendes a identificar y expresar
tus emociones, si practicas ejercicios de relajación y sobre todo, si
involucras al placer en tu vida.

El placer de ser tú mismo libre de todas esas exigencias aprendidas que te


tienen en un estado constante de alerta y peligro.

¿Qué es el estrés?
Tenemos mal entendido que el estrés es nuestro enemigo, que debemos
de vivir sin estrés y que debemos emprender batallas campales contra él.
Pero en realidad el estrés es bueno y positivo, nos permite movernos,
avanzar, alcanzar nuestras metas y despertarnos por la mañana. El
problema aparece cuando no sabemos usar ni canalizar este estrés, y
cuando lo generamos por razones que no son justificables. Es entonces
que vivimos con demasiado estrés, y este se acumula y se convierte en
ansiedad.

Todos esos programas que se anuncian en la tele con el titular de “¡Te


bajamos tus niveles de estrés! ¡y si llama en los próximos minutos se lo
bajamos al doble!” (con tono de venta), en realidad lo que quieren decir
es “Te adormecemos tu cuerpo para que puedas seguir explotándolo, te
distraemos para que no cambies tu manera de pensar, te hacemos creer
que tu problema es sólo físico para que sigas sin atender tus emociones”.

No podemos ni deberíamos vivir sin estrés, en realidad el estrés te está


avisando de algo que no está funcionando, ya sea en lo que haces en tu
vida o en cómo estás pensando, pero no quieras eliminarlo, mejor
escúchalo y cambia tu vida o tu manera de pensar para que dejes de
generarlo.

El estrés es la respuesta normal y adaptativa que contamos como seres


humanos para sobrevivir, es lo que nos ha permitido llegar al presente
siendo de las especies más vulnerables en la Tierra. Ésta respuesta nos
permite correr, atacar, huir, adaptarnos, planear, anticipar e inclusive,
razonar para encontrar soluciones y acciones ante los peligros a los que
nos podemos enfrentar en la vida diaria.

Primitivamente, el estrés fue generado por la sabia naturaleza como un


sistema de alarma que activa todo el cuerpo ante un peligro para poder
atacar o huir. Esto lo logra haciendo mil cosas en tu interior
increíblemente sabias, algunas de ellas son:
• segrega adrenalina para dilatar tus pupilas y acelerar tu corazón
• el corazón se acelera para bombear sangre a tus manos y pies
deteniendo tu digestión se detiene por un momento para centralizar la
sangre y la energía en el corazón, piernes y manos
• se tensan los músculos de tu cuerpo así como la quijada (para poder
enseñar tus dientes en símbolo de defensa)
• tu atención se enfoca en el peligro, el camino de salida o la manera de
defenderte o correr
• tus pulmones piden más aire para seguir enviando más sangre a tu
cuerpo

Todo esto lo hace tu cuerpo, para poder atacar a la amenaza que tienes
enfrente o salir corriendo de ella.

Estas acciones las logra a través del sistema nervioso central que se
encuentra en tu cerebro, el cual le manda a su sistema nervioso periférico
y autónomo la señal de que se activen para sobrevivir. El sistema nervioso
autónomo es el que está dividido en dos partes: el sistema nervioso
simpático, que es el encargado de activar al cuerpo en todas éstas
increíbles funciones de alerta, y el sistema nervioso parasimpático que se
encarga de relajar y reponer la energía una vez que el peligro pasó.

Ahora, el sistema nervioso autónomo se encarga de regular las funciones


de la musculatura lisa, la cardíaca, las vísceras y las glándulas, las cuales a
su vez regulan funciones de otras partes de nuestro cuerpo. Lo
importante que necesitas saber con esto, es que los síntomas que sientes
de la ansiedad, son consecuencia de la sobre activación de éste sistema, el
cual, al final del día, está conectado con casi todo tu cuerpo.

Por eso es lógico que después de vivir tanto tiempo sintiéndote en peligro,
activando tu cuerpo hacia amenazas, las cuales puede ser que ni si quiera
atenten contra tu vida, es que tu cuerpo empieza a manifestar tantos
síntomas tan extraños y temerosos. Pero si no fuera por el estrés, no
habríamos llegado hasta donde estamos ahora y no podríamos movernos
para actuar cuando sí lo necesitamos.

Como verás, el estrés es increíble y hemos de estar infinitamente


agradecidos con él, lo único que necesitamos aprender es a diferenciar los
peligros reales de los imaginarios, los del presente de los del futuro. Así
como aprender a utilizar la energía que se genera cuando nuestro cuerpo
se activa en este sistema de alarma, para dejar de acumularla, pues con
eso solamente conseguimos alterar nuestro sistema nervioso,
generándonos a la larga todos esos síntomas de los que hoy te asustas y
aquejas.
¿Cómo diferenciar los peligros reales de los
imaginarios?
Cuando éramos cavernícolas los peligros eran muy claros: una tormenta
que te hacía correr a esconderte, un león acercándose a tu familia, un
terremoto que tambaleaba las paredes… En fin, amenazas externas reales
a las que se les tenía que enfrentar en el momento presente inmediato.

Algo muy interesante es que ante la repetición de experiencias de peligro,


fuimos desarrollando la capacidad de planear y anticiparnos para que
todos esos riesgos no nos tomaran desprevenidos. Y quizás fue ahí
cuando empezamos a estresarnos por adelantado.

Pero en la actual sociedad, vivimos como peligros otras cosas que


realmente no atentan contra nuestra vida y hacemos uso excesivo del
sistema nervioso simpático, así como de la anticipación y planeación.

Algunos ejemplos de nuestros peligros actuales son quedarte sin trabajo,


sin pareja, ser regañado por tus papas o por tu jefe, escuchar una
discusión entre dos personas, no traer coche en una gran ciudad,
cambiarte de casa, sobrevivir al tráfico, presenciar un acto violento,
encontrar lugar en el estacionamiento, pasar el examen, tener el cuerpo
de revista, la bota de catálogo, mantener a tu familia, etcétera.

Cualquier cosa hoy en día puede ser percibido como un peligro o amenaza
para tu bienestar, casi, de la misma magnitud que si tuvieras un león
frente a ti. Tus peligros dependerán del tipo de creencias que tengas en
tu mente, las cuales generan esos requisitos (no necesarios) de lo que
crees necesitar para alcanzar tu bienestar o sobrevivir.

Además de todo esto, los peligros que percibimos son en su mayoría


depositados en el futuro y rara vez en el presente, haciendo uso en exceso
de nuestra capacidad de anticiparnos. Es por eso que ahora nos la
vivimos hipervigilantes, buscando pruebas o señales de que estamos a
salvo, evitando todo lo que nos pueda hacer sentirnos en peligro. Y lo
único que logramos con esto, es tener a nuestro cuerpo en estado de
alerta la mayor parte del día, con pocas oportunidades para relajarlo de
verdad.

Y como decimos en Latinoamérica, para acabarla de amolar, traemos a


nuestros cuerpos en un ritmo tan acelerado y con una alimentación tan
pobre de nutrientes reales, que nuestro querido sistema nervioso se
encuentra dando patadas de ahogado, o sea, ya no sabe qué más hacer
para estar fuerte y en óptimas condiciones, pues junto con todo esto,
tenemos poco descanso de calidad, lo cual no le permite activar el sistema
parasimpático y reponer energías.

Entonces, como verás, literalmente nos estresamos por cosas que no


atentan contra nuestra vida, pero nuestro cuerpo y nuestra mente lo
interpretan como si sí fuera una amenaza real, y además, al preocuparte
por cosas que crees que pueden pasar en el futuro, tu mente interpreta
que ese peligro está sucediendo ahora, activando el sistema simpático
otra vez, ahora.

Y así nos la podemos vivir todo el día en alerta, con el sistema simpático
dando lo mejor de sí, usando los recursos internos, acumulando la
adrenalina generada, con el cuerpo preparado para atacar o huir, pero eso
sí, sentados frente a una computadora o acostados aburridos en nuestras
camas.

¿A dónde se va toda esa energía? ¿qué pasa con la tensión en los


músculos? ¿qué pasa con el corazón acelerado? Fácil… se convierte en el
famoso trastorno de ansiedad generalizada.

TIP: Identifica los estímulos diarios, sucesos o situaciones que consideras


como amenaza, y evalúa si realmente están amenazando contra tu vida, o por
qué es que te sientes en peligro cuando en realidad no lo estás. Cálmate a ti
mismo diciéndote que estás a salvo, que eso que te estresa no es realmente un
peligro.

Por ejemplo, recientemente me di cuenta que estaba acumulando estrés,


ya que me empezó a doler la quijada, y empecé a auto observarme en el
día para descubrir en qué momento me sentía en peligro. Descubrí que
cada vez que ponía a mi hijo a dormir y éste se movía como si se fuera a
despertar, me sentía en peligro, pues eso significaba que yo no iba a
poder dormir ahora, o sea, que no iba a poder satisfacer una necesidad
básica.

Inmediatamente dejé de estresarme al pensar que eventualmente iba a


dormir y que no estaba en ningún peligro real, diciéndome a mí misma en
esos momentos que lo peor que podría pasar es que dormiría durante el
día. De esta forma mi cerebro dejó de mandar la señal de alerta, mi
cuerpo logró relajarse y con esto, ayudé a mi bebé a relajarse también.
¿Por qué percibimos como amenaza cosas
que en realidad no lo son?
Es importante que sepas que como seres humanos no solamente
necesitamos cubrir necesidades físicas, sino también necesidades
emocionales. Cuando tu percibes que una necesidad emocional no se está
viendo cubierta o que probablemente no se verá cubierta en el futuro, te
pones en alerta de la misma forma que si no tuvieras comida en el
refrigerador.

Estas necesidades emocionales van por categorías, como bien lo


ejemplificó Abraham Maslow en su pirámide de necesidades básicas. La
primera y más importante es la de sentirte seguro, protegido y a salvo.
Esta necesidad se debió ver cubierta desde que eras un bebe, al percibir
que tus padres respondían a tus necesidades físicas en tiempo y forma.

Más adelante, debiste haber cubierto esta necesidad al ver que tus papás
eran capaces de protegerte de los peligros y que estaban presentes y
atentos a ti para que pudieras interiorizar ese sentido de seguridad y
convertirte después en tu propia fuente de protección.

Después, viene la necesidad de sentirte amado, aunque yo en realidad


propongo que el sentirte seguro y el recibir afecto o amor son del mismo
rango de importancia. El sentirte amado, aceptado, querido, valorado,
son todas necesidades emocionales que necesitan ser cubiertas a lo largo
de tu desarrollo.

Y es probable que durante tu crecimiento, fuiste llegando a conclusiones


acerca de qué comportamientos tenías que realizar para recibir esa
protección y ese amor, así que generaste creencias sobre ti en cuanto a si
eras digno de ser amado o no, de si era fácil que los demás te dieran su
cariño o si el mundo era un lugar seguro u hostil.

En función de estas dos necesidades (y lo que aprendiste de tu familia y


sociedad) generaste tus creencias básicas sobre ti, la vida y los demás.

Entonces, por ejemplo, si tú llegaste a la conclusión de que para ser


amado por los demás tenías que complacer sus necesidades y no portarte
mal, entonces generaste una creencia de “debo de ser perfecto para ser
amado” (no necesariamente esta, pero por ejemplo). O bien, si por alguna
razón te sentiste en peligro y aprendiste a controlar lo que pasaba a tu
alrededor para evitar el miedo, entonces llegaste a la conclusión de “tengo
que estar bajo control para que todo salga bien”.
Y así, como éstas, tenemos muchas creencias fundamentales en nuestra
psique que rigen la forma en la que interpretamos la realidad y nos hacen
sentirnos en peligro cuando en realidad no lo estamos. Es por eso que lo
que para ti puede representar una amenaza, para otro no lo es, y
viceversa, pues dependerá de tus creencias que fuiste generando a través
de tus experiencias tempranas y lo que aprendiste en casa, en la escuela y
en la sociedad.

Por ejemplo, hablar en público da miedo porque atenta contra tu


necesidad emocional de ser aceptado; sentir que te desmayas en público
atenta contra tu necesidad de ser bien visto; equivocarte frente a los
demás atenta contra tu necesidad de ser respetado o valorado; que te de
ansiedad en una reunión social atenta contra tu necesidad de pertenecer;
quedarte sin pareja atenta contra tu necesidad de sentir que vales y
merecer ser amado… y así, nos podemos seguir.

Será importante que evalúes si esas situaciones u otras realmente son un


peligro o si tú percibes que lo son porque crees equivocadamente que
necesitas ser amado por todos, pertenecer siempre, estar acompañado
siempre y nunca ser juzgado o criticado (todo esto te platico que es
irracional).

Entonces, ¿cuál sería un peligro real? algo que tienes enfrente en éste
momento y que atenta contra tu vida ahora, algo que en el momento te
activa para poder enfrentarlo y sobrevivir. ¿Cuál es el peligro irreal? El
que solamente existe en tus pensamientos y en el futuro, el que a pesar de
las pruebas de la realidad que lo desmienten, insiste en asustarte, el que
se alimenta de la imaginación y de la obsesión.

A partir de esto te puedo decir que la mayoría de los miedos de la


ansiedad están sin fundamento en la realidad y no atentan contra tu vida.

¿Y por qué te pasa todo esto a ti?


Es muy probable que en algún momento de tu historia o de tu pasado
reciente, pasó algo en tu vida que fue tan doloroso, que sentiste que no
podías lidiar con eso, y preferiste cerrar tu área emocional, aparentar
fortaleza y viajar a tu mente para entender lo que pasó, encontrar
soluciones o simplemente para pensar y pensar en lugar de sentir.

Es en ese momento que el dolor se acumula dentro y que al rechazarlo, se


convierte en sufrimiento, ese sufrimiento, se queda en tu interior y va
generando la angustia que sientes de vez en cuando. Esto, sumado al
hecho de que quizás te privas de placer en tu vida por estar más al
pendiente de ser quien se supone que debes de ser o de complacer a los
demás, en lugar de crear lo que viniste a experimentar.

En este escenario, es muy probable que entonces dejas de cubrir tus


necesidades emocionales y físicas, lo cual genera tensión y estrés en tu
interior, el cual se sigue acumulando. Por otro lado, en tus relaciones
interpersonales quizás te guardas tus emociones, y si lo haces junto con
un patrón de codependencia, es súper probable que tienes enojos
acumulados.

El no cubrir tus necesidades y el acumular enojos, es lo que con el paso


del tiempo se convierte en una energía que se vuelca contra ti mismo,
generándote así ansiedad y depresión, y por otro lado, ésta energía de
enojo sale en forma de pensamientos agresivos y negativos así como de
sueños extraños, todo esto tomándote de sorpresa pues claro, tú ni
enterado de que experimentas todo eso en tu interior, pues como te digo,
lo has reprimido y negado para no sentir dolor.

El miedo entra en ésta ecuación en el momento en el que te vas


debilitando a ti mismo, sintiendo que dependes de los demás, sintiéndote
incapaz de ser adulto y tomar la responsabilidad de enfrentar los retos de
la vida. Pero todo esto es muy lógico, pues ¿cómo vas a enfrentar los
retos de la vida si por dentro traes dolores y tensiones acumuladas?
¿cómo vas a confiar en ti si ni tú mismo cubres tus necesidades? ¿cómo
no vas a tener pensamientos negativos si te guardas tus enojos y no los
expresas? ¿cómo no vas a tener miedo de ti mismo si no alumbras tu
sombra?

Así es que como verás, todo esto puede ser un poco complejo, y es por
esto que necesitamos ir paso a paso desenredando la telaraña, pero no te
pongas ansioso, yo te iré guiando y verás que sí existe la luz al final de las
sombras.

Ahora, si no te identificas con la parte del dolor, el sufrimiento y el enojo,


entonces es probable que tengas ansiedad simplemente por un ritmo de
vida demasiado rápido y estresante, sin darte tiempo para descansar y
reponer la energía desgastada. Aún así, el que tengas ansiedad y no una
enfermedad física, es porque en el fondo eres una persona sensible que de
alguna u otra forma ha estado acumulando emociones.

Para reforzar lo hasta aquí visto, te pido que leas el post de La ansiedad es
un llamado a tu evolución.
¿Cuál es la parte positiva?
La parte positiva dentro de todo esto, es que además de dolor y enojo
dentro, también tienes una capacidad impresionante de amar. Existe
dentro de ti mucha luz que has querido proteger, así como una alta
sensibilidad que quizás ni te acuerdas que existe, pero créeme, ahí está.

Además, como aprendiste a irte a tu mente, es casi seguro que seas una
persona muy inteligente, con una gran capacidad de razonar y cuestionar.
Así es que vamos a utilizar todas esas habilidades y cualidades que tienes
para ordenar lo desordenado y llevar luz hasta los rincones más oscuros.

Recuerda que la ansiedad es de lo mejor que te ha podido pasar, pues una


vez que desenredes tu mente y vuelvas a sentir, experimentarás lo que es
la plenitud de ser tu mismo en una realidad en la que el amor, la belleza y
la justicia sí existen tanto dentro como fuera de ti, verás que el mundo sí
es un lugar en el que puedes vivir, que sí existen personas buenas y que
no tienes que hacer nada para ser, para valer o para merecer, más que ser
tú mismo, amarte y amar a los demás.

¿Qué pasa en el cuerpo con ansiedad?


Me queda claro que el cuerpo es nuestro mejor amigo y aliado en la vida,
pero sobre todo, que tiene una inmensa capacidad de aguante a los
maltratos a los que lo exponemos. Y has de saber, que mientras que tú te
estresas y preocupas por cosas que no son reales del futuro, tu cuerpo no
sabe que no son reales, tan sólo recibe la señal y activa todo su sistema
para ayudarte a sobrevivir.

Y es por esto que sientes todos los síntomas tan extraños en tu cuerpo,
pues te está queriendo avisar que lo has tenido en alerta demasiado
tiempo, que necesita liberar toda esa energía acumulada (pues no has
estado por la calle corriendo y atacando) y que necesita descansar.

Esa energía que no has liberado, se acumula alterando las señales que
manda tu sistema nervioso central a tu sistema nervioso autónomo, que
literalmente es como un sistema de cableado interior que regula las
funciones de tu cuerpo.

Es por eso que sientes síntomas tan extraños que parecen asustarte,
porque las señales están alteradas además de desgastadas, para esto, es la
importancia de tomar vitamina B, ácidos grasos, hacer ejercicio, aprender
a relajarnos y mejorar nuestra alimentación.
Así es que un punto muy importante que te voy a pedir, es que dejes de
ver a tu inocente cuerpo como el enemigo, que dejes de querer dominarlo
o sedarlo, y que mejor te dediques a escucharlo y cuidarlo, pues si alguien
sabe lo que está haciendo en ésta historia de la ansiedad, es él.

Te aseguro que si sigues el ritmo de lo que tu cuerpo te pide, cubres sus


necesidades y te dedicas a atenderlo en tiempo y forma, él te lo
agradecerá más rápido de lo que te imaginas, la capacidad de auto
sanación y recuperación del cuerpo es impresionante, pues realmente esa
es su función; mantener un estado de equilibrio y salud.

Y básicamente lo que sucede con tu cuerpo con ansiedad es que al


percibir una amenaza, tu cerebro manda la señal a tu cuerpo a través de
tu sistema simpático (parte del sistema nervioso autónomo) de que estás
en peligro y que necesitas activarte para sobrevivir.

Por otro lado, en el cuerpo se acumulan las emociones no expresadas y


reprimidas, ya que la emoción se siente en el cuerpo, segregando de la
misma forma adreanlina y tensando tu cuerpo. Es por eso que el enojo, el
miedo y la angustia a la larga se convierten en gastritis, colitis, tensión
muscular…etcétera.

Es así que segregas adrenalina dentro y con el tiempo, cortisol, y éste


cortisol va a usar los recursos y reservas que tienes para seguir
soportando el ritmo de preocupación o estilo de vida al que lo traes
bailando. Esto lo logra gracias a la carga alostática, que se encarga de
hacerte creer que “todo está bien” para que puedas seguir activo
enfrentando los peligros diarios.

Esta carga existe para ayudarte a sobrevivir en caso de que realmente


tuvieras que soportar por mucho tiempo un gran esfuerzo, como si te
perdieras en medio de las montañas con poco alimento y muchos riesgos.
Pero esta carga nos la terminamos con el ritmo de vida que llevamos.

Al terminarse ésta carga, es que de un momento para el otro, aparecen


todos los síntomas de la ansiedad, los cuales ya estaban ahí, pero no los
percibías tan fácil gracias a que estabas en modalidad “sobreviviendo”.

Tu cuerpo sabe perfectamente lo que está haciendo

Yo sé que va a parecer extraño para ti lo que te voy a decir, pero todas


esas sensaciones que te asustan y que te quieres quitar, están ahí por una
razón perfecta.
El cuerpo sabe perfectamente lo que está haciendo, está diseñado para
sobrevivir y para mantener el equilibrio en tu interior, si encuentra que
hay demasiada tensión y que ya no la resiste más, te hará temblar; si
siente que los músculos de tus oídos están demasiado apretados, hará que
te marees para protegerte de no seguir caminando y realmente atenderte.

Todo lo que tu cuerpo está haciendo es liberar la tensión y bloquearte


para que dejes de estar en estado de alerta y sobreactivado, hagas un alto
y recuperes ese equilibrio perdido. Y lo principal que necesitas hacer para
lograrlo, es permitir que tu cuerpo haga lo que sabe hacer bien.

El ataque de pánico, físicamente, es lo mejor que tu cuerpo puede hacer


pues está llegando al clímax de liberación de tensión física y emocional,
para a partir de ahí, activar el sistema parasimpático y relajar y reparar
todo lo desgastado. Es por eso que después de un ataque te sientes tan
cansado, tu cuerpo te está orillando a descansar porque ¿qué crees? es lo
que necesita.

Y si tu carga alostática se ha terminado, precisamente lo que necesita tu


cuerpo es reponerla, y para reponerla, necesita de ti descanso,
alimentación de calidad, que descargues la tensión emocional y que le
bajes a tu ritmo de susto y alerta.

¿Cuándo llega la crisis de ansiedad?


La carga alostática normalmente se termina cuando sucede algo que
representa la última gota del vaso que ya estaba lleno. Como por ejemplo,
te despiden del trabajo, fallece un ser querido, tienes una operación,
cambias de ciudad, te gradúas, te corta tu pareja, repruebas un examen,
cambias tu alimentación, pruebas alguna droga psicoactiva, etcétera.

Y es así que de un día para el otro, aparentemente de la nada, empiezas


con taquicardia, sudoración, angustia y miedo, o bien, con obsesiones
sobre tu salud, timidez excesiva o un perfeccionismo que te limita. Pero
recuerda la existencia de la ley Universal causa y efecto, la cual nos dice
que los fenómenos que observas a tu alrededor son efecto de una causa
previa, algo así como el efecto dominó. Por eso no existe eso de “ me dio
ansiedad de la nada”, si no más bien… “me dio ansiedad por muchas
cosas que he venido haciendo y no me daba cuenta”.

Ante la aparición repentina de éstos síntomas corres al cardiólogo, el cual


te dice que todo está bien, (cosa que te desconcierta aún más) y que vayas
al psiquiatra, quien te da gotas para adormecerte mientras que tu
quisieras seguir con tu vida, confundido por lo que te sucede, buscando
posibles enfermedades en internet, con lo cual tan sólo aumentas tus
síntomas, para que te aumenten las dosis… y así nos podemos seguir
cuanto tiempo quieras.

Es por esto que es sumamente importante que dejes de ver a la ansiedad


como una enfermedad o un trastorno incurable que quién sabe por qué te
dio y que tan sólo necesitas aprender a controlar o adormecer. No, la
ansiedad no te dio, nadie te la contagió, la ansiedad te la has ido
generando en tu interior sin darte cuenta, no solamente con el ritmo de
vida, sino con las creencias básicas que dirigen tu vida.

Necesitas liberar la tensión


Ten en cuenta que en resumidas cuentas estamos hablando de tensión
física, mental y emocional. Esta tensión es la que literalmente inflama los
músculos, generándote dolores en casi cualquier parte de tu cuerpo.
Emocionalmente la tensión te hace sentir que estás a punto de estallar,
perder el control o saltar del precipicio. La tensión mental es la que te
hace perder la concentración, confundirte y permitir la entrada de la
obsesión a pensamientos negativos.

Esta tensión es la que necesitas canalizar al exterior, o de lo contrario


seguirá haciendo explosión. La tensión, así como el agua, busca su cauce
al exterior y lo está haciendo a través de síntomas físicos, emociones
densas y pensamientos negativos.

Imagina que la ansiedad, específicamente cuando tenemos ataques de


pánico, es como un volcán haciendo erupción. La lava son las emociones
acumuladas que están saliendo de manera desproporcional. La erupción
es algo bueno pues en realidad restablece el equilibrio y la temperatura de
la Tierra, de la misma forma, el que estés teniendo estas erupciones de
tensión, tan sólo indican que estás necesitando recuperar el equilibrio,
pero imagina ahora que le pones un tapón al volcán, obviamente que la
tensión tomará más fuerza para poder salir.

De ahí la importancia de quitarte la resistencia y dejar salir ésta tensión,


aunque sea brincando, gritando, sacudiéndote o simplemente dejando
que el cuerpo la libere por sí sólo mientras que tú observas.

Obviamente que lo que te recomiendo es que a la par de este proceso


practiques ejercicios de bajo impacto como salir a caminar, nadar, tomar
clases de baile (sin desgastarte demasiado), o cualquier otra actividad que
para ti implique liberar tensión.
IMPORTANTE: recuerda que no porque te sientas al filo del precipicio o a
punto de perder el control o la compostura significa que lo vas a hacer, así lo
sientes, más no significa que así es.

Identifica las causas de tu ansiedad


Existen diferentes causas de la ansiedad, y creo que es fundamental que
antes de empezar con los ejercicios, identifiques cuáles son tus causas,
para que a partir de ahí encuentras soluciones.

Por favor lee el post de Diferencia entre causas y disparadores de la


ansiedad, pues muchas veces tu crees que la causa fue algo que sucedió
recientemente, cuando en realidad eso tan sólo fue el disparador de algo
que ya venías acumulando dentro.

Mientras tanto, identifica si te ubicas en alguna de las siguientes causas o


disparadores, para que comprendas mejor qué es lo que te pasa y por qué.

Personalidad

• Me considero una persona sensible


• Me cuesta trabajo decir que no
• Me ocupo más del bienestar de los demás que del mío
• Cierro y escondo mis emociones ante los demás
• Me controlo demasiado a mí mismo
• Dependo de otras personas para sentirme bien
• Me considero una persona intensa, apasionada, en ocasiones
dramática
• Me cuesta trabajo pedir lo que necesito
• Siento que cargo con más responsabilidades de las que soporto
• Me presiono por hacer las cosas siempre bien

Comportamientos

• He dejado de hacer lo que quiero


• Me he descuidado a mi mismo en mis propias necesidades
• Trabajo más de lo que descanso
• Llevo un ritmo de vida demasiado apresurado

Creencias

• Debo de mostrarme siempre perfecto para ser amado por los


demás
• Es imprescindible que los demás me amen para yo poder ser feliz
• Yo sólo no puedo con los problemas de la vida, necesito de los
demás
• Es mejor pasar desapercibido que enfrentarme al rechazo
• Los demás están al pendiente de mi, esperan mucho de mí
• Debo de evitar el fracaso y obtener éxito en todo lo que emprendo
• Debo de lograr toda las cosas que me propongo
• Tengo una misión grande en la vida la cual debo de descubrir y
lograr o no habrá valido la pena vivir
• No debo de defraudar a mis padres ni a los demás
• He de mantener una imagen de perfección y bondad siempre

Estilos de pensamiento

• Constantemente pienso sobre lo que otras personas piensan de mi


• Me preocupo demasiado por mi futuro
• Creo que las cosas son de una forma o de otra, o sea, o todo, o
nada, o blanco o negro
• Cuando tengo una experiencia negativa, generalizo que así será
siempre o las demás veces
• Llego a conclusiones a partir de cómo me siento, mis emociones
rigen mi realidad exterior
• Me anticipo a todas las posibilidades y busco tener la certeza de lo
que va a pasar
• Le doy vueltas a las cosas que pasaron en mi pasado tratando de
entenderlo a la perfección para que no vuelva a suceder

Circunstanciales

• Crecí en una familia donde algún miembro tenía adicción o


enfermerdad, por lo que crecí con preocupaciones sobre su
bienestar, dudando de su capacidad para cuidarme
• Viví una experiencia traumática en algún momento de mi vida, la
cual creo que no he superado (accidente, operación, muerte de un
ser querido, presenciar un acto violento o catástrofe natural)
• Me cambié de ciudad recientemente
• Falleció un ser querido y desde ahí presento ansiedad
• Fui rechazado por mis hermanos o compañeros de la escuela

Físicos

• Desarrollé ansiedad a partir de una enfermedad física


• Modifiqué mi dieta radicalmente
• Consumí alguna droga o medicina que alteró mi estado mental
• Falta de sueño extremo por circunstancias externas
• Estoy bajo algún tratamiento médico donde los efectos
secundarios son sentimientos de ansiedad
• Tengo un desajuste hormonal o en la tiroides

Estos factores, al final del día, tienen una influencia en la presión y


tensión que generas, alterando las funciones de tu sistema nervioso
central y cuerpo muscular.

Recuerda que sea cual sea tu causa o tu disparador, en éste proceso los
trabajaremos de forma integral, sin embargo, si ya identificaste que tu
causa es algo en específico, te recomiendo que busques apoyo con algún
terapeuta de tu ciudad para que te ayude a sanar éstas experiencias de
una forma más directa.

Identifica el tipo de ansiedad que presentas


Imagina que la ansiedad es el tronco de un árbol, el cual tiene diferentes
ramas. Estas ramas son los diferentes trastornos que diagnostican los
psiquiatras, médicos y psicólogos. Puedes tener diferentes trastornos al
mismo tiempo, pero normalmente prevalece uno. Yo como lo entiendo y
como lo he visto en mi experiencia, es que dependiendo de tus
experiencias pasadas y tus creencias será el tipo de ansiedad que generes.

A continuación te muestro diferentes estados de equilibrio y


desequilibrio. El estado óptimo de equilibrio es en el que tenemos
momentos de alerta y después de relajación. Si no obtenemos la
relajación, esta alerta y desgaste se convierte en estrés crónico, donde
nuestro cuerpo nos dice con dolores de cabeza, alergias, tensión
muscular, manchas en la piel, entre otros, que tenemos mucho estrés
acumulado.

Si seguimos sin hacer un alto en la vida, entonces generamos ansiedad de


manera general, y si seguimos, nos podemos ir a alguno de los siguientes
trastornos:

• Ansiedad generalizada
• Ataque de pánico con o sin agorafobia
• Fobias (específica y social)
• Hipocondría
• Estrés postraumático
• Obsesivo Compulsivo
Ésta subida se puede dar en diferentes tiempos, y la evolución del
trastorno dependerá de cada persona. Por ejemplo el trastorno por estrés
postraumático se da muy rápido después de experimentar algo realmente
estresante que no pudiste canalizar. Mientras que la evolución del
trastorno obsesivo compulsivo quizás pueda tardarse años, o el ataque de
pánico se de en un par de meses.

La ansiedad generalizada es la que actualmente es más diagnosticada, ya


que incluye preocupaciones obsesivas constantes, palpitaciones
esporádicos, sudoración, mareos, y emociones como angustia y
desesperación sin motivo aparente alguno.

Cuando esto se intensifica y se acompaña de algún miedo paralizante


como morir, enloquecer o perder el control, con una duración de
alrededor 10 minutos, entonces se tiene un ataque de pánico.
Normalmente si esta crisis se da en el exterior, algunas personas
desarrollan agorafobia, la cual consiste en la evitación a lugares públicos
o salir de casa.

Dentro del mismo cuadro de ansiedad, puedes presentar fobia social en la


que evitas las situaciones de contacto con otras personas por temor a la
crítica, rechazo o abandono. Muchas veces es diagnosticada como
ansiedad social, la cual yo la entiendo realmente como timidez, ganas de
complacer a los demás, inseguridad en el aspecto físico o personalidad
propia, un esquema de victimez frente a los demás o subyugación. De
nuevo, un trastorno muy diagnosticado pero en realidad muy presente en
los demás.

O bien, fobias específicas como a la sangre, a las alturas, a algún animal o


algún alimento. Me encanta el tema de las fobias, porque en realidad
podríamos tener fobia a cualquier cosa, y parece ser que a los médicos y
psicólogos les encanta diagnosticarlas. Lo que yo he observado es que
esas fobias son “normales” dentro de la ansiedad, nada más que nos
obsesionamos con algo con mayor intensidad, y entonces ya es fobia.
Pero no es algo aislado a la ansiedad elevada.

Con la hipocondría sucede parecido ya que normalmente acompaña a las


crisis de angustia o a los ataques de pánico. Aquí cabe aclarar que una
crisis de angustia o crisis de ansiedad, es un nivel previo a un ataque de
pánico, ya que puedes sentirte desesperado, con dificultad para respirar,
con ganas de salir corriendo, pero si no tuviste alguno de los tres miedos:
morir, enloquecer, perder el control, entonces no fue ataque de pánico.

El estrés postraumático aparece después de vivir algún suceso que sí fue


real, y que realmente generó un impacto emocional fuerte en ti, o que
realmente te hizo sentir que tu vida estaba en peligro, esto es, presenciar
o vivir un accidente, haber ido a la guerra, enfermar gravemente de algo
de un día para el otro, el fallecimiento de un ser querido… cualquier
situación que en su momento te representó una sobrecarga de estrés, la
cual no liberaste (seguramente por querer aparentar fortaleza) y que con
el tiempo, eventualmente se manifiesta como ansiedad.

Y finalmente el trastorno obsesivo compulsivo sería la mezcla de muchas


ramas de la ansiedad pero con la obsesión intensificada la cual se
acompaña de pensamientos que te indican que realices algún ritual de
manera compulsiva, para evitar que suceda algo malo.

Como verás, estos trastornos comparten entre sí la obsesión, el miedo, la


evitación a lo temido, lo cual casi siempre está depositado en el futuro, y
síntomas físicos que aumentan el cuadro de miedo, así como las
emociones de angustia y desesperación.

Sea cual sea el diagnóstico que te han impuesto o autoimpuesto, ésta guía
pretende ayudarte con la ansiedad en términos generales. Te recomiendo
que te olvides por un momento de tu diagnóstico y simplemente te veas a
ti mismo como alguien que por ser demasiado sensible, apegado a sus
pensamientos y descuidado con su cuerpo, ha generado ansiedad como
un aviso de que es momento de hacer un alto y rectificar el camino.

¿Qué significa trastorno?

Quizás ya habrás leído en el blog mi insistencia con éste tema, aún así es
importante que te aclare la definición de la palabra trastorno, la cual es a
la que yo me remito. Tras=detrás, torno= giro, o sea, girar hacia tras, o
sea, dirigirte al lado contrario de lo natural, o sea, que vienes en sentido
contrario al que en realidad quieres ir.

Para mí trastorno significa que algo estás haciendo que no va de acuerdo


a tu bienestar, que estás tomando un camino que te aleja de tu esencia y
autenticidad, que tus acciones no te están dirigiendo a la felicidad, que
tus pensamientos son mentira y no van de acuerdo a la verdad.

Trastorno significa que llevas mucho tiempo haciendo algo que te está
haciendo daño, y que es momento de hacer un alto y cambiar de
dirección, aunque ésta sea para el lado contrario al que venías. Hay una
frase que dice “ya encontré el sentido de la vida, es para el otro lado”.

Y a esto es a lo que me refiero, trastorno significa que necesitas empezar a


girar para el otro lado, el lado que te llevará a tu felicidad, y quien
necesita dar ese giro, eres tú mismo. Entonces, el trastorno se convertirá
en algo que podrás agradecer, pues te permitió darte cuenta que estabas
caminando a ciegas hacia un lugar al que no querías ir.

Para leer más sobre esto lee el post de “Qué es el trastorno de ansiedad
generalizada”.

Los síntomas son avisos


Los síntomas son la distracción perfecta para que nos dediquemos a
adormecer el cuerpo sin generar el cambio en nuestra vida, pues son tan
intensos, extraños y desagradables, que lo único que queremos es dejar
de tenerlos.

En mi experiencia, he observado que mientras más elevada sea la


ansiedad, los síntomas son mas atemorizantes, obviamente, lo cual hace
que nos asustemos y tensemos más, con lo que se sigue elevando la
ansiedad y nos metemos en un círculo vicioso difícil de salir. Es por eso
que te recomiendo que empieces a ponerle menos atención a los síntomas
y más atención a tu proceso interior, y que sepas, que mientras trabajes
en disminuir tus niveles de ansiedad, los síntomas disminuirán también.

Ahora, vamos a dejar de hablarle a los síntomas como tal, ya que en


realidad no es que estés enfermo, y vamos a empezar a decirles avisos. Ya
que la manera en la que tu cuerpo te hace saber que necesitas hacer un
alto y ponerte atención, es a través de éstos avisos. Ya que recuerda, tu
cuerpo no te puede hablar con palabras, pero sí con “síntomas”, y es en tu
cuerpo donde se acumulan las tensiones, las emociones y las
preocupaciones.

Recuerda que cada quien tiene diferentes avisos dependiendo de cómo


responde su cuerpo al estrés. Para tener ansiedad, no necesitas tener
todos los avisos que encontrarás más adelante, tampoco significa que al
tener ansiedad quizás en un futuro empieces a tener los que ahora no
tienes, te lo digo para que simplemente identifiques cuáles son los que
presentas tú en éste momento y te bases en esos.

Podemos dividir los avisos en físicos, emocionales, cognitivos,


conductuales y espirituales. Será muy importante que durante el proceso
midas la evolución de los avisos, ya que la mente nos suele hacer la mala
jugada de engañarnos haciéndonos creer que no estamos avanzando o
que estamos peor que nunca, cuando en realidad sí has avanzado, por eso
es que vas a medir tu avance semanalmente, y si tú quieres, puedes
compartirme tus resultados.
Evalúa la intensidad y lleva tu registro

Te recomiendo que realices una tabla para llevar el registro de la


evolución de tus niveles de ansiedad. En la primera columna escribe los
avisos, y semanalmente agrega una nueva columna de lado derecho bajo
la cual vas asignando el valor que le corresponde a cada aviso según la
fecha correspondiente.

De esta forma podrás ver individualmente cada aviso, evaluar cómo ha


ido subiendo o bajando. Igualmente podrás evaluar tu puntuación total,
y ver qué pasó en la semana que te generó esa subida, o qué vienes
haciendo bien que generó la bajada.

Primero, escribe en qué intensidad has sentido ansiedad en general de la


última semana al día de hoy: nada, poca, moderada, intensa, extrema.

Después, piensa en la última semana al día de hoy, y escribe el número


que corresponda a cada uno de los siguientes avisos.

5 = muchísimo
4 = mucho
3 = mas o menos
2 = poco
1 = nada

Avisos Cognitivos

1. Pensamientos obsesivos
2. Pensar en el futuro
3. Pensamientos agresivos

Avisos Emocionales

4. Angustia
5. Nerviosismo
6. Miedo o susto
7. Irritabilidad
8. Vacío
9. Aprehensión
10. Intolerancia o desesperación

Avisos Conductuales

11. Evitación de lugares o personas


12. Ejecución de rituales para evitar un daño
13. Dificultad para llorar

Avisos Físicos

14. Tensión o dolor muscular


15. Taquicardia
16. Sudoración
17. Mareo
18. Sensación de ahogo o falta de aliento
19. Atragantarse
20. Molestias estomacales (Náuseas, diarrea, indigestión, gastritis,
colitis, revuelto)
21. Sensación de frío interno recorriendo el cuerpo
22. Sacudidas o temblores
23. Dolor en quijada
24. Escalofríos
25. Entumecimiento
26. Debilidad en todo el cuerpo o alguna parte
27. Sueño

Miedos

28. Enloquecer
29. Morir
30. Perder el control
31. Desmayarte o desfallecer
32. Enfermar
33. Hacer el ridículo
34. Estar sólo
35. Salir a la calle
36. Rechazo o crítica social

Otros avisos

37. Despersonalización (sentirte separado de ti mismo)


38. Irrealidad (sentirte separado de la realidad)

Suma el total de cada uno de los avisos y descubre el grado de ansiedad


en el que te encuentras.
Grado de ansiedad

153 – 190: ansiedad extrema


115 -152: ansiedad intensa
77 – 114: ansiedad elevada
39 – 76: ansiedad moderada
1 - 38: poca o nada

Ansiedad extrema
Si te encuentras aquí, necesitas saber que sólo tienes un camino hacia
dónde avanzar: hacia abajo. O sea, tienes todas las posibilidades de
disminuir la ansiedad que presentas, no tienes por qué vivir así.
Seguramente la calidad de tu vida ha disminuido, te sientes perdido y
sofocado, con ganas de salir corriendo y desaparecer. Pues bien, te
recomiendo que realices el trabajo y actives la paciencia dentro de ti para
observar los resultados.

Ansiedad intensa
Quizás no estás al borde del precipicio pero así te sientes, esto significa
que ya llevas mucho tiempo aguantando la ansiedad en tu interior y que
ahora está saliendo con tanto malestar para que hagas ese alto que bien
sabes que necesitas hacer en tu vida. Te recomiendo que empieces a
trabajar pronto, para que no siga subiendo, y que descubras qué te está
generando ésta ansiedad en tu vida para que lo enfrentes de inmediato.

Ansiedad elevada
Si bien la ansiedad que sientes no te impide llevar tu vida, seguramente es
algo molesto que no te permite disfrutar de ella. Por eso sí es importante
que empieces a trabajar en ti para descubrir qué es lo que te viene
molestando, y que aprendas a manejar el estrés interior para que no se
aumenten los niveles del mismo.

Ansiedad moderada
Quizás estás pasando por un momento de muchas tensiones en tu vida o
por una crisis emocional, puedes aprovechar éste momento para
modificar ciertos patrones de conducta y pensamiento que te estén
generando el malestar, y aprender a canalizar tus emociones para que no
se conviertan en síntomas físicos que te impidan llevar tu vida con
tranquilidad.

Poca o nada
Te recomiendo que tengas un registro de las cosas que estás haciendo
para sentirte bien, y que las tengas presente para que sigas haciéndolas y
te mantengas en éste estado óptimo de salud.

¿Coincidió tu percepción de ansiedad general inicial con la


final?

Al principio del cuestionario te pedí que midieras la ansiedad general que


has percibido en la última semana, y después de sumar el total de los
avisos, obtuviste un total el cual hace referencia a una categoría (nada,
poca, moderada, elevada, extrema). Hay veces que nos medimos
previamente más elevado de lo que en realidad nuestros avisos están, o
bien, que nos medimos menos de lo que los avisos están.

Cualquiera que sea el caso, es para que generes consciencia de cómo tu


percepción acerca de la ansiedad que sientes es subjetiva, por eso,
constantemente ponle un número a tu ansiedad para que vayas viendo
qué tan de acuerdo va con los avisos.

Esta prueba no está estandarizada

Necesito aclararte que ésta evaluación no está estandarizada, o sea, no ha


sido probada previamente con muchas personas para poder definir que el
grado de ansiedad que te comparto sea una generalidad para todos. Por
lo que el diagnostico que acabas de recibir, no es oficial ni médica o
psicológicamente aprobado.

Puedes agregar otros avisos que tu atribuyes a la ansiedad, sin embargo,


no se incluirían dentro de los rangos que te comparto para medir tu
intensidad.

La ansiedad cambia de intensidad constantemente

Es importante que sepas también que la ansiedad tiene diferentes grados


de intensidad, puedes sentir una ligera ansiedad de vez en cuando, con un
hueco en el estómago o simplemente una inquietud que no sabes ni por
qué llegó, o bien, puedes llegar a tener crisis de pánico, obsesiones que te
llevan a hacer compulsiones o fobias que limitan tu vida diaria.

Cualquiera que sea el grado y la manifestación de tu ansiedad, lo que es


seguro es que estás creyendo demasiado en tu mente, bloqueando tu
sentir, viviendo alerta, a la defensiva, alejándote de quien realmente eres
y del placer de la vida. La intensidad de la ansiedad dependerá de tu
capacidad de aguante y de lo evitativo que seas de las señales que te
manda tu cuerpo, pues invariablemente el cuerpo te va mandando
señales poco a poco, las cuales van aumentando de intensidad hasta que
son tan claras que a la fuerza hacen que te detengas a escuchar.

Quítale tanta atención a los síntomas

Los síntomas realmente no importan mucho, a lo que me refiero con esto


es que el tipo de síntomas que presentes realmente no importa, pues el
sistema nervioso es tan amplio y abarca tanto, que podrías presentar
cualquier síntoma extraño. Lo que importa es que le quites la atención a
los síntomas y empieces a ponérselos a las causas de la ansiedad y a lo
que necesitas hacer para resolverlas.

Si hoy presentas un tipo de síntoma, y mañana desaparece, y no estás


dispuesto a trabajar con las causas de tu ansiedad, tu cuerpo inventará un
nuevo síntoma, del cual seguramente no le habías platicado al doctor, por
lo que probablemente te volverás a asustar y obsesionarte con el miedo a
enfermar, morir o enloquecer.

El punto es que los síntomas nos ayudan a ver qué tanta ansiedad traes
dentro, son el aviso que nos da nuestro cuerpo de que necesita de nuestra
atención, más no es a lo que debes atender, ya que son la punta del
iceberg. Claro que al inicio trabajaremos en que esos síntomas
disminuyan y sepas qué hacer cuando llegan, pero por favor, disminuye la
atención que les pones, para que se la puedas poner a lo demás.

¿Por qué te sientes separado de ti o de la realidad?

La despersonalización es uno de los peores síntomas de la ansiedad, junto


con la irrealización. La primera consiste en sentirte separado de ti, como
si te desprendieras o simplemente no estuvieras en ti mismo, te sientes
extraño a ti como si no te conocieras, y la segunda consiste en lo mismo
pero hacia la realidad exterior, te sientes separado de los demás, de lo que
está sucediendo fuera.

Esto sucede como un acto de supervivencia, ya que la tensión emocional y


mental es tanta, junto con el cansancio, que tu cuerpo mental (psíquico) y
etérico (el conformado por tu energía no visible) se necesitan separar, es
el mismo fenómeno que sucede con el desmayo, en realidad éste es un
acto de supervivencia en el que tu cuerpo “se apaga” momentáneamente
para recuperar la energía.

Digamos que con estos tres fenómenos, estamos viendo por nuestro
propio bienestar, y lejos de preocuparnos, hemos de empezar a hacer por
nosotros mismos lo que estas estrategias están buscando: descansar,
reponer energía, contactar con nosotros mismos.

Mientras más lejano estés de ti mismo y con más presiones


autoimpuestas, más tenderás a éstos 3 síntomas, así es que en lugar de
seguirte asustando y aumentando la presión, dedícate a descansar;
literalmente necesitas dormir más, y después, a contactar contigo y con tu
esencia.
Cabe aclarar que ésta es una explicación personal en base a mi
experiencia y a mis observaciones clínicas.

¿En qué consiste la cura?


Para curarnos de la ansiedad, o como yo digo, para transformar la
ansiedad en libertad, será importante que trabajes en los siguientes
puntos, de preferencia, siguiendo de alguna manera el orden que te
propongo:

• Descubrir que resistirte y luchar contra lo que sientes, mientras


que aceptar y dejar estar las sensaciones sí te hace sentir mejor
• Aprender a relajar tu cuerpo y entrenarlo para relajarse ante el
estrés
• Dejarte sentir y canalizar tus emociones al exterior
• Encargarte de tus necesidades físicas y emocionales
• Vivir la vida que anhelas, siendo auténtico contigo mismo
• Modificar tu forma de interpretar la realidad (pensamientos y
creencias)
• Reforzar tu autoestima y confianza en ti para enfrentar los retos y
miedos
• Remplazar los patrones ansiosos de pensamiento-emoción-
conducta, por patrones positivos
• Reconectar con tu espiritualidad y libertad interior

Para todos estos puntos, la constancia y práctica es primordial, ya que


todos los sistemas están conectados; los físicos, mentales y espirituales. Y
has de saber que si estos sistemas tienen patrones disfuncionales que has
venido repitiendo por mucho tiempo, entonces necesitas re entrenarte y
reaprender nuevos estilos de pensamientos, emociones y de activación de
tu sistema nervioso central.

Quizás nada más necesitas de una guía que te de claridad de los pasos a
seguir para recuperar tu camino, pero la decisión de caminar siempre te
corresponderá a ti, los pies que recorrerán el camino siempre serán los
tuyos, y si me lo permites, yo feliz de caminar a tu lado en ese recorrido
por el que algún día pasé.

Antes de empezar el proceso


Te quisiera platicar sobre tres puntos que creo que son importantes antes
de que inicies el proceso de convertir la ansiedad en libertad. El primero
es que descubras las ganancias secundarias que tener ansiedad ha traído
para ti, pues si no estás dispuesto a renunciar a ellas, no podrás sanar.

Después, es muy importante que descubras tu propósito de sanar, para


qué quieres sanar, ya que necesitarás tener en claro esto para motivarte
en los momentos difíciles.

Y finalmente, que te revises médicamente, simplemente para ayudar al


cuerpo a cooperar con tu proceso de sanación.

Descubre las ganancias secundarias de la ansiedad

Antes de iniciar el proceso, necesitas ser honesto contigo mismo y ver si


en realidad estás dispuesto a dejar de sentir ansiedad. Verás, la ansiedad,
como muchas otras situaciones indeseables en la vida, nos trae ganancias
secundarias, las cuales difícilmente reconocemos o nos damos cuenta que
estamos recibiendo, pero ahí están, haciendo que sigamos viviendo algo
que en realidad no queremos vivir.

Digamos que estas ganancias o ventajas son las que hacen que sigas
teniendo ansiedad a pesar de que has intentado varias cosas, o quizás son
por las que en un inicio empezaste a manifestarla en tu vida.

Una vez que reconozcas éstas ventajas, necesitas ver de qué otras formas
vas a cubrirlas o alcanzarlas, para que dejes de recurrir a la ansiedad para
obtenerlas. Normalmente las ventajas son necesidades emocionales de tu
niño interior que están siendo indirectamente cubiertas gracias a la
ansiedad.

Para saber si estás listo para curarte de la ansiedad, éstas ventajas deben
de ser menos que las desventajas, de ésta forma podemos ver que estás
listo para dejar de sentir ansiedad.

Te recomiendo leer el post de Ventajas ocultas de la ansiedad en el cual


profundizo más sobre éste tema.

Mientras tanto, necesitas saber que como seres humanos estamos


motivados por necesidades ocultas, inclusive al grado de generarnos
enfermedades físicas o emocionales para cubrir esas necesidades. Puede
ser que en un inicio no te generaste la ansiedad para eso, pero una vez
que la tienes, es muy probable que te terminó ayudando a cubrir esas
necesidades.
Dicho de otra forma, la ansiedad nos puede servir de pretexto para lograr,
adquirir o recibir algo que percibíamos que no estábamos recibiendo o
logrando.

Por ejemplo, en mi caso personal recibía las ganancias de que en el


momento que sentía ansiedad podía irme de los lugares que no me
gustaban pues tenía el mejor de los pretextos, (no que lo hiciera
conscientemente), también tenía el pretexto de no intimar con mi pareja
a nivel físico por mis inseguridades en el área, tenía pretexto para no
asumir la responsabilidad de buscar un trabajo en oficina (lo cual nunca
quise en realidad, pero en su momento parecía ser lo que se “tenía que
hacer”), y sobre todo, me permitía obtener la atención que no había
recibido antes de mi seres queridos, permitiéndome ser débil y vulnerable
por primera vez, cuando yo solía acostumbrar a aparentar fuerza y
estabilidad.

Hacerme responsable de éstas ganancias secundarias implicó ponerme a


mi misma la atención que estaba pidiendo, encontrar trabajo en oficina
(aunque después lo dejara), hablar de mis emociones con apertura
dejando de querer aparentar fortaleza, y decir que “no” o “me voy”
cuando no quería hacer algo o estar en algún lugar.

Al hacer esto, empecé a recuperar mi autenticidad, perdiendo el miedo al


rechazo, siendo más transparente de lo que era antes. Y cada vez que la
ansiedad llegaba y se hacía sentir, le podía decir que ya se podía ir pues ya
estaba cambiando en lo que tenía que cambiar, ya estaba asumiendo mi
responsabilidad.

Te guiaré en éste ejercicio de descubrir las ganancias secundarias para


que empieces a hacerte cargo de ellas, pero sobre todo, para que veas si
estás recibiendo más desventajas que ventajas (literalmente les necesitas
dar una puntuación y sumar el total), lo cual es necesario para poder
empezar a trabajar.

OJO: no he encontrado un caso de ansiedad en el que existan puras


desventajas y cero ventajas, sé que es difícil empezar a indagar en tu mente
para encontrarlas, pero créeme que las recibes. Ahora, las ganancias no es lo
mismo que el propósito de la ansiedad, eso que le puedes agradecer; las
ganancias son necesidades cubiertas, el propósito es lo que te ayuda la
ansiedad para mejorar la vida.

Por ejemplo, el propósito de la ansiedad en tu vida quizás sea que te ha


ayudado a bajar el ritmo y ser más abierto con los demás, pero la
ganancia sería que recibes atención de los demás. De lo que se trata este
ejercicio es que identifiques las ganancias.
En caso de que recibas más ventajas que desventajas, significa que la
ansiedad te está sirviendo de mucho, y que quizás tienes que evaluar bien
las desventajas o esperar un poco más para que estés listo de dejarla. Si
no descubres cuáles son estas ventajas, podrás realizar todo el demás
trabajo pero tu mismo te irás saboteando y poniendo trabas en el camino,
pues esa parte de ti que las recibe (casi siempre tu niño interno), no
estará dispuesto a dejar ir la ansiedad.

Aquí te doy las instrucciones del ejercicio:

1. Primero escribe las ventajas de la ansiedad pensando en todas esas


cosas que obtienes gracias a ella, aunque sea de manera indirecta y
sin que tú así lo quisieras conscientemente.
2. Escribe las desventajas de tener ansiedad, pensando en todo lo que
se te ocurra también.
3. Dale un valor a cada ventaja del 1 al 10, siendo el 10 si esa ganancia
secundaria es muy importante o valiosa para ti. Suma el total de
cada una de las ventajas.
4. Dale un valor a cada desventaja del 1 al 10, siendo el 10 si esa
desventaja te representaba mucho malestar. Suma el total de cada una
de las desventajas.
5. Observa si las desventajas suman más que las ventajas, en este caso,
estás listo para dejar ir la ansiedad, si no, tendrás que cuestionarte
más sobre qué responsabilidades no estás queriendo asumir sobre
ti mismo y tu vida.
6. Reflexiona y escribe sobre cómo vas a encargarte ahora tu de tus
propias ganancias recibidas. Por ejemplo, si al tener ansiedad
recibías atención de tu pareja, ahora ¿cómo vas a darte atención a ti
mismo? Tú necesitas darte a ti mismo lo que obtenías gracias a la
ansiedad, para que ella no tenga que llegar a generarlo para ti.

Te recomiendo hacerlo en una tabla, donde pones dos columnas, la de


lado izquierdo contiene las ventajas (con su puntuación cada una), y la de
lado derecho las desventajas con su respectiva puntuación. Al finalizar
sumas el total de cada ventaja y desventaja.

Por ejemplo:

Ventajas

9 Recibo atención de mi pareja


6 Puedo irme de los lugares que no me gustan
9 Puedo no trabajar
10 Encuentro un espacio para estar conmigo (me aíslo)
9 Ahora se trata de mi, y no de los demás
9 Puedo lamentarme y echar culpas por lo que me sucede

Total: 52

Desventajas:

10 Vivo con miedo


9 Me siento cansada
6 Estoy desgastando mi cuerpo
10 No duermo bien, tengo pesadillas
10 Siento ganas de dejar de vivir
9 Tengo conflictos con mi familia

Total: 54

A partir de éste ejemplo, ésta persona a penas está lista para dejar la
ansiedad, pues hay muy poca diferencia en los totales. Sin embargo, si
está lista. Ahora, quizás te preguntas cómo puede cubrir por ella misma
las ventajas que recibe.

Algunas respuestas serían: dejar de ir a los lugares que no quiero


diciendo que no desde antes, programar tiempos para estar conmigo,
pedirle a mi pareja que me ponga atención cuando siento que la necesito,
asumir mi responsabilidad sin echar culpas, ocuparme de mi y no tanto
de los demás.

Después de éste ejercicio, se pueden hacer mas tablas de ventajas y


desventajas a partir de las ventajas obtenidas, por ejemplo, en éste caso
haría otra tabla de ventajas con el tema de “trabajar” y “ocuparme de los
demás”. Para seguir descubriendo qué es lo que en realidad se está
necesitando.

Encuentra tu propósito

¿Para qué quieres vivir? yo sé que ésta pregunta puede ser tan existencial
que te genere ansiedad, quizás es ésta pregunta la que la ansiedad te está
pidiendo que respondas y la clave para sanarte. Si todavía no sabes cuál
es tu propósito de vivir, tan sólo te pido que te abras a descubrirlo
durante tu proceso de sanación.

A veces no sabemos cuál es nuestro propósito de vivir porque estamos


confundidos entre lo que nos dicen nuestros papás que hemos de hacer
con nuestra vida, más lo que están haciendo nuestros amigos, más lo que
supones que te pide Dios, más lo que hace la gente “normal” de la
televisión... etcétera.

Además, en las escuelas todavía no nos enseñan a gestionar nuestras


emociones y conocernos a nosotros mismos desde pequeños, siendo ésto
una de las cosas más importantes que necesitamos hacer como seres
humanos.

Aún así, dentro de ti puedes descubrir cuál es tu propósito de vivir, y no
debe de ser algo muy complicado, al contrario, es algo muy sencillo. Una
forma de descubrirlo es haciendo el ejercicio de flecha ascendente. Este
ejercicio funciona para encontrar la motivación y el para qué en
momentos que no lo encontramos.

Empieza respondiendo ¿para qué quiero curarme de la ansiedad? y a la


respuesta que obtengas, vuélvele a preguntar el para qué, y así hasta que
encuentres una respuesta que te sea de mucha motivación.

Por ejemplo:

• ¿para qué quiero curarme de la ansiedad?


para volver a sentirme en paz
• ¿para qué quiero sentirme en paz?
para poder hacer mis cosas sin miedo
• ¿para qué quiero hacer mis cosas sin miedo?
para volver a disfrutar de lo que hago
• ¿para qué quiero disfrutar de lo que hago?
para vivir mi vida feliz
• ¿para qué quiero vivir mi vida feliz?
para estar en paz conmigo mismo

Te recomiendo que hagas el mismo ejercicio, tu sabrás en qué momento


detenerte, ya que ciertas respuestas te harán más sentido. Escribe lo que
encuentres en todos los lugares que veas diariamente, para que lo tengas
presente. También te recomiendo que la respuesta tenga que ver contigo,
que sea una motivación que te afecte directamente a ti. Ya que a veces
podrías responder algo como “para que mi familia sea feliz”, y mi
invitación es que te preguntes ¿tú para qué quieres que tu familia sea
feliz? ¿cómo te beneficia eso a ti? y entonces sí, ese será tu propósito.

Si tienes otros propósitos en la vida, por los que quieres luchar para salir
adelante de la ansiedad, también anótalos y tenlos presente.

Revísate médicamente
Otro punto importante antes de iniciar el proceso es que te revises
médicamente. Normalmente la ansiedad, por sus síntomas, nos hace
creer equivocadamente que tenemos alguna enfermedad grave, no es a
ésta enfermedad a la que me refiero cuando digo que necesitas revisarte
medicamente.

A lo que me refiero es que muchas veces tenemos algún desajuste


hormonal o químico en nuestro cuerpo, y si bien no sabemos qué fue
primero, si el huevo o la gallina, o sea, si el estrés elevado o las
consecuencias físicas, estos desajustes físicos tienen influencia en la
ansiedad, y en caso de existir, más vale hacer uso de la medicina ya sea
alópata o alternativa, para ayudarnos a disminuir la ansiedad.

Esto te lo comento ya que muchas personas pueden practicar meditación,


cambiar su forma de pensar y vivir en la playa relajados, pero si tienen un
desajuste hormonal o químico, de vez en cuando volverán a sentir
ansiedad, y por eso es importante que lo descartes.

Acude a una consulta con un médico general, para que te mande hacer
estudios de química sanguínea y de balance hormonal, éste último sobre
todo si eres mujer.

Y si trabajas las dos partes, el cuerpo y la mente, te aseguro que tendrás


muchas más probabilidades de éxito.

Por otro lado, tengas o no algún desequilibrio físico, te recomiendo que


vayas ahora mismo a la farmacia naturista más cercana que tengas y te
compres complejo B y ácidos grasos (omegas). Estos dos funcionan para
lubricar tu sistema nervioso, el cual probablemente esté un poco
desgastado por el estrés, y te aclaro que eso no significa que estés en
peligro.

Ahora sí, continuemos con el proceso. 



Proceso

Escucha lo que sientes
piérdele el miedo
¿qué te estás queriendo decir?
Primer paso
Primer paso: haz un alto y acepta
Aceptar no es resignarse; es abrazar la realidad tal y como es
para poder transformarla. Fabiola Cuevas

¿Por qué necesitas hacer un alto?

Porque definitivamente hay algo que vienes haciendo que no te está


funcionando. Partiendo del hecho de que la ansiedad no es algo externo
que te dio, sino algo interno que se ha ido generando en ti, es que
necesitas asumir la responsabilidad que te corresponde y evaluar qué has
estado haciendo, obviamente sin darte cuenta, que hoy te ha generado
ansiedad.

Necesitas hacer un alto porque cuando estamos en la actividad diaria,


pasamos por alto señales que nos manda nuestro cuerpo y mensajes que
nosotros mismos nos queremos dar. Puede ser también que no tengas
mucha actividad y que lleves una vida muy tranquila en ese sentido, aún
así, necesitas hacer un alto.

Imagínate que vienes caminando por un sendero que te está desviando de


donde realmente quieres ir y de repente te das cuenta que te encuentras
perdido. Estoy segura que en este caso, sacarías el mapa, el gps o te
chuparías el dedo buscando hacia donde corre el viento, pero para hacer
cualquiera de estas cosas, te tendrías que detener y dejar de caminar.

Eso es lo que te pido en este primer paso, que estés dispuesto a darte un
tiempo para ti para empezar a hacer las cosas de manera diferente, para
que observes dónde estás parado, qué hay a tu alrededor, qué es lo que
está pasando y puedas entonces sí, dar un paso hacia delante corrigiendo
tu rumbo hacia donde sí quieres ir.

Después de hacer un alto, necesitas aceptar lo que


sientes
Una vez que haces éste alto, y que te encuentras ahí parado observando
dónde te encuentras, es fundamental que aceptes que estás perdido, que
aceptes que te sientes mal, que aceptes que tienes ansiedad y que aceptes
que no sabes hacia dónde caminar.

Necesitas, como primer paso, dejar de luchar contigo mismo y con la


ansiedad. Pues al luchar con la ansiedad estás luchando contigo mismo.
La ansiedad se manifiesta en tu cuerpo, o sea, que en pocas palabras,
cada vez que sientes ansiedad y la rechazas, estás rechazando tu cuerpo,
aumentando la tensión y el estrés.

La tensión interior se genera cuando dos partes se oponen entre ellas, por
lo que cuando una de esas partes haga la paz y renuncie a la lucha, la
tensión empezará a bajar. Y esa parte necesitas ser tu, ya que tu cuerpo
tan sólo está haciendo lo mejor que puede. Es lógico que te resistas a la
ansiedad y lo que sientes, pues la percibes como una amenaza contra tu
bienestar, pero como bien dijo Carl Rogers “a lo que te resistes persiste”.

O sea que tu crees que al resistirte a la ansiedad estás haciendo algo por
eliminarla, pero en realidad la estás aumentando. De la misma forma,
olvídate de querer aprender a controlar, eliminar o dominar a la
ansiedad, pues estarás haciendo lo mismo que te la generó. Cada vez que
pienses “necesito controlar esto, necesito eliminar la ansiedad, necesito
erradicarla y dominarla”, cambia tu pensamiento por “necesito aceptar lo
que siento, quiero aceptar lo que siento, acepto lo que siento”.

La resistencia tampoco funciona porque es como poner una barrera a una


corriente de agua que quiere salir. Recuerda que cuando tienes estrés
todo tu cuerpo se activa para atacar o correr, pero al guardar esa energía
dentro, al quedarte parado, sentado o acostado pensando, es lógico que
esa energía quiera salir.

Por eso de repente te tiembla todo el cuerpo, pero al resistirte, frenas el


que esa energía que necesita ser liberada lo logre. Por eso en lugar de
esto, vas a dejar salir esa energía, darle el paso, encender el verde del
semáforo y dejarla pasar.

Además, cuando tienes síntomas desagradables o crisis de pánico, tu


crees equivocadamente que al resistirte estás evitando que se aumenten y
que realmente te suceda algo malo, pero con esto solo consigues seguir
creyendo que estás en peligro. En realidad lo que necesitas hacer es dejar
que la crisis de ansiedad se de al cien por ciento, que vivas el ataque de
pánico sin resistencia, para que realmente te convenzas de que no estás
en peligro y que dejes salir a la energía comprimida.
Ahora, no confundas aceptación con resignación, pues resignarse es otra
forma de negar la realidad. Aceptar no significa que estás de acuerdo con
lo que está pasando, que quieres que siga pasando o que vas a seguir
permitiéndolo; aceptar significa que asumes la realidad de que el
malestar es real y que no lo vas a aumentar peleándote con él.

Si luchas contra la realidad, perderás un 100% de las veces, Byron Katie

¿De qué maneras nos resistimos a la ansiedad?

Nos resistimos a la ansiedad de muchas formas. La más importante es la


de querer quitarla o reducirla rápido y en el momento, esto significa que
en cuanto la sientes, la quieres controlar. Otra forma es cuando te quejas
de estarte sintiendo mal, lamentándote y sintiéndote peor por sentirte
así. También existen las distracciones y la evitación o negación, que es
“hacer como que no está pasando nada” y seguir con lo que estás
haciendo.

El seguir con lo que estás haciendo funciona una vez que hiciste el alto,
aceptaste lo que sentiste y canalizaste la energía al exterior, pero sin
hacer esto, tan sólo estás dejando de poner atención a algo que la
requiere.

TIP: Reflexiona por un momento de qué maneras te resistes a la ansiedad,


para que la próxima vez que te encuentres haciéndolo, hagas un alto y realices
los ejercicios que te propondré.

Necesitarás confiar que estás a salvo

Un requisito para que puedas realmente aceptar lo que sientes, es que te


convenzas a ti mismo de que no estás en peligro real. Sé que te estoy
pidiendo algo difícil, que seguramente tu mente encuentra nuevos
síntomas raros con probabilidad a ser enfermedades horribles. Aquí es
donde necesitas aplicar la fe ciega y dejarte sentir.

Es más, si no estás convencido de que tus síntomas no son peligrosos y


realmente crees que atentan contra tu vida, el que te resistas a ellos tan
sólo los aumentará junto con el supuesto riesgo a enfermar. Así es que
cualquiera que sea el caso, enfermedad real o producto de tu mente, de
nada sirve resistirte a ellos. En otras palabras, peligroso o no lo que
sientas, ya lo estás sintiendo y necesitas aceptarlo, ya después descifrarás
que tan peligroso es o no (seguramente no lo es).
¿Cómo aceptar los síntomas durante un ataque de
pánico?

Tengo la teoría de que si aceptas los primeros síntomas que tienes, éstos
no tienen que evolucionar en un ataque de pánico. Normalmente lo que
sucede es que empiezas con un pequeño síntoma que tu interpretas como
peligroso y como señal de que “está por empezar el ataque”, al hacer esto,
te pones más nervioso, intensificas tu atención a los síntomas
desagradables y de cierta forma te generas el ataque.

¿Qué pasaría si en lugar de ver el primer síntoma como señal de que


está por llegar el ataque, lo tomaras tal y como es? ¿independiente de lo
demás?

Por ejemplo, yo pensaba que cuando empezaba con el pulso acelerado era
señal de que me iba a poner mal, entonces me tomaba el pulso y
empezaba a buscar otras señales para asegurarme de que el ataque de
pánico no se intensificara, pero lo único que lograba con esto, era
generarlo. Entonces, lo que aprendí a hacer fue a tomar al pulso
acelerado como pulso acelerado, sentirlo y dejarlo fluir, sin relacionarlo
con que iba a generar otros síntomas, pues en ese momento, ya me estaba
adelantando al futuro, y recuerda que la ansiedad es generada por vivir
con la mente en el futuro.

Así es que practicarás el tomar cada síntoma individualmente, poniéndole


atención, nombre, delimitando su área y cuantificando su intensidad,
pero sobre todo, canalizando la energía que te genera hacia el exterior
(esto te lo explicaré con mas detalle en el ejercicio).

Piérdele el miedo a lo que sientes o piensas

Sé que esto es fácil de decir y no tan fácil de poner en práctica, pero aún
así necesitas empezar a hacerlo. A estas alturas seguramente ya te diste
cuenta que por más que pienses algunas cosas horribles o que sientas
otras aún peor, sigues aquí y no has cometido ninguna locura ni te has
muerto.

Necesitas remitirte a los hechos y ver que lo que sientes son sólo eso:
pensamientos, sensaciones y emociones fugaces, que llegan y se van, pero
dependerá de tu actitud, qué tanto tiempo se quedan.

Si te resistes a lo que sientes o piensas, se quedará contigo por más


tiempo. Es como el cuento que dice que iban dos monjes budistas
caminando por el bosque y al cruzar un río se encontraron con una mujer
que no podía cruzarlo, uno de ellos, la cargó y la ayudó a cruzar. Un par
de horas después el otro monje se detiene y le dice “no puedo más, no
puedo comprender por qué decidiste cargar a esa mujer si no podemos
tener contacto con ellas”, a lo que el otro monje le respondió “al menos yo
la dejé a la orilla del río pero tu la sigues cargando”.

Y así es nuestra mente a veces, se apega a lo desagradable que acabas de


sentir o que acaba de pasar y lo sigues cargando todo el día, semanas e
inclusive meses o hasta años. El evento ya pasó, las sensaciones ya
pasaron, pero tú las alargas con tu obsesión que generas hacia ellas.

Seguramente hay alguna ganancia secundaria en hacer esto, pues como te


digo, te distrae de ponerle atención a lo que realmente necesita que se la
pongas, como resolver tus situaciones personales o de vida.

Por esto te refuerzo, deja venir las sensaciones y pensamientos, acéptalos


y verás que así como llegaron se van, y al final, regresa al presente y
continúa con lo que estabas haciendo (te guiaré paso a paso para lograr
esto).

Déjalo venir

Recuerdo el día que me atreví a dejarme sentir totalmente un ataque de


pánico, pues fue el día que recobré el control sobre mí misma. Yo creía
que estaba ejerciendo control sobre mí al no permitir que el ataque se
agravara, controlándolo. Pero hubo un día en específico que empecé a
sentir que empezaba el ataque, el corazón se aceleraba, el brazo izquierdo
me dolía… y me senté en el sillón, abrí los brazos y le dije al ataque “ven,
aquí estoy, haz lo que quieras”.

Y dejé venir todas las sensaciones sin ponerles un límite o freno, sin
pensar, simplemente me llené de temblor, de llanto y si, de miedo
también. Pero hubo un momento en el que toda esa explosión de energía
cesó y entendí realmente que no me iba a matar.

Ese fue el último ataque de pánico que sentí, pues dejé de tenerle miedo.

Así es que esto es lo que más te recomiendo, que te dejes sentir e invadir
por las sensaciones, pues sólo así podrás descubrir la verdad y dejar de
creer en mentiras, ya que la realidad es que el ataque de pánico no te
matará ni volverá loco, tampoco te hará perder el control, pero por más
que yo u otros psicólogos te lo digan…no lo creerás, lo tienes que
comprobar por ti mismo.
Reflexión del Paso 1
Para concluir el primer paso, te recomiendo que hagas una reflexión
sobre las siguientes preguntas:

¿A qué o quienes necesito ponerle un alto en mi vida?

¿Qué personas necesito aceptar tal y como son?

¿Qué situaciones necesito aceptar tal y como son?

¿Qué necesito aceptar de mi mismo?

¿Qué necesito aceptar de la realidad en general?

¿A qué me estoy resistiendo?

¿Qué estoy dispuesto a hacer para fluir más con la vida?


haz un alto,
respira
estarás bien,
confía
Segundo paso: Recupera el equilibrio
No hay ningún secreto en el equilibrio.
Lo único que necesitas es sentir las olas. Frank Herbert

El equilibrio en la vida no puede ser estático, el equilibrio es mantenerte


en tu centro en medio del movimiento constante. Este movimiento puede
ser tanto interno como externo. Sin embargo, a pesar de que estar en
equilibrio es estar en constante movimiento, sí creo que tiene ciertos
límites, los cuales pueden ir cambiando con el paso del tiempo, y cuando
te sales de esos límites pierdes el equilibrio.

Déjame explicarlo un poco más. Imagina que te pones de pie, alzas la


pierna derecha y quieres mantener el equilibrio detenido en tu pierna
derecha, es probable que alcances momentos de quietud total, pero es
todavía más probable que estés moviéndote ligeramente de un lado para
el otro, hacia delante o hacia atrás, manteniendo tu equilibrio.

Cuando te vas un poco a la derecha repones y te regresas a la izquierda,


cuando te vas un poco hacia delante repones y te vas hacia atrás, todo
esto con intervalos de quietud. Y en el momento que te mueves un poco
más hacia delante o un poco más hacia atrás de lo debido (y lo debido no
se puede medir) pierdes el equilibrio y te caes.

En la vida tenemos varios equilibrios por mantener, y cuando no lo


hacemos, nuestro cuerpo nos lo hace saber con síntomas (avisos), los
cuales van de menor a mayor intensidad. Mientras más severo el aviso,
más fuerte fue la pérdida de equilibrio. Así es que te podrás imaginar que
la ansiedad, con todas sus manifestaciones, significa que de momento, no
estás en equilibrio.

Todos los desequilibrios que te presentaré a continuación generan


ansiedad, sin embargo, te pido que pongas mayor atención al
desequilibrio emocional, el cual se genera por guardar más de lo que
expresas, sin darte permiso de sentir, queriendo pensar más que sentir.

Algunos de los equilibrios que he identificado son:

• Alerta y relajación
• Pasado, presente, futuro
• Ignorancia, atención, obsesión
• Sueño y vigilia
• Actividad (ejercicio, trabajo, esfuerzo) y descanso
• Dar y recibir
• Cargar energía y liberar energía (alimento, arte, naturaleza)
• Sentir y expresar
• Pensar, sentir y actuar
• Autocuidado y cuidado de los demás
• Superyó, yo, ello
• Vida terrestre y espiritual

Veamos cada uno de ellos.

Alerta y relajación
El estar en alerta no necesariamente es algo malo, como ya te lo platiqué
antes, es lo que nos permite sobrevivir, pero, no podemos estar en alerta
todo el tiempo, así como tampoco podemos estar en relajación todo el
tiempo. Sin embargo, si creo que hay diferentes grados de alerta y
diferentes grados de relajación.

En mi experiencia personal he podido experimentar el estar en un estado


constante de tranquilidad, quizás no estoy 100% relajada como cuando
hago ejercicios de relajación, pero si de paz y tranquilidad. Y por otro
lado, ya no me ha sido necesario llegar a estados de alerta elevados para
sentir que estoy a salvo.

Tenemos interiorizado que “estar alerta = estar a salvo”, y creemos que si


nos relajamos corremos peligro. Lo curioso es que al estar alerta te
terminas los recursos internos que te permitirían afrontar un peligro en
caso de presentarse, por lo que estar relajado es lo mejor que podemos
hacer para sobrevivir, ya que tendremos las reservas y los recursos
necesarios para activar nuestro cuerpo cuando realmente necesite
ponerse en alerta.

Es probable que te pongas alerta cada vez que salgas a la calle por miedo
a que te pase algo, o en tu relación de pareja por miedo a ser lastimado, o
frente a tus papas por miedo a ser defraudado de nuevo, o simplemente
frente a la vida por miedo a sufrir. Pero ¿qué crees? el estar alerta no te
protege ni resuelve lo que temes, tan sólo te genera ansiedad.

Así es que ve considerando la opción de cambiar el paradigma a “estar


relajado = estar a salvo”, y sobre todo, estar relajado es estar feliz y vale la
pena bajar la guardia por un momento. Reflexiona en qué momento fue
que empezaste a estar alerta en tu vida para sentirte a salvo, para que
sanes esa experiencia, y puedas generarte una nueva realidad en la que la
confianza sea el ingrediente principal.
TIP: Escribe la respuesta a la pregunta ¿de qué me quiero proteger al estar
constantemente en alerta? ¿qué creo que pasaría si me relajo?
Practica el relajarte y sentirte a salvo mientras lo haces.

Pasado, presente y futuro


Los puntos de extremo en la línea del tiempo son el pasado y el futuro, y
el punto de equilibrio, el que realmente existe, el continuo, es el presente.
Ya has de saber muy bien que cuando tu mente se va al futuro para
preocuparse y dudar de lo que va a suceder, sufres. Normalmente digo
que sí se vale irte al futuro para visualizar lo que quieres concretar, y al
pasado para sanar y perdonar. Sin embargo, esto lo haces en ciertos
momentos en concreto, y la mayor parte del tiempo has de estar en el
presente para tener salud mental.

Es en el presente donde te dedicas a concretar lo que previamente has


visualizado, y lo puedes hacer porque no traes arrastrando asuntos del
pasado. En el presente, es donde puedes asombrarte y maravillarte de lo
que está sucediendo a tu alrededor, dándote cuenta que la realidad es
hermosa tal y como es. Pero cuando te vas al pasado o al futuro, la
realidad del presente se distorsiona y puedes llegar a creer que es
desagradable o que no hay nada por agradecer.

Así es que ten a tu mente donde está tu cuerpo, o sea, en el presente. Es


increíble que tu cuerpo no puede viajar en el tiempo, pero cuando tu
mente lo hace, abandona a tu cuerpo y lo deja en automático, y ahí es
donde él se puede ver dañado por el abandono que experimenta.

Genera mucho estrés estar haciendo alguna actividad, como trabajando


frente a la computadora, cuidando a tu hijo, manejando o en una cita con
alguien, mientras que tu mente quiere estar en otro lugar, es una especie
de daño energético que no te permitirá ni estar en el presente, ni estar en
donde quieres estar después, al menos no lo estarás tranquilo.

Te recomiendo que si te das cuenta que estás en algún lugar o situación


en la que no quieres estar, mientras que te lamentas por eso, te levantes y
te vayas, o bien, te quedes ahí, pero poniendo tu plena atención en donde
estás.

Atrévete a confiar que si cada día lo vives dando lo mejor de ti y


disfrutando lo más que puedas, en el futuro no tendrás nada de qué
arrepentirte y todo seguirá en ese flujo donde te adaptas en cada
momento a la realidad del presente. Te recomiendo mucho que
realmente practiques mindfulness pues te ayudará para lograr este
equilibrio.
TIP: A lo largo del día describe lo que estás haciendo como si fueras narrando
una historia. Por ejemplo: voy caminando, siento mis pies sobre la tierra,
escucho un pájaro cantar, veo pasar un coche rojo… etcétera. Esto te ayudará a
aterrizar tu atención en el presente.

Ignorancia, atención, obsesión


La atención plena es el punto de equilibrio entre la ignorancia y la
obsesión, y éstas dos, son fuente de sufrimiento. Cuando ignoras algo
significa que ese algo está sucediendo en ti o a tu alrededor pero no eres
consciente, aún así, la información de ese sucesos está entrando por tus
sentidos generando alguna consecuencia. Por ejemplo, puedes ignorar el
ruido constante de la máquina de la obra de a lado, pero eso no significa
que no esté generando cierto estrés en tu interior. Por otro lado, ese
mismo ruido podría ser causa de obsesión, haciendo que no te puedas
concentrar en lo que estás haciendo. La atención plena te permite ser
consciente del ruido y de lo que estás haciendo al mismo tiempo, pero con
la decisión de llevar tu atención hacia donde tú quieres, sin ignorar y sin
obsesionarte.

He podido ver que cuando nos obsesionamos en algún síntoma físico,


pensamiento, emoción, preocupación o situación en nuestra vida,
confundimos esa obsesión con la realidad, nos generamos una realidad
casi fantaseosa donde tu crees que eso es lo único que existe, y dejas de
ponerle atención a todo lo demás que también está pasando.

Así es como si te obsesionas con la taquicardia que sientes de repente,


crees que todo tu ser está enfermo y que está a punto de darte un paro
cardíaco, cosa que no sucede, pero como te obsesionas, aunque no haya
sucedido, crees que si estuviste en peligro.

Será muy importante que aprendas a usar y dirigir correctamente tu


atención, siendo consciente de todo lo que está sucediendo en el
momento presente, tanto la taquicardia como el canto del pajarito
agradable o el aire puro que entra por tu nariz. La atención plena se da
en el presente, y cuando te ubicas ahí, estás en la realidad, la obsesión
casi siempre te llevará a una mentira y a una realidad que no es verdad.

Si ahora tú crees que la vida no merece ser vivida, que todo es tristeza y
decepción, que no existe la bondad a tu alrededor, o cosas por el estilo,
claramente estás en la obsesión y viviendo en una realidad mentirosa.

Sueño y vigilia
El cuerpo necesita del sueño para reponer la energía gastada durante el
día, y aunque el cerebro sigue funcionando, lo hace activando otro tipo de
ondas, las cuales permiten que tengas una buena memoria, concentración
y lucidez durante el día. Cuando pierdes el equilibrio en ésta área, te
darás cuenta que en el día estás más somnoliento, que te cuesta trabajo
concentrarte y pensar claro, quizás hasta tengas momentos en los que ves
sombras pasar o sientas que alucinas movimientos o sonidos.

Esto es producto del cansancio generado por no dormir lo suficiente o por


dormir de más. El cuerpo sabe perfectamente cuándo necesita estar
despierto y cuando dormir, el problema es que hemos puesto en segunda
instancia las necesidades del cuerpo, y hemos aprendido a explotarlo y
hacer lo que nuestra mente dice, en lugar de lo que el cuerpo nos pide.

Un punto fundamental para la recuperación de la ansiedad es que


empieces a hacerle más caso a tu cuerpo y lo hagas tu prioridad,
atendiendo sus necesidades lo más pronto posible, como ir al baño,
comer, tomar agua y dormir.

Actividad y descanso
El descanso es diferente al sueño. Con descanso me refiero a cambiar de
actividad. Por ejemplo, si tu actividad es trabajar, descanso es salir a
pasear, o si tu actividad es el paseo, tu descanso será ponerte a trabajar.
Aquí lo importante es que de cada actividad necesitamos un descanso,
inclusive si disfrutas de esa actividad.

No es que la actividad sea mala en sí, sino que todos podemos entrar en
un “burnout” cuando solo hacemos una misma cosa por mucho tiempo,
ya que ahí es donde depositas tu atención y concentración y ésta se puede
desgastar.

El descanso no necesariamente es echarte en el sillón a ver la tele


cambiando de canales mientras que piensas en todo lo que no has hecho,
pero sí puede ser elegir una película con anterioridad y prepararte unas
buenas palomitas. Dependerá mucho tu tipo de actividad el descanso que
estés necesitando, pero cuando pasas todo el día activo y no te das
intervalos de descanso, tenlo por seguro que acumularás estrés.

TIP: procura tener intervalos de actividad que no duren más de 2 horas


seguidas, e interrúmpelas con alguna actividad diferente que te implique
movimiento. Por ejemplo, si ya llevas más de 2 horas sentado en la
computadora, levántate a hacer estiramientos por 10 minutos o platicar con
alguien de tu agrado. (no aplica abrir abrir Facebook cada dos horas).

Dar y recibir
Es muy común que las personas que tienden a la ansiedad han generado
cierto grado, o mucho, de codependencia. Esto es, que tus relaciones se
basan en la dependencia emocional, lo cual te hace sentir que es tu
responsabilidad cubrir las necesidades de la otra persona y hacer todo lo
posible porque esté bien. Una cosa es dar por amor, y otra cosa es dar
por miedo.

Cuando damos por miedo es porque tememos que al no hacerlo,


perderemos el cariño o el respeto del otro, que seamos vistos como mala
persona o que recibamos algún tipo de castigo celestial. Cuando damos
por amor, es porque estás tan satisfecho contigo y con tu vida que te nace
compartir con los demás.

Cuando das por miedo, lo haces desde el estómago, y cuando das por
amor lo haces desde el corazón. Muchas veces al dar por miedo, generas
una incapacidad para decir que “no”, pues sientes que no tienes el
derecho de hacerlo, y entonces dices que sí a todos, menos a ti mismo.

Por eso es importante que empieces a cambiar éste hábito de hacer a los
otros tu prioridad y olvidarte de ti mismo, pues esto genera que descuides
tus necesidades, acumules enojos y generes ansiedad.

Cargar energía y liberar energía


Has de saber que el cuerpo y el cerebro funcionan gracias a la energía,
literalmente necesitamos calorías que permitan que nuestro cerebro
realice conexiones neuronales y nuestro cuerpo pueda moverse. Éstas
calorías y energía las obtenemos de diferentes formas, tanto del alimento
físico como del alimento emocional.

El alimento físico ya lo conoces bien, son las frutas, verduras, cereales,


leguminosas y grasas. Pero el alimento emocional no es tan conocido,
aunque seguramente, si te conoces a ti mismo, sabes cuál es. El alimento
emocional es ir de paseo en un lugar con mucha naturaleza, tomar un te
con tu mejor amigo, escuchar un concierto de música, ver una película
positiva, leer un buen libro, en fin, cualquier actividad que al hacerlo, te
sientes recargado al final.

Y después, necesitas liberar esa energía tanto con tu actividad cotidiana


como con tu creatividad. Yo estoy convencida que en ésta vida todos
somos creadores de nuestra propia realidad, tenemos la capacidad de
manifestar lo que imaginamos, y es con la energía que nos recargamos
que podemos hacer esto.

Así es que si te sientes sin creatividad y víctima de las circunstancias de la


vida, significa que no has asumido tu rol de creador de tu propia realidad,
y para esto te recomiendo que empieces a aumentar en tu vida cotidiana
actividades que realmente te carguen de energía emocional.
TIP: Sal al jardín (aunque sea un pequeño pedazo de pasto), y siéntate con los
pies descalzos. Pon tus manos junto a tus pies tocando la tierra. Siente cómo a
través de tus pies, te descargas de todo lo que no quieres seguir acumulando,
mientras que a través de tus manos te cargas de los beneficios de la Tierra, de
su propia energía vital. Siente que lo haces como un círculo constante en el
que sale por tus pies lo que no quieres y tomas por tus manos lo que sí.

Sentir y expresar
Este es un equilibrio que perdemos muy fácil en la vida. Date cuenta
como la mayor parte del día, si es que no su totalidad, estás sintiendo, ya
sea que sientes paz o que sientes inquietud, pero estás sintiendo, y
casualmente, es de lo que menos hablamos y lo que menos expresamos.

Expresar lo que sientes no solamente es a través de las palabras, aunque


ayuda muchísimo, pero también es a través de la expresión corporal, la
música, pintura y manualidades. Y hay una forma de expresar lo que
sentimos que es a través del contacto y conexión con los otros seres
humanos.

Si tú eres una de esas personas que ha desarrollado ansiedad por su alta


sensibilidad, es muy probable que tengas que trabajar más en éste punto,
pues quizás callas más de lo que sientes, y te alejas más de las personas
que de lo que te acercas, cuando en realidad necesitas mucho de
conexiones verdaderas.

Por favor revisa el post de ¿Te sientes desconectado de los demás?. Pues
necesitarás volver a abrirte a los demás y dejar de cerrar tu corazón,
sabiendo que nadie tiene el poder de lastimarte más que tu mismo y
dejando de esperar que todos te entiendan a la perfección. ¿Cómo van a
entenderte si al guardar todo lo que sientes esto se hace más intenso? Es
por eso que entre “ansiosos” nos entendemos mejor, pues somos un
bonche de intensos apasionados dramáticos que necesitamos dolor en
nuestra vida para sentir que vivimos.

Bueno, yo ya no lo necesito, he aprendido que la vida por sí sola, sin mis


dramas personales, es lo suficientemente intensa en el buen sentido de la
palabra, y con experimentarla me siento satisfecha.

Pensar, sentir y actuar


Y curiosamente sentimos mucho, pero al no expresarlo y bloquearlo, nos
fugamos a nuestros pensamientos, pensando en exceso. Otra opción es
que por no querer sentir te la vivas actuando, y que por no pensar te la
vivas en el drama. Lo importante aquí es que te des permiso de sentir,
para después pensar sobre eso que sientes y pasar a la acción.
Otra fórmula es que identifiques tus pensamientos y te preguntes
realmente qué sientes al respecto, y después pases a la acción. Y
finalmente, actuar antes de pensar y sentir cuando la urgencia te lleva a
hacerlo, cuando realmente tienes que sobrevivir o hacer algo por
defenderte.

Lo importante es que mantengas un equilibrio entre estas tres áreas, y


que si observas que actúas más de lo que piensas o piensas más de lo que
sientes, y sientes más de lo que actúas, rectifiques tu camino y empieces a
hacer más de lo que haces menos.

Autocuidado y cuidado de los demás


Este punto es parecido al de “dar y recibir”, pero va un poco más allá en
cuanto a que no solo das tu tiempo o tu esfuerzo, sino que te descuidas a
ti mismo por estar al pendiente de todo lo demás, inclusive puede ser por
estar al pendiente del trabajo o de la diversión.

El autocuidado implica que te haces responsable de mantener tu cuerpo


físico, emocional, mental y espiritual en óptimas condiciones. Y de
nuevo, sabemos muy bien lo que implica cuidar nuestro cuerpo físico (y
aún así lo descuidamos bastante), ¿pero qué tal de cuidar nuestras
emociones, mente y espíritu? ¿qué tanto te cuidas en estas otras áreas?

Cuidar tus emociones es saber qué situaciones te alteran y poner límites.


Cuidar tu mente es saber qué tipo de información es chatarra y evitarla,
como lo son las noticias y los chismes. Cuidar tu espíritu es saber qué
alimento (como la naturaleza y el arte) te llenan, y procurarlo. Entre
otros.

Necesitas alimentar, nutrir y cuidar tanto tu cuerpo como todas las demás
áreas de tu ser, y de ésta forma ninguna de ellas llegará a avisarte que
necesita de tu atención.

Superyó, yo, ello


Sigmund Freud fue el autor de ésta propuesta en la que se dice que
dentro de cada uno de nosotros tenemos éstas tres fuerzas jalando cada
una para su lado. El superyó es la internalización de todas las reglas,
moral y los deberías bajo los cuales crecimos y creemos, puede ser
bastante punitivo y hacernos sentir culpables cuando seguimos nuestros
deseos o impulsos.

El ello es precisamente la pulsión de deseos e impulsos que nos lleva a


buscar el placer máximo en la vida a través de la experiencia directa. Y el
yo, es el que tiene que mediar entre estos dos y tomar la decisión. Desde
mi perspectiva, el yo es nuestra parte consciente que observa al superyó y
al ello desde arriba y toma la última decisión.

Por ejemplo, estás en una conferencia y tienes ganas de ir al baño. El


superyó te diría “jamás has de pararte al baño mientras que una persona
está hablando, si lo haces serás castigado”, mientras que el ello te dice
“hazte ahorita mismo aquí no importa lo que pase después” y el yo sería el
que tome la decisión pensando “me levantaré al baño guardando el
respeto por el presentador”.

La mayor parte de las veces en la ansiedad, le hacemos demasiado caso al


superyó y tenemos reprimido el ello, y es por eso que el ello se enoja y se
rebela y sale como una energía agresiva la cual es todavía más suprimida
y castigada por el superyó, haciéndonos sentir la mayor parte del tiempo
culpables. Por eso es importante que te ubiques desde tu consciencia que
es el yo, pongas en su lugar al superyó y empieces a escuchar un poco mas
al ello.

Vida terrestre y espiritual


Independientemente de tus creencias espirituales o religión, e inclusive,
de que te consideres ateo o no, es importante mantener un equilibrio
entre la vida terrestre y lo abstracto, etéreo o espiritual. Ciertamente yo
no podría concebir la vida sin un sentido más allá del simple existir por
existir, de la misma forma que no concibo al ser humano como una
simple red de neuronas y circuitos que funciona a través de estímulo y
respuesta.

Tampoco creo que la espiritualidad sea por una necesidad del ser humano
por darle explicación a lo que no lo tiene, sino que en realidad, como
seres humanos, somos algo más que un cuerpo con cerebro, y la vida es
algo que más que una secuencia de sucesos. Entiéndase vida espiritual en
ésta guía como el ver los sucesos desde una perspectiva más alta o mayor,
encontrar sentido y propósito a la existencia, descubrir la sincronicidad
de los sucesos y dejar de verlos como aleatorios, entender que todo lo que
sucede tiene un propósito, simplemente si así lo decidimos, y sobre todo,
que somos creadores de nuestra propia experiencia.

Y entiéndase vida terrestre como todo lo que atañe al cuerpo y al cerebro,


a los circuitos neuronales y nerviosos que recorren nuestro cuerpo, a las
necesidades físicas, al dinero, el trabajo y el uso de los recursos.

He observado que a las personas con ansiedad les puede llegar a agobiar
la vida terrestre, mientras que al mismo tiempo pueden experimentar un
“sin sentido” espiritual, aunque antes se hubieran considerado muy
espirituales o religiosos. Este “sin sentido” llega porque los síntomas de
la ansiedad elevada, como la despersonalización o irrealización,
literalmente nos separan de la experiencia, para protegernos del dolor, y
entonces la experiencia parece tan mundana y ácida que entonces sí, nos
sentimos meramente cables que responden a la ley de causa y efecto, nos
podemos sentir sin influencia sobre nuestra experiencia, y que los seres
humanos somos despreciables y la realidad que hemos creado también.

Y creo que esto nos sucede precisamente para que revaluemos el sentido
de nuestras vidas, la manera en la que vivimos la espiritualidad y nuestra
vida terrestre. Para que tengamos los pies en la tierra pero la mirada
puesta en el cielo, para que nos sintamos capaces de sobrevivir en ésta
jungla de cemento como muchos dicen, pero sin convertirnos en zombies
que caminan guiados solamente por sus instintos.

Me parece que es de suma importancia que recuperes el sentido de tu


existencia, que descubras el propósito que ésta ansiedad trae para ti, y
que al mismo tiempo veas que como ser humano, hay factores físicos,
emocionales y cognitivos que te la han generado, y que trabajes en las dos
áreas: la espiritual y la humana, para sanar.

En mi experiencia personal, mi vida humana normalmente es un reflejo


de mi vida espiritual, pero no por eso abandono los asuntos terrestres
embobándome en lo espiritual, sino que he llegado a conectar estos dos
mundos, viendo la influencia recíproca que tiene el uno con el otro. Te
recomiendo que empieces a redescubrir esta conexión, y que recuerdes
que al final del día tu conciencia no puede dejar de existir, ya que no es
materia, y aunque ahora viva en un cuerpo, después se seguirá
transformando.

Además, ésta conciencia está conectada con la sabiduría Universal que yo


concibo como divina, así es que en realidad, tu eres un ser divino con una
experiencia humana, y cuando logres unir estos dos puntos, volverás a
sentir esa paz que no parece estar en medio de los cables y neuronas de tu
cuerpo, pues están en tu espíritu, al que has de volver a aclamar.

TIP: cada vez que veas un árbol que te llame la atención, ve y abrázalo. Siente
su solidez, su fuerza y su estabilidad de estar conectado al suelo, conecta con
esa estabilidad tú mismo, aprópiate de ella, y de paso, escucha si el árbol te
quiere compartir algo de su infinita sabiduría.

Los desequilibrios están interconectados


Todos los desequilibrios están conectados, si pierdes el equilibrio en un
punto afectarás las otras áreas de tu vida, por lo mismo, si te equilibras en
un área, mejorarás también las demás.
Aquí te comparto como un desequilibrio se conecta con el otro:

Supongamos que eres sensible a lo que pasa en tu exterior pero no te das


permiso de contactar con esas emociones por miedo a experimentar
dolor, entonces escondes y reprimes lo que sientes aislándote
emocionalmente de los demás, sin embargo, necesitas conectar con las
personas por tu misma sensibilidad, entonces generas relaciones
codependientes donde eres muy susceptible o empático con lo que los
demás sienten, esto te hace ocuparte más de sus necesidades que de las
tuyas, cargar con sus sufrimientos, preocuparte más por lo que piensan
de ti que por lo que realmente quieres hacer, y lo siguiente es que te
enojas contigo y con los demás por no vivir tu vida como quieres, pero no
te permites contactar ese enojo porque no va con tu autoconcepto,
reprimiendo aún más esa energía, aumentando aún más la tensión, la
cual, quiere salir de tu cuerpo y lo hace a través de pensamientos
negativos y sensaciones desagradables, las cuales claro, te toman de
sorpresa, desorientándote y confundiéndote aún más.

¿La solución a éste embrollo? Empieza por reconocer y aceptar tus


emociones, canalízalas positivamente al exterior y ocúpate de ti mismo
olvidándote por un momento de lo que puedan pensar los demás de ti.

Recupera el equilibrio emocional


Hay que buscar el equilibrio en el movimiento y no en la quietud. Bruce Lee

En mi práctica como psicóloga he podido observar que en un 90% de los


casos de ansiedad las personas guardan enojos en su interior, esto es
porque no se dan permiso de sentir sus enojos, quizás por un temor a
perder el cariño de la otra persona o lastimarla al decirle lo que se siente,
o bien, porque en nuestro autoconcepto no entra el ser “enojón”.

Y como te explicaba con anterioridad, estos enojos se vuelcan contra ti o


después quieren salir con pensamientos agresivos, haciéndote sentir que
podrías perder el control y lastimarte a ti o a los demás. Por eso es
sumamente importante que escribas todo lo que te enoja (te explicaré en
la hoja de ejercicios) y que empieces a reconocer los momentos en los que
te enojas y tensas para que después practiques el expresarlos con
asertividad emocional.

Otra razón por la que generamos enojos en nuestro interior es porque al


estar más al pendiente de otros que de ti mismo, terminas descuidando
tus necesidades, o por preocuparte por lo que los demás puedan pensar
de ti, dejas de hacer o decir lo que sería congruente contigo mismo.
Es por esto mismo que al hacerte responsable de ti y de tus necesidades,
dejarás de acumular enojos hacia los demás. Recuerda que nadie es
responsable de tus acciones más que tu, y si estás enojado porque no
haces lo que quieres de tu vida o porque te has descuidado a ti mismo, es
tan sólo tu responsabilidad y de nadie más.

Al liberar los enojos que llevas acumulando dentro, seguramente


contactarás con la tristeza o dolor emocional que estaban detrás de ellos,
y aquí será muy importante que también te dejes sentir esa tristeza y
busques la manera de canalizarla al exterior, lo que es más efectivo, es
llorando. Por favor olvídate del temor a deprimirte si te dejas sentir
tristeza, pues es ese temor el que te hace poner la barrera, generándote
enojo y con esto ansiedad.

Una vez que te desahogues de verdad y que liberes las emociones de


enojo y tristeza, probablemente entres en una etapa de cansancio o
agotamiento, de nuevo, por favor, no te asustes, es normal y necesario
para recuperar la energía, es en esos momentos en los que te consentirás
y cuidarás, manteniendo actividades tranquilas y de placer para ti.

Pasando éste proceso, verás que recuperas tu equilibrio emocional, para


entonces dedicarte a sentir en qué momentos del día empiezas a generar
emociones y no dejar pasar más tiempo en canalizarlas de alguna forma
fuera de tu cuerpo.

Sanando a tu niño interior

En ésta parte de recuperar el equilibrio en tu vida, será necesario que


viajes un poco al pasado y sanes a tu niño interior, ya que fue tu niño
interior el que probablemente se vio lastimado o herido y que a partir de
ahí activaste estas estrategias de ocultar tus emociones y vivir alerta.

Para sanar a tu niño interior te propondré un par de ejercicios, pero lo


más importante es que actives dentro de ti una actitud de ser tu propio
papá y tu propia mamá, para que empieces a ocuparte de tus propias
necesidades y te responsabilices de ti mismo. Al hacerlo, verás que se te
hará más fácil asumir que eres adulto y sentirte fuerte, lo cual te
permitirá enfrentarte a los miedos y retos que te estén agobiando.

Si no sanas a tu niño interior, probablemente te ponga él te ponga el pie


durante el proceso y no te permita tomar esta responsabilidad, con lo cual
perderás fortaleza, autoconfianza y valentía, necesarias para enfrentar los
miedos que te están limitando. Así es que has de estar dispuesto a crecer,
a ser el adulto que ya eres, aprendiendo a sanar y convivir con tu niño
interior.
Normalmente es tu niño interior el que recibe las ganancias secundarias
que identificaste en el ejercicio de ventajas y desventajas, y sí hay que
proveerle de esas ganancias pero de una forma sana y positiva.

TIP: Abre tu memoria y haz una lista de todo lo que sí recibiste de niño, lo más
objetivo que puedas, e intenta sanar a tu niño interno recordándole el amor
que sí recibió.

El autocuidado es fundamental

Quisiera reforzarte la importancia del autocuidado en éste paso, el cual va


desde cortarte las uñas, hasta no permitirte saltarte algún alimento. Si
tienes dificultades para tragar o pasar los alimentos, puedes buscar algún
suplemento que vienen en forma de licuados, pero es muy importante
que aumentes la atención en tu autocuidado.

En éste paso también entran las terapias alternativas que ciertamente


ayudan demasiado a equilibrar tu cuerpo y tus emociones. Te
recomiendo que busques alguien cerca de ti que haga alguna de las
siguientes terapias: acupuntura, quiropráctica, homeopatía, flores de
bach, osteopatía, masajes terapéuticos, fitoterapia y otros que tú
conozcas.

Imagínate, si ayudas a tu cuerpo, tus emociones, tu mente y tu ser en la


mayor cantidad de sentidos posibles, tu recuperación será mucho más
rápida y efectiva. Siempre he pensado que para relajar el músculo es
necesario hacer dos cosas: aflojarlo desde fuera, y aflojarlo desde dentro.
Podrás practicar las relajaciones que preparé para ti, las cuales relajan al
músculo desde dentro, pero si te das un buen masaje, una vez por
semana, los resultados serán mucho mejores.

Por favor no dejes pasar más tiempo y éste mismo día o semana ocúpate
de lo que has venido aplazando que represente autocuidado para ti,
quizás es ir al dentista, cortarte el cabello, ponerte una mascarilla o
hacerte los análisis, lo que sea importante para ti.

Aumenta tu autoestima

El autocuidado viene cuando te amas lo suficiente como para hacerte tu


prioridad y evitar descuidarte. Y para amarte lo suficiente, necesitas
conocerte y aceptar esa persona que eres, pero no la persona que crees
que eres (trastornada, enferma, aprehensiva) sino la que en realidad eres:
sensible y humana.
Si sientes que no te amas lo suficiente, te recomiendo que empieces por
aceptar quien crees que eres ahora, con todo el paquete incluido, y si no
te gusta lo que encuentras, trabajes en ti mismo y en ti misma para
desaprender eso que no te gusta y dejar salir a quien realmente eres.
Comienza por encontrar tus atributos positivos, lo que sí te gusta de ti,
tanto de tu personalidad como físicamente, háblate bonito y acepta quien
eres.

TIP: todos los días al despertar, vete en el espejo y mándate un besito, y si


puedes, encuentra un piropo por decirte.

¿De qué forma vas en contra tuya?

Una forma de descuidarnos es cuando vamos en nuestra propia contra, y


en lo personal he visto que la ansiedad casi siempre nos viene a avisar que
estamos haciendo esto y que es momento de convertirnos en nuestros
mejores aliados, en nuestros inversionistas personales y porristas de
primera fila.

Normalmente vas en contra tuya cuando:

• Te hablas ofensivamente, criticándote, presionándote y juzgándote


• Te quedas callado cuando lo que vas a decir es importante para ti
• Aceptas hacer cosas que no quieres, ir a donde no quieres, dar tu
tiempo en lo que no te interesa
• Abandonas tus sueños y proyectos porque otras personas te
desanimaron o por falta de fe en ti mismo
• Dejas de pedir lo que necesitas para estar bien
• Haces caso omiso de tus necesidades físicas básicas (estirarte, ir al
baño, tomar agua, ponerte una chamarra, etcétera)
• Sigues presente en situaciones, lugares o con personas que te están
generando tensión y malestar

Pregúntate de qué otras formas vas en contra tuya y cuando te ubiques en


uno de esos momentos, recuerda que tu eres tu mejor compañía y la
única persona que realmente puede hacer algo por ti para ayudarte, deja
de esperar que los demás se den cuenta o que lo hagan por ti,
simplemente párate y hazlo y verás que la ansiedad disminuye
impresionantemente.

TIP: escríbete una carta a ti mismo y a ti misma donde te hablas como si


fueras la persona que más te ama en la vida, recomendándote qué hacer en
este momento de tu vida, y cómo hacerle para dejar de ir en contra tuya.
Reflexión del paso 2
Responde las siguientes preguntas:

¿Qué voy a hacer a partir de ahora para demostrarme que me amo?

¿Qué voy a hacer para mantener mi equilibrio emocional?

¿Qué límites necesito poner a los demás para cuidarme más a mi mismo?

¿Cómo me voy a proteger a mi mismo?

¿Cuál puede ser el propósito positivo de la ansiedad en mi vida?

¿Cuál es el propósito de las cosas negativas en mi vida? 



Estás a salvo,
tu eres tu mejor compañía
aprende a cuidarte
date un abrazo;
siente lo que es amarte.

Tercer paso: Ubícate en la realidad
Dejamos de estar en la realidad cuando la interpretamos con nuestras
creencias equivocadas. Fabiola Cuevas

Esta es una de las partes más importantes de la guía. Realmente cuando


yo empecé el proyecto de desansiedad fue con la idea de transmitir de una
manera sencilla lo que aprendí y apliqué sobre la psicología cognitiva, lo
cual fue fundamental para mi recuperación de la ansiedad. Y de esto se
trata éste paso; de aprender a pensar correctamente, de saber usar tu
mente a tu favor y modificar las creencias que te impiden ser feliz.

¿Por qué no pensamos correcto?

Bueno, porque tenemos algo que se llama percepción, que es la manera


en la que cada individuo experimenta la realidad a través de sus sentidos,
para después interpretar ésta realidad. La principal evolución del ser
humano, la cual nos diferencia de otras especies de animales, es la
capacidad de procesar, interpretar y seleccionar la información, llegando
con esto a conclusiones, teorías o leyes bajo las cuales nos comportamos y
nos sentimos.

Cuando tenemos una interpretación equivocada de la realidad, es muy


probable que nos sintamos mal, creyendo algo que no es, pero al creerlo,
esa es la realidad que vivimos. De ahí todo el nuevo movimiento que dice
“tu creas tu realidad”, y si, en realidad según sea tu manera de pensar,
será tu realidad. Por eso, si hoy tienes ansiedad o depresión, ten por
seguro que estás interpretando equivocadamente la realidad.

Lo bueno es que desde la filosofía y la psicología cognitiva, tenemos


varios lineamientos que nos indican cuándo un pensamiento va de
acuerdo a la realidad y cuándo no, y lo que aprenderás en éste paso es a
diferenciar tus pensamientos reales de los mentirosos, para poder debatir
con ellos y regresar a ubicarte en la realidad, ahí donde los fantasmas del
pasado o los monstruos del futuro no existen.

Para lograr con éxito éste paso es sumamente importante que te atrevas a
considerar que puedes estar equivocado, y que te abras a nuevas
posibilidades, aceptando que si hoy te sientes mal no es porque estés
enfermo o tengas algún defecto, sino porque no has aprendido a
interpretar la realidad de manera correcta, y por favor, no te culpes, muy
pocos de nosotros lo hacemos, nuestras familias y la sociedad en general
tienen una manera de pensar un tanto peculiar que nos hace daño.

Además, recuerda que si por alguna razón evitas el sufrimiento y sentir


tus emociones, significa que te encanta vivir en tus pensamientos, y por lo
mismo, te ha costado trabajo considerar que puedes estar equivocado,
pero aquí es donde es momento de aplicar tu alta inteligencia para
realmente pensar y razonar, en lugar de por tus pensamientos dejarte
llevar.

Por otro lado, si en algún momento tu vida fue fuente de tensión o estrés
directo en su momento presente, seguramente aprendiste a fugarte al
futuro o al pasado, negando o evitando la realidad para dejar de sufrir.
Así es que otra forma de pensar mentiras es cuando nos vamos al pasado
o al futuro, normalmente si nos vamos al pasado tendemos a la depresión
recordando las partes negativas, y si nos vamos al futuro tendemos a la
ansiedad, imaginando los peores escenarios. Por esto mismo en éste
paso aprenderás un poco más sobre cómo vivir en el presente.

Modelo ABC - DE

El modelo ABC fue creado por Albert Ellis, uno de mis psicólogos
maestros favoritos, quien esquematizó una realidad: los acontecimientos
(A) son interpretados a través de nuestros pensamientos (B) (belief en
inglés) y a partir de ésta interpretación son nuestras consecuencias (C) a
nivel emocional, físico y conductual.

Para la recuperación lo que hay que hacer es debatir (D) con los
pensamientos utilizando métodos como el diálogo socrático, la
investigación o la búsqueda de pruebas en la realidad, para generar un
efecto (E) diferente la próxima vez que nos topamos con esos
acontecimientos, modificando con esto nuestra filosofía de vida, de tal
forma que nos provee de bienestar en lugar de sufrimiento emocional.

En palabras más prácticas esto significa que es nuestra manera de


interpretar la realidad la que nos hace actuar y sentirnos de cierta forma,
y cuando aprendemos a debatir con las interpretaciones que hacemos,
inmediatamente obtenemos un resultado diferente en nuestro sentir y en
nuestro actuar.

La interpretación que hacemos de la realidad no solamente viene en


forma de pensamientos, también puede venir en forma de imágenes o
escenas en nuestra mente. Así es que identifica tanto pensamientos como
imágenes a la hora de interpretar la realidad o adelantarte a ella.

Por eso insisto tanto que te vuelvas como un científico y que antes de dar
por hecho las creencias que tienes sobre cómo funcionas tu, los demás o
la realidad, realices la investigación correspondiente.

Círculo vicioso del ABC hacia el pánico

En la ansiedad nos perdemos en un círculo vicioso en el que las


consecuencias de nuestros pensamientos son negativos y estas
consecuencias físicas y emocionales las volvemos a interpretar
negativamente, generándonos consecuencias más desagradables, con lo
cual concluimos que nuestro pensamiento negativo era correcto, sin
darnos cuenta que fuimos nosotros mismos los que generamos esa
realidad.

Por ejemplo:
(A) empiezas a sentir un hormigueo
(B) piensas “¿qué me está pasando? Esto no es normal”
(C) sientes miedo, aumentas tu atención al hormigueo, tensas el cuerpo
(B) vuelves a pensar “seguro algo malo sí me está pasando” (porque te
sentiste mal de pensar lo primero).
(C) aumenta tu ritmo cardíaco, empiezas a sudar, te obsesionas más con
esto

Y así sigue el círculo vicioso entre consecuencias y pensamientos, hasta


que nos generamos el ataque de pánico, y al final pensamos “si me pasó
algo grave, estoy en peligro, debo de tener más cuidado, evitar tales o
cuales situaciones, etcétera”.

Y la realidad es que no son las situaciones ni las personas las que te


generaron ese ataque, tampoco estuviste en peligro y tampoco tienes que
estar más alerta, al contrario, necesitas bajar la guardia, dejar salir la
tensión, fijarte nada más en el primer síntoma y regresar a la realidad.

Pero como puedes ver, perdemos de vista la realidad (A) en el momento


que nos obsesionamos con las consecuencias y con los pensamientos. Por
eso será importante que descubras a (A) tal y como es, la realidad, sin
juicios, sin interpretaciones, sin adelantarte al futuro.

TIP: para terminar con éste círculo vicioso practica el responder en lugar de
reaccionar. Esta es una habilidad de la meditación y consiste en observar lo
que estás sintiendo y elegir la respuesta, en lugar de seguirte como coche en
automático hacia la reacción. Elige que tu respuesta sea observar y dejar pasar
el síntoma o el pensamiento.

¿Cómo saber si tus interpretaciones de la realidad son


correctas?

Tenemos ciertos lineamientos que nos ayudan a descubrir y


desenmascarar a los pensamientos mentirosos, y cuando descubras que
tienes un pensamiento que encaja con estos puntos, no te quedará más
que dejar de creer en él, actuando en correspondencia al hecho de que es
una mentira.

Por ejemplo, cuando descubrí que mi pensamiento “me estoy volviendo


loca” era una mentira, me forcé a actuar de tal forma que demostrara que
no creyera eso, retomando actividades laborales y saliendo a la calle a
convivir con otras personas.

De esta forma volví a descubrir la realidad; al vivir en ella.

Y pude desmentir ese pensamiento porque no habían pruebas que


realmente demostraran que me estaba volviendo loca, más que lo estaba
pensando, me estaba etiquetando, adelantando al futuro y dramatizando
lo que sentía, magnificando mis emociones y razonando emocionalmente.
Si, todo eso, en un solo pensamiento.

El problema es que no cuestionamos nuestros pensamientos y esto nos


hace seguir alejándonos de la realidad, comprobando de cierta forma
inconsciente que estos pensamientos son reales, aunque no lo sean.

Entonces, a continuación te comparto las formas mas comunes de


distorsionar la realidad con algunos ejemplos y un lineamiento de cómo
debatirlo. Sé que aprender y entender estas distorsiones a muchas
personas les puede parecer aburrido, en realidad, esto es una defensa de
tu ego o de tus creencias contraproducentes que no quieren que cambies,
pues en aprender a encontrar estas distorsiones en tu pensamiento,
definitivamente lo dejará sin armas y sin argumentos, por eso es que a tu
mente no le conviene.

Te irás dando cuenta que podemos utilizar varias de estas distorsiones al


mismo tiempo, que una puede llevar a la otra y que entre ellas se ayudan
para convencerte de las mentiras.

De ahí surge la importancia de aprenderlos y dominarlos aún más. Así es


que te platicaré sobre cada uno de ellos a continuación.
Pensar en función de extremos
(todo o nada, siempre o nunca, todos o nadie)

• Definición: Pensar en términos de blanco y negro sin ver los


matices de la realidad
• Ejemplo: Nunca me irá bien, todos me critican, nadie me querrá,
nunca dejaré de trabajar
• Cómo debatirlo: Encuentra la excepción a la regla

Cuando tienes un pensamiento que empieza o contiene algunas de las


palabras “todo, nada, siempre, nunca, jamás, todos, nadie”, significa que
no estás en la realidad porque no estás viendo la totalidad de los eventos,
de las personas, de tu pasado o de las circunstancias. Por ejemplo, decir
que todo tu cuerpo te duele, es una mentira, pues seguramente tu dedo
chiquito del pie izquierdo está tranquilo, o tu hígado, el cual quizás no
sientes aún, también lo está.

Pensar en extremos es irracional pues normalmente existe la excepción a


la regla, pero cuando tenemos creencias de este tipo, nuestra percepción
hace que activemos los sesgos de atención, percepción y memoria para
que no encontremos el ejemplo que demostraría lo contrario. De ahí que
la mejor manera de debatirlo es encontrando la excepción a la regla, te
recomiendo que si ya das por hecho que tu pasado siempre fue de tal
forma, que tu pareja siempre es de otra forma, que tus papas nunca
hicieron tal cosa por ti… revises bien, abras tu percepción, y encuentres
aunque sea un ejemplo, para cambiar tu neurolingüística a frases que
utilicen las palabras “a veces, normalmente, comúnmente, quizás, puede
ser, puede no ser”.

Generalización excesiva

• Definición: A partir de un hecho aislado concluyes que así serán


todas las veces
• Ejemplo: Todas las mujeres son unas desgraciadas
• Cómo debatirlo: Déjate sorprender por la vez que no sucede lo que
crees

Esta es una de las herramientas que contamos mentalmente para


protegernos de sufrir daños en un futuro, una vez que lo sufrimos en el
pasado. Por ejemplo, te subes al elevador y te da una crisis de nervio ahí,
y entonces piensas “los elevadores me generan malestar”, generalizas que
todos los elevadores te generarán malestar.
Es igual que cuando tienes una experiencia negativa con alguna persona,
algún servicio de una empresa, alguna ciudad, estilo de música… ¡lo que
sea! Cualquier cosa negativa que experimentes la puedes
equivocadamente generalizar, quitándote la oportunidad de redescubrir
nuevas experiencias que demuestren lo contrario.

En la ansiedad hacemos generalizaciones cuando pensamos que porque


sucedió algo negativo así será siempre. Por eso es importante que hagas
uso de porcentajes, medidas y ejemplos para desmentir a tu mente
cuando esté generalizando.

Descartar lo positivo o filtro mental

• Definición: Filtras lo positivo y crees que la realidad es sólo lo


negativo
• Ejemplo: Me arruinaste el día
• Cómo debatirlo: Ampliar la atención y percepción a toda la realidad

Ésta distorsión también es muy común en la ansiedad (en realidad la


mayoría). Consiste en dejar de ver la realidad total y enfocarte en lo
negativo, descartando lo positivo. De ahí que un día que pudo haber sido
bonito para ti, se nulifica porque durante 10 minutos en la mañana te
sentiste mal. Entonces en ese momento filtras que en realidad amaneciste
sintiéndote bien, que la comida te supo rica, que recibiste una palabra de
aliento de un ser querido, y te vas a dormir pensando “qué mal día tuve”.

En este ejemplo también funcionaría mucho preguntarte en qué


porcentaje del día te sentiste mal, y en cuál bien, utilizando una medida
del 1 al 100, y entonces quizás te des cuenta que fue un 30% en lugar del
100% que tu estabas concluyendo.

Para dejar de filtrar lo positivo una de las mejores herramientas es el


agradecimiento y mindfulness, en el que le das el peso a cada cosa, tanto
a lo negativo como lo positivo, abriendo tu atención a descubrir ambas
por igual.

Lectura del pensamiento

• Definición: Estás seguro de lo que las otras personas piensan sobre


ti
• Ejemplo: Seguro ya le caí mal
• Cómo debatirlo: Preguntarle al otro lo que está pensando
Esta es la distorsión por excelencia de nosotras las mujeres. Nos creemos
brujas con un tercer ojo capaz de leer el pensamiento de los demás. Cabe
aclarar que en lo personal sí creo en la telepatía y en la intuición como
habilidades innatas que podemos desarrollar para percibir lo que la otra
persona está pensando. Pero, en el caso de la ansiedad, leemos el
pensamiento a partir de nuestros miedos, interpretaciones, percepciones
equivocadas y sobre todo, proyecciones.

Cuando es por telepatía o intuición, éste fenómeno se da con cierta paz y


claridad mental, pero cuando es lectura del pensamiento, normalmente
nos aturde y mortifica, y realmente, aunque tuvieras el poder de ser
telépata, te recomendaría lo mismo: antes de llegar a conclusiones
equivocadas, pregúntale al otro lo que está pensando, sobre todo, si crees
que lo que está pensando es un juicio, crítica o rechazo hacia tu persona.

En la ansiedad normalmente pensamos que las otras personas se darán


cuenta de lo mal que nos sentimos, eso por sí solo empieza a generarnos
malestar e incomodidad, para después pensar “seguro ya se está dando
cuenta, qué va a pensar de mi”. Como verás, leemos el pensamiento
cuando buscamos la aprobación de los demás, así es que para vivir sin
este tipo de distorsión, tendrás que hacer tres cosas: olvidarte de las
opiniones que los demás puedan tener sobre ti, dejarte ver tal y como
eres, y preguntar cuando en realidad quieres saber.

Adivinación del futuro

• Definición: Estás seguro de lo que pasará en el futuro


• Ejemplo: Si salgo me sentiré mal
• Cómo debatirlo: Avanzar, probar y dejarse sorprender

Esta es otra habilidad que tenemos las personas ansiosas que nos
creemos brujos, la de adivinar el futuro. En lo personal no creo que
tengamos la capacidad de adivinar el futuro, más si tenemos el poder de
crearlo a través de nuestras visualizaciones positivas, como con el poder
de las conductas autoconfirmatorias que verás más adelante.

Es un poder que no hemos sabido utilizar, el de determinar nuestro


futuro, y desgracidamente a veces lo utilizamos hacia lo negativo, sobre
todo en la ansiedad, cuando piensas que si haces tal cosa seguramente te
sentirás mal, o que si vas a tal lugar serás rechazado, o que en medio de la
conferencia te dará un ataque de pánico. ¿Por qué estás tan seguro de lo
que va a pasar en el futuro? Claro, porque te dedicas a comprobarlo.
Lo importante aquí es que te dejes sorprender, que vayas paso a paso
viviendo el presente, absorbiendo la información del momento, haciendo
lo mejor que puedes en cada segundo, sin adelantarte al que sigue. Sólo
se vale adelantarte cuando conscientemente te pones a visualizar lo que sí
quieres que suceda.

Magnificación

• Definición: Aumentar de proporción los hechos


• Ejemplo: Es lo peor que me ha pasado desde que nací
• Cómo debatirlo: Ver los hechos tal y como son, preguntar a otros

La magnificación funciona gracias a la intensidad de nuestras emociones


y de nuestras personalidades. Mientras más intenso te consideres, más
probabilidades hay de que estés magnificando tu experiencia. Realmente
es difícil darse cuenta cuando se está magnificando, ya que así lo sientes,
así lo vives; intenso, doloroso, como lo peor que te ha pasado en la vida.

Quizás acabas de tener una crisis de ansiedad, la cual fue muy parecida a
las demás e inclusive en menor intensidad, pero al terminar tu lo vivirás
como si hubiera sido la peor de todas. Esto se debe a que magnificas las
experiencias en base a tus emociones y a tus filtros mentales. Así es que
para dejar de magnificar será importante que empieces a evaluar con
números, del 1 al 10, la mayoría de las situaciones dramáticas que
experimentas, para ver si realmente fueron tan dolorosas como las estás
viendo.
Recuerdo que durante el embarazo tuve un día en el que casi me desmayo
mientras esperaba que me dieran comida para llevar en una fondita,
estaba en medio de una señora que parecía hecha de azúcar por su
ternura, y de un señor alto y fornido con cara de “yo protejo a todos”,
además, frente a mi estaba Socorrito, la dueña de la fondita a la cual
conozco desde hace mucho. Por un momento el calor de las hoyas me
invadió, dejé de sentir mis piernas y la vista se me nubló, agarré del brazo
a la señora de mi derecha y lo único que le dije es “estoy embarazada, me
desmayo” (se me veía poco la pancita).

Paso seguido me sentaron y tenía la atención de Socorrito, el señor y la


señora, y en menos de 2 minutos, recuperé la vista y el color.

En la noche, esta experiencia ya se había convertido en “hoy me desmayé,


qué peligroso, ya no puedo salir sola a la calle, ¿qué tal que me vuelve a
dar?” Mientras que me hundía de miedo en mi cama.

Lo que podemos ver con mi ejemplo es que ni estaba sola, ni estaba


desprotegida, ni me desmayé ni fue tan espantoso en su momento como
lo estaba reinterpretando después. Y así sucede a veces con las crisis de
ansiedad o con los momentos difíciles, los cuales en realidad no son tan
fuertes pero los vivimos como tal. Así es que lo que hice fue repasar la
vivencia e ir poniendo números de intensidad del 1 al 10 y me di cuenta
que en realidad fue un 6, cuando lo estaba interpretando en un 9 o 10.

La otra estrategia que funciona para dejar de magnificar es preguntarle la


opinión a los demás, se que al principio te sentirás que no son empáticos,
que no entienden y que por eso no ven la gravedad, bueno, esa es la
primera señal que indica que quizás estás magnificando.

Minimización

• Definición: Disminuir de proporción los hechos


• Ejemplo: Llevo 1 mes con ronchas, seguro no es nada
• Cómo debatirlo: Ver los hechos tal y como son, preguntar a otros

La minimización es negar o dejar de ver el valor, significado y peso de las


situaciones, síntomas o eventos de nuestra vida. Durante la ansiedad
normalmente minimizamos las cosas positivas o momentos agradables.
Por ejemplo, pensar que porque tuviste una recaída nunca podrás volver
a salir de la ansiedad, dejando de ver todo el avance que has tenido y que
la recaída no fue igual que las anteriores.

Puedes minimizar también el hecho de que te sentiste en paz en un


momento del día y pensar que fue casualidad o algo sin importancia,
mientras que si te sentiste mal, entonces si le enfocas toda tu atención.

Pero también minimizamos lo negativo, por ejemplo, sería irracional


pensar que el que te golpearan y fueras sexualmente violado durante toda
tu infancia no tenga relación con tus problemas emocionales actuales,
claramente, ahí estarías minimizando para evitar contactar con el dolor
de la experiencia.

O también podemos llevar 1 mes con ronchas en la piel, sudoración


repentino y pensar “seguro fueron las enchiladas que me comí hace tres
semanas, no ha de ser nada”. Y no hacerle caso así a los avisos de nuestro
cuerpo.

Entonces date cuenta cuando minimizas lo positivo, así como los avisos
de tu cuerpo o los sucesos en tu vida. Y aquí, si tiendes a magnificar, no
te vayas a ir a ese extremo, simplemente dale el valor que tiene cada cosa
por lo que es y ponle la atención que se merece, tanto lo positivo, como lo
negativo.
Deberías

• Definición: Exigencias puestas en uno mismo o los demás


• Ejemplo: Debería de sentirme bien
• Cómo debatirlo: Cambiar por “elijo, quiero” o eliminarlos

Los deberías, qué gran tema. Por mucho tiempo nuestra sociedad se ha
regido por “el deber ser”, y metafísicamente hablando se sabe que fue una
era necesaria por la que nuestros padres o abuelos tuvieron que pasar
para generar lo que hoy ha estado dando frutos, sin embargo, las nuevas
generaciones, y algunos más despiertos de las pasadas, no toleran vivir
bajo los “deberías” y con mucha razón, pues en la vida no se debe, se elije
y se quiere.

¿O acaso tienes un hacendado con escopeta persiguiéndote todo el día? ¿o


será Dios el que tu crees que te ha puesto tantos requisitos? ¿es tu jefe la
persona más importante del mundo al que no le debes fallar? ¿la
compañía a la que trabajas? ¿tu misma familia?

Recuerda que aquello que elijas hacer, ha de ser por amor y no por miedo,
y cuando actúas en base a los “deberías” estás actuando por miedo, pues
significa que de no hacerlo, recibirías algún especie de castigo. Es por eso
que cuando sentimos que no cumplimos con nuestro deber como hijos,
pareja, padres, empleados, ciudadanos o hijos de Dios, nos sentimos
culpables.

La culpa, es de las emociones más dañinas que existen, es una distorsión


que no nos permite avanzar, no nos da opciones de salida, simplemente
nos da una sensación de castigo interno de la cual es difícil escapar pues
proviene de nuestro increíble amigo el superyó.

Así es que en verdad, de todo corazón, olvídate de los deberías que tienes
autoimpuestos o que sientes que otras personas te imponen, tu no debes
de nada (y aquí si me permito decir nada), aunque en realidad, sí hay una
excepción, tu no debes de nada, más que de ser feliz.

Como dice Odin Dupeyron en su monólogo de “a vivir” (altamente


recomendable) “yo no debo de nada, elijo!” mientras que le estaban
diciendo que debía de pagar algo que en este momento no recuerdo si era
el gas o la renta.

Los deberías generan ansiedad pues te llenan de presión mental y


emocional, y algunos de ellos son “debo de sentirme bien, no debo de
mostrarme débil, debo de ser exitoso, debo de traer comida a la casa,
debo de demostrarle a mis papas que sirvió la universidad, debo de evitar
el rechazo…” etcétera.

Olvídate de los deberías, y verás que serás mucho más feliz de lo que
imaginabas, y eso no significa que te vuelvas rebelde ni nada por el estilo,
significa que serás libre.

Poner etiquetas

• Definición: Dar por hecho que uno mismo o los demás son de cierta
forma a partir de su comportamiento
• Ejemplo: Soy un incompetente, eres un malagradecido
• Cómo debatirlo: Hablar del comportamiento, del presente y no de
la forma de ser

Las etiquetas también nos llenan de presión, pero sobre todo, nos limitan
nuestra expresión libre y espontánea. Estamos acostumbrados como
seres humanos a delimitar las cosas para poder entenderlas y predecir sus
respuestas, para sentirnos a salvo de que entendemos que “así es”. Y lo
mismo hacemos con nosotros y con los demás.

Preferimos pensar que “así soy” o “así eres”, que aventurarnos en el


increíble viaje de autodefinirnos y redescubrirnos a cada momento. Cada
vez que dices la palabra “soy o eres”, seguramente estás poniendo una
etiqueta, y habría que analizar qué tanto bien nos hace creer en ellas o no,
porque si no nos hace bien, entonces hemos de írnoslas despegando de
nuestra psique.

Algunas etiquetas que no nos permiten sanar de la ansiedad son las de “es
que soy…complicado, aprehensivo, controlador, ansioso, depresivo,
oscuro, dramático, insaciable, inseguro, miedoso”.

Y una cosa es que has aprendido a actuar de esa forma, y otra cosa es que
así seas. Realmente no creo que puedas ser ninguna de estas u otras
etiquetas negativas, pues en su mayoría son comportamientos que
aprendiste a hacer para protegerte, y los has confundido con tu esencia.
En esencia tan sólo somos amor, alegría, curiosidad quizás… pero la
mayoría de lo que creemos que somos, lo aprendimos a ser, y por lo
mismo, lo podemos desaprender.

Por otro lado, poner etiquetas a los demás también nos puede generar
mucho malestar, confundimos sus comportamientos con su esencia y con
su verdadero ser, y los juzgamos de antemano y los limitamos a ser
diferentes, y cuando lo son, lo sesgamos con nuestro sesgo de atención y
seguimos confirmando que es como creemos o más bien, como queremos
que sea.

Ponemos esas etiquetas a los demás para nuestra propia conveniencia,


para darnos permiso de seguir enojados con ellos, de guardar rencor, de
alejarnos o de sufrir por ellos, claro, para no asumir nuestra propia
responsabilidad.

Así es que separa comportamientos del ser, tanto tuyos como los de los
demás, y atrévete a mirarte a ti y a los demás como si fuera la primera vez
que abres los ojos a este mundo.

Autoinculpación y culpar a los demás

• Definición: Creer que uno o el otro es el único culpable de lo que


sucede
• Ejemplo: Merezco éste mal, es por mi culpa o fui víctima de sus
injusticias
• Cómo debatirlo: Reconocer la responsabilidad del otro y la tuya

Como ya te platiqué previamente, la culpa nos hace mucho daño. Cuando


tu te culpas de algo, significa que estás asumiendo el 100% de
responsabilidad sobre algo que sucedió, y cuando culpas a alguien más, le
estás dando tu parte de responsabilidad haciéndolo culpable de todo. Al
hacer esto, necesariamente habrá alguien que saldrá castigado, o tu, o los
demás.

A los demás normalmente los castigas con tu enojo reprimido, el cual se


acaba volteando hacia ti, y a ti mismo te castigas privándote del placer, de
la alegría, e inclusive, generándote enfermedades físicas y emocionales.

Recuerda que en ésta vida, al estar en comunidad con otras personas,


compartimos la responsabilidad, aunque sea 1% de la totalidad, pero sería
irracional creer que alguien carga con el 100% de responsabilidad sobre
algo.

Sé que este tema es difícil, pues quizás puedas pensar “pero ¿qué hay de
un asesino? Sería 100% responsable de su acto”, pero, yo te diría que esa
responsabilidad es compartida con el gobierno, con la sociedad y con su
familia, ya que el que exista una persona con tal déficit en su
personalidad, significa que viene acarreando situaciones genéticas y
sociales de las cuales no podríamos llevar una cuenta, y no sabría qué tan
consciente fue de la decisión que tomó en su momento como para decir
que fue nada más su culpa.
Sin embargo, las decisiones que tomamos sobre nosotros mismos, si me
atrevo a decir que son exclusivamente nuestra responsabilidad, pero no
porque algo salga mal, significa que tenemos que culparnos.

Lo importante con este tema de las culpas, es que te olvides de la misma


palabra y de verte a ti o a los demás como culpables de algo, y que mejor
empieces a descubrir la responsabilidad, tuya y compartida con otros,
sobre los hechos y situaciones, para que al asumir tu parte y actuar en
consecuencia, puedas trascender esa situación.

Razonamiento emocional

• Definición: Llegar a conclusiones en base a tus emociones


• Ejemplo: Me siento angustiado, seguro algo malo va a pasar
• Cómo debatirlo: Aumentar la capacidad de lógica y raciocinio

El razonamiento emocional es algo increíble que hacemos, llegamos a


conclusiones en base a como nos sentimos. El problema es que muchas
veces, la manera en la que nos sentimos es producto de un pensamiento
previo negativo, del cual no nos percatamos, tan sólo percibimos lo que
sentimos, y a partir de eso llegamos a otra conclusión negativa y entonces
aumentamos nuestro sentimiento negativo.

Por ejemplo, pensar que porque te sientes mal, algo malo va a pasar, ahí
estás adivinando el futuro y razonando emocionalmente, otra es que
porque cuando estuviste con una persona te sentiste mal, esa persona te
genera malestar y debes evitarla. Estoy de acuerdo que hay personas que
te pueden activar malestar, pero será a partir de tus interpretaciones y
estilo de afrontamiento poco asertivo, y no la persona en sí.

Esta distorsión la hacemos mucho en la ansiedad pues concluimos a


partir del malestar que sentimos, y lo importante aquí será que no le
creas tanto a tu malestar y mejor observes a partir de qué fue que te
empezaste a sentir así, antes de razonar o concluir nuevas cosas.

Inferencias arbitrarias

• Definición: Llegar a conclusiones sin fundamentos, relacionando


hechos entre sí sin razón
• Ejemplo: La noche me da ansiedad
• Cómo debatirlo: Separar los hechos que no tienen relación entre sí

Esta es otra increíble irracionalidad que hacemos. Como lo dice su


nombre, inferimos de manera arbitraria que tal situación tiene relación
con otra, que va a suceder cierta cosa si hacemos tal cosa… en fin,
sacamos el pegamento interior y empezamos a usarlo sin medida,
creyendo que porque lo hemos pegado, así es.

Por ejemplo, pensar que nunca te vas a sanar porque eres de tez blanca,
sería algo totalmente irracional, pero tu lo infieres así porque… se te
ocurrió. O que si sales y ves una flor amarilla te sentirás mal, porque las
flores amarillas tienen el poder de hacerte sentir mal.

Las inferencias arbitrarias son parecidas al pensamiento mágico, en el


cual, sin bases o fundamentos científicos comprobables, concluyes y
relaciones cosas entre sí aleatoriamente y sin razón. Lo que ambas
tienen en común es que se basan en poca información o en datos
previamente incorrectos.

Una inferencia arbtiraria que hacemos comúnmente en la ansiedad es


pensar que porque sientes tal síntoma, quizás adormecimiento del brazo,
ya te va a dar un ataque al corazón, o porque empiezas a sentir
taquicardia, ya te va a dar el ataque de pánico. Aquí estás adivinando el
futuro, pero en base a una inferencia que no tiene fundamento. Te
apuesto que si en otro momento de tu vida, sin ansiedad, hubieras
sentido el brazo entumecido, habrás podido pensar “me excedí en el
gimnasio”.

Pero durante la ansiedad inferimos arbitrariamente varias cosas y lo


hacemos la mayor parte del día, así es que será importante que empieces
a descubrir la realidad basándote en hechos y no tanto en percepciones.

Tomarlo personal

• Definición: Considerar que el mundo gira alrededor de ti


• Ejemplo: Esta persona hizo eso porque llegué a la reunión
• Cómo debatirlo: Descifrar cuándo tiene que ver contigo y cuándo
no

El tomar las cosas de manera personal es algo que Miguel Ruíz en su libro
de los 4 acuerdos nos recomienda para ser más felices, y con mucha
razón. Cuando creemos que el mundo gira a nuestro alrededor, que las
demás personas hacen lo que hacen por nuestra existencia, cuando
creemos que lo que nos dicen va directamente para lastimarnos o cuando
una persona se va creemos que fue por nuestra culpa, lo estamos
tomando de manera personal.
Rara vez las cosas que hacen los demás tiene que ver contigo, esto es
porque cada quien tiene su visión de la vida y vive generalmente
proyectándose en los demás. Esto es, que vemos en los demás lo que
nosotros somos. Si estamos enojados, veremos a las personas que nos
rodean como personas amargadas, si estamos felices, los amargados nos
pasarán desapercibidos. De la misma forma, el que alguien te diga algo,
normalmente es su proyección, y tu misión es analizar si te hace sentido
eso que te dijo para tu propia mejora, pero si no te hace sentido, hacerlo a
un lado.

Así es que si alguien te rechaza o te abandona, por favor, no lo tomes


personal, no es tu culpa, tan sólo revisa si estás haciendo algo para
generarte esas situaciones, y confirmar que eres una persona rechazable o
abandonable, pues muchas veces nosotros mismos nos generamos estas
situaciones para seguir comprobando una verdad irracional para seguir
protegidos de no sufrir.

A veces me pasa en la página de Facebook de desansiedad, que recibo


aproximadamente 15 mensajes diarios, a los cuales me gusta dedicar el
tiempo para responder con calma, y realmente muchas veces no me doy
el tiempo de hacerlo pues estoy de mamá tiempo completo, y es curioso
ver que algunas personas se lo toman personal y responden mensajes
como “está bien, si no quiere responderme lo entiendo, no era mi
intención molestar”.

Ante esto lo que pienso es que ésta persona se lo está tomando persona,
atribuyéndose algo negativo sin saber mi historia detrás. ¿Cuántas veces
no haces esto tu también? ¿creer que las acciones de los demás tienen que
ver contigo? Como te digo, sería mejor preguntar antes de llegar a estas
conclusiones.

Pero después de hacer este trabajo de asumir tu responsabilidad sobre lo


que los demás hagan, dejen de hacer, digan o callen, separa sus acciones
de ti mismo, regrésales su propia responsabilidad sobre sus actos, y
evítate tomarlo personal.

Vivimos observando sombras que se mueven, y creemos que eso es la


realidad. José Saramago

¿Por qué los pensamientos mentirosos parecen reales?

Ahora, estarás de acuerdo conmigo que cuando tenemos alguno de estos


pensamientos, en el momento de verdad lo creemos y de cierta forma la
realidad te comprueba que es verdad ¿cierto? Esto es porque sin darnos
cuenta nosotros mismos generamos que suceda lo que no queremos que
suceda. Esto se llama profecías autorealizadas.

Al tener un pensamiento negativo, generamos las consecuencias a nivel


emocional y conductual, y estas conductas irán de acuerdo a ese
pensamiento, por lo que actuaremos de tal forma que generaremos la
realidad que en nuestra mente creamos. Te repito, nosotros somos los
creadores de nuestra propia realidad, pero no como un acto de magia
fallido, sino a través de nuestras acciones.

Pero…¿por qué habríamos de querer confirmar algo que nos hace mal?
Simplemente para tener la razón. Al cerebro no le interesa hacerte sentir
bien, sino que lo que piensa sobre la realidad, se siga viendo reflejado en
la realidad. Es una manera de sentirnos seguros en cuanto a que “tengo
razón en esto” aunque “esto” sea negativo y distorsionado.

¿Cómo logramos creer en una realidad que no es


cierta?

Entonces, por un lado con las profecías autorealizadas nos generamos la


realidad que estamos pensando, pero por el otro lado, en nuestra
percepción activamos ciertas estrategias para percibir de la realidad lo
que le conviene a nuestro cerebro. Estas estrategias son unas funciones
increíbles del cerebro que se llaman sesgos.

Los sesgos pueden ser de atención, de percepción y de memoria, y el


cerebro aprendió a sesgar la información precisamente para sobrevivir,
para hacer a un lado la información que no necesitaba y enfocarse en la
que sí. Es una habilidad que usamos sobre todo ahora que tenemos
sobredosis de estímulos y de información, si no tuviéramos ésta
capacidad, moriríamos al entrar en una biblioteca, como bien lo dice
David Allen. (autor de Getting Things Done te lo recomiendo para la
optimización de tu tiempo).

El punto es que de toda la información que recibes del interior de tu


cuerpo y del exterior, vas a sesgar la que no le conviene a tu cerebro tener
según el pensamiento y creencia que estés albergando, y te vas a enfocar
en las que sí, hasta llegar a la obsesión. Por ejemplo, si tienes el
pensamiento “me voy a sentir mal si voy a la reunión”, empezarás a
obsesionarte en encontrar síntomas que comprueben este pensamiento,
llegarás nervioso a la reunión, te generarás tensión muscular con lo que
se te acelerará el corazón y ¡bingo! profecía autorealizada.
Durante la reunión no te darás cuenta de los momentos en los que te
sientes bien y al llegar a casa no te acordarás de ellos y confirmarás tu
creencia de que ir a las reuniones te cae mal.

Entonces la percepción equivocada de lo que sientes y de la realidad,


juegan de la mano con tus conductas, ambas para comprobar que tus
pensamientos son verdad.

Otro ejemplo es el clásico “no hay hombres buenos para mi”, o, “las
mujeres guapas no se fijan en mi”, si tu tienes alguna de estas creencias,
cuando vayas caminando por la calle tu atención se dirigirá a fijarse en
los hombres “malos” si eres mujer, o en cómo te ven las mujeres “feas” y
no las guapas. Y si abrieras tu atención a toda la realidad, te darías
cuenta que sí hay hombres buenos para ti, nada más que no te fijas en
ellos porque no te conviene, y que las guapas si te voltean a ver, nada más
que sería demasiado bueno para tu baja autoestima.

De esta forma vamos comprobando nuestros pensamientos con la


realidad, dejando de ver la realidad completa, metiéndonos cada vez más
en mentiras, pero eso sí, seguros de que al menos lo que creemos es,
según para nosotros, verdad.

La realidad es mucho más rica y cambiante que los conceptos que pretenden
contenerla. Octavio Paz

Pensamientos, creencias y esquemas

Imagina que en tu mente hay un iceberg. La punta del iceberg es lo que


puedes ver con más facilidad, que son tus pensamientos automáticos, los
que están al alcance de tu conciencia inmediata, el tipo de pensamientos
que tengas dependerá de tus creencias, las cuales se encuentran debajo
del agua. Y el tipo de creencias depende de tus esquemas, los cuales son el
fondo del iceberg.

Y los esquemas, dependen de tus experiencias tempranas, de lo que


aprendiste de tu familia y de tu sociedad, de lo que te dijeron y creíste
sobre ti, del mundo y de los demás, pero sobre todo, de las conclusiones
que tú fuiste llegando a través de tu propio razonamiento, el cual ya
vimos que puede estar equivocado por los sesgos.

Por ejemplo, si yo tengo un esquema de vulnerabilidad, desarrollaré


creencias como “los demás tienden a lastimarme”, “no soy lo
suficientemente fuerte para enfrentar los problemas”, “el mundo es un
lugar peligroso para mi”, y eso hará que tengas pensamientos
automáticos con los que interpretas la realidad como “qué difícil”, “cómo
le haré” “otra vez me lastimaron”.

Estos esquemas son los que hay que modificar, pues al hacerlo, dejarás de
creer en creencias contraproducentes que te hacen daño y bajos los cuales
actúas e interpretas la realidad. Al modificar tus esquemas negativos
dejarás de generar pensamientos automáticos equivocados ante lo que
sucede fuera y dentro de ti, estos pensamientos automáticos son los que
distorsionan la realidad cuando sucede en el momento presente.

Los esquemas representarían el inconsciente, las creencias el


subconsciente y los pensamientos automáticos el consciente. La buena
noticia, es que puedes descubrir tus creencias y tus esquemas a partir del
pensamiento automático.

Los principales esquemas que yo he visto que generan ansiedad son los
de:

Indefensión o vulnerabilidad (victimez)


• Creencias: Los demás no me dan lo que merezco, la vida es injusta
conmigo, siempre estaré sólo o abandonado, siempre seré
enfermizo
• Pensamientos automáticos: no puedo, qué injusto, siempre me pasa
lo mismo.

Narcisismo (demandas o exigencias al mundo)


• Creencias: Los demás deberían de hacer lo que yo digo, la gente no
sabe lo que hace, el mundo debería de darme las cosas que merezco
• Pensamientos automáticos: deberían de castigarlo, por qué no
entiende, debería de prestarme dinero

Perfeccionismo (demandas y exigencias a uno mismo)


• Creencias: No debo permitirme ser débil, si fracaso es mi culpa, no
debo fracasar, los demás deben de ver lo bien que hago todo, debo
mantener las cosas bajo mi control, soy aprehensivo
• Pensamientos: no me preparé lo suficiente, y si se dan cuenta que
me equivoqué, no me salió bien, soy un fracaso

Subyugación (dependencia emocional)


• Creencias: Si complazco a los demás, quizás me querrán, es mejor
callar a crear conflicto, yo sólo no puedo con la vida
• Pensamientos: no te vayas, sin ti me muero, por su culpa me siento
así
¿De dónde nacen tus creencias equivocadas?

De tu necesidad de sentirte a salvo.

Como ya lo vimos antes, cubrir la necesidad de sentirte a salvo es la más


importante para que de adulto no generes ansiedad. Pero como te digo,
puede ser que realmente no se vio cubierta, o que mientras que ibas
creciendo te fuiste haciendo de ideas equivocadas en la cabeza de
requisitos que tenían que verse cubiertos para sentirte seguro y amado. Y
quizás esos requisitos no son tan realistas o no tienen que ver con el
hecho de que sí estabas a salvo y de que sí eras amado.

Cualquiera que sea el caso, real o imaginario, para ti, en tu vivencia


interior, esa necesidad no está cubierta y el mundo se ha tornado
peligroso y tu te sientes sin capacidad de enfrentarlo. Y esto quizás te
sucede porque de niño experimentaste algo de lo siguiente:

• Problemas económicos que los tenían viviendo al límite


• Violencia intrafamiliar (física, sexual, psicológica o emocional)
• Adicción por parte de algún miembro de tu familia lo cual te generó
desarrollar una actitud codependiente
• Discusiones y gritos constantes en casa
• Comparación con hermanos o bullying por parte de ellos
• Falta de pertenencia con los compañeros del colegio
• Experiencias de abandono como haber sido olvidado en algún lugar
o constantemente en la escuela

Ahora, lo importante aquí es ¿por qué tu sí generaste ansiedad ante todo


esto y hay gente que no? Y aquí entra la parte interesante, que es que
tienes un grado de sensibilidad mayor a los demás. Ya sea que te
acuerdes o no, que lo sepas o no, me temo informarte que tu grado de
sensibilidad es mayor que al de la mayoría, puede ser que lo has
bloqueado o que te avergüenzas de ello, pero en realidad es un gran poder
que cuando aprendas usar transformará tu vida.

Y es por esta sensibilidad que estos eventos te afectaron más que a otros,
y que te llevaron a llegar a conclusiones y creencias equivocadas sobre ti,
la vida y los demás.

Por eso se trata de conocer cuáles son esas creencias y debatirlas con la
realidad, pues son las principales causantes de que hoy te sientas en
peligro, cuando no lo estás.
Cualquiera que sea la razón por la que no cubriste tu necesidad de
sentirte seguro y amado, es importante que sepas que no existen
culpables, estamos inmersos en ésta sociedad a la cual necesitamos poner
un alto y volver a nuestras raíces, a una vida más tranquila donde
tenemos tiempo de generar apego afectivo con nuestros bebes, donde
tenemos tiempo de descansar, de tomar las decisiones que queramos sin
presión a ser el mejor o el más rápido, de atrevernos a abrir nuestros
corazones sin miedo a salir lastimados, de volver a confiar en el otro…
pero en fin, esto es otro tema.

Pasamos la vida comprobando creencias equivocadas

Entonces, supongamos que tienes varias creencias que te hacen estar


alerta como “debo ser perfecto, estar en control y entender todo para
sentirme a salvo”, “los demás deben amarme o estoy en peligro”, “debo de
complacer a los demás para ganarme su cariño”, “no puedo hacer de mi
vida lo que quiero porque le debo algo a los demás (o a Dios mismo)”, “no
puedo expresar mis emociones porque no me comprenderán”, “debo de
protegerme de no sufrir, el dolor es malo y debo evitarlo”.

Cualquiera que sea tu creencia que no te funciona, las has venido


comprobando y reforzando en tu vida, aumentando tu tensión al estar en
alerta, pues estás lleno de requisitos para sentirte a salvo y ser feliz, y de
sentir lo contrario, tu cuerpo se activa de la misma forma que si
estuvieras en medio de una avalancha.

Y es así que entras en el estilo de vida que te hace daño, haciendo cosas
que no te gustan, ocultando tu verdadera esencia, ocupándote más de los
demás que de ti mismo, descuidando tu cuerpo, negando tu sensibilidad y
sobre todo, acumulando tus emociones de enojo y frustración.

Además son estas creencias básicas, las cuales te hacen creer que estás en
peligro cuando en realidad no lo estás, son las que te convencen de cosas
que no son verdad y que no van a suceder, pero tu crees tanto en tu
mente, que prefieres no ponerte en riesgo y dejar de salir de casa o evitar
estar sólo a toda costa o alejarte de los lugares que crees que te generan
ansiedad.

Tus acciones refuerzan tus creencias

Entonces, supongamos que tienes la creencia de que salir de tu casa es


peligroso, cada vez que dejas de salir, estás confirmando que crees en esa
mentira. O por ejemplo, si el día que te dio un ataque de pánico comiste
algo que te hizo daño, después lo evitas porque crees que te podría
generar ansiedad, ahí estás confirmando y fortaleciendo la creencia.

Digamos que cada vez que haces algo en función a esas creencias
equivocadas, las estás confirmando y fortaleciendo. Esto lo haces
principalmente con la evitación de las cosas que has relacionado con la
ansiedad. Y aquí es importante que distingas entre las cosas que sí te
pueden aumentar el estrés por sí solas y las que no tienen nada que ver
pero tu crees que sí por una experiencia pasada.

TIP: Pregúntate responsablemente ¿qué estoy haciendo yo para generarme


ésta realidad que no me gusta? Puede ser el rechazo de alguien más, el sentirte
mal en ciertas situaciones, el sentirte no entendido.

Por ejemplo, si tu tienes la creencia “nadie me entiende”, te aseguro que


hablarás de cierta forma que a los demás se les dificultará entenderte, o
más bien, hablaras poco esperando que los otros adivinen tu
pensamiento. Sin darte cuenta, tu generas que los demás no te
entiendan.

En los grupos de trabajo a los que les impartía dinámicas de grupo,


invariablemente observaba que quien escribía en el cuestionario que no
se sentía escuchado por sus compañeros, durante los ejercicios hablaba
en tono de voz baja mientras que el grupo estaba haciendo un escándalo,
y claro ¿así cómo lo iban a escuchar?

Hacemos esto sin darnos cuenta para que después podamos voltearnos,
agachar la cabeza y decir “ven… nadie me hace caso, nadie me escucha,
nadie me entiende”, y con esto, nuestra mente queda feliz de ver que tuvo
la razón.

¿Qué son las relaciones aleatorias?

Reforzando un poco más el punto anterior, cuando tenemos crisis de


ansiedad relacionamos el malestar con personas, objetos, olores, lugares
y circunstancias. Yo he nombrado esto como relaciones aleatorias pues
podrías haberlo relacionado con cualquier cosa, y lo irracional es pensar
que estas relaciones son verdad y tienen efecto sobre ti.

La realidad es que tienen efecto sobre ti porque tu así lo crees. Estoy de


acuerdo que tomar café o mucho chocolate quizás te pueda acelerar el
corazón, y que a partir de ahí te asustes y te empieces a generar una crisis.
Pero, esto no tendría por qué ser para toda tu vida y tampoco el café por
sí sólo tendría el poder de desencadenarte la crisis.
Hay cosas que nos pueden generar síntomas, pero es porque nos
asustamos y lo interpretamos como peligroso que llegamos a la crisis. Así
es que reflexiona sobre qué relaciones has hecho que no tienen nada que
ver, para que empieces a despegar una cosa de la otra. A este fenómeno
también lo explico como si nuestro cerebro tuviera un pegamento
interior, en el que relaciona lo exterior con lo que sientes en el interior.

Parte de ser científico es empezar a romper estas relaciones y descubrir


que nada allá afuera tiene el poder absoluto sobre ti, ni si quiera la noche,
los lugares cerrados o los tumultos, tu siempre estás en control, pero para
lograrlo, necesitas quitarle el poder a lo externo.

Puedes escuchar el audio de “Cómo romper las relaciones con la


ansiedad” para ampliar en este tema.

Creencias equivocadas en la ansiedad

Todas las creencias pasadas son las que te generan ansiedad, pero una vez
que desarrollaste esta ansiedad, existen otras creencias que hacen que
prevalezca y se aumente.

Por ejemplo, creer que:

• Porque te pasó una vez, te pasará siempre


• Estar lejos de tu casa es peligroso
• Estar en lugares cerrados es peligroso
• Estar en lugares con muchas personas es peligroso
• No contar con tu pastilla o gotitas a la mano es peligroso
• Que tu familia corre peligro a tu lado
• Que no podrás superar o salir adelante, que siempre tendrás
ansiedad
• Es tu culpa o culpa de los demás que te sientas así
• Porque empiezas a tener un pequeño síntoma ya viene el ataque
• Sólo tú tienes una enfermedad peligrosa que nadie puede
diagnosticar
• Si no haces lo que crees que tienes que hacer, te sentirás mal o serás
castigado
• Puedes enloquecer o perder el control

¿De dónde tomamos el contenido de los pensamientos


negativos?
Me llama la atención que quienes tenemos ansiedad coincidimos en el
tipo de pensamientos negativos, específicamente en su contenido. Por
ejemplo, tendemos a pensar que estamos a punto de hacerle daño a un
ser querido, sobre todo si ese ser querido es vulnerable, pequeño o débil.
Pensamos que estamos a punto de perder el control cuando en realidad
siempre aparentamos ser perfectos, pensamos que podemos enloquecer,
o morir por un ataque al corazón, pensamos que podemos desmayar.

¿Por qué coincidimos y nos parecemos tanto? Sin meterme mucho en


detalle, necesitas saber que existen los arquetipos inconscientes y la
conciencia grupal. Estamos conectados los unos a los otros, y cuando nos
llenamos de información viciosa y contaminada como sociedad, rociamos
a cada individuo con estos miedos y contenidos.

Y además, cada quien presenta pensamientos inquietantes con


contenidos extraños sobre miedos que “quién sabe de donde salieron”, y
necesitas saber que el contenido de tus pensamientos o el tipo de miedo
que tengas seguramente tiene que ver con imágenes de alguna película
que te impactó, con algo que dijo el compañero de clase que te marcó, con
lo que le pasó a alguna persona que viste en la calla y te traumó… en fin,
el contenido de tus pensamientos no llega de la nada o porque tu seas una
mala persona, casi siempre se basa en alguna experiencia del pasado, algo
que viste, escuchaste, o en los arquetipos inconscientes y conciencia
grupal compartida.

Por otro lado, los pensamientos negativos específicamente que tienen que
ver con ser agresivo o hacer daño a los demás, vienen por la tensión
mental y emocional (de enojos y frustraciones) que necesita salir a tu
conciencia de alguna forma y lo hace a través de estos pensamientos, es
un aviso de una sombra que necesitas iluminar, más no la advertencia de
un daño que estés por realizar ¿ok?

TIP: cuestiónate qué información estás tomando del exterior o de tu


experiencia pasada para conformar tus pensamientos negativos, así como de
qué enojos o sombra que no habías querido iluminar. A veces se vale aceptar
que no eres todo lleno de amor y bondad hacia los demás y que te enoja lo que
hacen o dejan de hacer.
Lee el post Cómo dejar de tenerte miedo a ti mismo
para más información sobre la sombra.

Los pensamientos nos dan mucha información

Tener pensamientos negativos no es tan malo como creemos. A lo que


me refiero con esto es que cuando llega un pensamiento negativo nos está
queriendo decir algo.
Por ejemplo:
• nos puede estar queriendo decir que acabamos de hacer una
relación equivocada en nuestra mente y no nos dimos cuenta.
• que nos acabamos de guardar un enojo o coraje y tampoco nos
dimos cuenta.
• que acabamos de aceptar algo que en realidad no queríamos hacer
(acabamos de ir en contra de nosotros mismos).
• que acabas de interpretar equivocadamente o juzgar
anticipadamente la realidad .
• que te acabas de decir algo negativo a ti mismo y necesitas activar la
autocompasión
• que acaba de pasar algo que te dolió o generó malestar pero no te
estás atreviendo a contactar

Es por esto que cuando llegue un pensamiento negativo necesitas hacer


un repaso de qué fue lo que acababa de pasar, si no lo encuentras en el
pasado inmediato, vete hacia atrás como una película en rewind o
retroceso.

Cuando lo hagas, hazlo buscando juicios, interpretaciones equivocadas,


emociones fuertes que quieres negar o evitar, descuidos a ti mismo,
etcétera. Una vez que lo encuentres, atiende y resuelve eso que descubres
y verás que el pensamiento se esfuma de nuevo tan rápido como apareció.
Para lograr esto, tendrás que activar la atención y olvidarte de la
obsesión.

TIP: aplica esto mismo a la ansiedad en general, cada vez que llegue,
pregúntate ¿de qué me estará queriendo avisar? ¿qué acabo de pensar que no
es verdad? ¿qué acabo de hacer que va en contra de mi mismo?

Responde a tus preguntas mentales

Un tipo de pensamiento que nos genera mucho malestar son las


preguntas inquietantes y existenciales. Seguramente ya estás cansado de
todas esas preguntas y pensamientos que rondan en tu mente y que no
han llegado a una conclusión o a una respuesta. Cuando tienes ansiedad
es normal que lleguen preguntas filosóficas, cuestionadoras sobre ti, el
mundo y los demás, y está perfecto, pues significa que estás en momento
de definir tus propias conclusiones.

Sin embargo, en lugar de ver que es la oportunidad para redefinirnos más


allá de lo que hemos aprendido o nos han dicho, nos llenamos de miedo
por tener preguntas sin responder o cuestionamientos filosóficos
ambiguos y existencialistas. Entonces, por un lado es que te permitas
tener estas preguntas sin respuesta por un tiempo, pero al mismo tiempo,
que te dediques a responderlas.

Necesitas empezar a dialogar Socráticamente contigo mismo (Sócrates se


dedicaba a cuestionar a la gente en la calle llenándolos de preguntas tras
preguntas), y evitar dejar pensamientos inconclusos o preguntas al aire.

Por ejemplo, a veces nos preguntamos mentalmente ¿y si nunca me


vuelvo a sentir bien? Y ahí lo dejamos, nos quedamos con la angustia y no
pensamos nada más. Mi propuesta es que ante esta situación sigas
reflexionando al respecto, por ejemplo, yo me respondería “bueno, si
nunca me vuelvo a sentir bien… si quiera me dedicaré a hacer lo que
quiera de la vida”, o mejor aún “¿en qué te basas para pensar que nunca
te volverás a sentir bien? ¿por qué no mejor lo descubres por ti mismo?
¿qué acaso no tienes el poder de determinar cómo sentirte?”.

El punto es que evites dejar cuestionamientos al aire sin responder, y que


aunque te tardes tiempo y empieces a investigar en la vida real cómo
llegar a esas respuestas, dedícate a llegar a tus conclusiones lógicas que te
provean de bienestar.

La vida es tu laboratorio, saca tus aparatos de medición y descúbrelo.

Si sientes que tienes muchas preguntas filosóficas te recomiendo leer el


post de Cómo responder tus preguntas más existenciales.

¿Cómo practicarás éste paso?

Al final del día todas estas situaciones forman parte de las


interpretaciones equivocadas que hacemos de la realidad, así es que en la
práctica de éste paso te necesitarás convertir en el mejor de los
científicos, y sobre todo, hacer los ejercicios al pie de la letra como te
digo, pues nuestro cerebro se querrá defender al cambio, y cuando tú
crees que ya lo comprendiste, hace algo para volver a sus creencias
antiguas, pues recuerda, le dan seguridad.

El objetivo de éste paso es que por un lado, abras tu atención y


percepción a la realidad tal y como es, para lo cual te pido que actives
dentro de ti la apertura. Y por otro lado, que aprendas a debatir con tus
pensamientos negativos y llegues a nuevas conclusiones en las que creas
al 100%, y te las repitas una y otra vez cada vez que lleguen los
pensamientos, para lo cual te pido que actives dentro de ti la humildad de
aceptar que estabas equivocado.
Finalmente, empezarás a descubrir las creencias que generan todo éste
embrollo, junto con los esquemas que no te funcionan, para lo cual te
pido que actives dentro de ti la capacidad de interiorizar para descubrir
éstas creencias contraproducentes.

Puntos para debatir tus pensamientos negativos

A continuación te presento una guía de preguntas que te ayudarán para


debatir con las distorsiones, yo te iré guiando en los ejercicios y en el
momento que sea la oportunidad de debatir, aplica éstas preguntas:

• ¿Qué pruebas tengo de que este pensamiento es verdad?


• ¿Qué pruebas tengo de que es mentira?
• ¿En realidad cuántas veces ha sucedido esto que estoy pensando?
• ¿Qué tendría que estar pasando para que este pensamiento fuera
verdad?
• ¿Qué he hecho yo para seguir creyendo en esto?
• Si no ha pasado antes, ¿por qué tendría que pasar ahora?
• ¿Qué pasó antes de que generara éste pensamiento?
• Encuentra 3 ejemplos que demuestren lo contrario al pensamiento
• Encuentra ejemplos de otras personas que demuestren que tu
creencia no es siempre así.
• Encuentra ejemplos de tu vida pasada donde demuestras lo
contrario a lo que estás pensando.
• ¿En qué se fundamenta este pensamiento?

Después de practicar este paso

Al finalizar el trabajo con los pensamientos, es muy importante que


practiques dos cosas:

1. Dejar pasar los pensamientos


2. Ponerle límite a tu irracionalidad

1. Dejar pasar los pensamientos

Para este punto, imagina que los pensamientos son como aviones que van
volando en el cielo, te hacen sentir su presencia, los observas por un par
de segundos, y los dejas pasar. Al observarlos, puedes ser consciente de
qué te está queriendo decir ese pensamiento, quizás que acababas de ver
una imagen que te recordó algo negativo, o que hiciste algo que iba en
contra de ti, le agradeces que te dio esa información, y lo dejas pasar,
permitiendo que se pierda en el cielo como lo haría un avión.
2. Ponerle límite a tu irracionalidad

Si después de realizar todo el trabajo propuesto sigues presentando


pensamientos negativos, entonces necesitas sacar tu furia interior (en el
buen sentido de la palabra) y ponerle un límite a tu irracionalidad.

De vez en cuando necesitamos ser tajantes y firmes y simplemente decir


¡ya basta! Y eso, se lo vas a decir a tu mente cuando se resista al cambio.
Paso seguido, seguirás con tus actividades.

Otra forma de decirle mas amablemente es simplemente “alto”, y sientes


cómo le pones un alto literalmente, recobrando el control del volante del
coche que parecía ir en piloto automático.

Este paso normalmente funciona una vez que ya generaste consciencia


del pensamiento, lo debatiste, descubriste la creencia detrás y sigue ahí.

Por eso te digo que es último recurso para terminar de deshacerte del
pensamiento negativo. 

... y cuando abrí los ojos a la realidad
logré despertar a la verdad.
Cuarto paso
Paso 4: Confía en ti y enfrenta tus miedos
El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y afuera no había nadie.
Proverbio chino.

Definitivamente el tamaño de nuestro miedo depende directamente de la


confianza que tengamos primero en nosotros mismos y después en el
mundo y los demás. Cuando tenemos miedos que nos rebasan es porque
los estamos magnificando a ellos y a nosotros nos estamos minimizando,
por eso la idea es ver a los miedos en su tamaño real y hacernos más
grandes a nosotros de lo que nos sentimos, o sea, hacernos tan grandes
como realmente somos.

De niños es natural que tengamos miedo cuando nos damos cuenta que
somos vulnerables, que existen los peligros y que nuestros papás no
siempre estarán ahí para protegernos, además, hacemos uso de la
imaginación, la cual se puede ver magnificada por el mal uso de los
videojuegos y los programas de televisión.

Nuestra mente se alimenta de lo que vemos y escuchamos, y muchas


veces nuestros miedos se alimentan, e inclusive se originan, en función de
esas imágenes o mensajes que recibimos. Aún así, el que los miedos
tengan poder sobre nosotros, depende de la confianza que tengamos para
poder enfrentarlos.

He podido observar que los miedos irracionales de la ansiedad se


alimentan de cuatro cosas:

1. Mal uso de la imaginación futurística


2. Evitación de lo temido
3. Obsesión mental
4. Falta de confianza en sí mismo

Estas cuatro cosas que aumentan los miedos tienen su origen


principalmente en la desconexión de nuestra fuente de poder interior, ya
que cuando estamos conectados con ésta fuente de poder, sabemos usar
nuestra imaginación para crear nuestra vida y enfrentamos lo que
tememos con autoconfianza.

Ahora, no confundas autoconfianza con osadía o con ser intrépido y vivir


sin temor, no, puedes tener miedos y te puede costar trabajo enfrentarlos,
pero lo haces porque confías en que sabrás qué hacer y que saldrá a tu
favor, más no significa que te sea fácil o que lo hagas sin temor.
Los valientes y poderosos no son los que viven sin miedo sino los que ven
más allá de ellos y se atreven a enfrentarlos, y esto es algo muy, pero muy
importante que has de saber: necesitas esforzarte para enfrentar tus
miedos. O sea, no sigas esperando a que te sientas fuerte y seguro para
enfrentar; la fortaleza y la seguridad vienen mientras y después de que los
enfrentas.

El problema es que muchas veces tenemos una baja tolerancia a la


frustración, esto es, que queremos que las cosas salgan fáciles, obtener el
placer rápido y que no nos cueste trabajo o esfuerzo la vida. Pero no
confundas esfuerzo con sacrificio ni trabajo con desgaste y
autoexplotación. Puedes esforzarte mientras que disfrutas de todo éste
proceso, pues al final del día te estás fortaleciendo a ti mismo y
descubriendo la realidad detrás de tus miedos.

¿Dónde se encuentra tu fuente de poder?

La fuente de poder a la que me refiero es esa que te impulsa a lograr lo


que quieres y superar los obstáculos que se pueden presentar entre tú y tu
objetivo, es una fuerza que se siente en el estómago, que activa tus
entrañas para luchar por lo que quieres y motivarte a la acción.
Energéticamente esa fuente de poder se alimenta desde tu chakra base
activando a todos los demás, para lo que necesitas estar conectado con
tus raíces y con los pies bien puestos sobre la Tierra.

Lo bueno es que ya sabes que tus pensamientos y tus miedos son en su


mayoría irracionales, así es que ahora lo que sigue es que encuentres esta
fuente de poder en tu interior y la actives. ¿Cómo la vas a activar?
Actuando, pasando a la acción, moviéndote, haciéndolo. Aunque tengas
que hacerlo con los ojos cerrados.

Se trata de saltar al precipicio confiando en que en realidad se trataba de


un escalón, o mejor aún, es aventarte confiando en que durante la caída
te saldrán alas. Pero no puedes seguir ahí acorralado del otro lado de la
barranca, mientras que de éste lado se encuentra la luz, la prosperidad y
la felicidad.

Tampoco puedes seguir esperando a que llegue alguien y salte por ti, o te
construya un puente de acero con triple resguardo para que puedas
cruzar. Si sucediera esto, tan sólo te debilitarías, desconectándote aún
más de tu fuente de poder. Necesitas saltar, no hay de otra. Pero no te
preocupes, con los ejercicios que te presento más adelante te presto un
paracaídas.
TIP: Haz un ejercicio en el que interiorices o actives dentro de ti las fortalezas
que percibes que tienen los demás, o esas cualidades que te permiten sentirte
seguro o segura a su lado. Si ves que esa persona con la que te sientes a salvo
tiene la cualidad de ecuanimidad, entonces practica durante una semana esa
cualidad. La idea es que actives dentro de ti lo que ves en los demás, lo cual,
seguramente tu lo llevas dentro pues eres capaz de verlo.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

Esta pregunta cambió mi vida para mejor en muchos sentidos. La idea es


que ante tus miedos te preguntes qué es lo peor que podría pasar, pero la
respuesta que se busca con esta pregunta no es la típica “pues claro… no
podría pasar nada malo”, mientras que en tu interior te estás muriendo
de miedo. No, se trata de que le des rienda suelta a tu miedo y a tu mente
para que descubras lo que en el fondo estás teniendo miedo que suceda.

Y aquí volvemos a la metáfora del iceberg, quizás tu tienes miedo de


subirte a un elevador, ésta sería tan sólo la punta del iceberg, pero
mientras te vas preguntando en flecha descendiente, qué es lo peor que
podría pasar, llegarás al miedo más profundo, el cual seguramente hace
referencia a una creencia distorsionada. Entonces, modificas la creencia,
enfrentas el miedo real, y listo, la próxima vez que estés frente a un
elevador te recuerdas que no hay peligro y puedes subir.

A continuación te muestro un ejemplo de una conversación entre


terapeuta y paciente:

P: Tengo miedo a subirme a un elevador.


T: Si te subes a un elevador ¿qué es lo peor que podría pasar?
P: Podría empezar a sentirme mal
T: Y si te sientes mal, ¿qué es lo peor que podría pasar?
P: Me empezaría a sofocar y me daría un ataque de pánico
T: Y si te da un ataque de pánico, en el elevador, ¿qué es lo peor que
podría pasar?
P: Sufriría y pasaría un mal rato
T: Y si sufres y pasas un mal rato ¿qué es lo peor que podría pasar?
P: Me sentiría culpable por no sentirme bien – creencia: debo sentirme
bien siempre- esquema: perfeccionismo

Este es un ejemplo pero las respuestas varían de persona a persona, sin


embargo, las respuestas varían según las creencias y la realidad que se
esté experimentando en el presente (si, aunque el miedo sea del futuro).

Los miedos más comunes y sus creencias


Dependiendo de tu esquema y de tus creencias serán tus miedos. He
observado que quienes tienen miedo a tener una crisis fuera de casa y en
lugares públicos, normalmente tienen miedo al ridículo, lo cual significa
que tienen una creencia de “debo de agradar a todos los demás, ser visto
siempre bien”, y una vez que trabajan con esa creencia, el miedo a tener
una crisis fuera disminuye.

Quienes tienen miedo a enloquecer, normalmente tienen miedo a


perderse de sí mismos, lo cual significa que hoy en día no están siendo
quien en realidad quieren ser, hoy en día están perdidos de sí mismos, y
una vez que trabajan en recuperar su esencia y su autenticidad, el
volverse loco pierde fuerza.

Quienes tienen miedo a perder el control, casi siempre tienen un


esquema de perfeccionismo, el cual los lleva a desarrollar cierta rigidez en
sus formas y en su personalidad, por lo que en cuanto sienten algo que los
hará perder esa rigidez, les da miedo y entonces más se quieren controlar,
haciendo que la tensión aumente todavía más.

Y si nos seguimos preguntando qué es lo peor que podría pasar, la


mayoría de las personas llegan al miedo a morir, por eso quisiera ahondar
un poco más en éste.

Miedo a morir

Normalmente la mayoría de las veces que he hecho este ejercicio con


diferentes clientes, y yo misma, llegamos a que el peor escenario posible
es morir. Pero ahí no acaba la flecha descendiente, normalmente el
verdadero miedo es lo que tememos que pase después de morir. En mi
caso, cuando tenía ataques de pánico, mi miedo más profundo era
abandonar a mis papas y que no tuvieran quién viera por ellos. Eso tan
sólo demostraba mi creencia de que yo tenía que estar ahí para ellos
siempre, la cual, estaba distorsionada y me generaba presión y culpa
cuando hacía mi vida.

Y aquí es donde normalmente aparece nuestra buena amiga


codependencia que nos hace querer hacernos cargo de todos y creer que
sin nosotros, gran poderosos salvadores del mundo, los demás no podrán
sobrevivir. Nos da miedo dejar a nuestros hijos, a la pareja, a los padres,
a los abuelos, al señor de la esquina… en fin, creemos que los demás están
incapacitados para ver por si mismos y que nosotros tenemos que
cuidarlos.

Obviamente que todo esto es un error y nos genera malestar, pero


normalmente es el miedo que se esconde detrás de la muerte.
Los otros miedos detrás de éste miedo son:

• No haber aprovechado la vida


• Que los demás piensen que fui débil
• Fallarle a Dios e irme al infierno
• Sufrir
• Soledad

Estos miedos profundos, hacen referencia a lo que en realidad en el


momento presente estamos queriendo evitar, o a lo que en realidad
necesitamos trabajar. Según el miedo profundo que te salga haciendo
éste ejercicio, necesitarás transformar tu vida.

Miedo a no aprovechar la vida

Por ejemplo, si tu miedo es no aprovechar la vida, significa que hoy por


hoy sientes que no la estás aprovechando, y es en tu presente cuando
necesitas hacer los cambios necesarios para empezar a hacerlo.

Miedo a ser mal visto

Si te da miedo lo que piensen los demás de ti una vez que mueras, tienes
que trabajar con tu necesidad de ser bien visto, de quedar bien y de
agradar a los demás. Para lo cual hay ejercicios increíbles donde te
obligas a ti mismo a quedar mal de vez en cuando y ser mal visto para
darte cuenta que no es el fin del mundo. Cuando tenemos éste tipo de
miedos es porque en realidad tu no te aceptas a ti mismo, tú te rechazas a
ti mismo y has creado una imagen que no es la verdadera, la cual te tiene
confundido creyendo que ese es el que eres. Pero no es así, el que
verdaderamente eres está por ahí escondido y quiere salir, nada más que
tu necesidad de quedar bien no se lo permite. Si te identificas con este
miedo es sumamente importante que empieces a liberarte.

Miedo a fallarle a Dios

Y si te da miedo fallarle a Dios e irte al infierno, te recomiendo


ampliamente que te cuestiones en qué tipo de Dios quieres creer y si
realmente piensas que el ser que creó toda ésta experiencia sea vengativo
y te tenga requisitos por cumplir, pues no es así, desde mi perspectiva,
Dios te creó a ti y a toda la realidad para que disfrutes y te vuelvas co-
creador de tu propia realidad junto con El-Ella.

Miedo a sufrir
Si te da miedo sufrir, es porque en realidad hoy estás sufriendo, y en éste
caso, lo que necesitas hacer es empezar a liberar los dolores acumulados,
atreviéndote a contactar y recordar las experiencias que te han generado
este dolor, hablando de ellas aunque sea con el espejo o con la silla vacía,
pero necesitas liberar las emociones reprimidas en relación a éstos
eventos dolorosos, para que dejen de convertirse en sufrimiento.

Todavía después de sufrir hay otro miedo que es el de deprimirte, y detrás


del deprimirnos hay otros miedos como puede ser el quedarte sólo o de
nuevo, el ser mal visto o haber fallado en la vida. Entonces, si te liberas
de los esquemas de dependencia y perfeccionismo, te dejará de importar
deprimirte, te permitirás contactar con el dolor y verás que en lugar de
irte para abajo te irás para arriba hacia tu bienestar.

Miedo a la soledad

Como ya te platiqué, si tienes miedo a la soledad es porque tienes un


esquema de dependencia, en el que tú crees que no puedes por ti mismo
con la vida, y que sería lo peor del mundo si te quedas solo. Esto tan sólo
significa que no te conoces a ti mismo y que no has aprendido a disfrutar
de tu propia compañía. Quizás no has tenido el placer de presentarte
contigo mismo, de auto explorarte y descubrir que estar contigo es de las
mejores experiencias que existen en el mundo. Pues ¿cómo vas a disfrutar
de estar con alguien más si no disfrutas de estar contigo? ¿qué tienes por
ofrecer si no estás satisfecho contigo?

Si realmente quieres tener relaciones satisfactorias y que duren más de lo


que tus relaciones pasadas han durado, entonces necesitas aventarte a la
soledad, tener más ratos contigo mismo, invitarte al cine, de vacaciones o
simplemente platicar contigo en el espejo, preguntarte cómo estás.

Al hacer esto, se te quitará el miedo a estar sólo y entonces no tendrás


miedo a deprimirte, y con esto, dejarás de tenerle miedo al elevador o
cualquiera que sea la punta de tu iceberg.

Enfrenta tus miedos en dos sentidos

Por un lado necesitas enfrentar tus miedos de la punta del iceberg, para lo
cual nos ayuda mucho la terapia conductual, y por otro lado, necesitas
enfrentar tus miedos profundos. En ésta guía te voy a proponer los pasos
para enfrentar tus miedos de la punta del iceberg pues normalmente son
los urgentes, y al hacerlo liberamos energía para trabajar con los demás.
Pero te invito a que utilices las estrategias y ejercicios que te recomiendo
y los apliques para enfrentar tus miedos profundos, y llegues a nuevas
conclusiones sobre ellos.

Convierte tus miedos en retos

Ante una situación difícil que aparentemente supera nuestras


capacidades de afrontamiento, tenemos 3 opciones de respuesta: lo
enfrentas, lo evitas o te es indiferente (Lazarus). Estas respuestas
dependerán de la creencia que tengas sobre tus capacidades (puedo, no
puedo, no me interesa). Enfoquémonos específicamente en las dos
primeras. Cuando tu crees que no puedes, visualizarás la situación que
tienes enfrente como un miedo, y cuando crees que sí puedes (aunque de
momento no sepas cómo), lo visualizarás como un reto.

Así es que te reto a convertir tus miedos en desafíos, en los que


aprenderás nuevas cosas sobre ti mismo que desconocías, dándote cuenta
de qué tanto eres capaz. Para lograr esto, tan sólo necesitas modificar tu
perspectiva sobre ti mismo y sobre esos miedos que tienes en frente, pero
sobre todo, necesitas dejar de evitarlos y darles la vuelta, pues es lo que
los están magnificando.

Te platico que yo de niña imaginaba que en el clóset de mi cuarto había


un monstruo, obviamente me aterraba la idea de abrir las puertas del
clóset en la noche, me esperaba hasta la mañana siguiente para hacerlo, y
antes de que oscureciera, revisaba que no hubiera nada, aún así, llegando
la noche me imaginaba a éste monstruo viviendo ahí. Cada vez evitaba
abrir más las puertas, hasta que empecé a alejar mi cama lo más posible
del clóset, eventualmente, me era casi imposible entrar a mi cuarto.

Fue hasta que me armé de valor, realmente no recuerdo a partir de qué


situación, que una noche, con la luz apagada, abrí rápidamente las
puertas del clóset, dándome cuenta que no había ni monstruo ni
conexiones a otros mundos de monstruos, como mi imaginación me
decía.

Ahora, tu crees que tus miedos están fundamentados y que son lógicos o
hasta reales, pero no son tan lejanos al monstruo del clóset o la mano
negra debajo de la cama (a ésta también le temía y saltaba de la cama a la
puerta para que no me atrapara). Ambos miedos son irracionales y
distorsionados, te hacen sentir débil y te debilitan más cada vez que crees
en ellos, solamente que ahora se disfrazan de otras cosas para no parecer
tan infantiles.
Así es que convierte tus miedos en retos, desarrolla nuevas habilidades y
conquista el monstruo del clóset que te tiene asustado.

¿Qué es la exposición progresiva?

En terapia utilizamos éste término para referirnos a la exposición gradual


a la que vamos guiando a los clientes para enfrentarse a su miedo.
Exponerte significa ponerte ahí, de frente a lo que temes, sin embargo,
cuando lo hacemos de golpe y de jalón, se llama explosión. Se ha visto
que la explosión a veces funciona y otras veces no, y que es mejor hacerlo
de manera gradual.

Así es que sea cual sea tu miedo, necesitarás activar la imaginación para
crear los pasos previos que te irán acercando a exponerte a él. Por
ejemplo, si te dan miedo las alturas, primero empiezas por asomarte de
un barandal de 1 metro, después te asomas un poco más, después te
subes al segundo piso y empiezas acercándote de lejos, y así hasta que
puedas aventarte del paracaídas.

El objetivo es que cuando hagas cada paso, lo hagas aprendiendo a


disminuir la ansiedad que sientes y aumentando la fortaleza y el poder en
ti. Por cierto, el centro de poder se encuentra entre tu estómago y tu
corazón, sobre todo en tu estómago. Cada vez que te enfrentes a algo que
temes, necesitas relajar tu panza y al mismo tiempo dejar salir el poder
que hay ahí. Es por esto que yoga y pilates son dos prácticas
recomendables, pues nos ayudan a activar ese centro de poder.

¿Cómo practicarás éste paso?

Para poder enfrentar y superar tus miedos en primer lugar necesitas


apoyarte en el debate a tus pensamientos negativos cuando pienses en tus
temores o preocupaciones, sabiendo que partes de una base en la que ya
sabes consciente que no tienes razones para creer en ellos.

Después, vas a enlistar tus miedos de menor a mayor, para que puedas ir
enfrentando los que son más fáciles, ganando confianza y fortaleza. Ante
cada miedo aprenderás a usar tu imaginación pero de forma positiva,
haciendo uso de la visualización, con lo que primero enfrentarás lo que
temes en tu mente, y después en la vida real.

Y ya que pases a la vida real, lo harás cuantificando qué tan motivado te


sientes y con cuánta ansiedad lo enfrentas, aprendiendo que puedes
controlar esa ansiedad e ir avanzando en enfrentar los miedos mas
intensos cada vez.
Todo esto lo lograrás recordando tus fortalezas y tus cualidades,
activando el ser tu propio padre o madre que te protege, cuidando a tu
niño interior, confiando en quien eres y en tu poder personal. 

Yo merezco
Merezco caminar sin miedo a tropezar
merezco ser feliz sin miedo a la tristeza
merezco decidir sin miedo a equivocarme
merezco elegir sin miedo a la crítica
merezco respirar sin miedo a ahogarme
merezco dormir en paz y tranquilo
merezco vivir sin miedo a morir.

Merezco volar sin miedo a caer


Merezco ser libre y dejarme volar.

Quinto paso
Quinto paso: Se libre
Todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades
humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias,
de elegir su propio camino. Viktor Frankl

Desde mi punto de vista, la libertad es el punto contrario a la ansiedad.


Creo que es así porque en ningún momento me había sentido tan
prisionera de algo como lo fui de mis pensamientos negativos y de las
sensaciones atemorizantes de mi cuerpo. Y una vez que he podido
experimentar la verdadera libertad, puedo ver que nada ni nadie tiene
poder sobre mi para privarme de mi propia felicidad.

Así es que sí, para mi la libertad es lo que la ansiedad me vino a regalar.

Por eso es la analogía con la oruga de ésta guía, por eso necesitas darle
alas a la ansiedad; para transformarla y darte alas a ti mismo. ¿Qué más
ansiedad puede haber al estar atrapado en un capullo, transformándote,
muriendo a ti mismo? Y ¿qué más libertad puede haber que volar por los
aires hacia donde quieras?

Y ésta guía estaría incompleta si no pasamos a la etapa de trabajar en ser


libres de verdad, es probable que para este momento, si has hecho los
ejercicios, ya has experimentado la libertad de la que te hablo, esa
libertad que te hace sentir que acabas de salir de una prisión extraña y
que ahora todo parece un sueño raro del pasado.

Pues bien, para que puedas alcanzar la verdadera libertad necesitas


liberarte de los pensamientos negativos, de los rencores, reproches,
culpas y remordimientos del pasado y de las preocupaciones o miedos del
futuro. Una vez que habitas en tu cuerpo amándolo y sin temor, ubicado
en la realidad sin interpretarla equivocadamente y dejándote sentir lo que
la experiencia directa activa en ti, en ese momento eres libre de verdad.

Mientras que estés controlado por presiones y tensiones internas que no


sabes ni de dónde vienen pero ahí están bloqueando tu cuerpo, o limitado
por esos pensamientos que se vuelven obsesivos y preocupado por tu
salud y por el futuro, no podrás ser libre.
Para que esto no suceda, y realmente sí experimentes la libertad y
plenitud de la que te hablo, necesitarás hacer lo siguiente:

• Tomar tu propia responsabilidad


• Agradecerle a la ansiedad para poder despedirte de ella
• Amarte a ti mismo de verdad
• Atreverte a visualizar lo que sí quieres de tu vida
• Darte permiso de disfrutar tu vida en el presente

Libertad y responsabilidad

El camino hacia la libertad se llama responsabilidad. Yo no concibo la


libertad sin responsabilidad, en el momento que me hice realmente
responsable de mi, de mi mente, de mi realidad, de mis finanzas, de mis
emociones y de mi cuerpo; en ese momento descubrí la libertad.

En la ansiedad, dependes de muchas cosas y personas y te sientes sin


poder o sin control sobre ti. Crees que las personas, los lugares y las
circunstancias tienen más influencia sobre ti que tu mismo, que te
proveen de cierta seguridad que tú no puedes darte, que de cierta forma,
tú dependes de ellos. Y es ésta responsabilidad a la que te invito
desarrollar y activar dentro de ti.

No podrás ser realmente libre si todavía tienes en tu interior un esquema


de victimez o dependencia, y no podrás tomar tu propia responsabilidad
hasta que le regreses a los demás la suya. O sea que por un lado necesitas
dejar de darle tanto valor y peso a lo que los demás hagan o dejan de
hacer, y por otro lado necesitas confiar que ellos saben lo que hacen y que
todo lo que sucede es tan sólo parte de un plan perfecto en el que todos
vamos hacia nuestra propia autorealización.

No necesitas ser salvado y tampoco necesitas salvar a los demás. Sé que


en muchas religiones se tiene una figura salvadora, pero esas figuras te
salvan diciéndote que tienes que salvarte a ti mismo, para poder después
compartir tu plenitud y tu amor con los demás, y acompañarles en su
propio proceso de auto salvación.

Entonces, si identificas que tienes un patrón de victimez, dependencia o


codependencia, te pido que hagas el debate socrático y desmientas los
pensamientos alrededor de estos esquemas, para que puedas realmente
hacerte responsable de ti, y entonces sí, alcanzar la libertad.

¿Qué le puedes agradecer a la ansiedad?


De esta forma, puedes llegar a agradecerle a la ansiedad que te ha
permitido vivir más en la realidad, hacerte cargo de tu vida, cuidar tu
cuerpo o cualquiera que haya sido el mensaje que vino a darte. Es
importante agradecerle pues le estarás agradeciendo a esa parte de ti que
te hizo hacer un alto y mejorar tu vida.
Al hacer esto, la próxima vez que llegue la ansiedad a tu vida, en una
menor intensidad, harás un alto antes de que se intensifique para
rectificar de nuevo tu camino.

Ojalá que puedas llegar a ver a la ansiedad como tu amiga y como tu


aliada que te avisa de cosas que no te vienes dando cuenta que estás
haciendo y que no van contigo, o que estás haciendo y te están haciendo
daño, y que puedas estar más en contacto con tu cuerpo, perdiéndole el
miedo, para identificar las señales que te da.

Creo que de lo principal que podemos agradecerle a la ansiedad, es que


nos viene a recordar que necesitamos amarnos de verdad, y amarnos de
verdad es cuidarnos, aprender a relajarnos, confiar en nosotros,
protegernos cuando es necesario y crear nuestra vida como queremos.

Es por esto que los últimos pasos de éste proceso constan en recordar
cómo vas a amarte y qué quieres manifestar en tu vida.

La importancia de decir lo que piensas y pedir lo que


necesitas

Estos son los dos primeros pasos del proceso de confianza de Coscatl DO
en donde yo trabajé por 4 años, y cada vez les veo más su importancia en
vivir libres de ansiedades y depresiones.

Esto es porque libertad significa que dejas de depender de los demás,


dejas de victimizarte y eres dueño de tu propia vida y destino. Pero
resulta que en el perfil de la ansiedad he observado que las personas
esperan a que los demás les resuelvan sus cosas o que la vida les de “lo
que merecen”, que los demás adivinen lo que están queriendo y como
muestra de amor, les den lo que necesitan.

La realidad es que los demás no pueden leer tu pensamiento, ni adivinar


lo que quieres; necesitas pedirlo. Cuando hiciste el ejercicio de ganancias
de la ansiedad, quizás viste que una de ellas es que los demás empiezan a
atenderte y puedes dejarte consentir (quizás por primera vez en tu vida)
pero ahora se va a tratar de que te hagas responsable de ti en este sentido
y empieces por cosas tan básicas como pedir la bebida que se te antojó en
el restaurante o pedir que te den un abrazo.
Para lograrlo, tendrás que forzarte, pues no te resultará fácil, de la misma
forma que decir “no” cuesta trabajo, decirte que “sí” a ti mismo es todo un
acto de valentía.

Y por otro lado, aprender a decir que “no”. Realmente no se aprende, se


hace. Como te digo, para poder decir que “no” tendrás que enfrentarte al
conflicto, quizás al desacuerdo o dejar de ser visto tan amable y
complaciente todo el tiempo, y la valentía en éste paso está en descubrir
si los demás te siguen queriendo tal y como eres.

Es mejor que te quieran por quien eres genuinamente que por quien
pretendes ser. Y te repito, decirte que sí a ti mismo es todo un acto de
valentía. Ser congruente contigo mismo no es fácil pero es la clave para
sentirte libre otra vez.

La importancia de ser auténtico

Quisiera reforzarte éste punto, ya que constantemente me encuentro que


la ansiedad se relaciona con una incapacidad para ser auténtico. Como
estamos constantemente buscando la aprobación y la aceptación de los
demás, le tenemos miedo a la crítica, al juicio, al rechazo y al abandono, y
en éste camino perdemos nuestra propia autenticidad, convirtiéndonos
en alguien que no somos, o simplemente escondiendo nuestra verdadera
esencia.

Para ser auténtico deberás perder el miedo a ser visto, a que los demás te
pongan atención (mientras que en el fondo puede ser esto lo que
realmente quieres), necesitarás quererte a ti mismo y aceptarte por quien
eres, sin pretender ser alguien más, dejándote de comparar con los
demás.

Y lo que he visto que mejor funciona para esto, es simplemente pasar a la


acción: actuar, hablar, dejarte ver, sonreír, hacer lo que quieres, tomar tu
propio poder y tomar tus decisiones asumiendo sus consecuencias,
dejando la culpa atrás y vivir tu vida.

Te recomiendo ampliamente que revises en qué no has sido auténtico,


qué partes de ti mismo escondes, y que des el salto de una vez por todas.
Recuerda que tú no tienes la responsabilidad de proteger a los demás de
su propio sufrimiento, esto te lo digo porque muchas veces creemos
equivocadamente que al ser auténticos lastimaremos a los demás, ya sea
con nuestras decisiones, palabras o simplemente con nuestra forma de
ser.
Infinidad de veces he platicado con personas y he escuchado la frase “es
que no los quiero lastimar”, y aquí es importante que recuerdes que los
demás tienen su propia historia, han tomado sus propias decisiones y
están viviendo su propia vida, y tú tienes el mismo derecho de hacerlo.
Hace poco leí una frase que decía que nadie morirá en tu lugar, por lo
mismo, nadie vivirá en tu lugar, eres tú quien necesita hacerlo.

Libérate de la responsabilidad que has asumido sobre los sentimientos de


los demás, y toma tus propias decisiones. Yo he aprendido que si esas
decisiones tienen la intención de amarte a ti mismo, lo más probable es
que termines amando a los demás, aunque pases por momentos de
tensión por la readaptación que tus decisiones generen a tu alrededor.

Te platico que lo que en el fondo siento que me ayudó muchísimo a


superar la ansiedad, fue que un día viéndome al espejo, pensando en
cómo ya no aguantaba más y que me quería suicidar, pensé “ok, te vas a
suicidar, pero después de regalarte un año donde harás absolutamente
todo lo que se te pegue la regalada gana (O sea, todo lo que quieras).

Y al día siguiente, literalmente, renuncié a mi trabajo, me fui a vivir a la


playa, me alejé de las personas que me generaban tensión, me metí al mar
todo lo que quería, me salí a caminar a donde quería, me compré la ropa
y accesorios que quería… en fin, hice lo que quise, y junto con la terapia
cognitivo conductual fue que en menos de 1 mes la ansiedad ya estaba
casi desapareciendo.

Lo que quiero decirte con esto, es que necesitas tomar las riendas de tu
vida, porque de lo contrario, alguien más las tomará por ti, y de ahí viene
tu enojo e insatisfacción. En el momento que tomes tus decisiones,
asumes tus consecuencias y te libres de las culpas o responsabilidad sobre
los demás, volverás a ser libre y no habrá cabida para la ansiedad.

Como dice Jorge Bucay en su libro de “Camino de la autodependencia” a


veces hay que aplicar la herramienta QSJ, o sea, que se jodan. Sí, así es...
un autor reconocido habla casi todo un libro sobre esa frase, la primera
vez que lo leí no lo podía creer, que tuviera la osadía de escribir
semejantes palabrotas en un papel, pero a veces hay que activar ésta
herramienta para liberarnos de responsabilidades que no nos
corresponden, y te repito, mientras no dañes intencionalmente a los
demás, y te ames a ti mismo, seguramente será la mejor decisión.

TIP: Durante todo un día actúa como si no te importara lo que piensen los
demás de ti, enfocándote en complacerte sólo a ti
siendo congruente contigo mismo.
La codependencia que generamos con la ansiedad

Además de la codependencia con nuestros seres queridos, internamente


generamos una cierta codependencia con la ansiedad. Y para poder ser
libre tendrás que despedirte de ella. Esto a veces lo vivimos como si
estuviéramos terminando una relación de pareja o de amistad, con la cual
habíamos generado codependencia.

La codependencia a la que me refiero es cuando sientes que te ahoga vivir


con ansiedad pero a la vez no sabes cómo estar sin ella. Es por eso que
cuando te sientes bien, te acuerdas de ella y sientes como si algo te
faltara.

Será muy importante que trabajes en ésta parte, pues tú no eres tu


ansiedad, tú no eres una persona con la etiqueta de “ansiosa” que tendrá
que ser así por toda su vida. Será fundamental para poder ser libre, que
creas que puedes ser libre, que puedes modificar tus patrones internos, y
que sin importar que tan arraizadas sean las causas de tu ansiedad y los
traumas de tu infancia, siempre tendrás la capacidad de transformarte.

Si no crees en esto, busca sobre la neuroplasticidad y los efectos de la


meditación en el cerebro, pues está más que demostrado que tenemos la
capacidad de modificar nuestras estructuras cerebrales, y con esto, los
patrones emocionales y cognitivos. Eso sí, como te lo he dicho en muchas
ocasiones, se necesita de práctica y constancia en hacer las cosas de
manera diferente a como estás acostumbrado a hacerlo, y creer que eres
algo más que una consecuencia a lo que te ha venido pasando.

Atrévete a considerarte a ti mismo una persona feliz y libre, para que en


realidad puedas serlo, y para esto, olvídate de que eres ansioso y empieza
a hacerte a la idea que vas a terminar la relación con la ansiedad.

TIP: Ríete de tus pensamientos. En algún libro budista leí por ahí que el grado
máximo de sabiduría consistía en ser capaz de reírte de tus pensamientos. No
se trata de dejar de tener pensamientos, sino de que puedas observarlos desde
el observador consciente que eres, veas su irracionalidad, y puedas reírte de
ellos. Así es que practica el genuinamente ver lo ilógico de tus pensamientos y
de una forma amable contigo mismo, búrlate de ellos como lo harías de un
amigo con el que te llevas muy bien.
Y después de la ansiedad… ¿qué?
Después de la ansiedad... a disfrutar, a vivir tu vida, a ir tras tus sueños y
alcanzarlos, a experimentar la vida y gozarla con todo lo que tiene por
ofrecerte.

En los ejercicios del paso 5 encontrarás muchos que te ayudarán a seguir


tu vida después de la ansiedad. Esto es porque es importante que generes
nuevos patrones que remplacen a los antiguos, y que la ansiedad no
regrese por costumbre o por codependencia.

Recuerda también que tenemos una memoria muscular y celular, además


de las relaciones mentales que hemos creado con la ansiedad, y puede ser
que a veces se te active por ésta memoria o por las relaciones, por eso,
necesitas ser consciente de lo que acaba de pasar y cómo lo interpretaste,
o si no pensaste nada pero nada más te activo la ansiedad, entonces
decirte a ti mismo “fue mi memoria corporal” y listo, dejarlo pasar.

De igual forma te recomiendo que hagas tu plan anti recaídas, para que
seas consciente de qué mensajes son los primeros que te manda tu
cuerpo, antes de que empiece a gritarte porque no la haces caso. Tú
mejor que nadie sabe cómo funciona tu cuerpo, para eso, necesitas
aprender a habitar en tu cuerpo, para lo cual te recomiendo que
practiques Mindfulness, es la herramienta que en mi caso personal mas
me ha ayudado para lograr éste punto.

En mi caso personal, sé que empiezo a acumular tensión en mi cuerpo


cuando mi ojo empieza a parpadear sin mi consentimiento o cuando
siento una tensión en los hombros. Sé que ésta tensión se eleva cuando le
escucho y se convierte en dolor de cabeza, y finalmente, sé que ya es
demasiado y necesito hacer un alto de verdad cuando me da comezón en
las manos cuando me voy a dormir.

Lo importante claro, es hacer un alto en el primer aviso y no esperar a


que se haga mas grave.

La ansiedad regresaría a tu vida cuando necesites pasar por otra


transformación o cuando necesites hacerte alguna de las siguientes
preguntas:
• ¿en qué o a qué necesito hacer un alto?
• ¿a qué me he venido resistiendo que necesito aceptar?
• ¿qué tensiones o presiones vengo acumulando?¿cómo me voy a
relajar?
• ¿en qué necesito cuidarme más?
• ¿qué emociones he venido acumulando que necesito expresar?
• ¿qué mentiras me he estado diciendo?
• ¿qué miedos necesito afrontar?
• ¿en qué necesito ser más libre?

Una vez que respondas éstas preguntas, haz lo que es necesario hacer, y la
ansiedad se podrá volver a ir. Aunque en verdad espero que no llegue a
ansiedad y tan sólo percibas estrés elevado.

Es importante que te enfoques en mantener el equilibrio, si bien no


podemos aspirar a sentirnos siempre súper plenos y felices y en éxtasis
total, pues tampoco sería lo más sano, sí podemos aspirar a sentirnos con
altibajos relativamente moderados, los cuales nos permitan seguir
creciendo, ensanchándonos, evolucionando.

La tristeza puede estar presente en nuestra vida pero no tiene por qué
evolucionar en depresión, al igual que el miedo nos puede tocar la puerta
para que lo enfrentemos y no se tiene que convertir en ansiedad, de
repente nos podemos mal pasar y descuidar nuestro cuerpo, pero no
hemos de permitir que se convierta en agotamiento, de vez en cuando nos
podemos quedar callados sobre lo que sentimos, pero no por eso nos
tenemos que guardar las emociones.

Es así que te recomiendo que te enfoques en la palabra “equilibrio”, y que


vayas bailando con las emociones del día a día, y que a pesar de que a
veces estés estresado y luego cansado, puedas obtener la satisfacción
necesaria para que tu realidad no se vea empañada de emociones densas
o negativas.

También, recuerda que puedes pasar por momentos o pequeñas crisis


“ansiosas” si así les queremos decir, pero tampoco tendrían por qué durar
más de 3 días si haces los ejercicios que aquí te he presentado. O sea, si
revisas cuál es la irracionalidad que estás creyendo, si vuelves a
autocuidarte, si te das tiempo para ti mismo, si enfrentes los miedos y si
confías en ti.

Somos humanos y estamos viviendo una experiencia de reaprendizaje y


de encontrarnos con nosotros mismos, y para eso necesitamos sentir y
vivir, pero no tiene por qué ser un drama nuestra vida, no tenemos por
qué sufrir en ésta existencia, al contrario, tenemos todo el potencial para
vivir con una dicha y plenitud relativamente constante a pesar de las
dificultades diarias.

Y si me lo preguntas, la vida no tiene por qué ser difícil, y nosotros nos


podemos crear las experiencias necesarias para obtener los aprendizajes
que nuestra alma nos está pidiendo obtener. O sea, yo puedo aprender a
desprenderme de muchas formas, y lo ideal sería que seas consciente de
cómo o qué tanto necesitas que la vida te de el aprendizaje.

Pídele a la vida lo que quieres experimentar, es más, agradécele a la vida


lo que sabes que es posible para ti experimentar, teniendo fe y actuando
en consecuencia a esto, estoy segura que a pesar de las circunstancias,
vivirás lo que en el fondo de tu corazón anhelas.

Así es que pasemos a los ejercicios que te ayudarán con todo este tema. 

La felicidad es como una mariposa, 

mientras más la persigues,
más huye,

pero si pones tu atención en otra cosa,
ella suavemente llega a
posarse sobre tus hombros.

Viktor Frankl
Conclusión
En verdad espero que ésta guía te haya ayudado a transformar la
ansiedad en libertad, y que no simplemente dejes de tener los síntomas
negativos, sino que puedas experimentar lo positivo de estar vivo, que
recuerdes quién eres y que compartas todo lo magnífico que es tu ser con
los demás, enriqueciéndote por esto.

Y si no te terminó de ayudar al 100% para alcanzar la libertad, espero que


sigas buscando otros recursos y herramientas que existen allá afuera para
activar tu poder interior, por favor no te canses, no te des por vencido, tu
esencia se merece que sigas buscándola hasta que la puedas encontrar y
dejar salir para que tome las riendas de tu vida y recuerdes lo que es vivir
en plenitud.

Recuerda que la plenitud no es vivir en un estado constante de alegría o


euforia, sino saber pasar por los momentos de melancolía o tristeza sin
aferrarse a ellos y sin generar sufrimiento, así como de los momentos
felices sin apegarnos a ellos. Esto para poder descubrir y disfrutar de la
vida cada vez que se nos presenta con sus diferentes matices de colores.

Y de ahora en adelante, no te pido que vivas sin miedo, sino que vivas con
la confianza necesaria en ti para poder enfrentarlo. Recuerda que tú
tienes el poder, la libertad y el derecho de vivir tu vida como quieres
hacerlo, de regenerarte después del sufrimiento y de experimentar la
plenitud de ser tu mismo.

Quedo a tus órdenes para compartir contigo aprendizajes sobre cómo


vivir en ésta plenitud, y te agradezco el haber recorrido éste proceso junto
conmigo.

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