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Los riñones son órganos excretores. Esto significa que son responsables de
la separación y excreción de ciertos componentes del organismo.
Esencialmente se trata de separar el exceso de agua, de electrolitos y
productos de desecho. Estos productos de desecho se filtran desde la
sangre y pasan a componer orina. Cada día, unos 200 litros de sangre son
filtrados por nuestros riñones pero solo una pequeña parte se convierte en
orina.
Los riñones están inervados por las neuronas simpáticas, que regulan el
suministro sanguíneo renal, y el sistema nervioso autónomo que regula la
producción renal de orina.
2.1.1 La nefrona
Las unidades estructurales y funcionales más pequeñas del riñón son las
nefronas. Cada riñón contiene alrededor de un millón de ellas.
glomérulo
túbulo contorneado proximal
asa de Henle (ramas descendente y ascendente)
túbulo contorneado distal
Filtrado glomerular
Reabsorción tubular
Secreción tubular
2.2.1 El filtrado glomerular
El filtrado glomerular es un término utilizado para describir el filtrado de
sangre que circula por el glomérulo y que contribuye a formar el filtrado en
las nefronas. Existen al menos tres factores que hacen no solo posible sino
también eficaz el filtrado de grandes volúmenes de líquido en el glomérulo:
Mantener el adecuado GFR es esencial para que los riñones puedan realizar
su trabajo correctamente. Si el GFR aumenta, el cuerpo no podrá excretar el
exceso de fluido, electrolitos y productos de desecho, ni ajustar el pH con
respecto a la hemostasia. Por otra parte, si el GFR es anormalmente elevado,
puede haber una pérdida de electrolitos y agua mayor de la normal o
adecuada. Por estos motivos, el GFR es cuidadosamente regulado por dos
mecanismos renales:
Mecanismos internos
Mecanismos externos
Los mecanismos externos que regulan el GFR son los sistemas nervioso y
endocrino. Estos mecanismos son los mismos que regulan la presión
sanguínea. Si disminuye la presión sanguínea, el GFR disminuye y los
siguientes mecanismos se pondrán en marcha:
Los barorreceptores del organismo responden a una baja presión sanguínea
sistémica activando el sistema nervioso simpático que 1) aumentará el gasto
cardíaco regulando el volumen de eyección y la frecuencia cardíaca y 2)
activará la vasoconstricción de las arteriolas que aumentarán la presión
sanguínea. Los nervios simpáticos estimularán también directamente las
células yuxtaglomerulares y estas liberarán renina. La renina aumentará el
nivel de angiotensina II (mecanismos renina-angiotensina) que producirá
vasoconstricción y estimulará la secreción adrenal de aldosterona. Esta
actuará en las células de los túbulos distales y aumentará la absorción de
sodio y agua. El volumen sanguíneo aumentará y disminuirá la presión
sanguínea.
En la parte ascendente del asa de Henle las condiciones son las contrarias.
La pared de la nefrona es permeable a los electrolitos que son reabsorbidos
desde las nefronas hasta la médula con transporte activo y pasivo. Como
consecuencia, la concentración del filtrado en las nefronas disminuye (solo
se absorben electrolitos). De esta manera, lo que sucede en el asa de Henle
es que se reabsorbe agua (en la parte descendente del asa) y electrolitos (en
la parte ascendente), de manera que el filtrado que llega al túbulo distal es
menos concentrado que en el glomérulo y contiene solo un 10% del sodio y
cloro filtrados y aproximadamente un 25% de agua. El 75% del fluido es
reabsorbido en este punto y el filtrado residual es menos concentrado que el
de las nefronas.
En el primer caso, la orina es más diluida, es una orina que contiene pocos
electrolitos y pocos productos de desecho en relación a la cantidad de agua.
El cuerpo elimina el exceso de agua cuando bebemos una cantidad de
líquido relativamente alta y el poco producto de desecho que hay está muy
diluido.
Fig.15 Orina diluida y orina concentrada: esta figura ilustra cómo la hormona
antidiurética (HAD) afecta a la concentración de orina. Los números de la
figura representan la concentración total de todos los solutos de la pre-orina
(expresado en miliOsmoles/litro (mOsm/L)). Los fluidos fisiológicos tienen
una concentración de 300 mOsm/L, y la figura muestra que la pre-orina que
llega al asa de Henle tiene la misma concentración que el plasma. La orina
que se encuentra en el túbulo distal está más diluida que el plasma (100
mOsm/L). Si la HAD no está presente en los túbulos colectores (a) la pre-
orina permanece a la misma concentración que en el túbulo distal, y los
riñones producen una orina diluida. Si la HAD está presente en los túbulos
colectores (b) el agua allí presente es absorbida y transferida a los capilares
de alrededor y, de esta manera, la concentración aumenta en la pre-orina. La
absorción de agua se produce porque los túbulos colectores conducen la
pre-orina a la médula renal, donde la concentración de sales en el líquido
intersticial aumenta. Como la HAD aumenta la permeabilidad de los túbulos
al agua, esta sale hacia afuera por el aumento de la presión osmótica de la
médula. En este caso, los riñones producen orina concentrada.
La vejiga es un saco muscular que almacena orina y que tiene una capacidad
de 800 – 1000 ml, aunque normalmente no llega a su tope.
La corteza también puede inhibir la señal y, entonces, el reflejo que inicia las
contracciones en la vejiga cesa tras unos minutos y la orina sigue siendo
recolectada en la vejiga. Tras unos 200 – 300 ml, el reflejo de la micción es de
nuevo activado. Si el córtex vuelve a rechazar la orden, se repite el mismo
ciclo. Tarde o temprano, el reflejo primará sobre la voluntad del córtex