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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE POSTGRADO

EL DERECHO A LA PRUEBA EN LA CONSTITUCION DE LA REPÚBLICA


BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Integrante Grupo N°
Miriam Martínez
C.I: 9.900.625
Herrera Fernando
C.I:8.457.820
Martínez Miriam
C.I:9.900.625
Quintero Nallerit
C.I:7.275.484
Ávila Anita
C.I: 13402031
Márquez Juan
C.I:10228849

Prof de la Materia: Dra. Hegel Hernández

GUACARA, ENERO de 2018


INDICE

-INTRODUCCION
-Antecedentes Históricos de las Pruebas y de los Medios Probatorios
-La Reseña Histórica de la Prueba Formal o Reglamentación Formal
- La Constitucionalizarían del Derecho Como Prueba.
- Referencia Constitucional y Referencia Legal de la Prueba en la Legislación
Venezolana
- Concepto de Prueba.
- Objeto de la Prueba.
- Teorías de la Prueba
- Clasificación de la Prueba
- Principios fundamentales del régimen probatorio Venezolano
- Principios de la Prueba en el Proceso Penal Venezuela
- La libre convicción y la sana crítica en el proceso penal en la jurisdicción legal
venezolana.
- Conclusiones
- Recomendaciones.
- Índice de Referencias.
INTRODUCCIÓN

La presente investigación documental tiene como finalidad estudiar el derecho a la


prueba en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y así
profundizar en el ámbito del régimen probatorio establecidos en el código orgánico
procesal penal, concatenado y apegado a los principios consagrados en la
C.R.B.V. Ya que se convierte en el pilar fundamental para el esclarecimiento de un
hecho ilícito.

Atendiendo a estas consideraciones se podrá establecer el beneficio que nace


de la virtud del cambio del sistema inquisitivo al sistema acusatorio de prueba
libre, a este respecto se podrá demostrar la evolución del nuevo proceso penal
venezolano ya que este señala que toda prueba obtenida lícitamente será
valorada por el juez en el proceso bajo las reglas de la sana crítica y las máximas
experiencias. De allí la intención de este estudio de investigación es tratar de
determinar el aspecto de todo el proceso probatorio vinculado y concatenado
consagrado en la Carta Magna, y como a través de Sala Constitucional lo ha
interpretado el Tribunal Supremo de Justicia.

Ya que La libertad y la vida constituyen dos bienes fundamentales que


ameritan la más cabal y efectiva protección en un estado social y democrático de
derecho. Lamentablemente, en la esfera interna y al margen de las declaraciones
legales, la vida y la libertad han significado poco entre las personas.

A partir desde la década de los noventa en Venezuela se han generado


cambios políticos, sociales, económicos, que han incidido en aspectos legales; y,
desde y a través de nivel constitucional, se han producido transformaciones que
atañen el funcionamiento del sistema judicial, este hecho ha conllevado a la
consagraciones de nuevos derechos y garantías entre las que no se han
escapado las procesales, plasmada en el código orgánico procesal penal.

Finalmente en el desarrollo de la investigación se podrá revelar que al realizar


este estudio investigativo y documental se quiere llegar de una manera eficiente y
eficaz al desarrollo y ejecución de las distintas formas de probar un hecho, y la
adecuada aplicación que se le debe dar, para llegar al fin último del proceso, que
es llegar a la verdad, tarea realizada por los diferentes órganos de investigaciones
penales, quienes realizan la investigación penal bajo la autorización y dirección del
Ministerio Publico.
Antecedentes Históricos de las Pruebas y de los Medios Probatorios

Cuando se trata de analizar la noción de prueba, a diferencia de lo que ocurre con


ciertas instituciones y conceptos jurídicos, que atañen sólo a determinada área del
derecho, como es el caso de la procesal, la civil o la penal, su noción no sólo tiene
relación con todos los sectores de éste, para extenderse a todas las ciencias que
integran el saber humano, e inclusive a la vida práctica cotidiana.

Para el arreglo efectivo de los conflictos no baste la coacción moral derivante de la


existencia de las propias normas, hará falta proceder a la realización de estas,
transformando su mandato abstracto en concreto, tan sólo para utilizar a los
efectos de dicho arreglo la coacción moral más enérgica, ocasionada por la
especificación del mandato, o también para garantizar, para preparar o para
probar. La noción de prueba está presente en todas las manifestaciones de la vida
humana.

Esta transformación se prepara a través de una serie de actos que constituyen el


proceso judicial de conocimiento y se agota mediante la sentencia. La sentencia
realiza el proceso de transformación de la norma jurídica del mandato abstracto en
mandato concreto; es decir, mediante la sentencia, el mandato toma cuerpo, se
individualiza y se define.

El trabajo procesal es relativo a la realización de la verdad histórica. A tal fin, en


materia jurídica es necesario establecer que las obligaciones del operador de
justicia se dirigen a comprobar la existencia de una proposición de derecho,
asociada a un evento ocurrido en la realidad. Vale decir que dada una conducta
humana que afronte a un determinado bien jurídico protegido por la ley, se deberá
demostrar que esa conducta tiene correspondencia con un tipo sancionatorio
impuesto por la ley. Esto es, conforme con las enseñanzas de Ferrajoli (1994), que
la proposición dada en un proceso jurídico ha de descomponerse en otras: una de
carácter exclusivamente factual y otra de significación jurídica. Todo proceso de
cambios refleja un antecedente, un motivo refleja una justificación que no en todos
los casos significa una legitimación.

Los procesos históricos son innegables al momento de pretender generar


transformaciones que bajo diferentes definiciones ocurren en las sociedades.
Pueden mencionarse como ejemplo los sucesos históricos de 1789 sucedidos en
Francia que transformaron la visión del hombre en su convivencia social,
conocidos como la revolución francesa, ocurridos a finales del siglo XX, resaltando
el espíritu de la libertad y de la dignidad humana, que no sólo aconseja la
adopción generalizada de las formas prevalecientes del sistema acusatorio como
forma de juzgar, sino que indica su prevalencia en la comunidad internacional a
través del avance de las normas en materia de Derechos Humanos, contenidas en
instrumentos jurídicos internacionales, tales como la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, los Pactos Internacionales de Derechos
Civiles y la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

Estos derechos en la sociedad moderna, han tenido especial relevancia incluso,


rigen en los modelos estatales de la mayoría de los pueblos civilizados y con una
tradición democrática. Las constituciones al acoger dichas normativas dan un
rango supremo a la garantía de los Derechos Humanos. Las garantías
constitucionales son reflejo extraordinario del carácter rector dentro de la pirámide
jerárquica de las leyes que no pueden ser vulneradas, y es el Estado el principal
garante de que ello se cumpla con suma rigidez. Toda declaración legítima, es una
declaración de la voluntad popular, soberana que recoge dos pilares
fundamentales de toda sociedad políticamente organizada: una declaración de los
derechos fundamentales que esa sociedad reconoce como legítimos y una
declaración de la forma de organización política que desea.

Todo postulado constitucional contendrá en consecuencia siempre una columna


vertebral de derechos o libertades públicas, a cuyo respecto se obliga el Estado
para con todos sus habitantes y otra con la estructura de poder legítimo, que se
organiza y distribuye para delimitar sus actuaciones e impedir que éstas lesionen
los derechos de los ciudadanos.

El Estado es el titular por excepción de garantizar el desarrollo a través de las


subsiguientes leyes, que se derivan del texto constitucional, sancionando a través
de los órganos competentes, (poder legislativo), leyes que no contradigan el
contenido garantista de la Constitución y que puedan brindar al ciudadano un
sentimiento de defensa y protección efectiva. La administración de justicia existe
en los modelos estatales, así como las principales garantías que en esta materia
debe regir y que son de impretermitible cumplimiento. En los primeros tiempos
racionales se encuentra en la materia probatoria, que la fe dada a los
conjugadores y la confianza en las Ordalias (Juicio de Dios), dan un claro ejemplo,
y esto tiene como base una fuerte creencia arraigada en el pueblo, según el cual
la voz de Dios concluye por describir la verdad y ayudar a la buena causa.
Cabanellas (1996) expresa:

Según las creencias de los pueblos primitivos, cuando llegaba el momento de


enjuiciar a un individuo, la propia divinidad hacia acto de presencia para participar
en el debate probatorio que habían provocado los terrenos al cometer el delito.
Obedecía a un pacto secreto que vinculaba al procesado con la divinidad, si era
inocente. Estos eran los Juicios de Dios (p. 457).

El autor citado también expone que los referidos Juicios se efectuaban para
conocer la verdad cuando faltaban pruebas materiales contra el acusado, muchas
veces se desarrollaban con intervención de las partes, pero en otras ocasiones se
efectuaban sin su participación; por ejemplo cuando se llevaba a cabo el
denominado juicio del ataúd, que consistía en acercar al sospechoso o supuesto
matador al cadáver para que derramara sangre.

Etimológicamente el término de prueba ha venido evolucionando históricamente a


través de los tiempos en un arduo trabajo de la doctrina. Actualmente es
considerado como un término multívoco y plurívoco, estimado así por los
académicos de la lengua porque alude o contiene varios significados.

Su origen remoto desde los primeros tiempos comenzó en la Iglesia, en aquellas


comunidades cristianas cuando el apóstol Pablo en defensa del cristianismo, pasó
a convertirse en el revelador de la verdad divina. Esto se origina en las
comunidades cristianas de la Antigua Roma, en una persecución por los
emperadores que consideraban que tales creencias atentaban contra la
estabilidad del Imperio Romano, por lo que fueron sometidos a las catacumbas y a
los martirios en el Coliseo Romano.

La Reseña Histórica de la Prueba Formal o Reglamentación Formal

Los conjuradores, los juicios de Dios u ordalías, como las del fuego, duelo, agua
fría, agua caliente, desprendimiento de sangre del difunto en presencia del
matador, etc., son otras tantas manifestaciones primitivas e indudablemente
bárbaras de la llamada prueba legal, que luego habría de ir desembocando hacia y
un estadio más jurídico, sedimentado al fin en una vastísima serie de reglas sobre
valoración. Claro está que no solo fue la superstición la única base de ese sistema
probatorio; muchas veces sus mismas ordalías no representaron, según Spencer,
otra cosa que el desconocimiento de las relaciones causales detrás de los
fenómenos, y que obligaban a considerarlos como decretos de una fuerza
consciente y superior por otro lado resulta evidente que muchas de estas reglas.

Los sistemas probatorios bárbaros que daban por demostrada la verdad según el
resultado de experimentos de fuerza, habilidad o suerte, como las ordalías, las
pruebas del fuego, etc., eran sistemas de tarifa legal, puesto que el juez no podía
desconocer la conclusión, favorable o desfavorable para el acusado, ya que no
tenía ninguna libertad de criterio. Debe entonces distinguirse la tarifa legada
basada en el fanatismo y la ignorancia, de la que, como consecuencia del estudio
del derecho romano y de la labor de los canonistas, se elaboró sobre bases
jurídicas y lógicas para sustituir precisamente aquellas.

Históricamente, el sistema de la tarifa legal de las pruebas, introducido por el


proceso inquisitorio que sustituyó al acusatorio del período primitivo posterior a la
caída del imperio romano, representó un avance trascendental en la
administración de justicia y en el ordenamiento jurídico general de los Estados, al
desalojar los medios bárbaros y fanáticos que caracterizaron este último proceso,
de manera que por el aspecto histórico, la tarifa legal merece toda clase de elogios
sin que nadie lo pueda negar.

En el derecho moderno no se encuentra un sistema puro, deslastrado de una de


las modalidades totalmente, esto es, no existe un sistema netamente formal o
legal de valoración ni un sistema regido solamente por la libre apreciación. Un
punto de vista semejante sostiene Carnelutti (1992) para justificar la utilidad de la
fijación preventiva del valor de los medios de prueba partiendo de la observación
de que la elección de las leyes con las cuales se debe construir el silogismo
probatorio, es decisiva para la conclusión.

La evolución que ha sufrido en el derecho moderno esta materia, ha llevado a


suprimir innumerables regias legales de valoración de índole tarifada de la prueba,
que respondían a un formalismo extremo, que suprimía la libertad de apreciación
del juez y lo convertía, como ha dicho Chiovenda (1995), en un contable, pero ha
conservado aquellas reglas legales de valoración relativas a la eficacia probatoria
de los documentos públicos y de los privados reconocidos, de las presunciones,
confesiones, juramento, etc., que responden a reglas de experiencia
universalmente admitidas y con una tradición centenaria, que al ser objetivadas en
normas imperativas generales y abstractas, aseguran al juicio de valoración
normativa la certeza y la justicia de toda norma jurídica objetiva, como
manifestación de la voluntad general recogida por el legislador en el precepto
probatorio.

Cabe destacar la crítica que ha sufrido este sistema, donde muchos de los autores
lo descalifican, y donde Rengel (1995) comentando a Devis (1993), coincide con
éste en cuanto a la necesidad de distinguir tarifa legal, manifestaciones de un
formalismo extremo y primitivo, al cual califica el maestro colombiano, fósil jurídico,
que sólo perjuicios puede ofrecer a la imponderable función de administrar justicia,
de la tarifa legal, surgida del renacer del derecho romano y de la labor de los
canonistas que la concibieron sobre bases jurídicas y lógicas, para sustituir
precisamente aquella.
La Constitucionalizarían del Derecho Como Prueba.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela no se ha conformado


con la consagración formal del principio de libertad de la prueba en su artículo 49,
sino que la legislación en su articulado ha incorporado numerosas innovaciones
que propenden hacer efectivo el principio in comento.

El artículo 187 de la Constitución de 1999 ofrece una óptica un poco más clara, al
observar las formas de valoración impuestas conforme a la Ley, cuando señala en
su ordinal 3: "Ejercer funciones de control sobre el Gobierno y la Administración
Pública Nacional, en los términos consagrados en esta constitución y la ley. Los
elementos comprobatorios obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán valor
probatorio, en las condiciones que la ley establezca".

Por lo que si bien es cierto el artículo se refiere al control político del gobierno y
administración pública, pero en relación con la valoración en específico remite a la
Ley, de lo que se desprende que el contenido del artículo 507 del Código de
Procedimiento Civil, se mantiene inmutable y vigente plenamente en sus dos
acepciones, a saber, prueba tasada y sana critica.

El artículo 395 del Código de Procedimiento Civil, consagra el principio de libertad


de los medios de prueba al indicar que son medios de prueba admisibles enjuicio,
los establecidos en el Código Civil, en el Código de procedimiento Civil y en otras
leyes de la República En la actualidad la corriente dominante en materia de
pruebas, es la doctrinal y positiva, que permite el uso de medios de prueba no
regulados expresamente en el Código Civil.

Los conocimientos científicos y las máximas de experiencias, luego este aspecto


de la prueba si representa una materia controlable en las distintas instancias,
incluso amparo, pues se trata de aplicar correctamente los artículos 22 y único
aparte del 512 del Código Orgánico Procesal Penal, de acuerdo con las necesaria
exigencias de la racionalidad (libre convicción razonada), esto es de conformidad
con las exigencias que derivan de los requisitos de la sentencia (motivación),
contenidos en los artículos 365 y 512 ejusdem. En definitiva, esta parte objetiva de
la valoración de la prueba si puede ser controlada, a fin de salvaguardar los
principios previstos en la Ley Adjetiva Penal y en la Constitución.

La prueba en el código orgánico procesal penal como instrumento legal en la


Legislación Venezolana constituye un cambio en el proceso de hoy se sigue en el
país, este instrumento legal contiene un aparte sobre el régimen probatorio
fundamentado en la los principio y garantías constitucionales que enmarcan sus
normas legales y en función de fundamentos legales y conocimientos doctrinarios
referidos a la prueba. En general se enfoca a lo relacionado al medio probatorio
en la legislación penal >Venezolana.

La prueba se debe en especial referencia procesal que adquiere la actividad


probatoria en la medida en que se cumple la finalidad de fijar los hechos a los que
el juez y en sentencia determina el derecho.
En Venezuela no hay duda alguna que el derecho a la prueba tiene rango
constitucional si bien la exposición de motivos de la constitución de la República
Bolivariana de Venezuela promulgada en el año 2000, en el numeral 1 artículo 49,
se establece el derecho al expresar que toda persona tiene derecho de acceder a
las pruebas y de disponer del tiempo y los medios adecuados para ejercer su
defensa. De allí no puede existir la menor duda de que el derecho de acceder a
las pruebas es de rango constitucional.

El tribunal Supremo de Justicia, al interpretar la normativa constitucional


respectiva, ha señalado que esta consagra el derecho a la prueba. La sala de
Casación Civil del tribunal supremo de justicia en sentencia número 939 del 13 de
diciembre de 2007, con base a la doctrina sentada por la sala constitucional del
alto tribunal determina que el derecho a la prueba implica que las partes del juicio
tengan la oportunidad de promover y evaluar todos los medios probatorios que
permitan crear una convicción en el juez respecto a lo pretendido.

La misma Sala de Casación Civil, en sentencia 00208 del 14 de abril de 2008, al


referirse nuevamente al tema del derecho a la prueba, afirmo que el derecho a la
prueba se ve vulnerado cuando el juzgado impide de alguna manera que la prueba
legal y pertinente se incorpore al proceso o cuando siendo admitida y se ordene su
evacuación, no se exponen las resultas de las mismas a los fines de producirse
una discusión final conforme a lo alegado y probado por las partes con lo cual se
estaría produciendo una defección de los litigantes hacia las pruebas presentadas.

Referencia Constitucional y Referencia Legal de la Prueba en la Legislación


Venezolana

Al analizar la referencia constitucional; el artículo 49 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, establece el principio del debido proceso y
del derecho a la defensa, colocando dentro del derecho a la defensa y como
extensión de ésta el derecho de acceder y disponer de las pruebas. Textualmente
establece: "El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derecho inviolables en todo estado y
grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho... de acceder
a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su
defensa..."

En lo que respecta a la referencia legal y en relación a los medios de prueba, el


artículo 395 del Código de Procedimiento Civil consagra cuales son los medios de
prueba permitidos por el ordenamiento jurídico , y además adiciona en su primer
aparte el principio de la amplitud de los medios de prueba, lo que comúnmente se
ha denominado los medios de prueba libre. En el referido artículo se establece:

"Son medios de prueba admisibles en juicio aquellos que determina el


Código Civil, el presente Código y otras leyes de la República. Pueden
también las partes valerse de cualquier otro medio de prueba no
prohibido expresamente por la ley, y que consideren conducente a la
demostración de sus pretensiones. Estos medios se promoverán y
evacuarán aplicando por analogía las disposiciones relativas a los
medios de pruebas semejantes contemplados en el Código Civil, y en
su defecto, en la forma que señale el Juez”"

Siempre que el demandado contradice los fundamentos de hecho de la


demanda, es preciso recibir la causa a prueba. Esto, porque las alegaciones que
hacen las partes, teniendo personalmente el mismo valor; tienen que ser
acreditadas a fin de que el Juez pueda pronunciar su decisión de conformidad con
las pruebas verificadas dentro del procedimiento. De aquí la importancia
trascendental de esta etapa del procedimiento, desde que de ella depende la
suerte del pleito, la sentencia.
Por otra parte, debe considerarse lo establecido en el artículo 12 del Código de
Procedimiento Civil de Venezuela, que al respecto establece:

“Los jueces tendrán por norte de sus actos, la verdad, que procura
conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones el Juez
debe atenerse a las normas de derecho, a menos que la Ley lo
faculte para decidir con arreglo a la equidad. Debe atenerse a lo
alegado y probado en autos, sin poder sacar elementos de
convicción fuera de éstos, ni suplir excepciones o argumentos de
hecho no alegados ni probados
(...)”

El Juez puede fundar su decisión en los conocimientos de hecho que se


encuentren comprendidos en la experiencia común o máximas de experiencia.
Calvo (2000), considera que el artículo en referencia recoge el principio de la
verdad procesal mediante el cual se les ordena a los Jueces tener por norte de
sus actos, la verdad, porque mal podrán administrar justicia y ejecutar lo justo, si
su decisión no se basa en la verdad, si no logran conocer con certeza los
derechos de las partes litigantes.

CONCEPTO DE PRUEBA.

A diferencia de lo que ocurre con ciertas instituciones y conceptos jurídicos, que


atañen sólo a determinada rama del Derecho, la noción de prueba no solo tiene
relación con todos los sectores del Derecho, sino que trasciende el campo general
de éste para extenderse a todas las ciencias que integran el saber humano e,
inclusive, a la vida práctica cotidiana, doctrinariamente podemos encontrar
diversas teorías, un concepto de prueba que permitiría entender el fondo se puede
considerar a la prueba como una actividad comparativa entre las afirmaciones de
un hecho vertidas por las partes en las oportunidades establecidas en el
ordenamiento jurídico para realizar sus alegaciones, con la realidad, a través de
los medios ofrecidos por la legislación a fin de convencer al operador de justicia de
su certeza, otro concepto podríamos definir en el marco doctrinario como la razón
o argumento mediante el cual se pretende demostrar y hacer patente la verdad o
falsedad de un hecho.

Carnelutti considera la prueba no sólo al objeto que sirve para el conocimiento el


hecho, sino también la certeza o convicción que aquel proporciona. En sentido
amplio, define a la prueba como un equivalente sensible del hecho que habrá de
valorarse. Para Goldschimidt, es el conjunto de actos de las partes que tiene por
fin convencer al Juez acerca de la verdad de la afirmación de un hecho.

Carnelutti en ocasión de la definición de la prueba, señala: “El Juez está en medio


de un minúsculo cerco de luces, fuera del cual todo es tinieblas: detrás de él el
enigma del pasado y delante, el enigma del futuro; ése minúsculo cerco es la
prueba. La prueba es el corazón del problema del juicio, del mismo modo que éste
es el corazón del problema del pensamiento del juicio, más no del proceso, puesto
que la prueba es una de las claves, no tanto para la teoría del proceso, cuanto
para la del juicio, que es lógica pura.

Empero, esto no significa que la actividad probatoria sea solamente lógica, porque
también es sicológica y técnica.

El fin principal del proceso es la realización del derecho como satisfacción de un


interés público del Estado y, el secundario, la justa composición de los litigios o
solución de la petición del actor; para poder cumplir con esos fines, el proceso
necesita entrar en contacto con la realidad del caso concreto que en él se ventila,
pues si el Juez no conoce exactamente sus características y circunstancias, no le
es posible aplicar correctamente la norma legal que lo regula y declarar así los
efectos jurídicos materiales que de ella deban deducirse y que constituirán el
contenido de la cosa juzgada, en estricta congruencia con la demanda y las
excepciones.

Por ende, podemos definir la prueba judicial como el conjunto de reglas que
regulan la admisión, producción asunción y valoración de los diversos medios que
pueden emplearse para llevarse al Juez la convicción sobre los hechos que
interesan al proceso.

OBJETO DE LA PRUEBA.

Lo podemos definir como todo aquello sobre lo cual puede recaer la prueba,
deviniendo en algo completamente objetivo y abstracto, extendiéndose tanto a los
hechos del mundo interno como del externo, con tal que sean de importancia para
el dictamen. El objeto de la prueba viene a ser una noción objetiva, porque no se
contempla en ella la persona o parte que debe suministrar la prueba de esos
hechos o de alguno de ellos, sino el panorama general probatorio del proceso,
pero recae sobre hechos determinados sobre los cuales versa el debate o la
cuestión voluntariamente planteada y que debe probarse, por constituir el
presupuesto de los efectos jurídicos perseguidos por ambas partes, sin cuyo
conocimiento el Juez no puede decidir.

Para Dellepiane probar es demostrar la verdad de una proposición, pero en su


significación corriente expresa una operación mental de comparación donde cada
parte con los medios producidos demuestran en una controversial confrontación
la versión de cada parte los hechos y donde el juez trata de reconstruir los hecho
valiéndose de los datos aportados que los actuantes le ofrecen y aportan.

Couture también se encuentra en la misma línea de pensamiento y define a la


prueba como la labor histórica del juez, puesto que analiza los hechos ocurridos
con anterioridad al proceso y una tarea a las partes para llegar al convencimiento
sociológico del juez acerca de la verdad de los hechos alegados.

Carnelutti define el objeto de la prueba como el hecho que debe verificarse y


donde se vierte el conocimiento motivo de la controversia. La noción lógica de la
prueba supone una relación de sujeto a objeto, lo que permite dividirla en mediata
e inmediata, esto en atención al concepto.
Expuesto lo anterior, es menester señalar que en el proceso sólo los hechos son
objeto de prueba, por ser esencial al resultado del juicio y así lo pauta la norma
adjetiva venezolana contenida en el artículo 388, pero como toda regla admite su
excepción, tenemos que el lapso probatorio no se abrirá en los casos establecidos
en el artículo 389 ejusdem, a saber: “(…)

1° Cuando el punto sobre el cual versare la demanda, aparezca, así por ésta como
por la contestación, ser de mero derecho;
2° Cuando el demandado haya aceptado expresamente los hechos narrados en el
libelo y haya contradicho solamente el derecho;

3° Cuando las partes, de común acuerdo, convengan en ello, o bien cada una por
separado pida que el asunto se decida como de mero derecho, o sólo con los
elementos de prueba que obren ya en autos, o con los instrumentos que
presentaren hasta informes;

4° Cuando la ley establezca que sólo es admisible la prueba instrumental, la cual,


en tal caso, deberá presentarse hasta el acto de informes”.

Ramirez (2008) En el Régimen Probatorio en el Proceso Penal Venezolano. La


dinámica de pruebas se manifiesta en actividades específicas llamadas actos de
pruebas, que en el derecho procesal penal son elementos de obligatorio
cumplimiento para dar inicio al proceso originado por una acción punible. Durante
la investigación correspondiente al hecho punible interviene primero el
denunciante ó víctima del delito, el Ministerio Público como titular de la acción
penal, algunos terceros como testigos, cuerpo de investigaciones competentes,
peritos y otros que podrían involucrarse y el imputado que es el sujeto procesal
activo sobre quien va a recaer la acusación orientada por el representante del
Ministerio Público.

La interposición de una denuncia constituye un acto de prueba, también el


dictamen de peritos, el testimonio, las diligencias practicadas por el cuerpo de
investigaciones, la inspección, el levantamiento de cadáveres, comprobación de
lesiones, objetos, daños, entre otros. Las pruebas facilitan al Ministerio Público el
fundamento jurídico para sus determinaciones. El Ministerio Público perseguirá el
delito cuando los elementos probatorios le proporciones un índice considerable de
verdad, de lo contrario desvirtuaría sus funciones. Las pruebas son el medio
indicado para justificar una postura legal, ya sea con el ejercicio de la acción penal
o cuando se determina que el acto cometido lesiona los derechos humanos
jurídicamente protegidos.
El Código Orgánico Procesal Penal como instrumento legal en la legislación penal
venezolana constituye un cambio en el proceso que hoy se sigue en el País. Este
instrumento legal contiene un aparte sobre el Régimen Probatorio fundamentado
en principios y garantías constitucionales que enmarcan sus normas legales. La
investigación presentada de tipo documental ha sido orientada en función de los
fundamentos legales y conocimientos doctrinados referidos a prueba. En general
se enfoca lo relacionado el medio probatorio en la legislación penal venezolana.

Cortez (2008) La Libre Apreciación de la Prueba como Sistema de Valoración


Probatorio en el Proceso Penal Venezolano. El principio de la libre valoración de la
prueba en el proceso penal venezolano le otorga al Juez, según lo contenido en el
artículo 22 del Código Orgánico Procesal Penal, la libertad de valoración de las
pruebas, según la sana crítica, observando las reglas de la lógica, los
conocimientos científicos y las máximas de experiencia; sin embargo, este sistema
de libre valoración de la prueba conforme a la sana crítica, no es precisamente un
remedio. El problema radica, en que, al carecer este sistema de reglas expresas y
constantes de apreciación, la valoración de la prueba se sale de los marcos del
ordenamiento jurídico para convertirse en un profundo problema ético y
cognoscitivo, que exige juicios de gran inteligencia, sentido común y sensibilidad
humana y social, capaces de producir la valoración inteligente que el criterio
racional reclama.

Por ello, surge la presente investigación que tiene como general objetivo: Analizar
el alcance de la Libre Apreciación de la Prueba como Sistema de Valoración
probatoria en el Proceso Penal Venezolano, basándose para ello en una
investigación de tipo descriptivo -monográfico, donde se utilizará para su
desarrollo las técnicas e instrumentos propios de este estudio, entre las cuales se
pueden citar: la Observación documental y la técnica del resumen. Concluyendo
con una posible solución como es la necesidad de que el legislador limite la forma
la valorar la prueba por parte del juez, ya que esta forma de valoración depende
del prudente arbitrio del Juez.

Teorías de la Prueba.

Este es uno de los capítulos más importantes del Derecho Procesal Penal. La
Teoría de la Prueba se encuentra relacionada con la Teoría del Conocimiento,
porque con ella se formará convicción en el Juez. La prueba consiste en una
actividad procesal dirigida a alcanzar la certeza judicial de ciertos elementos para
decidir un litigio sometido a proceso. La prueba no es el hecho mismo que se
investiga. Una cosa es la prueba y otra el hecho conocido. La prueba es la
reactualización, es la representación de un hecho. A medida que el Juez va
observando el estado de las cosas o la conducta de las personas (reuniendo
elementos probatorios) irá formando su criterio hasta quedar convencido de la
existencia del delito y la responsabilidad del autor.

La certeza es un estado relativo, la verdad es un estado absoluto. El proceso


penal es obra de hombres que tienen facultades relativas y limitadas, son falibles,
por eso no pueden pretender llegar a la verdad, pero tienen la obligación de llegar
a la certeza, que a menudo coincide con la verdad pero no siempre.

Es necesario indicar que la teoría de la prueba es una de las cuestiones más


importantes del derecho procesal, se estima afirmar lo dicho por Bentham a estas
como un "derecho probatorio", la misma que trata de abarcar todos los problemas
relacionados a la evidencia jurídica, con la formación de la conciencia del Juez, de
allí que se tiene estrecha relación con la teoría del conocimiento. Así, este módulo
nos servirá para tomar posición en cuanto a la prueba en general y en particular
una introducción al análisis de las mismas.

Es conveniente señalar la diferencia que existe entre sistema y teoría. La primera


trata de hipótesis especulativamente, mientras la teoría las comprueba y la las
verifica, el sistema es un método, es construcción ideológica, la teoría es
observación y experiencia mediante las cuales reúne una serie de hechos, por lo
que no hay nada más practico que una buena teoría.

Probar en derecho procesal vale tanto como representar o actualizar el pasado. El


origen de la prueba está en la necesidad de traer al Juez lo que pasó fuera de su
conciencia. El fin será evidenciar la violación de la norma penal y el efecto será la
operación mental que establece la relación existente entre el medio probatorio y el
hecho que se investiga.

Clasificación de la Prueba.

Devis Echandía (1994:177-184) nos dice que la prueba se puede clasificar de la


siguiente forma:

1) De acuerdo a su finalidad:

Prueba de descargo o exculpatoria: es aquella que persigue acreditar la inocencia


del encartado. También se le denomina contra prueba o prueba contraria.
Prueba de cargo o incriminatoria: es aquella dirigida a demostrar la culpabilidad
del encartado en un hecho delictivo

Pruebas sustanciales: persiguen demostrar la validez o existencia de un acto


jurídico de naturaleza material. Por ejemplo: escritura pública de compraventa.

Pruebas formales: su papel se circunscribe únicamente al campo procesal.

2) De acuerdo a su ilicitud o licitud:

Pruebas ilícitas: son aquellas que han sido recabadas e incorporadas al proceso
penal por medio de una trasgresión a una norma constitucional o procesal.

Pruebas lícitas: su validez y eficacia probatoria se encuentran garantizadas por su


estricto apego al debido proceso.

3) De acuerdo con su resultado:

Prueba plena: es una sola prueba que le proporciona al juzgador la suficiente


convicción. También se le denomina prueba completa o perfecta.

Prueba semiplena: el juez necesita que la única prueba sea complementada con
otros elementos probatorios para llegar a la convicción. Se le llama prueba
incompleta o imperfecta.

4. De acuerdo con su utilidad:

Pruebas útiles: constituyen un apoyo que le permite a la autoridad jurisdiccional


obtener la convicción con respecto a hechos que son relevantes en el proceso
penal.

Pruebas inútiles: no prestan ningún servicio o auxilio al juez.

Prueba posibles: pueden practicarse sin problema alguno.

Pruebas imposibles: no existe posibilidad alguna para realizar su práctica.

Pruebas conducentes: es aquella que es apta para que el juez llegue al


convencimiento, en relación con el hecho al que hace mención la misma prueba.
Pruebas inconducentes: es lo contrario a lo anterior.

Pruebas pertinentes: tienen relación con el hecho que se pretende probar.

Pruebas impertinentes: no guardan ningún tipo de relación con el hecho que se


pretende demostrar.

Leone (1989: 170) las clasifica de la siguiente forma:

De acuerdo a su objeto:

Pruebas directas: son aquellas que se refieren inmediatamente al objeto a probar.

Pruebas indirectas: hacen referencia a otro objeto que tiene relación con el objeto
a probar. Ej: prueba indiciaria.

De acuerdo a su medio:

Pruebas genéricas: le proporciona al juez una percepción directa del objeto a


probar. Tenemos como ejemplo el cuerpo del delito, las huellas materiales del
hecho delictivo, etc.

Pruebas específicas: el juez obtiene el conocimiento del objeto por medio de otras
fuentes. Ej: búsqueda e identificación del autor del hecho punible, así como los
demás partícipes, si existieren.

De acuerdo a su categoría o grado:

Pruebas primarias: tiene como fin primordial demostrar el hecho sea en forma
directa o por medio de otro hecho. Se le denomina pruebas de primer grado. Ej.
Prueba pericial, prueba testimonial, etc.

Pruebas secundarias: cuando una prueba sirve para probar otra prueba. Son
conocidas como pruebas de segundo grado. Ej: una prueba testimonial que nos
proporcione indicios.

De acuerdo a su función:
Pruebas lógicas: por medio de un razonamiento o juicio, el juez logra obtener el
resultado probatorio. Estas pruebas son conocidas como pruebas críticas. Ej: la
inspección y los indicios.

Pruebas históricas: le permite a la autoridad jurisdiccional tener una función


representativa del hecho a probar. Ej: el testimonio, la confesión, etc.
De acuerdo a su naturaleza:

Pruebas personales: son las que emanan directamente de la persona. Ej: la


confesión, el testimonio, etc.

Pruebas materiales: tienen su origen en las cosas. Ejemplo: fotografías, rastros o


huellas, etc.

Por otro lado tenemos Framarino Dei Malatesta (1989:135-145) que nos
proporciona la siguiente clasificación:
En cuanto al objeto:

Prueba directa: se refiere a la cosa que se pretende probar, es decir, al delito. Ej:
Testigo presencial de los hechos.

Prueba indirecta: hace mención a algo que a pesar de que es distinto al delito, le
permite a la autoridad jurisdiccional por medio de un proceso racional, deducir el
injusto penal. Ej: los indicios.

En cuanto al sujeto:

Prueba personal lo testimonio de persona: se puede presentar ante el juez en


forma separada de la persona a través de la forma escrita o inseparable y
transitoria de la persona por medio de la moralidad.

Prueba real o testimonio de cosas: dentro del proceso penal se presenta en forma
material u original. Ej: arma de fuego.

En cuanto a la forma:

Prueba documental: el testimonio de la persona aparece en forma escrita ya que


no es posible su reproducción oral.

Prueba testimonial: el testimonio de la persona se presenta realmente en la


oralidad.
Testimonio común: se origina de testigos corrientes, accidentales del hecho.

Testigo pericial: proviene de individuos que ostentan conocer conceptos


especiales.

Prueba material: se circunscribe al aspecto de la estructura física de la cosa

Clasificación de las pruebas criminales según su finalidad:

Pruebas incriminantes:

Son aquellas que le permiten al juzgador obtener la certeza de la culpabilidad del


imputado en la comisión de un hecho delictivo. Esta prueba está encaminada a
demostrar la existencia del acto acriminado.
Para Mittermaier (1979:141) la prueba de cargo tiene los siguientes objetivos:

La averiguación del punto de hecho, es decir, de la existencia de todos los hechos,


de donde resulta la materialidad del acto criminal (la muerte, por ejemplo), en caso
de homicidio de los hechos característicos del crimen (verbigracia, la
administración del veneno), de la existencia de los hechos que se unen al crimen
especial que se trata de castigar (el escalamiento en caso de robo). La
demostración de que el acusado tiene en el crimen una participación culpable.

La investigación de su estado mental y su voluntad en el momento del crimen, a


fin de que sea posible apreciar si ha habido dolo o simplemente negligencia.

La manifestación de la premeditación, cuando la inculpación recae sobre el


crimen, del que es elemento esencial la premeditación. La averiguación de la
intención, cuando tiene relación con el acto criminado la demostración de la
perfecta concordancia entre la intención y los hechos acriminados que se le
atribuyen como consecuencia o también la del a imputabilidad que por razón de
esta consecuencia se puede hacer pesar sobre el autor.

Pruebas excusante o de descargo: tiene como fin primordial excluir la culpabilidad


del imputado. También se le denomina prueba de inocencia.

Desde el punto de vista probatorio, la prueba excusante persigue destruir la


inculpación de que es objeto el imputado dentro de un proceso penal.

Principios fundamentales del régimen probatorio Venezolano.


El proceso penal Venezolano establece principios procesales fundamentales para
hacer efectiva la aplicación de la tutela judicial efectiva en la práctica de la
obtención de las pruebas, por lo que debe respetarse los convenios, tratados y
acuerdos internacionales, la constitución de la República Bolivariana de Venezuela
y el Código Orgánico Procesal Penal. En función de ello se realizan las
respectivas ampliaciones y explicaciones de sus respectivos mecanismos y
procedimientos a seguir.

Considera (Pérez, 1998, p. 218) que los principios que regulan el régimen
probatorio establecido en el Código Orgánico Procesal Penal, corresponde
plenamente a los patrones del sistema acusatorio y por ello son:

A. Carga de la Prueba

En el sistema acusatorio, corresponde al titular de la acción penal, se la Fiscalía


ósea un acusador privado, el probarla culpabilidad del acusado y en
consecuencia, este no está obligado a probar su inocencia. Esto quiere decir que
el titular de la acusación es quien tiene la carga de la prueba de los hechos
imputados y el tribunal sólo puede acometer la búsqueda de la prueba para mejor
proveer.

El principio de la carga de la prueba no está expresamente consagrado en el


Título Preliminar del Código Orgánico Procesal Penal, que recoge los principios
fundamentales del nuevo ordenamiento procesal penal Venezolano pero esta
incito de manera irrestricta en el carácter de la acción penal, o facultad de
perseguir e investiga r el delito que a su vez no corresponde al tribunal, sino a las
partes acusatorias (principalmente al Ministerio Público). En el mismo orden de
ideas estipula (Monagas, 2005, p.14) que en la carga de la prueba son las partes
las que deben suministrar la prueba de ciertos hechos, sea porque los invoca en
su favor o de ellos se deduce lo que pide, o porque lo opuesto goza de presunción
o de notoriedad o porque es una negación indefinida.

B. Libertad de Prueba

El principio de prueba libre es aquel según el cual, en el proceso es admisible todo


tipo de prueba, y todo hecho relacionado con el juzgamiento
puede ser objeto de prueba.

Los ordenamientos procesales que tienen como norma la prueba libre


simplemente así lo proclaman en uno o varios artículos y, por tanto, estos
ordenamientos no establecen cuales son los medios probatorios admisibles, si no
simplemente requerimientos de legalidad para los medios usualmente utilizados
por el Estado para recabar evidencias contra los ciudadanos imputa dos. La
libertad de prueba es propia de los ordenamientos acusatorios más avanzados
(ver Código Orgánico Procesal Penal artículo 198).

Un medio de prueba, para ser admitido, debe referirse, directa o indirectamente, al


objeto de la investigación y ser útil para el descubrimiento de la verdad. Los
tribunales podrán limitarlos medios de prueba ofrecidos para demostrar un hecho
o circunstancia, cuando haya quedado suficientemente comprobado con las
pruebas ya practicadas. El tribunal puede prescindir de la prueba cuando ésta sea
ofrecida para acreditar un hecho notorio.

Aquí se establecen los principios de liberta de, idoneidad y utilidad de la prueba.


Libertad porque el Código Orgánico Procesal Penal permite a todas las partes
probar todo cuanto se quiera en relación con los hechos justiciables y sus
consecuencias deducidas en el proceso y hacerlo, además, por cualquier medio
lícito, susceptible de valoración por el sentido común.

La libertad de prueba está únicamente limitada en el Código Orgánico Procesal


Penal, según la parte final del encabezamiento o primer párrafo, del artículo 198,
por aquellas situaciones donde la ley no admita otra forma de prueba que la que
ella expresamente establece.

C. Legalidad de la Prueba

El principio de la legalidad de las pruebas que se encuentra recogido en el artículo


197 del Código Orgánico Procesal Penal consiste en que sólo serán admisibles
como medios de prueba aquellos cuya obtención se haya producido conforme a
las reglas del Código o de legislaciones particulares que, como en el caso de las
comunicaciones telefónicas, están sujetas a regulaciones específicas en ley es
especiales.

Por consiguiente, el principio de legalidad abarcados aspectos fundamentales


como son el primer término, el cumplimiento de las formalidades específicas
establecidas por el Código o por leyes especiales para la obtención de la
evidencia, como se advierte en el caso de los registros e inspecciones, regulados
en los Artículos 202 a 213 así como en los casos del 218 al 221 del Código
Orgánico Procesal Penal. En este caso se dice que estamos ante el llamado
sentido directo del principio de licitud de la prueba, ya que la sola falta o el
quebrantamiento de la formalidad exigida produce la ilegalidad de la prueba así
obtenida.

En segundo término, tenemos que el principio de licitud de la prueba exige que la


prueba no haya sido obtenida mediante engaño, coacción, tortura física o
psicológica, ni por medios hipnóticos, ni tampoco por efectos de fármacos,
estupefacientes o brebajes enervantes de la voluntad de las personas.

D. Comunidad de la Prueba

Toda la evidencia recabada durante la investigación preliminar o fase preparatoria


es acervo común de las partes, en tanto así lo manifiesten y la promuevan. A este
respecto hay que recordar que en razón de que el sistema acusatorio se funda en
la búsqueda de la verdad material (artículo 13 y 328 del Código Orgánico Procesal
Penal), las evidencias traídas a las actuaciones por una parte, pueden resultar de
provecho a otra de las partes y viceversa. Por esta razón, en la fase intermedia, al
formular sus conclusiones por escrito, sobre la fase preparatoria y con vista al
juicio oral, pueden manifestar que hacen suyas las pruebas de otras partes, a fin
de usarlas en su provecho.

E. Libre Convicción

Refiere (Popoli, 2006, p. 52) que es sabido, el viejo y derogado Código de


Enjuiciamiento Criminal se basa en el sistema de la prueba legal. A su vez
considera (Popoli, 2006, p. 107) que es importante señalar que todo nuestro
proceso penal tiene que ser fundamentado, siempre sobre la base de
conocimientos científicos, máximas de experiencias y razonamientos lógicos.

Hasta las partes para interponer un recurso en contra de una decisión judicial
deben subsumir la violación o infracción presuntamente cometida en un
fundamentar debidamente escrito del recurso, promover los medios de prueba en
este mismo escrito, probar lo que se alegan, puesto que tienen la carga de la
prueba, y además darle la posible solución al tribunal que conocerá de ese
recurso, considerando que la decisiones de los órganos jurisdiccionales merecen
fe pública salvo prueba en contrario.

En el mismo orden de ideas considera (Monagas, 2005, p. 8) en términos más


actualizados los principios generales de la prueba judicial que regulan el régimen
probatorio establecido en el Código Orgánico Procesal Penal, pertenecen
plenamente a los patrones del sistema acusatorio y por ello son:

F. Eficacia Jurídica y Legal De La Prueba


Considera (Monagas, 2005, p. 9) Si la prueba es necesaria para el proceso debe
tener eficacia jurídica para llevarle al juez el convencimiento o la certeza sobre los
hechos que sirven de presupuesto a la normas aplicables al litigio, a la pretensión
voluntaria o la culpabilidad penal investigada. No se concibe a la institución de la
prueba sin esa eficacia jurídica reconocida por la ley, por lo que el juez debe
considerar la prueba como un medio aceptado por el legislador, para llegar a una
conclusión sobre la existencia e inexistencia y las modalidades de los hechos
afirmados o investigados en el proceso.

G. La Lealtad Probidad o Veracidad de la Prueba

Si la prueba es común si tiene su unidad y su función de interés general, no debe


usarse para ocultar o de formar la realidad para tratar de inducir al juez a engaño,
sino con lealtad y probidad o veracidad, sea que provenga de la iniciativa de las
partes o de la actividad inquisitiva del juez.
H. Imparcialidad del Juez en la Dirección y Apreciación de la Prueba

La dirección del debate probatorio por el juez, impone su imparcialidad esto es, el
estar siempre orientando por el criterio de averiguar la verdad, cuando decreta
pruebas oficiosamente o a solicitud de parte, como cuando valora los medios al
legados al proceso.

I. La Obtención Coactiva de La Prueba

Permite al juez el ejercicio de su autoridad para obtener la prueba (allanamientos,


acceso a los archivos públicos, cierta coacción para que comparezcan testigos,
suministro de libros y documentos).

J. La Inmaculacion de la Prueba

Por razones de economía procesal, debe procurarse que los medios de pruebas
aportados al proceso, estén libres de vicios intrínsecos y extrínsecos que los
hagan ineficaces y nulos.

K. De la Naturalidad o Espontaneidad o Licitud de Pruebas y Respeto a la Persona


Humana

Implica la abolición de la violencia para obtener las pruebas.

L. Del Interés Público de la Función de la Prueba


Siendo el fin de la prueba llevar la certeza a lamente del juez para que pueda fallar
conforme a la justicia, hay un interés público indudable y manifiesto en la función
que desempeña en el proceso, como la hay en éste, en la acción y en la
jurisdicción, a pesar de que cada parte persiga con ella su propio interés o
beneficio y la defensa de su pretensión o excepción.

M. De la Originalidad de la Prueba

Significa que la prueba en lo posible debe referirse al hecho por probar en forma
directo, para que sea prueba de éste, pues eso refiere a los hechos relacionados
con aquél, se tratará de pruebas de otras pruebas.

N. Pertinencia de la Prueba

El tiempo y el trabajo de los funcionarios judiciales y de las partes, no deben


malgastarse en la práctica de medios que por si mismos o por su contenido, no
sirvan en absoluto para los fines propuestos y aparezcan claramente
improcedentes.

O. No Disponibilidad e Irrenunciabilidad de la Prueba

Significa que no le corresponde a la parte ningún derecho a resolver si una prueba


que interese al proceso debe ser o no aducida, sin o que el juez dispone de
poderes y medios para llevarla al proceso e igualmente significa que una vez
solicitada la práctica de una prueba por una de la partes, carece de facultad para
renunciarla si el juez la considera útil y que si ya fue practicada no puede
renunciar a ella, para que el juez deje de apreciarla.

Principios de la Prueba en el Proceso Penal Venezuela

Principio de control y contradicción

En el proceso las partes tienen que probar sus afirmaciones (Sentis, Devis) con el
propósito de contribuir a formar el criterio del juzgador; esta tarea debe ceñirse a
una serie de reglas que intentan garantizar los derechos de las partes, en especial
del imputado. El principio de control y contradicción es una de estas garantías, en
términos de Borrego: “dada un proposición probatoria, ésta debe ser
efectivamente observada (controlada) por todos los interesados, para preservar el
ejercicio legítimo de cada parte en la administración del juicio” (1998:86).
Este profesor explica como la práctica del control brinda el campo a la
contradicción cuando sea oportuno y pertinente adversar la prueba que ha sido
presentada, “bien para que no se practique, ora para evitar que la prueba no se
valore y pueda producir efectos en la sentencia”. Esta idea se encuentra en
nuestro Código Orgánico Procesal Penal (COPP) en su artículo 18 (principio de
contradicción) en concordancia con el 198.

En cuanto a la regulación que el COPP hace de este principio, Delgado considera


conveniente aclarar que dicha norma no hace referencia ni exclusión sobre fase o
acto alguno del proceso, es decir que abarca a todo el proceso penal, “entendido
desde que se inicia [fase de investigación] hasta su definitiva conclusión,
incluyendo la fase de ejecución”(2004:44).

Por otra parte, Borrego relaciona estos principios con el de igualdad procesal, que
busca equiparar la actividad del accionante y del accionado, es decir, que todos
los actores del escenario deben tener las mismas oportunidades para el ejercicio
de la prueba. Estos principios también están vinculados estrechamente con el
derecho a la defensa y con el principio de publicidad (Delgado y Mayaudón, 2004).

Antes de cerrar este punto, se quiere destacar también que Devis Echandia en su
descripción del principio de contradicción de la prueba, entre otras, señala:
“…debe negársele valor de prueba practicada (…) al dictamen de peritos
oportunamente ordenado, o al menos simultáneamente en el juicio oral, pero no
fue puesto en conocimiento de las partes para que éstas ejercitaran su derecho de
solicitar aclaraciones o ampliaciones. Los autores exigen generalmente la
contradicción de la prueba como requisito esencial para su validez y autoridad”
(1981:123). Sobre esta idea se volverá más adelante.

Principio de oralidad

En Venezuela las formas del juicio deben encaminarse bajo el signo de la oralidad
(artículos 14 y 338 del COPP). En el proceso penal prevalece la forma oral y en la
civil la escrita (Devis, 1981:139).

La oralidad “se constituye en una garantía para que todos los interesados en la
causa sepan en qué consisten los distintos argumentos de las partes y, este
conocimiento lo adquieren de una forma inmediata” (Borrego, 1999:111). El
tribunal debe fundamentar su decisión solamente en las pruebas que le son
presentadas en el juicio oral (Mayaudón:47).
Para Pérez Sarmiento la oralidad puede presentarse en la realidad de los
procesos de dos formas: como principal o secundaria. La oralidad es principal
cuando: “constituye no sólo la forma esencial de los actos procesales, sino
también y principalmente, cuando los jueces o jurados tienen que decidir
inmediatamente después de concluido el debate y la práctica de pruebas
basándose exclusivamente en lo escuchado y visto en la audiencia oral y no sobre
la base de actuaciones escritas”. En cambio, será secundaria cuando las formas
orales son mero ornamento, es “el caso de aquellos actos orales en los cuales se
exige a las partes consignar informes conclusivos por escrito y en los que la
sentencia puede basarse en el material escrito del sumario” (2007:64) La
incorporación a través de la lectura del contenido de escritos es excepcionalísima
(339 COPP).

Principio de inmediación

El texto del artículo 16 del COPP expresa que los jueces deben sentenciar con
base en la prueba presenciada interrumpidamente en el debate oral. De modo que
los jueces no pueden seguir trabajando por intermedio de los funcionarios del
tribunal; tienen la obligación formal de estar atentos y pendientes de los distintos
acontecimientos de la causa (Borrego, 1998:87)

Devis Echandía señala que donde se cumple mejor la inmediación es en los


procedimientos orales, y que éstos son especialmente importantes “en materia de
testimonios, inspecciones judiciales, indicios, interrogatorios a las partes y a los
peritos.” (1981:128)

Sobre este principio Pérez Sarmiento señala que en el COPP existen 03


excepciones:

1.-La prueba anticipada.

2.-El interrogatorio de personas impedidas de asistir al juicio.

3.-El interrogatorio de altos funcionarios, legalmente dispensados (2007:114).

Tenemos entonces que, en términos de Borrego (1999), en los juicios orales se


debe cumplir a cabalidad con el principio de inmediación, control y contradicción.
Esto debe darse especialmente en materia de testimonios, inspecciones judiciales,
indicios e interrogatorios de las partes y peritos (1998:88).

La Actividad Probatoria
La actividad probatoria es un asunto eminentemente práctico, donde debe ponerse
a prueba la habilidad de los Abogados, capacidad perceptiva coherencia,
diligencia y preparación teórica. Según Echandia (1981) se entiende como
actividad probatoria al “conjunto de actos procesales destinados a la búsqueda,
proposición, incorporación, evaluación, admisión, práctica y valoración de las
pruebas y por ello constituye el objeto fundamental del Derecho Probatorio, es el
núcleo esencial de toda la actividad procesal” (p.45).

La actividad probatoria, consiste en el conjunto de declaración legalmente


regulada, por las cuales se introducen y valoran en el proceso, elementos capaces
de producir algún conocimiento acerca del tema propuesto como prueba. En ésta
actividad participan las partes y sus auxiliares, el Juez y sus auxiliares y demás
órganos de prueba, la cual debe ser ejecutada conforme al procedimiento
legalmente normalizado.
La actividad probatoria se despliega en base a determinados principios y reglas
técnicas elaboradas desde una teoría general, con proyecciones en el proceso
judicial, donde se consideran aspectos como libertad de objeto y medios,
publicidad de los actos, comunidad de prueba, unidad de prueba entre otros.

Conforme a lo expuesto, puede advertirse que todo lo atinente al estudio,


sistematización y regulación legal del instituto se corresponde con la actividad
desarrollada en el proceso judicial. Desde la observación del fenómeno, no puede
mas que coincidirse con la Doctrina que advierte que la llamada “prueba judicial”
constituye la confirmación de las afirmaciones de una parte, negadas por la parte
contraria (reafirmar una posibilidad) con diversos medios para generar convicción
en un juzgador.

La regulación de la actividad probatoria mediante Normas de Derecho es lo que


distingue a la prueba en el proceso jurisdiccional de cualquier otra forma de
proceso probatorio en cualquier otra rama de la actividad humana, donde no
existen medios específicos a través de los cuales se deba probar, ni lapsos
preclusivos ni mucho menos reglas que determinen el efecto de justificar (reglas
de carga objetiva de la prueba).

El desarrollo la ciencia y la tecnología, del comercio, de la industria y de las


comunicaciones, condujo a la igualdad formal de los hombres ante la ley y de ahí
al principio procesal, según el cual quien alega tiene la carga de probar su alegato,
de allí el concepto de carga de la prueba, perfeccionado paulatinamente a través
de los siglos, hasta conducir a los siguientes postulados teóricos esenciales:
1. No todos los hechos alegados en un proceso concreto necesitan ser probados,
lo cual no quiere decir que esos hechos, como acontecimientos naturales o
volitivos no puedan ser objeto de prueba en general o en otros procesos;

2. En los procesos regidos por el principio dispositivo (civil, mercantil, etc.), el


demandado puede ser declarado confeso si guarda silencio respeto a los hechos
de la demanda y no prueba en su favor (confesión ficta);

3. En el proceso penal acusatorio, la carga de la prueba se pone en cabeza del


titular de la acción penal, y el proceso penal venezolano lo asume el Ministerio
Público que es a quien corresponde su ejercicio en la administración de Justicia.

El tratamiento de la Carga de la prueba supone conocimiento profundo sobre el


tema asumiendo con plena responsabilidad las partes sobre la postura que cada
una de estas debe tener ante el proceso, así como las consecuencias que asumen
en caso de renunciar a contradecir y a probar lo que corresponde. Sin embargo,
semejante tratamiento del asunto no es menos pacífico en la Doctrina y menos
aun en la Legislación, sobre todo respecto al demandado rebelde o contumaz,
pues una buena parte de las legislaciones procesales siguen el viejo y saludable
principio "actori non provanti, reus absolvitur", que implica que quien no
comparece al proceso, aun simplemente citado o emplazado, no se le puede tener
por confeso, sino simplemente como rebelde, debiendo el proceso seguir su curso,
de manera tal, que la demanda será declarada sin lugar si el actor no prueba sus
asertos.

Es decir, en estos casos, Echandía (1981), señala que la carga de la prueba “no
se distribuye sino permanece en cabeza del demandante, mientras el demandado
niegue totalmente o no oponga alguno, y sólo se distribuirá tal carga cuando el
demandado articule hechos liberatorios y no los pruebe” (p. 75).

Más claro aún es este punto respecto al proceso penal, y sobre todo con relación
al proceso penal acusatorio, que como acertadamente dice Montero, es la única y
verdadera forma procesal de enjuiciamiento penal.

En este tipo de proceso, regido básicamente por el interés público, funciona


inexorablemente el principio in dubio pro reo, donde indica claramente que toda la
carga probatoria está en la parte acusadora, trátese del Ministerio Público o de un
querellante privado.

Por ello, aun cuando el imputado alegue en su defensa hechos que resulten no
demostrados, los acusadores tienen la obligación de probar la existencia del delito,
la participación del acusado en su perpetración y la falsedad de sus descargos o
coartadas si la hubiera planteado como parte del Derecho a ser oído y el Derecho
a defenderse, de igual forma, el hecho de que el imputado acepte que estuvo en la
escena del crimen no significa que pueda condenársele por ese sólo hecho si el
fiscal no desarrolla una actividad probatoria más allá de toda duda razonable, que
destruya la presunción de inocencia.

Finalmente el investigador considera que la carga de la prueba, más allá de las


inútiles diatribas sobre su naturaleza jurídica, viene a ser concebida como un
conjunto de reglas legales que determinan quién debe probar y qué debe probar y
qué decisión debe adoptar el organismo jurisdiccional según las partes cumplan o
no con sus respectivas cargas, de conformidad con la naturaleza del proceso.
En el sistema acusatorio se observan diferentes fases la cuales estructuran todo el
proceso penal y donde la prueba va a cumplir un papel fundamental entre las
fases se encuentran:
- Fase preparatoria o de investigación preliminar: Esta fase consiste en la
preparación del juicio oral y público, mediante la investigación de la verdad y la
recolección de todos los elementos de convicción que permitan fundar la
acusación del fiscal y la defensa del imputado. A los jueces de esta fase les
corresponde controlar el cumplimiento de los principios y garantías establecidos
en este Código, en la Constitución de la República, tratados, convenios o
acuerdos internacionales suscritos por la República; y practicar pruebas
anticipadas, resolver excepciones, peticiones de las partes y otorgar
autorizaciones.

La investigación de la verdad y la recolección de todos los elementos de


convicción que permitan fundar la acusación del fiscal y la defensa del imputado

Control judicial, a los jueces de esta fase les corresponde controlar el


cumplimiento de los principios y garantías establecidos en este Código, en la
Constitución de la República, tratados, convenios o acuerdos internacionales
suscritos por la República; y practicar pruebas anticipadas, resolver excepciones,
peticiones de las partes y otorgar autorizaciones.

Durante la fase preparatoria, el fiscal deberá presentar la acusación, solicitar el


sobreseimiento o, en su caso, archivar las actuaciones, a más tardar dentro de los
veinte días siguientes a la decisión judicial.

- Fase intermedia: Va orientada al ofrecimiento de la prueba, la pertinencia, licitud


e idoneidad de la misma, es donde se investiga para conocer o corroborar la
veracidad de la acusación, dando la oportunidad al proceso oral.
- Fase de juicio oral: Esta consiste en conocer la responsabilidad real del acusado
y es admitida luego de la fase intermedia.

Para demostrar ciertos hechos desde el punto de vista jurídico no es fácil y se


requieren ciertos instrumentos que mediante una técnica apropiada convenza a la
persona que va a emitir el juicio, sobre la verdad o la falsedad de los
acontecimientos.

De allí, que la prueba son los objetos mediante los cuales, el Juez obtienen la
experiencia que le sirve para enjuiciar a los procesados. Según Caravantes,
(1998) “Prueba precede del adverbio latino “PROBO” que significa probar,
demostrar, mostrar, reconocer, que significa honradamente, por considerarse que
obra con honradez quien prueba lo que pretende” (p. 309). Se afirma, también,
que proviene de la voz “PROBANDUM” que significa recomendar, aprobar,
experimentar, patentizar, hacer fe. Puede concebirse como un equivalente del
hecho, el cual constituye el objeto o medio de la valoración, ya que por medio de
la prueba el hecho es percibido por quien lo valora, porque es algo que captan los
sentidos del Juez o de quien debe pronunciar un juicio, y por lo tanto, sirve para
producir una experiencia.

No todo aquello cuya existencia o inexistencia tiene importancia en el juicio, tiene


que ser probado con el mismo rigor. Se exige una prueba rigurosa, en todos los
casos, con relación a aquello que constituye la última cuestión en el proceso,
aquélla en torno a la existencia de una voluntad de ley que garantiza el bien
reclamado enjuicio. Pero en cuanto a la serie de cuestiones procesales y
sustantivas que son preliminares de esta última, a menudo se contenta la ley con
una prueba menos rigurosa, y ello por el distinto efecto que la sentencia va a tener
respecto de una y otras. La prueba debe ser más rigurosa para aquel punto de la
sentencia que va a quedar cubierto con la autoridad de cosa juzgada. Por esto,
por ejemplo, la demostración de la propia calidad de obrar (legitimado ad causam),
cuando no sea objeto de declaración incidental, no se exige tan rigurosamente
como la prueba de la existencia del derecho.

Cómo un acto de notoriedad que por su naturaleza no pertenece propiamente a


las pruebas, podrá servir para justificar sumariamente ante el magistrado la
cualidad hereditaria en un juicio en que ésta sea un presupuesto de la acción, pero
no objeto de contestación, especialmente en un juicio en rebeldía.

De esta forma, el ordenamiento jurídico contiene instituciones que bien pueden ser
asumidas voluntariamente por los seres humanos que conforman la sociedad y
que una vez que esos se someten a sus reglas, no pueden desconocerse de
manera simple sin intervención del Estado, caso particular el Matrimonio, por lo
que quien desee salir de tales estados deberá ocurrir ante el órgano jurisdiccional
y solicitarlo, aquí reside la esencia de la jurisdicción y del proceso.

Es así como se puede definir al proceso jurisdiccional como el conjunto de actos


establecidos por la Ley que es necesario realizar para obtener la restitución del
orden jurídico quebrantado, cuando algún particular así lo reclame o aun por
iniciativa de los funcionarios de Estado, este proceso es un instrumento de
conocimiento, pues el órgano jurisdiccional puede no conocer las interioridades del
conflicto planteado y de ahí la necesidad de la prueba, siendo ésta la herramienta
de que se valen las partes para llevar al convencimiento del juzgador de que su
alegato es cierto.

Son conflictos directos o de hecho aquellos que se originan como producto de


hechos, naturales o humanos, de los cuales pueden derivarse consecuencias
jurídicas, mientras los conflictos indirectos o de mero derecho son simples
colisiones entre normas jurídicas del mismo o de diverso rango. Los conflictos de
hecho se denominan directos porque en ellos la controversia radica directamente
sobre la consecuencia jurídica de los acontecimientos naturales o humanos ya
ocurridos (hechos pasados) y que constituyen su sustento, en tanto que los
conflictos de mero derecho se califican como indirectos, pues la controversia versa
sobre la calificación y consecuencias jurídicas de hechos futuros.

Cuando el proceso tiene por objeto un conflicto indirecto o de mero derecho,


entonces allí no habrá hechos que discutir ni que analizar, sino mera comparación
de normas. Este tipo de proceso no es un verdadero proceso jurisdiccional sino un
proceso de perfeccionamiento del ordenamiento jurídico.

El manejo de la prueba en los procesos jurisdiccionales exige el conocimiento de


su vasta terminología, respecto de la cual no siempre existe acuerdo u
homogeneidad. En muchos de los casos la legislación, la jurisprudencia y la
doctrina identifican ciertos contenidos con definiciones o términos diversos, lo que
introduce cierta complejidad en los momentos de confluencias o intercambio entre
personas sometidas a la influencia de unas u otras visiones del asunto.

Es necesario señalar, que de poco le podría servir a un litigante hallarse en


posesión de un derecho claro e introvertido, si llegada la ocasión procesal, no
puede demostrar los hechos por medio de pruebas que lleven al juez a la
convicción de la existencia o la veracidad de lo cuestionado; de aquí se afirma,
con forzada razón, que aquel que no logra convencer cuando su derecho es
desconocido o negado, es como si no lo hubiera tenido nunca.

Los medios de prueba conforman un sistema objetivo de informaciones


fehacientes, obtenidas a través de fuentes, medios, órganos y por otros aportes
que tienen por finalidad el descubrimiento de la verdad y el esclarecimiento del
hecho. Por consiguiente la prueba, constituye la base fundamental del proceso
que tiene carácter permanente, indeleble, inalterable e imprescindible, para que
permita con estas características fundamentar los alegatos y argumentos de la
acusación, la defensa u otros procedimientos en el instrumento legal.

La carga de la prueba, desde antiguo se ha venido intentando reglar


adecuadamente ese difícil tópico que es la atribución de la obligación de probar.
Para el derecho tradicional constituía un principio invariable que las partes tienen
la carga de aportar la prueba de sus afirmaciones o, en caso contrario, soportar
las consecuencias de omitir ese imperativo del propio interés. Se pensaba que el
actor tenía la carga de probar lo hechos constitutivos del derecho que invocaba, y
el demandado los extintivos, imperativos o modificativos que oponía a aquéllos.

Era común antaño escuchar que la carga de la prueba recae sobre quien afirma y
no sobre quien niega, dada la dificultad e imposibilidad de acreditar la existencia
de un hecho negativo, al punto que se afirmaba, corrientemente, que era un
principio pacífico en materia procesal que, al que afirma un hecho no reconocido
por el demandado, le corresponde la prueba respectiva. Este derecho dogmático,
excesivamente influido por la consideración del proceso como un combate judicial,
no podía tener como correlato sino una férrea imposición del onus probandi en
cabeza de quién afirmaba un hecho. No había espacio allí para las nuevas ideas,
para las corrientes progresistas que finalmente vendrían a derribar esquemas
vetustos, de la mano de las doctrinas del exceso ritual manifiesto y de la verdad
jurídica objetiva, amén de las enseñanzas de importantes autores.

Al soplar de nuevos vientos, más modernamente se ha sostenido que la carga de


la prueba no es otra cosa que la necesidad de probar para vencer, pudiéndose
hablar con asidero del riesgo de la prueba antes que de su carga, pues el precio
de no probar es perder el litigio.

La libre convicción y la sana crítica en el proceso penal en la jurisdicción


legal venezolana.

En el sistema actual de libre valoración, apoyado en el Código Orgánico Procesal


Penal, a diferencia del sistema anterior, el juez es libre para obtener su
convencimiento, porque no está vinculado a reglas legales sobre la prueba; puede
convencerse de lo que le diga un único testigo, frente a lo que le digan varios.
Ahora bien, el principio de valoración de la prueba no significa que el juez tenga
faculta libre y absoluta, sin limitaciones, con total irrevisibilidad de la convicción del
órgano a quo respecto de los hechos probados. El principio de libre valoración de
la prueba significa que el juez debe apreciar las percepciones durante el juicio
según las reglas del criterio racional, es decir, según las reglas de la sana crítica,
observando las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de
experiencias, y dentro de ellas el principio de contradicción e igualdad entre las
partes. Un correcto entendimiento del principio de la libre valoración exige
distinguir dos momentos diferentes en el acto de la valoración de la prueba:

El que depende de la inmediación, de la percepción directa de la prueba, como las


declaraciones del imputado, de los peritos, expertos, facultativos, funcionarios
policiales y de los testigos; y el momento en que hay que darle el necesario
soporte racional al juicio que se realice sobre dicha prueba.

El primer aspecto sobre la prueba (aspecto subjetivo) no es controlable, ni en


apelación, ni en amparo, pero no porque la convicción del Tribunal tenga un
carácter libre y absoluto, sino porque, sencillamente, sería imposible entrar a
enjuiciar el sentido íntimo que el juzgador le ha dado a una determinada actitud; a
las manifestaciones ante él realizadas por el acusado, un testigo, un perito,
facultativo o experto, de acuerdo a esa inmediación que se manifiesta al estar en
contacto directo con las pruebas cuando se está realizando el juicio oral. El juez
tiene la libertad para apreciar las pruebas, pero debe explicar las razones que lo
llevan a tomar esa decisión, bien sea condenando o absolviendo.

Ahora bien, lo anterior no significa que el principio de libre valoración de la prueba


no tenga límites. Precisamente, el segundo aspecto del juicio sobre las pruebas
(aspecto objetivo) vincula al juez/tribunal a las leyes de la lógica, en cuanto a
Jurisprudencia de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, en relación con
el principio de la libre convicción razonada.

El tribunal Supremo de Justicia en reiteradas decisiones ha hecho dos


observaciones en lo que respecta al sistema de la apreciación de las pruebas que
prevé el Código Orgánico Procesal Penal, y que deben acoger los tribunales
sentenciadores al dictar sentencia, el cual prevé:

Debe observarse que el sistema de la libre convicción, previsto en el artículo 22


del Código Orgánico Procesal Penal no exime al juzgador de explicar las razones
o motivos que lo llevan a condenar o a absolver, con base en los elementos
probatorios que se obtengan en el proceso. El artículo 22 aludido es muy claro en
este aspecto al precisar que la libre convicción debe basarse en "las reglas de la
lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencias", es decir debe
utilizarse el método de la sana crítica para llegar a una conclusión razonada. Por
esto el sistema que acoge en realidad el Código Orgánico Procesal Penal, es el de
la libre convicción razonada.

Es conveniente en este punto hacer dos observaciones en lo que respecta al


sistema de apreciación de pruebas que prevé el Código Orgánico Procesal Penal.

El sistema de la sana crítica, no es más que la íntima convicción o fallo en


conciencia, el cual se puede examinar las pruebas según la conciencia, sin estar
ligados a preceptos de ley. La sana crítica según Couture es la unión de la lógica
con la experiencia, y las sentencias deben basarse en criterios lógicos, y para que
estos criterios lógicos sean reglas de sana crítica deben formar parte de la
experiencia común.

La sana crítica tiene muchos años de vigencia en códigos procesales de Europa y


América Latina, desde el siglo pasado, aún cuando no se ha aclarado cual fue su
verdadero origen y hasta quien fue el creador de esa expresión. Estuvo
consagrada en la Ley de Enjuiciamiento española de 1855, pero se señala como
utilizada por primera vez en el Reglamento de lo contencioso ante el Consejo de
Estado Español de 1849, en donde se establecía que la prueba de testigos sería
apreciada según las reglas de la sana crítica. (Delgado, 2004, 99).

Algunos autores confunden el sistema de la “libre convicción” con el de la “íntima


convicción”, por lo que es preferible denominarlo “libre convicción razonada” y se
caracteriza por la inexistencia absoluta de dogmas legales sobre la forma en que
se deben probar los hechos y sobre el valor que debe otorgársele a cada prueba,
lo que significa un arbitrio absoluto del juzgador, ya que se le impone también una
obligación de explicar, razonar el porqué de esa valoración que le dio a cada
prueba, debiendo hacerlo conforme a los principios de la “sana crítica racional”,
siguiendo los lineamientos de la psicología, la experiencia común, las reglas de la
lógica, que son las del recto entendimiento humano. (Delgado, 2004)

El Juez no sólo debe expresar lo que da por probado y con qué medio se obtuvo
ello en el juicio, sino también porque llegó él a ese convencimiento. (Delgado,
2004), Sin embargo, resulta oportuna destacar que en Venezuela llegó tarde a
este sistema, en 1984 con la derogada Ley Orgánica Sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas (LOSSEP), en su artículo 170, que sin utilizar la
expresión de “sana crítica”, lo estableció en los siguientes términos: “La certeza
judicial deberá fundamentarse en los elementos probatorios que consten en autos,
según la libre razonada y motivada apreciación de que los mismos haga el Juez”.

Delgado (2004), sigue señalando al respecto que, fue seguido ello por el Código
de Procedimiento Civil vigente desde 1987, que si empleó la antes dicha
expresión, pero sin dar explicación alguna sobre en qué consiste, cuando en su
artículo 507 estableció: “A menos que exista una regla expresa para valorar el
mérito de la prueba, el juez deberá apreciarla según las reglas de la sana crítica”.

La misma Ley Orgánica Sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (LOSS


EP), reformada en 1993, de una manera más clara consagró expresamente la
sana crítica en el artículo 186: En ese procedimiento, la certeza judicial deberá
fundamentarse en los elementos probatorios que consten en autos, según la libre,
razonada y motivada apreciación, bajo las reglas de la sana crítica que de los m
ismos haga el juez a menos que exista una regla expresa para valorar el mérito de
la prueba en esta ley.

Cabe aclarar que la única regla expresa de valoración contenida en esa ley,
consistía en la que previó el artículo 68, donde se le asignó valor de indicio grave
a la declaración del testigo delator. (Delgado, 2004, 100). Señala Delgado (2004),
que además, el artículo 187 dio una explicación muy didáctica sobre esa sana
crítica, incluyendo las máximas de experiencia, como ningún otro texto legal lo ha
hecho, al establecer:

Los jueces deben analizar y juzgar todas cuantas pruebas se hayan producido,
aún aquellas que a su juicio no fueren idóneas para ofrecer algún elemento de
convicción, expresándose siempre cuál sea el criterio del Juez, respecto de ella
siguiendo las reglas de la sana crítica que son las de la psicología, la experiencia
común y la lógica, ya que el pensamiento del Juez de la causa debe estar
estructurado lógicamente dentro de la aplicación de las leyes de identidad,
contradicción, tercero excluido y razón suficiente. Las máximas de experiencia son
normas de valor general y por ellas se entiende el conjunto de juicios fundados
sobre la observación de lo que ocurra comúnmente y pueden formularse en
abstracto por toda persona de un nivel mental medio (p.100).

Y ahora se tiene incuestionablemente prevista para todos los procesos penales en


el Código Orgánico Procesal Penal (COPP), en su artículo 22, con el nuevo texto
trascripto y comentado en este capítulo, que reitera el gran avance logrado con la
valoración racional de la prueba, significando que, como lo expuso Quintero antes
de la Reforma, del juicio del legislador se ha transito al juicio del Juez. (Delgado,
2004, 101). El Juez, una vez que se ha incorporado la evidencia física y esto es
valido para todas las pruebas documentales, experticias, etc, pero lo que nos
ataña a nosotros es la evidencia física. Cuando el Juez observa que se incorpora
la evidencia física que se debatió, tiene que opinar sobre ella, que método va
aplicar según el Código Orgánico Procesal Penal en su artículo 22, el Juez para
apreciar las pruebas debe aplicar el método de la sana critica, aplicando las reglas
de la lógica, los elementos, los conocimiento científicos y las máximas
experiencias, es decir; que el Juez pueda aplicar un sistema critico a la evidencia
física para analizar, las partes me presentaron estas otras pruebas, yo las puedo
analizar tengo soberanía en la apreciación.

El Juez tiene autonomía e independencia en la apreciación de las pruebas, pero


tiene esos 3 límites. Tu puedes actuar con autonomía, independencia y soberanía,
o sea; ningún Juez puede venir a imponerte a ti su criterio, la Sala Constitucional
no puede venir a imponerte a ti su criterio, puede ser que por costumbre, tú acojas
los criterios del Tribunal Supremo de Justicia para evitarte problemas a futuro, si
tus casos llegan allá, y yo te hecho barro porque te dicen que no es así, pero no te
pueden destituir porque tienes una sana critica, tienes autonomía y soberanía,
pero debe haber un elemento común que nos lleve a todos a sentenciar de una
forma similar. Porque si no imagínense que cada Juez pusiera las pruebas que le
da la gana y apreciara las pruebas con los métodos que le diera la gana, llegando
a las conclusiones más inverosímiles y distintas; esto se ve mucho en materia de
drogas, que hace entonces; no le vamos a dar al Juez la libre convicción, de
acuerdo Código Orgánico Procesal Penal, le vamos a dar el sistema de la sana
critica, el Juez sanamente actuando como un buen padre de familia, aplicando
toda su sabiduría y autonomía, analiza críticamente las pruebas, pero tiene que
aplicar las reglas de la lógica, los elementos científicos y las máximas
experiencias.
Conclusiones

A pesar de que la investigación no es exhaustiva sobre el tema de estudio, de la


misma se desprenden algunas conclusiones que podemos puntualizar de la
siguiente manera:
i. La prueba científica es un medio de prueba autónomo e independiente de la
prueba de experticia. Por lo tanto, los criterios para la impugnación de la prueba
científica son distintos al criterio para la impugnación de la prueba de experticia.
ii. En razón de lo anterior, la prueba científica solo podrá ser impugnada por tres
criterios: en razón del sujeto (perito); en razón del objeto (método) y fuente
(datos).
iii. Por otra parte, debemos tener en cuenta que no todo lo que sea invocado como
prueba científica ostenta tal carácter en el proceso judicial. Por tanto, existen
cánones que estandarizan las características principales de la prueba científica y
el juez debe tenerlos en cuenta para su valoración, conjuntamente con las reglas
de la sana crítica.
iv. La prueba científica ha acercado al proceso posiciones más certeras y, en
consecuencia, resultados mucho más cercanos a las afirmaciones realizadas por
las partes. Sin embargo, en algunos países se ha sobredimensionado la noción de
prueba científica, asumiendo que la misma podría equivaler a “plena prueba”, lo
cual implicaría un retroceso en la dogmática jurídica. Por tanto, el juez deberá
siempre valorar la prueba científica atendiendo al parámetro de verosimilitud y
motivar en consecuencia.
v. Finalmente, cabe resaltar que el juez es, y sigue siendo, el único responsable
de emitir juicio de valoración sobre las pruebas que son promovidas en juicio y de
dictar en consecuencia una sentencia conforme a los elementos que le fueron
presentados en el debate judicial; por ello, en la medida en que perfeccionemos
los cánones de la prueba científica, podemos trasladar la confianza del juez a
estos criterios objetivos; a fin de cuentas el juez es simplemente un hombre más.

Y se puede definir que el sistema de valoración que más se ajusta a la autonomía


y libertad del Juzgador de apreciar los medios probatorios, sin incurrir en
arbitrariedad es el sistema de la Sana Crítica, por cuanto esta actividad del
Juzgador es la que demuestra mejor su función, en virtud de que no sólo se debe
subsumir lo alegado con lo probado para vincularlo con el aspecto legal para llegar
a una sentencia, propio de una actividad motora; sino que intervienen también el
razonamiento lógico, humano, impregnado de experiencias, con el fin de darle a la
función de administrar justicia una justificación del por qué la existencia de los
jueces, tiene sus limitaciones.

.
RECOMENDACIONES

Ahora bien, la sustanciación de estos medios de pruebas, según lo establecido por


el Legislador Venezolano, deberá realizarse aplicando por analogía las normas
relacionadas con la promoción y evacuación de pruebas semejantes o en su
defecto tal como señale el Juez de la causa. En tal sentido, existe en la doctrina
cierta inclinación con relación a extender esta analogía a la aplicación de las
normas relativas a pruebas semejantes, en cuanto a la contradicción de estas
pruebas, y aún más a su naturaleza jurídica. De allí que una prueba libre, sea
considerada por los autores como un documento, una prueba testimonial etc., y
tratado en todo sus ámbitos como una prueba tarifada.

Sobre esto, es importante destacar la importancia que ha querido otorgar el


Legislador al incorporar este género de prueba en el catalogo probatorio, en forma
distinta a las pruebas tarifadas, por su propia naturaleza, tendente a garantizar la
inclusión al proceso de la libertad probatoria y por ende una mejor apreciación de
los hechos por parte del Juez. Quienes piensan de otra manera, continúan regidos
por los viejos catálogos tradicionales, negándose a aceptar la evolución de los
tiempos y la necesidad de la incursión del Derecho en esta nueva era.

En ese orden de ideas, también debe apartarse estos medios de pruebas libres de
cualquier otro medio de prueba auxiliar de los medios tradicionales y reconocerse
su carácter autónomo. Existe un gran vacío Legislativo en cuanto al campo de
Contradicción de estos medios de pruebas, basados en los Principios de Defensa
y Contradicción, y el aporte Jurisprudencial al respecto resulta muy pobre y
escueto, sin embargo debido a su naturaleza especial se debe seguir una
Oposición e Impugnación distinta a los medios de pruebas tradicionales.

En líneas generales, pueden hacerse las siguientes recomendaciones:

 Legislar en forma más profunda sobre la materia de documentos


informáticos; y lograr de esta forma su inclusión dentro del Código de
Procedimiento Civil en lo que a pruebas libres se refiere.

 Regular con principios procedimentales que se ajusten al Código de


Procedimiento Civil y Código Civil venezolano lo relacionado con las firmas
electrónicas, para que los documentos que se produzcan en este acto
gocen de fuerza probatoria en la Legislación Civil venezolana.

 Dotar a toda las administración de justicia venezolana de sistemas


informáticos que permitan la actualidad y celeridad procesal.
 Que se integre el concepto de informática jurídica como un bien protegido
por el Estado, para que el misma funcione dentro de los parámetros
legales.

 Legislar en forma más profunda sobre la materia de documentos


informáticos; y lograr de esta forma su inclusión dentro del Código de
Procedimiento Civil en lo que a pruebas libres se refiere.
ÍNDICE DE REFERENCIAS

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y Comercio Electrónico. Revista Iberoamericana de Derecho Informático, núm.
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Editorial Livrosca. Caracas-Venezuela.

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Librería Piñango. Caracas- Venezuela.

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