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FACULTAD DE ARQUITECTURA

Y DISEÑO

CARRERA DE ARQUITECTURA Y DISEÑO DE INTERIORES

“VERDE ESPERANZA” – NICOLAS


GARCIA URIBURU

Alumna:
Ana Estefanía Vásquez Paiva

Curso:
Fundamentos visuales II

Docente:
Idalia Panduro Moreno

TRUJILLO – PERÚ
2017
1) INTRODUCCION

Nicolás García Uriburu nace en Buenos Aires en 1937. Estudia arquitectura


en la Universidad de Buenos Aires, a la vez que desarrolla su producción
artística. En 1954 realiza su primera exposición individual de pinturas en la
Galería Müller y en 1960 expone en la Galería Lirolay. (Anexo 1)

En 1965 recibe el Premio Braque y, junto con su mujer, se traslada a París,


donde residen durante un tiempo. En 1968 obtiene el Gran Premio en el
Salón Nacional de Artes Plásticas, con Las tres gracias, obra que se
aproxima a la estética pop.

Ese mismo año, en la Galería Iris Clert de París, presenta la exposición


titulada Prototipos para un jardín artificial, una instalación con animales y
plantas de acrílico.

El 19 de junio de 1968, en el marco de la Bienal de Venecia, Uriburu lleva a


cabo su primera intervención en la naturaleza, coloreando de verde las
aguas del Gran Canal con fluoresceína (un sodio fluorescente inocuo usado
por la NASA).

Esta intervención marca el comienzo de una serie de acciones del artista en


contra de la contaminación de las aguas, desarrolladas, posteriormente, en
ríos de Nueva York, París y Buenos Aires y en fuentes y puertos de todo el
mundo.

También realiza una serie de pinturas en las que representa especies en


vías de extinción, paisajes y animales sudamericanos. En 1981, junto al
artista alemán Joseph Beuys, colorea el Rin y planta 7.000 robles durante la
Documenta 7 de Kassel.

En 1982 planta 50.000 árboles en las calles de Buenos Aires, acción que
repetirá en varias ocasiones. En los años 80 pinta los mitos porteños: Eva
Perón, Carlos Gardel y la Virgen de Luján.

En 1993 presenta Utopía del Sur, una exposición individual, en la galería


Ruth Benzacar de Buenos Aires. Uriburu es miembro fundador del Grupo
Bosque, con el cual intervino en las campañas de reforestación de
Maldonado, Uruguay, y ha participado en acciones conjuntas con la

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organización Greenpeace. Actualmente la Fundación Uriburu, se encarga de
difundir el arte de los pueblos originarios y la obra del artista.

Se ha dedicado especialmente a la ecología, a la forestación y a la lucha


contra la contaminación de los mares. Con su arte, provisto de cierta
significación política, denuncia los antagonismos entre la naturaleza y la
civilización, y entre el hombre y la civilización.

Fue nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes.


Falleció de un infarto en Buenos Aires el 19 de junio de 2016.

2) ANTECEDENTES

Han pasado 50 años de la coloración de los canales de Venecia, Nicolás


García Uriburu protagonizo un acontecimiento que cambio al mundo del arte.
(Anexo 2)
Con 31 años de edad, el 19 de junio de 1968, en el marco de la Bienal de
Venecia y con una actitud contraria e impugnatoria hacia los modos como se
organizaba ese evento, el artista argentino tiñó de verde las aguas del Gran
Canal. (Anexo 3)
Así poco a poco, aprovechado la marea alta del día, la poesía retomó todos
sus derechos durante un buen tiempo. La corriente de la metamorfosis verde
había disipado por varias horas los espesos enredos burocráticos y
demagógicos de la Bienal.
Uriburu había logrado con ello “un golpe maestro, una espléndida
demostración de higiene moral del arte” según palabras del crítico de arte
francés Pierre Restany (1930 – 2003). Este acontecimiento fue el punto de
partida de una campaña internacional de coloración: el verde Uriburu estará
presente a partir de ese momento en diversos lugares del mundo, con la
intención de acercar el arte a la vida.
Dos años después de la impactante coloración veneciana el artista proyecta
y lleva a cabo su plan denominado Hidrocromía intercontinental urbana, que
consistió en la coloración de las aguas de cuatro puntos del planeta sobre
dos continentes: Nueva York, París, Venecia, Buenos Aires. Desde los
estuarios de los ríos hasta el corazón de los mares, el color verde del artista

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argentino adquiere un valor simbólico de ecología universal y se convierte
en una elocuente alarma cromática sobre la contaminación. “Es el verde de
la clorofila amazónica que se une con el plancton del mar”, el que, real y
metafóricamente, modifica el entorno natural y humano. De esta forma el
artista logra con su accionar resaltar y valorizar la naturaleza.
Fiel a su causa, las coloraciones se repitieron en diversos lugares del mundo,
donde tiñó de verde las aguas de ríos, lagos, fuentes, canales y puertos.
Luego de esta etapa inicial Uriburu enfatizó las dos facetas que componen
su propuesta artística: la ecológica conceptual y la pictórica objetual. Con
respecto a la primear trabajó en proyectos y en la realización de
coloraciones, plantaciones de árboles o acciones performáticas.
Paralelamente continuó pintando al óleo sobre tela o coloreando de verde
diversos objetos. En sus pinturas propone representaciones de la naturaleza
enfrentada a la civilización, animales o plantas en vía de extinción.
La coloración del Gran Canal de Venecia es considerada un acto fundante,
un punto de partida para que luego, en la década de 1970, diferentes artistas
estadounidenses, canadienses o británicos realizaran sus obras en el
paisaje.
Con la idea de salir de los circuitos tradicionales (museo, galería de arte,
centro cultural) estos artistas proponían acciones en territorios alejados de
las ciudades. Por la importancia que daban al lugar y por la estrecha relación
que éste tenía con la obra en sí, la mayor parte de los trabajos del llamado
“arte de la tierra” estaban destinados a desaparecer en su lugar de origen,
hasta que el tiempo los borrara.
Sin embargo para difundir estas ideas y mostrar estas “obras marginales”,
es decir fuera del circuito tradicional del arte, se impuso rápidamente la
fotografía o las filmaciones y su correspondiente exhibición o proyección de
la manera más tradicional, lo que posibilitaba llevar a los ojos del gran público
piezas de arte ya desaparecidas por su carácter efímero.

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3) CONTEXTO

Nicolás Garcia Uruburu, escribió ese día una página inolvidable del land art.
Lo acompañaban Blanca Álvarez de Toledo, su mujer entonces, y el célebre
crítico Pierre Restany como testigo.

La idea había llegado meses antes en la forma de un interrogante decisivo.


¿Por qué no intervenir en el espacio natural? "Pintar el mundo sobre el
mundo mismo", resume Restany en el libro que escribió sobre Uriburu.

Los meses que siguieron a esa revelación fueron de búsqueda. Estaba claro:
el agua era el soporte más móvil. Faltaba encontrar el colorante, que no
debía ser tóxico de ninguna manera. Ya se había afirmado en la cabeza del
artista su preocupación por la naturaleza y su compromiso ecológico. La
investigación lo llevó directamente a la fluoresceína, sodio fluorescente.

Hacia Venecia viajaron el artista, su mujer y Raquel Forner. Una vez en


Milán, compraron la sustancia colorante en el laboratorio Carlo Erba y
siguieron hacia Venecia, donde le confiaron a Restany el plan de coloración,
previsto para la mañana del 19 de junio.

Con un balde de uso doméstico, Uriburu arrojó al agua treinta litros de


fluoresceína, mientras Blanca registraba en fotos la histórica acción.

Lo primero fue la voz de alerta frente al inesperado fenómeno. Declaraciones


de riesgo de cárcel, mientras turistas y locales viajaban sobre un surco verde
brillante. La belleza del gesto fundacional ganó la batalla y Venecia rindió
homenaje al artista argentino.

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4) HIDROCOMIA INTERCONTINETAL (1970)

Esta obra se titula “Hidrocromía intercontinental” (Gran Canal, Venecia).


(Anexo 4)

La técnica es fotografía y pastel, las medidas de cada una de las partes


que la integran son 81cm de alto y 103 cm de ancho.

Forma parte del registro de la acción que realizó Uriburu el mismo año,
al colorear de verde –con un producto biológicamente inofensivo– las
aguas del Hudson de Nueva York, el Sena de París, el Gran Canal de
Venecia y el Riachuelo de Buenos Aires.

En este marco, el 19 de junio de 1968, durante la Bienal de Venecia,


García Uriburu coloreó de verde las aguas del Gran Canal de esa ciudad.
Con esta acción artística, buscaba hacer un llamado a la toma de
conciencia sobre la degradación del medio ambiente por la acción
destructiva del hombre; mensaje que lo acompañará a lo largo de toda
su producción, así como el color verde, que será el común denominador
en sus proyectos.

Al intervenir las aguas, Uriburu tomó al espacio natural como soporte y


materia prima de su arte, anticipándose a lo que se conocerá
internacionalmente como land art, “arte de la tierra”.

La cualidad efímera que posee este tipo de obras conducirá a los artistas
a registrarlas mediante fotografías, filmaciones y videos. Esto permite la
documentación y reproducción múltiple de la obra, para poder ingresarla
al circuito comercial y a los espacios de exhibición para que el público la
conozca.

Este es el caso, por ejemplo, de Hidrocromía intercontinental. En 1970,


Uriburu planea su itinerario para llevar a cabo la coloración de las aguas
de cuatro lugares del mundo en dos continentes (París, Venecia, Nueva
York y Buenos Aires).

5) CONCLUSIONES:

 En conclusión nos encontramos con una de las obras pioneras del Land Art,
su objetivo del artista era enviar el mensaje de salvar el planeta, cuidar el
agua, lo más preciado que tenemos.

 Las hicrocromías de Uriburu tienen en común la utilización de un producto


inofensivo, la fluoresceína, sustancia hidrosoluble que produce un color
fluorescente verde intenso y es utilizada por la marina de Estados Unidos
para identificar, en el océano Pacífico, la cabina de los cosmonautas al

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volver a la Tierra. También sirve para estudios de diagnóstico de daños en
la córnea

 El color, juega dos factores esenciales: el espacio y el tiempo. El espacio


elegido no será ya el museo o la galería sino el lugar de la naturaleza.
Transformado de acuerdo a variables meteorológicas, el nuevo espacio
finalmente desaparece. Se comporta como un ser vivo.

 La obra de arte ha dejado de tener forma autónoma. La obra de arte adopta


la forma de la naturaleza: fluida, dinámica. La obra de arte no tiene lugar
(galería, museo...) fuera de la naturaleza; su lugar está en la naturaleza.

 El arte debe ser vivido como una experiencia, una idea dinámica, una
participación fuera de las galerías, en las ciudades, en las calles, en
la arquitectura y en la moda.

7) BIBLIOGRAFIA Y REFERENCIAS:

Christian Saehrendt. (2007). Yo también sabría hacerlo. Barcelona: Dumont


Literatur.

Edward Sullivan. (1996). Arte Lationoamericano del Siglo XX. Madrid: Nerea
S.A..

Ministerio de educacion. (2005). Argentina: Los lugares de la memoria.


Argentina: CePA.

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8) ANEXOS

Anexo 1

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Anexo 2

pág. 9
Anexo 3

pág. 10
Anexo 4

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VASQUEZ PAIVA ANA ESTEFANIA
3830 12:30PM

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