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CEF.HYCS - CEFCE CEFt


- Cant. de Copias:
Preclo

La persistencia de los ayllus


•en el norte de Potosi*
de la invasion europea a la RepiThlica de Bolivia

Tristan Platt
Departarnento de Antropolo g Ia Social
Universidad de St. Andrews
Escocia—Reino Urtido

- COLECEION TEXTOS BREVES

F U N U A C I 0 N -

c.icck.

Con el apoyo de la Ernbajada del Reino de Dinamarca en Bolivia


Contenido


Agradecmientos 7

Presentación 9

La persistencia de los ayllus en el forte de Potosi (siglos XVI - XX) 11

La petición de don Juan Ayawiri Kuysara 11

La rnemoria del regimen del Inka 14

La Provincia colonial de Chayanta 16

La invasion europea de Charcas 22

El virrey Toledo, los señores naturales y La mita de Potosi 23

El Estado, los señores Ctnicos y Ins indios tributarios 26

De Los capitanes a Los kuraka recaudadores 27

Los tiernpos histOricos y La conversiOn religiosa 31
Tributo indIgena y acorralamiento económico

en la RepOblica boliviana 34

La tierra de los ayllus y la guerra de [as casras 38

Del sindicato movirnientista a [a Ley de Participación Popular 43

Bibliografla 51
Agradecimientbs

Mis agradécimientos a Ricardo Calla y Etienne Durt


'I
por su apoyo durante el pro yecto del PAC que patrocinó la,
version original de este texto, y a Therese Bouysse-Cassagae
y Olivia Harris por su perrriiso para referirme a documentos
inéditos del libro Qaraqara-Charka (en prensa).

Tristan Platt
Presentación

Er ago sro de L94-se pro nl u l go 1a Ley d.e c0rnl2 de 1.a Constiructón Politica
del.Estado de Bolivia.dando lugar a una nueva etapa en lav.ida.de los pueblos origi-
narios de este pals ya que, por primera vez, se reconoció a nivel juridico su existencia.
Meses antes habla sido aprobada la Ley de Participación Popular que abrió el carnino
a instituciones tradicionales andinas paracontar con una personaiidad jurldica y
acceder asi a la posibilidad de ser parte activa en la planificación y ejecución de
planes de desarrollo económico y social desde la perspectiva de sus propias
necesidades. Ws adelante, la Ley INRA promulgada en 1996 reconoció los derechos
a las tierras comunicrias de origen de los pueblos indigenas, y les proporcionó las
herramientas para que ci reconocimiento fuera realizado a nivel jurldico, consoli-
dando su existencia como colectividades particulares y. diferenciadas con tin desa-
rrollo cultural particular.

A lo largo de su historia, los ayllus y pueblos originarios pasarori por experien-


cias dificiles, que en muchos casos ocasionaron la deséstructuración de las antiguas
organizaciones locales. En estas circunstancias, la incorporación de las sociedades
indIgenas a un Estado clasista y racista fue realizada siempre en términos de desventa-
ja, ya que no se reconoció las particularidades organizacivas de estas sociedades ni sus
logicas de supervivencia y solidaridad. De esta manera, se avasallaron prácticas que
habia funcionado convenientemente durante siglos —corno la tenencia colectiva dc
la tierra por- ejernpio— con una perspectiva puramente mercantilista.

En un pals como Bolivia, donde el primer articulo de la Constitución Politica


del Estado es el reconocimiento a la poblaci6n indIgeria multiétnica —con un rango
similar al articulo que re,conoce la soberanfa nacional— el rerna ind(gena es vital,
tanco en lo que se refiere a la realidad actual como a su pasado histórico.
TrN PLAn
10
Cs
un trabajo reciente de Tristan
El texto Clue presentamos a continuación t roducción at
Platt sobre el norte de Potosi, que fue pensando inicialmente como in . Par
Atlas de los Ayflus del Norte de Potosi pulicado par ci PAC recientemente
razofleS ajeflas a Ia voluntad del autor, el texto no form' parte de esa edición. Debido
a Ia importaflcifl de su contenido, que nos ayuda a aproximamos a la situaciófl
indigena botiviana actual desde La perspectiva dinárnica de los procesos históricos,
ehb05 lndgenas y Medio Ambiente), con el apoyo de la
la fundaciófl Dj logo(P U pubticaCiófl
de la serie Textos
Embajada del Reino de Dinamarca en Bolivia inicia Ia
Breves con este trabajo de Tristan Platt. Creemos que de esra manera aportamos a
uña perCepCiófl más cercana de la situaciófi indIgena boliviana actual desde la
n ci presente.
perspectiVa histórica par-(,promover acc iones

La pe
rsistencia de los ayllus en el forte de Potosi
(siglos XVI - XX)
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Don Frna,id, Cajjapay.
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Cai) i((jfl 1k Ia lHi(ij k Pot1151'.
Don Juan Vissaya,
cacique principal del pu'bIt, d Pocoata,
(Ca pitdn) d' La mira de Potos(.

La peticjOn
de don Juan Ayawjrj Kuysara

En febrero de 1598
(= " có un joven cacique ayrnara, don Juan Ayawiri Kusara,
mailku
ndorjefe") de 10.000 indicts triburarios del pueblo d Sacaca en el hoy norte
de Potos, escribjO una carta desde
III Villa La Plata (hoy Sucre) al Consejo de
Indias en España y a Su Majestad don Felipede 11.
1598, pero pudo alegar varios a Don Juan cenIa can solo 26 años en
ntepasados ilustres "antes y despues de los Incas".
Habia recibido una buna educacjón europea; podia leer y escribir en castellano.
Cuando mo:o, habib a p
rendido latIn con un tutor jesuica; sabIa montar caballo y
usar la espada. Dijo ser cristiano; su padre, don Fernando Ayawjrj Kuysara, ni siquiera
ac
oscumbraba mascar coca. Don Juan enfatjzó sus sejcjos leaks a Dios y a Su
Majestad. Hab(a acompañado a su padre a llevar a los mitayos dePocosi, todos los
domingos y dias de fiesta, para que escuchasen las prdicas de lo jesuitas en la Villa
Imperial. Se trata, e ntonces,
de una famijia de nobles ayrnaras conversos, con tin
agudo sentido polItico del c omportaj
0
Colonial. rnis oportuno d&itro de la sociedad

A la muerte de su padre en 1594


don Juan heredO sus cargos. Era alcalde
mayor de todos los indicts mitayos que iban anualmente a trabajar en las minas de
*
A ,dezc() :i III Cornis iOn Eunpea y a Pascal Rosj11 del Proyect (, de Aurodes)I!()
par haber
A,6 cmicvfinanc
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unixsino (PAC-Potc()
d,,l mdl) In redaccjáñ de esre rexto, que tena que salir coma "IfltrodL,cc iOn HistOrica" if
norte dc Poros
del AtIas p
tlblicad()
puhlicad11 en 1997 por la Iflisma instiruCiOn.
Om isiOn de CS a l
fuera de nuesro control. El material referente a Los siglosfltroducc
XV! iOn"
Correspande una COICCCIOnfactores
se dcbc a de do
una con cumentas
f'kraci6n sudiiymara (siglos XV
-XVII)
intitulada Qaraqara.cr. y XVII
Transfoc.iones histdricaj de
Olivia H
arris y Thierry Saignes. (en prensa). Eds.: Tristan Platt, Thrèe Bouysse.cassayne
S


12
TRISTAN PLxrr

PotosI y capit1n de La mica de tres de las grancles federaciones sudaymaras incorpo-


radas a La Audiencia colonial de Charcas: los Charka, los Sura y los Qaraqara. Sacaca,
capital de los Charka, era el lugarde residencia de la familia de don Juan. El territorio
nuclear de los Charka, con su capital en Sacaca, y Ia parte nortina del territorio de
Los Qaraqara, con su capital en Macha, abarcaba, en aquél tiempo, casi todo el actual
forte de Potosi (ver mapa pgina 11).

El mismo año de La carta, 1598, el Rey Felipe II murió en su palacio del Escorial
y fue homenajeado con gran pompa y versos heroicos en la Villa de La Plata. Recién
en 1599 fa solicitud de don Juan fue enviada asu sucesor, Felipe 111. En su petición
don Juan buscaba consolidar su posición corno unode los "señores naturales" de La
tierra (corno eran considerados Los nobles de las naciones andinas), igual en rango a
Los "duques, condes y marqueses de Espana" y, por to canto, digno de La rnisma
consjderacjón social.

Don Juan Ayawiri buscó seis favores del Rey. Prirnero, pidió que se le diese
una encomienda en cualquier "nacióri" aymara que Se encontrase sin arrio. Despues,
quiso que se le conhirmase en su posición de cacique principal de Sacaca, como
tarnbién en su posicion de alcalde mayor de los naturales de Charcas, con derecho a
tener esciavos y Uevar espada y daga. Adems, reclamó el derecho de Ilevar el mismo
escudo de armas con Los mismos emblemas que (aparentemente) ya se habIa conce-
dido a su padre, don Fernando y a su abuelo, don Alonso Ayawiri Kuysara. También
pidió permiso de lievar el h9bito de Santiago, un privilegio muy exciusivo que solo
fue concedido a gente de mucho mrico en lajerarqufa peninsular. Y, finalmenre,
pidiO ci cargo de administrador de los bienes de La comunidad de [a nueva provincia
colonial de Chayanta, fundada con su capital en el pueblo de Chayanta, alrededor
de 1570. Esta provincia coincidjO casi exactamenre con to que hoy es el norte de
PotosO.

'Para justificar sus pretensiones, don Juan tuvo que mostrar que canto sus
antepasados como él mismo habian prestado servicios tan citiles at Rey que merecian
todos los privilegios solicitados. Más aun. nm-rfn mrwrrr '-'.'
- .jc. ,a,_j.s 1_.& USA

gente de mucha akurnia en La antigua nobleza surandina. Asf, en 1599, se le ordenO


presentar informac iOn sobre estos puntos. Don Juan juritO mucha docurnentaciOn y
IlamO a testigos aymaras y espaoles para apoyar su solicitud narrando Ia historia
oral y dinstica de su familia desde Ia primera Ilegada de los Inka at sur del Côllao.

lReciéncn 1877 se dividirfa In provincia colonial en dos provincins denominadas Nor y Sud Chayanta,
cuyns nombres se cambiaron en 1880 aChaynnca y Charcas. En 1882 Colquechaca fue declarada capital
de In pruvincia Chayanrn; Chayanta siguió a Ia cabeza de Charcas;Rccjn en 1908 Se formarfa Ia provincia
Bustillo con capital en Uncma, dejaido al inargen Ia anrigua capital colonial de Chayant, y promocionando
a San Pedro de Buena Vista cotno In capital de una provincia ns reducida de Charcas.
14 TRLSTAN PLAn

El resultado es un apologetica sobre el papel de La principal dinast!a charka en la


rnicrohjstorjajntena de La nación de los Charka durante los casi 150 años previos a
la muerte de Felipe II, que hoy puede leerse en un grueso expediente conservado en
el Archivo General de Indias en Sevilla, Espana'.

Por to menos una parte de su petición fue olda por el Rey. Su escudo de armas,
reconstruido por dos investigadoras boliviarias, puede verse en la ilustración. Y, si La
rniramos atentamente, nos damos cuenta que aquf, trasladados a un formato henIldico
europeo, esnín algunos de los sImbolos e insignias más importantes de sus antepasados
prehispánicos. Esta dinastIa fue,efectjvamente, una de las familias ms poderosas
de toda [a region at sur del Col[ao, que se llarnarIa la "provincia de Charcas" desde
los primerosaños d la invasjó urbpeapol ldesempenado por el bisabuelo
de don Juan, Kuysara, señor de los Charka y capitán general de rodas las naciones
de Charcas, primero durante La resistencia y después en la entrega de la region a Los
hermanos conquisradores, Gonzalo y Hernando Pizarro.

La memoria del regimen dèlIñka

No solo La farnilia de don


Juan Ayfri recibió tales
honores del Rey. Muchas otras
farnilias señoriales and inas tarn-
bién lucharon para no perder los
privilegios que habIan gozado
bajo los Inka. Desde su prirnera
entrada en el Qullasuyu, Jos
In ka intentaron reclutar a los
seiores regionales de las grandes
federacionès Aymaras y Pukinas
qie ya poblaban La tierra del
CoElao y dé Charcas, para que
administrasen a su gente para el
bien del Estado incaico, entran-
do en el sisterna burocrátjco del
Irnperio de lbs Cuatro Suyus.
Los Inka les regalaban a Jos se-
ñores tiinicas (unku) y textiles
de alta calidad (kurapi), cuyos Escudo dosAyawiridscha,.ka
- (Arze y Medinacelli 1991)
disenos geornetricos (tuqapu)

2 Probanza do don Juan Ayavire Coysara. Ver Qaraqara-Charka..., documento 20.


LA PERNINTENCIA 01 : I.tS AII.I.US EN El. ix: i\ )TOl... - 13

LA REGION Y LOS AYLLUS DEL NORTE DE POTOSI

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(PAC Atlas de losayllus dd Nurtc.ck Pmust 1997 pdg. 13)


LA PERSISTENCIA DE LOS AYLLUS EN EL NORTE DE PoTos!... 15

también se pintarIan sobre las tumbas de las momias de los señores muertos (hoy
Ilarnadas chuilpas). Les daban tItulos honorIficos, mapas textiles, cocos de oro y plata,
plumas, joyas y mujeres —priricesas de la farnilia real— para que sus hijos fueran miem-
bros de Ia familia extendida del Inka. Y les daban los conocimientos secretos de los
nuevos sistemas de escritura que iban desarroll6ndose en el Cusco: los Jthipus. -

Pero ya desde antes de los Inka los señores ayrnaras, dueños de enorrnes rebaños
y expertos en el rnanejo de Ia lana, tenfan su propio sistema informático, Ilamado
en su idiorna chinu. Igual que los khipu, esros fueron "unos rnanojos de cordeles de
diferentes colores con nudos", como se decIa muchos años mas tarde, cuando algunos
chiriukamana encargados de lo su fueron Ilamados a declarar en las cortes de
[a t.uaiencia ce Unarca . La capaciaaci y la precision ue estos sisremas ue escrirura
no-alfabética despertaban el asornbro entre los europeos; hoy, los investigadores
suelen compararles con los "discos duros" de unacomputadora, porque su sisterna
de almacenaje era binario y la inforrnación se estructuraba jerárquicamente en
-. ramificacionessucesivas.-Ailr no podemosrecuperar toda la información que
Uãñl üos y en
pero cada dIa t-ios dames más cuenta de to absurdo que es hablar de las sociedades
andinas como si no tuviesen ningt.n sistema de escritura.

For su parte, los tores - aymaras rètribuyèron con otros regalos at Inka y
aceptaron distribuir entre su gente, a través de los señores menores —los jilanqus de los
ayllus5 , Jos alcaldes ojilaqatas,los jefes de farnilia—, los servicios laborales exigidos por
el Inka. El Inka abrió nuevos caminos, y habilitó nuevas tierrasen Cochabamba para
repartirlas entre las naciones altipinicas ysus senores. Pidió a carnbio que se cultivase
una cierta parte de la tierra para el Estado, cuyas cosechas serIan almacenadas en los
grandes depósitos estatales (los restos pueden verse en Cochabamba hasta hey), antes
de trasladarlas en miles de llamas a Paria (cerca de la Villa colonial de Oruro), donde
se habla establecido el principal centro administrativo del Tawantinsuyu at sur del
lago Titicaca. Desde allI tornariãn el camino imperial hasta el Cusco. -

Las naciones aymaras enviaron a Cochabamba 14,000 trabajadores, seleccio-


nados por turnos (mita), para cultivar el mafz y —más abajo en Tiraque— Ia coca para
el Inka y para los señores naturales, recibiendo a cambio algunas parcelas para mante-

3 Coma khipu en qucchua, la palabra aymara chinu significa nudo. En los ldu'pu incaicos, hab(a res tipos de
nudo: uno pam los decimales, otto pam Ins unidades 2-9, y otto pam 1. Un espacio en to posición caries-
pondienre significaba cero. Las cacegor(as e ideas se señalaban pot ci use dc diferentes colores en la cons-
trucción de Ins cuerdas.
4 Juicio deios caciques e indios de Sacaca contra los h,rec1cros ck su encomendero Atonso de Montemayor. Vet
Qaraqara-Charka..., documento 6. -.
5 Aytlu, 'parentela, grupo social y territorial", es ufla palabra quechua; en aymara se dijo ha". Utilizo la
palabra ayllu porque Sc ha vuelto corriente entre la misma gente de La zana norpotosina.

16 TRISTAN Pt,vrr

nerse a sí mismos y a sus familias. Asi fue la polItica dcl. Inka: exigir sericios en
trabajo para el Estado a cambio de garantizar Ia subsistencia de los trabajadores. Pero
no todas las naciones de la provincia de Charcas daban un mismo tipo de trabajo.

Las sociedades aymaras at sur de Paria se ilaman a veces, en los documentos


del siglo XVI, [as "siete naciones" de Charcas. La lista no es siempre La rnisma, pero
suele incluir his naciones de Charka, Qaraqara, Sura, Karanqa, Killaqa, Chicha,
Chui (quienes a veces son sustituidos por los Yampara). Las dos ms poderosas, at
centro mismodeE espacio liamado Charcas, fueron los Charka y los Qaraqara. Los
señores principales de los Charka (como hemos visto) residlan en Sacaca, como
don Juan Ayawiri y sus antepasados, y señores principales de los Qaraqara, descen-
dientes del anciano Tata Ayra Kanchi, residfan en Macha. Fue Tata Ayra Kanchi
quien —segcth [a historia dinstica— habIa formado La primera alianza de los Qaraqara
con el Inka Pachakuti (ver epfgrafe). Tanto Sacàca como Macha hasta hoy son
pueblos importances en el Norte de PotosI, aunque solo conservan una sombra de la
riqueza que tuvieron en tiempos prehispnicos (ver mapas pig. 15,16,17).

Sin
embargo, bajo el Inka, los Charka y los Qaraqara, junto con los Chicha y
los Chui, eran Los "soldados del Inka". Es decir, no daban servicios laborales para codo
tipo de actividad productiva, comb to hacIan las otras sociedades aymaras. SOlo
enviaban a sus mitayos para cultivar los maizales de Cochabamba y los cocales de
Tiraque. En lugar de las otras obligaciones, suministraban los guerreros que el Inka
necesitaba para sus campañas militates de expansiOn imperial. AsI, algunos iban hasra
Quito (Ecuador) y Pasco (Colombia) deride participaron en las guerras de Wayna
Qhapaq, ilegando a construir uria fortaleza importance en el nuevo centro adrninis-
trativo de Tumipampa. Naturalmnente, no todos volvieron; algunos campesinos ecua-
torianos se acuerdari hasta ci dIa de hoy de sus antepasados de hahia ayrnara..

Para conformar [os ejércitos campesinos, éstos debfan reunirse primero en


las dos capi tales, o marka: los Qaraqara con 1oChjcha en Macha, Los Charka con
los Chui en Sacaca. Desde allI cada par se dirigfa a Paria para reunirse con los
-gueneros de otras naciones, frente al gran ushnu (piramide) en la plaza principal
de este importante pueblo, hoy desaparecido. Y después, todas las huestes —cada
nación con su propia traje y sus propias armas, y bajo el mando de sus propios
senores— tomarfan el camino del Cusco, con sus llamas cargadas de vituallas para [a
carnpaña.

La Provincia colonial de Chayanta

Fue ésta La época de mayor poderfo de los mailku de Sacaca y Macha: su jUris,
dicci6n se exterid(a desde Quirquiavi en el norte hasta Toropalca en la frontera con
LA PERSSTENCA DE LOS AYLLUS EN EL )RTE a POTOS 17

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- LA PERSISTENCIA DE LOS AYLLUS EN EL NORTh DE POTOSI.. 19

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20 TRIsI PLAIT

los Chicha en el sur, y hasta el valle de Cochabamba y los yungas de Tiraque en el


este. Segcin Ia historia diinástica, Ia relaciOn con el Inka Pachakuti fue buena, y
contirivaron coma aliados con Wayna Qhapaq y sus hijos Waskar e Inka Paullu.
Sin embargo, e[ jesuita Bernabé Cobo nos cuénta que todas Las "siete naciones" de
Charcas se juntaron en [a fortaleza natural en Oroncota donde fueron asediadas y
derrotadas pot el hijo de Pachakuti, el Inka Yupa Yupanki

Pero con la.Colonia llego a su fir, poco a poco, el predominio regional de


estos dos pueblos. En 1570 surgIa coma capital de Ia nueva provincia colonial de
Chayanta un pueblo que antes .estuvo suj eta a los señores de Sacaca y que ahora
dar(a su nombre a Ia Provincia: Espfritu Santo de Chayanta, cerca de- [as famosas
minas de estaño y oro de Llal[agua y Amayapampa. Ahora bien, Chayanca se situaba
justo en La frontera entre los Charka y los Qaraqara, y —a pesar de Ia iridignación de
los señores Ayawiri en Sacaca, quienes vanamente reclamaron su antiguo domi-
nio— fue Chayanta el pueblo que se consolidO baja el gobierno español corno capital.
de Ia nueva provincia colonial.

Al mismo tiempo que se creO Ia provincia de Chayanta, se instaló tambiCri


una nueva forma de autoridad regional: el corregimiento. Esta doble transformación
estab[eció en Ia region una estructura adrninistrativa colonial que durarfa ms de
200 años. La creación de [a provincia y del corregimiento coloniales constituyO una
ruptura fundamental con respecto a la organizaciOn social y Ia economfa prehispánica
de Ia region.

El nombre de Chayanta, que significa estano, proviene de Lin pueblo


prehispnico, refundado par Toledo en Ia década de 1570 coma parte de su polItica
general de reasentamiento (o "reducciOn") de La poblaciOn andina. Pero el pueblo
pretoledano de Chayanta ya aparece en Ia lista de pueblos e indios encomendados por
\el Marques Francisco Pizarro a su herrnano Gonzalo en 1540. Esta lisca muestra que,
efectivamente, muchos de los nuevos pueblos ëoloniales ya eran "cabeceras" antes de
los espanoles y, quizás, antes de los Inka. Fueron part&de una organizaciOn espacial

distribuidos entre las zonas alta (puna en quechua, suni en Aymara) y baja (wall en
quechua/castellano o likina en aymara). Las casas y las estancias de los ayl[us estabari
rodeadas por chacras de cultivo y tierras de pastoreo, que se extendfan a través de
todos los media ambjentes de Ia ladera oriental de La cordillera andina.

La forma de ocupaciOn agricola y pastoril del espacio norpotosino muestra


un nivel profundo de permanencia a Ia largo de los sigios, a pesar de Ia lenta
efiminacióri de [as naciones aymaras originarias, junta con el crecimiento de la
minerfa colonial yrepublicana y con Ia expansiOn del rpercado y de Ia hacienda.
Desde antes de losespanoles los Charka y los Qaraqara:ocupabari tierras de puna
n

U LA PER$ISTENCIA LE LOS AVLLUS EN EL. NORTh t)E PCLTOS(...
21

y valle, de acuerdo con el patron de residencia y diversiIicación agropastoril cortocido


localmente como el "doble domicilio". Como se ha seflalado frecuentemence, el
paisaje se estructuraba de manera vertical. Desde los salares y los altos pastizales por
encima de los 4200 metros sobre el nivel del mar, se baja por la zona de la agricultura
altoandina de puna, con sus largos ciclos de rotaciOn de diferentes variedades de
papa, quInua, isaña y oca. El maIz enanollamado sara ch'isiwayu ya estA presente en
La documencación del siglo XVI y sigue cultivindose en los niveles tmis bajos de la
puna. Desde allI se desciende por el ray pirana (en qucchua, chawpirana: la "zona del
medio"), asociada con el qawi (chuño de oca) y participante en ambos polos
ecologicos, hasta liegar a los valles interandinos, donde empiezà el cultivo del màIz
de tamaño normal a los 3500 metths y, un poco ms abajo, el cultivo de algodon,
zapa[lo y au, a solo 2000-1500 metros sobre el nivel del mar. Un recurso particular-
mente abundance en los valles áridos interandinos fue la miel de Charcas, producida
pot varias especies de avispas y abejas tropicales sin aguijon, la abe j a europea (apis
mellifera) llego a America con los espanoles.

Los Charka y los Qaraqara tenian acceso a todos estos recursos dentro de su
territorio nuclear. Los grupos Ctnicos de cada nación consituian, entonces, franjas
largas y estrechas que descendIan desde Las cumbres de la cordillera oriental hasta
los valles calientes del rio Caine, o se dividIan con una parte de su territorio situado
en las alturas .y otra parte en Las . tierras bajas. Estadistrib.iciOn de...tie.ascomple-
mentarias pérmitIa el desarràllo de una gran riqueza agropastoril que se mantuvo,
en alguna medida, hasta Ia segunda mitad del siglo XIX, cuando las polIticas liberates
dejaron La region acorralada y La marginaron de los mercados donde los ayllus antes
hablan vendido sus excedentes. Pero hasta hoy pueden verse las recuas de llamas
que suben y bajan por lossenderos escrechos de los Andes orientales, vinculando la
economia y las poblaciones de ambas regiones moncañosas en un solo calendario de
actividades productivas y circulatorias. . .. .............

Si b ien las bases verticales de laproduccián y de La organización social mues-


tran un grado sigttficativo de continuidad, el contexco politico y económico mayor,
en cambio, ha variado constantemente. La elecciOn de Chayanta en 1570 como
capital de La nueva Provincia colonial debe comprenderse como un intento del
virrey Toledo de "dividir para gobernar" mejor a las dos naciones más importantes
del surandino. La historia politica de los Charka y los Qaraqara a fines del siglo XVI
y durance la primera parte del siglo XVII consistiria, en gran medida, en repetidos
intentos por parte de los mailkus sud-aymaras por recuperar su jurisdicciOn sobre los
pobladores y los territorios separados de su gobierno por don Francisco de Toledo
con Ia creaciOn de la provincia de Chayanta.

Pero la separaciOn de Chayanra de la jurisdicciOn de Sacaca ya empezO con


la entrega, en 1539-40, de las primeras encomie'ndas en la regiOn por Francisco
22 TRLSTA1 PLATT

Pizarro a sus hermanos Gonzalo y Hernando, los conquistadores de Charcas. La


liegada de los europeos significaba, entonces, un trastorno profundo de [as estruc-
turas poilticas, at misrno tiempo que se mantenfa la base productiva de las socie-
dades sud-aymaras, con las modificaciones que inevitablementeacarreó La
introducción de nuevos animales y plantas alimenticias irnport.ados desde Europa:
yuntas de bueyes, puercos, ovejas, cabras, gal[inas de Castilla; trigo, avena, cebada,
habas, etc.

La invasion europea de Charcas

En 1538, Hernando y Gonzalo Pizarro cruzaron el do Desaguadero y,.despues


de derrotar uria fuerte resistencia en territoriO Pakasa, iniciaron la bajada desde el
tambo de Paria hacia los fértiles valles de Cochabamba con sus almacenes estatales
repletos de ma(z. La ruta de los Pizarro seguIa [as grandes caminos entre los centros
productivos y administrativos del Inka, cuyo gobierna imperial pretendlan sustituir.
Pero en Cochabamba -segin recordaban cincuenta años mas tarde los descendientes
de los jefes rnilitares surandirtos, testigos presentados par don Juan Ayawiri- les
esperaba una alianza de las "siete naciones" de Charcas bajo el mando del señor
principal de los Charka, Kuysara, el bisabuelo de don Juan Ayawiri. Asediados, los
invasores SólQ se salvaron gracias at apoyo del Inka Paullu, quien llego a tiempo
para convencer a los capitanes aymara de. que estaban perdiendo su tiempo.

Entonces, Kuysara Se. disculpó ante el Inka y, rep[egandose a su propia tierra,


dio su obediencia a Su Majestad ya Hernando Pizarro en Awkimarka, un pueblo de
los valles norpotosinos (hasta hoy un ayllu Awkimarkase ncuentra en las cercanfas
de San Pedro de Buena Vista). En esce lugar fue reconocida formalmente La conquista
española de Charcas. Desde Awkimarka los capitanes sud-ayrnaras acompañaron a
Los ?izarro par Los valles de los Charka y los Qaraciara, pasando por Micani, la abra
de Alacruz y Huañorna, hasta liegar a Chuquisaca. AhI, el jefe de los Yarnpara
Ayrnuru, les regalo a [Os españoles el terreno que después serla La Plata, capital de Ia

de los Chiriwanu en La frontera sur oriental delTawantinsuyu.

Kuysara, por su parte, Les regalo a Su Majestad y a los Pizarro el botin más
valioso de todos, que ya antes se habia regalado at Inka Pachakuti: Las minas de
pLata de Porco. Poco despues, Kuysara se u'niO, junto con muchos de sus guerreros, a
Ia fuerza expedicionaria conducida por Pedro de Valdivia a la conquista de Chile.
Pero la resistencia araucana fue feroz: dos años después Kuysara reapareciO en Sacaca
sin su litera y con muchos de sus guerreros muertos... Morirfa él mismo en 1542,
dejando a su hijo Ayairi, después baucizado como don Alonso, a La cabeza de su
nación fragrnentada.
I

LA PERSITECA 1E LOS AYLLUS EN EL 3JORTE DE Poiosl... 23

Los señores sud-aymaras también privilegiaron a los nuevos caudillos europeos


con el trabajo de sus ayllus. Ya en 1539 una mitad de [a gente del pueblo prehispnico
de Chayanta, además de encorniendas en muchas otras partes (en Chinchaysuyu,
Condesuyu, Canas, los cocales e incluso en los Chichas), hab(a sido dada en enco-
rrienda a Hernando Pizarro por su hermano, el Marques Francisco Pizarro. AsI, una
rnitad de Chayanta fue separada del control de Sacaca casi inmediatamente des-
pues de la invasion europea. Macha, en carnbio, fue entregada cart todos los Qaraqara
a Gonzalo Pizarro, también halagado con encomiendas en el Norte (en
Chinchaysuyu, Collaguas, el Col[ao y en Los cocales), quien siguiO recibiendo el
tributo hasta que fue descuartizado en 1548 por orden del Pacificador Pedro de La
Gasca tras haber encabezado la rebeliOn de todos Los encomenderos del Peri contra
eiEadoCarIoV. .

Entre 1548 y 1550, con la autoridad del Emperador restablecida en el Peru, una
nueva generación de encomenderos se instaló en los rerritorios de las dos "naciones".
En 1549 Alortso de Montemayor tomO ba j o su control a los irtdios de Sacaca y una
parte de Chaquf, donde se comp6rt6 dp&kmèitEästa su rnuèrtê en6. 155MàtIñ
de Rabies hizo to propio, pero en mèitor ado, con la otra rnitad de la gerLte de
Chayanta, coma Pedro de Hinojosa to hizo en Macha y ocra parte de Chaquf, y
Pablo de Merteses en Mururnuru (hay Ravelo). Se profundizó [a fragmentaciOn pa-
lItica de bs antiguas naciones. Los nuevos encomenderos extorsionaron tributos en
cantidades descontroladas hasta que en 1551 el consejo del Rey envió desde Lima
la "tasa" reglarnentada del. tributo para cada repartirrtiento. Pero to que no sabfan
los encomenderos fue que los chinukarnana habfan anudado en sus cuerdas todos los
excesos de tributo Ilevados entre 1548 y 1551. En 1571 los Sakaka iniiaron un
juicio, con chinu y testigos, contra los herederos de Monremayor, residentes en la
peninsula; y en 1581 una decisiOn dada en Madrid les ordenO a los herederos restituir
a los indios buena parte de los valores extorsionados por el finado.encomendero.

Durante Ia dCcada de 1550 todos los pueblos de Charka y Qaraqara pasaron,


con gran alivio de su parte, del mando de los éncomenderos a La administración más
lejana de La Corona y de sus representantes en Potosi. Sin embargo, La justicia de Su
Majestad casi siernpre fue más respetada que lade las autoridades coloniales de Charcas.
AsI, la duracióri de La encomienda en el Norte de PotosI fue violenta pero corta. Un
enemigo peor se preparaba, sin embargo, en la persona del corregidor colocado par
Francisco de Toledo a la cabeza de las nuevas Provincias de Chayanta y Porto.

El virrey Toledo, los señores naturales y la mita de . Potosi'

A partir de 1550 se generO un movimiento de apoyo a Ips señores naturales


entre los ieligiosos del Peru. En 1561, el autor de Ia primera.gramtica quechua,
:.

TRIS-ri\N Puvrr
24

fray Domingo de Santo Tomás (despues arzobispo de La Plata), incluso tlamó a


reuniones de los señores en diferentes partes del Perii en los que se formuló una
propuesta nuev de gobiemo at Rey, basada en el retira de los espanoles y el encargo
del pago de los tributosa los mismos señores nativos. Se le aseguró a Su Majestad
que los seores naturales sabrIan entregar más cributo que los espanoles por conocer
mejor las formas de [a producción y organizacióri sodial andinas. Pero durante ea
decada La lmnea dura empezaba a ganar et predominio politico, y cuando llegó ci
virrey Toledo at Peril en 1569 trajo instrucciones claras de buscar la mejor manera
de aumentar los quintos de la Corona sabre la producción minera para ayudar a
financiar las guerras del Rey Felipe II en Europa, y reorganizar la población naciva
en nuevos pueblos para que los "indios" pudiesen pagar el tributo y recibir la doctrina
cristiana de la manera ms "ordenada" posible.

Fue asI que Toledo emprendió la reforma de [a minerfa y del tributo indIgena.
En primer lugar, realizó un censo general de toda la población, en base at cual dispuso
su "reducción" a un nuevo orden urbano basado en la fundación de los pueblos de
indios y La asignación de un tributo en dinero a cada "india cributario". Al misrno
tiempo, en Potosi alentó la introducción del nuevo método de beneficio de la plata
con mercurio que en 1555 fue desarrollado, par primera vez en escala industrial, par
el sevillano Bartolomé de Medina en las minas de Pachuca en Mexico. Finairnente,
vinculando los dos lados de su reforma, Toledo se apoyó sabre los rnismos senores
.4
naturales para hacer traer a Las minas de PotosI y Porco hasta 14.000 indios mitayos
por ano, todos extraIdos de las antiguas naciones aymaras at norte y at sur del lago .7

Titicaca.

Estos trabajadores forzados tenfan que soportar todo el peso de La extracción


minera. Algunos cargaban el mineral par los senderos en el interior del cerro desde
los frontones hasta la canchamina: La extracción misma. fue realizada par indios
bateteros asalariados que, a veces, eran los mismos mitayos en sus dIas de descanso.
Después, otros to seleccionaban y trasportaban desd,e el Cerro Rico hasta los ingenios
de La Ribera. Aquf, en cada ingenio otros mitayosuidaban el morterado y el cedaceo

Finalmente, baja La dirección de los expertos beneficiadores, los indios "repasiris"


pisaban Ia hariria mineral en los buitrones, con los pies desnudos, junto can sal y
mercuric, hasta producir el amalgama de la plata con el mercuric. Para dar fuerza
motriz a [as grandes ruedas que, segin el estilo centro-europeo, se habian construido
en La Ribera para triturar el mineral, Toledo hizo construir un complejo sistema de
lagunas, acequias y compuertas porencima de la Villa de Potosi, dondese almacenaba
La escasa agua de [a cordillera para que hubiese corriente durante todo el año.

No debe suponerse que todo el proyecto de Toledo era completamente nuevo


para Ia gente andina. En obras hidráulicas pocos les aventajaban, y coma hemos
LA PERSIS1ENCIA DE LOS AYLLUS EN EL NORTE DE POTOSL. 25

visto, ya bajo el Inka 14.000 rnitayos habIan viajado con sus familias todos los años
a Cochabamba para cuidar los maizales del Estado. Ahora iban con sus familias, sus
llamas y sus comidas desde sus pueblos at centro minero más grande del mundo,
donde se distribu(an por sus naciones en parroquias diferentes y se dedicaban a sacar
Ia plata del Cerro Rico que, por to tanto, se Ilamarfa la "chacra del Rey". Dado que
Ia obligación de la mita ya habla existido bajo el Imperio inka, fue ms fácil para
Toledo justificar ante los misrnos mitayos Ia introducción de un "servicio at Estado"
en unaescala nunca vista, ni antes ni después, en ninguna otra parte de los domi-
nios de Espana.

Obviarñente hubo diferencias: en primer lugar, el tiempo que se ocupaba bajo


la faz de la tierra, por ejemplo, o él que se pasaba con riesgo de [a salud en el morte.rado,
el cedaceo y el rep aso de la harm con êl mercurio:
tierras para el uso familiar de los mitayos de Cochabamba. Es significativo, sin em-
bargo, que cada pueblo de mitaybs también buscaba poseer sus prop ias tierras colec-
tivas cerca dePotosi, donde iban a descansar después de su turno y producir los
alirnenros necesarios para cancelarlas deudas adquiridasdurante el'año en La Villa.

Cómo se organizó este sérvicid rotativo de Ids indios a favor delosazbgueros


potosinos que producIan la plata en sus ingenios, y con ella los quintos para el Rey?
Aqui', Toledo tuvoque ponerse de acuerdo con los señores naturales. Fue el padre
de don Juan, don Feando n Ayawiri Ku'ysara, quien negoció con Toledo sdbre la
.'man-
mita de los Charka, ofreciendo organizarla entre los indios reducidos en los nuevos
"pueblos de indios" en que se habIari transformado los pueblos prehispnicos de
Sacaca y Chayanta. A cambio, recuperó una parte de su jurisdicción antigua sobre
todos los Charka comb capitn de Ia mita para esta nación. En cada pueblo fuerOn
nonibrados con salario los caciques que tenIanque encargarse de reunir, todos los
años, a una septima parte de toda La poblacion para su envIo a Potosi La distribucion
1.

por turno de esta obligaciori estuvo a cargo de las autoridades indIgenas menores
quienes, a su vez, se pusieroti de acuerdo con los mismos tributarios de los ayllus y
estancias rurales. La alimnentación de lot mitayos estuvo a cargo de sus propios ayllus,
que asi proporcionaban una subvención adicional incalculable a [as empresas mineras.

De hecho, casi todos los señores naturales encargados con La capitanfa de La


mita en sus pueblos respectivos, se encontraban ahora a La cabeza de una jurisdicción
por to menos parecida a la de sus aritiguas naciones. Para lograr su apoyo, Toledo
incluso autorizó a los capitanes de los Qaraqara a que buscasen a Los mitayos tanto
de la provincia de Porco como de Chayanta, reurtiendo asi las dos partes de la antigua
riación que se habIa fragmeritado por la creación de las dos provincias coloniales.

As!, las antiguas naciones aymaras serfan reconocidas formalmerite por el


Estado colonial en cuanto capitan(as de mica, es decir, unidades nativas de recluta-
26 TRISTAN PLArT

miento de [a mano de obra mitaya. Los señores naturales lograron, finalmente,


conseguir el puesto importance que buscaban, y recuperar —en alguna medida— su
jerarqufa y su jurisdiccián dentro del orden colonial montado por el virrey Toledo.
Pero además, en Potosi se buscaba un capitán que estuviera a cargo de todos los
dernis como alcalde mayor de todos los indios de la Villa. Fue este puesto —el ms
alto a que podia aspirar un indio- que don Juan Ayawiri Kuysara querla asegurar
para sI en su carta al Rey Felipe if de 1598.

El Es.tado, Los señores étnicos y los indios tributarios

Ahora bien, esta transacción, o "pacto", entre los señores de Las naciones y el
poder colonial, se Ilevó a cabo por encima de los indios tributarios. Al final, los
señores naturales estaban libres de cualquier obligacion de tasa y mica. El trabajo se
hacIa, obviamente, por los indios comunes y no por los "duques y ma•rqueses" de la
nobleza aymara. iUmo, entonces, pudo mantenerse la autoridad de Jos señores en
sus propias naciones? iC6mo experimentaron los indios tributarios de la provincia
de Chayanta esta nueva ascendencia de los flamantes capitanes de La mita con sus
caballos, sus escudos de armas, su latIn y SUS hábitos de Santiago?

Existe un docurnenro que nos friuestra el otro lado de [a rnedaLla, es decir, el


comportamiento a veces soberbio y arbitrario de los capitanes, frente a Los indios
tributarios sujetos a su mando. El caso se refiere a La vida de un cápicn de Ia nación
de los Qaraqara, don Fernando Ayra Chinchi, residence en el pueblo de Pocoata, a
mediados del siglo XVII. Este señor habla heredado el cargo de capitán de la mita de
PotosI y se consideraba, por tanto, heredero de los privi[egios de [a antigua nobleza
aymara, aunque teóricamente varios de los privilegios tradicionales se habIan
modificado o abolido. Don Fernando llevó una vida ilena de lujo " ostentación que
hizoue algunos indios de Pocoata, quienes habian perdido sus tierras a sus manos,
to consideraran arrogance y abusivo. Pues, .don Fernando quitaba tierras y productos
de gran válora los indios como si fuera el inismo uno de los antiguos encomenderos;

mantenIa ocho concubinas para acompañarle en sus viajes a los valles, y a otras
para canr.ar "con órgano" mientras clescansaba (quiths un eco de la antigua poligamia
perruitida a los rnallku antes de los espanoles); y comla sus "potajes y marijares"
dorados con oro (quizs el polvo de oro de los famosos lavaderos de Pocoata).
También Ic servian diez indios designados solamente para buscarle miel de Charcas
en los valles orientales. Asimismo, castigaba brutalmente a los indios que le desobe-
decIan y amenazaba con cortarles [a lengua a los que le denunciaban. AquI, entonces,
el pacto del mallku con el gobierno espaflol parece haberse lievado a cabo a costo de
un regimen soberbio dentro de las comunidades y sobre las espaldas de los indios
cornunes.

L, rEiLlsEN(:A
PE LOS AVLLUS EN EL NORTE LE POTOS.,. . - 53

Rivera Cusicanqui, Silvia y equipo THOA


1992 Ayllus y proyeccos de desarrollo en ci None de Potosi. Aruwiyiri La Paz 1992.

H
Saignes, Thierry
1985 Los Andes orientales. Historia de tin olvido. Cochabamba. CERES-IFEA.
1986 En busca del poblamienco !cnico de los Andes boliviznos. Siglos XV y XV!. Avances
de investigación N 3. La Paz. MUSEF.

Taller Historia Oral Andina(THOA)


1984 El indio Santos Marka T'uia, cacique principal de Los allus de Callapa y apod'rado
general de las comunidides de La Repthlica. La Pa:. THOA.

Wachtel, Nathan...............................................................-.. . ...................


1980 reparto de tierras de Huayna Capac en Cochabamba ', Hiswria Boiiviana
1.1. Amauca Books. Cochabamba 1980.

0
C

LA rERSISTENCIA OF LOSAYLLUS EN EL NORTE DE Poros(... 27

Como, entonces, se justificaba la mita frentea los indios de cada nacion? La


propuesta del Estado fue clara: el trabajo forzada de los mitayos en las minas les
sirvió coma una garantfa de su posesión colectiva e 'individual de la tierra. Esta
ideologIa vendria a reforzar el concenidb ya establecido con respecto a la casa, o
tributode los indIgenas. Ambos se justificaban ante los indios tribucarios/mitayos
r en la medida que garantizaban su posesión segura e inalienable de Ia tierra.

Este "pacto" rn1s general -rnita y criburo para el Estado, tierras para el india— se
ha mancenido en [a conciencia y en las pnicticas rituales de los indios del norce de
PotosI hasta el &a de hoy. Se ha traIdo a [a mernoria cada vez que el Estado republicano
intentaba abolir la cenencia colectivade la tierra a modificar [a forma de cobrar los
impuestos —par ejemplo, reemplazando la "tasa", o tributo, con el "impuesto predial",
S a "nico". De aUf cl ue hasta hay se sigue pagando la tasa en las ceremonias de San
Juan y Navidad encre los campesinos de los ayllus del norte de Potosi. Y hasta hace
a pocos aflos los ayllus y cabildos de Macha seguIan sirviendo el cumo de postillon en
't los tambos locales, como parte de este mismo "pacto" entre los ayllus y el Estado.
a
S La historia de Ia mica ha dejado fuertes huellas en las memorias de los
campesinos hasra el dfa de hoy. En 1978, par ejemplo, pudimos presenciar una
ceremoniaen Pocoata donde sesegufa despidiertdo, con gran ceremania, a los mitayos
i que antes hubiesen partido del pueblo para Ia mica de Potosi. Un "micayo" montado
IS en una •rnula hizo las veces de los antepasados: Ilevaba pedazos de papel blanco en
su sombrero que represeritaban los "tItulos de la tierra", ratificados pot los aritepa-
a sados que fueron a "corner tierra" en las minas y los ingenios de Potosi. jC6mo es
C posible, preguntaban los participantes, qie los abuelos hayan muerto en vano?
a
Asf, la mica cambién tiene sujustficaciónretrospecciva en las memorias de
e los campesinos actuates: fue parte del "pacto" celebrado con el Rey para garancizar
la jurisdicción de los señores naturales como capitanes de La mica y, at misrno tiempo,
)S el derecho permanente —"hasta el juicio", como se decIa— de los indios mitayos y sus
descendientes a La posesión de las tierras de sus a'Llus.
•1•

LS

C1 De los capitanes a los kuraka recaudadores


I,

Los antiguos mailku de los Charka y los Qaraqara se convirtieron, entonces,


is en los ca'pitanes, los caciques principales y los alcaldes mayores de indios dentro del
regimen colonial. A cambio de su colaboraciOn con el virrey Toledo y sus sucesores,
siguieron siendo los sefiores de todos los ayllus del forte de Potos!. Y poco a poco
Ic algunos se elevarort tanto dentro de la jerarqufa colonial que perdieron conticto y
autoridad dentro de sus naciories. Al mismo tiempo apareció una nueva generación
de caciques y capicanes que no pretendfan el mismo abolengo prehispnico. Eran

28 TRITAJ Pi,vri

los "mozos" que residian en Los nuevos pueblos de indios. lUmo surgió este nuevo
grupo social que hasta hoy sigue intenrando dominar a rodos los aylius del norte de
.Potosi ? . . .............................

Mediarite los pueblos de indios fundados con [a colaboración de los señores


andinos, el virrey Toledo intentaba conceritrar a la población indIgena para facilitar
la prédica cristiana, Ia recolección del tributo y Ia organización de la mita. Pero la
rnayorIa de la población no quiso residir alU. Volv(an a sus estancias para estar mis
cerca de sus tierras y poder vivir tranquilamerite sin Ia injerencia constante de las
autoridades coloniales ni los abusos de los 'viajeros espafloles que pasaban La noche
en el tambo del pueblo. Solo venfan at pueblo para servir de cófrade en las fiestas,
para escuchar misa Los domingos, o para hacer otros trámites con el cura y con Las
autoridades. Sin embargo, rnuchos mantuvieron sus casas vacfas en el pueblo, con-
formando calles, cada una asociada con familias, ayllus y grupos diferentes dentro •1

de la organización social indfgena. De esta manera el mismo pueblo se convirtió en


os sociales y etnicos que vivian airededor e incluso
un "mapa" esquematico de los grup
en tic rras lejanas. En algunos casos, esta relación entre las calles de los pueblos y los
grupos sociales del carnpo puede observarse hasta hoy, especialmente duranre las
fiestas.
I
.1
4
Al principio, el pueblo mismo se quedaba vaclo durante gran parte del año,
aparte de algunos gobernadores indfgenas que rsidIan all( at lado del cura yla iglesia,
del cabildo y del rambo. Hasta hoy pueden encontrarse pueblos indigenas vaclos,
con candados en las puertas, porque —aparte de Jos dIas de fiesta— sus habitantes
están ocupados en sus casas y actividades de campo. Pero pronto los jovenes (o
.4
"mozos") ansiosos de Ia "civilización nioderna" empezaron a liegar para ir formando
una nueva pob.lació,n, pueblerina, junto con los españolesy. mestizos que —contra las
Ord4tanzas coloniales, que prohibIan su preseñcia . acudfan tambiéri a vivirallI
.para Lines de comercioo agricultura, mineria a servicioaI Estado. AsI Se iba formando
en el pueblo y sobre las tierras más cercarias de los ay[lus, una nueva población
mestiza —los mozos, vecinos o q'arachupas6— que funcionaron como un eslabón entre
los ayllus, La sociedad mayor y el Estado. AquI, eritonces, est g el origen de los "pueblos
mestizos" modernos del forte de Potosi, fundados por y para los ayllus, pero
crecieritemente usurpados pot una población que se considera "superior", "civilizada"
U
y muy diferente a los que yen —a menudo con sentimientos fuertemente racistas-
corno los "bárbaros" del campo circundante. P
L
Con la asimilación de los gobernadores aridinos at grupo mestizo de los pue- a
blos, quedaron desamparados los ayllus del campo, permitiendo que empezaran a d

6 Q'arachiipa, rabo pehdo, o crnndreja. Hay Los campesinos suelen dcnirninar asi a las autoridades de los
C'
pueblos, porquc sicthpre vienen para "corner huevos" en ci campo.

• LA i' llSTEN,\ li LCi Vi.i.1JS IN L NCRTE OE Poiosi.. 29 -

) surgir nuevos caciques dentro de los ayllus que carccIan del abolengo Lie los antiguos
señores naturales. Desde principios del siglo XVIII Sc hicierori presentes nuevos
apellidos entre los recaudadores del tributo Lie [a provincia. Algurios fueron simple
mente " mozos " o mestizos quienes hablan usurpado los cargos tradicioniies, gene-

S ralmente corno tIleres locales Lie las autoridades coloniales. Ellos aprovecharon Lie
su posicián para explotar abs indios comunes, segcin ci cjemplo Lie los rnallktc del
r
sigbo XVII y Lie los mismos encomenderos del siglo XVI. Pero otros fueron miembros

S Lie familias indigenas coniunes dentro Lie los ayllus, quienes deseaban reivindicar ci

S principio Lie in jusricia de Su Majestad contra los ahusos Lie las autoridades locales.

Entre 6stos iltirnos, los rris fainosos fueron los hermanos Katari, quienes en

S 1780 condu j eron un movimienro que convulsion toda In provincia Lie Chayantn y
otras provincias aledanas. Nacido en la rnitad de Majasaya Lie Macha (ver grifico

) pig 28); las fuentes se dividen entre Majapicha y Majacollana coma su ayUu de

.1 origen), Toms Katari realizó una caminata desde Macha hasra Buenos Aires, [a
lejana capital del Virreinato de La Plata, para pedir la confirmaciórt del virrey de su

S nombramiento coma kuraka recaudador de su mirad, responsable para la recolección
S del tributo indugena cada seis meses. Apoyado por ci virrey, encontró que [as autori-
Liades en La Villa Lie La Plata (hoy Sucre) no tenlan In menor incencián Lie dejar air
uria voz justiciera entre los ayllus, que esperaban controlar rnediarite el corregidor
español y las autoridades mesti:as que hablan infiltrada los cargos Lie muchos gru-
pos étnicos Lie [a region. El cura Lie Macha, en canibio, apoyó a Katari. Coma resul-
tado del conflicto, ci prestigie Lie Tonus Katari creciO rnIs allii Lie Macha hasta qué
se encontro a in cabe:a Lie una alian:a indigena regional iue reclamaha contra los

0 abusos del rigimen colonial. Cuando ci tirthiico corregidor, Joaqumn Lie AlOs, qUiso

0 apresar a Katari durante ci despido Lie los mitnyos eh Pocoata ci Lila Lie San Bartolorné

is de 1781, los indios reuriidos to apresaron. Katari LiberO at corregidor coma parte de

11 un acuerdo con In Audiencia, pero inmediararnente despues saliO una fuerza armada
0 de la Villa Lie La Plata que apresó, matO de un tiro y desbarrancO at rnismo Toms
Katari.
e

is Desde entonces la situación se polarizó. Los hermanos de Toms, Nicols y
0 Dámaso, condujeron a Los guerreros aymaras contra la Villa de La Plata. Decian que
querlan regalar Ia ciudad a su propio Rey, ci Inka Tupac Amaru, quien conducia
una insurrección unificada de indios, mestizos y criollos contra el poder de Espana.
Pero en 1781 las fuerzas coloniales derrotaron y mataron a Tupac Amaru; y desde
La Plata saliO nuevamente una fuerza para dispersar a las huestes indlgenas que

CM

amenazaban la "ciudad blanca" y restaurar el predominio de las autoridades mestizas


a de los pueblos.

Después de esta derrota, los españoles iniciaron una polItica mucho ms dora
contra los idiomas andinos y contra los caciques indlgenas t; orclenaron que éstos
• •. I

30 ThisrAN Pi.vrr

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LA I'ERSIsT.EN(:IA OE LOS AYLLUS EN EL NORTU )U POFOI.. 31

fuesen reemplazados par recaudadores españoles y mestizos, y crearon escuelas en


las provincias indigenas para difundir el conocimierlto del castellano. Chayanta
aparece en la documentación como una region "modelo" por su éxito en la creaciOn
de nuevas escuelas, aunque no sabemos dOnde se situaban ni a qu6 parte de La
poblaciOn servIan. Par su parte, los recaLidadores mestizos, procedentes de los pueblos
regionales, siguieroii sometiendo a la mayoria de Los ayllus a los intereses de los
pueblos durante casi todo el siglo XIX, hasta que con la Guerra Federal de 1899
aparecieron nuevamente los kurakas recaudadares indfgenas, quienes condujeron a
los ayllus en sus reclamos contra la expansion agresiva de la hacienda criolla y de la
pequefia propiedad mestiza durante La primera mitad del siglo XX.

Los tien-Ipos históricos y La conversion religiosa

Hagamos ahora una pausa en nuestra narraciOn, y vearnos cOmo todo este
proceso de negociaciOn, resistertcia calculada y represión colonial fue experimentado
y concebido par la poblaciOn colonizada. Puede ser 6til considerar, en primer lugar,
cómo los mismos ayllus del none de Potosi miran hay su propio pasado histOrico.
No se trata, en esta vision, de un proceso lineal y unidireccional, coma en la visiOn
liberal de la historia, cada perfodo condenado a desaparecer para dar paso a una
nueva etapa de modernidad y perfeccionamientô. Mis bien, el pasado persiste en.eF.
presente, aunque sea -de manera oculta, muda c fugaz. Puede revelarse sorpresiva-
rnente a través de una huella o un señal —el vuelo de tin pjaro de determinado
color, par ejemplo--, a responder a los sahios idIgenas (yachaj en quechun, yatiri en
aymara) cuando convocan a los espiritus-cOndores de las montañas a través de una
sesiOn chamáriica. incluso puede verse en los diseñds textiles de ciertos grupos
étnicos, sabre todo —en el norte de Potosi— en los tejidos jalq'a de los ayllus de
Murumuru (hay Ravelo).

El pasado persiste sobre todo en el mundo interior de la tierra: el ukhupachct,


0
1- desde donde también saldrá el futuro cuando se haya cumplido su tiernpo de espera.
AsI, el futuro convive con el pasado. Abajo se encuentran los diablos, supay, de
varios tipos y tamaflos; está la pareja divina de Ia tierra, el rIo pachatata y Ia tia
pachaniama, dueños de Los metales; también se encuentran allI los Chullpa, a gentiles
preinka, quienes vivian (se dice) en el tierripo lunar antes de la salida del Sal inka.
Los restos de las fortalezas y los andenes de [as Chuilpa siguen visibles sabre las.
colinas del norte de Potosi. Sus momias disecadas se depositaban en las torre
furierarias, también Ilamadas chuilpas, que ac'in pueden verse en ciertos rincones det
paisaje. Todas estos lugares son peligrosos: un viento liamado chulipa puede matar y
disecar de un golpe los vivos desprevenidos. De esta manera,•se mantiene presente
el poder amenazante de los grandes rnallkus de la 6poca prehispnica, antepasados
de don Juan AyawiriKuysara de Sacaca, o de don Fernando Ayra Chinchi de Pocoata.
32 Ta;s-rAN PLATT

Alif, bajo tierra, esrá también el Inka, a quien se ofrecen libaciones en la


"fiesta de las autoridades" en Reyes —solo que en Macha los Tres Reyes son el Rey
Tata (el Inka), el Rey Mama (la esposa del Inka, la Quya), y ci Rey Niño (la vara de
la justicia) que se entrega durante la fiesta del 6 de enérb a la nuevas autoidades
para ci año entrante. Al delimitar La jurisdicción de [as autoridades la vara, repre-
seritante moderrto de la justicia de Su Majestad, tamblin respakia [a fuer:a guerrera
y reproductiva de los ayllus.

jQL16 tipo de futuro Se esconde en Iaierra, esperando su momento? En un


sentido obvio, esre futuro es el próximo año agricola que brotará de La tierra con los
retoños de las plantas cuando las semillas germinen con las primeras iluvias de la
primavera. Pero ci futuro rambién se entiende como un carnbio de mundo o tiernpo
hisrórico. El cataclismo anterior ("juicio" o pacliakuti) ocurrio con la emergencia del
Sol inka y cristiano, dos perfodos que hoy no siempre se distinguen con claridad, de
manera que la época de los Inka se confunde con la poca de Cristo como un solo
tiempo regido por el Sol d[a Justicia, que es ci Rey Inka. Esta percepción debe atri-
.buirse, sin du, da, a la c-on4nuidad buseadpor4a -gerte andina entre ei Tawantinsuyu
y el Reino de las Indias. Con la salida del Sol se quemaron los Chuilpa paganos,
devotos de la Luna, salvo unos pocos que se salvaron echndose at agua de los Lagos y
los rIos. Estos sobreviven como los Uru-Chipaya de loslagos Ttticaca, Poopó y Coipasa.

Pew hoy se dice que nuevamente el tiempo está "cansado" (sayk'usqa). Algunos
esperan la salida inminente del Espiritu Santo para ocupar el espacio celeste en Lin
práxirrio cataclismo de transformación universal. En tal caso, Sc veni una renoVación
de la justicia y del "pacco" con ci Estado, y se limpiará la sociedad de su corrupción
actual. Otros, sin embargo, esnin menos seguros, y Sc preguntan si el nuevo tiempo
no será el tiempo del diablo y de los mestizos- que acabarán para siempre con la
justicia dc los ayllus.

!En ciérta forma, entonces, se podria fad ** que los tiempos son como las capas
de una torta vista desde arriba. El presence el nivel ms manifiesto, el lugar abierco
donde vivirnos debajo de la Iuz del cielo; pero más adentro se encuentran otras capas
(
y perIodos, que nutren, sostienert I y —a veces— subvierten la superficie visible. Los cjue •1
saben los secretos del pasado pueden comunicarse con las capas inferiores del tiempo
y del espacio (pacha), copresentes en la actualidad pero clandestinos en el interior
de la tierra, Pues, la tierra es el origen de las fuerzas sexuales y genésicas que salen a
la luz del dIa eh Carnaval y en los . primeros dias de agosto. Entre las rafces de los
rboles y las torres de las iglesias están los muertos y los diablos del pasado gentil,
que se proyectari hacia ci futuro a través de la fuerzade la rnuerte y del deseo.

La Ilegada de la nueva época del Espfritu Santo para reemplazar at Sot cristiano
se anuncia hoy mediante las apariciones rnilagrosas, abundantes en el norte de Potosi, I
LA PERSISTENCA 1E LOS AYLLUS EN EL NORTh DE PoTosi... 33

que algunos interpretan con referencia at milenio que se acerca. Las esperanzas de
los indios norpotosinos se han dirigido hacia el futuro del Espiritu, probab[emente,
desde las prédicas milenariscas de los franciscartos en la Provincia de Chayanta a
mediados del siglo XVI: los milagros también acompaflaron la derrota del Tawan-
tinsuyu y la ocupación del Cusco por los espanoles.

De, hecho, los milagros no se distribuyen de manera igual a to largo de [as


siglos: tienden a concentrarse en mornentos de gran inquietud social. Antes de nues-
tro fin de siglo atormentado, otro momenta se presentó, sin duda, a fines del siglo
4
) XVIII y durante la Guerra de la Independencia. Quizás no sorprenda, entonces, que
el movimiento de Tbmás Katari fuera precedido por la aparición de una virgen mila,
grosa en Surumi en la frontera entre los grandes grupos étnicos Macha y Pocoata,
J
1 4 que habria dado. un tono milenario a La rebelión. Igualmence, nuevos milagros que
aparecieron en Chichas en 1822 •habrfan anunciado, probablemente, elfin de la
) Guerra y del desorden, y la Ilegada de un nuevo orden social.

En esta vision de las cosas, el nacimiento de La nueva época se acompaña


siernpre pot un perlodo previo de guerra y devastaciórt: el tiempo que en el libro
bIblico del Apocalipsis (muy leido por los predicadores franciscanos) se asocia con el
Anticristo. La idea del "tiempo cansado" y de Ia falta de justicia social se proyecta
hacia las polIticas del Estado liberal, con una correspondiente falta de fe en las
S soluciones ofrecidas pot los partidos politicos. Existe en La actualidad, evidentemènte,
•1 una gran inertidumbre sabre La forma que tornará Ia futura sociedad boliviana.

•1 Pero hay tarnbién otra manera de percibir el papel del ulthupacha, el "rnundo
interior", en Ia vida de Ia gente del norte d PotosI. En cierta forma, se puede comparar
a este rnundo con el inconsciente de los psicoanalistas. Generalmente clandestino, el
mundo interior se Ilena de Jos impulsos que dejan sus huellas en los presagios, los
sueños, las visiones, Las sesiories chamáriicas; es Ia fliente desconocida de los aconteci-
S rnientos impredecibles; junto con las fuerzas del consciente solar, es [a raiz del futuro Y
0 del destino personal. El contacto con las fuerzas oscuras de La tierra y del pasado está a

e las voces del mundo interior para echar luz sobre e1mindo de los vivos.
0

Existe también una forma de tornar contacto con el mundo interior que está a
a cargo del ser individual. Cuando entran fIsjcamente en laoscuridad de Ia tierra, los
)$ indios mineros del ñorte de Potosi entablàn una relaciOn cotidiana y personal con
las fuerzas "diabOlicas" del pasado. Pues, el tb -cuyôs (dabs pueblan cada rincón de
Ia mina- es el patrOn de los rnetales, como de todas las otras cosas escondidas en la
tierra. Aqu(, entonces, otro "pacto" se realiza entre los mineros y las fuerzas atávicas
0 de la tierrapara poder sacar las r.iquezas de Las vetas paganas y gariar, a cambio, el
ingreso monetario que permice vivir at trabajador.
e

TaIsrN PLATT
34

AsI, la conversion religiosa, donde ci Sal del Inka flegO a coincidir con el Sal
ctiano de Ia Justicia, tarnbién significo la persistencia de los antepasados ylos dioses
terrestres que, satanizados par Ia paranoia cristiarta, siguen controlando las fuentes de
Ia riqueza futura y exigiendo de los indios ci respeto y las ofrendas carrespondientes.
A diferencia de la vision dualista del cristianismo, los diablos andinos son paderes
ue nutren a la sociedad humana. A partir de la cotidianidid de su presencia en las
minas, sobre todo las de Coiquechaca, Uncla y Llallagua, el diablo se ha convertido
eh un genio creativo para generaclones de ecntorcs y artistas bolivianos

!ttibuto indIgena y acor-ra1amiento econórnico


en la Repüblica boliviana

A veces se supone que la Rep(iblica de Bolivia, declarada el 6 de agosto de


125, fue la creaciOn exciusiva de. los criollos altoperuanos, ansiosos de librarse del
Ugo tanto deLiinacomo de Buenos .ires. .Ast-u-tame.nte, estos prOceres. jJçips
con "carade Jano" lograron rnarginar a la población indigena del nuevo pals, at
rnismo tiempo quela obligaron a seguir pagando el tributo colonial, un elemento
decisivo en los ingresos del Estado por to menos hasta la década de 1870. Algunos.
historiadores incluso sostienen que los indios t ributarios-simplemence se estancaton,
qüedando at margen de la nación durante décadas sin darse cuenra apenas de la
liegada de una nueva época de libertad.

Hay sabernos alga ms de las posiciones complejas adoptadas par la población


indIgena, incluso las de la provincia republicana de Chayanta. En primer lugar,
lejos de encontrarse obligados a seguir sometidos at "yugo colonial" (Como los criollos
;. rèvolucianarios denominaban el conjunto de las irtstitucianes procedentes de Ia
Conia), fueron los rnisrnas indios quienes insistieron en seguir pagando el tributo,
dettominado ahora.su "cinica coritribuciOn de narurales". Coma ya hernos visto, el
tributofue la garantia para su posesiOn colectiva de La tierra, de acuerdo con el
antigi1a "pacto" colonial. También significaba que no tendrian que pagar otro im-
puesto ma's oneroso, coma el predial rOstico (hoy conocido como el "impuesto cinico")
sobre sus parcelas ptivatizadas, tal coma proponlan los padres de La patria, SimOn
Bolivary Antonio Sucre.

Par lä mismar razOn, encontramos que, a fines de los afos 20, algurtos indios,
triburarios de las provincias de Chayanta y Parco ofrecieron volver a la mita, abolida
formalmente desde 1812. En parte esta oferta reflejaba la escasez en el carnpo del
dinero necesario para participar en los mercados y pagar el tributo: unos meses can
trabajo en Pawsi significaba un salario minima y otras oportunidades de ganancia.
Pero la oferta también puede cansiderarse coma un seguro adicianal contra cualqiiiet
nuevo intento de disolverel pacto entre los ayllusy el Estado.

LA I'ERSSTENCt,\ PE LOS AYLLUS, (N EL NC)RTE OE POTOSI... 35

Sin embargo, éste ha sido el objetivo de casi todas las Reformas Agrarias que
desde entonces se han querido realizar en Bolivia. Se tratabade compltar la diso-
lución de ins sociedades andinas colonizadas y "liberar' a sus miembros par que
pudiesen entrar como "individuos libres" en in categoria de los que en aquella 6poca
se denominaban los capitalistas del pals. Bolivar quiso abolir tnmhi&i a Ins caciques,
para reemplazarlos con los jueces y.autoridades locales del Estado. Pero si bien los
antiguos capitanes de In mita ya hablan desaparecido con in aholición de la misma,
subsistlan los recaudadores mestizos de los grupos 6tnicos y los cobradores indfgenas
de los ayllus, quienes eran los respónsables de in recolección del trihuto; y rápid-
mente llegó a ser obvio para todos que La nuevaReptThiica no podia .existir sin el
dinerb tributario.

Lejos de mantenerlos marginados de la nueva nación, entonces, el Estado


tuvo necesidad del trabajo de los indios. For ejerriplo, .fueron los indios los que
sirvieron at Estado coma postiliones en los tambos y las pastas de los pequeños
pueblos rurales: las comunicaciones dl pals dependIan de los indios, Asi, la ruta
principal entre la capital Sucre y La Paz paso por el corazórt de la Provincia de
Chayanta (hoy farina parte de Ia proyecrada Diagonal "Jaime Mendoza"); y fueron
Los indios de los ayllus quienes atendieron a los viajeros en los tambos que se distri-
bufart a to largo del camino. Los viajeros que venIan de Sucre dormman.y buscahan
animates frescos en Murumuru (Ravelo), Caracama, Qu[qnpujyu, Macha, Pocoata,
Chayanta... par-a seguir luego hasta Oruro y La Paz. Par otra parte, desde Potosi a
Coiquechaca, el centro minero rnás importante de In Provincia en ci siglo XIX, la
ruca pasaba par Urmiri, Tinguipaya y Macha, bajando luego para reünirse en In
oroyi de Tacarani con ci camino procedente de Cochabamba, Clizaj y Moscarl.
Probablemente, los dos carninos hablan cambiado poco desde ci siglo (VI.

Estos caminos no eran tmansirados solamnente por los viajeros de lasciudadeso


por las autoridades del Estado. También pasaban numerosas piaras de mulas proce_
dences d la Argentina, que segulan P0.: Chichas y Potosi hacia Huari (Oruro) y
Vilque (Puno) at margen de La Provind a de Chayanta. Y tamnbién caminaban los
misrnos indion grand strpas de llamas, yendo a bajar los minerales acumulados
en las minas de Aullagas a los ingenios de Ayoma, Rosario, La Palca, Churicala a
Huancarani, por ejemplo, a transportando sal y combustible alas mismos ingenios.
Ellos también participaban en ci transporte de rnercanclas, y algunos emprendieron
ci largo viaje at norre para transportar harina y cereales desdè los valles norpotosinos
hasta los mercados de La Paz, Puno y el sur del Perci. Pues, en esta época no habla la
necesidad de importar harinas y cereales desde Chile, Argentina a Estados Unidbs:
todas [as necesidades cerealeras se abasteclan intemarriente, y Los valles de los ayllus
de la provincia de Chayanta se habian convertido, por to menos desde ci siglo XVIII,
r . - en uno de los graneros del pals. Muchos molinos fueron construdos,sobre todo en
los vailes, y Sacaca se voivió ci puerto seco para ci comercio con el norte.
36 TRIS-rAN PLATT

Para el gobierno, los servicios de los ayllus Se justificaban en cuanto rodo


conracto con los criollos ayudarIa a "civilizar" at indio. Segcin los criollos liberates,
el progreso fue desconocido en el campo, y se suponla que los indios careclan del
espfritucornercial y con él de una precondición esencial para queéstos seconside-
raran seres humanos. En la rea[idad, tal denuncia se debió más bien a que los indios
tenian que intervenir en el mercado segCin sus propios calendarios de actividades e
intereses. Mientras que en algunos momentos del año buscaban ganar dinero,
trabajando en las minas yvendiendo productos en las ciudades, en otros estaban
ocupados en Ia siembra y Ia cosecha, Ilevaban sus producros a diferentes zonas
ecológicas para intercambiar con otras especies, estaban dedicados at aiquiler de sus
animates, o se dedicaban a festejar el santo patron de su pueblo o a [as ceremonias
de triburación. .AsI, el añc..se dividIa en dos grandes ciclos..tr.ibutarios, cadauno.
conducente a la entrega del tributo monetario adquirido durante los rneses anterio-
res en Los semestres de San Juan y Navidad. Sin embargo, en Chayanta como en
muchas otras partes, cada grupo étnico tenla un calendario diferente, segcin la ubi-
caciOn de sus mercados preferidos o el cakndario festivo de su localidad. Esto signi -
ficaba .que en aigunos. casos no se. .entregaba el .tributo semestral hasta dos o -tres
meses despus; y el gobierno siempre lo pedia anticipadamente.

Mientras avanzaba el siglo, las denuncias criollas sobre el atrasode Los indios
se hicieron más .virulentas.Lam ode rnidad norat-lánticase imponIa sobre [osincentos
de buscar un desarrollo propiobasado en e[ mercado intemo, y Bolivia quedaba
atrás —por culpa de los indios. La necesidd de concrarrestar [a calda del precio de la
plata desde La década de 1860, por ejemplo, obligaba a Los mineros criollos a aumentar
la producciOn en bisqueda de èconomTas de escala. Pero esto necesitaba intensificar
el uso de Ia mano de obra indigena, y los indios, aunque necesitaban del mercado
para abastecerse de dinero y algunos efectos, no aceptarIan fcilmente abandonar
sus aictividadesdiversificadas y convertirseentrabajadores a tiempo compleco.

sttiollostafnbi6ndenunciabanalosindiosporserseresirracionates,porque
I'Lo

aparentemente no deseaban entrar plenamente en la economIa de mercado. Pero,


at mismo tiempo, el mercado boliviano empezaba a abrirse a capitales y prôductos 4
extranjeros. Desde 1860 empezaron a entrar en el pals las harinas de Chile por la
vIa de Tacna, rnarginando a los indios norpotosinos de los mercados de La Paz y del
sur peruano. Las compañIas mineras empezaron a ser vendidas a capitales extrarijeros,
aunque los grandes "patriarcas de la plata" rnantuvieron su control söbre uña
proporciOn significativa de [astacciones, Con Ia exclusiOn de los indios de los
I
mercados, empezaron a crecer nuevamente las redes del intercambio no-monetario.
A fines de siglo encontramos a los indios de Chayanta ya excluidos definitivamente
de los mercados del forte: tenfan que dar a los Ilameros de Salinas de Garcia Mendoza
las harinas y granosque antes hubieran vehdido. Asf, los liameros bajaban con sus
llamas cargadas de sal desde su residencia 'al lado del gran salar de Uyuni en busca

RPM

LA PERSISTENCIA DE LOS AYLLUS EN EL NORTE L)EPOTOSL.. 37

de los cereales de los valles norpotosinos. Se crearon [as precondiciones para La


formación de una nueva imagen del "india", a partir de una sociedad andirra inmersa
en un sistema de trueque no-mercantil y una economfa de subsistencia. Ms tarde,
esta sociedad serIa redescubierta par los antropologos como Si hubiese persistido
casi sin cambio desde tiempos remotos.

AsI, [a idea del india marginado de los inercados nacionales y replegado a su


economia no-monetaria de subsistencia, fiie un producto del perisamiento y de [as
polfticas liberalesdel siglo XIX, no una caracteristka originaria de los aylius. A fines
del siglo, todo ci atraso del pals se atrihula a la inercia de los indiQs supuestamente
reacios at rnercado. Sc habIa creado una nueva imageri del indio coma [a piedra de
rnolino airededor del cuello de la Nacián, que servirfa a los politicos criollos, durante
todo el siglo Xx, para dirimir sus disputas internas y seguir reprimiendo y controlando
a los ayilus en nombre de lanecesidad dl desarrollo y de la integración nacional.
Esta idea del india ya aparece desde mediados del siglo XIX, pero no corresponderfa
con la realidad sino hasta la implementación efectiva de las politicas económicas
liberates a partir de 1870. Estas poilticas acorraiaroxt drásticamente ci mercado
interno, reduciendo a la mayorfa de la poblacion indfgena a una relativa pobreza,
en nombre de [a glohaiización de los mercados y los capitales a fines del siglo XIX.

En este proceso, entonces, vernos los origenes de l imagen hoy corriente del
forte de Potosi, corno una especie de frontera inrthna, que supuestamente ha resistido
por siglos con stis costumbres tradicionales y su economia de subsistencia a la
penecración del rnercado. La realidad es muy diferente. Chayanta fue una zona
pob[ada por naciones sud-aymaras, grupos étnicos y aytlus que intervinieron activa-
mente en ci mercado desde el siglo Xvi. Las autoridades indlgenas eran dinirnica,
en busca constance de [a modernidad y participaron en [as grandes redes de comercio
inter-regional. La prosperidad regional fue notable a fines del siglo XVIII y Sc recuperó
algunas décadas después de [a declaración de la Independencia. La destrucción de
esta prosperidad fue producto de las pollticas económicas adoptadas par los gobiemos
del. pals. En 1872, un pequeño grupo de empresarios mineros logro imponer Su
voluntad en el Parlamento, abriendo el pals at mercado intemacional de bienes y
capitales, yestableciendo las bases estructura[es para la gran minerla del estaño que
desde 1900 se cencró en las antiguas minas de estaflo de Uncla y Llallagua.

En consecuencia, los ayllus del norte de Potosl fueron ernpujados durante la


RepCihlica hacia los.margenes internos de la economla nacional. En el siglo XX
presentaban una cara de atraso originario, cada grupo étnico sumido en uñ mundo
fo[clOrico de costumbres y creencias curiosas que los modernos criollos tildarlan
con desdn coma supersiciones ancestralés. Su ecortomla no* monetaria fue consi-
derada simplernente coma otra evidencia de atraso inherente, cuando dehecho fue
generado pocas décadas antes par las poilticas del mnismo gobierno. Hasta hace poco,
-t
38 TRNTA'J PLvrr

los partidos politicos y las org.1nizaciones de "desarrollo" actuaban en la region con


total ignorancia de las formas complejas de organización social aymara-colonial que
han persistido hasta el presente. Antes de Ia caIda del precio del estaflo en 1985, LIegO
aser 'n lugar corncin ci contrasteentre Ia modernidad de las flatnantes minas de
SimOn Patiño y COMIBOL en UncIa y Llailagua y ci atraso de los ayllus circundantes.

Solo con la recuperaciOn de la orra historia de [a regiOn, basada en el trahajo


de campo y de archivo, se ha empezado a rectificar esta impresiOn. Los resultados
demuestran que si bien la colonizaciOn española reconstruyó la sociedad andina en
función de las necesidades metropolitanas de plata y oro, con la RepCibiica se l[egO
a nuevos extremos de agresión colonial. Lejos de Liberar a Los yllus del "yugo colo
nial", durante la RepOblica se lle'Oa cabo üni ëthbEtida liberal-racista contra las
sociedades andinas sobrevivientes de la provincia colonial de Chayanta en nombre de
Ia nueva naciOn, que provocO un nuevo.ciclo de rebeliones antes y después de 1899.

La tlerra de los ayllus y La guerra de las castas

La restauraciOn del tributo colonial después de [a Independencia estuvo


acompanada del reconocimierito provisorio de his tierras de los ayllUs por parte del
Estado. Al misrno tiempo, mediance varios acros de legislaciOn, se buscaba asentar
el derecho eminente del Estado sobre todas las tierras de Ia RepOblica. Una Icy que
persegufa este fin fue la notoria Ley de Enfireusis de 1842, que declarO a todos los
indios "inquilinos" del E.stado. AsI se pretend la borrar de un golpe ci derecho de
propiedad laboriosamente conscruido mediante entregas de tributo y trabajo at Estado
colonial, y reconocido por documentac iOn de [us siglos XVI y XVII tat corno las
Corrtposiciones y los Amojonamienros. Dc esta manera, se dejO abierta tambkn La
posibi1idad de set reclarnada toda la tierri de los ayilus por ci Estado republicano.

Pero at mismo tiempo, el Estado tecesitaba maximizarel nimero de tributarios


para poder recibir ingresos rnayores. Y esto Ic lievaba, paradófiamente, a desconocer
los derechos de posesiOn a de los mestizos de los pueblos sus pequefias parce[as mdi-
viduales con el argumento (totalmente correcto) de que estaban ocupando ilegal- I
mertte tierras que ellos misrnos habIan usurpado de los ay[lus. Para evitar las
implicancias de este argumento algunos mestizos, e incluso criollos, se ernpadronaron,
entonces, en los nyllus, pagando tributp corno los indios par no perder su derecho
de posesiOn. --

Estas dos tendencias a primera vista contradictorias —reconstrucción del ayllu 0

para aumentar el ncimero de tributarios, por una parte, y la conversion de los


tributarios en "inquilinos" del Estado, por la otra— establecieron ci marco legal de la
historia agraria de los indios de In Provincia de Chayanta durante ci siglo XIX. Desde
L, rERSISTENcIA DE LOS AVI.LUS IN EL NORTE I)E Poisi.. 39

1867 el dictador Mariano Meigarejo intentó capitalizar al Estado vendiendo las


tierras supuestamente "aiquiladas" par Jos ayUus al mejor pastor. Muchos trihurarios
tuvieron que comprar sus propias tierras, pero grandes extensiones cayerort en manos
de Jos hacendados criolios. Aunque con [a caida de Melgarejo en 1871 se intentaba
anular los efectos de esta medida prepocente, en muchas partes del pals los compra-
dares pudieronmanterier la posesión de sus adquisiciones.

Pero ci primer intento serio y sistermitico de about a los ayllus vino con [a L e y
de Ex vinculación de 1874, que se empezó a ejecutar a partir de 1880, en plena Guerra
del Pacifico. Esta Ley propuso una operación de Revisica para. cansolidar La posesión
de cada india tributarib, a cambio de la cancelación del costa del papel sellado
correspondiente al nuevb titulo. De hecho, este costa no fue tflUCIO nieflas que ci
precio al que se hahIan vendido aigunas parcelas en tiempo de Melgarejo. Adermis,
el tItulo extendido al mismo tiempo anuló Ia pertenencia de la parcela a un ayUu:
aunque se norribró el ayllu correspond iente, esto fue solo para anunciar su extinciOn
formal. Tambin se realizaron mapas de las parcelas para ilegar a una evaluación de
su valor y producciOn, para calcular ci nuevo impuestp predial que se proyectaba.
Incluso se anunció que, desde ci momenta de extensiOn del nuevo tituio, el tributo
se pagarIa en la nueva moneda decimal en lugar de los anciguos pesos y reales; esto
conilevaba un aumenco de 20% en ci valor del tributo. No es de sorprenderse que
los ayLlus resistieron; prirnero pasiva y después violenrarnente, obligando a muchos
revisitadores a abandonar Ia tarea (incluso un tal Jas Maria Ayawiri, descendierite
de Los grandes rnallkus Ayawiri Kuysara, ya incorporado pleriamenre al bloque crio-
Ilo-itiestizo).

Los intentos de Ilevar a cabolo. que era efectivamnteuna Primera Reforrna


Agraria liberal, y Ia resistencia de los ayilus frente a este intento de lievarles a Ia
excinciOn definitiva, siguieron durante casi veine años. Al final de este perfodo se
desatO la Guerra Federal de 1899, .que trasladó [a sede de Gobierno de Sucre a La
Paz, y que terminO en una guerra frontal entre criollos y grandes sectores del cam-
pesinado. En ci no:rte de PotosI, ci pueblo de San Pedro de Buena Vista fue saqueado
I par los "apoderados de los ayUus", como se Ilamaba a los represeritantes de la alianza
inter-regional de Los grupos étnicos ayrnaras y quechuas (en 1780-81 Nicolás )r
Dámaso Katari también asumieron el papel de "apoderado" de Los ayllus). Una baralla.
en Tacarani Ilego a extremos de violencia, y los hacendados denunciaron la presencia
de una ideologia "comunista" que favorecra La recuperaciOn de las tierras que ellos
mismos habian usurpado, y su devolución a los ayL .lus a los que pertenecian. Pues,
detrás de Ia movilizaciOn indigena habfa Ia iritención de consolidar y fortalecer et
regimen del ayliu amenazado por la Primera Reforma Agraria.

Las fuerzas armadas pusieron fin a la movilizaciOn indIgena y los lideres cani
pesinos fucron fusilados, a pesar de qde su abogado, ci futuro presidente Bautist

40 TRIrAN PLAIT

Saavedra, quiso dernostrar que, por ser legalmente menores de edad, corno las mujeres
y los ninos, no podIan considerarse responsabtes de sus actos. Sin embargo, la guerra
dejó un saldo que en un aspecto favorecIa a los ayllus. En el nórte de PotosI, las Revisitas
ya no se reanudarfan rns: los indios habfan ganado esa batalla por el momento.
Tampoco se interesó el E,stado en seguir aciministrando la recolección de un tributo
cuyo valor dentro de los ingresos püblicos habla caido drásticarnente. AsI, los recau-
dadores mestizos que habIan cumplido esa función desde fines del siglo XVIII fueron
reemplazados por nuevos kurakas recaudadores nombrados desde abajo por los mismos
ylius. Después de ca8i120años, entonces, los aylIus habian recuperado los cargos
que los espanoles les hablan quitado después de la sublevación de 1780.

Para gran sorpresa de las autoridades criollas, los nuevos kurakas recaudadores
acrualizaron por su cuenta las listas de los tributarios, y procedieron at cobro del
tributo y su entrega por anticipado at Tesoro Departamental en Potosf, justo como
350 años antes sus antepasados to habIan entregado a las Cajas Reales. Asi, renovaron
unulateralmente los terurunos del antiguo pacto para oblugar moralmente a los gobuer-
nos del pals a aceptar su lado del acuerdo, y reconocer ci territorio de los ayllus.

Peró en térrriinos territoriales, la balanza de fuerzas se habIa modificado. Los


mestizos de los pueblos, cuya ocupación de sus tierras no fue reconocida or los
gobiernos del siglo XIX, se habian aliado frecuentemente con los ayllus contra las
Revisitas que arnenazaban con quitarles su base de subsisrencia. Desde principios
del siglo XX, sin embargo, el Partido Liberal reconoció la pequeña propiedad mestiza
como parte del regimen de pequenos propietarios originalmente propuesto para todo
eipals por Simon Bolivar. La compra de pequefios lotes de tierras de los aylius pot
propietarios mestizos aumentó dramticamente durante ci periodo de gobierno del
.Partido Liberal (1900-1920). Sin ci apoyo—aunque fuese ambivalente--de los mes-
• tizos, los ayllus se ericontraron crecientemente acorralados en Ia batalia por sus
• derehos. La respuesta quese dio en el norze de Potosi (especialmenre en Pocoata,
airededor de 1918), igual que en muchas otraspartes del pals, fue recurrir a la for-
macián de escuelaara adquirir ci lenguaje de los verdugos, y asI poder enfrentarlos
en su propio terreno.

Al mismo tiempo, se piasmaba lentamente la aiianza entre los mineros de las


dos grandes empresas mineras del estaflo que desde principios del siglo se hablan
dedicado a formar el "Potosl del siglo XX" en ci Forazón del norte de PotosI, cerca de
la antigua capital provincial de Chayanta. En 1923, los obreros de Simon Patiño en
Uncla y los de la cornpaflia chilena "Llallagua"forrnaron ci primer sindicato mine-
to del pals, que inmediaramente provocó una de las represiones ms duras de los
gobiernos criolios: la masacre de Uncla. Aun' asI, los trabajadores anticiparon la
uniOn que se dana en 1924 entre las dos compaMas, cuando Paçino logro comprar
uria parte dominante de [as acciones de Ia brutal compañla chilena. Los mineros
I.

LA t'ERlSTENCiA LE LOS A I.LEIS IN Li. NOR 11 I R)TOSi... .41

eran mayormente cochabambinos en aquelia época, pero estaban vinculados con


los ayllus norporosinos en cuanto mercado para los productos alimenticios regionales.

El mismoaño de 1924 se forrnó [a Asociación Industrial dc Mineros de Bolivia


con una filosofIa poiltica y económica de la más Pura l iisse :-faire liberal, que fun-
cionara como ci brazo empresarial de la oligarqu(a buscando rebajar los impuestos
mineros y frenar toda tendencia de.protección estatal en los asuntos laborales. Los
empresarios, con opiniones abiertamente racistas, consideraban a los mineros, al
igual que a los campesinos, como inherentemcnte vicisos y propensos a la flojera,
[a brutalidad y el trago. Por su parte, los mineros cochabambinos de Ia nueva Patiño
Mines and Ent-reprises Consolidated Inc. prelerian distanciarse de los 'indios" del campq
norpotosino, porque se cons ideraban a si n-tismos participantes en las as( liamadas
fuerzas civilizatorias del capitalismo boliviano. Este efecto del progresivismo liberal
bloqueó la formación de una alianza equilibrada entre campesinos y obreros hasta
el colapso de los precios del estaflo precipitado por la y enta de sus reservas estra.
cégicas por los Estados Unidos en 1985.

En 1925 se decretó, finalmente, una Icy que prohibió la yenta de las tierras de
cornunidad; pero [a icy liego tarde.. En 1927 La tension Ilego a tat punto que un
nueva rebelión estalló en Murumuru (Ravelo), Pitantora, Guadalupe y las tierras
vecinas de Chuquisaca. Nuevarnente se intencó poner freno a [a usurpación impla-
cable del territorio de los ayllusior, la expansiOn de la hacienda chuquisaqueña, ,y
surgieron nuevos llderes que se vincularon con Ia red defens , iva ya estabiecida entre
los caciques indigenas del Altiplano. Sus objetivos eran amlios, e iricluan [a recu-
peración de todas las rierras asignadas a cada.grupo étnico en los tftulos coloniales,
de acuerdo con [a práctica autorizada por ci. mismo Estado en ci siglo XIX (por ejem-
plo, la Ley de 23 de noviembre de 1883). Un cacique principal, Manuel Michel de
Mururnuru (Ravelo), se ocupo de devolver tierras usurpadas a los ayllus de Macha y
Pocoata, emitierido titulos y nombrando nuevas autoridades indIgenas. Dado el
canicter frauduient:o de la mayorIa de las compras de tierras, los indios querfan
reinorporar en ci regimen del ayi[u todas las cierras usthpadas.

En esta contienda, los ayllus pudieroncontar con ci apoyo inesperado de una


nueva generaciOn de criollos indigenistas y socialistas. Desde las páginas del periOdico
chuquisaqueno El Pals, Jaime Mendoza defendiO a los ayilus y denunció a sus vet-
dugos crioilos. Y ci socialista Tristin Marof, quien en 1927 tambiCn apoyó a los
ayllus, habIa ianzado. en 1926 desde el norte de PotosI su famosa consigna: "Tierras
at indio, minas at Estado!", consigna que después serfa apropiada por el Movimiento
Nacjonaljsta Revolucionaria (MNR) durante la RevoluciOn de 1952.

Aunque Ia rbeIión de 1927 fue repriinida violentamente, los kurakas y


caciques siguieron organizándose en redes de defensa dc los ayi[us, vinculando el

42 TRIS-r,\N PLATT

norte de Potosi con amplias regiones del Altiplano. Varios se aliaron con Santos
Marka Tola, uno de los principales organizadares del movimiento. Se conformó
un Movirnienco de Alca[desMayoresParticulares, reutilizando el nombre del cargo
supremo de todos los iriitayos de Potosi reclamado en 1598 par don Juan Ayawiri
Kuysara. Los nuevos alcaldes mayores buscaban aumentar in formación de escuelas
en los ayllus, y segulan defendiendo la tierra comurtitaria, participando con ios
dems kurakas en el Corigreso Indignl de 1945, a pesar de in represion previa
desatada pot el gohierno de Viliarroel contra Los que buscaban in reconformación
de los territorios etnicos reconocidos en los tltulos coloniales. Aquf se anticipaba
el desconocirniento que pocos años despues mostrarta el mismo MNR (en aque[
rnomento cogobernante con Villarroel) durance el proceso de Ia Segunda .Reforrna
Agraria.

Pero en medio de este proceso se pradujo el terrible conflicto del Chaco


(1932-35), que fue r.eclamado por el MNR coma el escenario donde se empezó a
gestar la Revolu.c.ión general del pals contra La oligarquia. En algunas partes di
pals, los ayllus aprovecharon la distracción de los gobiemos oligárquicos para abrir
un frente interno contra los hacendados que querlan apoderarse de las tierras dejadas
vaclas por la ausencia de los soldados indigenas. For otra parte, en el norte de Potosi,
algunos kurakas recaudadores Lueron at- Chacoy si.guieron cobrando su pension de
ex combatientes hasta su muerte. Don Agustin Carvajal, kuraka de Macha (mnitad
de Alasaya), fue uno de éstos. Además, coma ai-chivero de los documentos histOricos
y administrativos de su parcialidad, conservaba todos los recibos de las cargas de
papas, chuno y cebada dadas par sus ayllüs a In tropa en apoyo del esfuerzo militar
nacional. Estos recibos se guardarondespués par dejar constancia de las contribu-
ciones materiales dadas par los ayllus de Macha a in causa nacipnal. Se trata de un
argumento más end discurso justiciero acumulado durante sig[os en defensa del
trritorio del ayllu contra Ia agriOn estatal y privada.

En 1946 Vil[arroel fue colgado de un farol en [a PlázaMurillo de La Paz con la


complacencia de La oligarquia (Ilarnada "la Rosca" por los mnovimientistas) y de los
Estados Unidos. Como los peronistas en Argentina, Villarroel y el MNR ténlan
simpatfas con Los poderes del Eje, tanto por su estilo populista como porque ofrecman
un contrapeso al poder de los EE. UU. Empezaron seis años de turbuiencia casi
continua conocidos como el "sexenio". En 1947 se intensificó [a inquietud en todas
partes del pals, produciéndose desde brotes espordicos de viblencia hasta rekeliones
regionales, incluso en el nort6 de Potosi. La represiOn fue violenta y produjo las
condiciones para la formaciOn de nuevas células del M1R, cuyo primer intento de
tomar ci poder en 1949 desatO Ia Guerra Civil. Aquf la oligarqula ganO su 61tima
batalla. Tres aflos después, los militanres del MNR se unieron con los sindicatos
mineros y con los çampesinos para derrotar al ejército y tomar el poder el 9 de abril
de 1952 baja e1iiiadQdeI subjefe del MNR en ci pals, Hem'án Sues. Dos dias despues,
LA rERssTEN(:lA OF LOS AYLLUS EN EL NORTE DE Poiosf... - 43

Sues entregó el poder at politico liberal y lIder del. MNR, Victor Paz Estenssoro,
quien retornaba de su exilio en Buenos Aires.

El perfodo previo a la Revolución de 1952 vio, entonces ) una intensa moviEi


zación de los caciques y kurakas de los a-yllus en ci Norte dc Potosi y n'ocras partes,
que convergla con un desconrento generalizado contra los gobiernos bligirquicds.
Todos los lIderes indigenas buscaban nuevos métcd.os para hacer escuchar la profunda
jusricia de sus reivindicaciones. En ci siglo XIX, los ayllus ya hahiart tornado coo
referencia los tltulos ernitidos por las autoridades coloniales, porque sros expresa-
ban con relativa claridad ci contenido del antiguo pacto con el Estado, reconociendo
el territorlo dc los ayllus y los grupos 6tnicos que hahlan conformado [as artiguas
'4 naciones" de los Charka y los Qaraqara. Pero tuvieron que enfrenrarse con las
poilticas agrarias liberates decretadas por sucesivos gobiernos criollos desde Simon
Bollvar, la mayorla de ellas conducentes a la disoluciOn de los ayllus. Pues, sOlo
durante la Repblica se llegarla a plantear, como una poilcica a la vez deseabte y
práctica, la extinciOn definitiva de los ayllus y la negaciOn de los términos del pacto
logrado durante Ia Colonia,

La polarizaciOn racista que se dio en ci pals entre 1880 y 1950 fue consectiencia
no solo dc [as pollticas agrarias estatales sino también del exparisioriisrno de los
pequeños y grandes propierarios, quieçies se sintieron autorizados por ci discurso dc
la "civi[izaciOn liberal" para emprender, por iniciativa propia, un aaque frontal
contra to cjue ilarnaron el "cornunismo" de los ayllus. Al mismo riempo, los aliados..V
naturales dc los ayllus, es decir los mineros del campamenro de Siglo XX, se dejaron
halagar con las promesas de los trotskistas de que serlan ellos corno clase los prota-
• gonistas de la 6poca postcapitaiista a venir. Dentro de esta visiOn, lineal, ecapisra y
liberal-marxista de La historia, los llderes inineros fueron incapaces de reconocer [a
cornunidad cultural y de intereses con los campesinos de los ayllus. De ahl su total
desinterés en ci proyecto general de los campesinos y sus caciques para defender y. -
reconstituir Jos ayllus corno parte de una resistencia anticolonial, cuyos orlgenes se
remontan -'como vimos anteriorrnertte- hasta el siglo XVI.

Del sindicato movimientista a la Ley de ParticipaciOn Popular

Pero la RevoluciOn de 1952 también ignorO a los ayllus. La Segunda Reforma


Agraria, promulgada en 1953 por los sindicatos campesinos de Cochabamba y el
MNR privi-Iegio Ia consolidación de parcelas individuales por encima del recorioci-
mienro a restiruciOn de las tierras del ayliu. Con su consigna "La rierra es de quien
la trabaja".ratificaba de un golpe todas las usurpaciones realizadas hasta lafecha. En
lugar de estabiecei' los puntos en conflicto entre los ayilus y la propiedad privada
para resriruir [as tierras cautivas, tat corno habIan buscado por generaciones los kuraka
44 TIjr..\N I'IJvfl

y caciques indigenas, las energlas del MNR se concentraron sobre todo en rnoriopo[izar
el poder en las regiortes rurales.

Con este fin se armó en el norte de Potosi una organizacionsindical, modelada


sabre el ejernplo rninero, que cayó irnediatamenre en manos de los mestizos de Los
pueblos. Estos harlan uso del aparato sindical para reproducir sus propias redes
clientelares entre los ayllus locales, forzando a las auroridades indigenas —los kuraka
y segund, los jilanqu y los alcaldes— a entrar en La nueva organización sindical
como dirigerttes locales. Asi, se intentó desconocer toda la organización de Los ayllus,
que se basaba en Ia consensualidad yel derecho antiguo, reernp[azándola par un
sistema sindical estructurado de acuerdo con la organizaciór poifrica del territorio
(provirtcias, cantones; etc.)y darn do'prladherntEs[ales dl MNR............

El MNR fue fruto de un enorme movimiento popular en contra de los viejos


oligarcas que hablan dominado el pals, con pocas inrerrupciones, desde 1880. Quizis
los oligarcas, por ser más cercanos rnentaimente a laColoriia, estaban mIs dispuestos
a dat cabida al tedatöd .as caciqus en ..às a los tlwio olonite; añkmô
tomaban muy en serio este aparente deseo de los ayllus de volver at "yugo colonial".
El hecho de que el pacto entre las sociedades nativas y e[ Estado europeo fuera
negociado corno precondición para el establecimiento del orden colonial, y que par
là tantô débiaser tornado en cuenta àrlds nuevos grupos qiesucedieróñeit el
Estado a Espana, fue desconocido por casi todos los gobiemos criollos. AsI se entiende
el rechazo de Villarroel a todos los que querlan reivindicarlos tftulos coloniales.
Dentro de esta vision de las cosas, ci ascenso del MNR que terminaba con la derrota
•de la Rosca representó casi un nuevo movimiento de Independencia. AsI, so Segunda
Reforma Agraria diferirfa poco, en sus objetivos esenciales, de los Decretos de SimOn
Bollvar a de La Primera Reforma de 1874 Se trataba de consolidar un regimen de
pequeños productores agrarios dentro de unasociedad "moderna", y no de ratifièar
los tra'fados de Espafla con las sociedades nativas de los Andes.

Desde esta perspectiva erse mejor elpuede entenc


rechazo frontal de los ayllus '
de Macha en el Prortunciarnienro Campesino de Macha (Milluri 1963), que llevó las
huellas digitales del kuraka de La mitad de Alasaya, don Agustin Carvajal, y otras
autoridades indigenas. Aquf se expresO uria "oposicion completa y abierta at Pedial
Ristico que es contraria a la clase campesina empobrecida", y se denunciaban "los
prograrnas falsos y gastados del movimientismo traficante". Se ccnsiderO que el apoyo
de los ayllus para ci "Dr. Paz Estenssoro ha'sido para que nos ayude efectivamente,
pero no para que quiera explotarnos más... no nos dejaremos engañar por los
movimientistas"7 . Asl, los intentos del MNR de importer finalmente un irnpuesto predial

7 Txto c()mplert) CitIdt) n Pk1tt1982:162-164.


'45
L,\ VERSISTENCIA LI JO' A) LUI S HN Iii. NORTE DE Porosi...

despertó e[ misina repudio par [as autoridades indfgenas en 1963 coma aquel que
habIa animnado In resistencia de los ayllus desde las primeras décadas de La Repblica.
Menos que un año después cayó ci segundo gobierno de Victor Paz Estenssoro.

•Uo de [as problemas con in historia de los ayllus después de 1952 Cs qu.e la
rivalidades poifticas par el control del aparato sindical han encubierto In persistencia
dc los ayllus y tie sus autoridades par debajo de [a lucha politici que ha constituido

in historia pcibiica de la regián. Cuando ci MNR cayó en 1964 par ci golpe militar de
René Barrientos los sindicatos —con su cCpularenovada— intentarOn conducir at
campesinado detrs tie un nuevo "pacto militar-canpesino", aproveChantk) ci
desencanto de los ayllus par el MNR. Pero este 'pacto" fue igualinente un simple
istrumento de manipulación at servicio tie los gobiernos militares. En 1970 baja
el General de izquierda Juan José Torres, ci sindicalismo alicia1 fue cuestianado par
un nuevo sindicalismo independiente lie las militares (el Bloque Independiente),
que a su vez cuvo que ceder frente at golpe militar del General Hugo Barizer en
1971. Pero tampaco el Bloque Independiente contempló In restitución de las tierras
de los ayllus, ni la renovación de los tItulos coloniales. Incluso los movimientos
aymaras "Tupac Katari" del Altiplano, formados por intelectuales, indigenas mayor-
mente residences en la ciudad de La Paz, eludieron at principio un entronque histórico
can la acción lie los Alcaldes Mayores Particulares y de los apoderados de los ayllus,
tan difundidos en ci Altiplano y en el norte de PatosI antes de in Revolución. El
discurso politico del nacionalismo revaiucibnaria habia echado tin Inanto lie silericio
sobre el discurso de los ayllus, a pesar de ins acciones aisladas lie ancianos k'uraka
como don Agustin Carvajal. Lo cinico que se escuchó desde el norte lie Potosi a
nivel nacional fue ci ruido de las rivalidades de los pequeños caudulios y los asesinatas
pepetrados par Los iIderes de turno de los sindicatos.

Y, sin embargo, In gente segula cultivando y cosechando, viajando entre puna


y valle con sus llamas, pagando su tasa a las autoridades en la puna, celebrando sus
fiestas y ceremonias segin un calendario andino-católico, todo de acuerdo con un
orden compiejo y de mayor proftindidad que el desorden desatado por la Revolución.
Esta coritjnujdad no se debIa a una jnmovilidad atvica, sino a [as necesidades repro-

Muchos politicos en aquellos años lamentaban ci supuesto oportunismo de los ayllus,


dispuestos a votar pot cualquiera que pareciera que iba a ganar, sea local o nacional-
mente. Se trataba, ohviamente, de un intento de rnantenerse en buenos términos
con el gobierno del mornento par poderseguir produciendo y reproduciéndose con
un thmnimo de interferencia desde afuera,dado que ningthi partido politico habia
asumido las reivindicaciones justas de los ayllus.

Este silericio lie los ayilus estuvo acom'paflado por un repliegue de los aritiguos
kurakas. Los mestizos de los pueblos, quienes dirigIan los sindicatos se burlaban de
IS


46 TRISTAN PLATT

elios; la palabra "kuraka' llego a set un insulto o materia de bromas. Pero dentro de
los ayilus las autoridades seguIan siendo elegidas par turno, o ejerciendo su término
vitaiicio. Don Agustin Carvajal ysus hijos segufan guardando el archivo de su rnirad,
convencidos de que estos papeles antiguos tenIan valor, pero su poder parecIa men-
guar cuando cafan en manos de las autoridades nacionales. Muchos ayilus pagaban
sumas considerables para hacerlos protocolizar en las notarlas de PotosI; el Archivo
de 'la Reforma Agraria contiene varios expediences con documentos coloniales
adjuntos. Por to general, se trataba simplernente de reunir los antecedentes para
poder preceder a la consolidación de [a tenencia individual.

Solo en un aspecto los antiguos kuraka y cobradores mantenIan una presencia


sighifkátiiva, ero yà muy 'red ucida, en ci esceniiio departamentaL Se ratadeI ago
del antiguo tributo, liamado rasa par los campesinos, y contribuciOn territorial, o
indigenal, por las autoridades criollo-mestizas. Durante todo el perfodo postre-
volucionario, con altibajas segün Las presiones de los sindicatos, los aylius han
mantenido ci pago semestral de su con cribución,qise e roge dosveces al aflo en
San juan y Navidad, c' on gran ceremonia, por to -c- obradores de mi. Desptes, se
entrega a La autoridad mayor (jilanqu, segundao kuraka), y se leva al Teioro PiThlico
en PotosI, donde se asigna a La manutenciOn de la Casa Prefectural. Este eje fiscal,
incluso en su forma esquelética actual, marca una continuidad directa con ci sigio
XyI, y representa on reclamo casi inaudible pero persistence sobre los rerritorios
indIgenas.

El qura en la cek'brqacion cIa Corpus Christi en San Marcos cIa Miraflores


S

LA.rERSISTENCIA DE LOS AYLLUS EN EL NORTh DE PàTosf.,. 47

Pero para los sindicatos casi toda la organización social de los ayllus fue una
sobrevivencia del pasado. Intentaron convencer a la gente para que no pagasen el
tributo que garantiza su tenencia colectiva; denunciaron Ia verticalidad de la tenencia
par sujetar (supuestarnente) a los indios de los valles a los de la Puna; insultaron y
desconocieron a las autoridades indIgenas. Buscaron dividir para controlar de todas
las maneras posibles. Construida desde arriba, su legitimidad fue lirnitada, pero se
mantenia par el miedo (muchos dirigente Ilevaron armas de fuego para imponer su
autoridad) y par el prebendalismo polItico. Baja su presiOn, algunos tributarios incluso
prefirieron separarse de su ayllu y asumir los derechos de pequeños propietarios que
pagan renta (e[ impuesto predial) directamente at fisco en lugar de [a tasa que se
paga a las autoridades indIgenas.

El proceso de erosion del ay[lu avanzO más en Ia provincia Charcas, poblada


por pequeflos ayllus, a fragmentos verticales de ayllus con sus niclecs en la puna,
que estuvieron entre los primeros sometidos at discuro sindical de la FederaciOn de
Banduriri. En la puna [a situación ms 61gida la sufre el gran ayllu Macha anterior-
mente capital de la naciOn de Its Qaraqara. Desde su pronunciamiento en 1963
experirnentó, prirnero, la imposiciOn de rtuevos sindicatos por los gobiemos militares
y, después de 1976, la liegada al pals de un flujo de financiamiento externo que
funcionaba a través de [as Organizaciones No-Gubernamentales (ONO) las que
trabajaban en colaboración del sindicalisrno agrario. En este contexto, se creó, sobre
las mismas fronteras de Macha en Ocurl, una ONO 'liarnada el "Inscituto Politécnico
Toms Katari". Formada inicialmerite par el Movirniento de la Izquierda Revolu-
cionaria (MIR), esta ONG posteriormente fue dirigida por el Movimiento "Bolivia
Libre" (M13L; una escisión del MIR) para armar su propio aparato sindical, baja [a
cobertura de las actividades de "desarrollo". Pero esta concepciOn del desarrollo
también inclufa el. desconocirniento de los ayllus, como puede verse en un mapade
1993, que rnostró exckisivamente ranchos y.estancias., denorninadas "comunidadés"
bases de sus sindicatos, descotociendoenteramente'Ia organi2adófl segmentaria y
espacial de los ayhlus. El sentimiento de la rnayorla de los actores del desarrollo fue
que serla mejor que Los ayl[us desapareciesen de urta vez, porque no tenhan lugar
dentro de un pals rrtoderno. Los mismos sentimientos se escucharon hace 140 afios
en ooca cc un auegacto cci aictaoor iviariario ivieigaeju, LU4LLUU uc'..i..
comunidades [refiriéndose a los ayllus] son idea y hechos de todas las naciones, que
nos vienen desde siglos atrs; pues Munoz y Melgarejo son los iMtimos en vender,
porque sOlo en Bolivia (con escándalo de kt civi1iaci6n) exiscieron comunidades"8.

Sin embargo, en la decada del 90 el panorama empezO a cambiar, sabre todo


baja el gobierno del Nuevo Movimientismo protagonizado por el Presidente Gonzalo

1 8FoIler anónirno de 1871, citado en Platt, Escado boliviano.. (1982:73).

WA
.1
S


48 TRISTAN PLATT

Cru:ando La Plaza de San Marcos

Snchez de Lozada. Su polItica económica representó una continuidad con aquella


Adoptada por Paz Estenssoro, siemprc en ci ala derecha de su partido, que a lines de
1996 condujo a enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y los indios y mineros
cooperativistas en Amayapampa .y Capasirca. Pero en materia agraria el MNR ha em-
pezado a acordarse de los ayllus. La Ley de Participación Popular (1995) se organizó
en torrio de los municipios, los que ya desde mediados del siglo XIX fueron impulsados
corno Ia base de una posible dernocracia local dentro del rnodelo republicano liberal.
En aquel entonces, se enconcró qüe éstos significaban ciertas ventajas para los mesti-
zos de los ptèb1os, y muy pocas para el campo. Algo similar puede observarse hoy en
ci norte de PotosI. Sin embargo, La Ley ofrece personerfa juridica abs ayllus que asI to
desean,.y reconoce sus usos y costumbres tradicionales. En algunas partes (por ejem-
plo, La provincia. Bustiilo), las autoridades indIgenas han sabido aprovechar de la
nueva legislacion para reconstruir buena parte de su organización tradicional den-
tro de los términos estabiecidos por la Ley. Al obtener su personerfa jurfdica,sobre
las tierras de puna y valle, estarán mejor preparados para la Ilegada de la Tercera
Reforrna Agraria (la Ley INRA), que por primera vez incluye una serie de cláusulas a
favor de los aytlus y de su organización social. Un cambio paralelo empieza a peru-
larse dentro del MBL, como se evidencfa por la publicación por el IPTK en 1996 de
un nuevo mapa, dedicado especificamente at reconocirnierito del territorio de los
ayllus.
rERSI1liNt
L,\ PI: LOSIA AuI.LIIS IN II. NORTH flE POTOSI... - - 49

El problema que siempre ha obstaculizado Ia lucha secular de Los ayllus par su


autoriomIa y reconocimiento dentro de La Repiblica boliviana, o dentro de cualquier
organizaciOn regional mayor que pueda surgir, fue Ia mentalidad de los politicos y [a
jusrificacian ororgada par conceptos anriguos como "progreso" a cualquier tipo de
juego politico en nombre del "desarrollo". Esta mentatidad escrecha tuvo su funciön
histOrica al proyectar a los paIses europeos y norathSnticos a una posiclon dominante
en Cl mundo. En Bolivia una cxpresiOn de esta mentalidad "modernizante" fue ci
sindicalismo agraru.). Exisce, sin embargo, atm perspectiva, segi.in Ia cual son Los
sindicatos, y no lbs ayllus, los que representan las fuer:as anacrbnicas en La regiOn.
Es posible, inciuso, que presenciamos las iiltimas opciones de los sindicatos contra
ci lenro resurgimiento de los ayiius, dada que hay los ayllus son reconocidos en La
Ley de La Participac iOn Popular.

Asi pues, en la actualidad, ha Ilegado finalmenrea ser posibie plantear la


coexistencia de diferentes formas sociales de organizaciOn en un pals plural, gracias
a Ia nueva ConstituciOn PolItica del Estado boliviano. Este pianteamienco plural
puede compararse, además, con [a vision andina del tiempo, que percibe la
copresencia en la sociedad boliviana de diferentes perIodos histOricos, donde los
más profundamente arraigados "nutren" con sus fuerzas yi energfa a los ms visibles
de la superficie, a cambio del reconocin-tierito corresponditnte de . su territorio.

Textil del Aylliz Chulipa dc Chayanra


(Poo Aria Mari Gómcz)
-'a

TrusrAN Puvrr
50

Hoy es Ia Ley INRA, la Tercera Reforma Agraria, que deberA amparar a todas
las diferentes formas culturales e históricas existentes en el pals, incluso los grandes
ayllus territoriales del norte de Potosl, descendientes directos dc-las antiguas naciones
colonizadas de los Charka y los Qaraqara. El tiempo dir si efectivamente una "nueva
época" de justicia espera a los ayllus, 0 Si ci "cansancio del tiernpo" anuncia un
futuro triunfo de [,a propiedad mestiza en su contienda secular con las
sociedades riacivas de los Andes.

Sevilla-La Paz, e'ncro-mayo de 1997

Txtit actual de Sakakd


52 TRNTAN PL1v17

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