You are on page 1of 65
} Ambar quiere buenas notas Paula Danziger Nastoacione: Tony Ross ‘Ambar Dorado ha empezado el curso con ‘mal pie, Su profesor, la seiora Solt, ha ‘enviado una nota asu casa en a que cuenta ‘Quesu rendimiento escolar deja bastante {Que desea. Por si esto fuera poco, su made estiimuy enfadada con ella, porque siempre tens su cuarto hecho un desastre, Ambar toma una decision: este ato quiere buenas notas, : rse enfrentaré a nuevos cambios en su vida familiar y escolar. Q Infantil $= Ambar quiere buenas notas Paula Danziger Infantit $ ee “AMBER BROWN WANTS EXTRA CREDIT es Pigeon Sr To 96 Tony Row ccm 17, Rotene Soren ete . Bie Sota del Puce SA. Alooee Ambar quiere ate be 20 ola 0017 102 pusheees Paula Danziger Providenia, Santiago de Chile Fon: (952) 238430 00 “elf (552) 2384 30.60 ‘Codigo Portal: 751-1303 swormsantillna ci) 1SBN:976-956.15.2666-2 Impreso en Chile Printed in Chile Primera edicin: septiembre de 2015 Direcion de Arte: José Crespo y Rosa Marin Proyecto gris: ‘Marisol Del Burgo, Rubén Chumillasy Julia Ortega Iuetracin de cublerta: Tony Ross “Todos loe derechos reservados. Esta publiacion no puede ser reproducida,nien todo ni en part, niregis- tema de recuperacién de informacion, ‘SANTILLANA noe tuada en, o transmitida por, un. ‘en ninguna forma ni por ningiin medio, sea mecinico, fotoquimico, elec- ‘ténico, magnétco, electroéptico, por fotocopia, 0 cualquier otro, sin el por escrito de la Editorial. A toda la Escuela Americana en Londres, especialmente a los mejores alumnos de cuarto grado del mundo (1994-1995). ABruce Coville, por escuchar. Alu familia Evans: GUI, Greg, Dan e Isobel. A Ben Danziger; este libro es para ti con el carifio de tu tia. x kk ee VALES AMBARINOS * Yo, Ambar Dorado, en plena posesién de mis fa- cultades mentales y encontréndome sin ninguna posesién monetaria (he gastado todo mi dinero en comprarme un libro, un juego para el compu- tador y varias chucherias), por la presente hago entrega a mi madre de cinco Vales Ambarinos ‘como regalo por su cumplearios. Los Vales Ambarinos autorizan a mi madre, Sara Thomson, a solicitar que su adorada hija le conceda cinco deseo: Ojol, tienen que ser de- seos que yo pueda cumplir... no cosas como que traslade de sitio el Ayuntamiento, que coma es- pinacas 0 que descubra un remedio para la caspa (no digo que tii tengas caspa, geh?; nada de eso). 10 “Solo quiero que te acuerdes de que no tengo mds que nueve ahs y tus deseos tienen que ser cosas que yo pueda hacer... Pero la verdad es que jcasi siempre lo recuerdas! Feliz cumpleartos y carifio de Gmrber, Ootadv 2 PE Yo, Ambar Dorado, estoy secuestrada y soy 12 prisionera de una loca, La loca es mi madre y est furiosa conmi- go porque dice que tengo mi cuarto hecho un desastre. Y también esta furiosa conmigo porque mi profe, la sefiora Solt, le ha enviado una nota diciendo que no estoy trabajando tan bien como debiera. Mi madre esta furiosisima conmigo por Jo de la nota. Bueno, dice que no por la nota, sino por lo que dice la nota..., 0 sea, porque no estoy haciendo los deberes como se supone que tendria que hacerlos. Porque, segiin parece, yo tendria que ser una alumna modelo. ¥y mi madre va a utilizar uno de los Vales “Ambarinos para hacerme limpiar y ordenar micuarto. Dice que no me dejaré salir de mi habitacion hasta que no esté «como los chorros del oro». 4Cémo puede estar una habitacién como 42 _ Ios chorros del oro? ¢Es que en los chorros del oro hay una cama, una cémoda, cortinas y una persona que vive dentro? Ta frase «como los chorros del oro» es la segunda cosa mas tonta que he ofdo en mi vida. La primera es esperar que tenga una habi- tacién ordenada y limpia. ‘Me gustaria no haberle regalado esos Va- Jes Ambarinos por su cumpleaiios. gBs que no sabe que si tengo la habitacion ordenada Iuego me resulta imposible poder encontrar las cosas? ‘Me pone nerviosa eso de que todo esté tan ordenadito. Hasta ahora nunca le habia importado que mi cuarto no estuviera ordenado. Nunca habia utilizado los Vales Ambari- nos para hacerme ordenar y limpiay. Ha sonado el teléfono, Corro para contestar. Mi madre llega antes que yo, lo descuelpa y escucha Le oigo decir: —Lo siento, Brenda, pero Ambarno puede contestar ahora —Si puedo... Ya contesté —digo, mientras Ie tio ami madre de la manga, Ella sefiala en direccién a mi cuarto con un dedo amenazador: iVuelve a tu habitacion! Y esto va en se- rio: no vas a hacer nada hasta que no hayas arreglado tu cuarto. —jPero, mama... —No hay pero que valga —me dice—. jArre- gla tu cuarto, ya..., ahora mismo! Y vuelve a hablar por teléfono: —Brenda, Ambar te llamara en cuanto ter- mine con su cuarto... Si, le recordaré que lleve el juego nuevo del computador cuando vaya a tu casa esta noche... Siés que para entonces ha dejado su cuarto en orden, la tendras abi con su juego. Sino ha terminado, no podra ir. Me vuelvo a mi cuarto rabiosa. No hay derecho. Mi habitacion es un desastre, bueno, y 14 qué. Yo, Ambar Dorado, estoy segura de que Ja verdad es que no est tan furiosa conmigo porlo del desorden. ‘Me da la impresi6n de que esta enfadada porque no he querido conocer al idiota de su novio. Esa es una de las razones por las que esta de tan mal humor ultimamente. Solo porque ha querido utilizar uno de sus Vales para hacerme decir que si, que conoce- ria a Max y saldria con ellos dos a cenar fue- ra. Y solo porque le he dicho: «No, todavia no estoy preparada, y ti me prometiste que no tendria que hacerlo hasta que estuviera dis- puesta. Me lo prometiste hace mucho tiem- po... asf que no puedes usar el Vale para eso». $i conozco a Max, no tendré mas remedio que aceptar que es una persona, que existe de verdad... que es alguien que esta saliendo con mimadre.... Y simi madre esta saliendo con ¢1, eso significa que cada vez es menos probable gue ella ymi padre vuelvan a estar juntos, &¥ qué ocurrirfa si conociera a Max y re- a5 sulta que me gusta? Seria una faena para mi padre que est en Paris, en Francia, tan lejisi- mos de aqui. Por eso no estoy atin preparada para cono- cera Max, y seguramente no lo estaré nunca, Me muevo por mi cuarto a zancadas, ha- ciendo ruido, mientras meto cosas en las bol- 26 sas de basura: ropa sucia, ropa limpia, el libro que he estado leyendo la semana pasada y del que tengo que hacer un trabajo. Yluego meto las bolsas en mi armario. Después meto también todas las cosas que tenfa amontonadas en el ultimo estante de la liberia: mi Libro de papd, que estaba alli porque me gusta mirar las fotos de mi padre que guardo dentro y hablar con él de vez en cuando; la bola de chicle que Justo y yo hici- mos con nuestros chicles usados; el cuaderno de recortes que tia Pam y yo preparamos du- rante el viaje a Londres (dentro guardo has: tauna costrita de un grano de la varicela que tuve alli para recordar lo mala que me puse). Abro el cajén superior dela cémod, dentro, de cualquier manera, todo lo mn encuentra encima. aa Y luego me meto con la cama, Levanto poco toda la ropa y estiro la sabana de ah. jo, la de arriba, la manta y la colcha.., 10 alt- so todo un poco a manotazos... Ya esta. Es el «Estilo Ambar Dorado de hacer camas»,_ 2 Después, tiro mis muiecos de ae so- bre la cama. Ahora no solo hay una mujer loca y furiosa en casa, sino que también hay una nina loca y furiosa. No hay, sin embargo, un hombre loco y fu- rioso, porque él, mi padre, se enfadé tanto 18 con mi madre y ella con él que se divorciaron, yahora él est en Francia por culpa de su es. tapido trabajo. ‘A mi, Ambar Dorado, me gustaria que las cosas volvieran a ser como eran antes...: antes antes de que Jus- de que mi padre se fuer: to, mi mejor amigo, tuviera que marcharse..,, antes de que mi madre dejara de ser la mujer de mi padre, y antes de que Max, ese idiota de Max, conociera a mi madre y se hiciera su novio... Antes de que fuera tan importante eso de que yo tuviera mi cuarto ordenado y limpio. Eso es lo que me gustaria... Me largo. oo) Me voy de casa, Mi cuarto ha pasado la inspeccion. He tenido suerte porque mi madre no ha mirado en el armario ni en los cajones de la comoda. Si llega a hacerlo, seguro que a estas horas estoy todavia en mi habitacién en vez de estar camino de casa de Brenda para pasa Ianoche con ella. Mamé y yo vamos en el auto sin apenas di- rigirnos la palabra. Me ha dicho: —No estoy nada contenta con la forma en que te estas comportando. Bueno, tampoco yo estoy nada contenta con la forma en que se est comportando ella. Mantengo la cabeza bien alta y miro hacia delante. Luegoe Le caen lagrimas por la cara. Yella no Ilora casi nunca: Solo la he visto llorar de verdad cuatro ve- es_. Una vez fue cuando Ia llamaron por te- Iéfono para decirle que su padre, mi abuelo, se habia muerto... Y otra vez fue cuando mi cho una mirada de reojo ami madre, 20 padre se fue. Habia dicho que queria que él se fuera; pero, a pesar de eso, llor6. ¥ en otra ocasion la vi lorar cuando yo tenia cinco afios y empecé a cruzar la calle y por poco me pilla un coche, aunque se par6 a tiempo. Me grité, me estreché entre sus bra z0s, y me bes6 y me dijo que no volviera as cer eso nunca. Y me dijo que me queria mu- chisimo y se ech6 a llorar. Y ahora esté llorando otra vez —zQué te pasa, mama? Ie digo, a la vez que le toco el brazo. a Ella aparca el auto junto a la vereda y me mira: —Ambar, me lo estas poniendo tan difi- Quiero ser una buena madre. —Lo eres. Se lo digo para que deje de llorar porque, aunque estoy enfadada con ella, la verdad es que lo es. Se seca las lagrimas. —También quiero ser buena conmigo mis- ma, gsabes? Me quedo callada. —Me lo ests poniendo muy muy dificil —repite. Yo sigo callada. —Y no es tuya toda la culpa —contintia—. 22 He leido un montén de libros... Algunas ve. ces hasta temo que hablo como uno de ellos, Comprendo que algunas veces, bueno, mu- chas veces, resulta muy duro para un nitio. aceptar el divorcio de sus padres y que luego uno de ellos empiece a salir con otro. Lo com- prendo... pero no me gusta. —Tampoco a mi me gusta —le digo—. y esto no es un libro. Es mi vida. Y yo no puedo remediar que quiera que pap y tu vuelvan a estar juntos y que no me guste que salgan con otros. Mi madre suspira: —Tu padre est en Francia haciendo lo que eda la gana; ttino te enteras y, desde luego, a él no se lo pones nada dificil, Pienso en lo que me esté diciendo, ‘Aunque no me guste reconocerlo, ceo que tiene raz6n. Le digo: —Si yo supiera que tiene una novia, le di rig que no quiero conocerla; lo mismo que te digo a ti que no quiero conocer a Max —Pero ni siquiera sabes si tiene novia 9 no, iverdad? —dice en voz baja—. En cambio si sabes lo que yo hago porque vives conmigo mbar, ya sabes que quiero que vivas con. migo... No me estoy quejando ni me disgus- ta que sea asi... Solo quiero que me escuches, que trates de comprender y de ponerme las cosas un poco més faciles. Ye caen més lagrimas, que le ruedan por 23 lacara. —Yo te escucho y trato de comprender — me horroriza verla llorar. Ella vuelve a hablar: —Ta y yo vivimos juntas todo el tiempo. gn algunas familias de divorciados, los nifiog vyiven temporadas con la madre y temporadas gon el padre, lo que hace que cada uno de ellos disponga de un tiempo libre para disfrutarlo ‘a su manera. Nosotros no somos, de momen- to, una familia que pueda hacer eso. Asi que tt estas perfectamente al tanto de lo que yo hago y de con quién entro y salgo. —Bueno, gy qué es lo que quieres que yo 24 haga? —le pregunto. Respira hondo y luego dice: —Me gustaria que entendieras que yo ten- go que tratar de vivir mi propia vida, cono- cer agente nueva y dejar que esa gente forme parte de mi vida... de nuestras vidas. —Gente nueva... gquieres decir Max? — pregunto y la miro de frente. Asiente con la cabeza. —Pues, si, especialmente Max. Mira, Ambar, no te estoy pidiendo nada tan terri- ble. Max Turner es uno de los hombres mas agradables que he conocido en mi vida. Es un hombre bueno, simpatico y alegre, alle vas a casar con él? . Max agarra una cosa, me la pasa y los dos culamos su peso. Luego él la lleva hasta la balanza que hay donde las frutas y vemos quién ha ganado. de Voy ganando quince a siete. —iDos - 101 Max hace como que va a defender el to, pero la bolsa entra. Hay aplausos y gritos entusiastas. Son hermanos Nicholson, Danny, Ryan y Kyle, Danny, que estd en tercero, le hace a el signo de la victoria, y me dice: —Tu padre es divertidisimo... Max sonrie. —jNo es mi padre! —le grito, y entiende a qué vienen mis chilli Max se ha puesto serio y triste Los miro a los dos y, a conti 2 continuac plico a Danny: a __Es amigo denne —y luego do—:Y mio también. - Max parece estar alegre otra vez, Y yo me alegro de haber dicho que es mi amigo. Y también me siento un poco culpable. No estoy segura de si a mi padre le va a gus- tar toda esta historia de Max, y tampoco sé qué le vaa parecer que diga que es mi amigo. Max lanza una bolsa de gominolas al carro: — Dos tantos! Para cuando llegamos a la caja, estamos empatados. No hay ganador. Ni perdedor. Hoy es el Dia de Preparar Bizcochos, y Max 105 ya esta aqui. Todos los ingredientes que ayer guardé en la nevera estan sobre la mesa y ahora estoy sacando de las bolsas todo lo demés. —Casi_ no puedo creer que hayan... —mi madre nos mira con cara de asombro. —Pues créetelo, guapa. —Max esta detrés de ella y le pasa los brazos por la cintura. Y ella ni se mueve, le deja hacer. Yo sigo echando cosas sobre la mesa. —Cuando legaron anoche, yo deberia ha- ber echado un vistazo alo que traian —dice mi madre. Regaliz, bombones, tas escarchadas, una lata de at te con leche, chocolate blanco, una bolsa de patatas fritas, palomitas saladas, palomitas dulces, caramelos de violeta, gusanitos de chocolate, una caja de cereales, mantequilla de mani, yogu! de frutas, tocinillos de cielo, dulce de membrillo, mermelada de moras... to es una monstruosidad! —dice mi madre, —Ya lo sé, jEs fantastico! —le digo yo. —Jamas volver 6 a dejarlos que vayan de compras juntos —asegura—, nunca mie Todo el rato nos ha estado mirando medi risuefia, medio indignada, y moviendo la ca- beza de un lado a otro con gesto de incredu- lidad. Esta empezando a parecerse a uno de esos mufiecos balanceantes que algumas per- sonas llevan en sus coches. Pienso que la cabeza se le caeria del todo si supiera cmo hemos hecho la compra Max yyo- Max. Le ha tapado los ojos a mi madre con una mano y con la otra le ha metido en la boca algo que ha elegido de entre lo que tenemos en la mesa. Ella tiene que adivinar qué es. Las gominolas le resultan muy faciles de adivinar. Y también identifica enseguida una nuez, una peladilla y un trocito de chocolate. Max le pone ahora una guinda, —Esto es una pera en dulce —dice mi madre. 107 108 —Pues no, te has equivocado... —Max re. tira la mano de la cara de mi madre y le da uy beso. Yo, Ambar Dorado, podria explicarle ahora a Max que en el lenguaje de mi madre «ung pera en dulce» quiere decir algo super-fac pero algo me hace suponer que Max ya Ip sabe. Yo, Ambar Dorado, podria también expli- carle que no sé muy bien cémo me sienta ver- le besar a mi madre. Mi madre se rie y luego me echa una mirada. Tiene aspecto de sentirse un poco culpa: ble, porque sabe que a mi no me entusiasma precisamente verlos besarse. Doy unas palmadas: —Venga, vamos, ya esta bien de perder el tiempo. Vamos a encender el horno para el precalentamiento. Mi madre y Max se rien a coro. Yo no les entiendo. —sDe qué se rien? —quiero saber. —De nada —mi madre se yenciende el homo, bea Max emplesa a separa y distribu sobre Ja mesa los papelillos rizados de las magdale- nas que vamos a utilizar en vez de las bande- jas del horno; queremos hacer bizcochitos. quefios de prueba, con distintos agains —zQué es lo que encuentran tan diverti- do? —vuelvo a preguntar. —Nada —dice otra vez mi madre. 'Y yo la miro con gesto enfurrunado. —Son cosas nuestras —me explica ella entonces. Bueno, pues yo opino que Max y mi madre no deberian tener «cosas suyas»; al menos, no tan pronto. 409 Me revienta eso de que los mayores se rian delante de ti y luego te digan que son «cosas suyas», Es lo mismo que cuando eres pequefio y Jos adultos se hablan entre ellos con medias palabras y tino te versacion. , alta para que nos enteremos todos de lo que estas contando? Y si se te ocurre decir: «Pues no, no quie- ro», te obligan a contarlo de todas formas o te Max dice que él es el octavo enano, el que siempre siempre tiene hambre. Yo finjo que soy una persona mayor y los castigan a quedarte después de las clases. __£] horno esté ya caliente —dice mi ma- No hay derecho. Los padres siempre se empefian en que log nifios les digan de qué se trata cuando ellog dicen que son «cosas suyas”. ¥ los profesores siempre dicen cosag como: so —Ambar, por favor, quieres hablar en voz dre—. Venga, empecemos la tarea regaiio por no tomarse el trabajo en serio y Max dice que es un chef francés: les advierto que no deberian comer tanta Ahora es el momento de romper y batir masa de bizcocho cruda (cosa que yo si estoy los huevos... haciendo). Mi madre empieza a cantar la cancién de ‘Tenemos los tres las caras manchadas de Jos enanitos de Blancanieve chocolate. —Hai-ho, hai-ho, vamos a trabajar... Y ‘Max acaba de preparar un bizcocho de . atan y gelatina de fresa. dice que ella es uno de los enanitos.. ¥ Ye pienso que si se tratard del Tontito. Mi madre lo mira con una horrible cara de asco. 3

You might also like