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NERVIOSO: ALZHEIMER
Los primeros síntomas fueron identificados por Emil Kraepelin, pero fue Alois Alzheimer en 1906
quien estableció propiamente la neuropatología característica. Alrededor de 10% de las personas de
70 años o más exhibe amnesia notable y en más de la mitad de los casos esta deficiencia es
causada por la enfermedad de Alzheimer. La enfermedad también impone una gran carga emocional
a los familiares cuidadores. La enfermedad de Alzheimer aparece en cualquier momento de la vida
adulta, pero es la causa más frecuente de demencia en los ancianos. Los principales factores
de riesgo son la senectud y el antecedente familiar positivo, la frecuencia de la enfermedad aumenta
con cada decenio de la vida adulta, alcanzando a 20% o 40% de la población a los 85 años de edad;
el género femenino también constituye un factor de riesgo independiente, la enfermedad afecta a
personas de todos los niveles intelectuales. Esta enfermedad a menudo comienza con la pérdida
sutil de la memoria, seguida de demencia de evolución lenta que dura varios años. Los cambios
cognitivos en esta enfermedad exhiben un perfil característico que comienza con deficiencia en
la memoria y que termina por incluir deficiencias del lenguaje y visuoespaciales. Sin embargo, en
aproximadamente 20% de los individuos con Alzheimer el cuadro inicial comprende manifestaciones
que son independientes de la memoria como dificultad para seleccionar vocablos, organizar
componentes y utilizar redes electrónicas. Al principio de la enfermedad no siempre se advierte la
pérdida de la memoria o bien se atribuye a desmemoria o distracción benigna. Una vez que las
amnesias repercuten en las actividades diarias o desciende por debajo de 1.5 desviaciones estándar
en relación a con lo normal en las pruebas estandarizadas de memoria, la enfermedad se define
como deficiencia cognitiva leve, en donde en promedio el 50% de las personas con esta deficiencia
exhibe enfermedad de Alzheimer en un lapso de cinco años. Al principio de la enfermedad se deben
descartar otras causas de demencia como enfermedades curables del tipo de las enfermedades de
la tiroides, deficiencias vitamínicas, tumores encefálicos, intoxicación por fármacos, infección crónica
y depresión profunda. En el Alzheimer los estudios neuro-imagenológicos no señalan un perfil
específico y propio e incluso son normales al principio de la enfermedad, más tarde se advierte
atrofia cortical difusa y en la resonancia magnética se observa atrofia del hipocampo, también
permiten descartar otros trastornos como neoplasias primarias, demencia por infartos múltiples,
leucoencefalopatías difusas. El tratamiento de esta enfermedad es difícil y al
mismo tiempo gratificante, a pesar de que no se cuenta con una terapia farmacológica sólida ni una
cura definitiva. El objetivo principal es atenuar los problemas conductuales y neurológicos que le son
propios durante el mayor tiempo posible. Al principio son de utilidad las técnicas que ayudan a la
memoria, como las libretas de anotaciones y los recordatorios de tareas cotidianas. En los Estados
Unidos la Food and Drug Administration aprobó el uso de donepezilo, rivastigmina, galantamina,
memantina. La nueva generación de antipsicóticos, como risperidona, quetiapina y olanzapina se
utilizan en dosis bajas para combatir los síntomas neuropsiquiátricos, como agitación insomnio,
alucinaciones y beligerancia, que culminan en el internamiento del paciente.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL MAL DE ALZHEIMER.
En una reunión de psiquiatras alemanes celebrada en 1906. Alois Alzheimer describió el caso de
una mujer de 51 años con pérdida severa de memoria, desorientación, alteraciones de lenguaje e
ideas paranoides, que murió cuatro años después en un estado de severa demencia. En
su autopsia se encontraron lesiones cerebrales consistentes, con atrofia cerebral y presencia de
cuerpos denominados seniles.
Comenzaba en este momento una apasionante historia, la descripción y preocupación por una
enfermedad que ha dado lugar a la mayor investigación sobre el funcionamiento del sistema nervioso
humano, y que fue denominada con el nombre de su descubridor, la enfermedad de Alzheimer.
Actualmente el diagnóstico de casos de demencia es diez veces superior al detectado a principios de
siglo. Diversos estudios en todo el mundo han detectado que el crecimiento de la enfermedad corre
en paralelo al envejecimiento de las poblaciones, la mayor longevidad y el consecuente aumento
de población mayor de 65 años en un futuro inmediato provocará un importante problema socio-
sanitario. Se estima que en muy poco tiempo cada familia tendrá que convivir al menos con un
paciente afecto de demencia. El ingreso de pacientes en instituciones adecuadas encarece
su atención y los convierte en una carga difícil para la sociedad. Por lo que se deberá adoptar
nuevas fórmulas para una nueva aproximación racional a una situación que ya ha sido denominada
como auténtica epidemia del Siglo XX.
Podemos definir la enfermedad de Alzheimer como una situación en la que se producen alteraciones
de varias funciones mentales superiores y que produce una incapacidad funcional en el ámbito
social, en el trabajo e incluso dentro de la vida familiar. Hasta hace pocos años se creía que la
senilidad era la consecuencia natural e inevitable de la edad. Sin embargo, desde 1977 los médicos
a través de trabajos realizados, han visto que el 10% de las personas mayores de 65 años sufren
lesiones cerebrales orgánicas que se relacionan con la senilidad; de estas lesiones el 75% se
diagnosticaron como la enfermedad de Alzheimer y el 25% restante se corresponde con alteraciones
cerebrales producidas por infartos múltiples. Sólo en E.E.U.U., hay alrededor de 2 millones de
enfermos de Alzheimer. En España, aunque no hay todavía un estudio epidemiológico de la
enfermedad, puede calcularse la incidencia de Alzheimer a partir de los porcentajes indicados arriba
y el número de personas mayores de 65 años. La persona que padece una enfermedad de
Alzheimer se encuentra totalmente indefensa dependiendo de los medios familiares, sociales o
médicos con los que cuenta la sociedad en que vive.
Justificación
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad irreversible y progresiva que lentamente destruye la
memoria y las aptitudes del pensamiento, y con el tiempo, hasta la capacidad de llevar a cabo las
tareas más simples. En la mayoría de las personas afectadas con esta enfermedad, los síntomas
aparecen por primera vez después de los 60 años de edad; y es la causa más común de demencia
de las personas mayores. Los síntomas van desde una simple pérdida de memoria, pasando por
etapas de dificultad de expresión oral hasta ir desarrollando otras deficiencias más o menos graves
que afectan tanto a la mente como al aparato motor. Los problemas cognitivos lentamente interfieren
con las actividades de la vida diaria como mantener las finanzas en un orden preciso, seguir
instrucciones en el trabajo, conducir vehículos motorizados, ir de compras y realizar tareas
domésticas. Cualquier cambio en el entorno puede desconcertar a la persona, que se pierde
caminando o conduciendo un automóvil. En las etapas intermedias de la Enfermedad de Alzheimer,
el individuo no puede trabajar, se pierde y confunde fácilmente y necesita supervisión diaria. Un
aspecto sorprendente es que no pierden algunos aspectos de socialización, la conducta corriente ni
la conversación superficial. El lenguaje se deteriora al principio, el nombre de las cosas, después la
comprensión y por último la fluidez verbal. En algunos individuos la afasia constituye un signo precoz
y sobresaliente, otras veces la dificultad para seleccionar vocablos y las circunlocuciones constituyen
un problema incluso cuando los estudios formales demuestran que la asignación de nombres y
fluidez se encuentran intactos. En las etapas más avanzadas de la enfermedad algunas de las
personas todavía caminan, pero vagan sin rumbo fijo. Se advierte perdida del discernimiento, de la
capacidad de razonamiento y de las capacidades cognitivas. Son frecuentes los delirios organizados
de tipo sencillo que abarcan el robo, la infidelidad o la identificación errónea. Alrededor de 10% de
los individuos, termina mostrando el síndrome de Capgras, donde creen que su cuidador ha sido
cambiado por un impostor. En el Alzheimer la desinhibición y agresión alternan con etapas de
pasividad y retraimiento, los patrones de sueño y la vigilia se alteran fácilmente y el vagabundeo
nocturno se convierte en una situación difícil para los miembros de la familia. Algunos pacientes
exhiben marcha ondulante, en que la rigidez muscular generalizada se acompaña de lentitud y
torpeza d movimientos. En la etapa final de la enfermedad la persona se encuentra rígida, muda,
inconsciente e inválida en la cama. Otros necesitan ayuda incluso en las tareas más sencillas como
comer, vestirse y limpiarse después de defecar y orinar. También pueden mostrar hiperactividad de
los reflejos tendinosos, a veces se observan movimientos mioclónicos espontáneos o por algún
estímulo físico o auditivo. A menudo la persona fallece por desnutrición, infecciones secundarias,
embolias pulmonares o una cardiopatía. La duración típica de la enfermedad de Alzheimer es de
ocho años a 10 años, pero puede evolucionar en un lapso de uno a veinticinco años. Por razones
desconocidas, algunas personas tienen un deterioro constante de sus funciones, en tanto que otras
tienen etapas de estabilidad duraderas sin deterioro grave. Llegar a estar bien informado es
una estrategia a largo plazo es muy importante.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER.
Definición:
La Enfermedad de Alzheimer es una enfermedad progresiva y degenerativa del cerebro para la cual
no existe recuperación. Es la más común de las demencias. Lentamente, la enfermedad ataca
las células nerviosas en todas las partes de la corteza del cerebro, así como
algunas estructuras circundantes, deteriorando así las capacidades de la persona de controlar
las emociones, reconocer errores y patrones, coordinar el movimiento y recordar. Al final, la persona
pierde toda la memoria y funcionamiento mental. Es ahora la cuarta causa principal de muerte en los
adultos y, a menos que se desarrollen métodos eficaces para la prevención y el tratamiento, la
Enfermedad de Alzheimer alcanzará proporciones epidémicas para mediados del siglo.
Como ya dijimos el Mal de Alzheimer o Demencia Senil Tipo Alzheimer (DSTA) es una forma de
progresión lenta de la demencia que es una alteración adquirida y progresiva de las
funciones intelectuales. La alteración de la memoria es una característica necesaria para el
diagnóstico. También se debe presentar cambio en una de las siguientes áreas para el diagnóstico
de cualquier forma de demencia: lenguaje, capacidad de toma de decisiones, juicio, atención y otras
áreas relacionadas de la función cognitiva y la personalidad.
La velocidad de progresión es diferente para cada persona. Si la enfermedad de Alzheimer se
desarrolla rápidamente, es probable que continúe progresando de la misma manera, pero si ha sido
de desarrollo lento, probablemente seguirá un curso lento.
La enfermedad de Alzheimer produce una disminución de las funciones intelectuales lo
suficientemente grave como para interferir con la capacidad para realizar actividades de la vida
diaria. Es la más común de las demencias. Científicamente, se define como tal. La enfermedad de
Alzheimer es progresiva, degenerativa del cerebro y provoca deterioro de memoria, de pensamiento
y de conducta. La persona que la padece puede experimentar o sentir confusión, desorientación en
tiempo y en espacio, cambios en la personalidad y de conducta, alteraciones en el juicio, dificultad
para encontrar palabras; finalizar ideas o pensamientos y para seguir instrucciones. Finalmente
incapacita a quien la padece a cuidar de sí mismo.
En la 10ª revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) publicada por la
OMS, en 1.992, se definió la Enfermedad de Alzheimer de la siguiente manera:
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa cerebral primaria, de etiología
desconocida que presenta rasgos neuropatológicos y neuroquímicos característicos. El trastorno se
inicia, por lo general, de manera insidiosa y lenta y evoluciona progresivamente durante un período
de años. El período evolutivo puede ser corto, 2 ó 3 años, pero en ocasiones es bastante más largo.
Puede comenzar en la edad madura o incluso (EA de inicio presenil), pero la incidencia es mayor
hacia el final de la vida (EA de inicio senil).
En casos con inicio antes de los 65/70 años, es posible tener antecedentes familiares de una
demencia similar; el curso es más rápido y predominan síntomas de lesión en los lóbulos temporales
y parietales, entre ellos disfasias o dispraxias.
En los casos de inicio más tardío, el curso tiende a ser más lento y a caracterizarse por un
deterioro más global de las funciones corticales superiores
En la persona empieza a surgir una típica desorientación de lo que lo rodea, no reconociendo bien el
lugar donde está. Así, es muy común que la persona no recuerde cómo llegar a las tiendas que
siempre ha frecuentado, saber dónde está el banco, al que siempre ha ido; qué dirección tomar para
ir a la iglesia, a la que asiste todos los domingos; o bien, qué camino tomar para regresar y llegar de
vuelta a casa. Otros ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en que vive, no saber la
hora que es o creer que, aunque es de mañana, para él ya es de noche o viceversa.
Del mismo modo surgen otros detalles como son una disminución en la concentración y una fatiga
cada vez más notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de depresión con apatía, pérdida
de iniciativa y falta de interés. Junto a ello, a la persona se le comienza a notar inquieta, mostrando
agitación y ansiedad. Estos últimos síntomas, es muy común que ocurran al atardecer o durante la
noche. Por otra parte, el lenguaje, las habilidades motoras y la percepción son conservadas. El
paciente es capaz de mantener una conversación, comprende bien y utiliza los aspectos sociales de
la comunicación (gestos, entonación, expresión y actitudes) en forma aún dentro de lo normal.
Por afasia se entiende dificultad en el lenguaje. A la persona le cuesta trabajo hablar, expresarse y
darse a entender. Dice unas palabras por otras, La apraxia se refiere a las dificultades que presenta
para llevar a cabo funciones aprendidas. La persona no puede ni sabe cómo vestirse, no sabe utilizar
los cubiertos, etc. La agnosia consiste en una pérdida de la capacidad para poder reconocer a las
personas con las que convive. Y, aunque esta pérdida no es total, pues de cierto modo aún reconoce
ambientes familiares y conserva la orientación personal (sabe su nombre, edad, lugar de
nacimiento), sus desaciertos son cada vez más frecuentes. Por otra parte, se torna descuidado en su
higiene personal. Ya no se arregla como antes, la pulcritud que todos admiraban; se le nota sucio y
descuidado, les da por no quererse bañar o decir que ya lo hicieron, enojándose cuando se les
recrimina.
Aparecen algunos rasgos de tipo psicótico. Imagina que ve gente la cual no existe, escucha ruidos
que nadie oye o piensa y cree firmemente que alguien va a llegar por él. Empieza a preguntar por
personas que ya murieron (su papá, su mamá, su hermano) y todas estas imágenes que pasan por
su mente, realmente le inquietan. Asimismo, el embotamiento o represión de emociones, aunadas a
una apatía cada vez mayor, empiezan a hacerse cada vez más evidentes.
La dependencia con respecto a un cuidador es cada vez mayor. Las aficiones que tenía, las
actividades sociales, de ocio y de recreo pierden totalmente su valor, mostrándose aburrido, flojo,
apático o somnoliento.
La persona empieza a hacer actos repetitivos rayando en lo obsesivo. Vagabundea, recorre la casa
por todas partes, ordena la ropa o los papeles varias veces al día, su mirada cambia . En esta etapa,
resulta obvio que la capacidad para el pensamiento abstracto y la habilidad para llevar a cabo
operaciones de cálculo desaparecen por completo. No pueden realizar las más sencillas
operaciones, aunque sí, tal vez, recitar de memoria las tablas de multiplicar.
El enfermo con Alzheimer no reconoce a sus familiares e incluso puede no reconocer su propio
rostro en el espejo. La personalidad que siempre acompañó a la persona, cambia en gran medida.
Se muestran profundamente apáticos, perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como la de
lavarse, vestirse, andar o comer, y presentan una cierta pérdida de respuesta al dolor.
Más adelante, tienen incontinencia urinaria y fecal. En la mayoría de los casos la persona termina
encamada, con alimentación asistida.
Cuidados en la Fase I
Memoria:
Cuando oculta sus olvidos:
- No intente razonarle.
- Recurra a ejercicios de memoria.
¿Qué se pretende con esta terapéutica?
- Buscar otras áreas cerebrales que no estén deterioradas por la enfermedad.
- Favorecer el interés del enfermo por las cosas.
- Contribuir a mantener los procesos de percepción, atención, aprendizaje, observación, etc.
Tipos de ejercicios:
- Leer revista o periódico, 5 líneas, dos veces seguidas e instarle a que resuma por escrito o de
palabra lo que ha leído.
- Hacer puzzles simples de organizar.
- Escuchar canciones que él o ella conozca.
- Intentar dibujar de memoria los muebles de una habitación conocida.
- Recordarle sistemáticamente donde están los objetos que se utilizan varias veces al día: libro,
bolso, gafas, ropa, etc.; poniéndolos siempre en el mismo sitio
Nombre de personas:
Ayudarle a recordarlos valiéndose de fotografías de su familia, de amistades, compañeros de trabajo;
ya que su memoria visual puede tenerla conservada.
Cuidados en la Fase II
En esta fase y con respecto a la Memoria existen una serie de ejercicios que también son aplicables
durante la Fase I.
Debemos recordarles, con frecuencia, el día en el que se encuentra (de la semana y del mes). Para
ello es aconsejable poner en la casa y a su vista: calendarios, así como relojes. Aprovechando
cualquier conversación, es conveniente decirles si es por la mañana, tarde o noche. De este modo le
ayudamos a orientarse en el tiempo.
Cuando deambule por la casa, ya en esta fase con ayuda, váyale diciendo: vamos a la cocina.
Vamos al salón, vamos al cuarto de baño, vamos al dormitorio. Así le ayudamos a orientarse
respecto al espacio.
Cuando decidamos acostarle, debemos recordarle que es de noche y que hay que dormir. Hacer que
orine antes de acostarse, así evitamos que lo haga en la cama. Podemos inducirle al sueño,
intentando sofronizarle, repitiéndole: está muy cansado, le pesan mucho los párpados, le pesan
mucho los brazos, etc.
Se pueden combinar una serie de ejercicios de memoria y de motilidad. La finalidad de éstos es
desarrollar la memoria al aprender y recordar una información durante un período de tiempo.
Ejemplos:
1) Ejercicio de memoria:
A) Recuerde el número 33.
B) Recuerde el refrán: A quien madruga Dios le ayuda.
2) Ejercicio de motilidad:
A) Inspirar-espirar.
B) Levantarse-sentarse.
C) Palmada por encima de la cabeza.
D) Levantar alternativamente los pies.
E) Tocar las puntas de los dedos delante de los ojos,
Cada uno de estos movimientos deben repetirlo al menos cinco veces.
3) Le preguntamos: ¿Qué número le he dicho al principio que recuerde?, ¿Qué refrán le he dicho
que debe recordar?
En cuanto a sus gestos y movimientos en esta fase (remítanse al cuadro sinóptico de las fases), es
necesario que le acompañemos en su deambulación para evitar sus caídas y ayudarle por si pierde
el equilibrio; pudiéndose también ayudar él mismo con un andador.
Como puede perderse en trayectos habituales es conveniente que le pongamos un identificador, bien
en una pulsera, un colgante o cadena y para que no pueda sentirse ofendido, lo haremos de modo
que parezca un regalo por algún motivo especial.
En este período de la enfermedad tiene sus memorias recientes y remotas abolidas. Su lenguaje se
transforma en un simple balbuceo, no controla sus gestos; comienza a tener dificultad para tragar por
lo que suele atragantarse hasta con su propia saliva.
Tiene dificultad para controlar sus esfínteres. En esta fase suele instaurarse la alimentación
mediante sonda.
Sus actividades cotidianas desaparecen totalmente. Suele estar ya encamado.
Los cuidados de enfermería van encaminados a subsanar todos aquellos problemas que conllevan la
inmovilidad del enfermo, la incontinencia urinaria, los fecalomas, las úlceras por decúbito y los
problemas respiratorios.
Alimentación
Con la alimentación se consigue fundamentalmente disminuir la degradación.
Es aconsejable una dieta rica en proteínas y pobre en grasas animales.
Si todavía es capaz de comer por sí solo, dejarle elegir, pero sin abusar, ya que el enfermo de
Alzheimer es capaz de volver a comer dos veces sin sentirse saciado. En caso de que les ocurra
esto, bien porque coma él antes, o bien porque ha terminado de comer antes que los demás, le
engañáis sacándole un plato con pastas o galletitas variadas. Para nosotros le habremos dado el
postre, sin embargo, él está comiendo.
Incontinencia urinaria:
El enfermo de Alzheimer al no controlar sus esfínteres, se orina y por ello es preciso dotarle de
pañales y así evitar que se moje.
Estos pañales deben ser cambiados con frecuencia para evitar que se produzcan infecciones
urinarias.
Debemos también observar, al quitarle el pañal, el olor y el color de la orina. Si el color fuera oscuro
y el olor fuerte, nos debe hacer sospechar que el paciente tiene una infección urinaria. En estos
casos debemos consultar con el Geriatra que le atienda. Aparte, le tomaremos la temperatura ya que
la aparición de fiebre, es un signo importante a tener en cuenta en el diagnóstico de una infección
urinaria.
Fecalomas:
Hay un signo importante a tener en cuenta en la instauración de un fecaloma, y es que el paciente
expulsa por el recto un contenido líquido que, equívocamente, nos hace pensar en una diarrea.
Antes de decidir por nosotros mismos, debemos consultar con el médico.
Ante esta situación debemos llevar a la práctica la extracción del mismo mediante la aplicación de un
enema de limpieza. Se aconseja para esta situación se prepare con los siguientes
ingredientes: agua, bicarbonato y micralax (2 envases).
Todo esto se debe hacer con el enfermo encamado y colocándole una cuña debajo para la recogida
de heces.
Úlceras por decúbito:
Estas lesiones podemos prevenirlas con los siguientes cuidados:
a) Tener una buena hidratación, procurando darle una ingesta de líquidos aproximada de 2 litros.
b) Aplicación de baño diario, encamado, con jabón neutro. Darle crema hidratante y masajes
circulares.
c) Tener una buena alimentación, que aporte proteínas.
En el caso de que se hayan producido, deben curarse de la siguiente manera:
a) Lavar la escara con jabón neutro (lagarto).
b) Aclarar con suero salino (fisiológico)
c) Si hay bordes necrosados, se deben cortar.
d) Existen en la actualidad unos apósitos coloides, de diversos tamaños y formas que se colocan
sobre la herida y contribuyen a su cicatrización.
e) Cuando la escara es pequeña y superficial se puede poner en su interior una pequeña cantidad de
jabón neutro y en muchas ocasiones esto solo es suficiente para su cicatrización.
Fisioterapia respiratoria:
Hemos hablado anteriormente de la retención de secreciones pulmonares o de vías altas, frecuentes
en un enfermo encamado.
Estas secreciones se retienen debido a la inmovilidad y a que el enfermo de Alzheimer se olvida de
toser. Por más que intentemos darle la orden de toser, él no nos responderá positivamente, por lo
que tendremos que ayudarle aplicándole fisioterapia respiratoria.
¿Cómo hacerla?:
a) Colocarle en posición de decúbito lateral (derecho y después izquierdo)
b) Con las palmas de las manos hacia abajo y en posición hueca, darle golpes acompasados en la
espalda durante un período de 10 minutos por cada lado.
c) Es conveniente ayudarnos al hacerlo con alcohol simple o alcanforado.
d) Se repite la opción b) por delante.
Con esta técnica conseguiremos movilizar las secreciones y favorecer que el enfermo tosa y así
arranque las secreciones.
En ocasiones deberemos ayudarnos de un aspirador de secreciones eléctrico. El enfermo al no
beber líquidos y por consiguiente no hidratar la garganta, las secreciones altas son más densas y
puede tener dificultad para tragarlas. Como comentamos en un apartado anterior, tiene dificultad
para tragar y corre el peligro de atragantarse con su propia saliva.
CONCLUSIÓN
Como ya estudiamos la demencia senil es un síndrome de carácter crónico y progresivo, asociado a
trastornos en múltiples funciones corticales superiores, incluyendo memoria, pensamiento,
orientación, comprensión, cálculo, capacidad de aprendizaje, lenguaje y juicio, y con un nivel de
conciencia claro. Estos trastornos de la función cognitiva están comúnmente acompañados (y
ocasionalmente precedidos) por deterioro del control emocional y social, o de la motivación.
El hecho de que las personas que padecen la Enfermedad de Alzheimer se enfrenten diariamente a
la pérdida progresiva de la capacidad para llevar a cabo las actividades habituales de la vida
cotidiana, tiene un efecto importante sobre la calidad de vida de los pacientes y de sus familiares. Si
bien muchos pacientes con enfermedad de Alzheimer viven en geriátricos la mayoría son cuidados
por sus familias en el seno de la comunidad. A medida que los pacientes se hacen menos
independientes, recae una mayor responsabilidad sobre el cuidador, quien a su vez está expuesto a
un alto riesgo de enfermedades físicas y psicológicas. Estos efectos adversos sobre los cuidadores
pueden acelerar la internación de los pacientes en instituciones geriátricas.
A nivel mundial, existen 7–25 millones de personas que tienen enfermedad de Alzheimer.
Aproximadamente el 6% de la población mayor de 65 años de edad sufre de enfermedad de
Alzheimer lo que aumenta hasta aproximadamente el 30% de las personas mayores de 85 años de
edad.
A medida que aumenta la proporción de personas ancianas en la población, aumenta la carga de la
enfermedad de Alzheimer sobre los individuos, las familias de los pacientes y la sociedad
Por todos estos motivos es una necesidad real e imperiosa capacitar al personal de enfermería en
esta área para poder hacer frente a esta pesadilla a la que cada día se enfrentan nuestros ancianos
y lógicamente todos sus familiares.