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MÚSICA PARA LA Tomado de:

INDEPENDENCIA Revista Credencial Historia.


(Bogotá - Colombia).
EDICIÓN 250
Por Juana Salamanca Uribe.
OCTUBRE DE 2010
Periodista, Universidad Jorge Tadeo Lozano
¿Qué expresión cultural tiene mayor capacidad que la
música para definir un momento histórico, para
estimular y para acompañar (o acompasar) las
transformaciones sociales? Tal vez, ninguna.

En un esfuerzo por hallar las representaciones musicales


de algunos de los hitos de la independencia, habría que
comenzar por el sonido de los tambores de los esclavos
establecidos en los palenques durante la colonia en la Baile en el río Verde. Geografía
provincia de Cartagena y por sus danzas y rituales, que pintoresca de Colombia: viaje a
representaron el intento de recuperar sus raíces la Nueva Granada del doctor
culturales y de crear una defensa espiritual por parte de Charles Saffray, 1869.
quienes dieron el primer grito de independencia en el
país.

Y habría que hablar de la contradanza, de origen


europeo, que tiene un rol protagónico como música de y
parala independencia, desde su versión convencional,
burguesa –contrapuesta a la música aristocrática del
viejo continente– que amenizó las veladas de las elites
españolas y criollas, hasta sus transformaciones y Baile de campesinos (Sabana de
fusiones con ritmos africanos e indígenas, con resultados Bogotá). Obra de Ramón Torres
tan maravillosos como el danzón en Cuba, el porro y el Méndez. Álbum de cuadros de
mismo bambuco, difundidas en los sectores populares. costumbres. París, A. De la Rue,
La música no podía ser ajena al mestizaje cultural que 1860. Colección Banco de la
explotó en el momento de la independencia y las bandas República. Foto: Ernesto
de música se convirtieron en crisol de ritmos e Monsalve
instrumentos.

Estas “primas bastardas” de la contradanza llegaron a


considerarse inmorales por parte de las autoridades. A
finales del siglo XVIII el obispo de Cartagena dijo de los
bundes y fandangos populares: “Los que concurren son
indios, mestizos, mulatos, negros y zambos, y otras
gentes de la inferior clase: todos se congregan de
montón sin orden, ni separación de sexos, mezclados los
hombres con las mujeres, unos tocan, otros bailan y
todos cantan versos lascivos, haciendo indecentes
movimientos con sus cuerpos”. Con claridad, el prelado
advertía una amenaza en estas nuevas expresiones que
denotaban el deseo de libertad de un pueblo.

LA VENCEDORA Y LA
LIBERTADORA
El ámbito de influencia de la contradanza se extendió a
los escenarios militares como “música de victoria” y
para “avivar el fervor patriótico”. Las piezas La
Libertadora (compuesta para el Libertador) y La
Vencedora, se escucharon en el campo de Boyacá el 7 de
agosto de 1819. Según José Ignacio Perdomo La
Vencedora “fue ejecutada en aquella magna ocasión por
unos pocos músicos que habían caído prisioneros en las
filas realistas y lograron pasar a las patriotas en la acción
de Gámeza”. Estaban dirigidos por el alférez José María Partitura de la contradanza La
Cancino, quien luego de servir al lado de Nariño y libertadora, interpretadas por el
Cabal, fue apresado por los españoles. Por sus alférez José María Cancino en el
conocimientos musicales se le perdonó la vida y fue campo de batalla de Boyacá el 7
destinado al batallón Numancia en calidad de músico de agosto de 1819.
mayor, hasta 1819 en que pudo regresar al ejército
patriota. Historia similar vivió el músico Juan Antonio
de Velasco, autor de canciones patrióticas, quien en
tiempos del Terror fue escuchado por el Pacificador en
una reunión social. Un hombre como usted es lo que yo
necesito para la banda del batallón Numancia, le dijo
Morillo, e inmediatamente lo incorporó a las filas
españolas. En el Perú, Velasco logró pasarse al ejército
republicano.

La Libertadora y La Vencedora se oyeron repetidamente


durante las festividades realizadas durante 15 días en
Bogotá con ocasión del recibimiento de los libertadores.
De acuerdo con José Manuel Groot, “veíase al
Libertador en medio de los dos generales Anzoátegui y
Santander… La marcha lenta y majestuosa al son de la Partitura de la contradanza La
música guerrera daba una animación extraordinaria al vencedora, interpretadas por el
cuadro”. Al mismo tiempo, la Gaceta de Santafé alférez José María Cancino en el
describe la fiesta de palacio “… El valse, la contradanza, campo de batalla de Boyacá el 7
los minués, todos los bailes acostumbrados se ejecutaron de agosto de 1819.
con primor y gallardía”.

Fue tan hondo el calado de estas piezas que La


Vencedora tuvo el estatus de himno nacional en los
primeros tiempos de nuestra historia. Contradanzas y
polonesas se escucharon también durante el festejo por
el triunfo de Pichincha en la mansión quiteña de Juan
Larrea. Noche inolvidable en la que el mariscal Sucre
conoció a su futura esposa y Simón Bolívar tuvo su
primer contacto con Manuelita Sáenz.

Otros géneros tuvieron injerencia en la creación de una


atmósfera para las gestas libertarias: se sabe que
Francisco de Paula Santander fue aficionado a la música,
que tocaba la guitarra y el tiple, y que cantaba una
canción llamada La cholita y el bambuco El aguacerito,
como consta en el Cuaderno de Carmen Caicedo donde
la hija del presidente Domingo Caicedo dejó testimonio
de las piezas en boga en aquella época. El documento
hace parte del archivo musical del Patronato
Colombiano de Artes y Ciencias. De manera que I
también el bambuco tuvo papel preponderante: la pieza nterior santafereño. Obra de
La guaneñafue interpretada durante la batalla de Ramón Torres Méndez, ca. 1874.
Ayacucho por los músicos pastusos del batallón Colección Museo Nacional de
Voltígeros y estimuló el triunfo de Córdova y su ejército. Colombia. Reg. 2096.

Desde otro punto de vista, las tensiones surgidas entre la


música religiosa tradicional y las nuevas corrientes que
usaban instrumentos como el piano, llegado a Bogotá a
finales del siglo XVIII, representan las diferencias entre
los partidarios del viejo orden y las corrientes proclives
a la independencia.
Fiesta de bodas en Guaduas.
EL TERROR Y LA MÚSICA Firmado "por José S. de
Castillo", enero de 1834. Royal
Pero sabemos que las celebraciones estuvieron Geographical Society, Londres.
precedidas de llanto y de historias infelices, como la de
La Cebollino, española famosa por su interpretación de
tonadillas, coplas y fandanguillos. María de los
Remedios Aguilar de Cebollino, esposa del español
Eleuterio Cebollino –partidario de la emancipación–
hizo las delicias de los santafereños en las celebraciones
del quinto aniversario de la independencia en 1815, sin
imaginar que muy pronto tendría que cantar, con
lágrimas, ante los españoles, para pedir perdón para su
marido, condenado a muerte. La súplica no surtió efecto: Baile típico. Obra de Francois
Cebollino fue fusilado y su mujer desterrada. Désiré Roulin, ca. 1823.
Colección Banco de la Repúb
“Como al mismo tiempo que se comunicaba esto, el jefe
patriota Mora había logrado levantar otra guerrilla en
Cartago, que se iba a engrosando y amenazaba
apoderarse del Valle del Cauca, nuestra alegría fue tanta
que no podíamos disimular. Mi amigo (que no quiero
nombrar porque su conducta posterior para conmigo fue
pérfida y nada caballerosa) resolvió hacer un bailesico,
sin objeto ostensible, pero en realidad para celebrar tan
faustas noticias. Se armó en efecto el baile en una de las
casas de la plaza, con un mal violín, guitarra, pandereta
y bombo, ó tambora. Bailamos al estilo del país, y
bebimos en abundancia un mal licor que fabricaban allí
y que llamaban vinete , con el cual nos alegramos más
de lo necesario. Mi amigo comenzó a gritar
entusiasmado ¡Viva la Pacha! Viva la Pachita! (Se
llamaba así una muchacha “boniteja” del pueblo). Yo le
pregunté qué significaba esto, y él me dijo al oído y
llevándome aparte, que quería decir ‘viva la Patria'; que
aquel era el grito convenido entre los patriotas que allí
había, y que para disimular decían ¡Viva la Pacha ó la
Pachita! ‘Dejémonos de eso le contesté, y grité con toda
la fuerza de mis pulmones, y en mitad de la sala: ¡¡Viva
la Patria!!......

“Ese grito resonó como un trueno formidable en la


reunión; el baile cesó instantáneamente, los músicos se
callaron, la gente comenzó á desfilar en precipitación
cual si hubiera habido un terremoto, y como por encanto
nos quedamos solos los gritones y el de la guitarra que
estaba dormido sobre un escaño… medio vestido como
estaba, salí por el interior de la casa saltando por las
paredes; pero la justicia, más previsiva, tenía allí gente
apostada; y me cogieron, me amarraron y me llevaron á
la cárcel. ¡Gran delito había cometido ¡Viva la Patria! Y
tan grande que me podía costar la vida. Al día siguiente
me enviaron á Timaná á pié y sin sombrero, viaje corto,
pero mortificante por el mal tratamiento que me daban y
por el modo como me conducían.”

Memorias de un abanderado. Recuerdos de la Patria


Boba, 1810-1819. José María Espinosa, Imprenta de “El
Tradicionista”, Bogotá, 1876 .

BIBLIOGRAFÍA
Universidad Distrital. “Música compuesta al libertador
Simón Bolívar”, en www.udistrital.edu.co (Consultada:
25 de marzo de 2010).

Escobar, Luis Antonio. “La música en Cartagena de


Indias”, en www.banrepcultural.org

Biblioteca Virtual Banco de la República (Consultada:


21 de marzo de 2010).

Perdomo Escobar, José Ignacio. Historia de la música en


Colombia ”. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana.
Historia [Volumen XIX].

González Henríquez, Adolfo. “La música del Caribe


colombiano durante la guerra de independencia y
comienzos de la República”. (Versión preliminar de un
capítulo de la tesis de magíster en sociología de la
cultura, desarrollada bajo los auspicios de Colciencias y
la Universidad del Norte, Barranquilla).

Bermúdez, Egberto. Historia de la Música en Santafé y


Bogotá 1538-1938. Fundación de Música, Bogotá, 2000.

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