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De Mary Richmond a Karl R.

Popper y Emmanuel
Lévinas: hacia la cientificidad y el conocimiento ético
para el Trabajo Social
From M. Richmond to K. R. Popper and E. Lévinas:
toward a scientific approach and ethical knowledge for Social Work
Francisco IDARETA GOLDARACENA
Universidad Pública de Navarra
fran_idareta@yahoo.es

Recibido: 19/05/2011
Revisado: 27/05/2011
Aceptado: 27/06/2011
Disponible on line: 29/09/2011

Resumen
Cuando nos encontramos en pleno debate sobre la cientificidad o no de una disciplina teórico-práctica como el
Trabajo Social, este artículo pretende presentar de modo sucinto dos alternativas por las que el Trabajo Social po-
dría adquirir rango científico a la par que un conocimiento ético. Nuestra opinión es que la única teoría específi-
ca de Trabajo Social es la propuesta por M.E. Richmond. Una propuesta que, desde el punto de vista de K.R. Pop-
per, no deja de ser pseudocientífica por ser inductivista y desde el punto de vista de E. Lévinas ontológica y tendente
a categorizar definitivamente al Otro. Por todo ello, el objetivo de este artículo consiste en analizar tanto las pro-
puestas de Popper y Lévinas para aproximarlas al Trabajo Social como alternativas ético-científicas a la propues-
ta inductivista y categorizante de Richmond, utilizando para ello una metodología histórico-sistemática, consis-
tente en analizar las obras más importantes de estos autores así como de la ética de la intervención social.
Palabras clave: epistemología, ética, Trabajo Social, intervención Social, M.E. Richmond, K. R. Popper, E. Lévinas.

Abstract
As we find ourselves in the midst of a debate regarding the scientific nature or the lack thereof of theoretical-prac-
tical disciplines such as Social Work, this article aims to succinctly present two alternatives by which Social Work
may obtain a scientific rank on par with ethical knowledge. Our opinion is that the only theory specific to Social
Work is the one proposed by M. E. Richmond. A proposal that, from K. R. Popper’s point of view, is still pseudos-
cientific given its inductive nature, and from the point of view of E. Lévinas, is ontological and tends to definiti-
vely categorize the Other. The objective of this article, therefore, is to analyze Popper’s as well as Lévinas’ propo-
sals in order to provide an approach to Social Work with ethical-scientif ic alternatives to the inductive and
categorizing proposal put forward by Richmond, using a historical-systematic methodology which consists of analy-
zing the most important works of these authors as well as the ethics of social intervention.
Keywords: epistemology, ethics, social work, social intervention, M. E. Richmond, K. R. Popper, E. Lévinas.

Referencia normalizada: Idareta Goldaracena, F. (2011). «De Mary Richmond a Karl R. Popper y Emmanuel Lévi-
nas: hacia la cientificidad y el conocimiento ético para el Trabajo Social». Cuadernos de Trabajo Social, 24: 85-99.

Sumario: Introducción. 1. Trabajo Social ¿científ ico? 2. Crítica y autocrítica en Trabajo Social como
pieza clave para su eticidad y cientificidad. 3. El inductivismo. Establecimiento de las bases epistemológicas
del Trabajo Social por Mary Ellen Richmond. 4. El racionalismo crítico. Aproximación a la epistemología de
Karl R. Pepper al Trabajo Social. 5. Ética del rostro. Aproximación a la ética de E. Lévinas al Trabajo Social.
6. Conclusiones. 7. Referencias bibliográficas.

La tarea del científico no es descubrir la certeza absoluta, sino descubrir teorías cada vez mejores
(…) capaces de someterse a contrastaciones cada vez más rigurosas. (…) La ciencia progresa me-
diante su falsación (Popper, 2010, p. 423).

La ética no se deriva de una ontología de la naturaleza; es lo opuesto a ésta, una «meontología»


que afirma que hay sentido más allá del ser, un modo primero de no-ser (Lévinas y Kearney, 1998,
p. 209).

Cuadernos de Trabajo Social 85 ISSN: 0214-0314


Vol. 24 (2011): 85-99 http://dx.doi.org/10.5209/rev_CUTS.2011.v24.36860
Francisco Idareta Goldaracena De Mary Richmond a Karl R. Popper y Emmanuel Lévinas...

Introducción liza el método inductivo, algo que se trasla-


El Trabajo Social es una disciplina teórico- da en su lema saber para actuar, no es de ex-
práctica que surge en Inglaterra a mediados trañar que esta autora no nos instara a eva-
del siglo XIX, vinculada a las organizacio- luar nuestra intervención. Según esta autora,
nes sociales de caridad. Las organizaciones el/la trabajador/a social observa la realidad a
privadas de esta época se hacían cargo de la través de los sentidos y, libre de prejuicios,
pobreza de modo irreflexivo, descoordinado es como capta la verdad definitiva, infalible,
y desorganizado, promoviendo la caridad perfecta. Así, y sólo así, se encuentra en con-
perniciosa, es decir, la donación de limosna diciones de intervenir con el usuario. El co-
de forma indiscriminada, favoreciendo de nocimiento teórico adquirido de ese modo
ese modo la dependencia, el derroche, la por el profesional era considerado científico
ociosidad de los beneficiarios de la ayuda y en aquella época y se encontraba justificado
la degeneración de su carácter, así como el porque el resto de profesiones afines, entre
incremento desproporcionado de su pobre- las que destacaba la Medicina, así lo venían
za. Frente a este proceder, las organizacio- considerando. De alguna manera, encontra-
nes sociales de caridad pretenden, de modo mos sentido a que el conocimiento teórico
reflexivo, coordinado y organizado, promo- derivado del método inductivo fuera consi-
ver la autoayuda, erradicando para ello esta derado científico en aquella época, en aquel
caridad perniciosa. Pretenden, por una par- contexto histórico.
te, reducir la pobreza promoviendo el traba- Lo que nos resulta curioso es que, espe-
jo como medio para ganar dinero y, por otra, cialmente durante el siglo XX, mientras que
generar la independencia del sujeto, así co- el resto de profesiones af ines (Sociología,
mo su contención y autocontrol económico. Psicología, etc.) han asistido a una profun-
Todo ello, moralizando a sus proto-usuarios da revisión de sus bases epistemológicas, el
(Moix, 2006, pp. 73-89). Es así como en Trabajo Social se ha limitado a rescatar teo-
1869 surge en Inglaterra el proto-Trabajo So- rías de otras disciplinas para poder aplicar-
cial, que se caracteriza por la ayuda social las a la intervención social. El Trabajo So-
que ofrece, así como por el voluntariado y la cial, por los motivos que fuesen, en vez de
pre-profesionalización de su actividad. En producir teoría específica de Trabajo Social,
1877, Josephine Shaw Lowell exporta este como otras disciplinas de su generación, an-
proto-Trabajo Social a EE.UU. Allí Mary te la ausencia de teorías específicas del cam-
Richmond sienta las bases epistemológicas po que consiguieran explicar la realidad so-
del Trabajo Social a partir de este proto-Tra- cial de sus usuarios, se lanza a la búsqueda
bajo Social. y captura de teorías de otras disciplinas pa-
Desde su fundación, el Trabajo Social se ra aplicarlas a la intervención social. El Tra-
ha mostrado siempre muy preocupado por bajo Social prefiere hacer uso de éstas antes
cuestiones ético-epistemológicas y, como que producir la suya propia. Por otra parte,
disciplina1 teórica que surge en este contex- como veníamos anticipando, en la propues-
to histórico determinado, posee la impronta ta epistemológica de Richmond no se con-
de lo que por aquel entonces se consideraba templaba la evaluación. Lo importante era
ciencia. Si partimos de reconocer que el diag- únicamente saber (conocer al usuario me-
nóstico social propuesto por Richmond uti- diante el diagnóstico social que utilizaba la

1
En la actualidad, pese a que en España el Consejo de Universidades contempla el Trabajo Social
como Área de Conocimiento (Trabajo Social y Servicios Sociales: 813), no está contemplado como tal
ni por la UNESCO ni como área de conocimiento. Véase el siguiente enlace actualizado el 16 de Febre-
ro de 2011: http://www.et.bs.ehu.es/varios/unesco.htm. No obstante, si hemos de ser rigurosos, el Tra-
bajo Social debería ser contemplado como Campo (representado con dos dígitos) y sus diferentes espe-
cialidades como Disciplinas (representadas con cuatro dígitos). Urge que los profesionales del Trabajo
Social hagamos entre tanto lo que esté en nuestras manos para que nuestra disciplina adquiera el rango
de ciencia. Sirva por ello este artículo como excusa para prolongar la discusión crítica que se pueda es-
tar produciendo sobre esta cuestión de vital trascendencia para nuestra profesión.

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inferencia inductiva) y actuar (intervenir en cuestiones, no consiguieran llegar a plantear-


base a este conocimiento infalible, perfecto se que de estas teorías de disciplinas afines
del usuario). Efectivamente, dado que la eva- es posible extraer teoría específica del Traba-
luación no había sido integrada en el corpus jo Social: craso error por el que la profesión
teórico del Trabajo Social, conjeturamos que está pagando muy caro y del que todos y ca-
podría haber derivado en una generalizada da uno de los profesionales debemos sentir-
actitud acrítica de los profesionales que úni- nos responsables. La base epistemológica in-
camente se limitaban a aplicar teorías de ductivista establecida por Richmond nos ha
otras disciplinas sin cuestionarse ni preocu- llevado a los profesionales del campo a estar
parse por la teoría específica de Trabajo So- pendientes únicamente de adquirir los cono-
cial que podría extraerse de tal aplicación. cimientos necesarios (aunque no los suficien-
tes, por los contextos burocratizados en los
1. Trabajo Social ¿científico? que muchas y muchos colegas trabajan) para
Nos encontramos en pleno siglo XXI y el Tra- poder dar respuesta a los requerimientos más
bajo Social, tras siglo y medio de andadura, o menos inmediatos de nuestros usuarios. Es-
continúa sin concienciarse de la importancia te trasfondo epistemológico permanece vi-
de producir teorías específicas propias de la gente en la actualidad. Su fantasma merodea
disciplina: teorías científicas y éticas propias. como alma errante sin poder acceder al des-
A lo largo del siglo pasado proliferaron los canso eterno, mientras no osemos plantear
modelos de intervención de Trabajo Social nuevas alternativas.
(Viscarret, 2007), haciendo creer a propios y A todo lo anterior hay que añadir que, de
a extraños que aquello era teoría específica un tiempo a esta parte, la literatura especiali-
de Trabajo Social. Bajo nuestro punto de vis- zada viene insistiendo en la cientificidad del
ta, nada más lejos de la realidad. Para que una Trabajo Social (Fernández y López, 2008, pp.
teoría sea propia del Trabajo Social debe te- 12, 47 y ss., 89; Fernández y Ponce, 2008, p.
ner como objeto de su crítica otra teoría es- 34; Ponce y Fernández, 2009, pp. 261 y ss.;
pecífica suya o, si es una teoría de discipli- López, 2010, pp. 37 y ss.). Algo frente a lo
nas afines, la experiencia práctica de Trabajo que no podemos dejar de plantearnos la si-
Social que de ella se derive. Nuestra hipóte- guiente cuestión: ¿qué hace que el Trabajo So-
sis es que, el hecho de que Richmond, preo- cial sea científico? Los autores de las obras
cupada por la urgencia de utilizar el método en las que se señala que el Trabajo Social es
inductivo, probablemente en boga en su épo- una disciplina científica argumentan que lo
ca y empleado por la Medicina, no contem- es si se aplica el método científico. Dudamos
plase por ello la importancia de la evaluación, que sean muchos los profesionales del Traba-
nos ha llevado a los profesionales del campo jo Social que sepan con exactitud en qué con-
a mantenernos tradicionalmente bastante siste el método científico, y muchos menos
(más bien, demasiado) acríticos ante nuestro quienes lo practiquen y sepan que, lejos de re-
conocimiento y nuestras intervenciones, así duccionismos, el método científico sobre to-
como poco sensibilizados y motivados para do es una actitud crítica sistemática, constan-
la producción del conocimiento científ ico te y consciente, y no un mero instrumento
propio de la disciplina. cuya mecánica aplicación origina teorías per-
Pensamos que la propuesta de Richmond fectas.
ha impulsado a los profesionales, entre otras Si el Trabajo Social fuera científico, es de-
cuestiones, a estar pendientes de valorar si el cir, si utilizara el método científico, el méto-
usuario es o no merecedor de ayuda, así co- do crítico, consideramos que las contribucio-
mo a administrar aquellos recursos que éste nes teórico-prácticas existentes (en relación
pueda necesitar, sin instarles a preocuparse a otras disciplinas afines que surgieron a la
por cuestionarse la teoría en base a la cual ac- par que el Trabajo Social como la Sociología,
túan y qué podría aportar su intervención a la Psicología, etc.) no serían tan escasas co-
esta u otra teoría. La propuesta de Richmond mo en la actualidad (aunque tengamos el pri-
nos ha llevado a saber para actuar, haciendo vilegio de asistir a un sustancial resurgimien-
que los profesionales, absortos en todas estas to de nuevas y esperanzadoras publicaciones

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en los últimos años). Si cada profesional fue- observación, nos orienta a ello (Popper, 2010,
ra consciente de que su profesión debe ser pp. 401, 405; Popper, 1997, pp. 28, 177, 195;
ejercida manteniendo una actitud crítica y Popper, 2003, pp. 234, 237, 302). Por tanto,
autocrítica para con sus conocimientos y su comenzamos a ser conscientes de que la prác-
intervención, este resurgimiento se habría tica adquiere sentido a la luz de la teoría. Pe-
producido muchísimo antes. Pero éste no jus- ro todavía no hemos caído en la cuenta sufi-
tif ica en absoluto que podamos denominar cientemente de que de tal práctica se puede
científ ico al Trabajo Social. Rango que, a extraer, precisamente con este método cien-
nuestro modo de ver, todavía no ha alcanza- tífico, teoría específica del Trabajo Social.
do y que, de seguir en la misma línea, tarda- No nos hemos concienciado lo suficiente de
rá años en lograr. la necesidad de realizar de forma sistemática
Creemos que lo que a Richmond le faltó la evaluación en Trabajo Social (Vázquez,
por inocular al Trabajo Social fue precisamen- 2008).
te la actitud crítica y autocrítica constante, la
urgencia de la evaluación de cuanto conozca- 2. Crítica y autocrítica en Trabajo Social
mos y hagamos en el ejercicio de nuestra pro- como pieza clave para su eticidad y cienti-
fesión. Pero Richmond era hija de su tiempo: ficidad
por ello sentó las bases epistemológicas de Como anticipábamos, en la literatura de Tra-
nuestra profesión inspirándose en lo que en- bajo Social se ha comenzado a aludir a que
tonces se consideraba científico. Su encomia- esta disciplina es científica, incorporando la
ble labor fundacional nunca se la podremos evaluación como actividad imprescindible a
agradecer lo suficiente. Así, lejos de preten- realizar. De hecho, consideramos que, efecti-
der culpabilizar a nuestra admirada fundado- vamente, la cientificidad del Trabajo Social
ra, lo que pretendemos, siendo coherentes y viene de la mano de esta actitud crítica y au-
consecuentes con nuestra propuesta, es hacer tocrítica que el profesional mantiene cuando
autocrítica de tantos y tantos años sin produ- realiza la evaluación del usuario y sus circuns-
cir teoría específica de Trabajo Social. Dado tancias, de los conocimientos que tiene del
que las teorías de otras disciplinas conseguían mismo, así como de los objetivos, metodolo-
compensar nuestra falta de producción teóri- gía, calendarización y recursos de su inter-
ca y explicaban y planteaban soluciones a los vención (Vázquez, 2008). Pero, en nuestra
problemas de nuestros usuarios, los profesio- opinión, si la única teoría de Trabajo Social
nales nos hemos venido autoengañando. He- era la de Richmond –es decir, el diagnóstico
mos creído que los modelos de intervención social– y éste no contemplaba la evaluación,
social son teoría específica de Trabajo Social, ¿quién, cómo y cuándo ha sido añadida esta
pero no es así. fase al Trabajo Social? El propósito persegui-
Por ello nuestra propuesta apunta en la si- do nos lo podemos imaginar: hacer del Tra-
guiente dirección: sólo la utilización de la ac- bajo Social una disciplina teórico-práctica
titud crítica y autocrítica en la aplicación de científica. Pero quienes hayan llevado a cabo
teorías de las diferentes disciplinas af ines esta añadidura, deberían justificar la inclu-
puede dar lugar a teorías específicas de Tra- sión de esta fase, tan importante para el Tra-
bajo Social. Sólo la evaluación de nuestra ex- bajo Social, no poniendo simplemente el ca-
periencia en la aplicación de los distintos mo- lif icativo de científico sino realizando una
delos de Trabajo Social podrá originar teoría pertinente crítica de la propuesta richmonia-
específica, científica y ética de Trabajo So- na. No se puede añadir el método crítico al
cial (Vázquez, 2008, pp. 227, 229, 236- 237). método inductivo y permanecer impasibles
Las/los trabajadoras/es sociales comenzamos ante ello. No se puede mezclar ambos méto-
a ser conscientes de que la práctica la lleva- dos. El conocimiento que extrae el uno es se-
mos a cabo a partir de una o varias teorías. En guro y definitivo, mientras que el que extrae
definitiva, siguiendo a Popper, comenzamos el otro es inseguro y provisional.
a caer en la cuenta de que observamos dife- Creemos que no basta con agregar de mo-
rentes aspectos de la realidad, debido a que do acrítico y sin ninguna explicación la eva-
una determinada teoría que precede a dicha luación a las fases señaladas por Richmond

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(saber e intervenir)2. Sobre todo porque, se- una posible complementación entre la ética
gún Richmond, el conocimiento teórico que de Lévinas y la epistemología de Popper.
adquiría el profesional era un conocimiento Compartimos la tesis de Mariano Artigas
infalible, perfecto para, seguidamente, inter- (2001), quien señala que la epistemología de
venir con el usuario. Este conocimiento es in- Popper es consecuencia –y no causa– de su
compatible con la consideración actual de co- ética. Algo que lo acerca sorprendentemente
nocimiento científico. La inclusión de la fase a Lévinas, para quien el saber ontológico se
de evaluación requiere por tanto una explica- encontraba al auspicio de la ética. Del mismo
ción del proceso transitorio entre el conoci- modo, como veremos a continuación, la vida
miento teórico derivado del método inducti- de cada uno influyó sustancialmente en el de-
vo y el que deriva del método científ ico o venir de sus obras.
hipotético deductivo, consistente en la acti- Por todo lo anteriormente expuesto, va-
tud crítica y autocrítica con nuestro conoci- mos a tratar ahora de explicar los motivos que
miento y nuestra intervención. No es suficien- consideramos deben llevar a los trabajadores
te con agregar el método crítico, propio del sociales a utilizar el método ético-científico
método hipotético deductivo, a las fases de desde el punto de vista de Lévinas y Popper
diagnóstico social y de intervención, propias para superar el inductivismo del diagnóstico
del método inductivo richmoniano. social de Richmond. Expondremos las pro-
Para Richmond, su propuesta no estaba puestas de Richmond, Popper y Lévinas, los
tan incompleta como para justificar la pos- motivos por los cuales los dos últimos pro-
terior incorporación de la fase de evaluación ponen tales alternativas, así como la aproxi-
a su método. Somos nosotros, conscientes de mación de las mismas que le planteamos al
lo que en la actualidad es ciencia, quienes Trabajo Social: el humanismo del Otro fren-
debemos hacer una crítica, no ya de lo in- te al humanismo clásico en el caso de Lévi-
completo, sino de lo pseudocientífico de es- nas y el racionalismo crítico frente al esen-
ta propuesta que, dicho sea de paso, cuenta cialismo, inductivismo, etc. en el caso de
ya más de un siglo. Desde nuestro punto de Popper. Finalmente, señalaremos nuestras
vista, el Trabajo Social no adquirirá rango conclusiones.
científ ico más que cuando los profesiona-
les de este campo se convenzan de la impor- 3. El inductivismo. Establecimiento de las
tancia de mantener una actitud crítica y bases epistemológicas del Trabajo Social
autocrítica constante, sistemática y conscien- por Mary Ellen Richmond
te para la adquisición de un conocimiento Mary Ellen Richmond comienza su andadu-
científico que, sólo siéndolo, será también ra profesional trabajando primero como teso-
ético. rera auxiliar (1889) y posteriormente como
La explicación de este proceso transitorio secretaria general (1891) en la Organización
entre el inductivismo de Richmond y el ac- Social de Caridad de Baltimore. La impron-
tualmente preconizado método ético-cientí- ta que dejara en ella Josephine Shaw Lowell
fico la encontramos en las propuestas de au- –responsable de exportar a EE.UU. el mode-
tores como Emmanuel Lévinas y Karl R. lo inglés de las Organizaciones Sociales de
Popper. Mientras que Lévinas ha profundiza- Caridad (Miranda, 2004, p. 138) y a la que
do mucho más en su propuesta ética, Popper leyera en su primera etapa como visitadora
lo ha hecho en su planteamiento epistemoló- amistosa– fue muy importante. Para Shaw
gico. No obstante, ambos han planteado unas Lowell, lo importante era la relación que se
propuestas ético-epistemológicas sin prece- establecía con el necesitado, con el objetivo
dentes, originales y novedosas. Además, tras de conocer su situación para poder actuar en
analizar de manera pormenorizada las obras la dirección adecuada en la socialización del
más importantes de ambos, hemos detectado sujeto. He aquí los orígenes del lema saber
2
En la actualidad se reconocen las siguientes fases: acogida de información, recopilación de infor-
mación, elaboración de un diagnóstico, diseño y plan de intervención, aplicación del diseño de inter-
vención y evaluación. Cfr. Ponce y Fernández, 2009, p. 263.

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para actuar que se deduce de la propuesta equivale a un proceso de razonamiento», lo


epistemológica de Richmond 3. Según Shaw que significa que se explicita también el abor-
Lowell, de intervenir habría que hacerlo sin daje racionalista sobre el que sustenta su ca-
perjudicar al sujeto o, de lo contrario, lo me- tegorización diagnóstica, cuando alude a con-
jor sería abandonarlo «a la dura acción de las tinuación a que la inferencia «también puede
leyes naturales» (Shaw Lowell, citado en consistir en el establecimiento de una regla
Moix, 2006, p. 130). Su aportación se cen- general a partir de muchos casos particulares,
tró en establecer los criterios de elegibilidad así como de un nuevo hecho sobre un caso
del sujeto merecedor de ayuda (op. cit.). particular a partir de una regla general» (Rich-
Así, Richmond se inició en el estudio de mond, 2007, p. 73).
la teoría del Trabajo Social con la pretensión De hecho, para la autora el diagnóstico
de mejorar en lo posible la intervención so- social consiste en «una def inición lo más
cial. El conocimiento de cada caso resultó exacta posible de la situación social y la per-
fundamental para la planificación de la ac- sonalidad de un cliente dado» (p. 35). A tra-
ción social, motivo por el cual comenzó pro- vés del diagnóstico social adquirimos un co-
fundizando en autores de vanguardia de las nocimiento infalible, perfecto sobre el
incipientes disciplinas (Sociología, Psicolo- usuario. Así Richmond parte de una verdad
gía...) para fundamentar el corpus teórico general para poder realizar la inferencia; es
del Trabajo Social. Para poder actuar conve- decir, parte de inferir reglas generales e im-
nientemente hay que comprender al sujeto y personales de múltiples casos concretos y
su familia –aunque con posterioridad se con- personales (Richmond, 2007, pp. 93, 90 y
siderara también imprescindible conocer el 94 respectivamente). Por otra parte, la auto-
contexto general (laboral, residencial, etc.). ra intenta respaldar tal abordaje racionalis-
Sus dos obras fundamentales son Diagnós- ta «en relación con las inferencias» (p. 33),
tico social (1917) y Caso social individual empleando para ello libros de lógica. A to-
(1922). En cada una se recoge la concepción do lo anterior hay que añadir que Richmond
de Richmond de que la pobreza tiene su ori- es consciente de los peligros de categorizar,
gen en el individuo al que va orientado su del riesgo que entrañan tanto las presuncio-
tratamiento individualizado, así como su uti- nes sin pruebas suficientes como los prejui-
lización de la inferencia inductiva (p. 130). cios del profesional (Soydan, 2004, pp. 137-
Caso social individual es la obra en la que 138). Por este motivo, para la realización del
Richmond desarrolla el método del trabajo diagnóstico social Richmond destacaba la
social de caso, donde son destacables la importancia de liberarnos de nuestros pre-
comprensión y la acción como pilares fun- juicios para, sólo así, poder captar el cono-
damentales del mismo, es decir, saber para cimiento puro, así como la importancia de
actuar. las evidencias o enunciados observaciona-
De todo lo anteriormente señalado, preten- les a partir de los cuales poder verif icar
demos destacar la inferencia inductiva utili- nuestras teorías.
zada por Richmond. La aplicación de genera- En def initiva, Richmond plantea, como
lidades adquiridas en el estudio de casos deber del trabajador social, establecer con-
conocidos a particularidades desconocidas se ceptos teóricos generales a partir del cono-
plasma en Diagnóstico social, cuando, par- cimiento extraído de cada caso particular pa-
tiendo del estudio pormenorizado de casos in- ra aplicarlo al resto de casos desconocidos,
dividuales llega a inferir conceptos generales a través de la «observación de recurrencias»
aplicables a futuros casos desconocidos. Pa- (p. 411). Pura inferencia como característi-
ra Richmond, la inferencia, que consiste en ca de un abordaje de corte positivista debi-
«pasar de hechos conocidos a desconocidos, do probablemente a la influencia de la Me-
3
Un lema que, conjeturamos, podría remontarse a Juan Luis Vives, concretamente a su obra Del so-
corro de los pobres (1525), dividida en dos tomos: el primero dedicado al análisis del origen de la po-
breza (saber) y el segundo dedicado a las diferentes propuestas de intervención frente a la pobreza (ac-
tuar). Cfr. Vives, 1992.

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dicina 4 a la que se encontraba estrechamen- conjeturamos que este principialismo ético


te vinculada, por ejemplo, a través del doc- es, en parte, la consecuencia ética de esta
tor Cabot. De hecho, su propósito fue expo- epistemología inductivista que promueve
ner la contribución que el Trabajo Social concebir al usuario como un alter ego. Este
realizaba a la Medicina, así como la que el esencialismo o inductivismo epistemológico
diagnóstico social representaba como instru- lleva a los profesionales a cumplir estricta y
mento auxiliar para esta disciplina (pp. 26 y obedientemente con los principios éticos sin
5 respectivamente). ser lo suficientemente críticos con el sufri-
Dicho de otro modo, el diagnóstico social miento de cada usuario concreto. De ese mo-
utiliza la inferencia inductiva puesto que, a do es como se procede a la categorización de-
partir de algunos casos concretos, se propo- f initiva del usuario, a la obtención de un
ne plantear teorías abstractas sin tener en conocimiento dogmático del mismo que, a su
cuenta el método crítico. Si por medio de la vez, provoca en el profesional un peligroso
observación se capta la verdad definitiva, la paternalismo intolerante y hasta violento con
crítica, como elemento constitutivo del méto- el usuario.
do científ ico, resulta prescindible desde la
perspectiva epistemológica de Richmond. La 4. El racionalismo crítico. Aproximación
crítica propia de la fase de evaluación carecía de la epistemología de Karl. R. Popper al
de valor para la fundadora epistemológica del Trabajo Social
Trabajo Social puesto que la observación, co- La obra de Popper se encuentra marcada por
mo fuente paradigmática exclusiva de cono- los acontecimientos ocurridos en 1919. Du-
cimiento, propiciaba el conocimiento cientí- rante la primavera de ese mismo año se había
fico. De ahí que, dicha epistemología haya afiliado al partido marxista. Unos meses más
derivado en el principialismo ético que, in- tarde, en una manifestación en la que los mar-
cluso en la actualidad, prepondera en la dis- xistas eran los instigadores, varios jóvenes so-
ciplina y que se caracteriza por el cumpli- cialistas murieron (Popper, 1985, pp. 45 y ss).
miento estricto y obediente de los principios Este hecho dejará una profunda huella en Pop-
éticos del Código deontológico correspon- per, que no sólo le llevará a salirse del parti-
diente. Conjeturamos que la obediencia es- do, sino a plantear una epistemología ética
tricta a los principios éticos a la que tende- que apueste por el respeto al prójimo y el an-
mos en el Trabajo Social, que nos lleva a no tidogmatismo. El conocimiento dogmático
contemplar el contexto ni el sufrimiento es- que tenemos de la realidad, sobre todo cuan-
pecífico del usuario, es una modalidad de la do a través de ella nos estamos refiriendo a
falta de actitud crítica a la que tiende a arras- un ser humano, nos puede llevar a su aniqui-
trarnos el inductivismo richmoniano. Un in- lación. Una idea dogmática de los marxistas
ductivismo que bien podría ser calificado de sobre el bando de los socialistas llevó a los
esencialista u ontologismo puesto que pro- primeros a justif icar la muerte de aquellos
mueve el ajuste del usuario a la idea que te- obreros socialistas.
nemos de él. Para Popper, este dogmatismo ha adquiri-
El esencialismo u ontologismo preponde- do diferentes apariencias a lo largo de la his-
rante en Trabajo Social se apuntala definiti- toria: positivismo (Popper, 1997, pp.102 y
vamente gracias al principialismo ético que ss.), observacionismo (Popper, 1997, p. 111;
de él deriva. Ese principialismo ético que sur- Popper, 2003, p. 159) u observacionalismo
ge de la ética de Immanuel Kant y del utili- (Popper, 2003, p. 159), inductivismo (Popper,
tarismo consecuencialista de John Stuart 1997, p. 138), mito baconiano (Popper, 2003,
Mill, consiste en la aproximación al usuario p.176), expresionismo (Popper, 2010, p. 235),
a través de la razón exclusivamente. Una ra- verificacionismo, justificacionismo, esencia-
zón entendida como logos apofántico griego lismo, substancialismo, etc. Para Popper, to-
o ajustamiento perfecto de la realidad a la dos ellos se caracterizan por pretender encu-
idea que tengo de la misma. Por este motivo, brir u ocultar nuestra responsabilidad para con
4
Richmond, 2007: 39, 40, 73-79, 76-78, 79-81, 82, 84, 85-94, 121-122, 408-409.

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los demás. Debido a la adquisición de un co- Así la epistemología clásica ha dado lugar
nocimiento infalible, dogmático, perfecto, vá- a un conocimiento del prójimo que ha tenido
lido a priori (definitivo antes de ser sometido como consecuencia nuestra intolerancia para
a crítica) y verificable (a través de enuncia- con él. Una intolerancia que, a lo largo de los
dos observacionales), los profesionales ten- siglos, ha conseguido perdurar implícita en
demos a ejercer nuestro dominio y superiori- los diferentes códigos de conducta moral de-
dad sobre los usuarios como expertos que se rivados de dicha epistemología clásica. Para
encuentran en posesión de la verdad. Este he- Popper, de la epistemología clásica ha deri-
cho nos lleva a aproximarnos al usuario co- vado una «vieja ética profesional» a través de
mo a un alter ego: tras observar al usuario a la cual se ha venido ejerciendo el dogmatis-
través de mis sentidos, éste pasa a ser un al- mo de aquélla. Por todo ello, frente a esta vie-
ter ego, una idea mía a la que lo ajusto. Así, ja ética, Popper plantea «una nueva ética pro-
de aquí a la justificación de los sucesos de fesional» (p. 154). Para Popper la vieja ética
1919 presenciados por Popper no hay más que profesional derivaba de un saber seguro, de
un paso. un saber verificable que es presentado como
El racionalismo crítico de Popper se carac- máxima autoridad, como fundamento absolu-
teriza porque plantea un conocimiento que es to, incuestionable, como explicación última
científico porque es provisional, no definiti- y definitiva de la realidad. Precisamente por
vo, falible, no dogmático, objetivo (lingüísti- ello, «esta vieja ética profesional es intole-
camente formulable), no violento, no válido rante. Y era también siempre intelectualmen-
a priori (genéticamente a priori, pero válido te desleal: conduce al encubrimiento del error
a posteriori, es decir, tras someter el conoci- a favor de la autoridad, especialmente en la
miento a crítica) y refutable, falsable (some- medicina» (p. 155).
tible a crítica). Un conocimiento que sólo es Efectivamente, las diferentes modalidades,
científico porque es ético. No en vano, corro- adoptadas a lo largo de los siglos por la epis-
borando la tesis defendida por Artigas (2001), temología clásica, han posibilitado que pro-
la epistemología de Popper es una consecuen- fesionales tan paradigmáticos como los mé-
cia de tres principios éticos: el principio de dicos oculten sus errores tras su apariencia de
falibilidad, el de discusión racional y el de expertos poseedores de la verdad absoluta: yo
aproximación a la verdad. De hecho, «los tres sé, luego no me equivoco y por eso tengo el
principios son principios teoréticos del cono- poder y el dominio sobre ti. Por ello, el plan-
cimiento y al mismo tiempo éticos. Pues im- teamiento ético-epistemológico de Popper
plican entre otras cosas tolerancia» (Popper, apunta al descentramiento de la autoridad de
1992, pp. 153-154). los profesionales en detrimento de la investi-
Todas ellas son medidas antidogmáticas dura de la primacía del usuario al que debe-
que nos instan a no volver a ejercer la violen- mos respetar y capacitar como sujeto crítico
cia, la intolerancia y la crueldad como profe- y autocrítico. Este planteamiento signif ica
sionales expertos frente al usuario. Medidas que el profesional del Trabajo Social debe ser
que expresan la máxima tolerancia «pero nin- autocrítico con su intervención social, críti-
guna concesión a la intolerancia, a la violen- co con sus usuarios, a la par que promueve la
cia y a la crueldad» (Popper, 1992: 145). In- capacitación del usuario, mostrándole la im-
tolerancia, violencia y crueldad que han sido portancia de la actitud crítica y autocrítica
promovidas por posturas epistemológicas frente a su vida y sus circunstancias.
dogmáticas a las que anteriormente aludía- Siguiendo los principios ético-epistemo-
mos (esencialismo, substancialismo, expre- lógicos de Popper, resulta inevitable que co-
sionismo, inductivismo, etc.). De hecho, en metamos errores, aunque debemos intentar
estas perspectivas, la certeza y seguridad ab- que sean los menos posibles. Por ello, es
solutas del conocimiento como máxima auto- nuestra obligación respetar tal falibilidad en
ridad han promovido, a lo largo del tiempo, los demás, en el usuario al que no impondre-
posturas paternalistas y hasta fanáticas sobre mos nuestro criterio y al que instaremos a
las que Popper trata de llamar la atención a que tome sus propias decisiones de forma crí-
los intelectuales. tica y autocrítica. Todo esto se llevará a ca-

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bo a través de la discusión racional que tie- visionales, refutables y perfectibles. El méto-


ne como premisa el lema que concentra la do crítico, es decir, el método de ensayo y la
propuesta ético-epistemológica de Popper: eliminación del error (2010, p. 33), impide la
«yo puedo estar equivocado y tú puedes te- instrumentalización de las teorías (1997, p.
ner razón y, con un esfuerzo, podemos acer- 215; 2003, p. 135), así como la reducción de
carnos los dos a la verdad» 5. Dicho de otro dicho método a simple instrumento (1997, p.
modo, este «credo moral» de Popper consis- 215; 2003, pp. 135, 146, 148), de modo que
te en el reconocimiento por nuestra parte de pasemos a contemplarlo como una actitud crí-
que podemos equivocarnos y de que el pró- tica frente a la realidad. Dicho instrumenta-
jimo, sea el usuario o el colega, puede tener lismo es una forma de esencialismo debido a
la razón. Por ello, propone Popper, dispon- que concibe que la realidad, siempre observa-
gámonos a hacer concesiones mutuas (2002, ble, se ajusta perfectamente a la teoría que
p. 137; 2010, p. 181) para que ambos poda- tengamos de la misma (Popper, 2003, p. 139),
mos aprender y descubrir nuestros errores a a través de reglas de inferencia (p. 146) que
través de la crítica recíproca, como único mo- prescinden del método crítico (p. 148). Este
do de poder mejorar y progresar. esencialismo que adopta la forma de inducti-
De este modo, el conocimiento que adqui- vismo es el mismo sobre el que Richmond
rimos del usuario será provisional, falible y sustentaba las bases epistemológicas del Tra-
refutable, lo cual provoca en el profesional bajo Social. Un inductivismo del que deriva-
una actitud siempre respetuosa de quien ha- ba otra versión de la vieja ética profesional a
bla de igual a igual y no de experto a sujeto la que nos referiremos como principialismo
ignorante e inmaduro (como sucediera en la ético.
vieja ética). Una actitud respetuosa para con Frente al inductivismo epistemológico del
el usuario del que adquirirá un conocimiento Trabajo Social, Popper plantea partir de hi-
que siempre será mejorable debido a que el pótesis, conjeturas o teorías tentativas. Cual-
profesional aspira a la verdad como idea re- quier fuente de conocimiento es válida mien-
gulativa inalcanzable (2010, p. 283; 2002, p. tras se encuentre sometida a crítica y sea
36; 1997, p. 199). Esta verdad la entiende rigurosamente testada. El conocimiento hipo-
Popper como correspondencia del enunciado tético que plantea Popper distingue entre co-
con los hechos6. De este modo, nunca podre- nocimiento subjetivo y objetivo. De hecho, el
mos estar seguros de la verdad o falsedad de conocimiento objetivo es aquel lingüística-
nuestras teorías porque no existen criterios de mente formulable, perteneciente al mundo 3
verdad, de verificabilidad que nos lo puedan y aquel que puede prescindir de sujeto cog-
corroborar: aunque estemos ante la verdad no noscente (2010, p. 137; 1997, p. 188). Este
lo podremos saber7. conocimiento hipotético es falible, no dogmá-
Así, el conocimiento hipotético, conjetu- tico ni valido a priori y es refutable. De ahí
ral, que adquirimos del usuario, que se carac- que sea un conocimiento científico que ins-
teriza por encontrarse sometido a crítica, nos taure el respeto al usuario, siendo por ello
lleva a una actitud respetuosa, tolerante y res- mismo un conocimiento ético. El usuario no
ponsable para con él y a reconocerle como es una de las ideas del profesional y por ello
«mi igual en potencia» (1992, p. 154). El mis- su objeto de dominio, sino que es aquel suje-
mo método crítico por el que, según Popper, to que, del mismo modo que el profesional,
se caracteriza el método de la ciencia, no só- es falible, es capaz de discutir racionalmente
lo es el núcleo central de su epistemología, si- y, para solucionar su problemática, pretende,
no también de su ética, dado que impide la ca- con los medios a su alcance, aproximarse a la
tegorización definitiva del usuario, al que nos verdad. En definitiva, el conocimiento cien-
aproximamos a través de teorías siempre pro- tífico (provisional, hipotético, perfectible, re-
5
Cfr. Popper, 1982: 393, 404, 405; Popper, 2002: 137-138; Popper, 1997: 13; 2003: 426.
6
Cfr. Popper, 2010, pp. 149 (9), 378; Popper, 1997, p. 216; Popper, 2003, pp. 273, 275; Popper,
1992, p. 148.
7
Cfr. Popper, 2010, pp. 350-351; Popper, 1997, pp. 217, 250; Popper, 2003, p. 77; Popper, 1992, p. 149.

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futable, etc.) instaura la tolerancia y la res- también sea tan repetida en sus obras la ex-
ponsabilidad del profesional para con el usua- presión reducción del Otro a lo Mismo, es de-
rio. Y es así, como ya anticipábamos, porque cir, el ajuste del prójimo a la idea que tengo
para Popper la epistemología supone la ética, de él, hasta hacerlo un objeto de mi dominio
tras su fatídica y tormentosa experiencia vi- apropiativo.
tal de 1919. Los campos de exterminio nazi pudieron
La epistemología popperiana es conse- ser materia prima que inspirara dolorosa-
cuencia de la ética. Dicho de otro modo, he- mente a Lévinas en su propuesta ética. De-
mos de evitar que el conocimiento adquirido cimos dolorosamente porque concibe la éti-
nos lleve a ejercer la intolerancia, la violen- ca como sufrir por el sufrimiento del Otro y,
cia y la crueldad. Por esta razón, el método por ello, como patética. Para Lévinas, la vul-
científico, es decir, el método crítico, es a la nerabilidad del Otro despierta la mía propia
vez epistemológico y ético. De hecho, no pue- a modo de respuesta prevoluntaria a él. Esta
de ser epistemológico si no es ético y vicever- vulnerabilidad es trasladada irreductible-
sa. La ética es inherente al conocimiento cien- mente al rostro del Otro. Por la ontologiza-
tífico propuesto por Popper y al que llegamos ción de la epistemología tendemos a contem-
a través de la actitud crítica sistemática, cons- plar al Otro como alter ego, como idea
tante y consciente. Esta crítica es la que ins- nuestra. Intelectualizamos nuestro acerca-
taura, por tanto, un conocimiento científico y miento al Otro: lo abordamos racionalmen-
ético. Un conocimiento que dista considera- te, lo que impide que lleguemos a sentir con
blemente del que propusiera Richmond como él ese sufrimiento que lo hace único. En es-
base epistemológica del Trabajo Social que te factor ha tenido mucho que ver el ontolo-
era pseudocientífico y tendente al dogmáti- gismo que tan radical y valientemente de-
co. La actitud crítica del profesional es la que nuncia Lévinas. Tener este ontologismo
hace del Trabajo Social una disciplina tanto como trasfondo epistemológico es lo que, se-
científica como ética. Esta es la primera de gún este autor, ha llevado a que lleguemos a
nuestras propuestas para el Trabajo Social ins- reducir al Otro a lo Mismo.
pirándonos en la aportación del racionalismo A continuación, explicaremos algunas no-
crítico de Popper. ciones principales que Lévinas maneja en las
que consideramos son sus obras más impor-
5. Ética del rostro. Aproximación de la éti- tantes: Totalidad e Infinito (1961) y De otro
ca de E. Lévinas al Trabajo Social modo que ser o más allá de la esencia
La obra del filósofo judío Emmanuel Lévi- (1976). Nociones a la luz de las cuales plan-
nas, del mismo modo que la de Karl Popper, tearemos su propuesta ética. De entre las di-
se encuentra profundamente marcada por su ferentes nociones que maneja, consideramos
experiencia vital. El ascenso de Hitler al po- fundamentales el rostro del Otro y la respon-
der, la afiliación de Martin Heidegger al par- sabilidad. El rostro lo entendemos como
tido nacionalsocialista y su experiencia como aquella vulnerabilidad del Otro que despier-
prisionero en un campo de trabajo nazi, deja- ta la mía propia a modo de respuesta prevo-
ron una huella imborrable en Lévinas. El ani- luntaria a él. Es por ello por lo que la respon-
quilamiento de sus familiares más cercanos a sabilidad la entendemos como ofrecimiento
manos de las tropas nazis, así como el indife- prevoluntario al Otro, como voluntad inves-
rente e inhumano tratamiento del ejército na- tida por la sensibilidad o como bondad que
zi a los prisioneros judíos en los campos de precede a la libertad. En palabras de Lévi-
exterminio pudieron ser los acontecimientos nas, ésta es «una responsabilidad que des-
vitales sobre los que nunca hablará, pero que borda la libertad» (2006b, p. 102), que nos
le impulsaron a elaborar una propuesta ética lleva más allá del ser, como deseo irrefrena-
del más alto nivel. Quizás, tras presenciar el ble de ayudar al Otro. Así, el Otro, pese a ser
masivo aniquilamiento de los judíos, por ello inalcanzable por hallarse en las coordenadas
8
Entendida como tiempo imprevisible del Otro que siempre me precede. Tiempo de lo contingen-
te que no puedo anticipar y que, por ello, siempre se me escapa.

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espacio-temporales de la diacronía 8 y de lo titución, responsabilidad, expiación» (2006a,


más allá del ser 9, provoca mi sensibilidad y p. 125).
mi vigilancia. Por otra parte, consideramos que la noción
La sensibilidad es una noción que comien- de vigilancia tiene tanto origen hebreo como
za a desarrollar Lévinas a partir de Totalidad griego. Tiene, en parte, origen hebreo puesto
e Infinito (2006b, pp. 201-207), aunque más que privilegia la autocrítica que me lleva a la
específica y profundamente en De otro modo descategorización del Otro, siempre irreduc-
que ser o más allá de la esencia (2003, pp. 59- tible. Una autocrítica exigida por la sensibi-
60,117-162), mientras que las primeras hue- lidad preoriginaria que la inviste. Tiene, en
llas del término vigilancia las encontramos, a parte, también origen griego porque –consi-
nuestro modo de ver, en sus primeras obras, deramos– que dicha noción de vigilancia to-
cuando se refiere al insomnio (2000, pp. 10 y ma probablemente como referente la epojé
ss ). Según reconoce el autor: «yo he descrito husserliana (2003, pp. 59, 96, 124-125, 130,
la responsabilidad ética como insomnio o un 246), es decir, el método fenomenológico uti-
mantenerse despierto, alerta precisamente por- lizado por Lévinas desde sus inicios, que nun-
que implica un perpetuo deber de vigilar (…). ca abandonará, consiste en remontar lo tema-
El amor representa un incesante velar por el tizado a su estado anterior. Actitud que
interés del otro» (Lévinas y Kearney, 1998, p. consiste en criticar el prejuicio o autocriticar
214). Una sensibilidad (2003) que –entende- nuestras propias intervenciones y que –como
mos– consiste en la apertura prevoluntaria co- anticipábamos– comienza adquiriendo la for-
mo expresión de mi vulnerabilidad tras la crí- ma y las características del insomnio en sus
tica, el juicio, la irrupción del rostro del Otro. primeras obras. Así, el hecho de que la con-
Y una vigilancia (op. cit.), entendida como au- ciencia sea exigida a mantenerse vigilante, a
tocrítica exigida por esta sensibilidad que me diferencia de aquélla que no lo es. No en va-
lleva a descategorizar al Otro. no, la conciencia ética, es decir, aquella vigi-
A la luz de tales nociones, pasamos a ex- lancia investida por la sensibilidad, vela por
poner la propuesta ética de Lévinas. Para es- descategorizar al Otro tras la categorización,
te autor, el humanismo clásico se caracteriza mientras que la conciencia ontológica, «co-
porque la aproximación al Otro se realiza ex- mo f ijo estado de cosas que es» (1998, p.
clusivamente por la razón, porque se tiende a 214), no lo considera necesario, llegando así
categorizar definitivamente al Otro, así como a reducir lo Otro a lo Mismo, es decir, a cate-
porque el sujeto ético tiende a intelectualizar gorizarlo definitivamente.
los aspectos emocionales del Otro. Frente a Por todo ello, la propuesta ética de Lévi-
esta perspectiva, Lévinas propone el huma- nas aboga precisamente por ir siempre más
nismo del Otro, que fundamenta en nociones allá del cumplimiento estricto de tales prin-
anteriormente señaladas como la sensibilidad cipios éticos, siendo críticos con el sufri-
y la vigilancia. Entendemos que la sensibili- miento de cada caso concreto, así como au-
dad es una noción que tiene origen hebreo y tocríticos con nuestra propia intervención.
que privilegia la conmoción de entrañas10, así Crítica y autocrítica que se traducen en tér-
como la vulnerabilidad, la irreductibilidad y minos levinasianos como vigilancia investi-
la primacía del Otro. Para Lévinas, «todo da por la sensibilidad preoriginaria a la que
amor o todo odio del prójimo como actitud, somos despertados por el rostro del usuario.
refleja, supone una vulnerabilidad previa: mi- Si para Lévinas la ontología se encuentra in-
sericordia, “conmoción de entrañas”. Desde vestida por la ética, el principialismo ético
la sensibilidad, el sujeto es para el Otro: sus- u ontologismo deberá encontrarse, siguien-

9
Locus correspondiente a la temporalidad diacrónica. No-lugar que impide la fenomenalización
totalitaria o categorización definitiva por parte del sujeto que recibe al Otro. Zona inexplorable y no
conceptualizable por inalcanzable a la conciencia cognitiva del sujeto.
10
Expresión bíblica (Cfr. Jr 30,21) que Lévinas interpreta como afectación corpórea diacrónica no
cognitivamente categorizable, no intelectualizable, es decir, irreductible al saber de la conciencia cog-
nitiva (Lévinas, 2003, pp. 59, 79, 109, 119, 121, 205, etc.).

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do a este autor, al auspicio de la ética en el tar los aspectos emocionales del usuario sin
Trabajo Social. Las operaciones ontológicas categorizarlo definitivamente.
deberán estar vigiladas por el profesional pa-
ra impedir categorizar def initivamente al 6. Conclusiones
usuario. Finalmente, señalaremos las conclusiones a
Llegados a este punto, nos centraremos a las que hemos llegado. A la hora de plante-
continuación en la aproximación de la ética arlas seguiremos el orden expositivo desarro-
de Lévinas al Trabajo Social. Una aproxima- llado, explicando primero las relativas a la
ción que realizaremos confrontando el lema aproximación de la propuesta de Popper al
inductivista de Richmond saber para actuar Trabajo Social y, a continuación, las conclu-
(Miranda, 2004, p. 205), con el de Lévinas, siones relativas a la aproximación de la pro-
actuar antes que todo saber (2003, pp. 56, puesta de Lévinas al Trabajo Social. Los dis-
213, 226, 260). Así, en la propuesta de Rich- turbios presenciados por Popper, poco antes
mond, la ética se encuentra ontologizada y de cumplir los diecisiete años, pudieron lle-
consiste en el cumplimiento estricto y obe- varle a plantear una epistemología ética. Tras
diente de los principios éticos por parte del este suceso, Popper comprendió que las ide-
sujeto ético. En la ética ontologizada se ge- as pueden matar, lo que le llevó a proponer
neraliza, es decir, se pasa de lo concreto a lo el método crítico como método ético-cientí-
abstracto, debido al método inductivo. Es una f ico. La epistemología clásica, que, entre
ética en la que se tiende a categorizar defini- otras apariencias, adopta la forma del induc-
tivamente al usuario. Es decir, si lo observa- tivismo, da lugar a un conocimiento dogmá-
do a través de los sentidos es la verdad últi- tico, violento y cruel. Una epistemología de
ma, def initiva e incuestionable, el usuario la que se deriva la vieja ética profesional que
pasa a ser un alter ego, una idea mía a la que se sustenta sobre el conocimiento seguro, in-
lo ajusto. En definitiva, el sujeto ético cum- falible e intolerante del profesional, que lo
ple estricta y obedientemente con los princi- ejerce de modo paternalista, como autoridad
pios éticos sin ser lo suficientemente crítico superior frente al usuario. Por ello, la pro-
con el sufrimiento de cada caso concreto, la puesta de Popper es una nueva ética profesio-
aproximación al usuario se realiza por la ra- nal que sintetiza en doce puntos que pasamos
zón exclusivamente, se tiende a categorizar a señalar a continuación aproximándola al
definitivamente al usuario y la última palabra Trabajo Social.
la tiene el profesional, que intelectualiza los Dado que el saber es conjetural, no puede
aspectos emocionales del usuario. haber autoridad alguna por parte del profe-
Inspirados en la propuesta de Lévinas, la sional del Trabajo Social. Somos falibles y la
ontología se encuentra al auspicio de la ética perfección no existe más que como aspira-
en el Trabajo Social que proponemos. De es- ción. Las/los trabajadoras/es sociales debe-
te modo, el sujeto ético consigue ir siempre mos intentar no cometer errores, siendo cons-
más allá del cumplimiento estricto y obedien- cientes de lo complicado que resulta evitarlos.
te de los principios éticos, siendo crítico con Por ello, la búsqueda de errores debe ser ta-
el sufrimiento de cada caso concreto. No se rea específica del profesional del Trabajo So-
generaliza, sino que se personaliza, teniendo cial como científico. El descubrimiento de los
en cuenta el sufrimiento del usuario así como mismos es lo que nos lleva a modificar nues-
el contexto específico en el que éste se origi- tro dogmatismo inicial, contraído por el cum-
na. Es decir, se pasa de lo abstracto y general plimiento de la vieja ética profesional encu-
de los principios éticos al caso concreto del bridora de errores. Las/los trabajadoras/es
usuario y, gracias al saber ético, conseguimos sociales hemos de aprender de nuestros erro-
descategorizarlo tras cada categorización. En res y no debemos autoengañarnos, ocultándo-
esta propuesta, la aproximación al usuario se los o encubriéndolos: hemos de hallar las cau-
realiza por la sensibilidad, tras la categoriza- sas de los mismos.
ción se procede a la descategorización del Por todo lo anteriormente expuesto, la crí-
usuario y pese a que la última palabra la siga tica y la sinceridad se nos imponen como un
teniendo el profesional, éste es capaz de cap- deber profesional: debemos reconocer nues-

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tros errores y agradecer a los demás que nos a que se fundamenta en el principialismo éti-
los trasladen, de modo que, cuando nos toque co que surge del utilitarismo y de la ética kan-
realizar la crítica a nuestro colegas, caigamos tiana y que consiste en la aproximación al
en la cuenta de que nosotros también come- usuario por la razón exclusivamente. Es lo que
temos errores muy parecidos. En consecuen- hemos podido comprobar en la propuesta de
cia, necesitamos a los demás (usuarios, cole- Richmond cuyo lema, saber para actuar, se
gas, instituciones, etc.) para aprender de concentra en su diagnóstico social. Richmond
nuestros errores, ser tolerantes y ser tan crí- utiliza el método inductivo por el que tiende
ticos como autocríticos con nosotros mismos. a categorizar definitivamente al usuario, así
De hecho, la autocrítica surge de la crítica de como a relegar el Bien a la Verdad. Un méto-
los demás. Finalmente, la crítica efectuada do inductivo que no incrementa el conoci-
por los profesionales del Trabajo Social debe miento (debido a que consideramos que sin
guiarse por la idea de aproximación a la ver- crítica no hay progreso científico) y que se
dad objetiva. Es decir, la consecuencia de la enfrenta al Trilema de Müchhausen: regreso
crítica es un conocimiento hipotético que, infinito, circularidad lógica, dogmatismo (Ur-
siendo el que más se acerca a la verdad, reco- súa, 1993, p. 48). Desde este punto de vista,
noce que puede ser nuevamente refutado por la propuesta de Jane Addams, cuyo lema fue-
otro que se acerque en un futuro todavía más ra actuar para saber, es la propuesta de Tra-
a la verdad (Popper, 1992, pp. 156-158). bajo Social que más coincide con la ética de
Por ello, inspirados en la nueva ética pro- Lévinas, debido al saber provisional que pos-
fesional propuesta por Popper, planteamos tula, cercano al saber ético del filósofo judío
que la actitud crítica y autocrítica del profe- (Idareta, 2010a), aunque también al conoci-
sional en Trabajo Social es una actitud ético- miento hipotético o conjetural propuesto por
epistemológica falibilista (principio de fali- el filósofo austríaco.
bilidad), antidogmática y no violenta, que Finalmente señalaremos que la aproxima-
impide la categorización definitiva del usua- ción de la ética de Lévinas al Trabajo Social
rio (principio de aproximación a la verdad) y la hemos efectuado a través de las nociones
que nos lleva a respetarlo, a ser tolerantes y de sensibilidad, entendida como actuar antes
responsables con él, capacitándolo a través de que todo saber, y de vigilancia, entendida co-
la discusión crítica (principio de discusión ra- mo atención a la descategorización del usua-
cional) para que también él se mantenga crí- rio. De este modo, la vigilancia exigida por la
tico y autocrítico consigo mismo y con los de- sensibilidad nos lleva siempre a ir más allá
más. del ser. Ir más allá del ser que consiste en que,
La experiencia de Lévinas como prisione- partiendo de los principios éticos, los perso-
ro en un campo de trabajo nazi también influ- nalizamos en el caso concreto del usuario, ve-
yó decisivamente en su obra. Para Lévinas la lando por descategorizarlo tras la categoriza-
ética nos impulsa a ir siempre más allá del ción diagnóstica. Es decir, ayudamos al
ser, entendiéndola por ello como metafísica. usuario a ayudarse a sí mismo sin categori-
Una ética que consiste en padecer por el su- zarlo definitivamente, protegiendo de ese mo-
frimiento del Otro, siendo por ello conside- do su decisión autónoma.
rada por Lévinas como patética. Tanto el ros- Ir más allá del ser no deslegitima al pro-
tro como la responsabilidad son nociones fesional mientras éste tenga la ética como pri-
transversales de toda su obra. Así, tener la éti- mera filosofía, dado que así es como se en-
ca como primera filosofía consiste en mante- cuentra sometido tanto a la crítica (del rostro
ner irreductible la singularidad del Otro. Al- del usuario, del rostro de sus colegas, etc.),
go que se logra a través de la vigilancia como a la autocrítica (por medio de su propia
exigida por la sensibilidad, que consiste en vigilancia). En definitiva, ir más allá del ser
que tras la categorización del Otro, el sujeto establece la primacía del usuario, tendencia
ético es exigido a descategorizarlo, debido a contraria al paternalismo, que supone para el
que le vuelve a mirar nuevamente al rostro. profesional, por una parte, acoger racional-
A nuestro modo de ver, la ética se encuen- mente sus aspectos emocionales sin categori-
tra ontologizada en el Trabajo Social debido zarlo definitivamente y por otra, un plus de

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responsabilidad. En el primer caso, en un principialismo ético imperante en el Trabajo


principio, se siente al usuario, seguidamente, Social gracias a las nociones de sensibilidad
se sabe o se categoriza al usuario, para, final- y vigilancia propuestas por Lévinas.
mente, descategorizarlo. Así, gracias a sentir Tras haber analizado los puntos que hemos
prevoluntariamente la irreductibilidad de la considerado más relevantes de las propuestas
singularidad del usuario, somos capaces de de ambos autores, hemos de concluir que, pe-
descategorizarlo. Es decir, no lo categoriza- se a sus divergencias, seguimos consideran-
mos definitivamente al volver a mirarle nue- do que podrían coincidir en el trasfondo de
vamente al rostro irreductible. En el segundo sus propuestas. Ya que para ambos autores la
caso, el plus de responsabilidad consiste en epistemología u ontología supone o inviste la
someter a crítica constante nuestra interven- ética. La propuesta de ambos autores gira en
ción en todo momento. torno a la ética. De hecho, sin la ética, sus pro-
En definitiva, ir más allá del ser consiste puestas carecerían de todo el sentido. El co-
en tener la ética como primera filosofía en el nocimiento científico no puede serlo sin que
Trabajo Social. Gracias a tener la ética como sea ético, sin que sea respetuoso con el Otro,
primera filosofía, el/la profesional del Traba- con el prójimo, con el usuario. Popper es el
jo Social es capaz de ir más allá del ser, más que ha planteado en qué consiste el conoci-
allá del cumplimiento estricto y obediente de miento científico de modo mucho más elabo-
los principios éticos. De hecho, entendemos rado que Lévinas, mientras que Lévinas es el
que ir más allá del ser consiste en que, par- que más ha desarrollado los efectos de un co-
tiendo de tales principios, el profesional, gra- nocimiento ontológico y, según él, dogmáti-
cias a la sensibilidad a la que ha sido desper- co sobre el Otro. Por lo tanto, conjeturamos
tado por el rostro del usuario, no sólo los que sus propuestas no sólo son complemen-
personaliza en cada caso concreto sin catego- tarias la una de la otra, sino que consiguen dar
rizarlo def initivamente, protegiendo así su conjuntamente respuesta a la necesidad de co-
elección autónoma; sino que el profesional, nocimiento ético-científico que urge en el ac-
gracias a esta sensibilidad, siente en adelan- tual Trabajo Social. La actitud crítica, pro-
te la exigencia de mantener una actitud críti- puesta de modo diferente desde sus diferentes
ca –y por ello vigilante– con el sufrimiento perspectivas, resulta ser, desde nuestro pun-
de cada usuario, así como una actitud auto- to de vista, la clave que hará del Trabajo So-
crítica constante para con su propia interven- cial una disciplina ético-científica. Esta es
ción. Por ello nuestra propuesta pretende ser nuestra aportación al Trabajo Social inspira-
un complemento que amplía el alcance del dos en las propuestas de Popper y Lévinas.

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Francisco Idareta Goldaracena De Mary Richmond a Karl R. Popper y Emmanuel Lévinas...

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