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Es innegable que la obligación es la institución jurídica más antigua y

con mayor campo de aplicación en la actualidad, de hecho, ha sido utilizada


desde la época romana en el sentido de deber jurídico, pero también
empleada para el hecho de obligarse, para designar el vínculo jurídico entre
sujeto activo y sujeto pasivo, e inclusive en el sentido del derecho del sujeto
activo. Toda persona en su vida cotidiana, realiza actos que generan
obligaciones, y ante tal incidencia en la vida real, la ciencia jurídica ha
creado una disciplina especializada en su estudio, la cual ha denominado
como Derecho de Obligaciones, también conocida como Teoría General
de las Obligaciones. En este sentido, el presente ensayo, se abordaran los
aspectos generales de esta institución partiendo desde su definición, hasta
llegar a sus elementos constitutivos. Ello con el fin de comprender la
extensión y funcionalidad de esta institución en la época actual.

Para Maduro L. y Pittier S. (2007), el Derecho de Obligaciones, es


aquella “rama o disciplina del Derecho dedicada al estudio del surgimiento,
clases, efectos y extinción de las obligaciones”. De modo que para tales
autores, esta disciplina jurídica “regula relaciones patrimoniales entre
personas” (ibíd.), motivo por el cual es señalado como la rama del Derecho
Privado que presenta un carácter y contenido particularmente patrimonial,
y reglamente relaciones de evaluación económica.

Para muchos autores, el aspecto esencial de este Derecho, es su


carácter eminentemente abstracto y a la vez preciso. Ello así, debido a que
la obligación según Maduro L. y Pittier S. (op. Cit.), “es una noción de
imprescindible conocimiento y uso en toda comunidad jurídicamente
organizada y sus efectos y estructuras son invariables, consustanciados
con las necesidades del hombre, independientemente de los aspectos
circunstanciales de tales necesidades”. De tal afirmación, se desprende su
naturaleza abstracta, pues como puede observarse, donde existe el
hombres habrá necesidades que deben ser satisfechas, y la satisfacción
de tales necesidades comporta la aparición de obligaciones como
instrumento jurídico acto.

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Ahora bien, precisado lo anterior, correspondería definir que es en sí
una Obligación, y al respecto es oportuno citar la definición justinianea, la
cual reza que la “Obligatio est iuris vinculum quo necessitate adstringimur
alicuius solvendae rei secudum nostrae civitatis iura”. “La obligación es un
lazo de derecho que nos constriñe en la necesidad de pagar alguna cosa
conforme al derecho de nuestra ciudad”. De lo cual se desprenden dos
postulados: el primero, referido al hecho de que la obligación está
constituida por una relación jurídica, y como tal, de carácter coercitivo, que
enlaza o vincula a la persona del deudor con la del acreedor; y el segundo,
radica en la necesidad de pagar alguna cosa, es decir, el cumplimiento de
la actividad o conducta a la cual se compromete el deudor. La palabra “cosa
por su parte, implica la prestación.

Según Maduro L. y Pittier S. (op. cit.) esta definición romana, ha


predominado en el tiempo, de hecho las diversas definiciones del Derecho
Moderno se limitan a reproducir los principios inspiradores romanos. De
modo que siguiendo dicha corriente definen tal institución como “un vínculo
jurídico en virtud del cual una persona, denominada deudor, se
compromete frente a otra, denominada acreedor, a ejecutar en su beneficio
una determinada prestación, de dar, hacer o no hacer, valorable en
dinero…”. De tal modo que, al no cumplir el deudor con la obligación a la
que se ha comprometido, este debe responder con su patrimonio.

De la definición ya hilvanada, se pueden extraer entonces los elementos


constitutivos de las obligaciones, que son aquellos factores indispensables
sin los cuales podría concebirse una relación jurídica. Ellos son el sujeto
que a su vez puede ser activo o pasivo, el objeto, y la relación jurídica o
vínculo. En lo que respecta al sujeto, está integrado por los sujetos o
personas de la relación obligatoria, acreedor (sujeto activo) y deudor (sujeto
pasivo). Sobre este particular Maduro L. y Pittier S. (op. cit.), señalan que
“desde el punto de vista del deudor existe una obligación. De parte del
acreedor existe un derecho de crédito”. Son aspectos relativos al sujeto los
siguientes: capacidad; determinación, es decir, que los sujetos de la

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obligación sean determinados o determinables, y pluralidad, en el sentido
que las partes pueden ser integradas a su vez, por varios sujetos.

El segundo elemento, vale decir, el objetivo, está constituido según la


doctrina, por la prestación, actividad o conducta que el deudor se
compromete a cumplirle al acreedor. En palabras más simples, es aquello
que el deudor debe satisfacer a favor del acreedor. Acerca del objeto los
romanos clasificaron las diversas actividades o conductas que puede
desarrollar una persona en: dare, facere y prestare. Dare, significaba
entregar una cosa con la finalidad de transferir la propiedad de ella, u otro
derecho real; facere, indicaba la realización u omisión de un hecho (hacer
en sentido positivo o negativo); prestare, comportaba la entrega de una
cosa con una finalidad diferente a la constitución o transferencia de un
derecho real sobre ella.

Por último, el tercer elemento de las obligaciones, consistente en la


relación jurídica o vinculo, según el maestro Bejarano Sánchez, es "…un
vínculo… que se refiere a la relación jurídica de la obligación o derecho
personal,… el cual faculta al acreedor a exigir una conducta del deudor y
asegura su cumplimiento con la posibilidad de obtener compulsivamente su
acatamiento". Es decir, este vínculo, es considerado como una relación
entre las personas o sujetos de la obligación, mediante el cual el acreedor
tiene un poder jurídico sobre la persona del deudor además de ser una
relación de carácter patrimonial, real, ya que enlaza al acreedor con el
patrimonio del deudor o al patrimonio del acreedor con el patrimonio del
deudor.

En congruencia con lo anteriormente expuesto, se puede afirmar


entonces, que la Obligación civil, como institución del Derecho Privado,
está constituida por la necesidad en que se encuentra una persona natural
o jurídica, incluyendo el Estado, de exigir a otra hacer o no hacer una
actividad determinada, de ejecutar o no una determinada acción, la cual le
se impone a una persona aún en contra de su voluntad, lo cual denota el
carácter de coercibilidad de dicha institución.

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