You are on page 1of 6

c.

La oferta al público
Cuando los bienes y servicios se ofrecen mediante publicaciones. Para nuestra ley
constituye una simple invitación para hacer ofertas, considerándose oferentes a quienes
acceden a la invitación y destinatario al proponente. El que accede a la invitación no puede
demandar por daños y perjuicios.
Artículo 1388: “La oferta al público vale como invitación a ofrecer considerándose oferentes
a quienes aceptan la invitación y destinatario al proponente”.
Si el proponente indica claramente que su propuesta tiene el carácter obligatorio de una
oferta valdrá como tal.
Se puede prestar el caso de ofertas recíprocas de las partes y ofertas alternativas (8 art
1379 y 1377 respectivamente).
d. Ofertas hechas en subasta pública
La convocatoria a subasta pública o a concurso no constituye oferta, sino invitación para
formular oferta.
Cada una de ellas constituye oferta y queda sin efecto en cuanto se formule una mejor
oferta, lo mismo sucede con el concurso de precios.
La buena fe
La buena fe en la etapa de la celebración del contrato, no radica tanto en la lealtad que
deben tener, respectivamente, el oferente y el destinatario respecto a sus propias
declaraciones en el sentido de estar obligadas a respetarlas, sino en la creencia o confianza
que adquieren sucesivamente el destinatario y el oferente respecto a que la declaración del
otro responde a su voluntad.
Mediante la oferta el oferente comunica al destinatario su voluntad de celebrar un contrato
en determinadas condiciones. El destinatario, depositando su confianza en que la
declaración del oferente corresponde efectivamente a su voluntad, declara, a su vez, su
conformidad con la oferta por considerar que existe una voluntad común. El oferente, al
conocer la aceptación Confía en la existencia de esa voluntad común, lo que da lugar a la
celebración del contrato.
La buena fe en esta etapa exige que los contratantes procuren declaraciones que
correspondan efectivamente a sus respectivas voluntades, y deben expresarlas con
claridad. Asimismo, las partes deben cerciorarse acerca de la identidad de la contraparte.
Concepto.- según Ferreira, “La buena fe es un elemento de la vida de relación humana que
se ha incorporado al derecho”, y éste lo ha recibido, dándole precisiones técnicas.
Otro aspecto de la buena lo tiene Ripert quién dice: “la buena fe es uno de los medios
utilizados por el legislador y los tribunales para hacer penetrar la regla moral en el derecho
positivo”.
De tal manera, que, la definición jurídica de la buena fe adolece de imprecisión:
BONFANTE: “es la ausencia de dolo o mala fe”.
WINDSCHEID: “Es la honesta convicción”
TUHR: “es la honradez”
GORPHE: “es la voluntad sincera, leal y fiel”
CORNU: “es el deber de asistencia, de colaboración, de cooperación, de ayuda mutua y, al
límite de amistad y fraternidad”
MICCIO: “es la ausencia de fines ulteriores ocultados a la contraparte y que le son dañinos”
PLANIOL Y RIPERT: “es la obligación de obrar como hombre honrado y consciente”
DERECHO ROMANO: “la fides o bona fides llevan consigo la idea de fidelidad”
DERECHO CANONICO: “incluyo en la buena fe la idea de veracidad y de caridad”
DERECHO MODERNO COMERCIAL: “la buena fe como parte de los usos sociales,
especialmente en el solidarismo económico”
CLASES
1. Buena fe subjetiva
La mayor parte de tratadistas entienden la buena fe simplemente como un estado
psicológico que determina una creencia.
Un aspecto de gran interés es y la buena fe subjetiva debe referirse a la creencia del sujeto
sobre su propia situación o si cabe también respecto a la persona con la que se relaciona.
De este criterio, debe tenerse en cuenta que la buena fe subjetiva es la convicción razonada
y dirigente del contratante que se atiende a lo que surge de la apariencia.
1.1.Características
Efectuando un resumen de todas las ideas sobre la buena fe subjetiva encontramos
que:

 Se trata de una creencia personal del sujeto respecto de que su situación es


conforme a derecho, o sea qué tiene un contenido ético.
 Esta creencia, pese a hacer subjetiva, no es candorosa si no razonada, en el
sentido que el sujeto apreciado los elementos de juicio que estaban a su
disposición.
 La apreciación del sujeto es fruto de su diligencia, esto es que ha hecho una
búsqueda razonable de los elementos de juicio.
 En este proceso de formación de la creencia no ha actuado con dolo o culpa.
 La creencia del sujeto puede recaer tanto en su propia situación como en la de la
persona con la cual se relaciona.
 La creencia, así formada, determina la conducta del sujeto, en el sentido que hay
una absoluta correspondencia entre su crear y su actuar.
 El derecho de un tratamiento favorable a la conducta del sujeto por razón de su
creencia.
2. La buena fe objetiva
En general la buena fe objetiva tiene un marcado sabor ético que justifica la lealtad. La
buena fe objetiva se caracteriza por la imposición de deberes, a diferencia de la buena
fe subjetiva que se traduce en una atribución de derechos.
2.1. Características
La buena fe objetiva tiene las siguientes:

 Se trata de un deber de conducta impuesto al sujeto con un contenido


eminentemente ético.
 Este deber de conducta importa que no se perjudiquen los intereses ajenos fuera
de los límites impuestos por la tutela legítima de los intereses propios.
 Para generar la conducta se prescinde del punto de vista subjetivo de las partes
para referirse a un criterio objetivo.
 Esta objetividad no excluye, sin embargo, que deje de tomarse en consideración
un elemento subjetivo, como es el dolo o culpa del sujeto. Quien actúa con dolo o
culpa no puede escudarse en la buena fe objetiva.
 El criterio objetivo consiste en la comparación de la conducta del sujeto con un
estándar jurídico, o sea un prototipo de conducta social media.
 El estándar jurídico aplicable debe buscarse teniendo en cuenta el contexto social
en el que actúa el sujeto.
3. La aceptación
No hay consentimiento sin oferta y aceptación, que es el asentimiento del destinatario al
oferente.
Esta aceptación debe ser simple y debe ser hecha dentro de los plazos legales y
convencionales. Si la aceptación tiene modificaciones, así sean secundarias, ya no es
tal, sino que constituye una contra-oferta.
Si la contratación es entre presentes la ley dice que la aceptación debe ser inmediata
(plazo legal).
Puede haber revocación de la oferta, si esta revocación llega simultáneamente o antes
de la aceptación.
Si la aceptación llega antes de la revocación, el contrato queda perfeccionado.
3.1. Clases de aceptación
La aceptación puede ser:

 Expresa: mediante algún signo que expresa inequívocamente la voluntad


 Tacita: hay muchos casos en que no se requiere de la aceptación expresa. Ejm:
en los contratos de prestación de servicios (Art 1758)
La celebración del contrato entre presentes, dado que la oferta y la aceptación son
casi simultáneas sin solución de continuidad, no existen problemas.
Un ejemplo clásico es el siguiente: Si una persona le ofrece a otra que está presente,
un anillo en venta, y la otra lo acepta, el contrato de compra-venta queda
perfeccionado en ese monto y en ese lugar, porque tanto la oferta como la
aceptación han sido formuladas en presencia de las partes.
La dificultad se presenta, sin embargo, cuando se trata de contratación entre
ausentes, pues no va a existir coincidencia en cuanto al momento de la formulación
de la oferta y el de la aceptación, y surge la dificultad para determinar el momento
de nacimiento del contrato. De este hecho han surgido cuatro teorías que se
evidencia del Art 1374.
Asimismo, el interés se manifiesta en el caso de contratación entre ausentes cuando
se presenta la aceptación tardía, el traslado de los riesgos, la revocación de la oferta
o de la aceptación, la muerte o incapacidad del oferente o del destinatario de la
oferta, la ley aplicable, el inicio de los cómputos del término inicial o final de un plazo,
etc.
El destinatario de la oferta se obliga desde el momento que acepta. Esta aceptación
debe ser libre, sin coacción.
Si el destinatario fallece antes de haber aceptado, la oferta caduca. Los Herederos
no pueden heredar estas obligaciones, porque no ha habido aceptación por parte
del causante.
3.2. La teoría del conocimiento y la contratación entre ausentes
Se considera que hay ausencia cuando no exista entre oferente y destinatario, una
inmediata comunicación de voluntades.
Esta situación guarda la mayor importancia, y por ello se ha planteado 4 sistemas
fundamentales existentes, para resolver este problema, son:
a) Teoría de la declaración:
Llamado también de la agnición o manifestación, refiere que el contrato entre
ausentes se forma desde el instante en que existe en el destinatario de la oferta, la
voluntad de aceptarla, debiendo expresarse está en forma externa, o sea, mediante
la declaración. Se considera que el contrato queda perfeccionado desde el momento
en que el destinatario haya declarado su aceptación. Es difícil probar esta
declaración, habría que recurrir a los libros contables o a la correspondencia. Este
sistema se sustenta en el hecho de que la conformidad de las voluntades determina
el nacimiento del contrato.
Sin embargo, también es subjetivo, y por tanto, peligroso para el oferente, pues
queda en manos del destinatario porque Ignora el momento de la declaración y con
ello se facilita la posibilidad de arrepentimiento y la consecuente inestabilidad
jurídica contractual.
b) Teoría de la expedición:
En este sistema, el contrato se forma desde el momento en que el declarante se
desprende de su aceptación y pierde el control sobre ella, de modo tal que ya no
puede dejarla sin efecto o modificarla. Esta teoría fue acogida en el CC de 1936 y
tiene una fuerte sustentación doctrinaria y legislativa, está basada en un hecho
material, que es el desprendimiento de la voluntad por parte del declarante. Además
puede haber inconvenientes ya que el mismo destinatario puede retirar su
aceptación.
Sin embargo su seguridad es sólo relativa y su fundamentación no resulta
suficientemente sólida, y en conclusión se trata de una teoría muy deficiente.
c) Teoría de la recepción:
Según esta teoría queda concluido desde el momento en que el documento de
aceptación llega a poder del oferente. Este sistema es Igualmente objetivo, desde
que supone la existencia de un hecho externo y visible, pero tiene el inconveniente
de que la recepción no significa la toma reconocimiento por parte del oferente,
respecto de la aceptación del destinatario.
d) Teoría del conocimiento o de la cognición:
Esta teoría señala que el contrato se perfecciona desde que el oferente conoce la
aceptación del destinatario de la oferta. El contrato no se perfecciona entre dos
voluntades que se desconocen sino por dos voluntades que se conocen.
El contrato existe, por consiguiente, sólo cuando ambas partes están informadas de
que hay acuerdo entre ellas y se ha producido la coincidencia de voluntades. Según
esta Teoría tenía el contrato queda senado desde el momento en que el oferente
recibe la aceptación, se presume que desde este momento de la aceptación, salvo
que pruebe lo contrario. Es una presunción “Iuris tantum”.
El código civil de 1984
Artículo 1374: “La oferta, su revocación, la aceptación y cualquier otra declaración
contractual dirigida a determinada persona se consideran conocidas en el momento
en que llegan a la dirección del destinatario, a no ser que esté pruebe haberse
encontrado, sin su culpa, en la imposibilidad de conocerla.
Si se realiza a través de medios electrónicos, ópticos y otro análogo, se presumirá
la recepción de la declaración contractual, cuando remitente reciba el acusen de su
recibo” (ley 27291, Art 1, de 24/06/2000).
El CC vigente se ha apartado del régimen de expedición, pues la sola posibilidad de
retirar la aceptación antes de que llegue al oferente, mostraba, “per se”, que el
consentimiento aún no se había perfeccionado. La fórmula recogida por el código
vigente es una mezcla de los sistemas del conocimiento y la recepción.
La ley 27291 fecha 24 junio 2000, ha modificado el Art 1374, agregando que si la
oferta, la aceptación y cualquier otra declaración contractual se realiza a través de
medios electrónicos, ópticos o análogos, se presumirá la recepción de la declaración
contractual, cuando el remitente reciba el acusé de recibo.
El C C vigente adopta la teoría del conocimiento. A partir de ese momento surge las
obligaciones contractuales, puede servir también para contar los plazos
prescriptores.
Si el oferente señaló la forma en que debe darse la aceptación, el destinatario debe
hacerlo en esa forma, si no sería contra-oferta.
Cuando el contrato está perfeccionado, ninguna de las partes puede revocarlo
unilateralmente.
Lugar de aceptación
Si las partes no manifiestan lo contrario, el contrato se considera perfeccionado en
el lugar en que se formuló la oferta.
Cuando se trata de un contrato celebrado entre presentes, en lugar de la formación
del contrato se considera concluido en el lugar de formación del contrato y no
acarrea mayor problema.

You might also like