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PERTENECE A:Alvaro M.

Alarcon Ticona
Aventuras floreadas
~ vartit
de
6 Años
ANA MARrA GÜIRALDES
IlusIraclones ele Ricardo uUHJ ldc\

Aventuras flor

Imaglnilte ala doctora manzanilla atendiendo J lII1 " llh~fm\1 ~


la guardiana ca mpanilla chillando en medio (ir \111 ¡r1J1lr.'1O II~I
avisar la llegada de un Ifltruso.lmagínate a10'1 qlr,I~()It." qildn¡l(!
alrededor dE' la Luna yatres duendes aterr<ldos anl(l 1'1ll,Jt Ir 11 l!'nHi
de una eXlraña flor.
[s que SllJn (lIento llene pétalos ytalh>~, 1(llclll'[\ltl ((I~II
l
,

Pllede suceder!

863 - Gula

11111 11
I 00 3329V
Hace mucho tiempo, tanto, tanto,
que a mi memoria le da calambre,
vivían en un ancho territorio del campo
doscientas flores grandes de tallos
fuertes y cabezas erguidas. Todas eran
hermanas y les fascinaba jugar con la
Luna. Por eso dormían de día y

nueve ~

dedicaban la noche a contemplar el que mirar, porque la Luna era apenas


cielo. una raya blanca en medio de un enorme
Apenas llegaban las sombras, ellas y oscuro pizarrón. A pesar de esto, las
despertaban. A veces la Luna estaba en demás Giralunas seguían el viaje del
un rincón, a veces en otro. Pero las resplandor con los ojos muy atentos,
flores siempre la encontraban. sin darse cuenta de que una de ellas
Entonces comenzaba su juego dormía, feliz de la vida, con la cabeza
preferido: a medida de que la Luna inclinada sobre un hombro. Y como las
avanzaba, las doscientas flores iban flores no roncan, no molestaba a nadie.
moviendo sus cabezas, lentamente, Cuando la Luna desapareció en una
para no perder en ningún momento ese
camino de plata que iba quedando en el
cielo. La que perdía, daba prenda. Y
como nunca nadie perdía, todas
ganaban. Por eso las caras de las flores
eran plateadas como espejos y el cielo
se reflejaba en ellas como en un charco.
Las llamaban Giralunas.
Una noche de Luna Nueva una de las
flores, la más pequeña, se distrajo y se
quedó dormida. Claro, no había lTI U Cn O

lQ diez once 11

esquina del cielo, las Giralunas -Tengo calor.. , -se quejó la probre
agacharon sus cabezas para donnir. En Giraluna.
ese instante, la dormida despertó -Shhh... -respondieron sus
sobresaltada, levantó la cara y ... ¡qué hermanas, adonniladas.
horror!, casi se queda ciega. La pequeña sintió que sus cabellos
¡Ahí, en medio del cielo, el Sol le plateados se derretían y le cayó por el
hacía señas con sus cientos de manos cuello un hilo transparente.
calientes! -Soy tu alnigo el Sol -dijo él,
-Ufff... -se sofocó la Giraluna. saludando desde arriba con una sonrisa
-Shhh ... -respondieron sus enorme y dorada.
hermanas, cansadas. -¡No eres mi alnigo! ¡Me estás

t2 doce trec.e 13
quemando! -respondió desesperada la
Giraluna.
-¡Te apuesto a que no me ves la
cara! -dijo el Sol, que siempre se
aburría en el cielo.
-¡Claro que no! ¡Si te miro me
quedo ciega! -se asustó la Giraluna.
-¡Haz la prueba de a poco! -dijo el
Sol, que era bastante insistente-o ¡Si
me miras, tú ganas!
La Giraluna sentía que le corría y mirarlo de nuevo. Levantó la cabeza,
corría por el cuello un hilillo caliente y cerró los ojos, y cuando su cara
sus cabellos plateados se le pegaban a enfrentaba a su nuevo amigo, los abrió.
la cara. Pero, como quien no quiere la -¡Gané, gané! -gritó la Giraluna.
cosa, miró al Sol de medio lado. ¡Uf! El Con el grito despertaron de un salto
calor era terrible. las otras ciento noventa y nueve flores.
-¡Casi casi! -dijo el Sol, aplaudiendo y vieron, horrorizadas, que a su
con todas sus manos al mismo tiempo hermana se le derretía lentamente su
y dejando caer cientos de luces a la hermoso color plateado y estaba
Tierra. amarilla, amarilla. Y no solo eso, sino
La Giraluna se rió un poco e intentó que le corrían por la cara unos hilos de

14 catorce q lfince 15
luz dorada como miel. -¡Yo también te miro! -gritó otra
-¡Loca, loca, loca! -gritaron las Giraluna, codeando a la hermana que
Giralunas. tenía alIado.
-¡Hola, amigas! -gritó el Sol, feliz. ¡Pero no pudo! ¡Le dolían los ojos! ¡Le
-¡Loco, loco, loco! -respondieron las daba dolor de cabeza! ¡Qué juego tan
Giralunas, agachando sus cabezas. difícil!
-¡Que no me miran, que no me -¡No me la vas a ganar! -se picó la
miran! -comenzó a gritar el Sol, dando Giraluna perdedora.
saltos en el cielo. El Sol se reía y se daba vueltas de
-¡Te miro y te miro! -respondió la
Giraluna amarilla, con la cabeza bien
levantada.
-¡Ganaste de nuevo! -gritó el Sol,
aplaudiendo.
Las ciento noventa y nueve Giralunas
abrieron un ojo. ¿Un juego nuevo?
¿Cómo era?
Vieron a su hermana pequeña que
miraba al Sol con la cabeza erguida y '
una gran sonrisa. ¿Eso era todo?

1<9 diec,iséis diec,isiete 17

carnero en el cielo. ¡Qué día tan


entretenido! Y, allá abajo, poco a poco,
todas las Giralunas comenzaron a jugar.
Hasta que las doscientas hermanas
estaban cara al Sol, enteras doradas,
mientras por la cara se les derretía la
luz de la Luna como un aceite color de
miel.
Así estuvieron todo el día. Siguieron
con sus cabezas el camino del Sol desde
un lado del cerro hasta que se perdió
tras el mar. Y cuando aparecieron las
sombras arrastrando sus vestidos
negros y se instalaron en el cielo, ellas
estaban tan soñolientas, que dejaron
caer sus cabezas y se quedaron
dormidas.
Por su parte, la Luna suspiró,
aliviada. ¡Era bastante molesto que
doscientas flores la siguieran toda la
noche sin dejarla jamás de mirar! ¡No

18 dieciocho d;ecinlleve 1~
tenía libertad ni para bostezar con la mayor, que era bastante inteligente.
boca abierta! Así, las doscientas hermanas, apenas
A la mañana siguiente, las doscientas vieron aparecer una mano del Sol tras
Giralunas levantaron la cabeza y se las montañas, agitaron sus cabezas
dieron cuenta de que era de día. para comenzar el juego. Y el Sol, de lo
-¡Juguemos con el Sol! -dijo la más entretenido, les movía sus manos
Giraluna más pequeña. para obligarlas a perder. Pero ellas
-¿Y si se enoja la Luna? -se asustó aguantaban los rayos, firmes, con las
la otra. cabezas levantadas. Y así seguían hasta
-La Luna no se enoja, porque le que el último rayo desaparecía en el
aburren estos juegos -dijo la Giraluna mar.
-¡De nuevo me ganaron! -gritaba
siempre el Sol, antes de zambullirse.
Girasol (Helianthus annuus) .
Ya no fueron más Giralunas.
Su nombre científico,
Las llamaron Girasoles o Maravillas.
Helianthl!s, deriva del griego:
Porque es un maravilla que
"helios" :;:: sol, y "anthas" = flor,
doscientas hermanas jueguen todo el
Ilamadoosí por la forma de su
día y jamás, jamás peleen.
cabeza amarilla muy semejante
a la del Sol. Sabemos, además,
que la flor del girasol tiende a
volverse en dirección del astro.
Sus frutos son ricos en grasas y
de ella se extrae el aceite. El
girasol, originario de México, es
ahora ampliamente cultivado
también como planta
ornamental.

:2:2 veintidós veintitrés :2~


dominios, se detuvo a observar a la
recién nacida que miraba asombrada el
ancho y verde mundo.
- ¡Hola! ¿Quién eres? -preguntó el
Sol.
La flor agitó sus pétalos y tocó su
rostro dorado.
-¡Parece que soy una florecilla!
-respondió.
-¿Y cómo te }lamas?
:J .~
-No sé, acabo de nacer como un
soplillo -repuso la flor.
-¡Todo en la Naturaleza, aparte de
tener un trabajo, tiene un nombre!
Hace mucho tiempo, tanto que casi se -advirtió el Sol, que era muy severo en
me olvida, nació una florcita en medio ,
ese sentido.

de las hierbas del campo. Era muy


f
. -¡Entonces bautíceme, padrinillo!

pequeña y su cara redonda y amarilla El Sol no tenía mucha imaginación;


estaba rodeada de minúsculos pétalos por eso, cuando bautizaba a alguien, le
blancos. El padre Sol, que en esos ponía el nombre de lo primero que veía.
momentos echaba un vistazo a sus -Te llamarás ... te llamarás -y justo

~4 veintic uotro veinticinco ~5


vio un manzano-, ¡te llamarás pintora para hacerle unos dibujos al cielo.
Manzana... , eh, porque te ves muy -¡Para eso estamos nosotros!
sana! -dijo, para disimular lo copión -gritaron desde arriba las nubes y el
que era. arco iris, molestos.
-Como soy pequeña, debo llamarme Quizás podría dedicarse a joyera y
Manzanilla -corrigió la flor. hacerle unos adornos al campo.
-. Lógico, quise decir Manzanilla -se -¡Para eso estoy yo! -se apresuró el
apresuró a decir el Sol. Y como ya rocío, relumbrando enojado.
pasaba el mediodía, antes de seguir Podría dedicarse a peluquera y
viaje por el cielo, gritó-: ¡Busca un hacerles peinados modernos a los
trabajo, sana Manzanilla! árboles.
La Manzanilla respiró contenta ese -¡Epa, epa!, ¡para eso estoy yo!
ancho y verde mundo en que estaba. -rezongó el viento y le mandó una
¿ Qué tal si se dedicaba a la costura y le ráfaga que le despeinó los pétalos.
hacía unos vestidos nuevos a la -¿Y qué hago yo entonces,
Naturaleza? vientecillo? -preguntó la Manzanilla,
-¡Para eso estoy yo! -exclamó ' desalentada.
escandalizada la Primavera, que estaba Nadie le contestó. Cada uno estaba
instalada en el campo desde hacía unos sumido en sus propios asuntos: una en
días . . su costura, otros en pintar, uno con
Entonces, podría convertirse en sus joyas y otro en despeinar.

:26 veintiséis veintisiete <:27


En ese instante, una hormiga gritara "¡epa, epa, eso lo hago yo ... !"
trasnochada regresaba de una fiesta Pero un profundo silencio invadía el
con las manos en la barriga para bosque. Entonces, la Manzanilla
contener el dolor después de la ordenó con voz profesional:
comilona. Como iba muy concentrada -Tiéndase en la camilla.
en decir "ayayay", chocó en el tallo de la La hormiga se tendió en una hoja y
Manzanilla, levantó la cabeza y, al verle se dejó revisar. Cuando la Manzanilla
los pétalos como un blanco delantal, se terminó su trabajo, dictaminó:
confundió: - Solo debe comer papilla y una
-Ayúdeme, doctorcita ... - suplicó la agüita de la sana manzanilla.
hormiga. -¿ y de dónde saco manzanilla?
La Manzanilla esperó que alguien -preguntó la hormiga. '
-Para eso estamos, hormiguilÍa
-respondió la Manzanilla,
desprendiéndose un pétalo blanco.
La hormiga obedeció. Apenas llegó a
su casa comió un puré de hojas y . .
después puso el pétalo de manzanilla
en agua hirviendo y se la bebió . Y, ¡oh,
milagro, el dolor desapareció por
completo!

:28 veintioc,ho veintinueve :29


La hormiga corrió donde la doctora: -¡Para dolores de barriga de
-¡Gracias) usted es muy sabia) hormigas o polillas ha llegado la sana
doctora! Manzanilla!
-Fue un asunto sencillo -respondió y respiró) contenta) en su ancho y
ella) modesta. verde mundo.
Ahora sí tenía un trabajo. Y para que Desde ese día la fama de la pequeña
no quedara ninguna duda de su Manzanilla cundió por la región. Todo
profesión) gritó lo más fuerte que pudo el que tenía dolor de estómago partía a
para que la escucharan la Primavera) su consultorio. Llegaban hormigas)
las nubes y el arco iris) el rocío y el gusanos) gigantes y enanos. Zancudos)
viento: princesas) ratones y viejas. Se tendían

~(.) treintd treintd y uno 31


en la hoj a y la Manzanilla les daba un Manzanillo (Matricaria
pétalo de su cabeza para que se hicieran chamomilla). Lo manzanillo es
una infusión. Y después los pacientes uno de los más populares de
comentaban lo maravilloso de ese todos los hierbas medicinales. El
remedio con sabor a flor. nombre Matricaria indico el uso
Y, hasta ahora, la doctórcita del que le daban en lo Antigüedad
campo, aunque está algo pelada, sigue poro aliviar molestares
sanando a los enfermos del estómago. relacionados con el embarazo
Sana al que como dulces y al que come (Matriz matris) . Crece en
cabritas, al que come tortas y al que
,

• come caperucitas.
campos y jardines, barbechos y
bordes de cominos. Su infusión
combate los digestiones difíciles,

lV 1
falto de apetito, dolores de
cabezo, insolación, neuralgia y
gripe. El uso externo colmo los
irritaciones de piel y ojos. Se
aplico poro mantener el color
rubio del cabello. Si se abuso de
sus infusiones, puede producir
nervIosismo o mareos.

~~ treinta y dos treinta y tres ;33


levantaba temprano tras los cerros y se
La vigía del campo
acostaba tarde tras el mar. Y donde
vivían muchas flores silvestres de
diferentes formas y colores.
¡Qué lindo!
¡No, qué feo! ¿Cómo puede una flor
disfrutar del dibujo de la luz entre las
hojas si sabe que ahí viene al trote un
ternero pisoteador? ¿Qué flor podría

q
~ alegrarse del aleteo áspero de las abejas
si a cada rato tiene que esconderse
entre la hierba para evitar ellengüeteo
de un cordero? ¿Y quién podría sentirse
hermosa si a la menor brisa el estero
Esta histo ria suced ió han ' t.ull·o levanta sus aguas y las moja de tallo a
tiempo, que de solo recordal-In D1" corola?
pongo VIeJa. Nadie vive tranquilo con tanto temor
Todo comenzó una rnañan;) d ~ (~ I'wro, junto.
en un campo donde saltaba u l"l Lpn w ro, La más asustadiza de todas las flores
balaba un cordero y salpicabn, (-1 rll',1I ~ 1 de era una cuya cabeza tenía forma de
un estero. Era un cam.po dond(\ 1\1 ~ 1I1 n(\ campana. Sien1pre se la veja sobre d

~4 treintd y c.udtro t reint a y cinc.o (~ .5


pasto, con los ojos cerrados y toda comentaron el último susto del Dedal
temblorosa. Ni siquiera levantaba la de Oro cuando vio una pezuña junto a
cara cuando las sombras azules su cara, ni le pidieron la opinión sobre
llegaban a hacerles compañía. lo más adecuado para lavar a la
-Tranquilízate, pasó el peligro Correvuela cuando el cordero
-susurraban los pétalos de sus amigas. estornudó con la boca abierta y la
Pero ella seguía confundiendo el, salpicó. Porque, para ser bien francos,
crujido de las chicharras con las cualquiera se ofende con alguien que
pezuñas de los corderos, el roce del no habla ni da las buenas noches.
viento con la lengua del cordero y el Lo que sucedía es que la flor
Ij
brillo de la Luna con el agua del estero. campanuda, de tanto estar inclinada, se
-No, no, no, no ... -repetía su lo pasaba durmiendo. Y quizás qué
cabeza de lado a lado. pesadillas soñaba, porque su cabeza se
-Levántate y disfruta -insistían los movía y se movía y se movía de lado a
susurros de las flores. lado en unos no, no, no, no,
-No, no, no, no ... interminables.
Hasta que un buen día, sus amigas Hasta que una tarde de enero llegó al
silvestres -que como todas las flores campo alguien terrible. Nadie lo
son muy sensibles- se ofendieron y no conocía. Ninguna flor lo había visto
se dirigieron más a ella. Ni siquiera le antes.
Tenía cuatro patas como los corderos

30 treinta y seis treinta y siete iJ7


y terneros, pero mucho más largas; fueron doblando como cera al Sol hasta
ojos, orejas y boca como ellos, pero apoyar las cabezas en el pasto.
mucho más grandes. No d,ecía Beee, ni Así se desmayan las flores.
Muuu, ni Gluug, pero lanzaba unos Pero la otra flor no se había dado
Hhiii largos y relinchadores. cuenta de lo que sucedía a su alrededor.
y se paró frente a ellas, mostrando En esos momentos parece que ella
los dientes y lanzando coces. soñaba algo terrible, porque movía la
Las flores se agitaron muertas de cabeza con unos no, no, no, no, muy
miedo. ¿Qué pasaría si ese monstruo enérgicos. Tan enérgicos, que el animal
comía pasto cerca de ellas? ¿Qué la vio: inclinada sobre la hierba, con su
ji
pasaría si saltaba junto a sus tallos? cabeza de campana moviéndose para
¡Qué horror! ¡Era mil veces más allá, para acá, para allá, para acá...
peligroso que los corderos y los Y, muy curioso, se acercó a olerla. Las
terneros! ¡Y, además, mucho más mal demás flores, antes de desmayarse por
educado ... ! Porque, cuando las flores segunda vez, lanzaron un violento
pensaban que a lo menos no las mojaba polvillo dorado que revoloteó en el aire
como el estero ... ¿me creerán que les y se desvaneció en el pasto.
lanzó un chorro amarillo de alto a bajo? Así gritan las flores.
¡Ohhh! La campanita despertó, sobresaltada.
Las flores quedaronprimero tiesas ¿Y qué vio frente a ella?
de ünpresión y luego, lentamente, se Unos dientes, unas pezuñas y ...

~8 treinta y ocho treinta y nueve \3'-"


¡plafff!. .. otro chorro amarillo. Aún asustado y sin entender qué
La pobre flor comenzó a mover de pasaba, el animal miró hacia abajo y vio
nuevo la cabeza. a la flor que movía y movía la cabeza...
N o, no, no, se agitaba con más fuerza ¡Hhhhhiii!, gritó, asustado.
que nunca. ¡Las flores no pueden sonar como
N o, no, no, se movía con una rapidez campanas, eso lo sabe todo el mundo!
increíble. y partió al galope a esconderse por
No, no, no, de lado a lado ... ahí y a mojar de amarillo el pasto de
El animal miraba para allá, para acá, puro susto.
para allá, para acá, seguía el El sonido de espumas de cientos de
movimiento de derecha a izquierda,
comenzó a marearse, los ojos se le
cansaron, levantó las dos patas
delanteras y las agitó en el aire.
Tilín, tilín, tilín, se escuchó en todo
el campo.
¿Era una campana?
Tilín, tilín, tilín ...
¿Se estaba volviendo loco o era la flor
que sonaba?
Tilín, tilín, tilín ...

4~) cuorenta c. uarent O y uno 41


pétalos al juntarse y separarse invadió tintineante les advertía. Lo mismo
el lugar. pasaba si el cordero masticaba muy
Así aplauden las flores. fuerte o si el estero levantaba mucho
Tilín, sonó la campanita con mucha sus aguas: la flor campanita sonaba y
modestia. sus amigas se escondían entre la
Las flores aplaudieron más. hierba.
Tilín, tilín, siguió ella agradeciendo. Por eso, cuando vayas al campo,
Desde ese día se transformó en la busca entre las flores silvestres a una
vigía de las flores. de cabeza inclinada. Si haces un poco
Cada vez que llegaba un ternero a de ruido, verás que pronto ella se
saltar cerca de ellas, un sonido mueve asustada por tus pasos. Y si
afinas el oído, podrás escuchar unos
tilín, tilín, y las demás flores se
ovillarán.
Pero si buscas un poco más, es
posible que encuentres por ahí a un
animal de dientes grandes, que
mientras dice Hhhiii, todavía piensa y
piensa que es imposible que una flor
suene como campana.
Pero tú sabes que es cierto.

4~ cuarenta y dos cuarento y tres 4~(


Bonifacio, Eufrasio y
Campanilla (Galanthus nivalis). Nicasio
Florece en las zonas de baja
montaña , aun cuando los
prados estén todavía con
nieve, pero se la puede hallar
también a más de 2.000 metros
de altitud. Su cabeza inclinada
tiene forma de campana. Los
campesinos cuentan que en las
tardes silenciosas, cuando ni los
pájaros hacen ruido con sus
alas, se puede escuchar un
leve tintinear en el campo: son En el tiempo en que los gatos
las campanillas al viento. andaban en monopatín y las mariposas
usaban zapatos, vivían en un pequeño
campo tres duendes jardineros de
barbas azules. Se llamaban Bonifacio,
Eufrasia y Nicasio. Cierto día, cuando
desmalezaban sus flores y plantas ,

44 c~arenta y c~atro cuarenta y cinco 4,5


observaron que había un pedacito de -Si aquí hubiéramos puesto abono,
tierra hinchada, como si alguien la ya habría flores -respondió Nicasio,
hubiera inflado por dentro, y que unas mirando asustado el pequeño
pequeñas volutas de humo se filtraban promontorio.
a través del pasto. -Yo creo que va a nacer un volcán: el
-Yo creo que esto se debe a un olor a humo es espantoso -dijo
exceso de abono -dijo Bonifacio, el Eufrasio, tapándose la nariz con su
duende más viejo, mirando con larga y rizada barba azul.
atención. -Arranquemos, hermanos -musitó
Nicasio, con el bonete tiritón.
-Coba.rdotes ... , tanta alharaca por
un poco de humo que ... -alegó
Bonifacio, disimulando su inquietud.
Iba a seguir hablando, pero se
escuchó un pequeño ruido, como si
alguien desde el fondo de la tierra
hubiera lanzado una carcajada. Los
jardineros retrocedieron un par de
pasos. Yen esos instantes, frente a los
espantados ojos de los duendes, el
pasto se onduló como si una mano

4~ e uarent a y seis c.uarenta y siete 47


hubiera levantado por debajo la tierra y cuando la figura humosa reapareció,
luego se abrió un orificio del que brotó ¡POF! transformada en un tallo verde.
un potente chorro de humo gris. El tallo, dejando escapar vahos de
-¡El vol. .. volcán! -chilló Eufrasio, humo, se dobló hacia ellos y les lanzó
agarrado al cuello de Bonifacio, que se con violencia un par de fumarolas a la
sujetó a Nicasio, y ¡cataplum!, los tres cara.
cayeron al suelo tapándose la cabeza -Cof, cof... ajj ... gua ... -los duendes
con las manos. comenzaron a toser con cara de asco.
El chorro de agua seguía brotando El tallo, con una voz algo ronca, les
hacia lo alto con un zumbido de fogata, dijo:
hasta que comenzó a girar, a girar,
retorciéndose de alto a bajo a una
velocidad increíble, como un tirabuzón
de humo. Giró durante unos minutos,
mientras los ojos de los duendes, que
no perdían detalle desde el suelo,
daban vueltas como remolinos en sus
órbitas. Cuando el chorro se hizo tan
fino que terminó por desaparecer, los
duendes, mareados, quedaron tirados
en la hierba. Pero dieron un brinco

48 c.uarenta y ocho cuarenta y nueve 4~


-Hola, soy Palomilla, la nueva entera y dijo con tono risueño:
florecilla de su campo ... permiso, que -¿Les gusta mi perfume?
tengo que terminar de nacer... -¡ Eres fétida! -respondió Eufrasio,
Y, plif, plaf, pluf, en medio de enojado-o ¿Por qué no elegiste ot ro
pequeñas explosiones de humo, lugar para nacer?
surgieron unos pétalos largos y -No seas tan mal educado con la
angostos de color rosado. Naturaleza -susurró el tímido Nicasio,
Los tres duendes se miraron. evitando respirar.
Bonifacio, el más viejo, con las Los tres jardineros, ya repue st os de
mejillas algo pálidas, se levantó la impresión, se instalaron bajo un
sacudiendo sus pantalones rojos.
-Ya lo había dicho: era una flor. ..
-rezongó, mirando a sus hermanos con
el ceño fruncido y tratando de no
respirar ese olor espantoso que venía
de la nueva flor.
-¡Yo nunca había visto nacer una
flor de esa manera! -se enojó Eufrasio,
moviendo su barba para despejar su
cara de humo.
, La flo r, la Palomilla, se reme ció

5CJ cincuenta cñ1cuenta y Lino 51


olmo a observar a la nueva habitante sus ojos claros tenían un brillo de fiebre.
del campo que se dedicaba a lanzar Se acercó a la Palomilla, casi sin mirarla,
humo y despedir mal olor en medio de y, con aspecto cansado, se dejó caer en la
risas burlonas. hierba.
Cuando pasó un conejo y olisqueó La Palomilla había girado su tallo
interesado a esa planta de flores para mirar mejor a la visitante, y
delicadas y rosas, salió arrancando, cuando la niña dejaba caer su cabeza
ahogado. Después pasó una abeja y sobre las rodillas, la planta se inclinó,
¡zummm! se fue directa a investigar las como para tocarla. La niña, entonces,
nuevas corolas, pero casi cae muerta. dijo "ay" y cayó de espaldas.
Bonifacio dijo entonces con voz -Palomilla mala... Palomilla mala
firme: -gritó Eufrasia, casi dormido,
-Si solo es hedionda, basta con no corriendo hacia ella y dándole unos
acercarse mucho; pero por si acaso, no barbazas en las flores.
la perdamos de vista. Bonifacio, moviendo la cabeza para
Mientras sentían que les estaba espantar el sueño, tomó de los brazos a
dando mucho sueño, vieron que se la niña y N icasio la agarró de los pies, y
aproximaba una joven de largo vestido entre los dos la arrastraron hacia el
blanco. Caminaba con dificultad, corno
si estuviera enferma. Tenía su rostro
muy pálido, las manos le temblaban y
olmo. Una vez allí le lanzaron rocio en
los ojos, la abanicaron con una hoja de
helecho, le dieron pahnaditas en las
I
5 ~ c.incuenta y dos c.incuenta y tres 5~
manos, pero la niña continuaba sin
moverse.
-¡La mató, esa planta asesina la
mató! -gritaba Nicasio dando saltos
histéricos y lanzando piedrecillas a la
Palomilla, que se reía como si le
hicieran cosquillas.
Pero Bonifacio, que por ser viejo
conocía más de la vida, miró con
atención a la enferma: le levantó los
párpados, le tocó la nariz y luego le miró
el color de las uñas. Y dijo con voz sabia: El Sol viajó por el cielo y se escondió,
-Tranquilos: ella solo duerme. apareció la Luna y ellos seguían
-Si tú lo dices, así será -asintieron sentados. Durante horas y horas la
Nicasio y Eufrasio, bostezando. miraron y la siguieron mirando para
Y, más allá, la Palomilla movía sus vigilar su respiración. Cuando uno de
pétalos al viento como una cándida ellos se iba a que dar dormido, otro le
paloma rosada. daba un codazo en las costillas y volvía
-Hay que cuidarla, no sea cosa que a enderezarse. Hasta que al amanecer
despierte y necesite algo -dijo los duendes vieron que esas mejillas
Bon ifacio , preocupado. blancas se volvían sonrosadas y los

54 cincuenta y cuatro c.inc.llenta y cmco 5;;)


labios tristes se curvaron en una milagrosa? -dijo la niña, mirando para
sonrisa. Y cuando el Sol alumbraba todos lados.
nuevamente el campo, la niña abrió los -¿Milagrosa? -preguntó Eufrasio,
ojos: ya no existía ese brillo afiebrado, con la cara adormilada-o ¿Milagrosa esa
sino que ahora un brillo feliz los Palomilla?
iluminaba. -Sí, milágrosa: apenas la respiré,
-¿Dónde está? ¿Dónde está? -dijo la sentí que mi cabeza daba vueltas y no
niña, incorporándose. recuerdo más ... Pero en mis sueños la
-Aquí estoy -dijo Bonifacio, dando vi convertida en una dulce paloma rosa
un pasito hacia ella, mareado de sueño. que me abanicaba con sus alas y me
-No, ¿dónde está esa flor devolvía las fuerzas -dijo la niña con
voz cantarina, mientras buscaba a la
Palomilla con sus ojos.
Y, levantándose de un salto, corrió
hacia ella.
Los duendes la vieron llegar a su lado.
Y también la vieron taparse la nariz y
acariciar con un dedo las flores rosadas.
Luego la joven se alejó, saltando por
el campo.
-Muy milagrosa será esa flor, pero

5<9 cinClAenta y se.is cincuen'ta y siete. ::= ­


Palomilla (Fumaria oficinalis).
Proviene de los países orientales
y su follaje es de un tono gris y
humoso. Tiene un desagradable
olor a humo que hace llorar, y la
tradición popular la hace surgir
de las emanaciones de la tierra
en vez de surgir de una semilla.
Se encuentra en lugares secos o
yo no me acercaré a ella aunque me
montañosos. Es considerada
duela la última muela que me queda
planta milagrosa que otorga
-dijo Bonifacio.
una larga vida. No se debe
y se quedó dormido parado.
abusar de ella, ya que existe el
riesgo de que cause
somnolencia y retarde la
circulación.

!)8 cincuenta y ocho cmcuenta y nueve. 5";

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