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Autores de culto

Seguramente, muchas veces han oído hablar sobre los escritores de culto, pero ¿saben quiénes son
realmente? En este artículo intentaremos arribar a lo que se esconde detrás de esta etiqueta. Qe no es
otra cosa que una forma más de encasillar a la literatura.
Acerca del concepto
En primer lugar cabe mencionar que existen dos formas de entender este concepto, que son opuestas
entre sí.
Por un lado hay gente que considera que un escritor es de culto cuando es tomado como referencia y
considerado un semidios. Es decir, todos esos autores que te apasionan y que adoras con locura, que
con tan sólo escuchar su nombre se te pone la carne de gallina.
La otra forma de entender el concepto es para referirse a autores que tienen un número de
seguidores muy reducido, los cuales conocen a fondo la historia y obra de este autor y organizan
quedadas para dialogar acerca de él.
Estos autores suelen ser vanguardistas, que han sabido anteponerse a las formas y pretensiones de la
literatura de su tiempo y que trabajaron con un nuevo lenguaje. Esto los llevó a quedar en un segundo
o último plano respecto al resto de los autores de su época; sin embargo, han conservado algunos
lectores que se aferraron tanto a él que se hicieron cargo de la difusión de su obra e impidieron
que su nombre cayera en el olvido.
Existen miles de escritores de este tipo. En algunos casos se trata de autores que en su época gozaron
de una cierta popularidad pero que, con el correr de los años, fueron perdiendo fama y solamente se
mantuvieron por esos pocos que desearon continuar leyéndolos. En otras ocasiones ocurre lo contrario;
un autor ya desaparecido es descubierto de repente por una editorial y recuperado; entonces, comienza
a ganar popularidad dejando de lado el anonimato en el que se había mantenido durante todos esos
años.
Cabe agregar que estos escritores también son adorados por sus lectores y considerados dioses entre
los hombres. Posiblemente sea ésta la definición más aprobada de lo que es un escritor de culto.
Saliger es, sin duda uno de los autores de culto más citado. En la fotografía de abajo se encuentra
golpeando la ventanilla del coche de un fotógrafo, cuando éste intentaba fotografiarlo.

¿Qué se necesita realmente para ser un verdadero escritor de culto?


No cualquier autor que no es muy conocido puede entrar dentro de esta clasificación. Algunas de las
exigencias para serlo son: presentar una clara innovación a los estilos cultivados hasta el momento
e ir contra todas las corrientes literarias de la época. Y, lo más importante, una vida pública nula.
También es necesario ser reacio a los lugares públicos y negarse a dar entrevistas. Además, en
general las publicaciones se hacen mediante seudónimo y, en muchos casos, son casi inexistentes. Al
punto de que, lo ideal es que se vuelvan conocidas después del fallecimiento del autor. Por otro lado, la
gran mayoría de los autores se inclina por una vida llena de turbulencias, excesos y extravagancias, y
coquetean con la muerte y sus peligros.
Se suele decir que el verdadero escritor de culto es, antes que nada, un poeta en todo el sentido de la
palabra.
En muchos autores estas condiciones se fueron dando de forma espontánea, pero en muchos otros
fueron el resultado de un elaborado trabajo de convertirse en esa clase de autores, cosa, desde mi
humilde punto de vista, poco artística y natural.

Este segundo tipo elaboraba un exquisito plan que consistía en leer a los autores más recomendables
de cada época y estudiar minuciosamente los aspectos de la narrativa a lo largo del tiempo. Así
conseguía comprender qué se esperaba de la literatura en cada etapa de su historia y qué debía
hacer para ir contra todo lo establecido.
Hay autores que se obsesionan tanto por innovar que terminan elaborando estilos que, sin darse cuenta,
son un reflejo de esas obsesiones; no solo no ofrecen nada nuevo para la literatura, sino que además se
asemejan más de lo que ellos podrían intuir al de esos autores de los que se han nutrido profundamente
para “no ser como ellos”.
Las personas somos lo que comemos y los escritores, lo que leemos. Es muy difícil leer a un autor
y no ser capaz de intuir cuáles son sus lecturas favoritas. El problema es ver esto, que no es más que la
necesidad de inspirarse -aprendiendo de alguien que sabemos ha sabido hacer las cosas bien-, como un
inconveniente o algo negativo.
Ser un escritor de culto no implica necesariamente ser un buen autor, como tampoco lo es vender
bestsellers; aunque ambos suelan figurar siempre de un lado y del otro de la balanza.

El peligro de las etiquetas


Los seres humanos tenemos una extraña habilidad para establecer absurdas comparaciones y
creer que aquel que más sabe es el mejor en algo, cuando en realidad en el arte esto no es para nada así.
Una persona puede comprender de una forma magnífica los resquicios del lenguaje y leer obras en
idiomas antiguos y no por eso ser un buen escritor.
Un buen autor es aquel que sabe qué quiere decir y encuentra el mejor modo de hacerlo. Un autor
que al sentarse frente a la hoja intenta demostrarte lo mucho que sabe, es un erudito disfrazado de
escritor. Sin embargo, el primero será considerado simplemente como un autor, con más o menos fama,
mientras que el segundo recibirá el título de “autor de culto”. Me resulta realmente patético, pero
lamentablemente el mundo de las letras está lleno de patetismo. Cuanto más lo conoces, más
quieres huir de él, aunque más te atrape…
Es importante decir que un autor de culto no necesariamente se encuentra oculto y viceversa.
Se considera que García Márquez no es un escritor culto porque, aunque cite a antiguos filósofos, no
puede, como sí pudo Borges, leer La Odisea en griego homérico y su traducción en latín clásico y varias
lenguas vivas. De los dos, ninguno estuvo oculto. La existencia de la etiqueta “de culto” ha sido creada
para separar aún más a los lectores; porque si no lees a Borges es porque “no te da la cabeza”, aunque
digas que te parece un pedante y un escritor pretencioso…
La pregunta que me hago al encontrarme con estas afirmaciones es ¿para qué leemos? ¿para alejarnos
cada vez más de nuestra esencia y convertir nuestro lenguaje en un artilugio absolutamente separado
de lo que nos convierte en seres vivos?
Creo que es importante saber comprender que la búsqueda del entendimiento y la profundización
de los conocimientos del lenguaje es fundamental si deseamos escribir bien; sin embargo en esa
búsqueda tenemos que recordar todo el tiempo que la función del lenguaje es comunicar algo relevante
y a la vez entretenido para los lectores y no mostrar lo que sabemos.
En cuanto a las lecturas que escojamos, lo ideal es dejarnos llevar por nuestro instinto. Obligarnos
a leer cosas que nos aburren porque las consideramos “elevadas” es una de las peores formas de
entender la verdadera función de la literatura en nuestra vida: acercarnos a nosotros mismos y
comprender mejor nuestro entorno.
Por último, mi consejo es no caer en este tipo de estereotipos que tanto daño le han hecho y le siguen
haciendo a las letras y disfrutar de una de las artes más bellas que existen

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