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Fotocopiacora: 2410 6720 (208 / 21@Pantina & Cafeteria: 2410 6720 (220)esté desprovisto de calificactones, es una profesién que alcanzé
madurez y que se viene constituyendo en un interlocutor privile
giado en sus diversos espacios de accién.
Referer
bibliogrtieas
IAMAMOTO, Matilda V. y CARVALHO, Raul, Relagdes Sociais €
Servico Social no Brasil. Esbogo de wna interpretacdo histévicay
metodoldgica. Sao Paulo, Cortez/Celats, 1995. Edicién en espaiiol,
parcialmente alterada por lx autoro, en AMAMOTO, M. V
10 Paulo, Cortez, 1997
El Servicio Social en la Contemporanetdad. Si Paulo, Cottez
2003,
YAZBEK, Maria Carmelita. "A Politica Social brasileira nos anos 90: A.
rofilantropizagio da ‘Quoétio Social”; in Cudernas ARONG, Sé-
vie Especial n. 3, So Paulo, oct. 1995,
Servicio Social y divisidn del trabajo.
Cee ss
2
JOSE: PAULO NETTO*
Cinco notas a propisito de la “cuestién social”**
“cuestion
neludible y pricticamente con-
En la agenda contemporsnea del Servicio Social, l
social” es punto sobresalionte,
sensual.
Y lo es por razones mas que sélidas: por un lado, est la
presién que sobre la prictica profesional de los asistentes sociales
ejerce el hecho de que, transcurridas casi-dos décadas de la derro-
1a de a dictadura, 1a Hamada deudu suciub, tejus de ser saldada
con la restauracién democratica, fue incrementada;! por otro lado,
* actor en Servicio Sovil, Profesor Tila de la Escuela de Servicio Socal de la
Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRI), y Profesor Visitante en programas
de Forgrad en sa, Pongal y América Lausa. Aur Je asd we dee Ue
Tiros, entre ellos, Capittio monopelite y Servicio Social (1997) y Dita e
Servign Socal no Brasi (1991), ambos por Ia Cortez
+= Tosco ean de Pemroris m3, Brie, ABEPSS, 2001. Tradecién do Ramee
M, Datei,
1. Y para este inerensento no fue menor Ia comtTbuci ofrecid por fa oenacin
que los doe gobiomoe de Fernando Hanrique Cardoso (FHC).
implementaron con el respalds de los organismos representativos del capitalporque la continuidad del proceso de renovacién profesional exigi6
tuna actualizacion de Ia formacién académica, ya que muy
correctamente el proyecto formativo esté enraizado en la
intervencidn sobre la “cuestidn social”? Incluso repercute en este
destaque de la “cuestiGn social” ef renovado interés que ha des-
pertado en investigadores europeos — mareadamente franceses
— cuya obra influy6 cn la reflexin de investigadores y docentos
del rea de Servicio Social,
Ast, la actualidad de la “cuesti6n social” se presenta tanto
para los asistentes sociales de campo como para aquellos que es:
pecialmente en la academia se ocupan con la formacién de las
nuevas generaciones profesionales y con la investigacidn de la
realidad social
Pero.es un hecho que la expresisn “cuestién social” no es
seménticamente univoca: al contrario, se registran en-torno de
ella comprensiones diferenciadas y atribuciones de sentido muy
diversas. Cualquier esfuerzo de precisién en este dominio. debe
ser saludado — muy particularmente porque favorece a Ja com-
pronsién de las referencias més amplias a partir de las cuales
¢s utilizada.
Quiero desde ya sefalar el carécter extremamente modesto
de mi intervencién, que busca apenas y tan solamente ofrecer
algunas determinaciones tebrieas ¢ histdricas para circunseribir lo
gue entiendo Como “cuenti
in social”, en ch marco de ta tradicién
financiero internacional y para regocij de sus socios nav, naturaenteadamds
Adela alegre captuocion de buena parte dels imclectualiadacalémica, EI desas~
tne que esa orienacion ha significado para In masa de la poblaci6n brasileba no
‘puede ser aqui abordao, pero algunos de sus indleadoresesttn recogidos en sl
volumen organizada por Lesbavpin (1999)
2. “BI Servicio Social se paciculariza en las cclaciones sociales de produecisn y
eproducchon Geta via Stal como una rofesiée ape interviene enol ébito dee
cuestin social, expresadn por Ist contradiceiones de desaroll de capitalisio
tnonopolita” (Wer ABESSICEDEPSS, 1997; 60)
{edrico politica en que todavia me sito, contra viento y marea—
la tradicién marxista.
1. Todas las referencias posibles sugieren que la expresién
“euestién social” tiene una historia reciente: su empleo data de
cerva de ciento setenta afios. Parece que comenz6 a ser utilizada
cn la tercera década del siglo XIX y fue divulgada hasta ta mitad
de aquella centuria por erfticos de ia sociedad fikéntsopos situa
dos en los més variados espacios del espectro politico.”
La exprosién surge para dar euenta del fenémeno mas.
te dé Ta historia @ la Europa Occidental que experimentaba los
mpactos de la primera onda industrializante, iniciada en Inglaterra
en el tiltimo cuarto del siglo XVIII: se trata del fenomeno del
pauperismo. En efecto, la pauperizacién (en este caso, absoluta)
masiva de la poblacién trabajadora constituy el aspecto mas
inmediato de fa instauracion del capitatismo en su fase industrial-
competitiva y no casualmente engendrs una copiosa docurnentaciéns
Para los més licidos observadores de la época, independien-
temente de su posicién ideo-politica, se hizo claro que se trataba
de un fendurcuo nuewo,'sin precedentes en la historia anterior
conocida. De hecho, si no era inédita la desigualdad entre los
3. Desde un logitimisa franeés como Arian de Melun a un joven revolustonaio
slemén como F. Engels (1986), Curigsamcnt, la expresion "evestion soci” emer
se prcticamente al miso tiempo.en gue surge en el vocab potieo la Flaba
sasialsas
4. Bliexto de Bnsels,referido en I nota anterior, e5 apenas an efemplo de una fangs
tibiogeata, en hr cual concutirom autores de las mis diversas posefones feo-
politiens eitamos Villermé, Duepétiaus, Buret). Hasta un conservador como
Tocquevile se ocupé del problem, en su Mémoire su le paypévame, presenada 2
I Aeadetia de Cherbourg on 1835.
a ensayo As metamorfose do questo socal, Uma erdnica do saldrio, Robart
{Gantt (1998: 284) sefiala que autores como Burst y Villenewve-Bargemont enien
“Concioncia do la noveded det pipers en evetiea,eabigndoe a carctriasisn
(buna auova pobrevavarios sectores sociales, si venta de muy lejos la polarizacion en-
tte ricos y pobres, si era antiquisima la diferente apropiacién y
usufructo de los bienes sociales, era radicalmente nueva la dindmica
de la pobreza que entonces se generalizaba®
Por primera vez en ia historia registrada, fa pobreza cresta
en razdn directa con.el aumento de la capacidad social de producir
riquezas, Cuanto més la sociedad se revelaba capax de
progresivamente producir més bienes y servicios, tanto mis
aumentaba el contingente de sus miembros, que ademas de no
tener acceso efectivaa tales bienes y servicios, se vefan desposetos
de las condiciones materiales de vida de las que disponfan ante-
riormente. Si en las formas de sociedad precedentes a la sociedad
burguesa Ja.pobreza estaba ligada.a un-cuadro-generatde-escasez
(cuadro en larguisima medida determinado por el nivel de
csarrollo de las fuerzas productivas materiales y sociales), ahora
ésta se mostraba conectada a un cnado general que-tendira reducir
fuertemente ta situacidn de eseasez. En una palabra, la pobreza
acentuada y_generalizada en el primer tercio del sigle XIX — el
pauperismo — aparecia como nueva, precisamente porque se
producfa por las mals i b
ediato_105 sipuestos de su reduccién, y en el extremo, de su
supresién.\"
La designacién de ese pauperismo por la expresién “cuestién
social” se relaciona directamente a
politicos. Si se hubicran mantenido ios pauperizados en Te
condicién de victimas del destino, si ellos hubieran revelado la
6. Datos csantitsivos del eundo dst paupsisme curopen estén disposes tanto en
cobras estrictamente histricas (ver por eemplo, Hbsbawn, 1988, oespeificamente
para Ingletera, Thompeon, 1987) como en ents de naturaleznsociolégica (vr el
citado trabajo de K, Castel). Fs teevanienotar qe, en el siglo XX, mucho antes de
{gue el interés académica “descubriera” a los excluides, fue un marxista
norteamericano quten dedied especial atencten at paupeismo (ver fa ob orginal
mente publica ep 1986, de Leo Huberman, 1986).
resignacién que Comte consideraba la gran virtud cfvica, la historia
subsiguiente hubiera sido otra. Lamentablemente para el orden
burgués que sc consolidaba\-los pauperizados 20 se conformaron.
‘con su situaci6n: desde la primera década hasta la mitad del siglo
XIX, su protesta tomé Jas mas diversas formas, desde la violencia
Iuddista hasta la constitucion de las trade unions,’ configurando
‘ua amenaza real a las instituciones
tir de la petspectiva efectiva de una stibversion del orden burgués
que cl pauperismo se designé como “cuestisn social”.
2. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la expresin
“cuestidn social” deja de ser usada indistintamente por eriticos
sociales de diferenciados lugares del espectro ideo-politico — ésta
se desfiza, lenta pero nitidamente, para el vocabulario propio del
pensamiento conservador
El divisor de aguas, también aquf, es la revolucién de 1848.
De un lado, los eventos dé 1848, cesrando el ciclo progresista de
ta acci6n de clase de 1a burguesfa, Impiden a partir de entonces @
Ios intelectuales a ella vinculados (en tanto sus representantes ideo-
Iogicos) la comprensidn de los nexos entre economia y sociedad
—quedando vedada la comprensién de la relacién entre desarrollo
capitalista y pauperizacién. Puesta en primer lugar, con caréetér
de_urgencia, la manutencién y Ia defeusa del orden burgaés, Ta
“cuestion social” pierde paulatinamente su estructura histérica
determinada y es erecientemente naturalizada, tanto en el Smbito.
del pensamiento conservador laico como en el del confesional (que
ademas tard en reconocerla como pertinente),
Entre los pensadores laicos, las manitestactones inmediatis
de la “cuestién social” (Fuerte desigualdad, desempleo, hambre,
enfermedades, pemuria, desamparo frente a coyunturas econdini-
7. Una sinteaisbanontedidtion do la historia dol movnanto obraeo se aneventsa
ep Abondsoth, (97D. -
|
sociales existentes. Puc a par-saci socva-exéricn
cas adversas) son vistas como el desdoblamiento, en Ja sociedad
moderna (Iéase: burguesa), de caracteristicas inetiminables de todo
y euaiguier orden social, que a lo sumo pueden ser objeto de una
intervencién politica limitada (preferencialmente con soporte
“cientifico”), capaz de amenizarlas y reducirlas a través de un
ideario reformista (aqui el ejemplo més tipico es oftecido por
Durkheim y su escuela sociolégica). En el caso del pensamiento
cconscrvador confesional, se reconoce Ia gravitacion de ka “cuestion
social” y se apela a medidas socio-politicas para disminuir sus
consecuencias, se insiste en que solamente su exacerbacién
contraria la voluntad divina (es emblemética aqui la leccién de
Leon XIII, de 1891).
En cualquiera de los dos casos — lo que ademas explica la
perfecta complementariedad politico-préctica de esas dos vertientes
del conservadurismo — incluso las reducidas reformas sociales
posibles estén hipotecadas a una reforma moral del hombre y de
la sociedad. De hecho, en el ainbito del pensamiento conserva-
Gor, la “cuestién sociat”, en una operacién simultdnea a su
naturalizacién, se convierte en objeto de accién moralizadora, Y
en ambos casos el enfrentamiento de sus manifesianiones debe
ser funcién de un programa de reformas gue antes que nada pre-
serve la propiedad privada de los medios de produccién. Mas pre-
cisamente: el cutdado con las manifestactones de la “cuestién so-
cial” es expresamente desvinculado de cualquier medida tendiente
a problematizar el orden econémico social establecide se trata de
combatir las manifestaciones de la “cuestién social” sin tocar los
fundamentos de la sociedad burguesa, Se tiene aqui obviamente
tun reformisimo para conservar.®
4. Nose pucie conan et person conservacor ie gana densidad y expansiéa
‘después de 1848, con of reccionaisme. Si para éste In altrativa alos males de
‘orden burgués consist en la restaursein del Antigua Régimen, lo que es propio
sl paneamiantoconservado ol eformisme, ono
Jas instucionesfundances de} mundo det capita
tron —y nn hein — de
Pero la explosin de 1848 no afect6 solamente las expresiones
ideales (culturales, te6ricas, ideolégicas) del campo burgués. Esta
hisi6 sustantivamente las bases de la cultura politica que portaba
hasta entonces el movimiento de los trabajadores: explicitando el
eardcter antagénico de los intereses sociales de las clases
fundamentales, 1848 implic6 la disolusién del ideario formulado
por el utopismo. De esa disolucién resulté el entendimiento de
que Ia resoluciGn efectiva det conjunto problemético designado
por la expresién “cuestiOn social” seria funcién de la subversion
completa del orden burgués, en un proceso del eual estarie excluida
‘cualquier colaboracién de clases? — uno de los resultantes de 1848
fue el pasaje del proletariado, en un nivel hist6rico universal, de
la condici6n de clase en sf a clase para sf, Las vanguardias trabaja-
doras, en su proceso de lucha, accedieron a la conciencia politica
de que ta “cuestién social” esté necesariamente vinculada a la
sociedad burguesa: solamente la supresi6n de ésta conduce a la
supresién de aquélla
A partir de abel pensamiento revolucionatio pasé a identifi-
caren ta propia expresién “cuesti6n social” una tergiversaci6n con-
servadora, y a s6lo emplearla indicando este trazo mistificador.!°
3. Sin embargo, conciencia politica no es lo misma que com-
prensién teérica — y el movimiento de los trabajadores tardaria
todavia algunos aos en encontrar los instrumentos te6ricos y
metoclolégicos para aprehender I génesis, 1a constitucién y los
procesos de reproduccién de la “cuestién social”
9. Para que se tenga una noc de as asiones del uopisno,recuéidese que ne de
eas mi datas y contecuentes representantes, Rober Owes, preparé ws memorial
{rigido a tos “los republicans sojos,comunisas y sociaitas de Europa, en-
viado tanto al gobierno provtoro faneds do 1848 come. la “eine Victoria y
sus consejeos responsabies"!
10. De ahi pues las comillas que uilizo Siempre que a ell me refer.a i ET
'
yaeen las visperas de la eclosién de 1848 K. Marx avanzaba
en el rumbo de aquélla comprensién — como puede verificarse
nitidamemte en sus dos obras més importantes entonces publica
das!" — es apenas en 1867, con la publicacién del primer volumen }
de £1 Capital, que la raz6n te6rica accedi6 a la comprensién del
complejo de causalidades de la “cuestién social”.
el conocimiento riguroso del “proceso de produccién del capital”
‘Marx puede aclarar con precisién la dinémica de la “cuestign so-
cial", consist
irreductible a su manifest
nte en un complejo problemético muy amplio,
‘acién inmediata como pauperismo,”” |
El andlisis marxiano de Ta “Ley general de la acumulacién
capitalista”, presente en ef vigésimo tereer capstulo del libro pu- |
biicado en 1867," revela 1a anatomnia de 1a “cuestiGn social”, sit!
complejidad, su cardeter de corolario (necesatio) del desarrollo
capitalista en todas sus fases. El desarrollo, capitalista produce
necesariamente la “cuestiGn social” — diferentes fases apitalis-
tas producen diferentes manifestaciones de la “cuesti6n social")
<ésta no es una secueta adjetiva o transitoria del régimen del capi-
tal: su existencia y sus manifestaciones son indisociables de 1aj
dinémica espectfica del capital transformado en potencia social!
dorinante.\La “cuestién social” es constitutiva del. desarrollo del
capitalismo. No se suprime la primera conservandose el segundo.
EB] andlisis de conjunto que Marx oftece en El Capital revela
brillantemente que la.‘cuestiin social” esté bisicamente determi-
1, Pienso expect
mente en Miseria de la Filosofia (1986), y en colaborcidn con
Engss, on ol Manito det Partido Conuait (1998)
nes en porhgus, ver Mats, Bf Capital. Citen dela Beonomia
Politica (vol. 1, tomes HM, 1983-1989).
13, Ke da motor que tin an Mixer de ln Filsefin samo an ol Manifonte del Partie
12. Ene ae varias oc
‘Comunista, Marx pronostica que e! desaroo del capitalism implica pauperizacion
abvoluta do la mass poletaria. Es en El Copal donde disinguied los mecaniswos
e pauperizacién absoltay selativa,
4. Veren In odin cits en la nots 12, enol tone Tl 187 ss
Solamente con}
nada por el trazo propio, y peculiar de-Ja-relacion.capitaltrabayo
— Ia explotaci6n. Sin embargo, la explotaci6n apenas remite a la
determinacién molecular de la “cnestidn social”: en su {ntegra,
lejos de cualquier unicausalidad, implica la confluencia mesliada
por componentes historices, politicos, culturales etc. Sin herir de
muerte a los dispositivos explotadores del régimen del capital,
toda lucha contra sus manifestaciones socio-politicas y humanas
(precisamente To que se designa por “cuestién social”) est con-
denada 2 enfrentar sintomas, consecuencias y efectos.
El anilisis marxiano fundado en el carécter explotador del
régimen del capital permite muy especialmente situar con
radicalidad historica la “cuesti6n social”, esto es, distinguirla de
las expresiones sociales derivadas de Ia escasez en las vociedades
que precedieron al orden burgués. La explotacién no es un trazo
distintivo del régimen del capital (de hecho, se sabe que formas
sociales asentadas en la explotacién precedieron largamente al
orden burgués); lo que es distintivo de ese régimen es que la
cexplotacién se efectiva en un marco de contradiesiones y antago-
nismos que la hacen, -por primera vez en la historia registrada,
suprimible sin la supresi6n de Jas condiciones en las cuales se
crea exponencialmente la riqueza social, O sea: Ja supresién de la
explotacién del trabajo por el capital, una vez. constituido el orden
burgues y altaunente desatiolladas fas fucrzas productivas, no im
plica — jmuy por el contrario! — reduccién de la produccién de
riguezas.
En las sociedades anteriores al orden burgués, las desigual-
dades, las privaciones etc. devenian de una escasez que el bajo
nivel de desarrollo de las fuerzas productivas no podia suprimtr (y
al que era correlativo un componente ideal que legitimaba las de-
sigualdades, las privaciones etc.): en el orden burgués constituido,
ellas devienen de una escasez producida socialmente, de una
escasez que resulta necesariamente de la contradiccién entre las
fuerzas productivas (crecientewente socializadas) y tas relaclo-nes de producci6n (que garantizan la apropiacién privada del ex-
codente y la decisién privada de su destinacién)_La “or
cial”, en esta perspectiva tedrico-analitica, no tiene que ver
desdovlamiento de. problemas sociales que el orden, burgués
heredé 0 con trazos invariables de la sociedad humana; tiene
que ver exclusivamente con la sociabilidad erguida bajo.el co-
mando del capital.
Sin embargo, del anilisis tesrico marxiano no se puede deri
vvar el inmovilismo socio-polftico consistente en la espera de un
dia D, una hora H, revolucionariamente eatastrofica, en que el
régimen del capital sea reducido a escombros — y con él
desaparezca Ia explotacicn, Del anslisis marxiano lo que feast
mamente queda excluido es tan solamente cualguicr jlusién acer-
ca del alcance de las reformas al interior del capitalism.
4, En la secuencia de !a Segunda Guerra Mundial, y en el
proceso de reconstruceién econémica y social que entonces tuvo
curso, especialmente en Europa Occidental, el capitalismo
experiments lo que algunos economistas franceses denominaron
de “las tres décadas gloriosas” —- de la reconstruccidn a la
transicién de los afios sesenta a los setenta, incluso sin erradicar
sus crisis petiddicas, ol régimen del capital vivié una larga
coyuntura de crecimiento econémico. No por casualidad, Ia primera
mitad de los afios sesenta asisti6 a la caracterizacién de la sociedad
capitalista —- evidentemente desconsiderando el infierno de su
periferia, el entonces llamado Tercer Mundo — como sociedad
afluente, sociedad de consume.
La construccién del Welfare Siate en la Europa Nordica y en
algunos pafses de la Europa Occidental, bien como el dinamismo
de la economia norteamericana (desde la Segunda Guerra en el
comando del capitalismo mundial), parecfan remitir al pasado la
“cuestisn social” y sus manifestaciones —- éstas eran casi un pri-
vilegio de la periferia capitalista, enredada con los problemas del
sexvteo Soci ¥“CUNSTHN OCT «
“subdesarrollo”. Apenas los marxistas insistfan en sefialar que las
mejorias en el conjunto de las condiciones de vida de las masas
trabajadoras no alteraban Ia esencia explotadora del capitalismo,
que continuaba reveldndose a través de intensos procesos de
pauperizacion relativa — apenas los marxistas y unos pocos exiti-
cos sociales, como Michael Harrington, que tenfa el coraje de i
vestigar “la pobreza, el otro lado de Ja América”
En la entrada de fos afios setenta, se agotd la onda larga ex-
pansiva de la dinémica eapitaista."* A la redueci6n de Jas tasas de
ganancia, condicionadas también por el ascenso det movimiento
obrero ~~ que alcanzara significativas victorias en aquellos afios
y en los inmediatamente anteriores’ — el capital respondié con
tuna ofensiva politica (de inicio, basicamente represiva —
recuérdese el trato que al movimiento sindical brindaron Ja Sra.
‘Tatcher y R. Reagan —, después fundamentalmente de naturaleza
ideolégica) y econdmica. Lo que sigui6 es conocido (se trata de lo
que Ruy Braga denominé de restauracién del capital) y no necesita
ser retomado aqui:"” la conjuncién “globalizacién” més “neolibe-
ralismo” vino para demostrar a los ingenuos que el capital no tiene
ningtin “compromiso social” — su esfuerzo para romper con
cualquier regulaci6n politica, extramercado, ha sido coronado de
exito. Se erosions el fundanienty del Welfare State en varios pai
ses y la resultante macrosc6pica social salté a la vista: el eapitalis-
mo *gtohalizado”. “transnacional” y “posfordista” desvisti6 la piel
de cordero — y la intelectualidad académica, 1a misma que en
‘buena parte considera a Marx el creador de un “peradigma en
15, Vor Mandel, £1 Capitation Taro (1982)
16. Vor el ensayo de Vicente Navano, en Asa Cristina Laue, org. (1995)
17, Psa las cuestionessubsiguiontes, ver especialmente José Paulo Neto (1993) David
Harvey (1996); Miche! Husson (1999), Osvaldo Coggiola, org, 0997), Frangois
(Chesnais (1996), Sandra de Brashoft (1991), Emit Sader y Pablo Gent, res
(1995) y Franscseo J. Teixeira Matredo A. Overs, gs. (1998)tis
suma, descubrié la “nueva cuestién social”
”, descubrié la “nueva pobreza”, los “excluidos” ete, — en
Ese caricatureséo desciibrimiento, en lay condiciones
ccontempordneas que hacen cada ver. més probleméticas las posibi-
lidades de reformas en el interior del régimen del capital, a pesar de
su eventual credibilidad académica, se exhibe con una anemia ted-
rico-analitica que solamente es comparable a la anemia de las
ptdeticas socio.politicas que proponen como alternativas. Desde ol
punto de vista tedrico, no presenta una sola determinacién que re-
sista al examen riguroso en la linea de Ja critica de la economfa
politica marxiana; desde el punto de vista socio-politico, retrocede
al nivel de las utopfas cofiservadoras del siglo XEX, gue proponen
‘nuevos contratos sociales que restablezea
en ef marco de comunidades ilusorias — una solidaridad natural-
mente transclasista, y comunidades pensadas con completa
abstraccidn de Ios (nuevos) dispositivos de explotacién.
n vinculos de solidaridad
y evidentemente ofrecida como
hipotesis de trabajo — es la de que no exis
cuestién social”. Lo que debemos investigar es, mas alli de la
permaneniia’ dina 5 “uradicionales™ de la “cuestion
social”, la emergencia de nuevas expresiones de la “‘cuestién so-
cial”, la cual es insuprimible sin la supresion del orden del cabital
La dindmica societaria especifica de ese orden no s6lo pone y
repone los corolarios de la explotacién que la constituye medular-
monte: a cada nueva fase de su desarrollo, Esta justaurs expresivite
socio-humanas diferenciadas y més complejas, correspondigntes
a la intensificacién de la explotacién, que es su razén de ser. El
problema tedrico consiste en determinar concretainente la relacién
18, La completa inepea de fa noon de “exclusin social” fue selina poe R, Castel
‘en ls obra reterida en a nota 5 {y le solucin del propio Castel noes aatisfactria)
[La “neva cuestn social” es meio del St. Piere Rosanvalln, no poreasaidad