You are on page 1of 3

AMARTYA-SEN-RATIONAL-FOOLS

-“El primer principio de la economía es que cada agente actúa sólo por su propio interés”- F.Y.
Edgeworth, Mathematical Physics, London 1881, p.16

-“El hombre novecentista concreto es mayormente un egoísta impuro, un utilitario en parte”.


Ibid. Pg. 14

-No se consideraba a sí mismo contradictorio porque esa asunción la hacía de las dos
actividades o tipos de actividades a las que aplicaba el “cálculo económico”: 1)la Guerra y 2)el
Contrato.

-Utilitarismo y Egoísmo son irreconciliablos salvo vía religión. (Ibid. 52). Pero entre el interés de
cada uno y el de todos hay intermedios: sociedad, clase, país, familia, grupo, equipo, club, liga,
etc. A ello se refieren los términos de responsabilidad familiar, ética profesional, conciencia de
clase y demás.

-Para Edgeworh, definición del núcleo de la economía: resultados que cumplan ciertas
condiciones de unimprovability; que nadie puede mejorar su situación sin empeorar la de
alguien (Equlibrio de Pareto), que nadie está peor de lo que lo estaría sin el comercio y que
ningún grupo de individuos, modificando por su cuenta el comercio, podrían mejorar su propio
lote. Edgeworth mostró que, dadas ciertas asunciones, cualquier equilibrio que pueda surgir
en un mercado competitivo debre satisfacer estas condiciones y formar parte del núcleo. Dos
conclusiones: el equilibrio de mercado no puede dominarse por ninguna alternativa factible
dada la distribución inicial de dotaciones; y que, si el número de individuos aumentase sin
límite, el núcleo se estrecharía hasta el set de equilibrio competitivo, sin ser más grande que él
(ver K.J. Arrow y F.H. Hahn, General Competitive Analysis, Sanfrancisco 1971).

-Es posible definir los intereses de una persona de tal modo que haga lo que haga se la
entienda como estando en busca de maximizar sus intereses en cada elección aislada (ver J.
Butler, Fifteen Sermons Preached at the Rolls Chapel, London 1726; y T. Nagel, The Possibility
of Altruism, Oxford 1970, p.81).

-Si eliges X sobre Y, se dirá que has revelado (expresado) tu preferencia de X sobre Y; así, X
queda registrado respecto de ti como algo más valioso. Con esta definición post hoc toda
acción se formula como una búsqueda de lo que para ti es preferible y valioso, es decir, como
una acción egoísta, ya seas un egoísta, un altruista o un militante de clase (a menos que seas
inconsistente en elecciones sobre los mismos bienes) (ver H.S. Houthakker, “Revealed
Preference and the Utility Function”, Economica 17, 1950; y P. Samuelson, The Problem of
Integrability in Utility Theory). Esta perspectiva a menudo recurre al término “Elección
Racional”, basada en el principio de coherencia/consistencia. El problema es que el mercado
no consigue registrar preferencias que no se expresen a través de él, invisibilizando cualquier
actitud hacia las alternativas o bien no computables mercantilmente o bien no expresables a
través de una elección.

-No es lo mismo mi preferencia que mi bienestar. Hay fuentes de información sobre mi


preferencia y bienestar que escapan a un análisis de mis elecciones, y porque en mis
elecciones se recoge mi bienestar entre muchas otras variables que determinan mi acción y
que podrían estar contradiciéndolo.

-La falacia es que el comportamiento queda explicado según las preferencias, que por su parte
son explicadas según el comportamiento.
-Otro problema es atomizar la elección de un bien, cuando probablemente la unidad mínima
de expresión de preferencias sea una secuencia de elecciones, y no una sola (a menudo
inexplicable por sí sola). Aparte, el paso del tiempo hace difícil diferenciar entre inconsistencias
y cambios de preferencia.

-Críticas a la teoría de la acción racional: M. Hollis y E.J. Nell, Rational Economic Man
(Cambridge, 1975); S. Wong, On the Consistency and Completeness of Paul Samuelson’s
Programme in the Theory of Consumer Behaviour (Cmbridge, 1975); Kornai, Anti-Equilibrium,
cap.11.

-Dos alternativas al “antipático aislamiento asumido abstractamente en economía” que


mencionaba Edgeworth: 1)simpatía (quizá mejor empatía?) y 2)compromiso. El primero sería
el caso en el que nuestra preocupación por otros afecta a nuestro bienestar: si ver o saber de
un caso de tortura te afecta y te hace sentir enfermo, es simpatía; si no te hace sentir mal pero
de todos modos consideras que es algo malo y estás dispuesto a hacer algo para evitarlo, es
compromiso.

-El comportamiento simpático puede llegar a considerarse egoísta desde el punto de vista del
bienestar personal, pero no así el compromiso. En el caso de la simpatía tu bienestar resulta
psicológicamente ligado al bienestar de otro individuo de forma directamente proporcional (en
caso de antipatía sería inversamente proporcional).

-El compromiso ocurriría cuando una persona eligiese una opción que le reportase menos
bienestar que una alternativa disponible de acuerdo a un cálculo satisfactorio (es decir, se
excluyen las puras y duras malas decisiones).

-Otro problema es que la elección de alguien resulte coincidir con la maximización de su


bienestar, pero que sin embargo esa no sea la razón por la que ha tomado esa opción. Esto no
necesariamente contradice lo dicho antes, pero sí lo refina. También hay que diferenciar entre
estar actuando por el cumplimiento del deber y no por el miedo al resultado del bienestar
propio en caso de incumplirlo. La simpatía no queda afectada por la desinformación, el
compromiso sí, porque se hace a fortiori.

-En terminología económica moderna, la simpatía es una externalidad. El compromiso incluye


una elección contrapreferencial. Ambas afectan a un sistema planteado como equilibrio entre
agentes racionales.

Historia para diferenciar una de otra: dos chicos y dos manzanas, una grande y otra pequeña.
Chico A dice a chico B: “elige”. B coge la grande. A se cabrea y dice que ha sido injusto. B le
pregunta que cuál hubiera cogido él. A dice que la pequeña, B le dice que esa es la que tiene,
así que de qué se queja. A está escogiendo la pequeña por compromiso, no por simpatía.
(ejemplo parecido en el tema del ahorcado en G.B. Shaw, Three Plays for Puritans
(Harmondsworth, 1966), p. 94.)

-Sen dice que el compromiso y la simpatía no son significativos en el consumo, pero -creo y
espero que- se equivoca. Aunque diferencia entre bienes privados y bienes públicos. Los
privados no pueden ser usados más que por una sola persona (una ortodoncia o un plato de
sopa) y los públicos sí (una carretera o un hospital). Muchos modelos económicos sólo
consideran los privados, o privatizan conceptualmente los públicos.

-Según un esquema de suscripción proporcional, la persona sería cargada con el coste de los
beneficios que percibiera. Eso alienta a todo el mundo a subestimar los beneficios obtenidos,
de forma que quizá se rechace un proyecto público que podría haberse demostrado justificado
si se hubiese llevado a cabo.

-Es erróneo pensar que generalmente la gente contestará a las preguntas priorizando la
maximización de sus beneficios. Uno de los mayores contribuyentes a la teoría de la economía
pública, Leif Johansen, dice que la teoría económica tiene a plantear, bajo el diagrama del
homo oeconomicus, que la gente es honesta sólo si encuentran incentivos económicos para
serlo; esto es falso por una simple razón, que ninguna sociedad sería viable sin normas de
conducta que hicieran viables no sólo los procesos de intercambio económico, sino sobre todo
aquellos campos en los que los incentivos económicos no pueden o no deben ser creados. No
se puede reducir las causas de la acción humana a un cálculo instrumental y egoísta.

-Véase el caso del voto. En un cálculo impacto/coste, a nadie le sale a cuenta votar, sin
embargo existe tanto el compromiso de hacerlo como el deseo por registrar la propia
preferencia. Por cierto que el compromiso también actúa en el plano estrictamente laboral,
véase el estajanovismo/oblomovismo. El hecho es que es imposible en la práctica que una
empresa sólo funcione mediante los incentivos que ofrece, sin generar un mínimo compromiso
por parte de los trabajadores.

-John Harsanyi distingue entre preferencias éticas y preferencias subjetivas: las primeras son lo
que alguien preferiría asumiendo simplemente consideraciones sociales imparciales,
impersonales, abstractas; las segundas son lo que de hecho prefiere, en base a sus propios
intereses o a cualquier otro criterio. La simpatía actuaría como preferencia subjetiva, y el
compromiso como ética.

-Parábolas como el dilema del prisionero muestran que el mayor bienestar común no se alcanza
sumando búsquedas aisladas de bienestares particulares. El propio Rousseau diferenciaba entre
el “deseo general” y el “deseo de todos”. La experimentación con el dilema del prisionero
demuestra que la gente por regla general no escoge la opción egoísta (ver L.B Lave o Rapoport
and Chammah). El analista por supuesto tiende a registrar esto como una falta de inteligencia o
un error de cálculo. Hasta tal punto la teoría condiciona los hechos observados, como sabe
cualquier lector primerizo de filosofía de la ciencia.

-La idea de racionalidad económica se vuelve insuficiente si se la entiende como consistencia en


la elección o como acción por interés propio. Para empezar, es una visión consecuencialista (se
juzga la causa por sus efectos). Segundo, lo que se juzgan son las acciones, no su razón de ser,
sus reglas y mecánicas (es fenomenológico/periodístico). Por último, sólo se consideran las
acciones hechas en propio beneficio, no computando las otras o registrándolas como acciones
intermedias.

-Dice Henry Sidgwick que si a un utilitarista se le increpa por qué debería sacrificar su felicidad
por la de otros, a un egoísta se le puede preguntar por qué debería sacrificar un placer presente
por uno futuro. ¿Qué diferencia última hay entre esa otra persona que ambos manejan (en plan
Hume y la ficción del Yo)?

You might also like