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Chile es el cuarto país con mayor desigualdad de ingreso en la región más inequitativa del

planeta. Increíblemente, el problema no ha sido materia de política pública desde el retorno


a la democracia, y la tendencia general ha sido a quedarse muy satisfechos, y sentir que
hemos hecho la tarea porque efectivamente se ha reducido la pobreza en un grado
importante. El consenso de las élites es que la desigualdad se combate con mejor
educación. Sin duda la igualdad de oportunidades en materia de educación es uno de los
grandes cimientos de las sociedades más equitativas (y, no casualmente, más desarrolladas)
del planeta, como es el caso de los países nórdicos.

Aceptando sin conceder que se logre en un plazo razonable de tiempo ofrecer


educación de buena calidad a todos los niños y jóvenes de Chile, lo que no entiendo es
cómo esa fórmula resuelve la tremenda, la enorme desigualdad en la distribución de la
riqueza para llegar, no al nivel de Dinamarca o Suecia, pero sí al de Portugal o
Grecia, que son los más modestos referentes que utiliza el Presidente Piñera como
“umbral de desarrollo”. El remedio ofrecido, la buena educación, no parece
proporcional a la gravedad de la enfermedad.
La fórmula de la equidad de la educación tiene la gracia de colocar la mirada
exclusivamente del lado de las personas que viven en condición de pobreza. Para disminuir
la desigualdad hay que mejorar los ingresos de los pobres, y eso se logra con educación.
Una verdad a medias. ¿No hay nada que hacer del otro lado de la curva de distribución de
ingreso, es decir, del lado, no de los ricos, sino de los extremadamente ricos? Al final del
día, los países con los que nos gusta compararnos, no solo tienen mucho menos pobres,
sino que también bastante menos extremadamente ricos. Esto, proporcionalmente al tamaño
de su población.
En Chile tenemos cuatro multi-billonarios en dólares, según el ranking de la revista
Forbes. Tres de ellos dentro de los top 100. De menor a mayor: el Presidente de la
República ($2,4 billones de dólares), los hermanos Matte ($10,4 billones), Horst
Paulmann y su familia ($10, 5 billones) y la familia Luksic ($19,2 billones). Cuatro
familias tienen una fortuna personal de $ 42,5 billones de dólares. Los cuatro países
Nórdicos, con una población total de 25 millones de personas y un Producto Interno Bruto
(ajustado por poder de compra) cuatro veces mayor que el de Chile, tienen el mismo
número de familias que Chile en la lista Forbes de los 100 más ricos multi-billonarios. No
es que sean rascas: es que son desarrollados.
La fortuna de estas cuatro distinguidas familias chilenas equivale al ingreso anual del
80% de la población de Chile. Sí, 80%. ¿Difícil de creer? Saque usted las cuentas, los
datos están en Forbes.com, y en los resultados del ingreso por decíles de la encuesta
CASEN en la página web de MIDEPLAN.
La verdad es que vamos a necesitar una educación muy buena para reducir solo por
esa vía la gigantesca brecha de ingreso, hasta llegar a niveles compatibles con los de
un país desarrollado. Alternativamente, hay que pensar en serio en políticas de equidad.
Vale decir, en una estrategia que no dependa exclusivamente de la educación, y que
incluya además políticas laborales que den real poder de negociación a los sindicatos, en
políticas fiscales que limiten la extrema acumulación de la riqueza, en políticas contra la
desigualdad de género y de etnia, y en políticas de cohesión territorial, es decir, de equidad
de oportunidades entre regiones. Se trata entonces de una mesa con cinco patas, y no
solo con una, por mucho que la igualdad de oportunidades educacionales sea esencial.
Si no, Chile llegará a ser un país rico, pero no desarrollado. ¿O es que alguien
sinceramente puede creer que Chile será un país desarrollado con este nivel de
extrema concentración de la riqueza?
* Julio Berdegué es Doctor en Ciencias Sociales e investigador de Rimisp – Centro
Latinoamericano para el Desarrollo Rural
———
Foto: Santiago de Chile. El Golf. Estación Alcántara. Metro – Bracani….Antonio / Licencia
CC
De acuerdo al informe anual del Boston Consulting Group (BCG), la riqueza privada en
Chile llegó a US$393 mil millones en 2016, lo que es un aumento de 7,7% comparado con
2015. El informe de BCG precisa que 115 familias chilenas manejan el 12,7% de la
fortuna del país, lo que supone US$50.018 millones.

“La concentración de la riqueza total es muy grande en Chile, donde el porcentaje es más
alto que el promedio de la región, comparable a otros dos países con mucha
concentración, como México y Brasil“, señaló el socio de Boston Consulting Group, Jorge
Becerra.

Para una economía relativamente pequeña como la chilena, el tamaño de estos


grupos es extraordinariamente mayúsculo.

Diversos informes muestran que en Chile hay alrededor de 11 mil familias con más de US$
1 millón de patrimonio.
Eduardo Matte Pérez, bisabuelo de Eliodoro Matte Larraín, sostuvo que “Los dueños de
Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable
y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio”.

Algunos datos:

-En las farmacias, tres cadenas (Cruz Verde, Fasa y Salcobrand) concentran el 95% de las
ventas.

-En los bancos, cuatro compañías (Chile, Santander, Estado y BCI) suman el 65% de las
colocaciones.

-El transporte aéreo nacional está en un 74% en manos de una sola compañía (Latam).

-Tres proveedores de telefonía móvil (Movistar, Entel y Claro) se reparten el 97% del
mercado.

-Dos productores de pollos (Súper Pollo y Ariztía) acumulan el 71% de las ventas.

-CCU y Capel acaparan el 69% de las ventas de licores.

-British American Tobacco Chile (BAT Chile) tiene el 95% del mercado de los cigarrillos.
-La generación eléctrica se concentra en 74% entre Endesa, Colbún y AES Gener.

-La concentración económica de los medios de comunicación puede considerarse un


duopolio comercial en manos de El Mercurio (dueño del diario del mismo nombre, Las
Últimas Noticias, La Segunda y otros 23 diarios regionales) y el Grupo Copesa (dueño de
La Tercera, La Cuarta y La Hora). En conjunto concentran el 95% de los diarios que
circulan en el país, según un estudio de FUCATEL (2015). La principal fuente de
financiamiento de los medios de comunicación es la publicidad. Hace décadas que los
diarios dejaron de financiarse con sus propias ventas. La repartición de la inversión
publicitaria reafirma al duopolio: el 54,8% fue a periódicos del Grupo El Mercurio y un
25,3% al Grupo Copesa.

(Fuente: Ciper.cl).

Estos oligopolios están estrechamente entrelazados con los grandes grupos económicos,
repitiéndose en las posiciones dominantes en diferentes mercados.

El Grupo Luksic tiene una fuerte posición en bancos (Banco de Chile), bebidas (CCU),
transporte marítimo (Compañía Sudamericana de Vapores), combustibles (ENEX),
manufacturas (Madeco), televisión (Canal 13), radio (Play, Oasis, Tele 13 radio, Sonar) y
minería (Antofagasta Minerals).

El Grupo Matte, participa en generación eléctrica (Colbún), industria forestal (CMPC),


telecomunicaciones (Entel) y banca (Bice).

El Grupo Angelini, su participación está en: combustibles (Copec), gas (Metrogas),


forestal (Arauco) y pesca (Corpesca).

Horst Paulmann, participa en comercio al detalle: Jumbo, Easy, París, Santa Isabel,
Johnson, Costanera Center, etc.

Los monopolios y oligopolios son la regla de la economía. De esta manera, un reducido


grupo de conglomerados económicos toma posiciones relevantes simultáneamente en
distintas áreas.

Para una economía relativamente pequeña como la chilena, el tamaño de estos grupos es
extraordinariamente mayúsculo. En 2013 los ingresos de los 20 mayores grupos
económicos sumaron US$145 mil millones, el equivalente al 52,61% del Producto
Geográfico Bruto (PGB) total de Chile.

Las consecuencias para la economía son: baja competencia, altas barreras de entrada,
facilidad para incurrir en prácticas ilegales, perjuicios en el precio y en la calidad del
servicio para los consumidores, etc.

En 2013, un artículo denominado La parte de león: Nuevas estimaciones de la


participación de los súper ricos en el ingreso de Chile concluyó que en nuestro país la
parte del león se traduce en que el 1% acumula el 30,5% de los ingresos; el 0,1%, el
17,6% y el 0,01% cerca de un 10%.
Finalmente, si precisamos un poco más la información, dentro de ese 1% más rico, el
0,1%, equivalente a 1.200 individuos, posee un ingreso per cápita que equivale a más
de 1.200 veces el ingreso per cápita del 99% más pobre de la población y es casi 3 mil
veces mayor que el ingreso promedio del 80% más pobre de los chilenos.

La riqueza que posee el 1% más rico de la población mundial (70


millones de personas), podría superar el año que viene la que
acumulan conjuntamente los más de 7.000 millones de personas
restantes (el 99 por ciento de la población), de acuerdo al último
informe de Oxfam Tenerlo todo y querer más. Oxfam hizo
público este informe ayer lunes en vísperas de la reunión anual
del Foro Económico de Davos. Este es su primer párrafo:

La riqueza mundial se concentra cada vez más en manos de una


pequeña élite. Esta élite rica ha creado y mantenido su vasta
fortuna gracias a las actividades que desarrollan por defender sus
intereses en un puñado de sectores económicos importantes, como
el financiero y el farmacéutico y de atención sanitaria. Las
empresas de estos sectores destinan millones de dólares cada año
a actividades de lobby dirigidas a favorecer un entorno normativo
que proteja y fortalezca aún más sus intereses. La mayoría de las
actividades de lobby que se llevan a cabo en Estados Unidos trata
de influir sobre cuestiones presupuestarias y fiscales, es decir,
sobre recursos públicos que deberían orientarse a beneficiar al
conjunto de la ciudadanía, en lugar de reflejar los intereses de los
poderosos lobistas.
A día de hoy, señala el informe, una de cada nueve personas
carece de alimentos suficientes y más de mil millones de
personas viven con menos de 1,25 dólares al día. El aumento
“descontrolado” de la desigualdad está lastrando la lucha contra
la pobreza a nivel mundial. “Este último año hemos visto cómo
líderes mundiales de la talla de Barack Obama o Christine
Lagarde han hablado sobre la necesidad de combatir la
desigualdad extrema, pero aún estamos esperando que muchos
de ellos prediquen con el ejemplo. Ha llegado el momento de que
nuestros líderes se enfrenten a los intereses creados que
impiden lograr un mundo más justo y próspero”, afirma la
directora ejecutiva de la organización, Winnie Byanyima, que
copresidirá este año la cita de Davos.

Oxfam quiere aprovechar la reunión de Davos, para hacer un


llamamiento a tomar medidas urgentes que frenen el
aumento de la desigualdad, empezando por poner fin a la
evasión y elusión de impuestos por parte de grandes empresas e
impulsar un acuerdo global contra el cambio climático. La
investigación de Oxfam muestra cómo la riqueza acumulada por
el 1% más rico de la población se ha incrementado en los
últimos años, pasando de un 44% en 2009 a un 48% en 2014.
Esto confirma que los ricos han sido los grandes beneficiados
con la crisis, y que la crisis ha acentuado las desigualdades que
se dispararon en los años 80.

Una brecha que aumenta a gran


velocidad
Del 52% restante de la riqueza mundial, la mayor parte (el 46%)
está en manos del 20% más rico. El 80% restante de la población
comparte tan solo el 5,5% de la riqueza mundial: 3,851 dólares
de media por adulto, lo que equivale a 1/700 parte de la riqueza
media del 1% más rico de la población mundial. Byanyima
apunta:

"¿De verdad queremos vivir en un mundo en el que solo un 1% de


la población posea tanta riqueza como el resto de nosotros? La
magnitud de la desigualdad a nivel global es impactante y, a pesar
de todos los problemas que dominan la agenda internacional,
debemos tener en cuenta que la brecha entre ricos y pobres se está
acrecentando a gran velocidad... Que la élite más poderosa siga
actuando como hasta ahora es una opción que supone un elevado
coste para el resto. Si no combatimos la desigualdad, la lucha
contra la pobreza podría retroceder décadas. El aumento de la
desigualdad perjudica doblemente a las personas pobres: no sólo
tienen menos, sino que hay menos que repartir puesto que la
desigualdad extrema frena el crecimiento mundial"
Los sectores farmacéutico-sanitario, financiero y de seguros son
en los que más ha crecido el número de milmillonarios en los
últimos años. El 20% de los milmillonarios tiene intereses en los
sectores financiero y de seguros y vieron cómo el valor de su
fortuna aumentó un 11% en los doce meses anteriores a marzo
de 2014. Estos sectores son además los que más dinero
invierten en labores de lobby. En 2013, emplearon 550 millones
de dólares en financiar a grupos de lobbistas para influir sobre
las políticas que se deciden desde Washington y Bruselas. En
esta misma línea, los sectores farmacéutico y sanitario gastaron
en lobby unos 500 millones de dólares y se han convertido en
dos de los que más se enriquecen, puesto que la fortuna de los
milmillonarios con intereses en estos campos se incrementó en
un 47% en el último año.
Oxfam fue noticia en Davos el año pasado con un estudio que
muestra que las 85 personas más ricas del planeta tienen la
misma riqueza que el 50% más pobre (3500 millones de
personas). En este nuevo informe, Oxfam constata que la
comparación es ahora aún más acentuada: sólo 80 personas
poseer la misma cantidad de riqueza que el 50 por ciento de la
población, frente a 388 en 2010.

El tema de la desigualdad se ha instalado en la agenda política


durante los últimos cinco años, a medida que la recuperación
económica desde el estallido de la crisis mundial en 2008 ha
significado más ajustes y apretones en el nivel de vida de la
gente mientras los ricos aumentan su riqueza en forma
imparable. El Papa Francisco y la directora gerente del FMI,
Christine Lagarde, han advertido también que la creciente
desigualdad dañará la economía mundial si no se controla. Este
es también el tema del libro de Thomas Piketty, Capital en el
siglo 21, que señala que el tema de la desigualdad puede hacer
retroceder a nuestra sociedad a los albores del siglo 19.

La organización internacional ha hecho un llamamiento a los


Gobiernos a adoptar un plan de siete puntos para luchar contra
la desigualdad:
 Frenar la evasión y la elusión fiscal por parte de grandes
empresas y los más ricos.
 Invertir en servicios públicos gratuitos y universales, como la
educación o la sanidad.
 Distribuir el esfuerzo fiscal de forma justa y equitativa,
trasladando la carga tributaria del trabajo y el consumo al
patrimonio, el capital y las rentas
 Fijar un salario mínimo para que todos los trabajadores
alcancen un nivel de vida digno
 Lograr la igualdad salarial y promover políticas económicas a
favor de las mujeres
 Garantizar sistemas de protección social adecuados para las
personas más pobres incluido un sistema de garantía de
ingresos mínimos
 Hacer de la lucha contra la desigualdad un objetivo
internacional
Este informe deja en claro que la riqueza extrema es un serio
problema para el desarrollo económico y que es necesario
detener el manejo del mundo que hacen las élites para defender
sus propios intereses. Parte importante de la riqueza se
transmite de generación en generación y las élites dedican
enormes recursos y esfuerzos para que los estándares globales
se diseñen a su favor. Existen cada vez más evidencias, tanto del
Fondo Monetario Internacional como de otros organismos, de
que la desigualdad extrema no sólo perjudica a los más pobres,
sino que también erosiona el crecimiento económico y el
empleo.
En El Blog Salmón | Riqueza y desigualdad: Intermón Oxfam le
saca los colores a los ricos, El 1%, los multimillonarios son aún
más ricos,Los orígenes de la desigualdad

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