12 Suplemento Dominical
CUENTO
“La pelota
ensangrentada”
Por: Rogelio Vilcherrez Chozo (*)
C
alín, el zurdo volante, se levantaba muy
temprano los sábados y domingos para
trabajar en el Monumental de Conco-
chinan (pueblo imaginario de la novela
Rastros Sangrantes, de Andrés Díaz Núñez) y
estaba súper contento de ser el “recogebolas”
y se jactaba de ser el mejor “hincha” ya que
siempre estaba cerca de sus jugadores favoritos
“Orejas”, “La Pulga”, “Pantera”, “El Genio”,
“La Hiena”…Recibía propinas para su desayuno
y menú o, a veces, los jugadores le invitaban
a almorzar.
Su dormitorio lúgubre; pero para él, era
un santuario porque tenía las fotos de los
jugadores del mejor equipo de su comunidad,
y tenía como sueño ser un lateral izquierdo
igual que sus ídolos.
Sin embargo, no se descuidaba de sus estu-
dios de Arte, Humanidades, Ciencia y Deporte,
por las tardes. Los docentes y compañeros
de tercer grado de secundaria lo apreciaban
porque jugaba en la selección de su I.E. “Pe-
dro Verano” (seudónimo de Walter Armando
Fernández Mundaca, poeta nacido en San Juan
de Licupís –Chota, Cajamarca–, docente del
centenario colegio nacional de San José. Fa-
lleció prematuramente. Entre su obra literaria,
destaca su poemario Playa Solitaria).
El docente de educación física, Willy tenía
esperanzas de campeonar con su equipo es-
colar porque Calín tenía unos pases de goles
milimétricos y fabulosos; es por eso que este
equipazo estaba siempre en los primeros lugares
del campeonato regional.
Hace dos días, en plena luna llena de agosto,
el clásico se vistió a favor de los concochinenses,
la barra brava del equipo perdedor del otro pueblo
inició la violencia en las calles colindantes del
estadio: llovían piedras, blanqueaban el acero
de las “chairas”, se escuchaban disparos como
ráfagas de truenos, vidrios rotos de las venta-
nas… Debido a tales circunstancias, Calín y los
demás hinchas corrían en diferentes direcciones.
Raudamente, llegó el camión de la policía y
así los valerosos vigilantes de la paz pudieron
dispersar a los desadaptados con gases de
pimienta. Al fin de la batalla campal, hubo
unos cuantos detenidos con amplio prontuario,
que portaban armas blancas y de fuego. Pero,
también, los custodios del orden encontraron
huellas de zapatillas ensangrentadas del inocente
hincha: Calín que recibió un disparo fatal en su
estómago. Su chompa crema tenía la imagen
Chiclayo, 15 de abril de 2018
La maestra del Área
de Comunicación,
Ruth Melva, reflexiona
con sus estudiantes
respecto a la noticia
del diario La Industria:
“Se tiñó de rojo la Copa
Concochinan”.
del “Gran Cañonero” teñida de rojo…
- Hay que llevarlo rápidamente al Hospital
“Hércules Acuña” (Hércules Acuña Gonzáles,
destacado galeno de la Capital de la Amistad,
estudió en el colegio emblemático Nicolás La
Torre del distrito de José Leonardo Ortiz).
El Sr. Antonio Obando, taxista bondadoso,
ofreció sus servicios gratuitos para trasladarlo,
junto a dos policías corpulentos, que llevaban
al herido de gravedad. En el trayecto se escu-
chaban los quejidos de Calín, ya que brotaba
de su estómago la sustancia roja que emana
vida. Después de serpentear los baches de las
cinco cuadras, llegaron al centro de salud.
Los galenos le dieron los primeros auxilios y
lo llevaron al quirófano, en una tortuosa camilla.
Los profesionales de la salud se olvidaron de
renegar por la falta de instrumentales quirúr-
gicos y la carencia de máquinas modernas y
medicamentos. Ellos hicieron todo lo posible,
en la operación, para salvar la vida de Calín.
Los padres tristes y enmudecidos, se ha-
Andrés Díaz Núñez, “creó” el pueblo
Concochinan.
llaban en la sala de espera del nosocomio
del ilustre cardiólogo norteño. La operación
duró dos horas angustiantes. Los doctores
salieron de la sala quirúrgica y, con firmeza,
dijeron: “Calín es fuerte y está estable…”. Sus
padres aliviados, agradecieron a los médicos
especialistas por su profesionalismo.
Por otro lado, los vecinos se reunieron para
hacer una pollada y ayudar económicamente
a la familia de Calín. Después, los jugadores
del equipo campeón de la liga de Concochinan
llegaron en taxis y dieron a los padres un sobre
cerrado, parte de sus pagos por el triunfo en el
clásico. Esto alivió los gastos de la medicina
para el apreciado recogebolas “Calichín”.
En la I.E. del ilustre poeta, la docente del
Área de Comunicación, Ruth Melva, conversa
y reflexiona con sus estudiantes con respecto
a la noticia del diario La Industria: “Se tiñó
de rojo la Copa Concochinan”.
Al final, todos los estudiantes, directivos
y docentes de las demás áreas se abrazaron,
reflexionaron y elevaron oraciones a “San José
Obrero”, símbolo religioso de la I.E. “Pedro
Verano”, para que nuestro amigo Calín se sane
y asista a clases.
*Docente