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Sabiduría
Recopilación de citas y enseñanzas.
Algunas personas ponen razones para la que estamos hablando aquí [la prohibición del sacerdocio],
y resultaron ser espectacularmente erróneas. Hay una lección en eso.
La lección que saqué de eso [es que] decidí hace mucho tiempo que tenía fe en el mandamiento y
no tenía fe en los motivos que se me habían sugerido. Y finalmente... No cometamos el error que se
cometió en el pasado, aquí y en otras áreas, tratando de poner razones para la revelación. Los
motivos resultan ser artificiales en gran medida. Las revelaciones son lo que sostenemos como la
voluntad del Señor y ahí es donde reside la seguridad. Dallin H. Oaks, Life’s Lessons Learned:
Personal Reflections (Salt Lake City, Utah: Deseret Book, 2011), 68–69
Como presidente de esta casa, le prohíbo a cualquier hombre salir cuando estemos para terminar
los servicios. El que lo haga, no es caballero. No importa quien sea; aun cuando fuese el rey de
Inglaterra, yo lo prohíbo. José Smith D.H.C. 5:360-363. (abril 16 de 1843.)
He oído de casos en los que un joven le ha dicho a una señorita que ella debe casarse con él porque
recibió revelación de que debía ser su compañera eterna. Si es verdadera, la joven recibirá la
confirmación directamente, siempre que la busque. Hasta entonces, ella no tiene obligación de
aceptar la proposición, sino que debe buscar su propia guía y tomar una decisión. El hombre puede
recibir revelación para guiar sus propias acciones, pero no puede recibir revelación para guiar las
acciones de la joven, porque ella está fuera de su jurisdicción. Dallin H. Oaks (“Revelation [La
revelación]” [devocional de la Universidad Brigham Young, 29 de septiembre de 1981], pág. 6,
speeches.byu.edu).
¿Qué tiene que ver el nombre de un hombre, su grado, su posición académica, sus opiniones y todas
las demás cosas, con si una cosa es verdadera o no?. Hugh Nibley "New Look at the Pearl of Great
Price" (January 1968): 22
Mis queridos hermanos y hermanas, no teman. Sean de buen ánimo. El futuro es tan brillante como
su fe” Thomas S. Monson (“Sed de buen ánimo”, Liahona, mayo de 2009, pág. 92).
El evangelio del arrepentimiento es un recordatorio constante de que los más justos todavía están
siendo probados y aún pueden caer, y que los más impíos aún no están por encima de la redención
y aún pueden ser salvos. Y eso es lo que Dios quiere: “¿Acaso quiero yo la muerte del malvado?”
(Ezequiel 18:23). Hay polos para que todos los vean, pero en esta vida nadie ha alcanzado y pocos
se han acercado a alguno de los dos polos, y nadie tiene ni idea en qué punto se encuentra su vecino.
Sólo Dios lo sabe. Hugh Nibley "Prophetic Book of Mormon," CWHN 8:461-62
“[El espíritu de revelación] no se limita a las autoridades que presiden la Iglesia, sino que le
pertenece y debe estar en vigor en la vida de todo hombre, toda mujer y todo niño que alcanza la
edad de responsabilidad y que concierta convenios sagrados. El deseo sincero y la dignidad invitan
al espíritu de revelación a nuestra vida” (David A. Bednar “El espíritu de revelación”, Liahona, mayo
de 2011, pág. 87).
¿Quién es justo? Cualquiera que se arrepienta. No importa lo mal que haya sido, si se arrepiente, es
un hombre justo. Hay esperanza para él. Y no importa cuán bueno haya sido toda su vida, si no se
arrepiente, es un hombre malvado. La diferencia es la forma en que se enfrentan. El hombre en la
parte superior de las escaleras hacia abajo es mucho peor que el hombre en el escalón inferior que
está mirando hacia arriba. La dirección a la que nos enfrentamos, que es el arrepentimiento; Y eso
es lo que determina si somos buenos o malos. Hugh Nibley "Funeral Address," CWHN 9:301-2
Quiero que todos los presentes hoy en este salón se den cuenta de que me oyeron decirles que sé
que Dios, nuestro Padre Eterno, vive. Sé que vive. Sé que es un ser tangible. Sé que es el gran Dios
del universo. No obstante, sé que soy su hijo y que ustedes también lo son, y que escucha y contesta
nuestras oraciones. Pensamientos inspiradores Por el Presidente Gordon B. Hinckley. Liahona
Septiembre 2007.
Aparentemente es necesario para nosotros que, en alguna ocasión, seamos llevados hasta un punto
de ansiedad extrema para que cuando seamos rescatados, se nos pueda recordar quién es nuestro
Rescatador. (Elder Neal A. Maxwell, Even as I am, 45)