Professional Documents
Culture Documents
15/07/2009
Hechos
Los hijos de una mujer que fue embestida por un automotor, iniciaron
demanda de daños y perjuicios contra el conductor y el titular registral
del vehículo. El juez de grado condenó solidariamente a este último por
los daños provocados, debido a que no había comunicado al Registro
Automotor la transferencia de dominio del rodado. La Cámara revocó el
decisorio del a quo en lo que respecta a este punto, al entender que con
la prueba aportada se había acreditado que el titular registral se había
desprendido de la guarda con anterioridad al hecho. Interpuesto
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires desestima dicho remedio
procesal.
ii] Ahora bien, el dueño no es otro que quien resulta titular del derecho
real de dominio sobre la cosa que interviene en la generación del daño
(art. 2506 del Código Civil), concepto que, precisamente, en materia de
automotores, se nutre de componentes singulares, que, entre otras
consecuencias, alejan su configuración jurídica del campo aplicativo del
art. 2412 del Código Civil, habida cuenta del carácter constitutivo que
se confiere a la inscripción de dominio en el Registro Automotor. Ello se
desprende de lo normado por el art. 1° del decreto ley 6582/1958 en
cuanto dispone que "La transmisión del dominio de los automotores
deberá formalizarse por instrumento público o privado y sólo producirá
efectos entre las partes y con relación a terceros desde la fecha de su
inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad Automotor".
Siendo ello así, en orden a las previsiones contenidas en los arts. 1113,
2° párrafo del Código Civil; 1° y 27 del decreto ley 6582/1958, el dueño
responde por el daño causado por el riesgo o vicio de la cosa en su
calidad de tal, carácter que en materia de automotores deriva de su
condición de titular registral del vehículo causante del daño (art. 1° del
decreto ley 6582/1958). Y el hecho de que el dómino o propietario
responda como tal, y no por ser guardián, implica que incluso el "dueño
no guardián" debe responder por los daños causados por el riesgo o
vicio de la cosa, siempre -claro está- que no logre acreditar alguna de
las causales de exención previstas en el citado art. 1113 (v. Kemelmajer
de Carlucci, Aída, en Belluscio, Augusto-Zannoni, Eduardo, Código Civil
y leyes complementarias, Bs. As., 1984, t. 5, com. art. 1113, p. 465); a
las cuales el decreto ley 6582/1958, t.o. ley 22.977 vincula el supuesto
de denuncia de venta.
Ahora bien, las previsiones que en tal sentido contiene el art. 27 del
decreto ley 6582/1958 deben vincularse con los efectos propios que el
citado decreto asigna al aviso o denuncia de venta. El citado texto
normativo prescribe que la notificación de venta ante el Registro
Automotor "operará la revocación de la autorización para circular con el
automotor, si el titular la hubiese otorgado, una vez transcurrido el
término fijado en el art. 15 sin que la inscripción se hubiere
peticionado, e importará su pedido de secuestro, si en un plazo de
treinta (30) días el adquirente no iniciare su tramitación".
Concordantemente, el art. 15 del decreto ley bajo estudio señala que, en
caso de que el adquirente no cumpla con la obligación legal de solicitar
la inscripción registral a su nombre dentro de los diez días de celebrado
el acto, "el transmitente podrá revocar la autorización para circular con
el automotor que, aun implícitamente mediante la entrega de la
documentación a que se refiere el art. 22, hubiere otorgado al
adquirente, debiendo comunicarse esa circunstancia al Registro a los
efectos previstos por el art. 27".
II. Aclarados esos extremos reitero con especial énfasis la tesitura que
propuse en anteriores casos: El sistema de responsabilidad consagrado
en el art. 1113 del Código Civil descansa no tanto en la necesidad de
encontrar a un culpable como en la de proteger a la víctima. Esa misma
finalidad es la que anima y preside el régimen consagrado en el art. 27
del dec. ley 6582/1958 (texto según ley 22.977), haciendo que su
contenido sobrepase lo meramente registral y avance sobre temas de
derecho de fondo.
----------------------------------------------------------------------------------------
11/03/2010
Hechos
Así, se ha decidido que “el titular registral del vehículo causante del
daño no puede eximirse de la responsabilidad objetiva que se atribuye
con fundamento en el art. 1113 del Código Civil, toda vez que denunció
deficientemente ante el registro Nacional de la Propiedad Automotor que
había transmitido la posesión del rodado a un tercero con anterioridad
al siniestro, ya que no identificó a quien hizo tradición de la cosa ni la
fecha en la que la hizo” (CNCiv., Sala B, 30/09/2004, “Llovore Hnos.
S.R.L. c/Vera, Juan C.”, LA LEY, 18/02/2005).
IV. Responsabilidad.
V. Daño material.
Así, pues, debería coincidirse que para apartarse del análisis efectuado
por el perito en una materia propia de su arte, se debe encontrar apoyo
en razones serias, es decir, en fundamentos objetivamente
demostrativos de que la opinión del experto se encuentra reñida con
principios lógicos o máximas de experiencia, o de que existen en el
proceso elementos probatorios provistos de mayor eficacia para
provocar la convicción acerca de la verdad de los hechos controvertidos.
Sin embargo, cuando el peritaje aparece fundado en principios técnicos
inobjetables y no existe otra prueba que lo desvirtúe, la sana crítica,
aconseja, frente a la imposibilidad de oponer argumentos científicos de
mayor valor, aceptar las conclusiones periciales de aquél (conf. Palacio,
Lino E., “Derecho Procesal Civil”, t. IV, pág. 720 y jurisprudencia allí
citada; Morello-Sosa-Berizonce, “Código Procesal Civil y Comercial,
comentado y anotado”, pág. 455 y sus citas; Falcón, “Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, anotado, concordado y comentado”, pág.
416 y sus citas; esta Sala, voto del Dr. Hugo Molteni publicado en LA
LEY, 1991-A, 358 y L. n° 375.513 del 19/9/03).
Por lo que resulta del acuerdo que informa el acta que antecede, se
revoca la sentencia apelada, rechazando la excepción de falta de
legitimación pasiva opuesta por el demandado y haciendo lugar a la
demanda entablada por “Pameli S.A.” contra José Luis Mazzarelli por la
suma de pesos siete mil cuatrocientos sesenta ($ 7.460.). De
conformidad con lo establecido por el art. 279 del. Código Procesal,
corresponde adecuar la imposición de costas dispuesta en primera
instancia, las que de acuerdo al principio objetivo de la derrota deberán
quedar a cargo del accionado vencido (art. 68 del Código Procesal).
----------------------------------------------------------------------------------------
20/11/2009
Hechos
III. Rezonga la damnificada del "dies a-quo" del rédito mandando correr
sobre la suma estimada por arreglos y por privación de uso del vehículo
siniestrado; predica la rata plenaria dispuesta en "Samudio..."; se queja
del rechazamiento del rubro desvalorización de su automóvil y de la
inconstitucionalidad planteada y las costas que le fueran impuestas.
(Síntesis de su pieza recursiva de fs. 399/402, que trasladada a fs. 403,
mereció pedimento de deserción y subsidiaria repulsa, a fs. 415/418,
por parte del co condenado Sr. Blanco).
Protesta quien figuró a la fecha del entuerto como titular registral del
locomóvil embestidor (Sr. Blanco) por el rechazo de su defensa de falta
de legitimación pasiva, ya que en substancia, sostiene que él demostró
haberse desprendido de la guarda de aquél, la que fuera entregada al
Sr. Noguera y éste, a la Sra. Cataluña, porque sostiene que tal hecho
quedó debidamente acreditado y echa mohín por las costas que se le
han impuesto.
De tales premisas, fácil resulta concluir en el yerro del perito que a fs.
263 coloca al sitio de estacionamiento y postrer contacto en una calle
transversal (Melgar) que no fue la mencionada en el escrito de
postulación.
Ergo, los réditos sobre la monta estimada, que las tibias quejas
espetadas a fs. 412 acápite 2. no corroen, porque no desmienten lo
indicado por el experto a fs. 265/66, punto 8), han de correr desde el
día 4 de marzo de 2005 y no desde que lo decidió el Sr. Juez.