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Keynote preparado para el V Simposio LAVITS ‘Vigilancia,

Democracia y Privacidad en America Latina:


Vulnerabilidades y Resistencias’, Santiago de Chile, 29
vigilancia noviembre 2017
masiva,
tecnología y Stefania Milan – Associate Professor, University of
resistencia Amsterdam/University of Oslo & Principal Investigator,
desde la base DATACTIVE (StG-2014_639379, European Research Council)
s.milan@uva.nl
stefania milan Fingerprint 4BD91952DC6F3989C2E140A9FF311DFE79FC7E8F
stefaniamilan.net http://stefaniamilan.net & https://data-activism.net
data-activism.net
@annliffey
¡Mil gracias Guillén Torres (DATACTIVE) y Patricia Peña (ICEI)
por la asesoría lingüística! J

¡Hola a todos y todas! Bom dia também a todos e todas os brasileiros/brasileiras!


Agradezco mucho a Paty Peña y Chiara Saez de la Universidad de Chile, y Romina Garrido y Jessica Matus de Datos Protegidos
(https://datosprotegidos.org/) por su hermosa invitación, y por organizar un evento tan disruptivo como LAVITS. Desde el principio me pareció
fantástico que se tratara de una conferencia organizada por mujeres, con dos mujeres conferencistas: algo que, de verdad, especialmente en
el ámbito académico, sucede rara vez. ¡Estoy orgullosa de estar aquí hoy con todas vosotras!
Hoy me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la relación y la interacción entre vigilancia masiva, tecnología y resistencia
desde la base. Lo hago desde la perspectiva de una académica-activista de origen italiano, que trabaja en el corazón del neoliberalismo -los
Países Bajos- y que para resistir ella misma al capitalismo de la academia contemporánea ha creado un equipo de investigación con jóvenes
investigadoras e investigadores que quieren involucrarse en ‘investigación con consecuencias’ y que… ‘toma bandos’.
El equipo se llama DATACTIVE (https://data-activism.net), y trabajamos como un colectivo de investigación que se toma muy en serio algunas
preguntas cruciales: por qué investigamos, con quién lo hacemos, y para quién. Y también tomamos en serio la cuestión de la ética tanto de
los métodos, como de los datos que colectamos.

‘investigación con consecuencias’

¿por qué • ACTIVISMO E DATOnuestra realidad socia


investigamos?
¿con quién lo
hacemos?
las prácticas socio-
¿y para quién? tecnológicas, las
https://data-activism.net tecnologías y las
@data_ctive epistemologías del
activismo de datos

Vivemos en un mundo cada día más ‘dataficado’, donde nuestros actos, movimientos, interacciones sociales e incluso sentimientos se
transforman en datos numéricos y no numéricos. La ‘dataficacion’ es un cambio fundamental de paradigma, que tiene implicaciones para la
participación ciudadana, el activismo, la gobernanza y la democracia. DATACTIVE intenta capturar esta evolución tan dramática, estudiando
las prácticas socio-tecnológicas, las tecnologías y las epistemologías del activismo de datos.

¿Qué es el activismo de datos, o data-activismo? Es una forma de compromiso social que


cuestiona la ‘dataficacion’ de nuestra realidad social. Al utilizar software o crear software, los
activistas de datos sacan partido de la existencia de datos para el cambio social, por ejemplo,
aquellos generados por el estado (los ‘datos abiertos’); o intentan defenderse de la vigilancia
compromiso social masiva, mediante la encriptación de sus mensajes y contenidos u ofuscación creativa de sus
que cuestiona la
‘dataficacion’ de la datos personales.
realidad social

El activismo de datos combina algo nuevo y algo viejo.


Es nuevo porque aprovecha la disponibilidad o la posibilidad de originar ‘big data’, como lo
el activismo llamamos en inglés, y junta personas que casi nunca han colaborado antes, como hackers,
de datos periodistas y activistas de derechos digitales, que muchas veces implementan nuevas tácticas
combina
algo nuevo que no se habían logrado antes, como ’open-source intelligence’/inteligencia de código abierto:
y algo viejo es decir, el uso de datos recopilados de fuentes más o menos públicas, como las redes sociales,
para activismo.

Pero el activismo de datos también incluye algo viejo, porque su actitud central tiene una larga historia: crear espacios de autonomía del
estado y del mercado, para los ciudadanos. Eso es lo que hacían, y todavía hacen, las emisoras comunitarias y los servidores alternativos en
todos los rincones de América Latina. Puede ser que el mismo ‘tejido’ de ese activismo, los datos, parezca inalcanzable para los demás, pero
los valores son los mismos, tal vez con un poco más de tecnocracia. Los activistas de datos vienen de movimientos y luchas anteriores y con
esas mismas luchas se articulan.
Por ejemplo, el trabajo de datos ayuda a construir memoria. Las raíces de verdad son las
mismas: buscar información cuando la esconden, y a veces construir una realidad diferente de
la narrativa dominante. Esto también dialoga con la historia de Chile y de Argentina, y de los
otros países en este hermoso continente donde hubo muchos desaparecidos. El trabajo, muy
analógico, que hicieran, y siguen haciendo las madres y las asociaciones de derechos humanos
intentando reconstruir las historias de sus propios familiares con la información muy
fragmentaría que tienen, cuando y si la tienen, es activismo de datos “ante litteram”. Es más:
desde que hay movimientos sociales, los activistas tienen que estar protegiéndose de la vigilancia
y de la represión: el desafío sigue siendo el mismo hoy en día que usamos teléfonos móviles, solo un poco más complicado.
Aunque mucho del activismo de datos se relaciona con los ‘big data’, los datos tampoco tienen
que ser muy ‘grandes’: hay quienes luchan con datos muy chicos. Ella es María, una mujer
fantástica que conocí en julio, en el Magdalena Medio, una región “difícil” de Colombia. El área
entre Gamarra y Aguachica es rica en minas de oro y carbón y la gran industria minera quiere
construir un puerto que se apoderaría de la tierra de los lugareños que ahí viven, pescan, beben.
María se enteró de que la toma de decisiones importantes sobre el futuro del gran río se basaba
en mapas satelitales, a menudo anticuados y ciertamente no suficientemente detallados, y
demasiado alejados de la realidad vivida por la gente. Ella, una mujer, comenzó a organizar
talleres con pescadores, todos hombres. Se reúnen y se cuentan historias de cómo el río está
cambiando en respuesta a la construcción de infraestructura a lo largo de los años, como cambiarán las ciénagas y cómo se han llenado de
fango, cuáles corrientes se han secado... y dibujan nuevos mapas de forma colaborativa, que luego llevan a las instituciones locales. Esta me
parece no solo una manera de hacer activismo de datos lejos de las pantallas y con datos chicos, sino también una hermosa forma de
“sousveillance” muy analógica, es decir el acto de llevar el punto de observación al nivel de la gente, subvirtiendo las jerarquías del proceso
“normal” de monitoreo del espacio y de las personas.

Volviendo al tema de este simposio… ¿Qué es la vigilancia hoy y cómo se la ve aquí a la sombra
de los Andes? Estuve hablando con la gente desde que llegué aquí, y me explicaron que Chile
vive en un estado de sobrevigilancia y sobreseguridad. En lugar de implementar políticas
sociales y de redistribución de recursos, las instituciones han preferido crear un problema de
seguridad ciudadana.

sobrevigilancia y sobreseguridad
Hasta ayer había mucha gente preocupada por el Decreto Espía, un proyecto de ley que
postulaba la retención de los datos de las comunicaciones electrónicas y quería ampliar la
capacidad política del control de los metadatos, ampliando la ley de interceptación de llamadas telefónicas. Ayer martes se supo que la
Contraloría Chilena no dio lugar a este decreto que nosotras queremos que nunca más salga de ahí. (En Italia somos pioneros de este tipo de
ley, que inspiró también la directiva de la UE de 2007, y resultó en una violación masiva de los datos de los usuarios, y nuevos peligros para
la protección de datos mismos. Ahora la quieren revisar por qué no está funcionando: no están capturando a los terroristas como pensaban.
Chile, por favor, no cometas el mismo error diez años después!).

Hay drones volando sobre las comunas de los Mapuches en la Araucanía, y todavía no se sabe
de quiénes son eses drones, si de la gran empresa o del estado. Parece que hacen también
trabajo de inteligencia, quizás con malware en los móviles de los líderes de la comunidad. Los
carabineros detienen a los periodistas que hacen su trabajo en las marchas y en las protestas
sociales. Lo que es peor es que, como en cada rincón del mundo, la mayoría de la gente—por
supuesto, no lo que están aquí en LAVITS!—no sabe nada, y ni siquiera quiere saber algo al
respecto. Es nuestro trabajo, y nuestra obligación moral como mediadores de la creciente
complejidad de la realidad social, hacer nosotros mismos, en nuestras organizaciones, ‘activismo
de datos’ para encontrar la información relevante y explicar a los demás de manera sencilla qué es la vigilancia masiva, cuáles son las
implicaciones para todas nosotras, y cómo nos podemos proteger tanto en la web como afuera de ella, en la vida real. Y quizás también cómo
podemos hacer trabajo de incidencia para evitar leyes injustas y que no sirven para nada y a nadie. Para hacerlo podemos, por ejemplo,
conectarnos con lo que lamentablemente la gente recuerda y conoce bien: el miedo que le tenían a los militares.

El viernes pasado estaba visitando el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, aquí en
Santiago. Un testimonio me llamó la atención: estaba escrito en la pared, éste. Decía: “Nos
metieron el miedo en las venas”. Perdonen si estoy sacando a la luz memorias crueles. ¿Quién
soy yo para hablar a los chilenos de su dictadura? Definitivamente no quiero apropiarme de un
pasado que no he vivido, y de una memoria muy dolorosa para muchos. Hoy estamos en un
estado de derecho, por supuesto, y los activistas y los líderes comunitarios no desaparecen… o
no desaparecen tanto como antes.

Pero el mecanismo se parece mucho: nos dicen que con las cámaras de vigilancia todos estamos más seguros, pero primero nos convencen
de que todos somos, y siempre estamos, en peligro. ¡Quizás antes de que nos lo dijeran ni siquiera nos habríamos dado cuenta! Nos enseñan
a dudar de nuestros vecinos y todos lo que son diferentes, incluidos los migrantes. Nos regalan el miedo de hablar de nuestros propios valores,
el miedo de pensar diferente.
Es una “cultura de vigilancia” que se convierte en realismo y resignación: el “yo no tengo nada
a esconder” y “no hay nada que pueda hacer” son los frutos venenosos de esta cultura de
vigilancia masiva.

En Europa lamentablemente ya vemos las consecuencias: en primer lugar, la auto-censura, es


decir, la gente ya no quiere hablar de muchas cosas en las redes sociales porque le tiene miedo
una “cultura de vigilancia” a las consecuencias. Este ejercicio de plantar la sospecha nos está matando el futuro, y la alegría
del presente también. Lo que me parece más triste es que nuestros hijos e hijas crecen con este
miedo en las venas, en una época en la que más bien tenemos que ser permeables y abiertos a los desafíos de las migraciones si queremos
sobrevivir como civilización.
Pero a mí me gusta hablar sobre cosas alegres y resistencia y empoderamiento de las personas. ¿Cómo podemos resistir desde la base? Hay
casos e ideas interesantes.
En Holanda están intentando poner arena en la máquina de recolección de datos, intercambiando las tarjetas del sistema de transporte público
asá que los datos no reflejan lo que realmente se está pasando.

El colectivo tecno-activista alemán Nadir (https://www.nadir.org) ha publicado una crítica feroz sobre el uso que hacen de Facebook los/as
militantes y activistas de izquierdas, preguntándose si los usuarios de Facebook son informantes involuntarios de las fuerzas de represión.

“incluso para la izquierda, Facebook es la más dulce de las tentaciones. De que la izquierda, al igual que cualquiera, disfruta siguiendo el
sutil flujo de la explotación, que no parece hacer daño y, por una vez, no hace falta resistirse. Mucha gente sufre las malas
consecuencias. Aunque esto les puede permitir prever las fatales consecuencias de Facebook, no parece inspirarlos a actuar ante ellas.”

“Al usar Facebook, los activistas no sólo comunican de forma transparente sus opiniones, sus "me gusta", etc., sino que los dejan
disponibles para ser procesados. No sólo eso , sino que también exponen estructuras y personas que en sí tienen poco o nada que ver
con Facebook (y esto lo consideramos mucho más importante), La capacidad de Facebook de barrer la web buscando relaciones,
similitudes, etc. es difícil de comprender para la gente de a pie. Las luces hipnotizantes de Facebook acaban haciéndonos reproducir
estructuras políticas para las autoridades y las compañías. Toda esta información puede ser buscada, ordenada y agregada no sólo para
obtener datos precisos sobre relaciones sociales, personas clave, etc., sino también para hacer predicciones de las cuales se pueden
deducir regularidades. Después de los teléfonos móviles, Facebook es la más sutil, barata y mejor tecnología para la vigilancia.”

(https://info.nodo50.org/Tenemos-que-hablar-de-Facebook.html)

¿Salimos de Facebook? ¿O creamos nuestro propio Facebook? O mucho más sencillo, ¿intentamos no usar Facebook para compartir y discutir
información detallada sobre la organización de nuestras actividades políticas?
Hay herramientas que nos pueden ayudar a defendernos. Tor
(https://torproject.org/), mail encryption, Tails, una distribución de Linux
y dirigida a preservar la privacidad y el anonimato del usuario con todas
sus conexiones salientes forzadas a pasar por Tor, y que bloquea las
conexiones no anónimas (https://tails.boum.org/about/index.en.html), y
Qubes, “un sistema operativo razonablemente seguro” (https://www.qubes-os.org).
Hay formas de garantizar que quienes manejan información sensible, como los periodistas, sean ayudados a comprender la importancia de
las prácticas de autoprotección. Y momentos como Primavera Hacker, para intercambiar buenas prácticas y aprender juntos lo que funciona
y lo que no funciona.

Y se habla cada día más de la ética de los datos, también con los creadores de apps y los ingenieros de software: en Ámsterdam por ejemplo
hay clases dirigidas especialmente a ellos —y una mujer de mi equipo está encargada de impartirlas, lo cual me hace muy orgullosa.
Pero en todo eso hay tres problemas muy grandes que tenemos que comprender mejor.

problema #1 problema #2 problema #3


muchas de las tácticas de lucha un lenguaje de origen militar que no los movimientos sociales perdieran el
contra la vigilancia se dirigen al nos permite imaginarnos espacios de énfasis en la creación de espacios de
individuo acción actuación alternativos

#1 Muchas de las tácticas de lucha contra la vigilancia se dirigen al individuo. Es el individuo el que debe encriptar su correo; el que debe
tener una contraseña segura y cambiarla con frecuencia; ella no debe fallar en ninguno de los pasos, de lo contrario pondrá en peligro la
seguridad de sí misma y de la comunidad. Eso genera miedo en las personas, no las empodera. La lucha contra la vigilancia debe ser una lucha
colectiva, de todas y de todos, no solo una serie de buenas prácticas individuales. Sólo alejándonos de la dimensión individual podaremos
ganar esta batalla.
#2 Cuando hablamos de vigilancia, utilizamos palabras como adversarios y modelos de amenazas. Este lenguaje, de origen militar y el mismo
que usan las empresas, contribuye a debilitar los usuarios, porque nos aleja de una solución en el nivel humano, y nos saca del poder. Yo,
una chica migrante, ¿qué puedo hacer contra un sistema tan poderoso y obscuro? Este lenguaje aleja la solución del problema. Hay que
popularizar y desmitificar el lenguaje con el cual hablamos de vigilancia. Hay que crear un lenguaje que nos ayude a imaginar espacios de
acción, porque el nivel simbólico siempre es el primer nivel donde se ganan o pierden las luchas.
#3 Me parece que hoy en día infelizmente se perdió el énfasis en la creación de espacios de actuación alternativos. Los activistas utilizan las
plataformas comerciales y ya no se interesan por crear unas propias. Quieren conectarse a los demás, pero así tienen que operar con las
reglas de la empresa y pierden su autonomía. Hay que tomar ese problema en serio y pensar formas alternativas de actuar en ese espacio
tan importante.
Para concluir y comenzar a hablar entre nosotros, ¡Me gustaría compartir tres invitaciones a la resistencia creativa!

#Uno. Hay que apropiarse del discurso sobre los big data y la vigilancia, de una forma propia del
sur.
Aunque estudiosos y estudiosas de varias disciplinas han comenzado a explorar críticamente las
implicaciones de la dataficación en lo que respecta a distintos aspectos sociales, culturales y
solucion #1 políticos, gran parte de la crítica académica/pensiamento critico ha surgido desde una perspectiva
apropiarse del discurso sobre occidental que conecta con Silicon Valley, Cambridge, MA y el norte de Europa. Creo que algo
la vigilancia de una forma
propia del sur falta en esta conversación, y por eso con mi compañero Emiliano Treré de la Universidad de
Cardiff, acabamos de lanzar ‘Big data desde el sur’.
¿Cómo se desarrolla la dataficación en países con democracias frágiles, economías endebles y
pobreza? ¿Es nuestra caja de herramientas teórica y metodológica capaz de captar y comprender
tanto los sombríos desarrollos como la sorprendente creatividad que emergen en la periferia del
data universalism imperio? Quiero hacer un llamamiento a los descontentos y descontentas con la dataficación,
tiende a asimilar la heterogeneidad de los diversos contextos
así como a pasar por alto las diferencias y las
especificidades culturales
para que unan sus fuerzas y aborden conjuntamente estas preocupaciones a fin de producir
Ver Anita Say Chan (2013)
preguntas más críticas.
Networking Peripheries

Necesitamos entablar un diálogo sistemático con tradiciones, epistemologías y experiencias que


deconstruyen el dominio de los enfoques occidentales aplicados a la dataficación, y que no
reconocen la pluralidad, la diversidad y la riqueza cultural del Sur/de los Sures.
Lamento que demasiados enfoques críticos sigan dependiendo de una especie de “universalismo
‘big data’ desde el Sur:
una conversación multidisciplinaria y multilingüe digital” que tiende a asimilar la heterogeneidad de los diversos contextos, así como a pasar por
https://data-activism.net/big-data-from-the-south/
https://data-activism.net/big-data-from-the-south/ alto las diferencias y las especificidades culturales.
#bigdatasur
En este sentido, queremos contribuir a la conversación en curso sobre la urgencia de una “teoría
del sur” que “cuestione el universalismo en el campo de la teoría social”. Necesitamos estudiar
Con Emiliano Treré
(Cardiff University)

más de una mirada multidisciplinaria el papel y el impacto de los ‘big data’ en el Sur Global, pero
queremos también ampliar el espectro para incluir a todos los Sures, en plural, que habitan en
nuestro universo cada vez más complejo. Nuestra definición del Sur es flexible y expansiva, inspirada en los escritos del sociólogo Boaventura
de Sousa Santos, uno de los autores que con más urgencia han subrayado la necesidad de las epistemologías del Sur frente al “epistemicidio”
del neoliberalismo. En primer lugar, está el Sur geográfico, es decir, las personas, las actividades, las políticas y las tecnologías que surgen
literalmente en los márgenes del mundo, tal como se presentan en el mapa de Mercator.

En segundo lugar, y más importante, nuestro Sur es un lugar de resistencia, subversión y creatividad. Podemos encontrar innumerables Sures
también en el “norte global”, siempre que haya resistencia a la injusticia y luchas por mejorar las condiciones de vida frente al “capitalismo
de datos”. Solo un esfuerzo colectivo, a través de disciplinas, lenguas y áreas de investigación, puede ayudarnos a considerar los “big data”
desde el Sur. Me parece que LAVITS está listo para este desafío.
#Dos. Hay que crear infraestructuras, ambos hardware y software, que sea autónoma del estado
y del mercado. Necesitamos y deseamos más ‘infraestructuras liberadas’, que reflejen los
valores de los activistas y que constituyan una ’política pre figurativa’: hoy y aquí el internet
como deseamos que sea: que respete a los derechos humanos, a los datos y a la privacidad de
los usuarios, que sea horizontal y participativo como lo son los activistas. El empoderamiento de
solucion #2 los demás pasa también por acercar la tecnología a las personas.
hay que crear infraestructuras
autónomas, ambos hardware y Nosotros los académicos tenemos que trabajar como activistas de la sociedad civil para la
software contra-hegemonía, y rescatar nuestra consciencia tecnológica, la que por supuesto todavía
tienen las emisoras comunitarias.
#Tres. Como académicos, tenemos que retomar la palabra y ejercitar nuestra voz crítica.
Hay que ser educadoras críticas, para ayudar a los jóvenes a entender lo que está pasando con
solucion #3
hay que retomar la palabra
las amenazas continuas a la privacidad, de una forma que no solamente los asuste, pero que les
ser educadoras críticas otorgue las herramientas para actuar en la sociedad en que vivimos. Hay que dar clases de
… protección de datos, no solo a los abogados del mañana sino a los ciudadanos del mañana. Hay
convertirnos en
académicas-activistas
que da incluir en nuestros cursos de comunicación y de leyes (y también de filosofía, ciencias
sociales y más) las herramientas básicas de la encriptación y de la protección de nuestras
comunicaciones.
Hay que ser pensadores independientes. Muchas veces los académicos tienen recursos que le faltan a los activistas. Tenemos que poner la
investigación al servicio de la actuación en la sociedad. De lo contrario, nos volveremos solo un libro en la biblioteca: podemos ser los más
críticos que hay, pero nadie siquiera se entera de nuestras ideas y nadie nos lee. Tenemos que convertirnos en académicos-activistas. Hay
que trabajar más junto con la sociedad civil. Hay que poner la investigación al servicio de la sociedad, y no solo de la teoría. Hay que ser
traductores y mediatores. Es nuestra responsabilidad mediar entre una realidad muy complicada, tanto social como técnicamente, como son
la dataficacion y la vigilancia masiva, y la perspectiva y la vida vivida del ciudadano común.
Bemvindos/as a LAVITS! // Bienvenidos/as a LAVITS!

Some of the sources / Algunas de las referencias


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Dencik, L., & Cable, J. (2017). The Advent of Surveillance Realism: Public Opinion and Activist Responses to the Snowden Leaks. International
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