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Índice

Introducción……………………….………………….………………………Pag.2

Objetivos…………………………………………..………..………………….Pag.2

Conceptos y aplicaciones de la dificultad de aprendizaje……………...……Pag.3

Trastornos del desarrollo………………………………………………..…….Pag.4

Aproximación histórica…………………………….………………………….Pag.5

Concepto de trastorno del desarrollo……………...…………………………Pag.5

Discapacidad Intelectual…………………………………………………...….Pag.6

Tipos de discapacidad intelectual……………………………………………..Pag.8

Identificación de las áreas y dimensiones………………….………………….Pag.9

Análisis Personal…………………………………..…………………………Pag.11

Bibliografía………………………………..……………………….…………Pag.11

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Introducción

Si bien es importante tener una idea general de cómo funciona nuestro cuerpo porque esto
nos genera una base para nuestro propio cuidado, también es fundamental conocer sobre los
trastornos del desarrollo, en donde la mera palabra <trastorno> nos avisa sobre el hecho que
el desarrollo en todos sus ámbitos (Orgánico, Social, escolar) no se produce dentro de los
límites de la normalidad ya establecida por los profesionales en ese campo, esta es una
información que no solo le compete a médicos o como en el caso de los psicólogos que su
trabajo en ciertos casos llega a cubrir ese tipo de trastorno en colaboración con otros
profesionales, si no también es una información para cada persona, porque como padres o
futuros padres, maestros o parte de una familia como lo somos todos podríamos a estar
ligados a una persona con algún tipo de trastorno del desarrollo, una persona que necesitara
el apoyo de las personas que están dentro del ambiente donde se desarrolla.

De la manera en que esta presentada la información en este documento el lector se dará


cuenta que hablamos de otros temas tales como discapacidad intelectual y problemas de
aprendizaje que están ligados generalmente a trastornos del desarrollo, esto nos dará una
visión más amplia de las posibles problemáticas y quizás generar una idea de cómo abordar
cada una de ellas. Esta información puede ser aprovechada para establecer una diferenciación
entre problemas de aprendizaje y discapacidad intelectual que si bien en los dos casos tienen
un impacto en el área educativa, no son lo mismo.

Objetivos:

 Conocer que áreas de la vida de una persona con algún tipo de trastorno del desarrollo
puede verse afectada.

 Establecer una relación entre trastorno del desarrollo y discapacidad intelectual

 Poder hacer una distinción entre discapacidad intelectual y problemas de aprendizaje

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Conceptos y aplicaciones de las dificultades de aprendizaje

Siguiendo a Gonzalez (2012), quien realiza una exhaustiva revisión de las diferentes definiciones
aparecidas a lo largo de la historia de las DA (dificultades de aprendizaje), las cuestiones que
subyacen a dichas definiciones y que en algunos casos pueden ser motivo de polémica son las
siguientes:

— Grupo heterogéneo: las definiciones más actuales tienden a considerar que los sujetos
con DA son un grupo heterogéneo, que no todos los sujetos las manifiestan por igual.

— Retraso en el desarrollo: se coincide en señalar que las DA son desordenes en la


Adquisición de ciertas destrezas o problemas en el desarrollo de ciertas áreas.

— Áreas afectadas: casi todos coinciden en que estos sujetos manifiestan problemas de
Habla, lectura, escritura y matemáticas. Algunos añaden razonamiento, deletreo y Problemas de
interacción social, o que coexisten con los anteriores.

— Desordenes en procesos psicológicos básicos: las definiciones más tradicionales defienden que
hay alteraciones en procesos psicológicos básicos, sin especificar cuáles.

— Criterio discrepancia CI-rendimiento: algunas definiciones dicen que estos niños presentan una
discrepancia entre su potencial intelectual y su nivel de ejecución, es decir, entre su CI y su
rendimiento, además de desniveles entre escalas manipulativas y verbales.

Criterios de exclusión: la mayoría de las definiciones hacen referencia a que no son


Debidas a otros hándicaps sensoriales, motrices, desajustes socioemocionales, de privación
sociocultural o instrucción inadecuada. Otras consideran que las dificultades son intrínsecas al sujeto
y que no son causadas por factores externos.

— Existencia de disfunción en el SNC: algunas definiciones afirman la existencia de desórdenes en


el SNC y otras los presuponen. Lo cierto es que la mayoría admiten un posible desorden neurológico
como base de las DA.

— Aparición en el ciclo vital: algunas definiciones aceptan que estos desordenes pueden aparecer a
lo largo de todo el ciclo vital y que necesitan reeducación especial.

Definición de las dificultades de aprendizaje

A falta de una definición operativa de las DA sobre la que exista unanimidad, destacan que dicha
definición debe ser descriptiva totalizadora y debe cumplir tres criterios fundamentales para su
construcción: el de discrepancia, el de exclusión y el de atención especializada. Así pues, puede
decirse que las DA se definen como aquellas dificultades de aprendizaje que están constituidas por
un conjunto heterogéneo de problemas cuyo origen es, probablemente, una disfunción del sistema
nervioso central. Se manifiestan primariamente con problemas en el ámbito lingüístico y con defectos
de procesamiento en los principales factores cognitivos (atención, percepción, memoria),
derivadamente, en el ámbito de las disciplinas instrumentales básicas (lectura, escritura, matemáticas)
y, secundariamente, en las diversas áreas curriculares (ciencias experimentales, ciencias sociales,
segundo idioma). Cursan, además, con problemas de personalidad, auto concepto y sociabilidad, y
pueden ocurrir a lo largo del ciclo vital del sujeto. Esta definición es de interés porque:

— Contempla los factores neurológicos, biológicos y genéticos.

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— Destaca el que las DA se manifiestan en dificultades lingüísticas de comprensión y producción
referidos a todos los componentes del lenguaje.

— Se hace una doble referencia curricular: primero a las disciplinas instrumentales y después al resto
de áreas curriculares.

— Se destaca que las DA no son efecto, sino causa de problemas de personalidad, sociales y/o
culturales. Una aportación fundamental en el estudio de las DA es la que se ha producido en las
ultimas décadas desde la neuropsicología infantil, o neuropsicología del desarrollo, que tiene sus
antecedentes en la identificación de los primeros cuadros de dislexia infantil en el último tercio del
siglo XIX. Esta ciencia estudia las relaciones entre la conducta y el cerebro en desarrollo, tanto la
dinámica evolutiva del cerebro en desarrollo como las consecuencias de las lesiones cerebrales
acontecidas durante la infancia. La neuropsicología infantil básica estudia los procesos neuronales
que subyacen a la conducta infantil, y trata de explicar las causas de la conducta normal, mientras que
la neuropsicología infantil clínica se centra en el estudio de las consecuencias del daño cerebral, desde
la fase embrionaria hasta el final de la infancia.

LOS TRASTORNOS DEL DESARROLLO

Los trastornos del desarrollo incluyen una tipología variada de problemas que tienen su origen en la
infancia, la niñez o la adolescencia, e inclusive en la etapa prenatal, aunque puedan perdurar durante
toda la vida de las personas. Es un concepto surgido a finales de los años sesenta que se presenta
dentro de un modelo educativo y como una alternativa al modelo medico predominante para el
tratamiento de las personas con problemas graves en el desarrollo. Si no podemos curar a las personas
que sufren autismo, retraso mental o ceguera, si podemos ensenarles habilidades, destrezas, actitudes,
conocimientos, etc. Como norma general, los trastornos del desarrollo tienen un origen causal de tipo
biológico, lo que implica que se trata de problemas serios que no dependen básicamente de los padres
o del entorno, y cuya naturaleza o núcleo variaría según el tipo de trastorno. Frith (1995) propone un
modelo explicativo centrado en tres niveles de análisis que explicarían los diferentes problemas que
presentan las personas con trastornos del desarrollo:

— Primer nivel o nivel biológico (genética, neurología, disfunción en general): sería el primer nivel
al que habría que acudir para explicar los problemas y dificultades de una persona con trastorno del
desarrollo. Corresponde al nivel causal.

— Segundo nivel o cognitivo-emocional: es el núcleo de diversos problemas (aspectos mentales,


habilidades cognitivas, afectividad en general).

— Tercer nivel o conductual: es el observable (respuesta escolar, situacional, adaptación a diversas


situaciones). Los niveles dos y tres son de tipo psicológico. Los tres niveles interaccionan entre sí y
con el entorno, de tal modo que la problemática existente a nivel psicológico puede suavizarse o
agravarse en función de la estimulación que generen las interacciones establecidas. La intervención
temprana o interacción positiva con el entorno puede actuar sobre el segundo nivel y reducir las
posibilidades de dificultades académicas o comunicativas

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Aproximación histórica a los trastornos del desarrollo

El concepto de trastornos del desarrollo, como se ha mencionado brevemente, sufrió una importante
transformación a finales de los sesenta y a lo largo de los setenta del siglo XX, produciéndose un
cambio de perspectiva o de paradigma que supuso pasar de un modelo médico y psiquiátrico a un
modelo educativo, que implica que todas las personas pueden aprender y adaptarse y que es necesario
crear y desarrollar programas específicos de tipo educativo que permitan atender a sus necesidades
educativas especiales (Garcia-Sanchez, 2002). A partir de este momento este concepto de trastornos
del desarrollo incluyo una tipología variada de problemas que tienen su origen en la infancia, la niñez
o la adolescencia y que pueden perdurar durante todo el ciclo vital. El Informe Warnock, solicitado
por el Departamento de Educación y Ciencia del Reino Unido, en 1978, abogo por la abolición de las
clasificaciones y
Priorizo el análisis de las necesidades educativas especiales que presenta cada persona con trastornos.
A pesar de que este informe asumió enfoques educativos claros, obvio el problema del tipo de
trastorno, es decir, las personas tienen necesidades diferentes que es necesario atender, pero también
presentan trastornos diversos, y conocerlos ayudara a precisar la forma en que han de ser cubiertas
esas necesidades.

Concepto de trastorno del desarrollo

Entendiendo el desarrollo como el conjunto de cambios en la persona y en la conducta que la hacen


más adaptada, se considera que un trastorno del desarrollo es aquella alteración, disfunción o
dificultad del funcionamiento intelectual general y de la conducta adaptativa de una persona, que
conlleva la necesidad de elementos de apoyo y recursos en el contexto donde se desenvuelve (Luque,
2006). Los problemas que conlleva un trastorno del desarrollo tienen que ver con: el retraso (retrasos
generalizados como el autismo, retrasos del lenguaje...), con el déficit (sensorial, motor...), con las
dificultades que se produzcan en el ámbito académico (en el aprendizaje de la lectura, de la escritura,
de las matemáticas...) o en el personal (situaciones de violencia entre compañeros, abusos sexuales...),
con las alteraciones psicopatológicas en la infancia, en el nivel de activación (trastornos de ansiedad),
en el estado de ánimo (depresión) o en el control y adaptación conductual (problemas de conducta)
(Sanchez y Garcia, 2001). En los trastornos del desarrollo, se pueden expresar las siguientes
características: tienen su origen en la infancia o en la adolescencia, se dan dificultades varias en las
capacidades, las habilidades, los conocimientos, etc., y, finalmente, su intervención psicoeducativa
deberá contar con recursos y apoyo de carácter extraordinario en los centros educativos. En
consecuencia, son sujetos de necesidades educativas especiales o de compensación educativa.

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Discapacidad intelectual

La discapacidad intelectual es definida como una entidad que se caracteriza por la presencia de:

- limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual - limitaciones significativas en la


conducta adaptativa - una edad de aparición anterior a los 18 años. Pero, como ya se ha dicho,
intrínsecamente unida a esta definición se establece el marco global en el que la persona con
discapacidad se encuentra ubicada. Es decir, el objetivo no se limita a definir o diagnosticar la
discapacidad intelectual sino a progresar en su clasificación y descripción, con el fin de identificar
las capacidades y debilidades, los puntos fuertes y débiles de la persona en una serie de áreas o
dimensiones que abarcan aspectos diferentes, tanto de la persona como del ambiente en que se
encuentra. Estas dimensiones o áreas son las siguientes:

1. Las capacidades más estrictamente intelectuales.


2. La conducta adaptativa, tanto en el campo intelectual como en el ámbito social, o en las habilidades
de la vida diaria.
3. La participación, las interacciones con los demás y los papeles sociales que la persona desempeña.
4. La salud en su más amplia expresión; física y mental.
5. El contexto ambiental y cultural en el que la persona se encuentra incluida. Es preciso insistir en
que la definición y análisis de estas cinco dimensiones tienen como objetivo fundamental establecer
y concretar los apoyos que han de favorecer el funcionamiento de cada individuo, como persona
concreta ubicada en un entorno concreto y dotado de sus problemas y de sus cualidades.

Las personas con discapacidad intelectual poseen menos recursos cognitivos o recursos cognitivos
menos desarrollados de lo que sería esperable, teniendo en cuenta su edad cronológica. Esto
aumentaría el coste del aprendizaje, además de tener que hacer un mayor esfuerzo para comunicarse

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en algunos contextos y con determinados mensajes. Este tipo de discapacidad suele identificarse antes
de los 18 años y afecta a un 1% de la población mundial.

Pero es importante resaltar que la discapacidad intelectual no es una enfermedad mental, sino un
trastorno en el desarrollo. Todas las personas con este tipo de discapacidad son como nosotros en lo
esencial: tienen sus propios sueños, intereses, gustos y preferencias. En este sentido, es importante no
estigmatizar la enfermedad y para eso, ¡qué mejor que saber un poquito más de ella!

Funcionamiento intelectual y comportamiento adaptativo

La discapacidad intelectual puede ser de diferentes grados y cada uno de ellos implica unas
dificultades. Se manifiesta con problemas de razonamiento, la planificación, la solución de
problemas, el pensamiento abstracto y el aprendizaje, todo ello debido a una adquisición lenta e
incompleta de habilidades cognitivas.

Sus capacidades adaptativas también pueden encontrarse muy limitadas, tanto en el terreno
conceptual, como en el social y en el práctico. Por ello, su habilidad para expresarse lingüísticamente
o su lecto-escritura están poco desarrolladas, así como su sentido de la responsabilidad o su
autoestima.

Frente a actividades cotidianas, como asearse, el cuidado personal o prepararse la comida, pueden
presentar un nivel de autonomía variable en función del grado de retraso. En actividades
instrumentales o mecánicas también existe esta variabilidad.

Afectación de su salud e interacciones sociales

Esta discapacidad puede ir acompañada de ciertas alteraciones relacionadas con la salud física y
mental. A su vez, todo ello puede afectar al resto de dimensiones.

Algunos síndromes que pueden causar discapacidad intelectual son: el síndrome de Rett, de Dravet,
de Prader-Willi, de Down, de Asperger, el X frágil o de Martín y Bell. Asimismo, tiene mayor
prevalencia en enfermedades como obesidad, diabetes, VIH y ETS o demencia.

También su comunicación, interacción o participación social están afectadas. Sus limitaciones


intelectuales y adaptativas imposibilitan que esta persona participe en la vida de su comunidad de
manera normal. Esto perjudica a todos sus ámbitos: hogar, colegio, trabajo y en su tiempo de ocio.

El papel del cociente intelectual

El cociente intelectual por sí solo no es un criterio suficiente para hacer un diagnóstico de


discapacidad intelectual. Además de definir cuantitativamente la inteligencia, es necesario hacer una
evaluación más profunda del funcionamiento intelectual de la persona.
El CI es entendido como la relación que existe entre edad mental y edad cronológica de la persona.
La primera se refiere a la edad que le corresponde según su desarrollo intelectual. Es decir cuánto
rinde intelectualmente en comparación con el nivel medio de su grupo de referencia. La edad
cronológica es la biológica.
Se considera que existe cierta discapacidad intelectual si el cociente intelectual es menor a 70. El otro
extremo, la superdotación, se diagnostica cuando este índice está por encima de 130. Es precisamente
el CI el que sirve para clasificar el grado de esta discapacidad.

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Tipos de discapacidad intelectual

Según el DSM-IV se clasifica en leve, moderada, grave y profunda.

Leve (CI 50-55 a 70)


El 85% de las personas con discapacidad tiene una discapacidad leve.

Dominio conceptual: afectación baja del pensamiento abstracto, habilidades funcionales, flexibilidad
cognitiva y memoria a corto plazo.

Dominio social: interacciones sociales inmaduras, lo que incrementa el riesgo de que la persona en
situación de discapacidad sea manipulada.

Dominio práctico: es necesario que tengan supervisión, orientación y asistencia a la hora de realizar
tareas de su vida diaria. Esa ayuda es muy importante sobre todo en situaciones estresantes.
A menudo no se diferencian de otros niños sin esta discapacidad hasta que no son más mayores.

Moderada (CI 35-40 a 50-55)


El 10% de las personas con discapacidad tiene una discapacidad moderada.

Dominio conceptual: requieren asistencia continuada para terminar actividades cotidianas. Incluso, a
veces es necesario que otras personas asuman alguna de sus responsabilidades. Son personas que con
supervisión moderada son capaces de adquirir destrezas para su propio cuidado personal. Pueden
realizar trabajos que no requieren cualificación o son semicualificados, pero siempre con supervisión.

Dominio social: a la hora de comunicarse verbalmente, su lenguaje es menos rico y complejo que el
de personas sin discapacidad. Esto hace que no puedan interpretar correctamente algunas claves
sociales y que tengan problemas para crear nuevas relaciones.

Dominio práctico: con apoyo e instrucción continuada pueden desarrollar ciertas habilidades y
destrezas.

Grave (CI 20-25 a 35-40)

El 3-4 % de las personas con discapacidad tiene discapacidad grave.

Dominio conceptual: muy limitado, sobre todo con los conceptos numéricos. El apoyo ha de ser
importante, constante y en muchas áreas.

Dominio social: su lenguaje oral es muy elemental, sus frases gramaticalmente sencillas y su
vocabulario muy limitado. Sus comunicaciones son muy simples, se limitan al aquí y ahora.

Dominio práctico: la supervisión ha de ser constante para todas las tareas que tiene que realizar en la
vida diaria.

Profunda (CI 20-25)

Aunque son una minoría (1%-2%), la mayoría de estas personas tienen una enfermedad neurológica
identificada y explica su discapacidad.

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Dominio conceptual: su déficit es manifiesto. Solo consideran el mundo físico y los procesos no
simbólicos. Con instrucciones, pueden llegar a adquirir ciertas habilidades viso-espaciales, como
señalar. Las dificultades motoras y sensoriales asociadas suelen impedir la utilización funcional de
objetos.

Dominio social: precaria compresión de la comunicación verbal y gestual. Su manera de expresarse


es muy básica, simple y mayoritariamente no verbal.

Dominio práctico: el paciente es totalmente dependiente en todos los ámbitos. Solamente si no existen
afectaciones motoras o sensoriales será capaz de participar en ciertas actividades básicas.

El papel de las instituciones se antoja esencial si queremos crear un entorno más fácil y accesible para
las personas con discapacidad intelectual. De no ser así, a las limitaciones que de por sí ya presentan
estas personas se sumarán otras ambientales. En cualquier caso, lo que no debemos olvidar nunca es
que antes de discapacidad persona, va la persona. Alguien con sentimientos, igual que nosotros,
alguien con sueños, igual que nosotros, y alguien con muchísimas cosas que aportar a los demás,
igual que nosotros.

ÁREAS O DIMENSIONES SOBRE LAS QUE SE IDENTIFICA LA DISCAPACIDAD


INTELECTUAL

La capacidad intelectual

La inteligencia se considera como la capacidad mental general que comprende las siguientes
funciones como:

- el razonamiento - la planificación - la solución de problemas - el pensamiento abstracto - la


comprensión de ideas complejas - el aprendizaje con rapidez - el aprendizaje a partir de la experiencia.

Como se puede apreciar, es un funcionamiento intelectual global que va más allá del rendimiento
académico o de respuesta a test; se trata más bien de esa amplia y profunda capacidad para
comprender nuestro entorno e interactuar con él.

La conducta adaptativa

Entendemos como conducta adaptativa “el conjunto de habilidades que se despliegan en el terreno de
los conceptos (p. ej., lenguaje, lecto-escritura, dinero), en el ámbito social (p. ej., responsabilidad,
autoestima, probabilidad de ser engañado o manipulado, seguimiento de normas), y en la práctica
(actividades de la vida diaria como son el aseo o la comida; actividades instrumentales como son el
transporte, el mantenimiento de la casa, la toma de medicina o el manejo del dinero), y que son
aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria” (Luckasson y col., 2002).

La capacidad de adaptación marca de modo especial la habilidad de funcionamiento del individuo


porque las limitaciones en la conducta adaptativa son las que más van a afectar tanto a la vida diaria
como a la habilidad para responder a los cambios constantes e imprevistos que ocurren
permanentemente en nuestras vidas y en las demandas que impone el ambiente en que vivimos.

Ocurre, sin embargo, que bien pueden convivir dentro de una misma persona las limitaciones en
ciertas habilidades de adaptación con capacidades en otras áreas. De ahí la necesidad de hacer una
evaluación que, de manera diferenciada, aborde y analice distintos aspectos de la vida adaptativa.
Para hacer un buen diagnóstico de las limitaciones que una persona tiene en su conducta adaptativa

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es preciso utilizar medidas bien estandarizadas con baremos de la población general que incluya a
personas con y sin discapacidad.

El criterio para considerar significativas las limitaciones en esta dimensión, al igual que al evaluar la
inteligencia, debe ser el de dos desviaciones típicas por debajo de la media. Existen buenos
instrumentos con propiedades psicométricas suficientes como para evaluar esta dimensión (en inglés:
escalas de AAMR, Vineland, Bruininks, Adams), si bien no disponemos todavía de buenas
adaptaciones en español. En cambio disponemos de excelentes publicaciones para planificar los
apoyos necesarios para trabajar y progresar en la adquisición de estas capacidades.

Participación, interacción, roles sociales

Mientras que las otras dimensiones se centran en los aspectos personales o ambientales, en este caso
el análisis se dirige a evaluar las interacciones del individuo con los demás y el papel social que
desempeña. Es decir, se trata de destacar la importancia que se concede a estos aspectos en la vida de
la persona; de resaltar el importante papel que juegan las oportunidades y restricciones que rodean a
un individuo para participar en la vida de su comunidad.

Habrá un funcionamiento adaptativo del comportamiento de una persona en la medida en que se


encuentre activamente involucrada con (asistiendo a, interaccionando con, participando en) su
ambiente. El rol social deberá ser ajustado a las actividades que sean las normales para un grupo
específico de edad: aspectos personales, escolares, laborales, comunitarios, afectivos, espirituales,
etc.

Pero esta participación e interacción se pueden ver profundamente alteradas por la falta de recursos
y servicios comunitarios, por la presencia de barreras físicas o sociales.

Salud física, salud mental, etiología

La salud es aquí entendida en su más amplio sentido: un “estado de completo bienestar físico, mental
y social”. Todos tenemos amplia experiencia de que el funcionamiento humano se ve influenciado
por cualquier condición que altere su salud física o mental. La discapacidad intelectual producida por
una causa determinada puede ir acompañada inexcusablemente de una alteración de la salud que, a
su vez, puede repercutir sobre el desarrollo de las demás dimensiones. Pero incluso cuando no es así,
la preocupación por la salud de los individuos con discapacidad intelectual y los apoyos que debemos
prestar se basan en que pueden tener dificultad para reconocer sus problemas físicos y de salud
mental, para gestionar su atención en los servicios comunitarios de salud, para comunicar sus
síntomas y sentimientos, para comprender y ejecutar los planes de tratamiento y su seguimiento.

Cuando hablamos de salud mental, no podemos prescindir de la incidencia con que el entorno y sus
variables pueden influir sobre un terreno adaptativamente menos favorables y más vulnerable. De ahí
que el bienestar emocional y psicológico deban ser considerados como objetivos a tener en cuenta en
los planes dirigidos a mejorar los apoyos.

El contexto: los ambientes y la cultura

Se trata de contemplar las condiciones interrelacionadas en las cuales las personas viven diariamente.
Se describen tres niveles de acuerdo con su proximidad al individuo:

a) el micro sistema: familia, personas más próximas

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b) el meso sistema: vecindario, barrio, servicios educativos, laborales, etc.

c) el macro sistema: los patrones generales de una cultura, la sociedad, la población.

Sin duda, los ambientes de integración –en educación, vivienda, trabajo, ocio– son los que mejor
favorecen el crecimiento y desarrollo de las personas. Pero hay que valorar el grado real en que tal
integración se puede llevar a efecto y ejecutar, porque dependerá de su presencia real en los lugares
habituales de la comunidad, de la posibilidad de elección y de tomar decisiones, de la competencia
(que proviene del aprendizaje y de la ejecución de actividades), del respeto al ocupar un lugar
valorado por la propia comunidad, y de la participación comunitaria con la familia y amigos.

Los recursos ambientales, en su más amplio sentido, condicionan el bienestar final de la persona, y
comprenden realidades tan diversas como la salud, la seguridad, la comodidad material y la seguridad
financiera, el ocio y las actividades recreativas, la estimulación cognitiva y el desarrollo, la
disponibilidad de un trabajo que resulte interesante y sea adecuadamente remunerado. Este ambiente,
por otra parte, ha de ser estable, predecible y controlado.

La dimensión cultural es otro elemento que debe ser tenido en cuenta, y más en esta época de grandes
y rápidos flujos migratorios, con sus correspondientes problemas de adaptación para las personas con
discapacidad.

Análisis Personal

Sin duda alguna este es un tipo de información vital porque toca un área en la cual se necesita mucho
trabajo de distintos ámbitos, me refiero a la educación porque si ya es difícil algunas veces para
personas que están dentro de los parámetros que se consideran normal en el desarrollo y las
habilidades sociales cuanto más difícil puede ser para alguien con una discapacidad intelectual o
algún problema de aprendizaje, acaso hay en los colegios de nuestros país, profesores y gente
calificada y con la información adecuada para atender las necesidades especiales de estos alumnos,
quien vela por su bienestar y los apoyos necesarios en la ayuda de su desarrollo como individuo si
hay una desinformación en el ámbito estudiantil o incluso de sus propios padres que no saben cómo
lidiar con las características especiales de su hijo, además es triste pensar que incluso hay un estigma
sobre estas personas con discapacidad intelectual en la que aún se piensa que no existen vías de apoyo
para que estas personas de alguna manera u otra puedan salir adelante con ayuda de las personas que
conformas su ambiente.

Bibliografía

Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la Asociación Americana sobre Retraso


Mental de 2002

Prevención de las dificultades de aprendizaje. Madrid: Pirámide

Dificultad de aprendizaje y trastornos del desarrollo, María José Fiuza Azorey: Pirámide

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