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ISSN: 1607-050X
desacato@ciesas.edu.mx
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social
México
Manzo, Carlos
Reseña de "El pensamiento de los binnigula´sa´: cosmovisión, religión y calendario, con especial
referencia a los binnizá" de Víctor de la Cruz
Desacatos, núm. 31, septiembre-diciembre, 2009, pp. 180-184
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
Distrito Federal, México
Carlos Manzo
queología, lingüística, etnohistoria, sobre distintas etapas, personajes y la religiosidad de los habitantes ori-
etnografía— para la generación de procesos del sur del istmo de Tehuan- ginarios de estas tierras.
un nuevo conocimiento en torno a la tepec5, y a partir de esta publicación El conocimiento y estudio de la
cultura de los zapotecos antiguos y asistimos, indudablemente, a la pleni- obra de Víctor de la Cruz nos per-
contemporáneos. tud del autor como poeta, etnohisto- mitirá ensayar nuevas interpretacio-
Desarrollaré aquí un breve análi- riador, filósofo y antropólogo nes históricas acerca de la realidad
sis crítico de esta obra a partir del hermeneuta. material y espiritual de los pueblos
conocimiento previo de los princi- Después de una vasta introduc- ikoot, ayuuk, zoque, chontal, chi-
pales antecedentes literarios y aca- ción en que se presentan y justifican nanteco, ñuntaji-iy y nahua que ha-
démicos de este poeta e historiador2, métodos y fuentes (lingüísticas, ar- bitan en otras zonas de esta misma
aunque no comparto el pesimismo queológicas, etnohistóricas y etno- región.
que a veces caracteriza su visión so- gráficas), la obra, que transcurre a
bre el futuro de nuestros pueblos3, lo largo de más de 500 páginas, se
ese que se percibe en sus participa- estructura en cinco capítulos: I. La La modalidad narrativa
ciones en las compilaciones coordi- cosmovisión; II. La cosmogonía; III.
nadas por Alicia M. Barabas y Miguel Los dioses del Clásico y sus antece- Su estilo narrativo es el de una obra de
A. Bartolomé acerca de la etnicidad sores; IV. Creencias y rituales reli- análisis histórico de “larga duración”,
y el pluralismo cultural en Oaxaca, y giosos de los binnigula’sa’ en el entendida ésta como una perspectiva
también en su aportación en la com- Posclásico, y V. El tiempo y el calen- metodológica para el estudio de per-
pilación coordinada por María de dario. sistencias y transformaciones en las
los Ángeles Romero Frizzi acerca de Resulta de particular interés la re- mentalidades, en este caso la de los za-
la historia de la escritura zapoteca4. construcción histórica del escenario, potecas, en un continuum histórico de 4 181
el paisaje y la sociedad indígena que más de 3 500 años de historia; es decir,
habitaba la región del istmo de en un espectro temporal que com-
Generalidades de la obra Tehuantepec antes de la invasión prende desde el Preclásico hasta nues-
peninsular. Este trabajo refleja un tros días.
A la obra de Víctor de la Cruz aquí co- importante avance en ese sentido, Sin embargo, esta característica,
mentada a la cual antecede una im- sobre todo en lo que se refiere a las aunada a la utilización de un méto-
portante producción historiográfica percepciones del espacio-tiempo y do analógico comparativo con algu-
nas culturas mesoamericanas, como
la maya y la nahua, dificultan apre-
5 Destacan, entre otros títulos: “Lienzos y ma-
2 En mi caso, me declaro un mediano conoce-
ciar una coherencia en la narrativa.
pas zapotecos”, en Historia del arte de Oaxaca.
dor de su trabajo, pero me parece imprescindi- Colonización y siglo XIX, vol. II, Instituto Oaxa- Por ejemplo, ubica un solo escena-
ble tener presente sus aportaciones, que han queño de las Culturas, Gobierno del Estado de rio espacio-temporal, Mesoamérica,
enriquecido la historiografía del Istmo, además Oaxaca, México, 1997, pp.193-211. En el mo-
de La flor de la palabra (Guie’ sti’ diidxazá. La mento de la redacción de la presente reseña no
en donde la cosmovisión y religiosi-
flor de la palabra, UNAM, CIESAS, México, 1999) aparecía aún su título Mapas genealógicos del dad de los binnigula’sa’ puede ser
y la obra aquí comentada. Istmo oaxaqueño (2008), editado en la colección extensible a distintos tiempos y es-
3 Cfr. algunos títulos suyos como “Reflexiones Veredas por el CIESAS, la fundación Harp Helú,
acerca de los movimientos etnopolíticos con- Conaculta y el gobierno del estado de Oaxaca. pacios, ya sea de manera directa a
temporáneos en Oaxaca”, en Alicia M. Barabas Aunque si de lienzos y mapas se trata, también los binnizá del istmo de Tehuante-
y Miguel A. Bartolomé (coords.), Etnicidad y podemos encontrar detallados trabajos al res-
pluralismo cultural, la dinámica étnica en Oa- pecto en Michel Oudijk, Historiography of the pec, o a la cultura maya en Izapa o
xaca, Conaculta, México, 1986.
4 “Prólogo”, en María de los Ángeles Romero
Bènizàa. The Postclassic and Early Colonial Pe- Palenque, o bien al propio barrio
riods (1000-1600 A.D.), Research School of
Frizzi (coord.), Historia de la escritura del zapo- Asian, African, and Amerindian Studies, Uni- zapoteca de Teotihuacán. Esto últi-
teco, CIESAS, México, 2001. versiteit Leiden, Países Bajos, 2000. mo se puede apreciar a través del
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del alfabeto zapoteca, ya que fo- la actualidad, como lo demuestra el La caracterización temporal desa-
néticamente no existen, aún en vocabulario de Córdova, lengua za- rrollada a lo largo de la obra por el
esas variantes del zapoteco. poteca que continúa hablándose autor es una interpretación clásico-
en Oaxaca. desarrollista de la historia antigua
El hecho de que el vocabulario de de México, que parte de los cortes
Breve crítica conceptual de Córdova constituya una ventana a históricos utilizados por la arqueo-
algunos argumentos nuestro pasado lingüístico prehis- logía. La utilización de los periodos
pánico no debe implicar un replan- Preclásico, Clásico y Posclásico para
En el plano conceptual, el autor apor- teamiento semiótico del diidxazá o referirnos a otras épocas, constituye
ta una diferenciación temporal para “zapoteco”, es decir, los significados otro error epistemológico de la inves-
referirse a los binnigula’sa’ y a los bin- de los términos culturales en esta tigación, ya que parte de una visión
nizá, definiendo a los primeros como lengua se mantienen a través de los de la historiografía decimonónica
los “zapotecos prehispánicos” y a los siglos. que no se origina en nuestros proce-
segundos como los “zapotecos” “a par- No obstante, el uso del vocabula- sos históricos como pueblos indíge-
tir de la invasión española hasta la ac- rio de Córdova se justifica bajo la nas, en este caso del pueblo binnizá,
tualidad” (p. 19). Esto constituye un consideración de que se trata de una que tiene otras y distintas duracio-
error epistemológico, ya que para es- fuente lingüística y que, como dice nes, algunas más extensas y otras
tablecer esta diferenciación concep- José Watanabe, la lengua es un vehí- más coyunturales. Sin embargo, re-
tual De la Cruz parte del registro de culo para conocer realidades histó- conozco la importancia de la refe-
la lengua que hace el español fray Juan ricas, como la mesoamericana, que rencia a estos periodos históricos ya
de Córdova en la segunda mitad del no ha podido ser conocida median- que prácticamente todo el acervo
siglo XVI, cuyo vocabulario fue además te otras fuentes documentales y ar- arqueológico sobre la antigüedad 4 183
traducido al castellano desde la pers- queológicas. Al respecto, el autor zapoteca se encuentra catalogado,
pectiva cultural del fraile, desde una vi- hace un planteamiento con el que clasificado y relacionado en función
sión peninsular, sobre todo en lo que concuerdo: “las peculiaridades lin- de estos periodos.
se refiere al ámbito de la religiosidad. güísticas son mucho más imper- Si el objetivo de la obra fuese re-
En otras palabras, su argumento no meables a las variaciones de la plantear un nuevo marco conceptual
se basa en fuentes de acuerdo con la historia que otros aspectos de la cul- para la comprensión de la historia
episteme. Sin embargo, acierta en re- tura” (p. 22). binnizá, desde una perspectiva me-
conocer persistencias mesoamerica- Concuerdo también con la utili- todológica descolonizadora, sería
nas, tales como la lengua, que son zación que hace De la Cruz del con- importante encontrar una periodi-
resultado más bien de un continuum cepto de Mesoamérica entendida ficación en la que los años, siglos o
histórico y linguístico. como una “realidad histórica”, de milenios fueran planteados desde
Es por lo anterior que, personal- acuerdo con Alfredo López Austin6, una razón de los pueblos para con-
mente, considero que puede ser más y no cómo una región geográfica a tar su historia. Si, por ejemplo, los
sugerente y enriquecedor, metodo- la manera de Paul Kirchhoff7, con lí- pueblos y naciones indígenas de Me-
lógica y epistemológicamente, dejar mites y características. soamérica presentaron dos grandes
los conceptos binnigula’sa’ y binnizá “crisis civilizatorias”, una hace 1 200
abiertos en la temporalidad y el es- 6 Alfredo López Austin, Los mitos del tlacoache,
años y la otra hace cuatro siglos, en-
pacio, ya que nuestras formas de Instituto de Investigaciones Antropológicas, tonces esas situaciones y tiempos se
nombrar el mundo natural y, en Universidad Nacional Autónoma de México,
México, 1996, pp. 26-40.
cierta medida, el social de los zas, 7 Paul Kirchhoff, Mesoamerica. Sus límites geo- 3ª ed., Escuela Nacional de Antropología e His-
han sido siempre las mismas hasta gráficos, composición étnica y caracteres culturales, toria, México, 1967 [1943].
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constituyen en parangones histó- En la obra de Víctor de la Cruz se de dichos sitios no queda aclarada,
ricos que pueden hacer pensar la teje, como la filigrana istmeña, una aunque sí se alcanza a apreciar su
historia binnizá de manera distinta, metodología hermeneuta, apoyada funcionalidad religiosa y su utilidad
pero sobre todo que permiten ense- en la visión binnizá propia del autor. para la observación de algunos as-
ñarla de manera distinta. Estoy de Por ejemplo, en el capítulo II, cuan- tros, los cuales obtuvo el autor a
acuerdo con el autor en considerar do hace referencia a los libana9 (pp. partir de la etnografía y la toponi-
la invasión de los peninsulares co- 143-158), lo cual plantea un cono- mia de los sitios.
mo una razón histórica que institu- cimiento nuevo que difícilmente De la Cruz se suma a los meso-
ye un corte histórico, con el cual podría generarse bajo la óptica tra- americanistas, como se aprecia en el
inicia una nueva realidad para los dicional del antropólogo o científico capítulo IV, relativo a las creencias y
pueblos mesoamericanos. social ajeno a la cultura y a la len- rituales religiosos de los binnigula’sa’
gua. De aquí la importancia, desde en el Posclásico: después de disertar en
mi punto de vista, de considerar es- torno a los orígenes y significados de
Otras observaciones ta obra como ejemplo del ejercicio Monopostioc (Cerro Cristo), sitio
metodológico complejo con funda- ceremonial tanto de ikoots como de
A partir del análisis del primer capítu- mento en la hermenéutica. zas, llega a la conclusión de que los
lo de la obra, que trata precisamente Se aprecia también en este trabajo ikoots y binnizá “compartieron la
de la cosmovisión, me parece impor- una suerte de ejercicio epistemoló- misma cosmovisión e ideología me-
tante decir que, en el análisis lingüísti- gico a partir del análisis lingüístico, soamericana sobre el papel de los
co del apartado sobre los niveles del ya que la lengua, dado que es una cerros, las cuevas y el mar en la ge-
cosmos (pp. 88-91), el autor no logra persistencia de larga duración, cons- neración de las lluvias y los rayos; en
184 3 identificar las raíces etimológicas de la tituye una fuente epistemológica, ya lo cual —continúa el autor— están
palabra zapoteca capijlla, que retoma que es la forma como se han nom- de acuerdo muchos investigadores
de Córdova, quien la registra como brado las cosas y el espacio a través mesoamericanistas, entre ellos Jo-
“infierno”, cuando su derivación a la del tiempo. hanna Broda” (p. 315).
lengua actual del diidxazá como gábia, El trabajo aporta importantes En síntesis, los diversos ejes na-
etimológicamente podría significar ga’ elementos y bases para lo que se ha rrativos de la obra, la lingüística dia-
(nueve) bia’ (dimensiones) o “nueve dado en conocer como etnoarqueo- crónica, la analogía comparativa, el
pisos del inframundo”; sin embargo, logía, disciplina en la cual el autor cuidadoso y brillante registro etno-
sin relacionar el significado intrínseco despliega su conocimiento muy gráfico, el conocimiento del diidxa-
de las nueve dimensiones en la palabra específico de la geografía y la histo- zá, el conocimiento geográfico
gabiá, halla su referente arqueológico ria del Istmo, en este caso del terri- natural de la región del sur del Ist-
en las tumbas zapotecas de “9 pisos de torio de los binnizá en el sur de esta mo, así como un mínimo herra-
estuco de otros tantos templos super- región. Esto se aprecia en los reco- mental arqueoastronómico para
puestos” (Caso), los cuales pienso que rridos de campo en distintos sitios explicar orígenes y funciones de los
reflejan los niveles del inframundo8. ceremoniales como Cerro Cristo, calendarios mesoamericanos, dejan
Tlacotepec, el Cerro de la Tortuga abierto un abanico de posibilidades
en Xadani y Guiengola en Tehuan- de investigación sobre la cultura
8 Cándido Zárate Regalado, más conocido co-
tepec. Probablemente la correlación binnizá, desde cualquier perspectiva
mo Che Dro’, nos platicó del uso de gábia para
referirse, en diidxazá, a la profundidad de nueve metodológica propia de las ciencias
“cuartas” a que debe cavarse una sepultura; la sociales.
cuarta es una medida tradicional que alude al
largo de la mano extendida, entre las puntas de 9 Se trata de un sermón matrimonioal en len-
los dedos pulgar y meñique. gua diidxaza, en desuso entre los binnizá. Enero de 2008