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MUESTRA EDITORIAL

José
José
JoséQuiñonero
Quiñonero
Quiñonero---Isabel
Isabel
IsabelFernández
Fernández
Fernández



Lengua
Lengua castellana
castellana
11ºººyy 22ººº Bachillerato
Bachillerato
(Y
(Y(Y CCC OOO MMM EEE NNN TTTAAA RRR II I OOO DDD EEE TTT EEE XXX TTTOOO S)
S)S)

OOOCCCTTTAAAEEEDDDRRROOO
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MUESTRA EDITORIAL

José Quiñonero - Isabel Fernández


Lengua castellana
1º y 2º Bachillerato
( Y C O M E N TA R I O D E T E X T O S )

OCTAEDRO
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MUESTRA EDITORIAL

S U M A R I O

Lengua 1º - 2º Bach.

1 La comunicación 10 Origen y uso del léxico castellano


La narración El lenguaje literario

2 Variedades de la lengua 11 El significado de las palabras


La conversación Técnicas de elaboración de trabajos
académicos
3 Componentes del léxico
Formas regladas del diálogo 12 La oración simple
Los textos científicos y técnicos
4 La oración y el texto
Comprensión de textos 13 La oración compuesta (I)
Los textos humanísticos
5 El sintagma nominal (I)
La exposición y la argumentación 14 La oración compuesta (II)
Gramática del texto
6 El sintagma nominal (II) El lenguaje jurídico y administrativo
La descripción
15 Origen y desarrollo de las lenguas de España
7 El sintagma verbal El lenguaje periodístico
La conjugación verbal (I)
Los textos informativos 16 La diversidad lingüística de la España actual
Los textos publicitarios
8 El sintagma verbal
El verbo (II) y el adverbio 17 El español en el mundo
Los textos instructivos y prescriptivos El español de América
La lengua española en los medios electrónicos
9 Estructura del predicado
Complementos del verbo

Miralda, Lengua de lenguas


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MUESTRA EDITORIAL

T A B L A D E C O N T E N I D O S

A. CONOCIMIENTO DE LA LENGUA B. USO DE LA LENGUA C. ESTRUCTURAS TEXTUALES


La comunicación 8 El acento ortográfico (I) 18 La narración 19
El acto de comunicación 8 El acento de intensidad. Elementos de la narración 19
1 La situación comunicativa 11 Reglas generales del acento Narrador y narratario 24
Los signos y los sistemas ortográfico. La narración, forma compleja 27
semiológicos 14 Acentuación de los monosílabos.

Variedades de la lengua 28 El acento ortográfico (II) 40 La conversación 41


La realidad plurilingüe de España 29 Palabras con diptongo y con hiato. El registro idiomático 41
2 Variedades sociales 31 Interrogativos y exclamativos. La situación comunicativa
Hablas de grupos sociales 37 Acentuación facultativa. conversacional 42
El registro conversacional 44

Componentes del léxico 48 Ortografía de términos Formas regladas del diálogo 58


complejos 57
3 La articulación del lenguaje 48
Estructura del léxico español 49 Escritura de las palabras compuestas.
El diálogo formal 58
El diálogo multilateral 58
Categorías gramaticales 56 Partición de palabras al final de línea. El diálogo bilateral 61
Escritura de los numerales.

La oración y el texto 64 Puntuación del discurso 70 Comprensión de textos 72


El sintagma 64 Punto, coma, punto y coma, La comprensión del texto 72

4 La oración gramatical 65 dos puntos. Las tres lecturas 72


Síntesis del contenido: título,
El texto o discurso 66 El paréntesis, la raya, el guión.
Signos de interrogación y exclamación. resumen, esquema 75

El sintagma nominal (I) 80 Ortografía del SN (I) 88 La exposición


y la argumentación 89
5 Los determinantes 80
El sustantivo, núcleo del SN 83
Uso correcto de los determinantes.
Ortografía de los sustantivos. Modalidades expositivas 90
La sustantivación 86 Estructuras argumentativas 93
Marcadores argumentativos 94

El sintagma nominal (II) 96 Ortografía del SN (II) 106 La descripción 107

6 Los adyacentes: El adjetivo


y el sintagma preposicional 96
Uso correcto de los adjetivos.
Uso de los pronombres.
La descripción verbal 107
Modalidades de la descripción 107
Sustitutos del SN: los pronombres 101 Formas de la descripción literaria 109

El sintagma verbal. Ortografía del verbo (I) 127 Los textos informativos 128
La conjugación verbal (I) 116 Uso correcto de los verbos. Escritos informales 128

7 La conjugación regular 116


Verbos irregulares 122
Ortografía de las formas verbales. Textos formales 131
Escritos de petición 134
Las perífrasis verbales 123 Escritos «anunciativos» 135

El sintagma verbal Gramática del verbo (II) 150 Los textos instructivos
El verbo (II) y el adverbio 138 De las formas no personales. y prescriptivos 151

8 El número y la persona 138


El tiempo y el modo 141
De las perífrasis verbales.
De los adverbios.
Clases de instrucciones 151
El lenguaje instructivo 154
El adverbio: clases y funciones 147 Los textos prescriptivos 156

Estructura del predicado Gramática del predicado 176 Información sobre el léxico:
Complementos del verbo 162 Del CD y otros complementos diccionarios y enciclopedias 177

9 Estructura del SV 162


Los complementos del verbo 166
actanciales.
De complementos preposicionales.
Diccionarios generales y de uso 178
Diccionarios especializados
Modalizadores y elementos Puntuación del predicado. y enciclopedias 181
extraoracionales 173 Diccionarios electrónicos 185
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T A B L A D E C O N T E N I D O S

A. CONOCIMIENTO DE LA LENGUA B. USO DE LA LENGUA C. ESTRUCTURAS TEXTUALES


Origen y uso del léxico Buenas y malas palabras 195 El lenguaje literario 196
castellano 186 Léxico patrimonial y culto. El texto literario 196
10 Vocablos de creación interna 186 Similitudes léxicas. El lenguaje literario 198
Léxico procedente de otras lenguas 188 Desajuste entre significante y Recursos de carácter fónico 199
Las palabras según el uso 192 significado. Recursos léxicos 207

El significado de las palabras 212 El sentido de las palabras 228 Técnicas de elaboración de trabajos
Denotación y connotación 214 Palabras comodín. académicos 229
11 Los cambios semánticos 215
Campos léxico-asociativos 219
La información 229
Organización de la información 231
Redacción y presentación 232

La oración simple 236 Gramática de la oración simple 251 Los textos científicos y técnicos 252
Oraciones de estructura básica 238 Concondancia del sujeto y predicado. Textos científicos y técnicos 252
12 Oraciones transformadas 240 Concordancias en impersonales y Niveles del lenguaje científico 252
El modo de enunciación 245 pasivas reflejas. Estructuras del discurso científico 256
Pragmática de la oración 248

La oración compuesta (I) 258 Gramática de la oración Los textos humanísticos 270
Los nexos relacionantes 258 compuesta (I) 269 Variedad del discurso humanístico 270

13 Oraciones coordinadas 259 De las subordinadas sustantivas. Estructuras del discurso humanístico 271
El lenguaje y el estilo 276
Oraciones subordinadas adjetivas 262 Del uso de los relativos.
Oraciones subordinadas sustantivas 264

La oración compuesta (II) Gramática de la oración Los textos jurídicos y


Gramática del texto 280 compuesta (II) 297 administrativos 298
14 Subordinadas adverbiales 280 De las subordinadas en gerundio. Textos jurídicos 298
Mecanismos de cohesión textual 287 Del uso de nexos homónimos. Textos administrativos 300
Conectores y marcadores 291 El lenguaje jurídico-administrativo 301

Origen y desarrollo de las lenguas Toma y daca del castellano 319 Los textos periodísticos 320
de España 308 Neologismos nuevos y viejos El periódico como unidad de

15 El sustrato prerromano 308


La base lingüística latina 309
El plural de los neologismos
Los hispanismos
comunicación 320
Los géneros informativos 322
Las lenguas romances medievales 310 Los géneros de opinión 329
Las lenguas hispánicas modernas 315

La diversidad lingüística Pecados familiares 343 Los textos publicitarios 344


de la España actual 332 Leísmo, laísmo, loísmo Rasgos generales del mensaje
16 El castellano: variedad dialectal 332
Catalán, gallego y euskera 338
Haber impersonal
Dequeísmo y queísmo
publicitario 344
Composición icónica y tipográfica 346
Bilingüismo y diglosia 342 Uso expresivo del lenguaje verbal 347

El español en el mundo Para ser precisos 359 El español en Internet 360


El español de América 352 Neologismos innecesarios La lengua española en Internet 361

17 El español de América 352


Rasgos característicos 353
Confusiones e imprecisiones Instituciones de difusión
del español 361
Español y «spanglish» en EE.UU. 357 Centros y bases de datos 363
El sefardí o judeoespañol 357 La prensa digital 365
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MUESTRA EDITORIAL

UNIDAD 1 Conocimiento de la Lengua

A B C LA COMUNICACIÓN
El acto de la comunicación
Elementos
Funciones
La situación comunicativa
Competencia comunicativa
Situación e intención comunicativa
Los marcos del discurso
Los signos y los sistemas semiológicos
Códigos no lingüísticos
Códigos lingüísticos

LA COMUNICACIÓN
La comunicación es el fundamento de la vida social con el que los seres
humanos se relacionan y se transmiten información.
La comunicación se presenta como esencial para el ser humano: es la base de la
convivencia y las relaciones sociales ya que con ella expresamos y compartimos nues-
tros sentimientos y deseos, y sobre ella se asienta el progreso humano, al ser el ve-
hículo de transmisión de las ideas, la cultura, la ciencia y la técnica.
Comunicación y progreso
EL ACTO DE COMUNICACIÓN: ELEMENTOS Y FUNCIONES
La comunicación ha tenido una
importancia vital para la transmisión
La teoría de la comunicación del siglo XX estableció el esquema teóri-
de la información, en un deseo conti-
nuado del hombre por acumular y co del acto de comunicación como un proceso dialéctico en el que inter-
compartir los saberes, desde la bi- vienen una serie de factores, que cumplen una determinada función.
blioteca de Assurbanipal a los mo-
dernos centros de proceso de datos o
al desarrollo de Internet. Los interlocutores
También ha sido un factor de igual-
dad, libertad y democracia cuando Los interlocutores que se comunican son el emisor, que elabora y
todo el mundo ha tenido acceso a transmite la información, ya sea un individuo o una entidad u organismo
ella; o, por el contrario, de desigual-
dad y dominación, como ocurre con
social; y el receptor o destinatario, al que se dirige la comunicación.
las dictaduras, que limitan la libertad Generalmente se trata de una comunicación bilateral o multilateral en que se
de expresión y se apropian de los me-
alternan los papeles de emisor y de receptor, como ocurre en el diálogo. Pero hay
dios de comunicación o los censuran,
para así manipular la información. actos comunicativos unilaterales o unidireccionales, en que la información va del
Además, el acceso a la información emisor al receptor o receptores sin que se pueda invertir el proceso: las medios de
marca las diferencias entre países de- comunicación, el conferenciante y su auditorio, la creación literaria, etc.
sarrollados y subdesarrollados, ya
que para unos el monopolio de la La información adquiere una función emotiva o expresiva cuando se
información es medio de cultura y de centra en la manifestación de las reacciones afectivas del emisor: senti-
progreso, mientras que para los otros
queda la desinformación y el atraso.
mientos, emociones, estados de ánimo (alegría, dolor, sorpresa, indigna-
ción, amor…).

L E N G U A C A S T E L L A N A 1 º y 2 º B A C H I L L E R AT O
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MUESTRA EDITORIAL
El lenguaje refleja esta intención sentimental a través de interjecciones; de los di-
versos matices de la entonación (preferentemente, los exclamativos); de diminutivos, Llanto por Calisto
aumentativos y despectivos; de adjetivación afectiva; de tacos y expresiones malso- MELIBEA.–¡Oh la más de las tristes
nantes; de reticencias y «subrayados» intencionados de palabras; de reiteraciones triste! ¡Tan tarde alcanzado el placer,
expresivas o de silencios… tan presto venido el dolor! […] ¿Oyes
lo que aquellos mozos van hablan-
Abunda la emotividad en el lenguaje conversacional, donde los interlocutores se do? ¿Oyes sus tristes cantares?
comportan de forma natural y espontánea; y en numerosos códigos no verbales, ¡Rezando llevan con responso mi
como los gestuales, del cómic, de la publicidad… bien todo! ¡Muerta llevan mi alegría!
¿No es tiempo de yo vivir! ¿Cómo no
En cambio, la comunicación tiene una función apelativa o persuasiva gocé más del gozo? ¿Cómo tuve en
cuando se orienta hacia el destinatario, con la intención de influir sobre tan poco la gloria que entre mis
manos tuve? ¡Oh ingratos mortales!
él y modificar su conducta mediante ruegos, exhortaciones o mandatos ¡Jamás conocéis vuestros bienes,
categóricos. sino cuando de ellos carecéis!
En los mensajes apelativos se usan el imperativo y sus sustitutos, las perífrasis Fernando de ROJAS,
obligativas, y también vocativos, fórmulas corteses de ruego y exhortación, pregun- La Celestina

tas, etc., reforzados a veces con recursos de tipo emotivo, como la entonación excla-
mativa y las expresiones interjectivas, o bien malsonantes, para reforzar el interés del
emisor en el mensaje persuasivo.
Es una función habitual en la conversación y en los manuales de instrucciones y
códigos de prohibición; y frecuente en el lenguaje gestual y en el publicitario.

La información
El contenido y la forma de lo que se comunica están constituidos por
tres elementos:
El referente, que es la realidad a la que nos referimos: un hecho real
o imaginado, una idea o un sentimiento.
El mensaje o enunciado, que es la conceptualización del referente,
convertido en información.
El código, conjunto limitado de signos y de reglas de combinación
con que se elabora el mensaje: fonemas del lenguaje verbal, signos
mímicos o gestuales, luces del semáforo, códigos de banderas, seña-
les del morse, etc.
La información tiene función denotativa o referencial cuando se cen-
tra en representar objetivamente el referente, el mundo real o imaginario
de los seres, objetos, hechos o ideas.
Es una función neutra, sin rasgos lingüísticos marcados: entonación enunciati-
va, modo indicativo, ausencia de adjetivación afectiva.
Es una función dominante en la narración, los textos científicos y los géneros Una función poética peculiar
periodísticos; y en numerosos lenguajes no verbales (carteles informativos, dibujos y
caricaturas, fotografías, mapas, etc.). –Señor Pérez, salga usted a la piza-
rra y escriba: «Los eventos consue-
La función poética o estética se centra en el mensaje, con la intención tudinarios que acaecen en la rúa».
de embellecer el enunciado mediante recursos expresivos o estéticos que El alumno escribe lo que se le dicta.
–Vaya usted poniendo eso en len-
lo aparten de la lengua común. guaje poético.
Son factores estéticos todos los recursos de tipo fonético, léxico-semántico o sin- El alumno, después de meditar,
táctico que añaden al texto unos valores connotativos: aliteraciones, rimas, metáfo- escribe: «Lo que pasa en la calle».
Mairena.–No está mal.
ras, reiteraciones expresivas, paralelismos, etc.
Antonio MACHADO,
Además de estar presente en la poesía y la literatura en general, es componente Juan de Mairena
esencial del lenguaje de las demás artes, como la música o la pintura.

UNIDAD 1A LA COMUNICACIÓN
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La función metalingüística tiene lugar si la información se refiere al


código, a su análisis o explicación.
Es la función predominante en el estudio científico de la lengua, aunque puede
aparecer siempre que los interlocutores reflexionen, aunque sea de forma no riguro-
sa, sobre el lenguaje que utilizan.

El medio
El mensaje se transmite a través de un medio (el aire, las ondas hert-
zianas, el hilo telefónico, el papel, el contacto físico, etc.) y lo percibe el
receptor por alguno de los cinco canales sensoriales (visual, auditivo, tác-
til…). El medio condiciona la naturaleza y la forma de los mensajes: no
será igual un mensaje oral que escrito, un diálogo directo o a través del
teléfono, un apretón de manos que un discurso de despedida.
En la sociedad moderna, el medio ha adquirido una gran relevancia, convirtién-
dose en factor esencial de la comunicación: el perfeccionamiento de los medios a tra-
Las gramáticas, diccionarios y tratados vés de los cuales se transmite la información se considera esencial, con el afán de
de ortografía son obras en las que se uti- conseguir la eficacia, la rapidez y la máxima difusión, llegando incluso a adquirir
liza el lenguaje para estudiar las unida- mayor importancia el medio que el propio mensaje.
des y mecanismos de la propia lengua.
La función fática o de contacto se centra en el medio o canal, cuando
el lenguaje tiene la finalidad de establecer, mantener o interrumpir la
comunicación.
En la relación social hay multitud de expresiones estereotipadas cuyo fin es mos-
Al lingüista canadiense Marshall
trar la disposición de los interlocutores para intervenir y colaborar en el diálogo: ape-
MacLuhan se debe la acuñación de
dos expresiones que han alcanzado
laciones e invocaciones; fórmulas de cortesía, de saludo y despedida; recursos para
gran fortuna en el mundo de la mostrar interés y mantener el contacto con el interlocutor; alusiones triviales a temas
comunicación: como el tiempo, la salud o la familia; y el silencio.
• El medio es el mensaje, que
sugiere que en la actualidad el tre-
mendo impacto de los medios
audiovisuales ha hecho que la credi- Q Analizad los actos de comunicación que se relatan en estos dos textos.
bilidad y la influencia de un mensaje Además, comentad ambos textos como actos de comunicación literaria
no dependa tanto de su veracidad o
buena elaboración como de que se
entre el autor y los lectores:
propague a través de un medio efi-
I
caz y persuasivo.
• La aldea global, término con el Fue alzando la voz, «y ahora, ¿qué soy?, un hombre medio calvo que escribe
que se señala expresivamente que el
intenso contacto entre los pueblos,
poesías. Esa es la historia de mi vida, ahí tienen ustedes el esquema de un hom-
mediante los desplazamientos y la bre. Te lo dije, no me digas que no. Te dije, “vámonos al Amazonas”, y tú, “aquí
instantaneidad de los modernos se está bien, aquí se está bien”. Aquí, con el perrito, y los hilos, y los retratos de
medios de comunicación, ha con- 5 papaíto» […] Tiró el periódico al aire y gritó con todas sus fuerzas:
vertido al mundo en un ámbito redu-
–¡¡Me cago en los hilos y en el militar y en todos los santos de esta puta
cido en que todo se conoce y se
comparte.
casa!! –y con el mismo impulso del grito llegó hasta donde estaba Angelina y le
puso una mano en el hombro.
–¡¡No he querido decir eso!! ¡¡Perdóname!! –voceó.
10 –Si ya lo sé. Son cosas que se dicen.
Desde arriba la vio con las rodillas juntas y una horquilla en el pelo.
–¡¡Yo no quiero que sufras!! –dijo, sin encontrar la forma de dejar de gritar.
–Si no sufro –susurró Angelina.
–¡¡Lo de la selva es mentira, y lo otro también!!
15 –Si ya lo sé.
–¡¡Pero lo del pueblo es verdad, ¿sabes?!! ¡¡Tengo que ir aunque no quiera!!

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¡¡Por eso me he enfadado!! ¡¡Por un lado el jefe, por otro tú, cada uno diciendo una Las ciencias del lenguaje
cosa!! La semiología o semiótica es la
–Perdóname, yo no sabía. No vayas a pensar mal. ciencia general que Ferdinand de
–¡¡Si ya lo sé, si no pienso mal!! Saussure propone que estudie la
vida de los signos en el seno de la
Luis LANDERO, Juegos de la edad tardía vida social, mientras que para Roland
Barthes tiene por objeto todos los
II sistemas de signos, cualquiera que
fuere la sustancia y los límites de
Las ciudades de provincias se llenan en la primavera de carteles. Carteles en los
estos sistemas: las imágenes, los
que un segador sonriente, fuerte, bien nutrido, abraza un haz de espigas solares; gestos, los sonidos, los objetos.
a su vera, un niño de amuñecada cara nos mira con ojos serenos; a sus pies una La Lingüística es una rama espe-
hucha de barro recibe por la recta abertura del ahorro –boca sin dientes, como de cializada que estudia el código espe-
5 vieja, como de batracio– una espuerta de monedas doradas. Son los anuncios de cífico de los signos verbales: sus uni-
dades y reglas de combinación.
las Cajas de Ahorros. Son anuncios para los labradores que tienen parejas de bue-
La Semántica analiza los signifi-
yes, vacas, maquinaria agrícola y un hijo estudiando en la Universidad o en el cados y la relación de éstos con las
Seminario. Estos carteles tan alegres, tan de primavera, tan de felicidad conquis- cosas significadas.
tada, nada dicen a las cuadrillas de segadores que, como una tormenta de melan- La pragmática estudia los princi-
10 colía, cruzan las ciudades buscando el pan del trabajo por los caminos del país. pios que regulan el uso del lenguaje
en situaciones de comunicación: la
Ignacio ALDECOA, Seguir de pobres competencia y las estrategias comu-
nicativas de los interlocutores, la na-
2 Comenta el primer texto, fijándote sobre todo en las funciones comunica- turaleza de los enunciados y sus ras-
gos retóricos, condicionados por los
tivas que utilizan el narrador y los personajes y con qué intención lo hacen.
factores emocionales o intencionales
de los que se comunican, las cir-
3 Comenta la función comunicativa que domina en el anuncio del texto
cunstancias externas y el marco del
segundo y en éstos actuales: discurso en que se producen.

4 Escribe un texto breve en el que domine una determinada función del len-
guaje: emotiva, persuasiva, fática, etc.

LA SITUACIÓN COMUNICATIVA
«Cuando yo uso una palabra, esa palabra
Según la pragmática, el esquema teórico de la comunicación se realiza
significa lo que yo decido que signifi-
en enunciados concretos, en una situación comunicativa, condicionada que… ni más ni menos», decía un perso-
por el contexto situacional y por la intención de los interlocutores. naje de Alicia en el país de las maravillas.

UNIDAD 1A LA COMUNICACIÓN
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La competencia comunicativa
Piropos a una gran nariz

Por ejemplo, agresivo: «Si en mi cara Todo enunciado ha de responder a una intención comunicativa, que
tuviese tal nariz, me la amputara.» se plasma en actos de habla, cuyo sentido viene marcado por los factores
Amistoso: «¿Se baña en vuestro vaso situacionales internos y externos en que se producen y la adecuación al
al beber, o un embudo usáis al caso?»
Descriptivo: «¿Es un cabo? ¿Una esco-
marco conceptual y formal en que se insertan.
llera? Mas ¿qué digo? ¡Si es una cordi- Los interlocutores demostrarán su competencia comunicativa si son ca-
/llera!» paces de elaborar y de interpretar adecuadamente los enunciados, tenien-
Curioso: «¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja o de escritorio?»
do en cuenta no sólo su significado explícito o literal, lo que se dice, sino
Burlón: «¿Tanto a los pájaros amáis, también las implicaciones, el sentido implícito o intencional, lo que el
que en el rostro una alcándara les dais?» emisor quiere decir o lo que el destinatario quiere entender.
Brutal: «¿Podéis fumar sin que el vecino
–¡Fuego en la chimenea!– grite.»
Fino: «Para colgar las capas y sombre-
Situación e intención comunicativa
ros esa percha muy útil ha de seros.»
Solícito: «Compradle una sombrilla: Los factores situacionales externos, como el momento y el espacio en
el sol ardiente su color mancilla.» que se produce la comunicación, las circunstancias ambientales, el nivel
Respetuoso: «Señor, bésoos la mano:
digna es vuestra nariz de un soberano.»
social de los interlocutores y sus relaciones (afectivas, de parentesco, labo-
Ingenuo: «¿De qué hazaña o qué portento rales o académicas) marcarán la situación comunicativa e influirán en el
en memoria, se alzó este monumento?» contenido y la forma del enunciado.
Lisonjero: «Nariz como la vuestra
es para un perfumista buena muestra.» Los factores situacionales internos de los interlocutores (cultura, ideo-
logía y creencias políticas y morales, estados de ánimo, afectos y necesida-
Edmond ROSTAND,
Cyrano de Bergerac des) influyen en su actuación y condicionan la intención del mensaje y su
interpretación. Además del mero contenido informativo, el emisor, a partir
de estas motivaciones, pretende producir unos efectos en el receptor (per-
suadirlo, tranquilizarlo, asustarlo, irritarlo, inquietarlo, pedirle, aconsejarle,
agradarle), lo que le obliga a conocer su mundo y sus posibles reacciones,
para desarrollar una estrategia comunicativa adecuada a su intención e
intereses y a las motivaciones del destinatario.
El mundo interior de los interlocutores y el conocimiento que tienen
uno del otro, condicionarán la elección del tema, el uso de fórmulas de
tratamiento y cortesía, la entonación, el nivel del lenguaje utilizado, la
extensión del enunciado, las distancias y los gestos…

Marco conceptual y marco del discurso


Para que sea eficaz y comprensible por el destinatario, el enunciado ha
de adaptarse a un conocimiento del mundo que pertenezca a la expe-
riencia compartida del emisor y el receptor.
Así, los rituales de la cortesía se atienen a conceptos convencionales muy cono-
cidos, que hacen que las expresiones ¡Qué niño tan guapo! o ¡Qué joven está usted!, se
entiendan no siempre como verdades inapelables sino como cumplidos rituales. Y el
enunciado también debe referirse a significados, acciones y relaciones pertenecien-
tes a un mismo campo conceptual: cuando hablamos de medios de locomoción, el tér-
mino se relaciona asociativamente con automóvil, barco, viajar, ruta, conocer, etc.
El enunciado ha de ajustarse también al marco o género del discurso,
que condicionará la naturaleza de la situación comunicativa y la forma de
expresión.
Así, lo que resulta increíble en un relato realista puede ser verosímil en un cuen-
to fantástico, y un poema lírico será adecuado para expresar los sentimientos pero
R. Alonso Luzzy, Incomunicación no para dar instrucciones sobre cómo poner la lavadora. Y también emisor y desti-

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natario deberán adaptar la forma del enunciado según se trate de una conversación
intranscendente, una conferencia, un mitin político, un mensaje publicitario, un El hábito hace al monje
sermón dominical, un texto jurídico o administrativo, una carta personal o comer- [Mi madre] Me preguntó qué pensa-
cial, una sesión de chistes o un velatorio. ba ponerme para acudir a esta cita.
Le dije que la chaqueta azul y los
pantalones grises, es decir, lo que
llevo puesto ahora. Arrugó la nariz y
Acababan de chapuzarse y un vientecillo ahilado les secaba el cuerpo a fríos len- me recordó que esta chaqueta (véalo
güetazos. Con todo, flotaba un calor excesivo y pegajoso en el ambiente. usted mismo) tiene los puños deshi-
Tumbados boca arriba en la pradera, vieron pasar por encima un enorme pájaro. lachados, y que los pantalones me
–¡Mirad! –chilló el Mochuelo–. Seguramente será la cigüeña que espera la clarean por las rodillas. Me aconsejó
que me presentase a esta entrevista
5 maestra de Cullera. Va en esa dirección. lo mejor vestido posible, como si
Cortó el Tiñoso: fuese a una boda. Y dijo también que
–No es una cigüeña; es una grulla. si ustedes me veían con esta cha-
El Moñigo se sentó en la hierba frunciendo los labios en un gesto hosco y enfu- queta y estos pantalones iban a pen-
sar que era un infeliz, por aquello de
rruñado. Daniel, el Mochuelo, contempló con envidia cómo se inflaba y desinflaba
que el hábito hace al monje.
10 su enorme tórax. Reconocí que no dejaba de tener
–¿Qué demonio de cigüeña espera la maestra? ¿Así andáis todavía? –dijo el razón y le propuse ponerme un traje
Moñigo. de cuadros, que tiene ya bastantes
El Mochuelo y el Tiñoso se incorporaron también, sentándose en la hierba. años, pero que he llevado pocas
veces y está todavía de buen ver. No
Ambos miraban anhelantes al Moñigo; intuían que algo iba a decir de «eso». El
le pareció suficiente y justificó su ne-
15 Tiñoso le dio pie. gativa con otros argumentos. Dijo
–¿Quién trae los niños, entonces? –dijo. que a la perdiz se la reconoce por su
Roque, el Moñigo, se mantenía serio, consciente de su superioridad en aquel plumaje y al hombre por su ropaje y
instante. que, habida cuenta de mi interés por
trabajar en este Banco, no podía
–El parir–dijo, seco, rotundo.
arriesgarme a que ustedes, al verme
20 –¿El parir? –inquirieron, a dúo, el Mochuelo y el Tiñoso. mal vestido, pensasen que tenía que
El otro remachó: trabajar por necesidad.
–Sí, el parir […]
Javier TOMEO,
–La cigüeña no trae a los niños entonces, ¿verdad? Ya me parecía raro a mí Amado monstruo
–explicó–. Yo me decía, ¿por qué mi padre va a tener diez visitas de la cigüeña
25 y la Chata, la vecina, ninguna y está deseando tener un hijo y mi padre no que-
ría tantos?
El Moñigo bajó la voz. En torno había un silencio que sólo quebraban el cris-
talino chapaleo de los rápidos del río y el suave roce del viento contra el follaje.
El Mochuelo y el Tiñoso tenían la boca abierta. Dijo el Moñigo:
30 –Les duele la mar, ¿sabéis? […]
–Estalló el reticente escepticismo del Mochuelo:
–¿Por qué sabes tú esas cosas?
–Eso lo sabe todo cristiano menos vosotros dos, que vivís embobados –dijo
el Moñigo– Mi madre se murió de lo mucho que le dolía cuando nací yo. No se
35 puso enferma ni nada; se murió de dolor. Hay veces que, por lo visto, el dolor no
se puede resistir y se muere uno. Aunque no estés enfermo, ni nada; sólo es el
dolor. –Emborrachado por la ávida atención del auditorio, añadió–: Otras muje-
res se parten por la mitad. Se lo he oído decir a la Sara.
Miguel DELIBES, El camino

1 Comenta las implicaciones que tiene para el Mochuelo y el Tiñoso el tér-


mino «eso» con el que se resume lo que estaban pensando.

2 Explica cómo los distintos factores situacionales influyen en las actitudes


y en el lenguaje verbal de los dos grupos de personajes.

3 Analiza la intención comunicativa de algunos de los mensajes del Moñigo.

UNIDAD 1A LA COMUNICACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

4 Comenta la estrategia comunicativa que desarrolla el Moñigo, llevado de


su afán de protagonismo.

5 Resume en unas líneas la situación comunicativa que has analizado.


6 Indica los factores situacionales que tendrías en cuenta y las estrategias
que utilizarías para demostrar tu competencia comunicativa en alguna de
estas situaciones:

Tu llegada tarde a casa por la noche.


Un paseo a solas con un amigo o amiga que te interesa.
Una entrevista para solicitar un puesto de trabajo.

7 Imagina y explica los enunciados que podrían utilizarse en estas situacio-


nes, en función de las circunstancias y de los interlocutores:

El inicio de una conversación telefónica.


La doma del símbolo
Pedir la hora.
Si veo a un perro moviendo la cola, Sugerirle a alguien que debe dar por terminada su visita.
infiero su alegría; si me lame la mano,
su ternura. Si me encuentro frente a
un ataúd, pienso en un muerto. Un
señor que camina por el corredor de LOS SIGNOS
un hospital vestido con una bata
blanca y algún aparato colgándole Los signos son unidades mínimas comunicativas de distinta naturale-
del cuello me sugiere un médico.
Cuando los bomberos se precipitan
za, con las que representamos la realidad (seres, objetos, ideas, sentimien-
por las calles entiendo que se dirigen tos). En la mayoría de los casos, son elementos convencionales a los que,
hacia un incendio. Las golondrinas por un acuerdo social, se les ha atribuido una significación dentro de un
anuncian el verano; el cielo cerrado,
la lluvia; la presencia de fulano, el
código de unidades de la misma categoría. Una palabra, un disco de la cir-
bostezo fatal […] culación, una bandera, un brazalete, el dibujo de unos tenedores, un uni-
Es necesario que no sea una ope- forme, una alianza en la mano derecha, un «emoticón», son signos por-
ración complicada reconocer, en una
calle congestionada de autos, cuál
que están codificados como significantes de un determinado significado.
de ellos es un taxi; es importante, a El signo es un sustitutivo de la realidad; en palabras de San Agustín,
veces, identificar con rapidez a un
policía y no confundirlo con un sa-
algo que hace que otra cosa acuda por sí sola al pensamiento. Según la
cerdote o con un moralista. Un cierto semiología, alcanzan la condición de signos no sólo los pertenecientes a
sonido ululante debe hacerme enten- códigos rígidamente estructurados (del lenguaje verbal, código de la cir-
der de inmediato que se acerca una
ambulancia y no evocarme la agonía
culación, morse, etc.), sino todos aquellos elementos de la naturaleza y
de un elefante. Conviene que no sea formas de cultura y de comportamiento a las que la sociedad atribuye una
una proeza descifrar el significado de significación, además de su mero valor utilitario. Así se harían verdad los
las luces rojas, verdes y amarillas […]
Para que algo sea un signo una cier-
versos de Baudelaire: El hombre anda a través de bosques de símbolos / que
ta regularidad es indispensable. La lo observan con ojos familiares.
flecha que sistemáticamente me
desvía de la salida, tal vez se salve
Se podría decir que casi todas las cosas significan, ya que a elementos
por el diseño, pero fracasa como y comportamientos aparentemente neutros se les añaden valores comuni-
signo. Nuestra orientación se basa, cativos: el paraguas, además de proteger de la lluvia, informa de una situa-
así, en el dominio de innumerables y
modestas correlaciones. Ignorarlas
ción atmosférica; perfumes, vestidos o automóviles son signos de una
supone convertirnos en humoristas determinada posición social o forma de vida.
involuntarios: felicitar calurosamente
al amigo que lleva corbata negra,
Según la relación con la realidad, los signos pueden ser de tres clases:
estrechar con cordialidad la mano Indicios o síntomas. Signos naturales que guardan una relación de
que nos tiende el mendigo.
cercanía física o de conexión causal con el referente: el humo como
Alejandro ROSSI,
Manual del distraído
signo de fuego, la fiebre como síntoma de enfermedad, las huellas
como indicio de paso de una persona o un animal, etc.

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MUESTRA EDITORIAL

Iconos. Signos que mantienen una relación de semejanza más o


menos precisa con la realidad significada: dibujos, pinturas, fotos,
imágenes del cine o la televisión, planos o mapas, onomatopeyas del
lenguaje verbal, etc.
Símbolos. Signos arbitrarios, establecidos convencionalmente, como
una metáfora o metonimia que opera por analogía o contigüidad con
el referente: la cruz símbolo del cristianismo, el puño y la rosa del
socialismo democrático, las banderas, el propio lenguaje verbal, etc.

SISTEMAS SEMIOLÓGICOS
Los signos se agrupan en códigos o sistemas semiológicos, formados
por un número limitado de unidades de la misma naturaleza.
Si dejamos aparte los naturales, de formación espontánea, la mayoría
de los códigos de signos, no lingüísticos y lingüísticos, son de carácter Mordillo, en El País Semanal

intencionado, elaborados artificialmente para comunicar.

Códigos no lingüísticos
La enorme variedad de los signos no lingüísticos se puede clasificar en
sistemas, de codificación más o menos precisa, atendiendo a su naturale-
za material y al canal con que se perciben:
Audiovisuales:
• Señales: Están reglamentados las señales de tráfico, de navegación aérea y
marítima; los códigos militares (toques de trompeta o de pitos, banderas y Moda medieval masculina
banderines, insignias, medallas, bandas); los signos litúrgicos (toques de Ya van tan largos que no se les ven
campanas, símbolos religiosos), señales de humo en la elección de Papa, etc. los pies, ya tan cortos que muestran
A otros no se les atribuye «a priori» un significado preciso: golpes en sus vergüenzas; ya barren las calles
con sus mangas, ya las llevan atadas
una puerta o a través de una pared; colocación de luces, gallardetes y col- a la mitad del brazo; ya las hacen tan
gaduras en las fiestas; los «pins» y toda clase de insignias y distintivos, seña- estrechas que parece que quieren
les de humo de los indios, etc. agarrotarlo, ya tan anchas que pare-
ce que llevan un manto a cada lado;
• Kinésicos: Están codificados el lenguaje mímico de la clausura, de sordo- ya llevan los cabellos alisados, ya
mudos, de presos, de contrabandistas, de jugadores de cartas, del abanico; ondulados, ya rubios, ya negros; ya
la genuflexión e inclinación ante símbolos patrióticos o religiosos; las mar- largos, ya cortos; ya llevan sombrero
chas militares, las procesiones cívicas y religiosas; el descubrirse ante un en la cabeza, ya toalla; ya un cucuru-
superior en la nobleza tradicional y en el ejército. cho de seda, ya un velo; ya pater-
nosters, ya cinturón de cuero; ya
De codificación imprecisa, hay multitud de gestos y ademanes de las sombrerete de fieltro, ya otro som-
manos, los pies, la cabeza, los ojos, las cejas, los hombros o cualquier otra brero; ya polainas largas, ya cortas;
parte del cuerpo; formas de andar, maneras de sentarse, etc. ya los zapatos sobre las medias, ya
por debajo de ellas; ya van vestidos
• Proxémicos: Las distancias y colocación de las personas están reglamenta- con paños finos, ya de sarga; ya
das en los protocolos militar, religioso o civil para las ceremonias, los jura- armados, ya sin armas; ya solos, ya
mentos, los saludos, los banquetes, etc. en grupos o compañías. Y, lo que no
es menos vergonzoso para ellos, van
Además, la mayor o menor distancia entre los interlocutores traduce el con camisas bordadas y perfuma-
grado de afectividad, de respeto o de jerarquía que existe entre amigos, novios, das, como si fueran doncellas que
profesor y alumno, orador y público, personaje relevante y admiradores, etc. debiesen andar en busca de marido,
y las hacen sobresalir por encima de
• De etiqueta y relevancia social: Está reglamentada la vestimenta para cier- las restantes vestiduras, para que se
tas ceremonias protocolarias, actos sociales y grupos profesionales: llevar vea mejor el mal que padecen.
uniforme, vestir de chaqué, esmoquin, traje oscuro, traje largo o uniforme; Bernat METGE (Siglo XIV)
llevar corbata, no llevar zapatillas; ir desnudo en las playas nudistas, etc.

UNIDAD 1A LA COMUNICACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL
En general, la vestimenta y sus accesorios añaden a su función utilitaria
El lenguaje del olfato un valor de signo que refleja la personalidad o la pertenencia a un deter-
Pronto, no olió sólamente a madera, minado estatus social: el desnudo, los vestidos informales; usar o no teja-
sino a clases de madera, arce, roble, nos, traje, corbata, zapatillas deportivas, abrigos de visón, joyas, etc. Mu-
pino, olmo, peral, a madera vieja, chas veces se convierten en signo de distinción social los maquillajes y pei-
joven, podrida, mohosa, musgosa e
nados; marcas de tabaco y de bebidas, el automóvil o la vivienda; las vian-
incluso a troncos y astillas individua-
les y a distintas clases de serrín y los
das en las comidas, etc.; hasta llegar a signos que definen ideológica, polí-
distinguía entre sí como objetos cla- tica y socialmente, como la asistencia a misa, al fútbol o a los toros, a fes-
ramente diferenciados, como ningu- tivales de rock, a mítines, etc.
na otra persona habría podido distin-
guirlos con los ojos. Y lo mismo le Táctiles:
ocurría con otras cosas. Sabía que Estaban codificados los rituales de la nobleza feudal y cortesana de besar los
aquella bebida blanca que madame
Gaillard daba todas las mañanas a
pies o las manos, en el vasallaje; la pescozada y el espaldarazo en la ordena-
sus pupilos se llamaba sólo leche, ción caballeresca; mesar las barbas como signo de ultraje, etc.
aunque para Grenouille cada maña- Son muy comunicativos los abrazos, besos, apretones de manos, golpes
na olía y sabía de manera distinta,
según lo caliente que estaba, la vaca
afectuosos en la cara o en la espalda, tocar a alguien con la rodilla o con el
de que procedía, el alimento de esa pie, etc.; hasta el punto de que se han hecho estudios semiológicos sobre el
vaca, la cantidad de nata que conte- beso en las diversas culturas o en el cine, sobre las formas táctiles de saludar
nía, etcétera […] Todas estas grotes- y de expresar el afecto, etc.
cas desproporciones entre la riqueza
del mundo percibido por el olfato y la Olfativos:
pobreza del lenguaje hacían dudar al
joven Grenouille del sentido de la
Consisten en el uso o en la apreciación intencionada de perfumes, colonias y
lengua. demás productos de tocador, e incluso olores poco agradables, que se con-
vierten en factores sígnicos de identificación y de atracción o de rechazo afec-
Patrick SÜSKIND,
El perfume tivo o sexual, y que son explotados por la publicidad comercial.
Gustativos:
Las bebidas y comidas y sus sabores tienen un frecuente valor connotativo,
que lleva a su utilización intencionada por motivos de cortesía o de atracción
afectiva: un buen güisqui, un sabroso caviar o los placeres de un bocadillo de
pan con tomate, pueden ser signos que lleven a una imperecedera amistad, o
a algo más. Los catadores de vinos y de comidas serían los más expertos recep-
tores de estos mensajes gustativos.

El hombre camina días enteros entre los árboles y las piedras. Rara vez el ojo se
detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como el signo de otra: una
huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una vena de agua,
la flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e intercambiable;
5 árboles y piedras son solamente lo que son.
Finalmente el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella
por calles llenas de enseñas que sobresalen de las paredes. El ojo no ve cosas
sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazas indican la casa del
sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza el
10 herborista. Estatuas y escudos representan leones, delfines, torres, estrellas:
signo de que algo –quién sabe qué– tiene por signo un león o delfín o torre o
estrella. Otras señales indican lo que está prohibido en un lugar –entrar en el
callejón con las carretillas, orinar detrás del quiosco, pescar con caña desde el
puente– y lo que es lícito –dar de beber a las cebras, jugar a las bochas, que-
15 mar los cadáveres de los parientes–. Desde las puertas de los templos se ven
las estatuas de los dioses representados cada uno por sus atributos: la cornuco-
pia, la clepsidra, la medusa, por los cuales el fiel puede reconocerlos y dirigirles
las plegarias justas. Si un edificio no tiene ninguna enseña o figura, su forma
Kandinsky, Ciudad árabe

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MUESTRA EDITORIAL

misma y el lugar que ocupa en el orden de la ciudad bastan para indicar su fun- Comunicación
20 ción: el palacio real, la prisión, la casa de moneda, la escuela pitagórica, el bur- Hay una palabra que resume buena
del. Incluso las mercancías que los comerciantes exhiben en los mostradores parte de cuanto amo y cuanto nece-
valen no por sí mismas sino como un signo de otras cosas: la banda bordada sito. Es el verbo comunicar. Significa
para la frente quiere decir elegancia, el palanquín dorado poder, los volúmenes hacer a otro partícipe de lo que se
tiene; manifestar o descubrir alguna
de Averroes sapiencia, la ajorca para el tobillo voluptuosidad. La mirada recorre cosa; conversar de palabra o por
25 las calles como páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debes pensar, te escrito; transmitir o contagiar senti-
hace repetir tu discurso, y mientras crees que visitas Tamara, no haces sino mientos; consultar con otro un asun-
registrar los nombres con los cuales se define a sí misma y a todas sus partes. to tomando su parecer… «No es
bueno que el hombre esté solo», dice
Italo CALVINO, Las ciudades invisibles el Yahvé del Antiguo Testamento en
trance de crear el mundo […] Cuando
1 Aplicando tus conocimientos sobre los signos, explica el sentido de estas está solo –el incomunicado, el inco-
municable– no es del todo hombre.
expresiones del texto:
Pero ni Robinson Crusoe se halla, en
su isla, solo. Se halla con su espe-
Árboles y piedras son solamente lo que son (5).
ranza (la esperanza de la huella de un
El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas (7-8). pie ajeno en la arena); o con Viernes,
La mirada recorre las calles como páginas escritas (24-25). con quien se comunicará de dentro a
fuera, y a quien enseñará a mejor
2 Explica si nombres (27) tiene su significado habitual o es más extenso. comunicarse; o con el presentimiento
de Viernes; o con la ilusión de contar
3 Extrae del texto y comenta todos los enunciados que, de forma más o a otros la aventura; o con el sueño de
menos explícita, definan o sugieran lo que es un signo. que, pasado el tiempo y muerto,
alguien encuentre su diario.
4 Comenta la distinción que se hace en el primer párrafo de dos tipos de Antonio GALA,
elementos de la naturaleza. Comunicación

5 Comenta la descripción de la ciudad a partir de las diversas clases de sig-


nos que se ven en ella.

6 En un recorrido por tu ciudad, observa y clasifica los signos que encuen-


tres en sus calles.

Códigos lingüísticos
Los códigos lingüísticos están integrados por signos verbales, que se
articulan para formar el lenguaje hablado o escrito de los seres humanos.
El signo lingüístico, de naturaleza acústica, consta de dos componentes:
El significado, que es la conceptualización del referente que se quie-
re comunicar.
El significante, que le da un carácter articulado, ya que está forma-
do por unidades acústicas mínimas que se combinan de acuerdo con
unas normas para que tenga sentido.
Además de articulado, el signo lingüístico es arbitrario, ya que no exis-
te ninguna relación motivada entre el significante y el significado: el signi-
ficado «árbol» no tiene nada que ver con la secuencia de sonidos á-r-b-o-l
que le sirve de significante, aunque al hablante, que los ha utilizado siem-
pre juntos, se le presenta como lógica esa relación. Sólo en el caso de las
onomatopeyas habría una cierta semejanza entre ambos.
Cercanos a ellos están los signos paralingüísticos, de naturaleza acústi-
ca, pero no articulados: silbidos, carraspeos, llanto, toques de cornetas, etc.

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MUESTRA EDITORIAL

UNIDAD 1 Uso de la Lengua

A B C EL ACENTO ORTOGRÁFICO (I)


EL ACENTO DE INTENSIDAD 1 Leed enfáticamente estos versos de Rubén Darío y subrayad las sílabas
Recuerda que son palabras acentua- tónicas:
das las que llevan una sílaba tónica,
¡Ya viene el cortejo!
que se pronuncia con mayor fuerza y
duración, mientras que las demás son ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
sílabas átonas. La espada se anuncia con vivo reflejo;
Son palabras inacentuadas o átonas ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines […]
los artículos, los posesivos mi, tu, su, 5 Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
los pronombres personales me, te, se, su canto sonoro,
lo, la, le, nos, os, las preposiciones me- su cálido coro,
nos según, algunas conjunciones y el
que envuelve en un trono de oro
primer elemento de los numerales com-
la augusta soberbia de los pabellones.
puestos.
Recuerda también la posición del 10 Él dice la lucha, la herida venganza,
acento de intensidad en la palabra: las ásperas crines,
• En las agudas, en la última sílaba.
los rudos penachos, la pica, la lanza,
• En las llanas, en la penúltima. la sangre que riega de heroicos carmines
• En las esdrújulas, en la antepenúltima. la tierra;
15 los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.
La entonación adecuada de las
palabras, distinguiendo las sílabas
tónicas y átonas, es la base de la
2 Divide el texto anterior en grupos de intensidad, formados por una palabra
acentuación ortográfica correcta. acentuada y, en su caso, las inacentuadas que le preceden o le siguen.

3 Copia del texto de Rubén Darío palabras agudas, llanas y esdrújulas.


EL ACENTO ORTOGRÁFICO
REGLAS GENERALES 4 Extrae de este texto de Luis Landero los monosílabos tónicos que no lleven
Cuando el acento de intensidad se re- tilde:
presenta en la escritura, recibe el nom-
bre de acento ortográfico. Llevan tilde A las once le preguntó si se acordaba de cuando él hacía poesías.
ortográfica: –Sí –dijo Angelina.
• Las palabras agudas cuando acaban
–¿Quieres que te lea alguna?
en vocal, n o s. –Bueno.
• Las palabras llanas si terminan en 5 Fue a por la caja de zapatos y estuvo leyendo durante media hora, y
consonante, que no sea n ni s. cada vez que Gregorio preguntaba, «¿te gusta?», Angelina decía que sí.
• Todas las esdrújulas. –A lo mejor vuelvo a escribir más –dijo al final, mientras ataba la caja […]
–¡Qué tontería!
LOS MONOSÍLABOS –Ahora es como si yo fuese Cenicienta y tú el hada madrina, ¿verdad?
• No llevan tilde, aunque sean tónicos. 10 –No sé.
• Como excepción, algunos tónicos lle- A las doce y media preguntó:
van tilde diacrítica, para diferenciar- –¿Tú sabes que a mí me hubiera gustado ser ingeniero?
los de otros átonos con el mismo sig- –Eso son fantasías. Lo importantes es ser feliz.
nificante:
–¿Tú eres feliz?
• Tú (pronombre) • Tu (adjetivo) 15 –Yo sí –dijo, sin dejar de coser–. ¿Y tú? –preguntó al rato.
• Él (pronombre) • El (determinante) –A mí me hubiera gustado que cuando me muriese se hablase de mí.
• Té (nombre) • Te (pron. pers.)

• Mí (pronombre) • Mi (det. posesivo)


5 Extrae del texto anterior monosílabos que formen parte de las parejas afec-
• Sé (de saber) • Se (pron. pers.)

• Sí (adv. afirm.) • Si (conjunción)


tadas por la tilde diacrítica y apunta el otro miembro de la pareja.
• Dé (de dar) • De (preposición)

• Más (adv. cantidad) • Mas (conjunción)


6 Escribe correctamente la tercera persona del singular del pretérito perfecto
• Qué (excl. e inter.) • Que (conj. y rel.) simple de los verbos dar, ver, reír, liar, ser e ir.
• Quién (excl. e inter.) • Quien (relativo)

• Aún (adv. tiempo) • Aun (conjunción) 7 Extrae del texto de Luis Landero elementos de la escritura del diálogo narra-
tivo: verbos introductorios, dos puntos, apartes y rayas.

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MUESTRA EDITORIAL

UNIDAD 1 Estructuras textuales

A B C LA NARRACIÓN
Clases de narración
Forma de comunicación ordinaria
Género literario
El tiempo
Las acciones en el tiempo
El tiempo de la narración
El espacio
Las acciones y los personajes
El narrador y el narratario
La narración, forma compleja

LA NARRACIÓN
Narrar es contar acontecimientos que se sitúan en el espacio y se desa-
rrollan en el tiempo.
Es el discurso propiamente informativo, referencial, que ha utilizado el
hombre desde siempre para comunicar lo que ha ocurrido, ocurre u ocu-
rrirá en la realidad o en el mundo soñado de su imaginación. Todos somos Simbad
La narración es una forma de expresión que presenta dos niveles de La mayor parte del tiempo que dedi-
uso y de elaboración: camos a comunicarnos con los
demás o con nosotros mismos, la
Como medio de comunicación ordinaria con el que a diario, de ocupamos en contar lo que nos ha
forma sobre todo oral, pero también escrita, comunicamos los suce- ocurrido, o lo que hemos soñado,
imaginado o escuchado […] Todos
sos que ocurren o suponemos que ocurren, mediante notas, avisos, somos diariamente Simbad, aquel
comunicados, informes, relatos de hechos reales, tradiciones y mercader que vivía en Bagdad y que
leyendas, chistes y cuentos populares, etc. un día se embarca para ir a negociar
a lejanas tierras, sufre un naufragio y
Como género literario, en el que el autor somete el relato de las corre aventuras sin cuento. Y esto le
sucedió siete veces. Luego, pasados
acciones a una elaboración estética: la poesía épica, la novela, el
los años, regresa definitivamente a
cuento, e incluso las crónicas históricas, etc. Bagdad, retoma su vida ociosa y se
dedica a contar sus andanzas a un
La forma y el contenido del relato se configura a base de una serie de breve auditorio de amigos […]
elementos: acciones, tiempo, espacio, personajes y narrador. Simbad es Proust o Valle-Inclán,
pero Simbad es también esta señora
que vuelve del mercado y le cuenta a
EL TIEMPO las vecinas lo que le acaba de pasar
en la carnicería. Nadie sabe por qué,
Las acciones en el tiempo pero nos produce placer narrar,
recrear con palabras lo que hemos
vivido.
En la narración domina el estilo verbal: el relato de acciones que se
sitúan en la cadena del tiempo. Con referencia al tiempo en que se narra, Luis LANDERO,
Entre líneas
las acciones que se cuentan pueden situarse en tres momentos:

UNIDAD 1C LA NARRACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

En el pasado, con un enfoque cronístico que relata acciones ante-


riores, más o menos alejadas del presente, mediante la alternancia de
la lejanía temporal del pretérito perfecto simple, la relativa proximi-
dad del perfecto compuesto o la sensación de permanencia y conti-
nuidad del imperfecto de indicativo.
En el presente, cuando se hace coincidir el tiempo de lo narrado con
el momento de la narración, con lo que los sucesos se actualizan y
se dramatizan, como si estuvieran ocurriendo ante los ojos del
narratario o destinatario del relato, sea oyente o lector.

Dalí, La persistencia de la memoria


En el futuro, con el que adquiere un carácter premonitorio, de anti-
cipación de sucesos que ocurrirán, recurriendo a los sueños, al exa-
En una novela hay siempre un reloj. Al
autor puede disgustarle el reloj. Emily
men de conciencia, a las profecías, etc.
Brönte, en Cumbres borrascosas,
trató de ocultar el suyo. Sterne, en
El conjunto de las acciones situadas en el tiempo, no como realmente
Tristram Shandy, lo volvió del revés. ocurrieron, sino como los ordena subjetiva o estéticamente el narrador,
Marcel Proust, más ingenioso aún, constituye la historia o trama argumental:
alteró las manecillas de forma que su
héroe se encontraba, al mismo tiem- Lineal o diacrónica, si el relato se ordena cronológicamente, ajus-
po, cenando en compañía de su
amante y jugando a la pelota en el tándose al orden sucesivo de los hechos que se narran, con un plan-
parque con su nodriza. Todos estos teamiento, un desarrollo de las acciones y un desenlace.
principios son legítimos, pero ningu-
no contradice nuestra tesis: la base Este es el caso del Lazarillo de Tormes y de las novelas picarescas, en que se
de una novela es la historia, y una his-
cuenta la vida entera del protagonista desde su nacimiento hasta el momento
toria es una narración de hechos dis-
puestos en su secuencia temporal. en que escribe, en un riguroso orden temporal. También en las sagas o nove-
las río se suelen contar las peripecias de varias generaciones de una familia,
E. M. FOSTER,
Aspectos de la novela partiendo del nacimiento o la infancia del creador de la dinastía hasta llegar a
la disgregación o la diáspora de los descendientes.
Magdalena con té Analepsis o flash-back (vuelta atrás), si se parte de una situación
Me llevé a los labios una cucharada
actual para evocar sucesos del pasado; y prolepsis o anticipación
de té en el que había echado un cuando se narra lo que ocurrirá en el porvenir.
trozo de magdalena. Pero en el mis-
mo instante en que aquel trago, con En la serie de novelas En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, el
las migas del bollo, tocó mi paladar, sabor de una magdalena mojada en el té despierta en el protagonista la evo-
me estremecí, fija mi atención en al-
go extraordinario que ocurría en mi
cación de toda su vida. En Tristram Shandy, de Sterne, se anticipa buena parte
interior. Un placer delicioso me inva- de lo que será la existencia del personaje cuando éste está todavía en el vien-
dió, me aisló […] tre de su madre.
En cuanto reconocí el sabor del
pedazo de magdalena mojado en tila Fragmentaria o caótica cuando el relato se «organiza» en episodios
que mi tía me daba, la vieja casa gris
con fachada a la calle, donde estaba sueltos, con un intencionado desorden temporal (San Camilo 1936,
mi cuarto, vino como una decoración de Cela).
de teatro a ajustarse al pabelloncito
del jardín que detrás del edificio prin- Con comienzo in medias res, cuando se inicia con el conflicto ya
cipal se había construido para mis
padres; y con la casa vino el pueblo,
planteado, sin contar los antecedentes de esa situación, como la
desde la hora matinal hasta la ves- novela policiaca, que suele comenzar con el relato de un crimen
pertina y en todo tiempo, la plaza,
adonde me mandaban antes de al-
cuyas causas se desconocen; de final truncado, si se suspende brus-
morzar, y los caminos que seguía- camente, dejándolo abierto a la interpretación del lector, como es el
mos cuando hacía buen tiempo. caso de la novela picaresca; o de estructura circular, cuyo final lleva
Marcel PROUST, a la misma situación del comienzo, como en el cuento Continuidad
Por el camino Swann
de los parques, de Cortázar.

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MUESTRA EDITORIAL

1 Comenta el valor de la alternancia temporal en este texto: Un relato inacabado

El árbol libra una sombra en la que Sebastián reposa: frente a él está el campo, –¿Y cómo se titula el libro? –pregun-
tó don Quijote.
dormido, ancho, grave; solamente movilidad de insectos. Sebastián arranca la
–La vida de Ginés de Pasamonte
yerbecilla que ayuda a pensar. Juguetea con ella entre los dedos. –respondió él mismo.
–Buenas tardes. Me has quitado el sitio, amigo. –¿Y está acabado? –preguntó don
5 Ante Sebastián está el faquir de la feria. Todavía con un pantalón verde, Quijote.
abombachado. Trae la maleta en una mano, y doblada sobre el brazo la chaque- –¿Cómo puede estar acabado
–respondió él–, si aún no está acaba-
tilla negra. En la otra mano media botella de vino y un envoltorio de papel de da mi vida?
periódico manchado de grasa.
–Ya le había echado el ojo a este sitio. Miguel de CERVANTES,
Don Qujiote de la Mancha
10 Sebastián se apartó un poco.
–Ya es hora de comer, ¿no crees? Las cuatro y media. He trabajado hasta que
no ha quedado nadie.
Deshizo el envoltorio y mostró un pan con unos pimientos fritos y un trozo de
carne dentro. Sebastián los miró con hambre. No había comido.
15 El faquir le ofreció a Sebastián:
–¿Quieres un poco?
Sebastián respondió:
–Dame un poco, sólo un poco.
El faquir tenía ya la boca llena, le caían grasa y migas por los labios.
Ignacio ALDECOA, Con el viento solano

2 Explica el uso del tiempo en estos textos:


I
Tú traerás a Lorenzo a vivir aquí para que aprenda a querer esta tierra por sí
mismo, sin necesidad de que tú le expliques los motivos del cariñoso empeño
con que habrás reconstruido las paredes incendiadas de la hacienda y abierto al
cultivo los suelos de la llanura. Saldrán [saldréis] al sol. Tú tomarás el sombrero
5 de alas anchas, te lo pondrás sobre la cabeza. El viento arrancado por el galope
a la atmósfera quieta y reverberante te llenará la boca, los ojos, la cabeza:
Lorenzo se adelantará, levantando un polvo blanco, por el camino abierto entre
los plantíos y detrás de él, al galope, tú tendrás la seguridad de que ambos sien-
ten [sentís] lo mismo.
Carlos FUENTES, La muerte de Artemio Cruz
El ritmo de la narración
II
El tiempo novelesco es algo que se
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano alarga, se demora, se inmoviliza o
Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a cono- echa a correr de manera vertiginosa.
cer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y caña- La historia se mueve en el tiempo de
brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por la ficción como por un territorio, va y
viene por él, avanza a grandes zan-
5 un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos…
cadas o a pasitos menudos, dejando
Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ, Cien años de soledad en blanco (aboliéndolos) grandes
periodos cronológicos y retrocedien-
do luego a recuperar este tiempo
perdido, saltando del pasado al futu-
El tiempo de la narración ro y de éste al pasado con una liber-
tad que nos está vedada a los seres
de carne y hueso en la vida real.
En toda narración hay que distinguir entre el tiempo de lo narrado,
que se ajusta rígidamente al orden y flujo de la cronología real y el tiem- Mario VARGAS LLOSA,
Cartas a un joven novelista
po interno de la narración o «tempo» narrativo.

UNIDAD 1C LA NARRACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

El tiempo de la narración es un tiempo psicológico que el narrador


La selección temporal
común o el creador literario perfila de acuerdo con las preferencias de la
En el cuento Un incidente sobre el río memoria, razones afectivas o intenciones estéticas. Esto produce un ritmo
Owl, de Ambrose Bierce, cuando el
de la narración propio de cada relato, entre cuya variedad se pueden dis-
protagonista va a ser ahorcado en un
puente, se rompe la cuerda y éste tinguir dos enfoques extremos:
emprende una angustiosa huida por
el río entre las balas de sus ejecuto-
Moroso y detallista, en que la narración de los hechos se ajusta a su
res, corre por el bosque y llega a su duración real, e incluso se ralentiza y se demora haciéndolos más
casa. Pero el abrazo a su mujer coin- extensos que en la realidad, con lo que apenas progresa.
cide con el apretón de la cuerda que
le quita la vida, ya que todo ha sido Dinámico, que acumula los sucesos, a veces de una manera atrope-
fruto del instante de delirio del ahor- llada y nerviosa, pues interesa más la mención de lo ocurrido que su
cado agonizante.
detalle.
La primera parte de La Regenta de
Clarín, con el planteamiento del con- A estos dos modos de narrar contribuyen algunas técnicas de manipu-
flicto y la presentación de sus prota-
gonistas abarca tres días, mientras
lación temporal, como el relato-sumario, que se limita a la mención
que en la segunda se narra su de- esquemática de los hechos; la digresión, que centra la atención en sucesos
sarrollo y desenlace a lo largo de tres o temas poco relevantes o escasamente relacionados con la acción princi-
años. pal (descripciones extensas, reflexiones morales, historias intercaladas
Requiem por un campesino espa-
ñol, de Ramón J. Sender, ocupa el como las del Quijote, etc.); o la elipsis de episodios o sucesos, que distor-
tiempo que utiliza el cura en los pre- siona el fluir lógico del relato y obliga al receptor a recomponer los nú-
parativos del funeral por el alma de cleos temáticos y su orden temporal.
un joven campesino asesinado du-
rante la guerra civil, al que asisten las Todo relato exige tanto la selección del tiempo de lo narrado como la
fuerzas vivas del pueblo que propi- determinación del orden temporal de la narración y del ritmo narrativo.
ciaron su muerte.
El Jarama, de Rafael Sánchez Fer-
losio, es el extenso relato de lo ocu-
rrido un día de verano junto a este 1 Compara el ritmo de la narración en el cuento del pastor cabrerizo
río. La Colmena, de Cela, ocupa dos
días de la vida de los habitantes anó-
(Quijote, I, cap. 20) y el texto de Pablo Neruda que le sigue:
nimos de Madrid.
I
«…El pastor llegó con su ganado a pasar el río Guadiana, y en aquella sazón iba
crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no había barca ni barco, ni
quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte, de lo que se congojó mucho;
mas tanto anduvo mirando, que vio un pescador, que tenía junto a sí un barco, tan
5 pequeño, que solamente podían caber en él una persona y una cabra; y, con todo
esto, le habló, y concertó con él que le pasase a él y a trescientas cabras que lle-
vaba. Entró el pescador en el barco, y pasó una cabra; volvió, y pasó otra; tornó a
volver, y tornó a pasar otra.“Tenga vuestra merced cuenta en las cabras que el
pescador va pasando, porque si se pierde una de la memoria, se acabará el cuen-
10 to, y no será posible contar más cosa de él.” Sigo, pues, y digo que el desembar-
cadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescador
mucho tiempo en ir y volver. Con todo esto, volvió por otra cabra, y otra, y otra…»
–Haz cuenta que las pasó todas –dijo don Quijote–; no andes yendo y vinien-
do desa manera, que no acabarás de pasarlas en un año.
15 –¿Cuántas han pasado hasta agora? –dijo Sancho.
–Yo ¿qué diablos sé? –respondió don Quijote.
–He aquí lo que yo dije: que tuviese buena cuenta. Pues por Dios que se ha
acabado el cuento.
II
Mi padre no ha llegado. Llegará a las tres o las cuatro de la mañana. Me voy arri-
ba, a mi pieza. Leo a Salgari. Se descarga la lluvia como una catarata. En un

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MUESTRA EDITORIAL

minuto la noche y la lluvia cubren el mundo. Allí estoy solo y en mi cuaderno de En el camino
aritmética escribo versos. A la mañana siguiente me levanto muy temprano. Las Diez años tardó Ulises en recorrer el
5 ciruelas están verdes. Salto los cerros. Llevo un paquetito con sal. Me subo a un camino de regreso de Troya a Ítaca,
árbol, me instalo cómodamente, muerdo con cuidado una ciruela y le saco un según se cuenta en La Odisea, y
pedacito, luego la empapo con la sal. Me la como. Así hasta cien ciruelas. Ya lo varios empleó también Mio Cid, tras
el destierro, en su recorrido victorio-
sé que es demasiado.
so desde Castilla hasta Valencia; y
ésta es también la organización del
Quijote de Cervantes o de los
EL ESPACIO Papeles póstumos del Club Picwick,
de Dickens, novelas en que el motivo
esencial es el viaje y las ventas mar-
Las acciones se sitúan en un espacio, real o fantástico, centro de los can las etapas del itinerario.
conflictos de los personajes, que el narrador describe con más o menos También es el fundamento de la no-
detalle. Se tratará de un relato estático cuando hay escasa acción, reman- vela In the road, de Jack Kerouac, en
que un muchacho empieza a conocer
sada en pocos escenarios: el interior de una casa, la cárcel, una pequeña la vida recorriendo toda América de
aldea, etc. En cambio, será un relato dinámico si la acción se desarrolla este a oeste, itinerario en el que se
en una gran variedad de lugares: un viaje por tierra o por mar, una aven- mezcla el desplazamiento físico y el
aprendizaje moral, como ocurre tam-
tura en el espacio, etc. bién en numerosas road movies del
Pero casi siempre espacio y tiempo van unidos, formando un cronoto- cine norteamericano, como Luna de
papel, de Peter Bogdanovich, o
po, un marco ambiental adecuado para la acción, que da al relato una Thelma y Louise, de Ridley Scott.
configuración específica: Son relatos itinerantes muchos de
ciencia ficción, como De la tierra a la
El camino o la ruta, que da lugar a una estructura itinerante o de viaje, que
luna, de Julio Verne, o 2001 Una odi-
propicia la aventura. sea en el espacio, de Arthur Clarke.
El castillo o la mansión, escenario de la novela histórica o de misterio, que
recibe el nombre de relato gótico.
La pequeña ciudad provinciana o la gran urbe, como ocurre a partir de la
novela realista del XIX: Tostes, en Madame Bovary; Vetusta, en La Regenta;
Madrid, en numerosas novelas de Galdós o en La colmena, de Cela.
El salón de la casa humilde o de la mansión burguesa como punto de
encuentro, de diálogo y de inicio o resolución de los conflictos en muchas
novelas realistas, como Eugenia Grandet de Balzac o Miau, de Pérez Galdós.
Otros espacios reducidos o cerrados, como pueden ser la orilla del río y una
taberna, en El Jarama de Sanchez Ferlosio, una cárcel, un apartamento per-
dido en la gran ciudad, etc.

1 Analiza las diferencias entre el cronotopo en que se sitúa la acción de este


texto y aquellos, menos vulgares, en que el autor podría haberla situado:
En toda la casa reinaba maravilloso silencio. El despacho estaba en lo interior y
no llegaban a él los rumores de la calle. Sólo llegaban, aunque confusos y vagos,
el resonar de las castañuelas y el son de la guitarra, y un leve murmullo, causa-
do todo por los criados de Pepita, que tenían su jaleo probe en la casa de campo.
5 Antoñona abrió la puerta del despacho, empujó a don Luis para que entrase, y al
mismo tiempo le anunció diciendo:
–Niña, aquí tienes al señor don Luis, que viene a despedirse de ti.

* * *
Al llegar a este punto, no podemos menos de hacer notar el carácter de autenti-
cidad que tiene la presente historia, admirándonos de la escrupulosa exactitud de
John Dobbin, El Alcázar de Segovia

UNIDAD 1C LA NARRACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

10 la persona que la compuso. Porque si algo de fingido, como en una novela, hubie-
ra en estos Paralipómenos, no cabe duda en que una entrevista tan importante y
transcendente como la de Pepita y don Luis se hubiera dispuesto por medios
menos vulgares que los aquí empleados. Tal vez nuestros héroes, yendo a una
nueva expedición campestre, hubieran sido sorprendidos por deshecha y pavoro-
15 sa tempestad, teniendo que refugiarse en las ruinas de algún castillo o torre
moruna, donde por fuerza había de ser fama que aparecieran espectros o cosas
por el estilo. Tal vez nuestros héroes hubieran caído en poder de alguna partida
de bandoleros, de la cual hubieran escapado merced a la serenidad y valentía de
don Luis, albergándose luego, durante la noche, sin que se pudiese evitar, en una
20 caverna o gruta. Y tal vez, por último, el autor hubiera arreglado el negocio de
manera que Pepita y su vacilante admirador hubieran tenido que emprender un
viaje por mar, y aunque ahora no hay piratas o corsarios argelinos no es difícil
inventar un buen naufragio, en el cual don Luis hubiera salvado a Pepita, arriban-
do a una isla desierta o a otro lugar poético y apartado. Cualquiera de estos recur-
25 sos hubiera preparado con más arte el coloquio apasionado de los dos jóvenes.
Juan VALERA, Pepita Jiménez

LAS ACCIONES Y LOS PERSONAJES


Los sucesos que se cuentan pueden ser de distinta naturaleza:
Extraordinarios, grandes hazañas, con lo que el relato se inserta en
la tradición de la épica, que narraba las gestas de los héroes y los dio-
ses. Entonces, su lenguaje se impregna de epicidad, de afán de resal-
tar el carácter extraordinario de lo que se narra.
Asuntos de la vida cotidiana, habituales en el relato común y en la
El narrador novela moderna –que arranca del Lazarillo y el Quijote–, cuyos pro-
Para contar por escrito una historia,
tagonistas son personajes de carne y hueso, de los que se cuenta su
todo novelista inventa a un narrador, existencia problemática, su lucha por la vida.
su representante o plenipotenciario
en la ficción, él mismo una ficción,
Los personajes son los sujetos de las acciones, como protagonistas,
pues, como los otros personajes a los como antagonistas, o como colaboradores o ayudantes de aquellos. Su
que va a contar, está hecho de pala- caracterización, tanto física como moral, viene definida por sus acciones
bras y sólo vive por y para esa nove-
la. Este personaje, el narrador, puede
y sus palabras, y también por la información que sobre sus actos o su per-
estar dentro de la historia, fuera de sonalidad ofrece el narrador.
ella o en una colocación incierta,
según narre desde la primera, la ter-
Frente a los relatos de acción, en los que interesan sobre todo los suce-
cera o la segunda persona gramati- sos externos, hay narraciones psicológicas que se centran en el análisis del
cal. Esta no es una elección gratuita: carácter y del mundo interior de los personajes.
según el espacio que ocupe el narra-
dor con respecto a lo narrado, variará
la distancia y el conocimiento que EL NARRADOR
tiene sobre lo que cuenta. Es obvio
que un narrador-personaje no puede El narrador es la voz que relata los acontecimientos, y de su posición
saber –y por lo tanto describir y rela-
tar– más que aquellas experiencias
con respecto a los hechos que narra surge el punto de vista, que marcará
que están verosímilmente a su alcan- los rasgos esenciales del relato:
ce, en tanto que un narrador omnis- El narrador externo, que cuenta los hechos viéndolos desde fuera,
ciente puede saberlo todo y estar en
todas partes del mundo narrado.
sin participar en ellos, como un testigo imparcial, impregna al rela-
to de objetividad, enfoque referencial y tono de crónica o historia
Mario VARGAS LLOSA,
Cartas a un joven novelista
verdadera. La tercera persona narrativa es el reflejo de ese afán de
imparcialidad.

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MUESTRA EDITORIAL
Este narrador puede actuar de diversas maneras:
• Como un observador que cuenta sólo datos externos, referidos a la aparien-
cia, las acciones y las palabras de los personajes.
• Como un suplantador de Dios, un «sabelotodo» omnisciente, que refleja no
sólo los sucesos externos, sino también el mundo interior de los personajes;
y a veces se introduce en el relato dando sus opiniones personales sobre lo
que cuenta, o hablando con el lector.
• Como un intermediario, que publica una historia que ha encontrado escri-
ta o que le han contado, como ocurre con el primer narrador del Quijote,
que «traduce» un manuscrito del escritor arábigo Cide Hamete Benengeli,
en algunas novelas de Baroja y leyendas de Bécquer, en la Familia de Pascual
Duarte, etc.
• En la novela moderna puede aparecer un narrador «didáctico», que dirige
al personaje como la voz de su conciencia, y cuenta su historia en segunda
persona.
El narrador interno es también partícipe de los hechos, por lo que
el relato se tiñe de subjetividad, ya que los sucesos se narran desde Nota del transcriptor
una perspectiva parcial e interesada. La primera persona narrativa Me parece que ha llegado la ocasión
marca la forma autobiográfica: de dar a la imprenta las memorias de
Pascual Duarte. Haberlas dado antes
• Como relato de sucesos externos ocurridos al protagonista-narrador. hubiera sido quizás un poco precipita-
• Como descripción de su mundo íntimo, a través del monólogo interior del do; no quise acelerarme en su prepa-
ración, porque todas las cosas requie-
personaje que se autoanaliza y describe, de forma casi siempre caótica, el
ren su tiempo, incluso la corrección de
proceso de sus pensamientos, muchas veces alternando primera y segunda la errada ortografía de un manuscrito,
persona, en el diálogo consigo mismo. y porque a nada bueno ha de condu-
cir una labor trazada, como quien
dice, a uña de caballo […]
Quiero dejar bien patente desde el
1 Establece diferencias entre los narradores de estos textos: primer momento, que en la obra que
hoy presento al curioso lector no me
I pertenece sino la transcripción; no he
corregido ni añadido ni una tilde, por-
Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es que he querido respetar el relato
dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes hasta en su estilo. He preferido en
de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas algunos pasajes demasiado crudos
de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis de la obra, usar de la tijera y cortar por
lo sano; el procedimiento priva, evi-
5 padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada.
dentemente, al lector de pequeños
Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no detalles –que nada pierde con igno-
digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además no crean que rar–; pero presenta, en cambio, la
voy a contarles mi autobiografía con pelos y señales. Sólo voy a hablarles de una ventaja de evitar el que recaiga la vista
cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me en intimidades repugnantes, sobre las
que –repito– me pareció más conve-
10 quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco.
niente la poda que el pulido.
J. D. SALINGER, El guardián entre el centeno Camilo José CELA,
La familia de Pascual Duarte
II
Muchos domingos por la tarde iban a la estación y se escondían en los escasos
vagones de pasajeros que quedaban arrinconados en las vías muertas […]
En los destartalados vagones fumaban hasta adormecerse, acariciados por
el resol que filtraba un brillo de barnices y el aroma de las colillas de tabaco
5 rubio, que alimentaban el incierto mareo de un viaje en el que la cabeza se iba
entre la velocidad del sueño.
Algunas tardes soñaban de verdad con el vértigo de una persecución por el

UNIDAD 1C LA NARRACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

Narrador y narratario lejano Oeste, con las tribus soliviantadas a sus espaldas y las flechas lloviendo
Parece que no ha pasado el tiempo. como espinas. O atravesaban tundras y estepas entre los disparos de los mon-
Todo está lo mismo. Ved la calle, la 10 goles, advertidos en el límite de la huida de que el maquinista y el fogonero aca-
casa, los peces de colores nadando baban de ser abatidos y el tren era un caballo desbocado a punto de descarrilar.
y revolviéndose con incesantes cur-
vas en sus estanques; ved las jaulas Luis MATEO DÍEZ, Días del desván
de grillos colgadas en racimos a un
lado y otro de la puerta; fijad la aten- III
ción en la ventana de la escuela y oíd
el rumor de moscardones que por Usted ha puesto el pie izquierdo sobre la ranura de cobre, y con el hombro dere-
ella sale. Nada ha cambiado, y don cho trata en vano de empujar un poco más la puerta corrediza.
Patricio Sarmiento, puntual e inmuta- Se introduce entonces por la estrecha abertura frotándose contra los bordes,
ble en su silla como el sol en el fir-
mamento, esparce la luz de su sa-
luego, la maleta de cuero oscuro graneado de color verde botella, una maleta
biduría por todo el ámbito del aula. 5 bastante pequeña, de hombre acostumbrado a largos viajes; tira usted del asa
Lo mismo que el año pasado, está pegajosa, con los dedos que arden de haberla arrastrado hasta aquí, a pesar de
explicando la desastrosa y trágica lo poco que pesa, y al levantarla siente los tendones y músculos que se le mar-
muerte de Cayo Graco […]
can no sólo en las falanges, la palma, la muñeca y el brazo, sino también en el
Entonces estábamos en febrero
de 1821; ahora estamos en marzo de hombro, toda la mitad de la espalda y las vértebras desde el cuello hasta los
1822. Durante este año de anarquía, 10 riñones.
durante estos trescientos sesenta y No, no es sólo la hora, apenas madrugadora, la responsable de esta debilidad
cinco motines, la calle de Coloreros desacostumbrada, sino la edad, que trata de convencerlo de que ya domina su
no ha experimentado variaciones
importantes. Don Patricio no parece
cuerpo, y, sin embargo, usted sólo tiene cuarenta y cinco años recién cumplidos.
más viejo: al contrario, creeríasele
Michel BUTOR, La modificación
rejuvenecido por milagrosos filtros.

Benito PÉREZ GALDÓS,


El siete de Julio
EL NARRATARIO
Es el destinatario del relato, al que a veces se dirige el narrador:
Un personaje, al que hace partícipe de lo que cuenta, como ocurre
en las leyendas orales, que a veces se presentan como una historia
que le han contado al narrador, que ha encontrado ya escrita o que
éste relata a un oyente o grupo de oyentes; o en ciertas novelas en
que escribe a un personaje, como el Vuestra merced al que dirige su
carta Lazarillo de Tormes, o el tío director del Seminario al que
escribe el seminarista Luis de Vargas para contarle sus amores, en
Pepita Jiménez de Juan Valera.
El supuesto lector, al que el narrador barroco se dirigía para cap-
tar su benevolencia o explicar el contenido de su obra, tratándo-
le de vulgo, desocupado o discreto lector, etc., y con el que conver-
san con frecuencia los novelistas del realismo del XIX, en un
«monodiálogo» que busca la cercanía y el carácter de experiencia
compartida que tenía el relato oral: se recaba su atención, se le
consulta alguna idea, se le hacen reproches, etc.

1 Comenta la relación entre el narrador y el destinatario en el cuento del pas-


tor cabrerizo (pág. 22) y en el texto de El guardián entre el centeno (pág. 25).

2 Explica a quiénes se dirige el narrador en este texto, en que se cuenta la


historia de un personaje que huye de su casa:

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MUESTRA EDITORIAL

Quien nos interesa es el marido. Hemos de correr tras él a la calle, no sea que
pierda su individualidad y se confunda en la gran masa de la vida de Londres, en
medio de la cual lo buscaríamos en vano. Sigámoslo de cerca entonces, hasta
que, tras muchas vueltas y rodeos inútiles, lo encontremos cómodamente insta-
5 lado junto al fuego, en el pequeño apartamento a que hemos hecho referencia.
Está en la calle vecina a la suya y ha llegado al final de su viaje. Le cuesta con-
vencerse de que ha tenido tan buena fortuna como para llegar a su destino sin
que nadie lo vea: recuerda que, en un momento, el gentío le obligó a detenerse,
justamente a la luz de un farol; en otro, creyó oír a sus espaldas, destacándose
10 en medio del ruido multitudinario, los pasos de alguien que lo seguía […] ¡Pobre
Wakefield! ¡Qué poco comprendes tu propia insignificancia en este vasto mundo!
Ningún ojo mortal, como no sea el mío, te ha seguido. Vete tranquilamente a la
cama, pobre loco, y mañana, si quieres ser prudente, vuélvete a casa, a lado de
la buena Sra. Wakefield.

Nathaniel HAWTHORNE, Wakefield

LA NARRACIÓN, FORMA COMPLEJA


En el relato se suelen alternar, complementándose, tres formas de expre-
sión, que son esenciales en el complejo entramado narrativo:
La narración pura de acontecimientos, en la que interesa sólo el
fluir de las acciones.
El diálogo narrativo, que reproduce las opiniones de los personajes,
tanto en estilo directo como de forma indirecta a través de las pala-
bras del narrador.
La descripción, una forma de expresión esencial en el relato para
presentar el ambiente y el aspecto físico o los caracteres y pasiones
de los personajes.

1 A partir de esta historia, recuerda las distintas técnicas narrativas que


hemos estudiado:

Manuel recuerda, a veces, cómo un día un grupo de alumnos de bachillerato le


contó en clase las experiencias de un viaje de fin de curso. Allí había simulta-
neidad (hablaban varios a la vez mezclando distintas secuencias del relato); ofre-
cían versiones alternadas del mismo hecho según el punto de vista de cada cual;
5 combinaban la primera, la segunda y la tercera persona; unos contaban retros-
pectivamente y otros linealmente; daban saltos en el tiempo (uno anunciaba el
final y otro decía: «Sí, sí, pero espera, que antes hay que contar lo que pasó en
el autobús»); se interrumpían unos a otros fragmentando el relato; utilizaban dis-
tintos registros: patético, irónico, notarial, burlesco, barrocos unos, clásicos otros
10 y otros románticos y otros impresionistas; hacían cambios bruscos de perspec-
tiva; incurrían en digresiones; a unos les gustaba narrar y a otros describir y a
otros especular… Manuel puede jurar que ellos no habían leído a Joyce, ni a
Thomas Mann, ni a Proust ni a Musil.

Luis LANDERO, El cuento o la vida

UNIDAD 1C LA NARRACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

UNIDAD 2 Conocimiento de la Lengua

A B C VARIEDADES DE LA LENGUA

La lengua y el habla
Unidad y diversidad de la lengua
Variedades espaciales:
la realidad plurilingüe de España
Variedades sociales
Nivel culto o código elaborado
Código restringido
Nivel vulgar
Hablas de grupos sociales o profesionales
José Manuel Broto, España

LA LENGUA Y EL HABLA
El lenguaje, la capacidad de comunicarse mediante signos articulados,
es una facultad universal, propia de la naturaleza humana.
La lengua es la realización de esa facultad del lenguaje por una comu-
nidad social determinada, mediante un sistema de signos pertenecientes a
un código diferenciado, conocido por todos los hablantes. Existen varios
miles de lenguas en el mundo, cuya importancia está en función de su
extensión geográfica, número de hablantes y relevancia de sus produccio-
nes culturales y literarias.
El habla es la actualización concreta que cada hablante o grupo de
hablantes hacen de la lengua. Las disponibilidades de la lengua, las uni-
dades abstractas y las reglas gramaticales de combinación, se materializan
en el habla, en el uso peculiar que de ella hacen individuos y grupos socia-
les determinados.

UNIDAD Y DIVERSIDAD DE LA LENGUA


El código de la lengua es un sistema perfecto, un modelo abstracto e
ideal que sólo se hace operativo cuando se convierte en norma, en un con-
junto de usos admitidos por la comunidad.
La norma recoge los principios generales del sistema de la lengua (exis-
tencia de cinco fonemas vocálicos, –a marca de femenino, sistema de con-
jugación verbal formado por lexema más desinencias propias de cada con-
jugación, etc.), pero también las variedades de su uso consagradas como
correctas y generalmente aceptadas (pronunciación abierta o cerrada de las
vocales, formas irregulares en verbos como ju(e)go, and(uv)e, quepo; feme-
La torre de Babel, miniatura del siglo xv ninos asistemáticos como actor/actriz, toro/vaca, etc.).

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Se llega así a la lengua común o lengua estándar, que asegura la comu-


nicación entre todos los miembros de la comunidad lingüística, por enci-
ma de las variedades producidas por la ubicación geográfica o el nivel
social de los hablantes.
La lengua es el resultado de la tensión entre dos tipos de fuerzas apa-
rentemente contradictorias, pero que constituyen la razón de su perma-
nencia y evolución:
1. Centrípetas, que tienden a darle uniformidad y convertirla en coiné,
en lengua común, vehículo de comunicación y de expresión de la cultura y
la forma de vivir de un pueblo. Entre estos factores, destacan:
 La escuela, que corrige las desviaciones y contribuye a fomentar el La comunicación entre los territorios y la
uso normativo de la lengua. relación entre los hablantes, facilitan la
nivelación en el uso de la lengua.
 Los medios de comunicación, que por su enorme influencia tien-
den a imponer un modelo uniforme de uso en todo el territorio.
 Los medios de locomoción, que facilitan el contacto y hacen que
personas de distinto origen, clase y cultura uniformen sus costum-
bres, diversiones, formas de vestir, y también los hábitos lingüísticos.
 Las grandes ciudades, que facilitan la comunicación y la nivelación
de los usos sociales, tendiendo a crear un lenguaje común, por enci-
ma de los usos particulares.
2. Centrífugas, debidas a factores históricos, geográficos o sociocultu-
rales, que tienden a diversificar la lengua, a establecer usos peculiares, las
hablas, en los distintos territorios y grupos sociales en que se utiliza. El
efecto de estos factores da lugar a dos tipos de hablas:
 Los dialectos y las hablas locales. Se trata de variedades diatópicas,
geográficas o dialectos horizontales, que se han gestado a lo largo
del tiempo, debido a las circunstancias geográficas, históricas, polí-
ticas o socioeconómicas que han afectado a los diversos territorios
en que se habla una lengua.
 Los niveles de uso de la lengua y los lenguajes especializados. Son
variedades diastráticas, sociales o dialectos verticales, debidos a los
estratos socioculturales que existen en toda comunidad lingüística,
sobre los que operan multitud de factores que dan lugar a un uso
diversificado y plural de la lengua.

LA DIVERSIDAD ESPACIAL
La realidad plurilingüe de España
España es un ejemplo de cómo los factores espaciales y las circunstan-
cias históricas han contribuido a una rica y variada situación lingüística.
Esta diversidad viene dada por la existencia de cuatro lenguas, con una
larga historia, gran variedad de dialectos y una rica tradición cultural.
Mientras que el vasco o euskera es una lengua prerrománica de origen
desconocido, las otras tres (castellano, catalán y gallego) son lenguas ro-
mánicas o romances, resultado de la evolución del latín en los reinos cris-

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tianos que fueron surgiendo en el norte de España tras la invasión musul-


mana.
Aunque el próximo curso estudiaremos con detalle cada una de estas lenguas,
ahora trazaremos un breve panorama de la realidad plurilingüe de España.

La lengua castellana
El castellano, en principio el dialecto romance del pequeño condado
de Castilla, se benefició muy pronto de la posición central del reino de
Castilla en la Península y de su hegemonía en la Reconquista, que le per-
mitió extenderse por gran parte del territorio peninsular. Esta expansión,
que contribuyó al enriquecimiento cultural y a la cohesión de la lengua
castellana, fue al mismo tiempo el eje de su diversificación dialectal:
 Su hegemonía cultural frente a los dialectos vecinos, hizo que absor-
biera al leonés y al aragonés, que no lograron su consolidación
como lenguas, y hoy constituyen los llamados dialectos históricos,
provenientes de aquellas hablas medievales.
 La expansión hacia el sur dio lugar los dialectos meridionales, que
son el resultado de la diversificación moderna del castellano en estos
territorios peninsulares tras la Reconquista (andaluz, extremeño,
murciano) o de su expansión ultramarina (canario y español de
América).

El catalán y el gallego
El catalán y el gallego sí se consolidaron como lenguas, debido a su
temprano auge, que enraíza con las primeras manifestaciones culturales y
literarias europeas, y a su situación periférica, que las mantuvo al margen
de la expansión del castellano, al menos hasta el siglo XV, cuando ya esta-
ban afianzados como lenguas.
Ambas lenguas, que quedarían reducidas al uso familiar a partir del
siglo XVI, se revitalizan en el XIX, como consecuencia del sentimiento
nacionalista, que considera al idioma vehículo de la cultura y las tradicio-
nes de los pueblos.
En la actualidad, el catalán se habla en Cataluña, Valencia, Baleares y
Andorra, y en algunas zonas del Rosellón y de Cerdeña, y cuenta con una
gran variedad dialectal (valenciano, alicantino, balear, etc.) y un arraiga-
do prestigio cultural y literario.
El gallego se habla en Galicia y en algunas zonas limítrofes de Zamora
y León y también cuenta con una rica tradición cultural, que arranca de
la Edad Media y se renueva en el siglo XIX.

El vasco o euskera
El vasco es una lengua prerromana de muy remotos orígenes, que ha
sobrevivido a lo largo del tiempo, sobre todo en la cultura oral, lo que le dio
una gran diversidad dialectal. Se habla en el País vasco español y francés y
en el norte de Navarra. En la actualidad está en franca expansión en la rela-
ción cotidiana, en los medios de comunicación y en la creación literaria.

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1 Situad en un mapa las cuatro lenguas de España y, si os es posible, deli-


mitad sus dialectos.

2 Buscad información sobre algunos de los grandes movimientos y autores


de la cultura y, sobre todo, de la literatura catalana y gallega, desde la
Edad Media a la actualidad.

3 Preparad un debate sobre los conflictos que plantea la convivencia de las


cuatro lenguas peninsulares.

4 Comenta estos versos de Unamuno: Y la sangre de mi espíritu es mi len-


gua. / Y mi patria es allí donde resuena.

5 Comentad el artículo 3 de la Constitución española:


1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tie-
nen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas
Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimo-
nio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

LAS VARIEDADES SOCIALES


Factores de diversificación
La estratificación de la sociedad en grupos diferenciados da lugar a
usos peculiares de la lengua, condicionados por una serie de factores
sociales y culturales de diversificación:
 El lugar de residencia, que da lugar a diferencias entre el habla rural
y la urbana, entre la del centro de las ciudades y la de los suburbios.
 El acceso a la educación y la cultura, que diferencia por el habla a
las personas cultas de las poco instruidas, a las que leen de los anal-
fabetos totales o funcionales.
 La actividad profesional y los gustos y aficiones, que aportan una
gran riqueza y variedad de tecnicismos y dan lugar a usos especiali-
zados del lenguaje.
 La edad, que establece diferencias de expresión entre jóvenes y
mayores, entre padres e hijos, etc.
 El sexo, que supone matices expresivos –afortunadamente, cada vez
menores– entre el habla de hombres y mujeres, debidos al distinto
papel social y modo de vida que históricamente se ha atribuido a los
dos sexos.
 Factores familiares o religioso-morales, que tradicionalmente dis-
tinguían a los individuos, aunque la universalización de las cos-
tumbres y la implantación del espíritu laico han contribuido a nive-
lar estas diferencias.
Los factores socioculturales están en la base de dos de los grandes nive-
les de uso de la lengua:

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 La lengua culta y la lengua estándar.


 La lengua vulgar.
Y también son el fundamento de las hablas de grupos sociales o pro-
fesionales:
 Lenguajes profesionales: las jergas.
 Lenguajes marginales: el argot.

NIVEL CULTO

Llamamos lengua culta o código elaborado a la utilizada por personas


cultas, que conocen y manejan adecuadamente las unidades de la lengua
y sus reglas de combinación, lo que les permite expresar cualquier conte-
Mitin de Manuel Azaña, en 1936 nido, por complejo que sea, con exactitud y corrección.

Rasgos fonéticos

 Vocalización precisa de los fonemas y las sílabas. Se evita la pro-


nunciación relajada de fonemas consonánticos como la d, se pro-
nuncian nítidamente las vocales y los diptongos, y se articulan con
precisión las sílabas sin marcarlas excesivamente ni, por el contra-
rio, «comerse» alguna.
 Entonación adecuada de las palabras. Se marcan las diferencias de
intensidad y duración de la sílaba tónica y las átonas, y se separan
las palabras, sin que se amontonen al pronunciarlas o haya dema-
siada pausa entre ellas.
 Entonación correcta y elegante del discurso. Se respetan las pausas
y se marca la línea melódica de los grupos fónicos: enunciativa,
interrogativa, exclamativa, imperativa…
 Utilización de recursos enfáticos. Con ellos se resaltan conceptos
clave, se marcan los matices afectivos, se subraya la intención iróni-
ca, etc.
En la lengua escrita, este cuidado de las unidades fonológicas se traduce en el uso
correcto de las normas ortográficas: ausencia de faltas de ortografía, acentuación y
puntuación cuidadas.

Rasgos léxicos

Lo que caracteriza al nivel culto es la riqueza y precisión del léxico:


 Dominio de un amplio vocabulario activo y pasivo.
 Uso de una terminología técnica y precisa, que designa con exacti-
tud los conceptos y se adapta al tipo de discurso: tecnicismos, neo-
logismos, citas textuales…

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 Conocimiento de un amplio repertorio de sinónimos, entre los que


se elige el más adecuado o se emplean varios para caracterizar una
situación.
 Gusto por las enumeraciones, paralelismos, reiteraciones expresi-
vas, que demuestra el conocimiento de la realidad y la capacidad de
representarla mediante el lenguaje.
 Variedad y elegancia en la utilización de adjetivos y adverbios.
 Precisión y rigor en la utilización del léxico formal: determinantes,
preposiciones y conjunciones.
 Escasez de muletillas y latiguillos.

Rasgos morfosintácticos
 Coherencia en la ordenación de las ideas.
 Concordancias gramaticales adecuadas.
 Variedad y precisión en el uso de los tiempos verbales.
 Utilización correcta de los conectores que establecen la relación
entre frases y párrafos.
 Escasez de frases inacabadas.
El lenguaje formal o estándar es una variante del código culto que res-
peta las normas de corrección, pero sin extremar las exigencias: es el len-
guaje de la conversación cuidada y de los medios de comunicación.

1 Señalad algunas características de la lengua culta en este texto:


Queridos amigos: En 1835, viajando Larra por los páramos deshabitados de
Extremadura, después de haber recorrido –en la soledad y el desamparo– los
viejos, pedregosos, polvorientos caminos de Castilla, preguntaba, haciendo un
alto en su peregrinación: «¿Dónde está España?». La pregunta de Larra no ha
5 sido contestada todavía. Han pasado ochenta años y aún podemos formular esa
interrogación melancólica del satírico. ¿Dónde está España? Podemos formular
esa interrogación a la vista del espectáculo que nuestro país ofrece. Salid de
Madrid y encaminaos a un pueblecillo de Castilla, de Levante o de Andalucía.
Dejad atrás vuestros libros, los teatros, la charla amena en la tertulia, el paseo al
10 anochecer por la calle reverberante de luz y bulliciosa. Olvidaos de las eternas y
alucinadoras discusiones del Salón de Conferencias. Quedaos a solas con vo-
sotros mismos. Ante vosotros se extiende el panorama de la campiña española.
Ya no escucháis discursos grandilocuentes; ya no columbráis cruzar raudo el
automóvil de un ministro. El camino está desolado, casi yermo; estos pobres
15 labriegos que lo labran, apenas pueden, con lo que de la tierra sacan, satisfacer
angustiosamente al fisco y pagar las deudas exorbitantes de la usura.
¿Dónde está España? ¿Dónde está la fortaleza de España? Los países no son
fuertes ni por sus ejércitos ni por sus acorazados. No sirven de nada ejércitos y
acorazados cuando millares y millares de campesinos perecen en la miseria y la
20 inanición. La fortaleza es una resultante del bienestar y de la justicia sociales. Al
recorrer estos campos secos y grises; después de hablar con estos labriegos
resignados y tristes, cuando hemos estado en sus pobres viviendas, y hemos
García Lesmes, Campos

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La época de lo bonito paseado por las callejuelas de los pueblos, y hemos asistido, hora por hora, al
Echamos mano de las palabras-co- 25 vivir cotidiano, fraternalmente, de estos hombres que, siendo compatriotas nues-
modín, porque ignoramos la justa y tros, parecen habitantes de otro hemisferio, un sentimiento profundo se apode-
apropiada. Hay gentes que, literal- ra de nuestro espíritu. Es indignación y es esperanza; es abatimiento y es impe-
mente, no sabrían hablar si las priva- tuoso deseo de aniquilamiento y renovación. Todo se junta y se revuelve tumul-
sen del adjetivo bonito-a. Para ellas,
tuosamente en el fondo de nuestro ser.
bonito puede serlo todo, desde el pez
así llamado hasta un cuadro de Goya,
AZORÍN, Castilla
desde un panty hasta un augusto
barranco pirenaico. Tan bonita puede
ser la mamarrachada festivalera can-
tada por micro, como una emocio- CÓDIGO RESTRINGIDO
nante sonata de Beethoven. Vivimos
en la época de lo bonito y de lo mono,
de la ausencia de criterios, del auto- A medio camino entre el código elaborado (nivel culto y estándar) y el
matismo verbal. […] nivel vulgar se puede distinguir un código restringido, caracterizado por
Inflación analfabeta de vocabula- el escaso dominio de las unidades y reglas de la lengua, lo que lleva con-
rio, falta de control, ignorancia idio-
mática en suma, ineptitud para lla-
sigo una pobreza expresiva que, sin ser del todo incorrecta, supone una
mar a las cosas por su nombre, a las importante limitación comunicativa para gran parte de la población, de
acciones por su verbo y a las cuali- formación cultural incompleta.
dades por su adjetivo.
 En cuanto al léxico, se caracteriza por la pobreza y poca variedad
Fernando LÁZARO CARRETER,
El dardo en la palabra del vocabulario:
• Escasez de sinónimos, que no permite elegir el término adecua-
do para cada ocasión o el empleo de más de uno para caracterizar
un objeto o una situación.
• Adjetivos y adverbios comodín, de escasa originalidad, muchos
de ellos de significado hiperbólico: estupendo, maravilloso, fantás-
tico, fenomenal, extraordinario, superbien, fenomenalmente, estu-
pendamente…
• Léxico emotivo de carácter un tanto primario: interjecciones pro-
pias o impropias, palabras malsonantes y blasfemias, etc.
• Apelativos vulgares de tono familiar: tío, niño, nene, hermano,
colega, tronco…
 En lo referido a la entonación, dominan también los componentes
emotivos:
• Tono elevado de la voz, ya que el discurso trata de imponerse a
los interlocutores, no por la fuerza de los argumentos, sino por su
volumen.
• Uso de afirmaciones, negaciones, exclamaciones y mandatos de
carácter rotundo y categórico.
 La morfosintaxis es poco elaborada y precisa:
• Oraciones breves, sobre todo simples, y compuestas de escasa
complejidad.
• Vacilaciones, interrupciones y oraciones inacabadas.
• Poca coherencia en la ordenación de las ideas.
• Pobreza en la organización sintáctica del texto, con elementos de
cohesión innecesarios (muletillas y latiguillos) y otros de escasa
complejidad (y, que, porque).

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1 Señala algunos rasgos que demuestren el carácter restringido del habla Los tullidos de la expresión
de uno de estos personajes: En realidad, el hombre que no cono-
ce su lengua vive pobremente, vive a
–¡A la buena de Dios, coño! Pero, coño, pero cómo se han metido ustedes aquí,
medias, aún menos. ¿No nos causa
si el camino va por ahí arriba, ¿no lo ve usted? Pero, coño, está bien claro. A ver, pena, a veces, oír hablar a alguien,
el camino no pasa por aquí, pero, ¡hombre! Han hecho lo mismito que un camión en vano por dar con las palabras,
el otro día, que también se metió por aquí, se ve que esta gente de los autos no que al querer explicarse, es decir,
5 ve por dónde va, a ver, coño, si no… A ver ahora cómo salen ustedes de ahí […] expresarse, vivirse ante nosotros,
avanza a trompicones, dándose gol-
–Bueno, la verdad es que ya no tiene remedio. Y que hay que hacer por salir
pazos, de impropiedad en impropie-
de aquí… A usted, ¿se le ocurre algo? dad, y sólo entrega al final una defor-
–Sí, hombre, claro, que sí. Aquí tenemos de todo, hombre. Este pueblo, tan me semejanza de lo que hubiera
cerquita de Madrid, ¿no ve?, lo que pasa, pues que tenemos de todo. Mire, lo querido decirnos? […] Ese hombre
10 mejor es ir a donde el Antonio, que tiene una máquina de arrastrar piedra, denota con sus tanteos, sus empujo-
¿sabe?, de la cantera, eso es, de la cantera. ¿Comprende usted, una cantera?… nes a ciegas por las nieblas de su
oscura conciencia de la lengua, que
Pues bueno, el Antonio viene con su bólido ése, y ya está. Están ustedes en el
no llega a ser completamente, que
camino en un decir Jesús. ¿Ustedes van al Escorial, no? Es lo que pasa, todo el no sabremos nosotros encontrarlo.
que va al Escorial, al llegar aquí, se pierde. Toma, a ver, este pueblo… Hay muchos, muchísimos inválidos
15 –Muchas gracias, hombre. Es buena idea. ¿Dónde vive Antonio? del habla, hay muchos cojos, man-
–Ahí, ¿no ve esa casa blanca? Pues una o dos más allá, pasada la tienda de cos, tullidos de la expresión. Una de
la Quica, no tiene pérdida. Usted va allí, de mi parte, pero, no, no vaya, es mejor las mayores penas que conozco es la
de encontrarme con un mozo joven,
que vayan los chicos, que tienen buenas piernas. Usted ya está algo mayor. Tú, fuerte, ágil, curtido en los ejercicios
zagal, deja ya el coche y vete a casa del Antonio, que menuda máquina tiene. gimnásticos, dueño de su cuerpo,
20 Alemana, no le digo más… […] pero que cuando llega el instante de
–Dice usted… ¿La que hay detrás de ese arbolito? contar algo, de explicar algo, se
–Quia, hombre, la otra. ¿No ve ésa con chimenea? Mire, la calle baja así, y transforma de pronto en un baldado
espiritual, incapaz casi de moverse
tuerce así, y luego, se tuerce otra vez, y ya se ve la tapia. La casa tiene un por-
entre sus pensamientos.
tal así, y una ventana más allá… Ah, se me olvidaba, tiene un poyo en la puer-
25 ta. Seguramente que tiene allí atada la burra el señor Pascual, que se le ha hun- Pedro SALINAS,
El defensor
dido el cobertizo con estos aguaceros, hombre, vea usted, por poco le mata al
cerdo, ya bastante crecido. Lo que yo digo, en casa del pobre todo son goteras,
y qué verdad es, coño, qué verdad es.
ALONSO ZAMORA VICENTE, Con la mejor voluntad

NIVEL VULGAR
La lengua vulgar es la única forma de expresión de las personas de
escasa cultura, debida a una deficiente escolarización. Se caracteriza por
abundancia de vulgarismos fonéticos, la pobreza del vocabulario y la pre-
sencia de construcciones sintácticas incorrectas.

Vulgarismos fonéticos
 Confusión del timbre de las vocales: trebajar, cimenterio, vegilar,
Sabastián.
 Incrementos vocálicos o consonánticos: afoto, arradio, asentarse,
muncho.
 Reducción de diptongos: anque, ventidós, custión, Ugenia.
 Apócope de palabras acabadas en e ante vocal: s’ha ido, m’ha dicho.
 Pérdida de d y r intervocálicas y finales de palabra: tomao, comío,
toa (toda), verdá, pa (para). Luis Garay, La pelea

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 Metátesis, cambio de posición de un fonema en la palabra: probe,


trempano, naide.
 Cambio de una consonante por otra: armolzar, carzoncillos, abuje-
ro, abuja, esfaratar.
 Simplificación de grupos consonánticos: istituto, contitución, dotor.

Vulgarismos léxico-semánticos
 Utilización de palabras con sentido impropio: coger por caber, sen-
tir por oír.
 Arcaísmos: mesmo, trujo, vido, agora, cuasi.
 Tacos y expresiones malsonantes.

Vulgarismos morfosintácticos
 Alteración del género: cuála, cuanto hambre.
 Conjugación incorrecta de los verbos: jugo, frego, estudiastes, cante-
mos (por cantamos).
 Infinitivo por imperativo: callar, sentarse (vosotros).
 Verbo haber, impersonal, conjugado en plural: habían muchos toros
en el campo.
 Leísmo, laísmo, loísmo: la dije cuatro cosas, le vi.
 Alteración del orden de los pronombres: me se, te se.
 «Dequeísmo» y «queísmo»: pienso de que iré, se dio cuenta que era
muy tarde.
 Concordancias incorrectas.
 Uso inadecuado de los conectores: preposiciones, conjunciones,
adverbios.

1 Añade los términos de esta lista como ejemplos a los distintos rasgos del
habla vulgar:
 Nenas, escucharme.  ¿Cuálo?
 Andé, haiga, ayer lleguemos tarde. Habremos cien personas en el cine.
 Encomenzar, asín.  Endivido, concencia.
 Agüelo.  Voy en casa de mi tía.
 Le escribí ayer, la di un beso.  Aína, contino.
 Cocreta, estauta.  Ancía, escuro, medecina.
 Me se olvidó.  Creo de que eso es así.
 Tó.  Mucho hambre.
 Istancia.  La gente creen en mis palabras.
 Me ha recetado unas cláusulas.  ¡Coño!
2 Identifica usos vulgares de la lengua en este texto:
Iba ya er montón de las panochas amenguao por la mitá. A la Calmencica la der Paco le
salió una colorá y dio un grito. Se puso der color de la panocha al ver que tos los moci-
Antonio Garrigós, Romería huertana

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cos la envitaban alargándole er cuello y poniéndole caras de santicos. Ella le dio el abra-
zo ar Periquín er de l’Aparcero, un zagalico menúo de unos ocho años. Dimpués, alegre y
5 graciosa como ella era de suyo, dijo: «Y agora yo tamién voy a contar un cuento que me
sé, d’esos de cuando el Señol andaba por er mundo, que me lo contaba mi agüela».

SAN PEDRO Y ER SEÑOR


Esto era qu’iba un día er Señor con sus apóstoles por un caminico andando, que
estaban recorriendo la güerta y gorbían der Soto la Virgen. Era ya a la atardecía
y san Pedro iba cabreao, cabreao porque le picaban los mosquitos. N’hacía más
10 dalse manotás en la carva.
A San Pedro que era calvo
le picaban los mosquitos
y su mare le decía:
«Ponte el sombrero, Perico».

15 –¡Señol, señol, échales una mardición a los mosquitos estos, pa que se mue-
ran tos de repente, que me llevan cosío a picotazos.
–¡Pedro, Pedro! ¿y qué iban a comer antoces las probes golondrinicas der
manto negro?
La güerta estaba de to por to a revental d´helmosa. San Pedro s’arrimó a un
20 bancal, que no era suyo, y l´echó mano a un malacatón sonrosao, sonrosao, y
gordo, gordo que no le cogía entre los deos. Er señor, que lo sabe to, se riía pa
sus aentros, como iciéndose «agora verás tú éste». San Pedro le metió un bocao
con toas sus janas ar malacatón. De siguío, comenzó a escupir y a escupir
asqueando, pos er malacatón estaba emborsao de remate, to lleno de busanos.
25 –¡Señol, señol, los malacatones tan helmosos están cagaos de la mosca,
mándales un mal dolol entripao que se mueran toas las moscas d’una!
–¡Pedro, Pedro, tamién las probres moscas son criaturicas de Dios, y en
argún sitio tién que criar!
José MARTÍNEZ RUIZ, De boca a oreja

HABLAS DE GRUPOS SOCIALES O PROFESIONALES


La profesión, aficiones o la situación de marginación de ciertos grupos
sociales da lugar a usos peculiares de la lengua.

Los lenguajes especializados


Son los usos específicos que hacen de la lengua los miembros de un
grupo profesional o los que comparten una misma afición, cuando hablan
entre ellos o tratan de sus asuntos. El rasgo que los define es el uso abun-
dante de tecnicismos, que designan con precisión los conceptos, objetos
y actividades del ámbito al que se refieren; tecnicismos que son exclusivos
de esas jergas o adaptaciones de términos del lenguaje común, y que en
muchos casos se popularizan y revierten al uso general. Entre ellos, desta-
camos los siguientes:
 Las jergas y usos profesionales: Son el lenguaje especializado de
cada profesión o área de conocimiento, y van desde las jergas labo-
rales (de agricultores, carpinteros, albañiles, artesanos…) a los len-
guajes específicos de carácter científico-técnico o artístico (de las

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diversas ciencias, el derecho, la economía, el periodismo, la música,


el cine, la literatura…), a los que dedicaremos especial atención el
próximo curso.
 Las jergas recreativo-deportivas: de los toros, el deporte, la filatelia,
el ajedrez, la baraja…
 La jerga estudiantil y juvenil, con términos caprichosos, unas veces
efímeros y otras afortunados, que dan una visión afectiva o hiper-
bólica de la realidad; pero que a fuerza de repetirse, se convierten en
tópicos, ensartados en unas estructuras sintácticas demasiado sim-
ples, cuando no incorrectas: guay, súper, total, molar, flipar, mon-
társelo, tío, etc.

El argot o lenguaje de germanía

Lenguaje depurado Es un caso extremo de jerga, con pretensiones de código secreto aleja-
do de la lengua común, que utilizan algunos grupos marginales para rela-
Son muchos los que tienen perfecto
derecho a exigir que se borren los
cionarse entre ellos, evitando de esta manera ser entendidos por el resto
vocablos que escarnecen con ruda de la sociedad.
crueldad su peculiar naturaleza, co-
mo marica (y sus aumentativos), sa-
El argot supone una diferencia radical con la lengua normativa, deri-
rasa o manflorita. Palabras del tipo vada del afán de conseguir un modo de expresión críptico: vocabulario
cornudo, cabrón o novillo ofenden propio, deformaciones de palabras comunes, construcciones sintácticas
gravemente a otros varones, mu- peculiares; etc. Es el lenguaje del hampa, de las cárceles, de los drogadic-
chas veces tiernamente inculpables
[…] ¿Cómo admitir sin sentir cólera
tos, de las tribus juveniles de barrio, etc.
que se empleen términos como bes-
tia, animal, bruto, asno, burro, polli- Lo políticamente correcto
no o mula para calificar a sujetos de
nulas entendederas o de aberrante
Los distintos niveles de uso de la lengua y las hablas de los diferentes
comportamiento? ¿Debe ser lícito
llamar a un ratero zorro (de zorra no grupos sociales, la enorme variedad del hablar, constituyen un rico patri-
hay nada que decir), a un sucio monio en que las referencias lingüísticas no son más que un trasunto de
puerco, a un loco cabra, a un mal la variedad psicológica, social y cultural de un país.
bailarín oso, a un chupasangres cha-
cal, a un carroñero hiena, a un dor- Pero frente a esta variedad, últimamente se impone un afán de unifor-
milón lirón, a una criadita marmota; y mación, que tiende a dar normas coercitivas sobre el uso de la lengua, por
foca, vaca o ballena a una dama
metida en carnes? […]
razones sexistas, raciales o políticas, a través de lo que se ha llamado la jerga
Es racista atribuir a los negros la de lo políticamente correcto.
pertinaz manía de currar. Siendo tan
íntimas las relaciones con China, ya
Esta preocupación obliga a utilizar masculino y femenino para designar
no procede que a nadie se le enga- realidades que tienen un plural común, a sustituir el nombre castellano de
ñe como a un chino. Hacer el indio lugares y ciudades por el autóctono (La Coruña por A Coruña, Lérida por
es una expresión que hemos de bo- Lleida, Guernica por Gernika), a llamar con eufemismos a ciertas realidades
rrar de nuestros labios. Igual que no
conviene llamar cafre, zulú u hoten-
que nos causan mala conciencia: daños colaterales a la destrucción indiscri-
tote a un semejante, con ánimo de minada producida por un bombardeo, subsaharianos a las personas de raza
injuria. negra, magrebíes a los que ya los romanos llamaban moros, a ciertos estu-
Fernando LÁZARO CARRETER, diantes alumnos con necesidades educativas especiales, etc.
El dardo en la palabra

1 Identifica estas jergas y extrae tecnicismos propios de cada una:


I
El Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes […] Tenía 220 pies (61
metros), de eslora, es decir, de popa a proa; 58 pies de manga (ancho) y 28 de

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MUESTRA EDITORIAL

puntal (altura desde la quilla a la cubierta), dimensiones extraordinarias que


entonces no tenía ningún buque del mundo. Sus poderosas cuadernas, que eran
5 un verdadero bosque, sustentaban cuatro pisos […] El interior era maravilloso
por la distribución de los diversos compartimientos, ya fuesen puentes para la
artillería, sollados para la tripulación, pañoles para los depósitos de víveres,
cámaras para los jefes, cocinas, enfermería y demás servicios […] Los balcona-
jes, los pabellones de los esquinas de popa, semejantes a las linternas de un
10 castillo ojival, eran como grandes jaulas abiertas al mar, y desde donde la vista
podía recorrer las tres cuartas partes del horizonte.
Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lan-
zados hacia el cielo, como un reto a la tempestad. Parecía que el viento no había
de tener fuerza para impulsar sus enormes gavias. La vista se mareaba y se per-
15 día contemplando la inmensa madeja que formaban en la arboladura los oben-
ques, estais, brazas, burdas, amantillos y drizas que servían para sostener y Atomium de Bruselas
mover el velamen.
Benito PÉREZ GALDÓS, Trafalgar

II

La mayoría de nosotros sabe que la materia está hecha de átomos, que pueden
descomponerse en protones, neutrones y electrones. Los científicos, en su inmo-
destia, fueron tan lejos como para llamar partículas elementales a las partes del
átomo. Pero la historia no termina aquí. Ahora los científicos creen que las deno-
5 minadas partículas elementales pueden dividirse adicionalmente en dos tipos de
partículas llamadas leptones y hadrones.
Los leptones, que incluyen a los electrones y unas pocas partículas exóticas
más, parecen no tener estructura interna. Los hadrones, que incluyen a los pro-
tones y los neutrones, tienen una estructura interna compleja. Los hadrones
10 están hechos de quarks; así pues, los dos tipos de partículas elementales son
realmente los leptones y los quarks. A diferencia de electrones y protones, que
tienen cargas eléctricas iguales y de sentido contrario, los quarks tienen cargas
fraccionarias: o bien una carga positiva de dos tercios o bien una carga positiva
de un tercio. Los quarks tienen antiquarks, que llevan la carga fraccionaria
15 opuesta. Un antiquark es un tipo de antipartícula. Todas las antipartículas tienen
la misma masa que su partícula opuesta y una cantidad igual pero de signo con-
trario de cierta propiedad, tal como la carga eléctrica.
ANN R. JONAS, Las respuestas y las preguntas de la ciencia

III

O sea, qué palo, colega, el cacharro no venía ni de coña. Y yo que llegaba tarde al
curre. Y luego, qué alucine, qué pasote, iba lleno cantidad. Y me veo, o sea, un
chorbo cantidad de pirao, con un sombrero cutre, mangui perdido. Y de pronto le
dice a un pringao que lo estaba pisoteando, el muy plasta, que le había dejado el
5 pie chungo. De pena, colega. Jo, qué demasiao, qué fuerte. ¡No veas! Y en pleno
mosqueo, al tío le da el corte, pasa total y se larga a sentarse a toda hostia.
Y, o sea, dos horas más tarde, vaya tela, colega, me lo veo enrollao con un
tronco que le comía el coco diciéndole que estaría guay con otro botón en la
chupa. De buten. ¿Vale o no vale, tío?
Raymond QUENEAU, Ejercicios de estilo

2 Recopilad entre vuestro círculo de amigos términos propios de la jerga


juvenil de última hora.

U N I D A D 2 A VA R I E D A D E S D E L A L E N G U A
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MUESTRA EDITORIAL

UNIDAD 2 Uso de la Lengua

A B C EL ACENTO ORTOGRÁFICO (II)


PALABRAS CON DIPTONGO 1 De este texto de José Carlos Llop, extrae palabras con diptongo y con hiato
Las palabras con diptongo (una vocal y explica su acentuación:
abierta y otra cerrada o dos cerradas en
una sola sílaba) se acentúan según las Cuando Nani nos sirvió la sopa de Navidad, yo tenía las manos muy
reglas generales. Si corresponde, la frías y mi cabeza parecía navegar por el océano Índico a bordo del
tilde recae sobre la abierta o sobre la
Legazpi. Miré las flores azules del mantel, los jarros de cristal con
segunda de las cerradas.
peces de colores que había en las estanterías del comedor, los mori-
PALABRAS CON HIATO 5 llos de la chimenea, sosteniendo una danza de lenguas de fuego. La
chimenea emitía una luz de confitura quemada que producía en los
Las palabras con hiato integrado por
rostros y las manos de mi familia una curiosa coloración ambarina […]
dos vocales abiertas se acentúan según
las reglas generales. Yo oía el rumor de distintas conversaciones como se oye el sonido de
Las palabras con hiato formado por los motores de un buque en alta mar, confundiéndose con las olas,
una vocal abierta y otra cerrada sobre la 10 que eran las cortinas de lluvia que golpeaban en las vidrieras del ven-
que recae la intensidad, llevan siempre tanal del fumador.
tilde para marcar la ruptura del dip-
tongo. 2 Observa si hay diptongo en las palabras guitarra, cigüeña, avergüences,
Guillermo y pingüino.
La h intercalada entre las vocales no
impide el diptogo ni el hiato: ahíto, 3 Comprueba si debes acentuar las palabras acentua, dio, bien, tambien, hacia,
bahía, búho, prohíben, etc.
heroe, heroico, raiz, pues, despues, poesia, rehice, rompais y rompiais.

INTERROGATIVOS 4 Indica dónde llevan el acento de intensidad y si les corresponde tilde a las
Y EXCLAMATIVOS formas del singular del presente de indicativo de adecuar, evacuar y licuar.
Los interrogativos y exclamativos (pro-
nombres, determinantes y adverbios) 5 Extrae interrogativos y exclamativos de este texto de Eduardo Mendoza:
qué, cuál, quién (–es), cuánto (–a, –os,
–as), cómo, cuando, dónde y adónde
–¿Qué pasó hace diez años?
llevan siempre tilde. –No lo sé. Yo no estaba aquí.
Pueden ir en frases interrogativas o –¿Quién estaba?
exclamativas directas, cuando se re- –Mi antecesor. Un viejo chiflado. Tuvieron que despedirlo.
produce textualmente la pregunta o la 5 –¿Cuándo?
exclamación y en la escritura se marca –Hace seis años: el tiempo que llevo yo trabajando aquí.
con los signos apropiados; o indirec-
–¿Por qué despidieron a su antecesor?
tas, cuando se relata de manera indi-
recta lo que se dijo. –Por conducta impropia […]
–¿Dónde estaba usted la noche que desapareció la niña?
Hay que distinguir la escritura de: 10 –¿Hace seis años?
• Por qué (prep. + interrogativo). –No, hombre: hace un par de días.
• Porqué (la expresión anterior
–No me acuerdo. Viendo la tele en el bar, de putas,… algo haría.
sustantivada con determinante).
–¿Cómo es posible que no se acuerde usted? ¿No le ha refresca-
• Porque (conjunción causal).
do la memoria el comisario Flores así y así? –y le propiné dos ruidosas
15 bofetadas que le provocaron una incontenible hilaridad.
ACENTUACIÓN FACULTATIVA –¿La poli? –dijo muerto de risa–, ¿qué poli? Yo no he tenido con-
Los demostrativos este, ese, aquel, tacto con la poli desde que estrangulé al jodido argelino aquel, hace ya
sus femeninos y sus plurales no se tiempo. ¡Perro sarraceno! –escupió en las adelfas.
acentúan cuando son determinantes. Si
–¿Cuánto tiempo?
son pronombres, se recomienda su
acentuación para evitar confusiones.
20 –Seis años.
Los neutros esto, eso y aquello nunca
llevan tilde. 6 Convierte las oraciones interrogativas directas del texto anterior en indirec-
Se recomienda escribir sólo (adver- tas, puestas en boca del narrador.
bio) con tilde cuando pueda confundir-
se con el adjetivo solo. 7 Escribe un diálogo breve en que aparezcan todas las formas de los interro-
gativos o exclamativos, cuidando además la escritura del diálogo narrativo.

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UNIDAD 2 Estructuras textuales

A B C LA CONVERSACIÓN

Variaciones situacionales:
el registro idiomático
La situación comunicativa conversacional
Estructura
Lenguajes de la conversación

El registro conversacional
Emotividad
Cooperación
Economía
J. Boswell, Las tres ventanas

VARIACIONES SITUACIONALES: EL REGISTRO IDIOMÁTICO


Como hemos visto en el apartado anterior, la diversidad de la lengua
depende de factores permanentes, como la zona geográfica y el estrato
social en que se encuadran los hablantes, lo que da lugar a diferentes usos:
dialectos geográficos y variedades sociales, que afectan a colectivos más
o menos numerosos de hablantes. El círculo de la conversación
Además, existe el idiolecto o habla individual: el uso peculiar que cada
Lo que en primer lugar existe no es el
hablante hace de la lengua, los rasgos que configuran su identidad lingüís- lenguaje, sino el hablar: mi hablar, tu
tica: un tipo especial de entonación, un léxico característico y, en defini- hablar, nuestro hablar, el de aquí y
tiva, unos hábitos idiomáticos que lo identifican y lo diferencian de los ahora, el de ayer y anteayer, etc.
Ahora bien, nuestro hablar es a lo
demás hablantes. sumo una conversación, pero no un
Pero un mismo hablante puede adoptar sucesivamente diversas formas lenguaje. Y hasta se podría dudar de
la existencia de la conversación si mi
de hablar, llamadas registros o variedades diafásicas, según las circunstan- hablar no fuese de alguna manera
cias de la situación comunicativa en que se encuentre: oído, comprendido y contestado por
otro. Si en el mundo entero soy yo el
La calidad de sus interlocutores y la relación que mantiene con único que habla, entonces no existe
ellos: registro cuidado y formal, cuando existe una distancia o un el lenguaje, ni siquiera existe el
respeto social (desconocidos, superiores, ciertos padres, el profesor, hablar, ni aún siquiera mi hablar.
¿Cómo voy a poder asegurarme de
la policía, el confesor...); registro espontáneo e informal, con perso- que hablo, y saber que lo hago, si
nas de confianza (compañeros, amigos, familiares). nadie me oye, nadie me entiende,
nadie me contesta, absolutamente
El medio utilizado: oral o escrito, una charla con amigos o una nadie, y por lo tanto yo mismo tam-
entrevista en la radio, contar un chiste o dar una conferencia. poco? Hablar, oír, comprender, con-
testar o volver a hablar: todas estas
El tema del discurso: no se habla lo mismo de la muerte de un ser cosas van juntas y forman un solo
querido que del partido del domingo, de la última novedad de la círculo, el cual contiene y garantiza el
hablar propiamente dicho o la con-
ingeniería genética que del penúltimo ligue. versación.
Su propia personalidad, formación y cultura, que facilita o entor- Karl VOSSLER
pece su adaptación a las circunstancias de la situación comunicativa

UNIDAD 2C LA CONVERSACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

y, por consiguiente, la elección de un registro adecuado: la timidez,


el arrebato o la imprudencia expresiva, el mayor o menor dominio
del código de la lengua son factores a tener en cuenta.
Hay que advertir que sólo las personas cultas o con un aceptable
dominio del código de la lengua son capaces de cambiar su registro
idiomático: así, un médico utilizará un registro diferente cuando habla
con un paciente, con sus amigos o con su novia; cuando redacta un
informe médico; cuando dicta una conferencia o cuando interviene en un
incidente por un problema de tráfico. Por el contrario, las de escasa for-
mación y competencia comunicativa mantendrán invariable su uso vul-
gar de la lengua, aunque se modifique la situación.
De las múltiples circunstancias de la situación comunicativa oral deri-
va una de las formas habituales de uso de la lengua: el registro coloquial
o conversacional.

LA SITUACIÓN COMUNICATIVA CONVERSACIONAL


La conversación es la forma más natural de la comunicación oral. Se
trata de una situación comunicativa habitual en la relación humana,
determinada, entre otros, por estos factores:
Suele tener un carácter espontáneo, siempre que por cualquier
motivo se reúnan dos o más personas para hablar. Se diferencia así
de las formas regladas del diálogo oral, que se atienen a unos requi-
sitos previos, como la tertulia, el coloquio, el debate, el interrogato-
rio o la entrevista.
Se produce mediante el diálogo, el intercambio de opiniones entre
los interlocutores.
A ella tienen acceso todas las personas, cualquiera que sea su for-
mación y nivel de uso de la lengua.
La mayor o menor formalidad de su desarrollo depende de la cate-
goría de los participantes, de la relación que exista entre ellos, de su
conocimiento e interés por el tema y del marco en que tiene lugar.

Estructura
La conversación La conversación, a pesar de su espontaneidad, suele cumplir con una
La conversación se inicia como una
serie de formalidades, comúnmente aceptadas, que marcan distintas fases
representación teatral: los protago- en su desarrollo:
nistas ocupan un lugar en el esce-
nario de la vida, en una situación tem-
El comienzo, en que los interlocutores entran en contacto median-
poral y espacial; el hablante, por el te la retórica de la cortesía: fórmulas apelativas y saludos más o
mero hecho de hablar, de ser pro- menos formales, e incluso referencias a asuntos intranscendentes
pietario del sistema de enunciación,
se sitúa como yo y coloca a su inter-
como el tiempo, la salud o la familia.
locutor, al otro, como tú (oyente), La fijación del tema, suscitando el interés del interlocutor por un
hasta que un nuevo acto de enun-
ciación transforma el tú en yo y el
asunto o dándole pie para que plantee lo que quiere tratar.
diálogo se hace presente o posible.
El núcleo, en que producen los turnos de intervención de los
José Manuel BLECUA,
Qué es hablar
interlocutores sobre uno o varios temas, que se desarrollan y se
debaten.

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La conclusión, con indicaciones que expresan el interés por acabar


Exceso de toqueteo
la conversación y uso de fórmulas retóricas para la despedida.
Débese el hombre tener sobre sí, y
no apoyarse ni recostarse en otro. Y
Los lenguajes de la conversación cuando con alguno hablare, no le ha
de estar dando con el codo o con la
En la conversación no sólo se utiliza el lenguaje verbal. La presencia y mano, como muchos suelen hacer a
el deseo de interacción de los interlocutores, la espontaneidad y el tono cada palabra, diciendo: «¿Qué digo?
emotivo de la comunicación, otorgan un gran valor expresivo a los com- ¿No es esto verdad? ¡Oídme, señor
fulano!» Y todavía le están sacudien-
portamientos y signos no verbales: do con las manos en los pechos y
Las distancias y, en su caso, el contacto corporal (en cualquier parte asiéndoles de los botones. Y yo vi
uno que tenía tal maña en esto, que
del cuerpo, tirones de la ropa o de los mofletes, besos y caricias, desabrochaba a cuantos hablaba.
empujones, golpes, etc.), traducen el grado de conocimiento, con- Finalmente, están éstos siempre
fianza y afecto entre los interlocutores. asiendo el sayo, o capa, o de otra
parte, para que les oigáis, sin jamás
Las posturas: sentados, de pie, recostados, con los pies o los brazos estar quietos, ni saber hablar con
cruzados. reposo, que podéis decir cuando
salís de sus manos; que quedáis
Los gestos: movimientos de manos o de cabeza, risas, sonrisas, llan- batanados y molidos.
tos, guiños, muecas, miradas, etc. Lucas GRACIÁN DANTISCO,
El galateo español
Estas expresiones no verbales tienen una función complementaria del
lenguaje verbal, pero son de gran valor comunicativo:
Refuerzan o confirman lo dicho con las palabras, e incluso las susti-
tuyen.
Regulan el desarrollo de la conversación, indicando al interlocutor
que repita, que continúe, que se calle, que hable más despacio, etc.
Manifestan el estado de ánimo: nerviosismo, vergüenza, ansiedad,
irritación, etc.

Un señor que llevaba ya un rato timándose con Elvirita, se decidió por fin a rom-
per el hielo.
–Son bonitas las zarzuelas, ¿verdad, señorita?
La señorita Elvira asintió con un mohín. El señor no se desanimó, aquel viaje
5 lo interpretó como un gesto de simpatía.
–Y muy sentimentales, ¿verdad?
La señorita Elvira entornó los ojos. El señor tomó nuevas fuerzas.
–¿A usted le gusta el teatro?
–Si es bueno...
10 El señor se rió como festejando una ocurrencia muy chistosa. Carraspeó un
poco, ofreció fuego a la señorita Elvira, y continuó:
–Claro, claro. ¿Y el cine? ¿También le agrada el cine?
–A veces...
–El señor hizo un esfuerzo tremendo, un esfuerzo que le puso colorado hasta
15 las cejas:
–Esos cines oscuritos, ¿eh?, ¿qué tal?
La señorita Elvira se mostró digna y suspicaz.
–Yo al cine voy siempre a ver la película.
El señor reaccionó. Paul Signac, Mujeres en el pozo
20 –Claro, naturalmente, yo también... Yo lo decía por los jóvenes, claro, por las En la faena o en el ocio, cualquier pre-
parejitas, ¡todos hemos sido jóvenes...! Oiga, señorita, he observado que es texto es bueno para el encuentro y la
conversación.

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Un arte civilizado usted fumadora; a mí esto de que las mujeres fumen me parece muy bien, claro
Hablamos, pero no conversamos. que muy bien; después de todo, ¿que tiene de malo? Lo mejor es que cada cual
Disputamos, pero rara vez discuti- viva su vida, ¿no le parece a usted? Lo digo porque, si usted me lo permite (yo
mos. La conversación no consiste en 25 ahora me tengo que marchar, tengo mucha prisa, ya nos encontraremos otro día
formular peticiones o súplicas, ni en para seguir charlando), si usted me lo permite, yo tendría mucho gusto en...
ladrarse órdenes o amenazas, ni
siquiera en susurrar halagos o pro-
vamos, en proporcionarle una cajetilla de tritones.
mesas de amor. El arte de la conver- El señor habla precipitadamente, azoradamente. La señorita Elvira le res-
sación es el estadio más sofisticado, pondió con cierto desprecio, con el gesto de quien tiene la sartén por el mango.
más civilizado, de la comunicación 30 –Bueno, ¿por qué no? ¡Si es capricho!
por medio de la palabra. Un arte
El señor llamó al cerillero, le compró la cajetilla, se la entregó con su mejor
hecho de inteligencia, de humor, de
buenos argumentos, de anécdotas e
sonrisa a la señorita Elvira, se puso el abrigo, cogió el sombrero y se marchó.
historias apropiadas, de atención a lo Antes le dijo a la señorita Elvira:
que dice el vecino, de respeto crítico, –Bueno, señorita, tanto gusto. Leoncio Maestre, para servirla. Como le digo,
de cortesía... Es tan sofisticado y 35 ya nos veremos otro día. A lo mejor somos buenos amiguitos.
civilizado este arte que hoy proba-
blemente sólo sigue estando al Camilo José CELA, La colmena
alcance de algunas tribus de Kalahari
que desconocen tanto la prisa fun- 1 Extrae del texto signos no verbales y explica su valor comunicativo.
cional como la jerga cibernáutica.

Fernando SAVATER,
2 Analiza la estructura de la conversación que mantienen los personajes.
Un arte en desuso,
El País Semanal, 6–VIII–1998

EL REGISTRO CONVERSACIONAL
La lengua conversacional o coloquial es la forma de lengua oral que
utilizan los que participan en la conversación.
Se caracteriza por la improvisación, que lleva consigo la espontanei-
dad y la naturalidad, lo que la convierte en el mejor reflejo de la persona-
lidad, el carácter y el estado de ánimo de los interlocutores. Esta esponta-
neidad se traduce en tres características muy significativas: emotividad,
cooperación y economía.

Emotividad
La emotividad traduce los estados de ánimo y la visión subjetiva de la
realidad, que se presenta casi siempre desde una visión afectiva y valorati-
va, con un predominio de la función expresiva o emotiva de la lengua.
Los recursos emotivos reflejan la afectividad y el estado de ánimo de
los interlocutores y tratan de realzar el tema o la intención del mensaje:
Vocablos de carácter afectivo: aumentativos, diminutivos, apelativos
cariñosos, apodos, palabras acortadas.
Reiteraciones expresivas, redundancias y pleonasmos, que tratan de
insistir en el contenido del mensaje.
Interjecciones propias e impropias, entre las que se incluyen expre-
siones groseras y malsonantes, tacos y blasfemias.
Tonos exclamativos, que traducen la afectividad.
Interrogaciones retóricas, con que se reafirma el contenido del
mensaje.
Luis Garay, Dos mujeres Ironías.

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Afirmaciones y negaciones de carácter categórico.


La palabra compartida
Comienzos retórico-enfáticos.
Hablad según el auditorio con el que
Tematizaciones y focalizaciones, que tienden a resaltar términos y os veáis... Es la palabra mitad del
conceptos clave, llevándolos al principio de la oración o subrayán- que habla y mitad del que escucha.
Éste ha de prepararse a recibirla
dolos mediante el énfasis o las pausas. según el sesgo que ella tome. Así
Adverbios de modo que expresan una visión afectiva del enunciado. como entre aquellos que juegan a la
pelota, el que espera se desplaza y
Eufemismos, que encubren realidades desagradables que no se quie- apresta según vea moverse al que
ren nombrar. lanza el tiro y según la forma del tiro.

Hipérboles y refuerzos de tipo ponderativo-enfático. Michel de MONTAIGNE,


Ensayos

Símiles y metáforas de carácter popular.

Cooperación
La cooperación entre los interlocutores lleva a utilizar numerosas
recursos fático-apelativos para marcar los límites y los cambios de tema y
los turnos de intervención; reclamar la atención del receptor e influir
sobre él; mantener, interrumpir o acabar la conversación:
Vocativos y apelaciones al interlocutor.
Insultos (que son apelaciones de fuerte intención emotiva). Las rutinas
Oraciones exhortativas e imperativas. En una conversación, gran parte de
lo que decimos no es predecible,
Retórica de la cortesía: fórmulas de saludo y despedida, locuciones depende de lo que los demás partici-
de cortesía (Por favor, Perdone), frases interrogativas y enunciativas pantes dicen y de su creatividad indi-
con valor de mandato (¿Me puede decir la hora?); tiempos verbales de vidual, pero otra gran parte se predi-
ce; se trata de estructuras que se
cortesía (¿Podría decirme...?)... repiten de manera más o menos fija
Formulismos fáticos encaminados a llamar la atención del interlo- en la lengua, de patrones o pautas
reiterados y repetidos en las mismas
cutor y a mantener la conversación. situaciones [...]: saludos, despedi-
Interrogaciones retóricas que buscan la conformidad del receptor. das, felicitaciones, pésames, discul-
pas, agradecimientos, ruegos, man-
datos, fórmulas de cortesía, informa-
ción sobre lo que se ha hecho o lo
que se pretende hacer.
Las rutinas lingüísticas se pueden
clasificar de acuerdo con criterios
muy diversos; se puede partir de las
situaciones recurrentes en la vida
cotidiana, dentro de las cuales cum-
plen una finalidad: la felicitación, el
saludo, la despedida, el pésame,
teniendo en cuenta siempre la fuerza
intencional con las que el hablante
las pronuncia y las relaciones con los
principios de la conversación; tam-
bién se pueden clasificar por su fun-
ción dentro de la estructura de la
conversación: fórmulas para iniciar o
cerrar el diálogo, rutinas para esta-
blecer el turno de palabras, para
cerrar el tema («A eso voy») o para
iniciar o cerrar una narración.

José Manuel BLECUA,


Qué es hablar
José Malhoa, A orillas del mar

UNIDAD 2C LA CONVERSACIÓN
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MUESTRA EDITORIAL

Economía
Una fraseología variada

Los elementos que constituyen el En la conversación se intenta decir las cosas con prontitud, llamar la
entorno vivencial del hombre pueden atención con lo que se dice y realzar los mensajes más llamativos. Por eso
convertirse en materia utilizable en la se suprime todo aquello que al hablante le parece accesorio o poco rele-
lengua coloquial: el mundo religioso
(«¡Anda la Virgen!», «Meterse a re- vante y se comunica todo lo demás de una manera que se considera expre-
dentor», «Estar todo el santo día»...), siva y eficaz.
los toros («Dar una larga cambiada»,
«Pegar un muletazo» o «Ponerle a al- La improvisación y el deseo de eficacia, unido a veces a un escaso cono-
guien un par en todo lo alto»), fra- cimiento o cuidado de la normas de la lengua, lleva consigo una escasa
seología que ha sido sustituida ac- precisión léxica y sintáctica que, en ocasiones, puede caer en la pobreza o
tualmente por la moda del fútbol
(«Echar balones fuera» o «Estar fuera
vulgaridad expresiva.
de juego») o por los términos de la Vocabulario estándar.
técnica de la radio y de la televisión
(«Estar en la onda», «Conectar») y Frases cortas y no demasiado complejas.
también por las circunstancias histó-
ricas («… de antes de la guerra»). Oraciones inacabadas: porque no se encuentran términos para con-
tinuarlas, porque el interlocutor interrumpe bruscamente o porque
José Manuel BLECUA,
Qué es hablar se sobreentiende lo que sigue (reticencia).
Supresión de elementos redundantes en las respuestas.
Diversos tipos de elipsis.
Uso de deícticos (demostrativos y adverbios) para referirse a perso-
nas, elementos y lugares presentes en el contexto físico o en la mente
de los interlocutores.
Palabras baúl, de significado genérico, que designan la realidad de
forma poco precisa.
Abundancia de muletillas, latiguillos y modismos, que empobrecen
el lenguaje.
Lenguaje proverbial, con frases hechas, sentencias y refranes, que
reflejan la sabiduría popular y que no siempre vienen a cuento.

1 Coloca estas expresiones como ejemplos de algunos de los rasgos del


lenguaje conversacional que se enumeran en la exposición teórica:
 A buen entendedor...  Una especie de... No sé...
 «¿Vendrás a verme?» «Sí»  A mi madre la quiero mucho.
 Dale lo que el «niño» quiera.  Aquí está éste.
 Esa cosa, el chisme, el aparato.  Maravilloso, precioso.
 Bonico, prenda mía.  Un regalo grande, grande.
 Sube arriba.  ¡Ay! ¡Claro! ¡Por Dios!
 ¡Por los clavos de Cristo!  ¿Vale?
 Que es que es muy fuerte.  Sí, sí, faltaría más.
 Desgraciadamente, no vendrá hoy.  Límpiale el pompi a la nena.
 Estoy hasta el gorro.  Te lo he dicho mil veces.
 Mira, oye, Juan.  Dame la sal.
 ¿Sería tan amable de sentarse?  Año de nieves, año de bienes.
 Bueno, o sea, vale.  Le gustan la bici y la tele.
2 Analizad el comportamiento de los personajes y la retórica de la coopera-
ción en el texto siguiente:

L E N G U A C A S T E L L A N A 1 º y 2 º B A C H I L L E R AT O
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50110 Lengua 02 (028-047) 9/5/05 17:38 Página 47

MUESTRA EDITORIAL

–¿Qué tal, cómo está usted?


–Pues ya lo ven; esperándolos. Ya me extrañaba a mí no verles el pelo este
verano.
–¿Me pone usted un vaso de agua, si hace el favor?
5 –Cómo no. ¿Pues y el alto; el que cantaba? ¿No dice que venía también?
–Ah, sí; pues ahí atrás viene andando, con la novia y con los de la moto. Se
ve que les gusta el sol.
–Pues no está hoy para gustarle a nadie. Por cierto, esas botellas de vino son
para ustedes […]
10 –¿Qué le parece si metemos las bicicletas al jardín, como el año pasado?
–Sí, sí; cuando gusten.
–Vamos allá, pues; que cada cual coja la suya.
–Ya saben ustedes por dónde es; aquí, al fondo de este pasillo.
–Sí, muchas gracias; ya me acuerdo […]
15 Miguel entraba y se dirigió al dueño con una sonrisa:
–¿Cómo está usted? Yo sé que ha preguntado.
–Muy bien, muchas gracias; me alegro mucho de verlos. Ya le estaba dicien-
do antes aquí que me extrañaba este año no se diesen ustedes una vuelta.
–Pues ya nos tiene aquí […]
20 –A mediodía vendremos a por eso; no sé si comeremos en el río o a lo mejor
aquí arriba; según se vea.
–Eso ustedes; por lo demás, ya saben que aquí está bien guardado.
–Hasta más tarde, entonces.
–Nada; a disfrutar se ha dicho; pasarlo bien.
25 –Muchas gracias; adiós.
Rafael SÁNCHEZ FERLOSIO, El Jarama

3 Extraed de este texto algunos de los recursos propios del registro con-
versacional:
«Espabila, Ricardo, anda, que te encocoras y luego te sienta mal la comida...
¡Jesús, qué barullo...! ¡A ver si esos crianzos se callan...!» «Así no hay quien
pueda dominarlos. ¡Miguelito, Belita, no os limpiéis los mocos en el respaldo,
coño! ¿Usted qué va pensando, señora? ¿No puede darles un clines?» «Ya salió
5 lo de señora. Si es que no se respeta nada, ¿lo ves? Si te lo repito siempre...
Brígida, yo aquí soy un cero a la izquierda.» «Madre, no eche usted más leña al
fuego... ¡Tengamos la fiesta en paz!» [...] «Papá, pasa despacito. ¡Mira...! En la
esquina están parados los Guti, tienen un dos caballos muy viejo. Adelántalos.
Pero que no noten que somos nosotros. ¡Mamá, toca el pito, toca...!» «¡Niña, está
10 prohibido...! ¡No me resultes provocativa...!» «¿Qué más tiene?...! ¡Tú toca, que
rabien bien...!» «¡Sí, sí, papaíto, sí, tírales un clines usado cuando les adelantes...!
¡Ole, ole, ole!» «Miguelito, tú habla cuando meen las gallinas...» «¡Fenómeno,
papi...!» «Brígida, busca el mapa, no sé muy bien el camino...» «¡Qué mapa ni
qué niño muerto...! [...] Aquí hay mapas... ¿Cuál quieres...?» «Ése, leñe, ése...
15 Estamos ya en la salida, y nos vamos a meter por mal camino, digo yo. Y todo
porque vosotras...» [...] «¡Brígida, hija, no sé lo que le encontraste...!» «¡Cállese,
señora mía, y no se meta en los asuntos que me incumben...! Mire el paisaje y
enmudezca.» «Ya, ya lo hago, ya. A mi edad no me queda otro recurso. ¡Si pudie-
ses, está pero que muy claro que me estrellabas...! De todas todas. ¡Ay, señor,
20 para lo que ha quedado una...!»
A. ZAMORA VICENTE, Historias de viva voz

UNIDAD 2C LA CONVERSACIÓN
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