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Fotoelectroquímica de Semiconductores: Su
Aplicación a la Conversión y Almacenamiento
de Energía Solar
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Jaime González-Velasco
Universidad Autónoma de Madrid
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All content following this page was uploaded by Jaime González-Velasco on 08 January 2015.
Figura IV.115. Célula de trabajo para la fotodisociación de H2O con los colorantes
Ru(bpz)32+ y Ru(bpy)32+. El Fotosistema I estaba formado por Ru(bpy)32+, como
fotosensibilizador, MV2+ como aceptor de electrones del estado excitado del colorante y
como transportador de electrones hacia partículas coloidales de Pt. El Fotosistema II,
estaba formado por Ru(bpz)32+ como fotosensibilizador, y, por partículas de RuO2 en
suspensión, como acumuladores de huecos para oxidar al H2O a oxígeno. Ambos
fotosistemas están comunicados electrónicamente a través de la membrana, que también
puede participar en el transporte de protones, y que actúa como separador de los
productos de reacción O2 y H2.
La célula de trabajo estaba formada por dos compartimentos, cada uno de los
cuales se iluminaba a través de una ventana óptica, unidos entre sí por una membrana de
Nafion. La membrana de Nafion se sumergió en una disolución de Ru(bpy)32+, con lo
que adquirió un color naranja debido a la retención de estos iones positivos de
Ru(bpy)32+, por los grupos SO3- de la estructura polimérica. Sobre uno de los lados de la
membrana se depositó Pt, poniéndola en contacto con una disolución de H2PtCl6, en
presencia de ácido cítrico e iluminando. En el otro lado de la membrana se depositó una
disolución de RuCl3 y se precipitó Ru(OH)3 con una disolución de KOH. Después de
secarla se obtuvo una capa de óxidos de Ru de color negro. La membrana así
modificada se secó y se utilizó como elemento de unión entre los dos compartimentos
de la celda.
El compartimento donde se desarrollaba el oxígeno (Fotosistema II) se llenó con
una disolución 10-4 M de Ru(bpz)32+ con 1 mg de polvo de RuO2 por cada 5 ml y con un
tampón de pH 7. En el compartimento donde se producía hidrógeno (Fotosistema I), se
introdujo una disolución 10-4 M de Ru(bpy)32+ y 10-2 M de MV2+, junto con una
suspensión de Pt coloidal y un tampón de pH 4. El Pt coloidal se preparó a partir de una
disolución de H2PtCl6 en agua, en presencia de partículas de alcohol polivinílico (PVA)
(masa molecular = 86000). Esta disolución se calentó durante 30 minutos a 80 C y se
iluminó con una lámpara de 275 W durante 8 horas.
MV·+ + H+
Pt
MV2+ + Pt-H (Ecuación IV.4.27)
Donde esta última reacción se produciría con los electrones del Ru(bpz)32+*
cedidos al nivel t2g del Ru(bpy)33+ a través de la membrana. La membrana de Nafion,
que ha sido sumergida previamente en una disolución de Ru(bpy)32+, y, por lo tanto, ha
incorporado a estos iones en diversas capas a través de su espesor, es capaz de conducir
electrones por medio de un mecanismo en que estas cargas “saltan” desde un ión
Ru(bpy)32+ fijo a los grupos SO3- del polímero hasta el contiguo. Estos electrones, a su
vez, proceden del estado excitado del Ru(bpz)32+*, que ha sido creado por iluminación
de la semicélula donde se encuentra el Fotosistema II. En esta semicélula tienen lugar
las reacciones siguientes:
Reacciones en la semicélula donde se produce oxígeno:
La Figura IV.117 muestra los resultados de iluminar cada lado de la célula con
una lámpara de 275 W.
bajo oxidación y el potencial del par redox que actúa como supersensibilizador
del complejo de rutenio ligado a la superficie del fotoelectrodo (I-/I3- disuelto en N-
metiloxazolidinona), que se utiliza para mediar la transferencia de carga entre los
El módulo está formado por dos placas de vidrio recubiertas con una capa de
óxido conductor transparente, TCO. Sobre una de las placas se deposita la lámina de
TiO2 nanocristalino derivatizado con el complejo de rutenio, que actúa como
fotosensibilizador. La luz es absorbida por la capa monomolecular de complejo, y
genera electrones excitados en un orbital * de los grupos bipiridilo, desde donde pasan
a la banda de conducción del TiO2, a través del puente carboxilato que liga el complejo
al TiO2. Los electrones atraviesan el electrodo semiconductor y son recogidos sobre la
placa de vidrio conductor, y llevados a través del circuito externo hasta el
contraelectrodo de vidrio transparente, en cuya interfase con el electrolito, se produce la
reducción de los iones I3- a I-. En el contraelectrodo, se deposita sobre el TCO una
pequeña cantidad de Pt (5-10 g cm-2), con el fin de que actúe como catalizador de la
reducción de los iones triioduro a yoduro. Estos iones I- inyectan electrones en los
niveles t2g del rutenio(III), que había resultado de la inyección electrónica al
semiconductor, reduciéndolo a Ru(II) y recuperándolo para que pueda ser excitado por
un nuevo fotón incidente.
El complejo (I), soportó más de 5 x 107 ciclos redox, bajo iluminación, sin que
se observara una disminución de su capacidad de inyección electrónica. Este resultado,
equivale a, alrededor de diez años de operación continua, bajo luz solar. La mayor parte
de los fotosensibilizadores conocidos apenas son capaces de soportar 104 ciclos redox
sin sufrir fotodegradación. La cantidad de rutenio necesaria para elaborar los módulos
es del orden de 10-3 mol m-2, lo que viene a significar un gasto en este metal del orden
de 0.07 $ m-2. Se calcula que con una tonelada de rutenio, en forma del compuesto
sensibilizador (1), se podrían construir una superficie de módulos capaz de producir un
GW de potencia eléctrica.
Por otra parte, el TiO2 es un material no contaminante, que se usa masivamente
en la elaboración de pinturas, pigmentos e incluso en la pasta dentífrica. El rutenio se ha
utilizado como aditivo en implantes óseos sin que se hayan manifestado efectos nocivos
para la salud.
Las estimaciones del costo de los módulos a plena producción predicen un
precio de 0.60 $ por watio pico de la electricidad producida.
h2 2 1 1 1.8 e 02
E (R) E g * * - (Ecuación IV.3.49)
2 R2 mn mh R
Donde Eg es el intervalo de energías prohibidas del material macroscópico, m*n
y m*h las masas efectivas de electrones y huecos, respectivamente, la constante
dieléctrica del material macroscópico y R el radio de la partícula. El tamaño de
partícula, a partir del que comienzan a detectarse desviaciones de las propiedades
electrónicas, con respecto a las del material macroscópico, depende de las masas
efectivas de electrones y huecos y del valor de la constante dieléctrica, , del material.
La Ecuación IV.3.49 indica, que, cuanto más bajos sean los valores, que mn* y
mh* alcanzan en un determinado semiconductor, tanto mayor será el tamaño de las
partículas, a partir del que aparecen efectos cuánticos de tamaño. Al llevar a cabo el
cálculo de la cuantía de la transición energética, de acuerdo con la Ecuación IV.3.49,
puede cometerse un error, debido a que los valores de m*n y m*h dependen del tamaño,
mientras que los valores que se suelen utilizar, son los determinados para el material
macroscópico. La Figura IV.84 muestra un esquema de la correlación entre los estados
electrónicos que aparecen en una partícula Q y en un agregado macroscópico del mismo
material semiconductor. Las cristalitas de materiales que se forman por solapamiento de
orbitales sp3, tenderían a adoptar formas compactas, con las caras (111) expuestas hacia
el exterior, con el fin de hacer mínima la energía
Figura IV.84. Correlación entre los niveles electrónicos de un semiconductor de
tamaño microscópico y una partícula Q del mismo material. Puede observarse que hay
un drástico incremento en el intervalo de energías prohibidas, que explica el
desplazamiento hacia el azul de las bandas de absorción. Además, aparecen niveles
electrónicos discretos, que permiten explicar la aparición de picos en el espectro,
atribuibles a transiciones electrónicas entre dichos niveles.
superficial. Los átomos situados en caras (111) participan con tres orbitales en el
retículo interno, mientras que el orbital restante está dirigido hacia el disolvente. Estos
orbitales exteriores pueden formar bandas de niveles superficiales en las cristalitas. Los
átomos que ocupan los vértices y los bordes entre facetas, dan lugar a la formación de
estados superficiales localizados. En el CdS, una vacante superficial de un ión S2-, ó un
adátomo de Cd2+, da lugar a la formación de una trampa electrónica. Análogamente, un
adátomo de S2- ó una vacante superficial de Cd2+, dan lugar a la formación de una
trampa para huecos. Una molécula adsorbida sobre la superficie puede proporcionar una
trampa localizada, y lo mismo puede hacer un adátomo de la red. La existencia de estas
trampas ha podido ser demostrada por la luminiscencia que emiten las cristalitas.
Preparación de partículas Q.
La preparación de nanopartículas muy pequeñas, tropieza con la dificultad de
que, cuando las partículas se encuentran en disolventes en los que se disuelven de forma
apreciable, el sistema busca minimizar su energía superficial, lo que se manifiesta en
que las partículas más pequeñas tienden a disolverse, mientras que las partículas
mayores tienden a crecer más. A este proceso, se le denomina maduración de Ostwald.
Además, las partículas coloidales muy pequeñas tienden a agregarse, o a flocular,
formando agregados y dando lugar, finalmente, a precipitados. Por lo tanto, para lograr
que se formen nanopartículas hay que utilizar un método que impida que se produzca el
crecimiento de las partículas. Esto se puede conseguir, mezclando rápidamente en un
disolvente orgánico, como el CH3CN, en el que la especie inorgánica, por ejemplo el
CdS presenta baja solubilidad. Otro procedimiento, consiste en hacer uso de sustancias
estabilizantes, como el hexametafosfato sódico o el alcohol polivinílico, que se
adsorben sobre la superficie de las partículas, con lo que impiden su disolución o su
agregación. De este modo, se pueden aislar, por evaporación, polvos de partículas Q. Se
pueden preparar, por ejemplo, polvos de partículas de semiconductores de intervalos de
energía prohibida estrechos, como el Cd3P2 (Eg = 0.5 eV) y Cd3As2 (Eg = 0.1 eV), que,
en forma macroscópica presentan un color negro, en forma de partículas Q, de tamaños
comprendidos entre 2 y 10 nm y de colores diferentes (es decir, las partículas muestran
valores de Eg, por ejemplo de 1 eV, para absorber en el rojo y presentar el color
complementario, verde), incluido el blanco (que correspondería a un intervalo de
energías prohibidas, Eg > 3.0 eV). Puede decirse que es posible modificar a voluntad el
intervalo de energías prohibidas de un determinado material, preparando estructuras de
un tamaño en el que los efectos cuánticos comiencen a manifestarse. Estas partículas
pueden redispersarse en agua, dando lugar a soles de partículas Q transparentes.
Otra forma de estabilizar nanopartículas, es encerrarlas en una matriz, que las
mantenga aisladas e impida que formen agregados. Se utilizan micelas, vesículas,
polímeros y matrices inorgánicas, como silicatos o zeolitas. Se utilizan también micelas
inversas, como medio para “encapsular” partículas. Este procedimiento de preparación,
se muestra esquemáticamente en la Figura IV.85.
En primer lugar se prepara una microemulsión de agua y heptano, que se
estabiliza, por medio del tensioactivo (surfactante) denominadoAerosol-OT (AOT). Esta
microemulsión está compuesta por micelas inversas, una especie de pequeñas cápsulas
con agua que están rodeadas del tensioactivo AOT dispersado en heptano: a esto se le
añade Cd(ClO4)2, que se disuelve en las cápsulas de agua. Por tratamiento con seleniuro
de trimetilsililo, Se(TMS)2, se produce CdSe, que queda protegido contra la formación
de agregados por el tensioactivo AOT. La superficie de la partícula viene controlada por
el reactivo que se encuentre en exceso. Así, en presencia de un exceso de Cd2+, la
superficie de la superficie del CdSe será rica en Cd2+. Si se agrega más Se(TMS)2 se
provoca un mayor crecimiento de la partícula de CdSe, en vez de dar lugar a la
nucleación de partículas nuevas.
Figura IV.85. Esquema de la preparación de partículas Q de CdS encapsuladas entre
grupos fenilos.
Una transición sin radiación es posible a partir del nivel S*, a través del nivel
triplete metaestable T. Al absorber luz en su estado triplete, T, la clorofila pasa al estado
triplete excitado, T*. El tiempo de vida del estado triplete es suficientemente largo
como para permitir que un reductor ceda un electrón al nivel S0, donde se ha producido
un hueco como consecuencia de la fotoexcitación.
La energía luminosa absorbida por la clorofila y por los demás pigmentos puede
ser almacenada, migrar desde la molécula de un pigmento a la de otro, o entre
moléculas idénticas, ser emitida (a través de procesos de fluorescencia o fosforescencia)
y disipada por transformación en energía térmica. En todos los casos, el acto primario
del proceso fotoquímico es la absorción de luz. Una de las funciones de los pigmentos
auxiliares presentes junto a la clorofila, podría ser la de suministrar energía a la clorofila
I.
La velocidad con la que tiene lugar el proceso fotosintético puede ser
representada por medio de una ecuación análoga a la de Michaelis-Menten, deducida
para la velocidad de los procesos enzimáticos:
kE
EI
v
n
(Ecuación IV.4.3)
KI
Donde kE es la constante de velocidad de la reacción enzimática, n 8, y E la
concentración de la enzima. Una intensidad elevada de la luz incidente, I >> K, da lugar
a la saturación, situación en la que se cumple vmáx kE E/ n. Para evaluar la constante
kE, se mide el rendimiento en O2, como función de la duración de los intervalos de
tiempo, td, entre impulsos luminosos sucesivos, en el curso de un proceso de
iluminación intermitente. El rendimiento en O2 por impulso luminoso, aumenta al
aumentar td, hasta llegar a td 0.1 s, que es el valor que corresponde a la saturación.
Esto significa que la enzima que limita la velocidad del proceso puede transformar la
totalidad del substrato en 0.1 s. El tiempo medio preciso para la transformación de una
molécula de substrato es de alrededor de 0.02 s. Dicho de otro modo: kE = 1/0.02 = 50 s-
1
. El valor de la concentración de enzima viene dado por E = Clorof/300, donde
Clorof es la concentración de clorofila. Se obtiene así: vmáx = 50 Clorof/300n 0.02
Clorof s-1. Es decir, la velocidad máxima de la fotosíntesis, a iluminación constant, es
igual a una molécula de O2 por molécula de clorofila cada 50 segundos.
En realidad, la fotosíntesis, incluye un conjunto de reacciones enzimáticas. Si los
impulsos luminosos se aplican durante 10-3 s, el rendimiento máximo del proceso
aumenta y empieza a depender de la temperatura.
Cloroplastos.
Las unidades fotosintéticas se encuentran localizadas en los cloroplastos, y es
en ellos en los que tiene lugar la conversión de energía solar en energía libre química,
almacenada en los enlaces de la glucosa y del trifosfato de adenosina (ATP). El proceso
de absorción de la luz, tiene lugar en los gránulos (grana), que son apilamientos de
vesículas tilacoides, que contienen centros de absorción de luz y diversas proteínas y
enzimas. Los apilamientos de membranas en el cloroplasto tienen un tamaño del orden
de 1 m. Las subunidades individuales dentro de la membrana son de tamaño
macromolecular. La Figura IV.88 muestra un diagrama de un cloroplasto. El cloroplasto
presenta un diámetro de 3 a 10 m, y de 1.5 a 3 m de espesor. En la Figura pueden
verse láminas casi paralelas sumergidas en el stroma, más claro.
¿Cómo se reparten los fotones entre los dos sistemas para que funcionen a la
par?
Figura IV.92. Diagrama simplificado de una membrana tilacoide en la que se producen
las etapas elementales de la fotosíntesis.
Por lo tanto:
ADP3- + P2- + H+ ATP4- + H2O (Ecuación IV.4.7)
El potencial redox del par NADPH/NADP+, que es más negativo que el del par
(CH2O)/CO2, y con la energía almacenada en el ATP4-, el CO2 puede ser reducido, en
una reacción que se produce en la oscuridad, a glucosa, de acuerdo con una reacción
global:
CO2 + 2 NADPH + 3 ATP4- + 2 H2O 1/6 C6H12O6 + 2 NADP+ + 3 ADP3- + 3 P2- + H+
(Ecuación IV.4.8)
El proceso primario, dependiente de la luz, que es capaz de crear las cantidades
necesarias de NADPH y de ATP, es, por lo tanto:
h
2 NADP+ + 2 H2O + 3 ADP3- + 3 P2- + 1 H+ 1 O2 + 2 NADPH + 3 ATP4- + 3 H2O
(Ecuación IV.4.9)
Donde P2- representa un fosfato inorgánico.
La reacción global, suma de una serie de etapas que se producen en la oscuridad,
es:
h
6 CO2 + 12 H2O C6H12O6 + 6 O2 + 6 H2O (Ecuación IV.4.10)
Con G = 469 kJ mol-1. El rendimiento cuántico con que se producen las
fotooxidaciones de la Chl-I y de la Chl-II llega a ser casi del 100 %. Con respecto al
rendimiento en productos finales, hay que considerar que, para la producción de una
molécula de O2 y para la reducción de una molécula de CO2, son precisos, al menos 8
fotones. Tomando fotones de longitud de onda igual a 690 nm (Energía (eV) = 1240 eV
nm/690 nm = 1.8 eV; Energía luminosa absorbida = (1.8 eV/fotón) x (8 fotón/molécula)
x (6.022 x 1023 moléculas/mol) x (1.6 x 10-19 J/eV) = 1387 kJ). Por lo tanto, la energía
luminosa necesaria para producir los 469 kJ de energía libre ha sido 1387 kJ, lo que
significa que el rendimiento en la transformación de la enenergía de la luz absorbida en
energía libre química sería de: = (469 kJ/1387 kJ) x 100 ≲ 34 %. De la energía
luminosa incidente solo se absorbe una parte y, además existen otra serie de pérdidas,
como la energía que la propia planta consume para mantenerse viva. Por eso, en la
práctica y aún trabajando en las mejores condiciones, la eficiencia de conversión apenas
pasa del 4 %.
Figura IV.97. Ciclo de la clorofila II y del sistema enzimático Z que intervienen en la
ruptura del agua en oxígeno, electrones y protones.
Organización molecular.
Para comprender el proceso fotosintético de forma satisfactoria hay que conocer
la interacción existente entre función y organización. La organización está basada en
una membrana en forma de de una doble capa de lípidos. Embebidas en estos lípidos se
encuentran los diferentes tipos de moléculas que son responsables de la función, desde
la más pequeña, por ejemplo, el centro de manganeso, cuya masa es de unos 55 Dalton
(55 D), hasta los complejos proteínicos mayores como la ATPasa de unos 520 kD (kD =
kiloDalton). De acuerdo con los conocimientos existentes en este momento, la
estructura de estos componentes, y su posible organización, vienen representados en la
Figura IV.99. Proteínas, pigmentos y portadores de electrones tienen que estar
dispuestos según un orden específico, para que puedan cooperar entre sí de forma
óptima. Para confirmar la disposición de las diferentes partes componentes, sería
necesario conseguir una muestra cristalizada del aparato fotosintético, y después, llevar
a cabo un estudio por rayos X, lo que permitiría concer las posiciones con una precisión
del orden del Ángstrom.
Biomodelos fotosintéticos.
El dinucleótido de 1,4-dihidronicotinamina adenina, NADH, y el fosfato de
dinucleótido 1,4-dihidronicotinamida adenina (NADPH) actúan como cofactores
esenciales en muchos procesos enzimáticos de oxidación-reducción. El NADPH actúa
como transportador de carga, que acumula los electrones transferidos desde el
Fotosistema II, y participa como cofactor en la reducción enzimática del CO2. Por ello,
se pensó, que si se conseguía poner en marcha un proceso de regeneración fotoinducida
de NADPH, acoplado a una reacción enzimática, se podría llegar a la síntesis de una
serie de sustancias reducidas. En la Figura IV.103 aparece representado nn ejemplo de
cómo se puede lograr esta regeneración. Los procesos de regeneración se basan en la
Hay que considerar que es lo que ocurre con la estabilidad de las enzimas
siempre que se las extrae de su entorno nativo, y, especialmente, cuando se las introduce
en medios con reactivos químicos.
Para regenerar los cofactores pueden utilizarse suspensiones de partículas o de
partículas coloidales de semiconductores como fotosistemas. Se logró la regeneración
fotosensibilizada del NADPH iluminando suspensiones coloidales de CdS con luz
visible (λ > 400 nm) o por fotoexcitación de suspensiones de partículas de TiO2.
Figura IV.105. Regeneración fotosensibilizada del NADH con partículas de CdS y su
aplicación a diversas rutas sintéticas.
(Ecuación IV.4.19)
También el malato (11) que se forma en el ciclo de Krebs es descarboxilado a
ácido pirúvico (1), de acuerdo con el esquema reaccionante siguiente:
(Ecuación IV.4.20)
Para que las reacciones de descarboxilación, que se acaban de escribir, se lleven
a cabo, tiene que darse, simultáneamente, la conversión de NADP+ a NADPH. Es decir,
tanto en la incorporación del CO2 durante la fotosíntesis, como en la eliminación del
CO2 en el proceso de degradación catabólica, interviene el cofactor NADPH, bien como
reactivo reductor, o bien como producto en la reacción de degradación.Teniendo la
capacidad de regenerar fotoquímicamente al NADPH y de acoplar al cofactor
regenerado con una síntesis enzimática endoérgica, se podría conseguir un medio para
invertir el proceso de descarboxilación catabólica y convertirlo en reacciones
fotosintéticas a partir de la reducción del CO2. Es decir, el NADPH, regenerado
fotoquímicamente, podría actuar como cofactor en la incorporación enzimática del CO2
en moléculas orgánicas aceptoras, de un modo análogo a como se produce el
mecanismo de fijación del CO2 en la Naturaleza.
Se consiguió la reducción del CO2, a través de una regeneración fotoinducida del
NADPH, de acuerdo con un biomodelo como el que viene representado en la Figura
IV.104. El sistema fotoquímico utiliza como sustancia fotosensibilizadora al Ru(bpy)32+,
como transportador de electrones el MV2+ y dos tiolatos diferentes como donadores de
electrones de sacrificio: para la producción del ácido málico, 2-mercaptoetanol (13) y
ditiotreitol (14) cuando se trata de obtener ácido isocítrico. Por iluminación del
Ru(bpy)32+ se produce el estado excitado Ru(bpy)32+*, que reduce MV2+ a MV·+, el cual,
a su vez, media en la reducción de NADP+ a NADPH en presencia de la reductasa de la
ferredoxina-NADP+ (FDR). El cofactor NADPH fotogenerado se encuentra acoplado a
las enzimas apropiadas para incorporar al CO2, bien la isocitrato dehidrogenasa (ICDH),
Figura IV.106. Esquema cíclico de la fijación fotosensibilizada de CO2 para formar los
ácidos málico, isocítrico y fórmico.
(Ecuación IV.4.21)
(Ecuación IV.4.22)
Teniendo en cuenta el balance energético que se lleva a cabo en la Ecuación
IV.4.21, se puede llegar a la conclusión de que la formación de malato (11) (un
compuesto C4), a partir de ácido pirúvico (compuesto C3) y CO2 es, en conjunto, un
proceso fotosintético, por medio del que se consigue una energía final en los productos,
mayor que la que existía en los reactivos, es decir, es un proceso de almacenamiento de
energía.
En la Figura IV.107 se muestra el resultado de estos experimentos, en forma de
cantidades de los ácidos málico e isocítrico formados, como función del tiempo de
iluminación.
También se ha conseguido reducir CO2 a formiato, HCOO- utilizando un
fotosistema artificial, junto con la la enzima formiatodehidrogenasa (FDH) como
biocatalizador.
´
Figura IV.108. Esquema de un sistema fotosintético artificial.
puede conducir a la fotosíntesis deseada, por reducción del sustrato activado, por el
transportador de carga Rn-.