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CAPITULO II

MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

2.1 Marco teórico


Trauma obstétrico
Se entiende por traumatismos del parto o trauma obstétrico, a diversas lesiones
producidas en el feto durante el trabajo de parto y principalmente durante el
nacimiento.
Dichas lesiones son provocadas por fuerzas mecánicas, maniobras médicas. Todo
parto, por muy normal que sea, entraña un trauma para el feto. En el parto eutócico el
trauma es bien tolerado no dejando ninguna secuela. En otros tipos de parto el
trauma deja lesiones que pueden requerir desde simple observación hasta un
tratamiento urgente. (1)
Mortalidad
Aproximadamente el 2% de la mortalidad neonatal se produce en recién nacidos con
traumatismo obstétrico severo. (1)
Incidencia
De las lesiones varía según el centro en que se produce el parto. Ha disminuido con
el tiempo, debido al mejoramiento en las técnicas obstétricas, la elección de cesárea
en los partos difíciles, el desarrollo de nuevos conocimientos, la evaluación del riesgo
fetal durante el embarazo, la vigilancia del bienestar fetal, la proscripción del fórceps,
el abandono de la maniobra Kristeller, la prevención del parto "en avalancha" en las
multíparas, la generalización de la episiotomía, el monitoreo de la contractilidad
uterina y de los latidos fetales, el uso más extendido de la psicoprofilaxis y el empleo
más racional de la analgesia. A pesar de ello, el trauma obstétrico aún representa un
importante problema de salud.
Algunos autores han señalado que la incidencia del trauma obstétrico fluctúa entre 2
y 7 por mil nacidos vivos. En concordancia con estas cifras, Valbuena et al., Albornoz
et al. y García y Peña reportaron una incidencia de 3,5%, 6.5% y 12.5% por mil
nacidos vivos en Venezuela, Chile y México, respectivamente. Por otro lado, Lara et
al. y Ponce de León et al. hallaron, respectivamente, una incidencia de 3,4% y 5,8%
en recién nacidos en México.
En el Perú, Paitanmala et al. hallaron una incidencia de 2,5% en recién nacidos en
Lima, siendo las lesiones más frecuentes: fractura de clavícula, cefalohematoma,
parálisis obstétrica y otros. En otros estudios, también realizados en Lima, Leo y
Rodríguez-Frías sólo observaron cefalohematoma y laceración de cuero cabelludo en
recién nacidos por parto instrumentado con vacuum extractor. En cambio, en un
estudio realizado en Arequipa, López encontró que las lesiones más frecuentes
fueron caput succedaneum, cefalohematoma y fractura de clavícula, cuando los fetos
tuvieron peso grande para la edad gestacional. De otro lado, los traumatismos del
parto graves son infrecuentes en la actualidad por una mejoría en el manejo en partos
potencialmente difíciles. Generalmente el traumatismo se relaciona con
presentaciones anómalas del feto y por instrumentación del parto. (2)
El trauma obstétrico incluye lesiones que aparecen en la atención obstétrica por
acción u omisión y que las padecen tanto la madre como el recién nacido.
Abarcaremos en la presente revisión las lesiones que afectan únicamente al neonato.
De lo anterior se deduce la importancia del control prenatal en la identificación
temprana de dichos factores de riesgo y entre los factores que pueden aumentar el
riesgo de trauma obstétrico, se han señalado a los siguientes:
- Factores maternos.- Estrechez del canal del parto, edad avanzada, primiparidad
precoz o avanzada, talla baja y anomalías cefalopélvicas, gran multiparidad,
alteraciones de la dinámica uterina, etc.
- Factores fetales.- Embarazo múltiple, parto a término, anomalías fetales,
macrocefalia, muy bajo peso, presentación anormal, macrosomía y gran
prematuridad, etc.
- Factores del embarazo.- Placenta previa, desprendimiento prematuro de placenta,
falta de descenso de la presentación y oligohidramnios, etc.
- Factores del parto.- Procidencia del cordon, alteraciones del cordón, circular al
cuello, rotura uterina, maniobra de Kristeller, sufrimiento fetal, malposición fetal,
versión-extracción, parto extremadamente rápido, distocia de hombros, parto
instrumentado y parto prolongado.
- Factores iatrogénicos.- Maniobras obstétricas inadecuadas, inoportunas o mal
realizadas.

CLASIFICACION (1)
Traumatismos más frecuentes de acuerdo a los órganos o tejidos afectados se
clasifican en:
A.- Traumatismos Cutáneos
B.- Traumatismos Osteocartilaginosos
C.- Traumatismos Musculares
D.- Traumatismos del Sistema Nervioso Central.
E.- Traumatismos del Sistema Nervioso Periférico
F.- Traumatismos de los Órganos Internos
G.- Traumatismos de los Genitales Externos

A. TRAUMATISMOS CUTANEOS
Los traumatismos cutáneos o de tejidos blandos se refieren Como su
nombre lo indica a piel y tejido subcutáneo.(1)
1.- ERITEMA Y ABRASIONES: se producen frecuentemente en partos
distócicos secundarios a desproporción céfalo pélvica o en parto por
forceps. Las injurias secundarias a distocias asientan en la zona de la
presentación o en el sitio de aplicación del forceps. Tienen en general un
aspecto lineal a ambos lados de la cara siguiendo la dirección del forceps.
Estas lesiones en la gran mayoría de los casos son de resolución
espontánea, en pocos días y no requieren tratamiento. Se debe evitar el
riesgo de infección secundaria.(1)
2.- PETEQUIAS: ocasionalmente pueden aparecer petequias en la cabeza,
cara, cuello, parte superior del tórax e inferior de la espalda, especialmente
en partos difíciles y en presentación podálica. En el caso de niños nacidos
con una circular de cordón pueden aparecer sólo sobre el cuello. Las
petequias son probablemente causados por un brusco aumento de la
presión intratorácica y venosa durante el paso del tórax a través del canal
del parto. El exantema petequial traumático no require tratamiento,
desaparece espontáneamente en 2 a 3 días.(1)
3.- EQUIMOSIS Y HEMATOMAS: pueden aparecer después de partos
traumáticos o en presentación podálica y cara. La incidencia es mayor en
prematuros especialmente en trabajos de parto rápidos y mal controlados.
Cuando son extensas, pueden llegar a producir anemia y secundariamente
ictericia significativa producida por la reabsorción de la sangre
Habitualmente se resuelven espontáneamente en el plazo de una
semana.(1)
4.- NECROSIS GRASA SUBCUTÁNEA: la necrosis grasa subcutánea se
caracteriza por una lesión indurada, bien circunscrita de la piel y tejidos
adyacentes, irregular, con o sin cambios de coloración, variable en tamaño,
de 1 a 10 cm, no adherida a planos profundos. El traumatismo obstétrico
es la causa Más frecuente de esta lesión. La mayor parte de los niños
afectados han nacido por forceps o después de un parto prolongado. La
distribución de las lesiones está asociada al sitio del trauma. Aparece con
mayor frecuencia entre el 6º y 10º día de vida, pero puede ser tan precoz
como el 2º día o tan tardía como las 6 semanas. No requiere tratamiento,
sólo observación y regresa después de varios meses. Ocasionalmente
puede observarse una mínima atrofia residual con o sin áreas de
calcificación.
Se caracteriza por una lesión indurada y circunscrita en la piel y tejidos
adyacentes, con o sin cambios en la coloración, variable en tamaño, sin
adherencias a planos profundos. La distribución de las lesiones está
relacionada con el lugar del trauma, siendo debida a una isquemia por
compresión prolongada. Aparece con mayor frecuencia entre el 6 y 10º día
de vida pero puede ser más tardía. No requiere tratamiento y se resuelve
espontáneamente en unos meses. Ocasionalmente puede observarse una
mínima atrofia residual.(3)
5.- LACERACIONES: no son infrecuentes de observar heridas cortantes
por bisturí en cualquier zona del cuerpo, especialmente en recién nacidos
por cesáreas. La ubicación más frecuente es un cuero cabelludo y nalgas.
Si la laceración es superficial basta con afrontamiento. En el caso de
lesiones más profundas y sangrantes es necesario suturar con el material
más fino disponible(1).

B. TRAUMATISMOS OSTEOCARTILAGINOSOS

1.- CAPUT SUCCEDANEUM: Es una lesión muy frecuente. Se caracteriza


por edema o tumefacción, mal delimitada, que aparece en la zona de la
presentación en los partos en cefálica. Dicha tumefacción contiene suero
y/o sangre y se produce por la alta presión que ejerce el útero y paredes
vaginales sobre la presentación. La tumefacción es superficial, por sobre el
periostio y puede sobrepasar la línea media y las suturas. No requiere
tratamiento especial y se resuelve espontáneamente en tres a cuatro
días.(1)

2.- CEFALOHEMATOMA SUBPERIÓSTICO: Es una colección sub


perióstica de sangre que aparece en el cráneo. Su incidencia es de 0.4 a
2.5% de los recién nacidos vivos. Es producido durante el trabajo de parto o
el nacimiento por ruptura de vasos sanguíneos que van desde los huesos al
periostio. El trauma repetido de la cabeza fetal contra las paredes de la
pelvis materna o el uso de fórceps han sido invocados como causa. Se
reconoce fácilmente por su consistencia renitente y por estar limitado al
hueso craneal sobre el que se asienta, no sobrepasando las suturas ni
fontanelas. La localización más frecuente es sobre uno de los parietales,
siendo más bien raro que afecte a ambos, al occipital y excepcionalmente al
frontal. Debido a que el sangramiento es lento, se aprecia mejor entre las 6
y 24 horas después del parto. El cefalohematoma no complicado, no
requiere tratamiento especial y desaparece entre las 2 semanas y los 3
meses. No debe en ningún caso puncionarse.

Excepcionalmente puede producirse un sangramiento masivo que requiera


tranfusión. La reabsorción de la sangre puede eventualmente producir
ictericia importante que debe tratarse con fototerapia. (1)

3.- CEFALOHEMATOMA SUBAPONEURÓTICO: El cefalohematoma


subaponeurótico se produce en el plano existente entre el periostio y la
aponeurosis epicraneal. Puede extenderse ampliamente entre la frente y la
nuca, es fluctuante, masivo y se asocia en la mayor parte de los casos a
anemia aguda que en ocasiones puede llegar al shock y posteriormente
producir ictericia intensa. Se asocia frecuentemente a partos complicados o
a la aplicación
de fórceps. El tratamiento es el de las complicaciones, es decir transfusión
en el caso de anemia y shock, fototerapia y recambio sanguineo si es
necesario para el tratamiento de la ictericia. (1)

4.- FRACTURAS DE LA BÓVEDA CRANEAL: Son infrecuentes debido a


que los huesos del cráneo son poco mineralizados al nacer y por lo tanto
más compresibles. La separación de los huesos por las suturas permite
variar el contorno de la cabeza facilitando el pasaje de ésta a través del
canal del parto sin producir injurias. Las más frecuentes son las lineales,
que como ya se dijo, sólo requieren observación. Las fracturas con
hundimiento son producidas por la presión de la cabeza fetal contra la
pelvis materna o a consecuencia de la extracción por fórceps. El
diagnóstico es radiográfico. Se debe evaluar la presencia de déficit
neurológico, fragmentos óseos en el encéfalo o signos de hematoma
subdural con hipertensión endocraneana.

En el caso de existir alguna de las complicaciones antes descritas, se debe


evaluar por neurocirujano y eventualmente tratar la fractura con
levantamiento quirúrgico. En aquellos casos en que no ha sido necesaria la
cirugía, la lesión regresa espontáneamente en el plazo de
aproximadamente 3 meses.

5.- FRACTURA DE CLAVÍCULA: Es la fractura más frecuente durante el


parto, produciéndose en el 1.8 a 2% de los recién nacidos vivos. La mayor
parte de ellas son en tallo verde, y en un pequeño porcentaje son
completas. Se producen por retención de hombros durante el parto,
especialmente en recién nacidos grandes para la edad gestacional y en
parto en podálica con extensión de brazos. La fractura en tallo verde
usualmente es asintomática, y se diagnostica por la aparición del callo de
fractura alrededor del séptimo día del nacimiento. La fractura completa
produce disminución o ausencia de movimientos del brazo del lado
afectado, dolor a la movilización pasiva con llanto y reflejo de Moro
incompleto. A la palpación se encuentra zona irregular y crepitación ósea
(signo de la tecla). La extremidad se debe inmovilizar con el codo flexionado
y el brazo en adducción por alrededor de 10 días. Las fracturas no
desplazadas no requieren tratamiento ya que consolidan sin deformidad. (1)

Es la lesión ósea más frecuente, produciéndose en el 1.8-2% de los recién


nacidos vivos. Se produce por dificultad de paso del diámetro biacromial por
el canal del parto. La clínica es de deformidad y crepitación a la
palpación.Existen 2 tipos de fracturas: - No desplazadas o en tallo verde: es
la más frecuente, asintomática y se diagnostica por aparición del callo de
fractura alrededor del 7º día de vida. - Desplazadas: producen disminución
del movimiento del brazo del lado afectado, reflejo de Moro incompleto y
crepitación (sigo de la tecla). El pronóstico es muy bueno con resolución en
2 meses mediante inmovilización ligera. (3)
6.- FRACTURA DE HÚMERO: Al nacimiento, después de la clavícula, el
húmero es el hueso que más frecuentemente se fractura. Con la ampliación
de las indicaciones de cesárea su incidencia es escasa. El mecanismo más
común es la retención de hombros en presentación de vértice o la extensión
de los brazos en presentación podálica. La ubicación más frecuente es en
la diáfisis. Suele ser en tallo verde y más raramente completa con
desviación de fragmentos. Al igual que en el caso de la fractura de
clavícula, la fractura en tallo verde sólo se diagnostica por la aparición del
callo de fractura. La fractura completa se manifiesta clínicamente por
deformación del brazo afectado, ausencia del reflejo de Moro ipsilateral,
dolor y crepitación a la palpación. La confirmación diagnóstica es
radiológica. El tratamiento consiste en la reducción e inmovilización del
brazo afectado en adducción por 2 a 4 semanas. El pronóstico es
excelente.(1)
7.- FRACTURA DE FÉMUR: Menos frecuente que las anteriores, la fractura
de fémur es la más común de las fracturas de las extremidades inferiores
en el recién nacido. Suele ocurrir en parto en nalgas con encajamiento de
hombros o brazos, en el que hay que traccionar de las piernas.

Clínicamente se manifiesta por deformidad, ausencia de movimiento y dolor


a la movilización pasiva de la extremidad afectada. La radiología confirma el
diagnóstico y el tratamiento se realiza con tracción por 3 a 4 semanas hasta
lograr la reducción y consolidación. El pronóstico es bueno. (1)

8.- FRACTURAS DE COLUMNA: Son afortunadamente excepcionales, ya


que cuando ocurren son muy graves. Pueden producirse en la distocia de
hombros, en el parto en nalgas y más frecuentemente en la rotación con
fórceps, en las posiciones occipito-transversas. Cuando ocurren, se asocian
a lesión de la médula espinal con edema, hemorragia, desgarro e incluso
sección de ésta, siendo no pocas veces la causa de muerte neonatal.

Las lesiones medulares se pueden producir con fractura o luxación


vertebral, ya que la columna del recién nacido es muy elástica. En
presentación cefálica la lesión predominante se produce a nivel cervical
superior, en la presentación podálica el punto más vulnerable es a la altura
de C6 y C7 y las primeras dorsales. La lesión cervical alta lleva
generalmente a la muerte mientras que en la lesión cervical baja se produce
cuadriplejia, hiporreflexia, dificultad respiratoria, respiración abdominal,
retención urinaria y anestesia. El pronóstico es severo. La mayor parte
fallecen después del nacimiento. (3)
C.- TRAUMATISMOS MUSCULARES
1.- Hematoma del esternocleidomastoideo:
El hematoma del esternocleidomastoideo es también llamado tortícolis muscular, tortícolis
congénita o fibroma del esternocleidomastoideo (ECM). Es una anomalía de la posición
de la cabeza cuya incidencia está estimada entre el 0,3-2%. Se trata del desgarro de las
fibras musculares o de la fascia con hematoma, el que al organizarse lleva a la retracción
y acortamiento del músculo, la causa más frecuente es la hiperextensión del cuello en
maniobras de extracción de hombros o de la cabeza del RN y también pueden
presentarse en partos podalicos (5)
Al exámen físico se encuentra un aumento de volumen en relación al tercio inferior del
ECM, indoloro, fácilmente visible desde alrededor del 7º día de vida, de 1 a 2 cms. de
diámetro, duro, que provoca rotación de la cabeza hacia el lado afectado, con dificultad
para girarla hacia el lado opuesto.
La reabsorción del hematoma demora entre 4 a 6 meses y si este persiste hasta los 3 ó 4
años sin resolución, se produce una deformidad en la cara por aplanamiento frontal, con
prominencia occipital ipsilateral, la clavícula y el hombro homolateral están elevados y la
apófisis mastoides es prominente. Un tratamiento precoz y eficaz debe evitar esta
evolución hacia la deformidad facial asimétrica y la escoliosis consecutiva. (1)
E.- Sistema nervios periférico y medula espinal.
Son generalmente producidos por presión excesiva contra el promontorio sacro materno o
por compresión de una rama del fórceps. Lesión de nervio facial. Existen dos variantes:
 Lesión central: No hay evidencia de lesión traumática en la cara. Parálisis
espástica de mitad inferior de cara, lado paralizado liso y tumefacto. Pliegue
nasolabial ausente, comisura bucal caída. Al llanto, la boca se desvía hacia el lado
sano. No hay compromiso de frente y párpados.
 Lesión periférica. Puede existir evidencia de traumatismo facial. Parálisis flácida.
Se compromete toda la hemicara. En reposo, el único signo puede ser el ojo
persistentemente abierto en el lado afectado. Al llanto, hallazgos iguales a lesión
central pero con compromiso de frente (lisa en lado afectado) y párpados. Puede
haber lesión de una rama periférica del nervio facial, donde la parálisis se limita a
frente, ojo o boca. generalmente es bilateral y se asocia a anomalías de oído,
paladar, lengua, mandíbula y otros huesos; con ausencia congénita o hipoplasia
de músculos faciales generalmente asociada a otras anomalías.
El tratamiento consiste en la protección del ojo abierto con parches y gotas de
metilcelulosa al 1% cada 4 horas. Si no hay mejoría en 7 a 10 días hacer interconsulta
con neurólogo para decidir estudio y conducta. La mayoría de los casos se resuelven
espontáneamente en varios días, pudiendo durar meses. Pruebas electrodiagnósticas
pueden ser de utilidad para predecir evolución. (6)
Lesión de médula espinal.
Son muy raras en la actualidad, porque generalmente no se efectúan maniobras que se le
asocien, especialmente la versión interna y extracción en la presentación podálica. Otros
factores predisponentes son la presentación de cara y frente, distocia de hombros,
prematuridad y parto precipitado. Las regiones más frecuente afectadas son la cervical y
la torácica superior. Los hallazgos físicos varían según el lugar de la lesión:
Lesión cervical alta o de tronco encefálico: Generalmente mortinatos o con gran depresión
respiratoria, shock e hipotermia. Fallecen rápidamente sin llegar a presentar signos
neurológicos.
Lesión cervical alta o media: Al nacer la apariencia es normal o hay signos similares a
lesión de tronco encefálico. La depresión respiratoria se suele complicar con neumonía.
El primer síntoma puede ser retención urinaria. Después de varios días aparece flacidez e
inmovilidad de extremidades inferiores. Anestesia en mitad inferior del cuerpo. Plexo
braquial comprometido en el 20% de los casos. 1
Lesión de C8, T1 o más baja: Sobreviven por períodos largos y hay secuelas
neurológicas permanentes. Tendencia a úlceras de decúbito, atrofia muscular,
contracturas severas y deformidades óseas. Son frecuentes la infección urinaria
recurrente v las neumonías.
Lesión medular parcial: Signos neurológicos sutiles de espasticidad que representaría
parálisis cerebral. Se acompaña de accidentes cerebrovasculares ocasionales.
La resonancia magnética es el estudio de elección en el tratamiento es necesaria la
intervención de neurólogos, neurocirujanos, quinesiólogos y urólogos, ortopedistas.
Algunos aspectos importantes a considerar son: atención especial a la piel, vejiga e
intestino, cambio de posición frecuente, prevención de escaras, catéter uretral, cultivos de
orina periódicamente, uso de antibióticos si se comprueba infección urinaria y
posteriormente profilaxis. El pronóstico depende de la severidad de la lesión, pero general
es malo. (1)
Lesión de plexo braquial. Se manifiesta por parálisis o paresia de los músculos de
extremidad superior secundaria a traumatismo mecánico de raíces espinales entre la
quinta cervical y la primera torácica. . (6)
Según el sitio de lesión, hay variedades:
 Parálisis de Duchenne Erb o de la porción superior del brazo (afecta 5-6 raíz
cervical).
Es la más común; brazo en aducción y rotación interna, codo extendido, antebrazo
en pronación y muñeca flexionada. Reflejo de Moro abolido, prehensiòn palmar
intacta.
 Parálisis de Klumpke. Extremidad entre flácida con todos los reflejos abolidos. El
diagnóstico diferencial es con lesión cerebral o de lesión ósea o de tejidos blandos
del hombro o porción superior del brazo. Es aconsejable realizar estudios
radiológicos de hombro y porción superior del brazo para detectar lesión ósea, y
de tórax para descartar lesión de nervio frénico. El tratamiento consiste en:
movimientos pasivos que deben posponerse hasta que se resuelva el edema del
nervio (7-10 días). Uso de férula previene contractura de muñeca y dedos.
Los aspectos principales del tratamiento son: Posición del RN sobre el lado afectado,
oxigenoterapia según necesidad, iniciar alimentación por SNG, uso de antibióticos si hay
infección pulmonar agregada, ventilación mecánica en caso de lesión bilateral, eventual
cirugía (plicatura o excisión de diafragma) si hay dificultad respiratoria en aumento o no se
recupera función diafragmática después de 3-5 meses . En cuanto al pronóstico la
mayoría mejora espontáneamente en algunas semanas aunque algunos pueden demorar
varios meses. Puede ser útil ver respuesta a estimulación eléctrica. . (6)

F.- LESIONES DE ÓRGANOS INTERNOS

a) Rotura de hígado

El hígado es el órgano intraabdominal más frecuentemente afectado. La rotura se produce


con o sin compromiso capsular. Puede manifestarse como ictericia, letargia o anemia en
caso de hematoma subcapsular. El tratamiento suele requerir laparotomía.7

La rotura esplénica es menos frecuente y la clínica sería parecida.7

b) Hemorragia suprarrenal

Suele verse en RN grandes. El 90% son unilaterales y se manifiesta por la aparición de


una masa en la fosa renal, anemia e hiperbilirrubinemia prolongada Las calcificaciones
aparecen entre 2 y 3 semanas. 7

Los síntomas y signos dependen de la extensión y grado de la hemorragia. Las formas


bilaterales son raras y pueden producir shock hemorrágico e insuficiencia suprarrenal
secundaria. 7

Muchas veces el diagnóstico es retrospectivo y se hace por la presencia de


calcificaciones observadas en estudios radiológicos. El diagnóstico es ecográfico y el
tratamiento conservador con observación y transfusiones en caso necesario.7

c) Lesiones oculares

Las hemorragias subconjuntivales se pueden ver en partos normales aunque más


frecuente en los distócicos, y no suele requerir tratamiento. Otras lesiones como las
hemorragias retinianas son más raras y se pueden ver también en partos normales y han
de ser vigiladas por el riesgo tardío de alteración de la agudeza visual. Otras alteraciones
como el hipema o la hemorragia del vítreo son más raras y a veces requieren cirugía.7
G.- Genitales externos:

En los partos de nalgas es frecuente observar el hematoma traumático del escroto o de la


vulva, que no requieren tratamiento.

Genitales externos femeninos

El paso de estrógenos maternos a través de la placenta le confiere algunas características


a los genitales del neonato; los genitales femeninos se aprecian algo prominentes, el
clítoris rebasa los labios mayores y muchas niñas a término presentan en los primeros
días de nacidas una secreción vaginal mucoide, en ocasiones teñida de sangre
(menstruación de la recién nacida) que se produce por un descenso de la cantidad de
estrógeno en la circulación; estas alteraciones alcanzan su máximo entre el tercero y
quinto día, y desaparecen espontáneamente.

Genitales externos masculinos

En los niños, examinar el glande del pene notando cualquier agrandamiento o secreción,
y la localización del meato uretral. El prepucio normalmente no es retráctil en el recién
nacido y no debe retraerse para el examen. Nótese la presencia de encorvamiento y de
cualquier hendidura en el prepucio (circuncisión natural). La longitud normal del pene en
el recién nacido de término es de 2,5-3,5 cm (Hernández y Glass, 2003).

La longitud normal del pene estirado oscila entre 3 y 5 cm y el diámetro de 0,3 a 1,3 cm
en el área de ambos cuerpos cavernosos. La erección del pene en el neonato es
frecuente y no tiene significación patológica. La uretra debe alcanzar la punta del glande,
dato que se deduce por la presencia de un prepucio completamente desarrollado. Este es
adherente al glande apretado y en su extremo anterior, cuando se retrae su abertura, es
de suficiente tamaño para ver el meato y permitir la micción.

Las bolsas escrotales deben contener los testículos a ambos lados con un diámetro que
oscila entre 8 y 14 mm. El escroto es relativamente grande y puede aumentar de tamaño
en los niños nacidos por partos en presentación pelviana. La piel que lo cubre es más
pigmentada que en el resto del cuerpo y en los niños de la raza negra la pigmentación
oscura de la piel escrotal se evidencia más precoz que el resto del cuerpo.
Bibliografía
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Disponible en: http://www.sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/rmv/v04n2/pdf/a06v4n2.pdf
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6. Alva. J. M.. Incidencia de lesiones debidas a trauma obstétrico en recién. Tesis
Presentada en la Escuela de Estudios de Postgrado de la Facultad de Ciencias
Médicas Maestría en Pediatría Para obtener el grado de Maestro en Ciencias en
Pediatría. Universidad de San Carlos Guatemala MAYO 2014.
7. Esther lopez del cerro, trauma obstetrico, complejo hospitalario universitario de
Albacete, 2015, pag 2-pag 10-11. Obtenido 9/9/2017 , Disponible en :
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Armenteros, Dulce María Reyes Izquierdo...[y otros]. La Habana: Editorial
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