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AÑO 2005
Lenguas
colombianas*
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LENGUAS DEL MUNDO. POR LA RUTA DE BABEL. EDICIÓN NO. 71. AÑO 2005
Hoy, cuando desde los mismos Estados Unidos y Por último, la lingüista María Trillos, un poco más
Europa se cuestiona la pretensión de universalidad de en detalle, escribe:
la ciencia de Occidente, y sus más preclaros exponen- La posición privilegiada de Colombia, a
tes aceptan que su desarrollo ha sido utilizado más para la salida del istmo de Panamá, punto de
beneficio de sus propios pueblos que de la especie hu- contacto interoceánico e interamerica-
mana o el planeta en general, y que, por el contrario, no, estimuló el tránsito y posterior asen-
gran parte del mundo ha tenido que ser sacrificado para tamiento de pueblos con diferentes usos y
su provecho, se empiezan a oír las voces de todos aque- costumbres; diásporas que se originaron
llos pueblos subyugados, despreciados e ignorados que en la Amazonía, la Orinoquía y el Macizo
aportan otras visiones del mundo, otras maneras de Guayanés; oleadas migratorias mesoame-
comprender la naturaleza y de comprenderse a sí mis- ricanas; expansiones desde los Andes me-
mos a través de sus lenguas maternas, aquellas que han ridionales; travesías desde las costas del
sobrevivido al afán de homogeneización de la especie Pacífico hacia el istmo de Panamá; reflu-
humana por parte de las elites de los pueblos a la van- jos desde las Antillas hacia el litoral Cari-
guardia de la técnica moderna, que arrasa y manipula la be y los valles interiores de los ríos Cauca
naturaleza para el beneficio propio, como si todo estu- y Magdalena.4
viera en función del hombre y éste se redujera a un cú- Esta situación se mantuvo hasta finales del siglo pa-
mulo de sensaciones y necesidades, un sujeto/objeto de sado, cuando la ‘globalización’ irrumpió definitivamen-
producción y consumo, una mera mercancía. te en sus territorios –que ven como ‘madre’ o ‘fuente
Colombia, país situado en las cabeceras de Suramé- creadora’ antes que como lugar de habitación–, dando
rica, presentaba un alto índice de diversidad de pueblos paso a un individuo moderno de una desmedida insatis-
a la llegada de los europeos, pueblos endémicos de este facción, a un espécimen que no repara en sacrificar para
continente que confluían en esta región por su posición sí mismo la especie y el planeta.
intermedia entre el norte y el sur del continente, que se La sola presencia actual de los pueblos indígenas
mantuvieron aislados por la escabrosa topografía y di- del país –como de todo el continente– es una lección de
ferenciados por el hecho de que ninguno de ellos había orgullo propio y de desafío a los americano-europeos
logrado subyugar a los otros. descendientes que no han dejado de aniquilarlos en su
El profesor Jon Landaburu dice al respecto: propia casa; que aun mantengan sus lenguas es muestra
Esta fragmentada geografía y esta intrin- de la fidelidad a su pensamiento propio.
cada historia, en buena parte imposible de Desde los comienzos de la Conquista hasta nuestros
reconstruir, produjeron muy notable di- días, son incontables los pueblos amerindios que han
versidad lingüística y variedad perceptible sido exterminados con sus culturas y lenguas. Al vai-
tanto en lo tipológico como en lo genético, vén de los caprichos de los reyes de España, las lenguas
únicas, a esa escala, en todo el continente indígenas en ocasiones fueron protegidas para facilitar
americano.2 la ‘civilización’ de los indígenas; o algunas de ellas uti-
Y el profesor Patiño Rosselli afirma: lizadas a la manera de lenguas ‘generales’ o ‘francas’,
En nuestras tierras es dable pensar que el como paso intermedio para aprender el español; o fue-
multilingüismo fue favorecido tanto por la ron definitivamente prohibidas para dar paso al espa-
atomización política de los grupos aborí- ñol y, en general, a toda la empresa evangelizadora, que
genes –ausencia de un poder culturalmen- pretendía dar al traste con las sociedades indígenas, sus
te unificador– como por la presencia de culturas, lenguas y creencias, y permitir ‘civilizar’ a los
grandes barreras geográficas.3 ‘salvajes’ americanos.5
4
M. TRILLOS (2003), pág. 44.
2
LANDABURU (2000), pág. 25. 5
Se pueden ver al respecto las obras de ORTEGA (1978) y
3
PATIÑO (2000), pág. 68. TRIANA Y ANTORVEZA (1987) en la bibliografía.
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En el siglo XIX y comienzos del XX viajeros, euro- traducciones de la Biblia; no obstante, estos lingüistas
peos principalmente, interesados en el panorama de las norteamericanos adelantaron análisis para muchas len-
lenguas del mundo, pasaron por nuestro país y recogie- guas indígenas colombianas.
ron datos que, junto con los de contados investigadores En la década de los ochenta del siglo pasado, como
nacionales, fueron dando las bases para su clasifica- resultado de un nuevo impulso en la lucha de las co-
ción. De nuevo, el profesor Landaburu escribe para es- munidades indígenas del país, y que hacía eco al mo-
tos años: vimiento de emancipación y reconocimiento de las
Hay que esperar el surgimiento de la ‘ame- sociedades tribales e indígenas en nuestro continente
ricanística’ europea para que, de los docu- –movimiento comenzado alrededor de los años sesen-
mentos aportados por viajeros, etnógrafos ta– se vio un interés mayor por parte de un buen sector
y filólogos reaparezcan, a fines del siglo de la población colombiana y de la academia acerca del
XIX, intentos clasificatorios.13 destino de estos pueblos y se empezaron a valorar sus
Sólo hasta la segunda mitad del siglo XX, con el particularidades –entre ellas sus lenguas–, hasta enton-
avance de la lingüística moderna, que analiza la es- ces ignoradas.
tructura y características formales de las lenguas sobre Es así como el Instituto Caro y Cuervo, el orga-
parámetros más exactos e inequívocos (como la natu- nismo encargado por excelencia de cuidar el español
raleza y posición de los órganos fonatorios en las arti- de nuestro país, inicia una serie de eventos en torno a
culaciones); y sin prescindir del escrutinio del signifi- las lenguas indígenas, y algunas universidades comien-
cado de las mismas a través de la semántica gramatical zan programas de maestría dirigidos al conocimiento de
–como lo hace la lingüística europea– se pudo despejar estas lenguas autóctonas. En la Universidad Nacional,
un panorama hasta entonces bastante confuso. sede Bogotá, se abre una línea de énfasis en lenguas
De las lenguas indígenas de nuestro país poco se indígenas, dentro de la Maestría en Lingüística; en la
sabía a mediados del siglo pasado. Fuera de los intentos Universidad de los Andes se abre un programa dedica-
de clasificación por parte de extranjeros y nacionales, do exclusivamente a estas lenguas. Las lenguas indíge-
como se dijo, pocos estudios puntuales sobre ellas se nas, de esta forma, estaban volviendo a las aulas.
habían llevado a cabo hasta entonces. Esporádicamen- La etnolingüista María Trillos registra así este mo-
te algún estudiante decidía emprender como trabajo de mento:
grado el análisis de una de estas lenguas, pero en gene- De 1986 a 1988, el Instituto Caro y Cuervo
ral su interés era nulo, aunque literatos nacionales como realiza en Yerbabuena tres eventos: “Ela-
Jorge Isaacs las habían tenido en cuenta desde tiempo boración de criterios para la conformación
atrás. de alfabetos indígenas” (1986), “Denomi-
Ante esta situación, en la década de los sesenta del naciones de lenguas y etnias indígenas en
pasado siglo se pidió la intervención de los lingüistas Colombia” (1988) y “Estado actual de la
del Instituto Lingüístico de Verano (Summer Institute clasificación de las lenguas indígenas de
of Linguistics) con el ánimo de hacer el estudio de las Colombia” (1988). Para esto, el doctor Ig-
lenguas vernáculas del país –habida cuenta de que no nacio Chaves Cuevas, director del Institu-
había aquí personal especializado en lingüística capaz to, y la profesora María Luisa Rodríguez
de llevar a cabo esta tarea–, a partir de la firma de un de Montes –del departamento de Lenguas
convenio entre el presidente Alberto Lleras Camargo y Indígenas– reunieron un equipo de lin-
este instituto. Era la primera vez que se abordaban en güistas y antropólogos, entre otros, Fran-
bloque y con las técnicas modernas de análisis lingüís- cisco Queixalos, Elsa Gómez-Imbert y Jon
tico las lenguas vernáculas colombianas. Los indígenas Landaburu, del Centre National de la Re-
vieron en ellos más un afán proselitista que académico cherche Scientifique –CNRS– de Francia;
en sus investigaciones por su particular interés en hacer Carlos Patiño Rosselli y Olga Ardila, de la
Universidad Nacional y Ximena Pachón,
13
Ibíd. del Instituto Colombiano de Antropolo-
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expertos en lenguas colombianas, los que junto con los Las doce familias lingüísticas, con sus lenguas y
profesores de la Maestría fundaron el Centro Colom- nombres de pueblos, clasificadas por las investigacio-
biano de Estudios de Lenguas Aborígenes –CCELA, con nes del CCELA para fines del siglo pasado, son:
el fin de dar continuidad a estas investigaciones y velar 1. Chibcha: kogui, ika (aruakos), damana
por el fortalecimiento y divulgación de estas lenguas. (wiwas), ette taara (chimilas), uwa (tunebos),
En cuatro promociones, de donde han salido graduados barí, tule (kunas).
48 investigadores, nacionales indígenas, no indígenas y 2. Arawak: kurripako, baniva (del Isana),
afrocolombianos, y extranjeros, se han estudiado 38 de kawiyarí, yukuna, piapoko, tariano,
las 68 lenguas colombianas que se habían clasificado en achagua, baniva (del Guainía),
el país hasta ese momento. wayuniaki (wayús).
En el mapa “Diversidad Lingüística de Colom- 3. Karibe: karijona, yukpa (yukos).
bia”, elaborado a partir de los datos recogidos por 4. Kechua: inga.
los investigadores del CCELA a finales del siglo pa- 5. Tukano: koreguaje, siona, kubeo, pisamira,
sado, aparecen 12 Familias lingüísticas que hacen piratapuyo, wanano, desano, karapana, tukano,
presencia en nuestro país, con 56 lenguas indígenas tatuyo, taiwano, barasana, bará, makuna,
plenamente identificadas, más 10 consideradas inde- tuyuka, yurutí, siriano, tanimuka.
pendientes –pues no se les ha visto relación con nin- 6. Sáliva-piaroa: sáliva, piaroa.
guna otra lengua– y dos lenguas llamadas ‘criollas’, 7. Guajibo: guayabero, sikuani, jitnu, kuiba,
habladas por los descendientes de los africanos se- 8. Makú-puinave: puinave, yujup, kakua, nukak.
cuestrados a este continente y que, como las lenguas 9. Uitoto: uitoto, okaina, nonuya.
indígenas, eran consideradas hasta hace poco –y por 10. Bora: muinane, bora, miraña.
muchos aun– ‘jergas’ o ‘jeringonzas’ –en el sentido 11. Chokó: embera, waunana.
de ‘lenguas imperfectas’– o, en el mejor de los casos, 12. Tupi: kokama
‘dialectos’, deformaciones del español. Se puede ver Las 10 lenguas independientes según esta clasi-
en el mapa que, en la gran mayoría, su presencia está ficación son: 1) andoke, 2) kofán, 3) kamentsá, 4) tini-
en las zonas fronterizas del país, las que han estado gua, 5) tikuna, 6) nasayuwe (paeces), 7) yagua, 8) nam-
marginadas; además, que se encuentran en todos los trik (guambianos), 9) awabit (awá kaiker) y 10) yaruro.
tipos de paisajes geográficos: desierto, llanura, selva, Las dos lenguas criollas son el criollo, del palenque
piedemonte, montaña y nevado, como corresponde a de San Basilio, y el creol, del archipiélago de San An-
nuestro territorio. drés y Providencia.
Estudios posteriores y declaraciones de los indí-
genas sobre posibles otras lenguas habladas en el país,
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TRILLOS, op. cit., pág. 31. han arrojado cambios y adiciones. El awabit, hablado
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BREVÍSIMA
RELACIÓN
DE LA
DESTRUCCIÓN
DE LAS INDIAS.
GRABADOS DE
THÉODORE DE BRY.
1598.
15
Idem, págs. 115-116.
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de un camino extraviado por los hechos históricos vivi- FRIEDE, Juan. Documentos inéditos para la historia de Co-
dos hasta el momento y que desgraciadamente tienen su lombia, t. iv. Bogotá, 1956, pág. 139.
origen en el afán de pueblos de otras latitudes por usu- LANDABURU, Jon. “Clasificación de las lenguas indígenas de
fructuar la inmensa riqueza con que, para su desgracia, Colombia”. En M.S. GONZÁLEZ (ed.), Lenguas indígenas
fue dotada esta parte del Nuevo Mundo, que no ha po- de Colombia. Una visión descriptiva. Bogotá, Instituto
dido contar su propia historia. Caro y Cuervo, 2000, págs. 25-48.
Al parecer, algo se ha avanzado en el camino del NIETO, Mauricio. Remedios para el imperio. Historia natural
autorreconocimiento de los pueblos aborígenes, afro- y la apropiación del Nuevo Mundo. Bogotá, Instituto Co-
americanos y mestizos de este subcontinente. La mi- lombiano de Antropología e Historia, 2000.
rada desde nosotros mismos, y no como nos la dictan PATIÑO R., CARLOS. “AP UNTES DE LINGÜÍSTICA COLOM BIANA”. EN
desde afuera, se está haciendo realidad. Los programas Forma y Función, revista del Departamento de Lingüís-
en lingüística y etnoeducación en universidades nacio- tica de la Universidad Nacional de Colombia, Nº 13, Bo-
nales; la apertura de los nuevos programas de antropo- gotá, 2000, págs. 67-84.
logía en la capital y el Caribe; la presencia de maestros ———. Sobre etnolingüística y otros temas. Bogotá, Institu-
indígenas en las universidades para dictar cátedra sobre to Caro y Cuervo, 2004.
sus lenguas maternas; el creciente número de estudian- TRIANA Y ANTORVEZA, Humberto. “Las lenguas indígenas en
tes inscritos en estas carreras y su inquietud por todo lo la historia de Colombia”. En M.S. GONZÁLEZ (ed.), Len-
‘indio’, lo ‘afrocolombiano’ e incluso lo ‘gitano’, tam- guas indígenas de Colombia. Una visión descriptiva. Bo-
bién presente en nuestro territorio, nos dan un halo de gotá, Instituto Caro y Cuervo, 2000.
esperanza de que, tal vez, las nuevas generaciones se ———. Las lenguas indígenas en la historia social del Nue-
sientan más orgullosas de sí mismas, de todos sus con- vo Reino de Granada. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo
nacionales y se dispongan a cuidar sus inmensas rique- (Biblioteca Ezequiel Uricoechea, Nº 2), 1987.
zas, las de su pueblo, antes que para prepararse a ser- TRILLOS A., María. Pasión y vida de las lenguas colombianas.
vir a otros pueblos, solucionando su problema personal Bogotá, Colciencias (colección Colombia Ciencia y Tec-
y dejando desaparecer los verdaderos valores del país nología, vol. 2), 2003.
que, como las lenguas que faltan por estudiar, se extin-
guen en nuestras narices.
BIBLIOGRAFÍA
CABARCAS, HERNANDO. Bestiario del Nuevo Reino de Grana- DANIEL AGUIRRE LICHT
da. La imaginación animalística medieval y la descri- Antropólogo, etnolingüista.
pción literaria de la naturaleza americana. Bogotá, Insti- Departamento de Antropología,
tuto Caro y Cuervo (Biblioteca Nacional de Colombia), Universidad de los Andes.
1994. Director del Centro Colombiano de Estudios
COLÓN, C. Los cuatro viajes. Testamento. Edición de Consue- de Lenguas Aborígenes, CCELA.
lo Varela. (Citado por Pat iño Rossel l i, 2000). Madrid,
Alianza Editorial, 1986.
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