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PARROCO Y SEÑOR: GAMONALISMO EN

MACATE (ANCASH) 1853-1893

HISTORIA
■SEMIHARJO

A U D I HA Alejandro Salinas Sánchez


Alejandro Salinas

PARROCO Y SEÑOR: GAMONALISMO EN MACATE


(ANCASH) - 1853-1893

Seminario de Historia Rural Andina


UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
© D.R. Párroco y señor: Gamonalismo en Macate (Ancash) - 1853-1893
Alejandro Marcelo Salinas Sánchez

© D.R. 1° edición Seminario de Historia Rural Andina

SEMINARIO DE HISTORIA RURAL ANDINA - UNMSM


Rector: Manuel Burga Díaz
Directora: Nanda Leonardini
Director Fundador: Pablo Macera
Jr. Andahuaylas 348 Telf. (51-1) 428 - 0887 Lima 1
shra@unmsm. edu.pe
Lima-Perú, marzo 2005

Edición: Sara Castro García


Carátula: Gamonal macatino en Chuquicara (Huaylas), 1904 (Foto Colección Privada).
Contracarátula: Ficha de empresa minera “Macate A.M.C.” s/f (Colección Ernesto Melgar Salmón-Museo
Banco Central de Reserva).
Escaneo: Juan Zárate Cuadrado
Impresión: Miguel Pinto Huaracha

Depósito legal: 1501012005-1688


ISBN: 9972-9955-6-9
INDICE

Introducción 11

Capítulo I. Espacio geográfico y contexto social 17

1.1 Macate. Tierra de estancias y minas 17

1.2. Iglesia, Estado y poder político 34

1.3. Gamonales, clubes políticos y elecciones 46

Capítulo II. Señorío religioso y gamonalismo 63

2.1 La violenta década inicial (1853-1863) 63

2.2 Auge y crisis del señorío (1864-1884) 68

2.3 Ocaso del párroco señor (1885-1893) 82

Conclusiones 91

Bibliografía 95

Documentos 107

Anexo documental 111


“ .. las quejas que se elevan acerca de los abusos cometidos por
algunos párrocos, la moralidad de estos y el servicio pastoral dejan
mucho que desear en una parte de las parroquias; y esto se explica
fácilmente si se toma en consideración la larga, triste y desordenada
época porque ha pasado el país y la independencia casi completa en
que viven en sus doctrinas, ajenos a todo espíritu de mansedumbre, de
jerarquía y de disciplina”.

Félix Cipriano Coronel Zegarra


Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia
1887
INTRODUCCIÓN

Este trabajo pretende reconstruir el escenario histórico donde fueron definiéndose los vínculos
socio-económicos y políticos en la zona norte ancashina durante el siglo XIX. Abordaremos este
proceso desde una perspectiva de larga duración con el fin de mostrar no sólo las repercusiones de
los cambios coyunturales, sino el sustrato inmanente en la mentalidad de los actores sociales.
Definido así nuestro marco metodológico los resultados de este ensayo no serán aún definitivos, y
sólo deben ser considerados como hipótesis sobre los mecanismos de cambio introducidos por el
sistema gamonalista en la sociedad republicana. El caso aquí estudiado tiene un carácter peculiar,
en tanto no se refiere a la típica microsociedad andina decimonónica, feudalizada y ajena al resto
del país. Esas condiciones eran extrañas al pueblo de Macate, pues estando ubicado en el extremo
norte del Callejón de Huaylas tuvo dos niveles de comunidad espacial: por un lado forma parte del
antiguo cordón de economías complementarias a Huaraz, pero a su vez busca su propio lugar en el
hinterland cuyo punto central estaba en Chimbote, y por ese conducto mantuvo permanentes
relaciones con la capital de la República.
Existen importantes estudios sobre el gamonalismo1 en la sierra central (Manrique, Mallon)
y sur (Burga y Flores Galindo, Hünefeldt), los cuales detallan las características de este fenómeno
referidos al monopolio de la propiedad territorial y el usufructo de la mano de obra indígena. Hay,
sin embargo, una menor historiografía para la región ancashina, si bien podemos decir que allí el
gamonalismo adquiere un aspecto acorde con el concepto clásico de entidad semifeudal. En ese
contexto, importa sobremanera la advertencia de Nelson Manrique acerca de que en el Estado
republicano el gamonal andino cumplió el papel de puente cultural entre el mundo occidental
modernista y el indígena tradicional. En una suerte de feudalismo indianizado estos rústicos
mandones sostuvieron un vínculo vertical y despótico sobre el campesinado indígena, pero con
ciertos rasgos paternalistas2. Por su parte, Burga y Flores Galindo ponen énfasis en el carácter
heterogéneo de los grupos gamonales repartidos en una variada jerarquía con respecto al poder

1 De acuerdo con Jorge Basadre, en 1863 el escritor colombiano José María Samper utilizó el término gamonal para
referirse “... al hombre rico de un lugar pequeño, propietario de las tierras más valiosas, especie de señor feudal de
parroquia, que influye y domina soberanamente en el distrito, maneja a sus arrendatarios como borregos, ata y desata
como un San Pedro en caricatura, y campea sin rival como el gallo entre las gallinas”. Basadre, Jorge. Sultanism o,
corrupción y d ependencia en e l P erú republicano, p. 22.
2 Manrique, Nelsón. Y aw ar M a yu : S o cied a d e s terratenientes serranas, pp. 43-44.
económico y por ende a la capacidad de influencia política. Empero, en el fondo todos reproducían
un sistema de dominio servil que daba origen a una red de barrocas relaciones personales al interior
de las haciendas, y cuyas negativas consecuencias se expandieron al resto de la sociedad3.
Sarfatti y Bergman plantean una interesante analogía histórica en cuanto al papel social
cumplido por el corregidor y el gamonal en los siglos XVIII y XIX, en tanto ambos representan la
continuidad de un poder fáctico. En la sociedad colonial el corregidor tenía la facultad exclusiva
otorgada por la Corona para comerciar con los indios, y al mismo tiempo un mandato para actuar
como autoridad política y judicial en un territorio dado. Durante la República aunque las leyes
sancionaron desde un inicio el servilismo de las clases populares, en las comunidades del interior
las nuevas autoridades y los señores rurales preservaron su estatus dominante. De tal manera, que
el corregidor puede ser visto como el precursor del gamonal, y éste la figura auténtica de un
corregidor moderno4. Además el conflicto social en el mundo andino tuvo un carácter dual y
excluyente, porque identificaba ciertos rasgos étnicos con una realidad clasista determinada, en
tanto los terratenientes y gamonales eran blancos o aparentaban serlo, mientras los pongos y
yanaconas fueron siempre indígenas. El problema consiste, entonces, en comprender cómo se
articularon estos microgobiernos despóticos con la democracia formal republicana. La pugna
ideológica entre conservadurismo y liberalismo, la debilidad del gobierno central y las cíclicas crisis
económicas influyeron sin duda en las opciones tomadas por los grupos regionales beligerantes.
Más aún durante la Guerra del Pacífico cuando insurge el nacionalismo como tercer elemento
integrador, los gamonales jugaran una serie de opciones en cuanto a la supervivencia y manejo del
Estado hasta ubicarse con ventajas dentro de la República Aristocrática post-bélica.
Desde mediados del siglo XIX, fortalecida la autoridad estatal, las elites provincianas
utilizaron los puestos burocráticos para legitimar su antiguo señorío sobre el pueblo campesino.
Quienes ostentaban mayor influencia gracias al control de crecidos cuerpos paramilitares y la
grosera maniobra de agentes y funcionarios intermedios podían negociar senadurías o diputaciones
con los caudillos de turno. Especial interés merece el análisis de los espacios de conflicto entre los
mandones locales y sus niveles institucionales legitimados en la Prefectura, subprefecturas,
gobernaciones y municipios. Sin duda la supervivencia del espíritu corporativo en estas formas
políticas hacía que su funcionamiento se asemejara mucho al de los organismos coloniales a pesar
de su sentido republicano. El cabildo preserva así los intereses del gamonalismo frente a los afanes
centralistas del Estado. Además, allí era más viable el ingreso de los sectores medios, dado que la

3 Burga, Manuel y Flores Galindo, Alberto. A p o g e o y crisis de la R ep ú b lica A risto crá tica , p. 161.
4 Sarfatti, Magali y Bergman, Arlene. Stratification in P e ru , p. 32.

12
representación parlamentaria y los cargos del Ejecutivo estaban reservados para las aristocracias
provincianas vinculadas a los partidos limeños dominantes.
En medio de este sistema dominante ¿cuáles fueron los espacios de poder abiertos para la
Iglesia? Consumidos gran parte de los bienes del clero en la campaña independentista, los obispos y
párrocos sufrieron en las décadas siguientes una creciente merma rentística, circunstancia agravada
cuando el liberalismo de los 50 y 60 ataca los fundamentos jurídicos de los privilegios económicos
eclesiásticos planteando continuamente suprimir diezmos, primicias, capellanías y la
desamortización de su masa patrimonial. El empobrecimiento de los curatos trajo el relajamiento
moral de los doctrineros, quienes hallaron en el abusivo cobro de derechos parroquiales y el
desempeño de lucrativas actividades mundanas una sólida base para establecer feudos distritales.
Ejemplos sobre la difundida presencia de párrocos gamonales y corrompidos atiborran los legajos
de la Sección Capítulos del Archivo Arzobispal de Lima, y reflejan la terrible distancia entre los
nobles ideales espirituales de la Iglesia y el pragmatismo materialista de sus hombres.
Sin embargo, no fue sencillo para el poder civil provinciano aceptar la competencia de los
religiosos en el monopolio y goce de los recursos productivos y mano de obra indígena. Conforme
fueron forjándose alianzas entre los gamonales para repartirse el control de las nuevas
institucionales locales republicanas, surgieron ciertas desavenencias con las actividades económicas
permitidas al fuero eclesiástico. En medio de esta disputa se ubicaron los indígenas, cuya defensa
de derechos justificaba las acciones de ambos contendientes. El amparo formal del indio por las
leyes civiles estuvo orientado a eliminar los servicios personales prestados a los párrocos,
facilitando así su enganche en el circuito de las haciendas. La mala administración de los bienes
parroquiales y la necesidad de rebajar los aranceles eclesiásticos fueron desde entonces banderas de
lucha contra la Iglesia. A partir de este hecho la política se teñirá de clericalismo y anticlericalismo,
y en ese nuevo contexto, muchos párrocos no dudaron en tomar las armas para defender caudillos
conservadores como Manuel de Vivanco.
Es importante advertir la coexistencia paralela de una realidad regionalista cuya lógica
afirmaba cierta autonomía del gobierno nacional. En esos espacios las relaciones señoriales eran
fortalecidas por la mínima influencia del mercado y la escasez monetaria, y ello a su vez determina
el ejercicio del poder en pequeña escala por clanes familiares con raíces coloniales. Así, los
cuerpos edilicios cumplirán una tarea decisiva para canalizar los esfuerzos de las elites locales en el
montaje de la Nación como mancomunidad política5. Ello nos lleva a preguntarnos ¿cuáles eran los
intereses solidarios entre el centro limeño y la periferia gamonalista provinciana? Sin duda, la
aristocracia capitalina comprendía la necesidad de convalidar en los municipios el dominio fáctico

5 Maiguashca, Juan. “El proceso de integración nacional en el Ecuador: El rol del poder central, 1830-1895”, p. 365.

13
de los señores locales, pero no se atrevió a establecer el sistema federal. Prefirió mediante otras
leyes, como aquella referida a la contribución indígena, respaldar la autoridad del gamonal
procedente de un dominio fáctico. Asoman entonces otras interrogantes sobre los reales efectos del
liberalismo en este sistema político, y los mecanismos usados por los párrocos y sectores medios
para insertarse en los señoríos locales y mejorar su estatus.
A inicios de la República, el Callejón de Huaylas comprendía un conjunto de estancias,
caseríos y tierras de pequeñas familias campesinas minifundistas. Desde los núcleos urbanos y
comerciales, las poblaciones blancas y mestizas organizaron los sectores agropecuario, minero y el
gobierno civil. La masa campesina llamada con desprecio “indiada”, estaba sometida por la “gente
decente”, y si bien la urbe y el sector rural mantenían sus propios códigos culturales, las relaciones
productivas integraban asimétricamente a estos sectores sociales dentro de la nacionalidad peruana6.
La estructura socio-económica ancashina presentaba así dos sectores contrapuestos: una extensa
masa de peones tributarios y una minoría de vira co ch a s mineros y agroexportadores. Por entonces
la frontera agrícola ancashina abarcaba unas 160,000 Hás. repartidas entre 164 familias, con un
promedio de 970 Hás. por familia7. En ese contexto, los indígenas se hallaban muy lejos de la
ciudadanía, pues primaban las condiciones de patronazgo y clientelaje como normal social
consuetudinaria.
En estas páginas hemos deseado reunir y analizar la mayor cantidad de material
hemerográfico y de archivo que fundamenten todas las observaciones y críticas contenidas en ellas.
Esto no ha sido fácil si consideramos la amplitud de las fuentes primarias, por lo cual para
reconstruir un solo hecho ha sido necesario consultar de manera paralela varios fondos
documentales. Por ello, el mérito del trabajo historiográfico radica en el esfuerzo sumario y
sistematizador de los datos recogidos, aunque desde luego algunos temas se hallan mejor
documentados que otros. No podría ser de otra manera dado que cada registro nos lleva de
inmediato a un cúmulo de nuevas fuentes. En cuanto al estilo expositivo deseamos que sea sencillo,
pero no simplista. Del mismo modo, intentaremos desarrollar un esquema general, sin perder la
particularidad de los procesos y la individualidad de los hechos.
Este trabajo consta de dos capítulos: el primero, detalla el potencial productivo del distrito
de Macate, y las complejas coaliciones sociales y políticas establecidas entre los diversos sectores
del gamonalismo huaylino. En el segundo, analizamos los mecanismos usados por el párroco Julián
Durán para convertirse en el más importante gamonal macatino durante cuatro décadas (1853­
1893). La azarosa trayectoria de este personaje revela el creciente laicismo del poder religioso en

6 Stein, William W. E l levantam iento de A tu sp a ria , pp. 40, 43.


7 Alba Herrera, Claudio. A tu sp a ria y la revolución cam pesina de 1885 en A n c a sh , pp. 15-16.

14
los Andes. Este proceso no podría explicarse si lo disociamos de las condiciones creadas por la
semifeudalidad rural. Durán no implantó un modelo socio-económico, sólo supo aprovechar las
ventajas de su estatus sacerdotal hasta transformarlo en soporte ideológico de un señorío laico.

15
Mapa de la provincia de Huaiias
departamento de Ancachs - 1865

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Fuente: Paz Soldán, Mariano Felipe. A tlas G eográfico d el P e n i París, Librería de Fermín Didot Hijos y Ca., 1865

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CAPÍTULO I

ESPACIO GEOGRÁFICO Y SOCIEDAD LOCAL

1.1 MACATE: TIERRA DE ESTANCIAS Y MINAS

El distrito de Macate ocupa un lugar estratégico en el extremo norte del departamento de Ancash.
A medio camino entre las zonas mineras y agropecuarias del Callejón de Huaylas y la zona litoral
de Santa, constituyó un refugio económico para grupos de pequeños gamonales oriundos y
migrantes de provincias vecinas como Pallasca y Corongo. El testimonio más antiguo sobre el
paisaje macatino se encuentra en la relación hecha por Santo Toribio de Mogrovejo durante su
Segunda Visita Pastoral al corregimiento de Huaylas (1593). El renombrado pastor quedó
gratamente impresionado con el sano clima de esta campiña donde moraban 1 412 habitantes. Tres
estancias ganaderas conformaban entonces la reserva alimentaria: la de Juan Torres donde se
criaban ovejas y cabras, la del curaca Domingo Guamancápac, conteniendo ovejas, cabras, yeguas y
cerdos, y una tercera con ovejas de propiedad comunal. En el sector manufacturero sobresale el
obraje de Gerónimo Guevara compuesto por 50 tornos sin telares que trabajaban 58 operarios.
Hasta mediados del siglo XVIII las jergas y cordellates macatinos tuvieron gran demanda en el
mercado ancashino y huanuqueño, pero en las décadas siguientes el ingreso masivo de telas
europeas provocada por la política de libre comercio arruinó la textilería huaylina8.
Durante todo el siglo XIX los yacimientos de la provincia de Huaylas, y del cerro mineral
de Macate en particular, atrajeron cientos de pequeños empresarios. Por ello, en noviembre de
1822, apenas instaurado el gobierno independiente, la Comisión de Minería y Agricultura del
Congreso solicitó a Dionisio Viscarra, Presidente interino del Departamento de Huaylas9, que
hiciese una visita a la zona mineralógica comprendida entre Conchucos y el callejón huaylino. El
informe presentado por este funcionario, después de pintar el lamentable estado de abandono en que
habían quedado los veneros metálicos por la falta de azogue e inestabilidad social, detalla sus
labores realizadas en la compra de herramientas y convocatoria de una veintena de mineros

8 Gridilla, Alberto. A n c a h s y sus antig u o s corregim ientos. T om o I: L a C onquista, p. 326.


9 El departamento de Huaylas fue creado por ley del 12 de febrero de 1821. Posteriormente, el decreto supremo del 28 de
febrero de 1839 lo denominó Ancash.

17
prácticos con los cuales serían reiniciadas las labores extractivas. Viscarra puso énfasis en la
necesidad de invertir fuertes capitales y favorecer la concentración de propiedades, pues:
“... la minería del departamento puede adquirir un grado de fortaleza muy considerable, si
es liberada de las trabas y ligaduras que por ahora la comprimen, las cuales son, a saber: la
multitud de dueños indigentes que con su papel de adjudicación en la mano defienden las
minas como una propiedad suya absoluta, siendo que como V.S. sabe una mina despoblada
puede ser denunciada y pedida según ordenanza por cualquiera que tenga las proporciones
de hacerla producir”10.

Más tarde, en diciembre de 1839, El Comercio publicó un acucioso estudio geográfico


sobre la provincia de Huaylas. Su autor, Mariano Erazo, a lo largo de varios meses fue tomando
notas sobre las características orográficas de los diversos distritos huaylinos, para finalmente
señalar la existencia de dos zonas específicas: el amplio valle de Huaraz y las alturas occidentales
llamadas vertientes. En ambos espacios abundaban arroyos y riachuelos provenientes de las heladas
cordilleras o maniantales inagotables. El área territorial de esta provincia era de 540 leguas
cuadradas, unos 2 970 km2, y albergaba 61 194 habitantes resultando así una densidad demográfica
de 113 habitantes por legua cuadrada. Sus caminos a pesar de ser fragosos podían transitarse la
mayor parte del año. Debido a la variedad de niveles altitudinales existían muchos microclimas
desde las cálidas bajadas a la costa hasta las frígidas punas.
La demarcación eclesiástica de Huaylas comprendía 12 parroquias y 29 viceparroquias.
Los linderos parroquiales y la distancia entre las estancias y las iglesias principales ofrecían algunos
inconvenientes para el servicio religioso11. La parroquia de Macate tenía como viceparroquia al
anexo de Santa Ana, y colindaba por el suroeste con los pueblos de Corma, Jimbe, Pamparomás,
Lacramarca y Quillo, los tres primeros pertenecientes a la parroquia de Moro, y los otros dos a las
parroquias de Santa y Casma respectivamente. Conforme a las descripciones de Erazo el pueblo
macatino:
“... se halla situado 28 leguas al N.N.O de Huaraz en un terreno sumamente quebrado
rodeado de elevados cerros por todas direcciones, menos por la que mira a la costa del norte
de la provincia de Santa; su iglesia está refaccionada actualmente, su plaza es pequeña y
despoblada, sus calles lo mismo. Contiene 66 casas incompletas cubiertas unas de teja y
otras de paja”12.

10 Macera, Pablo (Selección y Estudio preliminar). P a rla m en to y S o cied a d en e l P erú / B a se s docum entales, S ig lo X IX ,
Tomo II, p. 153.
11 En 1808 el Capitán Lorenzo Sánchez solicitó licencia al Arzobispo limeño para habilitar oratorios en sus haciendas
Taquilpón y Tapcha, pues sus peones perdían mucho tiempo caminando cuatro leguas para oir misa en Macate (C a rta de
S iria co V elásques a l A rzo b isp o de L im a, B a rto lo m é M a ría de la H eras,1808). Por esta misma razón, Mariano Almandos
solicitó en 1851 permiso para fundar una capilla en la estancia de Huanroc (C a rta de M a ria n o A lm a n d o s a l A rzo b isp o de
L im a, F ra n ciso J a v ie r de L u n a P izarro, 1 8 5 1 ).
12 Erazo, Mariano. “Descripción topográfica de la provincia de Huaylas”, p. 3.

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Por su estructura productiva, Macate era en aquel tiempo un importante centro
agropecuario. El cultivo de semilla de alfalfa para comercio exterior dominaba las zonas altas,
mientras en los valles cálidos de Mato, Pariacoto, Jimbe, Chaucayán y Quillo prevalecen las
plantaciones azucareras. Asimismo, en todo el distrito abundaban campos frutícolas de plátanos,
paltas, ciruelas, tumbos, uvas y granadas, y de numerosas plantas textiles y medicinales. No
faltaban sembríos de granos como la quinua, trigo, maíz, cebada, alverjas y habas, o de tubérculos
entre los cuales sobresalían la papa, camote y ollucos. La industria fabril por causa de la
importación de telas europeas había perdido sus antiguos mercados en Lima, Chancay, Huánuco,
Cerro de Pasco, Cajatambo, Huamalíes, Conchucos, Huari y Santa, y los 10 telares macatinos
apenas producían 2 500 varas de bayeta y 200 varas de tocuyo anuales. El sector ganadero ofrecía
una vasta clase de productos alimenticios y materias primas cuyos precios fluctuaban desde unos
pocos reales hasta los 15 pesos.

PRECIOS DEL GANADO Y SUS DERIVADOS EN HUAYLAS - 1839

Producto Unidad de medida Precio


Buey cebado Cabeza 15 pesos
Vaca Cabeza 10 pesos
Toro Cabeza 10 pesos
Torillo Cabeza 5 pesos
Ternera Cabeza 5 pesos
Carnero Cabeza 10 reales
Borrego Cabeza 6 reales
Chalona Arroba 6 reales
Cecina Arroba 20 reales
Queso Arroba 24 reales
Mantequilla Libra 3 reales
Sebo Arroba 24 reales
Lana Arroba 12 reales
Cuero de vaca Trozo grande 8 reales
Cuero de ternera Trozo chico 5 reales

Fuente: Erazo, Mariano. “Descripción topográfica de la provincia


de Huaylas”. En: E l C om ercio. Lima, N° 183, 14 de diciembre de
1839, p. 3.

Por otro lado, el valor de la propiedad inmueble en Macate se estimaba en 9 192 pesos,
mientras que el de su anexo Santa Ana sólo llegaba a 139 pesos. Un gobernador, varios jueces de
paz y dos eclesiásticos atendían la administración pública. La gran propiedad agropecuaria
comprendía cuatro haciendas, dos de la Iglesia con 80 vacas, y otras dos de particulares con 100

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vacas y 400 ovejas, mientras que los pastores indígenas poseían 200 vacas, 1 200 ovejas, 2 000
cabras, 15 mulas, 30 caballos, 140 burros y 20 yeguas. De igual forma, las expectativas eran
grandes para iniciar el laboreo del recientemente descubierto carbón de piedra en el Cerro Patara,
pues este combustible podía desplazar el uso de la leña en las cocinas, fraguas, trapiches, caleras y
ladrilleras, constituyendo además una gran reserva de combustible para los vapores. En el área
comercial existía un déficit anual del 9.5% debido a la depreciación de los productos agrícolas y el
alto consumo de efectos europeos, aguardiente, jabón, añil y otros productos.

BALANZA COMERCIAL DE MACATE - 1839

Exportaciones Importaciones
Producto Cantidad Precio Producto Cantidad Precio
Toros cebados 50 cabezas 850 pesos Aguardiente 6 arrobas 120 pesos
Burros 8 cabezas 80 pesos Vino 2 arrobas 36 pesos
Semilla de alfalfa 360 arrobas 270 pesos Añil 6 arrobas 300 pesos
Garbanzo 6 arrobas 72 pesos Acero 1 arroba 9 pesos
Harina de trigo 70 arrobas 420 pesos Jabón 2 arrobas 52 pesos
— — —
Fierro 2 arrobas 32 pesos
— — —
Tabaco 12 arrobas 7 pesos 4 reales
— — —
Cera 1 arroba 20 pesos
— — --- Efectos —
1 000 pesos
europeos
— — —
Toros 50 cabezas 300 pesos
Total --- 1 692 pesos Total --- 1 876 pesos 4 reales
Fuente: Erazo, Mariano. “Descripción topográfica de la provincia de Huaylas”. En: E l C om ercio. Lima, N° 202, 10
de enero de 1840, p. 3.

En julio de 1842 el comerciante alemán Heinrich Witt recorrió de norte a sur el callejón
huaylino dejándonos una vívida impresión del bucólico paisaje regional tachonado de estancias y
haciendas. La fisonomía orográfica de ese largo valle, encajonado entre las cordilleras Blanca y
Negra, creaba muchas variantes climáticas aprovechadas por los pueblos para especializarse en
cultivos apropiados a su suelo. Por ello, Witt contrastaba la preferencia de Mato por la caña de
azúcar, pencas y huarangos, con la de Carhuaz por la cebada, y el singular interés de Caraz para
fomentar los trigales y granjas, pues ellos les daban harina y otros productos animales que
comerciaban ventajosamente en zonas de la costa y del otro lado de la cordillera. Este viajero

20
corrobora además la extendida preferencia de la gente del pueblo por los vestidos de manufactura
europea13.
En octubre de ese mismo año el Apoderado Fiscal de Huaylas, Marcos Dextre, tuvo
oportunidad de visitar su provincia cumpliendo con la orden dada por el gobierno de Manuel
Menéndez para formar la matrícula de contribuyentes indígenas. Su informe reitera la decadencia
minera y fabril, y sugiere continuar gravando el sector agropecuario aun cuando reconoce el
limitado tamaño y rendimiento de las parcelas indígenas. La vista de Macate produjo a Dextre una
gran impresión, pues este pueblo ocupaba un terreno quebrado circundado de cerros, excepto por el
flanco descendente a la costa. La abundante cosecha de frutales se comerciaba en Huaraz, pero la
alfalfa, por su óptima calidad, era la que ostentaba el título de principal rubro exportador. Por
entonces estaba en debate un proyecto para instalar una Junta de Agricultura local cuyos trabajos
permitieran elevar el rendimiento de este cultivo. En cuanto a jurisdicción eclesiástica, además de
poseer la antigua viceparroquia de Santa Ana, la doctrina de Macate se había anexado la de
Lacramarca aunque en lo político ésta continuaba sujeta a la provincia de Santa. La iglesia
principal recientemente reconstruida mostraba buena arquitectura, lo mismo que la capilla de Santa
Ana. Un párroco y su teniente brindaban sin retrasos los servicios religiosos. Asimismo, las
escuelas de primeras letras eran costeadas por los padres de familia y una renta proveniente de
terrenos estatales sobrantes adjudicados por las autoridades para el sector educativo14.
En octubre y noviembre de 1848 cuando el párroco Tiburcio Obregón, por encargo del
Obispo José Manuel Pasquel, realiza una visita a la doctrina de San Luis de Macate ésta abarcaba
un área de 14 leguas (77 kms.) estando integrada por los pueblos de Macate, Santa Ana y
Lacramarca, la hacienda Taquilpón y las estancias de San Blas, Mihuay, Cayán, Cochas y Huasquil,
todas ellas conectadas por malos caminos. En su mediana superficie agropecuaria, compuesta por
zonas frías y calientes, eran cultivados el maíz, caña, papas, alfalfa y frutales, pero la escasez de
agua limitaba la productividad, a pesar que la población había logrado traerla mediante un canal
desde un puquio ubicado en un cerro cercano. El río que corría por en medio de las estancias tenía
pobre caudal, sin embargo en tiempo de lluvias se hacía peligroso. Asimismo, el ganado ovino y
vacuno se hallaba muy reducido. En Macate se hablaba tanto el castellano como el quechua, y las
poblaciones de las zonas cálidas eran endémicas en verrugas y tercianas15.
Por esta misma época, el Prefecto de Ancash, Domingo Casanova, comunicaba al
Presidente Ramón Castilla sobre los exitosos resultados obtenidos desde dos años antes en el cultivo

13 Witt, Heinrich. D ia rio 1824-1890 / Un testim onio p e rs o n a l sobre el P erú d e l S ig lo X IX , V olum en I: 1824-1842, p. 431.
14 Macera, Pablo. T ierra y P o blación en e l P erú, sig lo s X V I II y X IX . T om o III, pp. 671-672.
15 Obregón, Tiburcio. R azón estadística de la doctrina de S a n L u is de M acate de la p ro v in c ia de H u a yla s d el
departam en to de A n c a sh ...., 1840.

21
experimental de la morera y la cría del gusano de seda en el Callejón de Huaylas, pues gracias al
esforzado trabajo de la Vicaría provincial venían cosechándose capullos de buena calidad. Además
la habilitación de Casma como puerto menor posibilitaba orientar hacia allí el comercio de pastas de
plata y oro que antes los mineros huaylinos estaban:
“... condenados a llevar el fruto de su especulación hasta la callana de La Libertad,
impendiendo crecidos gastos, y con innegable riesgo de su fortuna y aún de su propia
existencia, fuera de las molestias y penalidades de un largo camino, han sido eximidos de
hacerlo, tienen casi a sus umbrales el lugar de sus cambios (...). El mineral ha recibido un
impulso eficaz por la estimación y buen precio en que se rescatan sus productos y la
hacienda pública ha aumentado sus ingresos. Compárense los rendimientos que tenía la
callana de Trujillo por derechos de pastas de este departamento [Ancash], con los que en
pocos meses se han satisfecho en la receptoría de Casma, y se considerará a primera vista de
esta verdad”16.

Un mes antes el Apoderado Fiscal de Huaylas, Manuel P. Mejía, presentó un nuevo informe
sobre esta provincia respaldando su matrícula de contribuyentes indígenas. Nada había cambiado
entonces con respecto al escenario descrito por su homólogo Marcos Dextre seis años antes. Sin
embargo, Mejía puso énfasis en criticar la inamovilidad de las tasas tributarias desde 1820, la
necesidad de capitalistas y un banco de rescate para fomento de la minería, la irreversible ruina de
la industria fabril, y la imposibilidad de mejorar la ganadería mientras no se aprendiera a combatir
las pestes y fuesen repuestas las crías y cabezas exaccionadas por el ejército desde los tiempos de la
Independencia. Para Macate recomendaba introducir la explotación intensiva de sus muchos
frutales y cultivos, especialmente los de la estancia San Blas17.
Hacia mediados del siglo XIX, los apoderados fiscales eran los funcionarios más odiosos
para los productores provincianos. Sus constantes abusos en el registro de las matrículas de
contribuciones provocaban los reclamos de pueblos enteros. En mayo de 1847, el vecino huaylino
José María Cano denunció ante la Prefectura de Ancash al Apoderado Fiscal, Manuel Mejía,
acusándolo de cometer serias irregularidades en los trabajos de la matricula provincial acotando a
muchos indígenas exonerados del pago de contribuciones a causa de su avanzada edad o
impedimentos físicos, por lo cual poseían boletos de excepción desde 1836 y 1841. De igual forma,
fueron registrados como arrieros varios indígenas que no tenían ni una acémila, y por el contrario
muchos artesanos jóvenes con taller propio se libraron de esta carga sin razón aparente18.
La matrícula no era el único sistema de abuso contra los indígenas, pues los peones de las
haciendas huaylinas trabajaban en condiciones similares a la esclavitud. En abril de 1857, Javier de
Mesa, Comandante General del Departamento de Ancash, enviado por el gobierno para sofocar los

16 Casanova. Domingo. “Memoria del Prefecto del Departamento de Ancash”, p. 3.


17 Macera, Pablo. T ierra y P o b la ció n en el P erú, sig lo s X V I II y X IX . T om o IV , pp. 806-808.
18 Cano, José María. “Provincia de Huaylas en el departamento de Ancash”, p. 4.

22
grupos rebeldes vivanquistas visitó las haciendas del distrito de Mato y asombrado por el oprobioso
sistema gamonalista nos dice:
“Casi desde mi llegada a ese departamento [Ancash] y por diferentes conductos llegó a mi
conocimiento que en la hacienda de Pomacucho, distrito de Mato, se ejercía una arbitraria y
cruel opresión contra los indígenas de ambos sexos que como peones de la hacienda, o
como remitidos a ella, de otros fundos en clase de castigo labraban sus campos (...). Por
consecuencia de estos pasos se me presentaron sucesivamente diez mujeres viudas, que con
la fuerza del látigo eran forzadas a trabajar en la hacienda en satisfacción de deudas
contraídas por sus distintos maridos, sin otro auxilio que un escasísimo alimento dado a los
infelices en un precio exagerado (...). Posteriormente se me presentaron 25 a 30 peones de
la misma hacienda exponiendo diferentes quejas de injusticias más o menos graves
cometidas con ellos, siendo la mayor parte relativa al uso del látigo, a la falta de buena fe de
los patrones en el ajuste de sus cuentas, a recibir los pobres alimentos que en cada quincena
les eran distribuidos en crudo”19.

A pesar de esta injusta situación, el Comandante Mesa no quiso adoptar medidas radicales y
en un absurdo jurídico recomendó a las autoridades proteger los derechos de la clase proletaria
indígena sin afectar a los hacendados, pues su objetivo era ceñir la servidumbre a los límites propios
de la condición humana. No obstante, el escándalo desatado por las denuncias contra el poderoso
gamonal Ignacio Figueroa, ex-Diputado en el Congreso de 1851, lo obligaron a exigir fuese abierto
un juicio sumario en el Juzgado de Paz de Huaylas. Empero Figueroa confiaba en usar sus
influencias para salir bien librado de los tribunales, pues años antes en abril de 1855, había logrado
suspender otro proceso abierto en su contra ante el Juzgado de Primera Instancia por apresar y
cargar de grilletes a sus jornaleros. Ni los apremios de su rival político el Presidente de la Corte
Superior ancashina, Adolfo Saint Martín, lograron avanzar las diligencias, y sólo le suscitaron las
amenazas de los amigos del acusado por lo que en 1860 este magistrado huyó a Lima. En dicho
año, Figueroa presentó su candidatura al Congreso buscando en la inmunidad parlamentaria una
patente para violar las leyes y continuar cometiendo abusos en Huaylas. Aunque esta vez no logró
alcanzar una curul, más tarde en octubre de 1862, obtuvo del Presidente Miguel San Román su
nombramiento como Prefecto de Ancash.
Con la fiebre ferroviaria iniciada en los 60, la opinión pública consideraba el camino de La
Oroya como el más apropiado para construir un ferrocarril trasandino. Poca acogida tuvo por ello
una propuesta aparecida en El Comercio planteando como alternativa el curso del río Santa. De
acuerdo con su autor esta ruta no atravesaba cordilleras fragosas sino que siguiendo una suave
pendiente llegaba hasta el litoral. Igualmente reunía a las provincias de Santa, Huaylas, Huaraz,
Huari, Conchucos, Huamachuco y Pataz, facilitando la exportación de carbón, metales preciosos,

19 Saint Martín, Arturo. “Huaylas al Congreso”, pp. 3-4.

23
lanas, cochinilla, y otras riquezas naturales20. Una década antes otro analista anónimo elogiando la
fertilidad de los suelos y la variedad de climas en Ancash, calculó el valor de sus exportaciones
junto con las de La Libertad en 1 200 000 pesos, equivalente al 20% del producto bruto nacional
fijado en 9 000 000 de pesos21.
En 1862 el connotado geógrafo Mateo Paz Soldán considera la complementariedad
productiva de las zonas yungas y cordilleranas de Huaylas como su principal ventaja económica.
Esta circunstancia permitió el cultivo y cosecha permanente de trigo, pues mientras unos campos
eran sembrados en otros se hacía la siega. La caña de azúcar, vegetales, lanas y demás derivados
pecuarios continuaron abasteciendo el mercado regional, manteniéndose latentes las esperanzas de
recuperar las minas, pues su inagotable riqueza:
“ .. se comprueba con los vestigios de más de treinta trapiches de moler metales de plata y
oro que en otro tiempo se trabajaban. Hoy no es grande ni de consideración esta industria.
En un cerro llamado Yuramarca se halla piedra imán en abundancia (...), debe suponerse
que en tan variado territorio, hay variedad de otros cuerpos metálicos”22.

Aprobada en noviembre de 1864 la construcción del ferrocarril Chimbote-Huaraz, recién a


principios de 1867 pudo el ingeniero Esteban Crosby reconocer la ruta propuesta por el contratista
Juan Edmonson. En el informe entregado a Ambrosio Alegre, Subprefecto de Huaylas, Crosby
plantea partir de la bahía del Ferrol, recorrer la pampa de Chimbote, cortar la cordillera por Macate
y luego bajar por el valle de Santa tocando en Mato, Caraz, Yungay, Mancos, Carhuaz, Tarica y
finalmente Huaraz. Según sus apuntes el pueblo de Macate, distante cinco leguas (27 kms.) de la
entrada del valle en un espacio elevado hasta 9 087 pies (2 545 metros) sobre el nivel del mar,
contenía minerales de plata y carbón de piedra en “grandes cantidades y de excelente calidad”,
superior incluso al importado de Chile, y esos productos de venta segura en los vapores y fábricas
de la costa iban a representar para el ferrocarril una voluminosa carga cotizada en 920 800 soles23.
En agosto del mismo año el Subprefecto de Pomabamba, Pedro Calvo, alerta a la Sociedad
Amiga de los Indios sobre la irrefrenable rapacidad ilícita de las tierras de comunidad por los
gamonales ancashinos con el objetivo de privar a los indígenas de sus medios de subsistencia. y así
empujarlos a la condición servil. Atrapados en las haciendas, los peones trabajaban cuatro o cinco
días para sus patrones recibiendo a cambio pequeñas parcelas con arrendamiento sobrevalorado,
pues no debiendo exceder 6 soles anuales terminaban pagando 40 a 50 soles. No satisfechos con
arrebatar tierras, los gamonales mediante rodeos formados más allá de sus haciendas secuestraban
ganados comunales exigiendo por su rescate pagos arbitrarios que incluían el pasto consumido por

20 M.S. “Ferrocarril a Jauja o a Huarás”, p. 3.


21 “Huano”, p. 4.
22 Paz Soldán, Mateo. G eografía d e l P e rú , pp. 229-230.
23 Crosby, Esteban. “Ferrocarril de Chimbote a Recuay”, p. 2.

24
los animales mientras estuvieron retenidos24. Para frenar estos abusos, los diputados Manuel
Chacaltana y Augusto Althaus presentaron ante el Congreso Constituyente un proyecto de ley
aplicando penas a quienes impusieran cargas y trabajos ilegales a los indígenas, porque en su
opinión las autoridades provinciales:
“... creen y no sin fundamento, que por ser indios están sujetos a trabajos y gabelas a que los
demás no lo están. Ellos sólo sirven para formar nuestros ejércitos, ellos sirven para ciertos
trabajos forzados en el interior y ellos sirven en fin para llenar de vez en cuando las arcas
nacionales o de la revolución; y esta es una creencia arraigada en el indio y en muchas
personas que no son indios y que creen que son ellos solos los que están obligados a llevar
esas cargas”25.

Un nuevo recorrido por el Callejón de Huaylas fue realizado en febrero de 1868 por
Antonio Raimondi. Desde la costa subiendo la pampa de Moro, el sabio italiano siguió el peligroso
camino de Santa Ana, fragoso y lleno de laderas angostas y peña viva, entrando luego a la región
minera de Macate ubicada entre dos ramales de la Cordillera Negra. Más adelante, avistó el pueblo
macatino sobre una pendiente situada a 2 745 msnm y 8 leguas (44 kms.) antes de llegar al distrito
de Huaylas. Su clima templado tornábase frío en la estación lluviosa cuando densas neblinas
cubrían la zona. Los principales cultivos eran la papa, maíz y alfalfa, particularmente la semilla de
este forraje muy estimada por su rendimiento y calidad26. La parte baja del distrito, conocida con el
nombre de Temple, daba espacio a las estancias de San Blas, Quihuay y Taquilpón. En el ramo
minero, los pequeños propietarios trabajaban las vetas mediante el rústico sistema de ingenios
rústicos llamados quimbaletes. El cerro mineral de Patara, a tres leguas (16.5 kms.) de Macate, era
rico en combinaciones metálicas de plomo (sulfuro, carbonato, sulfato, etc.) con ley variable de
plata. Por el lado oeste estaba el cerro Moco conteniendo vetas de cuarzo ferruginoso con algunas
muestras de oro. Asimismo, a solo dos leguas (11 kms.) del pueblo había grandes mantos de carbón
de piedra27.
Seis años después, cuando el gobierno de Manuel Pardo decide formar la primera
estadística nacional, los subprefectos reciben instrucciones con el fin de que preparen informes
sobre el estado de sus provincias. En ese contexto, el Subprefecto de Huaylas, Francisco Lago,
prepara en mayo de 1874 una memoria descriptiva sobre las condiciones socio-económicas de los
pueblos del callejón huaylino. Ese documento expresa vivamente la decadencia de Macate y
pueblos vecinos a causa de la inminente bancarrota fiscal. Debido a ello algunos edificios públicos
como escuelas, cárcel, iglesia y panteón se hallaban inseguros, ruinosos, desaseados o inconclusos

24 Calvo, Pedro. “Indios”, p. 3.


25 Chacaltana, Manuel. “Indios”, p. 3.
26 Raimondi, Antonio. E l P erú. Tom o I: P a rte P relim in a r, p. 306.
27 Raimondi, Antonio. E l D ep a rta m en to de A n c a c h s y su s riquezas m inerales, pp. 103-104.

25
por falta de fondos, y otros como la Casa Consistorial simplemente no existían. Lago urgía apoyo
para fundar escuelas de primeras letras en las estancias anexas de San Blas, Huanroc y Callán, y
también construir canales de irrigación, pues no siendo constante el caudal de los ríos solo se
practicaba agricultura estacional o la siembra de pequeños terrenos con agua de puquiales
trabajosamente formados. A su vez, la vasta zona mineral comprendida entre Macate y Pueblo
Libre no era explotada en gran escala por falta de capitales y tecnología moderna, del mismo modo
que los bajos salarios agrícolas y la hostilidad y maltratos de los gamonales ahuyentaban a los
peones indígenas, quienes preferían trabajar en la línea férrea de Chimbote o migrar en busca de
actividades con mejor futuro. Completaba este desalentador panorama productivo la ruina del sector
ganadero, a pesar de la abundancia de buenos pastizales. En materia administrativa había dos
medidas perentorias: la reforma judicial para acabar con la impunidad de los criminales, y la
fiscalización de los párrocos por el poder civil con el fin:
“ .. de reglamentar el gobierno eclesiástico, en el cobro de sus derechos parroquiales, pues
con muy pequeñas y señaladas excepciones la mayor parte de los señores curas, estrechan
en la recaudación de éstas a los indígenas, y sin siquiera ceñirse a los aranceles vigentes,
que no publican jamás, ni a las apremiantes necesidades de los feligreses que necesita de
sus auxilios. Otra de las causas que enerva al pueblo y fomenta la ociosidad en él, es el
número crecido de fiestas y procesiones, con las que no sólo se sacrifica a la gente
ignorante, sino que se vicia y desvirtúa el espíritu del verdadero culto”28.

Sin duda, hacia fines de los 70, las obras del ferrocarril Chimbote-Huaraz generaron un
elemento desestabilizador para el régimen servil impuesto por los gamonales huaylinos. El contrato
eventual de peones indígenas en los campamentos ferroviarios se hacía a costa de restar brazos a las
faenas agrícolas, pues era costumbre de los empresarios distribuir circulares por los pueblos
solicitando peones para sus obras. Situación insufrible para los hacendados, pues ellos:
“... acostumbrados al dominio sobre el pobre indio, y a tenerlo siempre de su esclavo, la
alza del jornal es una amenaza al abuso de que tanta utilidad han sacado no pocos; su mejor
instrucción y sus progresos, otra amenaza más formidable aún, para todos esos viracochas o
señores feudales que de siglo en siglo han sabido con indecible astucia convertir en oro y
plata la sangre y el sudor del pobre natural”29.

Después de la Guerra del Pacífico, las condiciones del trabajo minero en Huaylas
continuaron siendo deplorables. La carencia de capital, peones, técnicas, herramientas y caminos
inhabilitaban los proyectos a gran escala. Mas aún cuando el decreto supremo de 7 de diciembre de
1885 establece el impuesto de 3% ad valorem a las exportaciones, los mineros recibieron el golpe
de gracia. Asimismo, los jornales variaban según el tipo de trabajo. Por ejemplo, en Pueblo Libre

28 Lago, Francisco. “Memoria que presenta el Subprefecto de la provincia de Huaylas”.p. 29.


29 “Huaraz: Correspondencia de El Comercio”, p. 2.

26
un barretero ganaba 50 centavos de plata y los capacheros o apires 30 centavos, pero en las minas
de Colquipocro del distrito de Pamparomás los pagos eran por metro trabajado, según la
consistencia o dureza de la veta, recibiendo los cargueros y desaguaderos un jornal de 40 centavos
plata. En el caso del distrito de Macate, los barreteros y apires percibían 60 y 50 centavos plata
respectivamente, excepto en las minas de Patara, donde la frigidez climática y extremada altitud era
recompensada con un pago extra. En todas estas zonas no existían billetes y circulaba la moneda de
cobre castigada en 20% frente al sol de plata30.
Durante la última década del siglo XIX los recursos naturales ancashinos despiertan el
interés de los inversionistas británicos. En abril de 1890, el cónsul británico Sir C.E. Mansfield
presentó un informe elogiando el potencial de las colinas auríferas y minas de plata de la provincia
de Huaylas, revelando además la presencia de yacimientos de limonita y mezcla argentíferas en
Macate31. No obstante, la crisis mundial de la plata en el siguiente lustro no permitió dar mayor
impulso a esta actividad, prefiriéndose entonces invertir en la industria azucarera formando así en
1895 la Peruvian Sugar Estates Company para explotar los cañaverales cerca de Chimbote32. Entre
los agricultores locales hubo también interés por explotar la riqueza de la flora huaylina. Fruto de
dicho esfuerzo, el agricultor Juan Pardo obtuvo en la Exposición Nacional de 1892 un importante
premio para su repertorio botánica macatino compuesto de:
“Plantas textiles: lana vegetal, cactus de lana, flor del cuten, planta lana, corteza del cutcu
para sogas, soga del cutcu, fibra del maguey para sogas, musgo de las quebradas y las
alturas. Plantas medicinales: contra yerba (endorífico), achicoria, contra las tercianas,
mechoacán, purgante activo; escorzoneta; pertoral, tuna con goma para curar heridas,
calahuala (dierrético) contra las verrugas; yerba del oso, asna parqun, chichipacacan.
Plantas tintoriales: salvia real, para teñir de azul; rama del molle, para teñir de amarillo, flor
de puguá para id., rama de puguá para el color habano, rama del nogal, para el mismo color,
chinchango para el color verde, planta de la jora para el negro, id. del pircay para el color
colorado, cochinilla, planta cactus para el colorado también. Tintes: de la salvia real, de la
corteza del molle, de la rama del molle, del paguá, de la flor del paguá, del chilchil, de la
rama del nogal, del chinchango, de la jora, del pircay de la cochinilla”33.

Utilizando esta amplia gama de tintes, los tejedores macatinos lograron fabricar lanas de
color azulado, habano oscuro, cabritilla clara, negro carmelo, verde turquesa, verde esmeralda,
verde claro, morado, plomo, grosella claro, grosella oscuro y colorado. En esta misma Exposición
recibieron premio especial la plata nativa y la pizarra carbonífera de Macate.
Expuesto el desarrollo socio-económico en Huaylas y Macate en el transcurso del siglo
XIX, no podríamos tener una visión integral si no abordamos paralelamente el aspecto demográfico.

30 Alba, Claudio. A tu s p a r ia y la revolución cam pesina de 1885 en A n c a sh , pp. 19-20.


31 Bonilla, Heraclio (Comp.). Inform es de los cónsules británicos / G ran B reta ñ a y el P erú, 1826-1919, Tom o I, p. 212.
32 Idem., p. 280.
33 “Exposición Nacional de 1892”, pp. 3-4.

27
La primera estadística republicana de la provincia de Huaylas se hizo en 1827 bajo la Presidencia de
José de La Mar. En aquel tiempo fue calculada su área territorial en 540 leguas cuadradas (2 970
km2 aproximadamente) y la población en 49 667 habitantes dividida en 25 409 indígenas y 24 258
castas, resultando así una densidad promedio de 92 habitantes por legua cuadrada. Con respecto al
último censo colonial de 1793 se había dado un crecimiento del 21.5%. La renta provincial registró
un monto de 1 096 025 pesos desagregados de la siguiente manera: 535 125 pesos producto de las
actividades agrícolas y mineras de los indígenas a razón de una tasa per cápita de 21 pesos; mientras
las castas por estos mismos rubros obtuvieron 560 900 pesos dando una tasa per cápita de 23 pesos.
De acuerdo con estas cifras puede notarse que la presión tributaria fue en promedio del 4% y 3%
para los indígenas y castas respectivamente. De la misma manera, el valor productivo de una legua
cuadrada llegaba a 2 029 pesos 4 reales. En el cuadro siguiente podemos ver cómo la estadística de
la masa contribuyente muestra una tendencia proporcionalmente inversa en la participación del
grupo de los propietarios de tierras con respecto a los desposeídos de ellas.

COMPOSICIÓN DE LA MASA TRIBUTARIA EN HUAYLAS - 1830-1848

Año Población tributaria Con tierras % del total Sin tierras % del total
1830 12 004 8 969 74.7 3 035 25.3
1836 11 667 8 047 68.9 3 620 31.1
1842 12 055 8 278 68.6 3 777 31.4
1845 20 840 4 929 24 15 911 76
1848 23 059 5 237 22.7 17 822 77.3

Fuente: Macera, Pablo. T ierra y P o blación en el P erú. S ig lo s X V III-X IX . Tomo I, 1972, pp. 183-188.

Los datos de Mariano Erazo señalan que en 1839 Macate tuvo 2 362 habitantes, 614 en la
urbe y 1 478 en el sector rural, repartidos según sexo en 722 hombres y 756 mujeres. De ellos sólo
160 poseían estatus ciudadano. En el lustro 1830-1835 las tasas de natalidad y mortalidad fueron de
3.1% (75 personas) y 1.8% (44 personas) respectivamente. El tributo anual fijado en 865 pesos 6
reales estaba compuesto por la contribución personal (769 pesos 4 reales), contribución predial
rústica y urbana (30 pesos 7 reales) y contribución eclesiástica (17 pesos 2 reales). En 1843, el
Apoderado Fiscal Marcos Dextre, consideró absurdo tomar como base impositiva para los
jornaleros una renta anual de 88 pesos, pues era conocido que los mejor pagados recibían 54 pesos,
y los demás no pasaban de 30 pesos. Por culpa de ese tributo excesivo los indígenas pasaban “sus
días llenos de miserias y adeudados hasta morir”34.

34 Macera, Pablo. T ierra y P o blación en e l P erú, sig lo s X V I I I y X IX . Tom o III, p. 711.

28
Entre 1830-1848, los tributarios de Macate constituyeron en promedio el 3.25% de la masa
contribuyente huaylina. Es importante comparar en dicho período no sólo la oscilante velocidad en
el censo de tributarios durante los 30 y 40, sino también la particular dinámica del ciclo provincial
con respecto a la del distrito macatino. Durante la primera fase (1830-1836) la masa contribuyente
de Huaylas crece 30%, y Macate solo lo hace en 1.5%, pero en la segunda fase (1836-42) el
incremento provincial se reduce a 3.25% y el distrital sube a 28%. Finalmente en la tercera fase
(1842-1848) Huaylas aumenta en 8.4% y Macate decrece en 0.1%. El siguiente cuadro muestra
claramente como la población tributaria huaylina creció en promedio 45.7%, mientras la de Macate
apenas lo hizo en 29.5%.

POBLACIÓN TRIBUTARIA EN HUAYLAS Y MACATE - 1830-1848

Año Población contribuyente (Provincia Población contribuyente (Distrito % del total


de Huaylas) de Macate)
1830 8 969 325 3.6
1836 11 667 329 2.8
1842 12 055 421 3.4
1848 13 072 420 3.2

Fuente: Macera, Pablo. T ierra y P o blación en el P erú. S ig lo s X V III-X IX . Tomo I, 1972, pp. 183-186.

Reconstruir para estos años el mapa demográfico de Macate presenta serias limitaciones
dado el desacuerdo existente entre las estadísticas eclesiásticas y civiles. El censo del curato de
Macate formado en octubre de 1840 por el párroco Antonio Pardo de Figueroa registra 2 016
habitantes, y permite observar además la presencia de dos tercios definidos en la población
macatina: los jóvenes y los hombres casados. Ocho años después, el párroco Tiburcio Obregón
eleva el censo a 2 500 habitantes, lo cual permite deducir un crecimiento promedio de 3% anual o
24% para todo el período.

29
CENSO ECLESIÁSTICO DE MACATE - 1840
Sector poblacional Total % del total
Casados 632 31.3
Solteros 216 10.7
Solteras 253 12.5
Viudos 53 2.5
Viudas 105 5.2
Muchachos de ambos sexos 755 37.3
Sacerdotes (cura e inter) 2 1
Total 2 016 —

Fuente: Obregón, Tiburcio. Estado que manifiesta el número de almas


que existe en la doctrina de San Luis y Santo Toribio de Macate en el
departamento de Ancash, 1° de octubre de 1840.

Por su parte la estadística civil muestra gran polaridad en sus datos. El siguiente gráfico
lineal revela cuatro etapas en la demografía macatina: 1839-1849 (reducción del 26.5%), 1849-1867
(crecimiento del 45.5%), 1867-1874 (reducción del 3.2%), 1874-1876 (crecimiento del 36.8%). Sin
embargo, debemos manejar con ciertas reservas estos informes, pues solo los censos de 1849 y
1876 tienen carácter oficial respaldado por el Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas, y
los demás son cálculos aproximados hechos por funcionarios visitantes en la zona.

Fuente: Erazo (1839), Arévalo (1840), Obregón (1848), Ministerio de Gobierno (1849),
Crosby (1867), Lago (1874), Ministerio de Gobierno (1876).

Los indicadores del Censo de 1876 clasifican la población macatina por sectores (1 193
habitantes urbanos y 2 228 rurales), razas (89% de mestizos, 6.76% de indios, 3.34% de blancos y
0.9% de negros), grupos de edad (41% de niños de 0 a 15 años y 7.5% de jóvenes entre 15 a 20

30
años (7.5%), grado de instrucción (88.5% analfabetos y 11.5% letrados) y tipo de actividad (42.5%
sin ocupación definida, 27% de hilanderas, 18.5% de agricultores y 7% de jornaleros).

POBLACIÓN DEL DISTRITO DE MACATE - 1876

Sector Urbano
Pueblo / Caserío N° de habitantes
Allanca 293
Husquil 365
Hoc 287
San Juan 248
Sector Rural
Santa Ana 256
Hacienda Ancón 67
San Blas 354
Cayán 415
Callhua 62
Cachap 51
Huanroc 451
Huasquil 126
Huaciscop 150
Pallac 127
Hacienda Patara 91
Quintalete 47
Rierán 31
Total 3 421

Fuente: Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas. C enso G eneral d e la R epública


Lima, 1878, p. 213.
fo r m a d o en 1876.

En esta cuestión conviene comparar el peso demográfico de la provincia de Huaylas en el


departamento de Ancash durante el siglo XIX. Mientras estuvieron fusionadas Huaraz y Huaylas en
una sola provincia lograran altos porcentajes respecto de la población departamental: 1848 (61%),
1849 (44%) y 1850 (44%), pero después de su apartamiento en 1857, la importancia de Huaylas se
reduce a la mitad según los informes de 1862 (15.6%), 1874 (12.9%) y 1876 (18%).

31
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Arévalo, Josef Manuel. Padroncillo que manifiesta el número de individuos de ambos sexos de toda la doctrina
perteneciente al pueblo de San Luis y Santo Toribio de Macote de la provincia de Huaylas en el departamento de
Ancash. Lima, 6 de junio de 1840. Sección Estadísticas, Legajo VI, Expediente 16, 1840. Archivo Arzobispal de
Lima.

32
ESTADÍSTICA DEMOGRÁFICA COMPARADA DE HUAYLAS/AN CASH
1827-1876

□ Población de Huaylas □ Población de Ancash

Fuente: Macera (1972), Erazo (1839), Ministerio de Gobierno (1850, 1876),


Carrillo y Ariza (1874).

Finalmente, en 1876 las siete provincias ancashinas presentaban el siguiente volumen


demográfico: Huari (59 766 habs.), Huaraz (58 317 habs.), Huaylas (51 506 habs.), Pomabamba (42
941 habs.), Cajatambo (31 036 habs.), Pallasca (22 625 habs.) y Santa (18 639 habs.).

Fuente: Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas. C enso G en era l d e la R ep ú b lica fo r m a d o


en 1876. Tom o I: D ep a rta m en to s de A m a zo n a s y A n c a sh , p. 520.

En los 80 la Guerra del Pacífico y la posterior rebelión de Atusparia provocaron gran


mortandad y movimientos migratorios al interior de Ancash. El cobro de la contribución personal
obligó a los sectores campesinos del callejón huaylino a buscar nuevas plazas laborales en los valles
de Santa y Casma, o en Huaraz, la capital del departamento. No podemos conocer con exactitud el
impacto demográfico de estos hechos, porque hasta fines del siglo XIX siguieron usándose las

33
cifras del Censo de 1876, a pesar de que ya estaban fuera de contexto. Sin embargo, a partir de los
90 con las nuevas inversiones en la minería las poblaciones del norte ancashino comienzan un lento
proceso de mejora económica y redistribución de sus áreas de influencia.

1.2 IGLESIA, ESTADO Y PODER POLÍTICO:

En 1821 el Estado republicano proclamó el derecho de Patronato destinando más adelante fondos
para la compostura de iglesias, sostenimiento del culto y subvención de cabildos eclesiásticos
reservándose el derecho de exequatur, es decir dar pase a las bulas o breves pontificios. En la
década siguiente, la jerarquía eclesiástica trata de adoptar un nuevo discurso político buscando
redefinir sus relaciones con el nuevo sistema de gobierno. Ocupada la jerarquía en esta labor, son
los curas doctrineros quienes deben asumir tareas económicas como la recaudación de los tributos
eclesiásticos (diezmos, primicias), constituyendo la administración de sacramentos (bautismos,
matrimonios y misas) como la fuente básica de sus ingresos. Su residencia en zonas rurales
alejadas a la mirada fiscalizadora al Obispo, permitió que los párrocos imprimieran su propio estilo
de vida en los pequeños pueblos campesinos donde gracias a la influencia social derivada del cargo
explotaron el trabajo indígena bajo formas semifeudales dedicándose además a actividades
mercantiles35. El gobierno de Agustín Gamarra dispuso por ley del 12 de noviembre de 1832
atender la provisión de curatos sugiriendo fuesen preferidos aquellos candidatos que hubiesen
apoyado la formación y sostenimiento de escuelas. Una ley complementaria del 21 de enero de
1833 les exigió presentar comprobantes de sus obras patrióticas suscritos por los obispos.
Los jerarcas de la Iglesia explicaban la escasez de párrocos virtuosos por la injerencia de
San Martín y los posteriores gobiernos en la organización del clero regular. En setiembre de 1826,
el Presidente Andrés de Santa Cruz dictó una resolución de 17 artículos destinados a la reforma de
regulares, que fue convalidada después por sucesivas leyes dadas en 1829, 1830, 1831, 1834 y 1872
cuyo fin era desterrar los malos hábitos entre los párrocos y la carga de sanciones a los relajados. El
Arzobispado limeño hizo lo propio en 1837 y 1840 planteando dos reglamentos de regulares, y en
1845 planteando el restablecimiento del Seminario de Santo Toribio36. Empero todo fue inútil si
observamos los persistentes reproches del Ejecutivo a la conducta del clero bajo en las provincias.
Por estas circunstancias, en 1887 los Vicarios Capitulares se vieron obligados a visitar sus
respectivas diócesis sancionando a los párrocos incursos en faltas graves. Al año siguiente, el
Ministro de Justicia y Culto, Adolfo Villagarcía, preocupado por la responsabilidad de los religiosos

35 Aldana, Susana. “La vida cotidiana en los siglos XVIII y XIX”, p. 827.
36 Basadre, Jorge. H isto ria de la R ep ú b lica d e l P erú, 1822-1933. Tom o II, pp. 443-444.

34
en el abatimiento moral de los pueblos, señaló que si bien estos no se hallaban a la altura de su
elevado ministerio espiritual no podía efectuarse reformas mientras no fuesen provistos los
obispados vacantes37.
Su reemplazante, Guillermo Seoane, planteó en 1889 intervenir las comunidades religiosas
y defendió con firmeza los fueros del Patronato Dos años más tarde, el Nuncio Apostólico
Monseñor José Macchi dispuso una amplia reforma en el clero regular para aplicar una rigurosa
disciplina, reorganizar la administración de los bienes religiosos y revertir la tendencia conflictiva
entre los párrocos, obispos y los cabildos eclesiásticos. No debieron ser muy satisfactorios los
resultados de dicha reforma, cuando en 1894 con motivo de la provisión de curatos en Huánuco el
Ministro Martín Dulanto, se quejaba de la falta de párrocos idóneos y el grave daño que sufriría la
Iglesia si daba curatos en propiedad a quienes carecen de ilustración y moralidad prescritas por las
leyes civil y canónica38. Impresión negativa ratificada después por el Ministro Manuel A. Barinaga,
quien en 1896 recomendó crear facultades de Teología en las universidades menores donde fuesen
formados el número de religiosos necesarios para las parroquias vacantes39.
El problema de la vacancia de curatos se había acentuado desde fines de los 30. En 1840 E l
P e ru a n o advertía sobre la inconveniencia de mantener por más tiempo un elevado número de
curatos vacantes, considerando este asunto como el más espinoso para las autoridades eclesiásticas,
y de la mayor importancia para el gobierno, pues los párrocos ejercían enorme influencia moral
sobre el pueblo y por ello el gobierno debía exigir se le permitiese modificar las nóminas
presentadas por los prelados, y no aceptar pasivamente cualquier designación sin conocer las
virtudes y patriotismo del elegido40. Pero nada cambió, y en 1845 nuevos editoriales de este mismo
diario denunciaron como los párrocos republicanos continuaban cometiendo los mismos abusos que
sus antecesores coloniales41, culpando de este hecho a los obispos por no observar lo dispuesto en
los cánones sobre la ordenación de los presbíteros y provisión de los curatos42. Mas el Estado no
podía eludir su responsabilidad en este grave problema porque las constituciones de 1826, 1828,
1834 y 1839 concedieron facultad al Presidente de la República para proponer la terna de donde
resultara electo el Arzobispo Metropolitano. Igualmente, otra ley de 1832 estableció un sistema

37 Villagarcía, Adolfo. “Memoria que presenta el Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia al Congreso
Ordinario de 1888”, p. 194.
38 Dulanto, Martín. “Memoria que presenta el Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia al Congreso
Ordinario de 1894”, p. 233.
39 Barinaga, Manuel A. “Memoria que el señor Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia presenta a la
Legislatura Ordinaria de 1896 ”, p. 533.
40 “Provisión de curatos”, p. 140.
41 E l P eru a n o exigía la eliminación de los camaricos, nombre dado por los párrocos a los regalos y presentes en especie o
dinero que los indígenas hacían para sostener el culto, pues “los curas no pueden exigir de los feligreses sino la primicia y
los derechos de arancel. Toda otra exacción es escandalosa, es un atentado y no puede permitirse” (Editorial (E l
P eru a n o ), p. 89).
42 “Servicio indebido de los indios”, p. 124.

35
jerárquico para el nombramiento de obispos departamentales, el cual comenzaba con la elección de
doce candidatos por los curas de provincia y el cabildo eclesiástico, de los cuales el Senado o
Consejo de Estado debían elegir al más idóneo. No fue sino hasta octubre de 1864 cuando el
Congreso por ley se asigna el derecho de elegir los obispos de ternas doble presentadas por el Poder
Ejecutivo.
A mediados del siglo XIX se produce una renovación general de párrocos en los curatos del
Perú. Los pueblos exigían entonces a los Obispos designar a los sacerdotes tomando en cuenta sus
cualidades morales que ofreciesen garantías de llenar su ministerio conforme al espíritu del
evangelio, renunciando a injerirse en la política y en los disturbios ocasionados por ella.
Rechazaban aquellos párrocos que se transformaban en corifeos de partido, pues siendo ministros
de la paz debía inspirar confianza a todos las clases sociales y mitigar sus pasiones. No era
aceptable tampoco la conducta de los párrocos mezclados en cosas profanas y negocios materiales,
pues perdían el aprecio de su grey y terminaban desprestigiados en términos escandalosos. Un
párroco estaba obligado a conservar su estatus de:
“ .. primera persona en todos los pueblos religiosos [pues]., el párroco es el espejo en que se
miran los feligreses. El párroco tiene que contestar ante Dios por las ovejas que se le
encomendaron, y hay sacerdotes sin corazón, que haciendo poco caso de responsabilidad
tan tremenda, aspiran al empleo, solo por los emolumentos que deja”43.

En esta coyuntura, los principales temores de la Iglesia estaban referidos a la intromisión


del Estado en el manejo de sus rentas44. Estas dudas se exacerbaron con la disposición
constitucional de 1828 declarando la libre enajenación de todo tipo de propiedades, incluyendo las
de vinculación laical previa aceptación de los prelados y con licencia del gobierno. Si bien la
Iglesia salvó sus bienes deteniendo la efectividad de dicha ley, la crisis económica afectó los
ingresos por diezmos reduciéndolos progresivamente en cerca del 40% hacia los 50. El diezmo
había sido combatido convirtiéndose en cuestión de Estado para los sectores agrarios emergentes, y
la resistencia a pagarlo sumado al constante fraude cometido por los diezmeros en perjuicio de los
párrocos explican su decadencia. La ley de diciembre de 1832 rebajó el diezmo en un tercio
alegando que hasta entonces se pagaba sin deducir los costos de labranza, pero no tuvo aplicación
efectiva a causa de haber sido suspendida en 1834 por el Presidente Luis José de Orbegoso.
Posteriormente una resolución legislativa de noviembre de 1839 dispuso que empezase a regir dicha
rebaja desde mayo de 1840, sin que los diezmeros respetaran ello.

43 “Oposiciones a curatos”, p. 4.
44 En 1826 el gobierno manifestó su preocupación por el uso que daban los religiosos a los bienes recibidos de
particulares. E l P eru a n o puso el dedo en la llaga cuando denunció el crecido número de párrocos entregados al lujo y la
molicie a costa de la venta de fincas cedidas por almas piadosas (“Las órdenes religiosas”, p. 4).

36
En 1849 y 1853 surgieron proyectos parlamentarios para abolir los diezmos y anular el
fuero eclesiástico, alegándose entonces que ambos eran opuestos al sistema republicano. Pero había
discrepancias sobre la aplicación de esta medida porque ello forzaba a designar nuevos fondos para
el sostenimiento del clero. Hacia 1855, en medio del liberalismo anticlerical, la Comisión
Eclesiástica de la Convención Nacional debatirá dos proyectos sobre este tema. El primero
presentado por José Barreto, Pío B. Mesa, Juan Araos, Rafael Ostas, Juan Rosa Pérez, Mariano
Pacheco y Mariano M. Zevallos propuso abolir desde 1856 los diezmos, primicias y derechos
parroquiales reemplazándolos por una contribución especial, disponiendo igualmente la
administración de los bienes parroquiales por las municipalidades con cuyo producto sería costeada
la congrua de 2 000 pesos anuales como máximo. El segundo proyecto de Pablo de Rivero, José
Gálvez, Ignacio Escudero y M. M. del Portillo consideraba a los diezmos una enorme carga para la
agricultura, por lo cual pedía al Congreso señalar una fuente alternativa de sustento eclesiástica,
empero estos diputados no sugirieron nada al respecto45.
El discurso de la iglesia fundó su defensa en la independencia de la institución eclesial del
poder civil, y la inviolabilidad del derecho de propiedad. Varios convencionistas advirtieron
entonces la necesidad de acabar la vinculación entre el clero y los bienes materiales. No en vano el
Código Civil de 1852 fomentaba la disolución de las llamadas manos muertas, porque perpetuando
el dominio impedían el comercio de los bienes y su inserción en la economía. Para la Iglesia el
diezmo era módico y no gravaba el capital, y además era un acto espontáneo del feligrés con el
culto. Los obispos rechazaban la idea de convertirse en funcionarios públicos con estipendio fiscal,
pues de esa manera perderían autonomía quedando sujetos a los vaivenes de la crisis del erario. Sin
embargo, la Convención en agosto de 1856 aprobó la abolición de las cargas parroquiales,
declarándola aplicable cuando fueran designados los nuevos recursos para financiar el clero. El
Presidente Castilla devolvió entonces la ley a las cámaras, tanto por cuestiones de conciencia como
por pragmatismo político, pues consideraba riesgoso quitar cargas a los indígenas fomentando con
ello la resistencia al tributo. En noviembre de ese año la Constitución liberal dio un nuevo golpe a
la Iglesia sancionando la abolición del fuero eclesiástico desconociendo así las prerrogativas del
clero. Aunque la Constitución liberal rigió solo algunos meses, la población consideró suprimidos
irreversiblemente los diezmos, y por eso solo pudo continuar vigente la cobranza de primicias y
obenciones. Este problema se mantuvo hasta 1859 cuando los recursos del guano permitieron
asumir el pago de obispos y cabildos, tomando como base los cuadrantes decimales de 1852 y 1853.
Sobre este asunto había preceptos específicos en el derecho canónico que normaban la
conducta de los párrocos y su relación con la feligresía. Diversos teólogos desde el siglo XVII

45 García Jordán, Pilar. Ig lesia y P o d e r en el P erú C ontem poráneo, 1821-1919, pp. 108-109.

37
habían puesto énfasis en la inconveniencia de otorgar libertad a los párrocos para forjarse un
peculio, es decir los bienes temporales adquiridos con su propia industria dado que estaba opuesto
al voto de pobreza exigido para ejercer el ministerio eclesiástico. Dada la imposibilidad de coactar
la humana inclinación al negocio, los prelados debían velar porque los bienes acumulados por los
párrocos no constituyesen un patrimonio suntuario o superfluo, pues éste debía limitarse a lo
necesario para su decente sustentación. En ese sentido, una Bula de Clemente VIII de 1600
obligaba a los Obispos a controlar los excesos mercantilistas del clero bajo46.
Muchas circunstancias alegaban entonces los eclesiásticos para defender su derecho a
administrar y poseer bienes. Difícil era para la jerarquía eclesiástica para trazar la línea entre los
bienes propios del párroco y los que la Iglesia le encargaba para acrecentar y administrar. Las
constantes denuncias contra la malversación de terrenos, alhajas y otros bienes de las parroquias por
los curas demuestran la contradicción económica al interior del clero. Por ello en 1855 un escritor
anónimo aclaró que solo las órdenes mendicantes tenían expreso renunciamiento a las cosas
materiales, pues el trabajo de evangelización no podía realizarse sin rentas seguras. Destacó
además que los artículos 1366 y 1348 del Código Civil facultaban a todo ciudadano el ejercicio
libre de negocios, y como tal los párrocos siendo parte de la sociedad civil podían entrar en
transacciones limitándose siempre a lo dispuesto por la Iglesia. En ese sentido, si la tendencia de
los liberales era laicizar las corporaciones religiosas, como entonces les negaban el derecho de
propiedad inherente a cualquier organización civil. Como prueba de la certeza de sus ideas
recordaba la experiencia empresarial de los jesuitas como fundamento para la propagación del
culto47.
La concepción de la propiedad comunal eclesiástica chocaba con el afán individualista de
muchos párrocos, pues muchos de ellos provenían de familias de gamonales acostumbrados a la
buena posición económica. La realidad hizo que el derecho canónico distinguiese hasta cuatro
clases de bienes eclesiásticos: patrimoniales, la masa obtenida antes o después de la ordenación por
herencia, donación o cualquier otra procedencia profana; cuasi-patrimoniales, los adquiridos por
alguna industria o trabajo espiritual; parsimoniales, aquellos provenientes de ahorros o réditos de
sus bienes particulares; y eclesiásticos los adquiridos en razón del ejercicio del curato, como las
primicias y obenciones parroquiales48. Contemplando esta situación el Arzobispo limeño
Goyeneche buscaba que los párrocos tuviesen mayor interés en fomentar los bienes de uso comunal
y usufructuo de la Iglesia antes que los particulares, y por ello en su Edicto del 20 de abril de 1861

46D iccio n a rio de D erech o C anónico arreglado a la Jurisp ru d en cia E clesiá stica española a ntigua y m o d ern a , p. 923.
47 Anónimo. E l clero reg u la r y sus b ienes antes la lei p o lític a y civil, pp. 44-45.
48 Heredia, Ricardo. A p u n te s de D erech o P riva d o E clesiá stico , pp. 75-76.

38
sobre reforma de regulares incidía además de la disciplina en la defensa de la economía corporativa
sancionando en sus subordinados:
“... el que se ocupare en negocios lucrativos o de comercio, y en procurarse fincas, u otros
bienes temporales para su particular utilidad será castigado como propietario, y declarado
inhábil e incapaz de las prelacias”49.

Por ello el conflicto de intereses pronto se trasladó a la sociedad civil. En marzo de 1855, el
Prefecto Terry ordenó al Síndico, Mariano Erazo, levantar un inventario de los enseres, útiles y
bienes de las iglesias de Huaraz. Esto generó la protesta de los párrocos Julián Morales y José
María Robles Arnao, quienes señalaban que la autoridad política no tenía injerencia en la
administración del ramo eclesiástico. Ante el enojoso asunto, la Corte Suprema intervino y en
noviembre dejó sin efecto la orden de Terry arguyendo que en ninguno de los artículos de la ley
sobre atribuciones de los funcionarios políticos del 21 de diciembre de 1849 se facultaba a los
prefectos para fiscalizar las economías parroquiales50.
A mediados de 1857 la contraofensiva conservadora era liderada en Huaraz por el Vicario
Julián de Morales. Éste redactó un memorial el 28 de mayo de 1857 señalando que la Constitución
era sumamente liberal y aplicable a un país republicano, pero no al Perú donde las masas se
hallaban en un estado de atraso, y por tanto las disposiciones constitucionales entorpecían la
administración pública. Morales exigió a los legisladores examinar y reformar la Constitución51.
Debido a su fallecimiento en julio de 1858 el liderazgo de la posición conservadora fue asumido por
el Subprefecto de Huaraz, Manuel Cordero, quien reunió firmas solicitando la reforma
constitucional inmediata. Pero la posición liberal, defendida por jóvenes de las familias Faverón,
Erazo, Castillo, Vizcarra, Olivares y Sáenz, mantuvo a raya el conservadurismo52.
En los 50 el liberalismo asumió una decidida actitud anticlerical. Los liberales de la
Convención Nacional introdujeron en el debate político temas como la supresión de los diezmos,
eliminación del fuero eclesiástico y la tolerancia de cultos. El Obispo de Arequipa, José Sebastián
de Goyeneche encarnó la reacción del catolicismo tratando de organizarse en movimiento militante,
pero solo hasta 1867 el Obispo de Huánuco, Teodoro del Valle, logra formar grupos de laicos para
defender la Iglesia. Otros ideólogos como Bartolomé Herrera, Manuel Tovar y José Antonio
Boloña harán campaña periodística publicando respectivamente los diarios E l C atólico (1855) y E l

49 Goyeneche y Barreda, José Sebastián. R e fo rm a de regulares p ro m o v id a p o r el Ilu strísim o S e ñ o r D .D . Jo sé Sebastián de


G oyeneche y B arreda, A rzo b isp o d e L im a , p. 4.
50 El conflicto por el cobro de los aranceles parroquiales en Ancash se agudizó cuando el alcalde de Carhuaz, Cayetano
Figueroa, reclamó ante el Vicario y Juez Eclesiástico de Huaylas, Guillermo Cámara, su derecho a fiscalizar y controlar
las rentas del culto sembrando dudas sobre la administración eclesiástica. El Vicario Cámara rechazó tales pretensiones y
apoyado por las autoridades huaracinas mantuvo el control de sus bienes (La Justicia. “Provincia de Huaraz”, p. 4).
51 Morales, Julián de y otros. “Huaraz: Viva la paz y el provenir de los pueblos”, p. 4.
52 Sus admiradores. “Huaraz”, p. 4.

39
P ro g re so C atólico (18 60)53. Ciertamente el programa liberal contenía disposiciones contrarias a los
privilegios eclesiásticos, y un articulista de E l C o m ercio resume certeramente el espíritu anticlerical
de la revolución de 1856 señalando que:
“¿No es santa, justa, bella, una Constitución que liberta al pobre de pagar para que se
bautice a sus hijos, para que se le case, para que se le entierre, para que se le dé copia de
una partida de bautismo, de matrimonio o de muerte?. Poner a los párrocos bajo la misma
ley que los feligreses para que no les roben sus hijos, para que no seduzcan a sus mujeres,
disminuirles las entradas para que no pasen las noches y los días alrededor de las carpetas
como estamos cansados de verlos en todos los pueblos de la sierra. ¿Dejar de ser
antirreligioso, no es religioso, justo y altamente moral?. ¿Puede llamarse herética una
Constitución que pone vallas a los sacerdotes para que no cometan defraudaciones,
escándalos y sacrilegios?”54.

En 1858 el Ministro de Gobierno, Culto y Obras Públicas, Manuel Morales, advertía sobre
la creciente escasez de religiosos instruidos y virtuosos, por lo que en tono melancólico decía que
apenas divisaba “una que otra luz próxima a extinguirse”, pero expresó sus esperanzas de que en el
nuevo seminario limeño sostenido con las rentas de la Iglesia y un fondo de 14 000 pesos en
capellanías cedidos por el Estado en virtud de una ley del 16 de marzo de 1850 podrían forjarse
nuevas generaciones de párrocos55. Del mismo modo, Francisco González Vigil señaló en las
páginas de E l C o n stitu cio n a l la necesidad imperiosa de educar al clero. Por entonces, en diversos
pueblos ancashinos la politización de los párrocos y la disputa de espacios de poder con los
gamonales fue radicalizándose. En agosto de 1861, el Secretario de la Municipalidad de
Cajatambo, Domingo Quinteros, elevó una nota consultiva a la Comisión Permanente del Congreso
sobre la facultad de los religiosos para participar en los colegios electorales provincianos, pues el
cura interino del distrito de Gorgor, José Jesús Ayllón, reclamaba tal derecho. Un mes después, el
congresista Manuel Irigoyen responderá que el artículo 37 de la ley de municipalidades fijaba las
calidades exigidas a las personas para acceder a cargos ediles, y los párrocos “por su estado y el
ministerio que ejercen” no podían hacerlo56.
Ideológicamente la contraofensiva conservadora se había iniciado en julio de 1860 con
Bartolomé Herrera mediante su proyecto de Constitución que restablecía los diezmos, fueros
personales y manos muertas, posiciones defendidas a través del semanario E l C atólico. Poco
después Herrera conseguirá del Congreso la sanción constitucional del catolicismo como religión
del Estado, pero no pudo impedir que fuese suprimido el fuero eclesiástico, a pesar que pidió no
tomar una decisión mientras no se celebrase un Concordato con la Santa Sede. Viendo fracasado su

53 Klaiber, Jeffrey. “Los partidos católicos en el Perú”, p. 158.


54 F. “La Revolución del 54 comparada con la del 56, p. 3.
55 Morales, Manuel. “Memoria que presenta al Congreso Extraordinario de 1858 el Ministro de Gobierno, Culto y Obras
Públicas”, p. 124.

40
proyecto ultra conservador, Herrera resignó en setiembre la diputación retirándose a Arequipa para
ejercer el Obispado. Poco después, el gobierno de San Román buscando mejorar sus relaciones con
el clero plantea encargar a los párrocos campañas educativas con los feligreses, pues así el fisco
podría ahorrar gastos. Mas su Ministro de Relaciones Exteriores, Juan Ribeyro, consideraba difícil
rentar a los párrocos de inmediato, porque antes era imprescindible apreciar la posición topográfica
de cada doctrina, el número de habitantes que contiene, su riqueza e industria, y solo entonces
podría imponerse una contribución eclesiástica proporcionada a la peculiaridad de los pueblos,
dividiendo los curatos en cuatro clases para dotarlos vía concurso5657.
Un nuevo golpe sufrió el clero cuando mediante supremo decreto del 10 de diciembre de
1865, la Dictadura de Mariano I. Prado dispuso que la Beneficencia de Lima administrase los
bienes de las cofradías, congregaciones y hermandades. El Secretario de Justicia y Culto, José
Simeón Tejeda, consideraba esta medida como un simple cambio administrativo, pues no alteraba
en nada los compromisos de las cofradías con la sociedad. El Obispo Goyeneche en cambio, opinó
que el decreto se oponía a los principios generales del derecho natural, destruía las obligaciones
sagradas, vulneraba derechos adquiridos, arruina el culto y mengua la autoridad de los prelados
sobre esas instituciones. El Obispo muy preocupado advertía que:
“ .. en las provincias y particularmente en las de la sierra, se da vulgarmente el nombre de
cofradía a todos los bienes que pertenecen a la Iglesia, y bajo este concepto es muy de
recelar se exponga a los curas a vejaciones, y se emiten por las autoridades locales informes
equivocados contra el espíritu y la letra del mismo decreto que darían lugar a querellas de
parte de los párrocos, a reclamaciones de parte de los prelados diocesanos y sobre todo a
juicios siniestros sobre la buena inteligencia y armonía que deben haber entre el Supremo
Gobierno y la autoridad eclesiástica”58.

Mientras tanto la relajada conducta de los párrocos no fue revertida en los 60. Así, en
agosto de 1867, el coronel José Bustamante de la Sociedad Amiga de los Indios criticando la actitud
de los blancos y mestizos que siendo testigos de los sufrimientos de los indios veían impávidos
como en los archivos de los tribunales se confundían entre papeles de poco valor las protestas de los
indios, cuestionaba el papel de las leyes porque las autoridades las usaban para oprimir al indio y
nunca sancionar a las autoridades abusivas. En esa reprobable actitud participaban:
“ ... los curas cargando al indio de impuestos crecidos a que denominan derechos
parroquiales, aquí están en fin los blancos servidos por los indios, a quienes en su torpe
obstinación, pretenden negar los derechos accesorios a la existencia de hombres”59.

56 Quinteros, Domingo. “Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas: Sección de Gobierno”, pp. 75-76.
57 Ribeyro, Juan Antonio. “Memoria que presenta el Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores y
Culto al Congreso Nacional de 1862”, p. 89.
58 Goyeneche y Barreda, José Sebastián. “Oficio del Ilustrísimo Arzobispo de Lima al Señor Secretario del Ramo
observando el decreto del 19 del presente relativo a la administración de cofradías”, pp. 122-123.
59 Bustamante, José. “Los indios y la sociedad”, p. 2.

41
La propia Sociedad haciendo un balance negativo de la labor parroquial entre los indígenas
señalaba el descuido de la educación religiosa de ellos, lo cual unido a los abusos y corruptelas de
que era víctima lo habían reducido a un grado de abyección insoportable. La religión entre los
indios estaba limitada a simples exterioridades sin participar del espíritu del evangelio. Pedía por
eso a los párrocos ganar el corazón de los indígenas para que no se perdieran por obra de sus
sentidos, haciendo alusión al alcoholismo y excesivas fiestas que les impedían convertirse en
ciudadanos60.
En el Congreso Constituyente de 1867 con motivo del proyecto de los diputados Vivas,
Saavedra y Cazorla para extinguir primicias y derechos parroquiales hubo preocupación en los
críticos sobre la capacidad financiera del Estado para asumir esta carga mediante nuevos impuestos.
Entonces existían 625 curatos cuyo presupuesto anual ascendía a 462 729 soles en cuatro clases
cuyos costos estaban repartidos de esta manera: 75 840 soles (158 de primera clase), 106 080 (156
de segunda clase), 124 800 (156 de tercera clase) y 156 000 (156 de cuarta clase). A esa suma
debía agregarse 308 520 soles para congrua y 219 100 soles en sostener el culto, con lo cual
resultaba 1 190 340 soles como monto total. Para afrontar este gasto el Estado solo tenía un
máximo de 400 000 contribuyentes, a los cuales cargándoles por año 2 soles (200 000 casados) y 1
sol (200 000 solteros) solo resultaba 600 000 soles61.
En 1868 el Obispo de Huánuco, Manuel Teodoro del Valle, manifiesta su oposición al
proyecto de ley sobre rebaja de derechos parroquiales y cuartas episcopales, aduciendo que solo
provocaría la disensión permanente entre los párrocos y feligreses, empobreciendo al clero y
empujándolo a sórdidas negociaciones. Anotaba que nadie se arruinaba por pagar 20 pesos para un
matrimonio, y minimiza los ingresos parroquiales porque la proliferación del feble boliviano
generaba pérdidas del 30% imposibles de cubrir. Recordaba al gobierno su promesa de respetar las
leyes eclesiásticas, pues los cánones no podían ser suprimidos por leyes civiles62. A su vez, el
Obispo de Puno, Ambrosio Huerta señala que los derechos parroquiales no eran títulos de bolsa
cotizables según el interés del público, sino una prerrogativa del párroco para exigir a sus feligreses
los medios indispensables de su congrua, por lo cual rechazaba la propaganda anticlerical de los
rojos e impíos63.
Desde 1860 la dotación económica del clero había sido incluida en el Presupuesto Nacional
y se mantuvo regularmente hasta 1872. En adelante, la crisis fiscal, produjo grandes retrasos en la
entrega de fondos. Todo ello trajo la desmoralización del clero bajo, y por eso en 1869 el Obispo

60 Medina, José Miguel y otros. “Indios: Circular a los Ilustrísimos señores arzobispos y obispos”, p. 3.
61 “Extinción de primicias y derechos parroquiales”, pp. 3-4.
62 Del Valle, Manuel Teodoro. Inform e sobre e l p ro y e c to de ley rebajando los d erech o s p a rro q u ia le s y extinguiendo las
cuartas episcopales ..., pp. 4-8.

42
de Ayacucho, José F. Moreyra en una carta pastoral a los párrocos los alentaba a no dejarse
doblegar por las penurias económicas recordándoles su obligación estricta de educar a la feligresía,
y a ésta la obligación de concurrir a sus enseñanzas. El Obispo Moreyra lanzaba la siguiente
admonición:
“Recordad mis caros cooperadores que se os ha de pedir cuenta de las almas redimidas con
la sangre de Jesucristo, y la que se pierde de vuestras manos la ha de exigir el Juez Supremo
de vivos y muertos. Ojo por ojo, diente por diente, alma por alma. Sentencia terrible”.6364

El conflicto de la autoridad civil con la Curia fue tomando mayores dimensiones en los 70,
pues los prelados cuestionaban con sus actos la jurisdicción del Estado en los asuntos eclesiásticos.
El caso más lamentable se produjo en julio de 1874, cuando el Ministro de Justicia, José Eusebio
Sánchez criticó acremente en su Memoria la falta de prudencia de algunos religiosos con respecto a
los alcances del Patronato. Con este mensaje el Ministro exigió el respeto de los obispos a los
derechos mayestáticos de la Nación condenando la conducta del prelado de Puno, Juan Ambrosio
Huerta, quien había abandonado su diócesis sin aceptar las invocaciones del gobierno para corregir
tal hecho, aduciendo éste que no obedecería más autoridad que la del Santo Padre. Este desacato
fue llevado a juicio constitucional en el Congreso por violación de la soberanía. Huerta, por su
parte, denunció ser objeto de persecución por el gobierno de Manuel Pardo65, y no aceptó avenirse a
un arreglo prefiriendo declarar vacante su sede sin comunicarlo al Ministerio de Justicia y Culto66.
Durante los 80 continuó la secularización del Estado con los proyectos para laicalización de
cementerios y la política de tolerancia de cultos. En 1888 el Vicario Capitular, Manuel Antonio
Bandini, señaló que tales medidas en tanto fomentaban el ejercicio público de cultos extraños
desprotegían el catolicismo violando flagrantemente el artículo 4° de la Constitución de 1860. Para
Bandini el derecho canónico concedía jurisdicción espiritual a los obispos sobre los cementerios
porque eran lugares sagrados donde no podía intervenir la autoridad política. Entre agosto y
setiembre de 1888, el asunto fue debatido en el Congreso surgiendo tres posiciones: los liberales
planteando ejercer la potestad civil sobre los cementerios a través de las beneficencias; los liberales
moderados impulsores de una fórmula consensuada entre el Estado y la Santa Sede; y los
conservadores opuestos a toda intromisión del gobierno sobre la jurisdicción eclesiástica.

63 Huerta, Juan A. In fo rm e que el Ilu strísim o S.D .D . Juan A. H uerta, O bispo de P uno, dirige al...., p. 7.
64 Moreyra, José F.E. “A nuestros venerables párrocos, a los padres y madres de familia, y a todos los maestros de la
juventud”, p. 137.
65 Desde 1866, el Obispo Huerta mantuvo una tensa relación con el gobierno en protesta por la suspensión del goce de
temporalidades al Arzobispo Goyeneche, quien había ejecutado la Encíclica Quanta cura sin el pase del gobierno
(Basadre, Jorge. H isto ria de la R ep ú b lica d e l P erú, 1822-1933. Tom o V, pp. 1260-1261).
66 Sánchez, José Eusebio. “Memoria del Señor Ministro de Justicia, Instrucción Pública y Beneficencia”, p. 137.

43
Finalmente la ley aprobada por el Congreso adoptó una solución intermedia disponiendo que las
beneficencias y municipalidades construyeran cementerios laicos para los no católicos67.
Frente a estas medidas, los partidarios de la Iglesia reaccionaron en 1886 organizándose en
la Unión Católica, pero ésta recién pudo discutir objetivos con sus seguidores en el Congreso
Católico de 1896. Durante estos años la principal preocupación de los obispos estuvo centrada en la
campaña evangelizadora de los misioneros metodistas norteamericanos en la sierra sur peruana. En
ese contexto, los conservadores acusaban a los masones, rojos (socialistas), librepensadores
anticlericales y protestantes extranjeros de estar detrás de los proyectos para convalidar el
matrimonio civil entre los no católicos y la modificatoria del artículo 4° de la Constitución de 1860
para introducir la tolerancia de cultos. Si bien la aplicación de estas medidas no fueron realmente
efectivas sino en el siglo XX, representaron un paso trascendental en la secularización de la vida
ciudadana venciendo las formas corporativas tradicionales, siendo punto culminante de este proceso
la ley que estableció la libertad de credo en 1915.
El caso de los derechos parroquiales merece un estudio particular en el conjunto de las
relaciones sociedad-iglesia durante el siglo XIX. En octubre de 1826 el Consejo de Gobierno
presidido por Andrés de Santa Cruz aprobó el primer arancel republicano. Al año siguiente, el
diputado Muñoz informó al Congreso Constituyente que los párrocos no podían satisfacer sus
necesidades, pues los derechos pagados eran insignificantes. En marzo de 1828, el gobierno manda
entonces restablecer el arancel colonial formado por Santo Toribio (1675) Posteriormente un
decreto supremo del 27 de setiembre de 1848 ratificó la aplicación de estas tarifas. Este decreto, sin
embargo, disponía que en la siguiente Legislatura se establecieran definitivamente nuevos derechos
parroquiales “de un modo análogo a las presentes circunstancias del país, y que consulte, no menos
que el interés de los feligreses, la cómoda y decente congrua de los párrocos”68.
Entre fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX hubo gran inestabilidad en las rentas
del curato de Macate. En 1774 éstas llegaban a 1 057 pesos empleados en los siguientes pagos:
sueldo del Inter (450 pesos), dotaciones del cuaresmero y primiciero (110 pesos), cuartas
episcopales (30 pesos), costos del Seminario (18 pesos 6 reales) y provisión de alimentos (50
pesos), restando 448 pesos 2 reales asignados a la congrua del párroco69. Hacia 1839 el curato
estaba produciendo una renta de 1 200 pesos por primicias (200 pesos) y administración de
sacramentos como bautismos, matrimonios, entierros y pie de altar (1 000 pesos) experimentando
un crecimiento del 13%. De ella se descontaban cuartas episcopales (80 pesos), y los pagos del

67 García Jordán, Pilar. Ig lesia y P o d e r en el P erú C ontem poráneo, 1821-1919, p. 225.


68 “Sección Administrativa. Ministerio de Justicia, Instrucción y Culto”, p. 1.
69 Challco Huamán, Sonia. Visitas eclesiásticas: A n c a sh / S ig lo sX V II-X V III, pp. 144-145.

44
teniente de cura (300 pesos) y cuaresmero (70 pesos), quedando un saldo considerable de 750
pesos.
Sin embargo, para 1848 dicha renta había perdido un 41% de su valor situándose en 700
pesos, de los cuales deducidos 400 pesos para el Inter y 77 pesos por contribución parroquial y
cuartas episcopales dejaba la detestable suma de 223 pesos. El párroco Tiburcio Obregón señaló
entonces como causas del creciente empobrecimiento del curato el generalizado pedido de entierro
bajo de cadáveres, los exiguos ingresos por estola, primicias y pie de altar, y la renuencia de los
indígenas a continuar con su antigua costumbre de costear las mayordomías de las misas sabatinas y
de ánimas “llevados y guiados de algunos espíritus enemigos de la piedad y de los sacerdotes”70.
Poco después, en febrero de 1852, el Prefecto ancashino, José Joaquín González, en carta al
Ministro de Gobierno, Bartolomé Herrera, informaba sobre el malestar generalizado entre los
pueblos del Callejón de Huaylas contra los cobros eclesiásticos, pues no se respetaba el arancel y
solo se generaban corruptelas:
“ .. por los constantes abusos que de continuo se cometen, ya por los párrocos, o ya por sus
tenientes, u otros eclesiásticos y aun particulares auxiliares (...) por la ampliación que en el
arancel de derechos eclesiásticos vigente se permite en los usos y costumbres (...) gravando
la clase más menesterosa en el cobro de las primicias u otras obenciones con distintas
clasificaciones”71.

A pesar de la difícil situación económica, muchos párrocos no rebajaban los derechos


parroquiales por entierros y así en febrero de 1854 el vecino de Huarmey, Gavino Uribe decía:
“... el arancel es una ley que sirve de freno para contener la codicia que algún cura puede
despegar contra los ricos, y nada más que contra los ricos; con los pobres no reza ningún
arancel, con ello no hay más ley ni más medida que la conciencia y la caridad del cura; y
entiende que no solo el pordiosero es pobre, sino lo es también por ejemplo un proletario
casado con hijos y sin más caudal que un rancho, un pedacito de tierra, uno o dos
borriquitos para su vida, manteniendo a su familia con el sudor de su frente. Por esto pues,
si muere no puede el cura aplicar el arancel sino la caridad y conciencia pastoral que le
impone la obligación de enterrar y casar de balde a semejantes pobres; no puede quitar el
rancho, la chacrita o el borriquito, dejando al perecer a la viuda e hijos por llenar la cuota
del arancel, mucho menos puede quitar uno o dos hijos y llevárselos por el entierro de su
padre. A Dios gracias que en el Perú no hay un cura tan bárbaro y tan inhumano con
semejante corazón de fiera”72.

El arancel continuó inconmovible por cuatro décadas, a pesar de que en 1878 se dictó
resolución legislativa ordenando al gobierno negociar una rebaja con la autoridad eclesiástica. Así,
apenas terminada la Guerra del Pacífico los sucesivos ministros de Justicia y Culto trataron de

70 Obregón, Tiburcio. R a zó n estadística de la doctrina de S a n L u is de M a c a te de la p ro v in c ia de H uaylas..., 1848.


71 C arta d e l P refec to de A ncash, Jo sé Jo a q u ín G onzález, a l M in istro de G obierno, P o licía y O bras P úblicas, B a rto lo m é
H errera. Huaraz, 10 de febrero de 1852.
72 Uribe, Gavino. “Carta de un cura”, p. 3.

45
cumplir lo dispuesto en la resolución citada. Y en 1887, el Ministro Félix C. Coronel denunció que
debido a la ausencia de obispos, en la mayoría de diócesis sucedían constantes abusos de los
párrocos en el cobro de los derechos parroquiales, por la falta de uniformidad en los aranceles de los
diversos puntos de la República, lo cual generaba asimismo:
“ .. la incertidumbre que reina en esta materia y que puede dar lugar a la explotación de las
más infelices clases de la sociedad, son origen de irregularidades que en un país
quebrantado por el infortunio retardan su reconstitución y deben por lo mismo cuanto antes
desaparecer”73.

Aunque la Legislatura de 1887 estudió la posibilidad de reformar los aranceles eclesiásticos


no se llegó a nada concreto. Por ello en agosto de 1890 el Ministro José Galindo invocó a los
dignatarios de la Iglesia para que dando prueba de desprendimiento propusieran rebajas equitativas
recordando además que el Arzobispo Manuel Bandini había prometido realizarlas hace un año74.
Pero sólo en junio de 1891 sería aprobado un nuevo arancel eclesiástico diferenciado para las
diócesis de Lima, Puno, Arequipa, Cuzco, Ayacucho y Trujillo, quedando pendientes los de
Huánuco y Chachapoyas. Debido a su irregular aplicación, en 1892 el Ministro Epifanio Serpa,
advirtió sobre el creciente desprestigio de la Iglesia en los pueblos apartados por la tiranía de los
cobros, recomendando que se formase una comisión de representantes de las diócesis para analizar
el reciente arancel, formular una nueva reforma y mandarla al Congreso para su aprobación. De
igual modo, otra ley determinaría las características que definieran la pobreza de solemnidad, y
quienes estuviesen en tal categoría recibirían los sacramentos gratuitamente75. Con todo, en 1894 el
nuevo Ministro Martín Dulanto seguía insistiendo en negociar con el clero una nueva rebaja
arancelaria que sin afectar la congrua de los párrocos fuese módica para el pueblo, comprometiendo
a las autoridades para exigir su exacto cumplimiento.

1.3 GAMONALES, CLUBES POLÍTICOS Y ELECCIONES:

El distrito de Macate fue creado en la época de la Independencia, y recién alcanza el título de villa
por ley del 25 de setiembre de 190076. Durante los 40, después de la derrota de la Confederación
peruano-boliviana, la actividad política en Huaylas se mantuvo bajo relativa estabilidad debido a su
filiación castillista. Por ese motivo, en octubre de 1844, el Prefecto ancashino José Jaramillo se
ufanaba de que los huaylinos nunca manifestaban tendencia al desorden, aun cuando el torbellino

73 Coronel Zegarra, Félix C. “Memoria que presenta el Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia al Congreso
Ordinario de 1887”, pp. 41-42.
74 Galindo, José. “Memoria que presenta el Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia al Congreso Ordinario
de 1890”, p. 150.
75 Serpa, Epifanio. “Memoria del Ministro de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia”, p. 337.
76 Tarazona, Justino. D em arcación P o lítica d e l P erú (1821-1946), p. 408.

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revolucionario cundía en otras partes, y por ello los proclamó como idólatras de las instituciones
patrias y los más firmes sostenedores del orden constitucional77. Un mes después el Colegio
Electoral de la provincia de Huaylas, proclamaba la victoria de Ramón Castilla con 105 votos,
resultando electos senadores los gamonales Pedro Cisneros (Cajatambo-Conchucos) y José Antonio
Terry (Huaylas). El caudillo, recordado por su decisiva participación en la batalla de Yungay y la
consecuente caída de Andrés de Santa Cruz, recibió mensajes encomiásticos escritos por los
electores en sus papeletas de sufragio. El más singular de estos papeles tenía:
“... un grabado con la mayor finura con los nombres de las cuatro partes del mundo,
colocados en los extremos, que miran a una figura elíptica del centro, donde se encuentra el
voto: A Ramón Castilla, Defensor de la Ley”78.

Para los gamonales ancashinos la Consolidación de los 50 significó ingresos por 282 358
pesos, monto en el cual estaban avaluados los equinos (12 820 pesos), vacunos (98 506 pesos),
ovinos (101 182 pesos) y añil (50 000 pesos)79 tomados de sus haciendas por las tropas patriotas
durante la campaña independentista. Entre los más favorecidos estuvieron los hermanos Cisneros
de Huari y los Terry de Huaylas con 37 300 y 36 100 pesos en vales respectivamente. Este último
caso merece ser detallado para exponer la forma irregular en que obtuvieron buena parte de su
fortuna estos gamonales. En noviembre de 1852, José Antonio Terry, presentó ante el Juez de
Primera Instancia de Caraz, Domingo Guerrero, un expediente solicitando ser indemnizado del
secuestro de caña, cebada, maíz y ganados tomados de su hacienda San Miguel en 1821 por el
Presidente del Departamento de Huaylas, Toribio Luzuriaga. Además reclamaba el pago de cargas
de grano consumidas en las haciendas de Ocosuy y Huambo, presentando nueve testigos como
respaldo de sus afirmaciones. Sin embargo, el Vocal del Tribunal de Cuentas, Isidro Aramburú,
declaró infundado su reclamo por insuficiencia de las pruebas.
Fue entonces cuando Terry haciendo uso de sus influencias en el gobierno consigue que el
citado Tribunal ordene hacer una tasación de los supuestos bienes confiscados, procedimiento
avalado por la Fiscalía Suprema. Debido a la presión de la opinión pública, la Junta de Examen
Fiscal, compuesta por José Fabio Melgar, Tomás de Vivero y Toribio Sanz, dictamina que el
gobierno debía exigir a Terry la devolución de los vales recibidos, pues;
“... la información de los testigos que se presenta como prueba, no puede tenerse como tal,
porque nada significa en este caso, desde que no se ha declarado por el juzgado competente
que es bastante para el efecto, ni ha sido notificado el representante de los derechos del

77 Jaramillo, José. ‘El Prefecto del departamento de Ancash a sus habitantes”, p. 3.


78 Varios electores. “Ancash”, p. 3.
79 “Razón que manifiesta el número y valor de los esclavos, acémilas, caballos, suministros y otros artículos de
consideración, cuya importancia se ha reconocido en la Caja de Consolidación, durante la administración pasada en los
expedientes que ha revisado la Junta de Exámen Fiscal”, p. 213.

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fisco, y sin ningún otro dato que compruebe el cargo formado, se ha reconocido el
expediente, sin haberse sujetado a la tramitación legal”80.

La escandalosa multiplicación de consolidados bajo el gobierno de Echenique provocó una


violenta reacción popular, sobre la cual comenzaron a operar Domingo Elías y Ramón Castilla.
Desde 1851, debido a su apoyo al caudillo Domingo Elías, el pueblo huaylino había mantenido una
tensa relación con las autoridades echeniquistas, pues en las elecciones de 1850, el Prefecto
ancashino José Joaquín González presionó a los subprefectos para que favorecieran al candidato
Echenique. Hubo incluso persecución contra los liberales eliístas coactándose el derecho de
sufragio. En su descargo, los echeniquistas acusaban a los seguidores de Elías de haber practicado
el doble sufragio para ganar de manera fraudulenta. Un caso patético ocurrió en Huaraz, cuando el
párroco Julián Morales, Presidente del Colegio Electoral, anuló las elecciones porque el escrutinio
había sido contrario a Echenique81. Años después, sofocada la rebelión de enero de 1854, varios
vecinos notables perseguidos por los echeniquistas tuvieron que refugiarse en diversos pueblos
como Recuay y Huarmey. Por esta razón, el castillismo encontró fuerte apoyo para su movimiento
rebelde.
En diciembre de 1853, después de sofocada la rebelión eliísta de Ica, el Ministro de
Gobierno, José G. Paz Soldán ordenó al Prefecto de Ancash, José Joaquín González, el
reclutamiento de tropas auxiliares para combatir el movimiento castillista surgido en Arequipa y
que amenazaba con avanzar hasta la capital de la República. El vecindario notable y el pueblo
huaracinos se opusieron al envío de cualquier fuerza para apoyar el régimen echeniquista82. Así, en
febrero de 1854 una partida montonera liderada por el teniente coronel Ignacio Dulanto y los
vecinos huaracinos, José Manuel Robles, Carlos Jiménez, Ceferino Santa Gadea y Mariano Erazo,
apoyados por miles de indígenas tomaron la ciudad de Huaraz expulsando al Prefecto José Joaquín
González, quien huyó a Carhuaz donde forma una compañía auxiliado por los gobernadores de los
pueblos del Callejón de Huaylas. A fines de dicho mes, el gobierno envió a José Allende con el
título de Comandante General de la División de Operaciones con la comisión de restablecer el
orden. Allende desembarcó en Casma y tomando la ruta de Quillo ingresa al Callejón de Huaylas,
haciendo luego un alto en las afueras de Huaraz para unir sus batallones Ayacucho y Marina con las
tropas de González. Hostilizados por las montoneras de los indios de Chavin y Taricá, los
echeniquistas combatieron durante siete horas hasta vencer a los rebeldes causándoles más de 300
muertos confiscando además 300 fusiles y pistolas83.

80 Melgar, José Fabio y otros. “Informes de la Junta de Examen Fiscal”, pp. 135-136.
81 “Huaras: Nuevos atentados que se están cometiendo con relación a elecciones”, p. 3.
82 Álvarez Brun, Félix. A n ca sh : Una historia regional, p. 173.
83 Allende, José. “Sucesos de Huarás”, p. 2.

48
A pesar del triunfo, el Prefecto González quien ejercía el cargo desde 1849, presentó su
renuncia irrevocable al Ministerio de Gobierno haciendo una autocrítica tanto de su gestión como
de la política del gobierno central, alegando que las aspiraciones de los pueblos no podían
sojuzgarse mediante medidas coercitivas. El notorio descontento popular limitaba la acción de las
autoridades en el combate de los rebeldes. No deben extrañar por ello, las quejas del Subprefecto
de Santa, Mariano Zagal, en las cuales denunciaba ante el Ministerio de Guerra la falta de apoyo del
pueblo y hacendados de Nepeña motivo que impedía vencer a las montoneras, pues éstas
informadas de los movimientos de sus tropas huían con facilidad84. Sin embargo, el gobierno
rechazó cualquier acción conciliatoria prefiriendo aplicar mayor violencia. Esta tarea fue encargada
al nuevo Prefecto, coronel Manuel V. Morote, quien como primera medida ordenó a los
gobernadores de los distritos de Yungay y Caraz formar un escuadrón de dos compañías de 60
hombres como reemplazo del batallón Ayacucho que estaba próximo a regresar a Lima.
Mientras se hallaba ocupado en esta tarea, el Prefecto Morote recibió en junio una nota
desde Huánuco del coronel castillista Julio Montes invitándolo a sumarse al movimiento subversivo
organizando en Llata. Morote rechaza el pedido reafirmando su lealtad a Echenique. Ante ello,
Montes ocupó Huamalíes con 60 soldados y 130 montoneros haciendo amago de invadir Huari. En
rápida reacción Morote y el Subprefecto de Conchucos, Gerónimo Cisneros, prepararon la defensa
de esta provincia desbaratando los planes de Montes. Dos meses después, el Prefecto anunciaba
jactancioso haber organizado dos batallones (Marina y Ancash) y una compañía de coraceros,
ambas listas para combatir a los castillistas.
No estando aún decidida la victoria se desató en Conchucos una terrible epidemia que
pronto se extiende a Recuay, el Callejón de Huaylas y Huaraz. Morote organizó un plan de
emergencia sanitario mediante el establecimiento de lazaretos a sotavento, canalización de acequias,
limpieza de calles y sepultura inmediata de los muertos en las zonas rurales85. Desde Lima fue
enviada una comisión compuesta por los doctores Mariano Macedo, Antonio Martín Hidalgo,
Baltazar de la Cruz y Manuel Daza, quienes salieron a las provincias para estudiar la misteriosa
peste y hallar un medicamento efectivo. Recién en noviembre, Macedo presenta un informe sobre
los síntomas y terapéutica de esta rara epidemia caracterizada por fiebre y escalofríos,
considerándola como el temible tifus. Esta peste arrasaba a los indígenas del Callejón de Huaylas
debido a las condiciones de insalubridad en que vivían86. Con todo, el Prefecto Morote después de
visitar los lazaretos de Vilcabamba y Piscobamba declara haberse controlado el mal. Sin embargo,
en Macate la epidemia se extendió hasta 1856 siendo vencida gracias a la acción del médico Manuel

84 González, J. Joaquín. “Ancash”, p. 3.


85 Morote, Vicente. “Ancash: Circular”, p. 2.
86 Macedo, Mariano. “Epidemia de Huarás”, pp. 2-3.

49
María Montufar87. En medio de este sombrío panorama para el echeniquismo, corrían rumores en
Huaraz sobre la renuncia del Prefecto Morote, pues sus proclamas aunque reiteraban lealtad al
gobierno, traslucían al mismo tiempo un tono pesimista como si supiese que la suerte de Echenique
estaba echada, idea lógica toda vez que las partidas de montoneros ya habían asaltado el cuartel de
Huari y amenazaban con atacar Huaraz.
Luego de una desgastante guerra civil Castilla derrocó al gobierno de Echenique en enero
de 1855. A mediados de dicho mes, nombrado transitoriamente como nuevo Prefecto de Ancash,
Isidro del Río, se inicia una nueva etapa de alianzas entre los gamonales ancashinos. De esas
maniobras políticas resultó beneficiado José María Terry, quien aun cuando se había mostrado
ambivalente frente al movimiento castillista, actitud contraria al decidido apoyo dado por el teniente
coronel Ignacio Dulanto, logra ser nombrado Prefecto departamental en marzo de 1855 gracias a
sus vínculos con gente del nuevo régimen. Pero no fue fácil para Terry tender su propia red
clientelista en el callejón huaylino. En Macate, los vecinos notables Manuel Bejarano y Eusebio
Beteta encabezaron una protesta contra el nombramiento de su allegado Jesús Otárola en la
Subprefectura de Huaylas. Frente a ello el Juez de Primera Instancia, José Joaquín Suero, ordena su
apresamiento acusándolos de conspiración contra las autoridades, solicitando además al Prefecto
Terry el envío de tropa para controlar las protestas del pueblo macatino. Aunque meses después
Bejarano y Beteta fueron liberados por falta de pruebas, muchos vecinos expresaron al gobierno la
necesidad de destituir a Terry para que los partidarios de Vivanco no encontraran adeptos entre los
descontentos88.
Durante mayo y junio de 1855 en medio de un proceso electoral fraudulento, los partidarios
de Castilla se hacen proclamar diputados a la Convención Nacional. El candidato opositor Ignacio
Dulanto denunció entonces al club del ex-Prefecto Del Río por haber secuestrado actas en Recuay y
fraguar resultados a favor de su familiar político José Antonio Terry89. Similar escándalo se
produjo en la provincia de Santa para favorecer a Julio Jaramillo en un fraude tan burdo que los
votos emitidos superaron a los inscritos en el padrón electoral. Sin duda, los Terry fueron los más
beneficiados en este reparto del poder político en Huaylas. José María y Vicente Terry controlaban
la Prefectura departamental y la Subprefectura de Conchucos respectivamente; sus otros dos
hermanos Jacinto y Gregorio fueron proclamados diputados propietario y suplente por Huaylas, y
finalmente José A. Terry obtuvo la diputación suplente por Huari. Según los rumores esta familia
huaylina estaba protegida por el Ministro de Justicia, Manuel Toribio Ureta.

87 C arta d e l P refec to de A ncash, Jo sé M a ría Terry, a l M in istro de H acienda, J o sé F a b io M elg a r. Huaraz, 2 de marzo de
1856.
88 “Departamento de Ancash. Otro Prefecto si no quieren pronunciamientos”, p. 4.
89 Un imparcial. “Capítulo de Carta”, p. 4.

50
Las rencillas surgidas en la rebelión de 1854 entre huaracinos y huaylinos motivaron que en
octubre de 1855, los diputados Francisco Morales (Santa), y José Manuel Ramos (Huaylas)
alegando razones administrativas y económicas presentaran en su Cámara un proyecto para dividir
la provincia de Huaylas. Según su idea debían formarse dos provincias: Huaraz compuesta por los
distritos de Marca, Cotaparaco, Pararín, Aija, Pampa, Recuay, Huaraz y al anexo de Yangas como
límite. Por su parte, Huaylas integraría los distritos de Macate, Huaylas, Caraz, Yungay, Carhuaz,
que sería la capital, y la reducción de Marcará. Finalmente, los pueblos de Quillo, Casma, Jimbe,
Pamparomás, Lacramarca y Santa Ana, ubicados en el lado occidental de la Cordillera Negra, serían
anexados a la provincia litoral de Santa formando tres nuevos distritos: Yaután, Quillo y Santa. A
cambio de esta transferencia, Santa daba al distrito de Macate el paraje de Taquilpón.
Ese mismo mes, la Comisión de Legislación parlamentaria solicita informes al Ministro de
Gobierno, Juan Manuel del Mar, quien traslada el pedido al Prefecto de Ancash, José María Terry.
La respuesta del Prefecto justifica la división señalando la imposibilidad de que una subprefectura
pudiese controlar veinte distritos, propuso además la siguiente demarcación: la provincia de
Huaylas estaría formada por los distritos de Yungay, Caraz, Quillo, Pueblo Libre, Huata, Mato,
Pamparomás, Huailas y Macate, con capital en la villa de Caraz. A su vez, la provincia de Huaraz
integraría los distritos del Cercado, Jangas, Carhuaz, Pariacoto, Pampas, Aija, Cotaparaco, Pararín,
Marca y Recuay, cuya capital sería Huaraz, sede de la subprefectura. Terry puso énfasis en
mantener unidos a Carhuaz y Huaraz, para disipar los odios que subsistían desde 1854, cuando los
huaracinos combatieron por Vivanco y los carhuacinos apoyaron a Castilla. Asimismo,
recomendaba no anexar algunos pueblos de Huailas a la provincia de Santa, pues eran de diferente
idioma y costumbres a los de la costa90. En los primeros meses de 1856 un rebrote epidémico afecta
el Callejón de Huaylas. En esta nueva campaña sanitaria sobresale el médico comisionado Alfredo
Jorge Wholey, quien sufrió estoicamente en su misma persona los males.
Entre tanto la abolición de los fueros eclesiásticos causó profundo malestar en el clero
ancashino. Varios párrocos de la provincia de Conchucos, encabezados por el Vicario Eclesiástico
y párroco de Tauca, Santiago Almeida enviaron una nota de protesta a la Convención Nacional.
Entre los reclamantes se hallaba el ex-párroco de Macate, Tiburcio Obregón. Para los religiosos el
Parlamento había pasado por encima del parecer del Arzobispo de Lima, y calificaron la ley como
un violento despojo de sus inmunidades. Denunciaban como objetivo de esa política dejar sin
recursos a las parroquias para que no pudieran cumplir su labor pastoral y de adoctrinamiento,
creando condiciones para la difusión de ideas irreligiosas, masónicas y subversivas inmorales.
Agregaron que esas ideas eran causa de la anarquía en que estaba sumido el país, expresando su

90 Macera, Pablo (Selección y Estudio preliminar). P a rla m en to y S o c ie d a d en el P erú / S ig lo X IX . Tomo II, pp. 161-162.

51
apoyo a los diputados conservadores Tordoya, Valdivia, Huapaya, Bandini, Rodríguez, Cortés y
Cavero91.
Para agosto de 1856 los diputados José Gálvez y Pío B. Mesa de la Comisión de
Legislación respaldaron finalmente el proyecto de sus colegas Morales y Ramos, dando cuenta a la
vez que existía otro proyecto planteando una división de la siguiente manera: la provincia del
Cercado de Huaraz se compondría de la capital, y los distritos de Marca, Cotaparaco, Pararín, Aija,
Pampas, Pariacoto y Recuay. A su vez, la provincia de Huaylas estaría compuesta por los distritos
de Macate, Huaylas, Caraz, Yungay, Carhuaz y Cochabamba, teniendo como capital a Yungay,
mientras no se hiciese una nueva demarcación. Finalmente, la provincia de Santa tendría por
capital a Casma quedando pendiente la fijación de límites con las dos primeras provincias.
En setiembre de 1856, se agudizaron las expresiones de descontento contra Terry, acusado
de actitud despótica, malversación de fondos en la construcción de la pila de Huaraz y destitución
ilegal del Tesorero departamental Facundo Lozada. Cuando Terry se hallaba en medio del
antagonismo de varios sectores locales, se produce el desembarco de una partida vivanquista en
Casma el 3 de diciembre. Terry denunció entonces que Estevan Masías, Subprefecto de Santa al
cual había suspendido, apoyaba a los vivanquistas y con un grupo de 50 libertos había organizado el
asalto de la hacienda San José en Nepeña. Sin embargo, el diputado Francisco Morales alegaba que
según sus fuentes, Masías no tuvo responsabilidad en tales hechos. La partida avanzó sobre
Yungay y Carhuaz donde fue finalmente derrotada y dispersada92.
A principios de 1857 en medio del ambiente liberal el Estado define la organización de los
pueblos estableciendo las municipalidades donde serían formados los registros cívicos base de las
futuras elecciones. En Huaylas fueron creados 12 municipios: Aija, Cotaparaco, Huata, Huaylas,
Macate, Marca, Mato Pamparomás, Pampas, Pararín y Pariacoto, cada uno de ellos con cinco
concejales93. Estos meses fueron muy convulsos para el pueblo de Macate y la región de Huaylas.
El movimiento vivanquista había constituido en el norte uno de sus principales focos rebeldes, y la
toma de Huaraz constituyó un importante reto, fracasado debido a la campaña de los notables
castillistas, especialmente los Terry. El primer brote subversivo se dio con la carta del Síndico de
Carhuaz, Lucas Rodríguez, quien en nota al Ministro de Gobierno, pide el reemplazo del Prefecto
de Ancash, José María Terry, añadiendo que con él debe irse Castilla, pues provoca el descontento
popular. Rodríguez era vivanquista y como acto simbólico de rechazo a los convencionistas había

91 Almeida, Santiago y otros. “Protesta del clero de la provincia de Conchucos contra la abolición del fuero eclesiástico”,
p. 3.
92 Terry, José María. “Ancash”, p. 2.
93 “El Libertador Ramón Castilla Presidente Provisiorio de la República”, p. 2.

52
quemado la Constitución liberal en la plaza de su pueblo94. Hubo entonces rumores de que los
diputados Barrios y Morales estaban fomentando mediante sus agentes la lucha contra el gobierno
de Ramón Castilla en el Callejón de Huaylas95. A fines de enero, Ramón Vargas Machuca,
Comandante General de la División de Vanguardia vivanquista en Carhuaz, esperaba el apoyo de
los pueblos huaylinos para tomar pronto Huaraz. Pero el Prefecto Terry logró vencerlo allí, y su
hermano, el Subprefecto de Pallasca, Vicente Antonio Terry derrotó otra partida vivanquista cerca
de Pallasca.
En medio de este turbado ambiente, el 13 de marzo la Convención Nacional aprueba un
proyecto para dividir la provincia de Huaylas. Este acto fue un motivo más para excitar las
pasiones entre los huaylinos. Algunos señalaban que el proyecto solo tenía por objeto crear
mayores cargos públicos (gobernaciones, subprefecturas y judicaturas) para los castillistas, sin
tomar en cuenta las consecuencias sobre las relaciones sociales y económicas entre los pueblos.
Ello solo conducía a largo plazo a fomentar el localismo y la lucha de facciones. Otros, sin
embargo, precisaban que esta nueva fisonomía política solo convalidaba la antigua división
eclesiástica, según la cual había dos espacios: Huaraz y Huaylas con cerca de 50 000 habitantes
cada una de ellos96. Días después, el proyecto quedó congelado cuando el diputado por Conchucos,
Gregorio Terry, pidió una reconsideración que no pudo ser atendida por las urgencias políticas del
momento.
Para abril, los vecinos de Carhuaz iniciaron una tenaz campaña contra este proyecto,
señalando mantener desde hace mucho tiempo sólidas relaciones con los huaracinos, debido a que
se hallaban a menos de tres leguas de dicha capital, en donde había mercado para sus productos y
trabajo con salarios dobles a los que podían conseguir en los pueblos del Callejón de Huaylas.
Consideraban este acto como un cercenamiento a Huaraz por haber apoyado a Vivanco, lo cual solo
fomentaba el odio. El Síndico Procurador de Carhuaz, Pedro Bernardino Torres, en nota de 20 de
mayo a la Convención Nacional, acusaba a los familiares del diputado José Manuel Ramos de
fraguar memoriales a favor de los divisionistas, aclarando que los vecinos notables se oponen a ella
porque
“ .. los pueblos de Huaraz al sur, no tienen otra industria que la mineralógica y las crías de
ganado mayor y menor, al paso que de Carhuaz al norte son agricultores; quedaría
compensada la división, dotándose a la provincia del Cercado del pueblo de Carhuaz,
esencialmente agricultor, porque tiene la voluntad de continuar adherido a Huaraz, y porque
con el número de habitantes que contiene la división sería proporcional: Provincia del
Cercado, 46,000 almas, y de Huaylas, 52,000”97.

94 “Síndico de Carhuaz”, p. 4.
95 “Ancash (I)”, p. 3.
96 Huaylinos. “División de la provincia de Huaylas”, p. 3.
97 Torres, Pedro B. “División de la provincia de Huaylas”, p. 3.

53
A mediados de junio, el diputado Morales señala la diversidad de opiniones sobre cual
debía ser el límite entre las nuevas provincias. En un afán conciliador reclama escuchar la voz de
los pueblos y la discusión periodística, y reconoce como error suyo la idea de hacer la división
desde Carhuaz, pues convenía más hacerla desde el paso de Buin o Malpaso para dejar a dicho
distrito en la provincia de Huaraz. Al mismo tiempo, su colega Ramos recogiendo la propuesta del
Prefecto Terry, solicitaba hacer a Caraz la capital huaylina, pues era el punto mas central “teniendo
en cuenta las distancias a que se hallan la de Huaylas y la de Macate hacia el norte”98.
Sin embargo, diversos sucesos impedían a los convencionistas resolver el problema de la
división de Huaylas, por ello algunos huaylinos pedían que entre tanto se decidiera este asunto fuese
dotado su territorio con una Corte de apelaciones, y así ahorrar “más de 40,000 pesos anuales que
remitimos a Lima”99. Por su parte, el diputado Ramos recordó que desde dos años antes tenía
presentado este pedido en la Convención, el cual había sido bloqueado por su colega Flores.
Rechazó haber fomentado odios entre Huaraz y Carhuaz, pues esta tensa coyuntura provenía de
años de rivalidad, porque ya en 1840 ambas manifestaron su deseo de separarse. Justifica su
variable conducta política señalando que en 1854 apoyó a Echenique contra los rebeldes de Huaraz
por principios y no guiado de interés personal, mas aún dice que en 1851 siguió a Elías en su
campaña por Ancash100. Mientras tanto en Lima, el 2 de noviembre de 1857, el teniente coronel
Pablo Arguedas, asalta la Convención Nacional expulsando a los parlamentarios. Este acto causó
estupor entre los pueblos huaylinos, pues consideraban que detrás de ello se encontraban los
conservadores y militaristas ansiosos por desmontar las reformas liberales. Entre las actas formadas
destacaba la de Pueblo Libre fechada en 26 de noviembre donde se rechazaba la Presidencia
Provisoria de Castilla y la probable restitución de los diezmos y otras gabelas, aprovechando que
aún no se habían concluido los debate sobre la ley para designar nuevas dotaciones al clero, y por
ello exigían restablecer la asamblea legislativa.
En mayo de 1858 las preferencias se hallaban muy divididas, y existían muchísimos
candidatos a las diputaciones. Según la opinión pública sólo había dos tipos de candidatos: los ya
conocidos y los nuevos de quienes nada se debe esperar. Dos meses después las elecciones en la
provincia de Huaylas dieron el triunfo unánime a Ramón Castilla con más de 3 mil votos, gracias a
su campaña de ofrecimientos para forjar la paz y desarrollo. En Huaraz, donde Elías alcanzó casi 4
mil votos y Castilla 5,318 votos se hablaba de fraude y temían que este hecho abriera nuevamente el

98 Macera, Pablo (Selección y Estudio preliminar). Parlamento y Sociedad en el Perú / Siglo XIX, pp. 169-170.
99 Hijos verdaderos de Huaylas. “Provincia de Huaylas”, p. 4.
100 Ramos, J.M. “El Diputado Ramos”, p. 3.

54
camino de la anarquía y guerra civil. En Huaylas y Huaraz Castilla obtuvo más de 15,000 votos
saliendo electos diputados Baltazar Villar y Manuel Guerrero101.
Producida la violenta clausura de la Convención Nacional, las elecciones para el Congreso
Constituyente de 1860 fueron tan arduas que hubo dualidad resultando electos Baltazar Villar,
Nicanor González y José Suero con unas actas, y José I. Figueroa, Pedro Hernández y José Antonio
Terry por otras. El triunfo de Figueroa fue duramente combatido, pues era un gamonal promotor de
la esclavitud, lo cual iba contra el inciso 6° artículo 39 de la Constitución, y ya afrontaba juicios por
abusos cometidos en sus haciendas contra peones. Figueroa había incluso golpeado al Juez de Paz,
Francisco Asis Malaespina por citarlo a declarar en la causa puesta en su contra102. Una muestra de
cómo trabajaron los gamonales sus candidaturas en este año puede encontrarse en el caso de
Baltazar Villar, quien de preceptor de escuela primaria en Caraz había llegado a ser diputado en
1858, y cuando vio en peligro su elección para la Constituyente de 1860 hizo que su amigo, el
Vicepresidente Manuel Del Mar nombrara a su hermano Gaspar como Subprefecto de Huaylas, y
luego cuando no salió electo reclamó ese cargo para el mismo103.
Para 1862 bajo el sistema indirecto, Huaylas apoyq la candidatura de Juan Manuel del Mar
que vencería largamente a la oficialista de Miguel San Román por 50 a 17 votos. Serias denuncias
se hicieron entonces contra la actuación del Prefecto Mariano Ibazeta, quien habría ordenado a los
subprefectos usar la fuerza pública para reformar las actas donde hubiese ganado Del Mar y
manipularlas a favor de San Román. A su vez, el club sanromanista denunciaba que los huaylinos
habían hecho las elecciones en medio de tumultos104. La estrategia de San Román fue controlar
desde Lima con apoyo del gobierno los clubes llamados sociedades liberales. En Ancash sus
centros estuvieron en Casma a cargo de Nicanor González y Gregorio Lomparte y en Huaraz con
Ignacio Dulanto105.
Sin embargo, los fraudes más violentos y escandalosos se produjeron en las elecciones de
1866. El Presidente del Colegio Electoral de Huaylas, Julián González, denunció aquella vez al
Subprefecto Manuel Robles Arnao, quien trajo dos compañías de soldados enviándolos a todos los
pueblos del Callejón para coactar el sufragio. González quiso suspender entonces las elecciones,
porque según informaciones del Síndico de Carhuaz, Francisco San Bartolomé, los soldados habian
cometido tropelías apresando vocales de las mesas o haciéndolos huir bajo amenazas. En otros
sitios se fraguaban actas o designaban las mesas, y en Macate la soldadesca estuvo:

101 “Noticias eleccionarias”, p. 3.


102 “Huailas al Congreso”, p. 4.
103 “Huaylas: D. Baltazar Villar”, pp. 3-4.
104 “Elecciones: Huaylas”, p. 4.
105 “Intereses Generales”Sociedad Liberal”, p. 3.

55
“... ahuyentado a los ciudadanos más notables, y aun la mesa fue mandada formar un día
antes del prefijado por el supremo decreto eleccionario con el exclusivo objeto de formarla
con individuos que correspondieran a las miras de la autoridad política”106.

Los vecinos caracinos liderados por el ex-diputado Baltazar Villar, levantaron entonces un
memorial pidiendo la libertad de los vecinos notables apresados o desterrados de sus pueblos, asi
como sanción para quienes habían intervenido ilegalmente en el acto electoral. Los rumores
acusaban al Subprefecto pradista Manuel Robles Arnao de apoyar al gamonal Manuel Espinoza
para hacerlo diputado constituyente. Frente a ello, el Prefecto Nicanor González nombró como
Subprefecto en Huari al coronel Callirgos a fin de favorecer la candidatura de su familiar Pedro
Telmo Larrañaga.
Años después la caida del Dictador Prado no impidió a Robles conseguir ser elegido como
Presidente del Colegio Electoral de Huaraz, logrando incluso designar a Juan Gayoso como su
sucesor en la Subprefectura de Huaylas. Gayoso era odiado por la mala gestión que hizo en la
receptoría de contribuciones y por su declarada lealtad a la Dictadura. En mayo de 1868, Robles
manejó el proceso para que José Balta ganara la Presidencia y fuesen designados al Senado,
Máximo Loli, Gerónimo Cisneros y Ambrosio Alegre, y a Diputados, Alejandro Arenas y José
González. Los perjudicados fueron Manuel del Río y Miguel Díaz, quienes desde Carhuaz trataron
de elegirse por Huaylas107.
En setiembre de 1871 los partidos de Manuel T. Ureta, Manuel Pardo y Rufino Echenique
se disputaban los votos en Huaylas. El club pardista “Sociedad Independencia Electoral” entre
junio y julio organizó tres sucursales en Yungay, Mato y Caraz, a cargo de Ignacio Figueroa, Fabián
Osorio, José Veliz y José Terry, Juan Guerrero e Ildefonso Gadea108. Hubo entonces denuncias de
que el Prefecto Manuel García Pacheco protegía al club uretista con el fin de hacer dualidad en
Huaraz, Casma y Nepeña. Fracasados sus objetivos, el Prefecto renuncia en noviembre cuando se
proclama la victoria pardista, siendo nombrado para reemplazarlo Nicanor González. El Presidente
del Colegio Electoral de Huaylas, Ignacio Figueroa, había trabajado intensamente para evitar la
dualidad impulsada por los echeniquistas menores en número. Finalmente los 85 electores
provinciales eligieron a Ramón de la Fuente para Diputados y a Mariano Loli al Senado. En otras
provincias, las curules al Senado fueron disputadas por los Salazas, Faverón y Terry, pero en
Diputados prevaleció Ramón de la Fuente. Un anónimo emisario pardista que había recorrido todo

106 González, Julián. “Elecciones de la provincia de Huaylas”., p. 4.


107 “Elecciones de Huaraz”, p. 4.
108 “Cuadro que manifiesta el personal de las juntas directivas electorales, las fechas de su instalación y los lugares en que
existen organizados”, pp. 6-7.

56
el Callejón de Huaylas en esta campaña acusó a Ambrosio Alegre e Ignacio Figueroa como los
capituleros del echeniquismo. En su perspectiva el proceso sucedió así:
“Caraz: vi dos tabladillos, más no sufragios, ambos de pardistas. Mato: triunfo de los
nuestros. Huaylas: vencidos los echeniquistas. Macate: trialidad por la elección de electores,
formadas por el cura Durán, los señores Lavandera y Beteta, todos de los nuestros. Huata:
vencedores los pardistas. Pamparomás, Colcap y Cosma: vi perecer el echeniquismo”109.

Las violentas elecciones de octubre de 1875 provocaron dos muertes y varios heridos en
Huaraz, a causa de las refriegas entre los clubes pradistas y monteristas. Los pradistas agrupados en
la “Unión de Ancash” tuvieron como líderes a José Loli y Manuel del Río. A su vez, los
monteristas estaban dirigidos por Alois Schereiber y José Mercedes Izaguirre. En Huari, los
pradistas tenían por jefes a Tadeo Terry y Manuel Esparza, y los monteristas a Delfín Arana. En
Huaylas funcionaron tres colegios electorales. Dos colegios dirigidos por Ambrosio Alegre y
Manuel Angeles proclamaron senadores a Mariano Loli, José Mercedes Izaguirre y Juan Camino.
Un tercero a cargo de Juan Ignacio Moreno, declaró a los mismos más Nicanor González110.
Después de la Guerra del Pacífico, en abril de 1886, el corresponsal de El Comercio
informaba que la candidatura de Teodomiro Gadea se había impuesto en todos los distritos
huaylinos, pues su rival Rodriguez Velis fracasó en su intento de hacer dualidad en Caraz y
Yungay. Gadea basaba su prestigio en la participación que tuvo en el Congreso de 1883 en
Arequipa, donde destacó por su actitud patriótica. En cambio, Rodríguez era recordado por haber
organizado la nefasta guardia urbana usada para atemorizar a sus rivales. El Subprefecto de
Huaylas, Francisco Urbieta tuvo una actitud neutral en este proceso111. En junio, la Comisión de
Cómputo del Senado convalidó los resultados remitidos por Manuel Meléndez, Presidente del
Colegio Electoral de Huaylas, según los cuales de 86 electores, 58 votaron por Andrés A. Cáceres, 2
por Francisco García Calderón, 4 para Alejandro Arenas y 1 para José E. Sánchez112.
En el proceso de abril de 1890 Nicolás de Piérola no pudo participar porque el gobierno lo
había apresado para enjuiciarlo por el golpe de Estado de 1879. Por ello el comité demócrata de
Huaraz presidido por Pedro G. Villón se unió con Julián Madariegue del club constitucional para
lanzar de manera conjunta la candidatura de Remigio Morales Bermúdez contra la oficialista de
Francisco Rosas. El partido rosista estaba liderado por José Mercedes Izaguirre y planteaba que los
pierolistas debían abstenerse de votar. Villón acusó a los rosistas de traer indígenas de Carhuaz,

109 “Huaylas y Santa”, p. 5.


110 “Departamento de Ancash”, p. 3.
111 El Corresponsal. “Huailas”, p. 3.
112 Dancuart, Pedro Emilio y otros. “Cuadro de los sufragios emitidos para Presidente de la República en la elección de
1886 por los colegios electorales verificados hasta la fecha”, p. 1.

57
Yungay y Jangas para formar turbas embriagadas y atemorizar a sus rivales113. Esto no debe
extrañar, pues los pierolistas utilizaron los mismos recursos que los rosistas, y el Subprefecto de
Huaylas, Manuel Carrera, denunció que durante la campaña los líderes pierolistas se dirigieron a las
estancias del Callejón:
“ .. convocando al pueblo para que se reuniera a solemnizar el partido demócrata y
amenazando por medio de una orden por escrito, que el que no concurriera a ese acto sería
multado con un sol de plata (...), y aunque el Gobernador no suscribió la orden estaba
presente y la responsabilidad es exclusiva de él”114.

Según Carrera los gobernadores pierolistas obligaban a los alcaldes y la fuerza cívica a
organizar turbas y mitines, y por ello los rosistas se habían atrincherado en Huaylas donde pensaban
dar batalla. En Mato y Huaylas, los distritos más violentos, tuvo que intervenir el Prefecto con
fuerzas policiales para nombrar nuevos gobernadores. A pesar de estas medidas de coacción, el
candidato del bermudismo Teodomiro Gadea venció ampliamente aun cuando los rosistas trataron
de hacer dualidad.
A fines de 1893 los caceristas tenían puesta su mira en impedir la instalación del Colegio
Electoral de Huaraz. Así, cuando los vecinos notables reunidos en una casa particular proclamaron
alcalde a Octavio Santa Gadea, el Prefecto José M. Rodríguez desconoció esta decisión
calificándola de irregular, nombrando como autoridades a una junta de notables caceristas
presididas por Pedro G. Villón, aduciendo que mientras tanto el Congreso resolvería el conflicto
según la ley de municipalidades. A su vez en Huaylas, el Presidente del Colegio Electoral, Daniel
Villar asociado al Subprefecto Minaya trataba de hacer lo mismo, pero los vecinos de todos los
distritos reunidos en Caraz proclamaron un concejo provincial presidido por Julián Ramos
acordando la continuidad de funciones con el personal de los concejos distritales existentes. Por
Macate concurrieron a este acto Gerónimo Pérez, Antonio del Carpio, Nicanor Tirado, Lorenzo
Lavandera y Manuel Carrasco115.
Para enero de 1894 el diario huaracino L a G aceta denunciaba el nombramiento de
partidarios de la Unión Cívica en las delegaciones de los registros electorales provinciales. Los
cívicos dirigidos por Antolin Robles lanzaban a Mariano N. Valcárcel a la Presidencia de la
República, al Senado a Francisco Rosas y en Diputados iban el propio Robles y Luis B.Guzmán.
Ante el futuro fraude surgieron movimientos en Recuay, Huaraz y Yungay exigiendo la renovación
del Congreso, rechazando la ley de registro cívico mostrando además similar desconfianza por
Cáceres y Piérola. La Unión Cívica por su parte anunciaba las candidaturas de Ernesto Sousa y

113 “Huaraz: Boletín de El Pueblo”, p. 3.


114 Carrera, Manuel. “Huaraz: Subprefecto de la provincia de Huaylas”, p. 4.
115 “Cuestión municipal: Ancash”, p. 1.

58
Fidel Rodríguez116. Dos meses después el diario L a P re n sa de H u a y la s lamentaba que no hubiesen
podido realizarse elecciones en Yungay, Pueblo Libre, Huata, Huaylas, Macate, Caraz y Shupluy
por el generalizado ambiente violentista. En Caraz hubo una batalla sangrienta entre caceristas y
pierolistas, y el 16 de abril el sargento mayor Federico Herrera lideró una turba asaltando las casas
de Francisco Almandos, Bibiano Rodríguez y Enrique Philipps de quienes sospechaban eran
pierolistas.
En Huaylas Julián Figueroa y Daniel Villar eran voceados como candidatos caceristas a
Diputados, mientras para el Senado lo eran Manuel Tovar, Eugenio Larrabure y Unanue y José
Basagoitia. Ante la incontenible violencia, el Prefecto José M. Rodríguez convocó a Antolín
Robles de la Unión Cívica y Pedro Villón del Partido Constitucional para garantizar un proceso
electoral pacífico. Las promesas no fueron respetadas y los caceristas irrumpieron el 1° de abril, día
de las elecciones, en la plaza de armas de Huaraz y después de destrozar los tabladillos electorales
comunicaron al Prefecto la ausencia de garantías para el sufragio. En otros pueblos como Yungay,
Carhuaz, Pallasca y Pomabamba ocurrieron similares actos, por lo que los pierolistas se replegaron
al norte del Callejón haciéndose fuertes en Mato, Mancos y Huaylas117. Por otro lado, L a P ren sa de
H u a y la s convertida en vocera del cacerismo rechazaba que desde Lima se quisiera imponer
candidatos y defendía la postulación de Arturo Alva a la Cámara de Diputados. Finalmente en julio
resultó electa la fórmula presidencial Cáceres-Canevaro-Chacaltana, en el Senado Manuel Tovar,
Ramón Ribeyro y José Basagoitia, y en Diputados Arturo Alva.
La derrota infringida al pierolismo mediante recursos fraudulentos provocó la aparición de
varias montoneras en el Callejón de Huaylas. El escenario toma caracteres temerarios cuando a
mediados de octubre un grupo de pierolistas incursiona en Caraz para victimar con una carga de
dinamita al recién nombrado Subprefecto de Huaylas, Teniente Coronel Guillermo Guerra,
hospedado en casa del Coronel Arnaldo Rusco. De inmediato el gobierno lo reemplaza por el
Coronel Domingo Cueto, quien recibió una tropa de 60 soldados para enfrentar al cordón de las
audaces montoneras fortalecidas en las alturas de Yungay y Caraz, y que según decían los rumores
estaban capitaneados por el ex-Subprefecto Fabián Osorio118.
En noviembre las montoneras de Carlos de Piérola habían sido obligadas a replegarse hacia
la bajada a la costa. La población huaylina recibió asimismo con desconfianza el nombramiento de
Mariano Minaya Pillafranca como Subprefecto provincial, pues este oportunista en su afán de
agradar al gobierno desató una persecución contra todo aquel que le parecía pierolista. Ciego de ira
no tuvo reparos en apresar al anciano Mariano Alva, el gamonal más importante de Caraz y padre

116 “Ancachs (II)”, p. 2.


117 “Ancachs (III)”, p. 3.
118 El Corresponsal. “Huaylas”, p. 3.

59
del diputado Arturo Alva. Mas esta actitud generó mayor descontento surgiendo una nueva
montonera liderada por Francisco Ramírez cuyo rápido crecimiento le permitió en diciembre
atreverse a lanzar asaltos sobre el propio Huaraz, si bien fueron rechazados por el Coronel Tomás
Courret119.
La contraofensiva cacerista liderada por el Prefecto Federico Herrera avanzó sobre Caraz
donde apresó al italiano Santiago Bernardini, a quien sus informantes acusaban de financiar las
montoneras pierolistas. Herrera le exigió infructuosamente un cupo para liberarlo, y frustrado por
la rebeldía de Bernardini lo condujo a la cárcel de Huaraz, pero después tuvo que dejarlo libre por
presiones llegadas desde Lima, dado que Bernardini era representante legal de la Empresa Minera
Patara y tenía buenas relaciones con el Ejecutivo. Entre tanto los diarios informaban que Carlos de
Piérola y Francisco del Solar habían cubierto con sus montoneras el camino de Caraz a la costa120.
Pasados dos meses se desata la ofensiva pierolista en todo el país, Carlos de Piérola avanzó
incontenible por el Callejón hacia Pomabamba y Huaraz, mientras el Prefecto Herrera huía
levantando a los campesinos de Huacchis para que saquearan las haciendas y casas de los pierolistas
en Huari y Uco. Finalmente en abril, Piérola da alcance a Herrera en Sihuas, y luego de una batalla
con más de 50 muertos, lo apresa y lleva a Huaraz para ser enjuiciado121.
La Junta de Gobierno instalada en Lima después de derrocado Cáceres dispuso que
mientras se instalaban los concejos provinciales fuesen designadas juntas de notables en las
provincias. En Huaylas se formó una integrada por varios pierolistas bajo la Presidencia de Jorge
Álvarez. La unidad política pronto desapareció entre los gamonales cuando se acercó la
designación de los candidatos al Congreso. El diario huaylino L a B a ta lla señala al comité
provincial sucursal del Comité Ejecutivo Demócrata limeño como un campo de batalla. La facción
de Gabriel Ramos se enfrenta a balazos en Caraz con la de los hermanos Celso y César Romero,
resultando muertos estos últimos. Otros pierolistas denunciaban indignados la preferencia de sus
jefes limeños por “los civilistas de 20 años y demócratas de 20 días”, como era el caso de José S.
Morán, quien pretendía la candidatura por Huaraz desplazando al viejo pierolista, José S.
Ramírez122. El 20 de julio el diario L a B a ta lla informa que Juan Olivera, elegido Presidente del
Colegio Electoral de Huaraz, partidario de los Ramos y Villa había sido atacado a palos por una
turba de indígenas traídos de la hacienda Sanja por el Gobernador de Carhuaz, Justo Palma y otros
allegados de Juan Loli. Días antes trataron de incendiar la imprenta del diario E l C orreo de A n ca sh
de Antolin Robles. Otros actos de violencia se produjeron en Yungay entre grupos pierolistas y

119 El Corresponsal. “Caraz”, p. 3.


120 Un apostador. “Caraz”, p. 3.
121 “Ancash: Boletín Oficial”, p. 2.
122 “Huaraz”, p. 2.

60
caceristas123. Todo concluyó en agosto cuando fueron proclamados senadores por Ancash, Carlos
de Piérola, Juan Loli y Antonio García y en Diputados por Huaylas resultó electo Belisario
Rodríguez Velis.
En mayo de 1899 si bien venció en Huaraz la candidatura de López de Romaña hubo un
masiva ausentismo, pues la población se hallaba descontenta con el nombramiento de Luis Bernales
como Prefecto, quien protegía la candidatura de Moisés Méndez en Huaraz. En Yungay donde
residía la mitad de la población electoral de la provincia de Huaylas, no hubo sufragio lo mismo que
en los distritos de Pueblo Libre, Huata y Huaylas. El Prefecto Bernales organizó comicios por
medio de la fuerza y consigue así la reelección del Diputado Rodíguez Velis124.

123 “Ancachs: Nuevos crímenes”, p. 3.


124 “Huaraz: Acápite de carta”, p. 3.

61
62
CAPÍTULO II

SEÑORÍO RELIGIOSO Y GAMONALISMO

2.1 LA VIOLENTA DÉCADA INICIAL (1853-1863)

Desde mediados de los 30 el curato de Macate se hallaba vacante. En noviembre de 1840, después
de una breve administración interina ejercida por el párroco Josef Manuel Arévalo, serían
designados Antonio Pardo de Figueroa y Tiburcio Obregón como cura propio e inter
respectivamente125. Este último se hace cargo del curato en 1848126, y en 1852 recibe al párroco
Durán, quien iba a desempeñar la función de eclesiástico particular asistente. En diciembre de
1852, el Arzobispado limeño para cubrir la vacancia del curato macatino presenta una terna
integrada por Julián Durán, José Gaspar López y Antonio Novoa. Durán resultó electo para este
destino, pero también había integrado las ternas para los curatos de Ambar y Acas en Cajatambo, y
Chunchanga en Ica127.
Con este acto comienza la sorprendente carrera de Durán para establecer su señorío por
cuatro décadas. Las prácticas sociales y políticas que este párroco iba a emplear en los años
siguientes no eran un caso singular, sino la expresión de un fenómeno común en Ancash: la
conversión de los párrocos en auténticos gamonales. Es probable que Durán hubiese aprendido
esos mecanismos de ascenso social de otros párrocos que lo antecedieron en el Callejón de Huaylas,
como José Antonio de Figueroa en Yungay o Diego González de León en Caraz. En el caso de
Figueroa había sido gobernador, juez de paz y síndico a fines de los 50, hasta que decide abandonar
su curato para residir en Casma donde estuvo ocupado en el comercio de manteca, leña y otros
productos menores. Sus rivales lo acusaban de injerirse en asuntos judiciales y políticos para
beneficio propio y de algunos allegados, mientras sus defensores recalcaban las calidades literarias
e importantes relaciones sociales que poseía128. Por su parte, González León en 1856 manejaba
varias haciendas, abusaba con las obenciones, y había vendido alhajas y terrenos de la Iglesia. En

125 “Plan que demuestra la provisión de las parroquias de esta diócesis, a conveniencia de las presentaciones hechas por el
Supremo Gobierno celebrado en este año de 1840”, p. 190.
126 Del Valle, Manuel T. “Lima: Eclesiásticos particulares”, p. 3.
127 “Ternas formadas para la provisión de curatos del Arzobispado”, p. 3.
128 “Cura Figueroa”, pp. 3-4.

63
este caso, sus defensores justificaron todo ello porque según decían se hizo con el fin de procurar
fondos para el culto129.
Durán asumió su cargo en medio de una coyuntura social conflictiva, pues el gobierno
conservador de Echenique afrontaba una seria crisis de legitimidad, y Ancash era entonces una zona
de tendencia liberal castillista. En ese contexto, no había espacio para las ambiciones de Durán,
pues sólo tenía posibilidad de explotar el curato mediante las obvenciones y derechos eclesiásticos.
Sin embargo, la campaña contra los privilegios parroquiales, y además la miseria introducida por
una mortal epidemia de tifus empobreció los curatos a extremos insostenibles. Entre 1854 y 1856,
el clero ancashino asumió una actitud conservadora, pues no encontraba una opción política sólida
en la cual enrolarse. El movimiento conservador de Manuel de Vivanco en 1857 vino entonces a
definir un espacio beligerante para la defensa del fuero eclesiástico. ¿Quiénes fueron entonces los
rivales de Durán?. Como es lógico suponer se unieron contra él varios clanes de pequeños
gamonales, cuyos nombres constan en los padrones demográficos de la época. Allí destacan los
Pérez, Rodríguez, Beteta, Salinas, Tirado, Lavandera y Carrasco entre otros. La astucia del párroco
consistió en dividir estos clanes atizando sus conflictos internos, enrolando luego a varias facciones
dentro de su propia clientela.
Es importante destacar la presencia del párroco Durán en la rebelión vivanquista de 1857,
pues los documentos que hemos revisado parecen revelar que existió cierto vínculo con los jefes
rebeldes, especialmente con Fermín del Castillo. En febrero de 1857, apenas Vivanco infiltraba sus
montoneras en Ancash, Durán abandona Macate para formar una montonera autonombrada la
mancha negra. Esa gente, provista de fusiles y armas blancas, amenazaba con victimar a las
autoridades locales castillistas. Desde abril de 1856, Durán se había propuesto tomar la
gobernación, juzgado y sindicatura distritales mediante sus allegados y para ello fomentaba las
rencillas entre los gamonales desorganizando así cualquier tendencia opositora a sus planes.
Ciertamente, no respetaba las órdenes dadas por la Convención Nacional en diciembre de 1855
sobre excepción de pago de sepultura para los muertos por la epidemia en Huaylas, y exigía entierro
mayor por 50 pesos130. En marzo de dicho año, Durán andaba agitando la zona en un último
esfuerzo por apoyar la fracasada ofensiva de Vivanco.
Entre tanto, el 10 de abril de 1857, el Síndico del Distrito de Macate, Toribio Salinas en
carta al Prefecto, José María Terry, informaba que Durán habiendo regresado días antes a retomar
su doctrina, amenazando con la excomunión a todos los que no se integrasen a su montonera,
anunciando que ya estaban próximos los generales Fermín del Castillo y Manuel Ignacio Vivanco

129 Carbajal, Pedro y otros. “Caraz: Al Supremo Gobierno y al Ilustrísimo Señor Arzobispo”, p. 4.
130 C arta d e l S ín d ico de M acate, Toribio S a lin a s a l P refec to de A ncash, Jo sé M a ría Terry. Macate, 28 de febrero de 1857.

64
con cinco mil hombres, y que pronto haría sentir su poder mediante sus “piratas y cuatreros”.
Salinas reclamaba al Prefecto Terry por la rápida forma en que aceptó la reincorporación de Durán
en su cargo sin presentar salvoconducto. Terry envió entonces carta el Secretario del Arzobispado
de Lima recogiendo las quejas de los macatinos, y alegó no haber dado curso a anteriores críticas al
párroco porque creyó que:
“ .. sofocada la rebelión en los pueblos de mi mando, y en cuyo hecho tomó parte el párroco
Duran, volvería al orden y se limitaría a ejercer pacíficamente su ministerio, mediante las
consideraciones que se le ha guardado; más habiendo puesto en juego sus pasiones
acaloradas al regresar a su doctrina, ejerciendo actos que le están vedados, y provocando al
desorden, como se manifiesta por la nota que con fecha 10 del actual me ha dirigido el
citado Síndico [Salinas], y también adjunto me encuentro en el caso de elevar los
antecedentes referidos al conocimiento de S.S. Ylustrísima, a fin de que se acuerde lo que
convenga en justicia, para remediar los abusos del citado párroco, y de que se quejan los
vecinos de Macate”131.

Ese mismo mes, un sector del vecindario macatino consiguió que el Prefecto de Ancash,
José María Terry, enviase nuevas cartas a la Arquidiócesis de Lima solicitando la destitución del
párroco Durán. Las acciones del párroco en la vencida revolución había trascendido a otros
pueblos, y por ello un articulista de E l C om ercio decía:
“En Macate predicaba el cura al pueblo acusando de herética la Constitución y declarando
excomulgado a todo el que no lo siguiera; reunió algunos hombres y encarceló al
Gobernador. Entonces el pueblo se levantó en masa, puso en libertad a éste, y persiguió al
susodicho cura y al inter que salvaron milagrosamente ...”132.

El 30 de abril de 1857, el Arzobispo de Lima, atendiendo las acusaciones de los macatinos


notifica al párroco denunciado, por intermedio del Vicario del Partido Bajo de Huaylas, su
obligación de presentarse en Lima para responder porque acostumbraba “injerirse en cuestiones
políticas ajenas de su ministerio”. La medida dispuso además el nombramiento de un sacerdote
encargado de la doctrina mientras la causa fuese sustanciada. Alertado por estas noticias, Durán
organiza entonces una campaña para presentarse como perseguido político, y utilizando algunos
allegados suyos envía una carta al Arzobispo calificando las acusaciones en su contra como
calumnias del gobernador de Macate, Felipe Rodríguez. Recordaba que el citador gobernador había
enviado meses antes a varios ex-reclusos para que asaltaran la casa parroquial con armas de fuego,
atentado del que salvó milagrosamente. Acusó asimismo a Rodríguez de pretender apoderarse de
los fundos de la Iglesia, y frustrado por no haberlo conseguido dijo que no pararía hasta “ .. beber
chicha en la cabeza del señor Cura”133. Por si eso no fuera suficiente para descalificar moralmente a

131 Archivo Arzobispal de Lima, Sección Capítulos, Legajo 44, Expediente X, 1857.
132 Apuntes para la Historia - I, pp. 2-3.
133 Archivo Arzobispal de Lima. Sección Capítulos, Legajo 44, Expediente X, 1857.

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Carla del vecindario de Macate al llustrisimo Arzobispo de Lima (Fragmento). Macate, 28 de julio de 1857
Sección Capítulos, Legajo 44, Expediente X, 1857. Archivo Arzobispal de Lima.

66
su rival, Duran decía que Rodríguez llevaba una “vida licenciosa y masónica”, y fraguaba
memoriales mediante el uso de la fuerza. Pero el gobernador indiferente a estas acciones decidió
golpear al párroco en el terreno económico, pidiendo a los pobladores no pagar obenciones
parroquiales, confiando en que su alianza política con el Prefecto Terry inclinaría la balanza del
poder a favor suyo.
Por ello, Durán abandona su doctrina refugiándose en la estancia de Huanroc para
administrar desde allí los sacramentos, y solicitar ante las autoridades a través de sus apoderados,
Pedro Ávila, José León Carrasco y Sebastián Loyola, garantías para su vida. En los siguientes
meses hubo dos intentos más por secuestrar al párroco de su casa en Macate, en uno de ellos tuvo
que esconderse en casa de Eusebio Beteta protegido por sus allegados, pues una turba nocturna
recorrió el pueblo amenazando con asesinarlo134. Con todo, un año después la tormenta había
pasado y el párroco estaba en condiciones de iniciar sus negocios.
En 1859, Durán convenció a Manuel Jurado para formar una sociedad explotadora de minas
en Recuay. Jurado dijo después haber sido engañado por su belicoso socio sobre el valor y
productividad de sus vetas, y que confiado en ello le facilitó dinero sin que hubiese visto una
inversión efectiva. Lo cierto es que Jurado había vendido sus propiedades y puso 5,000 soles en la
compañía, mientras Durán dio como garantía minas abandonadas, el ingenio y hacienda de Caria
con 27 reses, las chacras de Kajanca y la cosecha de granos. Sin embargo, luego Durán a espaldas
de Jurado, pretendió vender a Antonio Figueroa cien reses de la compañía y parte de la cosecha,
para lo cual se apropió de forma violenta de dicha hacienda, y un caballo y reses de la
Testamentaría de Matías Sánchez. Jurado reclamaba también haber perdido azogue, sal y estar
bloqueado para hacer negocios, pues Durán tomó créditos a nombre de la compañía135.
En los 60 la restauración conservadora permitió al párroco Durán dedicarse a crear su
fortuna personal y consolidar un poder local. En setiembre de 1863, las principales autoridades de
Macate, como el gobernador Felipe Rodríguez, el síndico Manuel Lavandera y Morote, el juez de
paz Francisco Mejía, el agente municipal, Manuel Pérez y otros vecinos notables envían un
memorial al Arzobispo de Lima pidiéndole el reemplazo del párroco Durán por cualquier otro de la
provincia. Según decían el religioso se hallaba:
“ .. entregado en lo absoluto a sus negocios mineralógicos, con oposición a lo prescrito por
las ordenanzas de ese ramo, y a la satisfacción de sus placeres brutales, desatendiendo aún a
sus más inmediatas obligaciones como pastor, excepto los casos en que puede oprimir a la
humanidad afligida, víctimas de su imponderable codicia ... [y] sus hechos de corrupción,
demostrados con documentos vivientes [niños], han dado por resultado, que no hay padre de

134 Vecindario de Macate. “Atentado en el pueblo de Macate”, p. 4.


135 Jurado, Manuel. “Ancash”, p. 3.

67
familia que quiera ya confiar a su confesionario a su esposa ni tiernas hijas, porque no
corran la desgraciada suerte de otras”136.

2.2 AUGE Y CRISIS DEL SEÑORÍO (1864-1884)

En 1864 el párroco Durán pasó a la ofensiva y pretende deshacerse de forma violenta de sus
antiguos rivales, Toribio Salinas y Felipe Rodríguez. Para ello contrató a un conocido sicario del
pueblo de Olmos (Lambayeque). Pero no se crea que su situación era cómoda, pues habiendo
recibido amenazas de algunos mineros competidores de sus negocios en Caraz, adonde por entonces
regularmente residía, estaba obligado a portar un revolver en el cinto. Al mismo tiempo, prosigue
su guerra de papel y levantó varios memoriales en su favor los cuales hacía firmar a la gente de su
entorno. En esos documentos califica a las autoridades macatinas, excepto a su aliado el
Gobernador de Lacramarca, Sebastián Oblitas, como personas que carecen de sentido común,
impíos que no cumplen con sus deberes cristianos y fomentan al pueblo a no asistir a misa con ideas
masónicas137. Por entonces, el sindico macatino, Manuel Lavandera y Morote, denunciaba que
Durán se hallaba en la villa de Santa organizando sus juicios por minas y la defensa de un grupo de
personas acusadas de haber asesinado a José Sueldo, un migrante argentino que había servido como
dependiente del cura en la hacienda Caria, y cuya muerte justificaba el párroco como acto en
defensa propia, pues según dijo, Sueldo planeaba victimarlo por instigación del gobernador
Rodríguez.
Entre tanto, un grupo de vecinos desenmascaró cómo detrás de los escritos de defensa
presentados por Durán se hallaban sus familiares José Mercedes Villar (entenado), Raymundo
Pérez (cuñado) y Pedro Palma (suegro). Ellos revelaron además la influencia del párroco sobre los
campesinos de la estancia de San Blas, y los anexos de Santa Ana y Lacramarca, a 14 leguas de
Macate, pues en dicho pueblo poseía chacras de algodón y ostentaba fama de hombre poderoso.
Según decían cuando el Vicario provincial envió al notario eclesiástico a comprobar el abandono de
la doctrina de Macate por Durán, éste avisado por sus allegados se presentó en la casa parroquial y
por ello no pudo ser destituido138. Por tres veces, sin resultados positivos, fueron enviadas sin cartas
al Arzobispo de Lima pidiendo una nueva visita y el nombramiento de un coadjutor “que llene su
misión pastoral en lugar de ocuparse de negocios profanos”139. A principios de 1864, Durán cambia
de estrategia y temiendo perder el curato, encarga éste de manera irregular al presbítero José
Agama. Sin embargo, Agama solo permanece unos meses en Macate y luego lo abandona, y ello

136 Rodríguez, Felipe y otros. “Departamento de Ancash. Cura de Macate”, pp. 2-3..
137 Oblitas, Sebastián. “Ilustrísimo Señor Arzobispo”,.p. 3.
138 Lavandera y Morote, Manuel. ‘Ancash”, p. 4.
139 Macatinos transeúntes. “Provincia de Huailas. Macate”, p. 3.

68
obliga al nuevo Gobernador Manuel Espíritu Granados solicitar al diocesano que emplee todos los
medios legales para designar un nuevo párroco, pues Durán se hallaba permanentemente ocupado
en sus algodonales de Lacramarca. Conviene señalar que varias personas que habían firmado las
cartas contra el párroco, luego cambiaron extrañamente de opinión señalando haber sido engañados,
pues creían haber respaldado una petición de ayudante para Durán y no su destitución. Como si
hubiera sido escrita por el propio párroco esta carta pedía cárcel para el síndico Manuel Lavandera y
describía lisonjeramente a Durán rechazando:
“ .. que se le ha dado el epíteto de corrompido a nuestro muy querido honesto párroco
podemos asegurar sin peligro de que nos desmientan, de que nunca por nunca se le ha
conocido vicio alguno, pues el no sabe tomar ninguna clase de licor, no se le ha visto jamás
en jaranas o diversiones, no sabe juego alguno y aún se puede decir que es excepcional, por
la sencilla razón de que no sabe siquiera fumar cigarros que es tan general (...) estando toda
la feligresía en la convicción de que guarda el celibato con la estrictez posible ...”140.

El afán de presentarse como un párroco virtuoso, no podía esconder todos los delitos
cometidas para conseguir su hacienda y minas, además de hallarse inmiscuyendo abiertamente en
política tratando de desplazar a los notables locales. No en vano, meses después de la denuncia de
Lavandera, Durán organizó un movimiento para destituirlo señalando que su elección no cumplía
con los requisitos exigidos en el artículo 38, incisos 2° y 5° de la Ley Orgánica de Municipalidades.
Lo acusaba además de impío y por lo tanto sus palabras debían ser tomadas como calumnias propias
de un club enemigo de la Iglesia. Presentaba además el conflicto como producto de envidia
personal, pues según decía Lavandera prefería ser mahometanos antes que reconocer los méritos de
su ministerio. Dado que el fuerte de Durán era Lacramarca, esta vez prefirió dar poder al gamonal
de Santa, Francisco Lostaunau y Gonzáles, para que lo representase en los trámites que fuese
necesarios ante cualquier tribunal civil y religioso141. Lavandera concurrió a Lima a rendir
manifestaciones de los cargos hechos en su contra, pero aprovechó la oportunidad para iniciar
personalmente una causa contra Durán en el Arzobispado.
Mas la influencia del párroco se iba fortaleciendo al extremo de manejar la designación de
uno de sus allegados para el Juzgado de Paz del distrito macatino. Una carta de los vecinos
señalaba que este desliz del Prefecto Pedro Efio Moreno, había sido resultado de las
malintencionadas recomendaciones hechas por el escribano Boija Duque, muy amigo de Durán y
del cual recibía constantes agasajos. Durán propuso a Francisco Paredes y Eusebio Guerrero,
siendo que el primero no tenía “la capacidad suficiente para desempeñar ese destino, desde que no
posee otra voluntad que la del cura”, mientras el segundo era un “pobre hombre [que] carece en lo

140 Paredes, Gregorio y otros. “Acta a favor del cura de Macate”, p. 3.


141 Bejarano, Manuel y otros. “Ancash. Acta de poder a favor del cura de Macate”, p. 4.

69
absoluto de la precisa instrucción para desempeñar el cargo que se le encomiende, y no siquiera
figura en la clase media de esta sociedad”. Finalmente fue elegido Paredes, pero incluso la
comunicación del nombramiento fue irregular, porque no fue remitida por conducto oficial sino a
través del comerciante Marcos Sánchez142. Esta injerencia en la justicia sería clave posteriormente
para salir bien librado de la causa que se le abrió por falsificación de moneda.
Desde mediados de los 60 la acuñación de moneda falsa llamada “macadnos” se había
incrementado de manera alarmante. Por ello el gobierno había designado una comisión especial
para descubrir a los autores de este delito. A mediados de 1863, la provincia de Casma se hallaba
invadida por monedas falsas sin que los sospechosos sufriesen castigo alguno143. En noviembre de
1864, el Prefecto Figueroa se ufanaba de haber perseguido con tenacidad a los monederos falsos de
Huaylas y Santa y haberlos puestos a disposición del Poder Judicial144. Sin embargo, el delito
continuaba y recién en 1869, el Prefecto Coronel Manuel Días y el Subprefecto de Huaylas,
Francisco Lago, descubrieron que se hallaba implicado el párroco Durán, de cuya casa se extrajeron
piezas de maquinaria con las que se hacía la falsificación145. Durán denunció entonces ser víctima
de un complot para sacarlo de su doctrina, y de habérsele fabricado pruebas falsas, pues nada se
halló en su ingenio de Caria o su vivienda conventual, sino de casa de un amigo platero donde se
confiscó un cilindro mohoso de uso común en los trabajos de platería. Rechazaba además que su
causa fuera trasladada al Juzgado de Huaraz, y solo reconocía la autoridad del Juzgado de Huaylas
donde podía ejercer sus influencias146.
Sin embargo, el Prefecto Días en informe al Ministro de Gobierno detalló como gracias a un
minucioso seguimiento de las subprefecturas de Huaylas y Pallasca, pudo detectarse a los
falsificadores Francisco Viques y José Napoleón, quienes tenían montado una completa maquinaria
para acuñar monedas en la casa del párroco Durán, sitio en el que:
“ .. se ha encontrado un disco que contenía un cilindro de estivas reales para amonedar, con
un aparato de cordonear moneda, una rueda dentada y diez piezas sueltas. Todas ellas
forman parte de la máquina principal de que esta Prefectura tenía convencimiento y para
cuya pesquisa emplea todos los medios que le supone el servicio público hasta
adquirirla”147.

El Prefecto de Ancash, Manuel Ventura Días, dirigió el 27 de octubre de 1869 una nota al
Ministro de Justicia, comunicándole haber apresado al párroco Durán y un grupo de fascinerosos
del pueblo de Macate confinándolos en la cárcel de Huaraz. Pero, Domingo Rada, Presidente de la

142 Los macatinos. “Provincia de Huaylas. Juez de Paz de Macate”, p. 4.


143 Unos imparciales. “Monederos falsos en Huarmey”, p. 3.
144 Figueroa, Ignacio. “Memoria que presenta el Sr. Prefecto del departamento de Ancash D. Ignacio Figueroa, con arreglo
a lo dispuesto en el artículo 85 de la ley de funcionarios políticos”, p. 3.
145 Triboniano. “Crónica Interior: Ancash”, p. 1.
146 Durán de la Torre, Julián. “Departamento de Ancash: Huaraz”, p. 3.

70
Corte Superior de Ancash, solicitaba el traslado de los reos a Caraz para abrirles juicio allí147148. Dias
se oponía alegando que en dicha villa no había seguridad y además la justicia era más diligente en la
capital departamental, y pide el traslado de la causa al juzgado de 1a. Instancia huaracino.
Consultado el Fiscal de la Corte Suprema, Manuel Toribio Ureta, argumentó que según el artículo
6° del Código de Enjuiciamiento Penal, ninguna autoridad podía sustraer los reos a los jueces,
quienes debían determinar la condición de ellos y del proceso. Dijo además que si el Prefecto
consideraba insegura la cárcel huaracina, su obligación era asignar fuerza policial suficiente para
apoyar la labor judicial y no trasladarlo fuera de la jurisdicción donde se cometió el delito149.
Solo un mes después los temores de Dias se cumplieron, pues en nota del 26 de enero de
1870 enviada al Ministro de Gobierno, Francisco de Paula Secada, informaba que José Napoleón,
uno de los falsificadores apresados había fugado de la cárcel de Caraz adonde fue trasladado por
orden de la Corte Superior ancashina. Recordaba que en una nota anterior del 15 de diciembre de
1869 alertó sobre la inseguridad de la cárcel caracina, por lo que era fácil preveer una fuga. Dias
achacaba responsabilidad a las autoridades judiciales huaracinas, pues por exigir “el cumplimiento
de fórmulas que bien podrían salvarse, sacrifican intereses muy delicados como ocurre al
presente”150. El Ministro Secada pidió al Presidente de la Corte Superior ancashina, Domingo
Rada, detalles sobre lo sucedido. En febrero de 1870, el Juez de primera instancia de Huaylas,
Pedro E. Moreno, describió a Rada la forma como el reo Napoleón logró abrir en horas de la noche
un forado a su celda, de donde pasó a la casa abandonada de Nasario Olivera para huir luego por los
techos. Moreno acusaba al Subprefecto de Huaylas de no haber brindado la fuerza policial
suficiente para cuidar la cárcel y patrullar las zonas inmediatas. Con este informe, el pleno de la
Corte Superior consideró la fuga como un hecho fortuito, añadiendo que las pesquisas no habían
podido demostrar la complicidad de los celadores, por lo tanto no se justificaba el traslado de los
reos a Huaraz, sino más bien asegurar la cárcel caracina.
El problema de la falsificación de moneda no acabó con el desbaratamiento de la fábrica del
párroco Durán y sus cómplices. En los 70 con la desconfianza y posterior repudio al billete fiscal
surgieron numerosos centros de producción monetaria clandestina a lo largo del Callejón de
Huaylas. Debido a la ausencia de grandes transacciones había gran demanda por la moneda
menuda que el gobierno no se preocupaba por remitir. A inicios de 1877 el corresponsal de E l
C o m ercio refiriéndose a la proliferación de falsificadores decía:
“ .. tal vez a menos de cinco leguas, tiene usted los caracinos, medios y reales que nadie
repudia. En seguida vienen los macatinos, ya de algún rechazo, no apropiados para la

147AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Gobierno, Legajo 251, 1871-1874.


148 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior de Justicia / Ancash, Legajo 1, 1863-1869.
149 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Prefecturas / Ancash, Legajo 88, 1839-1879.
150 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Gobierno, Legajo 250, 1865-1870.

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Rada, Domingo. Carta del Presidente de la Corte Superior de Ancash, Domingo Rada, al Ministro de Justicia,
Instrucción Pública y Beneficencia, Mariano Felipe Paz Soldán (Fragmento). Huaraz, 17 de noviembre de 1869.
Archivo General de la Nación: Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior de Justicia / Ancash, Legajo
I, 1863-1869.

72
circulación extraterritorial, pero admitidos en legal forma en el pueblo donde esa moneda se
confecciona (...). De Huari a Pataz hay una nomenclatura crecida, como los
guacaybambinos, patacinos, etc., etc., siendo estos últimos los de más pésima ley. Aquí se
compran las sardinas por la caja, porque sus láminas se prestan a la conversión fácil de
moneda aunque feble”151.

Debido a su implicancia en el delito citado, en diciembre de 1869, el Vicario Juez


Eclesiástico suspendió a Durán en sus funciones para reemplazarlo por el párroco José Ambrocio
Alva. Hasta abril de 1870, Manuel Salinas, cobró por encargó de Durán 159 pesos por obenciones.
Pronto surgirían disputas entre Alva y Durán por las cuentas originando un litigio engorroso. Poco
después, en mayo de 1870, Durán hizo que sus allegados enviaran una nota al Presidente de la
República, José Balta, denunciando que se hallaba preso en flagrante infracción de la ley, y que
estaban seguros se inventarían mil diligencias para retrasar el juicio y mantener al párroco alejado
de su doctrina por muchos años, y así favorecer a sus enemigos152.
En agosto de 1870, el juez de paz de Caraz, José María Cerna en nota a Domingo Rada,
Presidente de la Corte Superior ancashina, informaba que la causa no avanzaba porque no
comparecían al tribunal, Francisco Lago y Justo Solis, entre quienes debía efectuarse un careo sobre
la falsificación de moneda, y añade que Durán se hallaba en Macate y aunque había ordenado su
captura reiteradamente nadie lo apoyaba para hacerlo. Rada dispuso entonces que el careo se
realizara en Huaraz, pues Lago y Solis estaban en dicha ciudad, y ordenó apremiar a los fiadores de
Durán para que lo conminaran a regresar a la cárcel, pues su liberación había sido provisional.
Dispuso además que el Juez de Primera Instancia de Santa recibiera testimonio de otros encausados,
y pide a Cerna mantenerlo informado del avance del litigio153.
En octubre de 1869, Estevan Mesa había iniciado un expediente criminal contra Durán ante
el Arzobispado de Lima. La causa se inició recién el 23 de diciembre de 1870, actuando como Juez
el Obispo de Tiberiópolis, Pedro José Tordoya. Durán, apoyado por su allegado, el Juez de paz de
Huaylas, Pedro Pablo de la Serna, acusaba a Gerónimo Pérez, gobernador de Macate, de haberlo
calumniado y causarle reiterados perjuicios en sus minerales de Santo Domingo y mantener
atemorizados a sus peones de la hacienda Caria, por lo cual pedía ser indemnizado. Pérez respondía
que la intervención en sus minas fue ordenada por el Diputado de Minería, Cayetano Dias, para
deslindar y rectificar las medidas de la Mina San Miguel que se hallaba en litigio con Mesa. Durán
se oponía a esta diligencia y por eso se había tenido que efectuar de forma violenta soportando el
rechazo de los embriagados peones del cura.

151 “Huaraz: Correspondencia de El Comercio”, p. 2.


152 Loyola, Anselmo y otros.“Huaylas: Clamor al Presidente de la República”, p. 4.
153 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior de Justicia / Ancash, Legajo 2, 1870-1873.

73
El minero Mesa presentó en noviembre un recurso señalando que por motivos de salud
había dejado arrendada la mina San Miguel en 1862, yéndose a vivir a la hacienda Viñauya en
Pomabamba, donde tuvo la desgracia de perder una pierna y no pudiendo trabajar regresó a Macate
en julio de 1870 a explotar su mina. Allí se dio con la sorpresa que el párroco Durán la había
denunciado como propia usando el nombre de su empleado Santos Pumariera, trayendo para este
efecto de Recuay al Diputado suplente de Minería, Luis Mazedo. De la misma forma se apoderó de
otra mina del comerciante huaracino, Tomás Camino. Recordaba que años antes se había apropiado
de los bienes de la Testamentaría de Matías Sánchez, y había contratado sicarios para asesinar a
Felipe Rodríguez y al argentino José Sueldo, a quien sacó de una de las haciendas de Santa, y a
Benedicto Otárola. Sus ambiciones llegaron al extremo de atacar al ingeniero francés, Alfonso
Montferrier, quien
“ .. hizo aquí [Macate] en el año 1864, una negociación de minas, pero el cura Durán que
quiere poseer todas las del Perú y que no excusa medios por reprobados que sean, para
aburrir y desterrar a cuantos vienen de fuera a este mineral. So el pretexto de sostener a un
Gobernador adecuado para sus fines, sin embargo, de haber títulos en forma para otro,
compró una o más botijas de aguardiente, embriagó a su círculo, y mandó atacar al
expresado señor Montferrier, quien para defenderse y salvar su existencia como las de los
indefensas personas, que se encontraban con él en una casa de respeto (su alojamiento), se
vio precisado a hacer dos muertes, y abandonar una empresa que pude haber hecho la
felicidad de varias familias, produciendo a la vez incontestables ventajas a la Nación”154.

Mesa enfatizaba que los párrocos estaban impedidos de estas negociaciones, según lo
dispuesto por los Capítulos 20 del Libro Primero de Oficio Rectoris, los títulos 5° y 6° del Libro
Tercero de Vida et Honesta Clericorum. Por todas estas razones, solicitaba al Arzobispo que
conforme al Capítulo Primero De Renuntiatione et Permuta Benefici, Título 4°, ordenase una
permuta del párroco Durán por otro que podía ser el párroco de Pomabamba, Pablo Bogovich, o el
de Cabana, Juan Henostroza, quienes estaban prestos a asumir el curato macatino. Aunque se
dispuso la comparecencia de Durán en Lima en junio de 1871, ello no se cumplió y la causa quedó
inconclusa.
En cuanto a la causa criminal, el 15 de noviembre de 1870, el magistrado superior Rada
recibe informe del Juez Cerna señalando que el párroco Durán se hallaba en casa de sus fiadores en
Macate curándose de una afección hepática, y al mismo tiempo había ordenado apresar a Francisco
Viques, implicado en este proceso. Rada ordenó volver a encarcelar a Durán y resolver con
asesoría del Juzgado de Primera Instancia de Huaylas una recusación presentada en su contra. Un
mes después, Rada en nota al Ministro de Justicia, José Araníbar, señala que Cerna retenía
indebidamente los autos, y por ese motivo dispuso que el Juzgado de Primera Instancia de Huaraz

154Archivo Arzobispal de Lima - Sección Inmunidad Eclesiástica, Legajo 19, Expediente XLV, 1870.

74
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Mesa, Estevan. Expediente criminaI que ha iniciado don Estevan Mesa contra el cura de la doctrina de Macate D D
Julián Duran de la Torre (Portada). Lima, 31 de octubre de 1870. Sección Inmunidad Eclesiástica Legajo I9
Expediente XLV, 1870. Archivo Arzobispal de Lima. ’

75
asumiera el juicio a la espera del informe del Fiscal, acogiéndose a lo dispuesto en la segunda parte
del artículo 33 del Código Civil de Enjuiciamientos155. El juicio continuó por varios años y nunca
llegó a ser finalizado.
Estas vicisitudes de la administración judicial tan propicios para la impunidad se deben no
solo a la manera clientelista con que actuaban los magistrados y a las relaciones paternalistas
impuestas por el gamonalismo, sino por el permanente retraso en los pagos de los funcionarios
provincianos, lo cual creaba un escenario laxo y corrupto. Esta fue una constante a lo largo del
siglo XIX, tal como lo demuestran los testimonios de la época. En 1860, una nota señalaba en tono
pesimista que las autoridades provinciales carecen de poder y para conservar su buena reputación y
sostenerse en los puestos se hallan en la forzosa necesidad de contemporizar y considerar a los
malvados tinterillos que se asocian con los poderosos gamonales para proteger su impunidad y
medrar a expensas de quienes hacen justicia156.
Basta citar como ejemplo el caso del juez de Primera Instancia de Huaylas, Pedro Efio
Moreno, a quien en setiembre de 1872 se le adeudaban nueve meses de sueldo, motivo por el cual
abandonó la sede judicial de Caraz para irse a Yungay, y luego carente de recursos se vio obligado a
viajar hasta Lima para reclamar los sueldos adeudados157. Por ello el Prefecto ancashino decía que:
“... los jueces de este departamento [Ancash], como parece que sucede en todos las del
Perú, desde que son las municipalidades quienes están encargadas de pagarles, se hallan
insolutos de sus haberes por muchos meses, y algunos de ellos por muchos años. De esto
tiene que resultar que hacen de la justicia que administran una especie de lucro o comercio
que les dé lo necesario para la vida, o que se guarecen bajo la protección de los hombres
más pudientes de su distrito para que les maten su hambre, perdiendo desde entonces la
independencia, que deben tener para proceder con justificación”158.

En los 70 la gran inversión ferroviaria provocó en los gamonales un interés por adaptar sus
necesidades a las potencialidades de los nuevos medios de comunicación, sus rutas y mercados. Por
ejemplo, un gamonal de Huari, Benito Arana actuó como agente de Meiggs para enganchar peones
indígenas para el ferrocarril de Chimbote y asesor para inversiones mineras. Arana presentaba su
departamento como:
“... el más mineralizado y ofrece una exportación inagotable a la línea férrea que se le
proporcionase. He ordenado que se le haga una colección específica de los minerales de
carbón de piedra que se encuentra en el trayecto de la línea ‘159.

155 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior de Justicia / Ancash, Legajo 2, 1870-1873.
156 Los Amigos del Orden. “Departamento de Ancash”, p. 3.
157 “Sección Administrativa. Ministerio de Justicia, Instrucción y Culto”, p. 1.
158 C arta d e l P refec to de A n c a sh a l D ire c to r de Ju sticia y B en eficen cia , Archivo Ministerio de Justicia - Gobierno -
Legajo 252, 1875-1879.
159 C arta de B en ito A ra n a a E nrique M e ig g s . Huari, 15 de setiembre de 1870.

76
Arana había recibido además una bomba de desagüe para poder explorar todos los antiguos
minerales de plata, y mandar las muestras obtenidas para ser analizadas en Lima, donde se vería si
tenían ley suficiente para exportarlas a Europa. También recomendaba a Meiggs comprar la
llamada pólvora gigante, pues había vetas de una dureza invencible. Finalmente se ufana de su
trabajo propagandístico en todo Ancash, por el cual Meiggs era invocado como símbolo del
progreso.
En el verano de abril de 1871 fuertes inundaciones provocadas por el fenómeno del Niño
afectaron a las provincias de Huaylas y Santa. El puerto de Chimbote y los pueblos de Yaután,
Pariacoto, San Pedro, Huarmey, Huayán y Coris sufrieron severos daños y gran parte de sus
pobladores tuvieron que buscar refugio en pueblos vecinos. El Ministro Santa María solicitó
entonces al gobierno una partida de 4 000 soles para iniciar los trabajos de reconstrucción. El
Prefecto ancashino Díaz dijo entonces que después de una lluvia de 18 días con sus noches, la
iglesia y la escuela de Macate vinieron por tierra quedando incomunicado y arruinado este distrito,
pues:
“... ha sufrido toda la vía entre Huata y Casma, y hay puntos que ofrecen un verdadero
peligro y otros son intransitables, como sucede en Taquillma y Runashca, después de la
hacienda de Chacchan (...). Sobre todo lo que más perjudica a la agricultura es la pérdida de
las tomas, [y] el remedio de los estragos es obra de tiempo y del trabajo, y demanda
considerable gastos”160.

Desde entonces conectar Macate al ferrocarril fue una de las prioridades del gobierno y las
autoridades locales, por ello a principios de 1873, Fabricio Cáceres informaba que:
“Con agrado he impuesto al Señor Ministro (...) que se halla terminada la refacción de los
caminos que conducen de Macate a Lacramarca y de aquel punto a Taquilpón, que se
encargó llévase a cabo, con las comunidades respectivas de esos pueblos, por considerarlo
el Gobierno indispensable para el progreso de los mismos, hoy sobre todo que se hallan
avanzados los trabajos de la línea férrea de Chimbote a Huaraz, que va a ponerlos en rápido
comunicación con la costa”161.

Poco después las ricas minas de Macate atrajeron nuevos enemigos para el párroco Durán,
pues muchos ingenieros y empleados extranjeros de Enrique Meiggs tomaron interés en denunciar
vetas abandonadas en la provincia por sus antiguos poseedores y explotarse ventajosamente cuando
funcionase la línea162. Esto provocó la airada reacción de Durán quien decía:
“... los ingenieros y dependientes del ferrocarril de Chimbote, sin respetar los derechos de
los propietarios y poseedores de varias vetas de carbón inmediatas a los trabajos de dicha

160 AGN - Archivo del Ministerio de Justicia - Gobierno, Legajo 251, 1871-1874.
161 Cáceres, Fabricio. “Ministerio de Gobierno, Policía y Obras Públicas”, p. 15.
162 Durante los 70 llegaron a Macate ingenieros extranjeros interesados en las minas de la Cordillera Negra como los
Smith, Handavaka, Zimic, Pallovich, Bryson, Thiery (Alba, Claudio. A tu sp a ria y la R evo lu ció n C am pesina de 1885 en
A n c a sh , p. 139). Asimismo, el barón francés Gouldreé Bouilleau visitó en setiembre de 1872 las vetas de Macate y
Colquipocro interesado en fundar una sociedad minera (p. 2)

77
línea, ni las providencias de los Diputados del ramo en Huaylas y Pallasca; emplean la
amenaza y la fuerza de la gente que tiene a sus órdenes para apropiarse dichas vetas, e
impedir aún las diligencias judiciales a fin de obligar a los dueños a transacciones
forzadas”163.

Durán amenazaba con reunir a todos los propietarios y recurrir personalmente ante Meiggs
para la destitución de los ingenieros abusivos. Por entonces, él y sus socios, Manuel Espíritu
Granados, Benigno Alva, Melchor Gonzáles, Miguel Pereda, Rafael Bejarano y Manuel
Encarnación Moncada habían solicitado a Lucas Conte, Diputado territorial de Minería de
Pomabamba y Pallasca, se les ampare cinco vetas carboníferas llamadas “La Venturosa”, “La
Pudiera”, “La Celebridad”, “Santo Toribio” y “La Restauración”en los cerros Santa Rosa de Moco,
Santo Toribio y Supan, cerca del río Santa y frente a otras minas de su propiedad situadas en
Huaynataquilpón, a 7 u 8 leguas del pueblo de Llapo. Conte, según lo dispuesto en las Ordenanzas
de Minería, dispuso que el Juzgado de Paz fijara carteles en Llapo por tres semanas consecutivas
para que se presentaran las personas que creyeran tener derechos sobre ellos, y exhiban sus títulos
ante la Diputación respectiva. Un mes después, Durán en carta al Diputado Conte refiere que
Camilo Thorne y sus socios habían pedido amparo sobre estos cinco minerales desconociendo sus
antiguos derechos, pues era conocido en la provincia que desde hace varios meses, sus socios
Pereda y Gonzáles habían cateado estas vetas, y como tal se le reconoció su condición de
denunciantes en febrero de 1872164.
De inmediato, el ingeniero Thorne y sus socios José G. Henisler, Federico W. Schwartz,
Montgomery Backus, Eduardo T. Scovill, Roberto Manning y Manuel Lavandera y Morote, referían
haber sacado mineral de las minas disputadas y como tal estaban reconocidos por el antiguo
Diputado territorial de Minería de Pallasca, Manuel Rabelo en febrero de 1873, y señalaban que
Conte solo tenía jurisdicción en Pomabamba. Thorne decía que según el título 6°, artículo 7° de las
Ordenanzas cuando se suscitaba cuestiones de controversia sobre quien fuese el descubridor de una
veta, se tendría por tal a quien probase haber hallado por primera vez metal en ella, aunque
existiesen muchos cateadores anteriores. Si aún así persistiese la duda se declararía descubridor a
quien primero hiciese el registro. En ese sentido, Durán falló al denunciar las minas en una
Diputación territorial, la de Pomabamba, que no tenía jurisdicción en Pallasca. Advierte que las
citadas Ordenanzas en su título 7°, artículo 2° ningún eclesiástico podía ser dueño, ni amparar
alguna mina, pues su trabajo espiritual les impedía ocuparse de cuestiones materiales. Amenazaban
con denunciar ante el Arzobispo su mala fama de ambicioso litigante que monopolizaba minas por
fuerza o por fraude. Según Thorne el párroco Durán acostumbraba proceder así:

163 Durán de la Torre, Julián. “Minas de carbón”, p. 6.

78
“Él espera que el descubridor haya gastado en hacer canchas, pozo de ordenanza, camino a
la veta, para después oponerse diciendo que él es el descubridor. ¡Que mamada!, así quiere
hacer con nosotros. Hemos gastado una suma grande en hacer un camino a la veta, pues se
halla en un lugar muy peligroso, canchas y pozo de ordenanza. El cura como sabía que
legalmente no podía pedir amparo de dicha veta al Diputado de Pallasca, se dirigió al de
Pomabamba para hacer ver que él había amparado, y después decir que por equívoco se
había dirigido mal, pero que él era el descubridor, y así por estos enredos apropiarse de la
mina”164165.

Gran interés producía entonces las minas ubicadas en la zona noreste del Cerro Patara junto
a la quebrada de Quimbalete. Allí trabajaban minas galenas de plomo de buena ley las sociedades
Dubreuil-Rochabrun la mina Mata-burros, la Bryson-Antunez la mina Pozo Rico, Manuel Jurado
las minas Chuiquinquirá y Poderosa, Benigno Alva la mina Las Ánimas. Igualmente otras minas de
plata soroche se explotaban por Estevan Mesa (El Balcón), Benigno Alva (Santo Domingo, San
Juan y Santa Isabel) y la sociedad Dubreuil-Rochabrun (San Rafael, El Milagro, Sagrario, Santa
Rita, Las Flores, La Ascensión, Dos de Mayo y Manuelita)166. Sin embargo, el minero más
poderoso era José Ignacio Durán, quien fundó una compañía para administrar sus 18 minas
repartidas en los cerros Llaccha, Condorguaín, Airihuanca, Toca, Quelleiquilla, Acococha, Taria
(Recuay) y Contaicocha (Pallasca)167.
En este conflicto con los gamonales macatinos interviene incluso el propio John Meiggs,
hermano y hombre de confianza del famoso contratista ferroviario. A principios de 1873, él trató de
comprar la hacienda Suchimán situada a medio camino entre la costa y la entrada del Callejón de
Huaylas. Su propietario, Miguel González del Riego, había acordado la venta bajo inventario, pero
Meiggs exigía una tasación previa de los alfalfares, tapias, potreros y otras pertenencias. Como
hubo serias diferencias en cuanto a la tasación, el negocio no pudo concretarse aun cuando Meiggs
consideraba que siendo la mano de obra local más barata que en los valles de Lima la hacienda
podría dar grandes ganancias168. En julio de ese mismo año, José V. Pasquel recorrió la ruta del
ferrocarril para comprar tierras a Gerónimo Pérez, gobernador de Macate. Meiggs tenía interés en
los terrenos de Huayna-Taquilpón hasta la quebrada de Paspa y los de San Pedro. Los caminos de
mulas no habían llegado entonces hasta esa zona, y por ello Pérez había aceptado recibir un precio
menor por sus propiedades, si bien después reclamó sin éxito una revaloración de los mismos169.

164 Idem..
165 “Minas de carbón”, p. 3.
166 H.R. “Datos sobre las minas del Cerro de Patara en la provincia de Huaylas”, pp. 2-3.
167 “Razón de una parte de las minas del distrito de Recuay”, p. 1.
168 Carta de Miguel González del Riego a John Meiggs. Lima, 11 de setiembre de 1873. AGN / Bolsilla 6, 1873.
169 Carta de José V. Pasquel a John Meiggs. Chimbote, 10 de julio de 1873. AGN / Bolsilla 6.

79
En enero de 1873, el párroco Durán consolida su dominio en Macate alcanzando la
Presidencia de la Junta parroquial de Macate, un puesto clave para los procesos electorales170. Al
año siguiente, en diciembre de 1874, logra que sus principales enemigos, el Subprefecto de
Huaylas, Francisco Lago, y el Gobernador Gerónimo Pérez, fuesen separados de sus cargos, y
reemplazado éste último por Anselmo Loyola, pues ya manejaba al Síndico Espíritu Vásquez.
Durante cinco años, ambos habían mantenido un duro conflicto con el párroco. Los subordinados
de Durán decían que en todo ese tiempo:
“... no ha recibido la localidad [Macate] mejora ni adelanto de ninguna especie, antes por el
contrario, las rentas están en falencia, los caminos intransitables, y los ciudadanos han sido
víctimas de toda clase de exacciones’171.

Aunque el cuadro de propiedades mineras de Durán en 1877 es ciertamente impresionante,


lo real es que esta actividad no estaba en su mejor momento. Un corresponsal de El Comercio
describía entonces la situación monetaria y productiva en Ancash con las siguientes frases:
“La crisis y pobreza suben de grado, porque hasta hoy día ni esperanza tenemos de
contingente [moneda], aun cuando se anuncia de esa capital [Lima], haberse ordenado su
remisión. Por estos mundos preciso es que se sepa no hay metálico, y que el departamento
entero vive de las remisiones que hace el gobierno. Muerta la industria minera en Recuay y
Macate, la gente de trabajo nada gana, y el capital tiene por día los terribles efectos de una
crisis general. De aquí la paralización de todo negocio. Se agrega a esto, la alza general de
todos los artículos, aun los de primera necesidad, alza que se hace precisa para compensar la
baja del billete. La situación es alarmante, y la indico para que el gobierno la aprecie con
anticipación y ponga remedio”172.

El 22 de julio de 1879, Manuel de Arrieta arrendó su hacienda Caria y los terrenos de San
Juan a Montgomery Backus. El contrato por 9 años, consideraba obligatorios los tres primeros con
la merced conductiva de 300 soles semestrales, quedando sujeta a un posterior arreglo la de los
restantes seis años. Hasta entonces, Arrieta no podía desalojar al antiguo arrendatario, el párroco
Durán, a pesar de que tenía firmado una escritura ante el escribano Leonardo Figueroa de Huaraz,
comprometiendo su salida y entrega de los semovientes y capitales existentes en Caria. Por ello,
Backus debería recuperarlos judicialmente de Durán o su fiador, Lucas Vinatea, comerciante
macatino que residía en Yungay. Arrieta decía que considerando estos gastos había fijado un
alquiler módico. Además tenía arrendadas otras 4 fanegas de Caria a Dionisio Huisi por 150 soles

170 Alzamora, Gregorio. “Cuadro de las juntas parroquiales de los distritos comprendidos en la provincia de Huaylas”, p.
3.
171 Espíritu Vásquez, Manuel. “Provincia de Huailas”, p. 3.
172 “Huaraz”, p. 2.

80
mensuales, lo cual cedía a Backus para integrarlas al resto de las tierras arrendadas cuando termine
su contrato173.
Los efectos de la bancarrota fiscal no impidieron a Durán continuar su carrera política, pues
convertido en el señor de Macate, alcanza la alcaldía distrital en 1879. Ostentando dicho cargo, y
con motivo de la instauración de la dictadura pierolista, levantó un acta respaldando al caudillo
llamándolo “el único capaz de reinvindicar el honor nacional”. Durán aprovechó el momento para
nombrar Gobernador distrital a un allegado suyo, Dionisio Alcedo, alegando que:
“ .. el que actualmente ejerce este destino, no es aparente para las presentes circunstancias,
en que la Patria exige mucho celo y actividad para contribuir en todo lo posible a la
reinvindicación del honor nacional y que una copia de esta acta se remita al Señor Prefecto
del Departamento para su aprobación”174.

2.3 OCASO DEL PÁRROCO SEÑOR (1885-1893)

Hacia setiembre de 1880, Durán conservaba diez minas, la mayoría de plata y algunas de plomo,
cobre y carbón. Cuando los invasores llegaron a territorio ancashino, las riquezas del párroco junto
con las del clan Tirado, fueron blanco de los cupos. Desde su cargo de Alcalde organizó con apoyo
del Gobernador Juan Cerna, el servicio de cívicos para defender el pueblo, pero un pelotón chileno
los sorprendió e impuso su dominio en la zona. Durán, quien se hallaba en su ingenio minero, logra
burlar el cerco invasor y se dirige al campo donde organiza un movimiento de resistencia indígena
que derrota y pone en fuga e los chilenos175. .
Pedro Dávalos y Lissón nos ofrece un valioso testimonio sobre la incursión del capital
extranjero en la minería macatina durante la post-guerra del Pacífico. En 1885, Dávalos llegó a
Macate como empleado de la empresa británica “Patara Silver Lead Mines and Smelting Company”
trabajando inicialmente en la mina Mata Burros en el cerro Patara. Allí tuvo noticia del
levantamiento de la peonada minera, enterándose que uno de los líderes de la revuelta fue muerto
por el norteamericano Daly. Las quejas principales se dirigían contra los capataces ingleses, y el
gerente Torrance llegó incluso a pensar regresarlos a Inglaterra. En Mata Burros trabajaban 150
operarios que vivían en casas bajas con paredes de barro, techos de paja y ventanas estrechas.
Según Dávalos, el indómito Uschu Pedro, líder de la sublevación huaracina no reclutó a los peones
mineros de Patara porque consideraba que estaban “españolizados”176.
En noviembre de 1884, arribó a Ancash el Prefecto iglesista, Coronel Francisco Javier
Noriega. Entre sus controversiales medidas pueden citarse el aumento de la contribución personal

173 AGN - Protocolos Notariales / Protocolo N° 592, Escribano: Francisco Palacios, foja 879, 1879.
174 Durán de la Torre, Julián. “Alcaldía distrital de Macate”, p. 3.
175 Guibovich del Carpio, Lorgio. M a ca te a través de la historia, pp. 133-134.

81
de 1 a 2 soles, la localización y destierro de los elementos caceristas y la fiscalización de los
ingresos de los curatos por servicios religiosos. Cuando en febrero de 1885, Noriega quiso cobrar
esta contribución el campesinado indígena se opuso y terminó rebelándose. Un mes después, Pedro
“Ushcu” Cochachín al mando de una partida guerrillera dominaba la zona al norte de Carhuaz, para
luego movilizarse por Mancos y Yungay hasta Macate. Al mes siguiente, una nota aparecida en el
diario El País señalaba que los iglesistas parapetados en Caraz, tenían en contra a “la indiada de
Huaylas y Macate guiada por el cura Julián Durán de la Torre”176177. Pero días después arribó a
Casma desde Lima, el nuevo Prefecto, Coronel José Iraola, quien con dos batallones avanzó
imparable por Quillo y Yungay hasta retomar Huaraz. Ushcu Pedro continuó la resistencia hasta
setiembre de 1885 cuando preso por una maniobra traicionera de Francisco Arteaga del pueblo de
Quillo, sería entregado a las autoridades y fusilado rápidamente.
Precisamente en febrero de 1885, el Ministro de Hacienda, Manuel Galup, preocupado por
los efectos de la guerra sobre la economía huaylina, y atendiendo el pedido de la diputación minera
de Huaylas dispuso que se hiciera una visita especial de las minas para lo cual envió personal de la
Escuela de Minas con la tarea de verificar el estado y linderos de las minas178. Meses después, en
marzo de 1885, ocurre un motín popular en Macate causando la muerte del subteniente Guerra y
cinco soldados. Los indígenas se levantaron por el fusilamiento de un peón que había estado
detenido en la cárcel local. En esta zona, ejerció liderazgo Ramón Bambarén, quien finalmente fue
capturado y fusilado en Mancos179.
Stein reproduce testimonios sobre la represión emprendida por los iglesistas llamados
“azules” contra los líderes indígenas y los sospechosos de cacerismo. Apoyados en esta tarea por
oportunistas mestizos, quienes viendo fracasada la rebelión popular se dedicaron al saqueo en
Huaylas y Jimbe, cuyo resultado fue el enriquecimiento ilícito de muchos, dando origen a una casta
aristocrática perniciosa. Los “azules” después de varios días de crueldad y venganza por el Callejón
de Huaylas, retornaron a Caraz llevándose valiosos botines.
El 20 de diciembre de 1885, los mineros extranjeros avecindados en Macate encabezan un
nuevo pedido de separación del párroco Durán del curato macatino. Las graves acusaciones contra
iban desde la seducción, adulterio e incesto, al robo permanente y avezado de tierras y casas de los
feligreses. El párroco no obedecía además la orden dada por la Vicaría provincial suspendiéndolo
en el ejercicio de su ministerio, y aún estaba pendiente la causa abierta en su contra por falsificación
de moneda. Esta nota además señalaba que:

176 Dávalos y Lissón, Pedro. P o r qué hice f o r t u n a ....., pp. 32, 57.
177 “Ancahs: Carta de César Murga al H. Sr. Dr. Elías Malpartida”, pp. 2-3.
178 Galup, Manuel. “Visita de asientos minerales”, p. 2.
179 “Chimbote”, p. 4.

82
CUADRO DE PERTENENCIAS MINERAS DEL PÁRROCO DE MACATE (HUAYLAS),
JULIÁN DURÁN DE LA TORRE - 1877

Procedencia del título Distrito mineral N° de Nombre de la mina Especie de la mina Propietario N° de Dimensiones Situación de las pertenencias Contribución
orden pertenencias
Títulos remitidos por la Huaylas 28 Resignación Mineral de oro Julián Duran de 3 600x200 Cerro Señora Coca 45
Diputación de Huaylas la Torre
29 La Corona Plata 1 200x200 Cerro Patara 15
" 30 El Quinual Plata 1 200x200 Cerro San Miquel 15
31 San Patricio Plata 3 Cerro San Miquel 45
‘ 32 Rosario Plata 2 400x200 Cerro Cuca Pica 30
33 San Cipriano Plata 2 400x200 Cerro Cuca Pica 30
' 34 San lulián Plata 3 600x200 Cerro Sauce 45
35 Restauradora Oro, plata y cobre 2 450x80 Cerro Colpa 30
36 Protectora 1 200x100 Cerro Quimbaleto 15
37 Sin par Cobre 2 400x200 Cerro Patara 30
38 Mercedes Plata 3 Cerro Pullo 45
39 La Riqueza Carbón de piedra 3 120 mil m3 Cerro Santo Toribio 45
40 San Rafael Plata 2 400x200 .Cerro Casa Casua 80
64 Santo Dominqo Plata 2 300x100 Cerro San Miquel 30
66 San Benito Plata 2 400x200 Cerro Piscoparacacan 30
Títulos remitidos por la Pallasía 33 Desquite Mineral de plata 1400x200 Cerro Moco 45
Diputación de Pallasca
Títulos remitidos por la Recuáy 73 Santa Amalia Carbón de piedra Julián Durán y 10 Cerro de Rauraira 150
Diputación de Recuay Manuel

Granados
74 La Restauración Carbón de piedra Julián Durán y 10 Cerro de Zupan 150
Manuel
Granados
77 Las Mercedes Carbón de piedra Julián Durán y 10 ....
Rurin Callhuach 150
Melchor
Gonzáles
78 La Aurora Carbón de piedra Julián Durán, 10 Cerro Mayo Cayán 150
Melchor
Gonzáles y
Manuel
Moneada
79 El Corazón de Jesús Carbón de piedra Julián Durán y 10 Cerró Mayo Cayán y Wanova 105 y 150
y El Silencio Melchor
Gonzáles

Fuente: M inisterio de Hacienda y C om ercio. Padrón General de M inas correspondiente al sem estre del Io de julio al 31 de diciem bre de 1877. En: El Peruano Tom o 11 Año 35 N° 53 57 v 58 30 de
setiem bre, 4 y 5 d e octubre de 1877. ’ ’
“... los padres misioneros que ahora años visitaron este pueblo, y que en el confesionario
tuvieron oportunidad de medir todo el abismo de corrupción en que este mal pastor ha
sumergido a sus ovejas, quedaron espantados, y pudieran dar una valiosa corroboración de
nuestras acusaciones, si el juramento de silencio no sellara sus labios”180.

En 1885 la ambición de mantenerse como señor en Macate llevó al párroco Durán a


enfrentarse con sus propios superiores eclesiásticos. Con motivo del proceso abierto en su contra
por el Gobernador eclesiástico, Durán decía que era resultado del despotismo eclesiástico y
arbitrario motivado solo por el afán de hostilidad permanente del Gobernador y sus enemigos, los
vecinos notables macatinos. En abril de 1886, el juicio se agrava y es conducido por la fuerza hasta
el convento de los Descalzos de Lima a hacer ejercicios espirituales mientras se sustanciaba su
causa. Solicita entonces que se aligerase su juicio, pedido rechazado por la Gobernación. El
párroco iba más allá de su estatus eclesiástico y ya como ciudadano describía su situación en estos
términos:
“... hace cinco meses, permanezco en esta capital, sumido en la miseria y con lo
encapillado, solo por razones de conciencia y contra lo prescrito en el artículo 20 de la
Constitución. Por razones de conciencia se ha atropellado mi dignidad de sacerdote y
párroco de 34 años, conduciéndoseme con la fuerza armada y con todos los aparatos que se
emplean para la seguridad de un verdadero criminal (...) por razones de conciencia se me ha
irrogado daños y perjuicios en mis pequeños intereses que han quedado abandonados, restos
de lo que confiscaron las fuerzas del General Iglesias, so pretexto de que yo trabajaba por el
restablecimiento del orden constitucional y en favor del señor Coronel Cáceres. En el
departamento de Ancash es público y notorio que poseía algunas comodidades antes de la
guerra, y también es público y notorio el estado en que he quedado después de ella”181.

Del propio Durán se desprende que el interés real era la salvaguarda de su fortuna. Sus
alegatos manifestando inquietud por la administración de los sacramentos y el éxito de las fiestas
religiosas eran simples pretextos, pues durante muchos años había abandonado Macate para
dedicarse a sus negocios agrícolas de Lacramarca y mineros en el resto de la provincia. Según
Durán su juicio había sido manejado por el Gobernador Eclesiástico Manuel Bandini para
condenarlo y sacarlo de su doctrina. Por ello recurría como ciudadano al Congreso, pues se le
quería hacer juicio sumario sin pruebas ni testigos en su contra. Recuerda que el Estado tiene
obligación de hacer cumplir las leyes “sea cual fuere la condición de ellas”, y que ser sacerdote no
lo priva de tales derechos. De esa manera, en realidad estaba solicitando la intervención directa del
poder civil en los asuntos eclesiásticos.
En junio de 1886, Durán señala que desde su separación del curato habían muerto más de
300 personas a causa de la epidemia de viruela sin recibir los sacramentos y auxilios espirituales.

180 Archivo Arzobispal de Lima, Sección Capítulos, Legajo 48, Expediente III, 1885-86.
181 Durán de la Torre, Julián. “Al Supremo Gobierno, Soberano Congreso y al público”, p. 4.

84
Añade que por su ausencia no se celebraban misas ni se cumplía con el calendario de las fiestas
religiosas182. Acusó entonces al Vicario provincial por proceder contra los cánones, bulas y breves
pontificios, pues nunca debía dejarse acéfalo un curato. En esta oportunidad, el párroco denuncia
que detrás de su juicio se hallaba:
“ .. un caballero de esta capital [Lima], quien escribió una carta a Macate al americano
Montgomery Backus, mucho antes que se ordenara mi comparecencia ante el Señor Obispo
en la que le decía textualmente: Mi compadre el Obispo Bandini me ha ofrecido separar al
cura Durán de esa parroquia, la que no volverá a pisar más (...) En otra carta posterior le
decía que se formará una acta para apoyar su influencia, la que se hizo firmar en una orgía
que para el efecto se había improvisado, habiéndome informado de esta circunstancia los
mismos que la suscribieron, diciendo que estaban listos a protestar por haber firmado dicha
acta en medio de su borrachera”183.

A fines de 1886, el Prefecto ancashino Pedro José Carrión describe un panorama sombrío
en su departamento, señalando la decadencia de la agricultura durante la guerra externa y la civil
por la muerte en combate de gran número de hombres y la consiguiente falta de brazos, pérdida de
la ganadería por el enorme consumo de reses hecho por las tropas nacionales e invasoras, el
alejamiento de sus hogares de miles de industriosos, la suspensión de las garantías ciudadanas,
mengua de capitales a causa de la quiebra del billete. Carrión recomienda introducir la industria
viñatera, cohinilla, cera, miel, y proteger la minería y manufacturas184.
Meses después, el Juez de Paz, Manuel de la Cruz Loyola, el alcalde Dionisio Alcedo y el
Gobernador, Pedro P. Serna, informan que el párroco Felix Romero se hallaba administrando la
doctrina, pero se hallaba amenazado por Espíritu Vásquez, allegado de Durán, para que la
abandonase. Este juicio continuó por varios años, y en junio de 1888, Durán que entonces se
encontraba irregular y suspenso presentó un recurso ante la Vicaría y Juzgado Eclesiástico de
Huaylas solicitando que el párroco Clemente Figueroa le abone 325.60 soles por haber ejercido el
curato de Macate durante dos meses y medio. Durán recibió 154 soles, pero consideraba esta suma
insuficiente, pues según sus cálculos el arancel eclesiástico podía rendir hasta el doble de dicha
cifra. A mediados de julio, el Inter de la doctrina de Yungay, Pascual Gutiérrez, en defensa de
Figueroa señalaba que Durán no se encontraba en pleno ejercicio de sus derechos eclesiásticos, y
estando suspendido indeterminadamente de oficio y jurisdicción no tenía autoridad parroquial, pues
había incurrido ipso facto en pena de irregularidad canónica. Desde hace mucho tiempo residía
entre Santa Ana y Lacramarca siendo esporádicas sus visitas a Macate, y por ello según derecho

182 En Macate, como en todos los pueblos del Callejón de Huaylas, las fiestas religiosas consumían gran parte del año.
Desde el siglo XVIII el calendario religioso incluía las siguientes fiestas: Patrón San Luis, Santo Toribio, Encarnación,
Corpus, Purificación, Santa Ana, Presentación, San Pedro, Visitación, San José, Concepción, Virgen del Rosario, Santa
Rosa, Exaltación, Triunfo de la Cruz y las actividades de Semana Santa.
183 Durán de la Torre, Julián. “Comunicados”, p. 3.
184 Carrión, Pedro José. “Ancash: Prefectura del Departamento”, p. 3.

85
requiere q u e el p a s to r cacé al f r e n te d e
COMUNICADOS ■u rebaño, y q u e el oulto e* fo m e n te p o r
que do lo c o n tra rio e l e s p ir ita re lig io so
' U rna, Jum io 33 de 1886. se enfria, m u ch o m ás hoy q u e lo s p u e ­
8 «Hora» E ditor*» >1* “ K l Com ercio. ** blos estáis d esm oralizado* y la in c re d u ­
E n I* ordate» del d ia rio a n o U U . d iri­ lidad m a rc h a á p aso s a jig a n ta J o s .
gen, oorr*4poodl«nt6 a l 1 7 aOl a c tu a l, •« E n m é rito de las razo n es q u e p ró x im a ­
llam a 1* atención da l a a u to rid ad e c lr- m ente llev o e x p u e s ta * ; o c a rro á U S . 1.
■Uutica so b re *1 h e ch o d o que la d octi iou á fin d e q u e s e e irv a d a r c a re o le g a l á
de M acote ae baila ea e o e fa lia je a tal v ir­ mi escrito d e 11 d e le s c o rrie n te s ,/ p a ra
tu d , p a ra haear v e r «A pü>Ü OO y w n o po- conseguirlo.
ea ro b re ra n ieg a n » re sp o n sa b ilid a d , »u" A. U B . I . p id o y suplico q u e , te n ie n d o
pilco á U U . a* sirv a n in s e r ta r en «1 m i i- por rrp -« lu cid a- la s r-.u.'sd-e « legad « <»»
m o d ia rio *1 recurso aiguieDlo: ral citado e s c rito , ten g a » bien a c c e d e r
í lt a io . • aflor G o b e rn a d o r E o le ú iatio o . * mi so lie itttJ, p o r sor a sí d e ley y j u s t i ­
J n l i á u D o r i o de la T o rre , C u ra p ro ­ cia.
pio <le [a d o c trin a de M ácete, en el lucí- L iras, J o m o 1 6 d e 188G.
d e n te d e te c u ia c io e que te n g o iuierpue*- J u iiú n JDurán de la Torre.
to, a n te i r ti . I. re sp e tu o s a m e n te sx p o u - Por el re c u rso q u e p re c e d e v e rá ai p ú ­
jju: q u e h a c e Tarto» d íaa olevó i <u liw * blico qo# Te respnn»»b¡lid»J par* -o b ra, la
paciio u n a 8o lic itu d , p id ie n d o ae in h ib ie ­ autoridad q u e h a d a d o lu g a r á mi r e p a ­
ra d e s conocí m iento de l a c a u s a «úpeosla rarlos <le m i p a rro q u ia ; p e ro ¿ q u é la im­
por m ía g ra tu ito s enem igo» y que m o tiv a porta? e s ts h a p e r ín te r® «Jiu «l.oTreai
mt p risió n on e sta c a p ita l; y no o b sta n te m iento q a e hiiro á u n cabal tero d e e s t a
«1 c a rá o te r d e dich a Solicitad, q u e p o r capital, quien e sc rib ió u e a s a r ta á M á c e ­
n a tu ra le z a d e b e te n e r r á p id a tm nitacioru, te al am e tío e n o M on tg u n o n r y B a ch e a,
e a tá a ú u ein el c o rre sp o n d ie n te d e c re to ; m ucho i n le e q u e a e o rd e n a ra m i aum pa-
p o r c u y o m otivo, m e v e o p re c ita d o á im ­ rtiosocta an«e r ' eefior O b isp o , e n Je q u e
p e tra r d e la justificación « in te g rid a d d e le decía te x tu a lm e n te "M i co m padre el'
1 1 S . I . e l p ro n to térm in o d e esta c o a c ­ Obispo B a n d ín ! m e h a ofVeejdo e sp e ra r el
ción; p o rq u e n o ea o c u lta rá á en ella p e ­ car* D a rá n d e e s a p a rro q u ia , le q u e n o
n e tra c ió n y elevado c rite rio , que en m áe solverá á p isa r m á s .'' D ic h a c a rta fu á
J e tr e s m eses de e n se a e ia , la p a rro q u ia exhibid» ea el ju z g a d o d a p e a q u e d e sp e ­
d e m i c a rg o h a e sta d o p riv a d a de loa so ­ chaba D . M arm ol d e la C ruz Juoyoia, pa­
corros e sp iritu a le s e n e ro s & m i m inie- ra q u e todos io s c o n c u rre n te » ¿ él le vin
torio. cea: e l o b je to e r a que y o p e r d ía n ^ m i
C o n e fec to , á m i s a lid a d e . Manet a y a .amstiglo á la flu e n c ia s u te mis fe lig re s e s
se p re s e n ta b a ta v iru e la con c ará cte r por ese m edio.' Ele «Are c e r ta p o s te rio r la
v io len to , pues e x is tía n d e 2 5 á 30 a ta c a ­ JeoU fo rm ar* u n a a c ta p a r» «p o y ar
do» d e e s te Sajelo, y d e ellos ha h iea su tn flaen nl*. le q u s a* h iz o A rm ar era
m u a rto 1 2 ; y , angón in fo rm es posterio­ en a o tjí» q u e p e r* e l e le cto se h a b ía im ­
res. h a b ía to m a d o m a y a r iac rem e o tc , d a provisado; h a b le n J o m e in fo rm a d » d e a r ­
m a n e ra q u e e n mi a u s e n c ia h a n fa lle c id o ■ ta o lrc u n s U n d * ios m ism oe q u e t a r,» .-
c are a de 3 00, y e n tre e llo s m echo* p á r- ariMoroo, dicie n d o ; q a e e s ta b a n lisTou á
bulos m u e l correspondí en te b e o tism o . p ro testa r p o r b a b o r firm ado d ic h a a cta
M á e s o n , corno U S . L s a b e y que d e ­ en m ed io de s u horao h ern . C o a e r ve m o-
be c o n sta r, una v e s m á s e n «t ex p ed ien ­ tir o las e e to rid a d e s y p rin c ip a le s fe lig re ­
te d e la m ateria, «o lo* d ía a m áe d á a i - sas d* m i p a rro q u ia , h a b ía n f-itm au id o
co* d e l afio e clesiá stica , eoato so n : lo a y ram llid o o tr a a c ta el g o b ie rn a p o r a r e ­
d e c u are sm a, eom ana s a n t a y p a sc u a s, ducto re g u la r, p id ien d o q u e * 1 F is c a l d e
he a s ta d o d a m i g re y , l o q u e no p u e d a I* Nación In te rp u sie ra recorvo «le fu e rz a ,
m enos q u e h a b e r o rig in a d a trastorno* en cuya so ta se h a b ía recibido e n M in u ­
e l ord en m o ral y religioso, ta n to m á s , tario d e J a .itic ia «•> 2 2 J e F ebrw r.. ú ltim o
c n a n to q u e á mi calida, p o r de m á s -vio­ srgtt» se m e in fo n n d en ’d irb o d * -p a e h 'o ;
len ta , d e jé al S u t í s i m o oolocado, y p o r ­ y e s s t a m ism o J t a s c h a b le recibía® i v » .
fa lta d a sa c erd o te h a d e ja d o de celeb rar­ tóéu I* n o ta d o l Iltm o . s e a o t Ohi«|K?
se la (leste d e S an to la m b ío , p a tró n d e l nata que se m e a prehendí»;» y f„ m U i-r«
lu g a r, y o tra s fiestas. t e s t a c e p ita !; peno el se ñ o - T o v a r , M i.
U S . L , p e rfe c ta men t e sa b e y .ls c o n s­ .nistn».eoionrea. ordenó *« x r c b 'r a . s ,4
t a q u e n o s p a rro q u ia n o p u e d e p e rm a n e ­ sota, d eb ien d o to m arlo e u o o n » iJe -* rjo o
c e r on sol» d ía en a ce falla, y e a o o aao - y aóio *• c o n cre tó á d a s g iro á, i» A p r o ­
o n m e ia , a n te s d a « J u n a r se m * tr a je s e sada nota. .
preso con l a fu e rz a a rm a d a , eoo r a j i ­ N ada m ás dig o , p o r a h o rr., p e r so ha-
n e n y ooo tra sc e n d e n ta l escándalo, c o ­ oerms Jifoao, p re te n d ie n d o publiuar, cuan­
m o si íb e ra u n v e rd ad e ro O rim iaal. d o b ló do oouvenga, te d u a lo» docozneoioe q a *
h a b e r m andado e l s a s e rd o t* qns h lq ie i* prueban m i in o c ro u ia -
m is v eo eat p u e s a sí lo J lsp o e e o t e n s i - Ds U tT . S S . E E . nr,oy a te n to c a p e llá n
a e n te m e n te los cáo o u e * y les re itarad ea f S, 8 ,
b n lss y breves p ontificios, b a jo pena* e s- . J a b á n D u ra n de la XW-r*.
tric t« s y severas. 5043.
P o r o tra p a rte , la p ied a d d e loa fieles

Carta del párroco Julián Durán de la Torre a los Editores de El Comercio En: El Comercio N 15 833.
Lima, 21 de junio de 1886, p. 3.

86
canónico estaba inhábil in totum para percibir los frutos del curato macatino. Seguidamente
reproducimos un curioso diálogo que trataba de ilustrar didácticamente la irregular situación
eclesiástica del párroco Durán, y al mismo tiempo muestra las contradicciones internas en el clero
provincial:
Disputa entre un cura de campanillas y su sacristán
Cura: Sacristán ¿qué es irregularidad?.
Sacristán: Es un impedimento canónico que prohibe la recepción de las órdenes y el
ejercicio de los recibidos; es decir, una inhabilidad moral, proveniente de alguna indecencia
que excluye del sagrado ministerio.
Cura; ¿cuál es el tercer efecto de la irregularidad?
Sacristán: Es la exclusión del oficio y beneficio; de manera que es inválida la colación del
beneficio dada al irregular, o suspenso de éste o aquel; porque el beneficio se da por el
oficio.
Cura: ¿Cómo se incurre en irregularidad por violación de las censuras?
Sacristán: Cuando un sacerdote como Ud. Tayta estando ligado con ellas, ejerce
solemnemente los actos o funciones del orden u oficio del cuál está suspenso.
Cura: Ola ... que tal y ¿cómo mi compañero de armas el insigne leguleyo Durán, estando
suspenso de oficio y jurisdicción y siendo irregular por haber violado esta censura, a pesar
de estar públicamente denunciado continúa con escándalo, celebrando misa de renovación
en la iglesia matriz de Huaylas y percibiendo beneficio de la doctrina de Macate?
Sacristán: Eso pregunte Ud. al Señor Vicario de aquella provincia, antiguo seminarista de
Santo Toribio, versado en Derecho, mientras que yo ¡nequaqam!, pues solo vivo abriendo
las puertas de mi iglesia y del campanario para llamar a misa, y si algo le contesto tayta en
materia de Teología, es porque me gusta algunas veces leer las letras coloradas.
Cura: ¿Hay alguna otra irregularidad canónica?
Sacristán: Si señor, por defecto del alma, falta de ciencia, esto es de los conocimientos
exigidos particularmente por el Tridentino y por esta exclusión es también verdadero
irregular el cura accidental de Macate don Valentín Alva (alias ayuno); y como
comprobante de esta nulidad el lunes santo cantó misa de requiem con gloria y credo, misa
de salud por el señor don Ángel Palma.
Cura: Jesús ¡qué escándalo!, ¿y por qué hasta hoy no ha sido llamado al examen requerido
por derecho ese nene, para evitar todo esto y otras tantas impropiedades?
Sacristán: No sé; pues no tardará en casar con impedimentos dirimentes y de derecho
natural. Hasta luego.
Cura: ja... ja ... ja ... ja 185.

En el ocaso de su vida, el párroco Durán fue apremiado por un supremo decreto del 5 de
febrero de 1891 para enajenar la mina “El Quinual”, pues según las leyes civiles un eclesiástico
regular no podía poseer minas. La Diputación Territorial de Huaylas debía fijar el plazo para este
trámite, pero Durán presentó un recurso ante el Ministerio de Hacienda y Comercio solicitando la
reconsideración del supremo decreto. Empero, su pedido fue declarado extemporánea según lo
dispuesto en el decreto supremo de 15 de mayo de 1873, y por el contrario se ordenó a los diputados
y jueces mineros de Ancash “se abstengan de otorgar amparos de minas a los referidos eclesiásticos,

185 Gutiérrez, Pascual. “Comunicados: Provincia de Huaylas”, p. 3.

87
ya sean regulares o seculares, de conformidad con el artículo 2° del titulo 7° de las ordenanzas
vigentes’186.
En esta coyuntura, Durán ya no tendría tiempo para reorganizar los pocos bienes que pudo
salvar de la persecución iglesista. Su patrimonio minero había comenzado a desintegrarse desde
1884, cuando traspasa su mejor mina, la de San Julián, a Ricardo Rey y Basadre187quien años
después se asociaría con Manuel Montero para su explotación. En el primer semestre de 1886 sus
minas San Patricio, Rosario, San Rafael, Protectora, Restauradora y San Cipiriano se hallaban
morosas en el pago de contribuciones, y por ello estaban en condición de denunciables por
cualquier minero.188. En abril de 1893189cuando finaliza la azarosa vida del párroco señor, sus
minas ya habían sido denunciadas por varios ávidos nuevos mineros. Así, la del Quinual pasó a
Juan H. Torrance, la de San Rafael a C.M. Schroder de la Compañía Minera Patara, mientras su hija
María Jesús Durán lograba conservar las de Mercedes y Santo Domingo. En los años siguientes,
ella traspasó la primera a la Empresa Minera de Patara, y la segunda a los hermanos Antonio y
Jacinto del Carpio, mientras que la del Rosario fue denunciada por Montgomery Backus190.

186 “Ministerio de Hacienda y Comercio”, p. 119.


187 Martínez, F. “Apéndice al Padro General de Minas por el primer semestre de 1884, formado con arreglo a la suprema
resolución de 19 de abril último”, p. 578.
188 “Padrón General de Minas correspondiente al primer semestre de 1886”, p. 382.
189 “Crónica: Óbitos”, p. 2.
190 “Ministerio de Fomento. Sección de Minas: Padrón General de Minas Correspondiente al Segundo Semestre de 1896”,
pp. 202-204.

88
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*7Y

Carla del vecindario de Mócate al Ilusirisimo Arzobispo de Lima (Fragmento). Macate, 20 de diciembre de 1885.
Sección Capítulos, Legajo 48, Expediente III, 1885-86. Archivo Arzobispal de Lima

89
CONCLUSIONES

El siglo XIX significa para la comunidad indígena la continuación del dominio socio-económico
bajo nuevas formas políticas. No puede considerarse empero, que hubo una situación inamovible,
pues la propiedad agraria constituirá un espacio de conflicto entre el Estado y la sociedad rural. La
conversión del campesino en ciudadano debía pasar necesariamente por la disolución de los
vínculos comunitarios sobre la tierra, y su acceso a ella como propietario individual libre del
ominoso tributo personal situándose así en el mismo estatus jurídico que el resto de la población191.
De esa manera, el campesino indígena encontraría un camino para insertarse en el modelo
productivo que en teoría iba a construir la República.. Pronto, sin embargo, por pragmatismo
económico y prejuicios étnico-culturales los viejos terratenientes encontraron en el gamonalismo la
forma más viable para darle un falso ropaje de modernidad a la vieja feudalidad.
En ese contexto, nuestras microsociedades andinas republicanas constituyeron espacios en
los cuales pequeños clanes familiares impusieron su dominio sobre hinterlands con cierta dinámica
regional, pero desprovistos de mecanismos capaces de articular un mercado interno que contribuya
a la modernización de las fuerzas productivas. Dentro de esta mentalidad señorial, los sectores
medios (comerciantes, mineros, etc.) y los párrocos hicieron de la servidumbre y el control de las
instituciones locales la base para articular sus relaciones políticas con la aristocracia limeña. El
caso de Macate revela toda esa compleja red de alianzas y pactos distritales, provinciales y
departamentales que sostienen la administración pública. Hubo sin embargo, serios conflictos en la
definición de actitudes colectivas frente al gobierno central. Basta con citar la coyuntura conflictiva
de los 50 entre liberales y conservadores para observar el grado de beligerancia que podía alcanzar
la participación del pueblo en la defensa de sus derechos apoyándose en las medidas efectistas
aplicadas por los movimientos caudillescos, como fue el caso de la abolición del tributo indígena.
En este punto conviene precisar ciertas etapas en el desarrollo del gamonalismo ancashino,
a partir del impacto causado por la política fiscal sobre la demografía. Como hemos visto hasta
mediados del siglo XIX se percibe una clara tendencia en la reducción de la propiedad territorial, y
por ende una limitadísima expansión de los sectores agropecuarios. Aquí no podemos dejar de
mencionar el creciente parasitismo de las haciendas huaylinas sobre las estancias indígenas,

90
situación que hacía muy difícil la capacidad de recaudación tributaria. ¿Existió entonces una
mancomunidad de intereses entre el gamonalismo provinciano y la fiscalidad nacional diseñada
desde la capital?. En realidad asistimos mas bien a una enconada disputa por la sobreexplotación de
la fuerza laboral y la pequeña propiedad parcelaria, cuyo trágico final fueron los cíclicos
movimientos indígenas antifiscales. El desmantelamiento de las propiedades de la Iglesia
representa una transferencia de capital a manos de una nueva generación de gamonales191192.
Iglesia y Estado convalidaron a su manera el soporte ideológico del gamonalismo mediante
políticas conservadoras basadas en el acceso restringido a la ciudadanía, y la reproducción de
formas serviles en su propio beneficio. De acuerdo con ello, la jerarquía eclesiástica mantuvo una
tensa relación por la defensa del fuero y bienes eclesiásticos frente a la secularización impulsada
por ciertos sectores liberales. El interés de los párrocos por controlar los colegios electorales, y su
defensa de los caudillos clericalistas, como lo hizo Julián Durán con Manuel Vivanco y Nicolás de
Piérola, revela que la ideología de Bartolomé Herrera pudo haber perdido la batalla en el Congreso,
pero se manifestaba cotidianamente en la actuación de los religiosos con su feligresía. En 1876 E l
C o m ercio se preguntaba ¿por qué los párrocos tendrían interés en apoyar el movimiento pierolista?.,
y llegaba a la conclusión de que las razones podrían estar en que el caudillo civil representaba
entonces “las prácticas supersticiosas, los altos aranceles parroquiales”193.
El papel ideológico cumplido por la Iglesia en la construcción de la institucionalidad y la
ciudadanía republicanas es ciertamente complejo. Ideólogos como Herrera consideraban que el
acceso al cuerpo político, el ingreso a la civilización pasaba por una introspección del individuo en
cuanto a sus derechos y obligaciones con el Estado. Esa tarea moral sólo podían ejecutarla los
eclesiásticos, y por tanto los párrocos debían asumir la tarea de abrir los ojos del pueblo,
convirtiéndose así en tutores de la soberanía popular. El objetivo del conservadurismo será
entonces forjar una República católica con ciudadanos católicos guiados por el clero en la
construcción de la nacionalidad194. Sin embargo, las condiciones críticas de la economía
decimonónica mandarían esta tarea espiritual al desván de la conciencia religiosa fluyendo, en
cambio, un pragmatismo materialista.
El caso del párroco Durán en Macate permite rastrear paso a paso el surgimiento y
desarrollo de un señorío espiritual con sólidas bases materiales. Las circunstancias de
empobrecimiento de los curatos por la pérdida de diezmos y capellanías, abrieron un ancho campo

191 Moscoso, Martha. “La Tierra: Espacio de conflicto y relación entre el Estado y la comunidad / Siglo XIX”, pp. 367­
370.
192 Tantaleán, Javier. P o lítica económ ico-financiera y la fo r m a c ió n d e l E sta d o / S ig lo X IX , pp. 127-128
193 Editorial (El Comercio), p. 2.
194 Demélas, Marie Danielle e Saint-Geours, Yves. J eru sa lén y B a b ilo n ia / R elig ió n y P o lítica en el E c u a d o r 1780-1880,
p. 172.

91
para la especulación productiva y comercial desde las parroquias. Pero ello no bastaba, pues
recursos sin poder efectivo hubiesen puesto a los párrocos a merced de los demás gamonales. Y es
allí cuando cada párroco estudia su entorno social y define su estrategia de dominio sin el más
mínimo escrúpulo, y con la mayor prevención toda vez que se enfrentaban a los vecinos notables de
los pueblos donde el destino o la decisión de sus prelados los había mandado. La lenidad de las
instituciones judiciales y los funcionarios públicos tuvo en los párrocos señores su mejor fuente de
alimentación. La modernidad introducida por las nuevas vías de comunicación (ferrocarriles) y la
consecuente presencia de capitalistas extranjeros terminó convertida en elemento en la lógica del
gamonalismo cercano a las economías del litoral. La hacienda serrana tuvo entonces que recluirse
en enclaves agropecuarios vinculados a capitales mercantiles que no afectaran sus viejas relaciones
feudalizadas.
En los años inmediatos a la post-guerra se produjo una intensa confrontación entre las
autoridades nacionales y el gamonalismo ancashino motivada por el cobro de impuestos y control
de los patrimonios territoriales. La contribución personal generó además una creciente protesta
campesina, la misma que fue canalizada por pequeños y medianos hacendados y mineros, los cuales
quisieron convertir al Callejón de Huaylas en uno de los principales núcleos antifiscales. La
mayoría de estos gamonales habían pensado que apoyando a Andrés A. Cáceres iban a establecer
una mejor relación con el gobierno central, por oposición a la conflictiva política hacendaria de
Miguel Iglesias. El párroco Durán estuvo entre aquellos caceristas de ocasión, y no dudó en
participar liderando montoneras durante la rebelión de Atusparia, formando así parte de un amplio
movimiento político. Los gamonales plantearon entonces el problema como una limitación del
derecho de propiedad, pues los tributos eran confiscatorios y trastornaban su decadente sistema de
usufructo de la economía regional.
¿Cuáles fueron las estrategias empleadas por este párroco para mantener su señorío durante
cuatro décadas? Como hemos visto, Durán resistió inconmovible el paso de una decena de
gobiernos, desde el conservador Echenique hasta el populista Cáceres, gracias al uso de los viejos
mecanismos de dominación gamonalista, pero supo sobre todo actuar con pragmatismo adaptando
sus intereses e ideología a los cambios políticos del último cuarto del siglo XIX. Tuvo además
criterio oportuno para diversificar sus inversiones participando en todos los ramos productivos
(agricultura, minería y comercio), y estableció alianza con facciones locales para neutralizar a sus
enemigos y vencer en la disputa por el poder en Macate. Fue en ese sentido, un hombre que no sólo
cumplía con los rasgos típicos del gamonal en tanto era autoritario y al mismo tiempo paternalista,
sino que agregó a ello la influencia de su condición religiosa.

92
Por diversas razones la burocracia eclesiástica republicana otorgó amplios márgenes de
autonomía a los párrocos provinciales. De esa manera, estos tuvieron facilidades para aprovechar
los mecanismos de movilización social que el sistema gamonalista había abierto para los señores
locales. Sin embargo, el señorío parroquial se sustentaba en una serie de prácticas abusivas y
cobros exagerados de derechos parroquiales, por lo que se mantuvo en permanente conflicto con la
comunidad cuyos reclamos constantes llegaron hasta el Arzobispado limeño . Lamentablemente, la
instancia judicial canónica pocas veces actuaba contra los párrocos infractores, y por eso los
gamonales prefirieron forjar alianzas para compartir con ellos su dominio fáctico en el mundo rural.
Sin duda, a lo largo del siglo XIX e inicios del siglo XX, los párrocos fueron los más
activos acaparadores de tierras y recursos comunales. Estudios de Jaime Urrutia revelan que en
dicho período ser párroco resultó, al parecer, una vía de acumulación similar a la de comerciante,
arriero o ganadero. Por lo demás, el párroco tuvo frente a las autoridades civiles la ventaja del
control ideológico ejercido sobre los indígenas. Este dominio se expresaba en amenazas y chantajes
ante las protestas de los comuneros, referidos a la negativa de enterrar a los muertos, bautizar a los
niños, realizar misas, etc. Los párrocos se muestran inflexibles y rapaces cuando se trata de obtener
las primicias de las comunidades, o aumentar arbitrariamente los aranceles eclesiásticos por sus
servicios. Resultaron así la punta de lanza del sistema de despojo permanente sobre los recursos
comunales, lo cual motiva numerosas quejas y rebeliones populares195.

195 Urrutia, Jaime y otros. “Las comunidades en la región de Huamanga, 1821-1968”, pp. 443-444.

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105
DOCUMENTOS

Arévalo, Josef Manuel. P a d ro n c illo que m a n ifiesta e l n ú m ero de in d ivid u o s de a m b o s sexo s de


to d a la d o ctrin a p e rte n e c ie n te a l p u e b lo de Sa n L u is y S a n to T oribio de M a c a te de la p r o v in c ia de
H u a y la s en el d ep a rta m e n to de A n c a sh . Lima, 6 de junio de 1840. Sección Estadísticas, Legajo
VI, Expediente 16, 1840. Archivo Arzobispal de Lima

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Bolsilla 2, 1870. Archivo General de la Nación.

Chimbote, 10 de julio de 1873. Fondo de ENAFER,


C a rta de J o sé V. P a s q u e l a J o h n M e ig g s.
Bolsilla 6, 1873. Archivo General de la Nación.

Huanroc, 3
C a rta de M a ria n o A lm a n d o s a l A rzo b isp o de Lim a, F ra n cisco J a v ie r de L u n a P izarro.
de agosto de 1851. Sección Capillas y Oratorios, Legajo V, Expediente 13, 1851. Archivo
Arzobispal de Lima.

Lima, 11 de setiembre de 1873. Fondo de


C a rta de M ig u e l G o n zá les d e l R ieg o a J o h n M e ig g s.
ENAFER, Bolsilla 6, 1873. Archivo General de la Nación.

C a rta de S iria co V elásques a l A rzo b isp o de L im a, B a rto lo m é M a r ía de las H eras. Macate, 4 de


enero de 1808. Sección Capillas y Oratorios, Legajo III, Expediente 34, 1808. Archivo Arzobispal
de Lima.

C a rta d e l J u e z de P a z de C araz, J o sé M . Cerna, a l P resid en te de la C orte S u p erio r de A ncash,


D o m in g o R a d a . Caraz, 23 de agosto de 1870. Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior
de Justicia / Ancash, Legajo 2, 1870-1873. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l J u e z de P rim e ra In sta n c ia de H uaylas, P ed ro E fio M o ren o , a l P resid en te de la C orte


S u p e rio r de A n ca sh , D o m in g o R a d a . Caraz, 22 de febrero de 1870. Archivo del Ministerio de
Justicia - Gobierno, Legajo 250, 1865-1870. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l M in istro de G obierno, P o licía y O bras P úblicas, M a n u e l S a n ta M a ría , a l M in istro de


Ju sticia , J o sé A ra n íb a r. Lima, 3 de febrero de 1871. Archivo del Ministerio de Justicia -
Gobierno, Legajo 251, 1871-1874. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l M in istro de G obierno, P o licía y O bras P úblicas, M a n u e l S a n ta M a ría , a l M in istro de


Ju sticia , J o sé A ra n íb a r. Lima, 12 de abril de 1871. Archivo del Ministerio de Justicia - Gobierno,
Legajo 251, 1871-1874. Archivo General de la Nación.

C a rta d el P re fe c to de A n ca sh , J o sé J o a q u ín G onzález, a l M in istro de G obierno, P o lic ía y O bras


P ú b lica s, B a rto lo m é H e rre ra . Huaraz, 10 de febrero de 1852. Archivo del Ministerio de Justicia -
Prefecturas / Ancash, Legajo 87, 1839-1879. Archivo General de la Nación.

106
C a rta d e l P re fe c to de A n ca sh , J o sé M a r ía Terry, a l M in istro de H a c ie n d a y C om ercio, J o sé F a bio
M e lg a r. Huaraz, 2 de marzo de 1856. Ministerio de Hacienda y Comercio - Archivo Histórico -
O.L. 397, Caja 667, 1856. Archivo General de la Nación.

Archivo del Ministerio de


C a rta d e l P re fe c to de A n c a sh a l D ire c to r de J u stic ia y B en eficen cia .
Justicia - Gobierno, Legajo 252, 1875-1879. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l P re fe c to de A n ca sh , M a n u e l V entura D íaz, a l M in istro de Justicia, In stru cc ió n P ú b lic a y


B en eficen cia , M a r ia n o F elip e P a z S o ld á n . Huaraz, 27 de octubre de 1869. Archivo del Ministerio
de Justicia - Prefecturas / Ancash, Legajo 88, 1839-1879. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l P re fe c to de A ncash, M a n u e l V entura D íaz, a l M in istro de G obierno, P o lic ía y O b ras


P ú b lica s, F ra n cisco de P a u la S eca d a . Huaraz, 26 de enero de 1870. Archivo del Ministerio de
Justicia - Gobierno, Legajo 250, 1865-1870. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l P resid en te de la C o rte S u p erio r de A ncash, D o m in g o Rada, a l M in istro de Justicia,


In stru c c ió n P ú b lic a y B en eficen cia , M a ria n o F elip e P a z S o ldán. Huaraz, 17 de noviembre de 1869.
Archivo del Ministerio de Justicia - Corte Superior de Justicia / Ancash, Legajo 1, 1863-1869.
Archivo General de la Nación.

C a rta d e l P re sid e n te de la C o rte S u p erio r de A ncash, D o m in g o Rada, a l P refec to de A ncash,


M a n u e l V entura D ía z. Huaraz, 3 de noviembre de 1869. Archivo del Ministerio de Justicia - Corte
Superior de Justicia / Ancash, Legajo 1, 1863-1869. Archivo General de la Nación.

C a rta d e l S ín d ico de M a c a te , T o rib io S a lin a s a l P refec to de A ncash, Jo sé M a ría T erry. Macate, 28


de febrero de 1857. Sección Curatos, Legajo 7, Expediente XIV, 1857. Archivo Arzobispal de
Lima.

Macate, 28 de julio de 1857.


C a rta d e l v e cin d a rio de M a c a te a l Ilu strísim o A rzo b isp o de L im a .
Sección Capítulos, Legajo 44, Expediente X, 1857. Archivo Arzobispal de Lima

Macate, 20 de diciembre de
C a rta d e l v e cin d a rio de M a c a te a l Ilu strísim o A rzo b isp o de L im a .
1885. Sección Capítulos, Legajo 48, Expediente III, 1885-86. Archivo Arzobispal de Lima

C o n tra to de a rren d a m ie n to de M a n u e l de A rrie ta a M o n tg o m e ry B a ck u s de la h a cien d a C aria en el


p u e b lo de M a c a te . Lima, 22 de julio de 1879. Protocolos Notariales, N° 592. Escribano: Francisco
Palacios, foja 879. Archivo General de la Nación.

E xp e d ien te c rim in a l que h a in icia d o do n E steva n M e z a co n tra e l cu ra de la d o ctrin a de M a c a te


D .D . J u liá n D u rá n de la T orre. Lima, 31 de octubre de 1870. Sección Inmunidad Eclesiástica,
Legajo 19, Expediente XLV, 1870. Archivo Arzobispal de Lima

Obregón, Tiburcio. R a zó n e sta d ístic a de la d o ctrin a de San L u is de M a c a te de la p r o v in c ia de


H u a y la s d e l d ep a rta m e n to de A n c a s h de la A rq u id ió cesis de Lim a, m a n d a d a h a c e r en la S a n ta
V isita d e l a ñ o d e l S e ñ o r de 1848; p o r el Ilu strísim o S eñ o r D o c to r do n Jo sé M a n u e l P a sq u e l O bispo
im p a rtib us de E re tría y a u x ilia r d e l Ilu strísm o S eñ o r A rzo b isp o D o c to r do n F ra n cisco J a v ie r de
L u n a P iza rro . Lima, 12 de noviembre de 1848. Sección Visitas, Legajo 6, Expediente XIV, 1848.
Archivo Arzobispal de Lima

107
O ficio d irig id o p o r el S u b p refec to de la p r o v in c ia de H uaylas, Jo a q u ín L andavere, a l P refec to d el
d ep a rta m e n to de A n ca sh , J o sé Iraola, in fo rm á n d o le so b re la p re se n c ia de m on to n era s en P u eb lo
L ib re y P a m p a r o m á s . Caraz, 8 de junio de 1885. Código D4275. Manuscritos Biblioteca Nacional.

Pardo de Figueroa, Antonio. E sta d o que m a n ifiesta e l n ú m ero de a lm a s que existe en la d o ctrin a de
S a n L u is y S a n to T o rib io de M a c a te en el d ep a rta m en to de A n ca sh . Lima, 1° de octubre de 1840.
Sección Estadísticas, Legajo VI, Expediente 16, 1840. Archivo Arzobispal de Lima

Vista d e l F isc a l Suprem o, M a n u e l T. U reta so b re traslado de reos en C araz. Lima, 3 de noviembre


de 1869. Archivo del Ministerio de Justicia - Prefecturas / Ancash, Legajo 88, 1839-1879.
Archivo General de la Nación.

108
ANEXO DOCUMENTAL

Razón estadística de la Doctrina de San Luis de Macate de la Provincia de Huaylas del


Departamento de Ancash de la Arquidiócesis de Lima, mandada hacer en la Santa Visita del Señor
de 1848; por el Ilustrísimo Señor Doctor José Manuel Pasquel Obispo Impartibus de Eretría y
auxiliar del Ilustrísimo Señor Arzobispo Doctor Don Francisco Javier de Luna Pizarro

Curas 1 Número de feligresía 2,500


Sacerdotes 1 Cuartas episcopales 40 pesos
Iglesias 3 Contribución del párroco 33 pesos
Extensión de leguas de la Doctrina 14 leguas Renta total 700 pesos
Distancia de la capital del Departamento 24 leguas largas

Pueblos y estancias anexas que componen la parroquia con sus distancias a ella.
Los pueblos son tres: el principal y cabeza de Doctrina es Macate en donde está la Yglesia
parroquial, el 2° es Santa Ana que tiene diez leguas de distancia a la parroquia y contiene muy poca
gente, el 3° es Lacramarca que tiene doce leguas de distancia a dicha parroquia y también tiene muy
pocos vecinos. Las estancias son San Blas en donde hay una capilla antigua sin licencias y sin lo
necesario y dista a la parroquia una legua; la de Mihuay que tiene dos leguas de distancia a la
parroquia; la de Huanroc que tiene una capilla nueva sin licencias a distancia de una legua; la de
Cayan a distancia de dos leguas; la de Cochas y Huasquil a distancia de siete leguas.
Las iglesias anexas son las de Santa Ana y la de Lacramarca con sus ornamentos y vasos
sagrados, y todo lo necesario para el culto divino, y en la hacienda de Taquilpón hay un oratorio
privado que tiene sus licencias corrientes, misal y ornamento.
Relación de sus caminos, ríos, comercio, fruto, idioma y cosas notables que el párroco que
suscribe expone.
El camino que viene del pueblo de Huaylas a éste de Macate es muy áspero y todo es de
cuestas y bajada, y hay ocho leguas; el que se dirige a Santa Ana y Lacramarca también es penoso
de cuestas y bajada y de quebradas. Asimismo todos los caminos que se dirigen a todas las
estancias son sumamente de subidas y bajadas y quebradas que en tiempo de aguas se hacen peores
dentro de la Doctrina hay dos ríos en las quebradas que en tiempo de seca son de pocas aguas, y en
el invierno cargadas de aguas y por sus muchas piedras algo peligrosos.
El comercio que tienen los hijos de esta Doctrina es vender semilla de alfalfa y harina en la
costa inmediata, también su fruto, a saber plátanos, chirimoya y paltas de regular calidad. Siembran
papas, maíz, alverjas, habas sólo para la manutención de sus casas. Crías de carneros y vacas hay
pocas. Generalmente hablan en esta Doctrina el idioma castellano y el de la Provincia de Huaylas
que vulgarmente se dice lengua. A distancia de un cuarto de legua de la parroquia hay una
producción o emanación prodigiosa de agua abundante y muy cristalina de un cerro árido o más
bien de una peña viva que es suficiente para regar todas las sementeras de la población y la de los
contornos y para hacer mover dos molinos, y hay tradición de que esta agua tomada con espíritu
piadoso ha sanado a varios de sus dolencias corporales, este prodigio obró nuestro esclarecido
Pastor Santo Toribio de Mogrovejo en la Santa Visita que practicó.

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En esta Doctrina hay varios climas, helados y ardientes, menos helados y menos ardientes,
en Lacramarca y Quihuay hay fuertes tercianas y sus habitantes siempre están llenos de males y
ayes.
En esta Doctrina se necesita un sacerdote de más para el mejor servicio de la feligresía y
ayudarnos en el trabajo espiritual, y ojalá que este aumento de otro sacerdote lo consiguiese sin
dilación.
Las entradas de este beneficio han bajado considerablemente por la razón de que
indistintamente a todo trance piden entierro bajo de cadáveres, las primicias se pagan muy mal las
que consumo escasamente en mi propio alimento sin vender nada; el pie de altar ha sufrido bastante
menoscabo, y actualmente están tratando de abolir un entable antiguo de mayordomía de misas
sabatinas y de ánimas, y quitado esto quedará el párroco quizá sin nada.
El Ynter de esta Doctrina gana cuatrocientos pesos anuales.
Macate, octubre 10 de 1848.
Tiburcio Obregón [firmado y rubricado]

Razón estadística de la Doctrina de San Luis de Macate de la Provincia de Huaylas del


Departamento de Ancash mandada formar en la Santa Visita Episcopal por el Ilustrísimo y
Dignísimo Señor Obispo de Eretría impartibus Visitador del Arzobispado de Lima

El cura que suscribe expone lo que sigue para satisfacer la Nota de la Señoría de la Santa
Visita, de 19 de octubre: 1° que las iglesias anexas de esta Doctrina, son dos, a saber, la de Santa
Ana y la de Lacramarca que tienen específicamente sus paramentos sagrados, la primera dista a la
parroquia diez leguas y la segunda dos leguas; el temperamento de ambos anexos es caliente, con la
diferencia de que en Santa Ana hay mortales verrugas, y en Lacramarca mortíferas tercianas por
cuya causa hay pocos habitantes allí a pesar de haber bastantes terrenos. Las estancias son
primeramente Quihuay de temperamento ardiente y terciamiento, que produce frutas, caña, semilla
de alfalfa y maíz; San Blas de temperamento ardiente, produce fruta, caña, maíz y alverjas, en esta
hay una capilla muy antigua dedicada a San Blas Martín sin licencias ni paramentos; Huanroc,
menos ardiente que las dos primeras y las producciones son las mismas, aunque con cierta
diferencia y tiene una capilla nueva en donde nunca se ha celebrado el sacrificio, sin licencias ni
paramentos. Cayán que está situada en la falda de un cerro, de temperamento frío, cuyas
producciones son el trigo, maíz y las papas, y últimamente, Conchas con Huasquil en una puna, por
consiguiente con temperamento muy helado cuyas producciones son las papas y un poco de ganado
vacuno, la primera estancia dista a la parroquia dos leguas largas, la segunda una legua y media, la
tercera casi tiene la misma distancia, la cuarta tres leguas; y la última siete leguas. En la hacienda
de Taquilpón hay un oratorio privado cuyas licencias están corrientes y su paramento dista a la
matriz cinco leguas. Hay un río que corre por la quebrada o valle de las estancias referidas, y otro
por los anexos enunciados que en tiempo de fuertes aguaceros son terribles. 2° que la renta total de
este beneficio, resultante toda de la Provincia de derechos de estola, de pie de altar, de buenas
memorias, de capellanías y de todo es la suma de setecientos (700) pesos anuales, de que el cura
precisamente tiene que sacar cuatrocientos (400) pesos para el pago del Ynter, cuarenta (40) pesos
para el pago de las Cuartas Episcopales, treinta y tres (33) pesos para la satisfacción de la
contribución eclesiástica y otros desembolsos forzosos en la Doctrina. El que suscribe debe
exponer aquí que desde la erección de esta parroquia ha habido entre los indios la costumbre de
costear y sostener las misas cantadas de ánimas y las sabatinas por medio de mayordomos que
ponían al efecto, a quienes ayudaban todos en proporcionar los granos para la satisfacción de los
derechos parroquiales y demás gastos, mas hoy, después de una costumbre que nunca se ha
interrumpido, dichos indios llevados y guiados de algunos espíritus enemigos de la piedad y de los
sacerdotes quieren abolir a todo trance tal entable piadoso y con esto minorar en cantidad

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considerable la renta total del curato, pues con todos estos ingresos que se intenta desaparecer se
forma aquella suma total de setecientos pesos del beneficio, como lo he declarado.
Aquí se ha introducido el abuso de pedir el entierro bajo o menor para toda clase de
cadáveres con perjuicio de los derechos parroquiales, y sin que se pueda remediar; y la primicia se
paga muy mal, cuando se paga, de manera que todo esto contribuye para que el cura este como
incongruo, y se halle en grandes ayes para llenar el hueco de las pensiones.
El infrascrito ha dicho ya en el impreso que en esta Doctrina hay un cura, un ynter; que la
extensión de la Doctrina es de catorce o quince leguas; que la distancia a la capital del
Departamento es de 24 o 29 leguas largas; que los caminos que guían de la parroquia a los anexos, a
las estancias y a las doctrinas contiguas son largos, ásperos, peligrosos y de cuestas y bajadas.
Últimamente que sería conveniente que le adscribiese a esta Doctrina otro sacerdote de más
para algunas ocurrencias que hubieran.

Macate, Noviembre 12 de 1848.


Tiburcio Obregón [firmado y rubricado]

FUENTE: Archivo Arzobispal de Lima, Sección Visitas, Legajo 6, Expediente XIV, 1848

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HISTORIA
■SEMIHARIO

Seminario de Historia Rural Andina


UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
A 1 Í D 1M A

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