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Ensayo sobre los cinco libros de Adam Smith

Adam Smith nació en 1723 en Kirkcaldy en el seno de una familia modesta de las tierras
bajas de Escocia.

A los catorce años ingresó en la Universidad de Glasgow, donde recibió la influencia de la


escuela histórica escocesa al estudiar, entre otros, con Francis Hutcheson. Continúo sus
estudios en el Balliol College de Oxford gracias a la concesión de una beca, pareciéndole
esta universidad decadente.

En 1748 es invitado a dictar una serie de conferencias sobre literatura y otros temas. La
experiencia fue tan positiva, que en 1751 es nombrado catedrático en la Universidad de
Glasgow primero la cátedra de Lógica, y más adelante de la cátedra de Filosofía Moral, y
en ese momento de su vida traba amistad con David Hume. En 1759 se publica La teoría
de los sentimientos morales, su primer libro.
En 1762 renunció a su cátedra para convertirse en el tutor del hijo del duque de
Buccleuch, con el que viaja a Francia. De vuelta a Kirkcaldy en 1767, y gracias a una
pensión vitalicia que le asignó el duque, puede dedicar los siguientes diez años de su vida
a escribir su obra más conocida, La Riqueza de las naciones, que se publica en 1776.
Su últimos trece años de vida se dedicó a desempeñar la función de Comisario Real de las
Aduanas de Escocia.

Tres años antes de su muerte fue nombrado Rector de la Universidad de Glasgow.


Finalmente murió en Edimburgo en julio de 1790, a los 67 años.

Adam Smith trato de explicar los factores que determinan el progreso económico y las
medidas que se deben tomar para crear un ambiente favorable para el crecimiento
económico.

Los principales elementos de su teoría aun forman la base para las discusiones más
recientes sobre el tema, y sus recomendaciones para la política económica siguen siendo
importantes para nuestra época.

Smith plantea la tesis de que la libertad dentro de una sociedad llevaría a la máxima
riqueza posible, la búsqueda para satisfacer el propio interés beneficiaria a toda la
sociedad y está limitada por el propio interés.los productores intentan obtener el máximo
beneficio, pero para lograrlo deben producir bienes que deseen la comunidad, los cuales
se deben producir en las cantidades adecuadas, de lo contrario un exceso daría lugar a un
beneficio y precio bajo, mientras que una oferta demasiado pequeña originaria un
aumento del precio y finalmente un aumento de la oferta.

En la obra las riquezas de las naciones explicaremos uno a uno cada capítulo siguiente:
Capítulo 1:

La división del trabajo.

El aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo número de personas


puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo, procede de tres
circunstancias distintas:

1) De la mayor destreza de cada obrero en particular… Los trabajadores a medida que


repiten un trabajo van adquiriendo nuevas habilidades y por ende haciendo el trabajo
mucho más rápido, dedicándose una sola labor, que a varias distintas.

2) Del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde de pasar de una ocupación a


otra... Si los trabajadores deben cambiar constantemente de actividad, hay un tiempo que
se pierde mientras termina una y comienza otra, lo que se conoce hoy como el “set up” o
puesta a punto de actividad o una maquina. Además cuando un trabajador comienza una
nueva actividad nunca está preocupado al 100% de esa labor, por ende tiene un tiempo
perdido hasta que logra trabajar eficientemente.

3) De la invención de un gran número de maquinas… Un factor no menor que ha


mejorado la productividad es el uso de la maquinaria correcta, para un determinado
trabajo. Como el trabajador se encuentra especializado en una máquina él puede realizar
mejoras a ellas, para aumentar su productividad.

Capitulo 2:

Del Principio que motiva la División del Trabajo…

Lo que motiva principalmente a la división del trabajo es la necesidad del hombre de


permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.

Por ejemplo uno nunca ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni los
seres humanos, ni ninguna otra clase de persona hace eso. Cuando uno necesita algo va
donde la persona que lo tiene y lo persuade para obtenerlo. Dame lo que necesito y
tendrás lo que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como necesitas permutar o
comprar cosas es lo que origino la división del trabajo.

Hay un ejemplo de una tribu una persona es más hábil en hacer flechas y arcos,
generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador, por carne o caza y
él se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como esta persona es buena en hacer
arcos y flechas, hay otra que es buena en hacer la cubierta para las carpas, este es el
carpintero.
Los hombres son iguales, la especialización en determinadas actividades no es la causa de
la división sino tal vez el efecto de ella. Por ejemplo lo hombres nacen iguales, si uno ve
dos niños hasta la edad de los 8 o 10 años no hay diferencias, después de esta edad
comenzaran a diferenciarse según el grado de educación y sus gustos personales.

Capitulo 3:

La división del trabajo se halla limitada por la extensión del mercado…

Así como la facultad de cambiar motiva la división del trabajo, la amplitud de esta división
se halla limitada por la extensión de aquella facultad o extensión del mercado. Cuando
este es muy pequeño, nadie se anima a dedicarse a una ocupación n, por falta de
capacidad para cambiar el sobrante del producto de su trabajo, en exceso del propio
consume, por la parte que necesita de los resultados de la labor de otro.

Capitulo 4:

Del origen y uso de la moneda…

Una vez implantada la división del trabajo, el hombre vive en régimen de intercambio. Las
dificultades del trueque inducen a adoptar un bien económico como dinero.

Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de las
necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio trabajo. El
hombre cubre sus necesidades cambiando el remanente del producto de su esfuerzo, por
otras porciones del producto ajeno. El hombre vive así, gracias al cambio, convirtiéndose
en mercader.

Cuando comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad de cambio se vio con
frecuencia entorpecida en sus operaciones. Es de suponer que el hombre tuviera de una
mercancía más de lo que necesitaba, en tanto otro disponía de menos. El primero en
consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse del sobrante, y el segundo, a adquirir una
parte de ese exceso. Si este último no contaba con nada de lo que el primero podía
necesitar, no era posible un cambio entre ellos.

A fin de evitar inconvenientes, todo hombre, procuro manejar sus negocios de tal forma
que en todo momento pudiera disponer, además de los productos de su actividad
peculiar, de una cierta cantidad de cualquier otra mercancía, que a su juicio pocas
personas podrían rechazar a cambio de los productos de su propio esfuerzo.

Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las edades
primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común del comercio.
Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a los metales,
sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos perecederos y además se podían
dividir en las partes que quisiera.

El uso de metales tenía dos inconvenientes muy grandes; primero, la incomodidad de


pesarlos, y segundo, la de contrastarlos. Para evitar esto, facilitar los cambios y fomentar
el comercio y la industria, se considero necesario, colocar un sello público sobre aquellos
metales que acostumbraban a usar naciones para comprar todo tipo de mercaderías. Tal
es el origen de la moneda acuñada y de aquellos establecimientos públicos llamados
“Casas de Moneda”. Los primeros sellos públicos de esta clase tuvieron como finalidad
asegurar la finura y buena calidad del metal.

Es así como la moneda se convirtió en instrumento universal de comercio en todas las


naciones civilizadas, y por su mediación se compran, venden y permutan toda clase de
bienes.

Capitulo 5:

Precio real y nominal de las mercancías, o de su precio de trabajo y de su precio de


moneda...

El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por otros, es
igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese bien. El trabajo,
por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes. El dinero
contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo, que nosotros cambiamos por las cosas
que encierran la misma cantidad de trabajo. El trabajo fue el precio primitivo, la moneda
originaria que sirvió para pagar y comprar todas las cosas.

La riqueza le da a una persona los medios para adquirir poder. Su riqueza es mayor o
menor en proporción a la amplitud de esa facultad, o la cantidad de trabajo o producto
ajeno, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir.

Pero aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los bienes,
generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es más frecuente que se
cambie un artículo con otro y no con trabajo. Por consiguiente, parece más natural
estimar su valor por la cantidad de cualquier otra suerte de mercancía, y no por la
cantidad de trabajo que con él se puede adquirir.

Desde que el dinero se convirtió en el instrumento común de comercio, es más frecuente


cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa.

El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son más caros y
otros más baratos, por esto no puede ser una medida exacta. En cambio iguales
cantidades de trabajo, en todos los tiempos, tiene el mismo valor para el trabajador.
El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad de bienes
que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá comprar más y otras menos
cantidad; pero lo que varia es el valor de los mismos, y no el trabajo que los adquiere. Por
consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca el valor, es el único y definitivo patrón
efectivo, por el cual se comparan y estiman los valores de todos los bienes. El trabajo es su
precio real y la moneda es, únicamente, el recio nominal.

De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene un precio
real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidad de cosas necesarias
y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, la cantidad de dinero. El
trabajador es rico o pobre en proporción al precio real del trabajo que ejecuta.

Capitulo 6:

Los elementos componentes del precio de las mercancías…

Originariamente la cantidad de trabajo es la única norma de valor, pero se ha de tener en


cuenta el mayor esfuerzo requerido y el nivel desusado (poco usual) de destreza o ingenio.
En consecuencia el producto entero corresponde al trabajador, pero cuando se utilizan
bienes acumulados, algo debe abonarse como ganancia del empresario, y el valor de la
obra se resuelve en salarios y beneficios. Los beneficios no son simplemente salarios de
inspección y dirección.

Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son mayores o
menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma parte del precio de las
mercancías y es completamente diferente a los salarios del trabajo.

En estas condiciones el producto integro del trabajo nos siempre pertenece al trabajador,
si no que tiene que compartirlo con el propietario del capital que lo emplea.

Desde el momento en que las tierras se convierten en propiedad privada de los


terratenientes, estos, desean cosechar donde nunca sembraron y exigen una renta hasta
por el producto natural de su suelo. El trabajador ha de pagar al terrateniente una parte
de lo que su trabajo produce. Esta porción constituye la renta de la tierra, y se halla en el
precio de la mayor parte de los artículos como un tercer componente.

Capitulo 7:

Precio natural y precio de mercado de los bienes...

En toda sociedad existe una tasa corriente de salarios y de beneficios en cada uno de los
empleos distintos del trabajo y del capital. Dicha tasa corriente se regula por el trabajo.
Existe también una tasa de renta, que se regula por las circunstancias generales de la
sociedad donde se encuentre la tierra, y en parte por la fertilidad del terreno.
Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del beneficio y de
la renta.

Cuando el precio de una cosa es ni más ni menos que el suficiente para pagar la renta de
la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en obtenerla, de
acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo que se llama precio natural.
Por lo que realmente cuesta.

El precio efectivo a que corrientemente se venden las mercancías es el que se llama precio
de mercado, y puede coincidir con el precio natural o ser superior o inferior a éste.

El precio del mercado se regula por la cantidad de una mercancía llevada al mercado y la
demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del artículo. Estas
personas se denominan compradores efectivos, y su demanda, demanda efectiva, ya que
tiene que ser suficientemente atractiva para que el artículo sea llevado al mercado.

Cuando la cantidad transportada al mercado queda por bajo la demanda efectiva, el


precio se eleva sobre el precio natural; cuando excede la demanda efectiva, el precio de
mercado cae por bajo del precio natural; cuando, es exactamente igual a la demanda
efectiva, coinciden el precio de mercado y el natural. La cantidad se ajusta naturalmente a
la demanda efectiva cuando excede dicha demanda, algunos de los componentes del
precio están por bajo de su tasa natural; cuando la cantidad es insuficiente, algunos de los
componentes del precio están por encima de su tasa natural.

El precio natural es el centro en torno al cual gravitan los precios reales. La actividad
económicas se adapta por si misma a la demanda efectiva, pero, en cambio, fluctúa la
cantidad producida por determinado volumen de actividad. Las fluctuaciones afectan mas
a los salarios y utilidades que a las rentas, afectándolos en proporciones distintas, según la
oferta de artículos y de la mano de obra. Sin embargo, el precio del mercado puede
mantenerse durante largo tiempo por encima del precio natural, a causa del deficiente
conocimiento general de la obtención de elevados beneficios o como consecuencia del
empleo de técnicas secretas en las manufacturas, que pueden operar durante largo
tiempo, o porque la disponibilidad de tierras de especial calidad, es escasa, circunstancia
que luego puede operar eternamente.

Los monopolistas no satisfacen la demanda efectiva, para vender sus géneros a un precio
mucho más alto que el natural, y elevan por encima de la tasa natural sus ganancias, ya
sean salarios o beneficios.

Los privilegios de las corporaciones, estatutos de aprendizaje y todas aquellas leyes que
restringen la competencia, representan una especie de monopolio y son capaces de
mantener durante siglos el precio de algunos artículos sobre la tasa natural, sosteniendo
los salarios y beneficios por encima de su nivel natural.
El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del precio
natural. Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su tasa natural hará que
las personas interesadas, retiren una proporción de artículos aportados al mercado, hasta
no satisfacer la demanda efectiva. En consecuencia el precio del mercado se elevara hasta
alcanzar el precio natural.

Los mismos estatutos de aprendizaje y otras leyes sobre las corporaciones, obligan,
cuando la industria se debilita, a bajar los salarios.

Capitulo 8:

Los Salarios del Trabajo.

A medida que la tierra se convierte en propiedad privada, el propietario exige una parte
de casi todo el producto que el trabajador pueda levantar, o recoger de ella a cambio de
este pago.

Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre empleador y
trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los trabajadores desean
conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.

Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos ser
suficientes para mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus gastos.

Cuando en un país la demanda de trabajadores, oficiales, criados de cada clase, está


aumentando continuamente; cuando cada año se emplea un mayor número de
trabajadores que el año anterior, los trabajadores tienen todas las opciones de aumentar
sus salarios. Así, la escasez de mano de obra ocasiona una competencia entre los
empleadores, que hacen ofertas superiores para conseguir a los escasos trabajadores, y se
rompe así voluntariamente con la combinación natural de empleadores de pagar lo menos
posible.

Cuando un trabajador independiente, tal como un tejedor o un zapatero, obtiene, a través


de su trabajo, lo suficiente para comprar los materiales y mantenerse, él emplea
naturalmente a unos o más oficiales con el exceso.

Estas dos acciones de aumento de bienestar individual, lleva al crecimiento a nivel


nacional. Este crecimiento continuo genera a su vez aumento de salarios. Así, este
aumento no se da en los países más ricos, sino en aquellos que crecen continuamente.

La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, es el efecto necesario, y natural para
aumentar la abundancia nacional.
Cada especie de animales se multiplica naturalmente en proporción con los medios de su
subsistencia, y ninguna especie puede multiplicarse siempre más allá de ella. La
recompensa liberal del trabajo, permite proveer mejor a los niños, y por lo tanto tener un
mayor número de ellos, así, se tiende naturalmente a ampliar los límites de las familias.

La demanda por hombres, como para cualquier otra materia, regula necesariamente la
producción de hombres. La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, al aumentar, hace
que también aumente la población.

Los salarios del trabajo son también el estímulo de la industria, que, como cada otra
calidad humana, mejora en proporción con el estímulo que recibe. Donde están los más
altos salarios, por consiguiente, siempre encontraremos a trabajadores más activos,
diligentes, y expeditivos que en donde están bajos.

En años de abundancia, los trabajadores dejan con frecuencia sus empleadores, y confían
en su subsistencia propia. El precio del trabajo, por lo tanto, se aumenta con frecuencia en
años de bonanza.

En años de la escasez, por el contrario, la dificultad y la incertidumbre de la subsistencia,


hacen que toda la gente quiera volver al servicio. Hay más gente deseando el empleo que
la cantidad de gente que puede conseguirlo fácilmente; muchos están dispuestos a
tomarlo por salarios más bajos que el normal, y por esto, éstos se hunden con frecuencia
en estos años.

Capitulo 9:

Los beneficios del capital…

Los beneficios dependen del aumento y de la disminución de la riqueza. El aumento del


capital, que hace subir los salarios, propende a disminuir el beneficio.

El beneficio varia de tal modo, que es difícil averiguar cuál es el beneficio promedio de
todos los negocios. Sin embargo formamos alguna idea de ello por el interés del dinero. Se
sabe que, en cualquier parte donde se hagan grandes utilidades recurriendo al uso del
dinero, se pagara también una buena suma por utilizarlo. Por lo tanto, cuando el interés
en el mercado varía en un país, podemos asegurar que también varían en él los beneficios
ordinarios del capital, bajando si aquél baja y subiendo si aquél sube.

Los salarios del trabajo no han cesado de subir en el mismo periodo, y en la mayor parte
de las numerosas ramas del comercio y de las manufacturas, los beneficios del capital han
ido disminuyendo.

En una ciudad emprendedora las personas que disponen de grandes capitales para invertir
no pueden conseguir todos los obreros que necesitan, y compiten entre si para contratar
los mas posibles; esto hace que aumenten los salarios y disminuyan los beneficios. En caso
contrario, en las regiones donde no existe capital suficiente para dar empleo a todo el
mundo, los obreros en demanda de una ocupación compiten entre ellos. Esto trae como
resultado que bajen los salarios y suban los beneficios del capital.

En el caso peculiar de las nuevas colonias, se dan a la vez altos salarios y elevados
beneficios, pero probablemente estos últimos tienden a disminuir.

La disminución del capital de la sociedad o de los fondos destinados al mantenimiento de


la industria, rebaja los salarios del trabajo e incrementa los beneficios del capital y, por
consiguiente, el interés del dinero. Al bajar los salarios, los propietarios de los capitales
que van quedando en la sociedad, pueden poner sus productos en el mercado con menos
gastos que antes, y como también se utiliza menos capital en el abastecimiento del
mercado, resulta que pueden vender más caros los productos. Sus mercaderías cuestan
menos y las venden por más: con lo cual, y al aumentar los beneficios por ambos
conceptos, pueden ofrecer un interés más alto.

La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las pérdidas. Lo
mismo debe ocurrir con el tipo de interés.

Capitulo 11:

La Renta de la Tierra.

La renta a pagar por el uso de la tierra, por un inquilino al dueño, es naturalmente la más
alta que éste pueda pagar. El dueño exige una renta equivalente a toda la producción,
salvo lo mínimo necesario para que el inquilino viva, trabaje la tierra y obtenga una
pequeña ganancia.

Por lo tanto la renta por el uso de la tierra es esencialmente un precio de monopolio. El


inquilino no tiene alternativa que pagar lo que el dueño exija. No tiene que ver con cuánto
le corresponde sacar al dueño, sino con cuánto puede pagar el inquilino.

Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el precio sea
superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña ganancia. Esta es
capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la producción puede o no tener una
demanda que permita este precio. Esta puede o no pagar una renta al dueño. El concepto
es la demanda.

Parte 1: Productos de la tierra que proporciona siempre una reta al dueño.


La tierra casi en cualquier circunstancia es capaz de producir lo suficiente para pagar (con
el mismo producto) lo usual por el trabajo de producirlo y los costos de llevar el resto al
mercado y una pequeña ganancia para el trabajador. Se basa en que la comida siempre
tiene demanda, particularmente por quién trabaja la tierra. Siempre queda por tanto
renta para el dueño. Mientras mejor es la tierra más eficientemente produce y el dueño
gana por dos motivos: mayor producción y menores costos de producción.

La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible), sino
también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues requiere cubrir más
labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor eficiencia en transporte
(mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la tierra más remota. Esto rompe el
monopolio de los productores cercanos a los pueblos y favorece a los nuevos productores,
que al ser remotos, usan mano de obra más barata.

La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el trabajo)
por lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.

Los precios relativos de los distintos productos de la tierra varían según la demanda que
tengan en una determinada zona o la oferta en esa zona, los costos de oportunidad de
dejar de producir un producto rentable a cambio de otro, o incluso del periodo temporal.

Los precios de un producto pueden regular los precios de otros productos en ese mismo
mercado o en otros mercados relacionados.

Se reitera que si se les abre la posibilidad, la entrada de nuevos productores a un mercado


atractivo hace bajar el precio, particularmente en mercados de alto precio. Estos antiguos
oligopolios buscaban el favor de los reyes para proteger sus mercados y sus ganancias
evitando la entrada de otros. Los oligopolios justificaban la petición debido a la
superabundancia del producto que querían proteger. Sin embargo, el mercado
automáticamente hubiese impedido la entrada de nuevos productores si de verdad
hubiese superabundancia. El mensaje es que el mercado es capaz de regularlo de forma
óptima.

Los precios de los productos de la tierra que exigen mayores gastos periódicos o mayores
inversiones iníciales para permitir la producción son regulados por los productos más
comunes. La razón es que los nuevos productos sólo pueden costar lo suficiente para
compensar los costos más elevados respecto de los otros productos. Si costasen más que
eso, los productos más comunes serían desplazados. Si costasen menos, los productos
comunes desplazarían a los nuevos. En cualquier forma, los productos comunes regulan el
precio de los más exclusivos.

Cuando la demanda por un vino de calidad supera la oferta, ésta se vende a quienes están
dispuestos a pagar más. Por consiguiente el precio sube por sobre el del vino común. El
riesgo de perder esta producción más costosa, parece también justificar este precio más
alto.

En estas circunstancias de productos con más demanda que oferta y con mercados
protegidos por leyes que favorecen el monopolio, se observan también actitudes como
quemar el exceso de producción para mantener los precios altos, como con el tabaco.
Estas situaciones no pueden perduran. Eventualmente el mercado las regulará.

El precio de los productos para los que siempre habrá demanda (productos básicos para
alimentación humana), que está asociado a la renta que paga el inquilino al dueño para
producir dicha tierra, es capaz de regular todos los otros productos que se les relacionen
en los mercados. En Europa la renta por tierra productora de maíz, y por ende su precio,
regula la renta por todo otro terreno usado en cultivo. Esta capacidad de regular precios o
rentas exige que el terreno sea convertible entre un producto y otro. Si no es así, el
“mercado” no puede regular el precio.

A continuación daremos la explicación de los puntos más importantes de los cinco libros
de Adam Smith.

Adam Smith cree que los salarios se equilibran en función de las épocas buenas y
las malas, dado que existe un salario mínimo a partir del cual ya no compensa trabajar y
que es el doble de la subsistencia, lo justo para alimentar a una familia. A partir de ahí, el
salario oscila. Si un país afronta una época de crecimiento y hacen falta trabajadores, los
salarios suben y se produce una época de prosperidad y de aumento de la natalidad. Es lo
que ocurría en Norteamérica en 1776.

Muy en la línea de Malthus, si luego hay más trabajadores que trabajos, el precio del
salario disminuye porque siempre habrá alguien dispuesto a trabajar por un poco menos.
Por mucha presión sindical que haya, dice Adam Smith que al final imperará la ley natural
del salario que busca un equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo y salarios. Hay
algo que destacan otros autores posteriores (incluso del siglo XXI) y es que Adam Smith
dice que los patronos pactan en secreto una reducción a la baja de los sueldos.

Luego, también estudia los tipos de interés como modo de saber si un país crece o no. Por
ejemplo, el 3% revela una envidiable economía mientras que un interés del 12 al 40%
señala que hay problemas en ese país porque los acreedores ven riesgos.

En la introducción, Adam Smith da con la clave sobre lo que la riqueza supone para un
país: se mide por el producto de su trabajo y el número y proporción de empleados.
[nota del lector: Actualmente, se toma como referencias el PIB y el PIB Per Cápita. Por
ello, mientras una sociedad de salvajes malvive en una civilizada el más pobre tiene sus
necesidades cubiertas y puede adquirir productos que le faciliten la vida.
Las primeras páginas son dedicadas a la división del trabajo, de cómo una persona puede
tardar un día en hacer un único alfiler mientras que una cadena de empleados
especializados consigue producir 4.180 al día. La especialización industrial es más fácil que
la agrícola de ahí que la productividad del primer sector sea mayor que la del segundo.

Un concepto clave es el valor, que es definido en el capítulo 4 Del origen y uso del dinero,
en el primer libro. El concepto de valor de uso y de cambio será revisado por Malthus,
Ricardo y Marx a lo largo de un siglo de debates. Adam Smith define así el valor:
"el valor tiene dos significados distintos. A veces expresa la utilidad de algún objeto en
particular y a veces el poder de compra de otros bienes que confieren la propiedad de
dicho objeto. Se puede llamar a lo primero valor de uso y a lo segundo valor de cambio.
Las cosas que tienen un gran valor de uso con frecuencia poseen poco o ningún valor de
cambio. No hay nada más útil que el agua pero con ella no se puede comprar nada, casi
nada se obtendrá a cambio de agua. Pero un diamante, por el contrario, apenas tiene
valor de uso pero a cambio de él se pueden conseguir generalmente una gran cantidad de
bienes".
Adam Smith se propone demostrar 1). El precio real de todas las mercancías 2). Las partes
de ese precio real 3). Porque algunos precios se elevan por encima o disminuyen por
debajo de su tasa natural o porque el precio de mercado no coincide con el natural.

Al analizar los salarios, Smith estudia la peligrosidad de los mismos, la formación


necesaria, la temporalidad, o lo ingratos que son los oficios. Por ejemplo, dice que un
artesano debe cobrar más que un granjero y un minero, más que los demás.

También explica los altos ingresos de un boticario que no se deben a que este exprima
altos beneficios a sus baratos productos sino que ahí va incluido su salario por la
responsabilidad. En el caso de abogados o médicos, solo uno de 20 logra culminar la
carrera, por lo que cobra lo de 20.

Posteriormente, estudia los ingresos obtenidos por los tenderos de Londres y de otras
localidades, para explicar por qué en Londres los productos son más baratos si el
transporte al medio rural cuesta más o menos lo mismo.

Sobre los gremios…


En otro de los apartados del libro, examina los grandes obstáculos a la libertad de
comercio que suponen las reglas y ordenanzas de los gremios, que limitan el número de
aprendices de cada artesano o establecen que las universidades de herreros o canteros,
artesanos en general, durarán siete años de formación. Lo único que se consigue así, dice
Smith, es que los aprendices sean perezosos ya que trabajarán siete años gratis para su
maestro pudiendo trabajar y aprender desde el principio, lo que sería más productivo para
la economía en general pero no para los gremios, que verían reducir sus beneficios.

Tal y como está montado el sistema de gremios, un fabricante de coches (carruajes) no


puede fabricar las ruedas sino comprarlas a un artesano cualificado del gremio, artesano
que no tiene prohibido fabricar coches.
Smith dice que un campesino necesita mucha más habilidad y sesera para producir una
cosecha que un artesano u obrero, que se aplica intensivamente a una o dos destrezas.
Entonces, ¿por qué el salario de un campesino es menor que un jornalero de ciudad? La
razón, dice, es que el sistema de reglamentos de los gremios encarece los precios en la
ciudad porque la idea es sacarle dinero al campesino que va a comprar a la ciudad.

Para Smith todas estas regulaciones que quieren asegurar la calidad del producto son
redundantes porque es el cliente quien dice si un artículo es de calidad y no le interesa
saber si el aprendiz ha estudiado 7 años o 5. Y de hecho, tales regulaciones solo son
aplicadas en la ciudad, dado que en el campo no se cumplen porque la economía del día a
día obliga a los aprendices a estar operativos en el más corto plazo de tiempo para ser
productivos.`

Sobre economía política y "la mano invisible"…

El famoso párrafo dice: “todo individuo necesariamente trabaja para hacer que el ingreso
anual de la sociedad sea el máximo posible. Es verdad que por regla general él ni intenta
promover el interés general ni sabe en qué medida lo está promoviendo. Al preferir
dedicarse a la actividad nacional más que a la extranjera él solo persigue su propia
seguridad y al orientar esa actividad de manera de producir un valor máximo él solo
busca su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce
a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos".

La mano invisible es una metáfora que expresa en economía la capacidad


autorreguladora del libre mercado.
La mayor importancia de la mano invisible aumenta en la medida en que la sociedad se va
desarrollando y la división de trabajo crece. Con la existencia de este orden natural hace
que la intervención gubernamental sea innecesaria en la mayoría de las materias y es
precisamente que Adam Smith se identifica con el Laissez Faire. Los labores del gobierno,
por lo tanto, deben centrarse en la defensa interior y exterior, en administrar la justicia y
en proveer bienes públicos, el resto lo debe hacer la mano invisible.
A través de un ejemplo Smith demuestra como la mano invisible alienta o desalienta la
producción, también como regula el mercado los precios. El ejemplo consistía: en un
hombre llamado Jhon mientras tomaba su desayuno admiraba el buitre de madera que el
mismo había elaborado. De pronto se le ocurre una idea de esculpir más buitres y
venderlos a 200 dólares cada uno, puesto que con esas grandes ganancias se haría rico y
así podría conseguir las cosas que siempre había soñado.
Jhon decide abrir un local y ponerlos a la venta, a muchos de los espectadores les parecía
horrendas las esculturas ninguno de ellos se ofrecía para comprarlos. El negocio de
Jhon había sido un completo desastre, decide rendirse y desistir del negocio. La mano
invisible “baja el pulgar” en señal de desaprobación, ya que en ves que Jhon produjera
algo que la gente demandaba, Jhon produjo lo que él quería. En lugar de fijar un precio
accesible para el pueblo, pidió una suma exorbitante. Nadie iba a reponer todo los gastos
que a Jhon le había costado producir, además la solución no estaba en cobrar más, sino
lisa y llenamente, en no producirlos.

Volviendo al ejemplo Jhon vuelve a su casa y reniega por el fracaso del negocio, en esos
momentos Jhon al dar un golpe sobre la mesa, que el mismo había elaborado, se le ocurre
nuevamente una idea. Crearía nuevas mesas que con un poco más de experiencia y
sensatez buscaría un precio razonable.

Finalmente, la mano invisible le da su aprobación con el pulgar hacia arriba, esto se debe a
que Jhon tomó recursos escasos y ha fabricado de ellos recursos más valiosos que la
materia prima con la que empezó a trabajar, pero más valioso no de acuerdo a su gustos,
sino de acuerdo con los de la sociedad.

Los precios y las ganancias indican a los empresarios qué tienen que producir y qué
precios deben fijar a sus productos. Altos precios y altos beneficios son toques de
atención que les advierte que les conviene empezar a producir cierta mercadería. Pocas
ganancias o pérdidas son señales de alarma que agotan al hombre de negocios y lo
sacuden hasta que deja de producir.

En conclusión se puede decir que La mano invisible es el símbolo del mercado libre y está
se convierte en el símbolo tranparente de la doctrina económica de Adam Smith.

Sobre la libertad de comercio…


Las personas se mueven por dos intereses: bienestar y libertad. El bienestar individual se
obtiene por la propiedad privada y el social con el crecimiento económico. La libertad por
su parte, implica capacidad de elección. La buena combinación de esos dos factores
estimula la competencia empresarial, la optimización del trabajo, la producción de las
mercancías necesarias y la fijación de precios. El mercado se regula a si mismo satisface
intereses individuales mientras sin pretenderlo consigue beneficios colectivos.

Según Smith el libre mercado es la no intervención del estado en la economía. La oferta y


la demanda se bastan para, mantener la producción y los precios en una relativa
estabilidad. En temas económicos los poderes públicos, los poderes públicos solo deberían
ocuparse de la seguridad, de mantener las infraestructuras y de asegurar que se cumplan
las reglas.
Smith excluye del libre comercio al sector de la Defensa, al considerar que la defensa
nacional es más importante que los intereses comerciales.

Sobre la emisión bancaria…

Smith critica al banco de Escocia porque hacía favores a sus dueños, que sacaban dinero
de la caja para volverlo a ingresar y obtener intereses, o porque concedía grandes créditos
para proyectos de cultivos que tardarían mucho en generar rentas.

Sobre la inflación y los precios


Gran parte de la obra de Smith está dedicada a analizar la evolución de los precios y del
coste de la plata desde tiempos de Julio César, la Edad Media y la conquista de América, y
compararla con el precio del trigo. Dice que en ciudades ricas como Génova es caro
porque lo importa.

Sobre China…

Admite que en el siglo XVIII, China es el país más rico del mundo pero que está estancado,
por lo que los salarios reales son más bajos que en Inglaterra y el resto de Europa,
economías emergentes y en crecimiento.

Utilitarismo…
¿Cuál es el valor real de una cosa? Smith dice que el precio real, la cantidad de trabajo que
pueden comprar o comandar, sube en épocas de pobreza y depresión y se hunde en
tiempos de riqueza y prosperidad, que siempre son tiempos de copiosa abundancia,
puesto que en caso contrario no lo serían de riqueza y prosperidad. El cereal es algo
necesario mientras que la plata es superflua. Por eso, los países míseros (los pueblos
salvajes, los más pobres, dice) no le dan valor a los metales preciosos.

Establece que el precio real es la cantidad de trabajo que exige hacer algo para comprarlo.
Evolución del precio de los metales preciosos. Por consiguiente, cualquiera que haya sido
la expansión en la cantidad de metales preciosos que derivó, en el periodo entre
mediados del siglo XIV y XVI, del incremento de riqueza y el progreso, no pudo haber
influido en la caída de su valor, ni en Gran Bretaña ni en parte alguna de Europa.
En una segunda fase, de 1570 a 1640, el valor real de la plata se hundió y el precio
nominal del grano subió. El descubrimiento de los ricos yacimientos de América parece
haber sido la causa.
Tercera época: de 1630 a 1640, se hundió completamente el precio de la plata, que no se
recuperó hasta 1700 mientras el trigo creció algo, en parte fomentado por leyes y
subvenciones.
Ya en 1776, Smith rechaza la conjetura de que sigue cayendo el valor de la plata pese a la
creencia general de que el aumento de la riqueza en Europa y la idea popular de que
cuando la cantidad de metales preciosos se eleva con el incremento de riqueza su
valor disminuye.
Smith cree que no: que el oro y la plata fluyen hacia un país rico por la misma razón que
acuden al mismo toda clase de lujos y rarezas; no porque allí son más baratos que en
países más pobres sino porque son más caros, o porque se obtienen más de ellos.
Añade que con la excepción del cereal y otros vegetales cuyo cultivo deriva solo del
trabajo humano, todas las clases de materias primas se vuelven más caras a medida que la
sociedad avanza hacia la riqueza y el progreso. Esto es síntoma de que las mercancías se
han vuelto más caras o que compran más trabajo que antes. Con el progreso y los
adelantos, lo que aumenta no es sólo su precio nominal sino también su precio real.

Evolución del precio real en las materias primas…

Smith estudia la evolución desde tiempos de Roma del precio de las materias primas
como el trigo, la carne, la lana, cuyos precios fluctúan según la competencia que haya para
obtenerlas.
Por ejemplo, dice que el precio del ganado sube tanto que resulta tan rentable cultivar
tierra para obtener alimento para el ganado como para el hombre, ya no puede subir más.
Si lo hiciera, entonces se destinarían los campos de cerealeros para pastos. Muchos países
y regiones aún no han alcanzado ese precio límite.

Los tipos de interés…

Smith Estudia las políticas monetarias y las inversiones rentables de capital. Acusa de
falaces a quienes como Locke, Law, Montesquieu conjeturan que el incremento en la
cantidad de oro y plata traído por España fue la causa real de la disminución del tipo de
interés en toda Europa. Es una falacia, dice, pensar que al reducirse el valor de esos
metales, también debería haberlo hecho el valor del empleo de cualquier porción de los
mismos y por ello el precio que debería pagarse por ese empleo. Smith contra argumenta
que antes del descubrimiento de América, el tipo de interés era del 10% y ahora se ha
reducido al 6,5,4 y 3%. Dice que es imposible que la reducción en el valor de la plata tenga
la más mínima tendencia a reducir el tipo de interés.

La última parte del libro la dedica a la historia económica de Roma hasta el siglo XVIII

Sobre los impuestos…

Dedica el último apartado a ver cómo se recaudan los impuestos y cuál es su valor límite.
Es especialmente crítico con los impuestos recaudados en las colonias ya que considera
que no compensan el gasto que genera su defensa. "El imperio británico es una fantasía
que se ha vendido al pueblo y que solo ha existido en nuestra imaginación", dice.

El último párrafo del libro…

El libro fue publicado durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Smith


dedica las últimas líneas de su libro a lo siguiente: "Los efectos del monopolio del
comercio colonial, como se ha demostrado, son para el grueso de la población una pura
pérdida en vez de un beneficio. Si el proyecto no puede llevarse a cabo, entonces debe
ser abandonado. Si no se puede lograr que cualquier provincia del Imperio británico
contribuya al sostenimiento de todo el imperio, está claro que ha llegado el momento de
que Gran Bretaña se libere del gasto de defender a esas provincias en tiempos de guerra o
militares en tiempos de paz, y que en el futuro procure ajustar sus ideas y sus planes a la
mediocridad real de sus circunstancias"

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