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Josep Maria Monferrer i Celades

EL
CAMPO
DE LA
B O TA
Un espacio y una historia

Traducción del catalán


de Manuel León Urrutia
EL
CAMPO
DE LA
B O TA
El Campo de la Bota

Título original: El Camp de la Bota

Traducción del catalán por Manuel León Urrutia

La traducción de esta obra ha contado con la ayuda


del Institut Ramon Llull

Primera edición: enero de 2013

©  Josep Maria Monferrer i Celades

© De esta edición:


Ediciones OCTAEDRO, S.L.
Bailén, 5, pral. - 08010 Barcelona
Tel.: 93 246 40 02 - Fax: 93 231 18 68
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de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO
(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra

ISBN: 978-84-9921-366-8
Depósito legal: B. 1.905-2013

Diseño de la cubierta: Tomàs Capdevila


Diseño y producción: Editorial Octaedro

Impresión: Impulso Global Solutions

Impreso en España - Printed in Spain


SUMARIO

PRÓLOGO 9

UN ESPACIO  11

UNA HISTORIA  43

EPÍLOGO 117

AGRADECIMIENTOS 119

FOTOS DEL LIBRO  121

ÍNDICE 125

7
Niños sentados en el lavadero (F2)

8 El Campo de la Bota
Prólogo

En un rincón escondido del inmenso parque del Fórum, al lado


del cinturón del Litoral y en una especie de callejón formado por
dos muros de cemento, podemos leer una placa que dice «Parque
del Campo de la Bota». Es una clara muestra de las actitudes que
tienen nuestros gobernantes con respecto a las realidades que no
podemos esconder, pero que no les gusta recordar.
Esta pobre placa arrinconada es la única que nos recuerda que
el Campo de la Bota ha tenido más de 150 años de una historia
apasionante, que no queremos que se olvide.
Pescadores, militares, campesinos, dictadores, inmigrantes
(nacionales y extranjeros), marginados, trabajadores industria-
les, etc. fueron tejiendo la compleja historia del Campo de la
Bota. Pero fueron los terribles años de la posguerra y la dictadura
franquista los que lo situaron en un primer plano a pesar de to-
dos los esfuerzos realizados para esconderlo.
Para muchos ha quedado la imagen oscura, inhumana y cruel de
la miseria, de los crímenes y de los silencios culpables. Este libro
no esconde nada de todo eso, pero aporta el contrapunto de la re-
sistencia, de los gritos de libertad y de las luchas por la dignidad
de mucha otra gente.
Ahora, el Campo de la Bota ha desaparecido; ha sido borra-
do del mapa. Es otra manera de silenciarlo. Resulta complicado
pasear por el espacio del Fórum 2004 y encontrar elementos que
puedan recordarnos las barracas, el castillo, ni tan siquiera las
playas. Pero el Campo de la Bota permanece en la memoria de
mucha gente.
Por eso, antes de que sea demasiado tarde, desde el Archivo
Histórico y Centro de Documentación de la Mina y del Campo
de la Bota, con la inestimable colaboración de muchas personas
que conocieron aquellos espacios y sus historias, hemos querido
hacer un esfuerzo considerable por recoger una serie de relatos,

9
vivencias e imágenes inéditas de todo aquello que no queremos
que desaparezca con el tiempo. Y lo hacemos sin más recursos
que la voluntad y el entusiasmo.
Dicen que el pueblo que olvida su historia está condenado a
repetirla. Sea eso cierto o no, nosotros no queremos olvidar. Hay
demasiado sufrimiento y demasiada dignidad humana como
para pasar página sin más ni más.
Los que hemos ido trabajando desde el Archivo en este pro-
yecto hemos podido descubrir un poco más los sufrimientos, las
injusticias y las marginaciones que se han producido en este es-
pacio. Y no solo por causas políticas, sino también debido a la
pobreza, la ignorancia, los prejuicios, el machismo y todo aquello
que degrada a las personas.
Pero también hemos constatado capacidad de resistencia y lu-
cha por la dignidad, llevada a cabo en «situación límite». Hemos
podido admirar la solidaridad, la gratuidad, el afán de supera-
ción y una capacidad inmensa de sobrevivir contra todas las di-
ficultades.
Cuando la gente «socialmente bien integrada» los miraba
como «gente al margen» y los declaraba «excluidos de su mun-
do», esta otra gente no quiso aceptar esta etiqueta social y creyó
en su dignidad. Mediante titánicos esfuerzos, muchos de ellos
pudieron superar aquellas barreras injustas que la sociedad les
imponía. A todos ellos queremos recordarlos con admiración por
su coraje.
Pero queremos recordar también a todos aquellos que con
los mismos esfuerzos no pudieron remontar y cayeron por el ca-
mino, víctimas del racismo y la fobia contra los pobres. A todos
ellos, los eternos perdedores de la historia, también queremos re-
cordarlos con respeto. Y lo hacemos con el corazón encogido, por
las injusticias que tuvieron que soportar y las barreras que no les
permitieron superar.

Josep Maria Monferrer Celades


Presidente del Archivo Histórico de la Mina y del Campo de la Bota

10 El Campo de la Bota
UN ESPACIO

Vista panorámica del Campo de la Bota. (F3)


Plano militar del siglo xvii sobre un asalto a Barcelona. (F4)

12 El Campo de la Bota
CAPÍTULO PRIMERO

Unas breves pinceladas sobre el


margen derecho del río Besòs

1. Algunos datos antiguos sobre este espacio


Nos encontramos en un espacio configurado por las variacio-
nes del río Besós, que dividen por la mitad la población de Sant
Adrià, y por los temporales del mar.
En nombre de Besòs es una variación del nombre antiguo con
el que era conocido el río: Bisauzi. Este nombre indica «el de las
dos (bi) salcedas».
El Besòs ha sido tradicionalmente un río de grandes desbor-
damientos (las llamadas «besosadas»), y en algunos momentos
incluso cambiaba su curso y llegaba al mar por otros caminos.
Entre el río y el mar se habían creado unas zonas de tierras
esponjosas, ricas por las aguas freáticas superficiales, de tierras
húmedas y de humedales. Eran zonas de bosques de ribera, de
sauces y alisos. En conjunto formaba un espacio natural de gran
belleza. También era un buen lugar para cazar y pescar. El mapa
de Gianola de 1697 (foto 3) es muy ilustrativo. En él se describe
un asalto militar a la ciudad de Barcelona llevado a cabo desde el
delta del Besòs.
Empecemos diciendo que en él ya no se le llama Bisauzi, que
era el nombre medieval, sino Besòs.
Gianola, haciendo la descripción del mapa, habla de BN
(Besòs Nou), que es por donde pasaba el río en aquellos momen-
tos, y BV (Besòs Vell), que es por donde pasaba antes. Aquel BV
corresponde exactamente a la posterior acequia Madriguera; eso
quiere decir que el río Besòs, durante mucho tiempo, fue límite
entre la población de Sant Martí de Provençals (que no era de
Barcelona) y Sant Adrià de Besòs.

UN ESPACIO 13
Tumba de Oleguer de Bonestruga en la catedral de Barcelona. (F5)

Bosque de ribera del Besós. (F6)

14 El Campo de la Bota
También podemos ver la forma de delta que el Besòs había creado
al depositar sus sedimentos, que en el siglo xix se denominará
Campo de la Bota.

2. Algunos datos sobre la historia antigua


A causa de los problemas que generaban, por un lado, las «beso-
sadas», y por otro, los temporales del mar, esta zona estuvo muy
poco habitada. De hecho, el pueblo de Sant Adrià no aparece has-
ta el siglo xi, en el margen izquierdo del río y sobre un pequeño
montículo, teniendo como referente una pequeña parroquia de-
dicada a Sant Adrià, que dio el nombre a la zona.
Por otro lado, la zona de la desembocadura del Besòs era un
lugar estratégico por ser zona de paso entre Badalona y Barcelona
y, por eso, fue siempre un espacio disputado por los poderes me-
dievales de la época: la Iglesia y la nobleza.
Esta lucha entre los dos poderes la ganó la Iglesia, sobre todo
cuando en el año 1092 Ramon Berenguer III nombró obispo de
Barcelona a Oleguer de Bonestruga, que pertenecía a los Canó-
nigos Regulares de San Agustín, con el título de Barón de Sant
Adrià.
Poco después, el obispo Oleguer fundó, al lado de la pequeña
parroquia de Sant Adrià, un monasterio de Canónigos Regulares
de San Agustín, y les hizo construir un palacio episcopal al lado
de su monasterio. Este palacio fue conocido como «el castillo del
Obispo».
Oleguer de Bonestruga extendió sus posesiones a ambos lados
del río Besòs.
Uno de los derechos del obispo barón era nombrar al alcalde
de la zona (por eso en Sant Adrià tenían alcalde episcopal) y po-
der recaudar todos los impuestos, tanto los eclesiásticos como los
de los siervos de la gleba, que eran muy abundantes. Así, acabó
siendo un hombre muy rico y poderoso. A su muerte fue declara-
do santo por la Iglesia y su tumba se puede visitar en la catedral
de Barcelona.
Otra parte importante de las tierras de Sant Adrià pertenecen
a la realeza y a la nobleza. Tenemos constancia de que en la zona

UN ESPACIO 15
de la Mina existía un «vedado real» de los reyes de Cataluña y
Aragón. En el siglo xv, los Reyes Católicos, que tenían una resi-
dencia de verano en Sant Jeroni de la Murtra (Badalona), venían
a cazar.
Unos siglos más tarde, la parte que les quedaba todavía del
vedado fue traspasada a los gobernadores y capitanes generales,
que eran gente de la nobleza.
A principios de la Revolución Industrial, algunos miembros
de la burguesía barcelonesa iban a cazar o a pasar el día en estos
espacios naturales.
No fue hasta mediados del siglo xix (como veremos en el próxi-
mo capítulo) cuando los propietarios de estas tierras, por oponer-
se al plan Cerdà y a su idea de hacer «el parque del Besòs», secaron
los humedales, los parcelaron y los convirtieron en zona agrícola.
Así nació «la Mina rural», en el siglo xix.

16 El Campo de la Bota
CAPÍTULO SEGUNDO

El Campo de la Bota en el siglo xix

1. El nombre del Campo de la Bota


A principios del siglo xix, durante la denominada guerra de la
Independencia, los soldados franceses que ocupaban Barcelona
vigilaban toda la costa barcelonesa y hacían prácticas de tiro en
el trozo de playa más deshabitado, que era el delta del Besòs.
Allí, cerca de la desembocadura del río, había un pequeño ce-
rro que se convirtió en el punto de referencia de los soldados fran-
ceses. En francés, a un pequeño montículo se le lama «butte», y de
ahí viene el nombre de Campo de la Bota.
Para vigilar la costa sin estar siempre a la intemperie, cons-
truyeron al lado de los «parapetos de tiro» (esta era la zona de
los «parapetos») una pequeña cubierta. Hay que decir que de este
pequeño edificio no queda nada y que no tiene nada que ver con
el castillo que, unos cincuenta años más tarde, se construirá al
lado de la riera de Horta, y que será conocido como el castillo de
las Cuatro Torres.
Esta larga playa del Campo de la Bota pertenecía a dos pue-
blos diferentes: la parte entre el río y la acequia Madriguera (que
bajaba casi paralela a la riera de Horta, que hoy es la rambla Prim)
era de Sant Adrià, y la que había a partir de esta acequia era de
Sant Martí de Provençals que, en aquellos años, era independien-
te de Barcelona.

2. La primera división de este territorio de humedales: el pri-


mer tren de España
La unidad natural de estos humedales se rompió cuando se cons-
truyó el primer ferrocarril de España, que iba de Barcelona a Ma-
taró.

UN ESPACIO 17
Tren de Barcelona a Mataró. (F7)

Prácticas de tiro en el castillo de las Cuatro Torres. (F8)

18 El Campo de la Bota
Esta línea de tren fue creada por un pequeño grupo de empre-
sarios ricos, entre los que destacaban Miquel Biada (que era de
Mataró, y que había emigrado a Cuba, donde ya había creado el
primer ferrocarril que hubo en Cuba) y Josep Maria Roca.
El 13 de agosto de 1843 el gobierno autorizó el proyecto, pero
impuso un ancho de vía de 1.668 mm (la internacional era de
1.435 mm) con el argumento del peligro que suponía ser invadi-
dos por tren desde Europa). De hecho, a los políticos les interesa-
ba una España aislada.
El día 6 de junio de 1845 se constituyó la Compañía de Ferro-
carriles de Barcelona a Mataró. El primer viaje se hizo el 28 de
octubre de 1848.
Como las vías tenían que atravesar los humedales, construye-
ron unos taludes elevados para pasar las vías. Eso supuso la crea-
ción artificial de dos zonas separadas: la del Campo de la Bota
(entre la vía y el mar) y la de la Mina (entre la vía y el interior).
Unos años más tarde, en la zona del Campo de la Bota se cons-
truyeron unos talleres para reparar trenes o máquinas de tren.

3. El castillo de las Cuatro Torres y los movimientos obreros


del Poble Nou
A mitad del siglo xix, Barcelona estaba inmersa en plena Revolu-
ción Industrial. Concretamente, en el año 1855 Barcelona vivía
una situación convulsa de luchas de obreros y revoluciones socia-
les y políticas muy fuertes. Por eso, el Gobierno de Madrid envió
a Barcelona a un militar, nacido en Ceuta, con fama de ser muy
duro. De hecho fue conocido como el Tigre de Cataluña. Este mi-
litar se llamaba Juan Zapatero.
Al cabo de unos meses de su llegada, ya en el año 1856, Za-
patero decidió solucionar «militarmente» los problemas sociales.
Sacó el ejército a la calle con la orden de no hacer detenciones y
disparar a matar. En pocos días hubo en Barcelona 403 muertos
y 810 heridos graves. Impuso el terror entre la clase obrera y fue
«condecorado» por ello.
En el año 1858, para entrenar al ejército y tenerlo a punto, por
lo que pudiera pasar, Juan Zapatero hizo construir el castillo de

UN ESPACIO 19
Plan Cerdà. (F9)

La Mina agrícola. (F10)

20 El Campo de la Bota
las Cuatro Torres en la playa del Campo de la Bota, al lado de la
riera de Horta (actualmente Rambla de Prim). Entre el castillo
de Montjuïc y el de las Cuatro Torres podían tener «cercada Bar-
celona».
Mientras tanto, el castillo de las Cuatro Torres se convirtió en
la Escuela de Prácticas de la Artillería, que duró hasta la Segunda
República, en el siglo xx.
Durante la declaración de guerra contra Estados Unidos del
año 1898, estos campos de tiro sirvieron para preparar a los chi-
cos catalanes enviados a Cuba o a las Filipinas.

4. La primera programación global de estos espacios: el plan


Cerdà
En plena Revolución Industrial, Barcelona no podía crecer como
ciudad porque el ejército español no dejaba derruir las murallas
que la tenían cercada. Cuando parte de las murallas se pudieron
derribar, Barcelona pudo extenderse.
En el año 1859, Ildefons Cedà ganó el Proyecto de Reforma y
Ensanche de Barcelona. Este proyecto convertiría el espacio del
Campo de la Bota y de la Mina en un espacio natural de 190 hec-
táreas, que él llamó parque del Besòs. Quería conseguir que toda
la ciudad de Barcelona estuviera rodeada de naturaleza.
Pero los intereses particulares de eclesiásticos y nobles, propie-
tarios de aquellas tierras, que eran contrarios al plan Cerdà,
consiguieron bloquearlo en el año 1863 secando los humedales
y convirtiéndolos en terrenos agrícolas. Los pusieron a la venta
por parcelas.
Estas tierras agrícolas fueron compradas por gente rica y con re-
cursos, por ejemplo el marqués del Puig, el marqués de Villalonga
o el marqués de Moragas.
Entonces, los agricultores se fueron construyendo casas, al prin-
cipio no muy cerca del río, para evitar las «besosadas», y en sitios
un poco más elevados.
También se fueron construyendo pequeñas fábricas que necesita-
ban mucha agua y que Barcelona no quería porque solían conta-
minar mucho.

UN ESPACIO 21
El búnquer, los polvorines y
los parapetos (Sant Adrià)

Barrio de Pequín Castillo de las Cuatro Torres


(Barcelona)

Talleres de la Renfe

Plano del Campo de la Bota. (F11)

22 El Campo de la Bota
Agradecimientos

Mientras escribía este libro he podido conocer a mucha gente que


guarda grandes recuerdos y experiencias positivas de este espacio
y de esta historia. Ellos me han comunicado su entusiasmo. Mi
agradecimiento a todos. Sin ellos, este libro no habría sido posi-
ble.
Y también doy las gracias a todas aquellas personas que han
aportado documentos y material fotográfico del Campo de la
Bota y han convertido el pequeño Archivo de la Mina y del Cam-
po de la Bota en un claro referente para los futuros historiadores
que deseen investigar sobre todo esto. Y en cuanto a las fotogra-
fías aportadas, y que nosotros hemos clasificado conveniente-
mente por etapas históricas, quiero hacer una mención especial
a mi compañero de Archivo, el fotógrafo José Sánchez, por las
horas que ha dedicado a recuperar viejas fotografías que la gente
nos ha facilitado, sin las cuales sería mucho más difícil explicar
esta historia.
Y, finalmente, quiero dar las gracias también a todos aquellos
que nos han permitido utilizar materiales gráficos de su propie-
dad.
Hay también unas cuantas fotografías cuyo autor no hemos
podido conocer. Nosotros las hemos incluido por su interés di-
dáctico. Si alguien que lea el libro nos puede aportar esta infor-
mación, se lo agradeceríamos.

127
Fotos del libro

Foto de portada
Foto 1. Vista general del Campo de la Bota. Patronato Municipal de la
Vivienda

Prólogo
Foto 2. Niños sentados en el lavadero. Elisa Soler

UN ESPACIO
Foto 3. Vista panorámica del Campo de la Bota. Archivo Municipal de Sant
Adrià

Capítulo primero
Foto 4. Fragmento del plano de Gianola de 1697 comentado por Oriol
Riba y Ferran Colombo en su libro Assaig de geologia urbana
Foto 5. Tumba de Oleguer de Bonestruga en la catedral de Barcelona
Foto 6. Los bosques de la ribera del Besòs. Josep Ibern

Capítulo segundo
Foto 7. Locomotora «Carolina», de origen americano, adquirida por el
sñor Gumà
Foto 8. Prácticas de tiro en el castillo de las Cuatro Torres
Foto 9. Plano del ensanche de Barcelona de Ildefons Cerdà
Foto 10. La Mina agrícola
Foto 11. Montaje sobre un plano del Campo de la Bota-Pequín

Capítulo tercero
Foto 12. Can Miravent o Can Nomen (detalle)
Foto 13. Pinturas de Francesc Cambó de principios de siglo
Foto 14. La Catalana de Gas. Archivo Municipal de Sant Adrià
Foto 15. Barracas entre el castillo y la riera de Horta. Archivo Mu-
nicipal de Sant Martí
Foto 16. Dibujo de 1936 del Parapeto y del Campo de la Bota
Foto 17. Resto de las piedras del Parapeto

129
Capítulo cuarto
Foto 18. Cuadro pintado por Antoni Benages para el cartel del Parapeto
del Campo de la Bota. Ayuntamiento de Sant Adrià y Memorial Democrático

UNA HISTORIA
Foto 19. Vista general del Campo de la Bota. Archivo Municipal de Sant
Adrià

Capítulo quinto
Foto 20. «El Sevillano»
Foto 21. Palacio de las Misiones
Foto 22. Plano de Pequín para situar los equipamientos
Foto 23. Plano de las barracas del Parapento
Foto 24. Tejados de las barracas del Parapeto
Foto 25. El padre Josep Liñán
Foto 26. El padre Agustí Munfort. Mario Martorell
Foto 27. El obispo Gregorio Modrego

Capítulo sexto
Foto 28. Mujeres lavando en el lavadero. Patronato Municipal de la Vivienda
Foto 27. Certificado del análisis de aguas del Campo de la Bota
Foto 30. Entrada a la escuela del castillo. Familia Botey
Foto 31. Francesc Botey yendo a buscar niños por la calle. Familia Botey
Foto 32. Clase de los niños. Familia Botey
Foto 33. Clase de las niñas
Foto 34. Guardería Los Ángeles
Foto 35. Chipén talí, Belendai y Centro de Artesanía Gitana

Capítulo séptimo
Fotos 36-39. Cuatro ejemplos de grafitos de la escuela del castillo. Fami-
lia Botey
Fotos 40-42. Tres páginas del libro de actas del Consell de Cent. Anton
Maduell
Foto 43. El parvulario
Foto 44. Cursillos para madres jóvenes
Foto 45. Entrada de la Escuela de Artesanía Gitana
Foto 46. Cooperativa Gitana
Foto 47. Francesc Botey con los indígenas de Maconí. Familia Botey

130 El Campo de la Bota


Capítulo octavo
Foto 48. La escuela Manuel de Falla y el parvulario a punto de ser inau-
gurados
Foto 49. La escuela y el parvulario en pleno funcionamiento
Foto 50. Sor Pilar en el dispensario
Foto 51. El Tío Vicente y su familia
Foto 52. Entrega de pisos en el año 1973. Archivo Municipal de Sant Adrià
Foto 53. Final del castillo de las Cuatro Torres en 1972
Foto 54. Derribos de los años setenta
Foto 55. Derribos delante de la escuela Manuel de Falla
Foto 56. Últimas barracas de Pequín
Foto 57. La última barraca, la de los escolapios
Foto 58. La máquina esperando a que se vacía la barraca
Foto 59. Vista general del conjunto de barracas llamadas de las 100 fa-
milias. Patronato Municipal de la Vivienda
Foto 60. Barracas de las 100 familias. Elisa Soler

Capítulo noveno
Foto 61. Una niña sentada en los restos de su barraca. Elisa Soler
Foto 62. Aparición de nuevas barracas, cada vez más precarias. Elisa Soler
Foto 63. La degradación final. Elisa Soler
Foto 64-65-66. El final del Campo de la Bota en el año 1989. Elisa Soler
Foto 67. Obras de transformación del Campo de la Bota. Consorcio del
Besòs
Foto 68. Espacio Fórum 2004. Consorcio del Besòs

Nota:
Las fotografías de las que no se indica la propiedad forman parte del Archivo
Histórico de la Mina, y son de autor desconocido.

131
ÍNDICE

PRÓLOGO 9

UN ESPACIO 11

Capítulo primero
Unas breves pinceladas sobre el margen derecho del río Besòs 13
1. Algunos datos antiguos sobre este espacio 13
2. Algunos datos sobre la historia antigua 15

Capítulo segundo
El Campo de la Bota en el siglo xix  17
1. El nombre del Campo de la Bota  17
2. La primera división de este territorio de humedales:
el primer tren de España 17
3. El castillo de las Cuatro Torres y los movimientos obreros del
Poble Nou 19
4. La primera programación global de estos espacios: el plan Cerdà 21
5. El barrio de los pescadores o barrio del Campo de la Bota 23
6. El barrio de los pescadores cambia de nombre 24

Capítulo tercero
El Campo de la Bota durante el primer tercio del siglo xx  25
1. La transformación de Barcelona a principios del siglo xx  25
2. Una mención especial a la construcción de Can Nomen en el
Campo de la Bota 26
3. La «posible» segunda Exposición Universal de Barcelona en la
Mina y en la Bota 27
4. La fábrica de la Catalana de Gas y Electricidad 29
5. Las obras del metro y el crecimiento del barraquismo en la
zona 31
6. El Parapeto 33

133
Capítulo cuarto
El final de la guerra civil: el genocidio del Campo de la Bota 35

UNA HISTORIA 43

Capítulo quinto
La posguerra en el Campo de la Bota. Años cuarenta y cincuenta 45
1. Nueva oleada de inmigraciones 45
2. La vida en las barracas del Campo de la Bota 47
3. Geografía humana del Campo de la Bota: «Hay que eliminar
tópicos» 49
4. Los movimientos asociativos de los años cuarenta 51
5. La presencia escolapia en el Campo de la Bota 51
6. Los movimientos asociativos en los años cincuenta: los primeros
movimientos de la Iglesia 54

Capítulo sexto
Años sesenta: los movimientos sociales y educativos en el Campo
de la Bota 57
1. El nuevo contexto político, social y religioso mundial llega al
Campo de la Bota 57
2. Actuaciones de las administraciones: traslados de barraquistas 57
3. Situación del Campo de la Bota en los años sesenta: primeros
estudios «fiables» 58
5. L os Escolapios fundan una comunidad en una barraca de Pequín 63
6. Los movimientos de renovación social. Centralidad del castillo
de las Cuatro Torres 67
7. ¿Cómo es posible el sostenimiento económico de todos estos
proyectos? 70

Capítulo séptimo
La red de proyectos sociales de los años sesenta 73
1. Una labor social formidable trabajando en red 73
2. Organigrama de toda esta red de programas sociales 87
3. Metodología de trabajo 87
4. La huella del padre Francesc Botey 89

134 El Campo de la Bota


Capítulo octavo
Los cambios políticos y sociales de los años setenta llegan al
Campo de la Bota 91
1. Los cambios políticos, sociales y económicos en los años setenta 91
3. La situación social de los vecinos al principio de los años setenta 97
4. Una nueva centralidad en el Campo de la Bota: la escuela públi-
ca Manuel de Falla 99
5. La primera entrega de pisos de la Mina y los primeros grandes
derribos 109
6. El final de la barraca de los escolapios 109
7. El resto de «las 100 familias» 111

Capítulo noveno
El final del Campo de la Bota: una penosa agonía que duró 15
años  113
1. La Mina, la Catalana y el Campo de la Bota después de la muerte
de Franco 113
2. Barcelona 1992, «ciudad olímpica» 115
3. Un sincero homenaje a los maestros del Campo de la Bota 116
4. Del Fórum de las Culturas no haremos ningún comentario 123

EPÍLOGO 125

AGRADECIMIENTOS 127

FOTOS DEL LIBRO 129

135

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