You are on page 1of 12

PEDAGÓGIA Y ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA DEL ESCLAVO

AFROAMERICANO
STEPHEN NATHAN HYMES
UPN
MAESTRANTES: Sergio Triana y Alexander Uchuvo
2018-1

Trajeron ropas para impresionar.


Trapos y pieles en forma de abrigo.
Pero ¿quién quiere taparse si aún no conoce el frio?

“Fuego” de Vetusta Morla

Resumen
El propósito del texto está encaminado a abordar el menudo problema filosófico de la
pedagogía de la esclavitud, en relación a la configuración del ser en tanto existencia
(ontología) en la cultura del esclavo afroamericano. Además, se desarrollan las ideas sobre
naturaleza de la deshumanización del negro bajo la esclavitud racial. La resistencia y
existencia de las comunidades oprimidas por medios de azotes simbólicos, en un proyecto de
deshumanización siniestro, se alza como un grito de insurrección vital materializada en
productos simbólicos de su cultura, tales como la música, el arte, la danza, la espiritualidad,
la escritura, los cuales redundan en la revitalización de una comunidad que vibra a través de
una pedagógica de vida.

Introducción
El ser humano occidental, a través de la historia, ha ejercido diferentes formas de poder, unas
más enmascaradas que otras, unas más atroces que otras. Esto ha llevado a que las maneras
en que lo logra no tengan medidas, ni restricciones, así que al usar a “otros”, en detrimento
de su ser y su existir, en su propio beneficio, es natural, justificable, racional. Esto encuentra
asidero en variopintos argumentos, entre ellos, a la supervivencia del más apto (Spencer,
1864), la cual supone “la preservación de las razas favorecidas en la supervivencia”. En
cuanto a las razas, parece ser que el negro es un residuo social fruto de la fornicación de
primates. Esa idea impregnó las prácticas discursivas, sociales y culturales en todo el mundo
colonizado, subordinando la otredad, la diferencia latente en los diferentes tipos de razas,
representada en la pluralidad de colores, en las diferentes formas de vivir y ser, cargadas de
múltiples dimensiones (ontológicas, fenomenológicas, epistemológicas, etc.) las cuales han
sido conscientemente ignoradas y acalladas por el colonialismo occidental. El devenir, dentro
de cada raza, está lleno de expresiones que son el resultado de años y años de “educación”,
proveída amablemente por la cultura occidental.
Más concretamente, cerca del siglo XVIII un fenómeno social, que ya había sido advertido
durante siglos anteriores, se reflejaba de una manera violenta y sin escrúpulos y, que tendrá
una consecuencia irrefutable hasta nuestros días: la deshumanización de los esclavos. Pero
esta deshumanización no se refiere a los simples esclavos de eras anteriores, se refiere a una
raza en particular, la negra.
El presente texto pretende ahondar en los aspectos fundamentales de la configuración de la
pedagogía de los esclavos afroamericanos negros, en el contexto que hemos acabado de
representar, la cual parece haber sido ignorada por mucho tiempo, y que resulta de crucial
importancia para entender su presente (del afro en general) y la forma en que éste aprendió a
existir, sentir, desear y vivir mediante su cultura. Además, esperamos incitar la reflexión
crítica sobre los elementos de la colonización, develados en términos de los vehículos
simbólicos que robustecieron la empresa de la deshumanización, y que durante años ha sido
reducida a un simple hecho exterior. Asimismo, esperamos dar cuenta y asir esa rica y
compleja respuesta de la comunidad afroamericana mediante su pedagogía de vida. Así pues,
en primera instancia, se explicarán las razones por la cuales los terratenientes y amos de
Norteamérica emprendieron e impusieron el proyecto de “deshumanización” al esclavo
negro, y cómo éste reacciona frente dicho proceso. En segunda instancia, se desarrollará el
problema existencial de la ontología en la cultura del esclavo. En un tercer momento, se
tratará la pedagogía del esclavo y la afirmación de la condición humana “negra”. Por último,
se abordará la pedagogía del esclavo y el sufrimiento negro como aflicción. Todo ello,
desemboca en la configuración de una pedagogía emancipadora, decolonial de las
comunidades afroamericanas.

Desarrollo

La esclavitud es un concepto que nos lleva a pensar en un acto basado en las relaciones de
poder, en donde un agente es el actor dominante, y el otro, el actor dominado. Según
menciona Mark D. Welton (2008), la esclavitud es “entendida como la apropiación legal de
una persona sobre otra”. Sin embargo, saber cuándo ésta comenzó es algo difícil. Muchos
historiadores no han identificado cuando empezó este fenómeno. Según el historiador John
Keegan (1993), la esclavitud en el mundo
moderno significa la absoluta privación de la libertad individual, y no se tiene certeza de
como ni cuando comenzó. No obstante, esta surgió como resultado del ordenamiento social
de civilizaciones que van desde Mesopotamia, pasando por Egipto, Grecia, China, entre otras,
hasta llegar a Roma, en donde se establecieron leyes para regularla.

Durante la conquista de América, los europeos que llegaron al “Nuevo continente”, tenían el
comercio de esclavos como una práctica recurrente, normalizada. Principalmente, los
esclavos eran traídos de África o eran indígenas que habitaron esas tierras durante años, que
tenían como propósito buscar la prosperidad económica de sus nuevos amos (Williams,
2011). Pero, entre estos dos grupos de esclavos había una gran diferencia: la raza.
Ciertamente, los indígenas habían sido recién descubiertos y su fortaleza física y mental eran
aún desconocidas para el europeo. Por otro lado, los esclavos de raza negra eran conocidos
por su fortaleza física y mental, y por su precio. Según relata Hugh Thomas (1997), en el
archipiélago de Cabo Verde, los esclavos se vendían a ocho mil maravedís por cabeza. Es en
este instante donde el esclavo negro comienza a ser traído a América y a ser parte
fundamental del sistema económico de las grandes plantaciones en América del norte.

Habiendo realizado una contextualización ligera de este fenómeno cultural, debemos


preguntarnos ¿Qué reflexiones se suscitan al plantear que el esclavo afroamericano negro fue
sistemáticamente despojado de su humanidad hasta llegar a la degradación de animal, de
ganado, de cosa?

En este desolador paisaje de deshumanización y colonización física, en primera medida, y


luego pretendida a mayor escala en los terrenos psíquicos y filosóficos, el negro re-significó
su existencia. Encontró maneras de ser y propósitos ulteriores que lo liberaron de las cadenas
de sus esclavistas. Él mismo, el afroamericano esclavo, re-evaluó la pedagogía y la re-creó,
lejos de los paradigmas dados por la “civilización occidental”, para enseñarse a vivir. Este
constructo pedagógico se basa indudablemente en aspectos antropológicos de la filosofía
fenomenológica, la ontología, la teleología, la axiología y la teología. Entender lo pedagógico
como la mera alfabetización es entrar en el interregno del colonialismo, es entrar en su juego.
Denominaremos a esta pedagogía decolonial, la de los afroamericanos negros esclavizados,
como una pedagogía vital de la existencia humana.

El problema existencial de la ontología en la cultura del esclavo afroamericano


Resulta apenas necesario dar cuenta de los postulados ontológicos y lo que significa ser y el
convertirse. Para los negros esclavos no había posibilidad de existir en el mundo nuevo al
cual fueron traídos. Ello a razón de la violencia simbólica ejercida metódica y pertinazmente
sobre esta comunidad, mediante una marcada diferencia entre lo ser, lo humano (el
esclavista), y el no-ser, lo no-humano, el negro:

“Usted es la cosa a la que le asigno un nombrecillo, Django, tal vez; le entrego una ropilla
hecha de “algodón” y unos grilletes ajustables a sus manos de orangután; le doy un corte de
cabello, uno de animal, para que juegue con el color de su piel, ese color que obscurece mi
paisaje, mis plantaciones, mi mundo; uso mi lengua para tratarlo, pero evidentemente no la
entiende porque es un salvaje, un primate, ¡qué digo primate! Una involución humanoide, así
que mejor me remitiré a darle ordenes que pueda, acaso captar; ah, otra cosa, le marcaré, para
que sepan a quién pertenece, o sea, a mí; y no intente hablar en esa lengua ininteligible de
bestias, aquí solo hablamos “humano”, es decir, inglés”. De esta manera el negro, para el
opresor, tiene una muerte social, puesto que esta beligerancia simbólica va más allá de lo
epistemológico y de las creencias, discurre en lo ontológico.
Para hacer frente a esta degradación, de una suerte tirana llamada scala naturae, resumida en
“el alma negra es un constructo blanco”, el negro se hace consciente de que su yo, su ser y
sus fines últimos, la teleología, son irreductibles. Filosofa. Pero, ¿cómo logra resistir los
embates de esta empresa de colonización voraz? Asume una posición de existencia en el
plano de las ideas y de las expresiones simbólicas que se desgarran de sus vientres como
fuerza vital y existencial. La música, los símbolos, los rituales, la danza y la espiritualidad,
entre otras, les permiten un auto reconocimiento y autoestudio, de ahí que se reconozcan a
ellos mismos como seres situados en un contexto socio histórico cultural en el que tienen que
fusionarse, siendo, insistimos, ellos mismos.

Es así que, pues, los negros esclavos afro descendientes, resistieron y trascendieron la
denominada violencia simbólica (Bourdieu,1977), dada principalmente por el Habitus.
Bourdieu teoriza sobre la Gramática Social, entendida, ésta, como el orden organizador y
regulador de cómo el individuo debe ser y hacer. Esta gramática corresponde, a su vez, al
Habitus el cual ya está Internalizado-naturalizado. En este entendido, la sociedad impone
sigilosamente estructuras (lenguaje-escuela-familia) objetivas, el individuo las acepta, las
asume como naturales. Esto ocurre en una suerte de circulo vicioso, no obstante, el negro se
reveló, se emancipó en su ser, para vivir y convivir en su comunidad.
Ahora bien, lo ontológico es apoyado por lo fenomenológico en aras de la construcción de la
pedagogía del esclavo y la afirmación de la condición humana negra. Así que ahondemos en
esta cuestión.

La pedagogía del esclavo y la afirmación de la condición humana “negra”


Ser consciente de que existo me afirma en mi condición humana, más allá de la concepción
racionalista de Descartes, en el supuesto de “cogito ergo sum”, o de Kant en el entendido de
que la educación nos hará libres y humanos. En contraposición, surge la cuestión
fenomenológica, la cual revitaliza el hecho de existir fuera del colonialismo, puesto que, la
autoconsciencia permite ser y afirmar la condición humana, pese a la dicotómica relación
entre el ¿qué soy yo?, y el ¿quién soy yo?, ya superada.
Ahora bien, cabe cuestionarnos: ¿Por qué no haber negado los principios vitales? ¿Por qué
no haber tomado el nihilismo o el cinismo como forma de vida? ¿Por qué no aceptar el
“destino manifiesto” del oprimido? Los esclavos negros asumieron una posición ante la vida
que dista del cinismo y/o el nihilismo, más bien, emprendieron un viaje en el interior de sus
seres y sus conciencias apoyados en el estoicismo, desechando el brutal embate de la empresa
deshumizadora cifrada, por ejemplo, en palabras tales como: Black-nigger; noir-ègre;
schwarzer-neger.
Los negros fundaron su propia filosofía como forma de Resistencia, de supervivencia. La
manera en la que los individuos viven y asumen su existencia, desde su yo consciente y
subjetivo, y, su realidad inmediata, con todas las circunstancias y coyunturas que se dan en
el devenir de los seres humanos, es filosofar. De ahí las filosofías de vida de la pedagogía de
las comunidades afroamericanas. Haymes cita a Jaspers para “expresar la importancia de la
filosofía en virtud de una crisis axiológica para re-definir la existencia misma de lo que se
es, lo que se quiere ser y para que se quiere ser”
El estudio de las condiciones contextuales re-crea nuestra posición en el mundo principal y
más importantemente, frente a nosotros como seres humanos inacabados, pero jamás
alienados y conquistados por otras formas, la mayor de las veces, infames, de ver e interactuar
con el mundo.
¿Qué significa ser negro? ¿Qué significa ser esclavo? El termino “negro” aparece con el
nacimiento de la modernidad occidental. En Black Skin, White Masks, Frantz Fanon advierte
que “el alma negra es un constructo blanco” La cultura del esclavo, junto con sus
preocupaciones pedagógicas, se fundó en una filosofía negra de la existencia, que por
motivos evidentes plantearon cuestiones existenciales acerca de la naturaleza del ser en virtud
del contexto vivido del esclavo como negro.
La comunidad compuesta de las residencias de los esclavos tenía una función pedagógica
para contrarrestar los esfuerzos del amo para enseñarles los valores, las actitudes y los
entendimientos del sirviente obediente y confiable (Webber, 1978: 26).
Haymes denuncia que, “en la filosofía educativa occidental, la pedagogía se ha visto
vinculada con la noción de la educación como un proyecto que humaniza. También desde
esta perspectiva, para ser plenamente un ser humano, hay que ser un sujeto ‘que sabe’” …
“veía a los negros como salvajes que había que civilizar; en el mejor de los casos, como
niños, y en el peor, como animales”
Haymes apuntala que, además de las formas ontológicas, para la configuración de la
pedagógica y la antropología filosófica del esclavo afroamericano, el negro fue plenamente
consciente de su conciencia, de su reducida autonomía y las maneras de manifestarse
emergieron como respuesta. “Mediante sus mitos, rituales y canciones religiosas,
“encontraron el status, la harmonía, los valores, el orden que necesitaban para sobrevivir,
creando un universo expandido en el interior, literalmente deseando renacer” (Levine, 1978:
33).” En este sentido, Haymes declara que “la naturaleza trascendental de la conciencia que
describe Husserl se ejemplifica en los modos de pensar que constituyen las formas de
recordar, imaginar, desear, esperar, etcétera, que componían la cultura expresiva de los
esclavos afroamericanos”
Habiendo realizado una revisión más o menos juiciosa de las formas de expresión conscientes
de los esclavos negros afroamericanos, hemos hallado en la música una filosofía en la que se
representan mediante las experiencias. Por ejemplo, el blues, como forma de comunicación
y expiación del dolor del oprimido en las plantaciones y en su día a día, también asumido,
contemporáneamente como creación literaria poética (Garon, 1996). El blues es una
expresión musical que llegó a los Estados Unidos de América del Norte a través de los
esclavos que provenían principalmente de la costa occidental de África. Recordemos que este
tráfico de esclavos se produjo ininterrumpidamente desde comienzos del siglo XVII hasta
1812, año en el que quedó prohibido su “comercio”. Sin embargo, la esclavitud no se
“aboliría” hasta 1863. Los esclavos viajaban en los barcos encadenados, por lo que se
conjetura que la única forma musical que podían interpretar era la vocal, aunque pudiera ser
que algún instrumento llegara con ellos en su viaje. A finales del siglo XVIII y comienzos
del XIX había en las plantaciones esclavos que tocaban el violín, el banjo o flautas bastante
primitivas. “En concreto, el banjo casi se puede asegurar que es la versión de un instrumento
similar de Senegal, de cinco cuerdas, llamado halam”. La primera distinción entre las
canciones que interpretaban los afroamericanos ya en el siglo XIX, está entre los espirituales
o canciones religiosas y las canciones mundanas o blues propiamente dicho. Mientras que
los espirituales, góspel, se entonaban en la iglesia por un grupo de cantantes, contando
además con el beneplácito de los blancos que veían estos cánticos menos peligrosos para el
mantenimiento del status quo, ya que las letras se referían a la salvación en el más allá, el
blues era interpretado por un solista y la temática era sobre los problemas cotidianos, el día
a día.
El góspel, a su vez, juega un papel fundamental en la manera de existir y de despertar
conciencia sobre qué es ser un negro en un país de “blancos”. En relación a esto, los
historiadores afroamericanos de Music Heritage Month Foundation mencionan “Gospel
Music is a shining beacon of hope, a fantastic journey of joy divine…The greatest melodies
and the most stimulating songs have been given to this Nation and the World through the
African American experience…There has been no other event in history that has been more
compelling, convincing, or persuasive than Gospel Music. Some of the most beautiful music
of all times was born out of intense grief and suffering, and Gospel Music is no exception”
El reggae nos sumerge en el plano de lo espiritual y la persecución de fines últimos
teleológicos, refiriendo el regreso a la tierra prometida (Zion) de la cual fueron extraídos
brutalmente. “Es decir, los mitos se empiezan a percibir como reales, inspirando que las
personas cambien la naturaleza de las cosas, o ayudando a que proyecten sus realidades en el
mundo, aunque el mundo siga igual (Eliade, 1963; Cave, 1993: 68)”
El rap también ayudó a la configuración de ese “universo expandido en el interior” (Levine,
1978: 33). Al respecto en el libro How to rap el autor reflexiona sobre su papel emancipador
“Life is a great source of material. Lyrics are readily available if you can simply rap about
what has happened to you at some point in your life. Lyrics that deal with real life are a great
way to connect with listeners, as people can easily relate to what you are saying if they have
been through something similar.” (2009)
En este orden de ideas, Haymes subraya “es en este contexto que la cultura del esclavo
afroamericano contribuye a la definición de lo que deberían ser los objetivos para una
educación que humaniza, que va dirigida hacia una población que ha experimentado el otro
lado de la modernidad europea y euroamericana”. La existencia en el mundo de los esclavos
suponía, pues, la libertad, entendida como la conciencia situada y plasmada dentro de un
contexto. Para concluir su disertación sobre el papel fundamental de la fenomenología en la
configuración del negro como humano, Haymes echa mano de Hegel quien “iguala el
‘convertirse’ no con el deseo animal, sino con el deseo humano de reconocimiento y, por lo
tanto, para la autoconciencia, al ser ambas cosas necesarias para obtener ‘un sentido de lo
que podríamos ser’”.

La pedagogía del esclavo y el sufrimiento negro como aflicción


Como hemos mencionado con antelación, la toma de posición de los negros esclavizados en
América fue un tanto estoica. En este sentido, el papel de la pedagógica era paliativo y re
afirmativo de la condición humana frente al constante dolor ejercido por los opresores.
Recordemos que la manera en la que los negros fueron orillados, fue mediante la negación
de la presencia humana, física, consiente y axiológica. De ahí, la “ausencia” del dolor que
arguyen los blancos colonizadores, opresores. Haymes hace especial énfasis en la
subjetividad humana—y sus procesos de recordar, desear, esperar, valorar, tener
expectativas— como elemento integral para mitigar el control que tiene el dolor sobre el
cuerpo vivido. Éste cita a Sartre, “La conciencia de dolor es un proyecto de una conciencia
futura que estará libre de todo dolor; es decir, una conciencia cuya contextura, cuyo estar-
ahí, no serían dolorosos” (1956: 438).
Los opresores ignoraron adrede el dolor del esclavo negro reificado por argumentos del
talante de, “son primates y los animales no sienten”, por citar uno. Su empresa
deshumanizadora llega a su última etapa, aparentemente su poder se consolida. ¿en qué
consistió este último movimiento deshumanizador? Primero establezcamos algunas
consideraciones generales. El dolor es inherente al ser humano. Sentimos dolor físico y
psíquico, o emocional si se quiere. Al experimentar dolor, y que éste sea a su vez reconocido
por la otredad, nos configura como humanos. Otra consideración importante, el dolor mengua
en cierta medida nuestras capacidades mentales, dado que nuestros esfuerzos se dirigen a
paliarlo y en ese intento, un ingente esfuerzo mental y físico es empleado. Ahora bien, si el
dolor viene de alguien a quien el ‘negro’ admira o quiere, el dolor pasa a un plano metafísico.
Sin embargo, los blancos dominadores negaron deliberada y sistemáticamente el dolor que
pudiese haber sentido el negro, resultando en la negación de la esencia vital de la subjetividad
y la existencia. El cuerpo del negro no siente dolor físico, ha sido reducido a un objeto que
no está vivo. Es en este punto en donde la aflicción aparece, correspondiendo con un estado
de humillación extrema y total, velada con la firme intención de corroer el alma del esclavo
negro, de desterrarla. La aflicción combina el dolor físico, la angustia del alma y la
degradación social y la negación de la existencia del otro (Haymes, 2013, 223) Recordemos
que en este proyecto colonizante la última jugada dicta que “La perspectiva del mundo blanco
es una negación del cuerpo negro como un cuerpo vivido” “Ese objeto supuso una reducción
del dolor corporal del esclavo hasta que fuera puramente físico: al sufrimiento del esclavo se
le negó ser un dolor vivo, y al cuerpo negro se le negó ser un cuerpo vivo. Se repudió que el
cuerpo dolorido del esclavo tuviera conciencia de estar vivo, y que la existencia plasmada
del esclavo negro contuviera un punto de vista dotado con intención moral”
En uno de los ejemplos más claros sobre la aflicción fue el entregado por Thomas Jefferson.
El reconocido patriota americano demostró su posición frente al esclavo negro a pesar de su
parentesco con su cuñada (quien también fue madre de sus hijos), el cual habló de un estado
de inferioridad, “It is not their condition then, but nature, which has produced the
distinction… blacks, whether originally a distinct race, or made distinct by time and
circumstances, are inferior to the whites in the endowments both of body and mind … This
unfortunate difference of colour, and perhaps of faculty, is a powerful obstacle to the
emancipation of these people.”(Okihiro, 2014)
La angustia del alma hace parte de la aflicción. Ahondemos en esta cuestión. El alma es un
compuesto que se nos ha enseñado hace parte esencial del ser humano. Para muchos autores
y pensadores, el alma es esa ‘sustancia’ que hace al ser humano un humano como tal. Esa
entidad ha sido estudiada en infinidad de campos que incluyen el teológico, el filosófico, el
psicológico, entre otros. En los albores del pensamiento griego, el alma es una entidad de dos
partes que encierra el principio de vida y el principio de la racionalidad (De Azcarate, 1871).
Así que, si admitimos lo anterior como certeza, negarla, al alma, sería negar al ser humano;
tal como lo hicieron los colonizadores. Partiendo de este hecho, en la etapa de la esclavitud
negra, el alma del negro es nombrada ‘la marca del esclavo’. Esta marca no fue más que la
concreción de la idea deshumanizante que desemboca en la cosificación del “negro”, en la
cual, por ejemplo, el sonido de su llanto no era oído por la otredad, y, en consecuencia, el
esclavo mismo no era capaz de oírlo para sí mismo.
Una representación contemporánea de la negación deliberada del “negro”, de su alma, de su
conciencia y su ser, es retratada pulcramente en el film Get Out, del director de ascendencia
afro, Jordan Peele. A dicha puesta en escena se le denomina el Sunken Place (lugar hundido).
El protagonista, “negro afroamericano”, se encuentra en una especie caída libre dentro del
Sunken Llace, al cual es llevado por medios de la coerción deliberada de los blancos, que
buscan sacar provecho de su condición de” negro”, es decir, de objeto. Una vez en el sunken
place, las facultades humanas para expresarse, para ser oído y tenido en cuenta, son nulas.
Este “lugar hundido” indudablemente es una metáfora provocativa para el análisis y la
reflexión sobre la condición de invisibilidad y escasa participación en la sociedad
contemporánea y de antaño, de las comunidades afroamericanas, parafraseando a Peele.
Teniendo en cuenta lo anterior, la humillación y el dolor llevan a que el sufrimiento sea tal
que las manifestaciones físicas de dolor sean reducidas a experiencias como resultado de la
brutalidad de su amo. Estas eran cotidianas, y como se argumentó anteriormente, hacían parte
de un habitus del esclavo, hasta cierta extensión naturalizado. El habitus lleva a que este
último percibiera estas acciones de brutalidad como algo benévolo y, en cierta manera, como
una acción educadora.
El reconocimiento benévolo de la brutalidad del amo frente a sus esclavos negros no fue algo
total ya que el aspecto religioso influyó de manera directa con la aflicción. El cristianismo,
la cual fue la principal religión que practicaban los conquistadores, tuvo una influencia
enorme dentro de este proceso toda vez que daba la posibilidad al esclavo que fuera
reconocido como una especie de ser con “alma inferior”, pero con una racionalización
paupérrima. Esta evangelización se remite al simple hecho de enseñar lo cotidiano frente a
los designios de una entidad superior como lo comenta Dussel (1983), “evangelizar es
enseñar en la praxis comunitaria y concreta el modo como el cristiano interpreta la realidad
para cambiarla, para redimirla, para destruir las estructuras de dominación del pecado y re
lanzarlas hacia la construcción de nuevas estructuras construidas para servir al otro, al pobre,
a la viuda, al huérfano. Evangelizar es transformar la vida para la acción de servicio, de culto
a Dios por la misericordia efectiva al prójimo, al oprimido, al explotado, al hambriento, al
desvestido, al peregrino sin casa, al enfermo, al encarcelado...”.
Gracias a esta evangelización y al “reconocimiento” de que el esclavo también tiene ‘alma
inferior’, la brutalidad se minimizaba y el amo tomaba una postura de ‘identificación
empática’ en donde se asumía el sufrimiento como un canal para comprender sus
pensamientos y sentimientos y poder controlarlos de mejor manera. Se reconoce además que
la brutalidad solo se da en actos específicos, pero nunca en el diario vivir de estos, que al
final era lo mismo.
El esclavo negro, entonces, se veía sin salida. Su mundo físico había sido reducido a un
pírrico lugar en donde estaba destinado a ser un objeto que debía agradecer a sus amos por
su esclavitud. Es en ese instante en el cual el esclavo empieza a construir su libertad. Esta
última se refiere enteramente a su existencia moral. Esto permitía que internamente el esclavo
se convirtiera en un ser para él mismo, una existencia ética. En pocas palabras, la libertad
llevo a los esclavos a cumplir con unos objetivos que van más allá y al cumplimiento de
estos. “Esta libertad es una función de una conciencia situada y plasmada dentro de un
contexto, que está dentro-de-sí” hablamos pues de la cuestión de la libertad humana. Al
existir éticamente tenemos plena conciencia de nuestra libertad.
En cuanto a lo pedagógico de la aflicción, esta se formaba a partir de la libertad existencial
de este. La pedagogía del esclavo se resumía meramente en su elección de ser reconocidos
como seres humanos, luchar por esto, para sentirse vivos. Inspirar, consolar y animar el alma
se convirtieron en el himno de batalla que componía su pedagogía, de luchar para acordarse
y asumir su patrimonio. Pero ¿cómo se logró? La trascendencia de la espiritualidad del
esclavo negro se hace presente.
Como se mencionó antes, la búsqueda de la libertad en un plano metafísico se convirtió en
un objetivo principal del esclavo. La promesa divina de que su reino no estaba presente en
un lugar material, sino en el más allá daba un alivio para resistir la violencia física y la
simbólica. “La vida es más que estar vivo” (Haymes, 2013, 224) se convierte en un grito de
batalla para el esclavo negro y los suyos.
Dentro de la cultura pedagógica del esclavo negro era importante tener un alto sentido de
pertenencia. Las expresiones culturales que han sido creadas a lo largo de los años están
encaminadas a lograr ese objetivo. En los tiempos de esclavitud, los recursos para crear esas
expresiones eran limitadas, la creatividad del esclavo no. Esto permitía resistir de una manera
más llevadera de los embates que presentaba su contexto, en consecuencia, su libertad
existencial. La ilusión de que en el más allá hay un reino que los espera, les da la ilusión de
que todo cambiaría.
Conclusiones

Hay varias conclusiones, o mejor nuevos puntos de partida, que nos gustaría listar con el
ánimo de inspirar la reflexión, la crítica y una posible aplicabilidad de esta pedagogía
decolonial en nuestro quehacer educativo. Aclaramos que esta lista no pretende en ningún
sentido reducir, ni ignorar la intrincada cuestión tratada en este texto, es solo un mero pero
honesto ejercicio reflexivo.
1. La emancipación de lo colonial no solo hace referencia a la capacidad de existir
físicamente fuera del colonialismo, pero más importante, a la liberación ontológica,
fenomenológica, psíquica, axiológica, filosófica y por lo tanto cultural.
2. Aún vivimos en el paradigma del racionalismo, en el cual existe un trinomio entre
educar, saber y lo cual redunda en ser (existir). ¿Solo se puede existir, ser, si se es
educado, si se sabe?
3. Asumir que cohabitamos con diferentes formas de ser-existir y por lo tanto de saber
(y no viceversa), amplia el horizonte en el ámbito de la enseñanza de la lengua
extranjeras. La pregunta sería ahora ¿cómo hacerlo?
4. También incitamos a la reflexión sobre la cuestión de qué enseñar. Como lo
observamos en las páginas anteriores, el cumulo de “conocimiento occidental” no
configuró en lo absoluta al ser humano afroamericano, por el contrario, le permitió
aislarse interiormente y de ahí el desarrollo de su cultura, esto es, de su ser.
5. Nos instiga a la reflexión el hecho de que el autor se valga del paradigma de la
racionalidad moderna y la postmoderna con sus constructos, postulados y
teorizaciones, para explicar cómo la comunidad afroamericana se liberó mentalmente
de la esclavitud y el racismo. También nos mueve profundamente el hecho de que los
negros hicieran uso del sistema simbólico de la lengua anglosajona para materializar
la mayoría de sus construcciones culturales. Esto sugiere que, y lo ponemos a su
amable consideración, para libarse es menester insertarse dentro del sistema,
cohabitar en él, entenderlo, reflexionarlo y criticarlo, para posteriormente, existir
fuera del mismo.
6. Es valioso encontrar explicaciones a la manera de resistirse reinventando la relación
discursiva a través de la ontología, la sociología, la filosofía y la antropología como
instrumentos liberadores y no solo explicativos de la realidad.
7. ¿Estamos llamados como educadores a orientar nuestras prácticas a la emancipación,
es decir, a enseñar a ser, existir, convivir y expresar culturalmente? Si es así, ¿a qué
queda reducido el conocimiento racional, de contenidos lingüísticos?
8. Ahora bien, como ya queda claro, esperamos, la liberación del colonialismo opresor
y dominante se dio por medios filosóficos, cabría entonces preguntarse, ¿de qué
manera hemos devenido (los colombianos), como comunidad colonizada, en la
liberación de nuestros seres, de nuestras existencias, de nuestra mente?
9. ¿Para ser humano debemos solo saber? Esa es la violencia simbólica que impone el
mundo occidental. Entonces, ¿cómo ser humanos? ¿Está la clave en el
reconocimiento de los otros seres humanos? “Por consiguiente, el reconocimiento es
fundamental para aprender a convertirse en un ser humano dentro de una comunidad.
En la medida en que el aprendizaje se realiza dentro de una comunidad, el patrimonio
de la persona actúa como mediador en el proceso de convertirse en un ser humano”
(Haymes, 2013, pág. 211) .

Bibliografía y Webgrafía

• SPENCER, H. (1864). Principios de biología. En: Los primeros principios.


• WELTON, M. (2008). El derecho internacional y la esclavitud. En: Military Review.
Pág. 54.
• KEEGAN, J (1993). Los mamelucos. Capítulo I: La guerra en la historia de la
humanidad. En: Historia de la guerra. Pág. 168. Editorial Turner. España.
• WILLIAMS, E. (2011). El origen en la esclavitud de los negros. En: Capitalismo y
esclavitud. Pág. 61. Editorial Traficantes de sueños. Madrid, España.
• THOMAS, H. (000). Capítulo VI: Los mejores y más fuertes esclavos disponibles.
En: La trata de esclavos. Pág. 87. Editorial Planeta. España.
• EDWARDS, P. (2009). Real-Life content. En: How to rap. Pág. 6-8. Chicago Review
Press, Incorporated. Chicago, Illinois. The United States of America.
• OKIHIRO, G. (2014). Thomas Jefferson: Notes of the State of Virginia (1782). En:
The Great American Mosaic: An Exploration of Diversity in Primary Documents.
Pág. 13. Greenwood. Santa Cruz, California. The United States of America.
• DE AZCARATE, P. (1872). Obras completas de Platón. Tomo VIII. Pág 13. Medina
y Navarro Editores. Madrid, España.
• DUSSEL, E. (1983). Capítulo 1: La evangelización latinoamericana. En: Historia
general de la iglesia en América Latina. Tomo I: introducción general a la historia de
la iglesia en América Latina. Pág. 281. SEHILA Ediciones sígueme. Salamanca,
España.
• WEISSMAN, D. (2004). The basics: Blues. Routledge Publisher. USA.
• COLN, L. (1992). Solamente Blues. Odín Ediciones. España.
• HERZHAFT, G. (2003) La Gran Enciclopedia del Blues. Ma Non Troppo Ediciones.
• GIROUX, H. (2003). Pedagogía política de la esperanza. Amorrurto. Madrid, España.
• GIROUX, H. (2003). La inocencia robada. Juventud, multinacionales y política
cultural. Morata. Madrid, España.
• HAYMES, S. (2013). Capítulo 5: Pedagogía y antropología filosófica del esclavo
afroamericano. En: Pedagogías decoloniales: Prácticas insurgentes de resistir,
(re)existir y (re)vivir. Tomo I. WALSH, K. Ediciones Abya-Yala. Quito, Ecuador.
• https://plato.stanford.edu/index.html The Stanford Encyclopedia of Philosophy is
copyright © 2016 by The Metaphysics Research Lab, Center for the Study of
Language and Information (CSLI), Stanford University.
• Library of Congress Catalog Data: ISSN 1095-5054
• https://www.youtube.com/watch?v=T2VzlC-hOBA Formas simbólicas de los afro.
• http://communicationbetweentheslaves.blogspot.com.co/ How did slaves
communicate between themselves on the plantations?
• http://www.hugozapata.com.ar/2008/01/el-maravilloso-mundo-del-blaxploitation/
• https://www.thoughtco.com/early-blues-artists-4134323
• http://www.caceresblues.es/jukejoint/historiadelblues.pdf
• https://www.slideshare.net/npauta/modelos-pedagogicos-5301267

You might also like