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HISTORIA DEL CEMENTO

Edificar ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad. Desde que el hombre salió
de las cavernas se hizo necesario crear condiciones óptimas de habitabilidad, por lo tanto, los
procesos constructivos han tenido una evolución que se encuentra documentada desde el año
7000 a.C., fecha de la cual datan algunos vestigios de construcciones realizadas en territorio israelí
y en la antigua Yugoslavia. También en el antiguo Egipto (2570 a. C) se utilizaron pastas obtenidas
con mezclas de yesos y calizas disueltas en agua que buscaban unir sillares de piedra como los que
aún perduran en la Gran Pirámide de Gizeh. La misma técnica se empleó en la construcción del
mural de Tebas cerca de 1950 a.C. Los Romanos (400 a.C.) igualmente contribuyeron a la historia
de las construcciones debido a que usaban una ceniza volcánica llamada puzolana como
cementante natural que era proveniente del monte Vesubio. Para realizar el “cemento romano” se
necesitaban 2 partes de puzolana, una parte de cal, grasa animal, leche y sangre. En
construcciones como las del Coliseo Romano (82 a. C.) y el Teatro de Pompeya (75 a. C) se
utilizó cemento puzolánico que es una puzolana conformada por sílice y alúmina combinada
químicamente con cal. La receta de esta mezcla se modificó con el pasar del tiempo hasta que
entre los años 500 y 1200 se emplearon morteros con arena gruesa y cal, mezclada con carbón de
madera, tierra cocida, escayola o tejoleta. La calidad de los cementantes se mejoró al reintroducir
la técnica de incinerar cal y agregarle puzolana hacia el año 1300.

La historia cambió en 1759 cuando el ingeniero británico John Smeaton empleó nuevamente
el cemento romano para la reconstrucción del faro Eddystone, en Cornwall, Gales, Reino Unido.
Era la tercera vez que se construiría un faro en el acantilado; los dos primeros habían sido
construidos en madera, siendo destruidos la primera vez por un incendio, y la segunda por un
vendaval. Smeaton decidió adelantar una serie de estudios tendientes a encontrar la mejor
solución para que el faro pudiera soportar el azote casi continuo del aguay, de estos dedujo que la
única manera de garantizar la resistencia debía ser empleando piedra unida con
un mortero producido con cal calcinada para formar una construcción monolítica la cual debía
soportar en la parte inferior, la acción constante de las olas y de los vientos con alto contenido
de agua de mar.

El faro se construyó con este mortero y rocas, en una operación que tardó seis semanas, entrando
en servicio en octubre de 1759. En 1876 una parte de la estructura se debilitó y el faro fue
reemplazado por uno más grande.

A petición de los habitantes de Plymouth, el antiguo faro fue desmontado hasta la cimentación y
vuelto a erigir en esa ciudad, como monumento, el cual se conserva actualmente. La cimentación
del faro todavía permanece en su sitio, desafiando al mar después de más de 200 años de
construida.
El 21 de octubre de 1824 Joseph Aspdin y James Parker patentaron el primer material que se
conocería como Cemento Pórtland, obtenido a partir de piedra de caliza arcillosa y carbón,
calcinados a alta temperatura. El nombre se debió a la semejanza del color del producto con el de
las rocas de la isla de Pórtland en el Reino Unido.

La primera fábrica de cemento se instaló en Wakefield y funcionó entre 1826 y 1828, siendo luego
demolida para dar paso a una vía férrea. De esa época se conserva un edificio, la fábrica de armas
de Wakefield, muy cerca de la antigua fábrica de cemento y cuya fachada fue hecha
con cemento Portland.

La primera construcción en la cual se empleó en gran escala el concreto, fue la casa construida por
John Bazley White en Swanscombe, Kent, (1835). Allí se empleó en muros, tejas, marcos de
ventanas, trabajos de decoración e incluso en gnomos de adorno en el jardín delantero. Lo único
que no está construido en ese material es el entrepiso debido a que aún no se conocía la técnica
del concretoreforzado.

El proceso de producción del cemento fue mejorado por Isaac Johnson en 1845 cuando logró
fabricar con éxito este producto quemando una mezcla de caliza y arcilla hasta la formación
del Clinker, el cual fue después pulverizado obteniendo un compuesto fuertemente cementante.
Johnson encontró que la temperatura de calcinación debía elevarse hasta el máximo que se
pudiera con la tecnología de la época. Tomando como base lo anterior la fabricación
del cemento Portland se inició en varias plantas, no sólo en Inglaterra sino también en toda
Europa.

Los avances presentados hacia finales del siglo XIX llevaron a la evolución de la producción
del cemento Pórtland, así como a aumentar el uso del mismo logrando que en 1900 se
estandarizaran pruebas para este material. Por su parte, en 1909, Thomas Alba Edisson patentó
los hornos rotatorios de calcinación, que junto con el molino tubular permitieron que la
producción se lograra en cantidades comerciales. Asimismo Vicat, Le Chatelier y Michaelis
lograron para la misma época producir un cemento con calidad homogénea que pudo ser usado
en la industria de la construcción. Así el siglo XX ya mostraba que sería el siglo donde
el cemento Pórtland entraría en auge.
Con el pasar del siglo XX la industria del cemento creció y las bondades y prestaciones del material
aumentaron dándole renombre y permitiendo que el mundo evolucionara y se desarrollara de la
mano de edificaciones sólidas, seguras y durables así como de obras de infraestructura que
llevaron a mejorar la conectividad y la movilidad de la humanidad.

El cemento Pórtland que se produce actualmente se obtiene al calcinar una mezcla de calizas y
arcillas, que se preparan de forma artificial a más de 1500 °C, dando lugar a lo que se conoce
como Clinker. Este último es molido y generalmente se le agrega piedra de yeso natural que actúa
como un regulador de fraguado.

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