You are on page 1of 11

Universidad Católica del Norte

Escuela de Psicología

Fundamentos de los conceptos


normalidad- anormalidad, Salud-enfermedad.

Alumnos:
Bahamondes, Mariam
Castillo, Daphne
Peralta, Constanza
Pinto, Iara
Rojas, Dariel
Saavedra, Konstanza
Veas, Constanza

Asignatura:
Psicopatología II

Docente:
Natalia González Oporto

Antofagasta, 16 de mayo de 2018


A. Introducción
La delimitación de los conceptos normalidad y anormalidad, salud y enfermedad, se
hace cuestionable debido a la falta de sustento teórico que tienen. Haciendo que
sean conceptos susceptibles a especulación teórica y reflexión, en especial desde el
área psiquiátrica. En donde han confluido múltiples perspectivas, como el
cuestionamiento de la norma rígida y su relativización, también la visión del
psicoanálisis de la patología como un continuo, en donde la diferencia entre lo
normal y anormal se encuentra determinado por diferencias cuantitativas, entre
otras concepciones que hacen dar cuenta de que se ha relativizado la norma, es
decir se le ha concebido un valor menor al que realmente tiene.
Es por esto por lo que actualmente se ha dado una crisis de las concepciones
psiquiátricas, haciendo que se reproduzca así un proceso de reflexión, con el
objetivo de buscar fundamentos lógicos y epistemológicos de las propias creencias.

B. Concepto de normalidad
Etiológicamente, la normalidad significa dar cumplimiento a la norma, por lo tanto,
para entenderlo debemos saber cómo se usa el término de la norma en la
actualidad, la cual, tiene dos significados según el autor, una referida a la norma
ideal y la segunda a una norma descriptiva o estadística o modal.
1. Norma ideal:
Hace referencia al modelo o norma (de perfección) al que las personas debemos
aspirar para poder considerarse como normal. Existen dos normas ideales.
1.1 Norma ideal prescriptiva o del deber:
Lo normal está estrechamente ligado con lo que debe ser, estando esto relacionado
con cómo sería el funcionamiento óptimo de la persona. Por lo tanto, se considera
normal a todo lo que es como debe ser. Y se considera anormal o desviado a todo
lo que no es como debe ser.

Limitaciones:
a) El criterio que se utiliza es subjetivo, arbitrario y selectivo.
b) Termina siendo un ideal ficticio, ya que al ser una norma considerada
como perfecta, se vuelve inalcanzable, por lo que todos somos anormales.
c) Su utilidad clínica se vuelve ineficiente porque no permite discriminar bien
sobre quien necesita ayuda.
1.2 Norma ideal natural, constitutiva o funcional:
Lo considerado como normal está basado en cuán adecuado y eficiente es el
comportamiento del individuo según sus características y objetivos.
Limitaciones:
a) Es un criterio subjetivo y arbitrario.
b) Tiene dificultades en cuanto a señalar que es y que no es natural.
2. Norma descriptiva, estadística o modal:
Lo normal está determinado por lo que se observa más frecuentemente, por lo cual,
se basa en diferencias cuantitativas, de acuerdo con las distribuciones de la curva
de Gauss para determinar qué es lo anormal o patológico y lo normal. Siendo los
extremos lo considerado como patológico y el rango medio como normal.
Limitaciones:
a) No siempre lo que sucede con más frecuencia es lo normal.
b) Lo considerado normal en un contexto y tiempo determinado no lo va a ser
en otro lugar y momento.
c) La curva de Gauss al no tener definido el punto en el que lo normal pasa a
ser anormal, pasa a ser un instrumento que carece de precisión para indicar
quién necesita ayuda.

Norma ideal Norma descriptiva, estadística o


modal

Normalidad basada en la aspiración de Normalidad basada en la pertenencia


un modelo de perfección a un promedio estadístico.

C. Relatividad de la norma
La American Psychiatric Association (DSM II, 1968) clasificaba la homosexualidad
como un trastorno mental que caía en la categoría de desviaciones sexuales, el en
grupo de los trastornos psíquicos no psicóticos. El 15 de diciembre de 1973, se
elimina la homosexualidad del, en ese entonces, DSM III y desde ese día los
homosexuales se curan casi por encanto.
Los indios Kwakitutl de la Isla de Vancuver basaban su cultura en el “Potlatch”, es
decir, la lucha por el prestigio. Ruth Benedict dice que la paranoia se desarrolla más
en criaturas que carecen de sistema educativo, donde lo pacífico se considera
anormal.
En el otoño del 79 en Italia se promulgó la ley que permitía el consumo de
Marihuana y Haschich tan normal como el consumo de té, café o alcohol. En Grecia
la homosexualidad era normal para los filósofos, pero no para la gente común. La
estabilidad de los parámetros permitía distinguir entre lo normal y lo patológico.
Mientras que, en ciertos lugares, como en la zona andina, era normal el consumo de
coca, en otros lugares era motivo de arresto. El comportamiento anormal es solo
aquel que se desvía de la norma de una cierta cultura, en un momento histórico
dado.
El cuestionamiento de la norma rígida y opresora genera una actitud relativista de
esta e ilustra un tránsito hacia un relativismo más respetuoso. Levi-Strauss declara
que se pasa de evaluar todas las culturas a considerar que ninguna cultura es
superior a la otra y no debe enjuiciarla y manifiesta que es un error del sujeto querer
enjuiciar una civilización con criterios de la propia. El relativismo étnico habla de que
no existe una cultura superior a otra.
En conclusión, cualquier parámetro, norma o paradigma se origina en una cultura
determinada, por lo que tiene un sentido y una coherencia interna y se hace
imposible demostrar la superioridad o inferioridad de esta frente a otros.

D. Concepto de norma en la psiquiatría transcultural


La psiquiatría transcultural* investiga los aspectos psíquicos que separan los límites
de una sola cultura.

El concepto de norma se ve influenciado por múltiples factores como la antropología


moderna. Es así como existirá un problema de relatividad cultural en cuanto al
concepto de normalidad, en donde diversas culturas manejarán concepciones
significativamente diferentes en cuanto a lo que consideran un enfermo mental.

En la cultura “Roñogüe” está prohibido tener floreros sobre las mesas. Romper los
floreros que están sobre una mesa es una buena acción dentro de esta comunidad.
Esto estaría apoyado por los roñugües, dado que sus creencias e ideales se basan
en que tener floreros en las mesas es una ofensa hacia los visitantes y -en algunos
casos- amenazas de muerte. En cambio, en la cultura occidental los floreros sobre
las mesas no tienen ningún significado.
La etnopsiquiatría rechazaría parcialmente# el #Puesto que se adscriben a él de
otra forma. En donde consideran
concepto de norma ideal y se atribuiría al
como la norma ideal el
concepto de norma estadística, descriptiva o relativismo. Lo ideal, lo deseado.
modal.

Como plantea Foley, “El juicio de normalidad de una cierta cultura puede y debe
fundarse sólo sobre criterios estadísticos […]. En suma, la cultura es la norma […].”
(Citado en Capponi, 1998, p. 21)

PROBLEMAS CON LA NORMA IDEAL.

1. Hay sociedades que se adaptan a malas condiciones de vida, encontrando


sentido a esas condiciones, elaborando sus normas en base a estas y
tienden a cumplirlas, aunque signifique amargura y sufrimiento. Y esto sería,
simplemente, por el desconocimiento sobre otras mejores formas de vida.
2. Según esta normal, la génesis de los problemas psíquicos sería
preferencialmente cultural, si no es que es en su totalidad. Es de esta forma
que se negaría, de cierta forma, los factores psicobiológicos universales.
3. Existen estados que llamamos patológicos, aunque estos pueden ser usados
en un determinado contexto. Así como la locura del chamán que ayuda a
calmar y ayudar a una tribu.

E. Hacia un fundamento del concepto de normalidad


Para fundamentar el concepto de normalidad, se utiliza una aproximación a la
psicopatología mediante el método fenomenológico, el cual sostiene dos
significaciones. Una primera acepción descriptiva de los fenómenos utilizada por
Jaspers, la cual se basa en la concepción inicial de Husserl sobre fenomenología,
para la descripción de las manifestaciones de conciencia; por ende, no se posibilita
un consenso conceptual de normalidad o anormalidad. Además, existe una segunda
acepción proveniente de Husserl, donde se ve al método fenomenológico como el
que investiga los modos de existencia del enfermo, intuición o captación de
esencias, por lo que se le denomina fenomenología existencial (pioneros Minkowski
y Binswanger).
Utilizando la primera acepción como marco teórico se distinguen 3 aspectos de la
fundamentación del concepto de normalidad.

A) La normalidad como juicio inevitablemente subjetivo: La determinación de lo


normal o anormal, siempre será un juicio, una operación valorativa de lo negativo o
positivo, y por consecuencia subjetiva, basada en una diferencia cualitativa y no
cuantitativa. Sano- enfermo, normal- anormal son antinomias médicas, no biológicas
antinaturales, siempre sujetas a la responsabilidad de un juicio de valor.

B) La anormalidad, juicio que no es subjetivo ni objetivo sino ético: La normalidad al


ser un juicio, también contiene una postura ética, por lo que no es completamente
subjetivo ni objetivo, sino que nace de estas como una categoría distinta.
Historia del concepto normalidad-anormalidad: Desde Hipócrates (400 a.C),
Asclepíades, Celso, Areteo de capadocia, Celio Aureliano, Sorano y que culmina
con Galeno (130-200 d.C.) se verá sumergido en la edad llamada oscurantismo, el
cual se ve la enfermedad mental a manos de Dios y Lucifer.
En la época clásica, autores como Foucault, asocia la anormalidad a la ociosidad.
Esto es en respuesta a la crisis económica en Europa en el siglo xvii, de manera en
que, en una comunidad trabajadora, al inútil se le rechaza por su insensatez,
pasividad y pobreza en un orden burgués.
En la época contemporánea, en que expositores como Kierkegaard, Nietzsche,
Marx y Freud buscan una liberación del hombre, en una represión en las libertades
del ser. Esto lleva a plantear la normalidad-anormalidad en conceptos de:
anormalidad como una pérdida de libertad.
La responsabilidad creada a través de la historia va más allá de los conceptos,
términos y adjetivos que se le entrega a la persona normal-anormal, sino que esta
recae en que se hace con él. Por esto, el juicio ético, debe ser una categoría
elaborada desde el mundo de la práctica, su construcción y comprensión.

C) La anormalidad como pérdida de la libertad: “Psiquiatría Organodinamista


(objeto: la modificación del ser que impide que se lleve a cabo una conducta),
conductismo (objetivo de la terapéutica: la capacidad del sujeto para resolver sus
propios problemas), psicodinamismo (objetivo: la facultad de elegir sin modificar a sí
mismo o la realidad externa)”. Todos estos modelos señalados son tan solo una
muestra de la importancia del sentimiento de libertad, de cómo el problema de la
libertad está presente como una de sus preocupaciones fundamentales en relación
a la enfermedad o anormalidad, en donde un ser libre se mueve para desempeñar
actos que pasan por él y por su voluntad, sin embargo las decisiones libre se mueve
dentro de una visión generalizada y cuando esta se mueve fuera de estos
parámetros generalizadores se pierde la importancia de la elección libre.

La anormalidad es una patología de la libertad, donde el diagnóstico (anormalidad)


se basa en un análisis de sus posibilidades de decidir y vivir con libertad. Pero
¿quién hace estos análisis cuando no existe fórmula que indique las características
para decidir qué determinada condición es anormal o no?, este análisis queda en
manos de un “conocedor” al cual denominaremos como un “experto”. Es este
experto quien generará un diagnóstico combinando la objetividad y la subjetividad,
basándose en las ya mencionadas posibilidades de decidir y vivir con libertad, y el
en las circunstancias y condiciones en las que se desarrolla el sujeto. La evaluación
por ende será creada por: el conocimiento técnico y las variables que deben ser
vivenciadas por el observador (quien afinó su capacidad enjuiciadora a través de un
maestro en su propia rama y modelo de trabajo).

F. Concepto habitual de enfermedad. Importancia de su ordenación nosológica y


criterios que debe cumplir su clasificación.
Se ha tratado de delimitar qué es lo normal o anormal pero también lo sano o
enfermo. Para el autor se entiende anormalidad a una falla o una diferencia en
aspecto estructurales, que generalmente persisten en el tiempo. El término
enfermedad en cambio va dirigido a diversos fenómenos. La enfermedad en
particular se basa en distintos criterios como la causa, la lesión y los síntomas
relacionados.
Según Cruzzolaro los nuevos métodos y técnicas modifican la clasificación de la
enfermedad y el concepto global de la enfermedad y estas resultan definidas según
criterios muy diversos. (Citado en Capponi, 1998, p.33):
❖ La escuela de Cnido consideraba cada síntoma como una enfermedad
diferente.
❖ La mayor parte de las enfermedades son síndromes, es decir, son síntomas
que se relacionan.
❖ Las enfermedades se basan en la anatomía y la histología. La autopsia
adquirió relevancia con Morgagni y Bichat, en la que se le da mayor
importancia a la anatomía patológica, a lo observable en el cadáver, en los
síntomas y signos presentes. Se introduce el microscopio y hace que se
extienda el concepto a nivel celular y estas técnicas sigue influyendo en el
modo de ver la enfermedad hasta ahora.
❖ La bacteriología y el agente etiológico externo definen la base de ciertas
enfermedades, este descubrimiento alcanza su éxito máximo en la
psiquiatría, cuando se descubren bacterias en la corteza cerebral.
❖ Se mantienen en el tiempo las concepciones de enfermedad, sin embargo, se
cree que no es urgente el homogeneizar el concepto, ya que se desea
privilegiar la práctica enfocada a la ayuda del enfermo.

El objetivo de la clasificación dependerá de lo que quiere ser clasificado. Esta


clasificación debe ser de fácil interpretación o comprensión, para quienes la usan
puedan explicarla de buena manera, por lo mismo se utiliza abreviaturas que
resaltan las características incuestionables de la enfermedad. Un conjunto de
rasgos, sin necesidad de ser nombrados todos constituye dicho trastorno.
El control de la enfermedad apunta a prevenir el curso determinado de un
tratamiento. El objetivo primordial de la clasificación es el control. Una
clasificación entonces es comprensiva cuando permite el entendimiento de la
enfermedad y como esta se desarrolla y evoluciona en el tiempo.
Lo plasmado en el DSM II y el DSM III en 1978 en un buen intento de
clasificación en el que se presentan criterios que requieren de su cumplimento.
Esta clasificación será provisoria ya que es dependiente del contexto y deberá
servir como referencia para para que la clasificación se acerque más a lo
requerido por la Psiquiatría.

G. Epistemología de la negación de los conceptos de normalidad-anormalidad y


salud-enfermedad.
Pregunta que guía todo el capítulo: ¿Qué hay detrás del acto de negar la
enfermedad o la anormalidad?

El acto de calificar a alguien como sano o


Juicio que:
enfermo, normal o anormal, correspondería a  Demuestra el compromiso de las
un juicio valorativo. posibilidades de moverse con flexibilidad
y libertad por parte del sujeto.
 Subraya las diferencias entre unos y
Acá yace el origen del acto de: otros.
ayuda, cura, aquello en lo que se  Valora a quienes posee más libertades
por sobre los que no la tienen.
justifica ser médico.
Su negación entraña la negación de la acción. Todo es un transcurrir en donde no
existen diferencias. En otras palabras, diagnóstico, clasificación, estrategia,
planificación y control no tienen sentido, ya que cualquier estado que se logre, no
será mejor que el anterior, no tendrá un valor superior.

El nihilismo puro sólo se cumple en el abandono, la indiferencia y finalmente


la autodestrucción no provocada.

El nihilismo desde una postura se traduce en una actitud valorativa sin la cual su
ontología no puede entenderse desde sus raíces. Ontología que ha cuestionado la
metafísica tradicional y que la ha llevado a enfrentarse con su contrario, la nada,
resaltando la importancia del acto ético de valorar.

El nihilismo suele ser un fenómeno de postrimerías, un debilitamiento de la voluntad


y un síntoma de decadencia. Puede también manifestarse en los orígenes de todo
un período cultural, y hasta trascenderle, como es posible que ocurra con el
budismo.

Para explicar el nihilismo de nuestro tiempo es Aparece


equivocadamente como
necesario apuntar a la decadencia y crisis del cambio de rumbo ético,
sistema de valores esencial a la cultura europea. nueva conducta moral.

Nos parece peligroso caer en la tentación muchas veces seductora de la negación.


ES DECIR: No existen las enfermedades, no hay anormales ni normales, son todos
equivalentes, y la acción humana modificadora no ayuda, no tiene un sustento
epistemológico, es una ocurrencia más del hombre, en su desesperada búsqueda
de sentido a una existencia que no lo tiene. → Incita a la paralización de la acción, a
la evitación del compromiso, del acto generoso de entrega a través de la
elaboración lúcida y activa de aquello que el otro requiere de uno.

Las reflexiones sobre normalidad-anormalidad, salud-enfermedad, si bien ocupan a


todo quehacer médico, cobran especial interés y por qué no decirlo atractivo, en el
ámbito psiquiátrico.

La praxis ética del médico con relación a considerar tal condición como
enferma o no, se ve exigida sólo en forma excepcional. En cambio, el psicólogo o
psiquiatra se ve a menudo enfrentado al dilema de considerar si un sujeto está
normal o anormal o si está enfermo o sano. → Si aceptamos que esta decisión
implica un juicio ético, debería preocuparnos nuestra formación ética. Es por esto,
que el psicólogo o psiquiatra debe tener un acceso a una formación en los
conceptos fundamentales de la ética y preocuparse por una continua reflexión en
torno a ellos.

El juicio ético no sólo surge en el proceso diagnóstico, sino que está continuamente
presente en el quehacer terapéutico, en una praxis que, al pretender cambiar, está
continuamente enjuiciando esto o a lo otro como inferior o indeseado, para
transfórmalo en algo más valorado y deseado.
Referencia
Capponi, Ricardo. (1998). Fundamentos de los conceptos normalidad-
anormalidad, Salud-enfermedad. En Capponi, Ricardo. (Ed.), Psicopatología y
semiología psiquiatrica. (pp. 17-39). Santiago, Chile: Universitaria.

You might also like