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En el siglo XXI hablar de contaminación ambiental es habitual, de una forma radical sea convertido en
un tema utópico que no solo afecta a la sociedad sino a todo un ecosistema. La población por ser uno de
los elementos del estado está condicionada a conocer las normas que rigen su territorio. Se dice que; uno
de tantos deberes del Estado es hacer cumplir las normas contaminación ambiental”, uno de los
mecanismos es emitir leyes, pero si la población no tiene conocimiento de las leyes promulgadas, estas no
serán eficaces, no cumplirán el objetivo que tuvo el legislador. Es Algo paradójico si pensamos que la
mayor parte de las leyes de medio ambiental sirven para regular materias de interés general en las que la
participación del público para cumplir el objetivo de protección ambiental es estratégico. No propongo que
fomenten la enseñanza de las normas ambientales en instituciones, pero tampoco descarto la idea; más que
un plan educativo debería ser cultura de la población. En los últimos diez años emitieron leyes ambientales
entre ellas tenemos a la ley 22/2011, de 28 de julio, ley de residuos y suelos contaminados: estamos
obligados a entregar nuestros residuos domésticos para su tratamiento en los términos que establezcan las
ordenanzas a las entidades locales, a las que, a su vez, obliga a la recogida, el transporte y el tratamiento
de los residuos domésticos generados en los hogares. El estado promueve la conservación mediante normas,
principios, etc. Por lo tanto nosotros como ciudadanos estamos en la obligación de respetar, cumplir con
los acuerdos establecidos. Tener conciencia, cultura ambiental, proteger nuestro ambiente, no ser
indiferente con nuestro estado ni mucho menos con el medio en el que habitamos. Una ciudad limpia no
es aquella que tiene infinidad de políticas ambientales sino aquella que no ensucia. No tenemos que
encerremos en una bola utópica sin salida donde todos nos ataquemos, donde los miembros sean
indiferentes y el mismo medio este dañado, únicamente por no cumplir las leyes. Actualmente contamos
con Políticas internacionales, tratadas, legislaciones internacionales, legislaciones nacionales, etc. No será
ese plus para contribuir con la protección del medio ambiente, si es que el mundo no se involucra. Como
dice Richard Rogers “la única forma, si vamos a mejorar la calidad del medio ambiente, es involucrar a
todo el mundo”. Bibliografía: Ministerio del ambiente. (2011). Ley de residuos y suelos contaminados.
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