La degradación química es un proceso que modifica las propiedades químicas del
suelo. Esta modificación degradativa siempre lleva consigo un empeoramiento de las citadas propiedades. La modificación de las propiedades químicas implica una modificación en la composición química del suelo. Esta modificación puede producirse por la presencia de sustancias extrañas a los componentes habituales del suelo, o por una modificación en la concentración de las mismas cuando éstas son habituales. El primer caso suele deberse a la adición de sustancias extrañas al suelo, lo que constituye un caso claro de contaminación. En el segundo caso las modificaciones se deberían al uso normal del suelo. Es muy difícil separar ambas situaciones, si bien lo haremos solo a efectos didácticos para facilitar la separación del análisis de cada proceso degradativo. Acidificación La acidificación es el aumento de la concentración de iones H+ en el suelo. Se produce por múltiples causas, tanto naturales (lavado de cationes por el agua de lluvia, descomposición microbiana de la materia orgánica del suelo), como inducidas por las prácticas agrícolas (abonos acidificantes) o la contaminación exterior (lluvia ácida). De forma general se pueden enumerar cuatro procesos que contribuyen a la acidificación del suelo: Procesos naturales, tales como la disociación de ácidos orgánicos y carbónicos junto con la lixiviación de bases por efecto del agua de lluvia. Uso indebido de fertilizantes nitrogenados. Reforestación con coníferas. Deposición atmosférica de contaminantes, principalmente procesos de la generación de energía, la industria y el transporte Este último factor es la principal causa de la acidificación de los suelos en grandes extensiones de bosques a lo largo de toda Europa y de igual forma en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Tres contaminantes –dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y amoniaco (NH3)- están considerados los principales responsables. Estos gases, emitidos desde varias fuentes son transportados por la atmósfera a miles de kilómetros. Al depositarse en el suelo aumenta su acidez. La mayoría de los suelos pueden tolerar un cierto grado de acidez que varía considerablemente de unas zonas a otras. Una vez superada la carga crítica, se produce la ruptura de los procesos naturales con los consiguientes efectos, muchas veces dramáticos, que pueden culminar en la destrucción de los bosques. El impacto más importante producido por la acidificación sobre el medio ambiente es la lixiviación de compuestos ácidos del suelo a las aguas superficiales y subterráneas. El agua que drena de los suelos acidificados contiene elevadas concentraciones en aluminio. Este elemento produce importantes impactos negativos sobre las aguas superficiales y subterráneas. Otro impacto muy significativo es la reducción de la capacidad filtrante amortiguadora de los suelos, dejando a las aguas superficiales y subterráneas a merced de los agentes nocivos externos. En los suelos agrícolas implica una reducción de la fertilidad debido a que se producen fenómenos de degradación de la materia orgánica y de pérdida de nutrientes. En los suelos no agrícolas, la acidificación da lugar a la pérdida de vitalidad de las plantas produciendo la pérdida y deterioro de hojas y en último caso la muerte de las especies vegetales. Por último, se produce una pérdida de la diversidad de especies vegetales acompañada de cambios en los organismos del suelo, al favorecer la proliferación de especies acidófilas. Salinización El incremento de los contenidos en sales solubles en el suelo constituye un problema que se manifiesta en multitud de suelos. Es el resultado de diversos procesos, entre los cuales se pueden citar los siguientes: Acción del agua subterránea. Cuando el nivel freático de un acuífero salinizado se sitúa cerca de la superficie, tiene lugar la incorporación de sales a todo el perfil edáfico. Migración de sales contenidas en las aguas de riego o como resultado de la aplicación de ciertos compuestos. Además este fenómeno puede provocarse por un drenaje insuficiente combinado con una elevada evapotranspiración, por la implantación de regadíos en suelos con escasa permeabilidad o próximos al mar o por aportaciones de sal procedente de la brisa marina. Este problema tiene una baja incidencia en nuestra Comunidad Autónoma, conociéndose tan sólo casos aislados del problema de escasa relevancia. Sodificación Solidificación es el proceso y el resultado de solidificar (lograr que un líquido se vuelva sólido). Puede definirse la solidificación, por lo tanto, como un proceso de tipo físico que implica un cambio de estado de una materia. Dicho cambio de estado puede producirse por la compresión de la materia en cuestión o por una baja de la temperatura. Estos factores hacen que el líquido se vuelva sólido. Cuando un material se deshidrata y se endurece, también se habla de solidificación. Cabe destacar que el proceso inverso a la solidificación es la fusión: en este caso, un material que se encuentra en estado sólido experimenta un proceso de cambio físico y se vuelve líquido. El término solidificación también aparece en el concepto punto de solidificación (conocido asimismo como punto de congelación). En este caso, se trata de la temperatura necesaria para que un líquido dado se transforme en sólido si al mismo tiempo se lo somete a una presión determinada. Para un líquido que no haya sido mezclado (o sea, para uno puro), el punto de solidificación es igual al de fusión, y por eso se puede decir que es la temperatura en la cual dicha sustancia se halla en equilibrio. El ejemplo más cotidiano de solidificación es el congelamiento del agua. Cuando una persona coloca agua líquida en una cubetera (también llamada hielera) y la lleva a un congelador (freezer), lo hace con el objetivo de lograr la solidificación del agua. La disminución de la temperatura que implica estar en el congelador hace que el agua líquida se solidifique y se convierta en hielo. Estos cubos de hielo luego se utilizan para enfriar bebidas. Llevar al agua a su punto de solidificación, el cual no es otro que los 0 ºC, hace que se enfríe hasta volverse sólida, algo que se espera de una materia en estado líquido, pero también hace algo poco común en comparación con el resto de los elementos de este grupo: su volumen aumenta. La mayoría de los líquidos atraviesan una pérdida de volumen al congelarse, pero cada vez que ponemos agua en el congelador y la retiramos en forma de hielo podemos apreciar que al final del proceso ocupa más espacio que al principio. La solidifacion tiene como objetivo minimizar el posible impacto ambiental de los residuos enterrados, asi es que se hace una solidificación previa de los deshechos, formando una barrera física entre los residuos y el entorno a través de una matriz sólida inerte, utilizando los diversos agentes solidificantes existentes. Conclusión Existen varios factores que pueden modificar la estructura ya sea química o física del suelo, en el caso de la química es mucho mas sencillo poder añadir algun agente extraño a lo que es la estrutura del suelo y de esta forma dañarlo o modificarlo en algún sentido. El sentido en que el suelo pueded ser perturbado depende de varios factores como la forma en que es tratado por el ser humano, elevaciones de ph en la estructura o hasta cambios en la misma, por ello, es importante conocer los posibles cambios y causas que podría tener el ambiente para estar preparados a generar un cambio.