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Kuelap
Kuelap
Localización geográfica/administrativa
Ciudad(es) Chachapoyas
próxima(s)
Situación
País(es) Perú
Provincia Luya
Tipo Fortificación
Mapa(s) de localización
Kuelap
6°25′05″S 77°55′24″OCoordenadas:
Coordenadas
6°25′05″S 77°55′24″O (mapa)
Índice
[ocultar]
1Ubicación y acceso
2Descubrimiento
3Descripción
4Antigüedad y abastecimiento
5Función
6Bibliografía
7Véase también
8Enlaces externos
9Referencias
Ubicación y acceso[editar]
El complejo arqueológico de Kuélap está ubicado en las coordenadas 6°25′9.29″S
77°55′22.85″O, en el departamento de Amazonas, provincia de Luya. El embarque se
inicia en Chachapoyas .Se accede desde la carretera del Leimebamba, dejando la
carretera asfaltada a la altura de Nuevo Tingo, cercano a la ribera del Utcubamba, donde
el camino prosigue por via carrozable en ascenso, hasta llegar a una planície en las
proximidades del monumento, donde encontramos un sendero que nos lleva directamente
a la Ciudadela. También es posible el acceso por un sendero empinado que parte del
poblado de El Tingo, cercano a la ribera del Utcubamba, con un recorrido de 8.9 kilómetros
y un desnivel de 1200 metros. Desde el 2 de marzo de 2017 se puede acceder al complejo
con el uso de los teleféricos, que a parte de transportar a los turistas desde el pueblo de
Nuevo Tingo en tan solo 20 minutos, permitirá disfrutar del majestuoso paisaje en plena
ceja de selva.
Descubrimiento[editar]
Este monumental exponente de la arquitectura de los chachapoyas permaneció
virtualmente ignorado hasta 1843. La razón estriba en lo poco accesible de la zona que es
boscosa y objeto de permanentes lluvias. Sin embargo, el 31 de enero del año referido, al
realizar una diligencia en la zona, Juan Crisóstomo Nieto, juez de Chachapoyas, pudo
admirar su grandeza guiado por lugareños que ya conocían el sitio arqueológico.1 Este
hecho puede ser considerado como el "descubrimiento" de Kuelap.23
Con posterioridad, Kuélap mereció la atención de algunos estudiosos y curiosos en
materia de antigüedades. Entre ellos descuella el francés Louis Langlois, que lo analizó en
la década de los años 1930, y Adolf Bandelier, que lo describió con anterioridad. No
obstante, ha sido el arqueólogo e historiador peruano Federico Kauffmann Doig quien más
tiempo dedicó al estudio e investigación del sitio y de la cultura Chachapoyas.45
Descripción[editar]
Frisos en piedra.
Acceso principal
La entrada principal atestigua su uso para personajes de alto estatus, no solamente por su
forma y detalles arquitectónicos, sino además, por la ubicación de numerosos bloques de
piedra en su construcción que fueron ornamentados con diversos símbolos de tipo
religioso que incluyen rostros y animales míticos, serpientes y símbolos de profundo
contenido religioso. En este acceso se han mantenido los testimonios del proceso de
crecimiento del sitio, incluyendo grandes capas de relleno que permitieron de manera
sucesiva la extensión del acceso, tanto en altura como su crecimiento hacia el interior.
Templo Mayor
El Templo Mayor es uno de los centros sagrados de mayor importancia para el
monumento. Este edificio, en la forma de un cono truncado invertido, tiene 13.5 m de
diámetro en su parte superior, en la cual se han registrado numerosas evidencias de
ofrendas diversas en rituales complejos que incluyó el colocar huesos humanos dentro del
recipiente interior, que se convirtió así en un gran osario. En torno al edificio se han
encontrado diversas entierros humanos y ofrendas que proceden desde la costa norte,
como desde la sierra de Ayacucho en el sur y Cajamarca en la sierra norte.
Plataforma circular
La Plataforma Circular, ubicada inmediatamente sobre la muralla sur del sitio, tuvo una
función íntimamente vinculada con el Templo Mayor. En esta plataforma debió residir el
personaje que tuvo bajo su responsabilidad el funcionamiento del templo. El final de la
historia ocupacional de Cuélap, se relaciona con una masacre de grandes proporciones
que ocurrió de manera exclusiva dentro de los límites de esta plataforma, que no incluyó
mujeres, pero que fue realizada por un grupo local bien organizado, en el marco de un
conflicto por el poder. Este hecho fue seguido de un gran incendio que marca los días
finales de ocupación del sitio. Tan triste acontecimiento debió ocurrir alrededor de 1570,
cuando se establece el sistema de reducciones de indios por el poder colonial español. En
el centro de esta plataforma hubo un osario semejante al que se registró en la parte
superior y central del Templo Mayor.
Pueblo Alto
El Pueblo Alto se ubica en la parte norte y oeste del sitio y tiene una muralla que lo delimita
y separa del resto del asentamiento. Tiene tres sectores bien definidos, a los cuales se
accede por dos lugares, uno que permite ingresar al sector norte y central y el otro que
permite el acceso solamente al sector sur, de carácter básicamente residencial.
El Tintero.
Este es un edificio de época inca. Es el más grande del sitio, es de forma rectangular y ha
sido propuesta su función como Callanca, un edificio que servía durante la época inca para
propósitos ceremoniales bajo techo, pero también como hospedaje para viajeros o
invitados.
El Torreón
Edificio sólido de tipo ceremonial ubicado en el extremo norte del sitio, forma parte del
sector norte del Pueblo Alto y colinda con un abismo inaccesible hacia el lado oeste. En la
parte superior se encontraron centenares de piedras de naturaleza caliza que fueron
redondeadas para ser utilizadas como proyectiles para honda, los que debieron ser
utilizados para propósitos ceremoniales, ya que para propósitos defensivos no cumplía un
papel significativo. Si se utilizaron hondas, el espacio superior solo debió permitir la
presencia de muy pocas personas, tal vez una sola que las arrojaba hacia el oeste, ya que
hacia el este, los techos de las casas vecinas impedía la visibilidad.
Antigüedad y abastecimiento[editar]
Es evidente que Kuélap es un monumento anterior al Imperio inca. Considerando su
carácter monumental, es indudable que debió desempeñar un papel protagónico en el
pasado de la cultura chachapoyas. En efecto, la arquitectura de Kuélap es, en términos
generales, la misma que se halla dispersa en el área cultural de los chachapoyas. Lo que
no se ha podido precisar hasta ahora es en qué momento del largo proceso de desarrollo
de la cultura chachapoyas, cuyos inicios podrían remontarse al siglo VIII, fue levantado el
monumento de Kuélap. Asimismo, se desconoce el tiempo que perduró su florecimiento y
cuándo y por qué fue abandonado.
Hay otros aspectos que no han podido ser dilucidados, como el transporte de los bloques
de piedra hasta lo alto de la montaña y la habilidad de los arquitectos involucrados en la
construcción, que supieron dotarla de un sofisticado sistema de drenaje del agua de
las lluvias. En la actualidad, por estar obstruidos sus conductos, el monumento se ha ido
"hinchando". Al dilatarse la gran plataforma, las piedras de las murallas que la revisten van
desprendiéndose. Tampoco ha quedado aclarado cómo se llevaba a cabo el suministro de
agua para sus moradores; tal vez algunos de los recintos carentes de acceso hayan
servido como reserva. Los demás recintos, en su gran mayoría, debieron ser almacenes
de alimentos a la manera de los tambos incaicos, en los que se solía edificar un
conglomerado de graneros.
Función[editar]
En cuanto a la función para la que se construyó Kuélap, también se carece de una
respuesta satisfactoria. Popularmente, el monumento es calificado de "fortaleza", por su
ubicación y por la solidez y altura de sus muros. Adolf Bandelier, y especialmente Louis
Langlois, trataron de demostrar que Kuélap, más que fortaleza, habría podido ser un lugar
fortificado destinado a servir de refugio a la población en casos de emergencia. Le
atribuyeron, probablemente por analogía, el mismo papel que desempeñaron
los burgos en la Europa medieval.
Los altos muros que enchapan la plataforma y la estrechez del acceso a la ciudadela en su
tramo final sugieren, en efecto, que el monumento de Kuélap pudo construirse con miras a
servir como reducto defensivo, o que por lo menos debió ser un sitio protegido de los
intrusos. Pero esta posibilidad no necesariamente anula otras interpretaciones, acaso de
mayor trascendencia.
Así, teniendo en cuenta la función desempeñada por la arquitectura monumental en el
pasado arqueológico peruano en general, la cual estuvo relacionada con las necesidades
socioeconómicas motivadas por el medio, puede concluirse que Kuélap pudo básicamente
ser un santuario precolombino en el que residía una poderosa aristocracia cuya misión
primaria era administrar la producción de los alimentos, recurriendo para ello al mando y a
prácticas mágicas, a fin de contar con la colaboración de los poderes sobrenaturales que
gobernaban los fenómenos atmosféricos, que, de no ser bien honrados, podían hacer
llover en exceso o azotar a los hombres con sequías que pudieran hacer peligrar su
existencia.
Fortaleza de Kuelap
Ubicación
La Fortaleza de Kuélap se encuentra ubicada en el anexo del mismo nombre, distrito
de El Tingo, provincia de Luya, departamento de Amazonas. Situandose sobre los
3000 m.s.n.m., en una zona donde termina la Cordillera de Los Andes y da inicio a
la ceja de selva. Corresponde a la zona ecológica quechua y pertenece a "La Región
Nor Oriental del Marañon".
Clima
El clima lluvioso y la vegetación tupida hacen recomendable la visita desde el mes
de mayo hasta el mes de setiembre, aunque su clima es siempre caluroso (máxima
de 22ºC y mínima de 13ºC).
Descripción
Kuelap contiene 505 recintos en su interior, que estan distribuidas en diversos
niveles, 4 de ellas son de planta rectangular, 1 de planta cuadrangular y las demás
de planta circular; y 198 fuera de ella, sumando así más de 700 edificaciones. Todas
estas estructuras asociadas entre sí, tuvieron determinadas funciones
encontrándose entre ellos a edificios ceremoniales, administrativos, de control,
defensa y de vivienda, existen además piedras trabajadas en alto relieve que se
asemejan a los rostros humanos.
Una de las características más impresionantes del complejo son sus enormes
dimensiones, 582 m de largo y 111 m de ancho, con una muralla de unos 20 m de
altura que delimita los llamados "Pueblo Alto" y "Pueblo Bajo".
Pueblos de Kuelap
El Pueblo Bajo: Conformado por 335 estructuras circulares de entre las cuales
destaca una ubicada en el extremo sur y conocida como "El Tintero". Construido en
forma de cono invertido, "El Tintero", es un edificio que presumiblemente habría
cumplido una función ceremonial. Posee una altura de 5.5 metros y un diámetro de
13.7 metros, en su interior se halla una cámara en forma de botella de más de 5
metros de profundidad.
El Pueblo Alto: Constituido por 80 construcciones de piedra. Las más importantes
son "El Castillo", compuesto por tres plataformas superpuestas; y "El Torreón", al
norte del Pueblo Alto, de 7 metros de altura y de carácter defensivo, que ofrece
además una estupenda vista panorámica del lugar.
En su mayoría, las construcciones presentan forma circular debido a la particular
concepción de utilización del espacio redondo de este pueblo, distinta del uso del
espacio rectangular empleado en otras culturas peruanas. Esta particularidad le
agrega un enorme sentido artístico y estético que es acrecentado por los decorados
de frisos romboides y figuras antropomorfas en altorrelieve de los muros. Por la
forma de los edificios, se sobre entiende que estos tuvieron como techo una cubierta
de paja de forma cónica. Los bloques de piedra caliza utilizados para la construcción
del complejo presentan distintas calidades de acabados, siendo los más elaborados
los destinados a las construcciones ceremoniales.
Es por todo esto que Kuelap se constituye un lugar inexpugnable para los reinos
vecinos, al estar rodeado de farallones y precipicios por tres de sus cuatro costados,
aunque finalmente fue conquistado por los quechuas quienes lograron anexarlo al
Imperio Incaico.
Descubrimiento
Es un conjunto arqueológico con características muy importantes del Nor Oriente
Peruano. Descubierto en 1843, por Don Juan Crisóstomo Nieto, quien fué juez de la
provincia de Chachapoyas. Desde aquel entonces a la fecha ha sido
constantemente visitada por numerosos investigadores y viajeros, atraídos por la
complejidad y monumentalidad de sus construcciones, las cuales han sido objeto de
varios reportajes entre ellos: el sabío Antonio Raimondi, el geólogo suizo, Arturo
Werthemann, el viajero francés Charles Wiener, el antropólogo suizo Adolph
Bandelier y otros.
Función
A pesar que en la actualidad es famosamente conocida com "Fortaleza" esta vieja
creencia está descartada, por que durante las investigaciones realizadas, no se ha
hallado instrumentos de combate; al contrario, la mayoría de objetos están
relacionados con el culto. Ello hace presagiar que el sitio funcionó como un lugar
sagrado; inclusive, coinciden la mayoría de los investigadores, el término de muralla
para Kuélap no está bien definido, porque la muralla es una elevación para
protección y defensa, y en el caso de Kuélap sirve como muro de contención
empotrado al mismo núcleo.
Esta Fortaleza destaca por estar rodeada de una gigantesca muralla de hasta 20 m de alto,
580 m de largo, y 110 m de lado, que fue construida con cientos de miles de
enormes bloques de piedra caliza con argamasa de arcilla amarilla, que en algunos casos
pesaban hasta 3 toneladas, calculándose que el peso total de los bloques empleados en la
muralla haya sido de 10,000 toneladas. Dentro del muro perimétrico se han encontrado más
de 100 entierros humanos, que habrían sido exhumados de otros sitios y enterrados por
segunda vez en el inmenso muro. Es presumible que los restos hayan pertenecido a los
mejores guerreros Chachapoya de antaño, cuyos espíritus combativos daban protección a
los pobladores del lugar, quienes vivían en permanente alerta por su seguridad.
La Fortaleza era inexpugnable y su ingreso sólo era posible a través de tres entradas, dos
de ellas ubicadas en el lado este y una hacia el flanco oeste. Para poder entrar a la Fortaleza
era necesario atravesar unos inmensos corredores amurallados de hasta 60 m de largo, que
se estrechan en su parte final permitiendo el paso de sólo una persona a la vez, facilitando
que un pequeño grupos de defensores pudiera haber contenido una fuerza enemiga mucho
más grande.
Kuélap estuvo conformada por los sectores conocidos hoy como Pueblo Bajo, que se extiende
en toda la superficie de la Fortaleza, y Pueblo Alto, que se sitúa hacia el lado norte pero en
un nivel superior, el cual también está rodeado por un muro perimétrico de más de 10 m de
alto que se ha conservado en magnífico estado. En ambos sectores destacan interesantes
construcciones como El Tintero, el Torreón Defensivo, El Castillo y las viviendas.
El Tintero se ubica en el lado sur de la Fortaleza y es una estructura de forma cónica truncada
e invertida, con un diámetro superior de 15 m y una altura de 5.5 m. En uno de los bloques
de piedra de esta construcción, se halló un pequeño rostro humano grabado en alto relieve,
y se sabe que el antropólogo y arqueólogo suizo-americano Adolph Bandelier ya había
registrado, en 1893, otro rostro grabado que parece haber desaparecido del lugar. En un
patio ubicado frente a El Tintero se han encontrado restos de maíz cocido, ceniza, tierra
quemada, vajilla, y huesos de camélidos, venados y cuyes, haciendo presumir que este lugar
cumplía un importante rol ceremonial, ritual o festivo. Se le atribuye a esta edificación el
haber cumplido funciones astronómicas, marcando el cenit del sol y el inicio de la estación
lluviosa para la siembra del maíz.
El Torreón Defensivo se sitúa en la zona norte de la Fortaleza, ha sido erigido sobre una
terraza amurallada y posee una forma similar a la letra "D", debido a la curvatura de sus
esquinas en el lado este. Sus paredes pétreas tienen 7 m de alto y en su interior los
investigadores hallaron aproximadamente 2,500 proyectiles para hondas, restos de
cerámica, huesos de ciervos y cuyes, vestigios de carbón y pedazos de hachas de piedra,
que denotan el estado de alerta en que vivían los habitantes de la Fortaleza.
De las 420 estructuras que se han encontrado en Kuélap sólo 5 son rectangulares o
cuadrangulares, todas las demás son circulares y fueron viviendas. Éstas estaban
distribuidas en corredores o "calles", y sus entradas miraban hacia las principales plazas y
templos, denotando una planificación en su diseño y construcción. Hay que tomar en cuenta
que al no poseer ventanas, la función orientadora de la vivienda recayó en las puertas.
Los cimientos de las viviendas eran de piedra caliza, y los aleros que los protegían de las
lluvias eran de laja. En el interior de las viviendas habían hornacinas o pequeños nichos
cuadrados donde se guardaban algunas pertenencias o se colocaban ídolos. Los pisos eran
empedrados y tenían depósitos subterráneos que quizá hayan servido como tumba a la
muerte de sus habitantes.
Los muros de las viviendas fueron construidos íntegramente en piedra y poseían llamativos
frisos decorados con diseños de serpientes, felinos, aves y figuras geométricas en forma
de rombos y zigzag. En algunas casas se han encontrado cabezas clavas con figuras
zoomorfas y antropomorfas, que representaban a las principales deidades, sin embargo
muchas de ellas han desaparecido. También se han hallado viviendas
ampliadas superpuestas y algunas de dos pisos, que pueden haber sido habitadas por
familias más numerosas. No se descarta que el espacio formado por el cono del techo haya
sido usado como parte de la vivienda.
Las viviendas no contaban con ventanas, debido al frío del lugar, por ello los ductos de
ventilación estaban a nivel del suelo, tal como está demostrado por los investigadores. Las
viviendas también contaban con drenes para el desagüe de las cocinas, batanes de piedra,
fogones para cocinar, banquetas de piedra o camas para dormir, y en algunos casos
decoraciones con cuernos de venado. Es probable que las paredes hayan sido enlucidas y
pintadas con llamativos colores, tanto interna como externamente, de acuerdo con algunos
vestigios encontrados. Las puertas de acceso medían hasta 1.80 m de alto y algunas
viviendas contaban con escalones descendentes hacia su interior.
Basta imaginar una ciudadela que podía ser vista a kilómetros de distancia, rodeada por una
inexpugnable muralla en la cumbre de una montaña escarpada, y con más de 400 viviendas
asomándose por encima de sus muros, para tener una idea cabal de lo imponente,
majestuoso y amedrentador que debió haber sido ese lugar, siempre resguardado por fieros
y valientes guerreros.
Kuelap fue un maravilloso centro urbano protegido por una gran muralla que albergó en su
mejor momento a más de 3,000 personas, las mismas que fueron abastecidas en sus
necesidades por los campesinos de las zonas aledañas. La majestuosa presencia de esta
Fortaleza es inigualable en los andes-amazónicos. Allí, en la cima de la montaña, todavía se
esconden parte de sus misterios.
Enigmático Reino Chachapoya
La Cultura Chachapoya se desarrolló entre los años 800 y 1,470 d.C., en la región nororiental
del Perú, abarcando territorios que pertenecen al Bosque Seco Ecuatorial y la Selva Alta, en
una extensión de casi 300 km de longitud y una altitud que varía entre los 900 y 4,300
msnm, con una rica variedad de microclimas debido a la influencia de los vientos que traen
las lluvias desde la cuenca amazónica. Su límite norte fue la laguna Pomacochas, en el
departamento de Amazonas, su límite sur fue la provincia de Pataz, en el departamento de
La Libertad, por el este lo fue el río Huallaga, y por el oeste el río Marañón... < Ver Mapa >
Las dificultades geográficas del territorio impulsaron a los Chachapoya a desarrollar una
actividad agrícola que les permitió convertirse en una sociedad sostenible y organizada.
Implementaron un sistema de terrazas o andenerías, anterior a las de los Inca, con canales
de irrigación y sistemas de drenaje, que permitieron el cultivo de papa, maíz, yuca, kiwicha,
quinua, ajíes, tarwi, coca, mashua, arracacha, yacón y diversas frutas. Uno de los centros
agrícolas más importantes del territorio Chachapoya fue Papamarca o "pueblo de la papa".
También se dedicaron al pastoreo de llamas y alpacas y fueron diestros cazadores de
animales de monte, como venados, tarucas, sajinos y otras especies.
Cabe resaltar que para el establecimiento de centros urbanos los Chachapoya tomaron en
cuenta las siguientes variables: buena visibilidad con lugares estratégicamente ubicados, y
condiciones favorables para la agricultura, la cacería y la recolección de frutos.
También fueron hábiles textileros que dominaron la tapicería, el bordado, el tejido pintado,
y el arte de las plumas, usando para ello finas fibras de camélidos y de algodón, trabajados
en telares de cintura con herramientas de costura como husos, agujas, etc. Sus prendas de
vestir estaban finamente adornadas con dibujos de serpientes, aves, monos y felinos, donde
predominaban los colores ocre, marrón, rojo, amarillo, negro y blanco, provenientes de
árboles y plantas.
Otra de sus manifestaciones artísticas se da a través de los mates pirograbados, con finos
dibujos y diseños de hombres, serpientes, monos, aves, plantas, entre otros, que dan una
visión panorámica de las costumbres y tradiciones de esa sociedad, a través de mitos y
leyendas.
Aunque su cerámica utilitaria no fue la mejor expresión de su arte, ésta era muy singular
y rústica, hallándose cántaros, vasos y jarras envueltas con soguillas, quizá para evitar la
pérdida de calor o como protección contra los golpes.
Cabe resaltar que tanto los purunmachus como los mausoleos estuvieron orientados hacia
las pacarinas o lugares de origen, reverenciando a sus ancestros y protegiendo a sus
descendientes, quienes periódicamente visitaban las tumbas de sus muertos y
eventualmente renovaban sus fardos.
Lugares como Lamud, Karajía, Revash, La Petaca y la Laguna de los Cóndores, aún reflejan
el respeto que los antiguos Chachapoya tuvieron por la vida en el más allá. En épocas
recientes, a pesar de las inclemencias climáticas y del saqueo por parte del hombre, se han
podido recuperar 200 momias en la Laguna de los Cóndores, que hoy se conservan de
manera notable en el Museo de Leymebamba, hecho que permitirá reconstruir parte de la
historia aún oculta de esta sociedad de temibles guerreros, místicos chamanes y artistas sin
par, que nos sorprenden hasta el día de hoy, más de 1,200 años después.
- Kuélap: "lugar frío" (en lengua nativa)
- Chachapoya: "Gente de las nubes" chacha=gente / phuyas=nubes (en aymara)
- Chachapoya: "Árboles en las nubes" sacha=árbol / puyas=nubes (en quechua)
- Inca Garcilazo de la Vega: Chachapoyas = "lugar de varones fuertes".
Etimología:
- Padre Millán de Aguirre: Chachapoyas = "monte de nubes".
- Purunmachu: "purun" = salvaje - "machu" = viejo.
- Otra acepción para purunmachu es "hombre notable".
- Utcubamba = "Llanura de algodón" (utku = algodón / bamba = llanura).
"La leyenda cuenta que el gobernante Inca Huayna Cápac, luego de perdonar a la
gente de Cajamarquilla después de una rebelión fracasada, se sintió enfermo y fue
a Atuén; allí se quedó durante una año para tratar de sanarse con las aguas
medicinales del lago y con la ayuda de los curanderos locales. Varios cronistas
españoles mencionan a los Chachapoya como grandes hechiceros, médicos y
magos. Incluso en la actualidad, los curanderos de la costa viajan hacia Atuén para
recoger ciertas hierbas medicinales. En un proceso del año 1574 uno de los testigos
Leyenda:
cuenta una historia muy interesante: cuando fue trasladado enfermo a Quito,
Huayna Capac recibió ciertas hierbas medicinales de uno de los caciques de
Cochabamba, pero murió como consecuencia de una intoxicación. El capitán Inca
Colla Topa abandonó la procesión funeraria de Huayna Cápac en el camino hacia
Cusco y partió de Cajamarca rumbo a Cochabamba donde acusó al cacique de
haber envenenado al Inca. Sin embargo el cacique ya había muerto. Colla Topa
ordenó entonces que se bajaran los huesos del muerto desde "unos acantilados
donde colocaban a sus muertos más importantes", ordenando que fuesen
enterrados. Este hecho está en perfecta concordancia con las investigaciones
arqueológicas", dice Inge Schjellerup.
- Los chachapoya rendían culto máximo al agua y comprendieron que ella era la
dadora de vida, ya que fertilizaba sus campos, valles y bosques, dándoles el
sustento necesario. Probablemente vieron en los ríos una serpiente cósmica que se
desplazaba a través de su territorio. Los Chachapoya orientaban sus centros
Principales
ceremoniales, viviendas y mausoleos hacia los lagos y lagunas que eran
Deidades:
consideradas lugares de origen o pacarinas.
- Las serpientes, los monos, los felinos y las aves fueron seres importantes dentro
de la cosmovisión Chachapoya.
La conquista Inca del territorio Chachapoya se inició hacia el año 1470, cuando el
soberano era Túpac Yupanqui, quien tuvo que hacer grandes esfuerzos por
doblegar la resistencia y ferocidad de los Chachapoya, sin embargo la incorporación
no fue total. A los mensajeros que fueron enviados por el Inca para ofrecer la
guerra o la paz, los Chachapoya respondieron que estaban dispuestos a tomar las
armas y morir en defensa de su libertad.
Cuando Huayna Cápac asumió el mando del Imperio Incaico hizo varios intentos
Conquista
por culminar la conquista de los Chachapoya, pero la bravura de ese pueblo obligó
Inca:
a las huestes imperiales a regresar hasta en dos oportunidades al Cusco para
rearmar sus tropas.
La fuerza que imprimió Huayna Cápac a su último avance fue tal que los
Chachapoya tuvieron que aceptar la derrota y pedir la paz. Para afianzar su poder
en los nuevos dominios y debido al carácter belicoso de los recién conquistados,
Huayna Cápac implantó el sistema conocido como "mitimae", por el cual envió al
Cusco y a otras regiones del Tahuantinsuyo a un gran número de pobladores
Chachapoya, colocando nuevas tropas incaicas en aquél lugar.
Investiga- Numerosos viajeros y científicos como Charles Wiener en 1864, Ernst Middendorf
ciones: en 1865 y Antonio Raimondi en 1869, realizaron las primeras decripciones de la
región en el siglo XIX.
El siglo pasado lo hicieron Adolph Bandelier en 1907, Julio C. Tello en 1937, Louis
Langlois en 1940, Henry y Paule Reichlen en 1950, Duccio Bonavia en 1968, Gene
Savoy en 1970, Arturo Ruiz en 1972, Donald Thompson en 1974, Inge Schjellerup
en 1984, Peter Lerche en 1986, Federico Kauffmann en 1988 y Alfredo Narváez en
1996.
En años recientes Adriana von Hagen hizo algunos estudios sobre los Chachapoya
el 2002, mientras que Kauffmann y Narváez reforzaron sus investigaciones.
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