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Problemas metodológicos para una arqueolo-


gía (materialista y) dialéctica. Un debate inaca-
bado

Sergio Almisas Cruz


Estudiante de Doctorado. Programa de Doctorado Historia y Arqueología Marítimas.
CEIMAR. Universidad de Cádiz.

RESUMEN
Frente a la importancia dada a las técnicas, en una arqueología que se considera científica en la tradición
neo-positivista, proponemos la necesidad de abordar, desde los postulados teóricos de la Arqueología So-
cial marxista, la creación de metodologías que otorguen fuerza heurística a nuestros proyectos de inves-
tigación, así como coherencia con una ciencia que se considere dialéctica y crítica, de manera que no se
apliquen de forma mecánica los marcos teóricos de partida. En el presente artículo apuntaremos algunas
de las metodologías propuestas.

Palabras clave:
Arqueología Social, Metodología, Epistemología, Materialismo dialéctico

RESUM
Vista la importància donada a les tècniques, en una arqueologia que es considera científica en la seva tra-
dició processual i neo-positivista, proposem la necessitat d’abordar, des dels postulats teòrics de l’Ar-
queologia Social marxista, la creació de metodologies que atorguin força heurística als nostres projectes
d’investigació, així com coherència amb una ciència que es consideri dialèctica i crítica, de manera que
no s’apliquin de forma mecànica els marcs teòrics de partida. En el present article apuntarem algunes de
les metodologies proposades..

Paraules Clau:
Arqueologia Social, Metodologia, Epistemologia, Materialisme dialèctic

Introducción. de la ciencia arqueológica. No busca


agotar ni desarrollar todas las ideas ver-
El presente escrito pretende abordar los tidas al respecto, sino simplemente re-
acercamientos que desde la Arqueolo- flexionar en torno a sus fundamentos
gía Social de raíz marxista se han rea- epistemológicos y a algunas de las pro-
lizado a los problemas metodológicos puestas concretas que se han realizado

Rebut: 30 gener 2014; Acceptat: 15 març 2014

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en las últimas décadas, con el fin de se-al., 1985; Lull y Estévez, 1986; Trig-
ñalar la importancia que adquiere en ger, 1993; Bate, 1993, 1998, 2000; Es-
una ciencia que se declare dialéctica y tévez et al., 1998; Johnson, 2000; Vila,
crítica. 2011). La pregunta fundamental, que
aquí intentaremos desarrollar y a la que
Uno de los elementos fundamentales pretendemos ofrecer algunas respues-
en la caracterización de las disciplinas tas, es ¿bajo qué criterios lógicos pode-
científicas es la de poseer un método mos validar empíricamente nuestros
que permita generar conocimiento ob- marcos teóricos de partida?
jetivo (Carbonell y Hortolà, 2006). La
metodología sería, según Luís Felipe Un primer acercamiento: El método
Bate (1998: 40): la “sistematización y no es técnica.
formalización lógica de las condiciones Actualmente, la visión más extendida
y procedimientos” racionales y explí- (que no la única, como veremos) dentro
citos que guían en la producción del de la arqueología acerca del método se
mismo1. Se trata, en suma, de una ma- deriva de las propuestas neo-positivis-
nera de poner en relación los hechos tas y cientificistas. Veremos dos carac-
empíricos con el sujeto cognoscente. terísticas.

En arqueología, la sistematización y 1) En primer lugar, existe la idea de que


generación de un método científico ha la posición personal (“política”) o filo-
sido una preocupación central para sofía acerca de la creación de conoci-
aquellas corrientes que no sólo tienen mientos impide alcanzar la objetividad
una finalidad descriptiva del registro en las ciencias, por lo que es recomen-
empírico, sino que buscan interpretarlo dable reducir dichas posturas al mí-
y explicar el pasado a través de ellos nimo. Estos planteamientos tienen una
(Vila, 2011; Gándara, 2012). De hecho, larga tradición en la teoría de la cien-
uno de los grandes temas de debate en cia, pudiendo rastrearlos desde Auguste
la arqueología desde los años 60 es la Comte, pasando por autores como
conexión entre la teoría y el registro ar- Hempel. Así, Comte, en su Curso de
queológico. Sin lugar a duda, esta cues- Filosofía Positiva (1973: 78-79), ya ex-
tión estuvo en la génesis de propuestas plicita que la investigación científica
teóricas tanto de la Nueva Arqueología, debe abstenerse de “cualquier conside-
como de la Arqueología Social en sus ración práctica” (entiéndase, política),
diferentes variantes, la arqueología de teniendo una “mera intención cientí-
raíz marxista, como la Latinoamericana fica” “por conocer” la realidad. Lo que
(ASL, en adelante), y sigue presente en se plantea aquí es negar la influencia
otras, como la feminista (Gándara et del contexto social en la investigación

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científica. Por otro lado, pero inserto en Brothwell y Pollard, 2001: xvii-xx;
la misma idea, existió la tendencia por Bayley, 1998: 63). Así, el método
parte del positivismo y del neopositi- queda integrado en técnicas de otras
vismo a querer aislar de las ciencias disciplinas auxiliares, y la teoría se
(eso sí, especialmente las naturales) acepta de forma implícita o acrítica,
toda consideración filosófica (De amparado en cierto “sentido común”2 .
Ponte, 1969). Unido a esto, encontra- Las preocupaciones que condujeron a
mos a lo largo del siglo XX la idea ge- esta forma de actuar, las encontramos
neralmente aceptada de que las ciencias en los inicios de la New Archaeology,
sociales tienen un nivel menor de corriente que intenta hacer de la ar-
“caché” científico en relación a las queología una disciplina más científica,
ciencias naturales, puras, debido preci- algo que se considerará un tema central
samente a dicho carácter “subjetivo” y en su desarrollo (Johnson, 2000: 38,
poco empírico. Debemos contextuali- 56). Y para ello, utilizarán la concep-
zar esta dicotomía, en el avance, por un ción de ciencia neopositivista. En este
lado, del neopositivismo y, por otro, del sentido, el positivismo lógico hace una
neokantismo. En la Arqueología, estas clara dicotomía entre ciencias puras y
ideas impactan en la Nueva Arqueolo- ciencias sociales (De Ponte, 1969). Así,
gía y tendrá un gran peso e influencia a ha sido habitual entre arqueólogos de
pesar de las críticas posteriores. la New Arqueology hablar de “science”
(haciendo referencia a las “puras”) con-
2) En segundo lugar, observamos cómo trapuesto a la “archaeology”. Esta ca-
se suelen confundir o equiparar con- racterística provoca precisamente la
ceptos tales como técnica y método. necesidad por parte de éstos de, por un
Una tendencia en el seno de diferentes lado, negar el carácter científico de la
corrientes arqueológicas es la de redu- arqueología tradicional y los plantea-
cir el método a la técnica, como forma mientos que se asociaban a ella (John-
de suprimir ciertos problemas a los que son, 2000: 32-33); y por otro, introducir
conduce la investigación científica. Así, técnicas y métodos “científicos” en la
bajo la idea de que las técnicas científi- arqueología para lograr datos empíri-
cas (objetivas) aplicadas a los datos ar- cos objetivos y cuantificables que sean
queológicos (empíricos) son las que la base de la investigación (Brothwell
otorgan validez a los discursos históri- y Higgs, 1969: 19-21). Con este fin,
cos o reconstrucciones del pasado, se hay que dejar atrás los métodos de in-
suelen ocultar o infravalorar las cons- vestigación del historicismo cultural,
trucciones teóricas de partida, que, al basados en la historia del arte, el in-
fin y al cabo, guían dichas investiga- ductivismo y la cuantificación, y cen-
ciones (Maschner y Chippindale, 2005; trarse en resolver problemas concretos

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que, mediante un método hipotético- marco teórico y metodológico, bien


deductivo, se puedan contrastar con maquillar las propuestas teóricas con
datos de manera científica, objetiva y un aire cientificista y de “objetividad”,
rigurosa (Brothwell y Higgs, 1969b). eludiendo los debates epistemológicos.
Esto no nos puede hacer afirmar que la De este modo, esta visión de la ciencia
New Archaeology no tenga interés por como técnica y alejada de plantea-
los modelos teóricos; más bien al con- mientos teóricos que guían la investi-
trario. Así, vemos la búsqueda de las gación invisibiliza los propios marcos
leyes de alcance medio, que pusieran teóricos de los que de hecho parten
en contacto la realidad arqueológica todas las escuelas arqueológicas. Por
con hechos socioculturales extraídos de último, debemos recordar que sin teoría
trabajos antropológicos y etnoarqueo- no habría ciencia posible, ya que toda
lógicos, con el fin de ir creando un cor- ciencia parte de una teoría, de una po-
pus de teorías medias que explicaran sición con respecto al mundo y a lo que
ciertos aspectos de la realidad (Binford, queremos conocer. Esta idea ha sido es-
1962; Binford, 1998). No obstante, sí pecialmente desarrollada por el pos-
observamos cómo, con el desarrollo procesualismo en sus diferentes
posterior de la New Archaeology y del corrientes, aunque en algunos casos
procesualismo, la teoría general, la te- arrastró consideraciones filosóficas (y,
oría sobre la sociedad a estudiar, se en concreto, epistemológicas) posmo-
vuelve implícita y no se realiza una crí- dernas que negaban la posibilidad de
tica sobre las bases teóricas que expli- crear conocimiento objetivo (Gándara
can el cambio social, la naturaleza de et al., 1985; Lull y Estévez, 1985; Vila
las sociedades humanas, etc. (Bate, y Estévez, 1989; Ramos et al., 1997;
1993), aspecto que consideramos cru- Bate, 2000; Fernández, 2006; Hortolà
cial ya que la teoría sobre la sociedad y Carbonell, 2006; González, 2012).
pasada nos habla sobre la sociedad ac-
tual. Dicho esto, pasaremos a desarrollar una
propuesta fundamental para explicitar
No obstante, debemos apuntar algunas el círculo epistémico con el que pre-
matizaciones y críticas que se ha reali- tendemos crear conocimiento, que está
zado desde el post-procesualismo o el compuesto por la teoría, el método y las
marxismo. En primer lugar, considera- técnicas. Antes de seguir, es necesario
mos que la importancia dada a las téc- afirmar que no debemos considerar di-
nicas en dicho modelo provoca un chas técnicas como patrimonio exclu-
empobrecimiento filosófico de la dis- sivo de una u otra corriente, sino que es
ciplina arqueológica que, por otro lado, parte fundamental del trabajo del ar-
intentan, bien esconder un escaso queólogo como científico que intenta

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extraer del registro toda la información desarrollar en este artículo, aludir a la


posible (Ramos, 1999). segunda y tercera es fundamental para
entrar de lleno en los problemas meto-
La importancia de la posición teórica dológicos de las disciplinas y las pro-
Como hemos indicado, antes de seguir, puestas elaboradas desde la
queremos apuntar la importancia que Arqueología Social. Veamos cómo.
cobra en ciencia el hecho de plantear
explícitamente la posición teórica en la La teoría arqueológica debe aludir a
que se encuadra la investigación cientí- diferentes parcelas de la realidad
fica, precisamente para no eludir los Partimos de la base que la arqueología
debates que en torno a ella se generan y supone comprender o acceder a un
poder establecer unas líneas generales doble objeto (Vargas, 1990). En primer
de nuestra investigación o programa de lugar, un objeto sustantivo o de cono-
investigación. El concepto de posición cimiento de la disciplina, que alude a
teórica fue propuesto por Manuel Gán- su naturaleza de ciencia histórica: la re-
dara en contraposición a los paradig- construcción de las sociedades huma-
mas de Khun y a la nas, de los procesos sociohistóricos.
inconmensurabilidad interparadigmá- Este primer objeto es común a otras
tica que proponía, haciendo imposible ciencias históricas y sociales. En se-
optar racionalmente entre una teoría u gundo lugar, un objeto de trabajo, es
otra (Bate, 2000). Frente a esta imposi- decir, el material empírico con el que el
bilidad de diálogo entre diversas pos- arqueólogo trabaja y que ha caracteri-
turas, el autor mexicano propone que zado la praxis científica. Éste hace re-
se explicite una posición teórica como ferencia a los restos materiales de
una serie de concepciones de la reali- sociedades que quedan fosilizadas en
dad y de la ciencia que la estudia y que un registro. Este segundo objeto de la
desarrolle una serie de áreas para eva- arqueología es importante ya que ha
luarlas críticamente. Dichas áreas son, llegado a distinguirla como disciplina
principalmente, la valorativa (¿qué es, de otras ciencias sociales o históricas,
para qué y para quién sirve la ciencia?), como la antropología; y porque son las
el área ontológica (¿qué es lo que se características de estos datos con los
quiere conocer?) y el área gnoseológica que trabaja, las que debemos tener en
(¿cómo llegar a conocer lo que quere- cuenta para entender los problemas que
mos conocer?). afronta la arqueología como disciplina
científica.
Mientras la primera supone plantear las
bases éticas y políticas de nuestra acti- La práctica arqueológica gira en torno
vidad científica, algo que no vamos a a un hecho fundamental: el registro ar-

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queológico (o datos) con el que trabaja tener en cuenta tres realidades ontoló-
(objeto de trabajo) es contemporáneo a gicas, o tres teorías de campos de la re-
la propia acción científica que realiza, alidad, que son necesarias para
mientras que el objeto sustantivo sólo investigar sociedades concretas a par-
se manifiesta a través de dichos datos tir del registro empírico actualmente
(Binford, 1998: 23 y ss.; Bate, 1998: accesible por la actividad arqueológica.
104 y ss.). Así, en arqueología no inte- Así, lo que se genera es una cadena
resa sólo conocer la relación que a nivel causal que nos lleva, a partir de infe-
epistemológico se da entre la realidad rencias, desde los datos que en la in-
(ontología) y el conocimiento humano vestigación concreta se extraen del
(gnoseología) y si dicha relación es ver- registro, hasta el objeto sustantivo de
dadera o falsa (lógica); sino que ade- conocimiento que es la sociedad que lo
más, por la propia peculiaridad de su creó, pasando por la manifestación cul-
objeto de estudio, se interesa por la co- tural, fenoménica, de dichas sociedades
nexión existente entre la sociedad que en un momento histórico pretérito que
busca estudiar y los restos materiales plasmaron en forma de acción antró-
que observa en el registro. Esta cone- pica en la transformación de la natura-
xión que se ve mediatizada por diná- leza. A nivel genético (es decir, en el
micas socioculturales (que hacen que orden que se producen los procesos),
los restos materiales que se fijan en el podemos distinguir, por lo tanto, tres
sustrato sean unos y no otros) y posde- realidades ontológicas:
posicionales (que mediatizan el regis-
tro que finalmente llega a encontrarse 1. En primer lugar, desde la Arqueolo-
y su estado de conservación, pudiendo gía Social marxista, se defiende que es
provocar incluso su desaparición). Asi- el materialismo histórico el cuerpo teó-
mismo, la propia producción de la in- rico que explica los procesos socio-his-
formación arqueológica, que tóricos que queremos abordar en una
transforma los restos arqueológicos en investigación histórica o, en nuestro
datos ya sesgados por la propia activi- caso, arqueológica.
dad de investigación, es otro factor que
debemos tener en cuenta. Veremos esta 2. Por otro lado, debemos explicar la
idea en su nivel ontológico. historia de los contextos arqueológicos.
Es decir, cómo de la transformación de
La ontología hace referencia en episte- la naturaleza por medio de la actividad
mología a cómo es la realidad, es decir, humana y sus manifestaciones cultura-
supone una teoría de la realidad. Bate les, se llega a generar un registro mate-
(1998) propone que para el proceso de rial. Aquí también aludimos a los
investigación arqueológica se deben procesos post-deposicionales.

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3. Por último, se aborda la historia de rísticamente; ni, por otro, desarrollar


la investigación arqueológica, es decir, otros aspectos teóricos de la disciplina,
conocer las condiciones en que se ha poniendo el peso en la capacidad ex-
dado la producción de información ar- plicativa del materialismo histórico.
queológica, para poder acercarnos de la Esta tradición podemos verla en escue-
manera más fiel y exacta al registro ar- las como la soviética o los primeros ar-
queológico (o datos) tal como fue ex- queólogos marxistas latinoamericanos
traído, con el fin de poder aprehender (Klejn, 1993; Tantalean, 2004), tal y
las cualidades de los materiales ar- como problematizó la ASL (Lorenzo,
queológicos en contexto sin que estén 1976).
mediatizadas por el sesgo investigador
de quien la produjo.
La teoría no basta. El materialismo
Esta triple realidad ontológica, que no dialéctico como base de nuestra pra-
vamos a desarrollar por falta de espa- xis.
cio, nos permitirá objetivar las condi- La aplicación de las categorías y con-
ciones en qué ocurren los hechos y ceptos del materialismo histórico al
supone, como veremos, una necesidad marco teórico de una arqueología so-
fundamental si queremos elaborar una cial o marxista no es suficiente para
metodología coherente a nivel lógico y abordar la creación de conocimiento.
gnoseológico con el cuerpo teórico ma- Entendemos que esto es aplicable para
terialista dialéctico. cualquier otra propuesta de marco teó-
rico desde la arqueología social (Gon-
Frente a esta triple realidad ontológica zález, 2012; Hernando, 2012) e,
lo cierto es que las escuelas arqueoló- incluso, para otras disciplinas científi-
gicas que han propuesto la necesidad cas. Afirmamos que hace falta todo un
de explicitar un marco teórico para re- programa de investigación (Carbonell
alizar arqueología sólo han desarro- y Hortolà, 2006; Lakatos, 1993) que
llado aquella respecto al objeto plantee unas bases, no sólo teóricas,
sustantivo de conocimiento de la disci- sino también filosóficas y metodológi-
plina. Así, ha sido común en arqueólo- cas para orientar la investigación ar-
gas marxistas la aplicación de las queológica, y que éstas sean coherentes
categorías del materialismo histórico con unas bases materialistas y dialécti-
marxiano (modo de producción, fuer- cas (Bate, 1998), así como éticas y de-
zas productivas, relaciones sociales de ontológicas. En este sentido, debemos
producción...) sin, por un lado, des- plantear que el hecho de que un cono-
arrollar herramientas epistemológicas cimiento tenga una finalidad y utilidad
que nos permitan poder utilizarlo heu- ética y política, tal y como se propone

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desde cierta Arqueología Social (Fer- “hay que comprender que la esencia,
nández, 2006), no debe ser un criterio la esencia más profunda y rica de las
para justificar la validez científica de cosas, no existe separada de los fenó-
una teoría. menos, no es independiente de ellos, y
que tampoco los fenómenos son inde-
Consideramos como elemento central pendientes de su esencia, sino que más
el desarrollo de la dialéctica marxista y bien esencia y fenómeno constituyen
su aplicación, desde el materialismo, a una unidad plena e indisoluble” (Ha-
la epistemología y a la práctica arqueo- vemann, 1967: 43). El materialismo
lógica. El materialismo dialéctico per- dialéctico se postula así como elemento
mite realizar análisis holísticos de la central para entender la realidad natu-
realidad concreta intentando aludir a su ral, el proceso de conocimiento y, por
doble naturaleza: (a) su materialidad in- supuesto, la realidad social, tal y como
dependiente de los conocimientos que vemos en el corpus del materialismo
elaboramos al entrar en contacto con histórico como teoría social (Bate,
ella; y (b) el continuo movimiento de 2012).
la realidad de manera multideterminada
(leyes de la concatenación y desarrollo La realidad, que podemos abstraer en
universal). La dialéctica, siguiendo al categorías y conceptos tal y como pro-
filósofo alemán Robert Havemann pone el marxismo, no obstante, se halla
(1967), supone una guía o herramienta inmersa en problemas epistemológicos.
que permite comprender la caracterís- Un primer problema, enmarcado en la
tica fundamental de la materia (su con- lógica (teoría del método), hace refe-
tinuo movimiento), así como nos rencia a cómo distinguir lo verdadero
permite acceder a nuevo conocimiento, de lo falso, es decir, a cómo saber que
ya que nos ayuda a conceptualizar la nuestro conocimiento se corresponde
relación contenido-forma que entra en con la realidad. La tradición neo-posi-
juego en la relación realidad-conoci- tivista basada en la filosofía de Imma-
miento. Al formar parte de la materia nuel Kant propone que, existiendo una
que queremos conocer3, se establece realidad exterior a los sujetos cognos-
una relación dialéctica entre el conte- centes, no es posible establecer un cri-
nido (el hecho en sí, la “realidad”) y la terio lógico que valide nuestro
forma (la manifestación sensible, par- conocimiento y que sólo es posible ver
ticular de la realidad), por la que no se la coherencia interna de dicho conoci-
pueden separar mecánicamente. El miento sin entrar a valorar si refleja o
autor, para la creación de conoci- no la realidad. Por su parte, el materia-
miento, nos expresa la relación exis- lismo dialéctico, parte de que debe
tente entre el fenómeno y su realidad: haber una coherencia y principio de

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coincidencia entre la lógica, la ontolo- lista. Esto supone afirmar la prioridad


gía (teoría de la realidad) y la gnoseo- lógica de la teoría sobre el método. Es
logía (teoría del conocimiento). En decir, afirmar que los planteamientos
base a la unidad dialéctica de fenómeno para conseguir nuevo conocimiento se
y esencia, y de materia y pensamiento, deben basar en la teoría, o, lo que es lo
el materialismo dialéctico asume una mismo, en la condensación del conoci-
posición realista que afirma que es el miento (con toda su naturaleza proble-
continuo enfrentamiento con la reali- mática) que se tiene en un momento
dad en apariencia caótica, en base a la dado. Esta prioridad lógica no equivale
praxis, el que nos permite realizar abs- a eliminar la necesidad de plantear una
tracciones de las regularidades (o fenó- metodología concreta para la arqueolo-
menos que recrean cualidades de forma gía. Asimismo, la teoría se convierte en
reiterada) de dicha realidad, que se hipótesis al entrar en un nuevo ciclo de
plasman en forma de conceptos y cate- investigación, con el fin de matizar
gorías. Dicha realidad se expresa de ciertos aspectos de la misma o enrique-
manera objetiva, aunque esta objetivi- cerla empíricamente (Bate, 1998).
dad sea siempre relativa y nunca abso-
luta, aunque nunca expresa del todo la La necesaria metodología en Ar-
esencia de los fenómenos concretos. queología Social
Así, debemos afirmar que la verdad ab- Como reacción a la primacía del mé-
soluta es relativa, ya que hace referen- todo en la elaboración de conocimiento
cia a una doble realidad (la del sujeto ycientífico, ignorando el papel que la te-
la del objeto) siempre cambiante, si oría juega en ella, algunas escuelas pos-
bien un continuo acercamiento a los fe- procesuales y, fundamentalmente,
nómenos nos permitan acceder a ele- marxistas han quitado importancia a la
mentos esenciales de su naturaleza, necesidad de desarrollar desde bases
ante los cuales siempre debemos ser materialistas y dialécticas metodologías
críticos (Bate, 1998, 2012; Havemann, para la arqueología. Esto lo vemos en la
1976). génesis de la Arqueología Social Lati-
noamericana, donde hubo que esfor-
A nivel lógico, frente a los modelos zarse por proponer un método propio
neo-positivistas que conceden al mé- superando propuestas neo positivistas
todo (hipotético-deductivo, nomoló- (Lorenzo, 1976); o en trabajos donde el
gico) una importancia excesiva, central método para conseguir objetividad se
en dicha construcción científica, pro- elude, centrándose en cuestiones teóri-
ponemos la necesidad de relacionar la cas.
teoría y el método, entendida esta rela-
ción desde un punto de vista materia- La metodología supone el camino o

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procedimientos mediante los cuales ac- La propuesta de Luis Felipe Bate.


cedemos al conocimiento de una reali- Abordaremos la metodología propuesta
dad dada. Es un tema central en la por la Arqueología Social Latinoame-
epistemología. La heurística de un pro- ricana, que supone en última instancia
grama de investigación (siguiendo la poner en relación la teoría y el registro
propuesta de Lakatos, 1993) no sólo empírico, la realidad concreta (objeto
depende de su marco teórico, sino de de trabajo) con la abstracción socio-his-
su propuesta para llevarla a cabo, me- tórica (objeto de conocimiento).
todológicamente hablando. Por otra
parte, debemos afirmar en base a nues- En concreto, la propuesta inferencial
tra concepción materialista que la vali- (donde integra cadenas inductivas, de-
dez del método no debe partir de su ductivas y transductivas) consistiría, en
naturaleza intersubjetiva exclusiva- base a los requisitos ontológicos antes
mente (Carbonell y Hortolà, 2006, expuestos (prioridad lógica de la teoría
2009; Hortolà y Carbonell, 2006) ni de sobre el método), en ascender desde el
su validez política o ética (Fernández, registro empírico, desde las manifesta-
2006) sino que parte de la confronta- ciones fenoménicas de la sociedad,
ción con la realidad mediante la praxis, hacia categorías de mayor abstracción
estando directamente relacionado con socio-histórica, que serían las del ma-
lo expuesto supra. terialismo histórico. Luís Felipe Bate
(1998) propone el siguiente esquema,
La forma de acceder al conocimiento al que hemos añadido ideas referentes a
ha tenido tradicionalmente dos formas, prácticas arqueológicas:
la deducción (que supone partir de la
teoría para explicar cosas concretas) y 1) La producción de la información:
la inducción (que consiste en ir de pro- síntesis de la labor arqueológica de
posiciones concretas a otras más gene- campo y laboratorio o de investigación
rales), a las que debemos añadir la arqueográfica, que hace acopio de
transducción (se utiliza la analogía para datos empíricos y crea tipologías y ta-
vincular conocimientos de un mismo xonomías para explicar los materiales
grado de generalidad). Estos mecanis- hallados.
mos de creación de conocimiento se
pueden englobar en cadenas inferen- 2) La identificación de las culturas ar-
ciales, que ponen en relación fenóme- queológicas: mediante el acopio de in-
nos y categorías de diferente grado de formación arqueológica disponible (de
abstracción para la creación de conoci- todo tipo, también analítico, biológico,
miento (Vargas, 1990). climático, etc.) y su ordenación en lí-
mites espacio-temporales, en un sen-

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Problemas metodológicos para una arqueología (materialista y) dialéctica. Un debate inacabado

tido de secuencia cronológico-cultural y carencias de investigación que serían


clásica, para informarnos de una cul- necesario completar en futuras investi-
tura concreta en un periodo concreto. gaciones.
Este nivel, que podría considerarse his-
tórico-cultural, se diferencia del mismo Mientras las dos primeras instancias
en que este paso supone el primero de deben comprenderse en base al nivel
esta metodología, mientras que para ontológico de la historia de la produc-
dicha corriente, es un fin en sí mismo. ción de la información arqueológica, ya
que los datos están mediatizados por
3) La inferencia de las culturas: supone dicho campo de la realidad; por su
inferir desde los datos empíricos ya or- parte, la tercera instancia está relacio-
denados las actividades de una socie- nada a nivel ontológico con la historia
dad concreta4. Para realizar esto, debe de los contextos, ya que para saber las
tenerse en cuenta el marco ontológico características fenoménicas y cultura-
de la historia de los contextos arqueo- les que se darían en un momento espa-
lógicos antes referida. Lo que se ela- cio-temporal debemos saber cómo se
bora es el sistema general de plasmarían en el registro; y, por último,
actividades de una sociedad en el las dos últimas instancias, de mayor
marco temporal definido por la cultura contenido socio-histórico, estarían re-
arqueológica. lacionadas con el cuerpo ontológico del
materialismo histórico.
4) La inferencia de los modos de vida y
las formaciones sociales: pasando de Sin querer extendernos en ello, sí de-
las actividades sociales a inferir las re-
bemos finalizar este apartado indicando
gularidades de mayor nivel de genera- que esta metodología y sus necesarios
lidad, abstracción y acción causal y procesos inferenciales se dotarían de
estructural de la sociedad. Se trata de contenido empírico mediante el des-
categorías tales como modos de vida, arrollo de aspectos más concretos de la
modos de trabajo, modos de produc- investigación arqueológica. Nos referi-
ción y reproducción o formación eco- mos, por nombrar sólo a algunos, a la
nómico-social. En suma, se intenta realización de tipologías de los objetos
explicar la totalidad de aspectos de la encontrados para poder sistematizarlos
sociedad en estudio. Por último se daría según diversas propuestas analíticas, al
desarrollo de estudios contextuales para
5) la explicación del desarrollo histó- ver la relación entre objetos, a la pro-
rico concreto de la sociedad en estudio, ducción de información referencial (ar-
siendo el objetivo cognitivo de la in- queología experimental), a los estudios
vestigación y donde veremos los vacíos espaciales para localizar actividades a

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nivel micro o macro, o a aquellos estu- queología social ha sido el referido al


dios que nos ofrezcan información de carácter fenoménico del registro ar-
la funcionalidad de los instrumentos. queológico con el que trabajamos los
Para todo ello, así como para la obten- arqueólogos. Debemos partir de la idea
ción del registro de la mayor informa- que el registro arqueológico no es más
ción posible, es necesario el desarrollo que una representación fenoménica,
de equipos interdisciplinares guiados material, concreta, de actividades so-
por una finalidad de conocimiento ar- ciales (mediando procesos post-depo-
queológico (Bate, 1998; Ramos, 2012). sicionales), que son las que buscamos
conocer. Un problema al que se tiene
Se ha apuntado, como carencias de este que enfrentar la Arqueología Social es
marco metodológico, la falta de aplica- que dicho registro no se puede inter-
ciones concretas, con el fin de que se pretar como mera ilustración de la rea-
puedan desarrollar metodologías con lidad social, sino que representa un
las que abordar el estudio de realidades epifenómeno de la sociedad que es ob-
sociales concretas, poniendo en rela- jeto de estudio (Gándara et al., 1985;
ción las hipótesis del marco teórico de Lull y Estévez, 1986; Bate, 1998; Cas-
partida con un registro arqueológico y tro et al., 1998; Bate, 2012). Esto es es-
la actividad del grupo humano que lo pecialmente problemático a la hora de
generó. De este modo, el libro recien- aplicar categorías de tradición marxista
temente publicado acerca de la Ar- de alto grado de abstracción (formación
queología Social Latinoamericana económico-social, modo de produc-
(Tantalean y Aguilar, 2012), recalca ción, relaciones sociales de producción,
esta idea, así como la necesidad de am- desarrollo de fuerzas productivas...) al
pliar los pocos resultados que la ASL registro o materialidad con que trabaja
ha ofrecido en cuanto a la creación de la arqueología, que se caracteriza por
conocimiento metodológicamente bien su carácter concreto. Vamos a señalar,
construido. En este sentido, Gándara por su interés metodológico, la pro-
(2012), en su aportación a dicha obra puesta realizada desde la ASL, si bien
colectiva, reflexiona acerca de la falta hay otras que se han desarrollado (Cas-
de una teoría explicativa válida desde tro et al., 1998).
la Arqueología Social.
Nos referimos a la utilización, con el
La concreción fenoménica y la abs- fin de analizar de manera objetiva las
tracción categorial. El concepto de manifestaciones fenoménicas de las so-
cultura en la metodología. ciedades en un momento determinado,
Un hecho importante que ha marcado de la categoría de cultura (Bate, 1976,
los debates metodológicos en la ar- 1998; Vargas, 1990; Sanoja, 2012).

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Problemas metodológicos para una arqueología (materialista y) dialéctica. Un debate inacabado

Para ello, proponen descargar a dicho Los estudios espaciales como acerca-
término de su contenido colonialista, miento a una metodología arqueoló-
historicista-cultural y nacionalista, para gica
rescatar su contenido objetivo y nece- Desde otras perspectivas metodológi-
sario para aprehender la realidad con- cas también se ha abordado el pro-
creta de una sociedad dada. Así, a nivel blema de crear programas de
material, las sociedades, enmarcadas en investigación heurísticos desde el ma-
una formación económico-social y en terialismo dialéctico, muchas veces no
un modo de producción, generan prác- contradictorias entre sí, ni con la ante-
ticas y manifestaciones concretas. De rior. Antes de avanzar, debemos citar
este modo, estas autoras proponen un aquí una no abordada en este artículo,
esquema categorial que, de mayor a como es la de la geo-arqueología dia-
menor abstracción parta desde la for- léctica propuesta por Oswaldo Arteaga
mación económico-social, el modo de (Arteaga y Roos, 2012). En ella, se de-
producción y reproducción, modo de fiende la necesidad de desarrollar pro-
vida, modo de trabajo y cultura, finali- gramas de investigación
zando en una categoría de poca capaci- interdisciplinares (algunos de los cuales
dad explicativa pero de gran valor llevan funcionando desde la década de
empírico. Como vemos, en la pro- 1980) para alejar posiciones ambienta-
puesta metodológica y ontológica, está listas de la comprensión de la relación
inserto esta categoría que alude a la ne- sociedad-medio, e investigar el impacto
cesidad filosófica de superar visiones que las sociedades humanas han tenido
estrechas y mecánicas de la relación sobre el medio, coadyuvando a los
entre el registro o la realidad y las cate- cambios climáticos desde el tránsito al
gorías, tal y como se criticó en el seno Holoceno y afectando a los procesos
de la ASL en los años 70 (Jackson, naturales de manera creciente hasta
2010). A lo que hacemos referencia es, nuestros días. Supone, en suma, una
al fin y al cabo, a no caer en un meca- propuesta que demanda integrar en los
nicismo que otorgue a ciertas catego- estudios de las sociedades humanas su
rías la forma de “cajón” donde insertar afección sobre el medio ambiente, re-
fenómenos u objetos materiales, sin chazando tanto una visión del mismo
comprender el proceso sociocultural como elemento ajeno a las sociedades
que tiene lugar para que dicho objeto al que se tienen que adaptar, como una
se plasme materialmente en el registro comprensión del mismo desde posturas
(Bate, 2012). meramente paisajísticas.

Comenzaremos desarrollando en este


apartado la importancia que los estu-

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dios espaciales, como estrategia meto- y desarrollo de fuerzas productivas.


dológica, han tenido para algunos au-
tores a la hora de identificar A la producción de objetos se han aña-
arqueológicamente manifestaciones de dido posteriormente otras producciones
cualidades sociales propuestas en el sociales que deberían ser localizadas
marco teórico (Estévez et al., 1998). espacialmente y detectadas, con el fin
Estos estudios permiten caracterizar de trascender cualidades sociales del
áreas de actividad y de organización so- grupo humano en estudio, como pueda
cial. Partimos de la base que la organi- ser sus relaciones sociales de reproduc-
zación espacial no es algo azaroso, sino ción, o la disimetría social en base a un
que responde a la actividad social y acceso al uso/beneficio/consumo/dis-
prácticas sociales. En concreto, el re- frute de ciertos objetos o elementos.
gistro arqueológico se ve producido por Hablamos de las categorías sistemati-
los procesos de trabajo y reproducción zadas por Sanahuja (2002, 2007), pero
a lo largo del tiempo (lo que se ha de- apuntadas anteriormente (Estévez et
nominado “estrategia organizativa”, al., 1998): producción de cuerpos, de
como concreción de un modo de pro- objetos y de mantenimiento, enmar-
ducción), que necesitarían de relacio- cado en prácticas de cuidados y mante-
nes sociales de producción y nimiento, económicas y políticas.
reproducción; y que, a su vez, estas re-
laciones sociales están ligadas a un de- Actualmente, es imprescindible para la
terminado desarrollo de fuerzas arqueología materialista tener en cuenta
productivas y a su relación con el la información espacial en los yaci-
medio ambiente. La producción como mientos (y entre ellos), ya que ahí se
actividad social es la que cobra un lugar está condensando información impres-
central en esta propuesta, al conside- cindible que nos ayuda a hablar de
rarse la actividad básica de una socie- cómo los grupos humanos producen y
dad al crear objetos y bienes para su reproducen su vida material y social.
supervivencia, lo que deja rastros ma-
teriales de actividades (materia bruta, Etnoarqueología y metodología.
materias primas, objetos, instrumentos, Como comenzamos afirmando, la ar-
deshechos). Al fin y al cabo, el con- queología social debe interesarse no
cepto de producto social (como se ha sólo por describir el registro arqueoló-
propuesto por Ruiz et al., 1986) se con- gico, sino por dotarlo de contenido ex-
cibe como elemento central, al ser en plicativo de las sociedades concretas de
torno al que giran procesos de trabajo cuya actividad representa (Gándara,
condicionados por relaciones sociales 2012). Para ello, tradicionalmente se ha
de producción, medios de producción acudido a la antropología, la etnología

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Problemas metodológicos para una arqueología (materialista y) dialéctica. Un debate inacabado

comparada, la arqueología experimen- Producción dado y estudiarlas arqueo-


tal o la etnoarqueología para dotar de lógicamente. De esta forma, se inten-
contenido social a ciertas realidades ar- tan ver patrones repetidos fruto de las
queológicas o categoriales que, de otro regularidades esenciales del modo de
modo, quedarían muy abstractas o va- producción al que se refieran, que ven-
cías. Así, es conocido como la Teoría drían determinados por los procesos de
de Medio Alcance de Lewis Binford, producción y reproducción concretos.
que se basaba en la etnología y arqueo- Además de hacer vincular e interactuar
logía experimental para dotar de conte- ambas disciplinas y metodologías, se
nido social a sus teorías concretas y persigue “depurar la metodología ar-
problemas concretos que buscaba re- queológica y verificar modelos expli-
solver. Hoy en día, esta práctica sigue cativos o leyes generales del Modo de
siendo muy extendida en autores de di- Producción” (Estévez et al., 1998: 21).
ferentes signos teóricos, e igualmente
en arqueólogos sociales. Así, vemos Debemos apuntar el proyecto que ac-
como autoras de la ASL se basan de tualmente, y desde 1988, se está lle-
manera importante en este método (Sa- vando a cabo en la Patagonia argentina,
noja, 2013), a riesgo de caer en vicios trabajando con los Yamana, y en Ca-
de tipo históricos y evolucionistas line- nadá (y, anteriormente, en el Canal de
ales, ya que no es demostrable que los Beagle) para acercarse de manera et-
grupos humanos mantengan siempre noarqueológica al estudio de la disime-
sus características en lo que respecta a tría social en base al sexo, disimetría
manifestaciones ideológicas, división que, efectivamente, se ha detectado en
sexual del trabajo, etc. desde la prehis- el sentido de un desigual acceso al
toria hasta nuestros días (como ha sido uso/consumo/beneficio de lo produ-
criticado en Estévez et al., 1998; Piqué cido, frente a una inversión de trabajo
i Huerta et al., 2008; Vila y Estévez, mayor por parte del colectivo feme-
2010; Vila, 2011). nino5. Como hemos indicado anterior-
mente, se propone utilizar la
Frente a una etnoarqueología o etnolo- etnoarqueología de tal manera que se
gía comparada mecánica, desde la ar- estudie la materialización de los rasgos
queología marxista se ha propuesto una fundamentales del Modo de Produc-
práctica etnoarqueológica para testar el ción recolector-cazador en el registro
método arqueológico. Lo que se intenta etnográfico y arqueológico de una
es ver la manifestación material (vol- misma sociedad (es decir, la expresión
vemos al problema fenoménico) que fenoménica, cultural, en base a las ca-
tienen ciertas características que se tegorías antes expresadas). Supone una
consideran esenciales en un Modo de propuesta de estudio de la explotación

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o disimetría social entre hombres y mu- un rincón de la creación científica.


jeres en sociedades cazadoras-recolec- Frente a esta posición filosófica y epis-
toras, basada en una depreciación del temológica, nos enmarcamos en una
valor social o subjetivo de los trabajos arqueología social que ofrece una po-
realizados por mujeres (en base a una sición teórica y explicita un área valo-
división sexual del trabajo), mientras su rativa que considera a la arqueología
valor objetivo sería similar o superior como ciencia histórica posicionada en
al de los hombres. En este estudio se un mundo estructuralmente injusto en
confronta el trabajo invertido por el que debe señalar que las diferencias
ambos sexos en la producción de cuer- de clase, género, sexo o raza no son na-
pos, objetos o mantenimiento y la va- turales, sino que tienen causas históri-
loración social del mismo, viendo que cas y sociales, que podemos ver
el trabajo de la mujer se infravalora. actualmente en el marco de desarrollo
Esto se hace mediante el estudio del del capitalismo como sistema de ex-
sistema normativo de la sociedad y de plotación múltiple. Como marco teó-
los propios mecanismos sociales de rico que explique el desarrollo y las
producción y reproducción. Se trata de sociedades concretas a lo largo de la
la aplicación de una teoría observacio- historia, adoptamos el materialismo
nal con el fin de poder aplicar, poste- histórico como teoría sustantiva de
riormente, la teoría del valor en nuestras investigaciones. Asimismo,
sociedades prehistóricas. Es así que se posicionados filosóficamente en el ma-
realiza la calibración metodológica et- terialismo dialéctico, defendemos la
noarqueológica: mediante el análisis de prioridad lógica de la teoría sobre el
documentación antropológica que per- método, así como que una ciencia ob-
mita conocer el sistema normativo y las jetiva es posible debido a la relación
propias prácticas y cómo otorgaban dialéctica entre el sujeto cognoscente y
mayor o menor valor subjetivo o social la materia u objeto a conocer mediante
a un trabajo objetivo. Desde este caso, la praxis.
y otros, pretenden crear modelos que
permitan aplicarse a la arqueología, lle-
No obstante, estas premisas no deben
vando los datos empíricos a categorías hacernos negar la importancia de esta-
más abstractas y de aplicación más ge- blecer las bases metodológicas para la
neral (Estévez et al., 1998; Vila y Esté-
actuación arqueológica, con el fin de
vez, 2010; Vila, 2011). aplicar en todo su sentido la dialéctica
y no caer en aplicaciones mecánicas o
Conclusiones simplistas del materialismo histórico (u
La ciencia neopositivista ha acotado la otro marco teórico) sobre el registro ar-
posición valorativa del investigador a queológico. Eludir estas cuestiones en

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Problemas metodológicos para una arqueología (materialista y) dialéctica. Un debate inacabado

obras teóricas, muchas veces enmar- Agradecimientos


cado en posiciones políticas, no ayudan Quiero agradecer la lectura y comenta-
a fortalecer el carácter heurístico de rios del texto a Marta Melero, Elisabeth
nuestra disciplina ni a hacer una ciencia Volart y al profesor José Ramos
que sea refutable y contrastable por Muñoz; así como a los revisores que
otras investigadoras, algo fundamental me han ayudado a eliminar y suavizar
si no queremos caer en la marginación ciertas afirmaciones en la primera ver-
y restar seriedad a nuestros trabajos sión del texto que, al fin y al cabo, no
empíricos y nuestra postura filosófica aportaban nada a las ideas fundamen-
y teórica. tales que quería transmitir.

En el presente artículo, en primer lugar, Bibliografía


se han expuesto algunas ideas filosófi- ARTEAGA, O. y ROOS, A. M.
cas y epistemológicas que considero (2012): “Teoría y praxis de una geoar-
sirven de guía para profundizar en estos queología dialéctica para el siglo XXI”.
aspectos. En segundo lugar, se han vol- En TANTALEÁN, H. y AGUILAR,
cado, de forma crítica, diferentes apro- M. (Comp.) (2012): La arqueología so-
ximaciones metodológicas que se han cial latinoamericana: De la teoría a la
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tico y que, sin pretender agotarlas ni ex-BATE, L. F. (1993): “Del registro es-
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guía para las reflexiones metodológicas salto mortal y un milagro dialéctico.”
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De este modo, lo que se ha expuesto Arqueología y Marxismo. Luís Felipe
aquí no pretende ser una guía cerrada Bate, contribuciones al pensamiento
de actuación metodológica, sino mos- marxista en la reflexión arqueológica,
trar las propuestas desarrolladas y po- Cuadernos de Historia Marxista, nº5,
tenciar la continua profundización en 151-171.
sus bases y, fundamentalmente, la ne-
cesidad de desarrollar proyectos de in- BATE, L. F. (1998): El proceso de in-
vestigación que las enriquezcan y las vestigación en Arqueología. Barcelona:
testen en la práctica, la única que puede Crítica.
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pp. 272-278.

VILA, A. y ESTÉVEZ, J. (2010):


“Naturaleza y Arqueología: la repro-
ducción en sociedades cazadoras-reco-
lectoras o la primera revolución
productiva”, Revista Atlántico-Medite-
rránea de Prehistoria y Arqueología NOTES
Social, 12, pp. 9-23.
1 Por lógico no entendemos un lenguaje

formal (normalmente matemático) con el


que caracterizar leyes o teorías en relación
a cierta coherencia interna de sus postula-
dos, sino que supone una teoría del método,
es decir, una forma de acceder a la verdad o
falsedad de nuestros planteamientos teóri-
cos, entendiendo por verdadero o falso su
correspondencia con la realidad.
2 He de indicar que esta expresión en este

contexto ha sido sugerida por el revisor de


la revista.
3 El autor expresa de esta forma nuestra

consciencia: “Representamos formas (…)


de la naturaleza (…) en las cuales la natu-
raleza ha conseguido informarse de sí
misma” (Havemann, 1967: 43).
4 Como veremos, la cultura se entiende

como manifestación fenoménica de las ca-


racterísticas de una sociedad concreta.
5 Ver la Serie Treballs d'Etnoarqueología

dirigida por Assumpció Vila Mitjá, donde


encontramos volcadas resultados de di-
chas investigaciones.

Estrat Crític 7-8. (2014): 102-122 122

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