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CIVILIZACIÓN

CHIBCHA

Carlos Colín Ponce

2º B, ES0
1.- Cultura Chibcha

La familia comúnmente llamada Chibcha a la que pertenece la cultura


Muísca pobló principalmente los territorios que hoy comprenden los
departamentos de Boyacá y Cundinamarca en la actual Colombia. Muisca
se refiere a una nación de la Cultura Chibcha que formaba la
Confederación Muisca.

Al igual que las demás culturas Pre-Clásicas de América, los muiscas se


encontraban en una transición entre nomadismo y sedentarismo. Desde
1500 a.C, llegaron a la región grupos de tribus con tradiciones agrarias y
artesanales.

Los Chibchas, habitaron el Altiplano Cundiboyacense, por lo menos desde


el siglo VI a.C. hasta la conquista española en el siglo XVI.

Miles de sus descendientes aun viven en localidades del distrito de Bogotá


como Suba y Bosa, y en municipios vecinos como Cota, Chía y Sesquilé.

Dejaron abundantes rastros de su ocupación que se convirtió en objeto de


estudios desde el siglo XVI permitiendo la reconstrucción de los hechos
históricos pasados.

2. Lugares en los que vivían

La cultura Muiscas habitó los altiplanos y valles de la cordillera Oriental


colombiana, principalmente entre el macizo de Sumapaz y el Nevado del
Cocuy, a lo largo de los ríos Bogota, Suarez y Chicamocha. La zona más
poblada fue la sabana cundiboyacense, entre ellas, Bogota, Nemocon,
Ubata, Chiquinquira, Tunja y Sogamoso

El territorio de la Muisca abarcaba una superficie de 46.972 km ² desde el


norte de Boyacá Páramo de Sumapaz y el de las cumbres de la Gama
oriental Valle de la Magdalena, que limita el territorio de las tribus
Panches y Pijaos.
3. Formas de vida. Economía, alimentación, trabajo, viviendas, lengua,
escritura.

Los chibchas, tenían una economía sólida que le hizo uno de los pueblos
más poderosos de la América posterior a la etapa clásica.

Cuando los conquistadores españoles llegaron al territorio de la


Confederación, se encontraron con un Estado muy rico, con una
importante tradición minera; con minas de esmeraldas, cobre, carbón y
sal.

El oro era importado, pero era tan abundante que se convirtió en uno de
los materiales preferidos para la artesanía Muisca. Realizaban muchas
obras de artesanía en oro y las ofrecían a la diosa Guatavita.

Los mercados fueron importantes lugares para la confederación chibcha


dado que practicaban el trueque. En una sociedad agraria que tenía un
sistema completo de riego.

Su rica agricultura, minería, abundantes tejidos y cerámica, les permitía


contar con un excedente para sus intercambios. Realizaban ferias o
mercados en cada pueblo y semanalmente concurrían a sitios
determinados.
Pescaban en las lagunas; cazaban venados, armadillos y dantas;
domesticaron los conejos y los pavos.

Usaron monedas circulares de oro para calcular el peso y las medidas


empleaban hebras de algodón o hacían montoncitos y les fijaban precio.

El Idioma de los chibchas era El chibchano, muysca cubun o muisk kubun,


de la familia lingüística chibcha que se extendió por varias regiones de
Centroamérica y el norte de Suramérica.

Se expresaban con facilidad y su idioma era rico en matices. No tenían


escritura, pero usaban signos y figuras. Desafortunadamente con el
tiempo y la extinción sistemática de su raza, tales sistemas de
comunicación desaparecieron.

Las construcciones Muiscas eran hechas de barro y caña principalmente,


existieron dos formas generales, las rectangulares y la cónicas, ambas
poseían puertas y ventanas y contenían un mobiliario muy sencillo
llamado Barbacoa hecho de paja también.

Las construcciones de los caciques y jefes de la confederación eran de un


tipo diferente a su vez que contenían mayor comodidad y lujos.

4. Cultura y Religión. Indumentaria y juegos

Eran una unidad cultural compacta y disciplinada. Los aportes de los


muiscas a la identidad nacional colombiana son incuestionables, más aún
porque la Confederación chibcha no era otra cosa que la máxima
representación político-organizativa de una cultura y una familia
lingüística mayor.

La religión muisca contemplaba los sacrificios humanos, pero es probable


que a la llegada de los españoles hubieran desaparecido. Los relatos de
sacrificios humanos entre los muiscas son trasmitidas por tradición oral,
pues no existe un testimonio de primera mano que mencione un sacrificio
humano contemporáneo a la presencia de los españoles.
Cada familia debía ofrecer un hijo a los sacerdotes, que era criado por
ellos como persona sagrada y a los 15 años era sacrificado a Xue, lo que
constituía un honor para la familia y para la víctima.

Junto a las actividades religiosas, los sacerdotes participaban de la vida de


la comunidad con recomendaciones acerca de la agricultura o mediando
en casos de conflicto entre los líderes políticos.

La adoración de los muiscas a sus dioses se hacía no sólo en los templos,


sino también al aire libre, en lugares bien señalados, como determinadas
lagunas, cascadas, grandes rocas o montañas.

Los templos eran bohíos grandes en los que vivían los sacerdotes, quienes
tenían dispuestos vasos de diferentes tamaños y formas para recibir las
ofrendas, o bien figuras de barro con agujeros en la parte superior, o
simples tinajas que se enterraban, excepto en la parte superior, que se
dejaba abierta hasta que se llenaba de tunjuelos de oro, esmeraldas, entre
otras ofrendas.

Los muiscas conocían el solsticio de verano (el día más largo del año, que
cae en el 21 de junio). Esa era la fecha indicada para rendir culto a Sua (el
dios Sol). El templo de Sua estaba en Sogamoso, la ciudad sagrada del sol y
sede del iraca (sacerdote supremo de los muiscas).

Una procesión de la corte del zipa se dirigía al Templo del Sol y el día era
motivo de gran fiesta y alegría entre las personas del pueblo, quienes se
pintaban el cuerpo y se embriagaban con chicha.

Se hacían ofrendas a Sua para pedir por la bendición de las cosechas


anuales. También era el único día en el cual la gente podía ver al zipa (gran
sacerdote)

Los muiscas fueron hábiles tejedores de algodón e iban siempre vestidos.


Tejían unas camisas cerradas que les llegaban poco más abajo de las
rodillas y encima se ponían unas mantas que comúnmente eran blancas,
pero que en las personas con mayor jerarquía estaban pintadas con
figuras negras y rojas.
Los guerreros muiscas (güechas) llevaban en la cabeza cascos de oro,
mientras que los hombres del común se cubrían la cabeza con pieles de
osos y tigrillos, adornados además con plumas de todos los colores.

Los hombres que pertenecían a la familia inmediata del Zipa, llevaban


sobre la frente medias lunas de oro o de plata, con las puntas hacia arriba.
Alrededor de los brazos, solían llevar brazaletes con esmeraldas
incrustadas, y la gente del pueblo llevaba manillas con huesos de
animales.

La nobleza llevaba narigueras y orejeras de oro, y todos se pintaban el


rostro y el cuerpo con tintes naturales. Las mujeres usaban una manta
larga que ceñían a la cintura con una faja, y sobre los hombros otra manta
pequeña, sujeta al escote con un alfiler grande de oro o de plata, que
tenía un cascabel en uno de sus extremos, de suerte que los pechos
quedaban casi descubiertos.

Los hombres llevaban el cabello largo hasta los hombros, y las mujeres
también lo llevaban largo y suelto. La mayor afrenta para un hombre o
una mujer muisca era que se le cortase su cabello, o que su cacique les
rompiese la manta, como castigo a algún delito.
Además de los templos con sus "ídolos", había templetes a lagos y ríos,
cuevas y montañas.

En Colombia existía también el culto a los lagos sagrados. Estos lagos tení-
an algún tipo de asociación con las serpientes. A ellos se arrojaban
ofrendas de joyas de oro, mientras el pueblo celebraba a su alrededor,
mediante música, incienso, borracheras y carreras. Estas últimas tenían un
sentido religioso, como el juego de pelota entre los aztecas.

En la fiesta de la primavera, el festival de la cosecha del maíz, el pueblo se


entregaba a danzas con máscaras con lágrimas pintadas, y otros actos
religiosos. También se practicaban sacrificios humanos en honor al sol.
Generalmente se ofrendaban niños, que eran considerados mensajeros al
dios y que servían para su alimento.

5. Estructura social y organización política y administrativa.

El pueblo Muisca estaba organizado en una Confederación que es la unión


de Estados, que mantiene su propia soberanía en el mayor órgano
político. La Confederación no era un reino, ya que no había monarca
absoluto, tampoco era un imperio, porque no dominan otros grupos
étnicos o pueblos. En consecuencia, fue uno de los más grandes y mejor
organizados confederaciones de tribus en el continente.

Cada tribu dentro de la confederación era gobernada por su jefe o


cacique. La tribu tiene su autonomía y era una celda de la confederación.

La mayor parte de las tribus pertenecientes a la misma etnia Muisca,


comparten la misma lengua y la cultura y se relacionan a través del
comercio y están unidos por un ejército cuyo jefe es el Zipa o Zaque.

El pueblo Muisca, de hecho, se organizó en dos confederaciones. La


confederación del sur, encabezada por el Zipa, tenía su capital en Bacatá
(hoy Bogotá). Esta política incluye el sur de la mayor parte de la población
Muisca y celebró mayor poder económico. La confederación del norte
estaba gobernada por el Zaque, y tuvo su capital en Hunza, hoy Tunja.
Las tribus se dividieron en Capitanías (gobernada por un Capitán y existen
dos tipos: Gran Capitanía (sybyn) y Menores de Capitanía (uta). El estado
de Capitán fue heredado por línea materna.

6. Restos arqueológicos

Los Chibchas, construían grandes ciudades en las que se edificaban


montículos de viviendas, caminos empedrados, plazas y otras
arquitecturas. Muchas de ellas, tenían más de 20.000 habitantes.

Los principales restos arqueológicos Chibchas, se encuentran en la


“Ciudad Perdida”, también conocida como Buritaca 200, en el Norte de
Colombia y en Guayabo, Turrialba y las Mercedes en Costa Rica. También
destacan por su importancia, los restos encontrados en la Ciudad Blanca,
situada en Honduras

7- Época de esplendor.

Su época de máximo esplendor, se extiende hasta el momento en el que


llegaron a su territorio los primeros conquistadores españoles. Su cultura
subsistió hasta 1541, fecha en la que se culminó la conquista de todo su
territorio por los españoles.
Según la leyenda, el territorio Chibcha, era un lugar mítico donde había
grandes reservas de oro y los conquistadores españoles lo buscaron con
gran empeño, atraídos por la idea de un lugar con calles pavimentadas de
oro, en donde el preciado metal era algo tan común que se despreciaba.

Fueron muchos los conquistadores, que murieron tras la búsqueda del


“Dorado”.

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