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Tradicionalmente se usaba en la cocina china, pero cada día más expertos en alimentos lo
incluyen en sus platillos para darles un sabor más exótico
Katia Ramírez-Blankley
Especial para Vida y Estilo
27 de septiembre de 2006
Conocido desde tiempos milenarios por sus propiedades medicinales, el jengibre ha ido ganando terreno
en el campo culinario. Cada día más chefs lo utilizan para dar a sus comidas una sazón exótica e
innovadora.
En la cocina de hoy el jengibre se utiliza en platos dulces y salados como sopas, guisos, verduras, arroz,
frutas, pasteles y hasta en bebidas. Dependiendo de la cantidad y de la forma en que se utilice, puede
añadir a las comidas un sabor dulce o picante.
En el supermercado lo podemos encontrar fresco, seco y preservado; puede comprarlo en polvo, pelado y
partido en rodajas o envasado en vinagre. En las tiendas de productos naturales también lo venden en
forma de caramelo o cristalizado.
Cuando vaya a comprar el jengibre fresco, asegúrese de que tenga buen olor y no compre el que tenga
grietas o señales de moho. Busque que la cáscara esté lisa y el cuerpo de la raíz firme. Cuando la piel del
jengibre está arrugada significa que no es de buena calidad y que podría estar seco en su interior.
Para usar el jengibre fresco, primero hay que pelarlo y luego partirlo de la forma deseada. En rodajas es
bueno usarlo para darle sabor al aceite en que se fríe o saltea la comida. Se incorpora en la sartén justo
cuando el aceite está bien caliente.
Generalmente se parte a la juliana (en tiritas) cuando se fríen platillos chinos, como en los platos que se
combinan con otras verduras de fácil cocción. Se parte en cuadritos o cubitos cuando se preparan salsas
que mezclan soya y vino, casi siempre para acompañar carnes o mariscos.
El jengibre rallado o picado finamente se usa para saltear con ajos y pimientos y para aderezar carnes
que se van a asar a la parrilla. También sirve para aderezar comidas que no tienen sal.
Por otra parte, el jengibre envasado o marinado en vinagre es el que se utiliza para acompañar el sushi.
Para obtener un sabor más intenso a jengibre, añádalo al final de la preparación de los platillos. Si por el
contrario desea que su sabor pase desapercibido, agréguelo al principio de la cocción.
En la repostería el jengibre es usado mayormente para añadir un sabor dulce a los postres y pasteles. Es
excelente acompañante de las manzanas y las bananas.
El jengibre fresco puede durar en el refrigerador de dos a tres semanas, recuerde que lo tiene que pelar
justo cuando lo vaya a usar, de lo contrario se seca. El seco debe ser almacenado en lugares frescos y
secos, preferiblemente oscuros.
Usar más jengibre en la cocina dará a sus platillos un gusto diferente; además, recuerde que entre sus
beneficios se encuentra ser un producto que ayuda a la digestión, eliminar los dolores reumáticos y
disminuir las molestias de gripes y resfriados.
¡Buen provecho!
Si tiene preguntas, comentarios o quiere conocer más trucos de cocina o aprender nuevas recetas,
escriba a: ‘La Opinión’, Vida y Estilo, 700 S. Flower St., Suite 3100, Los Angeles, CA 90017 o envíe un
mensaje de correo electrónico a vidayestilo@laopinion.com o a katiablankley@yahoo.com. ‘La Opinión’ no
envía recetas a domicilio.
Pollo al jengibre
Ingredientes
Preparación
Maje las pechugas para que no queden muy gruesas. Colóquelas en un recipiente hondo y báñelas con la
mezcla de jugo de limón. Deje marinar en el refrigerador por un mínimo de dos horas.
Caliente el asador o una sartén gruesa y rocíe con aceite. Puede utilizar un rociador antiadherente o, si lo
prefiere, coloque un poco de aceite vegetal en una botella con rociador y rocíe en el asador o la sartén.
Coloque el pollo sobre la sartén o el asador y cocine hasta que esté dorado, aproximadamente ocho
minutos.
Ingredientes
2 cebollas
Ralladura de jengibre
Salsa de soya
Preparación
Corte las verduras en trozos y el tofu en cubos. Con unos palitos para brocheta inserte los ingredientes,
alternando los colores.
Condimente con la salsa de soya y la ralladura de jengibre. Ase las brochetas en la parrilla o en el horno.
Ingredientes
8 manzanas verdes
8 cucharaditas de azúcar
Jugo de un limón
Papel de aluminio
Preparación
Con un cuchillo fino o con un aparato especial quite el corazón de las manzanas, con cuidado de no
partirlas. Envuelva cada manzana en papel aluminio.
Antes de cerrarlas, en cada hueco que quedó al centro de la fruta vierta un chorrito de vino y de jugo de
limón. Agregue la canela, el azúcar y el jengibre rallado.
Cierre el papel aluminio como un paquetito y hornee a 350 grados durante 40 minutos.
Ingredientes
Para la cubierta
2 peras
8 cerezas en almíbar
Para el pan
12 onzas de melaza
2 cucharaditas de almíbar
5 onzas de leche
2 huevos batidos
Preparación
Éste es un pan pegajoso. Engrase un molde de pastel de 18 a 20 centímetros de diámetro. Pele las
peras, quíteles el corazón y córtelas en rebanadas uniformes.
Coloque las peras junto con las cerezas en el fondo del molde, haciendo un círculo. Aparte, derrita la
mantequilla y el azúcar hasta hacer una crema. Vierta esta mezcla sobre las peras y las cerezas.
Aparte, en una olla coloque la mantequilla o la margarina con la melaza, el almíbar y el azúcar morena.
Caliente gradualmente hasta que se derrita. Añada la leche, enfríe ligeramente y, removiendo, agregue los
huevos batidos.
Cierna la harina, las especias, el jengibre y el bicarbonato juntos e incorpórelos a la mezcla de huevo.
Bata hasta que esté suave y vierta sobre las peras con mucho cuidado.
Cocine en el centro del horno, previamente calentado a 300 grados durante hora y media. Introduzca un
cuchillo en el centro para verificar que está debidamente cocinado.
Deje que el pan encoja un poco antes de desmoldarlo sobre un platón y sírvalo caliente o frío.