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2.

2. MATERIALES Y TÉCNICAS BÁSICAS DE


TRABAJO EN GEOLOGÍA ESTRUCTURAL

MAPAS GEOLÓGICOS
El geólogo estructural debe conocer y manejar adecuadamente una serie de materiales y
técnicas básicas que están relacionadas principalmente con el trabajo de campo y con la
realización y utilización de los documentos básicos de la geología: los mapas geológicos.
Son mapas en los que se representan los rasgos geológicos más importantes de una
región determinada (Fig. 2.1). Constituyen un método esencial de trabajo y de comunicación
para el geólogo. Para construirlos se utiliza como base un mapa topográfico, el cual constituye
además un elemento indispensable para la interpretación del mapa geológico.
La escala de estos mapas es variable. Una escala muy grande, frecuentemente usada en
minería y obras públicas, puede permitir analizar con gran detalle la geometría de estructuras
individuales, pero se pierde con ello la perspectiva regional de la interpretación cartográfica.
Inversamente, una escala muy pequeña permite sintetizar la geología de un área grande y
observar sus rasgos generales, pero se pierde con ello las características de detalle de la
geometría de las estructuras. En el Estado Español, el mapa geológico oficial, elaborado por el
Instituto Geológico y Minero, se realiza a la escala 1:50 000, que es una buena escala para la
interpretación geológica regional. Además, se están realizando mapas geológicos de carácter
sintético a la escala 1:200 000. En un mapa geológico general de un área determinada, se
representan los siguientes elementos (Fig. 2.1):
1.- Las unidades de roca (litoestratigráficas) presentes; cada unidad se representa en el mapa
mediante un color o trama. La línea que separa dos colores o tramas representa, por
consiguiente, el trazado en superficie de un contacto litoestratigráfico.
2.- La situación y trazado de las principales estructuras del área.
3.- La situación y posición de los principales elementos y datos estructurales de carácter
puntual; generalmente se trata de datos relativos a la orientación e inclinación de
elementos planos o lineales.
4.- La extensión de aureolas de metamorfismo de contacto.
5.- La situación de cualquier otro dato geológico que se juzgue de interés (canteras, minas,
yacimientos fosilíferos, etc.).
2.2

Figura 2.1. Mapa geológico de un área situada el N de la provincia de León. En él se muestran, además de
diversos rasgos planimétricos (ríos, carreteras y poblaciones), las distintas unidades litoestratigráficas (con
distintos colores), las principales fallas que afectan a las rocas (cabalgamientos y otros tipos de fallas), la
dirección de inclinación (o buzamiento) de las capas (indicada por un signo con forma de “T”) y el ángulo de
inclinación (o buzamiento) de las capas (indicado por un número junto al signo citado). Mapa basado en la
síntesis cartográfica de Alonso y otros (1989) (en García-López y Sanz-López 2002).
2.3

6.- En la leyenda, se incluye una columna estratigráfica que muestra el orden estratigráfico, la
nomenclatura de las unidades litoestratigráficas, su cronoestratigrafía y, a menudo, su
espesor y los rasgos litológicos más notables. Asimismo, se incluye frecuentemente uno o
más cortes geológicos, que muestran la geometría de las estructuras a lo largo de un corte
topográfico.
7.- Los mapas geológicos suelen ir acompañados de una memoria explicativa en la que se
ofrece una interpretación de los mismos. Esta suele estar apoyada además en otros datos y
observaciones de campo no representables cartográficamente.
En la cartografía geológica, hay que distinguir, por un lado, la elaboración de los mapas
geológicos y, por otro, su interpretación. Ambos procesos representan el quehacer cotidiano
de muchos geólogos y se solapan en gran parte durante la elaboración, la cual requiere una
buena dosis de interpretación, si bien ésta puede hacerse también mucho más tarde de la
realización del mapa.
La elaboración de un mapa geológico requiere el reconocimiento, toma de datos y
situación de los elementos implicados en el mapa y citados anteriormente. Ello requiere una
importante preparación teórico-práctica del geólogo que realiza la cartografía; por ello, no se
insistirá ahora en este aspecto, que se irá comprendiendo a medida que se conozca la
geometría de los distintos tipos de estructuras y su reflejo en cartografía. La toma de datos
para la realización de un mapa geológico está limitada a las posibilidades que ofrecen los
afloramientos, por lo cual dicha realización implica importantes interpolaciones e
interpretaciones. Esto hace que, tanto la elaboración como la interpretación de un mapa, sea
un proceso dinámico que puede avanzar constantemente a medida que progresa el
conocimiento geológico regional, el conocimiento teórico-práctico de las estructuras y a
medida que cambian los afloramientos y el acceso a ellos como consecuencia de la acción del
hombre, principalmente por la realización de obras públicas. Por tanto, la elaboración e
interpretación de un mapa geológico son procesos siempre perfeccionables. En consecuencia,
en el análisis de un mapa geológico, es conveniente tener en cuenta quién lo realizó, cuándo,
cómo y con qué finalidad, y cuál es el contexto regional del área cartografiada.
La elaboración de un mapa geológico implica situar los afloramientos o las localidades
donde se realizan observaciones y medidas. Si el mapa topográfico usado para la cartografía
geológica es suficientemente preciso, dichas localidades pueden situarse directamente sobre
él; si no lo es, las localidades deben situarse directamente sobre fotografías aéreas, y pasar
luego estos datos al mapa en el gabinete. Para una situación precisa puede utilizarse también
un GPS (Sistema de Posicionamiento Global) (véase la sección de equipo y técnicas de
campo, en este mismo capítulo).
La interpretación de un mapa geológico permite conocer la geometría de las estructuras
y la historia geológica de la región representada, que implica su evolución estratigráfica,
petrológica y estructural. De ahí la importancia de estos mapas como método de trabajo y
como documentos de comunicación entre geólogos. Para realizar la interpretación se
complementan métodos de análisis visual con diversas técnicas de análisis geométrico. Más
adelante, conforme vayamos avanzando en la exposición de los principales aspectos de la
2.4

geología, tendremos más elementos de juicio para interpretar los mapas geológicos y
podremos ir progresando en esta metodología básica.

EQUIPO Y TÉCNICAS DE CAMPO


El trabajo de campo es esencial en geología, ya que de él derivan todos los datos y
observaciones básicas. Este trabajo comienza en una región con su cartografía geológica y
conlleva la realización de las observaciones y la toma de datos necesarias para adquirir un
conocimiento básico de la petrología, estratigrafía y estructura básicas de la región. La
correcta aplicación de las técnicas de campo requiere una sólida experiencia, llevando siempre
consigo una importante impronta personal. En cualquier caso, existen un equipo y unas
técnicas básicas que cualquier geólogo debe conocer a fondo. Debe tenerse siempre muy
presente que cualquier olvido de un dato relevante o cualquier falta de entendimiento, sobre el
terreno, de la estructura de una región implica habitualmente volver a realizar de nuevo el
trabajo de campo o parte de él, lo cual es generalmente la causa de un deterioro en el
rendimiento de dicho trabajo.
El equipo básico de campo del geólogo consta de una serie de aparatos y herramientas
de uso sencillo (brújula, martillo, libreta de campo, lupa, etc.), pero que deben manejarse con
destreza. A continuación describiremos brevemente las características y el manejo de estos
aparatos.
La brújula.- Es un instrumento esencial que permite conocer la orientación de cualquier
rasgo plano o lineal que sea relevante en un análisis geológico. Existen muchos tipos de
brújulas de geólogo. Todas ellas llevan un limbo circular que puede estar graduado de
diversas maneras. La división más frecuente de éste es en grados sexagesimales, en una escala
que marca de 0 a 360º (brújula azimutal) (Fig. 2.2). Existen no obstante otros tipos de
graduaciones. Así, el limbo puede estar dividido en cuatro cuadrantes divididos de 0 a 90º
(brújula de cuadrantes); más raramente, existen divisiones en grados centesimales, en las que
el limbo está graduado de 0 a 400º. Además de precisión y solidez, los requisitos que debe
reunir una buena brújula son los siguientes:
1.- Debe llevar un clinómetro incorporado, que permita conocer la inclinación del elemento,
sea línea o plano, que se mide.
2.- Debe tener, al menos, un nivel de burbuja, que permita determinar cuando la brújula se
encuentra horizontal y, con ello, cuando la medida que se realiza es correcta.
3.- Su manejo debe ser sencillo, de forma que se pueda realizar la medida con el menor
número de operaciones posibles. En este sentido, son siempre más útiles las brújulas en las
que la medida de la orientación se hace mediante lectura directa sin necesidad de girar el
limbo. Debe tenerse en cuenta que el geólogo debe a veces realizar sus medidas en
condiciones difíciles.
4.- Debe permitir realizar las medidas adaptándose fácilmente a superficies planas o a líneas
en todas las posiciones posibles, incluso cuando la región plana o el segmento que se desee
medir sea pequeño.
2.5

Existen varias versiones similares de brújulas que cumplen los anteriores


requerimientos, como son las brújulas alemanas Freiberg (Fig. 2.2), Breithaupt y Krantz y
Brunton, y la norteamericana Brunton. Estas brújulas poseen una tapa abatible, cuya charnela
lleva incorporada lateralmente un clinómetro (Fig. 2.3), de forma que las medidas de la
orientación e inclinación de una línea o un plano pueden hacerse mediante una sola operación.
Este clinómetro tiene la ventaja de poder funcionar también como un transportador de
ángulos. Además, en el caso de las brújulas alemanas citadas, la tapa está construida de un
material mate que permite escribir sobre ella y realizar por tanto algunas anotaciones. Existen
otras brújulas geólogo ampliamente conocidas, como la Meridian suiza, o, más populares por
su asequible precio, la Silva sueca (Fig. 2.4) y la Suunto finlandesa, ambas similares. Estas
brújulas presentan la desventaja de que las operaciones de medir la dirección de buzamiento y
el buzamiento deben realizarse por separado. Además, en las dos últimas citadas, la medida de
una dirección requiere mover el limbo de la brújula, ya que es necesario hacer coincidir el
norte del limbo graduado con el extremo de la aguja imantada que apunta hacia el norte. En la
actualidad, existen brújulas de geólogo digitales capaces de almacenar en su memoria miles
de datos. En geología, interesa conocer la posición en el espacio de determinados elementos
planos o lineales asociados a las rocas, cuyo significado se especificará más adelante. Cuando
se trata de un plano, dos son los elementos cuya orientación puede medirse (Fig. 2.5):
1.- Las rectas horizontales del plano. Resultan de la intersección del plano considerado con
planos horizontales. Su orientación respecto al N se denomina «rumbo» de plano.
2.- La línea de máxima pendiente. Es toda línea contenida en el plano considerado y
perpendicular a las horizontales del plano; su orientación respecto al norte recibe el
nombre de «dirección de buzamiento». Su ángulo de inclinación () es el ángulo diedro
que forma dicho plano con un plano horizontal. Dicho ángulo, de gran importancia en
geología, se denomina «buzamiento» del plano.

Figura 2.2. Vista del cuerpo de una brújula Freiberg


en el que se muestran sus diferentes partes. 1, aguja
imantada (la parte negra apunta hacia el norte
magnético). 2, limbo graduado en grados
sexagesimales (a los números le falta un cero a la
derecha). 3, nivel de burbuja; la lectura de la brújula
debe hacerse con ésta en posición horizontal. 4, botón
que al pulsar permite oscilar libremente a la aguja
imantada en busca de la dirección norte. 5, limbo del
clinómetro; consta de dos cuadrantes graduados de 0 a
90º; a los números le falta un cero a la derecha. 6,
péndulo del clinómetro; cuando el cuerpo de la brújula
está vertical, el péndulo oscila libremente hasta
alcanzar la dirección vertical, obteniéndose la lectura
de la inclinación en el punto del limbo del clinómetro
que coincide con la punta negra situada en la parte
inferior del péndulo.
2.6

Figura 2.3. Vista lateral de una brújula Freiberg en la


que se muestra el clinómetro en la rueda que hace de
charnela de la brújula. 1, cuerpo de la brújula. 2, tapa.
3, nivel lateral de burbuja. 4, limbo graduado del
clinómetro; para medir el buzamiento de un estrato, la
tapa se pega a la superficie de éste y el cuerpo de la
brújula se pone horizontal, haciéndose la lectura del
buzamiento en el punto del limbo que coincide con la
marca negra M. Cuando la lectura del buzamiento se
hace en el cuadrante R que tiene marcados tres arcos
rojos, la orientación se mide en la parte roja de la aguja
imantada; cuando la lectura se hace en el cuadrante N,
la orientación se mide con la parte roja de la aguja, y
cuando la lectura se hace dentro del arco R’ de 35º, la
orientación se mide también con la parte roja de la
aguja.

Figura 2.4. Brújula Silva. 1, aguja imantada. 2, limbo para la medida del acimut. 3, nivel de burbuja. 4, marca
para la lectura del acimut cuando la tapa (8) de la brújula forma un ángulo obtuso con el cuerpo de la brújula. 5,
marca para la lectura del acimut cuando la tapa (8) de la brújula forma un ángulo agudo con el cuerpo de la
brújula. 6, limbo del clinómetro. 7, aguja del clinómetro. 8, tapa. 9, espejo.
2.7

En el presente texto, utilizaremos preferentemente la dirección de buzamiento para


medir la orientación de un plano con relación al N. Para ello se mide el acimut () de dicha
dirección, que es el ángulo diedro orientado formado por el plano vertical que contiene la
dirección N - S y el plano vertical que contiene la línea de máxima pendiente, de forma que la
flecha que indica el sentido de la pendiente se aleja de la arista del diedro. En una brújula
acimutal, este ángulo se mide a partir del N en el sentido de las agujas de un reloj y puede
variar entre 0 y 360 (Fig. 2.2). La forma de realizar esta medida depende del tipo de brújula
utilizado; la posición correcta para la medida en el caso de la brújula Freiberg se muestra en la
Fig. 2.6. En segundo lugar, se mide el buzamiento con el clinómetro; en la brújula Freiberg,
esta medida suele hacerse manteniendo la brújula en la misma posición que la utilizada para
medir la dirección de buzamiento y haciendo la lectura del buzamiento en el clinómetro
lateral (Fig. 2.3); no obstante, esta brújula dispone de un clinómetro más preciso dentro de la
cápsula que contiene la aguja imantada (Fig. 2.2). Por consiguiente, la medida de la posición
de un plano estructural viene dada por dos ángulos (Fig. 2.5): el acimut () de la línea de
máxima pendiente, que define la dirección de buzamiento, y el buzamiento (); Estos dos
números se expresan conjuntamente separados por una barra, es decir, /.

Figura 2.5. La orientación de un plano


estructural () en el espacio puede
definirse mediante dos ángulos: el
acimut  de la línea de máxima
pendiente p (define la dirección de
buzamiento) y el buzamiento . h0, h1,
h2, h3 y h4 son horizontales del plano;
p' es la proyección ortogonal de la
línea de máxima pendiente sobre un
plano horizontal, y AB define la
dirección norte (N). Los dos
segmentos dibujados con trazo más
grueso (h0 y p') constituyen el signo
que se utiliza habitualmente en
cartografía para representar la
orientación de un estrato, al que se
acompaña el valor del buzamiento, tal
como se muestra en el mapa de la Fig.
2.6.
2.8

Figura 2.6. Posiciones de la brújula Freiberg para medir la dirección de buzamiento y el buzamiento de un
estrato. A, cuando la superficie a medir está en posición normal; B, cuando la superficie está en posición
invertida. En ambos casos, el segmento largo h dibujado en rojo marca la dirección de las horizontales del plano
(o rumbo del plano), mientras que el segmento corto rojo p marca la dirección de máxima pendiente (o dirección
de buzamiento), que es la dirección que mide la brújula en el caso de esta figura. De acuerdo con lo mostrado en
la Fig. 2.9, la dirección de buzamiento en A viene dada por el valor en grados del punto del limbo de la brújula
indicado por la punta negra de la aguja imantada, mientras que en B, la lectura se realiza en el punto que señala
la punta roja de la aguja (la dirección de buzamiento es en este caso la opuesta a la del caso A).

Cuando se trata de estratos, los símbolos habitualmente utilizados en cartografía para


representar la dirección de buzamiento y el buzamiento de un plano se muestran en la Fig.
2.7A a E. El segmento largo del símbolo representa el rumbo del plano, mientras que el
segmento corto, perpendicular al anterior, apunta en el sentido la dirección de buzamiento;
para colocar el símbolo sobre el mapa, el acimut de esta última línea se mide con un
transportador, mientras que el buzamiento se indica mediante un número () que se coloca
junto al símbolo.

Figura 2.7. Algunos símbolos usados habitualmente en los


mapas geológicos para indicar la orientación de un plano o de
una línea de interés estructural. A, capa en posición normal. B,
capa en posición invertida. C, estratificación horizontal. D,
estratificación vertical. E foliación (plano originado por el
lajamiento como consecuencia por deformación). D, lineación.

En la convención descrita anteriormente se escribe primeramente el número que indica


la dirección de buzamiento (es un número comprendido entre 0 y 360), y después el número
que indica el buzamiento (comprendido entre 0 y 90); ambos números se escriben separados
por una barra (por ejemplo, 273/46). En algunas escuelas anglosajonas, se acostumbra a
escribir primero el buzamiento y después la dirección de buzamiento. Por esta razón, si
hubiera alguna posibilidad de confusión, debe escribirse la dirección de buzamiento con tres
dígitos y el buzamiento con dos (por ejemplo, 046/32).
2.9

La forma de escribir el resultado de las medidas es diferente cuando se mide el rumbo


de la capa en vez de la dirección de buzamiento. Esta forma de medida es común en los
geólogos anglosajones, por lo que, aunque no insistiremos aquí sobre la forma de hacer este
tipo de medida, si que describiremos las convenciones que existen para expresar los
resultados, ya que es frecuente encontrar forma de expresarlos en los textos anglosajones. Las
dos formas más frecuentes de expresar en este caso son:
- Si es una brújula de cuadrantes, el ángulo que determina el rumbo de la capa se mide de 0 a
90º desde el norte o desde el sur, indicando después del valor del ángulo el punto cardinal
hacia donde se ha medido dicho ángulo (por ejemplo, N84ºW; esto significa que el ángulo de
84º se ha medido desde la dirección N hacia la dirección W, es decir, en el sentido contrario
de las agujas del reloj). A continuación, después de una coma, se escribe el valor del
buzamiento y detrás se escribe la abreviatura del punto cardinal hacia donde se inclina
aproximadamente la capa (por ejemplo, 54ºN). Esto es necesario a causa que, a diferencia de
la dirección de buzamiento, el rumbo de la capa no tiene un sentido direccional determinado,
por lo cual, para un rumbo, dado caben dos posibles direcciones de buzamiento, por lo que el
nombre del punto cardinal que se escribe detrás del número es necesario para deshacer la
ambigüedad. Así, la medida completa se escribiría así: N84ºW, 54ºN.
- Si es una brújula azimutal, la medida del rumbo de una capa puede hacerse de 0 a 360º de
manera comparable a como se hace con la dirección de buzamiento; en este caso no es
necesario acompañar del número de letras que representen puntos cardinales. El buzamiento
se escribe como en el caso anterior. Así, por ejemplo, la medida expresada en el caso anterior
se escribiría en este caso así: 276º, 54ºN. Obsérvese que una diferencia esencial entre la
escritura de las medidas de la dirección de buzamiento y el buzamiento, y las medidas del
rumbo y el buzamiento es que, en el primer caso la dirección de buzamiento y el buzamiento
están separados por una barra, mientras que en el segundo caso el rumbo de la capa y el
buzamiento están separados por una coma.
En la Fig. 2.8 se muestra la forma de expresar las direcciones de una rosa de los vientos
en una brújula acimutal (2.8A) y en una brújula de cuadrantes (2.8B).

Figura 2.8. Convención para la especificar la orientación de una dirección en una brújula acimutal (A) y en una
brújula de cuadrantes (B).
2.10

Cuando se trata de conocer la posición de un rasgo rectilíneo de las rocas, debe medirse
su acimut (de 0 a 360º si la brújula es sexagesimal o mediante o de 0 a 90º si la brújula es de
cuadrantes, con indicación en este caso de puntos cardinales) y su ángulo de inclinación (o
inmersión –“plunge”). El símbolo a usar en la cartografía en este caso es una flecha, que se
coloca en el mapa con su orientación, y un número situado junto a ella, que indica el valor en
grados del ángulo de inclinación del elemento lineal (Fig. 2.7F). La posición correcta de la
brújula para hacer medidas de orientación de una lineación se muestra en la Fig. 2.9.
Con algunas brújulas puede ser difícil medir directamente el azimut y la inmersión de
una lineación. En tal caso, existe una alternativa para obtener estas medidas utilizando el
cabeceo (“pitch” o “rake”) de la líneación. Se denomina “cabeceo” de una lineación al menor
ángulo que forma una lineación con la horizontal del plano en que está contenida (Fig. 2.10).
La medida de este ángulo se hace tomando como lado la parte de la lineación representada por
la semirrecta situada debajo de la horizontal del plano considerada. Como puede observarse
en la Fig. 2.10, existen dos lineaciones posibles (l y l’) sobre un plano con el mismo valor 
del cabeceo. Por consiguiente, cuando estamos midiendo el cabeceo de una lineación
necesitamos discriminar entre estas dos posibilidades, estableciendo un criterio que permita
conocer cual de esas dos es la lineación que estamos midiendo. Esta discriminación se logra
indicando cual es el punto cardinal más próximo al que apunta la semirrecta de la horizontal
del plano desde la que se comienza a medir el cabeceo (OA en el caso de la lineación l de la
Fig. 2.10). Como puede verse en dicha figura, OA apunta aproximadamente hacia el sur, por
lo que diremos que la lineación l tiene un cabeceo de º medidos desde el sur. Para
determinar el azimut y la inmersión de una lineación mediante el uso del cabeceo se requieren
las siguientes operaciones:
1. Medir la dirección de buzamiento y el buzamiento del plano en el que se encuentra
contenida la lineación.
2. Medir el cabeceo de la lineación mediante un transportador de ángulos, tal como se muestra
en la Fig. 2.10, e indicar el punto cardinal desde el cual se realizado la medida.
3. Determinar el azimut y la inmersión de la lineación mediante una sencilla operación de
proyección estereográfica; esta operación se describirá más adelante.
Las medidas de la posición de un plano y de una línea que acabamos de describir son las
básicas. No obstante, pueden realizarse otros tipos de medidas que en la mayoría de los casos
se basan en las ya citadas. Así, por ejemplo, en casos en los que existen dificultades para
medir la posición de un plano, puede usarse a veces como alternativa la medida de la posición
de dos líneas no paralelas contenidas en el plano; en tal caso, las dos medidas obtenidas deben
ser posteriormente manipuladas, utilizando sistemas de proyección, que más adelante
explicaremos, para deducir la posición del plano.
En numerosas ocasiones, interesa recoger en el campo muestras orientadas de roca para
luego poderlas manipular en el laboratorio reproduciendo la posición que tenían en el terreno.
Para ello, la muestra debe de tener una faceta plana cuya orientación se pueda medir. Se mide
entonces en el campo dicha orientación, marcando con un rotulador indeleble la horizontal del
plano y la línea de máxima pendiente indicando su sentido de inclinación; para evitar
ambigüedades en la posición de la muestra, se marca sobre uno de los extremos del segmento
2.11

horizontal del plano una letra indicativa del punto cardinal que se sitúe más próximo de dicho
extremo.

Figura 2.9. Dos posiciones posibles de una brújula para medir la orientación de un elemento lineal (o lineación)
de interés estructural. En A, un borde lateral de la tapa se hace coincidir con la dirección de la lineación a medir
y el cuerpo de la brújula se sitúa en posición horizontal; de este modo se podrá determinar, con una brújula
Freiberg, el azimut y la inmersión de la línea en una sola operación. En algunos casos, puede ser difícil realizar
la medida del modo descrito en A, en cuyo caso la medida puede llevarse a cabo haciendo coincidir dos esquinas
de la brújula con dos puntos P y Q de la lineación, tal como se muestra en la parte B, colocando el cuerpo de la
brújula en posición horizontal. En esta posición sólo se puede medir el acimut de la lineación; para medir la
inmersión es necesario poner el cuerpo de la brújula vertical y con un borde pegado a la lineación, para que
pueda oscilar el péndulo del clinómetro. En ambos casos, la medida del azimut de la lineación debe hacerse con
la parte negra de la aguja de la brújula, ya que el ángulo diedro que forman la tapa y el cuerpo de la brújula está
comprendido entre 0 y 90º, y la lectura de la inmersión en el clinómetro lateral se haría dentro del cuadrante N
mostrado en la Fig. 2.8. Para realizar las medidas suele ser conveniente marcan la dirección de la lineación con
un rotulador.

Figura 2.10. Utilización del cabeceo de una lineación l


para determinar la orientación de ésta. Se mide
primero la dirección de buzamiento y el buzamiento
del plano que contiene la lineación. A la vez, se marca
con un rotulador la horizontal h del plano. Se marca
también la lineación l cuya orientación se quiere
determinar. Se mide finalmente el cabeceo  con un
transportador de ángulos. Obsérvese cómo en un
mismo plano existen por lo general dos líneas (l y l’)
con el mismo cabeceo , pero con distinta orientación.

En las medidas con brújula, debe siempre tenerse en cuenta que ésta nos indica el norte
magnético y no el geográfico utilizado en los mapas, por lo cual el ángulo que forman ambos
nortes, o declinación, cuyo valor suele venir indicado en los mapas, debe ser tenido en cuenta
para corregir los valores medidos en el campo. En muchas brújulas, como, por ejemplo, en la
2.12

Freiberg, la corrección puede realizarse ajustando adecuadamente la brújula, de tal modo que
ésta ya nos mida directamente acimuts con relación el norte geográfico. Si la brújula no ha
sido ajustada, debe realizarse la corrección antes de pasar los datos al mapa o antes de
cualquier manipulación de ellos. La corrección se realiza descontando la declinación a la
medida, si el norte magnético se sitúa al W del geográfico (declinación W), o sumando la
declinación si el norte magnético se sitúa al E del geográfico (declinación E). Debe tenerse en
cuenta que la declinación varía de una región a otra y, aunque lentamente, también varía con
el tiempo; todo ello suele venir especificado en los mapas. En todo caso, debe siempre quedar
claro si la corrección ha sido o no realizada, anotándolo en la libreta de campo o en cualquier
otro documento en el que aparezcan datos de medidas de orientación.
Aunque pueda parecer obvio, es importante tener en cuenta que se pueden cometer
grandes errores en las medidas con brújula si se colocan cerca de ésta objetos de hierro. Este
mismo problema aparece cuando las medidas se realizan sobre rocas ferruginosas; en este
caso, las medidas deben hacerse sobre una carpeta colocada paralelamente al plano en el que
se quieren realizar las medidas, la cual debe situarse algo alejada del afloramiento. Para evitar
errores en las medidas con brújula, independientemente de cual sea su causa, es muy
conveniente que el geólogo se encuentre constantemente orientado en el campo, de forma que
cuando realice una medida, pueda detectar mentalmente y de forma sistemática cualquier
anomalía importante.
La libreta de campo.- Es un elemento muy importante para cualquier geólogo, pero sus
características y su forma de utilizarla son una cuestión bastante personal. No obstante,
existen una serie de requisitos generales que debe de cumplir dicha libreta o su utilización y
que describiremos a continuación.
Debe ser una libreta resistente, con tapas duras y debe estar protegida lo mejor posible
de las condiciones adversas bajo las que a veces trabaja el geólogo.
Dentro de una libreta de campo se encierra el resultado de muchas horas de trabajo. Por
ello, es necesario tomar las precauciones debidas para evitar que un extravío de la libreta
represente una pérdida del trabajo contenido en ella. En todo caso, debe estar claro en la
libreta el nombre y dirección de su propietario y la importancia de los datos contenidos en
ella. El formato de la libreta puede ser variable, pero es útil que las páginas estén
cuadriculadas; esto facilita proporcionar los dibujos y esquemas que en ella han de realizarse.
Como alternativa a la libreta de campo pueden utilizarse fichas o estadillos sueltos de
cartulina cuadriculada o papel de dibujo fuerte. Tienen la ventaja de que se pueden ordenar
por zonas y que, si solo se llevan encima las fichas que se van a usar diariamente, el perjuicio
que ocasiona su pérdida es menor que en el caso de una libreta. A veces se utilizan formatos o
fichas donde se indican todos los datos que han de tomarse en general o en relación con algún
rasgo geológico concreto. Ello puede resultar útil, puesto que favorece el que no se olvide la
realización de determinadas medidas u observaciones. Debe tenerse, no obstante, sumo
cuidado, en que dichos formatos no representen esquemas mentales cerrados que conduzcan a
una toma sistemática y monótona de datos y observaciones, de tal modo que la libreta sea un
cúmulo de datos con muy pocas ideas detrás de ellos. La libreta debe estar por tanto siempre
2.13

abierta a que surjan nuevas hipótesis sobre el terreno, las cuales puedan a su vez conducir a la
adquisición de nuevos datos y observaciones.
Resulta generalmente muy útil incorporar a la libreta una copia del mapa o fotografía
aérea en la que se incluya el recorrido a efectuar durante la jornada de trabajo. Ello evita el
utilizar en el campo numerosos documentos distintos, lo cual siempre es engorroso, y facilita
el tener en la libreta todos los datos, incluyendo la localización de las estaciones o
afloramientos.
Dado que la investigación científica es un trabajo en equipo, es más que conveniente
que una libreta de campo pueda ser utilizada por los distintos componentes de un equipo
científico. Ello significa que la libreta de campo debe ser inteligible, y tener perfectamente
situadas en el mapa o fotografía aérea las estaciones o localidades utilizadas en la libreta.
Otros instrumentos.- El geólogo debe utilizar otras herramientas, algunas de ellas
indispensables, además de las ya descritas y que analizaremos brevemente a continuación.
Una primera herramienta indispensable es el martillo de geólogo. Su elección es, en
parte, una cuestión de gustos, aunque depende también del tipo de trabajo a realizar. Debe
tenerse muy en cuenta que no es conveniente golpear un martillo con otro martillo, puesto que
pueden saltar esquirlas peligrosas, aunque actualmente existan martillos en el mercado
construidos con materiales en los que no ocurre este problema. En cualquier caso, para sacar
muestras es muy conveniente utilizar un cincel.
La lupa de mano es una herramienta indispensable. La gama de aumentos utilizada
oscila habitualmente entre 8 y 16. Las lupas de mayores aumentos permiten observaciones
con mayor detalle, pero tienen un campo visual menor y a menudo la luz natural no es
suficiente para permitir la observación. Por ello, las lupas con los dos aumentos extremos
citados en cierto modo se complementan, existiendo en el mercado lupas dobles que permiten
la observación con ambos aumentos.
Un aparato más que conveniente es la cámara fotográfica, que debe permitir tomar
instantáneas desde distancias muy pequeñas. Las fotografías deben hacerse siempre con un
objeto que sirva de escala y que permita hacernos una idea del tamaño del motivo
fotografiado. Las fotografías no deben substituir a los esquemas realizados en el campo, sino
que ambos aspectos se complementan entre sí. Las fotografías reflejan fielmente la realidad y
por ello son a veces indispensables para la descripción de rocas y estructuras. En ocasiones,
puede ser útil sacar fotografías que permitan la visión estereoscópica, para lo cual se requiere
un solapamiento del área representada en la fotografía del orden del 60%.
Un moderno instrumento que puede ser muy útil es el GPS (Sistema de Posicionamiento
Global), que permite localizar con mucha precisión la posición de un punto determinado del
terreno en el que se encuentre el geólogo. Se trata de un aparato receptor cuya posición exacta
se determina mediante la medida de la distancia entre el receptor y al menos cuatro satélites.
Otras herramientas necesarias o muy útiles en geología son: prismáticos, rotulador indeleble,
transportador de ángulos, pequeña cinta métrica, etc.
2.14

PROYECCIÓN ESTEREOGRÁFICA
Es una proyección sumamente útil para resolver problemas geométricos
tridimensionales en los que se encuentran implicados ángulos. Es también muy útil para
mostrar la distribución de orientaciones en el espacio de una muestra de elementos
estructurales planos o lineales. No sirve, sin embargo, a diferencia del sistema acotado de
geometría descriptiva, para resolver problemas en los que están implicadas distancias.
Para visualizar el fundamento geométrico de esta proyección, consideremos una esfera,
con círculo ecuatorial horizontal H (Fig. 2.11B) y sea el plano  el elemento estructural que se
desea proyectar (Fig. 2.11A), el cual se coloca con su orientación por el centro O de la esfera.
Este plano corta a la esfera según una circunferencia E que constituye su proyección esférica
(Fig. 2.11B). Para obtener, a partir de ésta, la proyección estereográfica, consideremos
únicamente el hemisferio inferior de la esfera (Fig. 2.11C) y utilicemos como punto de vista el
polo P del hemisferio superior; unamos ahora con P los puntos de la semicircunferencia
resultante de la proyección esférica; las líneas de unión se intersecan con el círculo ecuatorial
en puntos que definen un arco de circunferencia, cuyos extremos son puntos diametralmente
opuestos del ecuador de la esfera; dicho arco es la proyección estereográfica del plano . Por
consiguiente, en esta proyección, el círculo ecuatorial es el plano de proyección y, en la
práctica, este círculo se sitúa sobre el plano del dibujo, tal como se muestra en la Fig. 2.11D.
Análogamente, la proyección de una recta r (Fig. 2.11A) viene dada por un punto r' (Fig.
2.11D). De la anterior construcción, se deducen algunas propiedades importantes de la
proyección estereográfica:
1.- La proyección estereográfica de un plano es, en general, un arco circular. Existen, no
obstante, dos posiciones particulares del plano que merecen ser destacadas: a) cuando se
trata de un plano horizontal, su proyección estereográfica coincide con la circunferencia
ecuatorial, la cual recibe el nombre de «primitiva» y b) cuando se trata de un plano
vertical, su proyección es un diámetro de dicha circunferencia.
2.- La proyección estereográfica de una recta es, en general, un punto. Análogamente al caso
del plano, existen dos posiciones particulares de la recta que deben destacarse: a) cuando
se trata de una recta horizontal, su proyección viene dada por dos puntos diametralmente
opuestos de la primitiva, y b) cuando se trata de una recta vertical, su proyección es el
centro de la primitiva.
Puede demostrarse también que la proyección estereográfica conserva los ángulos. Así,
el ángulo diedro que forman entre sí dos planos que se cortan tiene el mismo valor que el que
forman entre sí dos tangentes a sus proyecciones estereográficas trazadas por el punto de
intersección de éstas (Fig. 2.12).
En la proyección estereográfica que hemos definido anteriormente, se ha utilizado el
hemisferio inferior de la esfera (Fig. 2.11B), que es lo más común en geología estructural. Sin
embargo, en otras disciplinas, se suele utilizar el hemisferio superior; por ello, debe
especificarse el hemisferio que se utiliza en las proyecciones, sobre todo en el caso en que
pueda existir alguna ambigüedad.
2.15

Figura 2.11. Fundamento geométrico de la proyección estereográfica. A, plano () y recta (r) a proyectar; el
plano  presenta un rumbo N  S y un buzamiento  hacia el E; la recta r está contenida en el plano . B,
proyección esférica de  y r. C, visión en perspectiva del fundamento gráfico de la proyección estereográfica de
 y r. D, círculo ecuatorial de proyección H en el que se muestra la proyección estereográfica de  y r; la
proyección del plano  es el arco C y su buzamiento viene representado por '; la proyección de la recta r es el
punto r', que está contenido en el arco C.

La construcción descrita anteriormente e ilustrada en la Fig. 2.11 sirve para planos de


rumbo N - S, pero puede aplicarse a planos con cualquier otra posición. Así, si queremos
proyectar cualquier otro plano, giramos éste (o el círculo ecuatorial) respecto a un eje vertical
hasta que el rumbo del plano coincida con la dirección N - S. A continuación se proyecta en la
forma en que se indicó en el párrafo anterior. Finalmente, se deshace el giro previamente
realizado.
2.16

Figura 2.12. El ángulo diedro que forman los dos


planos cuya proyección se muestra en la figura tiene el
mismo valor que el que forman dos tangentes a dichas
proyecciones trazadas por el punto de intersección de
ambas.

Falsilla de Wulff
Las anteriores indicaciones bastan para llevar a cabo la proyección estereográfica de
cualquier plano. Sin embargo, el método es laborioso y poco práctico. Para facilitar la
proyección, se construyen unas falsillas, entre las cuales, la más sencilla de construir es la
falsilla de Wulff (Figs. 2.13 y 2.14), que contiene las siguientes líneas:
1.- Las proyecciones de planos de rumbo N - S con buzamientos de 0 a 90º y trazados a
intervalos de 2º de buzamiento. La proyección esférica de estos planos nos da un conjunto
de círculos mayores (meridianos). Las proyecciones de planos con buzamientos múltiplos
de 10º aparecen delineadas con líneas más gruesas.
2.- Las proyecciones de planos perpendiculares a la dirección N - S, cuya intersección con la
esfera de proyección da círculos menores (paralelos) dibujados para latitudes desde 0 a 90º
(medidos a partir de un círculo ecuatorial perpendicular a la dirección N - S) a intervalos
de 2º. Estos planos no pasan por el centro de la esfera de proyección, pero se proyectan de
la misma forma descrita anteriormente, dando como resultado arcos de circunferencia. Las
proyecciones de paralelos con latitudes múltiplos de 10º se dibujan con línea más gruesa
que las demás. Los paralelos (o sus proyecciones) dividen a los meridianos (o a sus
proyecciones) en arcos de 2º, lo cual permite medir ángulos con mucha precisión a lo largo
de estos y efectuar fácilmente los giros pertinentes para proyectar planos con rumbo
distinto del N - S.
2.17

Figura 2.13. Planos que se proyectan en la construcción de la falsilla de Wulff.

Figura 2.14. Falsilla de Wulff.


2.18

Falsilla equiárea o de Schmidt


La proyección estereográfica aporta una excelente vía para describir la distribución en el
espacio de las orientaciones de un conjunto de elementos estructurales, sean líneas o planos.
Ello requiere un método que permita visualizar la concentración de puntos por unidad de área
de la falsilla. Para que el método dé una descripción válida de la distribución espacial de los
elementos estructurales proyectados, es necesario que la proyección utilizada conserve las
áreas. Ni la proyección estereográfica ni la falsilla de Wulff, utilizada para facilitar dicha
proyección, tienen la propiedad de conservar las áreas. Sin embargo, la falsilla de Wulff
puede modificarse convenientemente para permitir una proyección que sí las conserve. Esta
modificación da lugar a un nuevo tipo de falsilla denominada falsilla equiárea o falsilla de
Schmidt (Fig. 2.15). Esta falsilla tiene la propiedad de conservar las áreas, es decir, si dos
figuras situadas sobre la esfera de proyección tienen áreas iguales, sus proyecciones en la
falsilla equiárea también tendrán áreas iguales entre sí. Está propiedad se encuentra ilustrada
en la Fig. 2.16 para cuadriláteros dibujados sobre la falsilla con los mismos intervalos de
“latitud” y con las mismas dimensiones en grados (10º  10º); todos ellos tienen la misma
área, independientemente de que estén situados en el centro o en la periferia de la falsilla; esto
se debe a que las tres áreas dibujadas en la falsilla tienen también la misma área entre sí sobre
la esfera de proyección. Sin embargo, a diferencia de la falsilla de Wulff, la de Schmidt no
conserva los ángulos y, por tanto no tiene la propiedad que se ilustra en la Fig. 2.12. A pesar
de ello, la falsilla de Schmidt permite resolver, al igual que la de Wulff, la inmensa mayoría
de los problemas de ángulos que se presentan en geología estructural (todos aquellos que no
requieren el uso de una transportador de ángulos), por lo cual, al permitir además visualizar
correctamente la distribución de orientaciones de elementos estructurales en el espacio, es la
más utilizada y es la que se utilizará en lo que sigue. Obsérvese que, en la falsilla de Schmidt,
las proyecciones de los círculos menores no son arcos circulares, sino que son arcos de elipse.
A pesar de todas las diferencias que pueda haber entre ambas falsillas, las técnicas de
proyección con la falsilla de Schmidt son las mismas que con la falsilla de Wulff.
2.19

Figura 2.15. Falsilla de Schmidt.


2.20

Figura 2.16. En la falsilla de Schmidt, áreas


dibujadas con los mismos intervalos de “latitud”
y con las mismas dimensiones en grados (10º 
10º en este caso) tienen la misma área,
independientemente de que estén situadas en el
centro o la periferia de la falsilla. Este hecho no
se cumple en la falsilla de Wulff.

En la actualidad, existen excelentes programas de ordenador que permiten realizar la


proyección estereográfica y efectuar, por consiguiente, la mayor parte de las operaciones que
vamos a explicar a continuación. Sin embargo, es necesario que el geólogo estructural
conozca bien esta técnica, ya que su conocimiento suministra agilidad a la hora de interpretar
las proyecciones y, además, a veces hay que utilizarla también en el campo.

Proyección de planos y rectas


Veamos a continuación como se proyectan planos y líneas mediante la falsilla de
Schmidt. Como paso previo, debe colocarse siempre un papel transparente sobre la falsilla,
sujeto a ésta mediante una chincheta colocada en el centro, de forma que el papel transparente
pueda girar sobre la falsilla. Hecho esto, debe marcarse en el papel el punto de acimut N, que,
antes de realizar cualquier proyección, deberá coincidir siempre con el N de la falsilla.
Proyección de un plano.- Sea el plano cuya dirección de buzamiento y buzamiento vienen
dados por /. Para realizar su proyección deben seguirse los siguientes pasos (Fig. 2.17):
1.- Marcar sobre el papel transparente el punto de dirección de buzamiento  (Fig. 2.17A).
2.- Girar el papel transparente hasta que el punto de dirección de buzamiento  coincida con
uno de los extremos del diámetro de dirección E - W de la falsilla (Fig. 2.17B).
3.- A partir del citado extremo, se mide, hacia el centro de la falsilla, un número de grados
igual al del buzamiento .
4.- Se dibuja, sobre el papel transparente, el meridiano de la falsilla que pasa por el punto que
resulta de realizar la medida de . El arco obtenido es la proyección estereográfica del
plano /.
2.21

5.- Para dejar el papel transparente preparado para una nueva proyección, volver a rotar de
nuevo este papel hasta hacer que coincida su marca del acimut N con el N de la falsilla
(Fig. 2.17C).

Figura 2.17. Pasos a seguir en la proyección estereográfica de un plano (diagrama ).

Un diagrama de proyección estereográfica, en el que los planos se han representado en


la forma que acabamos de describir, se denomina diagrama . A la proyección de los planos
efectuada en la manera descrita se le llama también proyección ciclográfica de éstos.
A menudo se plantea el problema contrario, es decir, dada la proyección de un plano
(Fig. 2.17C), determinar su dirección de buzamiento y buzamiento. Para resolverlo, debe
seguirse el camino inverso del que acabamos de describir, es decir:
1.- Girar el papel transparente hasta que la proyección del plano coincida con un meridiano de
la falsilla (paso de la Fig. 2.17C a la 2.17B).
2.- Marcar el punto de la primitiva que corresponde al extremo del radio de dirección E - W
que corta a la proyección del plano (punto A de la Fig. 2.17).
3.- Medir la distancia en grados comprendida entre el citado extremo del radio y el punto de
corte de éste con la proyección del plano. Esta distancia nos da el buzamiento  (Fig.
2.17B).
4.- Girar el papel transparente hasta hacer coincidir la marca del acimut N de éste con el N de
la falsilla (paso de la Fig. 2.17B a la 2.17A).
5.- Determinar la dirección de buzamiento  que corresponde al punto obtenido en el paso 2
(punto A de la Fig. 2.17A y B). Con ello tendremos determinada la posición del plano (/
) cuya proyección nos dan.
Proyección de una recta.- Para proyectar una recta de acimut  y ángulo de inclinación , se
procede de la misma forma que para la proyección de un plano, salvo que, en el paso 3
descrito anteriormente, se marca un punto al final de la distancia en grados medida, y no se
realiza el paso 4, siendo el punto marcado la proyección de la recta.
Cuando se plantea obtener el acimut y la inclinación de una recta cuya proyección se
conoce, la forma de proceder es también análoga al caso del plano variando sobre todo los dos
primeros pasos descritos, que se realizarán de la siguiente manera:
2.22

1.- Girar el papel transparente hasta que el punto que representa la proyección de la recta se
sitúe sobre la dirección E - W.
2.- Marcar el punto de la circunferencia exterior de la falsilla que corresponde al extremo del
radio de dirección E - W que contiene al punto que representa la proyección de la recta.
Los pasos restantes (3, 4 y 5 descritos para el caso del plano) siguen siendo válidos
cambiando solamente la palabra «plano» por la palabra «recta».
La proyección de un plano, tal como se ha descrito previamente, es un arco. Esto
significa que, cuando hay que trabajar con la proyección de muchos planos, el dibujo puede
quedar totalmente enmarañado, lo que dificulta mucho su manejo e interpretación. Para salvar
esta dificultad, existe una posibilidad de representar un plano en proyección estereográfica
mediante un punto. Esto se logra proyectando, en vez del plano, una recta perpendicular a
éste. Su punto de proyección se llama polo o proyección polar del plano. Para proyectar esta
recta, debe tenerse en cuenta que se inclina en el sentido opuesto que el plano, siendo su
ángulo de inclinación el complementario del buzamiento del plano. Así, por ejemplo, si el
polo de un plano se inclina 30º hacia el NW, el plano se inclinará 60º hacia el SE. Este hecho
debe tenerse en cuenta tanto a la hora de proyectar como a la hora de interpretar una
proyección polar. Si nos dan la dirección de buzamiento y el buzamiento del plano (/), los
pasos a seguir para realizar la proyección polar son los siguientes (Fig. 2.18):
1.- Marcar sobre el papel transparente el punto de dirección de buzamiento  (punto A Fig.
2.18A).
2.- Girar el papel transparente hasta que el punto A coincida con uno de los extremos del
diámetro de dirección E - W de la falsilla (Fig. 2.18B).
3.- En el diámetro E - W que contiene el punto A, se mide el ángulo  desde el centro de la
falsilla hacia el extremo opuesto de aquel en el que se sitúa A. El punto P, marcado al final
de la distancia angular , es el polo del plano (Fig. 2.18B).
4.- Para dejar el papel transparente preparado para una nueva proyección, se rota de nuevo
este papel hasta hacer que coincida su marca del acimut N con el N de la falsilla (Fig.
2.18C).
Para conocer, a partir del polo P de un plano, su dirección de buzamiento y buzamiento
(/), se procede de la manera inversa a la que acabamos de describir, es decir:
1.- Girar el papel transparente hasta que el polo del plano se sitúe sobre el diámetro de
dirección E - W (paso de la Fig. 2.18C a la 2.18B).
2.- Marcar el punto A de la circunferencia exterior de la falsilla que corresponde al extremo
del radio de dirección E - W en el que no se encuentra el polo del plano (Fig. 2.18B).
3.- Medir la distancia en grados que existe entre el polo del plano y el centro de la falsilla. El
valor obtenido es el buzamiento  del plano (Fig. 2.18B).
4.- Girar el papel transparente hasta hacer coincidir su marca de la dirección N con el N de la
falsilla (paso de la Fig. 2.18B a la 2.18A).
2.23

5.- Determinar la dirección de buzamiento  que corresponde al punto A obtenido en el paso


2. Con ello tendremos determinada la posición del plano (/) cuya proyección polar nos
dan.
La proyección polar permite resolver, como se verá en capítulos posteriores, muchos de
los problemas de ángulos que se plantean entre planos, siendo una proyección muy útil
cuando hay que utilizar la proyección de muchos planos. Un diagrama de proyección
estereográfica en el que los planos se han representado mediante su proyección polar se
denomina diagrama .

Figura 2.18. Pasos a seguir en la proyección polar de un plano (diagrama ).

Figura 2.19. Falsilla equiárea polar o de Billings.


2.24

Para proyectar rectas o polos de planos, es muy útil la llamada falsilla equiárea polar o
falsilla de Billings (Fig. 2.19), que permite efectuar la proyección sin necesidad de rotar el
papel transparente que cubre la falsilla, por lo cual la proyección es muy rápida; basta situar el
acimut de la recta o plano a proyectar en la primitiva de la falsilla, y medir luego, a lo largo
del radio correspondiente de la falsilla, el buzamiento en la forma descrita anteriormente,
según se trate de la proyección de un recta o de la proyección polar de un plano. El resultado
final de la proyección es idéntico al que se obtiene con la falsilla de Schmidt.

BUZAMIENTO APARENTE
El buzamiento de un estrato es el ángulo de inclinación de su línea de máxima
pendiente. Cualquier otra línea contenida en el plano del estrato tendrá un ángulo de
inclinación menor que el buzamiento. Cuando hacemos un corte vertical en una zona en la
que existe un contacto inclinado, el buzamiento que éste aparentará tener será la inclinación
de su línea de intersección con el plano del corte. Si este plano contiene la dirección de
máxima pendiente (Figs. 2.20 y 2.21), el buzamiento que se observa es el real, pero si no la
contiene, se observa una inclinación menor que se denomina buzamiento aparente del
contacto en la dirección del corte. En el caso extremo en el que el plano del corte tenga el
rumbo de las horizontales del contacto estratigráfico, el buzamiento aparente será nulo (Fig.
2.21). En consecuencia, el buzamiento que hay que reflejar en un corte realizado en una
dirección diferente de la de la línea de máxima pendiente del contacto a representar, es el
buzamiento aparente.
A partir de la Fig. 2.20, se deduce fácilmente que el buzamiento aparente ' viene dado
por
tg ' = tg  cos 
expresión que se ha representado gráficamente en la Fig. 2.22 para diversos valores de .
Dado que el problema de encontrar el buzamiento aparente de un estrato o contacto, una
vez conocido el buzamiento real, es un problema en el que sólo se encuentran implicados
ángulos, resulta muy fácil de resolver mediante proyección estereográfica. Para ello (Fig.
2.23): 1) se realiza un diagrama  de la superficie del estrato; 2) se marca, sobre el papel
transparente que cubre la falsilla de Schmidt, un punto C1 en la circunferencia exterior de
ésta, que corresponda al acimut de la dirección en la que se quiera determinar el buzamiento
aparente (Fig. 2.23A); 3) girando el papel transparente, se lleva el citado punto a situarse
sobre un extremo del diámetro de dirección E - W y, en esta posición, se mide la distancia
A1C1 en grados entre el punto que representa la dirección C1 y el punto A1 de intersección de
la proyección del plano con la citada dirección E - W; este número de grados (13º de la Fig.
2.23B) nos da el valor del buzamiento aparente buscado.
2.25

Figura 2.20. Bloque diagrama en el que se muestra el


buzamiento real  y el buzamiento aparente ' de una
capa.

Figura 2.21. Buzamiento aparente de una capa.


Obsérvese cómo este buzamiento varía en función de
la orientación del plano sobre el que se efectúa la
observación.

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90

Figura 2.22. Gráfica para determinar el buzamiento aparente ' en función del buzamiento real  para diversos
valores ( sobre las curvas) de la diferencia de acimuts entre la dirección de buzamiento y la dirección a lo largo
de la cual se desea conocer el buzamiento aparente.
2.26

A veces interesa resolver el problema contrario, es decir, determinar, a partir de


buzamientos aparentes, el buzamiento real de un estrato o contacto litoestratigráfico. En este
caso se requiere conocer al menos el buzamiento aparente a lo largo de dos direcciones
distintas, a no ser que se conozca el acimut del buzamiento real, hecho poco frecuente, en
cuyo caso basta con un solo dato de buzamiento aparente. Supongamos el caso en el que se
conocen los buzamientos aparentes a lo largo de dos direcciones. El método de proyección
estereográfica es el más sencillo para resolver el problema. Para ello se proyectan las dos
direcciones dadas con sus buzamientos aparentes (r1 y r2 de la Fig. 2.24A); los puntos
obtenidos (A y B) se giran hasta que puedan unirse mediante un meridiano de la falsilla,
obteniéndose así la proyección del plano que representa el estrato buscado, cuya dirección de
buzamiento y buzamiento (28/50) se pueden obtener por métodos ya conocidos.

N 19 o
N
18 o

o
18
C1

o
13
A1 C1

A B
Figura 2.23. Método para determinar el buzamiento aparente de una capa para una dirección dada C1,
conociendo el buzamiento real.

Figura 2.24. Método para determinar el buzamiento real de una capa a partir de los buzamientos aparentes en
dos direcciones dadas (r1 y r2).
2.27

El problema que acabamos de explicar tiene a veces aplicaciones importantes en


algunos casos en los que no es posible medir con la brújula en el campo una superficie de
estratificación, o cualquier otra superficie estructural, pero sí que es posible medir la posición
de dos líneas de dicha superficie o de dos superficies paralelas, lo cual permite deducir, por
los métodos descritos, el buzamiento real.

DIAGRAMAS EN ROSA
Cuando se trata de mostrar gráficamente la orientación de elementos estructurales
planos (por ejemplo, fracturas) aproximadamente verticales, basta con mostrar la distribución
de los rumbos de los planos medidos. Dado que en este caso se trata de mostrar la distribución
de frecuencias de una sola variable (rumbo de la estructura), no es necesario utilizar una
proyección estereográfica, en la cual están implicadas dos variables (dirección de buzamiento
y buzamiento), sino que basta con usar una especie de histograma circular que recibe el
nombre de diagrama en rosa. Para construir éste, los datos del rumbo de las estructuras se
separan en clases con intervalos de 5 o 10º. La frecuencia obtenida para cada clase, expresada
en número de datos o en porcentaje, se representa mediante sectores circulares estrechos
utilizando una plantilla como la que se muestra en la Fig. 2.25. El radio de cada sector debe
ser proporcional a la frecuencia. Dado que el rumbo representa una dirección sin un sentido
determinado, los dos sentidos posibles de un rumbo son equivalentes; es decir, las direcciones
Xº y Xº +180º representan el rumbo del mismo plano. Como consecuencia, para realizar un
diagrama en rosa basta considerar los datos de rumbo de cada clase en el intervalo de una
semicircunferencia de orientaciones (por ejemplo, de 0 a 180º); con los datos así obtenidos se
construye el diagrama, cuyos sectores circulares se dibujan simétricamente en el sentido
opuesto, de forma que el diagrama en rosa final tenga simetría central. Un ejemplo de este
tipo de diagrama se muestra en la Fig. 2.26; como puede observarse, una vez elaborado el
diagrama, se suele borrar la plantilla en la que se ha realizado. La ventaja que presentan estos
diagramas es que ofrecen una visualización de las orientaciones muy fácil de interpretar. Un
problema de estos diagramas es que, al ensancharse las barras radiales al aumenta la
frecuencia de los datos, dan una imagen exagerada de las clases con direcciones dominantes,
mientras que las clases con frecuencia baja apenas quedan reflejadas en el diagrama.
2.28

Figura 2.25. Plantilla para construir un diagrama en rosa. En él pueden considerarse intervalos de clase de 5 o de
10º.

Figura 2.26. Ejemplo de diagrama en rosa; n


es el número de datos utilizados para construir
el diagrama. Obsérvese que el diagrama tiene
simetría central. Si los datos representados se
refieren, por ejemplo, al rumbo de un grupo
fracturas subverticales, el diagrama nos indica
que el rumbo dominante es el NE – SW.

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