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La ética debe ser un asunto crucial en los procesos investigativos y debe considerarse uno de
los principales criterios de calidad. El aporte teórico que un estudio pueda dar a un campo de
conocimiento no puede ser valorado independientemente de los procedimientos éticos que se
utilizaron para su desarrollo.
¿Qué es la Ética?
La ética está asociada, a la filosofía, trata los valores, la moral y las responsabilidades que
rigen el comportamiento profesional respecto a las consecuencias emanadas de la misma
investigación.
Según Resnick (s.f., 2), la ética se puede definir como “…las normas de conducta que
distinguen entre el comportamiento aceptable e inaceptable”.
En tal sentido, Sieber sostiene que ser ético es “parte de un proceso de planeación, tratamiento
y evaluación inteligente y sensible, en el cual el investigador busca maximizar los buenos
productos y minimizar el riesgo y el daño” (Sieber, citado por Sañudo, 2006, p. 2).
La ética orienta al investigador hacia una conducta moral correcta a lo largo del proceso
investigativo con los participantes y con la institución en la cual se realiza el estudio.
Desde la investigación educativa, “un acto ético es el que se ejerce responsablemente,
evitando el perjuicio a personas, que a veces se realiza inconscientemente, por estar vinculado
el daño a los métodos que el investigador utiliza para la consecución de sus fines” (Buendía
y Berrocal, s.f., 6).
Los principales problemas éticos identificados por Buendía y Berrocal, (s.f., 8), son:
Una investigadora está en un aula de estudiantes de quinto grado y desea conocer las causas
del bajo rendimiento académico en los estudiantes de ese grado. Entonces toma una lista de
estudiantes cuyas calificaciones son bastantes deficientes y en frente al grupo de estudiantes
indica: “bueno vamos a ver... Porque es que ustedes sacan malas notas...” y con un tono de
voz intimidante continua diciendo: “...Carlos usted tiene una calificación de 40 en
matemáticas y una nota de 50 en español, dígame porque es que saca esas notas tan terribles”.
Los siguientes son los principales principios éticos que envuelven la investigación educativa;
algunos han sido expuestos por autores(as) aquí citados; sin embargo, se aclara que no se
trata de una lista exhaustiva:
1. Acatar los valores morales fundamentales y los secundarios (Marlasca, 2010). Dentro de
estos, sobresale el respeto natural a la verdad y a la dignidad.
2. Obedecer las leyes que gobiernan nuestra sociedad: “La legislación o prescripciones
jurídicas de cualquier comunidad” (Menéndez, 1998, p. 13).
3. Respetar la propiedad intelectual: “Reconocimiento de los trabajos que han sido utilizados
para obtener información, y de cualquier persona que haya colaborado en el trabajo”
(Beveridge citado por Ander-Egg, 1995, p. 43).
4. “No utilizar ideas o resultados preliminares ajenos que se hayan dado a conocer en una
conversación, sin permiso para hacerlo” (Beveridge citado por Ander-Egg, 1995, p. 43).
5. “No usurpar, calificando como propio, el trabajo que sólo se ha supervisado como director
de un instituto, presentándose como coautor y colocando su nombre en primer lugar”
(Beveridge citado por Ander-Egg, 1995, p. 43).
7. La investigación educativa dentro del marco de la investigación social se realiza con seres
humanos; las y los informantes gozan del derecho de ser informados sobre la finalidad y el
destino de la pesquisa.
8. Evitar todo tipo de discriminación asociado con el género, la edad u otras formas
inclusivas.
10. Conocer, previo al estudio, los códigos y las normas éticas que rigen los establecimientos
educativos donde se ejecuta el estudio.
11. Actualiza el conocimiento a través de capacitación constante, lo que Ander-Egg
denomina “formación permanente”; debido al cambio acelerado, tanto en los escenarios
modernos como en los contextos del conocimiento científico.
12. Adoptar una actitud científica como proyecto y estilo de vida (Ander-Egg, 1995).
13. No alterar los datos ni los resultados de una pesquisa, tampoco presentar datos
falsificados ni fabricarlos, tergiversando así la información.
14. Registrar todas las fuentes como seguras y confiables, ya sean impresas o digitales,
inclusive discos compactos, y otras provenientes de Internet; la violación a este principio
implica el delito de plagio.
15. Cumplir con los lineamientos técnicos y metodológicos al hacer las observaciones de
campo y etnográficas.
16. Garantizar el anonimato de las y los informantes, especialmente, cuando estos así lo han
solicitado.
Conclusiones
Pese a lo anterior, el quehacer investigativo en los contextos educativos debe estar regido por
normas, prioritariamente, por un código ético que le permita al investigador hacer su aporte
al campo y producir nuevos conocimientos, por cuanto salvaguarda en todos sus extremos
(desde el punto de vista físico, psicológico, emocional) la integridad de los actores
involucrados en el proceso.
Un quehacer investigativo éticamente correcto involucra, entre otras cosas, el respeto a los
derechos de los participantes, el consentimiento informado, la garantía de la confidencialidad
de la información, la protección de la identidad, el uso cuidadoso y autorizado de la imagen,
por citar algunos de ellos. Además, y no menos importante, un trato profundamente
respetuoso de las opiniones, del sistema de creencias y de las pautas culturales de los
participantes. La ética en los procesos investigativos, en el campo de la educación, ocupa un
lugar prioritario, especialmente, cuando se trabaja con niños y adolescentes u otras
poblaciones vulnerables.