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8.3.

La monarquía democrática de Amadeo I


El mismo día en que el joven rey desembarcaba en Cartagena, Prim fue asesinado. La
monarquía democrática no llegó a consolidarse porque Amadeo, pese a su buena voluntad,
se encontró con muchos problemas. Carlistas y monárquicos alfonsinos eran enemigos
suyos, así como los republicanos. No contaba con apoyos sociales y sí con la oposición de
la aristocracia y de la Iglesia. Los progresistas por otra parte estaban divididos entre
constitucionalistas de Sagasta y radicales de Ruiz Zorrilla. Las disensiones con unionistas y
demócratas eran cada vez mayores, lo que originaba una gran inestabilidad política. Para
agravar la situación estallaron dos guerras: la 3ª carlista y en Cuba. Amadeo, cansado e
impotente, abdicó.

8.4. La Primera República (1873)


Fracasada la monarquía de Amadeo, ante la ausencia de otro candidato monárquico
aceptable y tras una votación en Cortes, fue proclamada la Primera República (11 de
Febrero de 1873). En las elecciones de mayo los republicanos obtuvieron el 90% de los
votos, pero hubo gran abstención.
La República tuvo muchos problemas. Los republicanos, en su mayoría intelectuales y
clases medias reformistas, no tenían apenas apoyo social y además estaban divididos en
federales – con Pi y Margall al frente, partidarios de un Estado federal descentralizado - y
centralistas, a la vez que los intransigentes promovían la violencia para alcanzar
reivindicaciones sociales. Hubo una enorme inestabilidad política, sucediéndose en menos
de un año cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar).
Pi i Margall elaboró un proyecto de constitución (1873) que defendía la República como
forma de Estado, el federalismo y la separación de Iglesia y Estado, así como más amplias
libertades y derechos ciudadanos, pero no llegó a entrar en vigor. Los republicanos tomaron
medidas radicales, como la supresión de los consumos y quintas y de la esclavitud en las
islas de Cuba y Puerto Rico, entre otras.
Pero la agitación social era continua. Los campesinos andaluces ocuparon tierras y los
obreros organizaron una huelga general en Alcoy. Seguían las guerras en Cuba y la
Tercera Carlista y por último estalló un movimiento insurreccional promovido por los
federales intransigentes: el Cantonalismo. En Levante, Murcia y Andalucía se proclamaron
cantones independientes y soberanos Cádiz, Algeciras, Málaga, Granada, Castellón y
muchos otros. El cantón más importante fue el de Cartagena. Pi y Margall dimitió, incapaz
de controlar la situación sin traicionar sus principios antimilitaristas. Salmerón recurrió al
ejército, que sometió a los cantones. Sólo Cartagena resistió hasta enero de 1874, gracias
al apoyo de los marinos.

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