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Curso: Para entrar al Discurso del Psicoanálisis – 2011 1

La transferencia en el análisis y con el psicoanálisis

Para entrar al Discurso del Psicoanálisis

Anabel Salafia
1 de abril de 2011

(Clase no corregida por el autor)

Anabel Salafia: Buenas tardes, vamos a comenzar o en todo caso a hacer una introducción al
comienzo del trabajo en este curso. Esta va a ser más que una clase, una introducción al
desarrollo que vamos a hacer durante este año y que ustedes habrán visto anunciado en el
plan de trabajo que presentamos en la cartilla.
Este año el trabajo va a ser acerca de la transferencia, ese va a ser el tema, o podríamos decir
acerca de la transferencia y del amor, porque cuando se habla de la transferencia, se habla de
amor.
Ya ustedes esto lo conocerán probablemente por los artículos de Freud, hay uno directamente
que lleva por titulo “El amor de transferencia” y donde se trata y siempre se trató durante
mucho tiempo de resolver una serie de enigmas y de interrogantes que presentó desde el
principio la transferencia.
En primer lugar podríamos decir como enigma el qué es la causa, qué es lo que opera o
funciona como causa de la transferencia y allí la palabra causa no es inofensiva, inocente; la
palabra causa allí va a poner en juego algo fundamental que es lo que podemos decir inaugura
Lacan con la lectura de “El banquete” en el Seminario de “La transferencia”, el seminario que
tiene, como parte fundamental o central, porque hay también otras partes que conciernen a la
transferencia pero fundamentalmente “El banquete”, porque “El banquete”, un texto en la
filosofía de Platón es lo que, decía, hace que se introduzca respecto de esta cuestión de la
transferencia o que opere una apertura que no había existido desde su descubrimiento por
Freud en un momento en que renuncia a la práctica de la hipnosis. Es la renuncia a la práctica
de la hipnosis a lo mejor lo que podemos decir es la condición de posibilidad del
descubrimiento de la transferencia.
Vamos a hablar sobre este acontecimiento tal como sucede en los principios del psicoanálisis
pero, decía ahora, con Lacan en el momento en que trata en este Seminario de “La
transferencia” “El banquete” de Platón, hay algo en particular que allí se opera que tiene que
ver con la relación entre el amor y el deseo, o podríamos incluso decir del amor como deseo. Y
preferiría este tipo de fórmula para luego aclarar cómo esto funciona, cómo efectivamente
vamos a ir a hacer una diferencia entre el amor y el deseo pero para poder hacer esa diferencia
entre el amor y el deseo tenemos, en principio, que considerar esto que decía, el amor como
deseo, es decir el amor en una relación a la falta, en una relación a una falta, es esto lo que
aparece en “El banquete” en la referencia a Poros y Penia, que remite a la relación entre el
amor y la falta, entre el amor y no tener. Y luego vamos a ver que es precisamente el tener el
objeto de la falta – y esto puede parecer una contradicción muy especial porque es tener y
además el objeto – tener, poseer el objeto de la falta es algo que es lo que va a desencadenar
en el caso de “El Banquete” en Alcibíades el deseo con respecto a Sócrates que en la ocasión
podemos decir justamente se presenta como deseante, no de Alcibíades ni de alguien en
particular sino como deseante y diciendo que no sabe de otra cosa o que de lo único que sabe
es acerca del Eros. El Eros reúne esto que decía, el amor y el amor como deseo, ese es el
sentido verdadero del Eros en “El Banquete”.
Lacan dice en algún momento en este seminario de “La transferencia” – enseguida voy a hacer
una aclaración con respecto a eso – que Sócrates es uno de aquellos a los que le debemos el
alma o que le debemos un alma por el hecho de haber dado consistencia a lo que llamamos la
transferencia. Dice, la transferencia es un punto fundamental, agrego yo, de la interrogación
socrática.
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La transferencia en el análisis y con el psicoanálisis

Hay quienes como Maurice Blanchot que han visto en Freud otro Sócrates, un segundo
Sócrates. Hay otro momento en que Lacan va a decir, Sócrates es quien descubrió la
transferencia, no es Freud quien descubrió la transferencia, es Sócrates quien descubrió la
transferencia.
Hay un múltiple interés respecto del tratamiento de “El Banquete”, un texto que no solamente
es tratado muy extensamente por Lacan sino también dentro de la filosofía política por Strauss,
no Levi-Strauss sino Leo Strauss.
No creo que en el curso de Strauss, porque eso es lo que es estas clases de Strauss que da en
Estados Unidos sobre “El Banquete” fueron publicadas creo que de manera óptima y el libro
lleva por título eso, “Clases sobre El Banquete” y en algún momento es interesante comparar y
relacionar la lectura que hace Lacan de “El banquete” con la que hace este autor pero no es
algo que podemos hacer en el marco de este curso, solamente lo menciono porque puede ser
que lo vuelva a mencionar.
Además en este curso no vamos a dedicarnos, como hemos hecho otros años, a trabajar
respecto del Seminario de “La transferencia” únicamente; sino a la transferencia en distintos
seminarios, en distintos momentos de la enseñanza de Lacan y aportando a esto, todo lo que
proviene de nuestra experiencia y también, como ustedes habrán visto, de la experiencia y la
transmisión de otros analistas como pueden ser los que están mencionados en el programa,
Gerard Pommier, Erik Porge, Le Gaufey, Safouan y algunos otros que en este momento no tiene
sentido que me esfuerce en hacer una lista completa de la cuestión pero efectivamente
cuestiones como si hay o no hay transferencia en la psicosis; lo digo porque hay un libro de
Pommier publicado por editorial Kliné que trata acerca de la transferencia en la psicosis.
Es sabido que no hay un acuerdo general acerca de si hay o no hay transferencia en la psicosis,
es decir que hay distintas posiciones. En determinado momento vamos a considerar, analizar
esta posición, estas distintas posiciones, la tenemos explicita en Pommier y a veces implícita
en otros autores. Es algo que de la misma manera que Lacan basa su desarrollo en lo que ya se
ha hecho respecto de la transferencia, con Freud y después de Freud en los postfreudianos,
esos textos también vamos a tenerlos en cuenta, pero de la misma manera que Lacan hizo esto
vamos a tener nosotros en cuenta los textos y los desarrollos de esta ultima generación de
analistas.
Entonces decía, no vamos a hacer un desarrollo sobre el seminario de “La transferencia”, si
vamos a referirnos a muchos puntos que están allí articulados, particularmente en las últimas
clases, en los últimos capítulos del seminario.
El año pasado, para los que han estado aquí esto es claro y evidente pero podría haber
personas que no estuvieron aquí el año pasado, este es un curso que se renueva todos los años
- que se renueva quiere decir que hay un comienzo cada año del curso - y en este caso el
comienzo del curso toma, como suele suceder, el final del anterior. Pero observarán ustedes
que como el año pasado, decía - no lo terminé de decir – trabajamos con el Seminario 11, o
sea entre los cuatro conceptos fundamentales, la transferencia se encuentra como uno de
ellos, trabajamos allí cuestiones concernientes a la transferencia como concepto fundamental,
y, digo, pueden observar que no seguimos un orden cronológico porque vamos ahora a
referirnos en algún caso también a seminarios posteriores al seminario 11, pero la mayor parte
de nuestro desarrollo tendrá que ver con seminarios anteriores al seminario 11. Es decir más
bien – por eso decía los últimos capítulos del seminario de “La transferencia” – es algo que
vamos a poner en relación ya desde la próxima clase con el último capítulo o la última clase del
seminario 11.
Este orden es perfectamente articulable y muy esclarecedor respecto de puntos, y de
articulaciones que en el seminario 11 pueden haber resultado no del todo claros. En el caso
del último capitulo no lo tocamos nosotros el año pasado, no hicimos un desarrollo sobre la
clase XX del seminario 11 justamente porque consideramos que era necesario un desarrollo
que viniera de más atrás para que fuera posible la lectura posible e interesante para todos
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nosotros la lectura de esta última clase que sin duda es clave en lo que tiene que ver con la
transferencia en la enseñanza de Lacan.. Y es algo que también vamos a ver es la forma en que
se produce una articulación entre el seminario de “La transferencia” y el seminario de “La
angustia”, el seminario de “La transferencia” y el seminario de “La identificación”. Es decir que
esto es un curso acerca de la transferencia en el análisis y, como dice lo que hemos puesto en
el titulo, en el análisis y con el psicoanálisis.
Es decir, nos interesa estos dos aspectos de lo que es una misma cuestión probablemente pero
que resulta interesante discernir.
Se supone que la transferencia con el psicoanálisis es la transferencia del analista, que es el
analista el que tiene una transferencia con el psicoanálisis habiéndo resuelto lo que tenía que
ver con una transferencia en el análisis, pero esta no es la única forma en que puede
considerarse esto, es decir es a partir de aquí que puede entenderse de qué se habla cuando se
habla del psicoanálisis en extensión o de la transmisión del psicoanálisis. Se trata ahí de una
transferencia con el psicoanálisis, para decirlo más precisamente, con este discurso, con el
psicoanálisis como el discurso que el psicoanálisis es.
Lacan dice en algún momento en lo que se llama la Proposición de Octubre del `67…, es una
proposición. Una proposición, para quienes no conozcan la Proposición de Octubre es una
proposición respecto de algo que Lacan propone como dispositivo para que una Escuela de
psicoanálisis funcione como tal, como Escuela de psicoanálisis, y dentro de esos dispositivos
está el pase y tiene que ver con esta propuesta que Lacan va a plantear respecto de la
transferencia y respecto de la entrada en el discurso del psicoanálisis. Esta expresión se
encuentra en la Proposición, yo no la tomé de allí, me alegra no haberla tomado de allí cuando
pensé que era una forma apropiada de llamar a este curso de esta manera y me alegra, por
supuesto, haber encontrado que Lacan en la Proposición la utilice. Y dice, por ejemplo, lo que
menciona es a lo que Lacan aspira, a que con el pase se produzcan testimonios de lo que para
el pasante fue su entrada en el discurso del psicoanálisis; fue en su análisis su entrada en el
discurso del psicoanálisis. ¿Se entiende?, su entrada en el discurso que el discurso es el lazo
social que el análisis es y el análisis es el análisis de ese lazo social precisamente que es el que
está en juego en la transferencia. Entonces esto, a su vez, ese testimonio de la forma en que se
ha producido esta entrada en el discurso del psicoanálisis para el pasante, es algo que se
convertirá – eso es a lo que Lacan aspira – en una enseñanza sobre lo que para él fue la entrada
en un discurso del psicoanálisis en su análisis; en primer lugar en su análisis. Es decir que esto
último es lo que concierne a la transferencia con el psicoanálisis, por eso la transferencia no es
solamente ni únicamente como se pudo considerar y todavía quizás se pueda considerar, un
término relativo a la técnica, a lo que es la técnica en el análisis. La técnica en el análisis, la
técnica en el psicoanálisis tiene una muy, muy estrecha articulación con la ética.
Técnica y ética son términos que en determinado momento, podríamos decir se superponen o
se deben superponer y esto es bastante importante respecto de lo que decía en cuanto a la
transferencia con el psicoanálisis, ¿por qué?, porque efectivamente el considerar a la
transferencia como podría ocurrir con otros términos que conciernen a la técnica, la resistencia
por ejemplo y en especial, cuestión sobre la que también trabajaremos mucho, la resistencia o
lo que pueden ser los mecanismos de defensa, la defensa o la resistencia son los términos que
Lacan analiza en el Seminario 1, el primer seminario, el seminario sobre “Los escritos técnicos”
donde también, por supuesto, habla Lacan de la transferencia, pero vamos a ver cómo estos
términos, que son supuestamente técnicos, confluyen con una ética que concierne a la práctica
del análisis muy especialmente. Esa ética es una ética singular, es una ética de la que no basta
decir que no se trata de una moral, que no es una moral; es una ética singular porque es una
ética que está ceñida por las constricciones que supone el discurso del psicoanálisis. Es eso, es
ajustarse a una determinada lógica y de eso resulta una determinada ética y en ese sentido
esto hace a la transferencia con el psicoanálisis porque, piensen ustedes, – es un poquito largo
de explicar para hacerlo hoy – que cuando un término se toma como técnico se lo abstrae
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completamente del discurso al que ese término pertenece y si estos términos se toman como
técnicos vamos a ver creo que bastante fácilmente en nuestro desarrollo, no hay ninguna
transferencia que se esté realmente teniendo en cuenta en la práctica de ese tratamiento al
que podemos llamar de distintas maneras pero que no podríamos llamar un análisis, aunque
todas las convenciones referidas a lo que se llama el encuadre, a lo que se dio en llamar el
encuadre más los rituales y todo lo que corresponde de una manera como preestablecida, todo
esto pasa a formar parte de ese mismo aspecto de la aplicación de una técnica en relación a lo
que se está haciendo y supone, como decía, ningún compromiso, ninguna transferencia, ya sea
de aquél que está en el supuesto lugar del analista como del otro que está en el lugar del
paciente. Quiero decir que lo que se ponga allí en juego de la transferencia, justamente si la
transferencia es un término técnico, es algo que – vamos a ver – en lo que tiene que ver con el
amor y su relación con el deseo o con el amor como falta no podrá, por ejemplo, ser
analizado.
Yo recuerdo hace muchos años un pequeño grupo de personas que hacía su trabajo en un
centro de asistencia, estas personas trabajaban sobre cuestiones lingüísticas con pacientes
neuróticos y psicóticos que concurrían a este centro y podían aportar una información que era
muy interesante pero en determinado momento este trabajo no lo podían continuar y no lo
pudieron continuar porque el hecho de trabajar con estos pacientes en cuestiones relativas al
lenguaje y al uso del lenguaje desencadenaba una transferencia que ellos, por supuesto, no
tenían la formación necesaria como para poder sostenerla, sostener esto que había ahí en
juego y que por supuesto esto significaba para estas personas muy bien intencionadas, muy
inteligentes y que hacían un trabajo realmente apreciable, eran motivo de situaciones de gran
angustia por parte de estas personas porque no sabían qué es lo que, por el recurso a la
palabra, es decir por el recurso a la palabra y al lenguaje, se les podía de alguna manera venir
encima. Claro está, no podían estas personas, como decía, sostener la transferencia y
fundamentalmente por algo que veremos en determinado momento muy claramente y
particularmente en uno de los capítulos del seminario 8 y en el capítulo o la lección del
seminario en que Lacan habla de la angustia y el deseo vamos a ver que hay algo allí que es
muy claro y que Lacan va a decir y es que con respecto a la angustia, a la angustia señal, esta
señal el analista no puede darla. Es una necesidad absoluta que esté en una relación con
respecto a su deseo y a sus propias cuestiones, suficientemente resuelta, como para no
desencadenar esta señal de angustia, con lo cual este vínculo esencial que hay entre la angustia
y el deseo en la transferencia no podría ser considerado el analista de alguna forma, se
sustituiría ahí al paciente y con esto podría haber distintos desenlaces de la cuestión pero
habría quizás uno como el más clásico que es que esta función de la angustia se perdería.
Se entiende que no se trata de que el analista no debe dar la señal de angustia porque el
paciente se angustiaría más, sino que el analista no debe dar la señal de angustia porque de
esta manera le roba, podríamos decir, la angustia y por lo tanto la relación con el deseo que se
pone en juego en la transferencia respecto de la angustia al analizante.
Son ejemplos muy generales, puntos muy generales y diversos puntos que estoy tocando para
tratar de darles una idea de lo que vamos a desarrollar de una manera bien articulada, paso a
paso articulada para justamente poder establecer la diferencia que es necesaria establecer
entre en lo que tiene que ver con la transferencia y con el amor, esta diferencia relativa a lo
que es la transferencia en lo simbólico, que en algún momento Lacan llama transferencia
simbólica, pero la transferencia en lo simbólico, la transferencia en lo imaginario y lo real de lo
que pone en juego la transferencia en lo que tiene que ver con el amor, que esa es la otra
pregunta: ¿Es un amor verdadero, es un amor auténtico, es un amor real, es un amor en el que
hay que creer, es un amor del que hay que desconfiar?, ¿qué clase de amor es el amor de
transferencia?, y además, fundamentalmente, qué es lo que nos dice la transferencia y el amor
de transferencia acerca del amor.
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Entonces decía que Lacan pudo establecer a través de este RSI, de este nudo de los registros:
real, imaginario, simbólico, pudo establecer articulaciones muy precisas que tienen que ver con
lo que sucede en un análisis. Es eso de lo que se va a tratar, tratando la cuestión de la
transferencia, algo relativo a lo que tiene que ver con la articulación de este concepto para dar
cuenta de la manera más apropiada posible de lo que se dice cuando se dice, de qué se habla o
de qué se trata en el análisis y fundamentalmente de lo que pasa por la transferencia si
consideramos estos tres registros.
El punto de partida para esta discriminación, digamos así, de lo que tiene que ver con el amor
como ilusión, el amor como engaño, el amor como trampa, el análisis es algo que permite
aislar esta función del amor como trampa, del amor como ilusorio, del amor como engaño. En
este sentido, esto en cuanto se pone en relación con lo que Freud presentó en “Introducción
del narcisismo” y con el artículo sobre “Psicología de las masas y análisis del yo”, cuando se
establece esta diferencia de lo que es el amor como narcisista y la relación del amor narcisista
que es el amor del engaño, de la trampa, el amor ilusorio, el amor que puede ubicarse en ese
registro, entonces, de lo imaginario pero que de ninguna manera estaría en juego este amor y
esta corriente imaginaria e ilusoria y engañosa del amor si no estuviera para desencadenar la
transferencia el hecho de que el deseo sea el deseo del Otro, que no estuviera en la
transferencia la función del lenguaje, la función de la palabra, es decir esto para desencadenar
la transferencia. Es por esto por lo que Lacan en determinado momento va a situar lo que
llama la función del sujeto supuesto saber y es algo que vamos a desarrollar muy
minuciosamente, porque esta función del sujeto supuesto saber es justamente una posibilidad
de discernir con respecto a cuál es el lugar del analista en lo que tiene que ver con lo que va a
desencadenar la transferencia, es decir la función que respecto de un saber al que se le supone
a un sujeto, la función que tiene el saber en lo que respecta al amor, o del amor en lo que
respecta al saber.
Este saber que está en el síntoma, por ejemplo, es el mismo saber adjudicado al sujeto
supuesto saber. El amor de transferencia y la relación entre el amor y el saber es algo
fundamental, es por esto por lo que Lacan construye esta fórmula del sujeto supuesto al saber
que es precisamente lo que es interrogable en el análisis, es lo que se puede interrogar en el
análisis.
Pero decía yo recién, este saber es por ejemplo el saber que hay en el síntoma, por eso uno de
los puntos de nuestro trabajo es la relación o la articulación entre el amor y el saber. Esto en un
momento más avanzado del trabajo, del desarrollo que llevemos a cabo y esto está bajo el
titulo del síntoma, el síntoma, el amor y el saber, el síntoma, el amor y la verdad, veremos esto
en su momento.
Vamos a comenzar nuestro trabajo, decía, fíjense que hay un momento en que Freud,
renuncia a la hipnosis por razones éticas, esta técnica no es ética, es esto lo que Freud
considera con respecto a la hipnosis porque el sujeto no participa de esto y no es lo mismo eso
de lo que se trata cuando se trata de la transferencia. Pero si bien Freud deja y justamente
porque conoce bien la función de la hipnosis, la puede introducir en “Psicología de las masas y
análisis del yo” y establecer esa relación entre hipnosis y enamoramiento. Entonces esta
relación entre hipnosis y enamoramiento es por otra parte una cuestión de enorme
importancia porque a partir de esa función de la hipnosis no solamente se le aclara a Freud el
proceso propio de lo que es el enamoramiento sino la psicología de la masa y la psicología del
yo, que son en realidad la misma cosa, por razones que veremos; pero eso es algo muy
importante porque es algo que permite precisamente dar cuenta del efecto de fascinación de
un determinado objeto como la mirada – la hipnosis lo revela bien, podría ser otro en otro caso
pero la mirada es un buen ejemplo, es un tipo de objeto, ahí vamos a ver nosotros entonces
una función del objeto como objeto a - la mirada, decía, es un objeto capaz de ejercer una
fascinación a la que, tratándose de la fascinación que ejerce un dios oscuro, como del que
habla Lacan - por supuesto Lacan hace referencia cuando habla del dios oscuro al nazismo en
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especial y en particular - la fascinación, decía, que puede ejercer este dios oscuro y que es un
tipo de fascinación a la cual, dice Lacan, muy pocos podrían sustraerse.
De esta manera hay una serie de consecuencias que se pueden desprender de esto pero tiene
que estar en el análisis muy claro, no solo muy claro el poder de fascinación de la hipnosis sino
que vamos a ver que en el análisis se va a producir una transformación, una suerte de
transformación o de pasaje a partir del cual es el analista el que queda en el lugar del
hipnotizado. Esa transformación, ese vuelco es una operación particularmente interesante
sobre la que también hablaremos en su momento.
Estos dos artículos de Freud, “Introducción al narcisismo” o “Introducción del narcisismo” y
“Psicología de las masas”, son la clave para establecer una diferencia en primer lugar entre el
yo ideal y el ideal del yo y las respectivas funciones que el yo ideal y el ideal del yo juegan y
cumplen en la transferencia.
Esto es fundamental, tanto como después discernir la función que hay entre el objeto de la
identificación narcisista, el yo ideal, el ideal del yo, el punto desde el cual el sujeto quiere, que
en algunos casos debería, debe sentirse amable, dice Lacan, es decir no amado sino amable, o
sea digno de ser amado o no.
El ideal del yo del propio sujeto es el resultado de una introyección, trabajaremos bien qué
quiere decir esa introyección y a través de qué, esa introyección se opera, pero en todo caso es
una introyección que algunos sabemos ya de entrada que es una introyección que es relativa al
padre, que Lacan sitúa también como una identificación anterior a toda carga de objeto.
En un momento Lacan casi le va a otorgar una función de defensa respecto del padre al ideal
del yo porque dice, es mas fácil verse amable por el ideal del yo que por el padre, y en ese caso
el ideal del yo tendría casi una función de defensa, como decía, pero esta cuestión respecto de
lo amable es muy interesante porque por supuesto siempre el ideal del yo es de todas maneras
algo que concierne a algo también que es proyectado por los padres en el hijo, así que en
determinado momento un hijo es un yo ideal en el que se proyectarán ambiciones, anhelos,
frustraciones y lo que fuera de los padres. Pero como el sujeto no coincide muy
frecuentemente, a veces para bien, generalmente para bien, con lo que se espera de él,
digamos que no es él, el que es amado por los padres o puede sentirlo de esta manera, que él
no puede ser ese que es amable para los padres y hay allí algo que tiene que ver con la función
del ideal que efectivamente puede dar sorpresas. Quiero decir que esto es algo que hace a
cuestiones tan importantes como pueden ser los intentos de suicidio, esa no coincidencia, o lo
que parece muchas veces muy relacionado con esto no es solo el hecho de no haber sido
deseado por ejemplo, sino que esto tiene una traducción en la forma en que va a funcionar el
ideal del yo, los padres como ideal del yo. Esto tiene una relación con la melancolía, esto tiene
una relación con lo que ocurre en el orden del yo y de la constitución del imaginario del sujeto
pero siempre este imaginario está en relación y se articula a una función simbólica, es decir
que tiene que ver con la palabra, tiene que ver con la función del lenguaje, pero hay allí una
cantidad de cuestiones interesantes para tratar.
Dije esto en realidad porque estaba pensando en un joven que cuando comienza a verme me
decía que tenía una serie de seudos intentos de suicidio en la infancia y hasta comenzada la
adolescencia. Eran seudos porque parecían ser ficciones, ficciones en las cuales él se ahorcaba
sin llegar a ahorcarse pero hacia todos los preparativos, precarios preparativos como para
ahorcarse, escribía cartas de despedida y sobre todo de disculpa por el acto que iba a cometer,
acto del que se sentía realmente terriblemente culpable porque con este acto iba a
desilusionar, decepcionar tremendamente a sus padres, iba a ser una muestra de ingratitud
respecto del amor de los padres pero era algo que se veía obligado a hacer. Esto de suicidarse
él lo creía profundamente, digo, que esto más que falso era una ficción y la verdad tiene
estructura de ficción, o sea que la ficción tiene una relación con la verdad y esto no quiere
decir que él efectivamente lo iba a hacer sino quiere decir que eso decía algo, que esos
intentos ficcionales de suicidio decían algo y que él se veía obligado a hacer esto – se deducía
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de lo que decía – porque no podía cumplir con el ideal que veía que era el de los padres, el
proyectado de los padres con respecto a él. Querían por ejemplo que él se introdujera en una
clase social más elevada que esa a la que habían accedido sus padres, que practicara los
deportes correspondientes y no los que a él le gustaban, que fuera al colegio que correspondía
con eso mismo, que se hiciera socio de un club en ese mismo nivel y el no lograr en esos
lugares ninguna posibilidad de desempeño, eran cuestiones que no le interesaban y no por
esto dejaban de significar un fracaso, el sentimiento de un fracaso. Es decir, el sentimiento del
– vamos a decirlo así, él no lo decía así – del fracaso que era él para sus padres en relación con
el ideal.
Esto en uno de los sentidos en que decía esta función del ideal del yo desde el cual el sujeto
quiere verse, necesita ser visto como amable, es algo que al mismo tiempo está en juego en la
transferencia, por supuesto, donde el sujeto hará determinadas cosas. La transferencia tiene
una relación por supuesto con la repetición y con la repetición como reproducción, pero esto
no significa que no haya, como Lacan lo dice en algún momento, que no haya creación, hay
creación en la transferencia, hay creación al punto que el sujeto crea fenómenos psíquicos que
considera son para el analista. Puede decir este sueño, como el otro día me decía alguien, este
sueño no lo conté en su momento porque de todas maneras como era un sueño para usted….
Esto es muy gracioso, no tiene nada que ver conmigo porque como era un sueño para usted,
cada vez que venia a sesión olvidaba un sueño de una importancia capital, pero digo,
efectivamente es la creación y la recreación de la creación, es la creación del sueño y la
creación también de que el sueño es para el otro; es decir que la transferencia implica una
reproducción activa, no la pasividad del sujeto.
Yo me voy a detener acá porque quiero presentarles a las personas que están dispuestas a
tomar a su cargo los llamados Grupos de Participación. Estos Grupos de Participación
establecerán el tema y la bibliografía con la que van a trabajar en el primer encuentro o en el
comienzo del trabajo, trabajarán en relación con lo que se desarrolla en el curso o con algún
punto de lo que se desarrolla en el curso con la bibliografía con la cual se pongan de acuerdo,
por supuesto, con la guía que supone el hecho de que haya un coordinador.
Entonces yo les voy a presentar a Marta Nardi. Ustedes pueden fijarse en la cartilla en qué
horarios va a coordinar este grupo Marta Nardi. Adriana Hercman, Diego Fernández, Juana Sak,
Diana Averbuj, Liliana Ganimi y Jorgelina Estelrrich, que en este caso es un dúo, estas dos
personas van a coordinar las dos un grupo de participación, por eso digo que es un dúo.
La bibliografía está en Secretaría, una bibliografía general. Yo les sugiero para la próxima
reunión que pueden comenzar leyendo la clase 23 y 24 del seminario de “La transferencia”,
pueden ir leyendo esas clases hasta el final, vamos a tener un desarrollo sobre esto muy punto
a punto para llegar a donde queremos llegar y luego iremos agregando esto, ya mencioné “La
transferencia en la psicosis”, el libro de Gerard Pommier, e iremos agregando algunas otras
cosas.
Hay un artículo de Bergler que ustedes van a encontrar citado por Lacan en este seminario,
“Transferencia y amor” se llama el artículo, creo que también pueden encontrar una copia en
biblioteca la semana que viene, es un trabajo de un analista que Lacan considera muy
especialmente. Hace un trabajo respecto de este analista en varios seminarios: en el seminario
de “La ética”, en el seminario de “La transferencia” y en el seminario de “Los cuatro
conceptos”, por lo menos, así que les sugiero que tengan a mano también la lectura de este
articulo de Bergler “Amor y transferencia”.
Los dejo ahora que creo que habrá unas palabras para abrir la presentación de las actividades
de este año.

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